Está en la página 1de 58

Delincuencia juvenil

término que hace referencia a los delitos


cometidos por menores de edad

Este artículo o sección tiene referencias, pero necesita más para complementar su
verificabilidad.

La delincuencia juvenil comprende, desde el punto de vista jurídico, las conductas tipificadas
como delitos en el Código Penal, cometidas por menores de edad. La definición de minoría de
edad para la justicia juvenil varía de un país a otro, en general adolescentes mayores de 12 años
y menores de 18 años de edad. En Estados Unidos la delincuencia juvenil se define como un
acto criminal cometido por un niño menor de 18 años.[1] ​

El tratamiento judicial de la delincuencia juvenil tradicionalmente ha tenido un carácter especial.


En tiempos de los romanos, por ejemplo, la responsabilidad penal asociada a estos delitos se
veía atenuada.[2] ​Más recientemente, la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 de la
ONU (el tratado de derechos humanos más ratificado de la historia) configura un marco de
protección especial debido a la vulnerabilidad y necesidad de especial protección y cuidado de
los menores, prohibiendo, por ejemplo, la aplicación de la pena de muerte a los mismos.[3] ​En
esta línea, la mayoría de los sistemas jurídicos, utilizan órganos judiciales ad hoc, como los
tribunales de menores, prevén determinadas especialidades procesales para su enjuiciamiento,
y cuentan con medios coercitivos específicos para su represión, como los centros juveniles de
detención.
Se han desarrollado diferentes teorías explicativas del fenómeno, los factores de riesgo y de
protección, características diferenciales entre la delincuencia juvenil masculina y femenina y, por
último, la influencia de los medios de comunicación en la percepción que tiene la sociedad
sobre la delincuencia juvenil. Los delitos juveniles suelen recibir gran atención de los medios de
comunicación y políticos. Esto es así porque el nivel y los tipos de crímenes juveniles pueden
ser utilizados por los analistas y los medios como un indicador del estado general de la moral y
el orden público en un país y, en consecuencia, pueden ser fuente de alarma y de pánico
moral.[4] ​

Como la mayoría de los tipos de delitos, los crímenes cometidos por jóvenes se han
incrementado desde mediados del siglo xx. Por otra parte, una parte de los crímenes juveniles
puede asociarse a problemas psicológicos como la esquizofrenia, trastornos
conductistas/mentales, estrés postraumático, trastorno de conducta o trastorno bipolar, El
desempleo es otra variable de la delincuencia juvenil combinado con pobreza, hacinamiento,
desigualdad social, etc.[5] ​

Teorías de la delincuencia
[4]
juvenil ​

Teoría de la elección criminal


La criminología clásica considera que las causas del crimen tienen principalmente su origen en
el propio delincuente, más que en su entorno externo. Para los clasicistas, lo que motiva a los
delincuentes es el propio interés racional, y se remarca la importancia de la decisión libre y de la
responsabilidad personal. La teoría de la elección racional es el ejemplo más claro de este
planteamiento.yang jeongin
Teoría social de la des organización
Los planteamientos positivistas actuales generalmente se centran en la cultura, lo que
produciría la ruptura de las relaciones de familia y con la comunidad, de los valores y con un
mayor individualismo. Estudios demuestran que solamente un 16 por ciento de los niños harán
algo malo, al contrario que un 26 por ciento de los adultos hará algo ilegal.

Podríamos identificar como el mal, completamente, del ser humano hacia la sociedad.

Teoría de la tensión
La teoría de la tensión se asocia principalmente al trabajo de Robert Merton, quien creía que en
la sociedad hay trayectorias institucionalizadas hacia el éxito. La teoría de la tensión sostiene
que el crimen es causado por la dificultad que tienen los que viven en pobreza para alcanzar por
medios legítimos metas socialmente valoradas. Para aquellos que, por ejemplo, no consiguen
logros educativos es más difícil alcanzar la riqueza y el estatus social asegurado por un empleo
bien pagado, y por tanto, es más probable que utilicen medios criminales para obtener estas
metas. Merton sugiere cinco adaptaciones a este dilema:

1. Innovación: individuos que aceptan


metas socialmente aprobadas, pero
no necesariamente los medios
socialmente aprobados.
2. Retirada: los que rechazan metas
socialmente aprobadas y los medios
para adquirirlos.
3. Ritualismo: los que compran en un
sistema de medios socialmente
aprobados, pero pierden de vista las
metas. Merton creía que los
consumidores de droga están en esta
categoría.
4. Conformidad: los que se ajustan a los
medios y a las metas del sistema.
5. Rebelión: gente que niega metas y
medios socialmente aprobados
creando un nuevo sistema de metas
y de medios aceptables.
Una dificultad con la teoría de la tensión es que no explica por qué los niños de familias con
ingresos bajos tendrían un mal desempeño educativo en un primer momento. Indicar el hecho
de que mucho crimen juvenil no tiene una motivación económica. La teoría de la tensión no
logra explicar el delito violento, el tipo de crimen juvenil que causa la mayor ansiedad al público.

Teoría de subculturas
Se relaciona con la teoría de la tensión. La dificultad de la juventud para alcanzar objetivos y un
estatus socialmente reconocido produce grupos de gente joven que forman subculturas
delincuentes y desviadas del buen camino, que tienen sus propios valores y normas. Dentro de
estos grupos el comportamiento criminal puede ser valorado realmente, aumentando el estatus
de un joven.

La noción de subculturas delincuentes es relevante para los crímenes que no están motivados
económicamente. Los miembros masculinos de las bandas pueden discutir para tener sus
propios valores, tales como respeto por la habilidad para luchar y por el atrevimiento. Sin
embargo no está claro por qué los hace diferentes de los jóvenes normales "no-violadores de la
ley". Además no hay una explicación de porqué la gente incapaz de alcanzar metas socialmente
reconocidas debe elegir necesariamente sustitutos criminales. Las teorías de subculturas
también han sido criticadas por haber mantenido una distinción demasiado grande entre lo que
es "normal" y lo que es un comportamiento "desviado".

Hay también dudas sobre si la gente joven rechaza consciente mente los valores generalmente
aceptados.

Teoría de asociación diferenciada


La teoría de la asociación diferenciada trata de los jóvenes en un contexto de grupo, y mira
cómo la presión de los compañeros y la existencia de bandas puede conducir al crimen. Sugiere
que los jóvenes son impulsados a cometer crímenes por compañeros delincuentes, de los que
aprenden destrezas criminales.

Teoría del etiquetado


La teoría del etiquetado indica que una vez que han etiquetado a la gente joven como criminal,
es más probable que delinca. La idea es que una vez que se ha etiquetado a un joven como
diferente, este puede aceptar el papel y es más probable unirse a otros que han sido etiquetados
del mismo modo. Los teóricos del etiquetado dicen que existe una mayor probabilidad que los
niños masculinos de familias pobres sean etiquetados como diferentes, y esto se puede
explicar parcialmente porque existen más delincuentes masculinos jóvenes de clase baja.

Teoría de la tríada oscura de la


personalidad
La teoría de la tríada oscura se centra en muestras de personas que reúnen rasgos de
maquiavelismo, narcisismo y psicopatología a nivel subclínico. Estas muestras son más
amplias que aquellas que reciben una supervisión de tipo clínico o de tipo forense, por lo que se
detecta en estos últimos alguna patología clínica.

Las personas que no se encuentran bajo seguimiento clínico o forense, pueden considerarse no
peligrosas; sin embargo, estos sujetos destacan por tener vínculos interpersonales en que
dañan a la otra persona por su falta de empatía, sensibilidad o sentimiento de grandeza y
superioridad.

En primer lugar, el narcisismo subclínico da lugar a la creación de un instrumento de evaluación


denominado Inventario de Personalidad Narcisista (NPI)[6] ​. Las personas con narcisismo
subclínico poseen grandiosidad, usan técnicas de manipulación en sus relaciones y se
consideran cínicos aunque vulnerables.

En segundo lugar, la psicopatía subclínica se evalúa en gran medida utilizando el Self-Report


Psycopathy (SRP-III)[7] ​y el Inventario de Personalidad Psicopática (PPI)[8] ​. La psicopatía
subclínica también se denomina secundaria porque está más relacionada con
comportamientos antisociales y de tipo penal. Son personas poco amables, con escasa
empatía y que no respetan el orden social ni las normas.

En cuanto al maquiavelismo, está presente de forma subclínica en personas con alta


inteligencia emocional, que utiliza manipulación para satisfacer sus objetivos personales.
Evolutivamente, los estudios explican que un factor directamente relacionado con el
maquiavelismo es el desarrollo de un apego inseguro en la infancia, fruto de carencias en el
cuidado maternal. Las personas maquiavélicas no tienen escrúpulos en utilizar su gran
habilidad de manipulación emocional si con ello van a conseguir lograr éxito.

La actual teoría evolucionista (originaria de la Teoría de la Evolución de Darwin), podría ser de


utilidad para detectar a personas en el espectro subclínico de la personalidad que a ojos de la
sociedad parezcan inofensivos o 'normales'. Desde el punto evolucionista, las características
que aseguran reproducción exitosa serían aquellas que se mantienen en el tiempo para
asegurar la supervivencia de la especie.

Referencias[9] ​

Perspectivas psicológicas de
la delincuencia juvenil

Teoría del aprendizaje social


Ronald Akers postula, desde el aprendizaje social, una teoría para explicar las conductas
delictivas. Supera la teoría de Bandura (condicionamiento vicario), la teoría de Skinner
(condicionamiento operante) y la teoría de la asociación diferencial de Sutherland: «La conducta
antisocial se desarrolla sobre la base de una serie de procesos que incluyen el modelado o
imitación de la conducta de otros, el refuerzo diferencial, y la evaluación que realizan los otros
significativos de las conductas como buenas o malas».[10] ​Son importantes los grupos del
entorno por la significación que pueden adquirir para el individuo (grupos de pares o familia).
Los grupos no solo son modelos de conducta sino además de catalogación y establecimiento
de normas y valores. La conducta como producto final es el resultado de que se han encontrado
más refuerzos que castigos al producirla comparada a su vez con otras conductas.

Teoría ecológica
Belsky, en 1980, aplicó y adaptó el modelo ecológico de Bronfenbrenner para estudiar el abuso
infantil. Dentro del nivel microsistema ubicó a la familia; en el ecosistema al vecindario, el
trabajo, y las relaciones informales; finalmente, en el macrosistema, a los valores culturales y los
sistemas de creencias. El modelo de estudio fue tomado por investigadores para aplicarlo a la
realidad delincuencial juvenil mexicana. Se demostró que el contexto cultural sí afectaba la
forma en la que los jóvenes se relacionaban entre sí dentro de sus vecindarios y sus escuelas.
Las relaciones vecinales también influían en sus relaciones familiares que, a su vez, afectaban
en la conducta delictiva del menor. Se encontró que la cultura y subcultura, los factores
familiares y el grado de integración en la sociedad eran variables significativas para explicar el
desarrollo de las conductas desviadas en los jóvenes adolescentes.[11] ​También se aplicó el
modelo de investigación de Belsky en un estudio correlacional en el Perú. Se quería comprobar
si los adolescentes que presentaban disfunciones a nivel, micro, exo y macro sistema
desarrollarían una conducta antisocial y delictiva. Las conclusiones de los resultados mostraron
que, a nivel del micro sistema, la variable “abandono familiar de los padres” era un factor de
riesgo para el origen de conductas desviadas. En cuanto al exosistema, se encontró que las
variables “escuela” y “ambiente de barrio” desfavorables podían generar las mismas conductas,
tales como robos y formación de pandillas delictivas. Finalmente, en el nivel macrosistema, se
encontró que a mayores creencias y valores distorsionados respecto a la violencia y la ley
existen más posibilidades de que se desarrollen conductas delictivas.[12] ​La Organización
Mundial de la Salud, en su Informe Mundial sobre la violencia y la salud de 2002, utilizó el
modelo ecológico para estudiar la naturaleza multifacética de la violencia.[12] ​
Factores de riesgo
Sin perder generalidad, considerando el caso de las bandas en Estados Unidos,[13] ​los expertos
han identificado un gran número de factores de riesgo que estadística mente aparecen
vinculados a la adhesión a pandillas y actividades delictivas. Estos factores de riesgo abarcan
las diferentes dimensiones de la vida de un joven y por lo general se agrupan en cinco
categorías (dominios del desarrollo social):

Individuo.- Sus formas de ocio (TV,


videojuegos, Internet) pueden fomentar
la violencia y la agresividad, la
incomunicación y la pérdida de
relaciones sociales. El consumismo o la
diversión van desplazando al esfuerzo.
Familia.- Las normas de disciplina y la
relación con los padres juegan un papel
vital en el comportamiento social (en
este caso, antisocial) del menor. Tan
perjudicial puede ser una actitud
demasiado laxa y falta de interés de los
progenitores como una actitud
autoritaria que merme la
comunicación.[14] ​
Escuela.- El bajo rendimiento, el
absentismo escolar y el fracaso escolar
favorecen la delincuencia. La
colaboración entre el centro y los
progenitores es básica.
Amistades.- El contacto con “malas
influencias” aumenta el riesgo, aunque
el menor proceda de un ambiente
socializado. Los jóvenes tienden a
imitar las conductas más cercanas.
Vecindario o comunidad.- Víctimas de la
discriminación social y excluidos de las
decisiones importantes, muchos
jóvenes carecen de planes o proyectos
de vida, y son considerados incapaces
de adaptarse al medio social, por lo cual
toman la delincuencia como alternativa
de supervivencia. El fácil acceso a las
drogas, la falta de oportunidades de
empleo, salud, educación y espacios
para la cultura y el deporte. (Howell y
Griffiths, 2016).[15] ​
Es importante destacar, sin embargo, que estos estudios han demostrado que no hay un único
factor de riesgo responsable; más bien, es la acumulación de múltiples factores de riesgo a
través de múltiples categorías los que aumentan en gran medida la probabilidad de actividades
delictivas. Por lo tanto, la delincuencia no es atribuible a un solo factor de riesgo, ya que algunos
jóvenes expuestos al factor de riesgo no lo cumplen y otros jóvenes sin el factor de riesgo si se
ven inmersos en estos comportamientos.

La delincuencia juvenil es un comportamiento precursor de la pertenencia a pandillas. Dicho de


otro modo, prácticamente todos los jóvenes que se unen a una pandilla evidencian haber
participado en actos delictivos con anterioridad. Los estudios también muestran que los
antecedentes de la participación en pandillas empiezan a entrar en juego mucho antes de llegar
a la edad típica para unirse a una pandilla. Para los jóvenes de mayor riesgo, un patrón clave que
se repite parece comenzar en edades de 3-4 años, con la aparición de problemas de conducta,
seguido por el fracaso en la escuela primaria a edades de 6-12 años; el inicio en la delincuencia
en torno a 12 años de edad; unión a pandillas en torno a las edades de 13-15; y delincuencia
crónica, seria y violenta, en adelante desde mediados de la adolescencia (Howell y Egley,
2005).[16] ​La Teoría del desarrollo de la delincuencia de Moffitt (https://criminologiacys.org/201
7/02/12/autores-terrie-e-moffitt/#:~:text=Una%20de%20las%20grandes%20aportaciones,parti
r%20de%20un%20determinado%20momento.) concuerda con lo enunciado por Howell y Egley,
pero desarrolla más todavía esta idea. Por un lado, están los infractores persistentes durante
toda la vida (ITV), aquellos de los que se hablaba con anterioridad; y por otro lado están los
infractores limitados a la adolescencia (ILA), que son capaces de abandonar los
comportamientos desadaptados cuando los estilos prosociales les ofrecen mayores
recompensas (por ejemplo una pareja prosocial), ya que cuentan con habilidades académicas,
sociales e interpersonales. Sin embargo, según Moffitt, también existen rutas adicionales, es
decir, casos en los que los delincuentes adolescentes tardíos dejan de delinquir en una "adultez
emergente", ya que no se perciben como adultos y no desarrollan roles como tal.[17] ​Los actos
simbolizan privilegios de adultos que intentan demostrar autonomía del control parental.

Diferencias entre conductas y


factores de riesgo
Los factores de riesgo son situaciones, características o condiciones que aumentan la
probabilidad de que un individuo desarrolle conductas problemáticas o de riesgo. Estos factores
pueden tener origen en diferentes ámbitos, como el individual, familiar, grupal, escolar,
comunitario, socioeconómicos y cultural. Los factores de riesgo no son conductas en sí
mismas, sino que predisponen o aumentan la vulnerabilidad del individuo a desarrollar
conductas problemáticas.

Sin embargo, las conductas de riesgo son los comportamientos o acciones que representan un
peligro potencial para el individuo o para otros. Estas conductas pueden incluir el abuso de
sustancias, relaciones sexuales no protegidas, bajo rendimiento escolar, fracaso o absentismo
escolar, delincuencia, crimen o violencia. Las conductas de riesgo pueden ser clasificadas en
diferentes categorías según su naturaleza y pueden ser experimentales o persistentes.
Por lo tanto, mientras que los factores de riesgo son las condiciones subyacentes que
aumentan la probabilidad de que ocurran las conductas de riesgo, las conductas de riesgo son
los comportamientos específicos que representan un riesgo potencial para el individuo o la
sociedad. Es importante identificar tanto los factores de riesgo como las conductas de riesgo
para poder implementar intervenciones efectivas y preventivas en el ámbito social y
psicosocial.[18]

Trastornos mentales
Los trastornos mentales normalmente se desarrollan en la niñez y se manifiestan generalmente
durante la vida adolescente. (Holmes y otros: 2001 p.183) Un cierto comportamiento juvenil se
atribuye al trastorno diagnosticable conocido como trastorno de conducta. De acuerdo con el
DSM-IV-TR códigos 312.xx (donde xx varía de acuerdo con el subtipo específico) los
adolescentes que tienen trastornos de conducta también muestran una carencia de empatía y
una despreocupación por las normas sociales. El DSM es el Manual diagnóstico y estadístico de
los trastornos mentales publicado por la Asociación Psiquiátrica Americana y referenciado a
menudo por Psiquiatras para diagnosticar trastornos mentales. Los delincuentes juveniles que
reinciden en el sistema de justicia penal a veces se les diagnostica trastornos de conducta
porque muestran una indiferencia continuada sobre su seguridad y la de otros y de sus
pertenencias.

Una vez que el joven continúa teniendo los mismos patrones de comportamiento y llega a los
dieciocho, entonces está en peligro de diagnóstico con un trastorno antisocial de la
personalidad y es mucho más propenso a convertirse en un criminal serio.[19] ​

Uno de los elementos principales usado en el diagnóstico de un adulto con Trastorno antisocial
de la personalidad consiste en presentar un historial documentado de trastorno de conducta
antes de los 15 años. Estos dos trastornos de personalidad son análogos en su
comportamiento errático y agresivo.

Esta es la razón por la que delincuentes juveniles habituales diagnosticados con trastorno de
conducta es probable que muestren signos de Trastorno antisocial de la personalidad en la
madurez. Una vez que los adolescentes alcanzan la madurez, su comportamiento social
inaceptable se ha convertido en un estilo de vida y se convierten en criminales de carrera.

Los criminales de carrera comienzan con un comportamiento antisocial antes de entrar en la


escuela de grado y son versátiles en el sentido que se enganchan a un arsenal de
comportamientos destructivos, delinquen a unas tasas muy altas, y es menos probable que
paren de delinquir mientras van envejeciendo.”

La investigación cuantitativa relativa a Estados Unidos fue hecha hace bastante tiempo, sobre
9.945 delincuentes masculinos juveniles entre edades de 10 y 18 en los años 70. La cohorte
longitudinal de nacimientos fue utilizada para examinar la tendencia de un pequeño porcentaje
de los criminales de carrera que explicaron el porcentaje más grande de la actividad criminal. La
tendencia mostró un nuevo fenómeno entre los delincuentes habituales. Para este estudio los
delincuentes habituales eran jóvenes que tuvieron más de cinco detenciones de la policía.[20] ​El
fenómeno indicó que solamente el 6% de la juventud estaba dentro de la definición de
delincuente habitual pero que era responsable del 52% de la delincuencia dentro de todo el
estudio.[20] ​El mismo 6% de delincuentes crónicos explicaron el 71% de los asesinatos y el 69%
de los asaltos con agravante.[20] ​Este fenómeno fue investigado más adelante entre una
población adulta en 1977 y dio lugar a resultados similares. El S.A. Mednick hizo una cohorte de
nacimientos de 30.000 varones y encontró que el 1% de los varones eran responsables de más
de la mitad de la actividad criminal. El comportamiento criminal habitual de jóvenes descubierto
es similar al de los adultos. Los delincuentes habituales “harán “una carrera” de malas
decisiones y mal comportamiento y terminarán probablemente, más pronto o más tarde,
muertos o en prisión”.[19] ​Estos delincuentes juveniles necesitan tratamiento porque tienen una
predisposición negativa y una alta propensión a continuar cometiendo crímenes.[19] ​

Género y delincuencia juvenil


El estudio realizado por M. Steketee, M. Junger y J. Junger-Tas aborda la cuestión de los
factores de riesgo relacionados con la delincuencia juvenil desde una perspectiva de género.
Para ello, se analizaron los datos del ISRD-2 (International Self-Reported Delinquency Study)
basándose en cuatro modelos teóricos: la vinculación social o teoría de control social, la teoría
del autocontrol, las actividades de rutina o la teoría de oportunidades y la teoría de la
desorganizaicón social.

Los resultados mostraron que dichos factores, cuando son combinados, no tienen el mismo
impacto en hombres que mujeres. Así, las mujeres ven más influenciado su comportamiento
delictivo por el comportamiento desviado de los amigos o grupo de pares y por la desestructura
familiar, mientras que el factor más vinculado al comportamiento delictivo en los hombres es la
falta de autocontrol.[21] ​

Tipología de delitos
Al igual que al resto de delincuentes, a esta categoría de personas se les pueden atribuir una
serie de delitos, que principalmente suelen estar caracterizados por el poco uso de las armas,
así como algunos se sustentan en la falta de recursos:

En cuanto a los delitos contra las


personas suelen cometer actos
violentos, asaltos, robos, bullying, abuso
sexual… o incluso asesinato
Dentro de los delitos contra la propiedad
básicamente el vandalismo, el
allanamiento y los hurtos
También comisión de delitos contra la
salud pública por la posesión,
distribución o fabricación de drogas
Delitos que alteren el orden público,
como podría ser la emisión de ruidos o
embriagarse en vía pública
Y por último una categoría de delitos
denominada ‘delitos de estatus’ que
solo podría estar atribuida a los jóvenes
y englobaría actos como huir del hogar,
ausentismo escolar, la violencia filio
parental, y otro mencionados
anteriormente como la infracción a la
ley por consumo del alcohol o
tabaco[22] ​
Pero, en general, podrían ser penados por la comisión de cualquier delito recogido en el Código
Penal considerado de “adultos”.

Prevención de la
delincuencia
La prevención de la delincuencia es el término general empleado para todos los esfuerzos
encaminados a evitar que la juventud participe en actividades criminales o antisociales. Cada
vez más, los gobiernos están reconociendo la importancia de asignar recursos para la
prevención de la delincuencia. A menudo es difícil que los estados proporcionen los recursos
financieros necesarios para la adecuada prevención, las organizaciones y las comunidades. Por
todo esto los gobiernos trabajan en colaboración para la prevención.

Con el desarrollo de la delincuencia en la juventud, influenciada por numerosos factores,


perspectivas de esfuerzos en la prevención son comprensibles. Entre los servicios para la
prevención se incluyen actividades tales como educación y tratamiento del abuso de sustancias
estupefacientes, asesoramiento de la familia, tutoría y protección de la juventud, educación
parental, ayuda educativa e intervención social.

Un factor preventivo podría ser el tratar de erradicar la violencia en los medios de comunicación.
Actualmente la violencia se asoma en todos los programas, no solo en películas o series,
incluso en los horarios dedicados a los niños. La violencia se convierte en algo habitual desde la
infancia. Según Schneider, esa "familiaridad" de los niños con la violencia "puede provocar
comportamientos violentos y delictivos cuando son adolescentes y adultos". La
impresionabilidad y la capacidad emocional de reaccionar a la violencia disminuye y la
agresividad se acepta como una pauta de comportamiento. Aunque es complicado eliminar la
violencia en los medios de comunicación, los padres deberían de controlar la situación y
establecer y hacer que se cumplan las reglas establecidas.[23] ​

Las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil son
directivas y orientaciones, dirigidas a los países que forman las Naciones Unidas, que buscan
evitar que los niños y personas jóvenes que se encuentran en riesgo social tengan conductas
criminales; entiendo que están en riesgo social los niños y jóvenes que fueron abandonados, los
que sufrieron abusos, viven en la calle o están en la pobreza extrema. Los Estados están
obligados a hacer planes y programas que protejan el desarrollo de la vida del niño y del joven,
tatar de que la Nación, las provincias y los municipios participen en los planes y programas,
financiar los planes y programas, asegurar que todos esos recursos lleguen realmente a los
niños y los jóvenes y sean beneficiosos para ellos y hacer que la comunidad participe en los
planes y programas.[24] ​

Las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil establecen
que los planes y programas que protegen la vida de los niños y jóvenes tienen que tener los
siguientes objetivos: protección de la familia, protección especial a los niños y adolescentes de
familias indígenas, inmigrantes, refugiados y de familias que tienen problemas por los cambios
económicos, atención médica - incluye la salud mental, sicológica, la calidad de la alimentación
y los tratamientos cuando hay consumo de drogas o alcohol-, educación con programas que
incluyan la enseñanza de los valores, de los derechos humanos y libertades fundamentales,
integración y socialización, vivienda y otros servicios indispensables para vivir bien como el
agua corriente, difundir por los medios de comunicación la existencia de esos servicios,
instalaciones y oportunidades dedicadas a los jóvenes, reducir al mínimo los mensajes por
televisión de la pornografía, drogadicción, explotación y violencia o cualquier otro mensaje que
denigre a los niños y jóvenes y realización de estudios especializados para entender y prevenir
la necesidad y oportunidad para cometer delitos.

Los programas de sensibilización «Scared Straight» (Asustar para corregir) tienen como objetivo
disuadir el crimen y la delincuencia, al proporcionar a delincuentes juveniles una experiencia de
primera mano sobre la vida en prisión y una interacción con reclusos adultos. Estos programas
se promueven como una estrategia de prevención del crimen, ya que identifica a los jóvenes en
riesgo de cometer delitos (también llamados predelincuentes) para desalentarlos de cualquier
conducta delictiva futura. Para ello, se organizan visitas a la cárcel, de manera que estos
jóvenes puedan obtener una visión más real de lo que significa vivir en prisión.

Una revisión sistemática de 9 estudios realizados en Estados Unidos concluyó que las
intervenciones «Scared Straight» producen efectos negativos, si se les compara con no hacer
nada. Específicamente, siete de los estudios demostraron que la intervención aumentó
significativamente las probabilidades de delinquir por parte de los delincuentes juveniles. Por
tanto, no es posible recomendar este tipo de intervenciones como una estrategia de prevención
del crimen. No obstante, si se continúan aprobando tales programas, se recomienda llevar a
cabo una evaluación rigurosa que garantice como mínimo que estos no causen más daños que
beneficios.[25] ​
Los toques de queda juveniles restringen la presencia de los adolescentes que tienen menos de
una determinada edad (generalmente 17-18 años) en lugares públicos durante la noche. Las
sanciones por violar estas restricciones van desde una multa, hasta servicio comunitario y
restricciones a su licencia de conducir. El objetivo de estas medidas es mantener a los jóvenes
en casa durante la noche y la madrugada, para así evitar que cometan algún crimen o sean
víctimas de los mismos. Sin embargo, esta política ha sido objeto de numerosas impugnaciones
jurídicas, debido a que se pudieran estar vulnerando ciertos derechos constitucionales de los
jóvenes.

Una revisión sistemática de 12 estudios realizados en Estados Unidos, evaluó la incidencia que
tienen los toques de queda juveniles, y encontró que estos no reducen la delincuencia ni la
victimización. Estas conclusiones van en línea con otros estudios que han sugerido que los
toque de queda pueden ser ineficaces, ya que la delincuencia juvenil se concentra en horas
anteriores y posteriores a los horarios escolares. Sin embargo, los estudios incluidos en esta
revisión sufren de varias limitaciones y sesgos que hacen difícil sacar conclusiones sólidas. Por
ello, es recomendable realizar más investigaciones que repliquen los hallazgos encontrados.[26] ​

Tipos de prevención

Prevención primaria: cuando el objetivo


es reducir o eliminar los riesgos y
fomentar la protección. Los métodos de
prevención primaria fomentan la
resiliencia y la autoeficacia, ayudan a
desarrollar competencias cognitiva y
sociales fomentando la creatividad, el
talento artístico y comunicacional.
Ayudan al desarrollo de la coherencia y
mejoran las fortalezas e intereses del
niño mediante la motivación académica.
Fomentando también las relaciones
positivas con los compañeros. Enseñan
a manejar el riesgo y motivan la crianza
familiar.
Prevención secundaria o selectiva: es
aquella que se orienta a personas que
ya han sido identificadas como riesgo a
desarrollar delincuencia. Se enfoca a
factores como la agresividad o de
riesgo en la crianza del menor. Deben
aplicarse cuanto antes y mantenerse
hasta la adolescencia haciendo hincapié
en el entorno familiar y en el de los
compañeros.
Prevención terciaria: personas que
tienen riesgo y han desarrollado ya
conductas delictuales. En estos casos,
los programas de prevención deben de
ser multisistémicos y
multidimensionales, intensivos y de
larga duración. Se orientan a desarrollar
habilidades de autorregulación,
habilidades cognitivas que involucran a
la familia, la escuela y la comunidad. La
prevención terciaria constituye un
instrumento de política pública cuyo
objeto es, principal y fundamentalmente,
prevenir la reincidencia delictiva. Para
tales efectos utiliza una serie de
estrategias, programas y políticas
púbicas de carácter mixto (es decir, con
apoyo en programas de base
comunitaria), orientadas de forma
integral a la reinserción social del
delincuente y con ello, a la prevención
de la reincidencia.[27] ​

Intervenciones psicológicas
Las estrategias que tienen mayor aceptación y éxito son las intervenciones o tratamientos en
los que se busca la prevención, ya que se trabaja con los factores de riesgo de las conductas
antisociales. Es decir, se centran directamente en las causas del problema para evitar la
reincidencia de las conductas delictivas. Para ello, los psicólogos trabajan con especialistas de
las áreas de victimología, criminología, sociología, educación, trabajo social y derecho. Los
tratamientos psicológicos tienen el objetivo de disminuir los factores de riesgo relacionados
con conductas delictivas y consisten en intervenciones psicoeducativas que van dirigidas a
delincuentes convictos y jóvenes en riesgo de delinquir. Andrews y Bonta tienen un programa en
el que se hace alusión a cuatro grandes factores de riesgo para la delincuencia juvenil:

1. las cogniciones antisociales


2. las redes y vínculos prodelictivos,
3. la historia individual de
comportamiento antisocial y
4. los rasgos y factores de personalidad
antisocial.
Las habilidades o competencias que se deben reforzar en delincuentes juveniles se concretan
en cuatro grupos:

1. desarrollo de habilidades tales como


hábitos de comunicación,
responsabilidad familiar, motivación
de logro por medio de
condicionamientos operantes de
refuerzo y castigo para moldear o
extinguir determinadas conductas del
individuo.
2. desarrollo moral y desarrollo de
pensamiento para la resolución
cognitiva de problemas
interpersonales, en donde se le
enseña al sujeto a reconocer y
entender un problema, identificar
emociones asociadas a este, crear
opiniones, ver las consecuencias y
buscar y escoger posibles soluciones
para aplicarla. En caso del desarrollo
moral, se aplican técnicas y niveles
de desarrollo moral de Piaget y
Kohlberg.
3. control de la ira y regulación
emocional, ya que la ira y el
descontrol emocional son los
principales motivos de conductas
violentas y delictivas. Se intenta
entrenar al sujeto en tres aspectos:
habilidades para el manejo de
situaciones, interpretación adecuada
en la interacción social y evitación de
exasperación emotiva.
4. prevención de recaídas utilizando la
generalización de los logros
terapéuticos obtenidos. Para ello, se
puede aplicar la técnica psicológica
de generalización y mantenimiento,
donde se utilizan programas de
reforzamiento intermitente,
entrenamiento de habilidades en
diversas situaciones con inclusión de
personas cercanas al individuo, uso
de consecuencias y autocontrol.[28] ​

Consecuencias para la
sociedad
La primera consecuencia de la delincuencia juvenil es la pérdida de la escala de valores, seguida
de la violencia en la calle, trayendo consigo el temor de la población por el incremento de estos
grupos.

Otras consecuencias son los daños físicos, tanto por las heridas o la muerte de personas
atacadas por los delincuentes, dando lugar a nuevas víctimas como son la familia, que a su vez
acarrean consecuencias psicológicas. Generalmente la sociedad se preocupa más por la
prevención, castigo y rehabilitación del delincuente que por atender a las personas agredidas; es
importante tratar a los delincuentes pero también lo es tratar a las víctimas.

Una consecuencia positiva para la sociedad es el fomento de centros para la lucha y prevención
contra delitos y adicciones, así como instituciones que brindan apoyo psicológico a familias, las
cuales son el primer núcleo donde se puede terminar con la delincuencia.
Trastornos mentales no tratados
Una vez que el delincuente juvenil alcanza la madurez es probable que continúe mostrando
comportamientos de desadaptación y que aumente su riesgo de ser procesado a través del
sistema de justicia penal como delincuente adulto. Debido al pequeño porcentaje de
delincuentes adultos y juveniles habituales que contribuyen en alto porcentaje a los delitos
violentos (es decir, asesinato y asalto con agravantes) el sistema de justicia penal debe
supervisar esa pequeña población de criminales profesionales en un esfuerzo para prevenir la
proliferación de delincuentes violentos serios.

Si los trastornos mentales tales como el trastorno de conducta no se diagnostican y no se


tratan el delincuente juvenil tiene el potencial creciente de desarrollar un trastorno antisocial de
la personalidad y continuar más adelante su vida como un criminal profesional. La mayoría de
delincuentes violentos exhibe rasgos del trastorno antisocial de la personalidad y los muestran
antes de los 15 años. El trastorno antisocial de la personalidad es un diagnóstico común para
un asesino en serie. Los autores Álvarez y Bachman encontraron que una similitud entre los
asesinos en serie eran sus anteriores convicciones criminales. En este caso el trastorno de
conducta se puede convertir en un elemento probable para el asesino en serie si no se
diagnostica y se trata antes de que se convierta completamente en la edad adulta en un
trastorno antisocial de la personalidad.

El trastorno de conducta y el trastorno antisocial de la personalidad se categorizan como


trastornos de personalidad con definiciones extremadamente similares en DSM-IV-TR y según lo
explicado arriba en trastornos mentales. Algunas de las características comunes incluyen el
incumplimiento constante de normas sociales, el comportamiento agresivo hacia la gente, y una
desvinculación de la emoción de la empatía. Estos rasgos son también comunes entre los
asesinos en serie y si los comportamientos de desadaptación no se tratan tienen el potencial de
crear a una persona que fantasea con matar a varias víctimas y después satisfacer su
impulsividad cuando ya no son capaces de reprimirse.

La pertenencia a pandillas está asociada con la delincuencia juvenil. No obstante, las pandillas
también pueden proveer capital social, sentido de pertenencia y un propósito para los jóvenes
marginados. Por ello, se ha planteado identificar los factores asociados con la afiliación de
jóvenes a pandillas, y las diferencias entre los jóvenes afiliados y los no afiliados. Comprender
estas relaciones es esencial para reducir los niveles de pertenencia a pandillas y la incidencia de
la violencia que se relaciona con ellas.

Una revisión sistemática de ocho estudios, realizados en cinco países y la región del Caribe,
examinó los factores predictivos de la pertenencia a pandillas juveniles a lo largo de cinco
esferas sociales: individual, de pares, familiar, escolar y comunitario. Se hallaron relaciones
significativas con determinados factores para cada una de estas esferas. Por ejemplo, en la
esfera individual, la delincuencia y el consumo de sustancias están relacionados con la
pertenencia a pandillas, al igual que la falta de supervisión parental en la esfera familiar. Estos
resultados, sin embargo, se basan en un pequeño número de estudios, por lo cual estas
conclusiones son limitadas.[29] ​

Delincuencia juvenil en
España
Sobre la base de los datos del Ministerio de Interior español, el número de bandas que son
controladas por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se ha incrementado un
cinco por ciento del año 2019 al 2021 ya que, se registran 627 bandas juveniles que se
encuentran vigiladas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (según datos 2021). El
Ministerio del Interior contabiliza esta información a través del “Plan de actuación y
coordinación policial contra grupos organizados y violentos de carácter juvenil”, en vigor desde
el año 2014.

Según la información del año 2021, las bandas más numerosas son las de extrema izquierda
(total de 382), suponiendo el 61% de la totalidad. Por otro lado, existen 82 bandas con ideología
de extrema derecha (13% del total), 87 bandas latinas (14% del total) y otras 76 bandas con
ideología no identificada o asociada a la violencia en el ámbito deportivo (12% de la totalidad de
bandas).

Las bandas juveniles están formadas principalmente por jóvenes de entre 12 y 24 años, aunque
existan bandas de jóvenes de hasta 32 años. Principalmente son hombres puesto que, el sexo
femenino supone un pequeño porcentaje existiendo entre ellas las “Latin Queen”.
Existen diferentes bandas, en función de la ideología política. Por un lado, las bandas
antisistemas (extrema derecha) y, por otro lado, las bandas con ideología política de extrema
izquierda.

Delincuencia juvenil en
América Latina

Argentina
En un estudio que se realizó en Buenos Aires se sostuvo la teoría de cómo, los jóvenes
establecen relaciones complejas con sus instituciones escolares. En primer lugar analizaron la
relación entre experiencia personal y sentido. Todos los jóvenes que investigaron tenían alguna
experiencia laboral, sin embargo, no había ningún rechazo hacía éste, sino que más bien era su
recurso de obtención de ingresos. Se dijo que casi todos los casos de delitos en jóvenes venían
mayormente de las escuelas y familias. Una de las jóvenes dijo que su rechazo hacia la escuela
era porque no entendía nada. Este rechazo hacia las escuelas puede ser más bien porque estas
están totalmente desvinculadas con lo que es la realidad del mundo exterior. No se le adjudica
una responsabilidad a la escuela, pero en esta experiencia delito y escuela no son más
excluyentes sino que al contrario se entremezclan afectando a la misma institución y los
docentes. Otro estudio realizado en el ámbito territorial del Municipio más poblado del
conurbano bonaerense, en la Provincia de Buenos Aires, es basado en una investigación que
analiza el problema del delito juvenil. Se planteó la institución escolar como el actor relevante de
construcción de identidad de los jóvenes. Los autores decidieron conocer las perspectivas de
alumnos, docentes, directivos y equipos de orientación escolar, acerca de la violencia y el delito.
En las escuelas sí existe la violencia y esto se demuestra mayormente con peleas. Entre las
situaciones que provocan esto, está en alguien que actúe de manera incorrecta.[30] ​
Colombia
En los últimos 14 años, el fenómeno de la delincuencia juvenil y los sicarios, es un problema que
ha evolucionado y que tuvo su apogeo entre 2012 y 2014. A partir de ese período no han cesado
de descender las cifras de delitos.[31] ​

México
La evolución de las cifras de cantidad de causas penales ingresadas en el sistema de Justicia
mexicano para adolescentes ha experimentado un descenso como norma general en los
últimos diez años. El máximo se marcó en 2011 con 19922 adolescentes y el mínimo en 2018,
con 4482 adolescentes.[32] ​

Durante 2019, con relación a las edades que presentaron los adolescentes internados en los
centros especializados de tratamiento o internamiento, un 41,5% tenían 18 años o más, un
28,9% tenía 17 años, un 17,9% tenía 16 años y el 11,6% restante 15 años o menos. Asimismo,
sobre el nivel educativo, un 29,8% tenía un nivel preparatorio o bachiller, un 42,7% Secundaria, un
24,9% preescolar o primaria y ningún estudio el 1,8% restante.[33] ​

Asimismo, sobre los tipos de delitos, de mayor a menor frecuencia, tenemos: robo con violencia
(35%), homicidio (22%), tenencia de armas prohibidas (17%), robo de vehículo (15%), secuestro
(15%), delitos contra la salud (10%) y delincuencia organizada (10%).[34] ​

Según la Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema de Justicia Penal de 2017, el 92.2%


corresponde a población masculina y el 7.8% son mujeres. Las estadísticas por entidad
federativa muestran que la mitad de los adolescentes en el sistema penal provienen de tan solo
tres estados: Jalisco (30.5%), Sonora (11.5%) y Chihuahua (9.8%), mientras que regiones como
Colima, Baja California Sur y Campeche apenas representan el 0.77% del total.[34] ​
Perú
Desde fines del siglo xx han aumentado las cifras del número de jóvenes que realizan
conductas delictivas.[35] ​En agosto del año 2000 se promulgó el Nuevo Código de los Niños y
Adolescentes cuya vigencia está desde junio de 2001 hasta la actualidad. En aquel código se
proponen derechos, deberes y obligaciones de los niños y adolescentes que se deben tener en
cuenta cuando suceden problemas de índoles penales y jurídicos.[36] ​El tipo de legislación del
sistema legal peruano no considera a los menores de 18 años como delincuentes; sino, solo
como infractores.[37] [38]
​ ​

El pandillaje es una de las formas más comunes en la que se hace presente la delincuencia
juvenil. La población que lo conforma son, mayormente, jóvenes que viven en espacios urbanos
marginales. Las acciones violentas de los jóvenes son una reacción de su descontento hacia
precarias condiciones materiales de vida, la desigualdad social, la falta de oportunidades y la
tradición política autoritaria que establece relaciones de subordinación antes que de integración
y diálogo.[37] ​

Estadísticas
Los datos registrados acerca de la situación de los centros de Detención de menores infractores
de la ley penal o Centros juveniles del Perú del 2007 y 2012 fueron publicados por la Defensora
del Pueblo. De acuerdo a ello, se señala que funcionan nueve centros juveniles a nivel nacional.
Además, en el año 2007 y 2012 los Centros Juveniles estuvieron conformados, en su mayoría,
por varones siendo, respectivamente, un 95.9% y un 96.8% de la población frente a un 4.10% y
3.2% de la población femenina.[35] ​

La edad de los menores infractores debería oscilar entre los 14 y 17 años. En el año 2012 se
encontró población mayor de edad dentro de los centros juveniles. Los jóvenes de 18 años
representan el 20.3% de la población. Los de 19, 20 y 21 años llegan a ser el 9.7% de la
población. Los jóvenes de 16 años representan el 32.9 % y los de 17 años representan el 24.3%
del total de la población.[37] ​Los porcentajes de población menor de 18 años en los Centros de
detención calculados de acuerdo al motivo de su ingreso demuestran que a diferencia del 2007,
en el 2012 la conducta delictiva contra el patrimonio tuvo un aumento del 13.7%. En el 2007 el
porcentaje de la población era del 46.7% y aumentó a 60.1% en el 2012.

El ingreso por tráfico ilícito de drogas, también ascendió de 3.3% en el 2007 a 6.4% en el 2012.
Los demás motivos de ingreso que son: actos antisociales contra el cuerpo y la salud, contra la
libertad sexual, el pandillaje, el terrorismo y otros han descendido, ya que en el 2007 las cifras
eran, respectivamente, 16.6%, 28.1%, 3.3%, 2.2%, 0.1% y 3.2% y en el 2012 descendieron,
respectivamente, a 10.9%, 18.9%, 1.0%, 0% y 2.6%.[35] ​

Véase también

Absentismo escolar
Anexo:Asesinos más jóvenes
registrados
Anomia (ciencias sociales)
Comunidad terapéutica
Delito
Educador social
Intolerancia (sociología)
Norma social
Pandilla o Mara
Sicario
Socialización
Sociología de la desviación
Teoría del delito
Trastorno antisocial de la personalidad
Tribunal de menores
Vandalismo

Notas y referencias

1. «Sistema de las Cortes Juveniles en


Estados Unidos» (https://vacriminalla
ws.com/criminal-defense-attorney-cas
si-baumgardner/sistema-de-justicia-ju
venil-en-virginia/) . Consultado el 17
de octubre de 2017.

2. Kvaraceus, William C. (1964). «¿Qué es


un delincuente menor de edad?» (http
s://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf
0000133434) . En UNESCO, ed. La
Delincuencia de menores: un
problema del mundo moderno.
UNESCO. p. 13-14. Consultado el 16
de agosto de 2019.

3. España, Amnistía Internacional. «Los


derechos de los niños, niñas y
adolescentes» (https://www.es.amnes
ty.org/en-que-estamos/temas/menore
s/) . www.es.amnesty.org. Consultado
el 16 de agosto de 2019.

4. Blanquicett Arango, Sandra Milena


(2012). «Estudios psicológicos sobre
los actos delincuenciales de
adolescentes. Una revisión
documental» (https://dialnet.unirioja.e
s/descarga/articulo/5123765.pdf) .
Revista Colombiana de Ciencias
Sociales: 158-160. Consultado el 16 de
agosto de 2019.

5. «El desempleo es la principal causa de


la delincuencia común» (https://rpp.p
e/columnistas/fernandogonzalovillara
ndelapuente/el-desempleo-es-la-princi
pal-causa-de-la-delincuencia-comun-n
oticia-1211105) . RPP Noticias,
Fernando Villarán, 26 de julio de 2019.
Consultado el 4 de mayo de 2022.

6. Schmalbach, Bjarne; Zenger, Markus;


Nanette Tibubos, Ana; Borkenhagen,
Ada; Strauss, Bernhard; Brähler, Elmar
(2020-12). «El Inventario de
Personalidad Narcisista 8: Validación
de una breve medida de personalidad
narcisista» (http://www.scielo.org.co/s
cielo.php?script=sci_abstract&pid=S20
11-20842020000200068&lng=en&nrm
=iso&tlng=en) . International Journal
of Psychological Research 13 (2): 68-
77. ISSN 2011-2084 (https://portal.issn.org/re
source/issn/2011-2084) .

doi:10.21500/20112084.4855 (https://dx.doi.o

rg/10.21500%2F20112084.4855) .

Consultado el 17 de noviembre de
2022.

7. «Self-Report Psychopathy (SRP-III)» (ht


tps://arc.psych.wisc.edu/self-report/s
elf-report-psychopathy-srp-iii/) .
Addiction Research Center (en inglés
estadounidense). Consultado el 17 de
noviembre de 2022.

8. Neumann, Craig S.; Malterer, Melanie


B.; Newman, Joseph P. (2008-6).
«Factor Structure of the Psychopathic
Personality Inventory (PPI): Findings
from a Large Incarcerated Sample» (ht
tps://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articl
es/PMC2887679/) . Psychological
assessment 20 (2): 169-174. ISSN 1040-
3590 (https://portal.issn.org/resource/issn/10

40-3590) . PMC 2887679 (https://www.ncbi.nl

m.nih.gov/pmc/articles/PMC2887679) .

PMID 18557694 (https://www.ncbi.nlm.nih.go

v/pubmed/18557694) . doi:10.1037/1040-

3590.20.2.169 (https://dx.doi.org/10.1037%2F

1040-3590.20.2.169) . Consultado el 17

de noviembre de 2022.

9. Renee, González Moraga, Fernando


(2015). La tríada oscura de la
personalidad: maquiavelismo,
narcisismo y psicopatía. Una mirada
evolutiva (http://worldcat.org/oclc/134
1945846) . OCLC 1341945846 (https://ww
w.worldcat.org/oclc/1341945846) .

Consultado el 17 de noviembre de
2022.

10. Mirón, Lourdes (2005). Jóvenes


delincuentes. Editorial Ariel.
ISBN 8434409186.

11. Frías-Armenta, Martha; López-Escobar,


Amelia y Sylvia Díaz-Méndez (2003).
Predictores de la conducta antisocial
juvenil: un modelo ecológico (http://w
ww.scielo.br/pdf/epsic/v8n1/17231.p
df) 8 (1). pp. 15-24.

12. Carpio de La Torre, Renato; Alay


García, Danitza (2012). Modelo
ecológico aplicado al estudio de la
conducta antisocial 2 (2). pp. 167-179.
ISSN 2221-786X (https://portal.issn.org/resou

rce/issn/2221-786X) .

13. «Frequently Asked Questions About


Risk Factors» (https://www.nationalga
ngcenter.gov/SPT/Risk-Factors/FAQ) .
National Youth Gang Center.

14. Carlos Vázquez González.


«Delincuencia juvenil , consideraciones
penales y criminologías» (https://web.
archive.org/web/20160615120913/htt
p://www2.uned.es/dpto_pen/delincue
ncia-juv/documentos/delincuencia/fac
tores-delincuencia.pdf) . Archivado
desde el original (http://www2.uned.e
s/dpto_pen/delincuencia-juv/documen
tos/delincuencia/factores-delincuenci
a.pdf) el 15 de junio de 2016.
Consultado el 4 de marzo de 2016.

15. Howell, James C. (2015). Gangs in


America's Communities. SAGE
Publications, Inc. ISBN 9781483379722.

16. Howell & Egley, James C. & Arlen


(2005). «Moving Risk Factors into
Developmental Theories of Gang
Membership» (http://goccp.maryland.
gov/msac/documents/gang-studies/g
ang-involvement-theory/Howell-Egley-
2005.pdf) . Youth Violence and
Juvenile Justice.

17. Herrera Paredes, Dora; Pontificia


Universidad Católica del Perú Morales
Córdova, Hugo. Comportamiento
antisocial durante la adolescencia:
teoría, investigación y programas de
prevención (http://worldcat.org/oclc/8
63918148) . Pontificia Universidad
Católica del Perú. OCLC 863918148 (http
s://www.worldcat.org/oclc/863918148) .

Consultado el 11 de junio de 2020.


18. «Factores de riesgo y protección ante
la delincuencia en menores y jóvenes»
(https://eduso.net/res/revista/15/el-te
ma-acercamientos/factores-de-riesgo-
y-proteccion-ante-la-delincuencia-en-m
enores-y-jovenes) . RES. Revista de
Educación Social. Consultado el 7 de
marzo de 2024.

19. DeLisi, Matt (2005). Career Criminals


in Society (https://archive.org/details/
careerc_del_2005_00_4404) . Sage
Publications. p. 39 (https://archive.or
g/details/careerc_del_2005_00_4404/
page/39) . ISBN 9781412905541.
20. Wolfgang, Martin E.; Robert M. Figlio,
Thorsten Sellin (1972). Delinquency in
a Birth Cohort (https://archive.org/det
ails/delinquencyinbir0000wolf_f4c3) .
The University of Chicago Press
Books. ISBN 9780226905587.

21. Steketee, Majone; Junger, Marianne;


Junger-Tas, Josine (20 de enero de
2013). «Sex Differences in the
Predictors of Juvenile Delinquency:
Females Are More Susceptible to Poor
Environments; Males Are Influenced
More by Low Self-Control» (https://doi.
org/10.1177/1043986212470888) .
Journal of Contemporary Criminal
Justice (en inglés). Consultado el 21
de abril de 2020.

22. Felipe Soto-Pérez. Delincuencia


infanto juvenil (comunicación).
Fundación Intras

23. Carmen Defez Cerezo. «Delincuencia


juvenil» (https://web.archive.org/web/
20160123013709/http://iugm.es/uplo
ads/tx_iugm/TRABAJO_CURSO_IUGM.
pdf) . Archivado desde el original (htt
p://iugm.es/uploads/tx_iugm/TRABAJ
O_CURSO_IUGM.pdf) el 23 de enero
de 2016. Consultado el 4 de marzo de
2016.
24. «Prevención de la delincuencia
juvenil » Derecho fácil» (http://www.de
rechofacil.gob.ar/leysimple/prevencio
n-de-la-delincuencia-juvenil/) .
Derecho fácil. Consultado el 6 de junio
de 2019.

25. Chukwudozie, A., & White, H. (5 de


octubre de 2018). «Los programas
«Scared Straight» (Asustar para
corregir) generan más crimen» (http://
scioteca.caf.com/handle/123456789/
1293) . Caracas: Campbell
Collaboration. Consultado el 3 de
diciembre de 2019.
26. The Campbell Collaboration (2017).
«Los toques de queda juveniles no son
eficaces para reducir la delincuencia y
la victimización» (http://scioteca.caf.c
om/handle/123456789/1131) . Oslo:
The Campbell Collaboration.
Consultado el 21 de enero de 2020.

27. «Diseño, implementación y evaluación


de políticas públicas.» (https://www.re
searchgate.net/profile/Eduardo-Herna
ndez-3/publication/338988979_Politic
as_de_vivienda_en_Mexico_Herramien
tas_de_vulneracion_de_derechos_hum
anos/links/5e3782faa6fdccd96581b2
32/Politicas-de-vivienda-en-Mexico-He
rramientas-de-vulneracion-de-derecho
s-humanos.pdf#page=184) .

28. De la Peña, Elena (2010). Conducta


social en adolescentes: factores de
riesgo y de protección (http://eprints.u
cm.es/12024/1/T28264.pdf) . Madrid:
Universidad Complutense de Madrid.
ISBN 9788469394960.

29. Higginson, A., Benier, K., Shenderovich,


Y., Bedford, L., Mazerolle, L., & Murray,
J. (12 de julio de 2019). «La evidencia
resalta los factores que explican la
pertenencia a pandillas en los países
de ingresos medios y bajos, pero se
requieren más estudios» (http://sciote
ca.caf.com/handle/123456789/144
9) . Caracas: Campbell Collaboration.
Consultado el 12 de enero de 2020.

30. Krmpotic, Claudia; Farré, Micaela


(2008). «Violencia social y escuela: un
relato empírico desde barrios críticos»
(http://www.redalyc.org/articulo.oa?id
=179613966005) . Revista Katálysis
11 (2): 195-203. ISSN 1982-0259 (https://p
ortal.issn.org/resource/issn/1982-0259) .

Consultado el 13 de noviembre de
2018.

31. Instituto Colombiano de Bienestar


Familiar ICBF (30 de junio de 2018).
«Tablero SRPA» (https://www.icbf.gov.
co/bienestar/observatorio-bienestar-ni
nez/tablero-srpa) . www.icbf.gov.co.
Consultado el 2 de enero de 2021.
«Sistema de Responsabilidad Penal
para Adolescentes».

32. Instituto Nacional de Estadística y


Geografía (INEGI) (22 de octubre de
2020). «Censo Nacional de
Impartición de Justicia Estatal 2020.
Presentación de resultados generales»
(https://www.inegi.org.mx/contenido
s/programas/cnije/2020/doc/cnije_20
20_resultado.pdf) (pdf). En INEGI, ed.
www.inegi.org.mx. p. 41. Consultado
el 12 de marzo de 2021.
33. Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI) (20 de octubre de
2020). «Censo Nacional de Gobierno,
Seguridad Pública y Sistema
Penitenciario Estatales 2020.
Presentación de resultados generales»
(https://www.inegi.org.mx/contenido
s/programas/cngspspe/2020/doc/cng
spspe_2020_resultados.pdf) (pdf). En
INEGI, ed. www.inegi.org.mx. p. 50.
Consultado el 12 de marzo de 2021.

34. Comisión Nacional de los Derechos


Humanos de México - UNAM
(noviembre de 2019). «Estudio Niños,
Niñas y Adolescentes víctimas del
crimer organizado en México» (https://
www.cndh.org.mx/sites/default/files/
documentos/2019-11/Estudio-ninas-ni
nos-adolescentes-victimas-crimen.pd
f) (pdf). En CNDH, ed.
www.cndh.org.mx. pp. 196,367.
Consultado el 12 de marzo de 2021.

35. Burga Coronel, Angélica María (2013).


«El sistema penal juvenil peruano» (htt
p://intranet.usat.edu.pe/usat/ius/files/
2013/12/2013-II_Doctrina_Angelica_B
urga_Coronel.pdf) . Ius: Revista de
Investigación Jurídica 6: 1-35.
ISSN 2222-9655 (https://portal.issn.org/resour

ce/issn/2222-9655) .
36. Gómez Mendoza, Gonzalo (2013).
Delincuencia juvenil. Normas Jurídicas
SAC. ISBN 978-612-46253-2-9.

37. Secretaria Nacional de la Juventud


(2013). Criminalidad y violencia juvenil
en el Perú.

38. Beraún-Sánchez, David B. (21 de junio


de 2019). «La edad mínima de
imputabilidad penal del menor, en la
legislación peruana» (http://localhost/
backup/index.php/gacien/article/vie
w/458) . Gaceta Científica 1 (3): 265-
269. ISSN 2617-4332 (https://portal.issn.org/
resource/issn/2617-4332) .

doi:10.46794/gacien.1.3.458 (https://dx.doi.or
g/10.46794%2Fgacien.1.3.458) .

Consultado el 21 de agosto de 2023.

Enlaces externos

La familia: Un agente criminógeno? (htt


p://adolescenciaantisocial.blogspot.co
m.es/2012/01/la-familia-un-agente-crim
inogeno-helena.html) - Helena Morales
Ortega, Universidad Simón Bolívar
Juvenile Delinquency: Mainstream and
Crosscurrents (http://www.pearsonhigh
ered.com/educator/academic/product/
0,3110,0131149458,00.html) por John
Randolph Fuller - Excelente libro sobre
delincuencia juvenil
Cahiers de la Securite (http://weblet.cah
iersdelasecurite.fr/users/1/Articles/CS7
bisBestofEspagnol.pdf) (enlace roto
disponible en Internet Archive; véase el historial
(https://web.archive.org/web/*/http://weblet.ca
hiersdelasecurite.fr/users/1/Articles/CS7bisBe
stofEspagnol.pdf) , la primera versión (https://
web.archive.org/web/1/http://weblet.cahiersde
lasecurite.fr/users/1/Articles/CS7bisBestofEsp
agnol.pdf) y la última (https://web.archive.org/
web/2/http://weblet.cahiersdelasecurite.fr/user
s/1/Articles/CS7bisBestofEspagnol.pdf) ). -
Número especial, marzo de 2009
European Forum for Urban Security (htt
p://efus.eu/en/) Archivado (https://we
b.archive.org/web/20151226005007/htt
p://efus.eu/en/) el 26 de diciembre de
2015 en Wayback Machine.
Street Violence EU (http://streetviolence.
eu/)
Peetz P., "Youth, Crime, and the
Responses of the State: Discourses on
Violence in Costa Rica, El Salvador, and
Nicaragua", GIGA Working Papers,
Número 80, 2008. (http://vg02.met.vgw
ort.de/cf8b767595d54e20906c4dc67d1
2df?l=http://www.giga-hamburg.de/dl/d
ownload.php?d=/content/publikationen/
pdf/wp80_peetz.pdf)
Directrices de la ONU para la prevención
de la delincuencia juvenil (http://www.u
n.org/spanish/documents/instruments/
docs_subj_sp.asp?subj=33)
International Self-Reported Delinquency
Study (https://web.northeastern.edu/isr
d/isrd2/)

Datos: Q1001125

Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Delincuencia_juvenil&oldid=159503109»
Esta página se editó por última vez el 17 abr 2024
a las 17:43. •
El contenido está disponible bajo la licencia CC
BY-SA 4.0 , salvo que se indique lo contrario.

También podría gustarte