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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PATAGONIA AUSTRAL
UNIDAD ACADEMICA RIO GALLEGOS
Lic. Silvia Mansilla
INDICE
Maternidad/Paternidad………………………………………………………………………………….. 2
El embarazo…………………………………………………………………………………………………….. 3
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Normalidad y conflictos en el embarazo………………………………………………..
Desarrollo prenatal………………………………………………………………………………………… 8
El mundo fetal………………………………………………………………………………………. 9
El nacimiento………………………………………………………………………………………………… 10
- Los reflejos……………………………………………………………… 13
- El sueño/vigilia……………………………………………………… 14
- El llanto………………………………………………………………… 14
- El desarrollo motor…………………………………............................ 15
Bibliografía……………………………………………………………………………………………………… 17
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Maternidad/Paternidad
¿Qué lleva a una mujer/hombre y/o pareja a tener hijos? Hay una necesidad
del ser humano joven de reproducirse, pero no solamente por razones biológicas,
dado que biológicamente estamos aptos para la reproducción desde la pubertad.
Desde el punto de vista emocional y afectivo, se da muy posteriormente la
construcción de un conglomerado emocional, que unido al desarrollo biológico dan
cuenta y respaldo de una verdadera aceptación de un hijo y su crianza. Sin embargo,
la necesidad de un hijo, es realmente una necesidad de características narcisisticas,
en tanto que el hijo es el vector que va a atravesar la propia finitud del adulto y va a
transportar la identidad de éste hacia el futuro, en la persona de ese hijo. Más allá
de lo biológico, lo fundamental son los aspectos psíquicos que ese hijo llevara de
parte de sus padres. Por otro lado, en el hijo recaen las fantasías, oportunidades
perdidas, los ideales no cumplidos de los padres: el hijo se convierte en el
continuador, aunque después no siga los mandatos parentales.
Berry Brazelton y Bertrand Cramer (2011) analizan los deseos de tener hijos
en las mujeres y hombres, que, si bien en ambos es coincidente las necesidades de
carácter narcisistico, señalan algunos aspectos que los diferencian.
El deseo de una mujer de tener un hijo es producto de muchos motivos e
impulsos diferentes. Sería imposible discernir todos y cada uno de los factores que
intervienen en cualquier mujer. Sin embargo, entre los más importantes podemos
mencionar la identificación, los deseos de ser completa y omnipotente y los intentos
de recrear viejos lazos en la nueva relación con el hijo.
Todas las mujeres han experimentado alguna forma de cuidado materno. En
la niñez, al recibir cuidados maternales, es probable que aparezca la fantasía de
convertirse en una persona que cuida, en lugar de ser cuidada. A medida que se
desarrolla, la niña comenzará a asumir las posturas de mujeres cercanas a ella,
aprenderá por imitación como se comportan las madres. De esta forma se identifica
con aquellas cualidades, capacidades y conductas de “ser madre”.
Entre los motivos narcisistas se encuentra el deseo de conservar una imagen
idealizada de una misma persona completa y omnipotente, el deseo de duplicarse o
reflejarse y el deseo de cumplir los propios ideales. El deseo de ser completa es
satisfecho tanto por medio del embarazo como de un hijo; el deseo de completarse
una misma a través de un hijo es más diferenciado: la madre contemplara al hijo
deseado ante todo como una extensión de sí misma.
En la mujer, el deseo de tener un hijo incluye el deseo de un nuevo compañero
para revivir viejas relaciones. Un nuevo hijo nunca es un total desconocido, cada
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futuro bebe es vivido como una posibilidad de revivir vínculos que pueden haber
estado inactivos, reparar viejas separaciones, negar el paso del tiempo y el dolor de
la muerte y la desaparición. Uno de los antiguos vínculos que se intenta reparar en
con la propia madre: el hijo es una oportunidad de reemplazar como de separarse
de ella.
En el deseo de un hombre de tener un hijo, intervienen factores
determinantes similares a los que se mencionaron al referirnos a la mujer, pero
adquieren otras dimensiones. El deseo narcisista de ser omnipotente y completo por
la vía de producir un hijo e identificarse con él es universal, al igual que el deseo de
reproducir la propia imagen de uno. Esta es una de las razones por las cuales los
hombres suelen preferir tener un hijo varón. Para el padre, el hijo varón tiene más
probabilidades que la hija de convertirse en el portador de sus ambiciones
insatisfechas. De este modo, también se aseguran la continuidad de su linaje. En el
hombre, las dudas con respecto a su capacidad de reproducirse y su propia fertilidad
se expresan en su potencia y la capacidad de dejar embarazada a su mujer.
Los padres también necesitan renovar viejas relaciones con personas
importantes de su pasado y esperan que sus hijos les proporcionen este vínculo. Por
ejemplo, en la relación con su propio padre: igualarse a él y a través de la crianza,
hacer las cosas mejores que su propio padre.
Con la llegada de un hijo, tanto las madres como los padres, sienten el
cumplimiento de ideales y oportunidades perdidos. Imaginan que el futuro hijo tendrá
éxito en todo aquello en los que ellos fracasaron.
El embarazo
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implican todo un repertorio de transformaciones a nivel psicológico y social que
afectan a ambos padres y toda la familia. De este modo, el embarazo pone en juego
la interacción, el intercambio y la redefinición de roles y vínculos familiares. Por
ejemplo, algunas actitudes de la mujer embarazada (repliegue, ensimismamiento)
repercuten en los otros integrantes de la familia. El clima familiar debería favorecer
la elaboración de fantasías desatadas por el embarazo. Pueden aparecer fantasías de
desplazamiento y exclusión, especialmente en los hijos, que necesitan
permanentemente reafirmar la seguridad y la estabilidad de sus padres.
En el ser humano el fenómeno de la maternidad/paternidad excede el hecho
biológico y tiene un significado a nivel social, cultural y psicológico.
Alicia Oiberman (2013) plantea, en un sentido amplio, el concepto de
materialización o maternaje como el conjunto de cuidados prodigados al niño,
dentro de un clima de ternura afectiva, atenta y continuada, que caracteriza el
sentimiento maternal. Es el conjunto de procesos psicoafectivos que se desarrollan
e integran a la mujer en ocasión de su maternidad, y que por lo tanto es un fenómeno
psicobiologico.
Entendido como proceso psicoafectivo, la materialización se desarrolla al
producirse la primera maternidad. Pero a veces no se da así, no porque haya una
maternidad se va a dar un proceso de materialización.
La maternidad como crisis vital y evolutiva, reactiva conflictos del pasado y potencia
las problemáticas presentes, sobre todo en las relaciones con los vínculos con los
otros.
Para Erikson (Citado por Oiberman), el maternaje representa en la madre una crisis
de identidad y de la personalidad, comparándola con la adolescencia, se encuentran
puntos en común entre ambas crisis vitales:
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desencadena modificaciones en todos los ámbitos de la persona: físico,
psíquico y social.
- Hay gran movilización afectiva que gira alrededor de fantasías, sentimientos
y emociones, la mayoría de las veces inconscientes.
- Es un momento de cambio en el que se imbrican el presente y el pasado, la
madre y la hija, la mujer y el varón. De modo que los conflictos que la mujer
ha vivido desde su concepción se reactualizan con el embarazo.
- Algunos síntomas pueden ser interpretados como una manera de defenderse
de las fantasías reprimidas que fueron despertadas con el embarazo.
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¿A qué se deben estas diferencias?
Cuando una mujer busca embarazarse consciente o inconscientemente, posee dos
grupos de potencialidades psicológicos de referencia:
1. El resultante de la relación con su madre, “imago materna internalizada” y de
su padre, “imago paterna internalizada”, con los elementos identificatorios
de sus funciones maternales y paternales.
2. Los elementos que el condicionamiento sociocultural le ha brindado: forma
en que cada sociedad vive la sexualidad, la genitalidad, el rol materno, etc.
Cualquier alteración o información deformada en alguno de estas dos
potencialidades producirá los “conflictos con la maternidad”.
Los síntomas nos señalan el significado del hijo para la mujer y la pareja, constituyen
una señal que indica que la mujer necesita comprensión, entendimiento y ayuda en
este momento.
Para entender tanto las reacciones normales como las patológicas que presenta un
adulto frente al embarazo, debemos remontarnos a sus orígenes infantiles. Por lo
tanto, los síntomas del embarazo son la expresión o la señal de cómo la mujer/pareja
vive el embarazo y aparecen frente a la reactualización inconsciente de conflictos
infantiles. Toda la problemática que la mujer ha vivido en su infancia se reactiva en
los nueve meses de embarazo.
Podemos considerar al embarazo como una situación psicosomática de cambio, en
la que cuerpo y psiquismo se imbrican de tal manera dando origen a fenómenos muy
difícil de separar. Los síntomas pueden ser físicos o psicológicos, entre los primeros
encontramos aquellos que corresponden con todas las zonas erógenas de la
evolución psicosexual: vómitos o antojos, anorexia o voracidad, constipación o
diarrea, problemas con la genitalidad. Dentro de los síntomas psicológicos
encontramos los miedos, ansiedades, fobias, temores, etc.
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Es necesaria la toma de conciencia de los cambios corporales para ir incorporando
los aspectos inconscientes del hecho de ser madre. Este proceso entraña dos
aspectos:
1. El logro de la maternidad.
2. la pérdida del cuerpo adolescente
Temor a tener un hijo anormal: este temor se expresa más frecuentemente en las
primerizas porque no han tenido la experiencia de su capacidad para engendrar
hijos normales.
Frente a este temor, debemos considerar la influencia que la mala educación sexual
ejerce sobre el desarrollo de la personalidad de la mujer. La descalificación de los
procesos corporales normales y el silencio ante las dudas enfrentan a la mujer a
revivir con el hijo las fantasías sobre esto.
Temor a no poder amamantar: toda mujer sabe que amamantar no solo implica
dar alimento sino fundamentalmente dar amor, confianza y seguridad. El temor de
no poder amamantar se relaciona, por un lado, con la angustia por las exigencias de
la vida moderna que se le imponen a la mujer: las exigencias laborales, la atención
de la casa y la familia, el cuidado y atención permanente de los otros hijos, si los hay,
que inciden en la forma en que la mujer se dispone a este acto. Todo depende de la
sana redistribución del tiempo, de la energía disponible paras muchas tareas: la
maternidad, la casa, el trabajo, las relaciones sociales, etc.
Por otro lado, también está condicionado por lo que la mujer recibió de su `propia
madre: tendencias a repetir experiencias o intentar reparar.
Temor a morir en el parto: El parto es un momento crucial para todo individuo
donde se pone en juego la capacidad de vivir o morir: se reviven angustias y
depresiones que se vivieron en el propio parto. Las primerizas por lo general no
tienen este temor sí las multíparas, por no querer dejar solos a sus otros hijos.
Miedo a la muerte del hijo: En un temor o miedo común y se relaciona con aspectos
inconscientes que tienen que ver con la relación o conflictos no resueltos con la
propia madre.
Temor a sufrir mucho dolor en el parto: De generación en generación se va
transmitiendo el “miedo al dolor” y cada versión es más exagerada en su
dramatismo. Fundamentalmente teme al dolor del desprendimiento del hijo, a la
separación de este con quien vivió simbióticamente nueve meses.
Temor a no desempeñarse bien como madre: La mujer duda de su capacidad de
ser madre, necesita de otras figuras femeninas- maternales que le permitan
modificar estos temores.
El puerperio es un momento muy importante para la mujer, ella pone en juego todas
sus capacidades de madre, produciendo una tendencia a la depresión, causada
fundamentalmente por este temor.
Temor a la separación del hijo después del parto: El temor a la separación física
de su bebé es uno de los miedos más grandes. Todas estas son actitudes de
sobreprotección, y que muchas veces ocultan a nivel inconsciente y reprimidos
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conflictos no resueltos en el deseo de este y que expresan el nivel de la
independencia interna respecto de sus propios padres, en especial la madre.
Desarrollo prenatal
Cuando ovulo es fecundado por el espermatozoide, se forma la primera célula
denominada huevo o cigoto que contiene la información genética necesaria para el
desarrollo del bebé humano. El desarrollo prenatal dentro del vientre materno dura
desde la concepción hasta el nacimiento entre las semanas 38 y 40 (9 meses).
Durante los 9 meses de vida intrauterina se pueden distinguir tres fases o periodos
en el crecimiento y la maduración del nuevo ser. Ellos son (Faas, 2017):
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El mundo fetal
Los nueve meses que el hijo permanece dentro del vientre materno proporciona las
capacidades necesarias para hacer frente al desarrollo extra uterino. El útero se
constituye en el ambiente primordial para el desarrollo prenatal.
El mundo fetal se caracteriza por la casi total ausencia de tensión y por la casi
inmediata satisfacción de cualquier necesidad. El cordón umbilical provee
incondicionalmente los medios necesarios para satisfacer la tensión, por lo cual la
frustración es mínima. El feto se encuentra en una situación de máxima dependencia
y de máxima seguridad. A esta satisfacción inmediata y seguridad extrema, le
sumamos un ambiente con temperatura constante y un lugar que garantiza el
sostenimiento en el espacio.
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- Flotar en su líquido tibio
- Permanecer acunado
- Balancearse
- Escucha el ritmo del corazón
El nacimiento
El parto es un proceso expulsivo que comienza mediante contracciones uterinas
graduales y progresivas, las cuales hacen descender al feto maduro. El nacimiento
ocurre cuando el bebé es expulsado o extraído del útero.
A estos tres momentos, podemos sumarles un cuarto período: las dos horas
posteriores al alumbramiento que la madre necesita para recuperarse con el
monitoreo de los procedimientos médicos necesarios.
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Vivencias de la madre y el bebé en el parto-nacimiento
El parto es una situación crítica tanto para la madre como para el bebé recién
nacido. El siguiente cuadro sintetiza las vivencias de madre- hijo en momento de
crisis vital:
MADRE BEBE
Experiencia de separación y dolor El parto tiene una importancia
tanto físico como psíquico. fundamental tanto en la salud
Se modifica el orden de filiación: física como psíquica del bebe. Por
se abandona el lugar de hija para ej., anorexia perinatal, uso de
convertirse en madre. fórceps, etc.
Sentimiento de alteridad: el hijo Es un momento crítico en que
está fuera del vientre y frente a la abruptamente se lo separa de su
sociedad, esto implica el órgano nutricio y respiratorio
reconocimiento del bebe como (placenta).
sujeto y diferente del bebe que Debe hacerse cargo de un
soñaba e imaginaba. cúmulo de funciones que hasta
Se hiere el sentimiento narcisista ese momento cumplía la madre:
materno, en tanto el hijo, tal vez oxigenar su sangre con sus
no se convierta en el redentor de propios pulmones y nutrirse a
sus esperanzas perdidas, sino que través de su propio tubo
alguien que desde la expresión digestivo.
de sus necesidades demanda Abrupto pasaje de un medio a
atención inmediata. otro: del mundo uterino al
mundo externo.
Inmediatamente después del parto, el recién nacido debe hacerse cargo de un cumulo
de funciones que hasta ese momento cumplía su madre. Este pasaje del mundo uterino
al mundo externo es vivenciado abruptamente por el nuevo ser. (Griffa y Moreno, 2001)
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El recién nacido
El recién nacido viene al mundo provisto de características físicas particulares y un
repertorio de funciones y capacidades que le permiten adaptarse al mundo. Sus
capacidades pueden agruparse en tres sistemas bien definidos: para recibir
información, para transmitir información y para actuar.
El sistema para recibir información incluye todas las capacidades sensoriales que
contribuyen a la percepción del entorno: vista, oído, olfato, tacto y gusto. Si bien
estos sistemas están medianamente preparados al nacer irán evolucionando y
madurando a medida que el bebé se desarrolla e interactúa.
Por último, el sistema para actuar involucra los reflejos innatos en respuesta a
estímulos del ambiente, pero que poco a poco se van convirtiendo en conductas
aprendidas moduladas por la experiencia.
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o Los reflejos.
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o El sueño/vigilia.
El recién nacido, por lo general duerme la mayor parte del dia, permanece escasas
horas en estado de vigilia y otro tiempo transcurre adormecido. De manera
progresiva se van equilibrando las horas de sueño y de vigilia y recién a partir de los
seis meses ambos estados quedan equilibrados. Sin embargo, el dormir no es un
proceso pasivo, y las hora de vigilia se caracterizan por una intensa interaccion con
la madre o cuidador.
Brazelton y Cramer distinguen diversos estados en el neonato:
1. El sueño profundo: el bebé presenta los ojos firmemente cerrados, respiración
profunda y regular, ausencia de actividad motriz, piel rosada y tono muscular
relajado. Es este estado los estimulos externos no son percibidos a no se que se
traspace la barrera protectora de estimulos.
2. El sueño activo: es ligero, la respiración es irregular y mas rápida, mueve los
miembros y en su rostro pueden distinguirse gestos (fruncir el ceño o
sonreir)Durante este tipo de sueño esta mas abierto a los estimulos.
3. El estado de somnolencia: los parpados están abiertos o cemicerrados, la mirada
no se fiha en ningún punto.
4. Estado de alerta o despierto: el cuerpo y el rostro están relativamente tranquilos,
los ojos están abietos y brillantes, percibiendo todo lo que lo rodea.
5. Estado de alerta pero inquieto: el bebe esta despierto, presenta actividad motriz
generalizada y su piel comienza a enrojecer. Es un estado de transición al llanto.
6. El llanto: es el sistema de comunicación por excelencia, que el bebé utiliza para
expresar sus estados.
o El llanto.
El llanto es una conducta realizada por el bebe frente a una sensación, por lo general,
de malestar. Es un estimulo auditivo que varia la intensidad y el significado, que
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atrae la atención del adulto, provocando su respuesta para aliviar el malestar del
bebé.
El primer llanto del recién nacido tiene una función biológica-adaptativa, en tanto
que permite la expansión de los pulmones, alentando la respiración autónoma. A
partir de ahí, todos los llnatos son un modo de comunicación y de desacrga de
ansiedades, por lo cual tienen una función comunicativa. Con esta primera forma de
comunicación, el bebé regula su conducta, aprende a demandar atención y va
adaptándose progresivamente al entorno que lo rodea.
El pediatra argentino Jorge César Martínez (2015) describe cinco tipos de llanto:
El llanto de dolor: se inicia bruscamente, es agudo y penetrante. El bebe se
muestra excitado y mueve sus manos y pies.
El llanto de hambre: comienza como un pequeño rezongoy va aumentando
si no es satisfecha la necesidad.
El llanto aprehensivo: aparece de a poco cuando por repetición de
experiencias, el bebé anticipa una experiencia de malestar. Por ejemplo,
cuando lo desvisten para el cambio de pañal.
El llanto de enojo: es un llanto intenso y domina por completo al bebé. Es en
respuesta a una insatisfacción.
El llanto por el placer de ejercitar los pulmones: es un ejercicio, una
actividad productiva.
Cualquiera sea el tipo de llanto, los adultos requieren ciertas habilidades para poder
interpretarlo. Se ha planteado que, en padres o cuidadores produce exhitacion
fisiológica e incomodidad, que tenderían a promover el cuidado y la atención que el
bebé necesita. Sin embargo, para reconocer el llanto y las causas, se conjugan las
relaciones entre el niño y sus padres: el niño comunica sus necesidades,
sentimientos, emociones, y el comportamiento del adulto esta modulado por las
características acusticas del llanto, su percepción y su interpretación las que
producen un tipo de conducta especifica.
o El desarrollo motor
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Cuadro. Desarrollo motor en el primer año de vida
(Griffa y Moreno. 2001- Pag. 103 y 104)
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Bibliografía General
- Brazelton y Cramer (2011) “La relación mas temprana. Padres, bebes y el drama del
apego inicial”. (Parte I) Bunos Aires. Paidos.
- Dolto F. (1996) “La causa de los niños”. Cap. 5. Buenos. Aires. Paidós.
- Faas Ana. (2017) “Psicología del Desarrollo. Niñez” 1ra ed. Córdoba. Brujas.
- Griffa y Moreno (2001) “Claves para una Psicología del desarrollo”. Buenos Aires. Lugar
Editorial.
- Martinez Jorge Cesar (2015) “El increíble universo del recién nacido”. Buenos Aires. El
Ateneo.
- Oiberman Alicia “Observando a los bebés…” Cap. 2, 3, 4 y 5. Lugar editorial 1ra ed.
Buenos Aires. 2013.
- Paladino C. (1996) “Psicología Evolutiva: Modelos explicativos”. Universidad Nacional
de la Plata.
- Videla Marta (1990) “Maternidad, mito y realidad” Cap. 5. Buenos aires. Nueva visión.
- Videla Marta (1993) “Parir y nacer en el hospital” Cap. 6. . Bunos. Aires. Nueva visión
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