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Maquiavelo: El príncipe

Capítulo 1

Los principados pueden ser hereditarios, nuevos o agregados a un hereditario (mixto). Los
principados nuevos se pueden adquirir mediante las armas propias o por las ajenas, por la
suerte o por la virtud.

Capítulo 2

Los principados hereditarios son más fáciles de conservar ya que el pueblo está
acostumbrado a vivir bajo una dinastía, se necesita hacer todo lo posible por no alterar el
orden preestablecido o contemporizarlos a los cambios y además, por ser los príncipes
naturales es más fácil ser amado por el pueblo.

Capítulo 3 - Principados mixtos

Los principados mixtos lo son porque el príncipe es hereditario en su lugar de origen y


cuando adquiere un nuevo Estado se convierte en príncipe nuevo para éste, dándole un
carácter mixto. Cuando los súbditos cambian de líder con la esperanza de una mejora en su
situación, a menudo se decepcionan. Esto se debe a que necesita tomar medidas que
pueden ofender a sus nuevos súbditos, ya sea con tropas o con cambios en las leyes y los
impuestos. Tampoco puede confiar en quienes lo ayudaron a llegar al poder, xq no puede
complacerlos,(entonces los que tenían esperanzas de mejora se unen a los que estaban
ofendidos anteriormente) entonces estos se unen a los ofendidos por la entrada del
príncipe, con el objeto de derrocarlo. Un príncipe puede perder el control sobre un territorio
si no maneja adecuadamente las expectativas y las lealtades de sus súbditos.

Si el Estado que se anexa es de la misma provincia y de la misma lengua, es fácil


conservarlos, sobre todo cuando están acostumbrados a vivir libres; y para afianzarse en el
poder, siempre que se conserven sus costumbres y sus ventajas permanecerán tranquilos.
Se deben tener dos cuidados: que la descendencia del príncipe anterior desaparezca y
no modificar las leyes e impuestos.

Cuando se adquieren Estados en una provincia con idioma, costumbres y organización


diferentes, surgen dificultades y uno de los remedios que la persona que los adquiera es ir a
vivir en ellos, así se ven nacer los desórdenes y se pueden reprimir con prontitud, de este
modo también adquieren más respeto y con mucha dificultad suelen perderlo.

“A los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, la ofensa que se le haga al hombre
debe ser tal, que le resulte imposible vengarse”.

Si en vez de colonias se emplean tropas, el gasto es mucho mayor, por el mantenimiento de


la guardia, se perjudica e incomoda a todos y por lo cual, se vuelven enemigos.

El príncipe que anexe una provincia con organización y costumbres diferentes a la suya,
debe convertirse en defensor de los vecinos menos poderosos para debilitar a los de mayor
imperio y cuidarse de que entre a su Estado un extranjero tan poderoso como él, ya que se
le adhieren todos los que sienten envidia y podrían formar un bloque con el Estado invasor.

“Una guerra no se evita sino se difiere para provecho ajeno”

El deseo de conquista es un sentimiento muy natural y común, y siempre que lo hagan los
que pueden, antes serán alabados que censurados; pero cuando intentan hacerlo a toda
costa los que no pueden, la censura es admitida. Para evitar una guerra nunca se debe
dejar que el desorden siga su curso. Es natural que se ha vuelto poderoso recelo de la
misma astucia o de la misma fuerza gracias a las cuales se ha obtenido la ayuda.

Capítulo 4

Existen dos tipos de gobierno: uno donde un príncipe gobierna con la ayuda de siervos que
elige, y otro donde el príncipe es apoyado por nobles que tienen su propio poder y lealtad
de sus súbditos. El ejemplo dado es el gobierno del Gran Turco, donde el príncipe tiene un
control absoluto sobre sus siervos, en comparación con el rey de Francia, que depende del
apoyo de los nobles.

Para conquistar un Estado como el del Gran Turco, es difícil porque el príncipe tiene un
fuerte control sobre sus siervos, por lo que es necesario confiar en las propias fuerzas para
lograrlo. Sin embargo, una vez que se logra la conquista, es más fácil mantener el control
eliminando a la familia del príncipe y evitando que haya líderes que puedan desafiar el
nuevo gobierno.

Por otro lado, en Estados similares al de Francia, es más fácil entrar y conquistar si se
cuenta con el apoyo de nobles descontentos. Pero mantener el control enfrenta muchas
dificultades, ya que estos nobles pueden convertirse en líderes de rebeliones futuras.

Se compara la situación con la conquista de Darío III por parte de Alejandro Magno, donde
después de la victoria, Alejandro pudo mantener el control debido a la ausencia de
conflictos internos. Sin embargo, en Estados como el de Francia, donde hay numerosos
principados, las revueltas son frecuentes debido a la diversidad de intereses y lealtades.

La facilidad para mantener un Estado conquistado no depende tanto de la virtud del


conquistador, sino de la naturaleza del Estado conquistado y la forma en que está
organizado.

Capítulo 5

Existen tres formas de mantener el control sobre un Estado que solía gobernarse por sus
propias leyes y vivir en libertad después de ser conquistado.

La primera forma es destruir el estado conquistado por completo, eliminando cualquier


posibilidad de resistencia. La segunda es establecer un gobierno propio en el estado
conquistado, lo que implica dejar que un pequeño grupo de personas lo gobierne en nombre
del príncipe conquistador. Este gobierno estará interesado en mantener el control para
asegurar su propia supervivencia y estabilidad, y por lo tanto trabajará para proteger los
intereses del príncipe.

La tercera forma es dejar que el estado conquistado mantenga su gobierno y sus leyes
anteriores, pero bajo la supervisión y el control del príncipe conquistador. Esta última opción
es la más segura, ya que las personas que están acostumbradas a gobernarse a sí mismas
pueden ser difíciles de controlar si se les priva de su libertad, y podrán revelarse. Sin
embargo, señala que incluso esta opción puede ser problemática si los habitantes del
estado conquistado no se dispersan ni olvidan sus antiguas leyes y costumbres.

Maquiavelo ofrece ejemplos de los espartanos y los romanos para respaldar su argumento.
Muestra cómo los espartanos perdieron el control de Atenas y Tebas al dejar un gobierno
oligárquico en estas ciudades, mientras que los romanos lograron retener el control sobre
Capua, Cartago y Numancia al destruirlas por completo.

Maquiavelo sugiere que la mejor manera de controlar un Estado conquistado es destruirlo


por completo o establecer un gobierno propio en él. Esto garantizará que el príncipe
conquistador tenga un control absoluto sobre la región y evite cualquier posible rebelión.

Capítulo 6

Los hombres caminan casi siempre por los caminos que otros han trazado. Un hombre
prudente debe tomar siempre los caminos que han seguido los grandes hombres e imitar a
los que han sido ilustres, y si sus capacidades no llegan a igualarlo, al menos se le van a
parecer.

Los principados nuevos se encuentran más o menos en dificultades para conservarlos


según la virtud del conquistador. El hecho de pasar de ciudadano a príncipe supone una
intervención o de la virtud o de la suerte. Los menos beneficiados por la suerte son los que
más se han sostenido en el poder.

POR LA VIRTUD:

Los más ilustres de los que llegaron al poder por sus virtudes son Moisés. Ciro, Rómulo,
Teseo, etc.

Los que se convierten en príncipes gracias a sus virtudes encuentran más dificultades para
conquistar el principado, pero les resulta más fácil conservarlo. Las dificultades que se les
presentan nacen en parte de las nuevas leyes que se ven obligados a introducir para
garantizar la estabilidad del estado y su propia seguridad. El que introduce innovaciones
tiene como enemigos a aquellos que se beneficiaban del ordenamiento antiguo y como
tímidos defensores a todos los que se beneficiarían del nuevo. (Tímidos porque no creen en
lo nuevo hasta que están respaldados por la experiencia.)

También se debe examinar si los innovadores se valen por sí mismos o dependen de otros,
es decir, si para llevar a cabo su obra deben rogar o pueden imponerse por la fuerza. En el
primer caso siempre acaban mal, pero si dependen de sí mismos y pueden ponerse por la
fuerza rara vez se encuentran en peligro. Es fácil convencer al pueblo de una cosa pero es
difícil mantener ese pensamiento, por lo que le conviene organizarse de tal manera que
cuando el pueblo ya no crea, se le pueda obligar a que lo haga por la fuerza. Estos hombres
encuentran grandes dificultades en su proceder y tienen el camino lleno de peligros que han
de superar con su virtud, pero una vez superado, comienzan a ser queridos, alcanzan el
poder, la seguridad, la honra y la prosperidad.

Capítulo 7

Los que se convierten en príncipes gracias a la suerte, lo consiguen con poco esfuerzo,
pero les cuesta mucho mantenerse. Durante el camino no encuentran dificultades, pero una
vez establecidos se les presentan todos los problemas. Esto ocurre cuando un Estado es
concedido por dinero o por la gracia de quien lo otorga. Estos hombres se sostienen sobre
la voluntad y la suerte de los que les han concedido el poder y ni saben si pueden
desempeñar ese cargo. Además, no tienen fuerzas que lo apoyen y que les sean fieles.

Asumen tan rápidamente que no pueden hacerlo sobre algo verdaderamente firme, y a la
primera dificultad, cae. Excepto que sea un hombre muy virtuoso y sepa tomar las riendas
que le otorga la suerte para poder realizar cimientos firmes.

Toma dos ejemplos:

1- Francesco Sforza: por sus cualidades se transformó de simple ciudadano a Duque de


Milán. Una vez en el poder, lo conservó con muy poco esfuerzo.

2- César Borgia (llamado por el pueblo “duque Valentino”: Adquirió el estado con la suerte
de su padre y con la misma lo perdió, a pesar de que hizo todo lo que un hombre virtuoso y
previsor tenía que hacer para fijar sus raíces y si sus esfuerzos no dieron en el resultado
esperado no fue por su culpa si no por la adversidad de la suerte. Ante Alejandro VI se
presentaban numerosas dificultades a la hora de querer hacer poderoso a su hijo. Primero,
no sabía cómo hacerlo en un estado que no fuese de la Iglesia, y aunque hubiese querido
tomar uno de los dominios de esta, sabía que el duque de Milan y los venecianos no iban a
permitírselo, a demás, los ejércitos de Italia, y especialmente aquellos de los que habría
podido servirse, estaban en mano de aquellos que temían la grandeza del papa, por lo que
no podía confiar en ellos. Era necesario perturbar el ordenamiento existente y los estados
que aquellos regían para poder apoderarse de una parte. El rey entró en Italia con ayuda de
los venecianos (habían abierto el camino por otros motivos)y armo ejército, el duque ocupó
Romaña y quiso asegurarse el dominio en aquella región y seguir con más conquistas, pero
se lo impedían dos cosas: el propio ejército del que se había servido y el Rey de Francia.
Por esto el duque decidió no depender ni de las armas ni de la suerte de otros. Convirtió a
todos los partidarios de los Orsini y de los Colonna en Roma es nobles suyos, honrándolos
según sus cualidades. Espero así la ocasión para eliminar a los caudillos de Orsini, tuvo
suerte y supo sacarle el mejor partido: Cuando los orsini se dieron cuenta de la grandeza
del duque y de la Iglesia, realizaron tumultos, que el duque con la ayuda de Francia logró
solucionarlos. Cuando recuperó su prestigio, ya que no confiaba en Francia ni en fuerzas
externas, recurrió al engaño para no correr más riesgos. El duque estableció fundamentos
muy fuertes para su poder y supo ganarse la estima de Romaña, esta, anteriormente, había
sido víctima de un gobierno despótico, por lo que estaba lleno de hurtos, robos, violencia,
etc. Para poder solucionarlo puso un hombre cruel y decidido al mando, que al poco tiempo
logro traer la paz y la unidad. Una vez logrado esto, decidió poner al mando una
magistratura civil, en donde cada provincia tenía un representante (porque si seguía con un
gobierno tan severo podía ganarse el odio de la población). El duque había logrado formas
un ejército fiel y alejar a los que podían dañarlo, pero para lograr un poder perfecto debía
solucionar sus problemas con Francia, y lo habría conseguido si Alejandro no hubiese
muerto. También debía intentar que el nuevo papa no le quitase lo que Alejandro le había
dado y por eso tomo ciertas medidas. Pero Alejandro murió a los 5 años que había
empezado Valentino y le dejó con el estado de Romaña fuertemente consolidado pero en
medio de dos ejércitos poderosísimos y además se encontraba enfermo. Había construido
cimientos tan sólidos que si no hubiese tenido encima a estos ejércitos o si hubiera estado
sano, habría resistido las dificultades a la muerte de su padre. (Además se equivoco en la
elección del papa, tendría que haber incentivado a alguno español o algún otro pero no
haber dejado que sea al que alguna vez había ofendido)

Lo propone como ejemplo para aquellos que han accedido al poder por la suerte y armas de
los demás dadas la grandeza de su alma y de sus intenciones. Por lo tanto:

1- Es necesario protegerse de los enemigos

2- Ganarse amigos

3- Vencer tanto con la fuerza como con el engaño

4- Hacerse amar y temer por el pueblo

5- Hacerse seguir y respetar por los soldados

6- Eliminar a los que pueden o deben ofenderle

7- Renovar con nuevas costumbres las antiguas instituciones

8- Ser severo y grato, magnánimo y liberal

9- Destruir al ejército infiel y crear uno nuevo

10- Conservar la amistad de reyes y príncipes

Cap 8 DE LOS QUE HAN LLEGADO AL PRINCIPADO MEDIANTE DELITOS

Hay otras dos maneras de llegar al poder: por un camino delictuoso o por el favor de sus
conciudadanos.

Ejemplo del primero es Agatocles de Sicilia, que llegó a ser rey de Siracusa. Llevó a lo largo
de toda su existencia una vida delictuosa. Planeó convertirse en príncipe y una mañana
reunió al pueblo y al senado y mediante una señal hizo que sus soldados asesinaran a
todos los senadores y a los ciudadanos más ricos y ocupó el cargo de príncipe de la ciudad
sin tener que enfrentarse a ninguna oposición interna. Si observamos las acciones y la vida
de este hombre se verá que en ellas no hay nada o casi nada que se pueda atribuir a la
suerte, ya que no llegó al principado por el favor de nadie, sino mediante los cargos
militares que él mismo se ganó con mil sufrimientos y peligros, y luego lo conservó gracias a
sus valientes y arriesgadas resoluciones. Tampoco se puede definir virtud el hecho de matar
a los ciudadanos, traicionar a los amigos y no tener ni palabra, ni piedad, ni religión; de esta
forma se puede obtener el poder pero no la gloria.

Otro ejemplo: Oliverotto da Fermo, criado por su tio Giovanni Fogliani, fue enviado a servir
como soldado. Después de algunos años, debido a que no le gustaba estar bajo órdenes, le
pidió a Giovanni que se reunieran y organizó un gran banquete al que lo invitó a él y a todos
los hombres importantes de Fermo, tocó temas importantes y con esa excusa llevó a todos
a hablar a otra habitación, apenas se habían sentado cuando de unos lugares secretos de
la habitación salieron soldados y los mataron a todos. Así se nombró príncipe el mismo y
asesinó a todos los que no estuvieran de acuerdo y que podían perjudicarle.

¿Cómo pueden sostener su poder y vivir seguros en su patria por mucho tiempo sin que sus
conciudadanos conspirasen nunca en su contra mientras que otros no han podido conservar
sus estados mediante la violencia, aun en tiempos de paz? Se debe a la buena o la mala
utilización del delito: la primera es la que se hace en un momento concreto, por la necesidad
de asegurar la propia posición, sin volver a insistir luego en ella, si no intentando sacarle el
mayor provecho para sus súbditos. Están mal usados los delitos que, aunque al principio
son pocos, van aumentando con el tiempo en vez de desaparecer. Los que sigan el primero
pueden encontrar una forma de mantener su estado ante Dios y ante los hombres, el resto
no.

Cuando se conquista un Estado:

1- El que ocupa tiene que pensar cuáles son los ultrajes que va a cometer y hacerlos todos
de una vez, para no tener que cometerlos una y otra vez y poder ganarse la fidelidad de los
hombres. (El que no lo hace así, deberá tener siempre la espada en mano)

2- Los ultrajes, como se dijo, se hacen en una sola vez, pero los beneficios deben hacerse
poco a poco para que puedan saborearse mejor.

3- Un príncipe debe vivir con sus súbditos, para que ningún acontecimiento le obligue a
cambiar de actitud.

Cap 9 - EL PRINCIPADO CIVIL

Cuando un ciudadano se convierte en príncipe con el apoyo de los demás ciudadanos.


Puede alcanzarse con el favor del pueblo o con el favor de los poderosos. Esto es así
porque en las ciudades existen dos fracciones distintas: el pueblo, que no quiere ser
oprimido por los poderosos; y los poderosos que quieren oprimir al pueblo. Esto tiene tres
efectos: principado, libertad o desorden.

Cuando los grandes ven que no pueden hacer nada frente al pueblo, refuerzan el prestigio
de uno de ellos al que nombran príncipe. A su vez, cuando el pueblo ve que no puede hacer
frente a los poderosos, concentra todo el poder sobre un hombre al que nombran príncipe,
para defenderse mediante una autoridad. Al que llega con la ayuda del pueblo le cuesta
menos mantenerse que al que llega con ayuda de los poderosos. Esto es así porque el que
llega por el poder del pueblo se encuentra rodeado de ciudadanos que están dispuestos a
obedecer. En cambio, el que llega con ayuda de poderosos se encuentra rodeado de
iguales a los que no puede dar órdenes. Además, la intención del pueblo es más noble ya
que solo desean no ser oprimidos y los otros oprimir. El príncipe nunca podrá sentirse
seguro teniendo como enemigo al pueblo, son demasiados, pero sí se puede hacerlo frente
a unos pocos como los poderosos.

Es necesario que el príncipe viva siempre con ese pueblo, pero no con los mismos
poderosos, pudiendo crearlos o destituirlos a su gusto. A los poderosos se los califica en
dos categorías: los que por su proceder se vinculan a tu suerte y los que no. A los que se
unen a ti, si no son ambiciosos, debes honrarlos, a los que no, hay que considerarlos de dos
maneras: pueden que lo hagan por falta de valor y hay que servirse de ellos sobre todo lo
que puedan aconsejar, pero si lo hacen con engaños, movidos por la ambición, piensan solo
en sí mismos, el príncipe debe guardarse de ellos y temerlos como si fueran enemigos
descubiertos.

El que es elegido en favor del pueblo, debe continuar la amistad con este, el que es
ayudado por los poderosos, debe intentar ganarse el amor del pueblo antes que nada.
Deben tener si o sí al pueblo de su lado, porque si no ante una adversidad correrán grave
peligro.

Un príncipe debe buscar que los ciudadanos lo necesiten a él y al Estado continuamente.


Solo así le serán fieles, tanto en los buenos como en los malos tiempos.

Capítulo 10: DE QUÉ MODO HAN DE MEDIRSE LAS FUERZAS DE TODOS LOS
PRINCIPADOS

Son capaces de sostenerse a sí mismos los que, o por abundancia de los hombres o de
dinero, pueden levantar un ejército y presentar batalla a quien se atreva a atacarlos. Los
que no son capaces de presentar batalla al enemigo en campo abierto. Del segundo caso lo
se puede aconsejar a los príncipes que fortifiquen y establezcan la ciudad en que vivan y se
despreocupen por la campaña. Quien tenga bien fortificada su ciudad difícilmente será
asaltado; porque los hombres son enemigos de las empresas demasiado arriesgadas.

Un príncipe que obtiene una plaza fuerte, y a quien el pueblo no odie, no puede ser
atacado. Si fuese el atacado se vería obligado a retirarse sin gloria, son tan vitales las cosas
de este mundo que es imposible que alguien permanezca con sus ejércitos un año situando
ociosamente una ciudad.
Capítulo 11: DE LOS PRINCIPADOS ECLESIÁSTICOS

Se pueden adquirir por valor o por la buena suerte, no se necesita tener una buena posición
y hacen que los príncipes se mantengan en su poder sea cual fuera las circunstancias que
se estén dando. Más que nada se necesita de una buena labor espiritual.

Es la forma de tener Estado pero de no tener que defenderlo, pues los súbditos no
gobiernan ni se preocupan por hacerlo, le dan su lugar al príncipe en su soberanía. Por eso
se dice que son los únicos principados en ser seguros y felices.

También se da el caso de que el principado venga a partir de una intervención eclesiástica.


El caso de los papas que ejercían su poder mediante leyes religiosas e interviniendo en las
ideologías, manipularon los principados haciendo que las personas tengan temor de
desobedecer. Con esto alcanzaron su principal objetivo que era intervenir en la política.

Capítulo 12: DE CUÁNTAS CLASES ES LA MILICIA Y SOBRE LOS SOLDADOS


MERCENARIOS

Los príncipes deben establecer buenas bases, buenas leyes y buenos ejércitos. No puede
haber buenas leyes sin buenos ejércitos, y donde hay buenas leyes, debe haber buenas
armas, así que Maquiavelo sólo discutirá las armas, no las leyes.

Debe entenderse también como leyes a las condiciones para la vida cotidiana. Y a lo que se
refiere en cuanto a “dónde hay un buen ejército, hay buenas leyes” significa que si hay
alguien que puede liderar un buen ejército puede hacerlo igual de bien sobre la población.

Maquiavelo se refiere a «Buenas armas” si son las propias tropas del Estado; Es decir, sus
propios ciudadanos, y no los forasteros. Manteniendo con su punto de vista que la
independencia y la autosuficiencia son la única seguridad, él afirma que la dependencia de
las tropas extranjeras es la perdición de un príncipe, ya que carecen del espíritu de los
soldados que defendían sus propias tierras y casas.

Las armas para defender el Estado son los príncipes propios, mercenarios, auxiliares, o una
mezcla de los tres. Mercenarios y auxiliares son peligrosos y poco fiables. Si un mercenario
es talentoso, siempre tratará de aumentar su poder a expensas del príncipe. Si es
incompetente, arruinará al príncipe. Sólo los príncipes y las repúblicas que pueden lanzar
sus propios ejércitos pueden tener éxito, porque los mercenarios no hacen otra cosa que
perder. Los que están bien armados pueden vivir libres.

Por último, Maquiavelo da muchos ejemplos de mercenarios que se han convertido en sus
empleadores. Todo esto comenzó cuando el Sacro Imperio Romano perdió el poder en Italia
y los papas ganaron poder. Los ciudadanos tomaron las armas contra los nobles, y los
papas los animaron. Debido a que ni los ciudadanos ni los papas sabían cómo luchar,
contrataron mercenarios. Pronto los mercenarios comandaron cada ejército en Italia. Estos
mercenarios adoptaron estrategias que los mantenían alejados del duro trabajo y del
peligro, y esto causó la ruina y la humillación de Italia.
Capítulo 13 DE LOS SOLDADOS AUXILIARES, MIXTOS Y PROPIOS

Las tropas auxiliares son las que se les pide a un príncipe para protección y defensa. Son
buenas para quien manda pero para los que los llaman siempre son devastadoras, pues si
ganan son prisioneros pero si pierden serán completamente derrotados. Están unidas
ciegamente a las órdenes del jefe; mientras que las tropas mercenarias someten al príncipe
una vez que hayan triunfado. Las tropas propias están compuestas de soldados y
ciudadanos que están bajo las órdenes de un príncipe. Todas las demás son tropas mixtas o
auxiliares.

Es por eso que todo príncipe consciente prefiere refugiarse en las tropas propias y prefiere
triunfar con las tropas auxiliares y evitar las mixtas. Conocer esto es una virtud que la tienen
muy pocos y es símbolo de una gran sabiduría.

Capítulo 14 DE LO QUE CONVIENE HACER AL PRÍNCIPE CON LA MILICIA

Estudiar es el arte de la guerra. El dominio de esta disciplina puede hacer que incluso un
ciudadano común sea un gran gobernante. La manera más fácil de perder un Estado es
descuidando la guerra. La mejor manera de ganar un Estado es ser experto en el arte de la
guerra.

Debería pensar aún más en la guerra en tiempos de paz que en tiempos de conflicto. Debe
leer la historia y «reflexionar sobre las acciones de los grandes hombres». Maquiavelo
subraya la importancia de aprender del pasado para construir un futuro mejor y más
políticamente exitoso.

Capítulo 15: CUALIDADES POR LAS QUE LOS HOMBRES, Y ESPECIALMENTE LOS
PRÍNCIPES, SON LOADOS O CRITICADOS

Actitud y comportamiento de los príncipes frente a sus súbditos y amigos:

Es necesario que un príncipe que se quiera mantener aprenda a no ser bueno, y a utilizar
esa capacidad según la necesidad.

Todos los hombres, y especialmente los príncipes por su posición, presentan cualidades
que son motivo de críticas o de alabanzas. A algunos se los considera generosos, otros
míseros, rapaz, cruel, piadoso, traidor, afeminado, severo, astuto, casto, religioso, falto de
fe, etc. Como no se pueden analizar todas, Maquiavelo dice que el príncipe debe intentar
evitar todos aquellos vicios que le quitarán el Estado y sepa guardarse de los que no se lo
quitarán.

Capítulo 16: LIBERTAD Y PARSIMONIA

Habla de estas dos cualidades, comienza diciendo sería bueno que se lo considerara
liberal, pero la libertad, utilizada de forma que se note, lo perjudica, porque si se la utiliza
con inteligencia, los demás no se darán cuenta, y no se perderá la mala fama de la cualidad
contraria. No puede practicar la virtud de la liberalidad sin perjudicarse a sí mismo (Un
príncipe que dé mucho, deberá gastarse toda la riqueza, y al final, para mantener la fama de
generoso tendrá que ponerle grandes impuestos a la población, entonces va a empezar a
ser odiado por sus súbditos, empobrecidos, y perderá la estima por beneficiar a unos
pocos), por esto, no debe preocupar a ningún príncipe tener fama de mísero. Un príncipe,
para no tener que robarle a sus súbditos, para poder defenderse, para no verse pobre y
despreciado, para no verse obligado a convertirse en ladrón, no debería preocuparse
demasiado en la fama de mísero, porque es uno de los vicios que le hacen reinar.

Definición de parsimonia en el diccionario: Calma o tranquilidad ceremoniosa con que se


hace algo.

Capítulo 17: CRUELDAD Y HUMANIDAD: ¿ES MEJOR SER AMADO QUE SER TEMIDO,
O VICEVERSA?

Todo príncipe debe procurar ser considerado piadoso y no cruel, sin embargo, tiene que
procurar no usar mal la piedad. Un príncipe no debe preocuparse de tener fama de cruel por
mantener unidos y fieles a sus súbditos, porque será más piadoso que aquellos que por ser
demasiado humanos dejan que sigan los desórdenes, porque estos suelen perjudicar por
entero a la sociedad, mientras que las ejecuciones que decreta el príncipe solo ofenden a
individuos concretos.

Respecto a la pregunta del título, responde que ambas cosas son deseables, en el caso de
que haya que prescindir de una, es más seguro ser temido que ser amado, porque en
general se puede afirmar que los hombres son ingratos, inconstantes, falsos y fingidores,
cobardes ante el peligro. Por esto, mientras obtengan beneficios se quedarán, pero cuando
la necesidad se acerca, el príncipe que haya confiado por completo en sus palabras y no
disponga de otras defensas, se hundirá. A los hombres les da menos miedo atacar a uno
que se hace amar que al que se hace temer.

El príncipe debe hacerse temer de manera que, si no consigue el amor del pueblo, por lo
menos evite su odio, porque puede ser perfectamente temido sin ser odiado al mismo
tiempo. Si debe verter la sangre de alguno, que lo haga con causa justa, y no debe tocar los
bienes de los demás.

Los hombres aman según su voluntad y temen según la voluntad del príncipe, un príncipe
sabio debe depender sólo de lo suyo y no de lo que es de otros: solo tiene que
ingeniárselas para no ser odiado.

Capítulo 18: DE QUÉ FORMA TIENE QUE MANTENER SU PALABRA UN PRÍNCIPE

Los príncipes que han hecho grandes cosas son los que prestaron poca atención a sus
palabras y han sabido engañar a la mente de los hombres. Hay dos formas de combatir: con
las leyes o con la fuerza (la primera es propia del hombre y la segunda del animal). Muchas
veces la primera no es suficiente y conviene recurrir a la segunda. El príncipe debe saber
hacer uso de ambas. (Habla de que como animal, el hombre debe ser zorro y león, el
primero para evitar las trampas y el segundo para evitar lobos). Un señor que actúe con
prudencia no puede ni debe observar la palabra dada cuando vea que va a volverse en su
contra y que ya no existen razones para motivar su promesa. Esto no sería justo si todos
serían buenos, pero como no lo son y no mantienen la palabra, no hay por qué mantenerla
con ellos.

No es necesario que el príncipe posea verdaderamente todas las cualidades, pero sí es


necesario que parezca que las posee. Poseerlas y observarlas siempre es perjudicial,
mientras que fingir que se poseen es útil, es como parecer piadoso, fiel, humano, religioso,
y además serlo realmente, pero a la vez, tener el ánimo dispuesto para poder cambiar a la
cualidad opuesta cuando sea necesario. Un príncipe no puede observar todas las
cualidades que hacen a un hombre bueno, ya que para conservar el estado, va a necesitar
obrar contra la lealtad, humanidad, claridad, etc.

Un príncipe tiene que tener mucho cuidado de que nunca salga de su boca nada que no
esté lleno de piedad, lealtad, integridad, humanidad y religión.

Capítulo 19: DE QUÉ MANERA SE HA DE EVITAR SER MENOSPRECIADO Y ODIADO

El príncipe mantendrá a sus gobernados contentos si no comete actos como robar sus
propiedades, desestimar su dignidad. Cometer estos actos lo haría despreciable, pero si no
ocurre tendría al pueblo contento y solo mantendría cuidado ante la ambición de un
pequeño grupo. El príncipe alejara cualquier intento de conspiración si es que posee gran
estimación, de ahí que es importante no cometer actos que nos hagan despreciables. Sus
actos deben demostrar grandeza, valor, gravedad y fortaleza.

El príncipe tiene dos cosas que temer: al interior de su Estado, alguna rebelión de sus
súbditos y fuera del Estado, un ataque de una potencia vecina. Acabará con cualquier
ataque de afuera si tiene buenas armas y consigue tener aliados, y tendrá aliados si tiene
buenas armas. Al mantener las cosas exteriores aseguradas las interiores también lo
estarán, aunque puedan surgir conspiraciones que se forman muy ocultamente. Si el pueblo
está descontento, esto motivará al accionar del conspirador para hacer perecer al príncipe
porque busca contentar al pueblo, pero las posibilidades de conspirar son mínimas si el
conspirador actúa a pesar del sentir del pueblo porque puede lograr su objetivo pero la
benevolencia generada en el pueblo por el príncipe terminará con las conspiraciones, el
príncipe no tiene que preocuparse por las conspiraciones cuando hay voluntad del pueblo.
El príncipe debe preocuparse por no descontentar a los grandes y contentar al pueblo,
también saber dejar a otros la disposición de las cosas odiosas, reservándose a sí mismo
las de gracia.

Lo que el príncipe no debe omitir sobre las conspiraciones en base a situaciones sobre
emperadores romanos, primero que estos no sólo tenían que mantener felices al pueblo y
no descontentar a los grandes sino también manejar la crueldad y avaricia de los soldados,
es difícil contentar a los soldados y al pueblo, lo que ambas partes esperaban de su príncipe
era contrario, con lo cual no se ponía control, había situaciones en que el príncipe no podía
evitar ser aborrecido por algunas partes, debe esforzarse por evitar el odio de su clase más
poderosa o el número mayor, si el príncipe quiere mantener sus dominios está en la
posibilidad de no ser bueno, ya que depende de donde este la mayoría de hombres y cómo
se encuentra esta mayoría, y si está se encuentra corrompida, se debe seguir su humor y
contentarla.

El príncipe debe hacer de león y zorro, debe camuflar sus intenciones y atacar ferozmente
cuando se presente la oportunidad, de esta forma también se puede mantener contento a
todos, una vez contentos el príncipe no debe ofender a ninguno de los que emplea, los
emperadores romanos favorecían más a los soldados puesto que con ellos ganaban
territorio por ello buscaban que estén contentos olvidándose de lo demás, lo que generaba
desprecio y aborrecimiento, en la actualidad (en el tiempo que se escribió el libro) es
necesario contentar al pueblo que a los soldados.

Capítulo 20: SI LAS FORTALEZAS Y MUCHAS OTRAS COSAS QUE DIARIAMENTE


HACEN LOS PRÍNCIPES SON ÚTILES O INÚTILES

Maquiavelo discute una serie de estrategias potenciales para mantener el poder.


Previsiblemente, se opone a desarmar a los súbditos, ya habiendo expresado su apoyo a
los ejércitos ciudadanos sobre mercenarios o fuera de las tropas. Desarmar a los
ciudadanos también envía un mensaje de que el príncipe no confía en ellos, y Maquiavelo
valora una buena relación entre el príncipe y sus súbditos. Al igual que el desarme de los
súbditos, la construcción de fortalezas dentro de la ciudad también expresa desconfianza y
muestra inseguridad. Ninguna fortaleza puede sustituir la confianza y el apoyo de la gente.

Los príncipes han intentado varias tácticas para mantener el poder: desarmando a sus
súbditos, dividiendo a sus súbditos en facciones, animando a sus enemigos, ganando a los
sospechosos, construyendo nuevas fortalezas y derribando fortalezas.

Los nuevos príncipes nunca deben desarmar a sus súbditos, porque si un príncipe arma a
su pueblo, sus brazos se convierten en suyos. Si un príncipe los desarma, el pueblo lo
odiará, y se verá obligado a emplear mercenarios.

La sabiduría convencional dice que crear facciones es una buena manera de controlar un
Estado. Esto pudo haber sido verdad cuando Italia era más estable, pero no en el tiempo de
Maquiavelo. Cuando las ciudades facciosas son amenazadas por invasores, caen
rápidamente.

Debido a que los gobernantes se hacen grandes al superar las dificultades, algunos creen
que un príncipe debe alentar secretamente a sus enemigos, de modo que cuando los
supera, su reputación será mayor.

Algunos nuevos príncipes encuentran que aquellos que fueron sospechosos por primera
vez resultan más útiles que otros en gobernar el estado. Están ansiosos de probarse ante el
príncipe. Aquellos que ayudaron al príncipe a ganar el poder pueden haberlo hecho por
insatisfacción con el Estado anterior, y el nuevo Estado también puede dejar de
complacerlos.
Los príncipes a menudo construyen fortalezas para protegerse de conspiradores y ataques
repentinos. Si un príncipe teme a sus súbditos más que a los invasores extranjeros, debe
construir fortalezas. La mejor fortaleza, sin embargo, es no ser odiado por el pueblo.

Capítulo 21: DE LO QUE DEBE HACER EL PRÍNCIPE PARA SER ESTIMADO

La reputación y la imagen pública son los temas de este capítulo. Conquistas y


atrevimientos son la primera manera de mejorar la reputación de uno. El rey Fernando de
España es el ejemplar de Maquiavelo, pero recibe un trato ambiguo. Nada mejora la
reputación de un gobernante más que llevar a cabo grandes conquistas. La carrera de
Fernando de España es un buen ejemplo. Había atacado Granada; Expulsó a los moros de
España; y atacaron África, Italia y Francia. Estas actividades mantenían a sus súbditos
asombrados y preocupados, de modo que nadie tuvo tiempo de hacer nada en su contra.

Con respecto a los asuntos internos, los príncipes deben encontrar siempre maneras dignas
de mención de recompensar o de castigar cualquier acción extraordinaria. Maquiavelo
menciona los espectáculos públicos al final de este capítulo, y hay una sugerencia de que el
espectáculo, ya sea en forma de festivales de entretenimiento, ejecuciones dramáticas o
esquemas atrevidos, es uno de los instrumentos más importantes del príncipe para controlar
la opinión pública. De la misma manera, recompensar los logros de los ciudadanos o
castigar sus malas acciones debe tener un elemento de espectáculo. Debe hacer hablar a la
gente, y cuando hablan, debe ser acerca de lo notable que es el príncipe.

Un príncipe debe demostrar que ama el talento y lo recompensa. Debe alentar a sus
ciudadanos a prosperar en sus ocupaciones. Debe mantener a la gente entretenida con
fiestas en los momentos apropiados. Y debe prestar atención a los diversos grupos cívicos,
asistiendo a algunas de sus actividades, pero sin parecer indignos

Los gobernantes nunca deben permanecer neutrales. Si los gobernantes vecinos luchan,
debes tomar partido, porque si no lo haces, el ganador te amenazará, y el perdedor no te
ayudará. Si su aliado gana o no, él le será agradecido. Sin embargo, si puedes evitarlo,
nunca debes aliarte con alguien más poderoso que tú, porque si él gana, puedes estar en
su poder.

Capítulo 22: DE LOS SECRETARIOS DE LOS PRÍNCIPES

Es muy importante para un príncipe elegir bien a sus ministros porque genera definiciones
acerca del príncipe, si se rodea de buenos ministros o de malos, los juicios serán favorables
o en contra dependiendo de la prudencia con lo que él lo haya escogido, tenemos que saber
que en cualquier hombre, como en el caso del príncipe hay tres tipos de cerebro: primero, lo
que imaginan por sí mismos, segundo, poco inventivos pero capaces de ver lo que lo
muestran los otros, y tercero, los que no consiguen nada por sí mismos, puede que muchos
príncipes no imaginen por sí mismo pero si son capaces de ver lo que otros le enseñan, si el
príncipe se mantiene en estos dos, tiene un buen juicio para discernir y así ningún ministro
esperara engañarle y siempre le será fiel.
El ministro nunca debe pensar en sí mismo sino en el príncipe, y no recordar cosa alguna
que no se refiere a los intereses de su principado. Sin embargo, para retener a un ministro
así, el príncipe debe pensar en él y brindarle honores, enriquecimientos y darle
reconocimiento. Ello disminuirá su grado de ambición al saber que está consiguiendo
resultados, así pueden fiarse el uno al otro.

Capítulo 23: DE CÓMO HAY QUE HUIR DE LOS ADULADORES

Los aduladores, presentes en todas zonas, deben evitarse, y para hacerlo, se necesita
hacer comprender a los hombres que no ofenden al decir la verdad, pero eso sí, sin que lo
digan todos ya que faltarían el respeto. Por ello el príncipe prudente debe rodearse de
aquellos hombres de buen juicio a los que le dé libertad para decir la verdad, aunque solo
en las cosas en las que sean interrogados y cuando decida. Fuera de ese círculo no debe
hacer caso a nadie nunca.

Algunos piensan que la prudencia del príncipe se debe a los consejeros, si esto fuera así
aquel sujeto conductor le quitaría el Estado en breve tiempo. Por lo tanto, se entiende que la
prudencia proviene del príncipe y conviene que los buenos consejos nazcan de la prudencia
del príncipe y no de los buenos consejos que recibe.

Capítulo 24: DE POR QUÉ LOS PRÍNCIPES DE ITALIA HAN PERDIDO SUS ESTADOS

En este capítulo el autor asegura que cualquier nuevo príncipe que siga con éxito el consejo
encontrado en este libro tendrá la estabilidad de un príncipe hereditario, ya que los hombres
son más conscientes del presente que del pasado.

Varios príncipes italianos han perdido estados a través de sus propias faltas militares. Por
ejemplo, han huido cuando debieron haber luchado, esperando que sus súbditos los
llamaran y eso les llevó al fracaso debido a su propia incompetencia. Otra causa fue que
tomaron demasiada confianza en épocas prósperas, sin pensar que podían entrar en
batallas y que su Estado iba a ser robado y cuando fueron conquistados, esperaban que el
pueblo se revelara y quisieran que ellos vuelvan a gobernar; pero fue absurdo depender de
otros para volver al poder. La mejor defensa de un príncipe es su propio valor.

Capítulo 25 CUÁL ES EL PODER DE LA FORTUNA EN LAS COSAS HUMANAS Y CÓMO


HAY QUE ENFRENTARSE A ELLA

Frecuentemente se piensa que el destino controla los asuntos humanos, pero el destino
solo controla la mitad de las acciones de uno, mientras que el libre albedrío determina la
otra mitad.

El destino es como un río de inundación: solo es peligroso cuando los hombres no han
construido muelles anticipándose al caos, por ello en los momentos de estabilidad se debe
prevenir los futuros riesgos que puedan surgir.
Como la fortuna varía, un hombre puede tener éxito y otro fracasar, aunque ambos sigan el
mismo camino. Los tiempos y las circunstancias cambian, así que un príncipe debe
ajustarse a ellos para seguir siendo acertado; sin embargo, los hombres tienden para
permanecer en el curso que les ha traído éxito en el pasado.

La fortuna se deja dominar por los más impetuosos y menos prudentes, por ello es amiga
de los jóvenes.

Capítulo 26: EXHORTACIÓN A LIDERAR ITALIA Y LIBERARLA DE LOS BÁRBAROS

Las reflexiones sobre todo lo tratado hacen precisar que Italia en el momento que se
encuentra ha generado todas las condiciones para el beneficio de tener un príncipe nuevo
no hay tiempo más propicio para ello.

Era necesario que Israel se encuentra sometida a Egipto para que Moisés resalte, era
necesario que los persas se encuentren sometidos a los medos para que Ciro muestre su
grandeza, era necesario que los atenienses se dispersen para conocer la superioridad de
Teseo, es necesario que Italia se encuentra más esclava que los hebreos, más sujeta que
los persas, más dispersa que los atenienses, que esté vencida, despojada, conquistada,
asolada, que ha de pensar de encontrar un hombre para la redención pero este sólo vio
intereses en fortuna, se aguardó a una Italia sin vida, destrozos y saqueos de Lombardia, a
los pillajes y matanzas del reino de Nápoles para aprender el valor de un alma italiana que
enarbole y despliegue la bandera y que inicie la redención debe ser de ilustre casa, vuestra
familia, que su valor y fortuna elevarán a los favores de Dios y de la Iglesia a la que ella dio
su príncipe.

Pasado 20 años con constante revoluciones y tantas maniobras guerreras en Italia, los
italianos se muestran superiores en fuerza, destreza e ingenio, la debilidad en aquellos que
no lo conocen y los hacen luchar, transcurrido un largo tiempo se muestra que se obtuvo un
ejército enteramente italiano, no puede haber soldados más fieles, ni mejores, todos juntos
serán mejores cuando se vean mandados, honrados y mantenidos por su príncipe.

No es menester, pues dejar pasar la ocasión del tiempo presente en que la Italia después
de tantos años vea por último aparecer a su redentor, su Príncipe.

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