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PRIMERA PARTE:
Capítulo 1
A los dieciséis años, Soledad Roda Oliver, apodada Sol, recorre con la mirada su cuaderno
escolar, rememorando los nueve años pasados como interna en el colegio de monjas
Saint-Paul, desde octubre de 1927 a junio de 1936. Sol tiene un hermano un año menor
llamado Eduardo, también interno en un colegio religioso, el de los Jesuitas, al que ve
durante sus vacaciones. Ambos son hijos de Luis Roda, un hombre de cuarenta años dueño
de unos talleres de fundición, y de Elena Oliver, una hermosa mujer rubia, impecable y
prudente; los adolescentes son cuidados desde pequeños por la amorosa niñera María, una
mujer que carga consigo la pérdida de un hijo en la guerra de África. La familia vive en la
ciudad de Barcelona y atraviesa una privilegiada situación económica, que contrasta con la
pobreza de algunos niños sucios y desharrapados de la ciudad, con la de los hombres que
una tarde espía Sol al escapar de una clase o con la de las niñas de la escuela gratuita, que
funciona al lado de su instituto.
Durante las vacaciones de verano del último año de escolarización de Sol, el padre decide
enviar a los dos hermanos a pasar un tiempo en casa de su abuela materna en un pueblo
de montaña, antes de comenzar el último semestre. Los motivos de la decisión se sustentan
en las desatinadas notas obtenidas por Eduardo (por lo que contrata a Ramón Boloix, un
profesor de alrededor de cuarenta años, para que los acompañe) y en la palidez y delgadez
de Sol, dado que intuye que el clima seco de montaña será bueno para la salud de su hija.
Durante el último semestre escolar, se percibe un clima tenso y raro: las monjas ya no
visten sus hábitos, hay rumores sobre hombres asesinados y miedo de que una turba de
harapientos queme el colegio o el convento. Sin embargo, nada de esto sucede durante las
clases, y Sol termina la escuela, por la que pasa sin trabar amistades, sin ninguna emoción
particular. Un mes después y mientras hojea su cuaderno rememorando su pasado, estalla
la guerra.
Capítulo 2
Una noche, unos hombres irrumpen en el hogar y se llevan a su padre para interrogarlo. No
vuelve: durante la madrugada, alguien encuentra y reconoce en la cuneta de la Rabassada
el cuerpo de Luis Roda, muerto a balazos. Tras esa trágica noche, dos veces más, llegan
patrullas de hombres que registran la casa y destruyen cuadros y jarrones. Para el fin del
otoño, los talleres de fundición que eran propiedad de Luis están colectivizados; casi todos
los bienes familiares, confiscados; la supervivencia se basa en algunos préstamos de
amigos y en la venta de las joyas de Elena, quien confía en que pronto todo volverá a la
normalidad.
Eduardo comienza a salir de su casa, cada vez con más frecuencia, por largas horas y
durante toda la noche: vuelve pálido y ojeroso, con libros y algo de dinero en los bolsillos
que no comparte con la familia.
Capítulo 3
Tras año y medio de comenzado el conflicto, Sol, Elena y María pasan todo el día solas en
casa, mientras que Eduardo raramente está allí. Elena y María se ven obligadas a viajar en
trenes atiborrados hacia las masías de los pueblos vecinos a buscar alimentos. En la casa
comienzan a pasar hambre, y Sol debe hacer largas colas para recibir trozos de pan o de
jabón y llevar al hogar, que está cada vez más despojado, dado que Elena vende todo para
subsistir.
Un día, llega un hombre con una orden firmada por el Comité de la Fundición de Luis Roda,
es decir, de la fábrica expropiada a la familia. Allí les ordenan que deben alojar a una familia
de refugiados madrileños: se trata de dos mujeres, una madre anciana y su hija de
diecinueve años llamada Cloti, militante de las Juventudes Socialistas Unificadas. Ellas
comienzan a ocupar el antiguo comedor y el despacho de Luis. Cloti acude a clases
nocturnas en una Escuela Roja y trabaja en una fábrica de armamento, por lo que consigue
una cartilla de racionamiento que provee a ambas de abundante comida.
Cuando llega la Navidad, la segunda desde el inicio de la guerra, Elena y Sol tienen un
acercamiento con las nuevas habitantes del hogar, dado que Elena consuela a la anciana
que llora recordando su pasado de miserias, y Cloti, al llegar y encontrarlas así, descorcha
una botella de champán y la comparte con ellas. Luego, Cloti invita a Sol a su cuarto, le
convida galletas y le cuenta parte de su vida: su pasado de pobreza y prostitución en
Madrid, su presente en la fábrica con la ausencia de sus hermanos que están en el frente y
sus miedos.
Capítulo 4
Sol le pide que le cuente cómo es que vive de esa manera, y él le explica que su
inconformidad no es nueva: nunca quiso la vida que su padre tenía preparada para él y todo
lo que para su padre era importante, para él no lo era. Los mismos empleados disciplinados
que alguna vez su padre le presentó en la fundición son los que luego terminaron con la
vida de Luis Roda. Y, tras ese suceso y con el comienzo de la guerra, el joven se siente
liberado de tener que cumplir con los mandatos paternos. De todo esto se da cuenta,
súbitamente, al tener que ir a reconocer el cuerpo del padre muerto.
Capítulo 5
Tras el largo relato de Eduardo, Sol siente que por primera vez lo entiende y, a la vez, en su
mente le reprocha a su padre muerto que no haya esperado de ella lo que sí del muchacho,
dado que ella sí lo habría intentado complacer. Juntos regresan a la casa y a Elena la alegra
y sorprende verlos juntos. Sol no le cuenta nada a su madre de todo lo que ahora sabe.
Ante la angustiosa situación económica que sufren en la casa, Sol decide pedirle a Cloti que
la ayude a conseguir un trabajo. Al principio, Cloti parece reacia a hacerlo, dado que Sol no
pertenece a las Juventudes, e incluso se ofende cuando la joven le deja ver su deseo de
unirse para conseguir su objetivo. Sin embargo, unos días después, le dice que ha decidido
ayudarla, dado que la ve diferente a las de su clase. Le dice, entonces, que ellos le darán
un título de maestra y que puede dar clases de alfabetización para adultos en la Escuela
Roja a la que ella asiste como estudiante por las noches; que el director, un mutilado de la
guerra, es su amigo y ya tiene todo arreglado; que el sueldo no es bueno, pero contará con
un carnet sindical y vales para un comedor gratuito.
Antes de salir hacia allí, las jóvenes comparten una conversación en la que Cloti llora
desconsolada: le confiesa que está embarazada de un hombre al que llama "puerco" y
"cerdo" que no quiere hacerse cargo de la situación y que ella quiere realizarse un aborto,
pero teme morir, como ha sucedido con una amiga suya de Madrid. Cuando ella se calma
un poco, salen hacia la escuela y, en el camino, Cloti le dice el nombre del director: Ramón
Boloix. En ese momento, Sol descubre que el mutilado de guerra que dirige el
establecimiento es el antiguo tutor de su hermano.
Capítulo 6
En este capítulo, reaparece Ramón Boloix, quien ahora vive en el piso superior del
establecimiento que dirige para obreros mayores de dieciocho años y que se moviliza con
muletas, dado que ya no tiene piernas. Lleva una cazadora de cuero con insignias y
distintivos de combate: es un miliciano del ejército rojo. Cuando comienzan a hablar, Sol lo
siente cercano, amigable y le trae armoniosos recuerdos de su vida pasada, pero, por
momentos, desconfía: no sabe qué esperar de él. Ramón le informa que puede comenzar
con el empleo en dos días, y Sol sale de allí con una tenue alegría, sintiendo que él es su
amigo y que hay cierta esperanza.
A los dos días, Ramón le entrega el carnet sindical y un taco de tickets para un comedor
público. Tras llenar y firmar los papeles necesarios, Sol comienza a desempeñarse como
maestra en la institución. Tiene, entonces, la posibilidad de asistir a un comedor, donde
come mecánicamente y se dedica a observar con amargura a las personas que la rodean.
Con el correr de las noches, la confianza con Ramón se incrementa y juntos pasan veladas
tomando té en una habitación abigarrada de antiguos objetos, en las que ella es la que más
habla, mientras él la escucha en silencio. Una de esas noches, al lado de la chimenea
encendida, él la acaricia y la besa. Ella intenta eludirlo y se aparta bruscamente de él, pero
él insiste con el peso de su cuerpo sobre ella. En ese momento, Sol siente una revelación y
se da cuenta de que el hombre torpe del que le ha hablado Cloti, el que la embarazó y no
quiere hacerse cargo, es Ramón. Súbitamente, Sol se llena de desprecio hacia quien era su
amigo. Sale de allí apresurada y decide nunca más volver a verlo.
SEGUNDA PARTE:
Capítulo 1
En este capítulo, la acción está centrada en la familia Borrero. Pablo, Cristián y Daniel son
hijos de una madre quejosa, que los abandona cuando aún son niños, y de un profesor de
latín aficionado a la literatura, que ahora es un hombre viejo y enfermo de reuma, razón por
la cual ya no puede trabajar. Desde pequeños, Pablo, el mayor, es el más responsable y
preocupado por el bienestar del padre; Cristián, el segundo, el más inquieto; Daniel, el
pequeño a quien apodan "el Bizco", el más malicioso, con preferencia por el robo desde los
siete años. Como Pablo debe hacerse cargo de la economía del hogar, no se dedica a
estudiar para ser maestro hasta que tiene ingresos suficientes. Cristián, antes de la guerra,
estudia medicina, con una beca cedida por su hermano; cuando estalla la guerra, se queda
escondido en su casa para no ser cooptado por las patrullas que buscan hombres para
enrolarlos para ir al frente. Él y Daniel viven en una humilde casa junto a su padre; Pablo,
en una pequeña torre en las afueras de la ciudad desde la que se acerca seguido a la casa
para mantener largas charlas con el padre y proveerlo de víveres y remedios. La relación
entre el hermano mayor y los otros dos no es buena.
Daniel es un joven que sufre una enfermedad respiratoria grave y está padeciendo, en este
momento, uno de sus ataques. Supone que en unos pocos días sanará, como suele
suceder, pero la fiebre y la tos no ceden, por lo que se encuentra en su lecho y recibe en él
seguido a Cristián, quien le pregunta cómo se siente. Cerca de las doce de la noche,
Eduardo y una muchacha tocan la puerta y le preguntan a Cristián por Daniel, quien, de
forma brusca, les contesta que está muriéndose.
Capítulo 2
Al salir de la Escuela Roja tras el incidente con Ramón Boloix, Sol se encamina a su casa.
Al llegar, ve luz en la habitación de su hermano, por lo que va hacia allí. Eduardo le cuenta
que está muy preocupado por la salud de Daniel y le suplica que lo acompañe a verlo.
Cerca de las doce de la noche, llegan a la casa y los recibe Cristián en la puerta, quien los
trata bruscamente.
Cuando Eduardo encuentra a Daniel en su lecho, entre sábanas y mantas sucias, este le
pide que busque a Chano, y Sol le dice a su hermano que haga lo que pide, que a Daniel ya
no le queda mucho tiempo. Sol queda, entonces, sola allí. Después de que Cristián decide
contarle a su anciano padre que Daniel está muriendo para que pueda acompañarlo en los
últimos momentos, nota la presencia de la joven, que está junto al brasero y que le
menciona tiempos pasados, previos a la guerra, con ciudades iluminadas y gente
despreocupada.
Ante la presencia de Sol, las sensaciones de Cristián son contradictorias: por un lado, siente
cierto desprecio hacia ella y resentimiento relacionado con la forma de vida que intuye esa
chica supo tener; por otro, al oírla, sus palabras le hacen sentir calma y su presencia se le
hace necesaria, por lo que, ante el primer gesto de ella para marcharse, el muchacho le
ruega que se quede con él hasta el final. Sol, por su parte, siente por él piedad y
desesperanza, al igual que por sí misma; y estar a su lado le da calma, le permite no desear
nada. A pesar de ser dos desconocidos, hay una fuerte conexión entre ellos desde este
primer acercamiento.
Los jóvenes se sientan en el rellano de la escalera y, mientras beben coñac, mantienen una
larga charla en la que Sol le habla de los años pasados hermosos, pero también de su
presente de angustia. Él le cuenta sobre su tiempo preso y luego se sume en pensamientos
sobre su último tiempo allí, escondido en esa pequeña casa de sucias paredes y pobreza
que lo avergüenza y a la que odia, en donde descubre la piedad hacia el padre. Con sus
dichos, ambos parecen coincidir en una misma idea, la de querer vivir.
Capítulo 3
En su lecho de muerte, Daniel sufre, además de los dolores de la tos y las alucinaciones, la
soledad y el silencio: tiene la esperanza de que lleguen a verlo sus amigos. En este
momento se da cuenta de que siempre estuvo solo. La única persona que está a su lado,
llorando, es su padre. Y esta allí hasta su muerte, que llega en ese momento.
En ese momento, ingresa Pablo a la habitación, que separa a su padre del cuerpo muerto
de su hermano mientras cristales estallan y caen estrepitosamente sobre la calle. El padre
le dice que Daniel está muerto.
Capítulo 4
Este capítulo, que comienza cuando Pablo llega a la casa en el momento en el que muere
Daniel, está centrado en la vida de Pablo. La imagen de las escaleras del portal dan lugar a
una revisión de su vida: las odia porque le recuerdan su dura infancia. Desde temprana
edad, debido a la incapacidad de su padre enfermo, Pablo debe comenzar a trabajar en el
matadero. Los pocos recuerdos felices de esa infancia perdida se vinculan a los paseos y
charlas con el padre, con quien comparte la afición por el latín y el estudio, a pesar de no
tener notas brillantes en la academia, y por el pasatiempo de juntar insectos y catalogarlos
en una caja. Cómo sabía que la carrera de ciencias era cara y larga, decide estudiar para
ser maestro normal, y lo hace mientras trabaja. Su agotadora vida de estudiante y múltiple
trabajador, dado que además del matadero trabaja en el despacho de un bazar y lleva los
libros comerciales de algunas tiendas del barrio, contrasta con el bienestar económico de
sus compañeros, por los que siente profundo rencor.
Cuando consigue graduarse, es destinado a desempeñarse como maestro en un pequeño
pueblo entre las montañas, poblado por aldeanos recelosos y poco hospitalarios. Allí
conoce a la mujer del herrero, que tiene un hijo ciego y tonto de siete años; según los
vecinos, castigo divino por los malos deseos de la madre. Ella le pide que le enseñe a
hablar al niño. Un día en que él accede a verlo, ella aprovecha para besarlo vorazmente. Él
sale de allí con asco y desesperanza. Pero, luego, comienza a frecuentarla, con culpa y
temor a acostumbrarse a aquello que siente tan vacío. Empieza, entonces, a beber y su
vida se torna cada vez más angustiante. Hasta que una tarde, lee en el diario que hay
concursos de traslado para una escuela en la provincia de Badajoz y decide presentarse al
concurso.
Capítulo 5
Sol le comenta a Cristián su desconcierto ante la presencia de Pablo, para ella el prototipo
de hombre de uniforme que está acostumbrada a ver en las calles, dado que no parece un
hermano suyo. Cristián, a pesar del desprecio que siente por su hermano, se ofende ante el
comentario, porque siente que ella no puede entender a gente como ellos, dado que sus
mundos son y fueron siempre distintos. Sol, ante las palabras de Cristián, también siente
que es diferente, que no hay lugar para ella en el mundo, como sí lo hay para otros seres
hermanados en el dolor.
En aquel momento, Pablo llama a Cristián desde adentro, y ella queda sola en las
escaleras, escuchando los estampidos cada vez más potentes que provienen del exterior.
Un fuerte temblor la hace ir en busca de Cristián y, entre penumbras, ve cómo los hermanos
visten el cadáver del más pequeño. De improviso, entra Chano, y Cristián le informa que su
amigo está muerto. Chano les cuenta que Eduardo quizás también esté muerto, que ha
quedado junto a un depósito de gasolina y no sabe su estado. Sol insiste con preguntas
sobre el estado de su hermano, y Chano le dice que lo ha perdido, que tal vez lo ha
alcanzado la metralla, que ha visto a un hombre tirado, pero no sabe.
Pablo echa a Chano del sitio y le dice que vuelva al día siguiente, para el entierro. Esta
imagen del entierro lo horroriza y sale corriendo de la casa. Cristián se acerca a Sol,
sintiendo que algo los une para siempre, la abraza y la conduce afuera del cuarto. Luego de
un momento en el que se siente paralizada, ella intenta seguir a Chano para volver a
preguntar sobre la ubicación de Eduardo, pero lo pierde de vista.
De repente, una bomba cae sobre la casa, llena todo de humo y polvo, y arranca la
buhardilla y el último piso. Sol y Cristián ruedan escaleras abajo y quedan inconscientes en
el silencio que, de pronto, lo invade todo.
Capítulo 6
Cristián, con el traje roto y el cuerpo magullado, despierta y siente el peso de la cabeza de
Sol en su pecho. Todo, incluso ellos, está cubierto de polvo. Cristián ayuda a la joven a
levantarse y comprueba que están sanos. Entonces le dice que lo espere y va en busca de
su padre y de Pablo.
Entre los escombros, encuentra a Pablo, que está aprisionado por una viga. Sus piernas
están rotas a la altura de la rodilla, y el polvo que lo rodea está manchado con su sangre.
Cristián consigue levantar la viga y con su camisa intenta parar el caudal de sangre que se
derrama. Pablo le pide que se vaya, pero Cristián se niega a dejarlo así y promete sacarlo.
Con una fuerza desmedida, lo sujeta por debajo de los brazos y comienza a arrastrarlo;
afuera el ruido de motores sigue atormentándolos. Bajan los peldaños de la escalera, y
Cristián siente que por primera vez logra un triunfo.
Al llegar al sótano, se les une Sol y ayuda a su nuevo amigo, que corta las cañas de las
botas de Pablo. Afuera, ahora, ya no se escuchan los aviones, sino el chillido de las sirenas
y motores de camiones que, seguramente, se desplazan llenos de cadáveres. Pablo,
recostado, los mira sonrientes y recuerda palabras bíblicas: "Pues yo voy a morir en este
país, sin atravesar el Jordán. Mientras vosotros lo pasaréis y tomaréis posesión de esa
hermosa tierra" (233).
Capítulo 7
Cuando la voz de Pablo se torna un barboteo sin fuerza, acerca el arma a su frente, entre
los dos ojos, menciona una cita del Deuteronomio y se mata de un balazo. Sol toma las
llaves y el libro prometido. Los dos jóvenes se abrazan y salen corriendo del lugar. Desde la
esquina observan cómo uno de los camiones se detiene en el portal y se llevan del interior
de la casa a un hombre herido y al cuerpo de Pablo. En ese momento, Sol entrega las
llaves y la Biblia a Cristián, quien la abre en donde el texto parece más usado; subrayado en
rojo lee: "Verás de frente la tierra que yo daré a los hijos de Israel, y no entrarás en ella..."
(242).
Capítulo 8
Este capítulo comienza en el momento en el que Chano llega a la esquina de la casa de los
Borrero y escucha la explosión que destruye el edificio. Encuentra a Sol y Cristián en los
alrededores y le cuentan, para secreta satisfacción de este muchacho que lo siente como
una venganza de su amigo Daniel, que todos han muerto allí. Sol le pregunta por el
paradero de su hermano, pero Chano, de mala forma, le dice que no sabe.
Al darse cuenta de que ellos tienen las llaves de la casa de Pablo, insiste para que vayan
hacia el lugar, dado que sabe por Daniel que allí hay riquezas. Cristián le pide a Sol que se
quede con él y lo acompañe. Entonces, los tres se encaminan hacia la torre de Sarriá. En el
camino, Sol observa la ciudad, tan distinta ahora de la que recuerda de sus tiempos en
Saint-Paul: desmantelada, sucia, pobre. Sin embargo, se siente en paz.
El momento de plenitud es cortado de golpe por Chano, que los llama para que vean el
botín encontrado en un viejo baúl: objetos de oro y plata de una antigua iglesia brillan ante
sus ojos. Cristián cierra el cajón de un golpe y le dice a Chano que se vaya, que ya ha
tomado suficientes cosas. Ante la queja de Chano, que se sorprende por la actitud dura de
Cristián, le dice que tome lo que quiera y se vaya de allí. Chano envuelve joyas en un
pañuelo y se aleja temblando, con un triste deseo de volver y quedarse entre ellos dos,
también recostado junto al fuego. Antes de partir definitivamente y por miedo a ser robado,
entierra el botín junto a unas macetas para volver a buscarlo luego.
Capítulo 9
Sol y Cristián se abrazan y se acarician hasta que el fuego se apaga. Él le vuelve a hablar
sobre sus diferencias, fundamentalmente, en lo que respecta al dinero: dinero que antes de
la guerra a la familia de ella nunca le faltó y que, en cambio, a la familia desde él le falta
desde siempre. Concluyen en algo en común: ambos creen que la vida es hermosa. Sobre
la alfombra se manifiestan su amor y luego, rendidos, duermen uno junto al otro.
Al día siguiente, cerca de las once de la mañana, oyen detenerse a un auto en el frente. El
timbre suena insistentemente, pero ninguno abre. Los días comienzan a pasar y para ellos
es como uno solo, largo: no cuentan las horas, nada existe más que ellos dos allí. Tienen el
sótano repleto de víveres y no necesitan salir para nada.
Un día, los golpes en la puerta son incesantes. Cristián, finalmente, abre y tres hombres
ingresan. Le informan a Sol que son oficiales del Servicio de Información Militar conocido
como SIM, que saben que Pablo se suicidó y vienen para hacerse cargo de la casa. Luego
de hacerles algunas preguntas y confiscar las joyas, se llevan a los dos de allí. En el edificio
del SIM, separan a los jóvenes y los llevan a diferentes celdas.
TERCERA PARTE:
Capítulo 1
Sol queda en libertad el 23 de enero de 1939. Comienza a caminar por las calles de
Barcelona con un deseo profundo de volver a ver el mar de su infancia: llega hasta la
Barceloneta y mira la playa y el mar, salpicado por trozos de metrallas y trapos rojos y
negros. Luego, en la Plaza de Cataluña, la tristeza continúa: todo está en ruinas. Se
encamina, entonces, hacia su casa, mientras observa cómo hay gente que huye ante el
avance del ejército de Franco.
Durante las semanas de cárcel, se dedica a contar los barrotes, a vomitar y a escuchar,
piadosa, a sus compañeras de celda, que hablan sobre sus hijos muertos en combate.
Ahora que camina hacia su casa, piensa en su madre. Mientras avanza, el narrador relata
que la joven es consciente de su vida y de la otra vida que se manifiesta en ella con dolor,
por lo que se da a entender que está embarazada.
Al llegar, la recibe María con sorpresa y con un fuerte abrazo. Sol le dice que ha estado
presa, y la vieja niñera le dice que su madre no está porque se encuentra en el hospital
cuidando a Eduardo, que está malherido desde el bombardeo y tiene el rostro y el cuerpo
desfigurados.
Cloti llega desde la calle y abraza a Sol. Luego le dice a su madre que deben irse cuanto
antes de allí. A solas con Sol, le confiesa que Ramón se fue hace tiempo y sin avisarle, a
pesar de haberle prometido que la llevaría con él. Pero que, de todas formas, pagó por su
conducta: le pegaron dos tiros, mientras esperaba el coche que lo sacaría de allí, por traidor
a la causa. Cloti le dice a Sol que ahora con sus compañeros decidieron huir y la invita a
irse con ella. Pero ella no acepta. Su madre, a último momento, tampoco, por lo que Cloti
sale sola de allí.
Sol, entonces, le cuenta sobre Cristián y le dice que es joven, que es pobre, que no sabe
dónde está él ahora, pero que lo buscará. Le cuenta, también, sobre el tiempo vivido en la
casa de Sarriá y del amor que siente por alguien tan diferente al de las expectativas de su
madre. La madre le dice que se cuide y que, si lo encuentra, vuelvan los dos, que ella los
espera a ambos.
Capítulo 2
Sol va hasta la Cárcel Modelo en busca de Cristián, pero no lo encuentra allí. Se va y, por
las calles, observa cómo la gente desvalija tiendas. Es una zona de podredumbre y miseria,
de hombres raquíticos y sucios. Dos soldados derrotados tiran sus guerreras y abandonan
sus fusiles.
Capítulo 3
Al llegar a su casa, escucha la voz de Chano. Él le comunica que está allí de parte de
Cristián, que está escondido en su barraca y quiere que ella lo sepa. Le cuenta que se
escapó el 18 de enero cuando lo trasladaban para fusilarlo en un camión rumbo a la
frontera.
Sol y Chano se encaminan hacia la barraca del Tibidabo. Cristián, luego de ser sometido
durante diez días a interrogatorios en los calabozos del SIM y otro tiempo en el Seminario,
lleva varios días en la barraca esperándola. Con un brazo fracturado, a causa de haberse
arrojado desde el camión, espera allí a Sol. Cuando ella llega, se abrazan y besan con
alegría. Él le pide que no se marche nunca, que ahora sí serán libres y que sus hijos serán
aún mejores.
Por la mañana del 26 de enero de 1939, Sol despierta con la luz que se filtra entre las cañas
de la barraca. Abre la puerta y ve que Cristián se acerca cojeando y llevando una lata llena
de agua. De pronto, el motor de unos aviones y ruidos de disparos rompen la calma del
momento. Cristián le dice que deben irse. Sol, en ese instante, siente que tiene que decirle
algo, seguramente relacionado con su embarazo. Juntos empiezan a descender hacia la
ciudad. Al llegar a la carretera, ven una columna de tanques y se oye el silbido de una bala:
el cuerpo de Cristián cae vertiente abajo y se escucha su grito. Sol siente que su vida está
destruida.
LUCIÉRNAGAS
Realismo social → Reflejan aspectos de la sociedad. Intentará darle realismo a la “Fábula”. Se dará
un punto de vista imaginario
Temas de la guerra:
- Odio hacia el otro, envidia al contrincante, destrucción, asaltos…
Ambiente → La guerra es un paisaje y escenario trágico. Algunos personajes forman parte de ese
ambiente.
Cada capítulo es lo que ella recuerda. Te explica la historia a partir del recuerdo.
Un narrador en 3r persona cuenta la historia (omnisciente). Cuenta todo lo que sabe Sol.
RESUMEN LIBRO:
Estudia en una escuela de monjas, y todo esto ocurre cuando tiene 16 años.
Ella está hablando de su infancia cuando ella tenía 6 años, justo en el verano.
En ese verano nos habla de su hermano Eduardo que tiene 1 año menos que ella, es rubio y limpio.
Cuando habla de su madre dice que su madre es la única madre que puede ser, excepto María (que
es su niñera).
● Aspectos del personaje que se cuestiona: se pregunta en cómo funciona el mundo y las
sociedades. (Se hace preguntas sociales).
Era un momento de tensión de la lucha de clases. El padre la trata como “una princesa”. Pertenecen
a la burguesía.
Diégesis → narración
Heterodiégesis → narrador en tercera persona (se cuenta la historia desde el punto de vista de un
narrador que no pertenece a ella)
Analepsis → mirada al pasado
Prolepsis → proyección del futuro
Elipsis → hay un vacío en la historia
PREGUNTAS EXAMEN
· REALISMO SOCIAL que función tiene en la obra
· Tipo narrador
· Racconto se utiliza una historia para llegar a explicar la historia principal (Edu no se sabe nada de él
hasta que Sol se lo cruza y nos cuenta su historia) → Analepsis
Con la muerte de su padre muere su seguro de vida (el de Euardo) (es libre pero se tiene que
enfrentar al mundo sin su colchón)
Cuando vivía su padre pensaba que todo estaba hecho (no quedaba nada nuevo por hacer o
inventar) y ahora cree que tiene cosas por hacer
Autores Renacentistas:
- Fray Luis de León: Fray Luis de León fue un destacado poeta y místico español del
Siglo de Oro conocido por sus escritos sobre la relación entre el alma y Dios.
- San Juan de la Cruz: San Juan de la Cruz, otro destacado místico español del Siglo
de Oro, es famoso por su poesía lírica y sus escritos místicos
(Santa Teresa)
- El renacimiento: Fue un período cultural en Europa que abarcó los siglos XIV al
XVII, caracterizado por un renacimiento del interés en las artes, la ciencia y la cultura
clásica de la antigua Grecia y Roma.
Autores Barrocos:
- Luis de Góngora: Luis de Góngora fue un influyente poeta español del Siglo de Oro
conocido por su estilo poético barroco complejo.
- Francisco de Quevedo: Fue un escritor y poeta español del Siglo de Oro conocido
por su estilo satírico y su rivalidad literaria con Góngora.
- Félix Lope de Vega: Fue un dramaturgo y poeta del Siglo de Oro español.
Corrientes Barrocas:
CERVANTES