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UN DISCIPULADO PARA EL MUNDO

Juan 17

I. Son sacados del mundo. «Los hombres que del mundo me diste» (v. 6).

El mundo como tal es una masa arruinada, yaciendo en el regazo del

Maligno; mimado por las ilusiones y conducido por los falsos principios del

Dios de este mundo; pero los seguidores de Jesucristo han sido en espíritu

Levantados de todo ello, como de un horrendo hoyo y pozo cenagoso, y han

Sido establecidos en el Reino de nuestro Dios, y de su Cristo, que es justicia,

Y paz y gozo en el Espíritu Santo.

«No son del mundo, como yo tampoco soy del mundo.»

II. Se distinguen del mundo. «Yo ruego por ellos; no ruego por el

Mundo» (v. 9). Tan pronto como quedamos separados en espíritu del mundo,

Quedamos bajo un nuevo conjunto de leyes en el Reino de la gracia. Somos

Tratados como hijos de Dios, no como meras criaturas de su poder creador.

Cristo ama a los suyos con un amor peculiar a ellos. Mientras que tiene amor

De compasión por el mundo, tiene el amor del gozo por los suyos. Porque en

Sus corazones están por Él, Él está por ellos en corazón y poder; de modo que

Todas las cosas obran para bien para los que le aman.

III. Ellos están en el mundo. «Pero éstos están en el mundo» (v. 11). En

Cuanto a su espíritu y propósito, ellos son de fuera del mundo, mas en cuanto

A su presencia corporal e influencia, siguen estando en el mundo. En el

Mundo, pero no de él, como sucedió con Cristo (v. 16). En el mundo, no

Como pámpano en la vid, sino como luz en las tinieblas; no como miembros

Del cuerpo, sino como médicos en un hospital. En el mundo, no como


«hombres del mundo», sino como «hombres de Dios». No como sus

Esclavos, sino como sus vencedores.

IV. Son aborrecidos por el mundo. «Y el mundo los aborreció, porque no

Son del mundo, como tampoco yo soy del mundo» (v. 14). No hubo

Aborrecimiento hasta que les dio la Palabra de Dios. «Les he dado tu palabra;

Y el mundo los aborreció.» Esta Palabra dada por Dios, cuando fue recibida,

Revolucionó de tal forma sus mentes y corazones que el mundo no los

Conoció, y tan contrarios se hicieron a los caminos y a las máximas que los
Aborrecieron. Los sabios de este mundo y los sagaces de este mundo no

Pueden recibir estas preciosas cosas que Dios está dispuesto a revelar a los

Niñitos (Mt. 11:25). El aborrecimiento del mundo es cosa de poca monta para

Aquellos cuyos corazones están llenos del amor de Dios.

V. Son guardados del dios de este mundo. «Te ruego… que los guardes

Del maligno» (v. 15, margen). No ora que sean quitados de este mundo, sino

Guardados del maligno que rige en él. No tenemos que fatigarnos para salir de

Este mundo, en tanto que podamos ser hechos un perpetuo milagro y

Monumento de su poder guardador mientras estamos en él. Estamos

Ciertamente en perfecta libertad para reivindicar, por la gloria del propio

Nombre de Cristo, el diario cumplimiento de esta oración en nuestras propias

Vidas. Nuestras amadas calabazas puede que se marchiten, pero no su

Promesa.

VI. Son enviados al mundo. «Como tú me enviaste al mundo, así yo los

He enviado al mundo» (v. 18). Cada persona ungida por el Espíritu es enviada

A predicar las buenas nuevas (Lc. 4:18). Así como Cristo fue enviado al

Mundo a buscar y a salvar lo que se había perdido, así nosotros también. Así

Como él fue un embajador de Dios, así lo somos nosotros de Jesucristo (2 Co.

5:20). Así como él no fue enviado a sus propias expensas, tampoco nosotros.

Como él fue en el mundo, no por su propia cuenta, sino como Enviado, así lo

Somos nosotros. Los enviados por él serán equipados por él para la tarea,

Como él fue equipado por el Padre que le envió. «Como me envió el Padre,

Así también yo os envío» (Jn. 20:21).

VII. Vienen a ser morada de Dios para la salvación del mundo. «Yo en

Ellos, y tú en mí… para que el mundo conozca» (v. 23). Como el Padre

Estaba en el Hijo, así el Hijo anhela estar en nosotros, para que el mundo

Conozca el amor de Dios. Cristo cumplió, de una manera perfecta, todo lo que

Se le demandó; ¡pero qué míseras falsificaciones somos tantos de nosotros! El

Hijo se ha dado a Sí mismo tan plena y libremente como el Padre se dio al


Hijo, para que su gran amor pudiera triunfar en nosotros y por medio de

Nosotros. Así como Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo, así ama el

Hijo al mundo que le da sus seguidores llenos del Espíritu, y por este mismo
Propósito. «Cristo vive en mí», dice Pablo (Ga. 2:20), y todo el mundo sabe

Con que resultados tan glorificadores de Dios. La única cosa necesaria que

Este mundo tiene que conocer es EL AMOR DE DIOS; no solo el amor de

Dios para el mundo, sino su amor hacia su Hijo, y hacia aquellos que le

Aman. «Que los has amado a ellos como también a mí me has amado.» Que

Este amor sea derramado en nuestros corazones, y de nuestros corazones a

Este frío mundo a nuestro alrededor tan ajeno a Cristo.

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