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Los delincuentes juveniles han de responder por sus actos ante la justicia, ningún país deja de
castigar a sus infractores, y el hecho de que estos sean jóvenes no cambia las cosas, donde sí
se produce una variación es en el modo de proceder con las sanciones -a las que en el ámbito
del menor se denomina “medidas”- las cuales han de ser diferentes a las aplicadas a los
adultos.
Tratar el tema de la criminalidad juvenil suele traer a la luz varias concepciones comunes sobre
los jóvenes, en particular, y sobre los seres humanos, en general. Ciertamente, los jóvenes que
cometen acciones reñidas contra las leyes son una población en riesgo, mas ¿será que el aura
de peligrosidad construida alrededor de estos jóvenes influye en la percepción general que se
tiene de la juventud? Es decir, puede que se construya una imagen de los jóvenes que los
presente como peligrosos a partir de las características de un grupo de ellos.
El crimen, entendido –de modo general– como una forma de acto antisocial al que
corresponde una sanción, es un fenómeno tan antiguo como la existencia de las
sociedades más primitivas. Los actos antisociales han sido definidos, clásicamente,
como aquellos que impiden o hacen dificultosa la reproducción social. Freud [1856-
1939](1975) habló de tabúes universales que expresarían las prohibiciones más
fundamentales de toda sociedad, el más difundido de ellos sería el incesto; pero habría
otros, como el asesinato y canibalismo. Estas trasgresiones debieron ser prohibidas y
castigadas en una época, en la cual el principal objetivo de nuestra especie sería la
«reproducción del hombre por el hombre» (Sloterdijk, 1994) o –en palabras más
simples– la supervivencia.
Todo ello es fruto de la ruptura, por parte de este individuo, con el sistema
establecido. Hay diversas teorías o criterios doctrinales que intentan explicar las
causas de inadaptación del menor, entre estas podemos destacar:
- Teoría del conflicto cultural. Cuando los niños aprenden los nuevos comportamientos
sociales y las normas a distinta velocidad, sobre todo en periodos cortos de tiempo, es
cuando surgen los conflictos de valores. Los niños nacen y crecen integrados en una
cultura particular y desde el momento del nacimiento las costumbres en las que han
nacido configuran su experiencia y comportamiento.
Las personas adultas se preocupan por socializar a sus hijos desde pequeños en una
conducta aceptable para el grupo.
- Teoría del control. Hará referencia al no respeto a la ley, intentando explicar por qué
algunos sujetos no inhiben tendencias delictivas cuando otros sí lo hacen desde la
perspectiva de los vínculos con el orden social.
- Teoría de las subculturas. Los menores delinquen para conseguir los bienes deseables
por la sociedad, construyendo un sistema alternativo que les permita acceder a
objetivos que no les son realmente accesibles por las vías convencional y
mayoritariamente asumidas como legítimas.
- Teoría de la anomia. Es la misma estructura social la que realiza cierta presión sobre
los miembros de la sociedad que les empuja a delinquir. La anomia, que
etimológicamente significa ‘sin ley’, es en realidad un caso específico de desviación,
porque los comportamientos disconformes tienen origen, en muchas ocasiones, en un
contexto anómico.
Es una situación que puede surgir en periodos de rápida transformación social y
política en los que resulta difícil saber qué pautas o normas sociales y jurídicas deber
ser seguidas. Dentro de este ámbito de anomia debe incluirse también la situación de
la persona la cual se califica como marginal, que vive entre dos o más culturas
diferentes, siguiendo unas veces las pautas de una y otras, como es el caso de las
minorías étnicas.
- Teoría del etiquetado. El menor interioriza y asimila el rechazo del que es objeto y
empieza a asumir tal etiqueta, y en consecuencia, inicia una actuación acorde con la
definición que sufre.
En los últimos años se está dando una gran importancia a la hora de valorar los
aspectos cognitivos interpersonales en la descripción del carácter del delincuente
juvenil como una forma de establecer eficaces programas de prevención que a su vez
nos permitan elaborar modelos educativos que faciliten una eficaz reeducación de los
menores.
La comprensión de las causas actuales de la comisión de delitos por los menores exige
atender a los cambios sociales; el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales ha
destacado.
Estas variables producen una serie de delitos entre los que podemos destacar:
Las causas y los factores de la delincuencia juvenil son muy heterogéneos (culturales,
sociales, psicológicos, psiquiátricos etc.) podríamos citar entre otros los siguientes21:
b) Los valores de discernimiento y comprensión son adquiridos, nadie nace con ellos,
se aprenden en el seno de la familia y en el proceso de socialización. Los menores
se encuentran en una etapa de maduración lo cual trae consigo una cierta
inseguridad ante la sociedad, tienen el deseo de ser adultos y al no conseguirlo
realizan conductas antisociales.
m) El concepto del otro y de lo otro: que suele marcar las fronteras entre los unos
y los otros (homosexuales, negros, mujeres, ancianos etc.), a los que
equivocadamente se considera que “no sienten como nosotros, que no tienen
nuestra misma.
La prevención
En los últimos años, la prevención del delito basada en la comunidad ha recibido un fuerte
impulso30. Esto puede ser debido a las dificultades experimentadas por las estrategias
tradicionales (penales) e individuales en cuanto a alterar la propensión del menor a cometer
actos delictivos.
Aunque también se puede deber a la simbiosis que se produce en la relación entre las
características del ambiente y las del delincuente, lo que plantea la necesidad de intervenir en
los factores dinámicos y estructurales de la sociedad, de las comunidades y de las distintas
variables situacionales inmediatas al acto delictivo.
Tres factores fundamentales deben ser tenidos en cuenta: 1. La identificación de ambientes de
riesgo; 2. Los correlatos situacionales del crimen (los factores de ambiente físico que pueden
crear oportunidades para que ocurra el delito); y 3. Los estudios de barrios y dinámicas
comunitarias que nos permiten seleccionar las variables socio-ambientales relacionadas con la
delincuencia.