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NA T U R A L E Z A
DE L A I G L E S I A
Y SU MISION
EN
N O A M E R I C A
LATI
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Con cerca de 100 participantes entre de.
legados oficiales, observadores e invitados es”
peciales, el Congreso Continental de Estudio,
celebrado en Bogotá, en diciembre 1-8 de 1963,
fué tal vez el más representativo del pres*
biterianismo latinoamericano de los que se
han celebrado hasta el presente. De las iglesias
y organizaciones misioneras que son miembros
de la CCPAL sólo una, la del Brasil, no estuvo
representada oficialmente, si bien lo estuvo
extra-oficialmonte con un brillante contingente
de siete observadores, Además, las siguientes
iglesias enviaron delegados fraternales: Sína-
dos de Nuevo México y California, Iglesía
Asociada y Reformada de México, Iglesia Ary
Evangélica y Reformada de Honduras, Iglesia
Presbiteriana de Guayana Británica, Iglesia
Presbiteriana Cumberland de Colombia, Misión
Unida Andina del Ecuador, Iglesia Presbite- N 1
riana Independiente del Brasil, Iglesia Refor-
mada de la Argentina, y Asociación de Igle.. LOGY
sias Reformadas de Buenos Aires, El Congreso,
además, estuvo asesorado por importantes per”
sonalidades del Protestantismo mundial, tales
como: el Obispo Lesslie Newbigin, el Dr.
Ralph W. Lloyd, de la Alianza Mundial Pres-
biteriana, el Dr. John A, Mackay, el Dr. To-
más J. Ligger, y el Prof. Mauricio López.
(Continúa en la 2* Solapa) y
tenue
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ART 3 E y En EPA
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LA NATURALEZA DE LA IGLESIA
Y SU MISION
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LATINOAMERICA
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—CONGRESO CONTINENTAL DE ESTUDIOS
TURALEZA
LA IGLESIA
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Segunda Sesión
Joh: A, Mackay, La Misión de la ¡glesia
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Ralph W. Lloyd, La Organización de la
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TomásJ. Ligget, El Evangelismo $ la Mi.
sióm,. de la Lolesta oa aa eUNA ES 80
2. La Realidad Educacional
3. La Realidad Socio-Económica
3.
Que se debería convocar a un Congreso Continen=
tal Extraordinario sobre la naturaleza y misión de la
Iglesia. A este respecto se observó que, en efecto, el ple-
no de la CCPAL en [Chile había acordado la celebración
de un Congreso similar.
12*
c) Abrir un paréntesis en las actividades ordinarias
de la CCPAL, para dedicar todo el pensamiento, esfuerzo
_ tiempo y recursos necesarios a la promoción y realización
- del proceso de estudio recomendado por la Comisión de
Estrategia.
ME
Nacional, fuesen examinados a la luz de las necesidades de
la congregación local. AN
4. Que del nivel nacional debería pasarse al nivel con”
tinental para compartir entre las iglesias afiliadas a la
CCPAL el resultado de sus estudios, así como sus determina.
ciones para el futuro. Sobre la arena de este Congreso las
iglesias, en solidaridad cristiana, deberían lidiar los preceld
!
mas e interrogantes del día de hoy.
5. Que el enriquecimiento mutuo resultante —las con-
clusiones del Congreso Continental— debería revertir a la
congregación local para probar allí su validez y autentr
0
cidad.
Esta concepción de la tarea a realizar fue difundida am 2d
(pliamente entre las iglesias a través de cartas, boletines UN m0
presos y visitas personales. En la reunión de Enero el Co-. y
mité Organizador había marcado las etapas, escogido los.
nombres, invitado las iglesias a enviar delegados, y traza”
do las líneas generales del programa para el Congreso. En
el mes de Julio el mismo Comité se reunió por segunda
vez, en Puerto Rico, para escuchar los informes sobre la
marcha del proceso de estudio en los diferentes países, y
para repasar, precisar y definir finalmente todo lo relacio- '
nado con el Congreso Continental, incluyendo la formula- '
ción del propósito, método de trabajo, financiación, etc.
1.
a!
Nacional y tres sub-comisiones preparatorias para estudiar
el pasado y presente de la Iglesia, y tratar de visualizar su
- futuro. Los Institutos Nacionales se celebraron en el si-
guiente orden:
1% Guatemala (Mayo) Instituto Preliminar, Asesores
de la ccpar: Dr. Alfonso Rodríguez, Rev. Aris-
teu Pires (Brasil) y Rev. Castillo.
AS
A
Bogotá mo intentan ser finales. Ellas representan sólo los
primeros pensamientos responsabes, surgidos de un grupo
representativo del Presbiterianismo de América Latina, 'so-
bre los profundos asuntos planteados. El mismo Congreso
recomendó específicamente la continuación del proceso de
estudio señalando dos puntos que parecen los más urgen”
tes: las relaciones entre las iglesias, y la forma de vida y
misión de la congregación local. Algunas iglesias ya han
tomado acuerdos oficiales para dar atención especial a estos
temas durante el presente año, y se espera que el presente
volumen sea una orientación adecuada, un primer pensa-
miento, una base, para dichos estudios.
Secretario Ejecutivo de la
CCPAL
16*
ALGUNOS TRABABAJOS PREPARATORIOS
LA MISION PROFETICA DE LA IGLESIA |
k EVANGELICA EN AMERICA LATINA
Joaquín Beato
e
El ministerio de los profetas fue ejercido en los mo-.
mentos de grandes crisis en la vida religiosa y política de
la nación. En un período de amenaza de, los Filisteos a la
sobrevivencia del pueblo de Israel, tenemos la primera re-
ferencia histórica a un grupo de profetas empeñados en
despertar el ánimo nacionalista del pueblo, para una gue”
rra santa contra el enemigo peligroso (I Sam. 10:5,6;
32-24). Los Filisteos eran tan peligrosos que su presión hi-
zo necesaria la substitución del viejo orden de la federa”
ción de tribus libres por un estado unificado por prime”
ra vez bajo un monarca. Elías ejerció su ministerio en una
crisis religiosa en la cual, en el siglo noveno A. C., la so-
brevivencia del javismo fue amenazada en el reino del nor-
te, gracias a la alianza de los oméridas con Tiro, de lo
cual resultó el matrimonio de Achab con Jezabel, acom-
pañado de tantas consecuencias funestas de orden social 3d
religioso para la nación. (1 Reyes 18-19). Pero fueron las
mayores crisis las que exigieron los más grandes profetas.
Amos y Oseas ejercieron su ministerio en el siglo octavo
A. C., en los mismos años en que se preparaba la catástro”
fe final del reino del norte.
Isaías y Miquéas ayudaron, activamente, a salvar a Ju-
dá de la tempestad asiria que erradicó el reino de Israel.
Cuando, al final del siglo séptimo y comienzo del sexto
A. C., le tocó a Judá enfrentarse con la destrucción final, -
ante el poderío de los ejércitos babilonios de Nabucodo-
nosor, allá estaban, entre otros, en Jerusalén, el grande
Jeremías y, en Babilonia, Ezequiel. En estas crisis máxi
mas de la historia del pueblo de Dios alcanzó también la
profecía su grandeza máxima. Y fue la grave crisis inter-
nacional de la caída del imperio babilonio, ante los persas
de Ciro, que sirvió de contexto histórico para la más ele-
20%
vada obra profética de «todo el Antiguo Testamento —
(Isaías 40-55).
América Latina está viviendo una época de crisis sin
precedentes. Estamos todos en una situación tensa, pre-
revolucionaria. Nos hallamos en la antevíspera o, tal vez,
en la víspera misma de transformaciones radicales en las
estructuras políticas, sociales y económicas. Hay cuestio-
nes y poblemas que están siendo propuestos cada vez más
insistentemente por grupos cada vez más decididos a con”
quistar los derechos que hasta ahora les han sido negados.
Son grupos que ya no están dispuestos a aceptar como nati-
ral y divinamente sancionado, un orden de cosas que sólo
ha producido como resnltado su insoportable y creciente
marginación. Estos grupos, hasta ahora inferiorizados por
un orden social inicuo, luchan para alcanzar su condición
humana, su integración en la comunión del cuerpo social.
Es este despertar el que amenaza destruír las estructuras
caducas. Aun siendo esta crisis consecuencia del desarro-
llo económico y correspondiendo, en el plano mundial, a
la lucha de las naciones subdesarrolladas por un lugar bajo
el sol, le compete a la Iglesia proclamar su propósito. Le
toca a la Iglesia, como lo hicieron los profetas, a la luz de
los fundamentos teológicos de su cosmovisión, de su en”
tendimiento teocéntrico de la Historia, buscar y procla-
mar el verdadero sentido de esta crisis contemporánea y.
si tal fuere la consecuencia, aceptar de buena gana y has-
ta estimular estas transformaciones, como parte necesaria,
dentro del propósito de Dios, del proceso total de reden.
ción humana total. Los profetas podían discernir en ia
crisis de su tiempo y de la historia de su pueblo la acción
de Dios, comprender su voluntad y proclamarla inequívo-
camente. Esta es también una parte imprescindible de la mi-
“21
oa
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Por haber denunciado la opresión, la violencia, la ga”
mancia, el robo, la falta de honradez, la sensualidad, la
sed de poder, la inhumanidad, la falsedad, el soborno, y
por la forma en que condenaron todos los beneficiarios de
un sistema de vida inmoral, en que una minoría engordaba
y se enriquecía a costa de la miseria, de la esclavitud y
del hambre de la mayoría — los profetas daban testimonio,
vigorosamente, al hecho de que todos los aspectos de la vi.
da de los hombres están bajo la soberanía de Dios. Para
ellos, la religión no era un asunto, principalmente, de ex-
periencia íntima, ni una pura cuestión de ritual; era la
interpretación de la condición humana total a la luz del
propósito total de Dios.
En una América Latina dominada por una religión com-
placiente y sacerdotal, con una concepción ritualista, Casi
amoral, del pecado, satisfecha con sancionar y santificar el
- status quo, indiferente a lo que ocurre en la ciudad y más
preocupada por el ritual que por la moral—, es urgente
el testimonio profético de la Iglesia Evangélica, rechazan-
do este malentendido tan común según el cual la religión
debe restringirse a las preocupaciones sobre el otro mun"
do, y que nada tiene que ver con la tierra. Se preocupa dei
alma o del espíritu, y nada tiene que ver con el cuerpo o
con la materia. Tiene que ver exclusivamente con el
Reino de Dios, y no tiene, ni debe tener, ninguna preo”
cupación por las cosas, que, según el mismo malentendido,
quedarían fuera de este ambito.
Es urgente que el mensaje de la Iglesia Evangélica pon-
ea, valientemente, bajo la soberanía de Dios lo que ocu-
rre en los hogares y en las calles, en las plazas y avenidas,
en los mercados y en los almacenes, en las oficinas y en los
despachos, en las escuelas y en los hospitales, en los tribu”
* 3
=
nales y en las alcaldías. Le compete dar testimonio de un
Dios soberano que, en Jesucristo, juzga el ser humano to-
tal, en la totalidad de sus relaciones. Y, sobre todo, le
toca hacer penitencia por haber permitido que su acción
y predicación se amoldasen a esta dicotomía desnatura-
lizadora de lo religioso y lo secular, tal vez por falta de
conocimento, por falta de valor o falta de fe.
24 * i
la estructura religiosa, política, social y económica y aún
la propia existencia nacional, no eran absolutas, sino que
estaban siempre bajo el juicio de un Dios interesado, so-
bre todo, en la justicia y en la equidad, en el amor a Dios
y al prójimo, y en la integridad en la vida nacional e in”
dividual.
* 29
ER : A
munidad fraternal igualitaria, en que la responsabilidad
co”
munitaria delante de Dios debería expresarse en una res-
ponsabilidad personal de los unos para con los otros. Esta
responsabilidad sería mayor todavía, si fuera posible, tra-
tándose de aquellos que, desheredados y sin protección, -
no podrían hacer valer su propio derecho, ni pleitear su
propia causa.
1 +
e
sd
ES
2. Reclamar para la soberanía de Dios la cotalidrd de
la vida y de las relaciones humanas.
3. Proclamar la relatividad de las estructuras políticas,
sociales y económicas y la justificación teológica de su
derrocamiento cuando, en vez de servir el propósito re-
dentor de Dios, promueven o sancionan la deshumaniza”
ción del hombre y su esclavitud.
280”
EL SERVICIO CRISTIANO DE LA IGLESIA.
Wilfrido Artús
*20
servir de una manera o de otra? (citado por Flubacher.
Foi et Vie, N? 5-6, 1963). La palabra griega para servi-
cio (“diaconía) que originalmente se usaba para indicar
el “servicio de las masas”, “atender todo lo relacionado con
una comida”, se usa también en el Nuevo Testamento y,
es interesante destacarlo, también para referirse en algu-
nos casos a ese sentido original del término (ej. Jn. 12:2
Hech. 6:2).
Pero si el servicio (diaconía”) era para el griego pa-
gano incompatible con la dignidad humana, Jesucristo lo
consideró como característica fundamental de la vida de
sus discípulos; lo que hacía era simplemente seguir con
las indicaciones dadas en el Antiguo Testamento: amar y
servir al prójimo estaban íntimamente ligados al servicio
de Dios mismo. Dios ha amado y servido primero; amar
al prójimo y servirle es simplemente responder al amor
de Dios, y amar a Dios y amar al prójimo son dos cosas
inseparables en el mensaje bíblico.
El servicio cristiano a diferencia del concepto munda"
no de la filantropía surge y es alimentado por el costoso
amor de Dios tal como se revela en Jesucristo. Toda ética
cristiana del servicio debe tener allí sus raíces. La medida
del amor de Dios por los hombres se ve en el hecho de que
su hijo estuvo dispuesto a morir por ellos” (“El servicio”,
Inf. Asamblea N. Delhi, 1962).
No hay, por tanto, cristianos sin servicio (diaconía),
y servicio que no implica meramente una serie de actos,
sino que involucra una actitud de siervo en constante dis”
ponibilidad en favor del prójimo, en obediencia y fideli-
dad a Jesucristo, quien sufrió, se sacrificó y murió por
el hombre. Vivir y morir por los demás no es solamente
Y *
ps verdad en cuanto a Jesucristo, sino también para cada dis.
cípulo (Véase Mr. 10:43-45; Lc, 22:24-27; Jn. 12:24-26).
Y así como Jesucristo fue enviado a vivir en el mundo,
¿a ser siervo en el mundo y a dar su vida par el mundo, así
los discípulos, la Iglesia, son enviados como siervos en el
mundo y a sacrificarse en su servicio. (Véase Jn. 17:18
20:21). Y como Jesucristo no rehusó la compañía de na-
- die, ni ninguna necesidad humana le fue indiferente, tam"
poco lo' será para sus seguidores. Además, la iglesia, cada
“creyente, no podrá olvidar que en cada necesitado está
Nuestro Señor presente, identificado con El (Mt. 25: 31-46).
Por otro lado, queremos todavía señalar que el servicio
que cumple la iglesia o el miembro, no es algo separado
o dislocado del culto que rinde a Dios, como tampoco
es algo que está desconectado del testimonio que rinde
“a Jesucristo. El mismo Espíritu Santo es quien llama y
«da poder a su pueblo para vivir como tal, para testificar
de Jesucristo y para vivir como siervos.
*3
cesidades humanas más apremiantes. (Véase por Ej. “En-
cuentro y desafío”, conclusiones consulta Huapaní, 1961).
Pero con todo, enumeremos rápidamente algunos de les
problemas sociales y económicos que afrontan nuestros
países latinoamericanos.
cd
3. Clases de servicios de los cuales no podemos
darnos por satisfechos.
34
d) No basta dar bienes, hacer algunas obras, cumplir
con ciertos servicios. El servicio cristiano implica total
empeño, renuncia de sí mismo, sufrimiento, compartir en
amor la vida de los necesitados. El servicio cristiano no
puede confundirse con la filantropía o ayuda social de
ciertos clubes o sociedades. No hay verdadero servicio
cristiano sin renuncias, sin sacrificio, sin cruz. E
e) No hay que confundir el servicio cristiano que pue-.
den realizar nuestras Iglesias con distribución o adminis- o
tración de riquezas o ayudas que vienen de países o Igle-
sias u Organismos, pero que no comprometen a la Iglesia
local, ni la lleva a asumir una total responsabilidad. Nues-
tras comunidades o creyentes, más que agentes distribui-
dores de ayudas que provienen de otras fuentes, deben ser
“siervos” que se dan en amor, identificación con las ne.
cesidades del prójimo, sin escapar al sacrificio.
34*
mente, pueda realizarse con rapidez (muchas veces lle-
gamos tarde) y con la mayor eficacia posibles.
La forma o el modo de realizar el servicio cristiano de-
be tener muy en cuenta la necesidad local (país, región,
ciudad, pueblo, barrio) y todas las características de las
gentes, como las posibilidades presentes y futuras en re”
cursos humanos y económicos.
*35
en el mundo. No se trata, pues, que algunos laicos des-
tacados están llamados, sino que todos están siendo lla- P
mados por el Señor y enviados al mundo concreto para
servir en Su nombre.
A pesar de que los cristianos evangélicos son una mino”
ría en nuestras sociedades, las oportunidades se están pre-
sentando con cada vez mayor amplitud para una decidida
actuación pública: en la política, en la educación, en la
medicina, en el servicio social, etc. Los miembros de nues”
tras Iglesias deben ser estimulados y preparados para ac-
tuar como creyentes en el servicio de nuestra sociedad
y
dar así un franco testimonio de fé. Pero repito, todos los
creyentes tienen a cada paso oportunidades de identificar.
se con las necesidades de nuestras gentes y de vivir entre
ellos en categoría de “siervos”. Si nuestros miembros en
obediencia a Jesucristo y bien preparados actúan como
siervos no solamente podrán contribuír a aliviar los males
sino a promover cambios de grande significado en las es-
tructuras mismas de nuestra sociedad latinoamericana.
36*
ción de raíz de los males y que deben darse los elemen-
- «Os necesarios a nuestros pueblos para que ellos mismos asu.
man total responsabilidad en la solución de sus propios
problemas.
Í 15 » 37
EL DESAFIO DE LA AMERICA LATINA
A LAS IGLESIAS EVANGELICAS
Una Interpretación
38 *
del cielo” más ser incapaces de “distinguir las señales de
los tiempos”. (S. Mat. 16:1-4). Según Jesús el mundo
está dando “señales” que los discípulos están llamados :a
reconocer y adistinguir. En tercer lugar, está el hecho»
de que estamos obligados a vivir dentro de “estos tiem”
_pos”. Es una ilusión el pensar de otro modo, imaginando,
por ejemplo, que podemos neutralizar completamente el
mundo, o aislarnos totalmente de él. Estos tiempos son el
contexto dentro del cual la frase que nosotros pronuncia”
mos cobra significado aunque, al decirla, nos parezca es”
tar pronunciando un discurso aparte. Haciendo abstrac-
ción de este mundo nuestro testimonio carece de sentido
y de valor. Por esta razón el profeta oraba diciendo:
“Señor, aviva tu Obra en medio de los tiempos” (Haba-
cuc 3:2. O como dice otra versión: “Señor, en medio de
años difíciles, revélate a Tí Mismo...”) No debe ser esta
también nuestra oración?
roo
tro de “los tiempos” en general. De aquí que San Pablo
exhorte a los creyentes “a redimir el tiempo” (Kairós)
porque “los días” son malos o difíciles. Los desafía a echar
mano de la oportunidad de salvación que se ofrece “en
medio de los tiempos”.
Revolución y Encarnación
* 41
de poder sobre las masas, tales como: la prensa y la radios.
que carecían de poder hace treinta años son hoy casi omní-
modos.
Todos estos rasgos indican el temor de “los tiempos”
en que vivimos en América Latina, tiempos de revolución,
de cambio brusco y aún violento.
q2*
industrial y social, que marcaron el inicio de la edad mo-
derna, eran considerados como los monstruos que des-
truyeron el ideal querido por Dios. Afortunadamente,
cada día más la Iglesia Católico-romana está reconocien”
do que este es un error fatal que la compromete en una
lucha estéril por desandar el tiempo. En el mismo error
han caído, aquí y allá todas las ramas cristianas. Las Igle-
sias protestantes también han intentado idealizar ciertos
- períodos de la historia de la Iglesia. Tengo la impresión
de que muchos protestantes norteamericanos tienen la
tendencia de mirar hacia la América de los siglos XVII
y XIX y como el “ideal”. Se cree que en aquellos tiem-
pos el pueblo norteamericano fue realmente cristiano, te-
meroso de Dios, moral, obediente, etc. Los que así piensan,
aunque equivocados, tienen cierta razón para imaginar
que una restauración del pasado podría servir. Pero, nos”
“otros? En América Latina no tenemos por qué acariciar
el pasado, o temer el cambio, o huír de las transformacio-
nes, aún si ellas son bruscas, porque no tenemos ningún
período que podamos considerar, aún en el más ilusorio
de los sueños, ideal. Además, debemos recordar que el
Evangelio no es parte de ninguna época ni deriva su po-
der de ninguna combinación de circunstancias. Su mensa- |
je es para todas las épocas y para todas las circunstancias.
El reto y condición de la Iglesia no es por tanto la res
tauración sino la renovación.
Una tercera tentación que asedia a la Iglesia en estos
tiempos revolucionarios 'es la de llegar a convencerse que
ión
la revolución misma es el ideal perseguido. Es la tentac
a identificar, implícita o explícitamen te, el Evange lio y la
un determinado programa revolucionario, el
Iglesia con
cual se mira como indispensable para el establecimiento del
* 43
Reino de Dios sobre la tierra. Al caer en esta tentación,
tanto tel Evangelio como la Iglesia se desnaturalizan. Se
pierde la dimensión de la trascendencia. Tengo la im.
presión de que algunos hermanos en Cuba cayeron en este
error y hoy $e hallan arrepentidos.
La Iglesia, pues, tiene que marchar con la revolución,
no huír de ella, no escapar. Ni tampoco, predicar la res”
tauración, o hacerse abanderada del status quo. Pero tam.
poco corresponde a la Iglesia negar su propia naturaleza,
su mensaje, que es divino, identificándose cabalmente con
un programa humano de transformación.
Nacionalismo y Aculturación
44 *
7
*k 45
AA
46*
fío y la condición para la efectividad y permanencia de
la Iglesia Evangélica en nuestros países.
* 47
y Z A A O
48 *
- cuando exhorta a sus hijos espirituales a “andar como es
digno de la vocación” con que han sido llamados. Son en
realidad las únicas razones que tienen el poder suficiente
para acercar más y más a las diversas ramas cristianas. El
divisionismo, y la rivalidad, entre varias ramas que se lla.
man evangélicas es siempre, en cualquier latitud, un es”
cándalo. En América Latina el panorama que presentan las
iglesias y misiones evangélicas es, en este respecto, desalen-
-tador y caótico. Casi no hay nombre o título que se haya
dado a algún grupo de cristianos disidentes, durante toda
la historia del cristianismo, que no se halle representado en
_nuestros países. En Bolivia, con poco más de treinta mil
protestantes hay cerca de cuarenta grupos distintos. En
Colombia, en donde la comunidad protestante es una pe-
queña y a veces perseguida minoría que no alcanza el dos
por ciento de la población, se cuentan más de veinte : gru-
pos distintos. Lo mismo en Brasil y en los demás países de
América Latina. La existencia desvinculada de tantos “gru”
pos evangélicos” distintos, los cuales muchas veces se
ignoran mutuamente, no sería en sí misma motivo de gra.
ve preocupación si no fuera porque en muchos casos tales
_ grupos evangélicos se hallan consciente o inconscientemen-
te abierta o veladamente, empeñados en mutua competen.
cia y rivalidad. Algunos de ellos parece que limítasen en”
_teramente su obra a tratar de atraer hacia sus propios redi-
les aquellas personas que ya han aceptado el Evangelio
en otra denominación evangélica. Aparte esta actividad
escandalosa existe también, aún entre aquellas denomina”
ciones que no muestran un espíritu de competencia o ri.
validad, una lamentable falta de coordinación y coopera-
ción que da por resultado un malgaste tremendo de re.
cursos con grave pérdida para la efectividad misionera de
*.49
la comunidad evangélica total. Y contra el trasfondo secu”
lar divisionista y caudillista en que vivimos, el “divisionis”
mo evangélico” se hace todavía más escandaloso. Esta es
una de las razones principales que llevan a las personas
más conscientes de los problemas latinoamericanos, aunque
ellas mismas no practiquen ninguna religión, a la covic”
ción de que las iglesias protestantes no tienen una contri-
bución positiva que hacer para la solución de la necesidad
más urgente de América Latina, desde el punto de vista
social, político y económico, esto es, la cohesión y unidad
de estos pueblos 7
s0*
- Dicho todo lo anterior en preciso notar, con acción de
gracias, que las iglesias protestantes adultas (las más anti-
- guas) ya están tomando conciencia y comenzando a res.
| ponder al reto planteado por la situación latinoamericana,
en lo que tiene que ver con la situación revolucionaria, con
la necesidad de aculturación y con la unidad evangélica.
Dentro de todas las iglesias y denominaciones se están pro”
- duciendo análisis y estudios muy realistas de la situación.
Algunos pasos se están comenzando a dar. La cuestión es
si los cristianos en su conjunto, y en particular los líderes
de las iglesias estarán dispuestos a darle a esta problemá-
tica la prioridad que ella exige, y más aun, si estarán dis”
puestos a hacer los ajustes y sacrificios, los cambios y reo.
rientaciones, con la rapidez, la firmeza y el valor que la
situación demanda.
dl
0
MESAS REDONDAS
A—FOROS SOBRE LA NATURALEZA Y
MISION DE LA IGLESIA
PRIMERA SEsIoON
DIVERSIDAD DE MINISTERIOS
Tomás J. Liggett
suda1)
otros nó. Todos los cristianos han sido llamados, han re-
cibido la KLESIS, son los EKKLETOI y forman la
EKKLESIA. No hay cristiano que no tenga un llama-
miento. La Iglesia toda es llamada a su misión y como
parte de esta misión, a servir.
503
x
El
lamente la Iglesia podrá observar los frutos del profeta
- y luego juzgar si es profeta verdadero o un profeta falso.
En esta categoría se encuentran los profetas, los maestros,
los que hablan lenguas y practican la sanidad por fe. En
el otro ministerio, o sea, los presbíteros y los diáconos, es
la Iglesia la que los escoge, y luego los ordena. No se le
pregunta al candidato si Dios le ha llamado a ser presbí-
tero o diácono. Creo que la Iglesia primitiva nos muestra
claramente separadas o distinguidas estas dos clases de mi.
nisterios especiales. Pero nosotros las hemos unido y el
resultado ha sido de gran confusión para muchos y como
consecuencia el “reclutamiento” de hombres para mini:s-
terios especiales ha sido esporádico o inexistente.
59
EL LUGAR DEL MINISTERIO “ORDENADO”
EN LA TRADICION REFORMADA
60 *
1. El Ministerio Ordenado es Indispensable a la Iglesia
"61
Cristo da dones a la Iglesia y a hombres y mujeres en
la Iglesia, a fin de que Su ministerio continúe a través de
la Iglesia. Hay diversidad de dones y ministerios. Pero el
ministerio de la Palabra y los Sacramentos es un don es-
pecial, concedido por el Espíritu Santo, sim el cual la
Iglesia, tal como la conocemos, no sería la Iglesia.
Pie
AE
Reformada es que la ordenación de otras iglesias (Refor-
madas, Luteranas, Anglicanas) es plenamente reconocida
y aceptada. En forma similar las Iglesias Presbiterianas y
- Reformadas creen que sus ministros deben considerarse or*
denados también en la Santa Iglesia Universal. '
2563
El rito de ordenación corresponde según la tradición re-
formada a una asamblea de la Iglesia, comúnmente al pres”
biterio classis o Sínodo. Se trata, en realidad de una ac-
ción episcopal ejercida por un Presbiterio u otro cuerpo
equivalente, antes que por un individuo, acción que en
realidad pertenece a una larga sucesión.
64 *
e o
:
2:03
mente a los ministros del Presbiterio, o del cuerpo equi”
valente. No se trata de que la imposición de las manos
imparta ningún beneficio físico o sucesión eclesiástica, sino
de un símbolo que indica que Cristo ordena a través dei
Espíritu Santo. La oración consiste en solicitar que la
gracia de Dios sea derramada sobre el nuevo ministro en
el cumplimiento de su ministerio dentro de la Iglesia. La
imposición de las manos significa en afecto la presentación
de las manos y de la persona toda a Dios, en dedicación
y servicio.
Toda ordenación tiene por finalidad el servicio, no se
trata de crear una orden sino de fortalecer la misión de la
Iglesia de Cristo.
66*
LA IGLESIA DE CRISTO
SU MISION Y SU UNIDAD:
John A. Mackay
; * 67
B La Unidad Confesional. He aquí el lazo amistoso en-
tre las grandes Alianzas Mundiales, las que están formadas
cada una de las congregaciones por todo el mnudo que
pertenecen a una misma confesión eclesiástica, Tales Alian-
zas están constituídas. por Luteranos, Bautistas, Episcio”
pales, Metodistas, Eresbitenianos y Otras agrupaciones pro-
testantes.
68*
SEGUNDA SESION
Jobn A. Mackay
* 69
La Iglesia Local es donde la Palabra de Dios se procla”
ma y donde los Sacramentos se administran. Aquí se
predica, se interpreta y se ha de vivir el Evangelio. Aquí
es donde todo Cristiano verdadero debe identifiacrse con
la vida de los hombres, encarnándose en la realidad hu-
mana, en el lugar donde pasa los años, y donde ha de ga”
varse el derecho de ser oído como testigo de Cristo. Pero
2 pesar de ser miembro de una comunidad pequeña el
Cristiano tiene que vivir con los" ojos dirigidos hacia la
“Oikoumene”, los últimos contornos de la tierra habitada.
Ha de prestar su apoyo a la obra misionera en lugares
lejanos. Además ha de preocuparse sin cesar, por la unidad
dinámica de la Iglesia de Cristo, por el mundo entero.
ZO0%
El año 1916, cuando a mí me tocó el honor de llegar
en calidad de misionero a estas tierras amadas, el número
total de la familia evangélica sería de 200.000 almas. Hoy
el número se acerca a 10.000.000. Pero, ¿cómo va a ser
el porvenir de la obra? Esto dependerá de la seriedad con
que todo Evangélico toma la situación actual revoluciona-
ria enfrentándose a la realidad, iluminado por la luz, y
fortalecido por el poder, del Revolucionario Magno, —
- Jesucristo, Nuestro Señor.
7 * 7]
LA ORGANIZACION DE LA IGLESIA
¡Fdo
Por haberse presentado abusos acerca de estos dones ca”
rismáticos, las epístolas posteriores establecen ciertas prue-
bas y normas para distinguir los dones genuinos de los fal-
sos. En sus últimos años Pablo habla de diámonos, ancianos,
y obispos (supervisores), título que a veces se identifica
con el de “anciano”. Estas personas se sentían llamadas
por el Espíritu Santo, pero parece que ellas eran confir”
madas por Pablo y por los demás creyentes antes de ser
admitidas como oficiales permanentes en las congregacio-
nes locales.
TS
A Y 5
A
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4
O E ER
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En
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a e A
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pedos
las Filipinas, tienen obispos, pero su forma de gobierno
es básicamente presbiteriana, siendo los obispos en efecto,
superintendentes. En forma similar, algunas iglesias pres”
biterianas son en la práctica más congregacionales que en
la teoría. Las iglesias de tipo cogregacional, a su vez,
están depositando más autoridad en asociaciones y ejes
cutivos.
Cualquiera que sea la forma básica de gobierno en la
tradición de una iglesia todas las tres formas son necesa”
rias: supervisión, gobierno representativo y vida y Obra
local.
0
f
punto de que una proporción indebida de los ministros
bien preparados y consagrados a la Palabra y los Sacra-
mentos se dedica a la mera administración y promoción.
1) Eficiencia.
- VET
2) Fraternidad y Cooperación. .
3) Autoridad,
O AO 0 AA
us.
vi PA EA SE A AN A A
* 79
EL EVANGELIO Y LA MISION DE LA IGLESIA
Tomás J. Liggett
80 *
nocimiento de la importancia de la sociedad. El mundo,
con todo su pecado y maldad, se ve como creación de
Dios y la acción redentora de Dios es la de producir una
redención cósmica en la cual las cosas serán reunidas en
Cristo. Las implicaciones de las doctrinas de la creación
y la encarnación nos han obligado a ensanchar nuestro
entendimiento de la misión de la Iglesia. El texto clave
es Hechos 1:8. La Iglesia ha de testificar de esta redención
y del señorío de Cristo en el hombre, la sociedad, la his"
toria, el mundo y el universo. Con esta nueva compren-
sión de la misión como testimonio, en comunión, servicio
y proclamación, el evangelismo pasaba a ser una dimen”
sión de la misión y no idéntico con ella. Hay quienes ha-
rían una nueva definición de evangelismo también de ma-
nera que evangelizar abarcaría todo lo que entendemos
como misión de la Iglesia —todo lo que atañe a la reden-
ción del mundo. Si es así, una vez más el evangelismo es la
misión de la Iglesia. Personalmente, yo prefiero retener
un concepto de evangelismo como aquella dimensión de
la misión en la cual el Evangelio de Cristo es proclama-
do y el hombre retado a creer y entregarse al Señor, to-
do bajo la dirección del Espíritu Santo. La retención de
este concepto de evangelismo y la plena aceptación del
sentido más amplio de la misión de la Iglesia, nos lleva”
ría a decir que el evangelismo es una dimensión central
de la misión de la Iglesia, íntimamente vinculado con todo
el testimonio; pero no idéntico con la misión total.
3%
rácter dinámico de la palabra de Dios hace que el hablar
y el actuar no sean dos cosas separadas, sino dos facetas de
un solo movimiento de Dios hacia el mundo. La palabra
de Dios, según los profetas, no volverá vacía, sino cum"
plirá el propósito por el cual fue expresada. Lutero, enfa-
tizó el carácter dinámico de la Palabra, haciéndolo básico
a su concepto de la predicación v de los sacramentos. Cal.
vino, al definir las dos características de la Iglesia en tér-
minos de sacramentos y palabra, dos elementos íntimamen-
te relacionados, también enfatiza el carácter dinámico de
la Palabra y la estrecha unión de palabra y evento, o
acto.
PA
dad y en una posición casi negativa. Además, hemos caído
en el error de los fariseos de poner mucho énfasis sobre
cosas de menor importancia y omitido otras cosas mayo-.
res. En cuanto a los problemas sociales, económicos y po”
líticos, nuestro silencio ha sido impresionante. Es más, en
muchas iglesias se ha instado a los miembros a una no-
participación en la vida pública y política, y aquéllos que
si participan suelen encontrarse solos y aislados del calor
de su Iglesia y del apoyo de sus hermanos. De manera
que sin menospreciar el valor en tiempos pasados de nues-
tro testimonio en su relación con el evangelismo, debemos
reconocer que cada año que pasa el tipo de testimonio tra-
dicional nuestro tiende a ser menos impresionante y me-
nos convincente a la nueva generación latinoamericana.
Además, el retorno y redescubrimiento de la Biblia en la
teología bíblica contemporánea, nos ayuda a darnos cuen”
ta de que la ética cristiana no es una nueva ley, y no es
esencialmente negativa. Y en definitiva no es un conjunto
de reglas cuyo fin es el aislamiento de la iglesia del mundo.
* 83
no sirve para nada y caerá en ruinas en la rápida y quizás
violenta transformación de nuestra sociedad. Este servicio
tiene que prestarse tanto al individuo como a la socie-
dad, tanto debe atender a las necesidades de las actuales
víctimas de la injusticia como trabajar por cambiar estas
condiciones de vida. Esta ética de servicio al mundo nos
lleva a estar con él. La consigna no es un conjunto de seña.
les que declaran nuestra separación del mundo, sino un
espíritu de amor y servicio al mundo que corre grandes
riesgos con el fin de salvarlo. Una palabra clave es PA-
RAKLETOS —el que viene y se coloca al lado de otro.
jesús es parácletos —el abogado deferisor nuestro. El es-
piritu Santo es paracletos— nuestro consolador. Siguiendo
a Nuestro Señor y guiados por el Espíritu Santo, somos
llamados al mundo para servir, a ir al pueblo, ponernos al
lado de este pueblo ser el cuerpo de Cristo, ser templo
del Espíritu Santo— (paracletos-encarnación) en amor e
Identificación. Así, y solamente así, podrá nuestra procla”
mación adquirir poder y efectividad.
$4 >
E META
* 85
Z
86*
B-FOROS SOBRE
LA REALIDAD LATINOAMERICANA
1-La Realidad Religiosa
Jobknm A. Mackay
88*
a A A EOS AS
E Las
4 A
mi-
Por consiguiente, siendo la América Latina “campo
mi-
sionero” habrá en ella hoy día algo así como 3.000
católicos de Estados Unidos y como 1.000 de
sioneros
Canadá.
* 89
que tiene por título: “El Catolicismo Latinoamericano:
una nueva valorización”. Se trata de un estudio muy
realista.
Gonzalo Castillo C.
en
(1) Véase, por ejemplo, Artículo por el padre Francois Malley,
Informations Catholiques Internationales, Sep. 15, 1962.
* 91
parece no haber quedado nada de las antiguas
tradiciones católicas... Se está acercando rápida-
mente el día cuando no habrá cristianos en
América Latina a menos que se recurra a la evan-
_gelización. Pero, para nuestro gran asombro, es-
tamos descubriendo que no sabemos cómo evan-
gelizar* (2)
En la providencia de Dios el cristianismo evangélico
llegó a la América Latina en momentos cuando esta dura
realidad, a que se refiere el P. Segundo, se comenzaba a
hacer más evidente. Y llegó poseído de una mística con”
tagiosa. la de evangelizar, y de un instrumento poderoso
para realizar esta tárea, la Biblia. Estos dos elementos de
lá acción evangélica atrajeron irresistiblemente por un lado,
a las masas no-evangelizadas, y por otro, a una pléyade
de “cristianos al revés” como alguien los ha llamado (quic-
nes llamándose católicos, bautizando sus hijos, y casándose
por la iglesia, se caracterizan sin embargo, por una mili-
tancia activa en contra de todo aquello que es cen-
tral al catolicismo: Papa, jerarquía, santos, iglesia, con”
fesión, etc.).
Así se explica la expansión galopante del cristianismo
evangélico. En efecto, la mayoría de los observadores ha-
blan de un crecimiento “dramático” y “fenomenal”. Según
un estudio serio que acaba de aparecer (1) la membresía
protestante se ha multiplicado 340 veces en los últimos
!
]
%
Pa
,cuarenta y cinco años; en el mismo período el número de
) iglesias a ha aumentado 320 veces, y la comun:-
Cdad evangélica total —incluyendo adherentes y adoradores
regulares— ha crecido 830 veces. Hoy en día, según el
mismo estudio, el número total de protestantes puede lle-
gar a nueve millones, lo que significa el cinco por ciento
de la población total del continente.
dE
/
x
La Crisis de Hoy
94>
Catolicismo que el Protestantismo se encuentran sin saber
cómo evangelizar al hombre latinoamericano. Por lo que
toca al Protestantismo ésto se hace más evidente en las
denominaciones adultas más antiguas. Á pesar de que
algunos informes destacan avances en la evangelización,
la realidad parece mostrar que hemos llegado a un punto
de estancamiento y de crisis, Las iglesias hacen grandes es-
fuerzos para preservar lo alcanzado hasta aquí, pero esta
labor de preservación y consolidación se dificulta porque
ía juventud se niega a colaborar con sus mayores en una
tarea que les parece inoperante. La nueva generación de
evangélicos parece no encontrar en las iglesias más anti-
guas la sensibilidad humana y cristiana que exige la situa-
ción y se tornan apáticos y en ocasiones opuestos a ellas.
Este problema “interno de la Iglesia es un reflejo de
la situación total de América Latina, cuyo principal ele-
mento es, en mi opinión, el despertar de la conciencia co-
lectiva al hecho de que vivimos en una sociedad injusta-
mente organizada que no justifica el sacrificio de millones
de seres humanos exigido para su preservación. En con-
secuencia las masas están tomanáo la determinación de
sacrificar su vida pero no para asegurar la preservación
de un orden social injusto, sino para cambiarlo radical-
mente. En este clima de alta tensión la mera ortodoxia .
doctrinal, la piedad personal, los ritos y asambleas solem-
nes según una u otra concepción de Dios, y en general las
formas tradicionales de vida y los “programas'* de las
iglesias resultan para las masas no sólo ajenos a sus pro”
blemas, sino ofensivos a Dios y al hombre, a menos que
aquellos que dicen ser cristianos acepten primero responsa-
bilidad por la situación humana del pueblo y entreguen su
vida para cambiarla. Esta situación total confronta a las
93
> d
96.>
se
2
+ Mitos
Derrumbe y Construcción
98*
pueblo latinoamericano. Para los que conocemos la historia
y sicología de nuestros pueblos, ésto significa una maravi-
llosa conversión del fatalismo a la esperanza, de la indo-
lencia a la acción, de la resignación a la rebelión.
*.99
viviendo todos los equívocos de la revolución. Al hacerlo
han encontrado el rechazo de sus mayores, y muy a me-
nudo de la jerarquía de sus iglesias. El cristianismo evan-
gélico vive hoy esta agonía en América Latina. Es el precio
de vivir “en medio de los tiempos”, en donde se escucha
la voz del Señor: “Mira que te he puesto para arrancar
y destruír.. para edificar y plantar.. porque yo soy con.
tigo, dice Jehová” (Jer. 1:10-19).
100*
las iglesias están descubriendo. con nueva frescura y poder,
la pertinencia del Evangelio para la vida total de nuestros
pueblos, confirmando la convicción de que la fé cristiana
no sólo es del tamaño de la más grave crisis, sino que
es, de hecho, superior a todas las crisis.
* 101
2—La Realidad Educacional de América Latina
LA RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA EN LA
SITUACION EDUCACIONAL ACTUAL
DEL BRASIL (*)
* 103
A UR a ad
104*
para todos los niveles de enseñanza, a fin de que, después
de cerrar algunos de sus colegios, mantenga los que que-
dan en una forma tan ejemplar de enseñanza, que le per-
mita entrar en la competencia eliminatoria que va a pro-
ducirse inevitablemente en el país, de un lado con las
escuelas del Gobierno que no dependen de las pensiones
pagadas por los alumnos, y de de otro lado con las escuelas
particulares que podrían cobrar lo suficiente para man-
tenerse, porque estarán ofreciendo 'la' mejor enseñanza en
el país.
2) La preparación de profesores de la más alta cali-
dad para que enseñen en las escuelas del Gobierno.
Una vez más, estando en Ginebra, oí de la necesidad ur-
gentísima de dar asistencia a los universitarios. Siempre
que se trata de este asunto se piensa en una organización
religiosa que va a trabajar con los universitarios. No digo
que sea un error, pero estoy seguro de que no es ésta la for-
ma práctica, inteligente y más rápida de alcanzar al estu-
diante.
106 *
de estas escuelas, tal vez 25 sean del Gobierno. Dos son
protestantes. ¿Y las demás?
A diferencia de lo que opinan algunos, no condeno:
elogio y admiro.
Más es preciso añadir aquí otro aspecto de este crítico
problema: ¿Cómo se preparan los profesores?
Creo innecesario recordar que debemos hacer a un lado
la preocupación por el número para establecer una rigu-
rosa selección de carácter, talento, vida cristiana, y IC-
conocida vocación pedagógica.
* 107
PAE AA UA AN
A El
110*
LA SITUACION EDUCACIONAL DE MEXICO
Benjamín Briseño C.
"111
ción Pública, más de seis millones de textos escolares, sin
- costo alguno, para todos los alumnos que cursan los grados
primarios.
Es innegable el evidente progreso que en materia edu-
cativa se ha logrado en México en los últimos cuarenta
años. Lo mismo en extensión que en profundidad, en am.
plitud que en diversificación. La cultura se encuentra ac-
tualmente al alcance de casi todos los mexicanos. Desde las
aulas embrionarias que caracterizan los jardines de niños,
hasta llos especializados estudios de las más encumbradas
disciplinas, pueden considerarse —Iindiscutiblemente— co-
mo el fruto de la revolución mexicana, que trajo no sólo
la multiplicación infinita de las escuelas de' instrucción
primaria y secundaria, en todos los ámbitos del territorio
nacional, sino también la organización y el funcionamien-
to ininterrumpido de los planteles universitarios y técnicos.
Algunas estadísticas
número número
Instituciones de escuelas de alumnos
Lo Jardines de niños ......., 2.564 561.261
Za Escuelas: PrÍMAarias codos 43.860 6.809.473
3. Fscuelas secundarias ..... 2.566 627.885
4. Escuelas preparatorias .... 197 225.034
se Escuelas ¿normales 0, 188 69.707
6. Escuelas profesionales... 137 107.256
(La Universidad Autónoma de México, tiene 81.224
estudiantes. El costo es insignificante, por ejempl
o
para un estudiante de medicina el año de estudio
s le
cuesta solo 16 pesos mexicanos),
1
El presupuesto más alto del gobierno es el correspon-
diente a Educación, alcanzando 4.179.000.000 de pesos.
En 1962 se dedicaron más de 376.000.000 a la construc-
ción de escuelas. El gobierno invierte cada día 9.500.000
en elevar el nivel cultural del pueblo.
* 113
LAS ESCUELAS Y COLEGIOS EVANGELICOS
DENTRO DE LA PRESENTE ESTRUCTURA
EDUCACIONAL EN LOS PAISES DE
LA AMERICA LATINA.
114 >
ADS
hs:
El desborde de esta fuerza juvenil rompe a veces los can-
ces de la autoridad y el orden para precipitar a los estu-
diantes desde temprana edad al odio, a la amargura, ala
intolerancia y a la violencia. Son éstas exactamente las
metas opuestas a las de la educación cristiana que preconi-
za la comprensión, el entendimiento mutuo, la realización
de la personalidad, la satisfacción última de las aspiraciones
del hombre, y la paz.
116 *
derno como columna vertebral del quehacer en la escue-
la primaria.
*-117
años, y si tal como se encuentran ahora estas instituciones
lograrán sobrevivir porque tienen una misión que cumplir. |
118 *
moral y material a las instituciones que ha creado y cuya
imagen se proyecta en la comunidad como un reflejo de
la voluntad de servicio de la comunidad presbiteriana.
Parece paradógico que en una época en la que los go-
biernos, las entidades cívicas y religiosas están dando pa-
sos firmes para cubrir el “déficit educativo” en los países
latinoamericanos, en algunos círculos presbiterianos se ha-
ble de abandonar las instituciones educativas por deman-
dar fondos o personal que se podrían usar en otras em-
presas más directamente benéficas para la Iglesia. Y sin
embargo, este sentimiento no es del todo injustificado,
ya que sin el apoyo moral, directo, decidido, generoso, de
la Iglesia, al nivel local, nacional y continental, las insti-
tuciones educativas llevarán una vida idependiente y Siri co-
nexión directa con el cuerpo que por ley natural debe ser la
fuente de inspiración, nutrición y desarrollo de ellas. Lo cual
dará por resultado, como ya se ha visto en algunos casos, su
secularización y por consecuencia. la pérdida del esfuerzo y
la frustración de las esperanzas puestas en esta actividad.
* 119
de la educación, formando caracteres, impartiendo la ver.
dad del Evangelio a un pueblo que lo necesita.
Si la Iglesia Presbiteriana de la América Latina se de-
cide a asumir dde manera más directa el control de las ins-
tituciones docentes, éstas podrían seguir un proceso de
reestructuración que las ponga a tono con las necesidades
actuales y las identifique más directamente con la Iglesia.
Tres criterios básicos para la subsistencia de estas institu-
ciones podrían ser los establecidos por la Comisión Eva-
luadora de Escuelas y Colegios Presbiterianos:
1. Evidencias 'de que están llenando una necesidad real
y presente en una área más o.menos extensa;
2. Suficientes recursos para mantener normas altas;
3. Seguridad de que e ofrece una calidad y un tipo
de educación que no sea posible en otras institucio-
nes a las cuales haya acceso;
4. Ayuda completa, sin reservas, de la Iglesia y de otros
cuerpos responsables, para el funcionamiento de la
institución.
Con los anteriores criterios en mente podría realizarse
un “estudio a fondo de las escuelas y colegios, existentes,
para saber cuáles llenan esos requisitos. Este trabajo ya ha
sido realizado, en parte, por la Comisión Evaluadora de
Escuelas y Colegios Presbiterianos en casi todos los países.
Sin embargo, los informes de esta Comisión requerirán
más estudio y divulgación por parte de los cuerpos ecle-
siásticos antes de proseguir en esta importante tarea de
la evaluación de nuestras instituciones educativas.
120%
1. La adecuada preparación de maestros presbiterianos
en número suficiente para abastecer las necesidades de las
escuelas y colegios que hoy funcionan. Este problema se
discutió en sus diversos aspectos en el Primer Congreso
de Educadores Presbiterianos, celebrado en Barranquilla
hace aproximadamente cuatro años. Se propuso y aprobó
entonces el estudio del establecimiento de una Escuela
Normal Superior en un país céntrico. Sin embargo, el
problema sigue vigente, pues no se ha logrado plasmar
ese anhelo. También se sugirió que se explotara la posibilidad
de que Mackenzi en Brasil, sirviera de centro de prepa-
ración. Tal recomendación no se realizó por las circuns-
tancias especiales que atravesaba Mackenzi en esa época,
aunque se establecieron los contactos iniciales. Posterior-
mente la Comisión Evaluadora recomendó el estableci-
miento de. una Escuela de Filosofía (Normal) en alguna
ciudad del Brasil para preparar a los maestros de aquel
país. Ojalá que se haya avanzado algo en este proyecto.
De todás maneras, este problema merece la atención
y el estudio detenido de los cuerpos eclesiásticos de la
CCPAL :
=
124
Ñ
3. "Gapellamas: E
laz *
ca, las semanas de énfasis espiritual. Es indispensable tener
personas preparadas para atraer, inspirar y ayudar, por
medio de conferencias individuales, retiros, conversaciones
íntimas, y sobre todo, la presencia dinámica del Evangelio,
mostrándoles la vigencia en nuestro tiempo de los precep-
tos de Cristo. La función de la capellanía es función de
atracción, clarificación y despertamiento de la vocación
al servicio
123
3—La Realidad Socioeconómica de la América Latina
LA REALIDAD SOCIOECONOMICA DE LA
AMERICA LATINA -Y SUS RELACIONES
CON LA ESTRUCTURA RELIGIOSA
e 125
AS e A
US ON
ici
pe y
126 *
o
es
* 127
Europa a América de las instituciones sociales del Siglo
XVI y de la civilización “cristiana occidental” y su sub-
secuente desarrollo local. Por ejemplo, fue un Cristo im-
potente, crucificado (el de Tánger, según Mackay) el que
nos trajeron los españoles; no un Cristo redentor, el de
los místicos. El problema de la tierra, el fenómeno de
la pobreza y la miseria, el analfabetismo y la ignorancia,
las desigualdades económicas y de clase, el afán y abuso
del poder, la irresponsabilidad cívica, las guerras civiles
€ internacionales, todo ello podemos imputar a la civili-
zación madre y en buena parte al fenómeno del retraso
religioso a que hacemos referencia. Natural es, por lo mis-
mo, que la Iglesia que en un principio nutrió con su cleri-
calismo a las otras instituciones conexas, que cimentó y
sancionó su acción, sea víctima de un movimiento social
e ideológico que pretende cambiar la naturaleza misma de
l. sociedad que ella creó. Es cierto que la Iglesia ha fun-
dado escuelas, hospitales y conventos, que ha producido
santos, promovido el bienestar y predicado insistentemente
la bondad y el amor. Visto por nosotros, el mundo sería
peor sin esta dedicada labor de apostolado. Pero con fran-
queza debemos admitir que el balance no es favorable para
los cristianos. Si lo fuera, no habría necesidad de congre-
sos como éste. Es claro que una tarea primordial para la
Iglesia sería la de reducir dentro del marco general de Ja
sociedad el retraso cultural en que se encuentra.
* 129
ra » Td to ; IO pu ad A O o
54
“—
130 * en g
A ds > A
$
gio o posición, o en el énfasis sobre las prácticas rutinarias
- 0 de antiguo conocidas y en el temor al riesgo, así sea
éste provisorio. Es evidente que la Iglesia, para poder
cubrir en parte la distancia en que se encuentra en rela-
ción con otras instituciones, debería adquirir alguna men-
talidad aventurera, con el fin de aprender de la experien-
cia. Esta aventura debe dar resultado si ella se efectúa.
de la mano de Dios. No es imprescindible que para po-
nerse al día la Iglesia, deba comprometer sus creencias;
pero parece claro que deberá verterlas en nuevos contex-
tos que sean más entendibles para el hombre moderno
con el fin de que éste pueda traducirlas a su vida diaria.
Sólo así se justificaría la supervivencia de la Iglesia en
el mundo de hoy.
+ 331
MOMENTO SOCIO-ECONOMICO ACTUAL
DE AMERICA LATINA
Joaquín Beato
VA
Pero no me compete hacer generalizaciones sino presen-
tarles algunas informaciones concretas que les puedan ayudar
a formar una imagen realista de la situación socio-econó-
mica de América Latina en el día de hoy. ,
huta
ese promedio, principalmente en América Central, sobre
todo El Salvador con 122 habitantes por Km”, y en Las
Antillas y Haití con 126. Por debajo de ese «promedio,
están Argentina y Perú con 8 habitantes por Km2., y
Venezuela con 7, Paraguay con 4 y Bolivia con 3 habi-
tantes por Km”. En el período de:1925 a 1950 la pobla-
ción de América Latina creció en 63 por ciento mientras
que la población mundial creció apenas un 31 por ciento.
Calcúlase que de 1950 a 1975 el crecimiento será de un
86 ¡por ciento; el porcentaje para todo el mundo en el ms-
mo período, está alculado en un 35 por ciento. Se pre-
vee que para los 25 años siguientes, de 1975 a 2000, el
crecimiento se acelerará debiendo llegar aproximadamente
a unos 590 millones de habitantes en aquella última fecha.
Esa “explosión demográfica” hace de América Latina hoy
una región que conoce el más rápido ritmo de crecimiento
en su población.
La gran mayoría de los países latinoamericanos presen-
ta un cuadro demográfico predominantemente rural.
Excepto Uruguay con 19 por ciento; la Argentina con 32
por ciento; Chile con 34 por ciento; Venezuela con 39 por
ciento; Cuba con 45 por ciento y México con 50 por cien-
to; todos los otros países tienen más de la mitad de la
población viviendo en el medio rural en las condiciones
más ¡precarias de alimentación, habitación y salud. Constá.
tase sin embargo, en México, Brasil y Colombia, a través
de los censos decenales, una diversificación en la estruc-
tura rural-urbana. No teniendo expresión numérica apre-
ciable el desempleo urbano en estos países, es evidente que
la movilidad espacial denota ascenso social, porque re-
presenta transferencia desde el sector de baja renta “per
capita”, hacia los sectores de más alta renta individual.
134
Argentina y Uruguay, que gozan de situación innega-
blemente privilegiada en el cuadro general latinoamerica-
no, tienen poblaciones preponderantemente urbanas como
hemos visto más arriba.
Esos mismos países tienen el más alto contingente de
alfabetización, porque cerca del 88 y 87 por ciento de
sus poblaciones de diez años de edad para arriba, saben leer
y escribir. El contraste más flagrante con ésto lo presenta
Haití, Guatemala y Bolivia, con apenas 10,5 por ciento;
29.7 por ciento y 31.1 por ciento, de alfabetizados de la
misma edad.
*. 133
4.3 por ciento, 3.5 por ciento y 4.3 por ciento. El pre-
dominio de la población joven aumenta la carga econó-
mica. El coeficiente medio de dependencia, esto es, me-
nores de 15 y mayores de 65 años, es de 84 por ciento.
Sólo Argentina, Cuba y Chile tienen número menor que
el promedio general. Más es (posible que los enormes con-
tingentes de menores, en toda la América Latina, contri-
buyan para el desenvolvimiento, ampliando el mercado
consumidor, y principalmente, constituyendo un potencial
de energía para su producción, ;
La renta por habitante es el índice más significativo en
la apreciación del ¡subdesarrollo económico. Mientras que
Estados Unidos con 9 por ciento de población mundial, Ja
renta es de 2.050 dólares, en América Latina, con 8. por
ciento, ella alcanza un promedio de 420.7 dólares. Apenas
cinco países rebasan el promedio. En tres de éstos últi.
_ mos la renta por cápita es inferior a 200 dólares; en 6
países es inferior a 300, en $ es inferior a 460. Los cuatro
países de más alta renta, Argentina (799), Venezuela —
(644.5), Uruguay (560.9) y Cuba (516), es todavía de
3 a 4 veces inferior a los Estados Unidos. Conviene hacer
resaltar sin embargo que en el caso de Venezuela, el
valor comparativamente alto de la renta ¡por cápita, no
significa un nivel de vida elevado, porque hay gran
con-
centración de rentas en el sector petrolífero (92 por cien-
to de las exportaciones del país están representadas
por el
petróleo). En Chile (452.9) en el año 1954, tres por
ciento de las personas obtuvieron 25 por ciento
de la
renta per cápita total, y cerca de 55 por ciento recibiero
n
menos que 16 por ciento de ella. En El Salvador,
en 1950,
$ por ciento de familias recibían más de la mitad de
la renta por habitante, en tanto que 61 por ciento de ellos
136 *
”
participaban apenas del 29 por ciento de esa renta. Los
factores que influyen para que se acentúe la distribución
desigual de las rentas en América Latina son, entre los
principales, la concentración de propiedades de tierra, la
baja producción de las rurales y de ciertas actividades
en zonas urbanas, el desempleo, y en ciertos casos, la ex.
trema desigualdad de educación. También es muy común
Gue las rentas ise distribuyan de manera muy desigual entre
las diversas regiones geográficas de un país. En Brasil siete
Estados del centro o del sur del país, con 39 por ciento de
la población total, reciben 89 por ciento de la renta na-
cional; los restantes 70 ¡por ciento de la población, re-
ciben solamente 26 por ciento. La desigualdad excesiva de
la renta, además de las implicaciones económicas, traen
consigo grandes consecuencias para la integración social.
Grandes sectores de la población quedan relegados a un
nivel de vida muy inferior, y como esta situación se asocia
siempre con el analfabetismo, esos grupos no tienen, prác-
ticamente, oportunidades de participar en la actividad
económica productiva.
La mitad de la población activa total, que se dedica a
las actividades agropecuarias, solamente contribuye con
una Cuarta parte de la producción bruta nacional. De ahí
proviene también la inflación que se registra en la mayoría
de los países de América Latina, y que se traduce en un
continuo y voluminoso aumento de los precios. Un obre-
ro de Río de Janeiro, podía comprar, en 1956, con una
hora y 45 minutos de trabajo, alimentos de diez tipos di-
ferentes, usados por la clase media, en cantidad suficiente
para alimentar una persona. Para comprar lo mismo, ac-
tualmente, con un cálculo optimista, deberá destinar cua-
tro horas y media de trabajo.
WU
E
Indices significativos de las condiciones generales de
salud son: disminución en los índices de mortalidad (so-
bre todo por enfermedades infecto-contagiosas), el au-
mento general de los índices relativos a la duración de la
vida y al aumento de la estatura media de la población.
No hay datos para ésto último en lo que se refiere a la
América Latina, pero se ha observado que en las regiones
más desarrolladas del mundo moderno la estatura media
de la población adulta aumentó de 3 a 6 centímetros. La
esperanza de vida más larga, 65 años en Costa Rica (1951)
y Argentina (1947), corresponde a la situación que ha-
bía en los Estados Unidos en 1929-1931. En cuanto a mor-
talidad infantil, para el año de 1958, tenemos los siguientes
datos: tasas entre 20 y 30 por mil Estados Unidos; tasas
entre 50 y 70 por mil Panamá, Argentina, Honduras, Ve-
nezuela, Nicaragua; tasas entre 70 y 90 Paraguay, Uru-
guay, República Dominicana, México, Perú, Salvador, Cos- -
ta Rica; tasas entre 100 y 105 Colombia, Ecuador, Gua-
temala; tasa alrededor de 125 Chile. En cuanto a morta-
lidad general, tenemos el siguiente cuadro: tasas entre $
y 10 por mil: Cuba, Uruguay, Bolivia, Argentina, Nica-
ragua, República Dominicana, Panamá, Costa Rica, Vene-
zuela, Estados Unidos; tasas entre 10 y 15: Perú, Honduras,
Chile, México, Colombia, Salvador; entre 15 y 16; Ecua-
dor. Alrededor de 21 por mil: Guatemala. Mientras en los
Estados Unidos había 6,956 hospitales en 1957, en toda
la América Latina había 5.618. En los Estados Unidos
había 9.6 camas por mil habitantes; en la América La-
tina, sólo Argentina, Costa Rica, Uruguay y Chile tenían
5 camas, o poco más, por mil habitantes; mientras en el
otro extremo, Bolivia, Salvador, México y Haití (0.6)
tenían menos de dos. En término medio hay un médico
138*
para cada dos mil habitantes latinoomericanos. En los Es-
tados Unidos en 1956 había un médico por cada 790 per-
sonas.
* 9
por diez mil (término medio) se matricula en escuelas
superiores, (universidades).
No es de admirarse, por tanto, que la América Latina
se halle en crisis. Después de que la técnica ha logrado
acercar a los países, y que los' medios de comunicación
para las masas llevó al conocimiento de todos los niveles
de vida vigentes en los países más desarrollados; después
de la revolución rusa y de la propagación del marxismo
como ideología revolucionria; después de la propagación
del mensaje cristiano sobre la dignidad fundamental del
ser humano, creado por Dios, en Cristo, a su imagen y.
semejanza; después del ejemplo del surgimiento de los
pueblos coloniales de Asia y Africa en su lucha por la
descolonización y el desarrollo económico; era imposible
que la revolución no llegase también a América Latina.
Cualquiera que sea su forma, se trata, en el fondo, de la
lucha contra el subdesarrollo. El subdesarrollo es la po-
breza eliminable, y por lo tanto innecesaria y patológica.
Y todos los datos que acabamos de dar colocan inequívo-
camente a la América Latina entre las áreas subdesarro.
lladas del mundo. Si nó, veamos:
140*
trializan el coeficiente de natalidad se reduce pro-
gresivamente.
* 141
que 4.5 millones de familias forman la población
marginal de las ciudades, viviendo en tugurios.
10. La población rural, siendo superior al 50 por cien-
to, tiene poquísima influencia en la vida política
nacional.
149 *
ni”
_plotación del trabajo de menores de edad y del trabajo fe-
menino, altos índices de prostitución, —todo el cuadro
clásico del subdesarrollo constituye el ultrajante paisaje
social y humano de América Latina” (Franklin de Oliveira,
en Revolución y Contrarevolución en Brasil, p. 83).
La situación económica, puede retratarse así:
* 143
““...La iglesia concretamente no puede aceptar tampo-
co que se mantenga en Chile (podemos substituir: en
América Latina), una situación que viola los derechos de la
persona humana, y por lo mismo, la moral cristiana. Es el
deber imperioso de los católicos (podemos substituir: de
los cristianos) procurar una renovación profunda y rá-
pida de este estado de cosas anticristiano”.
144*
4—La Realidad Político-Ideológica
( o 145
La situación político-social de nuestros pueblos es se-
mi-feudal: hay una desproporción pavorosa entre los que
mucho tienen y los que carecen de todo; entre los que
viven y los que vegetan; entre los que gobiernan y los
gobernados; entre los pocos instruidos y los millones de.
ignorantes; entre unos cuantos que poseen la tierra y los
parias que la trabajan. El mundo de las injusticias, de la
desigualdad, de la enfermedad, del hambre, del dolor, «de
la ignorancia, de la insalubridad, y por tanto el mundo dei
odio, del terror, de la falta de amor es la patria de Amé-
rica. No debe ser consuelo para nosotros que haya otros
continentes y otros pueblos que estén en peores condicio-
nes que nosotros. No es tampoco una reflexión pesimista,
señalar el mal es el primer paso en la búsqueda de metas
superiores y la América nuestra contempla una aurora de
redención y de dignidad. Su efervescencia, su inestabili-
dad política, su convulsiva inquietud, sus experimentos
políticos y su despertar de conciencia, son signos inequi-
vocos de que se apresta a liquidar los viejos sistemas que
la mantienen en niveles infra.humanos, y a perfeccionar
los nuevos sistemas de dignidad humana, de justicia so-
cial que preservarán a la humanidad de su degeneración y
favorecerán su perfeccionamiento, para lo cual nosotros
consideramos una meta, la del Varón Perfecto.
146 *
la estructura política, son un estorbo y están retrasando
la evolución de nuestros pueblos.
* 147
E:
148 *
fonme hasta en lo más íntimo. Y si eso se hace entre los
hombres, por qué no debería hacerse entre los pueblos?
La Situación Mexicana
* 149
- de riego, o sus equivalentes, como máximo. Consideramos
que ésto ha sido lo básico, que ha servido para tranquili.
zar al pueblo, pero de ninguna manera lo único. Para
nosotros la Revolución no ha terminado, sigue su proceso
evolutivo, hacia la conquista de nuevas metas de justicia
social. Para nosotros han terminado las luchas armadas;
pero sabemos que tarde o temprano volverían si se frena
la revolución. Estamos en revolución pacífica, pero con.
tinuada. El Partido Revolucionario Institucional mantiene
en pie de lucha y vigilante a la Revolución. Hoy en día,
sus Metas Fundamentales son:
150 *
—El establecimiento de un orden internacional basado
en los principios de autodeterminación de los pueblos, no
intervención, igualdad jurídica de las naciones y paz ci-
mentada en la justicia, la observancia de los compromisos
internacionales legales y libremente contraídos y la con-
vivencia pacífica entre todos los países, independientemen.-
te de su régimen social y político.
hr 1d"
la tranquilidad y bienestar de la familia y el mejo-
ramiento de la vida en el hogar.
mz"
10. A los Estados corresponde una atención esmerada
a lOs jóvenes, proporcionándoles los medios necesa-
rios para que adquieran la capacidad cívica, técnica
y profesional suficientes para mejor servir a la Pa-
tria y a los semejantes.
SR
TC
y 5
rs a
Vik LE E
LA IGLESIA Y LA SITUACION
POLITICO-IDEOLOGICA DE AMERICA LATINA
Ricardo Shauil
154.
tiene que ser una Buena Nueva para la situación concreta
en que están viviendo, en medio de los problemas que
enfrentan y de las preocupaciones que tienen. Y que el
servicio cristiano debe significar un servicio al hombre
en la situación en que se encuentra en este momento.
* 155
Fue muy grande el impacto producido por las ideas de
la Uustración Europea, de la Revolución Francesa y Ame.
ricana. Surgió de ahí un liberalismo que la Iglesia fue in-
capaz de enfrentar. Junto con las nuevas ideas vinieron
formas de vida social y política bien diferentes a las que
la iglesia estaba acostumbrada por siglos.
Esto trajo por resultado el desplazamiento de la iglesia
del centro de la vida intelectual y social de la época. Si
bien la jerarquía procuró imponer su voluntad en la vida
nacional, la verdad es que la iglesia no estaba realmente
presente en el pensamiento, la vida y en las luchas de los
hombres de varias generaciones. Como consecuencia per-
dió terreno en una forma espantosa. Perdió primero a
los intelectuales, y poco a poco fue perdiendo también
su influencia sobre las masas. Sólo hoy día está ella comen-
zando a recuperar el terreno perdido.
156 *
ponsabilidad. Muchos de los hombres más sensibles, que
buscaban una vida nueva, más profunda y de mayor sig-
nificado, hallaron precisamente ésto en la experiencia re.
_ligiosa y en la vida comunitaria del Protestantismo. No
es sorprendente que en varios países los mismos jefes
del gobierno hubieran convidado a los misioneros a es-
tablecer escuelas, distribuír la Biblia y predicar el Evan-
gelio.
* 157
dente antes, pero que hoy se ha hecho visible a todos los
que tengan ojos para ver. Me gustaría mencionar 'algunos |
aspectos de esta nueva situación:
NOA
>, o a O RA E AS SUS a ORO
pS aan SN LN da , y
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59
1 4 CAM Ai ol AR
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A :
DeA
3 ” e e
YA
1
160 *
fueva oportunidad. Y entre las clases ménos privilegiadas
hay muchos que están decididos a tomar la iniciativa, sea
dentro de Ligas Campesinas, Sociedades de Amigos del
Barrio, y partidos políticos; o bien, en actos de violencia
que reflejan su desesperación.
e L6l
ren Correr riesgos, enfrentar peligros, estando plenamente
comprometidos allí donde se está determinando el futuro
de la sociedad y del hombre. Estas mismas personas desa-
rrollan una falta de confianza en las personas O institu-
ciones que procuran orientar su acción en el mundo. sin
correr los mismos riesgos de la participación en estas es-
feras. Quien puede ayudarlos es aquel que comparte la
misma situación de lucha, y desde dentro percibe las po-
sibilidades de acción a favor del hombre. Si la Iglesia
Evangélica quiere tener alguna influencia en este nuevo
mundo que surge, tendrá que descubrir la forma de estar
presente en el sentido que acabamos de describir.
162 *
presenta meramente una oportunidad de participar más
activamente en la vida social política. Representa por so-
bre todo, la posibilidad de estar en el centro de la situá-
ción humana en donde es posible redescubrir las riquezas
de nuestra fé y experiencia cristianas, y al mismo tiempo
encontrar nuevas posibilidades de dar testimonio, en tér-
minos concretos y pertinentes, de nuestra fé en Cristo.
Surge, sin embargo, un pproblema. Podemos reconocer
la necesidad de participar en la vida nacional y de tomar
una posición a favor del hombre desprotegido, y de tra-
bajar para crear una sociedad más humana. Cuando co-
menzamos a hacerlo, descubrimos en seguida que el Mar-
xismo está presente como la ideología más ¡poderosa en
esas esferas. De hecho, a medida que otras ideologías im-
portadas de Europa van perdiendo su influencia, el Mar.
xismo llena el vacío y ejerce una atracción especial para
aquellos que están 'completamente insatisfechos con el
actual estado de cosas, y buscan nuevos rumbos. Y, lo que
es igualmente serio, cuando el joven evangélico comienza
4 preocuparse con los problemas más profundos de la ma-
ción y quiere hacer algo al respecto, pronto descubre que
en cualquier movimiento de renovación en que él desee
entrar, los marxistas ya están presentes y tienen mucha
experiencia. Como resultado el joven' cristiano, además de
quedar con la conciencia intranquila por haber llegado
tan tarde, se siente también desorientado frente a la con-
vicción y determinación del militante Marxista. Quien se
preocupa por la Reforma Agraria encuentra Marxistas en
este movimiento y en las Ligas Campesinas. El estudian-
te que entra en la política universitaria se encuentra en
la misma situación. En los movimientos para alfabetizar
las masas y llevar la cultura al pueblo, la penetración Mar-
* 163
Ae,
AA
¿A E
f
164*
para orientar una participación dinámica en estas esferas, y
preparar a los cristianos para un encuentro serio con el Mar-
xismo, en todas sus formas.
Lo que es indispensable para que ésto suceda es que
los cristianos tengan el apoyo de la iglesia en este es-
fuerzo. Con esto queremos decir que la iglesia tiene la
responsabilidad de acompañar a sus miembros en el mun-
do, de ofrecerles una realidad de vida comunitaria donde
ellos se encuentran, y un apoyo pastoral y orientación
en este diálogo. Es muy posible que a través de esta ex-
periencia encontremos nuevas formas de vida cristiana,
de comunión y de testimonio, que podrán contribuír a la
renovación de la Iglesia, y a prepararla para ser un instru-
mento más fiel de Dios en el período que estamos comen-
zando en varios lugares de la América Latina. ]
* 165
1001
Miembros
* 169
EL TESTIMONIO DE LA IGLESIA 7
A. Comunión
170 *
Ni
0
B. Servicio
pad dí:
social, la desintegración de comunidades naturales,
etc. Hay problemas de soledad, moralidad, delin.
cuencia juvenil, abandono de la niñez, desintegra-
ción del hogar, etc. Otra serie de problemas se re-
lacionan con la búsqueda de dignidad, de libertad y
de justicia para los hombres agobiados (por la. ex-
plotación, la discriminación social, la opresión po-
lítica y las injusticias económicas.
17
AR
E
C. Proclamación
173
0 Cuáles? Hay qa boedo
mes es
- rarse menos aconsejables? Por QUEPA
%
Tiene la evangelización un contenido ético? Ex t
algunas formas de conducta que. estén tan Í tima-
mente ligadas al Evangelio que una persona no ;
da ser bautizada a menos que las acepte? Si es
cuáles son esas normas de conducta? O
des “normas” también ciertos EE soci
EL TESTIMONIO DE LA IGLESIA
A. Comunión
B. Servicio
AO
AA
:
í
C. Proclamación
178 *
b) El amor de Jesucristo por el pecador: Marcos 6:34
1] Corintios 5:14-15. :
c) El imperativo del redimido de comunicar las Buenas |
Nuevas: 1. Corintios 9:16.
AS
4 A Sl y
us
180*
GRUPO II
Miembros
131
LA ORGANIZACION Y ADMINISTRACION. de
E DE LA IGLESIA
de Considérese este tema b:iblicamente, o
PA y teológicamente. 0%
A
Me A. Biblicamente
B. Teológicamente
A 2 > DE E SS
4. ¿Qué relación existe entre la misión de la iglesia y -
ET: su organización?
Se ha dicho que la misión de la iglesia es el único ño
o punto de referencia de cualquier estructura u or-
NERÓN
Atos
ganización eclesiástica, que la organización existe
sp en función de la misión. ¿Qué significa ésto? Sig-
SÓN nifica, por ejemplo, que la forma de organización 4
mn
de una iglesia puede y debe cambiar, o reformarse,
según las circunstancias en que la iglesia realice su
misión».
Es correcto afirmar que la organización de la iglesia
no importa, que cualquier forma de organización
es tan buena como cualquier otra, pues lo impor-
tante es la vida nueva del Espíritu? ¿Puede una
cierta forma de organización “apagar el Espíritu”?
¿Cómo puede la organización de la iglesia expresar
su unidad y universalidad?
C. Históricamente
* 183
b) Que el Consistorio exhiba una representación
más amplia de los dones y ministerios que el
Espíritu ha dado a cada congregación.
12. Presbiterios:
184 *
pa Lote 08 - a Y » RESTE Me E
LA ORGANIZACION Y ADMINISTRACION
DE LA IGLESIA
* 135
la debida movilidad a los períodos de ejercicio de los pas0
tores, ancianos, diáconos, y otros oficiales.
186 *
uN
Sr. Rafael Sánchez, Guatemala de
retarios: Sr. Antonio Cesari, Argentina de
> Dr. Earle Roberts, Estados Unidos
Miembros
Estados q
R | México
Emma de Roura, Puerto Rico
Rebeca de Rodríguez, Puerto Rico
Dr. T. J. Liggett. Venezuela
Dr. ad Schisler E
) Brasil
Colombia
México
1
188 *
AOS
9. Pastores y Laicos
* 189
AN Ecsionales (
pleto de la glosa: o misionero y pas C
trabaja en un país latinoamericano ha escri
lasoo indígenas más CR tanto h
aplicable en E
1
- Conclusiones aprobadas borel Congreso
-L La Diversidad de Ministerios o
* 191
con Dios y con los semejantes. Este ministerio de la re-
conciliación ha sido confiado al Cuerpo de Cristo, es decir,
a todos los miembros del mismo.
En el campo de la salud:
—El alto índice de enfermedades de un gran sector de
nuestros pueblos contrasta con el progreso impresionante
de la ciencia médica. |
Dl
- Estamos seguros de que Dios no es indiferente a este es-
tado de cosas y que por medio del Espíritu Santo está
dando a la iglesia los dones adecuados para que ella pueda
prestar por medio de sus miembros, el servicio necesario
para solucionar cstos problemas.
Al considerar la iglesia que recibe estos dones, notamos
una gran necesidad de aculturación, particularmente en
los siguientes sectores de la vida de la iglesia:
—Educación Cristiana.
—Idioma.
—Teología dogmática. y pastoral.
—Liturgia.
—Las artes, como arquitectura, música, pintura, li-
teratura, etc.
Además de esta identificación cultural, tenemos un mi-
nisterio de plena participación en la formulación de las
nuevas formas de la cultura latinoamericana.
2193
PE E
e descubrir y ejercer sus repectivos miniterios (Efes os
A:11-16). Depende en gran medida de la orientación brin-
dada por el pastor y los ancianos el que los demás miem. q
bros del cuerpo de Cristo ejerzau su ministerio. Una par-=
te significativa del tiempo y esfuerzo de los “oficiales” $ me
la iglesia debería estar dedicado a esta tarea. :
4. -En la creencia de que el Espíritu Santo da ministe-
rios diversos a todos los miembros, creemos que el Con-
sistorio debe reconocerlos brindándoles una oportunidad 8
para manifestarse en el seno de la cobgregación. 3%
194 *
estimular y orientar al ministrerio total de la misma (Efe-
sios 4:11-16).
Las implicaciones prácticas de este concepto para el go-
bierno de la Iglesia podrán variar según las circunstancias;
pero el carácter funcional de la organización de la Iglesia
debe ser subrayado siempre. :
( *195
? E E É A] EN E AR dl US NES pe
/
-
y
ña
196 *
E IES DS E AOS Ab
SS DS EE
a ! a
GRUPO IV
, | | * 199
ACULTURACION DE LAS FORMAS DE VIDA Y
MISION DE LA IGLESIA :
Definición:
dos:
a) La Elsa de aquel lugar encuentra formas “au--pe
tóctonas” de vida y misión, capaces de rendir $
un testimonio claro de Cristo.
*- 201
g) Las divisiones entre cristianos, y el denomi-
nacionalismo.
h) La mayordomía, y la conciencia de responsa-
bilidad propia por el testimonio cristiano en .to-
das sus fases.
20
Conclusiones aprobadas Por el Congreso
09
safe
AS
E AR
, 17)
204 *
IA IAS y UE ES
EIA
4
ea
espacio, en aspectos tales como: liturgia, himnología, as-
.quitectura, artes, etc.
E ed e.:207
A
nes deberán ser el producto del trabajo conjunto de oficia-
les y teólogos de la Iglesia con arquitectos locales, los cua-
les podrán expresar el simbolismo y atender a las necesi-
dades de la Iglesia con el sentido y los medios arquitectó-
nicos del lugar.
ZO
Lo 1 Congregación como Comunidad Misionera Local: Le
«pansión espontánea de la iglesia local. Su manera de vida
Miembros
México '
- Colombia
USA IRE
Za ' Chile
| US AOS
México
Guatemala
Venezuela
Marcos U. > México
oe Rico Soltero, Puerto Rico s
W. E. Fraser, | Trinidad
Cuestionario considerado por el grupo.
LA CONGREGACION LOCAL
210 »
A RAS
IN
ARA
TS
A
A TOO ER ES AR
,
IO a
Ñ
il
de
AE AR > > ;
.
Primera respuesta:
212 * AS
6. Debe com prender que el laico debe ser un colaborador
Í
dinámico y responsable. /
Segunda respuesta:
* SS
ciones: Escuela Domir a
y Que cadauna de las agrupa
y Jóvenes, trabajen des
- Sociedad Femenina, Hombres
colaboración y se complementen.
Tercera respuesta:
4
214 >
- Existe una concentración excesiva de funciones en la per-
o pastor, al que se le cd servicios abrumadores.
Séptima respuesta:
Consideramos que algunos de los factores que alejan a la
juventud de la congregación son los siguientes:
a) Desentendimiento de los padres por la orientación de 5
sus hijos.
b) No se le ha dado participación y responsabilidad en.
los programas de la Iglesia. ce
c) La manera de presentar el mensaje no siempre llena
las inquietudes que tienen en esa edad.
d) falta en algunos casos un interés inteligente por
parte de los consistorios en cuanto al lugar que deben ocu.
par los jóvenes en la Iglesia. !
Por lo tanto la Iglesia local puede ser hogar espiritual de
la juventud cuando el joven encuentre en la congregación
local y en su familia, respuesta, apoyo y orientación con=
creta sobre las preguntas que más lo inquietan. : e
216 *
Miembros
218 * E
-b) ¿En qué sentido son las Iglesias y. Juntas ve la for-
man “miembros” de la CCPAL?
c) Corresponde el título de comisión a la realidad
de la CCPAL>
d) ¿Qué clase de organismo debiera llegar a ser la CCPAL
- en el futuro?
3.3210
c) Cuál está siendo la experiencia después de la integra-
ción? ¿Vamos adelantando en el camino hacia los fines per-
seguidos?
PASEA
_La verdadera meta de las iglesias no es la “triple auto-
nomía” (sosten propio, gobierno propio, propagación pro-
pia). Mas bien, las iglesias deben reconocer en cada aspec-
- to de su vida que son plenamente responsables ante Dios
por su fidelidad y testimonio. No debemos subrayar tanto
la autonomía absoluta de las iglesias, sino ante todo la su-
misión a la mima Cabeza, que es Cristo, y la interdepen-
dencia mutua, según la imágen del Cuerpo de Cristo, tal co-
MO se sos presenta en las epístolas a los Corintios y Efe-
sios.
: 2. La Re-estructuración de la CCPAL
Considerando,
a) Que existe confusión sobre lo que significa “unidad
cristiana”, y que es necesario esclarecer este concepto a la
luz de la Palabra de Dios;
AO : EROS
b) Que las iglesias necesitan orientación sobre la mane-
ra de expresar dicha unidad en sus relaciones mutuas, te-
niendo en cuenta la realidad latinoamericana y respetando
plenamente la posición actual de las iglesias al respecto;
El Congreso de Bogotá "recomienda a la CCPAL promo-
ver un estudio bíblico teológico sobre la materia, en coo-
peración con los cuerpos eclesiásticos que la integran.
0
dimburgo. Rector del Seminario del Centenario, Vic-
la,En Santo, Brasil. |
SY Ae
niversidad de Mies a
BTS!
A 2) 7 A al m5 ASS
É
(Viene. de la 1? Solapa) d
Han
.” Una comisión organizadora internacional tras
bajó durante un año en la preparación del.
Congreso, Las iglesias de cada país nombraron,
a su vez, comités nacionales que organizaron
institutos locales de preparación, En un próxi..
mo libro deberán aparecer algunos de los prin”
cipales trabajos hechos con motivo de estos
institutos, Hubo también algunos materiales
escritos, solicitados especialmene, como pre-.
paración para el Congreso Continental. Tres
de ellos se incluyen en el presente volumen.
La serie de ponencias cortas que forman el
Pe cuerpo principal de este libro fueron más bien
breves intervenciones, sobre temas or
al estilo de mesas redondas. Finalmente,
incluyen también las conclusiones da
po: el Congreso en pleno, y que sorel fru.
to del trabajo realizado por los seis grupos
de estudio en que se dividió la Asamblea, Me-.
suradas y cautelosas, no alcanzando, según al-
gunos, a tocar fondo, estas conclusiones son,
sin embargo, un primer encuentro con inte-
rrogantes e inquietudes que habían pasado por
la mente de muchos sólo como fantasmas
inasibles y que ahora por primera vez han sido
enfrentados con valor. Las conclusiones no.
pretenden ser, por tanto, respuetas definiti-
vas ni nuevos moldes inflexibles, sino prime-
ros pensamientos, flechas que indican en que
dirección debiera seguirse investigando a la
luz de la Palabra de Dios y de la realidad -
latinoamericana,
Recomendamos sin ninguna reserva el es"
tudio de estas conclusiones, y de los cuestio-
narios que las provocaron (incluídos también
en el texto), así como de todo el material que
se incluye en el presente volumen, pues cree.
mos que será una valiosa orientación para los
cristianos evangélicos y las iglesias en sus es”
fuerzos por obedecer, en cada situación local,
a las instancias de Nuestro Señor, quien nos
preside en la inmensa tarea misionera de Amé-
E |
rica Latina,
das y estudiadas en
la forma más amplia
posible. El precio del
presente volúmen se-
rá de US$0.50 por
cada copia individual.
Pedidos de cincuen- /
ta copias en adelan-
f
/
te, a una misma di-
rección, serán despa-
chados a razón de
US$ 0.05 centavos
por ejemplar, más el
costo del flete aéreo.