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Para entender las artes menores en esta etapa de nuestra historia primero tenemos que

saber su definición: Las artes menores son aquellas que tienen un uso práctico, además
del meramente artístico, en toda su extensión. En otras palabras, son aquellas
expresiones artísticas que combinan la estética con la funcionalidad, integrando la
belleza en objetos y prácticas cotidianas. A menudo se las conoce también como arte
aplicado, arte utilitario o arte decorativo. A diferencia de las Bellas Artes o Artes
Mayores, que suelen valorarse por su pureza estética, las artes menores se centran en
la utilidad práctica sin descuidar el aspecto estético.
Aunque algunas personas pueden considerarlas como formas "inferiores" de arte debido
a su enfoque utilitario, su valor y aprecio son subjetivos y varían según las preferencias
individuales. Además, las artes menores pueden enriquecer y complementar otras
formas de expresión artística, actuando como un puente entre la función y la estética en
el mundo del arte.
Y estas se pueden clasificar en diferentes aplicaciones las cuales son: El diseño de
Espacio que compromete la arquitectura de Interiores, paisajismo y eventos, El diseño
Textil que se refiere a la Ropa, la alta costura y los accesorios, la Artesanía Artística
que son los vitrales, la joyería y la cerámica, El diseño de Producto es decir el
Mobiliario y Objetos Industriales, y El diseño de Comunicación que es la Publicidad y
Medios de Comunicación, Ahora si podemos ver como todo esto se aplicó en la vida
real en el siglo XVI
Para el diseño de espacio nos centraremos en la arquitectura de interiores La cual el
tequitqui es un magnífico ejemplo, este término fue empleado por el español Jorge
Moreno Vila. Tequitqui es una palabra de origen náhuatl la cual significa tributario y
ustedes dirán, porque esta aplicación es tan importante bueno esas dudas pueden ser
resueltas en el siguiente párrafo “LEER EL PARRAFO”

Se puede decir que es la mezcla del arte indígena con el arte cristiano y se puede ver
el proceso de transculturación entre los indígenas y los españoles. En el arte tequitqui,
se puede ver algunos elementos indígenas en las obras que ordenan los españoles, de
lo cual se puede inferir que aun y cuando se llevaba a cabo la evangelización, los nativos
aún se aferraban a sus creencias y tradiciones. y surgió gracias a los conventos los
cuales sirvieron como escuelas donde se alfabetizaba a niños y jóvenes, y en muchas
de sus capillas abiertas se instalaron talleres de diversas artes y oficios. Estos lugares
ofrecieron la oportunidad de sintetizar en un objeto la perspectiva temática española en
técnicas indígenas, lo cual permitió la formalización de este arte, por eso sus mayores
representaciones son en templos, Monasterios y Conventos.
LEER DIAPOSITIVA
Obra ubicada en el centro de Coixtlahuaca frente al mercado del mismo nombre fue un
centro comercial muy importante en la Mixteca. Se supone que el mercado que se
realizaba en Coixtlahuaca tenía una gran influencia regional en toda la Mixteca. Por esta
razón, cuando llegaron los españoles, inmediatamente empezaron a construir un templo
y exconvento dominico, que terminaron en 1576.

Uno de los testimonios más importares es su “capilla abierta”, dedicada a San Juan
Bautista. Las capillas abiertas, eran diseñadas para los indígenas, ya que no se les
permitía la entrada a la misa y la comunión junto a los conquistadores, encomenderos y
europeos en general. Es por eso que a los indígenas se les hacían sus misas afuera y
los sacerdotes se colocaban dentro de la capilla abierta, y los indígenas en la superficie
del atrio a cielo abierto. En el arco superior de la capilla abierta se aprecia labrada una
“cadena de serpientes”. Y se puede ver que las dos culturas todavía “no se conocían”
a profundidad, por lo que los indígenas pudieron dejar “testimonios discretos y secretos”
de su visión cosmogónica y religiosa.

Los textiles desempeñaron un papel fundamental en la vida cotidiana, la economía y la


cultura de la Nueva España durante el siglo XVI. La producción textil en esta época era
una actividad artesanal importante que combinaba técnicas indígenas prehispánicas
con influencias europeas introducidas por los colonizadores españoles.
El teñido de telas e hilos con pigmentos mexicanos significó para España otro gran
descubrimiento; el sur del territorio novohispano contaba con diversos elementos
naturales de los que se extraían colores utilizados desde tiempos prehispánicos.
Es posible que antes de la llegada de los españoles la gama de colores naturales de
tipo animal, vegetal y mineral haya sido considerable, en especial si se consideran los
colorantes y tintes naturales que actualmente se usan en las comunidades indígenas
dedicadas al teñido de textiles y de hilos. El uso de colorantes naturales en la
indumentaria indígena actual mantiene el mismo proceso de extracción del colorante
que en época prehispánica. En los testimonios de la obra de fray Bernardino de Sahagún
y en la Historia de los indios de la Nueva España de fray Toribio de Benavente
“Motolinia”, se relata la existencia de gran variedad de plantas, flores y frutos para el
teñido de textiles, además, describen los procedimientos para obtener el tinte, así como
el oficio de los tintoreros.
Son tres los colorantes naturales que se utilizaron profusamente en la época
prehispánica. El índigo o añil (Indigofera suffruticosa e Indigofera guatemalensis), del
cual se ha determinado su origen como americano por las más de 50 especies nativas
presentes en el continente. Su uso en la época prehispánica queda de manifiesto en la
obra del padre Sahagún, quien dice: “Hay una hierba en las tierras calientes que se
llama xiuhquilitl, mojan esta hierba y exprímenle el zumo, y echándolo en unos vasos
allí se seca o se cuaja, con este color se tiñe de azul oscuro y resplandeciente”.

A lo largo de la costa del océano Pacífico se encuentra un molusco que produce una de
las tinturas más bellas de todo el mundo, el caracol púrpura pansa (Tixinda mixteco). Su
utilización como tinte textil, según las referencias documentales, datan del siglo XV y
XVI, época en la que están fechados los textiles arqueológicos del estado de Chiapas Y
la grana cochinilla, que significa “sangre de tunas” porque de ésta se obtenía el rojo
carmín, provenía de insectos criados en nopales y es propia de la actual zona
oaxaqueña; ya en la Colonia su producción alcanzó un gran auge que favoreció sobre
todo a los criollos. Por último, de la flor de cempasúchil, muy empleada en las ofrendas
de Días de Muer tos, ya seca se extraían tonos amarillos y naranjas.
La producción de textiles era una actividad realizada principalmente por mujeres en los
hogares y comunidades indígenas. Se utilizaban fibras naturales como el algodón, el
maguey (agave) y la lana de oveja para tejer telas que se usaban tanto para la
vestimenta como para la decoración. Los indígenas de Mesoamérica tenían una gran
habilidad en el arte del tejido, utilizando técnicas tradicionales como el telar de cintura y
el bordado a mano. Estas técnicas se combinaron con nuevas técnicas introducidas por
los españoles, como el telar de pedal, dando lugar a una variedad de estilos y diseños.
La ropa proveniente de la producción textil en la Nueva España del siglo XVI se conoce
generalmente como "indumentaria colonial" o "vestimenta colonial". Esta ropa reflejaba
la mezcla de influencias indígenas y europeas en términos de diseño, materiales y
técnicas de confección.
Algunas prendas y elementos de la vestimenta colonial incluían el Huipil, el rebozo, los
sarapes y los trajes europeos.
En huipil las mujeres preservaron símbolos, imágenes, relatos y conceptos heredados
del mundo prehispánico. Asimismo, incorporaron en la iconografía elementos del arte
europeo renacentista y barroco.
Algunos tejidos contienen representaciones del paisaje, la flora y la fauna locales, o
bien, de criaturas fantásticas. En otros, los diseños describen la vida cotidiana y
ceremonial; relatan los mitos acerca del origen del universo y sus habitantes, o retratan
a deidades y seres sagrados.
Durante la época virreinal los frailes impusieron que como símbolo de pudor las mujeres
utilizaran una suerte de toca para cubrirse la cabeza mientras permanecían en la iglesia
o asistían a misa, también como un motivo de piedad, respeto y recato. De esto da
cuenta el fraile dominico Diego Durán, en su obra Historia de las Indias de Nueva
España e Islas de Tierra Firme, de la segunda mitad del siglo XVI. Ahí habla del uso de
esta manta para el decoro femenino y cómo los tejedores aprovecharon el telar
prehispánico para hacer rebozos primero de algodón y más tarde de seda y de lana. Así
esta prenda venía a la perfección con aquella exigencia.
El rebozo Se convirtió en una prenda indispensable, de uso cotidiano para las mujeres
novohispanas, que no distinguió casta, posición económica ni época.

La Talavera Es una cerámica tradicional mexicana con una rica historia que se remonta
al periodo colonial de la Nueva España. El origen de la Talavera se encuentra en la
influencia de las técnicas de cerámica y azulejos de origen español, especialmente de
la ciudad de Talavera de la Reina, en España, que fueron introducidas en México por
los colonizadores españoles en el siglo XVI en Puebla de los angeles, los artesanos
españoles aprovecharon el conocimiento prehispánico que tenían los pueblos indígenas
en el manejo de las arcillas, y lo incorporaron a sus talleres junto con el propio personal
europeo e incluso con esclavos negros. La talavera se utilizó tanto en vajillas como en
contenedores para los hospitales, e incluso para el traslado del vino y el pulque, este
También se aplicó en los azulejos, primero dentro de los inmuebles, por ejemplo en
cocinas, fuentes y altares
La Talavera se caracteriza por su fina calidad, sus colores brillantes y su diseño
detallado. Se produce utilizando una arcilla especial que se mezcla con minerales y
pigmentos naturales, y se decora a mano con pinceles finos antes de ser esmaltada y
cocida en hornos tradicionales.

El mobiliario en la Nueva España durante el periodo colonial reflejaba la fusión de


estilos, técnicas y materiales de origen europeo con las tradiciones y necesidades
locales. Con la llegada de los colonizadores españoles, se introdujeron nuevos estilos
de muebles y técnicas de carpintería que se adaptaron a las condiciones y recursos
disponibles en el Nuevo Mundo.
Los colonizadores españoles introdujeron estilos de mobiliario europeo, como el
renacentista, barroco y churrigueresco. Estos estilos se adaptaron y fusionaron con las
técnicas artesanales locales para crear muebles que reflejaban la estética europea pero
con un toque distintivamente mexicano. Se utilizaban una variedad de materiales en la
fabricación de muebles, incluyendo maderas nativas como el cedro, el nogal y el pino,
así como materiales importados como el marfil, el carey y metales como el hierro y el
bronce para detalles y herrajes. Se fabricaban mesas, sillas, camas, armarios y
aparadores con diseños simples pero robustos, que a menudo incluían detalles tallados
o incrustaciones decorativas

Aunque el diseño de los muebles estaba influenciado por los estilos europeos, también
se incorporaron elementos y técnicas artesanales indígenas. Por ejemplo, en la
fabricación de muebles se utilizaban técnicas de ensamblaje tradicionales y se
incorporaban diseños y motivos indígenas en la decoración y el tallado de la madera.

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