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La revolución copernicana a la educación

Hay veces en que la educación se convierte en fabricación o domesticación


cuando de tiende a hacer lo mismo que Pigmalión: “buscar dar vida” a lo que
fabrica.

La Memoria Histórica posee un efecto liberador y transformador en la práctica


pedagógica

Vivimos en un mundo dónde la competencia, la grandeza, la riqueza el poder y el


éxito de unos cuantos individuos se fundamentan arraigadamente en creencias
arribistas, competitivas, clasistas, machistas o comparativas tales como: Con la
música o la pintura no vas a ganar nada, el que estudia inglés o matemáticas es
más inteligente, la música es para los vagos, mi hijo será un empresario como su
padre.

¿Por qué no eres más cómo tu hermana/a?, Ninguna mujer gana más que un
hombre, entre otras. Tales creencias buscan moldear la consciencia de muchas
personas desde la más temprana infancia, ignorando que, a causa de tales
factores como la competencia y la rivalidad, se han generado diversas guerras,
violencia, abusos y discordia entre nuestros congéneres a lo largo de la historia y
en diversas partes del mundo.

Pero, con el fin de contrarrestar y erradicar este paradigma de forma gradual, la


Memoria Histórica cumplirá una función muy esencial en nuestra práctica
pedagógica: crear consciencia en las personas, guiarlas a zafarse o
independizarse de las ya previamente mencionadas creencias, hasta edificarlas y
convertirlas en mejores seres humanos por un bien común.

El moldear del intelecto o la conciencia de una persona (en pedagogía alumno o


estudiante), y convertirlo en niño bueno, sumiso, dócil y obediente o en un hombre
exitoso con mucho dinero, poder e influencia se basa los mitos de Pigmalión,
Frankenstein y Pinocho, hallados en la obra de Frankenstein educador, de Phillip
Meirieu.

Para romper con estos paradigmas tradicionalistas, se ha propuesto algo llamado:


la revolución copernicana a la educación, una perspectiva educativa dónde el
niño/a o el alumnado se convierte en foco central de la enseñanza
(paidocentrismo: el niño como foco o centro, término propuesto por Jan Amós
Comenio).

Esta revolución se centra en la autonomía de los estudiantes y en su


humanización, a la luz de una serie de exigencias: 1. Mantener una relación filial y
no convertirla en una de posesión, 2. A un alumno no se le moldear a nuestro
gusto, 3. Trasmitir los saberes como una reconstrucción del sujeto, etc. Todos
esos principios son base de algo conocido como pedagogía de las causas o
condiciones, con el fin de que un estudiante o un individuo social busque su propia
emancipación o bien, dicho de otro modo, conquistar la autonomía (Meirieu, 1996).

El hombre no se hace así mismo o nace aprendido sin antes recibir una formación
previa. Por un lado, heredamos y por el otro todo nos es impuesto todo lo que
nuestros padres o educadores nos imparten desde nuestra infancia (Meirieu,
1996, pág. 21). El ser humano según Kant es susceptible de la educación, y esa la
recibe de otros individuos (familia y educandos).

Sin embargo, hay veces en que la educación se convierte en fabricación o


domesticación cuando de tiende a hacer lo mismo que Pigmalión: “buscar dar
vida” a lo que fabrica (ver el estudiante o el ser humano como objeto inanimado)
(Meirieu, 1996, pág. 34). Dicho de otra manera, obtener un amplio éxito educativo
de parte del estudiante, imponiéndole sus expectativas y hacer una obra de su
creación y una cosa de su propiedad (privación de libertad).

Dicho paradigma se ve reflejado en acciones como la Esclavitud, el Secuestro, la


Prostitución, Desapariciones, los matrimonios a fuerzas o arreglados, y la Trata de
Personas. Estas mencionadas prácticas se han utilizado desde tiempos
inmemoriales y todavía siguen vigentes en algunos sectores de la sociedad actual
y en algunas partes del mundo como Colombia y México. Por tanto, nuestra misión
como docentes y ciudadanos comunes consiste en guiar a los individuos (niños/as
y jóvenes) a través de la Historia para que conozcan de estos flagelos, como
combatirlos, hablar y practicar los Derechos y Deberes del Ser Humano, el respeto
a la integridad humana y como parte de nuestra agenda didáctica de Memoria
Histórica.

Otro ejemplo de moldeo intelectual o educativo es el de Pinocho. Convertir al


estudiante en un ser que sepa comportarse como se debe (hacer de la marioneta
un niño bueno). El educador o la familia buscan imponer al individuo su código de
reglas y conducta para hacer al individuo un ser humano obediente, diestro, dócil y
educado.

Más, la marioneta salió rebelde en buscar su camino, pero fue fácilmente


manipulable por individuos inescrupulosos, su rebeldía refleja su vergonzoso
pasado como marioneta (el peso de la culpa), pero al salir de la ballena y salvar su
padre, se convirtió en un ser bondadoso y trabajador, en un niño de verdad
(reivindicación) (Meirieu, 1996, págs. 35-40). Con esto, se puede deducir que, al
ser el niño bueno impuesto por la sociedad, también tiene una faceta rebelde e
impertinente que por un lado nos permite buscar nuestro propio yo, nuestra
independencia lejos de las ataduras socioculturales, más por el otro a tomar malas
decisiones de las cuales más tarde nos arrepentimos y lamentamos tomar en
nuestras vidas. Bien dice un viejo dicho que de los errores siempre se aprende y
nos induce a desarrollar nuestra fortaleza y personalidad al madurar y crecer.

A este proceso se le llama crecimiento personal y eso da independencia y


autonomía al individuo para pensar, actuar y decidir por uno mismo, algo similar al
famoso Sapere Aude de Immanuel Kant (Kant, 1784, pág. 1). El paradigma de
Pinocho se ve contextualizado en muchas tentaciones peligrosas como las drogas,
el alcohol, el dinero fácil, la delincuencia, sexo descontrolado sin protección
(voluntario o a la fuerza) en las que muchos niños o jóvenes caen con mucha
facilidad, ya sea por ingenuidad, curiosidad o por vulnerabilidad y se han
registrado de ello, múltiples casos o testimonios de cárcel por complicidad en
actos delictivos, muerte por sobredosis, enfermedades venéreas con el SIDA (ej.:
el caso de Freddie Mercury, cantante de Queen 1946-1991), abandono de
menores, abortos legales o ilegales.

A causa de todo ello, a través de la Memoria Histórica también se tocarán estos


casos con los niños y jóvenes a modo de relatos testimoniales de casos
conocidos, elaborando cursos de prevención, se impartirán clases de educación
sexual y se crearán programas protección en contra estas susodichas amenazas
que afectan la salud, la seguridad, y la juventud de hoy en día. En esta pedagogía
se aplicarán también actividades recreativas y deportivas como el fútbol, el
básquetbol, voleibol, natación, entre otras para enseñar a los niños y jóvenes a
llevar una vida más saludable y con Moderación.

Y, por último, Frankenstein. El educador tiende a confundir educación con


omnipotencia mediante la praxis (acción con el fin de la posesión) y la poiésis
(posesión de un objeto creado). El docente o la familia pretende tener control
sobre el individuo a quién moldea y crea para tenerlo de su propiedad y no dejar
que el sujeto no se escape ni busque su libertad.

Esto es similar a la cultura machista, racista, esclavista o clasista que impone la


macho alfa dominante sobre los niños, ya sea en familia o en un entorno familiar.
Lo de Frankenstein se refleja el dominio inequitativo del hombre sobre una
sociedad y conjunto de personas (principalmente: la familia), dichas ideologías
tienen una fuerte manifestación en muchos sectores de Latinoamérica. Si la
criatura es abandonada, puede reflejar una amenaza para la sociedad. Algo
similar pasa con muchos jóvenes abandonados por sus familias en riesgo de caer
en las mercedes de la delincuencia, el terrorismo y la explotación. (Meirieu, 1996).

Dicho paradigma provoca que el miedo se convierta en el pan de cada de la


sociedad, el miedo siempre ha sido parte inherente del ser humano y nos permite
siempre detectar el peligro para enfrentar, frenarlo o huir de él. Con la finalidad de
cambiar mentalidades y crear conciencia histórica, en la agenda de la Memoria
Histórica, se van tocará diversos acontecimientos y temas centrales como el
Apartheid en Sudáfrica, los Holocaustos contra judíos y armenios en mandos del
III Reich y el Imperio Otomano, la Guerra de Secesión Americana, el Conflicto
Armado Colombiano, los feminicidios, los casos de Corrupción para dar a conocer
casos vinculados con el Machismo, el Racismo, el Clasismo, y Derechos
Humanos, impartir clases de Ética y Valores, elaborar diversas actividades lúdicas
y didácticas a los niños y jóvenes para amenizar esta nueva pedagogía con el fin
de educar para la Paz.
En conclusión, para evitar que estos paradigmas educativos conviertan a seres
humanos en objetos moldeables a gusto de la sociedad. La Memoria Histórica
entra en acción en nuestra praxis pedagógica. Esta asume un estilo de trabajo
propuesto por Jürgen Habermas basado en el interés emancipador de una
perspectiva crítico-social y transformadora de la pedagogía (Habermas, 1990,
págs. 11-12) y un enfoque hermenéutico-reflexivo que busca que el individuo
busque lograr su evolución personal y nuevos saberes que nos brindan
experiencia (Fandiño Parra, Yamtih José. Bermúdez Jiménez, Jenny., 2016) y nos
permiten liberarnos a nosotros mismo y a otros individuos de las ataduras sociales
generas por las creencias dominantes que convierten al sujeto en un objeto
moldeable a su gusto.

Trabajos citados

 Fandiño Parra, Yamtih José. Bermúdez Jiménez, Jenny. (2016). Práctica


pedagógica: subjetivar, problematizar. Bogotá D.C.: Universidad de La
Salle.
 Habermas, J. (1990). Los tres estilos de trabajos de las ciencias sociales.
 Kant, I. (1784). Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la ilustración?
 Meirieu, P. (1996). Frankenstein Educador. Barcelona, España: Laertes
S.A. de Ediciones.

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