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Introducción
El siguiente ensayo tiene por finalidad el análisis del libro “El túnel” de Ernesto Sábato
desde una perspectiva psicoanalítica.
La obra nos muestra la evolución del personaje de Castel, en un proceso complejo que
refleja la lucha interna entre la razón y la emoción.
Es, en resumen, una exploración de los mecanismos psicológicos que llevan a un individuo
a cometer un crimen pasional.
Sinopsis:
El inicio de la obra nos presenta a Juan Pablo Castel, un artista plástico muy conocido que
se presenta a sí mismo de la siguiente manera:
“...Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María lribarne; supongo
que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones
sobre mi persona…” Pág. 63.
Freud nos habla de una estructura mental dividida en tres, éstas son el “ello”, el “yo” y el
“superyó”, donde el "Ello", que representa los impulsos y deseos básicos y no civilizados; el
"Yo", que es la parte consciente y racional de la mente; y el "Superyó", que representa la
moral y las normas internalizadas.
En el inicio de la novela, Juan Pablo Castel muestra características del "Ello" freudiano. Es
impulsivo, obsesivo y dominado por sus impulsos y deseos. El “yo” de Castel se presenta en
los momentos en que vuelve a la conciencia después de haber tenido algún exabrupto con
María y siente tristeza, vergüenza y culpa. Por último, el “superyó” no se presenta en gran
medida pero si se puede notar subyacente e implícito, de los pocos ejemplos podemos
tomar la anécdota del ex pianista en el campo de concentración:
“...¿Qué era, verdaderamente? Nunca, hasta ese momento, me había puesto a pensar en
este problema; ahora me daba cuenta hasta qué punto había pintado la escena de la
ventana como un sonámbulo…” Pág. 88.
La relación de Castel con María se puede interpretar desde el complejo de Edipo de Freud.
Éste se refiere a los sentimientos de un niño hacia sus padres. En particular, se centra en el
deseo sexual del niño hacia el padre del sexo opuesto y los sentimientos de rivalidad hacia
el padre del mismo sexo.
Castel siente una fuerte atracción hacia María, pero también experimenta celos y
desconfianza hacia su pareja, Allende. Este conflicto edípico se manifiesta en su
comportamiento posesivo y en su búsqueda obsesiva de la exclusividad en la relación.
Carl Jung nos habla de que todos los seres humanos somos introvertidos y extravertidos1, si
la introversión es la que más influye en la persona, entonces el sujeto está por encima de
todo el centro de todos los intereses, impidiendo con ello la influencia del objeto; en cambio
sí es extravertido, entonces el objeto es el que tiene mayor influencia.
Entendiendo a Castel como el sujeto y a María como el objeto, Castel es entonces del tipo
introvertido, que prefiere estar solo y reflexionar sobre sus propios pensamientos y
sentimientos. Es incapaz de comunicarse de manera efectiva con los demás, y se siente
incómodo en situaciones sociales.
Jung discrimina, además, entre las cuatro funciones psicológicas básicas: el pensamiento,
el sentimiento, la sensación y la intuición. De ello resulta un tipo intelectual, un tipo
sentimental. Un tipo sensorial y un tipo intuitivo.
Castel sería del tipo intuitivo, ya que se basa en su intuición para tomar decisiones. Es
capaz de ver el panorama general y de entender los significados ocultos de las cosas.
El asesinato de María Iribarne es el resultado de la combinación de estas características.
Castel se siente atraído por María, pero también se siente amenazado por ella. Su intuición
le dice que María es una mujer compleja y misteriosa, y que nunca podrá entenderla por
1 Tomando como punto de referencia los dos polos fundamentales del conocimiento y del mundo, el
Sujeto y el Objeto, Jung descubre que existe una tendencia en la que el sujeto se afirma a sí mismo
frente al objeto, y otra tendencia en la que el sujeto se diluye en el objeto dándole prioridad a éste. Es
lo que califica de introversión y extroversión respectivamente. Asensi, 2003.
completo. Su pensamiento racional le lleva a creer que es la única persona que puede
poseerla, y que si no la tiene, nadie más la tendrá. Su juicio le impide ver otras opciones, y
lo lleva a cometer un acto de violencia extrema.
Metáfora psicoanalítica
Por último, El túnel es una metáfora de la mente de Castel. A medida que avanza la historia,
Castel se sumerge cada vez más en su propia psicología, aislándose de la realidad exterior.
Su "túnel" representa su creciente alienación y su inmersión en su mundo interior.
“...Los instintos insatisfechos son las fuerzas impulsoras de las fantasías y, también, de la
literatura y el arte en general…” Pág. 540.
Ansaldi nos dice que el psicoanálisis se interesa especialmente por la relación entre el texto
y su autor. Basándose en las teorías de Freud, nos habla de la presión que el material
psíquico inconsciente ejerce para salir a través de lo que Freud llama “disfraz”, por lo que se
puede deducir que al igual que los sueños, la literatura “es una realización disfrazada de
deseos reprimidos”.
Freud afirmaba que Dostoievski tenía un instinto reprimido de animadversión hacia el padre,
basándose en el análisis de escenas clave de Los hermanos Karamazov. Sábato, en El
túnel, hace una referencia a ese mismo libro. Se podría inferir entonces, al ubicar a Sábato
en la misma línea de sublimación y transfiguración utilizada por Dostoievski, que el autor de
El túnel tenía también un deseo reprimido de animadversión hacia su propio padre. Verdad
imposible de aceptar y de confesar a menos que lo hiciera a través del disfraz que le
significa su narración literaria.
Sin mencionar el resultado de la creación literaria de Sábato como la catarsis que alivia
esas pulsiones intolerables, que son liberadas y temporalmente neutralizadas.
Catarsis que también podrá experimentar el lector si se siente identificado con el autor.
“...Si la creación de un texto literario supone alguna descarga para el creador, igual
sucederá en el caso del lector siempre y cuando éste logre identificarse con y proyectar
sobre la obra sus propias necesidades de una descarga pulsional y sus propios rechazos.
Lo que, además, aporta esa descarga de tensiones tanto en lo referido al autor como al
lector, es placer…” Pág. 542.
Bibliografía: