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CBC – METODOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

CÁTEDRA: WEISMAN

El cambio en el
concepto de ciencia

La ciencia ya no es lo que era

Bienvenidos/as nuevamente estudiantes del Ciclo Básico Común (CBC) de la Universidad de


Buenos Aires de la materia Metodología de las Ciencias Sociales.

Continuaremos abordando algunos aspectos para introducirnos en la Metodología de las


Ciencias Sociales.

Muchas personas consideran aun hoy a la ciencia como un tipo de conocimiento seguro,
sólido, y fundamentado. La ciencia, se nos dice, proporciona certezas. Consideremos las
siguientes afirmaciones o “leyes”, muy distintas entre sí:

 Los metales se dilatan con el calor


 Los protones y los electrones se atraen entre sí
 La emisión monetaria genera inflación

Si me hubieran preguntado hace unos años -antes de estudiar en la universidad, digamos- si


afirmaciones como las precedentes son verdaderas, yo hubiera dicho con mucha confianza que
si. Hubiera agregado que no solamente son leyes verdaderas, sino que además tenemos
pruebas de su verdad. Pero quizás me hubiera apresurado con mi confiada afirmación. Me
gustaría sugerir que la idea según la cual el conocimiento científico está compuesto por leyes
verdaderas no es característica del consenso actual. En otros términos, lo que entendíamos
por conocimiento científico hace algunas décadas, ha cambiado.

Un cambio en el concepto de conocimiento científico

Platón, uno de los forjadores del


concepto de ciencia (episteme) como verdad

De manera relativamente reciente, se ha producido un cambio en la concepción de


conocimiento que trajo aparejado profundas consecuencias. Brevemente, la transformación
puede ser vista como el pasaje de la ciencia entendida como un corpus de conocimiento
verdadero y sólidamente probado o fundamentado, a un concepto de conocimiento
científico mucho más humilde y terreno. Gregorio Klimovsky, el reconocido epistemólogo
argentino, lo describe en las primeras páginas de “Las Desventuras del Conocimiento
Científico”:
Tratemos entonces de poner en claro que entendemos por conocimiento,. Cuando se formula
una afirmación y se piensa que ella expresa conocimiento ¿qué condiciones debe cumplir?
Según lo expone Platón en su diálogo Teetetos, tres son los requisitos que se le deben exigir
para que se pueda hablar de conocimiento: creencia, verdad y prueba. En primer lugar, quien
formula la afirmación debe creer en ella. Segundo el conocimiento expresado debe ser
verdadero. Tercero deberá haber pruebas de este conocimiento, Si no hay creencia aunque por
casualidad haya verdad y exista la prueba pero esta no se halle en poder de quien formula la
afirmación, no podremos hablar de conocimiento. Tampoco podremos hacerlo si no hay verdad
porque no asociamos el conocimiento a sostener lo que no corresponde a la realidad o a los
estados de cosas en estudio. Y aunque hubiese creencia y verdad, mientras no exista la prueba
se estará en estado de opinión más no de conocimiento. (…)

En la actualidad (…) ninguno de los tres requisitos se considera apropiado para definir el
conocimiento científico. (Klimovsky, op. cit., p. 17, subrayado mío)

El cambio desde los tres requisitos platónicos a la situación actual es significativo. Hoy muchos
ven a la ciencia como un conjunto de conjeturas provisionales corregibles por medios
principalmente empíricos.

La teoría de Einstein, o de Copérnico, la teoría evolutiva o la teoría económica de la firma son,


bajo la primera concepción, un conjunto de leyes verdaderas, fundamentadas empíricamente
y establecidas de una vez y para siempre, y bajo la segunda, un grupo de hipótesis conjeturales
que mantenemos críticamente porque son comparativamente mejores a las alternativas.

¿Es la ciencia verdad?

Como ilustración, veamos de qué manera caracteriza la ciencia un conocido economista,


Milton Friedman. Veamos si concuerda en algo con la tradición platónica. En los párrafos
iniciales de su Nobel Lecture, comenta:

“Cuando el Banco de Suecia estableció el premio Nobel para la ciencia económica en 1968, sin
duda existió -y sin duda, todavía hoy existe- un profundo escepticismo tanto en la comunidad
científica como en el público general, acerca de la apropiado o no de tratar a la economía como
si fuera una ciencia semejante a la física, la química, y la medicina. Estas son consideradas como
“ciencias exactas” en las cuales el conocimiento acumulativo y objetivo resulta posible. La
economía y las demás ciencias sociales son consideradas ramas de la filosofía antes que ciencias
propiamente dichas, inmersas en valores desde el vamos porque tratan de la conducta
humana. ¿No requieren las ciencias sociales, en las que los investigadores analizan su propia
conducta y la de sus congéneres (…) métodos de investigación diferentes a los de las ciencias
físicas y biológicas? ¿No deberían ser juzgadas con criterios diferentes?

Mi impresión es que, cincuenta años después, la situación no resulta demasiado diferente.


Muchos científicos sociales son dualistas metodológicos, en el sentido de considerar que las
ciencias sociales y naturales requieren métodos diferentes. El objeto de estudio de las ciencias
sociales, se nos dice, es mucho más complejo que el de las ciencias naturales, y por ende no
podemos aspirar al mismo criterio de objetividad y predicción científica que éstas. Más bien,
debemos contentarnos con la comprensión o la explicación de los fenómenos sociales. Esta
postura, sin embargo, no es la de Friedman:

“En lo personal, nunca he aceptado esta idea. Creo que refleja una incomprensión no tanto
acerca de la naturaleza y las posibilidades de la ciencia social, como de la naturaleza y las
posibilidades de la ciencia natural. En ambas, no existe un conocimiento “verdadero”; sólo
hipótesis tentativas que nunca pueden ser “probadas”, sino que sólo pueden fallar en ser
refutadas (…) En ambas, el cuerpo de conocimiento positivo crece sólo por el fracaso de una
hipótesis tentativa en predecir fenómenos que intenta explicar; emparchando esa hipótesis
hasta que alguien sugiere alguna hipótesis novedosa que encapsula el fenómeno problemático
de manera más elegante, y así al infinito. En ambas, el experimento es a veces posible, y a veces
no (como en la meteorología). En ambas, ningún experimento puede ser jamás completamente
controlado, y la experiencia ofrece muchas veces evidencia que es equivalente a la del
experimento controlado.” (M. Friedman, Nobel Lecture, p. 1 y ss, trad. propia)

Como vemos, hay una enorme distancia entre Platón y Friedman. Para comprender la razón de
este cambio, tenemos que analizar qué sucedió en el campo de la Metodología de las Ciencias
a comienzos del siglo XX. La postura de Friedman, según la cual la ciencia es un conjunto de
hipótesis o conjeturas que no han sido -ni pueden- ser probadas como verdaderas, desciende
directamente de una idea acerca del conocimiento humano conocida como falibilismo o
falsacionismo.

Karl Popper, uno de los fundadores del falibilismo,


y feroz crítico de Platón

Y el falibilismo, a su vez, nace como crítica a una tradición previa, el inductivismo, que es
justamente la posición que me llevaba a pensar, antes de entrar a la universidad, que las
afirmaciones del comienzo constituían “verdades sólidamente fundamentadas en la
experiencia”.

Comprender este cambio requiere, entonces, abordar tanto el inductivismo como el


falibilismo. Temas que seguiremos abordando en la materia a lo largo del cuatrimestre.

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