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moderno.
expresión artística y ornamental por siglos. Las Culturas Andinas Pre Colombinas
tradicionales que fueron utilizados eran: algodón, lana de llama y de alpaca. Esta se utilizó
para crear complicados brocadas, tapicerías, forro y gaza. Con el arribo de los españoles en
los años 1500 nuevos recursos fueron presentados, tal como la seda y bordados en hilo.
Las mujeres Zuleteñas en seguida incorporaron estos hilos en sus tejidos, siglos después
ahora son renombradas por sus bordados a mano, habilidad, diseños únicos y sus
colores.Los bordados Zuleteños originalmente fueron utilizados para decorar la ropa de las
persistido hasta hoy en día cuando mucho arte florklórica se esta perdiendo.Sin duda esto
Hacienda Zuleta desde 1940. Doña Rosario se inspiró durante uno de sus viajes a Italia y
Hacienda Zuleta se propuso crear un taller para aprovechar las habilidades de bordados de
las mujeres Zuleteñas y producir artículos para vender, así proporcionaría un ingreso
adicional para los hogares de los Zuleteños. Esto marcó el comienzo del Taller de Bordado
en Zuleta y la revitalización del bordado a mano Zuleteño. Los niños en la escuela Galo
tapetes y toallas. Los ingresos para las familias fueron incrementando significativamente.
Plaza obtuvo asistencia técnica del “Cuerpo de Paz” para organizar el taller. Hoy en día hay
Zuleta, hay quienes tienen sus propios almacenes. Durante los años el distinguido estilo
siendo la fuente básica de los ingresos de la gente de la zona, así como también son
talleres y los almacenes han sido manejados bajo el auspicio de la Fundación de Galo Plaza
Lasso como un proyecto social beneficiando más de 100 familias en la región de Zuleta
comercialización. Todos los productos aun son hechos completamente a mano con el afán
de conservar “la herencia cultural”. Los productos para los clientes están disponibles según
Primera Generación
El arte del bordado a mano en la familia empezó aproximadamente hace cincuenta años.
Nuestra bisabuela Dolores Chachalo de Ponce, aprendió a elaborar las blusas bordadas
para las mujeres indígenas de su comuna Zuleta.
De esta labor hizo un medio de vida, dió valor a sus trabajos y mediante el trueque, que
consistía en intercambiar las blusas con animales, granos y tubérculos se ganó la vida. Sus
últimas puntadas las hizo a sus ochenta años, poco antes de partir.
Segunda Generación
Continuó con este arte mi abuela Laura Marina Ponce. Para ella fue difícil emprender
porque sus trabajos no los podía vender en la comunidad, sino que debía salir a la ciudad
de Quito desde Zuleta, emprendiendo largos viajes de tres a cuatro horas. Sin conocer bien
la ciudad y con sus cajas de cartón, buscaba donde vender sus obras.
Gracias a ello aportó para la educación de su hijos. Nos dejó su ejemplo de trabajo y
dedicación.
Tercera Generación
Después de varios años mi madre Teresa Casa Ponce, tomó el mismo sistema de trabajo
que mi abuela Laura.
Horas de camino en la ciudad, bajo un sol ardiente y con un cartón en cada mano, recorrió
decenas de edificios, oficinas y almacenes dejando sus productos a veces sin recibir el
pago, confiando en que sus clientes le pagarían en su próxima visita al mes siguiente. Este
trabajo lo hizo durante casi treinta años.
Cuarta Generación
Sabía que en poco tiempo mi madre ya no tendría las misma energía para seguir con esa
rutina. No es sólo es el trabajo de comercializar, sino todo el proceso que conllevar tener
un producto terminado.
Siempre he admirado los bordados y sé que son verdaderas obras de arte. Hace unos años
consideré la posibilidad de llegar a más clientes que valoren nuestro trabajo, no solo para
mejorar nuestros ingresos, sino para preservar un legado. En el año 2013 emprendí junto a
mi madre una aventura, gratamente como resultado nació Catelina.
La técnica de los bordado a mano de Zuleta tienen origen español y llegó a esta
localidad de la mano de doña Rosario Pallares, esposa del expresidente de la
República, Galo Plaza, quien se inspiró durante uno de sus viajes a Italia y
España, viendo a mujeres bordando en los portales de pequeños pueblos. De
vuelta a la Hacienda Zuleta se propuso crear un taller para aprovechar las
habilidades de las mujeres indígenas que desde épocas ancestrales usaban
camisas de lienzo blanco, adornadas con trozos pequeños de telas coloridas,
labor denominada picado.
La tradicional Calle La Ronda de Quito
La Ronda es una de las calles más tradicionales que se encuentran en Quito, no solo por ser una de las más antiguas,
o por haber sido cuna de pintores, escritores y poetas de los años 30s; fue en las casas de esta estrecha calle en
donde se escribieron canciones y pasillos y mismas que albergado a políticos, románticos y bohemios. Entre los
personajes que habitaron en La Ronda en el transcurso del siglo XX se encontraron Faustino Rayo o Carlos Guerra o
al Taita Pendejadas.
No, La Ronda también es una calle que nos lleva a nuestro pasado indígena, y en esas ancestrales épocas no se
llamaba La Ronda, como le nombraron los españoles o como la conocemos en la actualidad, si no que se supone
que su nombre original fue la de “El Chaquiñán”, término que ahora se lo traduce como camino o sendero. Se
presume que esta pequeña calle ya se encontró establecida y trazada hacia 1480, cuando los Incas llegaron por
“Nuestra simpática, estrecha y tortuosa calle de la Ronda, aparentemente españolísima por su nombre y por estilo
característico de sus viejas casas es de puro origen indio. Es nada menos que un claro vestigio, como lo es la
callejuela Luís Felipe Borja, del primitivo y natural diseño aborigen de la ciudad original del Quitu”.
El FONSAL así como otras entidades nacionales e internacionales; como el Municipio de Quito o la Fundación Hallo
son parte de la rehabilitación de los bienes e inmuebles del centro histórico y en este caso de la Ronda, pero ¿por
qué dar importancia a la regeneración de estos sectores?. Elizabeth Jelin señala en su texto Los Trabajos de la
Memoria: “…existe un cierto culto por el pasado, que se expresa en el consumo y mercantilización de diversas
Y es precisamente este boom de lo antiguo, de traer viejos barrios o memorias ya olvidadas al presente que hace
que los turistas vayan cada vez con mayor frecuencia a la Ronda a ver, deleitarse o disfrutar de antiguas traiciones.
“Me gusta venir a la Ronda por sus pequeñas calles y por que la vida de barrio todavía se siente, la gente se conoce
Pero antes de hablar directamente de la Ronda y la rehabilitación que se ha gestado en esta estrecha calle de la
capital, voy a hablar sobre los Centros Históricos, “Suelen llamarse centros históricos a los distritos urbanos que
poseen testimonios arquitectónicos del pasado. La gran mayoría corresponde a los distritos centrales de las
Estos centros históricos son la manifestación de los estilos y formas de fines del sigo XVII y las últimas décadas del
XIX y aún subsisten varias muestras de los edificaciones civiles y religiosas de estos siglos.
Respecto al centro histórico de Quito, fue una de las primeras ciudades en ser declarada por la UNESCO como
Patrimonio Cultural de la Humanidad, el 8 de septiembre de 1978. En la actualidad la zona centro de la capital tiene
un total aproximado de 308 manzanas de edificación y su patrimonio constituyen 123 edificaciones monumentales,
permite establecer que la ciudad, durante las primeras décadas de colonización, tuvo un ordenamiento que
respetaba el patrón aborigen de asentamiento, pero a comienzos del siglo XVII se inicia en la ciudad hispana un
proceso de centralización que consolida el dominio de los poderes eclesiástico y civil, articulando la vida alrededor
En esta cita se puede entender como la ciudad de Quito nació bajo las lógicas y estructuras urbanísticas españolas y
sus poderes se fueron desarrollando alrededor del centro o como se lo conocía en quechua “Yavirac”, lugar de
observación, motivo por el cual las edificaciones más antiguas se encuentran ubicadas en el casco colonial.
Pero los procesos de transformación de la ciudad se los relaciona a las décadas de 1860 y 1870 cuando aparecen
nuevas infraestructuras arquitectónicas que se adecuan a las nuevas necesidades de los habitantes del Quito del
siglo XIX.
Y los procesos de modernización de las ciudades y de deterioro de los inmuebles y monumentos continúan hasta el
siglo XX, que es realmente el punto central de esta investigación, y así poder observar cuales han sido los procesos
de cambio y como en la actualidad los procesos de rehabilitación urbanística han logrado mejorar las condiciones de
vida de ciertos habitantes de la zona centro así como también de los bienes que en este lugar existen.
Para tener una idea de cual ha sido hasta el momento de proceso por el que han pasado los bienes culturales del
1981 después de la declaratoria de Quito Patrimonio de la Humanidad, las autoridades locales iniciaron un
proceso, que continúa hasta la actualidad, para preservar el casco colonial. Se determinó que el centro es un área
1984 el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural delega al municipio la custodia de esta área.
1987 por causa del terremoto se pone en evidencia la vulnerabilidad de las estructuras y los cimientos de las
Momento en el que las autoridades ven la necesidad de crear una Ley para el cuidado del patrimonio cultural, y así
empezar el proceso de rehabilitación de varios sectores y de los inmuebles que se encontraban en deterioro.
El legado cultural y arquitectónico que deja el centro a sus visitantes y habitantes es inmenso, las memorias que
guarda el casco colonial han recibido atención no sólo por los motivos expuestos en párrafos anteriores sino
“El centro histórico de Quito concentra actualmente una serie de funciones urbanas por las cuales conserva
la centralidad simbólica, administrativa, educacional y del comercio popular, y resume la diversidad de la sociedad
ecuatoriana”.
“Para los jóvenes representa un barrio fuera de moda con ninguna actividad atractiva. Para los inversores es un área
en decadencia, potencialmente un barrio de conventillos…, se asocia con malvivientes y otros grupos sociales que
remodelar por completo las casas y bienes religiosos y civiles y modernizarlos para que de esta manera sean más
útiles para las tendencias de modernización y urbanísticas actuales. La respuesta la plantea Fernando Carrión: “En el
marco teórico predominante, el concepto de centro histórico aparece definido bajo la noción de herencia o legado,
pero bajo la forma de patrimonio, sea cultural o natural. Lo patrimonial aparece con un contenido y carácter
marcadamente físico, con lo cual se convierte en una cosa material ausente de lo social”.
Además la conservación en la memoria de lo que representa el centro histórico es una de las claves para la
rehabilitación de estos sectores, “…lo que más preocupa es no recordar, no retener en la memoria…”.
Como se mencionó anteriormente esta estrecha calle del centro de la ciudad se remonta a tiempos de los indígenas
que la poblaron y decidieron establecerse allí ya que pasaba un arroyo llamado por los indios Ullaguangayacu, que
quiere decir, río de gallinazos, mismo que desciende desde la Chorrera del Pichincha.
“Pero si tal quebrada era cosa inundable en tiempos de los españoles, en la época del Quito indio debió ser la mejor
arteria de aguas purísimas y alegres para los usos domésticos de la ciudad aborigen… El nombre mismo quichua de
Ullanguanga-yacu, parece que le dieron los indios después de aparecidos aquí los españoles, porque el anterior era
Jatuna, corrupción de Cantuña, palabra aymará que significa hilaza retorcida, chorrera”.
Esta chorrera, como la conocían los indios servía para que las familias que habitaban en el sector tengan agua para
lavar sus ropas, desaguar sus chochos y como baños públicos y según Fernando Jurado fueron las mujeres las
constructoras de esta calle. Los límites de la calle en aquel Quito indio fueron hasta el oeste por lo menos tres
El segundo momento de la Ronda fue la época española, se supone que estos le dan ese nombre a la calle en
homenaje a las rondas nocturnas tradicionales del sistema español. “Hacia 1580 el nombre La Ronda aparece en la
fundación de Mayorazgo que hace el cura gallego Jácome Freile de Andrade en 1592 y ante el escribano Alonso
Pero La Ronda no solo son sus majestuosas casas de varios siglos atrás, esta pequeña calle de Quito y la más
antigua de la ciudad contiene un patrimonio intangible e invaluable que son sus personajes emblemáticos. A finales
del siglo XIX, La Ronda acogía en las tabernas de chicha que se establecieron en la calle a los viajeros y
transportistas de productos agrícolas que venían del sur. En la esquina con el Mesón, en la casa de Cadena
Meneses, estaba la chichería de Rosario Navarro y frente a ésta estaba la de la indígena Petrona Chasipanta.
La generación de los poetas y bohemios de los años 30 y 40 visitaban “El Murcielagario”, la trastienda de la última
casa de la segunda cuadra en la Morales y Venezuela. Tras la fachada de una tienda de mala muerte se escondía un
El poeta ambateño Pablo Valarezo Moncayo vivió en la casa de la Negra Mala, consagrada a la tertulia literaria y
bohemia de poetas y músicos como Jorge Carrera Andrade, Augusto Arias, Carlos Guerra, entre otros. En ella Sergio
Mejía compuso el bellísimo pasillo Negra Mala dedicado a la dueña de la casa, doña Rosario Peñaherrera, y luego
compusieron sus obras en esta calle, en aquel tiempo llena de vida y movimiento.
En la actualidad la Ronda se ve nuevamente consagrada como un lugar de esparcimiento en donde los niños y
adultos pueden reunirse a jugar a la rayuela, canicas, el elásticos, los cocos, el zumbambico, entre otros,
obviamente estas actividades no se las realizan a diario, pero sí cuando las opciones recreativas que la
Con todo este proceso lo que se desea es que la Ronda sea un puente de encuentro cultural y que a su vez, al
albergar a una variedad de artistas se ponga en evidencia la tendencias culturales de estos, y reactivar la economía
A simples rasgos estas son las memorias de la rehabilitación que se han producido en La Ronda, aquella calle hecha
por indios y luego apropiada por los españoles, para a mediados del siglo XX conformarse en la cuna de pintores,
compositores y artistas quiteños. La importancia de mantenerla se centra en su historia y en las memorias que esta
calle evoca a sus visitantes, ya que en sus paredes se yerguen los recuerdos de sus grandes épocas, pero también se
la debe conservar por sus habitantes, por esos hojalateros, artesanos, panaderos, que viven en la calle La Ronda y
que aún mantienen la esperanza de verla florecer como ha pasado en estos últimos años.
Pero la pregunta de ¿por qué recordar? ¿por qué mantener la memoria de esta calle viva? sigue latente y tal vez la
respuesta más sencilla sería por el hecho de que una calle como esta, con toda la historia que tiene, es difícil de ser
olvidada. Pero recordemos que ya estuvo en el olvido de las autoridades y de la ciudadanía que no habita en el
sector y las consecuencias fueron que La Ronda fue tomada por grupos marginales, dando inseguridad no solo a sus
visitantes si no principalmente a sus moradores. Entonces la pregunta sigue allí, según Ricoeur “…lo que honramos
del pasado no es el hecho de que alguna vez existió. Entonces, el mensaje de la historia a la memoria, del
historiador al hombre de memoria, es el de agregar al trabajo de memoria no solamente el duelo por lo que no es,
La Ronda es un sector emblemático en el que se albergan un sin número de tradiciones, de varias épocas, y
principalmente es un lugar en el que se mantiene una amplia memoria de nuestra historia, desde el legado de los
indios, pasando por la colonia y finalmente en los poetas que habitaron allí y los artesanos de hoy. Por todo esto es
Período Inca
Los habitantes originales de la zona de Zuleta fueron los pacíficos Caranquis (800 años
A.C.). Su cultura estuvo basada en la agricultura, actividad muy próspera por encontrarse
en una zona volcánica rica en nutrientes. Su período terminó con el arribo de los Incas a
fines de 1470. Dentro de la tierra de Zuleta hay 148 tolas de enterramiento Caranquis y 12
piramides truncadas con rampa, que fueron construidas entre el siglo VIII y el XIV. Estas
fueron construidas para aislar de la humedad del suelo, edificaciones como chozas,
cabañas y templos. Aunque los Caranquis pelearon contra los Incas por 40 años,
eventualmente fueron conquistados y forzados a servir a los Incas. El gobierno Inca fue
corto. En 1534 el último Rey Inca Atahualpa, fue capturado y asesinado por los
conquistadores españoles al mando de Pizarro, dejando el Imperio Inca colapsado y
permitiendo así a la Corona Española apoderarse de sus tierras.
Ocupación Jesuita
A fines del siglo XVI, se cree que el Rey Carlos legó la región de Zuleta a los Jesuitas,
quienes implementaron los métodos españoles de ganadería y producción de ovejas. En
los siguientes años un obraje fue establecido. En 1691 gran parte de las construcciones, la
casa de la Hacienda, granero y la capilla se terminan, para entonces la Hacienda tenía el
nombre de Cochicaranqui.
Hacienda Zuleta
En 1713 bajo el mando del Rey Carlos III la propiedad fue confiscada y transferida al Canon
Gabriel Zuleta. Desde entonces la Hacienda fue conocida como Cochicaranqui de Zuleta. A
la muerte del Canon, la Hacienda pasó a la familia Posse, quienes devolvieron a la
Hacienda la grandiosidad que habría sido característica del siglo XVII.
Cada atardecer a las 5 pm, los huéspedes son invitados al espacioso salón de estar para
saborear vinos, quesos y conversación. Pronto después, la cena es servida en un
comedor especial. Una extensa mesa de madera es decorada con velas y elegantes
cubiertos y vajilla. Su anfitrión lo acompañará junto con el resto de los huéspedes.
Historias y leyendas provocan risas, o momentos silenciosos mientras que se deleitan
con cocina gourmet y vinos finos.
Las comidas en la Hacienda Zuleta son preparadas con mucha creatividad utlizando
alimentos cultivados en su propio jardín orgánico. Las sopas son una especialidad
ecuatoriana, servidas en grandes calderos. Las verduras frescas en las ensaladas y en
los entrantes saben suculentas y exuberantes. Los entrantes resultan deliciosos y
hermosamente presentados.
Estos enormes pájaros color ébano, con una amplitud de sus alas de entre 9 y 10 pies,
son parte de los pocos 60 Cóndores Andinos que sobreviven en esta región. Aquí, son
protegidos en una inmensa pajarera hasta que están listos para ser liberados. Mientras
tanto, cóndores salvajes de vez en cuando visitan a sus compañeros de vuelo en
recuperación. Es posible que vea a uno o dos cóndores planeando en las sombras de
los Andes o un oso atravesando la zona salvaje.
Fila sobre fila de quesos redondos y dorados cubiertos de cera descansan sobre
estantes de madera. Cuando maduran, son enviados a los vendedores. A pocos metros
se encuentra el jardín orgánico y la huerta, repletos de una multitud de flores, plantas,
hierbas, especias, plantas medicinales, y verduras.
Usted tal vez decidirá andar por el camino bordeado de eucaliptos desde la hacienda
hasta el cercano pueblo de Zuleta. Cerca de la entrada a la Hacienda Zuleta se
encuentra "La Biblioteca". La familia de Galo Plaza Lasso continuamente contribuye a
este y a otros proyectos dentro de la comunidad.
Bibliografía
http://zuleta.com/es/destinations-in-highland-ecuador/traditional-embroidery-and-
handycrafts-of-ecuador/