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Módulo II

ÍNDICE

Módulo II: Gestión integral de riesgos financieros

Pág.

1. Riesgo financiero…………………………………………………………………… 3

2. La medición de riesgo…….………………………………………………………. 5

3. El Mapa de riesgos o Risk Mapping…………..………………………………… 8

4. Tipos de riesgo financiero..……………………………………………………….. 15

Módulo II: Gestión integral del riesgos financieros


Módulo II: Gestión integral del riesgos financieros
MÓDULO II

GESTIÓN INTEGRAL DE RIESGOS FINANCIEROS

1. Riesgo Financiero

Es la posibilidad de que se produzca un hecho generador de pérdidas que


afecten el valor económico de las instituciones. Van: (2002)

El riesgo financiero se refiere a la probabilidad de ocurrencia de un evento que


tenga consecuencias financieras negativas para una organización. Dis: (2004)

El concepto debe entenderse en sentido amplio, incluyendo la posibilidad de que


los resultados financieros sean mayores o menores de los esperados. De hecho,
habida la posibilidad de que los inversores realicen apuestas financieras en contra
del mercado, movimientos de éstos en una u otra dirección pueden generar tanto
ganancias o pérdidas en función de la estrategia de inversión.

Por ejemplo a la incertidumbre asociada al rendimiento de la inversión debida a


la posibilidad de que la empresa no pueda hacer frente a sus obligaciones
financieras (pago de los intereses, amortización de las deudas). Es decir, el riesgo
financiero es debido a un único factor: las obligaciones financieras fijas en las que
se incurre.

Existencia Medir el Elección


de riesgos nivel del nivel Gestiona
en la actual de de riesgo el riesgo.
Institución riesgo. deseado.

Cualquier instrumento financiero está expuesto a al menos un factor de riesgo


financiero. Es decir, se hace indispensable en cualquier gestión de riesgos,
identificar la cantidad de riesgos financieros que amenazan impactar sobre las
posiciones individuales (cortas o largas), portafolios o balances. Inclusive se tiene

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que tener en cuenta la correlación existente entre los diferentes riesgos que
podrían corregir una sobre estimación en la medición del riesgo. Elizondo: (2003)

El riesgo se define como la variación


del valor del instrumento o del
portafolio con respecto a su valor
actual, debido a movimientos en
los factores de riesgo financieros o
por cambios en las variables
crediticias y de liquidez, o por la
presencia de problemas
operativos. Por tanto, la posibilidad
de que se produzcan desviaciones
negativas sobre el valor actual del
portafolio se considera riesgo.

De acuerdo a la teoría clásica de la inversión (Markowitz, 1959), para la toma de


decisión racional de cartera hay dos parámetros claves: la rentabilidad y el riesgo.

Adicionalmente, se reconoce la ventaja de la diversificación y el concepto de la


frontera eficiente. Siguiendo estas nociones clásicas, la rentabilidad esperada de
la cartera se expresa como:

Siendo:

E( rp )= la rentabilidad esperada del activo i.

Xi = el peso a precios de mercado de la posición en el activo i.

Asimismo, el riesgo, que representa la eventual variabilidad en el valor de


una cartera, viene dado por la volatilidad (desviación estándar) del retorno
de la cartera o portafolio, se expresa en la siguiente ecuación, donde el
riesgo de una cartera está determinado por el riesgo de los activos (n) que
se incorporan a la cartera y las correlaciones correspondientes.

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Donde:

De acuerdo a los postulados clásicos, en la medida que los retornos de los activos
incluidos en el portafolio estén poco correlacionados, el riesgo global de la cartera
disminuirá en relación a los riesgos de los activos individuales. En parte, ello sustenta
que un buen proceso de diversificación debe considerar la búsqueda de activos
cuyos rendimientos presenten bajas correlaciones entre sí.

De acuerdo a las expresiones, resulta básico observar las series de los retornos,
volatilidades y correlaciones.

En este sentido, se presenta la siguiente data sobre correlaciones entre los retornos
de los distintos subyacentes.

MATRIZ DE CORRELACIONES

Esta data será luego de utilidad para las aplicaciones de medición de riesgos.

2. La medición del Riesgo

Varias entidades financieras han perdido una parte significativa de su patrimonio,


y en algunos casos quebrar, ante pérdidas ocasionadas por movimientos no
esperados en los precios de mercado.

En la mayoría de los casos existe una muy débil gestión o monitoreo de la


exposición de la empresa a los riesgos.

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El modelo de VaR es un método de evaluar o medir riesgo que emplea técnicas
estadísticas estándar. De manera formal, el VaR mide la peor pérdida esperada
sobre un intervalo de tiempo dado bajo condiciones normales de mercado en un
nivel de confianza estadística (o probabilidad estadística). Sustentado en sólidos
fundamentos técnicos, el VaR otorga a sus usuarios una medida sumaria de los
riesgos.

El VAR (Value At Risk –


Valor en Riesgo). VAR
(Value At Risk) Es el
método más
generalizado de medir
y estimar el riesgo de
mercado total al que
una entidad se ve
expuesta. La
metodología VAR
busca un único valor
que totaliza y engloba el riesgo de mercado a que se está expuesto en las
diferentes posiciones, en un solo número. El VAR, se define como el valor máximo
de pérdidas por mantener el actual portafolio de posiciones con un nivel
específico de probabilidad (nivel de confianza) durante un periodo determinado
de tiempo. El cálculo de VAR, requiere identificar cuáles son los factores que
afectan el valor de portafolio de la empresa.

El siguiente paso es descomponer los diferentes tipos de acciones que posee,


para facilitar la valoración del portafolio, seguidamente, se debe determinar la
distribución estadística de los factores de mercado y utilizarlos para calcular los
cambios en el valor del portafolio.

Con toda esta información, se procede a su cálculo por medio de la siguiente


ecuación:

De acuerdo a esto, podemos definir el VAR como una estimación estadística del
riesgo de pérdida en condiciones normales de mercado, bajo el supuesto, de que
los retornos de dicha inversión, se comportan como variables aleatorias
independientes.

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Para calcular el VaR existen varias metodologías, las más conocidas para calcular
el riesgo de portafolios de inversión son el VaR paramétrico, el VaR histórico y el
VaR Montecarlo.

El VaR paramétrico supone una distribución del histórico de datos que por lo
general es normal, el VaR paramétrico se calcula con base en parámetros (valor
esperado, varianza y desviación estándar) de la distribución de pérdidas y
ganancias supuestamente normal. Este método tiene la ventaja de ser fácil de
calcular y no se afecta generalmente con cambios abruptos en las tendencias
del mercado. Su desventaja es que asume una distribución normal del PyG
(pérdidas y ganancias) que no se ajusta a la realidad.

El VaR histórico se calcula con base en la volatilidad real resultante de la


valoración histórica del portafolio (generalmente 200 días hábiles atrás,
correspondiente a un año) pero conservando sus condiciones actuales.

La ventaja de este método es que no asume normalidad del mercado, es decir


que tiene en cuenta sus cambios reales en la muestra histórica del año, pero es
más frágil a los cambios de tendencias o impactos en el mercado, lo que quiere
decir que si venia una tendencia a la baja que cambia al alza o viceversa, este
método tarda un tiempo en reflejar este cambio.

El VaR Montecarlo consiste en


simular muchos escenarios de
pérdidas y ganancias
(generalmente 10.000) pero
conservando las mismas
condiciones estadísticas de
media, desviación estándar y
correlación de la distribución
de PyG real.

La ventaja es que se pueden


analizar muchas situaciones
que podrían presentarse en el
futuro y que no se presentaron en la historia, que cuenta con solo 200 datos. Pero
su desventaja es que el cálculo de las simulaciones es muy pesado técnicamente.

Independientemente del método usado, siempre es necesario validar que los


resultados del VaR son consistentes con la realidad. Por lo tanto, dado que las tres
metodologías son válidas y aceptadas mundialmente, lo ideal es contar con las
tres y según las condiciones del mercado y los resultados del Backtesting (análisis
de resultados cotejados con la realidad), decidir cuál es la más conveniente en
cada caso.

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3. El Mapa de Riesgos o Risk Mapping

Un mapa de riesgos es una


herramienta, basada en
los distintos sistemas de
información, que pretende
identificar las actividades
o procesos sujetos a riesgo,
cuantificar la probabilidad
de estos eventos y medir el
daño potencial asociado
a su ocurrencia. Van:
(2002). Un mapa de esta
naturaleza proporciona
tres valiosas contribuciones
a un gestor: proporciona
información integrada sobre la exposición global de la empresa, sintetiza el valor
económico total de los riesgos asumidos en cada momento, y facilita la
exploración de esas fuentes de riesgo. El mapa se instrumenta en un panel gráfico
interactivo, a modo de cuadro de mando, que enfatiza las anomalías o
desviaciones y permite que el usuario navegue a lo largo de los indicadores en
diferentes niveles de desagregación (drill-down). En lo que respecta a la
problemática financiera de una empresa, el mapa ayuda a realizar un
seguimiento de las vulnerabilidades clave, tales como aumentos en los niveles de
morosidad o en la exposición a una categoría concreta de clientes y, en este
sentido, puede facilitar el desarrollo de estrategias concretas para prevenir el
fracaso financiero. Partiendo de los antecedentes y la experiencia acumulados
en el sector financiero, este trabajo propone un metamodelo de las fuentes del
riesgo en empresas no financieras, y un mapa diseñado específicamente para
supervisar los procesos clave que conducen a los eventos de insolvencia y fracaso
financiero.

El mapa contribuye al objetivo general de supervivencia de la empresa


aportando la información precisa para medir y controlar esa exposición, y poner
en práctica un modelo de gestión proactiva del riesgo. La finalidad del mapa es
identificar y medir los riesgos a los que está expuesta la organización, proporcionar
una visión analítica de las relaciones de causalidad subyacentes, y aportar una
visión amplia de la exposición global de la organización. El mapa cartografía los
lugares en los que radica el riesgo, y las vías a lo largo de las cuales este riesgo
puede manifestarse o contagiarse: vincula los procesos de negocios con sus
correspondientes riesgos, permite trazar las causas de un evento en concreto, por
ejemplo el impago de un cliente, y ayuda a evaluar su impacto a lo largo de la
organización.

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El mapa es, en sí mismo, un verdadero sistema de información especializado en
las evidencias que tienen trascendencia desde el punto de vista de las
incertidumbres que afectan al negocio. En concreto, puede interpretarse como
un cuadro de mando que podría estar integrado en el EIS (Executive Information
System) empleado por la dirección de la empresa.

Esto le confiere algunas de las propiedades características de los cuadros de


mando, entre ellas la capacidad de expresar el riesgo con diferentes niveles de
agregación, atendiendo a su tipología o a las áreas de gestión implicadas.

Al margen de ello, el desarrollo y mantenimiento de los mapas puede servir a otros


fines instrumentales:

 Reflexionar de forma sistemática sobre los riesgos que está asumiendo la


empresa, su justificación en términos de creación de valor, y las políticas
aplicadas para mitigar sus consecuencias. Es importante concebir la gestión
de riesgos en general, y el desarrollo de mapas en particular, como un proceso
retroalimentado, de mejora continua, que implica la reasignación dinámica
de recursos de control a lo largo de la organización: se trata de acumular
datos cuantitativos (o cuantificables) sobre los eventos para comprobar si su
prevalencia ha aumentado anormalmente, evaluar si los indicadores
empleados han proporcionado alertas tempranas de estas anomalías, y
enjuiciar la eficacia de los procedimientos de control y mitigación (Scandizzo
2005, citando a Finlay 2004, Vinella 2004). Proporcionar una visión analítica de
las interrelaciones existentes entre los distintos procesos y actividades de la
empresa (COSO 2004), construida desde la óptica de los riesgos que implican:
decisiones que atañen a estos riesgos, actores implicados en ellas, datos
históricos, etc. La contribución clave del mapa en este sentido es el hecho de
no imponer ex ante una estructura de análisis e
información: el usuario puede abordar el problema
de acuerdo con su propia estrategia de
razonamiento, y explorar sus relaciones con el resto
de la organización.

 Promover la comprensión de los riesgos del


negocio por parte de todos los miembros de la
organización, la adopción de la prudencia como
un criterio básico en la actividad diaria, y la
asunción de responsabilidades en cuanto a los
planes de mitigación de daños.

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 Implicar a la organización en la estrategia de gestión de riesgos. El desarrollo
del mapa requiere que todos los niveles de dirección en la empresa estén
involucrados en la gestión de los riesgos, y que los miembros de la organización
se hagan corresponsables de esta problemática. En este sentido el mapa se
configura como una herramienta clave para la estrategia de Gobierno de
Riesgos de la organización (IRGC: 2005).

 Aumentar la cantidad y calidad de la información disponible sobre la forma


en que se están realizado los procesos de negocios y la situación actual de los
riesgos correspondientes.

 Proporcionar evidencias relevantes


para diagnosticar y en su caso
perfeccionar el sistema de control
interno, y aumentar su confiabilidad
de cara a los procesos de revisión a
posteriori, como la auditoría externa;
desvelar conocimiento relevante
para aprender de los errores
cometidos en el pasado en lo que
respecta a la detección de las
fuentes de indeterminación y el
diseño de políticas de prevención.

 Ayudar a la compañía a conseguir sus objetivos de rentabilidad y rendimiento


y a prevenir la pérdida de recursos.

 Reducir el gap informacional – la diferencia entre la información disponible, y


aquella que se precisaría para evaluar correctamente el problema –, y los
prejuicios erróneos en cuanto a los factores de riesgo relevantes en cada caso
(Morgan et al., 1990; Ellith et al., 2002).

 Reducir los costes derivados de la supervisión de los riesgos más relevantes


para la entidad, implantando protocolos que eviten procesos recurrentes de
revisión ad hoc, y minimizar las necesidades de recurrir a coberturas o seguros
para cubrir determinados eventos.

3.1. Metodología

La metodología para la elaboración del Mapa de Riesgos para la estabilidad


financiera consta de cuatro etapas:

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a) Identificación de factores de riesgo.

El primer paso para la


elaboración del
Mapa de Riesgos
está dado por la
identificación de
aquellos factores de
riesgo que pudieran
comprometer la
estabilidad del
sistema financiero doméstico. En esta etapa se enumeran los factores
exógenos con impacto potencial sobre la estabilidad financiera.
También se analizan los factores que hacen a la formación endógena
de riesgo sistémico.

A modo de ejemplo, la reversión de los programas de compra de


activos (tapering) en los Estados Unidos y sus efectos sobre las variables
financieras internacionales constituyó en 2013 un riesgo exógeno para
la estabilidad del sistema financiero doméstico. También, factores
endógenos al sistema financiero tales como la dinámica del crédito o
la toma de riesgos correlacionados podrían formar parte de la lista de
factores de riesgo.

La identificación de factores de riesgo es un proceso interdisciplinario e


interinstitucional. En el mismo diversos servicios técnicos comparten su
información y sus visiones en el marco de la Comisión Técnica del
Comité de Estabilidad Financiera. Con base en el Mapa de Riesgo
anterior y una vez evaluados los acontecimientos recientes se elabora
una lista preliminar de potenciales amenazas para la estabilidad del
sistema financiero y se procede con las siguientes etapas de la
metodología.

b) Evaluación de la probabilidad de materialización.

Una vez listados los potenciales factores que podrían comprometer la


estabilidad del sistema financiero se realiza una evaluación de la
probabilidad de que dichos factores de riesgo se materialicen. A estos
efectos es necesario determinar un horizonte temporal para la
materialización. El mismo se ha fijado en doce meses. En esta etapa se
busca obtener una evaluación cualitativa de la posibilidad de
concreción del riesgo en el horizonte temporal en cuestión. Para ello se
utiliza la siguiente escala de probabilidades de materialización: baja,

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medio-baja, media, medio-alta y alta. La probabilidad de
materialización así obtenida constituye una de las dos dimensiones en
relación a las cuales los factores de riesgo serán ubicados en el Mapa.

c) Evaluación del impacto sistémico en caso (bajo el supuesto) de


materialización.

La otra dimensión en relación a la cual los factores de riesgo


identificados en la primera etapa de la metodología serán ubicados
en el Mapa está dada por el impacto que el riesgo tendría sobre la
estabilidad del sistema financiero en caso de concretarse. La
determinación del impacto requiere el análisis y la valoración de los
diversos canales a través de los cuales el riesgo afectaría la estabilidad
del sistema financiero. También se requiere identificar y valorar las
capacidades y las limitantes para la gestión del riesgo en cuestión.
Nuevamente se opta por brindar una escala cualitativa de impactos
en caso de materialización: bajo, medio-bajo, medio, medio-alto y
alto. Esta escala refiere directamente a la definición de Estabilidad
Financiera. En otros términos, la valoración del impacto informa sobre
la capacidad del sistema financiero para facilitar el desempeño
presente y futuro de la economía así como para disipar los
desequilibrios generados por la materialización del riesgo.
Dependiendo de las características del riesgo se podrán utilizar
modelos cuantitativos a los efectos de evaluar sus impactos.
Continuando con el ejemplo de la reversión de los programas de
compra de activos en Estados Unidos, es posible representar este riesgo
a través de un escenario internacional más volátil y con condiciones de
acceso a mercados de capitales más restrictivas. Este escenario puede
ser traducido en proyecciones para las principales variables macro-
financieras domésticas a través de diversos modelos
macroeconométricos. A su vez, estas proyecciones pueden alimentar
modelos de proyección de las hojas de balance del sector bancario.
De esta manera es posible obtener una cuantificación en términos del
capital del sector bancario de los efectos de la materialización de un
riesgo externo.

Algunas capacidades y limitantes para el manejo del riesgo descripto


en el ejemplo del párrafo anterior son consideradas explícitamente por
los modelos cuantitativos utilizados. A modo de ejemplo, el hecho que
la economía doméstica sea pequeña, abierta y con alta dolarización
de sus pasivos, así como el hecho que la flexibilidad cambiaria actúe
como un estabilizador automático, son elementos considerados a la
hora de formular los modelos macroeconométricos.

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Otras capacidades tales como la estructura y eficiencia de la red de
seguridad financiera revisten un fuerte componente cualitativo y
deben ser consideradas en forma exógena a los modelos cuantitativos.

Una vez identificados los factores de riesgo, evaluados la probabilidad


de su ocurrencia y su impacto en caso de ocurrencia es posible
representar la importancia relativa de cada factor de riesgo en un
Mapa.

La Figura muestra el Mapa de Riesgos para la estabilidad financiera. En


el eje horizontal se representa la probabilidad de ocurrencia, mientras
que en el eje vertical se ubica el factor de riesgo en razón de su
impacto en caso de materialización. De esta manera, los factores de
riesgo se representan como un punto en el espacio de su probabilidad
de ocurrencia y de su impacto. La importancia relativa de los mismos
puede ser visualizada utilizando un código de colores. El color verde
representará riesgos que no comprometen la estabilidad del sistema
financiero.

Esto es, riesgos que el propio sistema financiero es capaz de manejar y


procesar.

En tanto, el color rojo representará riesgos que podrían generar


inestabilidad del sistema financiero.

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d) Re-evaluación de la definición de factores de Riesgo. Una vez
concluidas las tres etapas descritas, es conveniente re-evaluar la
definición de factores de riesgo y su inclusión en el Mapa. Es posible
que algunos riesgos resulten tener una muy baja significación que
determine su exclusión del Mapa.

Esta etapa de re-evaluación también debe servir para analizar


combinaciones e riesgos y la definición de escenarios más complejos.
En la primera etapa de la metodología y la definición de escenarios
más complejos. En la primera etapa de las metodologías se busca
identificar riesgos en la forma más independientemente posible a los
efectos de determinar su probabilidad de ocurrencia y su impacto
individual. En la práctica, es posible que los riesgos se den en forma
combinada. En esta última etapa de la metodología se busca
entonces evaluar esta posibilidad, formular los escenarios de riesgo más
probables y evaluar su probabilidad de ocurrencia e impacto en caso
que los mismos se materialicen. Nuevamente, en esta etapa es también
posible utilizar tanto modelos macro-econométricos como modelos
cualitativos.

CATEGORÍAS PRINCIPALES DE RIESGO


Fuente Atlantic Review of Economics – 2nd Volume - 2013

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4. Tipos de riesgo financiero:

Los riesgos de mercado comprende la influencia de múltiples factores externos


relacionados con el comportamiento de los precios de venta, los costes y la
disponibilidad de los recursos; también cabría considerar la influencia que ciertas
variables generales de naturaleza macroeconómica, como los tipos de interés o
los tipos de cambio, puedan ejercer sobre las variables financieras y de
explotación de la empresa. A diferencia de lo que ocurre en una entidad
financiera, el valor de los activos y de los pasivos de una empresa convencional
no suele depender directamente del comportamiento de los tipos de interés; sin
embargo estas tasas sí ejercen una influencia sobre la rentabilidad mínima exigida
por los accionistas, el coste de capital y el umbral mínimo de rentabilidad
económica. De la misma forma, el tipo de cambio es relevante para las empresas
que realizan operaciones de explotación o financieras en más de un área
económica. Aunque puedan entregar préstamos ocasionalmente, las empresas
no financieras no incluyen estas actividades entre sus objetos de negocio. Pudiera
derivarse de ello que el riesgo de crédito tiene en ellas una importancia menor; sin
embargo las dificultades para
realizar puntualmente los cobros
por operaciones de tráfico tienen
una trascendencia inmediata
sobre el ciclo de tesorería, sobre la
estabilidad financiera, y sobre la
capacidad de la empresa para
mantener la continuidad de las
operaciones, en definitiva sobre su
supervivencia (de Llano et al 2012).
En nuestro modelo, el riesgo de
crédito comprende dos
eventualidades principales: retrasos
o morosidades en las cuentas a cobrar, y la posibilidad de que las posiciones en
activos e instrumentos financieros (por ejemplo, inversiones en renta fija para
colocar excedentes puntuales de tesorería) no puedan ser liquidadas sin
quebrantos ni demoras significativas. La evolución reciente del entorno
económico ha puesto de relieve la importancia del riesgo país, y concretamente
del riesgo de transferencia la posibilidad de que los movimientos de tesorería
previstos por la empresa se vean condicionados por la imposición de restricciones
extraordinarias a los movimientos de capitales -. Los riesgos de mercado y crédito
comprenden las principales eventualidades de causadas por fenómenos o
variables de naturaleza propiamente financiera; sin embargo, la creciente
complejidad de la organización y de sus relaciones con el entorno ha creado
nuevos factores de exposición.

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El riesgo operacional
abarca una heterogénea
variedad eventos, que
comparten la característica
común de originarse en la
forma en que la
organización ejecuta sus
procesos de negocios y sus
tareas de gestión: fraudes
internos y externos, fallos o
caídas en los sistemas informáticos transaccionales o de gestión, conflictividad
laboral, disfunciones en la estructura o errores cometidos en los procesos de
decisión; aquí se incluye también el riesgo de modelo, es decir, la posibilidad de
sufrir pérdidas como consecuencia de la aplicación de modelos defectuosos (o
la aplicación incorrecta de modelos válidos) en el análisis de problemas o la
evaluación de decisiones. La empresa asume un riesgo de modelo cuando utiliza
técnicas econométricas basadas en datos históricos para programar su
producción, o para evaluar la calidad crediticia de un cliente. El riesgo
operacional en general, y el de modelo en particular, pueden establecer sinergias
con la exposición a otros factores de riesgo y amplificar sus efectos.

Finalmente, el apartado de riesgos


competitivos incluye
eventualidades de naturaleza
estratégica, vinculadas con la
posibilidad de que el
posicionamiento de la empresa se
vea comprometido por la
emergencia de nuevos rivales,
productos alternativos o nuevas
tecnologías. También, las
consecuencias que se derivarían
de errores en el esfuerzo
estratégico, o del deterioro de los activos intangibles que se hallan en el núcleo
de la capacidad competitiva de la empresa: reputación, notoriedad, prestigio,
lealtad de empleados y clientes, etc.

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