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CÁTEDRA: WEISMAN
El cambio en el
concepto de ciencia
Muchas personas consideran aun hoy a la ciencia como un tipo de conocimiento seguro,
sólido, y fundamentado. La ciencia, se nos dice, proporciona certezas. Consideremos las
siguientes afirmaciones o “leyes”, muy distintas entre sí:
En la actualidad (…) ninguno de los tres requisitos se considera apropiado para definir el
conocimiento científico. (Klimovsky, op. cit., p. 17, subrayado mío)
El cambio desde los tres requisitos platónicos a la situación actual es significativo. Hoy muchos
ven a la ciencia como un conjunto de conjeturas provisionales corregibles por medios
principalmente empíricos.
“Cuando el Banco de Suecia estableció el premio Nobel para la ciencia económica en 1968, sin
duda existió -y sin duda, todavía hoy existe- un profundo escepticismo tanto en la comunidad
científica como en el público general, acerca de la apropiado o no de tratar a la economía como
si fuera una ciencia semejante a la física, la química, y la medicina. Estas son consideradas como
“ciencias exactas” en las cuales el conocimiento acumulativo y objetivo resulta posible. La
economía y las demás ciencias sociales son consideradas ramas de la filosofía antes que ciencias
propiamente dichas, inmersas en valores desde el vamos porque tratan de la conducta
humana. ¿No requieren las ciencias sociales, en las que los investigadores analizan su propia
conducta y la de sus congéneres (…) métodos de investigación diferentes a los de las ciencias
físicas y biológicas? ¿No deberían ser juzgadas con criterios diferentes?
“En lo personal, nunca he aceptado esta idea. Creo que refleja una incomprensión no tanto
acerca de la naturaleza y las posibilidades de la ciencia social, como de la naturaleza y las
posibilidades de la ciencia natural. En ambas, no existe un conocimiento “verdadero”; sólo
hipótesis tentativas que nunca pueden ser “probadas”, sino que sólo pueden fallar en ser
refutadas (…) En ambas, el cuerpo de conocimiento positivo crece sólo por el fracaso de una
hipótesis tentativa en predecir fenómenos que intenta explicar; emparchando esa hipótesis
hasta que alguien sugiere alguna hipótesis novedosa que encapsula el fenómeno problemático
de manera más elegante, y así al infinito. En ambas, el experimento es a veces posible, y a veces
no (como en la meteorología). En ambas, ningún experimento puede ser jamás completamente
controlado, y la experiencia ofrece muchas veces evidencia que es equivalente a la del
experimento controlado.” (M. Friedman, Nobel Lecture, p. 1 y ss, trad. propia)
Como vemos, hay una enorme distancia entre Platón y Friedman. Para comprender la razón de
este cambio, tenemos que analizar qué sucedió en el campo de la Metodología de las Ciencias
a comienzos del siglo XX. La postura de Friedman, según la cual la ciencia es un conjunto de
hipótesis o conjeturas que no han sido -ni pueden- ser probadas como verdaderas, desciende
directamente de una idea acerca del conocimiento humano conocida como falibilismo o
falsacionismo.
Y el falibilismo, a su vez, nace como crítica a una tradición previa, el inductivismo, que es
justamente la posición que me llevaba a pensar, antes de entrar a la universidad, que las
afirmaciones del comienzo constituían “verdades sólidamente fundamentadas en la
experiencia”.