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Oscar Castro
CAPITULOS I Y II.
Esta novela es contada por un hombre llamado Roberto. El hace recuerdos de la ëpoca
en que tenía siete añ os.
Recuerda que él era un niñ o rubio, tímido, fantasioso, inteligente, sensible, de gran
mundo interior, muy pobre, que vivía con su mamá , su hermana mayor llamada Estela,
otra hermana llamada Sonia y su hermana menor llamada Hilda. Ocasionalmente los
visitaba su hermano mayor llamado Mauricio.
El prostíbulo está custodiado por Menegildo (el sacristá n). El avisa cuando vienen los
de la guardia a custodiar este sector.
Roberto tiene un amigo llamado Chucurro. Este lo molesta por estar enamorado de
Berta. Entonces, pelea, dejando con sangre de narices y llorando a Chucurro. También
es amigo de Saucino y Tululo. Este clan de cuatro amigos de infancia se caracterizaron
por ser muy traviesos.
CAPITULO III
Comienza con Roberto ya adulto, que regresa al pueblo. Allí sabe que el Chucurro es
un minero grande y hosco, que Tululo está en la cá rcel, a punto de ser fusilado y que el
Saucino está muerto. Tuvo sífilis y se suicidó .
Entonces, Roberto comienza a hacer recuerdos de cuando tenía diez añ os. Roberto
llevaba a las prostitutas a paseos. Un día las llevó a un estero. Las vio bañ arse
desnudas y descubrió que era un niñ o pero que ya se excitaba. Al poco tiempo se inició
sexualmente con la prostituta llamada Hortensia Rosa. Así, se desencantó de la pobre
Berta que le leía cuentos y la ignoró e incluso, insultó .
CAPITULO IV Y V
Roberto, recordando la etapa de sus diez añ os, nos cuenta que una vez vio llegar al
prostíbulo o lenocinio a un señ or elegante, llamado Germá n, quien venía a ver a la
Vieja Linda, llamada Rosalinda de Soto. Todos querían averiguar de qué se trataba
esta misteriosa visita. Roberto se escondió en una pieza y por el cerrojo
Vio a un joven llamado Arnoldo, que estaba escondido en una pieza. Don Germá n llegó
con una joven llamada Leticia. La pareja pidió estar sola. Don Germá n y la Vieja Rica se
retiraron. Arnoldo le dijo a Leticia que la amaba y ésta le dijo lo mismo a él. Arnoldo le
dijo que tenía que huir y le contó que había robado en un banco mucho dinero pues
era un enviciado jugador. Ella le dijo que igual lo amaba. En pocas horas huiría a un
lugar lejano para evitarse la cá rcel. Leticia y Arnoldo hacen el amor y Roberto,
mirando por el cerrojo, descubre la diferencia entre una relació n sexual fruto del amor
y una con una prostituta a la que no se ama.
Se conmueve hasta las lá grimas cuando la joven se va con Don. Germá n y Arnoldo
huye.
CAPITULO VI
Roberto hace recuerdos del prostíbulo. Cuenta algo de la Vieja Rica. Era hija de una
familia acomodada. Quedó viuda joven. Inicialmente abrió una botillería y luego un
primer prostíbulo al que acudía la clase alta. La describe como una mujer valiente, leal,
generosa, pues le dio un digno funeral a una prostituta llamada La Vacunadora que
murió en ese lugar.
CAPITULO VII
En este capítulo, el niñ o Roberto cuenta una nueva aventura: cerca del prostíbulo vivía
una viejecita invá lida llamada Veró nica. Tenía una hija llamada Lucinda que trabajaba
en una fá brica de conservas. La sra Veró nica trabajaba todo el día tejiendo sin parar.
Un día, cuatro hombres violaron a Lucinda. Su pobre madre, abatida por la miseria,
quedó má s enrabiada y resentida aú n. Lucinda quedó embarazada. Roberto recuerda
que la atendió en el parto. Andaba por el suburbio cuando escuchó los gritos de la
mujer. Corrió a buscar a la Vieja Rica. Esta recibió a la guagua (un hombrecito)
Roberto ayudó en todo a la Vieja Rica y avisó a las otras prostitutas del nacimiento.
Estas demostraron su sensibilidad y generosidad, yendo a visitar al recién nacido y
dejá ndole dinero y regalitos. La vieja invá lida se conmovió al ver tanta grandeza en
medio de la miseria.
CAPITULO VIII
La primera parte del libro termina con un acontecimiento que pone fin a la niñ ez de
Roberto.
Roberto se había vuelto un á vido lector, leyéndose una y otra vez los libros de su
hermana. Esto lo fue distanciando de sus amigos, que nada sabían de las historias de
Sandoká n, D¨Artagnan, Rocambole o de la Historia Sagrada. Sus amigos se burlaban de
él porque prefería leer en vez de jugar. Un día, cerca de una gran acequia, lo
sorprendieron leyendo una novela de Salgari. Empezaron a pegarle y le tiraron el libro
al agua. Después del golpe que le dieron Saucino, Tululo y Chucurro, Roberto volvió a
su casa ensangrentado, vomitando y con mucha fiebre. Estuvo nueve días muy grave,
recibiendo los cuidados de su madre. Cuando ya pudo salir, fue al prostíbulo a juntarse
con Hortensia, jurando que era el ú nico niñ o amante. Pero se encontró a la prostituta
con Saucino. La mujer, al ver a Roberto, lo echó . Este volvió con una pena inmensa y se
dio cuenta de que ya no pertenecía a ese mundo, ni al de sus amigos. Se sintió má s
grande pero muy solo.
II PARTE. LA VIDA TIENE OTROS CAMINOS
CAPITULO I
CAPITULO II
Roberto recuerda a su familia: su papá era alcohó lico y muy pronto los abandonó . Su
hermano, Mauricio, se fue a los catorce añ os, trabajando en distintos lugares del norte
y sur de Chile y visitá ndolos ocasionalmente.
Eran tan pobres que su hermana Estela comenzó a trabajar a los catorce añ os.
Recuerda a su madre, una mujer lavandera, como sacrificada, cariñ osa, sufrida,
valiente, luchadora.
CAPITULOS III Y IV
CAPITULOS V Y VI
CAPITULO VII
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
Roberto debe hacerle clases particulares a Leandro, hijo del tío Antonio, que es quien
le costea los estudios.
Entre Roberto y Mariá ngela comenzó a existir atracció n. Un día, Leandro se enojó e
insultó a Mariá ngela. Roberto la defendió , golpeando a Leandro. Lo echaron de la casa
de Leandro y desde ese día no pudo ir má s.
En esos días, la familia de Roberto recibió una orden de desalojo por deber tres meses
de arriendo. Era tal la pobreza y la desesperació n que ya no veían ninguna salida. En
eso, Roberto presenció cerca de su casa, el seguimiento de los policías a un hombre.
Roberto se encontró cara a cara con el delincuente que huía a caballo. Este, antes de
desaparecer, le pasó al joven “algo” para que lo guardara. Cuando llegó a su casa,
Roberto supo que era la billetera que había robado el delincuente y que pertenecía al
dueñ o de los duraznos, un hombre avaro, injusto y riquísimo. Junto con su familia, al
saber que el delincuente había sido detenido,
Termina la novela con el relato de Roberto que va en la carreta de mudanza, con los
pobres muebles y objetos que tienen. Roberto, con su sensibilidad e imaginació n, va
evocando su infancia y tiempos que ya no volverá n. En el camino, pasó enfrente de la
casa de Mariá ngela. Sintió vergü enza de tanta pobreza y se tapó la cara con una
plantita que llevaba en sus brazos. El pudo ver a Mariá ngela pero ella no lo vio. Ella
estaba acompañ ada de un guapísimo cadete. Así, Roberto termina con mucha tristeza
la etapa de su niñ ez.