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1

La Bombardeadora
El golpe que duró más de
tres meses
Adiós al mito de la caída incruenta de Perón

Una investigación del Archivo Nacional de la Memoria

POR RAFAEL CULLEN Y JUAN SALINAS

Prólogo de Ramón Torres Molina (ex presidente del ANM)

Incluye “El último servicio secreto de Perón” de Rodolfo Walsh

Advertencia preliminar
2

Una conjunción de esfuerzos


En 2010, cuando Eduardo Luis Duhalde -Secretario de Derechos
Humanos de la Nación- y Ramón Torres Molina -presidente del Archivo
Nacional de la Memoria-, se publicó en papel el libro Bombardeo del 16 de junio
de 19551, producto de una investigación del equipo coordinado por Rosa Elsa
Portugheis en el que participaron Ricardo "Patán" Ragendorfer, Carlos Hugo
"Gogo" Morete, Ricardo Yacomini, Cecilia García, Gabriel Roth, Carlos
Flaskamp, Marcelo Gil, Mariano Fatala, Enrique Sokolowicz y Liliana Bacalja y
yo, que tuve el honor de redactar la versión final junto a Ragendorfer. Poco
después hubo una reunión del Grupo de Investigación para analizar a qué nueva
temática nos abocaríamos seguidamente. Con Gogo Morete propusimos que se
siguiera una línea cronológica y se abordara el golpe septembrino. Luego salí del
grupo, pasando al sector Prensa del ANM. Los compañeros decidieron trasponer
los hechos del golpe estado de septiembre y de la etapa inicial de la resistencia
peronista y abordar la implementación del plan CONINTES (Conmoción
Interna del Estado) por parte del gobierno de Arturo Frondizi para reprimir al
peronismo militante —con cuyos votos, por cierto, había llegado a la Presidencia
— y a la izquierda marxista, represión que, en variados aspectos, dio
continuidad al terrorismo de estado iniciado con el golpe del ’55 y prefiguró el
genocidio iniciado el 24 de marzo de 1976. Plan Conintes. Represión política y
sindical apareció en septiembre de 20142.

El advenimiento de Mauricio Macri a la Presidencia y de Claudio Avruj,


sionista y relativista sino directamente negacionista del exterminio practicado
por la dictadura, paralizó todas las investigaciones, particularmente, la del golpe
de Estado que depuso al presidente Juan Domingo Perón en 1955, emprendida
por varios compañeros, con el objetivo básico de acabar con el mito del
derrocamiento incruento de Perón y establecer cuántas víctimas mortales hubo
a partir del viernes 16 de septiembre e incluso los días siguientes al martes 20,

1
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/anm_-
_bombardeo_16_de_junio_de_1955_1_0.pdf
2
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/anm_-_plan_conintes.pdf
3

cuando los generales del ejército –encomendados por Perón para negociar con
los rebeldes desde una posición de fuerza–, capitularon.

Curiosamente, el miembro del Grupo que más se comprometió a


dilucidar por qué el gobierno peronista había tenido semejante final, cuando las
fuerzas militares leales a la Constitución (de 1949) eran muy superiores a las
sediciosas, fue Rafael Cullen, quien no estaba aún en el grupo cuando había
investigado los bombardeos de junio (Rafael estaba entonces en el sector Sitios y
Espacios de Memoria del ANM).

Como era previsible, Avruj me echó3. Seguidamente, Ragendorfer se fue


del ANM y Cullen fue obligado a jubilarse. A pesar de ello, se puso a hombros la
búsqueda de una explicación a aquella tragedia.

A partir de allí, en la práctica, la investigación quedó en manos de Gogo


Morete (Provincia de Buenos Aires), que la continuó una vez jubilado; Silvana
Manguía (Entre Ríos) y otros compañeros como Arturo Oviedo (Córdoba) y
Sergio "Toto" Monserrat (Rosario) –externo al ANM–, coordinados por
Mariano Fatala y Marcelo Gil.

La pandemia se llevó a Cullen después de un arduo combate contra el


infortunio. Para entonces tenía avanzado su ensayo, basado en las
investigaciones hechas por el grupo que había integrado. Tan es así que, antes
de que muriera, Ramón Torres Molina lo había leído y escrito el prólogo que se
publica a continuación.

En la génesis material de este libro tuvo especial protagonismo Gogo


Morete que tuvo éxito al interesar al director de la Biblioteca Nacional, Juan
Sasturain, responsable de su edición, quien me confió la escritura de un libro.
Meses después, pude comprobar que, en gran medida y en su columna vertebral
ya estaba escrito por Cullen, por lo que me aboqué, en conjunto con la que fue
su compañera, la historiadora Viviana Civitillo, a completarlo, actualizarlo y
como suele decirse, ponerlo en valor.

3
Pues había escrito muchas notas críticas a su jefe, Rubén Beraja, ex titular de la DAIA y
encubridor sistemático de quienes perpetraron el atentado a la AMIA, mencionándolo
repetidamente a él mismo.
4

Confío en que tanta convergencia de esfuerzos haya dado como resultado


un aporte esclarecedor sobre uno de los episodios más traumáticos de nuestra
historia que ofrece sustanciosas lecciones sobre el presente.

Juan José Salinas, 22 de junio de 2022

El origen del Terrorismo de Estad0


El estudio de la llamada Revolución Libertadora ha dado lugar a una
abundante bibliografía. Se han estudiado los enfrentamientos armados que
posibilitaron la derrota del gobierno constitucional, la política que desarrolló,
los planes económicos, su política exterior, la represión que ejerció contra los
opositores, la derogación por decreto de una reforma constitucional. Se
escribieron Memorias por parte de quienes resultaron vencedores y algunas,
pocas, por los protagonistas de la derrota. A los caídos del bando vencedor se les
rindió honores, se los ascendió post mortem y sus nombres quedaron grabados
en los edificios de las unidades a las que pertenecían. Pero se ignoró los actos de
resistencia de unidades militares leales, la acción de las policías en defensa del
orden constitucional, la resistencia popular al golpe de estado que se producía
(Ensenada, Rosario), las acciones terroristas protagonizadas por quienes
atentaban contra el gobierno constitucional. Hubo entonces una historia que
quedó escrita y otra, la de los entonces derrotados, que quedó grabada en la
memoria popular.

El golpe de estado que se produjo el 16 de septiembre de 1955 y que puso


fin al gobierno del General Perón fue al que más resistencia se le opuso antes de
que pudiera tomar el poder, combatiéndose intensamente durante tres días, con
activa participación civil, prolongándose la indefinición durante algunos días
hasta que el 23 de septiembre asumió como presidente de facto el general
vencedor. Las víctimas de ambos bandos, ciento cincuenta y dos personas que
hasta ahora pudieron ser registradas, casi todas murieron en enfrentamientos
5

armados y por lo menos en dos casos fueron ejecutadas por las fuerzas golpistas
en una continuidad y a la vez anticipo de lo que sería el terrorismo de estado.

El movimiento rebelde fue producto de una conspiración gestada desde


varios años antes, cuando existió la certeza de que el peronismo no podía ser
derrotado electoralmente y contó con el apoyo de los partidos políticos y de
importantes sectores de la clase media, particularmente el movimiento
estudiantil universitario. Aspectos negativos secundarios del gobierno peronista
que la historia analizada en el largo plazo no registra, llevaron, una vez más, a la
clase media a su suicidio histórico. Parecería que es el único sector social que no
registra cuáles son sus verdaderos intereses, reaccionando únicamente a favor
de las luchas populares en los momentos de graves crisis sociales. El resultado
fue la instauración de una dictadura cívico militar en la cual los civiles que
participaron tuvieron una influencia mucho mayor que la que existió en los
restantes golpes de estado que se produjeron en el país. La Junta Consultiva
integrada por la casi totalidad de los partidos políticos fue la expresión
institucional de esa participación.4

La Revolución Libertadora con su antecedente, el bombardeo a Plaza de


Mayo del 16 de junio de 1955 por parte de la aviación naval marcó el inicio de
treinta y cinco años de violencia en Argentina que se extendieron hasta el último
levantamiento militar del 3 de diciembre de 1990. Pero también incorporó un
fenómeno nuevo en la historia argentina que fue el terrorismo de estado. Se
trataba ahora de intimidar al conjunto de la población utilizándose para ello
fuerzas militares y armamentos del propio estado. Ese fue el sentido del
Bombardeo del 16 de junio y de los fusilamientos de junio de 1956.

La amenaza de cañonear la Destilería de La Plata por parte de la Marina


(un intento de acción terrorista que hubiese tenido gravísimas consecuencias en
La Plata, Ensenada y Berisso) provocó la renuncia de Perón. Se discute todavía
si el golpe rebelde pudo ser derrotado. El cerco impuesto a la ciudad de Córdoba
indicaría que sí. Pero la desmoralización de las fuerzas leales era evidente.
Ninguna fuerza rebelde se pasaba a las leales al gobierno constitucional. Pero
quienes inicialmente aparecían como defensores del orden constitucional sí se
pasaban del lado de las fuerzas rebeldes o no las combatían. En esas condiciones

4
El Partido Comunista protestó por no haber sido incorporado a la Junta Consultiva.
6

era muy difícil la victoria. Se sigue discutiendo también si existió la intención


por parte de sectores que apoyaban al gobierno de entregar armas a la población
civil, particularmente a las organizaciones sindicales. Esa posibilidad fue
mencionada con temor por los sectores golpistas. La experiencia histórica
enseña que la población civil difícilmente pueda derrotar a una fuerza militar
organizada.5 Generalmente ocurre una sangrienta derrota que resulta después
muy difícil de remontar.6 Distinto es si se trata de milicias organizadas, con
disciplina e instrucción que enfrentan a una fuerza regular. 7 Entonces existe la
posibilidad de la victoria, pero no era ese el caso en 1955. También es cierto,
como lo dice Rafael Cullen, que la victoria rebelde en las condiciones que se
logró, sin un enfrentamiento militar definitivo, en el que hubiese tenido
participación la población civil en defensa del gobierno constitucional, significó
un desplazamiento en el tiempo de la tragedia posterior, con miles de muertos
víctimas de la represión de las dictaduras.

La investigación que se efectuó permitió derribar un mito: el de la


sublevación unánime de la Marina de Guerra. En casi la totalidad de los casos
los jefes de las unidades de la Marina fueron relevados por sus segundos o jefes
de menor graduación.8 Fue un movimiento organizado por capitanes que sumó
a la conspiración a un solo almirante que se transformó así en Comandante en
Jefe de la Marina de Guerra en operaciones.

Los que despectivamente son llamados gobiernos populistas (en realidad


son nacionalismos revolucionarios) se caracterizaron por desarrollar una
política exterior independiente de los grandes centros de poder, nacionalizando
los recursos y servicios estratégicos y redistribuyendo los ingresos en beneficio
de los sectores populares. La coyuntura que se presentó después de la Segunda
Guerra Mundial posibilitó esas políticas nacionalistas (Argentina, Brasil, Chile,
Bolivia, Guatemala y anteriormente México con la nacionalización del petróleo).
Pero los gobiernos populistas en su afán de satisfacer las necesidades populares

5
El golpe de estado que se intentó contra el gobierno de Turquía por gran parte de las fuerzas
armadas el 15 de julio de 2016 fue derrotado mediante la participación popular que intervino en
los combates. Hubo más de 200 muertos.
6
Abraham Guillen, con su experiencia en la guerra civil española decía que la población
desarmada puede tomar una posición enemiga si es cinco veces mayor. En sí mismo ello
equivale a una derrota.
7
La invasión a Cuba en Playa Girón por parte de fuerzas entrenadas por los Estados Unidos en
abril de 1961 fue contenida inicialmente por milicias con alta capacidad de combate.
8
Fondo Documental del Almirante Isaac F. Rojas, Archivo General de la Armada.
7

inmediatas no elaboraron ni aplicaron estrategias de gobierno a largo plazo. Por


eso fueron derrotados por políticas restauradoras y pocas fueron las cosas que
quedaron como irreversibles, de las cuales no se podía retroceder: eran
conquistas que constituían un verdadero patrimonio de la humanidad. En algo
pudo escapar el gobierno peronista a ello ya que Perón era un oficial de estado
mayor acostumbrado a la planificación. Los planes quinquenales fueron una
expresión de ese intento de elaboración estratégica. Pero la burocratización
política y sindical que se manifestó en su segundo gobierno creó las condiciones
para la derrota pese a los resultados electorales favorables que se obtuvieron en
1954. En 1955 se encontró, entonces, el liderazgo de Perón, con un amplio apoyo
de los sindicatos movilizados pero sin ninguna otra intermediación. Era el líder
y las masas y se crearon así las condiciones para la derrota porque se carecía de
organización para enfrentar una rebelión. Resultó tardía la designación de John
William Cooke como interventor del Partido Peronista de la Capital Federal. Fue
una nueva dirección política y sindical la que llevó adelante después de la
derrota las acciones de la resistencia surgida inicialmente de la espontaneidad
del pueblo.

El trabajo que se publica complementa una investigación inconclusa


realizada por el Archivo Nacional de la Memoria entre los años 2013 y 2015, en
la cual Rafael Cullen participó como investigador. Esa investigación,
continuación de otras que se habían hecho con anterioridad sobre el Bombardeo
del 16 de junio de 19559, el Plan CONINTES10 y las Huelgas Patagónicas de
192111, referidas todas ellas a la represión política contra los sectores populares
efectuadas en distintas etapas de la historia de nuestro país, tenían por objeto
analizar los antecedentes que llevaron a la confrontación armada del 16 de
septiembre de 1955 y en días posteriores y la identificación de las víctimas. Se
contó con documentos que estaban en poder de las Fuerzas Armadas, de difícil
consulta por parte de los investigadores, a las que el Archivo Nacional de la

9
Bombardeo del 16 de junio de 1955, Segunda edición revisada, Buenos Aires, Archivo Nacional
de la Memoria, 2015.
10
Plan Conintes. Represión política y sindical, Buenos Aires, Archivo Nacional de la Memoria,
2014.
11
Villa Abrille, Hilario, Las Huelgas Patagónicas de 1921-1922, Buenos Aires, Cuadernos del
Archivo Nacional de la Memoria N° 5, 2014. Toda la tarea desarrollada por el Archivo Nacional
de la Memoria en el período 2012-2015 relacionada con las huelgas patagónicas fue posible por
la intervención directa de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner que permitió superar los
obstáculos iniciales que se presentaron.
8

Memoria tiene acceso según las atribuciones que se le otorgaron en su decreto


de creación. Se pudieron consultar así los Libros Históricos de las unidades que
participaron en los enfrentamientos y el Archivo General de la Armada, entre
otras fuentes, de inestimable valor. La investigación debió superar los
inconvenientes que presentó la propia burocracia estatal, que no comprendía la
importancia del tratamiento de un tema como ese y después la parálisis de la
investigación con el cambio de gobierno en diciembre de 2015. No se pudo
concluir ni publicar ese trabajo cuya elaboración parcial puede consultarse en la
página del Archivo Nacional de la Memoria.12

Ahora Rafael Cullen suple la tarea pendiente con una rigurosa


investigación que toma los avances que se habían logrado incorporando nueva
documentación y bibliografía que le permite analizan los antecedentes del golpe
de estado del 16 de septiembre de 1955, las causas que lo motivaron, los errores
del gobierno constitucional que posibilitaron la conspiración, las posibilidades
de resistencia para enfrentar al golpe de estado y las primeras acciones de
resistencia contra la dictadura que se instauró. Nos da toda una explicación
política de esos acontecimientos. Es un original aporte al estudio de un tema
trascendente de nuestra historia que, como nos dice Cullen, fue el hecho
histórico instituyente del terrorismo de estado en la Argentina. Sus
consecuencias perduran hasta hoy.

Pergamino, 10 de enero de 2021.

Ramón Torres Molina.

12
Fue presentado en forma pública por los investigadores en el Archivo Nacional de la Memoria
el 15 de septiembre de 2015, presentación que volvieron a hacer investigadores y ex
investigadores el 26 de julio de 2019 en la Asociación de Empleados de Farmacia y el 30 de
octubre de 2019 en el Instituto Superior del Profesorado Dr. Joaquín V. González.
9

Introducción
Sepan ustedes que la Revolución Libertadora se
hizo para que en este país el hijo del barrendero
siga siendo barrendero.
Contralmirante Arturo Rial a un grupo de
sindicalistas en la Casa Rosada el 15/09/55
Sin 16 de junio no hubiese habido 16 de
septiembre.
Mario Amadeo, primer canciller del gobierno
golpista.

El período entre el bombardeo a cielo abierto del 16 de junio y el


derrocamiento del gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón,
iniciado el 16 de septiembre de 1955, es el hecho histórico instituyente del
Terrorismo de Estado en la historia argentina contemporánea.

El propósito de este trabajo es describir a grandes rasgos el origen y el


desarrollo del conflicto social y político que tiene lugar en el período histórico
que se inicia en 1944/45 y culmina con el Golpe de Estado de septiembre de
1955 y que, desde las identidades políticas del peronismo y el antiperonismo,
atraviesa nuestra historia hasta hoy. Asimismo, su objetivo es demostrar que el
movimiento subversivo de carácter cívico-militar no fue un hecho incruento,
sino que produjo numerosas víctimas. Es decir, acabar con el mito de que Perón
fue depuesto casi sin efusión de sangre.

El conflicto está planteado entre fuerzas que proyectan, han llevado y


llevan a cabo diferentes modelos de organización nacional. El peronismo fue la
fuerza que propuso una nueva orientación de las políticas estatales en materia
económica, política y social. Su objetivo: alcanzar una nueva distribución del
ingreso a través de inéditos derechos laborales y sociales. Esa política nació
sostenida por la alianza entre un sector del ejército, industrialista y neutralista
ante la guerra, con el movimiento obrero organizado sindicalmente y pequeños
sectores escindidos de los partidos políticos tradicionales. El antiperonismo
tiene a su vez sus raíces en las organizaciones corporativas del gran capital, el
Poder Judicial, la totalidad de los partidos políticos y la mayoría de las
instituciones de la sociedad civil.
10

La alianza que se constituyó como peronismo accedió al gobierno del


Estado en 1946. Sus propuestas y realizaciones generaron una fuerte oposición
de las fuerzas antiperonistas desde un comienzo. Hasta 1951, esta oposición se
llevó adelante por medios institucionales: participación electoral, decisiones del
Poder Judicial, reclamos al gobierno, declaraciones, solicitadas. En 1949, el
gobierno convocó a una Convención Constituyente en busca de institucionalizar
la nueva orientación del Estado. Con contradictorios argumentos, la oposición
boicoteó las sesiones y, finalmente, se retiró de la Convención con el objetivo de
deslegitimar la sanción del nuevo texto constitucional. A partir de entonces se
inició una estrategia por completo ajena a los mecanismos institucionales que
buscó destituir a las autoridades legal y legítimamente constituidas.

Este camino sedicioso conllevó niveles crecientes de violencia hasta llegar


a 1955: intentos golpistas en 1951 y 1952 13, atentado terrorista con víctimas
fatales en 1953; junio y septiembre de 1955, pueden considerarse dos momentos
de un mismo hecho histórico: la etapa final de la estrategia sediciosa. Hecho
histórico que significa un salto cualitativo en el terror de Estado dirigido hacia el
conjunto de la población civil por parte de la clase dominante. De esta manera,
se convierte en un punto de inflexión en el camino hacia la constitución del
Estado Terrorista en 1975/76.

Aunque rápida y parcial, la reconstrucción de ese proceso estimula


reflexiones acerca de la ubicación y la respuesta de los diversos actores frente al
conflicto –en sus diferentes etapas de desarrollo–: partidos políticos, Poder
Judicial, Iglesia Católica, instituciones empresarias, profesionales y sindicales. Y
en particular, sobre la conducción de la alianza peronista y sus respuestas frente
a la sedición en sus diferentes momentos. Respecto de estas respuestas que
fueron, y son decisivas para nuestro presente, quedan abiertas preguntas que
ojalá generen necesarios debates.

Al mismo tiempo, la reconstrucción –sin agotar su análisis– de los


combates militares en septiembre de 1955 aporta elementos sobre la posición
asumida por los diferentes sectores de las Fuerzas Armadas y de Seguridad
frente al movimiento sedicioso.

13
El 3 de febrero de 1952 el coronel José Francisco Suárez, con la colaboración de un reducido
grupo de militares y civiles, planificó una operación con el sólo objetivo de matar a Perón en la
residencia presidencial, el Palacio Unzué.
11

La base empírica de este trabajo es resultado de una investigación


producida, entre 2013 y 2015, en el Área de Investigaciones Históricas del
Archivo Nacional de la Memoria (en adelante ANM) por un equipo compuesto
por: Mariano Fatala, Marcelo Gil, Carlos “Gogo” Morete, Arturo Oviedo, Sergio
Monserrat y quien escribe. En ella se analizó al golpe de Estado de septiembre
de 1955 como la continuación de los hechos del 16 de junio de ese año, tal como
habían propuesto Juan Salinas y Gogo Morete –seguir una línea cronológica–
antes de abordar el Plan CONINTES y la represión a la resistencia peronista y a
la izquierda marxista, tal como se hizo.

La hipótesis, con la que dicho equipo realizó su tarea, fue demostrar que
la confrontación decisiva del movimiento subversivo, en septiembre de 1955, no
fue un hecho incruento ya que las operaciones cívico-militares para llevarlo a
cabo produjeron numerosas víctimas que –a diferencia de los hechos del 16 de
junio14– no habían sido objeto de investigación histórica por parte del Estado.
Con ese punto de partida se indagó en archivos militares, registros civiles y
cementerios, y se lograron testimonios de sobrevivientes y participantes en los
hechos. Pese a que la investigación se encuentra interrumpida desde fines de
2015, por lo tanto inconclusa, ese objetivo inicial fue demostrado con amplitud.

Hasta hoy, se ha logrado identificar fehacientemente a 152 víctimas


fatales en los hechos ocurridos entre el 16 y el 22 de septiembre, pertenecientes
a ambos bandos. También se logró reconstruir el enfrentamiento en Córdoba,
entre la Policía Provincial legalista y el Ejército golpista, y el bombardeo de la
Marina a Ensenada y Mar del Plata.

Son repasados brevemente los claros indicios, denunciados en el


Parlamento Nacional, de que una flota de idioma inglés estuvo involucrada en la
subversión. También se recuerdan las primeras medidas adoptadas por los
sediciosos en el gobierno que muestran con claridad el contenido del conflicto y
que hoy reaparece en otras circunstancias históricas, enmascarado bajo el
eufemismo de “la grieta”.

14
Ya se contaba con los valiosos trabajos de Gonzalo Chaves, Daniel Chichero y Alberto Carbone,
pero nunca antes el Estado había encarado una investigación sobre este hecho terrorista. El
Archivo Nacional de la Memoria ha realizado dos ediciones en papel del bombardeo a Plaza de
Mayo que hoy puede verse en el
link.bombardeo_16_de_junio_de_1955_ed_revisada_digital_2_pdf.http://www.jus.gob.ar/
media/1129205/50-bombardeo.pdf .
12

El origen del conflicto


Durante la década del ‘30 y los primeros años de la del ‘40, se generaron
las condiciones para que surgiera la alianza social y política que puede definirse
como peronismo original.15

Con la crisis capitalista mundial de 1929/30 llegó a su fin la Nación


Argentina insertada en la división internacional del trabajo del Imperio
Británico como proveedora de alimentos y materias primas. En ese marco se
produjo una crisis política que desembocó en el Golpe de Estado de septiembre
de 1930. Se inició entonces la justamente recordada “Década Infame” 16. La
restauración oligárquica no logró recomponer la legitimidad del sistema
político. Mantener el sistema electoral precisó del fraude descarado. Los
negocios y negociados se ventilaban públicamente. La guerra (1939-45) impidió
el ingreso de bienes importados y permitió el aumento de las exportaciones a los
aliados. La neutralidad fue apoyada por todas las fracciones del poder. Desde
ese precario equilibrio se tomaron medidas favorables a la industrialización. A
partir de 1942, aumentaron las presiones de Estados Unidos para evitar la
autonomía económica de nuestro país: su gobierno prohibió la exportación de
productos industriales a la Argentina, y rompió las negociaciones iniciadas para
la provisión de equipos militares.

Frente a esta situación, para el presidente conservador Ramón Castillo


era preferible volver a sus fuentes: el fraude “patriótico” y el alineamiento con
los aliados. Anunció como sus sucesores al terrateniente salteño Robustiano
Patrón Costas y a Manuel Iriondo, un radical “antipersonalista”. 17 Los variados
nacionalismos surgidos en el Ejército no podían tolerar la política pro-aliada
anunciada por el futuro presidente ni el retorno al fraude que había quitado
toda legitimidad política al régimen.

15
Salvo indicación en contrario, las negritas son de Rafael Cullen.
16
El nombre proviene de un libro que la historió, La década infame de José Luis Torres,
Editorial de Formación Patria, Buenos Aires, 1945.
17
En 1924 el radicalismo se había dividido entre los partidarios de Hipólito Yrigoyen y de
Marcelo Torcuato de Alvear. Éstos, aliados parlamentarios de los conservadores, tomaron el
nombre de “antipersonalistas” en oposición al “personalismo” que le criticaban a Yrigoyen.
13

El 4 junio de 1943, el día anterior a la proclamación de la fórmula, un


movimiento militar derrocó al presidente Castillo. Fue la reacción de una parte
del Ejército ante la evidencia de que la oligarquía carecía de fórmulas para
legitimar su poder. Tampoco la tenían los radicales, que al mismo tiempo que
participaban de la Concordancia conservadora y se quejaban del fraude, eran
incapaces de ofrecer una salida a la crisis política.

Durante sus tres años (hasta junio de 1946, cuando Perón asumió la
Presidencia) el gobierno militar sentó las bases productivas del futuro
peronismo. Sus principales medidas consistieron en desmantelar los
mecanismos del Pacto Roca-Runciman de 1933 que le daban al capital
extranjero el control del sistema económico. Se formó una comisión
investigadora de los negociados de la CADE y de la familia Bemberg. 18 Se
nacionalizó el Banco Central. Se crearon el Banco de Crédito Industrial y una
Secretaría de Industria con rango ministerial. Se revaluaron las tarifas
aduaneras con el declarado objetivo de ampliar el mercado interno y, para
aumentar la productividad agraria, se rebajaron y congelaron los
arrendamientos y alquileres agrícolas. También se impulsó la Flota Mercante
del Estado en procura de lograr el monopolio estatal del transporte marítimo de
las exportaciones, se estatizaron la Corporación de Transportes de Buenos Aires,
en manos de capitales ingleses, los elevadores de granos, la Compañía Primitiva
de Gas, el tramo ferroviario Rosario-Mendoza y compañías telefónicas del
interior dependientes del trust norteamericano Electric Bond and Share.
Oficiales de las armas de Infantería e Ingeniería fueron puestos al frente de las
empresas siderúrgicas creadas en esos años: Acindar en 1942, Santa Rosa en
1943, Altos Hornos Zapla en 1945 y Somisa en 1947.

A partir de este nuevo rumbo, se configuró una coincidencia objetiva


entre militares nacionalistas e industriales de capital local surgidos del

18
Se trató de la renovación de concesiones eléctricas al consorcio CHADE (luego CADE)-
SOFINA-CITRA donde había intereses de Alemania, España, Bélgica e Italia, además de tres
ministros de Agustín P. Justo (entre ellos Federico Pinedo, asesor técnico y jurídico de CADE).
En 1936, cuando faltaban 21 y 26 años para su vencimiento, las concesiones fueron renovadas
hasta 1997 y 2002, otorgándose otras ventajas a la empresa. Ese negocio se aprobó con el voto
del radicalismo que había abandonado su abstención electoral. Ante el escándalo público, en
1940, se formó una comisión investigadora presidida por el historiador radical Emilio Ravignani
que no encontró irregularidades. En cambio, la comisión creada en 1943, presidida por un
teniente coronel, comprobó el cohecho que benefició a radicales y conservadores. Puede verse en
Cullen, Rafael. Clase Obrera, lucha armada, peronismos, De la Campana, La Plata, 2009, págs.
20-21
14

incipiente proceso de industrialización. Para avanzar más allá de la coyuntura,


esta convergencia de intereses debía construir su fuerza política. Esta tarea la
llevó adelante el núcleo de ese sector militar: el Grupo de Oficiales Unidos
(GOU), una misteriosa logia de coroneles y oficiales jóvenes del Ejército,
constituida en 1942 bajo el lema de “salvar al Ejército para que el Ejército salve
a la patria”. Estos oficiales iniciaron nuevos caminos para dotar de bases
sociales y políticas a su proyecto. Así, el 30 de septiembre de 1943, se realizó
una reunión del general Edelmiro Farrell (en ese momento Vicepresidente y
Ministro de Guerra) y los coroneles Juan D. Perón y Domingo Mercante, con
alrededor de setenta gremialistas, incluidos socialistas y comunistas, a los que
se le solicitó apoyo a cambio de satisfacer varias reivindicaciones obreras por
parte del gobierno militar. Fue el primer paso de la futura alianza. 19 El siguiente
intento fue proponer al líder de la “intransigencia” radical y ex gobernador de
Córdoba, Amadeo Sabattini, garantizar elecciones limpias a cambio de que la
UCR lo tuviese de candidato y garantizase la neutralidad frente a la guerra.
Estas gestiones culminaron a mediados de 1944 cuando Perón le ofreció todos
los puestos de vicepresidente para abajo, reservando la presidencia para el
Ejército. Pese a las coincidencias en torno al monopolio estatal en materia
petrolera y de energía eléctrica, el dirigente radical rechazó la propuesta. 20 De
esas gestiones, Mercante recordó: “Desde ese momento comprendí que no se
podía contar con los radicales y empecé a trabajar en otro sentido: formar un
movimiento popular sobre la base de los gremios.”21

19
Puiggrós, Rodolfo, Historia Crítica de los partidos políticos, Argumentos, Buenos Aires, 1956.
Tomo 3 (de 5) pág. 445.
20
Galasso, Norberto, Perón, Colihue, Buenos Aires, 2005. En la página 208 del primer tomo
(que lleva el subtítulo Formación, ascenso y caída) de esta obra monumental, el autor cita el
fastidio de Perón frente al rechazo de Sabattini. Luego de su respuesta, la “intransigencia”
radical dio a conocer, en junio de 1945, la “Declaración de Avellaneda” donde levantó un
programa que proponía la nacionalización de los monopolios y los servicios públicos y la
reforma al régimen de tenencia de la tierra. Con este programa quedaron unificados con el
sabattinismo cordobés: las clases medias rurales y urbanas y sectores ganaderos de la provincia
de Buenos Aires, bases del poder de Ricardo Balbín y Crisólogo Larralde; y los sectores
universitarios, profesionales y técnicos de la pequeña burguesía urbana ligada al desarrollo
industrial, algunos de ellos filo-marxistas (que más adelante desearían un peronismo sin Perón
y sin sindicatos) como Arturo Frondizi y Moisés Lebensohn. Estos sectores, colocados
discursivamente a la “izquierda” del peronismo, se asociarán con los terratenientes y los grandes
industriales vinculados al capital extranjero, y le proporcionarán a la Unión Democrática su
base social. Durante el gobierno peronista, los intransigentes criticaron al IAPI por “ineficaz” y a
la nacionalización de los ferrocarriles por “insuficiente” y participaron de todas las etapas del
golpismo hasta 1955.
21
Testimonio a Félix Luna, citado en el Perón de Galasso, op.cit, Tomo I, p.209.
15

Esta búsqueda de una base política popular había llevado al


desplazamiento del presidente de facto, Pedro Pablo Ramírez. En febrero del
año ’44, asumió la presidencia el general Farrell y, en julio, Perón como
vicepresidente, convirtiéndose en “el hombre fuerte” del gobierno militar.
Antes, en octubre de 1943, Perón había sido nombrado al frente del
Departamento Nacional de Trabajo que pronto logró el rango de Secretaría.
Desde esa repartición, construye una estrecha alianza con los trabajadores. Se
materializaron demandas históricas del movimiento obrero y otras que, hasta
entonces, no figuraban entre ellas. El 1° de mayo de 1944, Perón hizo una
primera reseña de su tarea al frente del organismo: se habían firmado convenios
con trabajadores de los gremios del vidrio, de la carne, textiles, del mueble, del
cartón, de la electricidad, de la alimentación, de los astilleros, metalúrgicos,
lancheros, portuarios, del vestido, ceramistas, bancarios, de Vialidad Nacional,
obrajeros del Chaco y petroleros. Estos convenios regulaban salarios, el derecho
a días de enfermedad, vacaciones pagas e indemnizaciones por despido y
accidentes de trabajo. Se implantó, por primera vez, el descanso dominical, sin
pérdida de salario, para los trabajadores de la carne. Se estableció el beneficio
del aguinaldo para todos los trabajadores, incluyendo a los del servicio
doméstico, a partir de diciembre de 1945. Ya anteriormente, a través del decreto
31665/44, se habían devuelto a los empleados de comercio, los beneficios
aprobados por el gobierno de Yrigoyen que habían sido derogados por Alvear
por “razones de déficit presupuestario”. El 13 de octubre de ese mismo año, se
sancionó el Estatuto del Peón Rural que introdujo la jornada de ocho horas, la
regulación de las vacaciones, el descanso dominical, el salario mínimo para cada
tarea y la indemnización por despido en las actividades agropecuarias y
forestales.

A fines de 1944, la Unión Industrial Argentina rompió públicamente con


el gobierno calificando a los aguinaldos como “demagógicos” y expresando su
alarma por “la indisciplina que necesariamente se engendra en los
establecimientos”.22 La oposición de las corporaciones empresarias se agudiza
durante el año siguiente.

Durante la segunda mitad de 1944, al tiempo que recrudecía la


resistencia patronal a la política de Perón, Estados Unidos incrementó su
22
En Perón de Galasso, op.cit. Tomo I, pág. 245
16

ofensiva contra el gobierno argentino. En junio, retiró a su embajador; en


agosto, los activos argentinos en ese país fueron congelados; en septiembre, la
prohibición de exportar productos a la Argentina se extendió a todas las
maquinarias, en especial las petroleras, repuestos para automóviles y
ferrocarriles. Y la Secretaría de Estado denunció que criminales nazis fugitivos
se estarían refugiando en Argentina. Así comenzó a presentarse el conflicto
como una lucha entre la democracia y el “nazifascismo”. Entre el Bien y el Mal.

El 25 de agosto de 1944, en la Bolsa de Comercio, Perón hizo un


diagnóstico acerca de cuál iba a ser la situación del país al finalizar la guerra.
Planteó que para evitar la paralización de la industria y no ver a “un millón de
argentinos desocupados que no tendrán en qué trabajar y con qué vivir no
habrá otro remedio que aumentar el consumo. Y el consumo en una
circunstancia tan extraordinaria como la que se nos va a presentar, solamente
podrá aumentarse elevando los sueldos y salarios para que cada uno pueda
consumir mucho más de lo que consume actualmente y permitiendo que cada
industrial, cada fabricante, cada comerciante, pueda a su vez producir lo
mismo que hoy sin verse obligado a parar las máquinas y despedir obreros.”23
Con este diagnóstico se intentó convocar a la firma de convenios entre
organizaciones patronales y de trabajadores. Por el contrario, las medidas de la
Secretaría de Trabajo y Previsión provocaron la inmediata reacción de las
entidades patronales, instituciones profesionales y partidos políticos, incluidos
los que pretendían representar a los trabajadores.

En noviembre de 1944, a través del decreto 32347/44 se había dado el


primer paso para la creación de los Tribunales del Trabajo. Entre junio y julio
de 1945 se designaron los jueces de los tribunales laborales de la Capital
Federal. La Corte Suprema de Justicia se negó a recibirles juramento y la
Asociación de Abogados, apenas conocida la designación, separó a dos de sus
miembros por aceptarla. Los primeros jueces laborales debieron jurar frente al
Presidente de la Nación.24 De esta manera, la máxima autoridad del Poder
Judicial se coloca a la cabeza de los diferentes sectores corporativos opositores a
23
Peralta Ramos, Mónica, Etapas de acumulación y alianzas de clases en la Argentina, 1930–
1970. Buenos Aires, Siglo XXI, 1972, pág. 80.
24
Crónica mensual de la Secretaría de Trabajo y Previsión, Año II, nº9, enero 1945, pág. 53.
En febrero de 1946, la Corte declaró inconstitucionales todas las resoluciones de la Secretaría de
Trabajo. Ver: Fallos de la Corte Suprema de la Nación, Vol. IV, Imprenta López, Buenos Aires,
1946, Págs. 23-30.
17

la nueva orientación del Estado. Esta decisión judicial coincidió con el triunfo
de los aliados y la llegada del nuevo embajador norteamericano, Spruille
Braden, quien a poco de su llegada se enfrentó con Perón, erigiéndose en
cabeza de la coalición antiperonista.25 Ya desde febrero, en plena campaña
electoral, el Departamento de Estado había dado amplia difusión al conocido
“Libro Azul”. En esa publicación se atribuía a Perón compromisos con el
nazismo. De esta manera, impulsaba la doctrina que el canciller uruguayo
Eduardo Rodríguez Larreta le había propuesto a Braden en noviembre de 1945:
la llamada “Propuesta de intervención multilateral”, aplicable a los países que
no adhirieran a los “principios de la democracia y la defensa hemisférica”. Esta
“doctrina” pretendía anular el principio de no intervención y ser aplicada en
Argentina ante un triunfo electoral del peronismo.26

Durante 1945, año crucial, en la búsqueda de sustento para su política, a


Perón y a sus compañeros no los detuvieron sus prevenciones con el
comunismo. El gobierno no sólo se limitó a restituir la legalidad al Partido
Comunista; se le pidió a su Comité Ejecutivo una entrevista ofreciendo debatir
con su dirección “soluciones nacionales” al más alto nivel de decisión, convite
que fue rechazado.27 Avelino Fernández caracterizó este rechazo como “una
tragedia política para el comunismo y sobre todo para la historia política del
país.”28 El gobierno también intentó conciliar con la oposición parlamentaria.
25
En los primeros días de mayo, rodeado de la euforia por la caída de Berlín ante la hasta
entonces aliada URSS y el fin de la guerra en Europa, había llegado al país el embajador Braden.
El 5 de julio, en una entrevista con Perón, le manifestó el interés de su país por los bienes
incautados a alemanes y japoneses, así como la pretensión de las líneas aéreas estadounidenses
de ampliar sus vuelos a la Argentina. A cambio de concesiones en estos asuntos, prometía una
actitud amistosa de su gobierno. La respuesta de Perón es conocida: “...en mi país al que hace
eso se lo llama hijo de puta...y nosotros no queremos pasar por hijos de puta”. El 10 de octubre,
EEUU le pidió a Gran Bretaña que deje de comprarle a la Argentina por dos semanas. Ver:
Cullen Rafael, Clase Obrera… op. cit. pág. 57 y ANM Bombardeo… pág. 50.
26
Puede verse en detalle en Cerrano, Carolina, (docente de la Universidad de Montevideo).
“Propuesta de intervención multilateral, de Eduardo Rodríguez Larreta”, Quinto Sol Revista de
Historia, Vol. 24 nº 1.
27
Pedro Chiaranti, dirigente de los obreros de la construcción y del PC, había negociado con
Perón la libertad de todos los presos gremiales, la reapertura de los locales clausurados y
avanzaba en un pliego para conseguir un aumento salarial. Fue desautorizado por la dirección
del Partido y obligado a romper las gestiones que llevaba con Mercante. Sobre el rechazo del
P.C.A. a la propuesta del gobierno, Rodolfo Puiggrós narró la reunión de la que participó.
Gregorio Arnedo Álvarez, el secretario general que rechazó la propuesta de Perón, es el mismo
que en 1976 fundamentó el apoyo comunista a Videla. Ver: Escritos 1975-1980. Editorial
Fundamentos Buenos Aires, 1981; Puiggrós, Rodolfo, Historia crítica… T.I, op. cit., p. 468
28
Avelino Fernández militante de la Resistencia Peronista y dirigente sindical textil y
metalúrgico, se destacó en las 62 Organizaciones, en la CGT y en la Agrupación “Peronismo
Histórico”. Video realizado por Vito Di-Leo, militante y vocal del gremio telefónico, son otra
data. Y conversación con el autor en 1985. Fernández estaba junto a Sebastián Borro, quien
compartió su opinión.
18

Puso en vigencia un nuevo estatuto de partidos políticos, y las modificaciones al


Código Penal y a la ley Sáenz Peña, objetadas por la oposición, fueron anuladas.
El 6 de julio, el presidente Farell anunció que se convocaría a elecciones antes
de fin de año y el 6 de agosto se levantó el estado de sitio que regía desde 1941.
Varios radicales, pese a la resolución en contrario de su partido, aceptaron
cargos en el gobierno.29 En la provincia de Buenos Aires, varias intendencias
fueron ocupadas por radicales, merced a un acuerdo entre Balbín y el socialista
Ángel Borlenghi, secretario general de la Confederación de Empleados de
Comercio y estrecho aliado de Perón.30 Sin embargo, el frente opositor hizo caso
omiso a los intentos conciliadores por lo que el conflicto se agudizó. La Unión
Cívica Radical expulsó a los dirigentes que habían aceptado desempeñar cargos
en el gobierno. Las principales corporaciones empresariales del país,
encabezadas por la Sociedad Rural, la Unión Industrial Argentina y la Cámara
de Comercio, continuaron y profundizaron su embestida contra el gobierno
militar. Ya, el 25 de abril, la Sociedad Rural, en una declaración pública, le había
enrostrado su “honda preocupación por acontecimientos [que] si no se
conjuran en su iniciación corren el riesgo de extenderse, creando
situaciones que serán en el futuro graves e irreparables”. Afirmaba
que las disposiciones del Estatuto del Peón habían alterado las buenas
relaciones existentes tradicionalmente en el campo entre peones y patrones y
“han dificultado el desenvolvimiento de las actividades por la notoria
indisciplina que han provocado artificialmente”.31 Seguidamente continuaron
las solicitadas y documentos en los que estas corporaciones manifestaban de
manera vehemente su “intranquilidad creciente” respecto de las medidas
impulsadas por el Secretario de Trabajo y Previsión. En particular, en un
“Manifiesto de la Industria y el Comercio” plantean “una justificada alarma” por
el otorgamiento de un salario mínimo, vital y móvil, por nuevos aumentos
generales de salarios y, de manera particular, cuestionan que se hubiera
aprobado, en “forma inconsulta”, el sistema general de jubilaciones.32

29
Hortensio Quijano ocupó el Ministerio del Interior, Armando Antille el de Hacienda, Juan
Isaac Cooke el de Relaciones Exteriores.
30
Borlenghi sería nombrado Ministro del interior por Perón el 4 de junio de 1946. Estuvo al
frente de esa cartera hasta el 24 de julio de 1955.
31
Del Campo, Hugo. Sindicalismo y… op. cit., p. 163
32
La Nación. 6 de junio de 1945
19

Por su parte, en una solicitada en nombre de 102 sociedades rurales


adheridas, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) afirmó que “El Estatuto
del Peón elimina la jerarquía del Patrón para dejarlo a merced de los peones o
de cualquier agitador profesional.” A esta declaración, la Cámara Argentina de
Grandes Tiendas sumaba su protesta por la rebaja y congelamiento de los
precios de artículos de consumo decretada por el gobierno.33

En respuesta al “Manifiesto”, Perón señaló el carácter netamente político


del mismo y a sus autores como “la eterna oligarquía económica que ha
manejado a la oligarquía política.” Agregó que “en el mundo actual existen dos
tipos de dictadura la del capital y la del proletariado. La nuestra hasta ahora
había sido una dictadura del capital (…) y nosotros queremos dar a esa
estructura una nueva forma, creando una verdadera democracia
en el medio, donde ni el capital ni el proletariado actúen sobre las
decisiones del gobierno (…) El gobierno lo ejerce el Estado por su
poder político y nada le sale al cruce para decir cómo tiene que
gobernar”.34

Ninguno de los sectores patronales con representación corporativa estaba


dispuesto a conciliar con esa propuesta que calificaban de “demagógica”. El
camino propuesto fue bien diferente al Pacto Social esbozado por Perón. El 24
de junio de 1945, La Nación publicó un documento empresario que sostenía que
“durante 25 años, desde aquella semana trágica de enero de 1919, el
país ha vivido dentro de una perfecta tranquilidad social. Y no es
reavivando diferencias entre patronos y obreros, sembrando odios
y azuzando pasiones que culminaron y terminaron hace 25 años,
que habrá de propenderse con sinceridad al propósito de trabajar
por la unión de todos los argentinos”.35

33
Del Campo, Hugo. Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de un vínculo perdurable.
Colección Biblioteca de Ciencias Sociales. Colección Histórica CLACSO. Buenos Aires, 1983,
pág. 197
34
Idem, págs.. 195-196
35
La Nación, 24 de junio de 1945
20

Frente a esto, en declaraciones radiales, Perón respondió sin


ambigüedades: “respecto a una teoría esbozada de que la Semana
Trágica aseguró al país 25 años de tranquilidad social, eso hace
suponer que quisieran otra Semana Trágica. Entendida así la
tranquilidad social, no hay nada que conversar. Si se trata de
matar cinco o seis mil obreros para luego obligar a trabajar como
se quiera, con el objeto de asegurar 25 años de tranquilidad social
yo no me voy a prestar a eso.”36
Pacto Social o represión son los términos en que quedó
planteado el conflicto.

Nace el peronismo
En 1945, peronismo y antiperonismo expresaron el conflicto entre una
fuerza social y política en gestación que proponía un pacto social sobre
relaciones laborales y sociales con inéditos derechos incorporados, frente a
expresiones corporativas del gran capital que gozaban de fuerte arraigo en la
sociedad y particularmente en las llamadas “fuerzas vivas”. Éstas contaban con
el apoyo de la totalidad de los partidos políticos, diferentes entidades
profesionales, las universidades, las autoridades del poder judicial, la prensa y
unos pocos sindicatos.

El sector del Ejército encabezado por Perón y Mercante sólo tenía el


apoyo de la movilización obrera impulsada, desde 1944, por sindicatos y
militantes de base. Además de un grupo minoritario de radicales que rompieron
con su partido y se sumaron al gobierno.37

Los protagonistas tenían claridad acerca cuáles eran los términos del
conflicto al que se enfrentaban. El 12 de julio de 1945, la Comisión de Unidad
Sindical convocó a un acto en defensa de las políticas impulsadas por la
36
Juan Domingo Perón. En: Del Campo, Hugo. Sindicalismo y… op. cit., págs. 195-96.
37
El grupo FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), Arturo Jauretche y
Homero Manzi entre sus miembros más conocidos, fundada después de la muerte de Yrigoyen y
para preservar su legado, se disolvió después de las elecciones de febrero de 1946 que
consagraron Presidente a Perón y algunos de sus integrantes se sumaron al gobierno de
Mercante en la provincia de Buenos Aires. En septiembre, Eduardo Colom comenzó a editar el
diario “La Época”, que apoyó Perón desde el yrigoyenismo. Otro sector fue la “Junta Renovadora
Radical” de donde surgió Hortensio Quijano, el primer vicepresidente de Perón que había
formado parte del gobierno de Farrell junto a otros radicales, todos expulsados del partido (ver
notas 29 y 30).
21

Secretaría de Trabajo. Concurrieron alrededor de 300.000 trabajadores bajo las


consignas: “Contra la reacción capitalista, en defensa de las conquistas
obtenidas, por aumento de sueldos, por ampliación de las jubilaciones a los
obreros industriales, en defensa de las libertades constitucionales.” Se coreó la
consigna “Perón presidente” y “Ni nazis ni fascistas, pe-ro-nis-tas.” Telmo
Luna, presidente de la Unión Ferroviaria, sintetizó los objetivos del movimiento
obrero: “Estamos reunidos los trabajadores (…) para dos cosas
fundamentales: reafirmar que defenderemos a cualquier precio las conquistas
sociales que hemos logrado y denunciar a la opinión pública de la Nación la
insolencia de los sectores capitalistas que, en épocas de grandes ganancias,
como se ha documentado públicamente, juegan con los intereses de todo el
pueblo argentino, especulan encareciendo los productos indispensables para
la vida, y aún pretenden acumular sobre los trabajadores y consumidores la
responsabilidad de la crisis, atribuyéndola a los escasos aumentos de sueldos
concedidos a regañadientes, a la jubilación decretada para varios gremios y a
la concesión de vacaciones retribuidas.(…) Es pues la voz auténtica de los
trabajadores la que denuncia a la opinión pública de la Nación y del
extranjero la existencia de un plan preconcebido por la oligarquía
reaccionaria para reconquistar el poder y anular todas las conquistas que
impliquen una mejora en las condiciones de trabajo y de salarios, haciendo
prevalecer los insultantes privilegios que han caracterizado épocas en las
cuales los problemas sociales los resolvía el capitalismo con la presencia y
acción de los piquetes policiales.”38

En el mismo acto, Perón definió los dos bandos en pugna: “De un lado
está, claramente determinada, la oligarquía que se había entronizado en el
país durante tantos años. (…) había llegado en sus extremos de explotación
hasta explotar la miseria, la ignorancia y la miseria de la clase trabajadora
(…) Así como explotó la democracia en su provecho y en perjuicio de la clase
trabajadora, hoy pretende levantar la bandera de una democracia que no
siente para servir a sus intereses políticos, que han de transformarse como
siempre en pesos y más pesos succionados a los pobres trabajadores que son
los que menos tienen, pero son los más capacitados para trabajar, para sufrir
y para producir”. Enfrente ubicó al pueblo: “Para mí, pueblo es todo habitante
38
El Obrero Ferroviario. 1° de agosto de 1945. En: Cullen, Rafael. Clase obrera … op. cit., p. 73
22

de la república que se comporta de acuerdo a las necesidades de la Nación. La


parte más importante es la que trabaja y produce; la menos importante, la
que consume sin producir (…) Cuando se dice pueblo se dice nosotros, y
cuando se dice aristocracia, capitalismo y otras cuantas
calificaciones, son ellos”. Luego denunció el apoyo de los grandes diarios al
bando de la oligarquía y los calificó de empresas financieras, no empresas de
opinión.39

Los bandos estaban definidos. Frente a la ofensiva imperial y patronal, a


Perón y su grupo sólo les quedó el apoyo directo de los beneficiarios de sus
medidas: los trabajadores que serían quienes definirían la relación de fuerzas a
favor de la naciente alianza interclasista que se constituirá políticamente como
peronismo.40

Definida la relación de fuerzas, el conflicto se institucionaliza. La


confrontación hace eclosión en octubre. Por imposición de la guarnición de
Campo de Mayo, el 9 de ese mes Perón renunció a todos sus cargos y es
detenido. Los trabajadores organizados sindicalmente ven peligrar los derechos
obtenidos. Se activa la movilización. El mismo día 9, antes de su detención,
Perón se despide en un acto, convocado en cinco horas, frente a 70.000
trabajadores. Allí se repiten las consignas del 12 de julio: Perón presidente y
Un millón de votos. La movilización obrera y popular del 17 de octubre define la
relación de fuerza a favor del naciente peronismo.

El 17 de octubre
Hay múltiples trabajos, desde diferentes perspectivas políticas e
ideológicas, sobre esta decisiva movilización. Puede ser útil destacar dos
elementos. El primero: la unidad de la clase obrera y de la mayoría de
39
Cullen Rafael. Clase obrera … op. cit., pág.74
40
Aníbal Villaflor, obrero anarquista que fue uno de los impulsores del 17 de octubre en la zona
sur del Gran Buenos Aires, dijo: “Avanzamos porque se veía que el Hombre [Perón] cuando lo
apretaban se apoyaba en el obrero”. Entrevista con el autor. Diciembre de 1983.
23

los dirigentes del movimiento obrero movilizados en la defensa de


las medidas dispuestas por ex Secretario de Trabajo y
Vicepresidente. El segundo: esta unidad y movilización de la gran
mayoría del movimiento obrero coincidió con la incapacidad de la
clase dominante de lograr una salida a la crisis del sistema político.

Ante la nueva realidad, el presidente Farrell fijó la fecha de las elecciones


que venía anunciando para febrero de 1946. Apareció, entonces, un nuevo
desafío para el movimiento obrero sindicalmente organizado: disputar el
gobierno del Estado, electoralmente, con un enemigo poderoso careciendo de
una estructura política eficaz para defender sus derechos.

El 23 de octubre, en una reunión de más de 200 participantes, quedó


constituido el Comité Central del Partido Laborista, compuesto por dirigentes y
activistas sindicales. Sus objetivos se plantearon en su documento fundacional,
leído el 14 de diciembre en la Plaza de la República: “Que la democracia no
signifique la existencia de los derechos políticos dentro de la minoría
económica que coacciona y denigra.” Dicha minoría está compuesta por “todas
las variedades del capitalismo nacional y extranjero.” Para ello, la propuesta
fue “crear una fuerza política nueva.” Antes, como dijo Luis Gay –Secretario
General del Gremio Telefónico y de la CGT, elegido presidente del partido–,
habían intentado sin éxito entenderse con fuerzas políticas que
consideraban aliados de sus derechos: “nosotros buscamos un
entendimiento con los radicales y los socialistas para entendernos
en una acción común. Pero ellos lo único que querían es que los
acompañáramos con el voto, nosotros queríamos algo más:
pretendíamos tener representación en esa nueva política que
considerábamos debía constituirse en el gobierno institucional que
se formara, pero no tuvimos éxito.”41

Luego de un verano con intensos conflictos alrededor del cumplimiento o


no del decreto que establecía el aguinaldo (desde el 14 de enero hubo un lock-
out patronal de tres días en exigencia de su derogación, y también paros y
ocupaciones de establecimientos por parte de trabajadores que reclamaban su
cumplimiento), se llegó a las elecciones que se celebraron el 24 de febrero de
41
El proceso de formación del Partido Laborista puede verse completo en: Pont, Susana Elena.
Partido Laborista: estado y sindicatos. Centro Editor de América Latina, Argentina, 1984.
24

1946. Según el censo de población realizado ese año el país contaba con
15.602.809 habitantes. La fórmula Perón-Quijano propuesta por el Partido
Laborista y la Unión Cívica Radical-Junta Renovadora obtuvo 1.527.155 votos, el
55.85% de los válidos, mientas la Unión Democrática (Unión Cívica Radical,
Partido Socialista, Partido Demócrata Progresista y Partido Comunista) logró
1.207.155, el 44,15 %.42. Así se institucionalizó la confrontación planteada desde
1944 entre dos alianzas que expresaban diferentes modelos de organización
nacional.

Los ejes de la política económica y social del peronismo son claves para
comprender la composición de la alianza que llegó al gobierno del Estado y
cuáles eran las fuerzas que impulsaban la estrategia golpista.

Sintéticamente:

1) La traslación de ingresos del sector agrícola al sector


industrial. Se financió el desarrollo industrial a través de la apropiación
parcial de la renta agraria diferencial. Esta política se llevó adelante a través del
monopolio estatal de comercio exterior. Para ello se creó el Instituto Argentino
para la Promoción del Intercambio (IAPI). A través de la fijación de los precios
de los productos primarios y de un riguroso control de cambios, este organismo
obtuvo importantes beneficios que se destinaron a financiar planes de
industrialización. Al mismo tiempo, cumplía una función reguladora de los
precios de los “bienes-salario” exportables. Las utilidades obtenidas fueron
utilizadas para subvencionar los precios del azúcar, harina, aceite comestible y
otros productos de la canasta alimenticia. No fue este el único punto de
confrontación del gobierno peronista con la burguesía agro-exportadora.
Además de los límites a su poder en las relaciones sociales derivado del Estatuto
del Peón Rural que introdujo la legislación laboral en las estancias, al mismo
tiempo se congelaron los arrendamientos rurales y se colonizaron algunas
tierras fiscales y una pequeña parte de latifundios no explotados.

2) Control financiero por parte del Estado. Al nacionalizar el


Banco Central (hasta entonces conducido por un directorio controlado por la

42
Para mensurar el porcentaje de votos válidos hay que tener en cuenta que no votaban las
mujeres, ni los habitantes de los territorios nacionales, ni los soldados y suboficiales, ni los
presos y detenidos. Los datos publicados fueron obtenidos de las Actas Electorales oficiales,
obrantes en la biblioteca del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDeC).
25

banca extranjera) y al centralizar el sistema de seguros en un monopolio estatal,


el Estado se garantizó el control financiero del país. Así, se enfrentó tanto con
las fracciones más poderosas de la burguesía local como con el capital
extranjero, que no sólo perdió el monopolio sobre el financiamiento, sino que
tuvo también restricciones para la remisión de sus ganancias al exterior.

3) Redistribución del ingreso a favor de los asalariados. La


política económica del peronismo significó, mejoras inéditas en nuestra historia.
Esto se dio a través de diferentes caminos: a) Lo ya dicho: la transferencia de
ingresos del sector agrícola al sector industrial que permitió sostener tanto el
nivel del salario real como la rentabilidad del capital; b) La redistribución del
ingreso directamente desde el capital al trabajo. Se generalizó el régimen de
convenios colectivos de trabajo, se establecieron salarios mínimos, el sueldo
anual complementario, vacaciones pagas; b) Las diferentes políticas que
significan aportes indirectos al salario real (vivienda, tarifas, transporte, etc.).

La Estrategia golpista
Desde 1944, la acción de las fuerzas opositoras a la nueva orientación de
las políticas estatales se dio, en el plano institucional, a través protestas y
reclamos por diferentes medios y en la participación en la competencia electoral
de febrero de 1946.43

Con el objetivo de institucionalizar la orientación económica, social y


política que llevaba adelante, el gobierno se propuso reemplazar la Constitución
vigente desde 1853. En diciembre de 1948, se realizaron elecciones para
convencionales constituyentes donde el peronismo logró el 61.38% de los votos
emitidos; la Unión Cívica Radical el 26.86 %. Las sesiones se iniciaron el 24 de
enero de 1949; el 27, con la ausencia –decidida por ellos– de los convencionales
radicales, Perón insistió en la necesidad de una nueva Constitución porque
“hemos pasado de la democracia liberal a la democracia social”. La
Constitución aprobada reafirma en el plano jurídico-institucional el nuevo

43
El 28 de mayo de 1946, se reunió la Asamblea Legislativa para ratificar lo actuado por el
Colegio Electoral y proclamar la fórmula presidencial triunfante en las elecciones. Ricardo
Balbín, diputado por la UCR, propuso modificar por única vez el reglamento para debatir sobre
las “cualidades constitucionales” del presidente electo. Diario de Sesiones, Cámara de
Diputados, 28 de mayo de 1946.
26

rumbo de las políticas del Estado. Algo de lo más significativo: adquieren rango
constitucional el habeas-corpus; los derechos del trabajador, la familia, la
ancianidad, la educación y la cultura. Se consagra la función social de la
propiedad, el capital y actividad económica. El artículo 40, establece la
nacionalización de los servicios públicos, y que “toda actividad económica se
organizará conforme a la libre iniciativa privada salvo la importación y la
exportación que estarán a cargo del Estado” siempre que esa actividad privada
“no tenga por fin ostensible o encubierto dominar mercados, eliminar
competencia o aumentar usurariamente los beneficios.” Además, establece que:
“los minerales, caídas de agua, yacimientos de petróleo, carbón y gas y las
demás fuentes de energía, con excepción de las vegetales, son propiedades
imprescriptibles e inalienables de la Nación.” El artículo 68, otorgó rango
constitucional a la nacionalización de la banca.

El 8 de marzo, la oposición calificó a la Convención Constituyente de


farsa con argumentos contradictorios entre sí, y se retiró. 44 Es útil recordar que
la ausencia de la oposición sería el motivo utilizado por el dictador Pedro
Eugenio Aramburu, para derogar la Constitución con un bando militar. Este
es el momento, marzo de 1949, en que finalizaron los reclamos para
modificar la orientación de las políticas estatales por vías
institucionales y se inició el camino sedicioso que culminaría en
1955. A partir de entonces la violencia iría in crescendo. Así lo reconoce el jefe
de la sedición, el general Eduardo Lonardi, que después de su triunfo, declaró:
“En 1951 organicé una conspiración para derrocarla [habla del gobierno como
dictadura]. La empresa hubo de diferirse por el fracaso de la revolución que
encabezó el general [Benjamín] Menéndez.”45

44
En los debates, el convencional Alcorta cuestionó la “llamada nacionalización de los servicios
públicos” y sostuvo que “con el monopolio de la importación y exportación se quita toda
posibilidad de libre competencia”. Por su parte, Moisés Lebensohn manifestó su acuerdo con las
nacionalizaciones, pero con “un Estado dirigido democráticamente”. Otro convencional atacó el
concepto de la función social de la propiedad pues “no modifica el régimen capitalista” y
consideró a los Derechos de Familia consagrados en la nueva Constitución una medida “ inocua”
sino formaran parte de una reforma integral “del régimen de propiedad privada.” Con estos y
otros argumentos los convencionales opositores calificaron de “farsa” a la Convención y se
retiraron. Diario de Sesiones de la Convención Constituyente, págs. 22-609-611. El diario de
sesiones completo está digitalizado por la Universidad Nacional de San Martín. Disponible en:
www.unsam.edu.ar/escuela _ política / materiales
45
Lonardi, Marta. Mi padre y la revolución del 55, 2º edición, Ediciones Cuenca del Plata,
Buenos Aires, 1980, pág. 169
27

Es también el momento en que aparecen los límites del modelo


de desarrollo impulsado por el peronismo. Para entonces la apropiación
parcial de la renta agropecuaria a través del monopolio estatal del comercio
exterior resultaba insuficiente para financiar una industrialización
independiente y continuar con la redistribución del ingreso. 46 Frente a esta
situación, Perón dirá años después: “El primer gobierno fue el del Primer Plan
Quinquenal que era el plan de inversiones (…) Había que invertir, había que
modificar, reestructurar (…) Después hubo que aplicar los frenos (…) es cierto
lo que dicen los otros que es necesario controlar las variables económicas.”47

El primer hito del camino sedicioso se produjo el viernes 8 de septiembre de


1951. Interesa destacar algo que demuestra la existencia de una
estrategia golpista, independiente de los mecanismos
institucionales: el intento se concretó un mes y medio antes de unas
elecciones generales ya convocadas y en las que por primera vez
votaron las mujeres. Además, los principales partidos políticos firmaron la
proclama golpista, según la cual “las Fuerzas Armadas deben hacer abandono
de sus tareas específicas en salvaguarda de los sagrados intereses de la
Nación”; acusó al gobierno de “prédica demagógica” y de llevar a la Nación a
“la quiebra total tanto en lo moral y espiritual como en lo material” y afirmó
que “los que tenemos el privilegio de vestir el uniforme de la patria y ser por
ello, en primer lugar, custodios de las más puras glorias y tradiciones (…) no
podemos permanecer impasibles a este proceso de descomposición general,
que amenaza llevar a la república al derrumbe total de aquellos valores
sustanciales que concitaron siempre la consideración y el respeto de los
pueblos civilizados.”

La proclama fue firmada por dirigentes del Partido Demócrata Nacional, la


Unión Cívica Radical (entre ellos Arturo Frondizi), los partidos Demócrata
Progresista y Socialista (Américo Ghioldi)48. Efectivos del Ejército, la Marina de
Guerra y la Fuerza Aérea, al mando del general (R) Benjamín Menéndez

46
La inconvertibilidad de la libra, declarada en forma unilateral por Gran Bretaña, la caída de
los precios de las exportaciones agropecuarias, el boicot norteamericano a través de la exclusión
del Plan Marshall, convergen para profundizar las dificultades estructurales del modelo de
desarrollo peronista. Puede verse completo en Galasso, Norberto. Perón … T.II, op. cit., pp.
532-38
47
Ibidem
48
Puede verse completo en ANM. Bombardeo del … op.cit., p. 51
28

intentaron asaltar el gobierno del Estado. Los principales focos golpistas fueron
Campo de Mayo – donde intentaron copar la Escuela de Caballería y el
Regimiento de Caballería 8 para hacerse de los poderosos tanques Sherman– y
la Base Aeronaval de Punta Indio, desde donde el capitán de navío Vicente
Baroja, pensaba lanzar un ataque aéreo sobre la Casa de Gobierno, deseo que los
aviadores navales recién podrían satisfacer tres años y nueve meses después.

Ese mismo día fue decretado el estado de guerra interno en todo el


territorio nacional, lo que implicaba la posibilidad de una condena a la pena de
muerte. El intento golpista, fue dominado por la acción de la suboficialidad del
Ejército que en Campo de Mayo se mantuvo leal a la constitución. En un tiroteo
murió, a manos de los sediciosos, el cabo Miguel Fariña, al grito de “¡No se
entreguen muchachos! ¡Viva Perón!”. En su homenaje se colocó en el lugar un
monolito que sería destruido en 1955, luego del triunfo golpista. 49 La aviación
naval abortó el proyectado bombardeo a la Casa de Gobierno –tras enterarse de
ese fracaso y de que la Plaza de Mayo estaba llenándose de manifestantes que
acudían en apoyo al Gobierno– para evitar una “masacre inútil”, según dijo años
después, ya almirante, Vicente Baroja 50. Criterio que, para junio de 1955, habría
de cambiar drásticamente, ya que los marinos sediciosos considerarían que la
masacre servía a sus objetivos51. En 1951, los aviones de la Marina habían fugado
al Uruguay, que ya se había constituido el refugio del arco opositor conspirativo
por antonomasia, tanto para militares como para civiles. Solo que a diferencia
de lo que ocurriría en 1955, lo hicieron con su carga de bombas intacta.

Pese a la advertencia del gobierno de que “la ley será inflexible con ellos”,
los oficiales apresados recibieron penas que no tuvieron la severidad que
permitía el Código de Justicia Militar 52. En una concentración convocada por la
49
Hay un relato del combate hecho por el suboficial mayor Marcelino Sánchez a Daniel Brion “A
55 años de la muerte del cabo Fariña”. Sitio Web Pensamiento Nacional, en ANM. Bombardeo…
op.cit., págs.67-68. Respecto a los oficiales, algunos historiadores vinculan el desinterés de
algunos de ellos en sumarse al golpe a partir del “renunciamiento” de Eva Perón a la
candidatura vicepresidencia ocurrido el mes anterior. En Galasso, Norberto. Perón … T.II, op.
cit., pág. 576
50
Revista Primera Plana. 25 de julio de 1967. En Galasso, Norberto. Perón … T.II, op. cit., p.
579.
51
El jefe de la escuadrilla que tras decolar desde Punta Indio inició el ataque a la Casa Rosada
con la intención de matar a Perón fue el capitán de fragata Ernesto Noriega, quien años después
reconoció explícitamente que ese había sido el objetivo.
52
Las penas mayores fueron de 30 años de prisión de los cuales, los condenados, cumplieron
sólo tres meses por razones obvias. Ver
https://es.wikipedia.org/wiki/Intento_de_golpe_de_Estado_en_Argentina_del_28_de_septie
mbre_de_1951
29

CGT, el Presidente calificó a los golpistas de “malos argentinos y malos


soldados que han envilecido ese sagrado uniforme.” Y agradeció a los buenos
militares.53

El 11 de noviembre se realizaron las elecciones nacionales que


inauguraron el voto femenino. La fórmula Perón–Quijano obtuvo el 62 % de los
votos emitidos, seis puntos porcentuales más que en 1946; la fórmula de la
Unión Cívica Radical el 32 %; los conservadores, comunistas y socialistas, en
conjunto, solo el 4 %.54

La actitud conciliadora frente a los ejecutores militares del intento


golpista fue acompañada del anuncio de una ronda de diálogos con la oposición
política. El primer paso de estos intentos dialoguistas se concretó el 1° de
febrero de 1952 cuando Perón recibió a Enrique Dickman, cofundador y
dirigente nacional del Partido Socialista. Luego de ese encuentro, Radio del
Estado informó que el presidente había accedido a indultar (por estar a
disposición del Poder Judicial en las investigaciones sobre la intentona golpista)
a los presos de filiación socialista y levantar la clausura de los talleres de su
órgano, “La Vanguardia.”

A raíz de esta gestión Enrique Dickman –que había encabezado la lucha


contra el nazismo desde la Comisión Investigadora de las Actividades
Antiargentinas conformada en el Congreso Nacional– fue expulsado del partido
del que era cofundador y dirigente nacional. Cuando quiso explicar su conducta
a la Dra. Alicia Moreau de Justo, ésta se negó a recibirlo. La expulsión fue
votada por 4.105 afiliados contra 667, lo que demostró que no se trataba de una
disputa entre un pequeño grupo de dirigentes. 55 Toda una corriente política,

53
Fueron pasados a retiro alrededor de 200 oficiales; hubo 111 arrestados (entre ellos los
capitanes Alejandro Agustín Lanusse –que facilitó la entrada de los golpistas a Campo de
Mayo–, Arturo Ossorio Arana, Julio Argentino Alsogaray y el capitán de navío Francisco
Manrique). Menéndez recibió quince años de prisión sin degradación y el resto, penas que iban
de tres a seis años. El general Lonardi pasó a retiro exactamente 15 días antes, el 13 de
septiembre.
54
Los datos electorales de este trabajo fueron obtenidos de las Actas Electorales oficiales que
obran en la biblioteca del INDeC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos).
55
A raíz de su expulsión Dickman escribió: “Han procedido como nazifacistas perfectos, como
totalitarios absolutos. Me han separado de su seno a mí que desde hace cincuenta años era
miembro del Comité Ejecutivo. ¿Por qué los socialistas hemos tratado peor, mucho
peor a este gobierno que al gobierno fraudulento del general Justo? (…) Estamos
viviendo una revolución nacional. Los socialistas hemos aplaudido a la
Revolución Mexicana y se ha pretendido condenar a la revolución nacional
argentina cuando esta resultó mucho más fecunda y menos cruenta que aquella.”
Periódico Argentina de Hoy, marzo,1952. En: Galasso, Norberto. Perón … T.II, op. cit., p. 596.
30

representativa de los sectores medios ilustrados estaba dispuesta a reconstruir


la fuerza liberal oligárquica que rechazaba cualquier diálogo con las autoridades
constitucionales.

La contundente demostración electoral de apoyo a la orientación de las


políticas del Estado y el inicio del diálogo político no detuvo la estrategia
golpista. El 3 de febrero (dos días después de la reunión de Perón con Dickman),
una nueva conspiración que tenía la intención de asaltar la residencia
presidencial y matar al presidente y a su esposa, fue rápidamente desbaratada.

El historiador estadounidense Robert A. Potash señaló que “… para


algunos opositores de Perón el resultado de las elecciones no significó en modo
alguno la legitimidad de su ejercicio del poder. Muy por el contrario,
descartando la lucha electoral como medio para destituirlo –y a pesar de la
gran dispersión que siguió al fracasado intento de Menéndez– organizaron un
nuevo movimiento (…) una reorganización de elementos que (…) habían
participado de las conspiraciones anteriores. Lo nuevo no era la identidad de
los participantes, sino el acto temerario que se proponían: el asesinato del
presidente y de Eva Perón”56. Agregó Potash: “El jefe de este movimiento era
un inveterado conspirador, el ex coronel José Francisco Suárez, Se habían
unido a él varios cientos de civiles, varios oficiales en retiro, un ex funcionario
policial y unos pocos oficiales del Ejército y de la Marina que habían logrado
continuar en servicio activo a pesar de la dispersión que siguió al fallido golpe
de Menéndez.

“El plan contemplaba la toma simultánea de la Casa Rosada, el Correo


Central y el Departamento de la Policía Federal, pero su principal objetivo era
la residencia presidencial de la avenida del Libertador. Se utilizarían
camiones pesados para derrumbar la verja de hierro circundante,
permitiendo así que fuerzas de choque bien armadas entraran al edificio y
liquidaran a sus habitantes”.57

Su hijo Emilio, también expulsado, denunció que Nicolás Repetto y otros “han hecho de aquel
glorioso partido la punta de lanza del Partido Conservador.” Todo es Historia, n° 143, abril
1979.
56
Potash, Robert. A. El ejército y la política en la Argentina (II), 1945-1962, de Perón a
Frondizi, Hyspamérica, Buenos Aires, 1986, pág. 105.
57
Íbidem.
31

Bombas en el Subte
La CGT convocó a un acto masivo en Plaza de Mayo el viernes 15 de abril.
Se trataba de escuchar lo que Perón tenía para decir sobre mecanismos de
control del agio y la especulación que despoblaban góndolas y alacenas,
elevando artificialmente el precio de los alimentos.

En momentos en que hablaba Perón estallaron dos bombas, una de ellas,


compuesta por 30 cartuchos de dinamita, en la confitería del entonces Hotel
Mayo, en Hipólito Yrigoyen y Defensa. Otra, de 100 cartuchos de dinamita,
colocada en el andén de la línea A del subterráneo, provocó seis muertos, 93
heridos y 19 lisiados permanentes. Los terroristas también habían colocado un
tercer artefacto de 50 cartuchos de dinamita en el octavo piso del Nuevo Banco
Italiano, pero no explotó. Las investigaciones policial y judicial sobre el hecho
determinaron la responsabilidad de algunos civiles implicados en “la chirinada”
(Perón dixit) de septiembre de 1951. La dinamita fue proporcionada por el
capitán Eduardo Thölke y armadas en el local de Redondo Hnos., en Av. Jujuy
47/51. Fueron detenidos como autores materiales del atentado, los militantes
radicales Roque Carranza (quien años más tarde fue ministro de Defensa del
presidente Raúl Alfonsín) y Carlos Alberto González Dogliotti e implicados en el
hecho Arturo Mathov, Miguel de la Serna y Rafael Douek. Fueron investigados
por su relación con los autores Crisólogo Larralde, los hermanos Alberto y
Ernesto Lanusse y Mariano Grondona. Tras el triunfo del golpe de septiembre
de 1955, todos los detenidos y acusados fueron amnistiados por la dictadura
cívico-militar.58

Esa misma noche, en un episodio que ha sido atribuido -sin pruebas


indubitables- a grupos de manifestantes peronistas, fueron incendiados los que
muchos consideraban los símbolos de los responsables políticos del mortal
atentado: la Casa del Pueblo –sede del Partido Socialista–, la Casa Radical, la
sede central del Partido Demócrata y el Jockey Club. En ninguno de estos
incendios hubo víctimas fatales ni heridos.
5839
Entre los muertos, había tres trabajadores del subterráneo, un peón de taxi, un dirigente del
gremio de la madera y una obrera textil jubilada de 84 años que había concurrido para
agradecer su jubilación. La identidad de las víctimas ilustra acerca del contenido social del
conflicto. Sus nombres: Mario Pérez, Salvador Manes, Santa Festigiata D`Amico, José Couta,
Osvaldo Mouché, León David Roumeaux. Ver una de las fotos del atentado en anexo fotográfico.
Boot, Teodoro. “Homenajes”, Zoom, revista digital, abril 17, 2018.
https://revistazoom.com.ar/homenajes/
32

El 18 de diciembre de 1953, el Congreso Nacional sancionó la Ley de


Amnistía Nº 14.296. Así quedaron en libertad los detenidos por los hechos de
1951. En abril de 1954, el gobierno convocó a elecciones legislativas para
reemplazar al Vicepresidente, Juan Hortensio Quijano, fallecido dos años antes.
Sin Perón como candidato, el Partido Peronista se impuso con el 63,2% de los
sufragios, duplicando los votos de la UCR, que obtuvo el 32 %. Pese a este nuevo
intento conciliador y a la contundente demostración electoral, según las propias
palabras de Lonardi, la ofensiva golpista no se detuvo. Es más, se fortaleció ante
la nueva constatación de que el peronismo era electoralmente imbatible.

Ante las dificultades económicas Perón impulsó un nuevo Pacto Social.


En agosto de 1953, se constituyó la Confederación General Económica (CGE)
como representación corporativa del capital nacional. En noviembre de 1954,
con participación de la CGT, la CGE y el gobierno, se llevó a cabo el Congreso
Nacional de la Productividad. Los debates entre sindicalistas y empresarios
fueron intensos sobre diferentes aspectos de la “justicia” laboral. 59 Hasta el
golpe de septiembre, no se efectivizó ningún acuerdo de productividad que
modificara los convenios laborales vigentes. Las relaciones de fuerza entre
los integrantes de la alianza popular resultaron en un “empate.” Con
el peronismo en el gobierno del Estado, el gran capital tanto local
como extranjero, no podía avanzar sobre los derechos adquiridos
por los trabajadores y los sectores populares.

El fin del peronismo original


En 1948, y en medio de la enorme convulsión producida por el asesinato
del líder liberal (de izquierda) Jorge Eliecer Gaitán y el subsiguiente Bogotazo –
en el cual murieron entre 500 y 3000 personas, según las distintas fuentes–
sesionó en la capital de Colombia la IX Conferencia Panamericana que, entre
otras cosas, dio nacimiento a la Organización de Estados Americanos (OEA).
Argentina había concurrido de mala gana y sin enviar a ningún representante
59
Se discutió sobre lo “justo” de los salarios y las condiciones de trabajo. Sobre las estadísticas
de “ausentismo” a la luz de los nuevos derechos adquiridos (vacaciones, licencias por
enfermedad, casamiento, pre y post parto, fallecimiento de familiares). De manera especial
sobre el papel de las Comisiones Internas y Cuerpos de Delegados.
33

destacado. Cuando comenzaron los disturbios, los representantes argentinos


mocionaron dar por terminado el cónclave.

“Cuando surgió la cuestión del nombre, se negaron lisa y llanamente a


aceptar ‘unión’, ‘asociación’ o ‘comunidad’ diciendo que eso implicaría la
creación de un ‘superestado’ y que por lo tanto chocaría contra el principio de
soberanía nacional (…) También se opusieron (…) a que se estableciera un
organismo militar permanente (…) Los resultados de la Conferencia no
cambiaron la actitud de Perón que (al mes siguiente de terminada la
conferencia) declaró que ‘la mejor manera de consolidar el panamericanismo’
era poner fin a la ‘expoliación’ de América Latina por el capitalismo-
imperialismo y los ‘trust sin fronteras’”, recordó Julio Godio. Que
seguidamente puntualizó que, para entonces, Estados Unidos se había
convertido para el peronismo “en el portaestandarte del capitalismo-
imperialismo”. Godio destacó que, en plena Guerra Fría, Perón “siempre
encontró algún modo de reafirmar su propia libertad de acción de manera que
pudiera seguir apostando a una escalera a dos puntas”.60

Pero a poco de iniciarse la década de los ‘50 las cosas cambiaron: la


coyuntura internacional planteaba nuevas exigencias a los nacionalismos
latinoamericanos surgidos en la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial.
Finalizada la guerra de Corea en 1953, EE.UU. emergió decididamente como la
potencia dominante en el mundo capitalista. En América Latina, esto tuvo
expresiones concretas. En marzo de 1954, se realizó en Caracas –con la
participación de los cancilleres latinoamericanos– la X Conferencia
Panamericana bajo el inequívoco lema de “La defensa del continente contra la
subversión comunista”. En ella, John Foster Dulles, Secretario de Relaciones
Exteriores de Estados Unidos, exigió a los gobiernos latinoamericanos que se
sumaran a la lucha contra el “comunismo”, que abandonaran la política de
nacionalizaciones y ofrecieran garantías al capital norteamericano. El gobierno
peronista no se sometió a esas pretensiones y mantuvo el no alineamiento. Con
la abstención de Argentina y México y el voto en contra de Guatemala se aprobó
la Resolución 93 con el título “Declaración de solidaridad para la preservación
contra el comunismo internacional” según la cual, que un Estado nacional fuese

60
Godio, Julio, La caída de Perón, de junio a setiembre de 1955, Granica Editor, Buenos Aires,
1973, págs.. 58-59.
34

señalado como comunista en América, era causa suficiente para la aplicación del
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) 61. Del dicho al hecho:
con el pretexto de que la compra de armamento a Checoslovaquia era una
“injerencia comunista” en el continente, en junio de 1954 un golpe de estado
orquestado por la CIA depuso al presidente de Guatemala Jacobo Árbenz.
Previamente, aviones estadounidenses provenientes de Honduras y Nicaragua,
bombardearon a la población.

Esta ofensiva expresó la fase de agresiva expansión del capital extranjero,


y del norteamericano en especial, y coincidió con los intereses del gran capital
local. Coincidencia que pasa por la necesidad de importar bienes de capital y
tecnologías para la etapa de desarrollo que se abría. Para el capital extranjero,
esto requería transformar las condiciones sobre las que nació el
peronismo. Desarmar el desarrollo industrial autónomo basado en la fuerte
nacionalización del aparato productivo.62 Y al mismo tiempo, se fortaleció la
ofensiva contra la política distributiva que pone límites a la tasa de ganancia del
capital extranjero y las fracciones más poderosas del capital local. Se potencia la
estrategia sediciosa, en crecimiento desde su inicio en 1951. El frente
antiperonista iniciará así su ofensiva definitiva.

El papel de la Iglesia Católica


La tarea de unificar a una oposición que incluía, desde ambos extremos, a
todo el arco político, estuvo a cargo de una protagonista de peso. En las
elecciones de 1946, la Iglesia había apoyado al peronismo que había hecho
concesiones en materia de educación.63 Sin embargo, el gobierno no estaba
dispuesto a otorgar carácter confesional a toda la enseñanza. La Convención

61
El TIAR declaró como objeto “prevenir y reprimir las amenazas y actos de agresión contra los
países del continente”, por el cual los países americanos quedaban obligados a aplicar las
sanciones que se establecieran por mayoría. Fue firmado el 02/09/47 y puesto en vigencia en
diciembre de 1948. Argentina adhirió el 28/06/50. Sierra, Alejandro D. “El T.I.A.R. y la
Seguridad del Continente”. Disponible en:
https://www.um.edu.ar/ojs2019/index.php/Idearium/article/view/786/770
62
El capital extranjero en porcentaje de capital fijo total en Argentina: 1913-47,7%; 1931, 30%;
1940, 20%; 1945, 15.4%; 1949, 5.4%; 1953, 5.3%; 1955, 5.1%. Además, áreas claves como la
siderurgia, el petróleo, la minería, la energía eléctrica, el transporte ferroviario, el fluvial y el
comercio exterior eran estatales. Esteban, Juan Carlos “Imperialismo y desarrollo económico”,
págs. 59-60, en Galasso, Norberto. Perón … T.II, op. cit., pág. 619.
63
En 1947 el gobierno había aprobado la ley 12.978 que ratificaba el decreto del gobierno militar
que había implantado la enseñanza católica en las escuelas públicas.
35

Constituyente de 1949 ignoró las expectativas eclesiásticas de erigir al


catolicismo en guía ética y religiosa de la Nación. Incorporó en el preámbulo las
tres banderas del peronismo y ratificó el principio de la soberanía del pueblo
que, para el integrismo católico, estaba en contradicción con la idea de que toda
soberanía proviene de Dios. Otro punto de fricción fue el referido a la libertad
de culto de las creencias ajenas al catolicismo romano. 64 Para el gobierno
peronista, ofrecer un lugar a la Iglesia Vaticana no significaba abolir el carácter
laico del Estado. Además, la alianza entre el peronismo y la jerarquía católica, ya
desde sus comienzos contenía los elementos que prefiguraban su ruptura. La
Fundación Eva Perón, organizada bajo la premisa de que “donde hay una
necesidad hay un derecho”, cuestionaba de raíz la filosofía que inspira la caridad
cristiana. Su fuerte presencia en la acción social resolvía las carencias de
numerosos sectores vulnerables que, hasta entonces, eran objeto del
asistencialismo de instituciones católicas. El desarrollo de un Estado de
Bienestar, independiente de su poder corporativo, era intolerable para la Iglesia
que, ya desde 1950, abandona su apoyo original al peronismo. 65 En octubre de
ese año, Perón y su esposa no asistieron al Congreso Eucarístico realizado en
Rosario.

La importancia que adquirió la Unión de Estudiantes Secundarios (UES)


entre la juventud había quitado predicamento a la Acción Católica; esto motivó
una fuerte campaña en su contra por parte de diferentes estamentos
eclesiásticos. Además, el Gobierno suprimió los subsidios y ventajas impositivas
de que gozaban numerosas escuelas católicas, excepto las ubicadas en zonas
donde no existiesen las públicas. Muchos clérigos docentes perdieron sus
empleos.

Estos distanciamientos y la sanción de leyes como la del divorcio, el


reconocimiento de los hijos extramatrimoniales como “legítimos” y la
legalización de la prostitución, indujeron a la jerarquía eclesiástica a una
escalada de enfrentamientos con el peronismo. La confrontación llegó a su
punto más alto cuando la CGT denunció, a fines de 1954 66, la infiltración clerical
64
Puede verse en ANM, Bombardeo … op. cit., págs.. 55-58
65
Ver testimonio de Eduardo “Corbata” Corbalán en el apéndice documental.
66
El 25 de noviembre el Partido Peronista y la CGT hicieron un acto en el Luna Park en apoyo a
Perón y en “repudio a las infiltraciones”. “El centro de los ataques los recibió la Acción Católica
Argentina, que en esos días había distribuido cientos de miles de votantes en la Capital
Federal exigiendo que Perón fuera excomulgado”. Godio, Julio, op. cit. Pág. 51.
36

en los sindicatos y luego, cuando el 1ª de mayo de 1955, en una concentración en


Plaza de Mayo, pidió la separación de la Iglesia del Estado. El 19 de ese mes, la
Cámara de Diputados aprobó el proyecto de reforma constitucional con ese fin.
El 25 de Mayo, ningún miembro el Poder Ejecutivo concurrió al Tedeum en la
Catedral Metropolitana.67

La Iglesia Católica no sólo cumplió la tarea de unificar el heterogéneo


conglomerado opositor y crear un clima de “agitación pública y de inquietud
colectiva”, que el general León Justo Bengoa –al frente de la III Brigada del
Ejército con base en la ciudad de Paraná– ponía como condición para sumarse
al complot. A través del activo protagonismo de sacerdotes y laicos, tuvo una
decisiva participación en los preparativos y en la ejecución del golpe. El nexo
entre la Marina y el Ejército se hizo efectico a través del sacerdote Alberto
Baudaña y de un abogado hermano del sacerdote Jorge Mejía, director de la
revista Criterio.68

Aldo Duzdevich, periodista y escritor que se especializó es peronismo,


guerrillas y catolicismo69, escribió que “en Córdoba hubo entre 1500 a 3000
[miembros de] comandos Civiles combatiendo contra el Ejercito leal y la policía
cordobesa. No eran patotas de asesinos a sueldo. Eran jóvenes de buenas
familias, estudiantes secundarios y universitarios, la mayoría de colegios
católicos…”.70 Duzdevich también citó “al investigador Samir José Juri [que] en
su tesis sobre los Comandos Civiles de Córdoba dice: “Podemos interpretar el
viraje del activismo estudiantil hacia los comandos civiles como un traspaso
natural, un deslizamiento hacia formas de confrontación más disruptivas,
menos democráticas y dispuestas a llevar adelante su objetivo político. Los
estudiantes secundarios y universitarios entrenados en las peleas callejeras
contra la policía en los últimos meses de 1954 se desenvolvieron de manera
rápida y eficaz en la conformación de los comandos civiles. Los protagonistas de
esa época se denominaban a si mismo héroes, héroes anónimos que dieron su
vida por lo que creían justo y necesario. Incapaces de reconocer que estaban

67
Puede verse desarrollado en ANM. Bombardeo… op. cit., págs. 55-61.
68
Carbone, Alberto. El día que bombardearon … op. cit., pág.36
69
Autor de los libros "La Lealtad. Los montoneros que se quedaron con Perón" (Sudamericana,
Buenos Aires, 2015) y "Salvados por Francisco" (Ediciones B, Buenos Aires, 2019).
70
“La guerra civil que no fue”, “La Mañana” de Neuquén, 16 de julio de 2023,
https://www.lmneuquen.com/pais/la-guerra-civil-que-no-fue-n1041043
37

derrocando al presidente que más conquistas sociales brindó al pueblo; ellos se


embarcaron en una aventura antifascista, una gesta añeja de segunda guerra
mundial.”71

Agustín Maza, militante de la Resistencia Peronista que presenció el


enfrentamiento entre el Ejército golpista y la policía en la ciudad de Córdoba,
relató que los comandos civiles que colaboraron con las fuerzas del general
Dalmiro Videla Balaguer, retiraron sus armas de la iglesia de La Merced,
ubicada en las cercanías del combate.72

Otro testimonio, el de Julio Betbeder, también militante de la Resistencia


Peronista, aporta detalles precisos sobre la relación entre esta Iglesia y los
golpistas: “A raíz del 16 de septiembre del ‘55, que fue la iniciación del golpe de
Estado, éramos cuatro o cinco los que salimos a defender, fuimos al centro, ya
decididos a pelear, cada uno con el arma que tenía y llegamos a la calle 25 de
Mayo y Rivadavia, a la Iglesia de la Merced, porque nos dijeron que desde la
Iglesia de la Merced estaban sacando armas [los golpistas, los comandos
civiles], entonces fuimos nosotros. Tal es así que cuando nos quedamos en la
puerta, no me acuerdo bien cuantos éramos. Entonces los paramos y los tipos
ahí en la Iglesia nos dicen que, pienso, eran curas vestidos de civiles, tenían
que ir a ver a un señor que está por morir, le iban a dar la extremaunción.
Pero primero les decimos: ‘los vamos a palpar de armas’. Tenían armas de
primer nivel. Llegamos a la cintura en la espalda y ahí tenían 45 especiales
para tiro. Entonces les decimos: ‘¿y esto? ¿es también para la extremaunción?’
Y uno de ellos hace un tranco atrás para escapar y meterse de vuelta en la
Iglesia, entonces yo le apunto en la frente y me dice: ‘¡ay no me mate soy
sacerdote!’”73

Confirma estos testimonios un claro partidario del golpe, Alberto N.


Manfredi (h) basándose en relatos de familiares que fueron miembros de los
“Comandos Civiles”. Da cuenta de reuniones en el colegio Nuestra Señora del

71
“Los comandos civiles, primera guerrilla urbana”, en el diario Punto.uno de Salta.
https://diariopuntouno.ar/dp1_21/index.php/opinion/aldo-duzdevich/2144-16-de-septiembre-
1955-la-guerra-civil-que-no-fue
72
Agustín Maza. Testimonio en Documental “Los Resistentes”, de Alejandro Fernández Moujan
(2009). . Disponible en: https://www.youtube.com/results?
search_query=los+resistentes+documental
73
Julio Betbeder. Entrevista realizada por Arturo Oviedo. Julio de 2015.
38

Huerto donde se imprimieron “miles de folletos” en los que trabajaron civiles


que identificó como “militantes radicales”. Además, identificó a uno de los
grupos paramilitares, precisamente aquel en el que participaron sus familiares,
como “el comando civil de las parroquias de Santo Cristo y del Espíritu
Santo”.74 Numerosos panfletos distribuidos por jóvenes católicos con su prédica
unían “la defensa de la moral y las buenas costumbres” con un violento
antisemitismo y la denuncia del peronismo como “paso previo de la
implantación de la Dictadura Proletaria”. Advertían que la Argentina “va
siendo comunizada en el plano social por el peronismo” y hacían referencia
expresa a Guatemala y al depuesto presidente Jacobo Árbenz, así como al
“comunismo tipo México o Bolivia”. En la misma línea, otro clérigo expresaba la
opción que se le presentaba al peronismo y a su líder: “Por la fuerza de las
cosas su famoso justicialismo habría de convertirse en un verdadero
marxismo (…) La justicia social de Perón ha caído en el planteo y la dialéctica
marxista. No es hoy el general Perón –al parecer– quién domina y maneja a
los obreros, sino que es el obrerismo quién pareciera utilizar al general
Perón”.75

Corpus Christi
El 11 de junio de 1955, con el pretexto de la festividad de Corpus-Christi,
bajo la enseña del Estado del Vaticano y con la consigna de “Cristo Vence”, se
organizó una gran manifestación política opositora al gobierno. Ese día
marcharon católicos, conservadores, radicales, socialistas y
74
Su relato se basa en lo escuchado a su tío Carlos Gutiérrez Pechemiel y a sus tíos abuelos
Martín Cires Irigoyen y Alberto Pechemiel (casado con Ángela Menéndez, sobrina del general
Benjamín Menéndez). Participantes de los Comandos Civiles: un capitán de apellido Hernández
y otro oficial, Julio Alfredo Fernández Torres que llegaría a teniente general. Entrevista
realizada por el Grupo de Investigación del ANM, y más precisamente por Mariano Fatala,
Marcelo Gil, Gogo Morete y Rafael Cullen.
75 72
Uno de los numerosos panfletos difundidos esos días tenía como título: “El peronismo
vehículo del auténtico comunismo soviético en la Argentina”. Se alarmaba con los análisis de
Puiggrós y Eduardo Astesano sobre el peronismo como “base de principios del frente nacional
de lucha contra el imperialismo”. Junto con abundantes y casi cómicos denuestos contra los
judeo-comunistas locales, los masones y la “línea judaica internacional”, afirmaba que la Unión
Soviética, ante la imposibilidad de apoderarse de la política de ningún país, “debe conformarse
o regocijarse con el cripto-comunismo de tipo peronista o justicialista”. Los panfletos, su
aporte a la Revolución Libertadora, págs. 158-60. El sacerdote Ludovico García de Loydi citaba
el libro de Abelardo Ramos América Latina un país, donde el autor afirmaba que “el rechazo
previo del imperialismo es paso obligado y necesario para que luego el proletariado pueda, a
su vez, liberarse de la burguesía nacional”. En Galasso, Norberto. Perón... T.I, op. cit., pág.682
39

comunistas juntos con algunos de los pilotos que cinco días después
arrojarían sus bombas sobre la población. La marcha terminó frente a la
Catedral Metropolitana donde dos obispos saludaron a los manifestantes y
fueron ovacionados. La respuesta del gobierno consistió en deportar a los
obispos golpistas, a lo que el Vaticano respondió con la excomunión de Perón.

Cinco días después, cuando se bombardeó Buenos Aires, L’Osservatore


Romano publicó el texto de la excomunión de Perón y sus principales
colaboradores, que fue reproducido al día siguiente urbi et orbi, pero no en
Argentina.76

La oposición católica se desarrollaba en el marco de la estrategia


internacional del Vaticano que aspiraba a controlar a los movimientos sociales
en el marco de la denominada “Guerra Fría” contra el comunismo. En Italia, la
Democracia Cristiana había llegado al gobierno en 1949 y en Alemania también
estaba en el gobierno desde 1950. El 11 de julio de 1954, teniendo como
referencia estos modelos europeos, se fundó en Rosario el partido Demócrata
Cristiano cuyos integrantes tuvieron una activa participación en las tareas
golpistas. En Córdoba, el 16 de septiembre, desde la Casa Radical, se repartieron
armas77 en comités y parroquias a los paramilitares católicos denominados
“palomas”, previas conversaciones con la Sociedad Rural para la provisión de
fondos.78 Activistas demócratas cristianos, tanto en junio como en septiembre,
formaron parte de los denominados “Comando Civiles” que contaron con el
apoyo activo de arzobispo Fermín E. Lafitte, quien luego fue designado al frente
del Vicariato Castrense, creado en 1956.79

De junio a septiembre
El bombardeo y las ametralladoras de los
aviones a reacción causaban centenares de
muertos y más de un millar de heridos. Es
indudable que la mayor indignación en el pueblo
la causaron los aviadores que huyeron a

76
Carbone, Alberto. El día que bombardearon … op. cit., pp. 31-33-54
77
Habían sido proporcionadas por la Aeronáutica golpista, encabezada por el comodoro Julio
César Krausse, puntualiza Saénz Quesada, op.cit, pág. 12.
78
Bianchi, Susana. Catolicismo y Peronismo … op. cit.
79
Horacio Verbitsky. Página 12, 03 de febrero de 2008.
40

Montevideo una vez fracasado el movimiento.


Descargaron las últimas bombas y dispararon
sus ametralladoras contra objetivos no
militares: el pueblo indefenso, sin duda, caso
único de barbarie entre hermanos.

General Franklin Lucero. El Precio de la Lealtad

Un sector de las Fuerzas Armadas, duramente


calificadas por el presidente de la Nación, juzgó
que era lícito resolver por la violencia su distinta
apreciación acerca de los métodos con que es
dable conducir la gobernación del Estado. Tal
género de divergencias es siempre normal en la
evolución de las democracias.

La Nación. 17/06/55

Como señaló Eduardo Luis Duhalde “El bombardeo de una ciudad


abierta por parte de fuerzas armadas del propio país es un acto de terrorismo
que registra pocos antecedentes en la historia mundial, ocurridos en el fragor
de guerras civiles muy cruentas que asolaron a esas naciones. No hay
antecedentes, en cambio, de que miembros de las fuerzas armadas de un país,
con la connivencia de sectores políticos y eclesiásticos, descargaran sus
bombas y ametrallaran a la pacífica población civil, como forma de implantar
el terror y el escarmiento para lograr la toma del poder. Por otra parte, las
ciudades argentinas jamás habían sido ni fueron luego bombardeadas por
fuerzas extranjeras.”80

El 16 de junio, con el bombardeo por parte de la aviación militar a Plaza


de Mayo, se concretó el movimiento subversivo. La gestación de la trama
golpista llevaba cuatro años: no sólo Lonardi; muchos de los civiles y militares
que participaron habían sido encarcelados por el intento golpista de 1951 y
liberados por la Ley de Amnistía de diciembre de 1953.

Bajo el pretexto de matar a Perón, se produjo el ataque militar


indiscriminado contra la población civil de la capital argentina. El 16 de junio
de 1955 fue un salto cualitativo en lo que respecta al terror ejercido
por cuerpos pertenecientes al Estado. Que aviones de la Marina de
80
ANM. Bombardeo… op. cit., pag. 9-12
41

Guerra y de la Fuerza Aérea bombardearan la Capital de su propia


Nación era un hecho que no registraba antecedentes en la historia
mundial y sería caracterizado como un “crimen masivo de lesa humanidad” 81.
Los sediciosos bombardearon varios puntos de la Capital Federal,
principalmente la Casa de Gobierno y la Plaza de Mayo, cobrándose la vida de
más de trescientas personas y dejando centenares de heridos y mutilados.
Participaron de la operación treinta y cuatro aviones –que arrojaron entre
nueve y catorce toneladas de explosivos en alrededor de un centenar de
bombas–, trescientos ochenta Infantes de Marina y cerca de trescientos
comandos civiles. Posiblemente, la falta de apoyo dentro del Ejército
determinara el fracaso de la acción82, cuyo propósito era instaurar un triunvirato
civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz (dirigente de la UCR), Américo
Ghioldi (del Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (del Partido Conservador). Al
igual que en 1951, la mayoría de los autores materiales fugaron al Uruguay. 83
Según la denuncia posterior de Marta Lonardi, hija del jefe golpista, la dirección
sediciosa tenía preparada la intervención a los tres poderes y a la CGT y, en su
financiamiento, tuvieron activa participación los Bemberg, los
Gainza Paz y Raúl Lamuraglia, dirigente de la Unión Industrial que
en 1945 había financiado a la Unión Democrática e impulsado la
negativa patronal a pagar el aguinaldo84.

La participación civil no se limitó a la conducción política y al


financiamiento del movimiento.

Comandos Civiles
Los denominados “comandos civiles”, grupos paramilitares formados por
profesionales y estudiantes universitarios, tuvieron dos afluentes: nacionalistas

81
ANM. Bombardeo … op. cit., pág. 11
82
Los servicios de informaciones del Gobierno habían descubierto, a principios de junio la
existencia de una conspiración que “tenía como jefe al contralmirante (Samuel) Toranzo
Calderón”, “como posible implicado al ministro Olivieri” y “como coordinador al capitán de
fragata Francisco Manrique”; por lo que, “apuntados, los comprometidos salieron a tirar
bombas con el objetivo de matar a Perón y ganar tiempo para que se sublevara el Ejército del
Litoral, comandado por el general Bengoa…” Saénz Quesada, María, op.cit. pág. 50.
83
En la caja 1955 del Archivo Histórico de Cancillería, figura Miguel Ángel Zabala Ortiz en un
amplio listado de militares y armamento llegado al Uruguay después el bombardeo a Plaza de
Mayo. Ver esa hoja en Apéndice Documental.
84
Lonardi, Marta. Mi padre y … op. cit., págs. 46-47
42

y liberales. Casi todos los primeros eran católicos y muchos de los segundos,
masones. Dice Salvador Ferla: “Los unificaba el odio por el peronismo.
Un odio clasista, y en gran medida racista (…) Su mística es la
lucha contra la clase obrera, contra los “negros”, quienes se le
presentan como la encarnación de la subversión y el desorden, de
la incultura y la incapacidad. Su ideal, el liberalismo y la distinción
jerárquica, está desbordado por un sentimiento apasionado,
dominante, de rencor hacia la clase obrera. Sentimiento que va
más allá del concepto de clase hasta hacerse racial, netamente
racial”.85

Los definió con claridad uno de sus integrantes, el abogado y periodista


Mariano Grondona: “Teníamos un sistema celular compuesto por cinco
personas y éramos en total 125 comandos (es decir, 25 células) de la Facultad
de Derecho conectados a los demás de FUBA entre los que estaban (Adolfo)
Canitrot y (Gerardo) Andujar. Curiosamente los comandos más gorilas eran
los socialistas, los conservadores suelen ser más pragmáticos. Cuando se
acercaba la revolución de junio nos contactó (Agustín J.) Álvarez (Gran
Maestre del GOFA [la logia masónica ‘Gran Oriente Federal] hijo del
intelectual mendocino homónimo), un dirigente radical muy misterioso que
reportaba a Raúl Lamuraglia (presidente de la UIA [Unión Industrial
Argentina] y estaba emparentado con el presidente uruguayo Luis Batlle
Berres, otro antiperonista acérrimo) que era unionista, me parece. Decían que
éramos 10 mil comandos. Primero nos movilizaron para la procesión de
Corpus (Christi) y para defender la Catedral, ya por el lado católico. Ahí
terminé preso (…) Nos soltaron el 15 de junio, justo para entrar en la otra. Los
125 de nuestro grupo fuimos encargados de tomar las torres y antenas de
Ezeiza, y ahí fuimos. Pero como por falta de plafond se demoró el ataque de la
aviación, nosotros íbamos y veníamos de ida y vuelta por la General Paz. Al
final fuimos a Ezeiza, allí debía estar un coronel que no apareció nunca.
[Entonces] volvimos y llegamos a Plaza de Mayo para ver el bombardeo. Nos
dispersamos. Sin embargo, había en el grupo tipos muy violentos y muy
armados, y como venían camiones llenos de sindicalistas, ellos fueron a

85
Ferla, Salvador. Mártires y Verdugos. Buenos Aires. Editorial Revelación, 1964. En ANM.
Libro del Bombardeo …op. cit., pág. 27
43

apoyar a la Marina.” Grondona no exageró sobre la violencia de su grupo. Él


mismo contó que “el 16 de septiembre unos de mi grupo quisieron desarmar a
un policía que se resistió y lo mataron”.86

Puede no haber sido el único caso. Escribe Duzdevich: “A mediados del


55 los CC realizan atentados a Unidades Básicas y locales sindicales. En Buenos
Aires produjeron al menos una docena de atentados contra policías de custodia
en templos y escuelas, con un saldo de tres policías asesinados”.87

Estos comandos, civiles pero paramilitares, tuvieron una activa


participación en el movimiento sedicioso. No sólo en la Capital, también en los
combates en Córdoba y Mar del Plata -como se relata más adelante- donde
combatieron a la par del Ejército y la Marina golpistas. También, en Córdoba,
dónde allanaron domicilios de personas identificadas como peronistas.88

Los “comandos civiles” habían comenzado a organizarse fines de 1954.


“Los apellidos de sus principales dirigentes (…) denotaban su origen de clase.
Eran los niños bien de la Capital Federal, unidos por encima de diferencias
ideológicas, pues algunos provenían del liberalismo, otros del nacionalismo
oligárquico y otros del radicalismo o del socialismo. Estos jóvenes se
organizaban y practicaban para la lucha armada en las ciudades, como apoyo
a las fuerzas militares que, eventualmente, saliesen a derrocar al gobierno (…)
cumplían además fines de información, apoyo logístico y autodefensa para las
manifestaciones opositoras.”

Alberto y Adolfo Sánchez Zinny, dos conspicuos jefes de comandos


civiles, relataron al diario La Razón las características y tareas de estos
grupos paramilitares: ‘Estamos en noviembre de 1954. Desde hace tiempo
varios amigos, profesionales, empleados, trabajadores, han llegado a la
conclusión de que hay que deponer al gobierno (…) Y entonces deciden
organizarse. Forman una Junta de Acción Coordinada (…) Ninguno pasa de
los 40 años de edad (…) Juramentados deciden no interiorizar ni a la familia

86
Mariano Grondona citado por Sáenz Quesada, María. La Libertadora. De Perón a Frondizi,
1955-1958. Historia pública y secreta. Buenos Aires. Sudamericana, 2007, pág.75. En: ANM.
Libro del Bombardeo… op. cit., pág 28. Es posible que este policía, mencionado por Grondona,
sea el agente de la Policía Federal Silverio Altamirano que figura en el 4º lugar de la lista de
víctimas fatales.
87
“Los comandos civiles, primera guerrilla urbana”, op.cit.
88
En su testimonio, Julio Betbeder relata que el día 16 al ser conocido como peronista un
“comando civil” “ingresó por la fuerza a su casa y la revisó en busca de armas”.
44

de sus propósitos. Lo primero es estudiar lo que han de realizar, y lo hacen.


Después comienzan a ganar adeptos. Hay que andar con sumo tacto. No
sirven los hombres pusilánimes ni de lengua blanda. Hay que saber elegir. Y
logran al tiempo formar una organización férrea de 3.000 hombres (…) Se
nuclean en células de cinco que responden a un jefe. Este sabe de memoria los
datos de sus subordinados, pero ellos sólo los conocen como Tito, Pedro o
Antonio. El jefe a su vez responde a enlace, el cual sirve a un comando.
Cualquiera que sea detenido no podrá nombrar a más de cinco componentes
(…) A poco, el movimiento civil marcha a la perfección. Los ensayos de
movilización se suceden. Un día, la orden es esta. En Florida y Diagonal, a las
19, todos armados. ¿Será ese es el momento? Ellos lo sabrán a las 19 en punto.
Así se disciplinan. Otros grupos se dedican a conseguir armas como fuere,
prestadas o compradas de contrabando. Un núcleo especializado, a su vez, se
dedica a marcar, como en un partido de fútbol, a dirigentes políticos afectos al
gobierno, los depósitos de armas gubernamentales u otros objetivos vitales
(…) La gimnasia revolucionaria se intensifica. Incitan a la huelga en los
colegios secundarios. Realizan actos relámpagos en las facultades. Improvisan
reuniones en distintos puntos de la ciudad para inquietar a las autoridades.
En la manifestación del 11 de junio por Avenida de Mayo tienen participación
activa y un grupo de técnicos al mando del ingeniero Carlos Burundarena
planifica el silencio de las 11 estaciones de radio para cuando llegue el
momento oportuno. Un equipo de 10 hombres se asigna para cada planta
transmisora en Florida, Ciudadela, Pacheco y otros lugares. Al término de dos
meses, cada uno de estos teams sabe al dedillo su tarea y el movimiento del
personal que atiende y custodia esos objetivos. Otros técnicos conocen con
exactitud hasta los cables de energía eléctrica que dan luz a la Casa de
Gobierno, al Ministerio del Ejército y otras zonas vitales. También, en el
momento oportuno, serán destruidos.”.89

Escribe Godio: “El hecho de que la lucha entre corrientes de las Fuerzas
Armadas impidiese hasta a principios de septiembre la existencia de un centro
de dirección único no afectaba a los comandos civiles, que se iban organizando
por ciudades y estableciendo contactos con distintos jefes militares o líderes de

89
Zabala, Arturo J. La revolución del 16 de setiembre, Debate, Buenos Aires, 1955, pág. 49,
citado por Godio, Julio, op. cit. págs. 135-136.
45

los partidos y de la Iglesia, o tenían vínculos directos con los conspiradores


militares (…) El Gobierno conocía su existencia. Ya hemos dicho que a fines de
julio localizó y detuvo un grupo. A mediados de agosto, la Policía Federal
denunció la existencia de los ‘comandos’, detuvo a muchos de sus miembros y a
simples opositores, medidas represivas que continuaron a fines de agosto”,
cuando detuvo a cuatro varones y una mujer e incautó armas y explosivos.”90

La eficacia del Terror


Hasta junio de 1955, con la única excepción de la ya comentada bomba
detonada en estación Plaza de Mayo del subte el 15 de abril de 1953, nunca se
había utilizado el terror ni se había atentado contra los transeúntes 91. Las
bombas del 16 de junio de 1955 mataron a peronistas, no peronistas y anti-
peronistas. Las represiones de la Semana de Enero (Trágica) de 1919, los
fusilamientos de los peones rurales en la Patagonia en 1921, las matanzas de
peones y pobladores indígenas en el Chaco en 1924, y otras menos conocidas, no
fueron ni menos sangrientas ni menos inmorales, pero estaban dirigidas a
disciplinar a diferentes fracciones del proletariado o los pueblos originarios en
lucha por sus reivindicaciones. Formaban parte de la intervención represiva de
un Estado capitalista oligárquico, pero no tenían como objetivo modificar sus
políticas. Ahora, en cambio, luego del fracaso de los intentos golpistas
incruentos, el terror era el primer paso para imponer un nuevo modelo de
acumulación. Era imprescindible para demoler el Estado de Bienestar. Para
desalojar del gobierno del Estado a la alianza peronista que sostenía las
reivindicaciones obreras y populares.

La necesidad del terrorismo fue reconocida sin pudor por sus ejecutores.
Además de Mario Amadeo –ya citado en el acápite 92–, Vicente Baroja diría años
después: “El movimiento [en referencia a los bombardeos] fue sumamente
aleccionador para el país y las Fuerzas Armadas. Habíamos confiado en
90
Godio, Julio, op. cit. Pág. 136.
91
Al anarquista italiano Severino Di Giovanni, fusilado en Buenos Aires en febrero de 1931, se le
atribuyen varios atentados con bombas, entre ellos a la sede del City Bank, el 24 de diciembre de
1927 (dos muertos) y contra el Consulado de Italia en ocasión de una reunión plenaria de
capitostes fascistas (9 muertos y una treintena de heridos), pero en ambos casos se trató de
objetivos claros. Y el terrorismo, en sentido estricto, es tratar de inyectar el terror en el conjunto
de una población.
92
En: Chaves, Gonzalo. La masacre … op. cit., p.139
46

derrotar al tirano con pequeñas acciones sin derramamiento de sangre. La


lección fue que era preciso llegar al derramamiento de sangre para
lograrlo.”93 Néstor Noriega –que comandó el bombardeo–llamó al terrorismo:
“efecto psicológico.” “Lo único que hay que hacer es bombardear, porque con
Perón no cabe otro idioma”, dijo también el capitán de fragata Aldo Luis
Molinari.94

Todos demostraban, sin eufemismos encubridores, la conciencia de sus


intenciones. No se atacaron objetivos militares. Fueron bombardeados y
ametrallados, además de la Plaza de Mayo, la residencia presidencial (el Palacio
Álzaga Unzué, donde murió Eva Perón y está hoy la Biblioteca Nacional), la
Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo, el Departamento Central de Policía, y el
Ministerio de Obras Públicas, sobre la avenida 9 de Julio, junto a la Plaza de
Mayo otro lugar emblemático de las concentraciones peronistas. La CGT no fue
bombardeada porque el suboficial mayor de la Marina que debía cursar la orden
desde lo que es hoy el Servicio Auxiliar de Radioaficionados de la Armada
(SARA), en la Costanera Sur, se negó a hacerlo.

La utilización de bombas de fragmentación, los vuelos rasantes


ametrallando las calles y el haber arrojado los tanques de combustible sobre los
manifestantes antes de emprender la huida a Montevideo, demostraron la
decisión de provocar víctimas mortales.95 También tenían claridad los sediciosos
acerca de quienes podrían esperar resistencia. No sólo tenían listo el decreto de
intervención de la CGT. A las 13,45, una hora después de iniciado el
bombardeo, un grupo de comandos civiles, dirigido por un oficial naval, ocupó
Radio Mitre y emitíó una proclama que dejó claro de quienes temían una
respuesta. Prometió que “la revolución democrática ha prohibido que ningún
patrón despida al personal ni disminuya las retribuciones.”96

Con el bombardeo, las Fuerzas Armadas demostraron hasta donde


estaban dispuestas a utilizar la violencia terrorista con el objetivo de derribar al
peronismo, la fuerza política mayoritaria que ejercía legítimamente el gobierno
del Estado. Con este respaldo de la fuerza militar y el de la Iglesia Católica, toda

93
ANM. Libro de Bombardeo … op. cit., p.12
94
Chaves, Gonzalo. La masacre … op. cit., pág. 22; Carbone, Alberto. El día que bombardearon
… op. cit., pág.30
95
ANM. Libro del Bombardeo … op.cit., pág. 14
96
Disponible en: www.lucheyvuelve.com.ar33
47

la oposición civil se unificó en el rechazo a la actitud conciliadora del gobierno


para con los golpistas.

La respuesta peronista
Partidos políticos y terrorismo golpista

El mismo 16 de junio, a las 17,15 horas, Perón habló por radio. Exhortó a
la serenidad y les pidió a sus partidarios “que estén tranquilos, que cada uno
vaya a su casa. La lucha debe ser entre soldados. El pueblo no es el encargado
de hacer justicia: debe confiar en mi palabra de soldado (...) Esto será un triste
recuerdo.”97

En un discurso posterior, el 5 de julio, el Presidente desligó a los partidos


políticos de la masacre, argumentando que “las fuerzas políticas no han
participado en su condición de tales, aunque algunos de sus hombres pueden
haberlo hecho en carácter personal (…) los partidos políticos populares
no son capaces de aceptar que se tire criminalmente contra el
pueblo indefenso. Considero que ellos son ahora más partidarios de
la legalidad que de la violencia (…) No peligrando la justicia social,
la independencia económica, ni la soberanía, el pueblo argentino
aceptará de buen grado todo entendimiento (…) tanto de un lado
como de otro.”98

El gobierno retaceó la información sobre las víctimas, no se publicaron


nombres de muertos, ni se realizaron homenajes ni sepelios públicos 99. Perón
mencionó, a la pasada, que había habido 200 muertos cuando en realidad eran
no menos de 300.

97
Perón, Juan D. Obras Completas, T. XIX, pág. 221 y siguientes. En: Galasso, Norberto.
Perón... T.I, op. cit., pág. 695
98
Perón, Juan D. Obras Completas, T. XIX, pág. 241. En: Galasso, Norberto. Perón … op. cit.,
T.I, p. 699
99
Testimonio de Irma Fuentes (militante de la resistencia peronista y presa política entre 1975 y
1983); en 1955 trabajaba en el Hospital Materno Infantil de Avellaneda; participó de la
recolección de restos humanos que eran “colocados en bolsas y dos días después nadie hablaba
de eso”. Preguntó por homenajes “y una compañera me dijo que no iba hacerse nada”.
Entrevista realizada por el autor, en abril de 2009, y parcialmente en el material en “crudo” del
documental “Los Resistentes”, op. cit. Puede ampliarse en: Broz, Mariana. 55 años después, la
reconstrucción de los bombardeos. IX Jornadas de Sociología Facultad de Ciencias Sociales,
UBA, 2011
48

Sólo respondió con declaraciones el dirigente textil y diputado nacional


José Alonso, que le recordó a Vicente Solano Lima los negociados de la década
del 30 y “su silencio cómplice frente a la masacre del pueblo reunido en Plaza
de Mayo”.100

Mientras, la oposición seguía muy activa. El 20 de julio estalló una


bomba en la Escuela Superior Peronista. El Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas juzgó a los sediciosos. Si bien la conducta del contralmirante Toranzo
Calderón estaba tipificada en el Código de Justicia Militar como castigada con la
pena de muerte, los jueces militares encontraron atenuantes por lo que sólo fue
condenado a reclusión por tiempo indeterminado. El contraalmirante Aníbal
Olivieri, hasta el día infausto Ministro de Marina, fue condenado a un año y
medio de prisión menor. En su caso, el atenuante fue que en la defensa del
edificio del Ministerio de Marina había ordenado que “no se hiciera fuego
contra el personal del ejército”. El Tribunal aceptó los dichos de Olivieri acerca
de que había organizado la defensa para que el edificio “no fuera tomado por
los civiles que lo rodeaban” a los que calificó de “turba mercenaria” y
“guerrilleros.”

Luego de enarbolar una bandera blanca, los marinos habían


cesado el fuego contra los efectivos del Ejército constitucional, pero
luego volvió a disparar contra los civiles que se habían congregado
frente al edificio en apoyo al Gobierno y en repudio a los golpistas,
acción que no fue condenada por el Tribunal. Por lo que quedó
tácitamente establecido que hacer fuego sobre civiles desarmados 101
no era delito, ni siquiera una infracción a los reglamentos
militares.102

Según el general Lucero, “fue decisión de Perón el no fusilamiento


de los golpistas”.103 Perón, lo confirmó años más tarde: “como conociera la
intención [del Tribunal] de aplicar la última pena a los principales cabecillas
lo insté a reflexionar, porque mi mano no subrayaría nada que repugnara a

100
En: Galasso, Norberto. Perón… op. cit. T. I, p.709-10
101
No obstante, el saqueo de alguna armería permite suponer que algunas fueron apropiadas
aunque no se registran víctimas de esas armas.
102
Puede verse en detalle en ANM. Libro del Bombardeo … op. cit., capítulo nueve.
103
Fallo del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que juzgó a los golpistas. Puede verse en:
ANM Libro del bombardeo … op. cit., Capítulo nueve.
49

mi conciencia”104. Y Lucero también dijo que él mismo trató y consiguió


“disminuir la culpabilidad de todos y en particular del
contraalmirante Olivieri con quién dispensé siempre sincera
amistad y procuré su absolución”.105

Frente a la respuesta de la conducción peronista ante el terrorismo, es


útil la reflexión del teniente 1º Carlos Alberto Elizagaray 106, un militar que
combatió en la defensa de la Casa de Gobierno y luego, y tras retirarse en abril
de 1958, tuvo una larga trayectoria política en el peronismo: “Nosotros
estábamos convencidos de que, a posteriori del ataque, cuando la situación
estuviese controlada, el gobierno iba a reaccionar. Suponíamos que se iba
a enjuiciar a los responsables de los bombardeos y se los iba a
fusilar. Esta es la razón por la que se suicidó el contralmirante
Benjamín Gargiulo en el Ministerio de Marina. Los sublevados
estaban convencidos de que los iban a fusilar a todos. Era tan
espantoso el crimen que habían cometido, un atentado contra todo sentido y
respeto por el ser humano. Yo estaba totalmente convencido de que se iban a
tomar fuertes medidas contra los sublevados, Cialceta 107 también; la
sorpresa fue cuando empezaron los discursos conciliadores de
Perón, era inconcebible. Allí nos dimos cuenta de que la suerte de
Perón estaba echada, porque no reaccionaba ante tamaña
bestialidad, ante ese verdadero genocidio perpetrado”.108

La misma noche de la masacre, fueron incendiadas parcialmente varias


iglesias católicas en el Barrio Norte y el centro de la Capital Federal. Su autoría
hasta hoy no ha sido aclarada debidamente; haya sido una reacción de
manifestantes peronistas frente a la barbarie, o producto de la inteligencia
golpista, resultó muy útil a los sediciosos. Pese a que el Presidente condenó el
hecho y responsabilizó a los comunistas, el hecho le permitió al anti-peronismo
unirse en torno a la defensa de la civilización cristiana. Ya se tratara de un
104
Pavón Pereira, Enrique. Coloquios con Perón. En: Galasso, Norberto. Perón … op. cit., T.I,
pag. 698
105
Lucero, Franklin. El precio de la lealtad. Editorial Propulsión. Buenos Aires, 1956, pág. 108
106
Su padre fue diputado peronista en 1946; él, a su vez, enrolado en la corriente del gobernador
Oscar Bidegain, fue en 1973 electo senador nacional por la provincia de Buenos Aires. Uno de
sus hijos, Enrique, fue asesinado por la Concentración Nacionalista Universitaria (CNU),
versión platense de la Triple A, en marzo de 1975. En: Chaves, Gonzalo. La masacre … op. cit.,
págs. p.128-29. Ver también https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_del_cinco_por_uno
107
Ignacio Cialceta, mayor del ejército, sobrino político de Perón y su estrecho colaborador
108
En: Chaves, Gonzalo. La masacre… op. cit., Apéndice documental.
50

pretexto o de sincera convicción, les sirvió a algunos jefes del Ejército para
abandonar su adhesión a la Constitución, disculpar a la barbarie que a unos
pocos hacía dudar y sumarse al golpismo. Al respecto, son ilustrativas las
palabras del general Videla Balaguer. A la vista de las muertes que había visto el
16 de junio, se preguntó “si podía o no seguir en la revolución en que estaba
empeñado”. Dice que sus dudas se disiparon al ver las iglesias quemadas y entre
ser peronista y católico, eligió ser católico. 109 También es muy claro, lo que
recuerda Susana Lonardi para comprender que la lucidez del jefe sedicioso,
respecto de la importancia de la participación de la Iglesia Católica en el golpe,
estaba por encima de sus sentimientos religiosos: “Lonardi presenció el
bombardeo de la Plaza de Mayo, vestido de civil, en la vereda del Banco
Nación; regresó a su casa conmovido, pero esa tarde, cuando empezó a
salir humo del vecino templo de San Nicolás, entendió que el
incendio de las iglesias era lo único que haría que los indecisos se
plegaran a la revolución y se alegró”.110

Días después, la jerarquía católica rechazó la oferta el gobierno de


reparar las iglesias dañadas, mientras el incendio de los templos católicos era
utilizado por los golpistas para presentarse como víctimas de la “tiranía”. Hasta
hoy la mayoría de la historia institucionalizada recuerda el incendio, no la
matanza.

Solo la agrupación trotskista Palabra Obrera denunció a posteriori el


cruento bombardeo como un intento de golpe de Estado protagonizado por el
“frente conformado por el imperialismo yanqui, la Iglesia y la amplia mayoría
de la burguesía y la clase media”111. También los dirigentes socialistas Enrique
Dickman (ya expulsado del partido) y Dardo Cúneo, repudiaron enfáticamente
la masacre.

El mes en que se intentó la pacificación

109
En: Fernández Moreno, Isidoro. La Revolución del 55 …, op. cit., pág. 377
110
ANM. Libro del bombardeo… op.cit., pág. 103
111
González, Ernesto (coord.). El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina. Tomo
2: Palabra Obrera y la Resistencia (1955-1959). Buenos Aires. Antídoto, 1996, p.21. En: ANM.
Libro del bombardeo…op. cit., p. 42
51

El 15 de julio de 1955 por la mañana Perón se reunió con los legisladores


peronistas de ambas Cámaras del Congreso en el Salón Blanco de la Casa de
Gobierno. Estaba presente toda la plana mayor del peronismo; Perón se dedicó
a analizar “el momento político” y anunció que había dado por terminada la
revolución peronista. Reconoció haber tenido que recurrir a cierta dosis de
represión en función de lograr los tres grandes objetivos del justicialismo: la
independencia económica, la reforma constitucional y la reforma cultural.
“Hemos debido recurrir en muchas circunstancias para cumplir los objetivos a
ciertas restricciones que nosotros no negamos [pues] con una absoluta licencia
para que todo el mundo hiciera lo que quisiese, no hubiéramos podido cumplir
nuestro objetivo. Y, como ya dije, los objetivos eran irrenunciables (…)
Alcanzados esos objetivos, no vamos a seguir peleando con las sombras ni con
nadie (…) La revolución peronista ha finalizado. Comienza ahora una nueva
etapa que es de carácter constitucional, sin revoluciones, porque el Estado
permanente de un país no puede ser la revolución”. Y añadió: “No se ventila
aquí el problema de si Perón es valiente, es duro o es flojo. Se ventila la
necesidad de la nación de pacificarse y de ponerse a trabajar por su grandeza.
Por otra parte, hemos de sacrificar todo al cumplimiento de ese objetivo
porque creemos que ha llegado el momento de hacerlo. Si hubiera llegado el
momento de pelear, resolveríamos lo contrario. Pelearíamos en las
condiciones que fuesen. Pero no es el momento que vive la República. Se trata
ahora de pacificar y no de pelear…”.

El diario La Prensa, controlado por la CGT, transcribió el mensaje


completo y le dedicó su editorial que llevó el título “Comienza la etapa de la
evolución”. Sostuvo que “La revolución ha triunfado, y ha triunfado en efecto
porque todos los objetivos que se fijara al iniciar la marcha fueron cumplidos
en la medida prometida y con la profundidad suficiente para que se pueda
postular sin temores que resulta hoy imposible dar un paso atrás (…) Se
logrará, cueste lo que costare, la pacificación nacional (…) Ya no existen
partidismos que pueda ofuscar a los recalcitrantes. Es ahora la comunidad
argentina la que juega su papel y en su bien se depondrán los enconos (…)
porque la revolución ha terminado para dar pasa a esta etapa de la
evolución”.
52

El 27 de julio, en el salón de actos de la CGT, Perón volvió sobre los


objetivos que habían llevado al Congreso de la Productividad y que refrendaría:
“Nosotros hemos ya obtenido nuestros objetivos (...) Queda mucho por
hacer, pero eso debe hacerse a medida que la República vaya alcanzando las
distintas gradaciones económicas que le permitan nuevas realizaciones en
beneficio de la clase obrera. (...) Después de doce años de lucha, he
decidido dar por terminado el período revolucionario.”112

Por decisión de Perón, el gobierno continuó con la política conciliadora


iniciada con la Ley de Amnistía de 1953. Se levantó el Estado de Sitio y, a fines
de junio, renunciaron varios ministros –entre ellos el de Educación–
cuestionado por la Iglesia Católica por la creación de la UES.

Sin embargo, la voluntad de paz no dependía de la decisión personal de


Perón reiterada una y otra vez desde 1951.113 Las fracciones más poderosas de la
burguesía local y el capital extranjero no buscaban el entendimiento con la
distribución del ingreso, la independencia económica y la soberanía nacional del
peronismo. Por el contrario, pretendían la resolución del conflicto a su favor sin
pactos sociales que le pusieran límites a su tasa de ganancia y a su poder; para
ello, contaban con el sostén de gran parte de las Fuerzas Armadas, de la Iglesia
Católica y de las fuerzas políticas opositoras. Esta alianza de poderosos intereses
era la que planteaba, con toda contundencia, los términos del enfrentamiento.

La totalidad de los partidos políticos demostraron ser inmunes a los


resultados electorales (que no denunciaban en su legitimidad, si bien
protestaban por la organización de circunscripciones electorales en la Capital
Federal y la intervención de comunas en Córdoba y Buenos Aires) y a las
exhortaciones conciliadoras del gobierno. Se negaron a condenar el terrorismo
del que varios de sus afiliados eran partícipes activos y rechazaron el diálogo
propuesto por Perón.

Con anterioridad al discurso del presidente del 15 de julio, el 29 de junio,


la Unión Cívica Radical, con la firma de su presidente Arturo Frondizi y de
Federico Monjardín, había rechazado toda posibilidad de diálogo. Y anunciado

112
Perón, Juan D. Obras Completas, T. XIX, p. 247-253. En: Galasso, Norberto. Perón..., op.
cit., T.I, p.700-01
113
Luna, Félix. Perón y su tiempo, T.III, cronología. En: Galasso, Norberto. Perón … op. cit., T.I,
p. 701
53

con prosa tremebunda: “El 16 de junio de 1955 señala el comienzo del


fin”. A continuación responsabilizó de los “cientos de muertos y heridos” a una
supuesta “convocatoria oficial” al “teatro de los sucesos”. Hacía referencia a los
calificativos con que Perón se había referido a los marinos ejecutores de la
masacre “traidores, cobardes, ambiciosos, irresponsables e inconscientes”, y
sostuvo que “la explicación oficial pretende este modo inculpar a
marinos y aviadores que han expuesto su vida, su carrera, su
tranquilidad y la de sus familiares para asumir la responsabilidad
de terminar con un gobierno de fuerza”. Criticó seguidamente “la
supresión de las libertades cuya finalidad es impedir las reacciones populares
(…) contra el intento de consumar la entrega del patrimonio y la soberanía de
la Nación”. Rechazó luego la “conciliación nacional” que como “en 1953
pretende ‘encubrir la entrega espiritual y material del país’” y aseguró que “el
Régimen quiere usar en su provecho la sangre derramada en las calles de
Buenos Aires (…) El radicalismo y el país quieren que la sangre
argentina sirva, como en horas gloriosas a la causa de la
democracia y la libertad. El radicalismo quiere la pacificación del
país, pero no está dispuesto como precio de ella a la supresión de
las libertades ni a la renuncia a los postulados nacionales y
populares que siempre ha defendido.”

Luego de hacer consideraciones sobre las vías pacíficas y las consultas


electorales, el documento radical denunció lo que a su juicio justificaba apoyar
el acto terrorista: las ya mencionadas intervenciones en comunas de Buenos
Aires y Córdoba y la modificación del sistema de circunscripciones electorales
de la capital. Luego destacó la necesidad tanto de remover “las causas reales del
malestar popular” como de “reparar los agravios a la dignidad del país” sin lo
cual, apostrofó, “el Régimen seguirá llenando de palabras vanas el aire de la
Patria, pero dejará en pie las causas promotoras de la violencia.”

Por si no hubiese sido suficientemente claro, el documento se tornó


panfleto al hacer un llamamiento a la sedición militar: “las instituciones
armadas no deben intervenir en política, pero tampoco poner su
fuerza al servicio de un gobierno que suprime las libertades y
entrega la soberanía del país”.
54

Por fin, el documento radical suscripto por Frondizi concluyó declarando


que: “1) La responsabilidad de los trágicos sucesos del 16 de junio de 1955, es
enteramente del gobierno. 2) El Radicalismo reitera su solidaridad con
cuantos sufren cárcel, persecución o destierro por defender las libertades
argentinas. 3) La Unión Cívica Radical continúa su lucha por el
restablecimiento de la moral y la democracia en la vida de la república.”114

Los conservadores, sin utilizar artilugios verbales acerca de la democracia


y la libertad, fueron explícitos en esbozar el modelo de nación pre-peronista que
reivindicaban y en proponer que las Fuerzas Armadas resolvieran el contencioso
expulsando al peronismo del gobierno del Estado. Así, el 9 de agosto, Vicente
Solano Lima se dirigió por radio al país: “Los conservadores han colaborado
durante más de medio siglo desde el gobierno en la grandeza de las
instituciones militares y el país es testigo de que ellas han correspondido
plenamente como conjunto orgánico y como acuñadoras de soldados y
estadistas notables. (...) Si el Estado debilita el concepto de familia, si
destruye el principio de inviolabilidad de la propiedad privada, si
ciega su libertad y ataca la religión que profesa, ¿qué queda del
hombre?” Expresó su preocupación por las ideologías de “extrema izquierda”
y las “perspectivas inciertas que tal estado espiritual ofrece a la
defensa de la civilización cristiana.” Y terminó con una clara exhortación
a ponerle fin al gobierno de Perón: “Para hacer efectiva la pacificación
verdadera, (...) es necesario algo más que un programa de
rectificación.”115

Luciano Molinas –dirigente del Partido Demócrata Progresista–


abandonó toda pretensión retórica en su discurso. Sin eufemismos, criticó la
nacionalización del Banco Central, de los depósitos bancarios y la existencia del
IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) 116. John William
Cooke, cabal representante del ala más combativa del peronismo, le respondió
detallando los logros de la economía peronista para las “masas asalariadas”.

El 10 de agosto, el Partido Socialista denunció que a Alfredo Palacios y a


Nicolás Repetto no se les había permitido hablar por radio. El 13, La Prensa
114
Chaves, Gonzalo. La masacre… op. cit., Apéndice documental.
115
Diario La Nación. 10/8/1955. En: Galasso, Norberto. Perón…op. cit. T. I, pág.706-07
116
Sobre el IAPI, ver:
https://es.wikipedia.org/wiki/Instituto_Argentino_de_Promoci%C3%B3n_del_Intercambio
55

publicó los discursos de los dirigentes socialistas que hablaban del


“totalitarismo, y la prepotencia e inmoralidad” del gobierno. Un colaborador
de Palacios reconoció que éste se enteró de la inminencia del bombardeo a la
Casa Rosada y Plaza de Mayo en la víspera, el miércoles 15 de junio: “Palacios,
en cuya casa estaba, me dijo con mucho pedido de secreto, que el ataque iba a
ser el día siguiente, jueves 16 de junio. Él no estaba de acuerdo, pues sostenía
que iban a morir muchos inocentes.”117 Que se sepa, no hubo ninguna denuncia
del Partido Socialista que advirtiera de lo que estaba por ocurrir.

La política de “pacificación”, la búsqueda de un acuerdo improbable con


una oposición que la rechazaba logró que al asumir como interventor del
Partido Peronista de la Capital, el lunes 15 de agosto, el ex diputado nacional
John William Cooke, aunque a regañadientes, la aceptara. Dijo entonces que si
bien “el 16 de junio nos masacraron, nos tiraron bombas y nos mataron
compañeros de lucha, el Presidente nos pidió que contribuyéramos a la
pacificación. Así lo hemos hecho, sin tomar represalias ni agitar a la opinión
pública. Como partido político nos hemos quedado disciplinadamente quietos
esperando directivas del Consejo Superior”. No obstante, advirtió que, de
persistir la oposición en su conducta sediciosa, el partido la enfrentaría en las
calles.118

Todo habría de cambiar unas horas después cuando el gobierno imprimió


un giro copernicano a la política que venía siguiendo desde los bombardeos:
tratar de atraer a la oposición a un acuerdo y neutralizar a los golpistas
apoyándose en los trabajadores. El catalizador de este giro de 180º fue el
discurso irradiado por Arturo Frondizi en nombre del radicalismo y tácitamente
de toda la oposición. Había dejado claro que rechazaban cualquier acuerdo y
apostaba al golpe. En sintonía, la actividad paramilitar de los comandos civiles
se había incrementado.

El martes 16, Perón presidió una nutrida reunión en la Casa Rosada, y al


día siguiente, el ministro del Interior, Oscar Albrieu citó a los periodistas a ese
augusto escenario. Se esperaba un discurso importante y lo fue: Albrieu dio por
terminado el intento de acordar con la oposición. Dijo entonces entre otras
cosas: “¿Cuál ha sido en general la respuesta de los núcleos de oposición? La
117
En: Carbone, Alberto. El día que… op. cit., pág.36
118
La Prensa, 16 de agosto de 1955.
56

conocemos todos. En principio no aceptaron la tregua y siguieron realizando


su campaña en muchos de sus núcleos y de sus oradores o en abierta
hostilidad, cuando no acuciando a la revuelta o a la sublevación. Eso en
cuanto a los partidos políticos. En cuanto a otros núcleos a los que se plegaron
también elementos políticos, dieron comienzo a una campaña de perturbación
subalterna y cobarde, por medio de rumores y de panfletos cuajados de
insultos, de calumnias y de infamias, cuya única finalidad evidente es acuciar
o crear un ánimo de sublevación, de rebeldía y de revuelta o de motín en
determinados sectores de la población”.

Godio puntualizó que Albrieu dijo que en los últimos días habían sido
detenidos 49 supuestos miembros de los comandos civiles por “actividades
terroristas” y otros cien opositores por agitar contra el gobierno. Éstos estaban
siendo paulatinamente liberados, dijo el ministro, pero aquéllos no, porque
constituían un “enemigo peligroso”.

También dijo el ministro: “… sabemos que existen bandas armadas


como las que se dedican a balear a humildes servidores del orden público que
custodian las iglesias o que se organizan en células para intentar, por medios
terroríficos, de resultados imprevisibles aún para sus propios autores, alterar
el orden público o llegar hasta el crimen político (…) Entendemos que ya ha
llegado el momento de intervenir y advertir que la tolerancia tiene su límite,
que seguirla teniendo con los grupos antisociales significaría complicidad en el
desorden (…) No es posible admitir que 200 o 300 familias de Buenos Aires
puedan mantener en efervescencia y en espíritu de rebeldía perturbando a 19
millones de habitantes que quieren vivir en paz y en un
ambiente de seguridad”.119

El viernes 19 de agosto los diarios publicaron las condenas dictadas por el


Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a los sediciosos de junio. El
contralmirante Samuel Toranzo Calderón, jefe de los infantes de Marina fue
condenado a reclusión por tiempo indeterminado y degradación; el ex Ministro
de Marina Aníbal Olivieri recibió una condena exigua: un año y seis meses de
prisión menor y destitución. Y otros 11 oficiales, 9 marinos y 2 aviadores de la

119
Godio, Julio, op.cit, págs.146-147.
57

aeronáutica, fueron condenados con reclusión por tiempo


indeterminado y destitución.

El miércoles 24 el Gobierno creó una Dirección Nacional de Seguridad y


puso al frente de la misma al general de división Félix María Robles, ex
agregado militar en la Embajada Argentina en Washington.

Ya era de noche el martes 30 de agosto cuando la Secretaría de la


Presidencia de la Nación comunicó a las redacciones de los diarios La Prensa y
Democracia que debían prepararse para editar números extraordinarios. Y en
las primeras horas del miércoles les envió carta de Perón dirigida al Partido
Peronista y a la CGT en las que ofrecía la posibilidad de su retiro.

Argumentaba que ya había cumplido su misión, pues “habiendo recibido


una colonia, legaba un país independiente con reformas sociales irreversibles
[sic] y que, para pasar de la hora de las reformas a la hora del trabajo y la
consolidación, era necesario su retiro como garantía de pacificación”.

Algunos insensatos hablan de guerra civil. Aquí no habrá tal cosa, o


habrá paz o dictadura. Yo no tengo pasta de dictador, de modo que de
imponerse tal solución, otro u otros deberán reemplazarme. Ya mis años y mis
fatigas comienzan a pesarme demasiado, cargados de ingratitudes,
desengaños y sinsabores. Con mi retiro, presto al país el último servicio desde
la función pública, que si bien me ha herido muchas veces con la ingratitud y
la infamia, en cambio me ha ofrecido el inmenso placer de servir al pueblo,
que con su contacto me ha colmado de felicidad”, redondeó.120

La CGT llamó a un paro general con concentración en la Plaza de Mayo a


partir de las 10. Exigía el retiro del “retiro”. Una compacta multitud que La
Prensa cifró en un millón de personas coreaba consignas como “Evita lo quiere,
queremos que se quede”, “Perón si, otro no” y “La vida por Perón”121

Entre las múltiples expresiones de rechazo al posible alejamiento de


Perón de la Presidencia, se destacó John William Cooke que arremetió no sólo
contra la oligarquía sino también contra la gran burguesía y planteó que los
obreros bien podrían ocupar las fábricas en defensa de la Constitución.

120
La Prensa 31 de agosto de 1955, págs. 1-3.
121
Godio, Julio. op.cit, págs.149-150.
58

“El sacrificio que hicimos al contener nuestras ansias de salir a gritar la


indignación y el dolor que nos provocaba la muerte impiadosa de los
hermanos segados por la metralla, sólo ha servido para que núcleos
reaccionarios, políticos superados por el tiempo y la historia, y grupos
añorantes de un pasado de explotación y coloniaje, se entregaran a la
despreciable tarea de crear un clima de perturbación conducente a destruir las
conquistas populares logradas en diez años de lucha, esfuerzos y holocaustos
(…) Donde el general Perón demostró generosidad, sus enemigos creyeron ver
vacilación. Donde hubo prudencia, supusieron debilidad. Ahora es llegado el
momento de demostrarles que el Movimiento Peronista no vacila cuando está
en juego la persona de su jefe ni admite debilidad o contemplaciones en los
instantes decisivos en que corre peligro la suerte de la Argentina
justa y soberana (…) Esas fuerzas no están alzadas contra un hombre, lo
están contra el pueblo, al que niegan el derecho de elegir su propio destino y su
propio conductor. Reniegan de la Argentina nueva, la de las conquistas
sociales, económicas y políticas, la de los principios de justicia y de la
soberanía inmaculada, para intentar retrotraernos a la vieja factoría colonial
de los estancieros explotadores, de los comerciantes ávidos, de los
acaparadores habilidosos, de las ganancias supercapitalizadas, de los salarios
de infraconsumo, de los gerentes extranjeros y de los traidores nativos”.122

Perón recién hizo su aparición en el célebre balcón atiborrado de


funcionarios y sindicalistas pasadas las seis de la tarde, cuando atardecía.
Explicó que, luego de la masacre del 16 de junio (cifró los asesinados en 200),
había intentado la “reconciliación” pero que su ofrecimiento había sido
rechazado y la oposición continuaba conspirando.

Su discurso contuvo muchas frases que resultaron contraproducentes y


fortalecieron a los golpistas. Las veladas amenazas de que podrían conformarse
milicias obreras arrojaron a muchos oficiales que hasta entonces eran neutrales
a prestar oídos a quienes, como las jerarquías eclesiásticas, decían que el
peronismo desembocaría fatalmente en el comunismo.123
122
Godio, Julio, op.cit, págs.152-153.
123
El capitán de fragata Jorge Palma estaba encargado de encontrar a quién del Ejército pudiera
encabezar el golpe de Estado. Dijo que su primer encuentro con Lonardi se produjo el martes 13
de septiembre, que Lonardi le dijo entonces que el levantamiento sería el viernes, que él sería su
jefe y que “mencionó la posible formación de milicias populares como el detonante de su
decisión”. Saénz Quesada, María, pág. 53.
59

Algunas de las frases más fuertes del largo discurso fueron:

“A la violencia le hemos de contestar con una violencia mayor. Con


nuestra tolerancia exagerada nos hemos ganado el derecho de reprimirlos
violentamente. Aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden en contra
de las autoridades constituidas o en contra de la ley o la Constitución, puede
ser muerto por cualquier argentino. Esta conducta que ha de seguir todo
peronista, no solamente va dirigida contra los que ejecutan, sino también
contra los que conspiren o inciten (…) La consigna para todo peronista, esté
aislado o dentro de una organización, es contestar a una acción violenta con
otra más violenta. Cuando uno de nosotros caiga, caerán cinco de ellos (…)
Donde esté un peronista estará una trinchera que defienda los derechos de un
pueblo. Y que sepan también que hemos de defender los derechos y las
conquistas del pueblo argentino, aunque tengamos que terminar
con todos ellos (…) Les hemos ofrecido la paz, no la han querido, ahora hemos
de ofrecerles la lucha (…) cuando nosotros nos decidimos a luchar, luchamos
hasta el fin. La lucha se la vamos a hacer en todas partes y en todo lugar (…)
esta lucha que iniciamos no ha de terminar hasta que no los hayamos
aniquilado y aplastado (…) La economía de la Nación y el trabajo argentino
imponen la necesidad de la paz y de la tranquilidad, y eso lo hemos de
conseguir persuadiendo, y si no, a palos (…) Hoy comienza para todos
nosotros una nueva vigilia en armas. Cada uno debe considerar que la causa
del pueblo está sobre nuestros hombros y ofrecer todos los días, en todos los
actos, la decisión necesaria para salvar esa causa del pueblo”.124

Participación extranjera
El imperio británico celebró mi caída como
una victoria típicamente inglesa. Ante una
Cámara de los Comunes delirante de
entusiasmo. Así, Sir Winston Churchill
desencadenó todos los fuegos de artificio de su
pirotecnia verbal. Señaló que mi derrota era
para el imperio un hecho tan importante como
la victoria de la Segunda Guerra Mundial y que

124
Godio, Julio, op.cit, pág 154-158.
60

no me daría tregua ni cuartel, hasta el final de


mis días.

Juan Domingo Perón.125

Desde 1945, la orientación de un desarrollo industrial independiente y


auto centrado, llevado adelante por el gobierno peronista, había entrado en
conflicto con los Estados Unidos y el Reino Unido126. En febrero de ese año, el
primer ministro británico, Winston Churchill destacó en la Conferencia de
Yalta: “No dejemos que la Argentina sea una potencia, arrastrará
tras de sí a toda América Latina. La estrategia es debilitar y
corromper por dentro a la Argentina. Destruir sus industrias, sus
fuerzas armadas, fomentar divisiones internas apoyando a bandos
de derecha e izquierda, atacar su cultura en todos los medios,
gracias a la apatía del pueblo y a una democracia controlable
donde sus representantes levantarán sus manos en masa en servir
su misión. Hay que humillar a la Argentina 127. El 11 de octubre, Estados
Unidos le pidió a Gran Bretaña que dejara de comprar bienes argentinos para
colaborar as en la caída del gobierno argentino128. Además, como ya hemos
señalado, el embajador norteamericano y el Departamento de Estado
participaron activamente en la campaña electoral de 1946 a favor de la Unión
Democrática.

Triunfante el golpe, una vez asilado Perón en Paraguay, se conoció un


cable del embajador inglés en Brasil al Foreing Office. Decía: “No puedo
comprender por qué los argentinos no mataron a ese hombre peligroso.”129

En marzo de 1955, visitaron Argentina el vicealmirante Carl Frederick


Espe, jefe del servicio de información de US Navy, el brigadier mayor Robert W.
Douglas, presidente de la delegación de la US Air Force ante el Consejo
Interamericano de Defensa y el rompehielos US ATKA, que venía de explorar el

125
Reconstrucción de Enrique Pavón Pereyra de su conversación con Perón, en su libro
Conversaciones con J.D. … op. cit.
126
Recordar el porcentaje de capital nacional en áreas industriales estratégicas. Ver nota 62
127
Argumedo, Alcira. “El 17 de octubre, primer paso del Tercer Mundo”. Página 12, 17/10/2019
128
Schvarzer, Jorge. La industria que supimos conseguir. Una historia político-social de la
industria argentina. Planeta, Buenos Aires, 1996, pág. 194. En: ANM, Libro del Bombardeo…
op. cit., pág. 50
129
Citado por Escudé, Carlos, en la revista Todo es Historia, Nº 261, marzo de 1989.
61

litoral antártico al que pronto regresaría. La tripulación del rompehielos fue


agasajada por la Marina Argentina.

A partir del 6 de abril, el New York Times comenzó a publicar una serie
de notas sobre nuestro país; en una de ellas se vaticinó que “se acerca el fin del
peronismo”.130

El 16 de junio, llegó al país un importante grupo de periodistas


norteamericanos y el 18, el New York Times se lamentó del fracaso del golpe.

El monopolio del comercio exterior y el fuerte impulso al transporte


marítimo estatal afectaban directamente intereses británicos. Existen fuertes
indicios de la colaboración de una flota de idioma inglés en el respaldo a la
Marina de Guerra Argentina. En la Cámara de Diputados de la Nación, el
entonces diputado Oscar Alende denunció la presencia de naves extranjeras en
nuestro mar. En su libro, escribió: “Definitivamente quedó registrada la
presencia de naves de guerra y pilotos de una gran potencia
extranjera en aguas jurisdiccionales argentinas, en fecha
coincidente con las maniobras de la Flota de Mar realizadas entre
el 20 y el 30 de julio de 1955 131”. Para probar su denuncia, Alende presentó
en orden: a) Las detecciones por radar hechas por dos buques de la Armada
Nacional; b) Los testimonios de buques pesqueros y mercantes argentinos que
avistaron barcos de guerra, esto confirmado por un oficial de la Armada que le
dijo: “solo falta la bandera”; c) El testimonio de oficiales y personal de un
torpedero de la Fuerza Naval de Mar del Plata de un buque de guerra que al ser
visto apagó las luces y se alejó; d) Radiogramas en idioma inglés escuchados
por oficiales de la Base de Puerto Belgrano, provenientes de buques ubicados
como máximo a 200 millas y que, por el lenguaje utilizado, eran de guerra.

La denuncia fue considerada por los diputados peronistas como una de


las tantas maniobras desestabilizadoras y rechazada en la Cámara. Alende
agregó que, en la segunda quincena de agosto, recibió la visita intempestiva del
médico sanitarista Saúl Biocca132 y el capitán de fragata Eduardo Estivariz (que
130
Falta una referencia
131
Alende, Oscar. Complot contra la democracia, El Cid Editor, Buenos Aires, 1984, pags. 129-
150. En esta obra el autor también confirmó la jefatura civil del golpe.
132
Biocca desempeñaría la titularidad de la Dirección de Educación Sanitaria y Social (DESSN)
creada por el gobierno de facto durante la presidencia de Aramburu en reemplazo de la disuelta
Dirección de Cultura Sanitaria, entre otros importantes cargos, incluso la vicepresidencia de la
Unión Internacional de Educación para la Salud (UIEPS) para América del Sur.
62

moriría en septiembre combatiendo en el bando sedicioso al ser derribado el


hirdroavión que piloteaba, en el pueblo bonaerense de Saavedra) que viajaron
desde Bahía Blanca para trasmitirle personalmente un importante mensaje:
“Consideraban en la base que, para salvaguardar el prestigio del
arma, era necesario que no se insistiera más en el asunto de las
naves. Les manifesté que entendía haber cumplido con mi deber y
que a este episodio lo juzgaría la historia”133. Es evidente que a los
golpistas no les interesaba que trascendiera el apoyo de una flota extranjera a su
“Cruzada Libertadora”. Tampoco Alende intentó avanzar más allá de
esta denuncia cuando integró la Junta Consultiva formada por
Lonardi. Relató también en su libro que, luego del cambio de gobierno, las
pruebas grabadas desaparecieron de la caja fuerte de la Cámara de Diputados y
que la desaparición de los elementos aportados en su denuncia quedó siempre
en el misterio.

El 18 de julio de 1957, Raúl Scalabrini Ortiz publicó en la revista Que el


testimonio de dos periodistas de Time y Life que conocían cómo se dio el apoyo
de esta flota extranjera a la Armada Argentina y aseguraban que las cintas
grabadas se encontraban en Washington. Si después del 16 de junio, Perón
había despojado a la flota de mar de pólvora y espoletas y, en septiembre, la
Marina las había recuperado, puede darse por cierto que fue abastecida en alta
mar, como sostenía la denuncia del médico y diputado Oscar Alende.134

Según Scalabrini, los periodistas estadounidenses habrían confirmado lo


denunciado por Alende y afirmado que, en Washington, había pruebas
concluyentes de que había sido la Royal Navy británica la que le había
proporcionado a la Marina argentina las espoletas y explosivos que le faltaban
en alta mar y a la altura de Puerto Madryn.

133
Alende, Oscar. Complot… Op. Cit.
134
Alende, Oscar. Complot… op. cit., pp. 129-150. En la revista Qué nº 135,
del 18 de junio de 1957, Scalabrini Ortiz sostuvo que la Flota de Mar “ no contaba con espoletas
por haberlas retirado el gobierno ante el temor a una sublevación. Y que tampoco contaba con
suficiente combustible como para desplazarse al Río de la Plata” pero que “había recibido
ayuda inglesa en ambos rubros, recibiendo como pago diversas concesiones, entre ellas
precios más baratos para las carnes, garantías para sus inversiones, debilitamiento de la flota
estatal en beneficio de sus buques, etcétera”. Perón hizo suya esta acusación. Ver Perón, Juan.
Los Vendepatria, Freeland, Buenos Aires, 1972, pág. 65
63

Las actas de debates de la Cámara de Diputados de la Nación del 10 y 11


de agosto de 1955 consultadas, coinciden con lo transcripto por el Bisonte
Alende en su libro.

Las batallas de septiembre


Según el testimonio del entonces capitán de navío Arturo H. Rial,
director de Escuelas Navales, después del bombardeo a Plaza de Mayo fue
encargado por los oficiales de la Marina que fogoneaban el golpe de Estado, que
contactara a un almirante para que asumiera su dirección. Rial dijo que en
cumplimiento de este encargo se puso en contacto con Isaac Francisco Rojas,
director de la Escuela Naval y comandante de la Fuerza Naval de Instrucción
con apostadero en Río Santiago. Según Rial, “Rojas estuvo enteramente de
acuerdo y solo quedó a la espera de que le comunicásemos la fecha del
estallido y el plan a cumplir”135. En el Ejército, el general Pedro Eugenio
Aramburu fue el elegido por sus pares para encabezar el movimiento sedicioso.
Debido a la falta de apoyo de unidades del Ejército de vital importancia, a
principios de septiembre el futuro dictador decidió suspender las labores
conspirativas por tiempo indeterminado. Ante esa situación, tomó las riendas de
la sublevación el general Eduardo Lonardi. Éste había iniciado su trayectoria
golpista en 1951 y recuperado su libertad por la ley de amnistía de 1953.136

El enlace con los diferentes grupos golpistas fue su cuñado Clemente


Villada Achával. La primera reunión en la Capital Federal fue en el colegio
Lasalle, de los Hermanos Maristas; en ella, Villada Achával explicó a un grupo
de oficiales de la Escuela de Artillería de Córdoba que se esperaba una señal de
un alto jefe militar para iniciar el golpe.

En otra reunión realizada en el domicilio cordobés de Villada Achával y


en presencia de los capitanes Daniel Correa, Sergio Quiroga, el brigadier Jorge
Landaburu, el ingeniero Calixto de la Torre y Lisardo Novillo Saravia (h), se
decidió la fecha del 16 de septiembre para iniciar el movimiento sedicioso. No

135
Arturo H. Rial. En: Lonardi, Marta. Mi padre … op.cit., pág.100
136
Los pormenores de este cambio de mando pueden verse en Lonardi, Marta. Mi padre y … op.
cit., Cap. V. Ambos militares estaban relacionados con el primer intento fallido de golpe de
Estado de 1951. Aramburu había sido defensor de Lonardi cuando éste fue dado de baja y
detenido por su participación en él.
64

podía ser después porque ese día la Escuela de Artillería finalizaba sus
actividades anuales y debía entregar su armamento para tareas de
mantenimiento.

Los complotados estaban en conocimiento de que la Marina estaba


trazando planes para bombardear nuevamente la Casa de Gobierno el 17 de
septiembre, en caso de que el Ejército no iniciase la sublevación.

En una reunión en el domicilio del Dr. Héctor Bergalli, los capitanes de


navío Arturo H. Rial y Ricardo Palma y el capitán de fragata Aldo Molinari
comunicaron a los representantes del Ejército, el general Juan José Uranga y el
coronel Eduardo Señorans, que la Marina no aceptaba postergar el movimiento.
Según el relato de Alberto N. Manfredi (h) “los marinos consideraban que
bastaba que un solo regimiento se sublevara para que los radicales de la
provincia de Buenos Aires formaran una ola que cubriría todo el país”.137

Después del bombardeo del 16 de junio, el gobierno había retirado las


bombas de los aviones navales y las había enviado bajo fuerte custodia al
Arsenal Naval de Zárate, lo que dio pie a la hipótesis de que, en la
clandestinidad, en la Base Naval de Puerto Belgrano, se hubiesen construido
bombas para aprovisionarlos.

En documentos militares138 aparecen constancias de las inspecciones que


el general Lucero, Ministro de Guerra, junto al Comandante del Ejército,
general Domingo Sosa Molina, habían realizado en las principales unidades de
la Fuerza en Córdoba, tres días antes del estallido sedicioso.

Al respecto, es útil el testimonio del entonces mayor Bernardo Alberte, un


militar que inició su militancia junto a Perón en 1945 (fue detenido junto a él en
octubre de 1945), edecán presidencial desde 1954, jefe de la “Conducción
Táctica” del Movimiento Peronista y delegado personal de Perón en 1967, y
militante del llamado peronismo revolucionario hasta su asesinato en la
madrugada del 24 de marzo de 1976: “El 10 de septiembre, a la mañana recibí
un llamado telefónico. Un mayor amigo, destinado en Córdoba, me
comunicaba que en pocos días estallaría un movimiento contra Perón. De
137
Alberto N. Manfredi. Entrevista realizada por el grupo de investigación ya citada en llamada
71. Ver también https://caidadeperonrevolucionlibertadora.blogspot.com
138
Libros de la Escuela de Artillería (A.4), la Escuela de Infantería (R.13) y la Escuela de Tropas
Aerotransportadas.
65

inmediato comuniqué la novedad al general Lucero, Ministro de Ejército del


gobierno constitucional. Lo primero que hizo fue hablar con Córdoba. En un
tono casi indiferente le preguntó al general Videla Balaguer si
había notado movimientos sospechosos. –Por aquí está todo
tranquilo– respondió Videla casi con furia. Lucero hizo llamar al
mayor que me había dado la información. En Córdoba, mientras
tanto, los cabecillas del alzamiento le recordaban a mi amigo que
allí quedaban su mujer y su hijo. (…) Creo, no obstante, que Lucero
fue un hombre leal. Era un buen soldado, pero de una ingenuidad
total. Poco apto, en realidad. Me acuerdo que el 17 de septiembre
entré al despacho del general Perón y vi un telegrama sobre el
escritorio. Lo leí; era de Lucero. ‘En Córdoba todo normal’, decía.”139

Tres focos
Los golpistas preveían que el gobierno se haría fuerte en la Capital
Federal, apoyado por la poderosa guarnición de Campo de Mayo donde, en 1951,
los suboficiales habían demostrado su firme adhesión a la legalidad. Para
avanzar sobre ese posible punto de resistencia, los sediciosos contaban con tres
focos que consideraban necesarios para sus propósitos: Córdoba, Puerto
Belgrano y Curuzú Cuatiá en la provincia de Corrientes. Sin embargo, las
primeras noticias fehacientes del levantamiento que tuvo el gobierno nacional
provinieron de Entre Ríos y de su litoral con el Río Uruguay.

Gualeguaychú

16 de septiembre

Hacía más de una hora que se luchaba en Córdoba pero los servicios
secretos y particularmente KEES140 no lo registraban, pero sí registraban las
139
En: Gurucharri, Eduardo. Un militar entre obreros y guerrilleros. Colihue, Buenos Aires,
2001, págs. 34-35
140
Luego del bombardeo de la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, Perón creó un nuevo servicio
secreto cuyo nombre en clave fue KEES. Se trató, en realidad, de una instancia de coordinación
de los servicios de inteligencia militares y civiles preexistentes que funcionó en una modesta
dependencia municipal de la ciudad de Buenos Aires, precisó Osvaldo Delmonte. Rodolfo Walsh
accedió a una carpeta con 81 partes numerados del 349 al 430, fechados del 7 al 19 de
septiembre de 1955 y, en base a ellos, escribió uno de sus textos menos conocidos. Ver
http://contexthistorizar.blogspot.com/2010/03/el-ultimo-servicio-secreto-de-peron.html
66

noticias provenientes de Gualeguaychú. De este modo, se enteraron que al filo


de la medianoche la Policía Federal y la Policía de Entre Ríos habían seguido
hasta Puerto Constanza (entonces Evita) a dos automóviles en los que viajaban
los radicales Aimar Armando Balbi, Teodoro Marco y el teniente César Julio
Catani. Esta novedad fue transmitida a las 4.55 de la madrugada por la
Delegación de Gualeguaychú; se informó, también, que los mencionados
sospechosos se encontraron con el mayor Pedro Apolinario Molinari y el coronel
Eduardo Bernabé Arias Duval y que habían “recogido en Puerto Evita al
general Farina [sic] y posiblemente al coronel Julio Carlos Señorans”. Estos
militares declararon que venían a Gualeguaychú a inspeccionar el Regimiento 3
de Caballería.

Se informó también que la policía, habiéndose dirigido al cuartel, no


encontraron al Jefe del Regimiento teniente coronel Federico Carlos Day quien
fue ubicado, posteriormente, en su domicilio. El jefe militar dice desconocer tal
inspección como la visita aludida.

En simultáneo a estas investigaciones, la vecina ciudad de Gualeguay es


tomada por un grupo golpista, hecho que precipitó los acontecimientos pues se
lo asoció con el desembarco en la provincia de aquellos militares. De Paraná,
por radio teléfono, se ordenó su captura y aquí comenzó una verdadera comedia
de enredos que confundió a propios y extraños, pues Day, jefe del Regimiento 3
de Caballería, simuló perseguirlos cuando en realidad los protegió, cubriendo su
retirada hasta Gualeguay.

Gualeguay
15 de Septiembre por la tarde.
Las novedades en esta ciudad comenzaron exactamente a las 17.30 del 15
de septiembre cuando la policía registró el aterrizaje, en el Círculo de Pilotos, de
un avión Havilland con la leyenda “Instituto Antártico Argentino”. El piloto era
un militar. Se verificó que habían tomado contacto con el mayor Pedro Molinari
y un conocido radical: Carlos Gálligo141. Finalmente, el avión despegó del Círculo

141
Curiosamente, años después la misma persona o un homónimo presidiría el Partido
Justicialista local.
67

de Pilotos para dirigirse al Aero Club donde quedó bajo la “atenta” mirada de
dos aburridos policías, los mismos que esa madrugada se despabilaron al ver
pasar tres camiones cargados de soldados rumbo a la ciudad.

Madrugada del 16 de Septiembre.

Mientras las tropas se acercaban con el objetivo de tomar por asalto la


Jefatura de Policía, un grupo de civiles esperaba en la Casa Parroquial. Desde
ese lugar, observaban la plaza Eva Perón y los movimientos del edificio policial.
En pocos minutos, el ronroneo de los camiones, las voces de mando y el taconeo
de los pelotones rompieron el silencio y la eterna paz de la ciudad. Algunos
soldados escondían su perfil tras los árboles y otros, cuerpo a tierra, montaban
ametralladoras apuntando a la Policía; entonces, de los postigos parroquiales
comenzaron a asomarse, muy tímidamente, los cañones de los fusiles máuser
portados por los comandos civiles.
De Paraná llegó la orden de no resistir y entregar la Jefatura.
Las tropas rebeldes estaban al mando del mayor Jorge Cáceres Monié y
provenían del Depósito Nº 7 de Caballos de la remonta del Ejército, con asiento
en el Arroyo Clé. Junto a los uniformados, ingresaron a la Jefatura los referidos
comandos: Alfredo Irigoyen, Carlos Gálligo, Enrique Lafourcade , Darío Solari,
Juan P. Sallenave, Santos Velásquez, César García y José Covre, armados de
pistolas , ametralladoras y fusiles Mauser.
Esa noche el intendente Carlos Vaccaro, el asesor letrado del municipio,
Dr. Raúl Berisso y los delegados de la CGT, Bartolomé Viviani y Manuel Veiravé,
fueron apresados y retenidos en la Policía.

Amanece
Comienza la llovizna que acompañó esos agitados días de septiembre del
año 55 y continuaron los enredos informativos en uno y otro bando.
A las 7.55, el Director Nacional de Seguridad General Félix Robles,
ordenó al Jefe de Policía de Entre Ríos lo siguiente: “Colabore con Policía
Federal en vigilancia entre Gualeguaychú y Gualeguay. Vigilen lanchas (...) ya
que en las mismas huirían (…) Coronel Señorans, Coronel Arias Duval,
Teniente Coronel [Carlos] Ayala [Brandi]. Se ordena captura de todos (…) los
persigue Teniente Coronel Day. Prestar colaboración con este último…”. Sin
68

dudas, la creencia que Day era leal posibilitó la huida de todos ellos, razonó el
historiador Osvaldo Delmonte.142
La comitiva rebelde, enterada de esta orden, abandonó Gualeguaychú
para dirigirse velozmente hacia la vecina Gualeguay pues allí los esperaba el
“sospechoso” avión arribado la tarde anterior. Varios jeep del 3 de Caballería les
abrieron paso.

Embarque en Gualeguay
El “General Farina” estaba francamente preocupado, las cosas no iban
saliendo como él quería; apenas si había logrado el acompañamiento del jefe
Day, pero los regimientos de Tala y Villaguay estaban quietos y, aunque no lo
sabía, se le complicaba el plan en Gualeguay pues Cáceres Monié abandonó la
ocupación de la Jefatura. Así, la ciudad fue retomada por sus autoridades
quienes como primera medida envían al Aero Club nueve agentes al mando del
inspector Erben.

Al llegar a este lugar el grupo de fugitivos provenientes de Gualeguaychú,


los policías intentaron detenerlos como si fuera un simple control carretero. Los
jeeps del 3 de Caballería que simulaban perseguirlos pero que en realidad los
custodiaban, lejos de acatar el alto se desplegaron en abanico y, con cerradas
ráfagas de ametralladoras, cubrieron el paso del auto que se dirigió
directamente al avión que los esperaba en la cabecera de la pista.
La llovizna resaltaba el verde del campo aéreo y el tá…tá…tá seco de los
disparos, escandalizaron a los teros que se desbandaron en alocada gritería.
El “General Farina” vestía una chalina marrón y fue el primero en subir,
luego lo hicieron sus tres acompañantes. El embarque fue rápido, desesperado,
cubriéndose del furor de las hélices aceleradas a su máxima potencia.
142
El relato de lo acaecido en Gualeguaychú, Gualeguay y Curuzú Cuatiá se debe en su
abrumadora mayoría a Delmonte, reconocido historiador, docente, militante sindical y de
derechos humanos de Gualeguaychú . Juan Salinas lo ha completado y, entre otras cosas, le ha
puesto los “nombres de pila” a los personajes nombrados por Delmonte (fallecido el pasado 30
de diciembre de 2022), por lo que cualquier error debe atribuírsele a él y no al occiso. Delmonte
se nutrió entre otras fuentes bibliográficas del trabajo de Rodolfo Walsh que se publica en este
mismo volumen y de las hemerotecas del diario “El Argentino” y del Instituto Osvaldo
Magnasco, ambas de Gualeguaychú. Para cotejar con el original del trabajo de Delmonte,
titulado "El golpe contra Perón - Aramburu en Gualeguaychú" véase
http://vocesdeinclusion.com.ar/?p=1215
69

El Inspector Erben de la Policía de Entre Ríos y sus hombres realizaron


algunos disparos mientras se cubrían de las ráfagas de ametralladoras, y uno de
sus agentes, tal vez con el único disparo realizado en su vida, dio en la pierna del
último en subir: el capitán de fragata Aldo Molinari; el avión rápidamente
despegó y se perdió en un cielo cargado de nubes.
A esta altura de los acontecimientos, los radiotelefonistas policiales
estaban desbordados por la información, pues los servicios de inteligencia
civiles y militares aportaban datos cruzados, en la mayoría de los casos falsos y
contradictorios. El Jefe de la Policía de Entre Ríos dudaba y pedía que le
confirmaran la identidad del “General Farina”; el hombre de poncho marrón
que esa noche del 16 de Septiembre del 55 había estado en Gualeguaychú
intentando sublevar los regimientos de Entre Ríos y volaba ahora, fuera de su
alcance, rumbo a Curuzú Cuatiá.143
El piloto del Havilland estaba feliz, su misión había sido un éxito: en
pocos minutos más aterrizaría en la Provincia de Corrientes.

Curuzú Cuatiá
En esta guarnición tenía su asiento la mayor unidad blindada del país.
Era necesario sumarla o, al menos, neutralizarla para el caso de que las fuerzas
leales a la Constitución ofreciesen fuerte resistencia. Lonardi confiaba en los
oficiales jóvenes, pero hacía falta un general con prestigio para imponer la
verticalidad a los mandos.

Luego de sus indecisiones iniciales, Aramburu se unió a la conspiración.


Salió de Buenos Aires con el coronel Señorans, el teniente coronel Eduardo
Arias Duval y el capitán de fragata Aldo Molinari –enlace con la Marina–con el
propósito de ocupar la guarnición.

Luego de varios rodeos para eludir la vigilancia policial desplegada para


detener a todos los militares en viaje que no pudieran justificarlo, llegaron a la
unidad mucho más tarde de lo previsto.
143
Osvaldo Delmonte consigna que los últimos partes de KEES identificaron a “Farina” como
Aramburu. Para algunos autores, el seudónimo escogido por Aramburu fue Fariña, con eñe, y no
Farina. De haber sido así, sería una insuperable muestra de humor negro ya que Fariña se
apellidaba el cabo que murió en defensa de la Constitución al producirse el 28 de septiembre de
1951 el primer intento de golpe de Estado contra el gobierno de Juan Perón. Ver
https://robertobaschetti.com/farina-miguel-angel/
70

Los suboficiales peronistas, que se ocupaban del mantenimiento de los


tanques y blindados, los habían inmovilizado y exigían la libertad de su jefe, el
teniente coronel Jorge Hamilton Frazer, apresado por los golpistas. Se produjo
un breve enfrentamiento armado entre los suboficiales y los oficiales golpistas
del que no se reportaron ni identificaron víctimas fatales ni heridos.

Seguidamente se estableció una tregua. Frazer fue restituido en su cargo.


Según el testimonio del entonces mayor Juan José Montiel Forzano –uno de los
golpistas que coparon la unidad–, tan pronto se vio libre, convino con sus
carceleros Aramburu y Señorans en neutralizar las fuerzas de ambos bandos.
“Esta no era la situación ideal y tornaba grave nuestra situación”, comentó
Montiel Forzano.144

Recordó el oficial rebelde, muy allegado a Lonardi, que en esas


condiciones, sin haber podido sublevar la unidad, le propuso a Aramburu salir
con las tropas que les respondían “para el lado de Mercedes y atacar a la
columna que venía de allí” compuesta por dos regimientos, uno de caballería y
otro de artillería. Que cavilando sobre ello se hizo de noche, que estaban escasos
de nafta y que Aramburu era reacio a combatir en la oscuridad.

Esa noche hubo un amotinamiento en Goya de suboficiales zapadores del


Batallón de Ingenieros de Monte 12 que, inicialmente, se había plegado al golpe.
Según el relato de Montiel Forzano: “Ante esta perspectiva se decidió
abandonar la guarnición y dispersarnos. El general Aramburu y sus
acompañantes huyeron con la intención de dirigirse a Córdoba y Puerto
Belgrano”145.

Pero “lo cierto es que Aramburu permaneció oculto en un


establecimiento rural hasta el día en que las tropas correntinas, hasta
entonces leales, lo convocaron para ofrecerle el mando de las fuerzas de Monte
Caseros y Paso de los Libres”, agregó, acaso con una pizca de malicia.146

Según consignó el historiador Delmonte, el corresponsal de la agencia


TELAM, en Curuzú–Cuatiá, el 17 de septiembre a las 21.55, informó que “Con el
rendimiento incondicional de las fuerzas insurrectas ha terminado el episodio

144
Ruiz Moreno, Isidoro. La revolución del ’55. Buenos Aires. Emecé, 1994, págs. 145-146
145
Diario de Guerra, Regimiento 7, p. 146
146
Saénz Quesada, María. Op.cit., pág 48.
71

provocado en esta ciudad. El teniente coronel Frazer con el decidido apoyo de


los suboficiales logró dominar a los amotinados luego de que el referido jefe
lograra escapar de su prisión”.147

Según el historiador antiperonista Rolando Hume. “Perón dio a los


suboficiales una conciencia de clase y de poder e independencia que tuvo
efectos profundos sobre el ambiente del Ejército”.148

Quizá eso sea suficiente para explicar el fracaso inicial del alzamiento en
Corrientes.

Córdoba

“En la primera hora del 16 de septiembre de 1955, el general Eduardo


Lonardi, acompañado por una decena de oficiales u de civiles, salió de una
finca situada en La Calera; ingresó en la Escuela de Artillería, dónde se le
facilitó el acceso; entró al dormitorio del jefe de la unidad, lo intimó a sumarse
a la revolución y, ante un amago de resistencia le descerrajó un balazo que le
rozó la oreja. Previamente había impartido esta consigna: ‘Hay que ser
brutales y proceder con la máxima energía’. Con este hecho comenzó la
Revolución Libertadora”, y así comienza también La Libertadora. De Péron a
Frondizi, 1955-1958. Historia Pública y Secreta, de María Sáenz Quesada149.
Seguidamente, cita a la hija de Lonardi, Susana: “En Córdoba murieron muchos
chicos en la Escuela de infantería (ante el ataque de los alzados desde la
Escuela de Artillería) y papi los vio al entrar al cuartel cuando concluyó la
lucha; se le cayeron las lágrimas, era muy sensible y le dijo a mi hermano
Ernesto: ‘Si a mí me fusilan me lo merezco’”.150

Es posible que Lonardi estuviera también conmocionado por la muerte


del teniente artillero Ernesto Félix Frías, ultimado por uno de los centinelas

147
Falta la referencia
148
La sublevación de Curuzú Cuatiá, Santa Fe, Editorial Castellvi, 1962, pág 146.
149
Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2007, pag. 11. En la página 89, la autora precisa que
antes de sublevarse “Lonardi les había dicho a sus colaboradores que trataran de no dejar con
vida a Perón porque después no se podría (matarlo)”.
150
Op. Cit, pág. 12.Entrevista de la autora con Susana Lonardi, 24 de agosto de 2006.
72

dispuestos por él en la Escuela de Artillería. Según se dijo entonces, Frías había


concurrido enviado por el general Morello a ver qué pasaba. Sin embargo, en
1957 y ante el reclamo de sus deudos, el gobierno de Aramburu y Rojas lo
ascendió post mortem al grado de coronel, lo que da pábulo a la presunción de
que se había acercado a ese cuartel, donde trabajaba, con la intención de
sumarse al golpe.

Según consta en el Libro Histórico del Comando de la IV División de


Ejército (1955): “En las primeras horas del 16 de septiembre se inició en la
Escuela de Artillería (A.4), la Revolución Libertadora, siendo sus principales
jefes, entre otros, el Gral. Eduardo Lonardi, Gral. Dalmiro Videla Balaguer y
el Cnel. Juan Bautista Picca, quienes [contaron] con la cooperación del cuadro
de oficiales y soldados de dicha escuela de Arma, excepto el Sr. Director y
Subdirector, y apoyado a la vez por la Guarnición Aérea Córdoba, Escuela de
Tropas Aero-transportadas y aeronaves pertenecientes a la dotación de la
Escuela de Aviación Militar.”

El Libro Histórico de esta unidad (1955) señala que: “las actividades


aéreas comenzaron a las cuatro horas del 16; después de varias horas de lucha
lograron reducir a la Escuela de Infantería (R.13) que se mantenía leal al
gobierno constituido.”151
También informa que, desde el viernes 16 y hasta el miércoles 21 , se
registró actividad aérea152. El 16 se entabló un intenso cañoneo desde la Escuela
de Artillería hacia la Escuela de Infantería, que permanecía leal. Hubo varias
víctimas fatales en el personal de tropa de ésta 153, y su director, el coronel
Guillermo Brizuela, aceptó parlamentar. Al reunirse con él, Lonardi lo
persuadió de cesar el combate para “evitar un enfrentamiento fratricida”. El
diálogo entre el jefe sedicioso y el oficial constitucionalista aporta al
análisis de cómo estaba planteado el conflicto entre los oficiales
legalistas. Según el relato de Luis Ernesto Lonardi –hijo del jefe sedicioso,
también militar, quien estuvo presente en la reunión– fue el siguiente:
151
Según un “Parte de Guerra” de la Aeronáutica golpista el “ablandamiento” continuó “hasta
las 09:00 hs, o sea siete horas de intenso cañoneo”. Cielo, revista de los cadetes de la Escuela
de Aviación Militar, diciembre 1955, año OC nº 22, pág. 139.
152
Los aviones utilizados fueron bombarderos Beechcrafft A.T.11, Avro Lincoln, de Villa
Mercedes, Caza D.L.22., Fiat G-46 y Gloster Meteor IV de la base de Tandil.
153
En el listado de las víctimas de esta unidad se incluyó erróneamente al teniente coronel
Ernesto Félix Frías, muerto por un centinela cuando pretendía ingresar a la Escuela de
Artillería.
73

Lonardi: “Esta revolución será muy distinta a cuantas hubo, porque quienes
asumen esta responsabilidad son solo hombres idealistas carentes de toda
ambición. Se buscará la unión de todos los argentinos y solo se
juzgará a los delincuentes, para lo cual la consigna de la revolución
es: ‘Ni vencedores ni vencidos’.
Brizuela: Mi general; en homenaje a la vida de mis hombres, y con la
esperanza de que esta situación sea resuelta de la mejor forma posible para
bien de la República, daré por terminada esta lucha y que Dios ilumine y
guíe a los que poseen el verdadero patriotismo, la razón y la
justicia. Lamento en verdad que nos hayamos desangrado entre
hermanos”.154
Acordada la rendición, Lonardi le aseguró al coronel Brizuela que tenía
“asegurado su ascenso a general de la Nación” y le ofreció seguir al frente de la
Escuela de Infantería. Brizuela agradeció “su distinción y confianza”, y dejó
librada a la investigación de su actuación la oferta de dicho ascenso, rechazando
el ofrecimiento de continuar al frente de la Escuela: “Considero por ética, que
mis armas no pueden volver sus bocas hacia otra dirección ni se puede ser
neutral”. Como corolario de lo pactado, los sediciosos, rindieron honores a los
rendidos.

Así, con este triunfo, que evidenció la escasa voluntad de lucha del
coronel Brizuela, se inició un proceso tipo bola de nieve. “Al comenzar las
operaciones –escribe Godio– las fuerzas golpistas no contaban con más de
30.000 hombres entre todas las armas conjuradas juntas. El gobierno tenía a
su favor más de 100.000 efectivos, la mayoría del ejército, a lo que hay que
agregar unos 10.000 hombres de gendarmería nacional y 40.000 hombres
solamente de la Policía Federal sin contar los efectivos de las
policías Provinciales.”155

El mismo 16, el general Videla Balaguer tomó juramento de lealtad sobre


“las Sagradas Escrituras” a un grupo de civiles que integrarían los “comandos
civiles”. Rodeados por la policía que pretendió detenerlos, fueron rescatados por
una compañía de aspirantes a suboficiales de la Aeronáutica. En el combate,

154
Lonardi, Marta. Mi Padre y… op. cit., p. 82
155
Godio, Julio. Op.cit. págs. 190 y 191.
74

murieron dos de estos aspirantes y quedó paralítico un joven que asistía al


juramento.

Después del triunfo de sus cómplices, el general Videla Balaguer se


presentó en la Escuela de Artillería para pedir fuerzas para tomar el Cabildo,
sede de la Jefatura de Policía de Córdoba, donde el gobernador, Raúl Lucini,
había instalado su despacho. Grupos de comandos civiles, con el apoyo de
soldados de la Aeronáutica y el Ejército a sus órdenes, iniciaron el ataque en
pleno centro de la ciudad. A las cinco de la tarde se sumaron más efectivos del
Ejército y un centenar de cadetes de la Escuela de Aviación al mando de cuatro
oficiales. Ante la cerrada resistencia de los policías en defensa del gobierno
constitucional, el edificio fue bombardeado durante más de media hora y en ese
contexto se produjo un feroz enfrentamiento con numerosos muertos y heridos.

Agustín Maza, militante de la resistencia peronista y luego del


Movimiento de Juventud Peronista fue testigo presencial del embate a la
Jefatura policial. Este es su relato:
“Nunca hubo un hecho más atroz, más vergonzoso, más traidor, más
asesino que la revolución de 1955. Yo fui testigo presencial de ello. Tenía 21
años cumplidos, estaba en el bachillerato, había sido partícipe de los
Campeonatos Evita, era empleado del Correo. Eran las 16 horas del día 16 de
septiembre. Estaba parado en la esquina de Rivadavia y Rosario de Santa Fe,
desesperado [por] cómo participar (…) cuando vi bajar las tropas que
partieron de la Escuela de Aviación y entraron a la ciudad de Córdoba por la
calle Caseros, San Jerónimo, bajaron por Buenos Aires e ingresaron en
diagonal hacia la Jefatura de Policía. El único reducto leal que quedaba (…).
En la Iglesia que da sobre la calle Caseros, entre Vélez Sarsfield y Trejo, se
reunían los miembros del Partido Socialista, el Partido Comunista, el Partido
Demócrata, la Unión Cívica Radical (…). Esa policía fue la que resistió y en el
primer tiroteo debo decir que tuvimos mala suerte porque el ayudante de
campo del general Videla Balaguer (…) que venía detrás de él recibió el balazo
en la frente y lo mató; él se salvó. Fue bombardeada criminalmente la Policía,
una mayoría de fuerzas revolucionarias que avasallaron con todo. Los policías
corrían desnudos y se tiraban por detrás de la Jefatura de Policía para
escapar, pero muchos no pudieron escapar. En la esquina de San Jerónimo e
75

Independencia, donde está hoy el Banco de la Nación Argentina yo vi cómo los


revolucionarios fusilaban a los cadetes y policías; ¡los ponían contra la pared
y los fusilaban después de sacarlos de la Jefatura de Policía!; y si no ocurrió
algo más es porque llegaron los integrantes de la Cruz Roja Argentina y se les
tiraban a los milicos para que no siguieran fusilando. (…) Hubo algunos casos
vergonzosos. A LV2 le habían puesto ya La Voz de la Libertad y en esa época
funcionaba en la calle Maipú al 200. Fueron tropas de Aeronáutica a cargo del
capitán Burgos y estaba el comisario López custodiándola. Le dijo ‘ríndase
comisario’. El comisario se rindió, le dio la [pistola] 45 y él le dijo: ‘comisario
váyase tranquilo’. Cuando el comisario hizo 10 metros, Burgos le apuntó con
la pistola y lo mató por la espalda…”.156

Es importante señalar la coincidencia de horario entre los documentos y


el relato. En lo referido al combate, este testimonio fue ratificado por Marta
Lonardi que dio detalles del ataque y del cañoneo:

“Lonardi puso a su disposición [de Videla Balaguer] una compañía de la


Escuela de Tropas, al mando del capitán Juan José Claisse y dos piezas de
artillería liviana cargo del teniente primero Anselmo Matteola, dándole la
orden a Videla Balaguer de que cañoneara el Cabildo para amedrentar a sus
ocupantes y después, exigiera su rendición. ‘Videlita’, como lo llamaba
afectuosamente Perón, [tal vez recordando que le había otorgado la medalla de
la “Lealtad Peronista”] al ver –según dicen- una señal de parlamento avanzó
resueltamente, seguido de muchos civiles, y, como era previsible, una cerrada
descarga disparada por los atrincherados en el Cabildo, dispersó lo que
parecía una bulliciosa y alegre manifestación. Heridos y muertos como
saldo. Los cañones de Matteola y los fusileros de Claisse, bien
pronto hacían rendir a los que darían la vida por Perón.”157

Otro partidario del golpe, Jorge R. Schneider, tomó numerosas


fotografías –aportadas por su hijo al equipo de investigación del ANM por
gestiones hechas por Arturo Oviedo–, que dan cuenta de la intensidad de este
combate en pleno centro de Córdoba capital. Además, el testimonio del
fotógrafo confirmó los relatos anteriores:

156
Agustín Maza. El testimonio completo está en el documental “Los Resistentes”, op. cit.
157
Lonardi, Marta. Mi Padre y…op. cit., pág. 86
76

“El 16 saqué las fotos… 300 saqué. Yo tenía un estudio fotográfico en la


esquina de Av. Colón y San Martin. Así que, por la tarde, a las 4, empezamos
de nuevo a trabajar en el estudio con el personal y dije bueno, a estos chicos no
los voy a tener acá, así que les dije: ‘bueno chicos, ustedes están licenciados
hasta que termine el riesgo, váyanse a su casa, no corran peligro’, estábamos a
dos cuadras de las bombas…. Todavía no había empezado la cosa, pero yo
sabía que iba a haber algo porque se rumoreaba y los despaché antes de que
empezara esto. Como a la media hora de estar yo solo en el estudio, siento la
primera bomba contra el frente del Cabildo a dos cuadras. Ahí nomás manoteé
la cámara que tenía cargada y salí para sacar fotos del bombardeo. Cuando
llegué a Plaza San Martín, estaba a dos cuadras del Cabildo, las veredas
estaban llenas de gente, donde había una vidriera, había alguien adentro
espiando y yo fui entrando poco a poco, paraba la balacera y yo me corría
más adelante, hasta que una de las pausas más largas, me permitió entrar a la
plaza. Una vez que entré a la plaza empecé a ver como las balas de las armas y
las bombas impactaban contra el frente del Cabildo, lo dejaron acribillado. En
la esquina de San Jerónimo y Buenos Aires, a unos 30 metros del Cabildo,
había un cañón. Quien lo manejaba puede dar buenos datos, un gran
antiperonista, era una persona de doble apellido muy conocida en la sociedad
cordobesa, no recuerdo en este momento el apellido. Yo veía que ante cada
balacera caían ramas y hojas de los árboles y yo me escondí detrás de un
tronco, cosa de que no se fijaran en mi porque podían tirarme. En el Cabildo
estaban encerrados los ‘rebeldes’ [dijo en referencia a los leales], a los que
seguirá llamando así con un comisario al frente. Eran un pelotón de más de
100 tipos. Después de una hora de tiroteo, sale el jefe al balcón, lo abre, ‘¿Qué
estará por hacer este?’; todos lo apuntaron, sacó la bandera blanca, la
primera bandera blanca, atorrantes de mier…, este no sabe lo que es una
guerra. Yo saque la foto, la única foto con riesgo inminente de ser herido,
porque en la calle San Jerónimo, en la esquina estaba ese hotel, toda esa
cuadra estaba ocupada por las tropas rebeldes, entonces inmediatamente el
cañón empezó de nuevo al igual que las armas más chicas a balear el Cabildo.
No pasaron más de 10/15 minutos y pararon y salió de nuevo caminando por
la calle el jefe del escuadrón rebelde. Entonces, avanzan de nuevo las fuerzas
rebeldes [ahora llamó así a los sediciosos] al encuentro del jefe que se rendía.
77

Llegaron, saludo militar y ponerle las esposas, que creo que era un comisario,
no lo averigüé. Tras él entramos los militares y los civiles, habíamos
avanzado, nos metimos adentro mientras salían los pequeños escuadrones de
soldados [dijo, en referencia a los policías]. Había una cantidad de tipos, todos
perfectamente rendidos, no hubo más resistencia. Terminó la entrega, los
mandaron en camiones, presos a la fábrica de aviones. Efectivamente, estaba
todo terminado. Todo se empezó a calmar, calmar y calmar”.

El relato de Schneider también aportó datos concretos sobre la actuación


de grupos paramilitares:

“En la Escuela de Aviación, había un pelotón de civiles que se había


sumado por riesgo propio. Unas ganas teníamos todos de terminar con el
peronismo… El general Lonardi convocó, no él en persona, sino un delegado,
‘el que quiera anotarse como voluntario, lo hace por su propia voluntad y va a
quedar a la espera de nuestro llamado’. Cruzando la calle [de la Escuela de
Aviación] estaba el barrio de suboficiales. A la mañana siguiente a estos
hechos, había que presentarse como voluntario en la Escuela de Aviación
Militar, y yo me presenté. Estábamos varios de los que formamos el grupo de
voluntarios recibiendo armas [miraba en ese momento la foto de la colección
“La Gesta Revolucionaria en Córdoba”], las balas, todo, [éramos] un grupo de
20 más o menos. Lonardi nos transmitió su agradecimiento por el esfuerzo
que hicimos y el acto de valentía que habíamos tenido… pero no querían que
suframos daño, entonces nos pidieron que cruzáramos la ruta y nos
guareciéramos en las casas de los suboficiales, ‘ahí van a estar seguros y tienen
camas’. Los suboficiales habían desocupado el barrio, así que estaban las
camas libres y cada uno se acomodó lo mejor que pudo….”158

El parte de guerra de la Escuela de Aviación menciona que este combate


duró unos 45 minutos pero en ningún momento se refiere a la existencia de
víctimas mortales.

El testimonio de un cadete relata que: “uno de los sectores donde la


lucha fue más intensa fue por Barrio Pueyrredón donde la Policía opuso una
tenaz resistencia. Afortunadamente no hubo que lamentar la muerte de
ningún cadete… los aspirantes no tuvieron igual fortuna, pues dos o tres de

158
Jorge Schneider. Entrevista realizada por Arturo Oviedo, junio 2015. Ver anexo fotográfico.
78

ellos perdieron la vida en la acción; sin embargo, el mayor número de bajas lo


tuvieron los civiles”.159

La lista de víctimas, aunque incompleta por la dificultad de acceso a


archivos policiales, confirma esta información sobre las bajas civiles.160

Los documentos militares dan cuenta del desarrollo de los


enfrentamientos hasta el cese del fuego ordenado por la tregua pactada entre los
golpistas y el gobierno.

El Diario de Guerra del Comando de la V División de Ejército, con asiento


en Salta, al mando del general Aquiles Lorenzo Moschini, describe:

“Por la madrugada del 19, se establece puesto de comando en Juárez


Celman [20 km. al norte de Córdoba]. Se suman tropas del Liceo Gral. Paz y
distintos regimientos del norte del país. A primera hora de la mañana, tropas
del R.15 recuperan el Aeropuerto de Pajas Blancas ocupado por cadetes de la
Escuela de Aviación. En el trayecto reciben fuertes ataques aéreos. Estando
planificado para la tarde el asalto sobre la Escuela de Artillería con toda la
División, el Comandante, junto a su Estado Mayor, resuelven suspender el
fuego y mantener las unidades alcanzadas en pos de evitar una lucha
fratricida”.

El Diario de Guerra del Regimiento de Infantería 12, con asiento en Santa


Fe, a las órdenes del teniente coronel Alberto Nadale, da cuenta de que participó
de los enfrentamientos en Alta Córdoba. Sumados a la columna del general
Miguel Ángel Iñiguez (R.11, R.12 y 3 Grupo Aerotransportado Liviano
Motorizado), todos los cuales se concentraron en Monte Cristo, a 25 kilómetros
de la capital provincial, y avanzaron sobre Alta Córdoba donde se produjeron las
primeras escaramuzas con las fuerzas sediciosas. Por la mañana del 18, la
vanguardia tomó la estación del ferrocarril y los intercambios de disparos
produjeron tres bajas en la columna. El 19, estaba planificado el ataque a la
Estación de Policía para las 14 horas, pero minutos antes llegó la noticia de que
se había establecido una tregua.

Ese mismo domingo, en Alta Córdoba, las tropas constitucionalistas, al


mando del general Iñíguez, fueron hostigadas por acciones guerrilleras de
159
Artículo “… del diario de un Cadete”, Revista Cielo, op.cit. pág. 143
160
Ver Apéndice Documental
79

“comandos civiles” pertrechados con armas sacadas de la Escuela de Infantería


y apoyados por la aviación sublevada. Dicho apoyo figura como “actividad
aérea” en el Libro Histórico de la Escuela de Aviación 161. Ante el avance de las
tropas leales, Lonardi pidió refuerzos urgentes.

Sobre esta solicitud, da cuenta una carta del general Julio Alberto Lagos,
publicada en el diario La Nación, el 22 de noviembre de 1958. Se trata de un
diálogo entre Lonardi y Lagos, Lonardi le escribe a Lagos, que recibe la carta el
lunes 19. Dice Lonardi:

“le agradecería que me enviara toda la infantería – con ametralladoras


y morteros– que quepa en los aviones que le mando. Nuestra crisis es de
Infantería. La situación se ha agravado un tanto y espero su colaboración lo
más rápidamente posible. Es muy urgente este refuerzo. Un abrazo. Eduardo
Lonardi, general. (…)

Escribe Lagos y confirma la participación de grupos paramilitares:

“El mismo día 19 de septiembre se organizó el envío de los efectivos


solicitados al general Lonardi pertenecientes a diferentes batallones de
infantería de montaña y a las órdenes del capitán [Oscar Alberto] Yanuzzi
para que actuasen en Córdoba sumados a los revolucionarios de la
ciudad”.

Continúa Lagos relatando que ya en Córdoba, se concretó un encuentro


con Lonardi en el Casino de Oficiales de la Escuela Militar de Aviación y que, en
él, hablaron de la posibilidad de formar un gobierno insurrecto:

“(…) el general Lonardi, quién en el curso de nuestra entrevista del día


20 en su puesto de combate en Córdoba, después de hacer varias
consideraciones sobre los puntos que le causaban preocupación me dijo: ‘Como
usted ha visto, sólo poseo el terreno que piso. Mañana se reanudará el ataque
contra Córdoba y tengo muy pocas posibilidades de éxito, pero estoy resuelto a
luchar hasta morir. En cambio, usted tiene tres provincias en su poder
(Mendoza, San Juan y San Luis), con frontera internacional abierta y muchas
161
Marta Lonardi relató la toma de la Escuela de Infantería. Los alzados, escribió, tomaron
“gran cantidad de armas, incluso algunos cañones Krupp que prestaron grandes servicios a
cargo de grupos civiles, cuando las fuerzas del gobierno pretendieron entrar a la ciudad”. De
la “actividad aérea” dijo que “La Fuerza Aérea revolucionaria cubrió el cielo de Córdoba
realizando más de doscientas salidas diarias, en vuelos de ataque, observación y transporte”.
En: Mi padre y … op. cit., p. 81 y 86, respectivamente.
80

posibilidades para sostener una larga lucha. Usted debe formar un gobierno
revolucionario en Mendoza y pedir su reconocimiento a los organismos
internacionales. En esas condiciones, aunque yo caiga, usted podrá proseguir la
lucha’”.

Termina Lagos puntualizando que le ofreció a Lonardi que se trasladara


a Mendoza para constituir allí su gobierno provisional y la negativa de Lonardi a
abandonar a “mis camaradas de Córdoba en momentos de peligro”. Marta
Lonardi agrega el testimonio del capitán Ezequiel Pereyra Zorraquín, presente
en la reunión, quién ratificó que Lonardi “insistió en su diálogo con Lagos en
que si era nuevamente atacado sería remediablemente vencido.”162 Pero la
situación se modifica radicalmente cuando ese mismo lunes 19, se conoció la
carta de Perón.

Para Lonardi ya desde el 17 de septiembre, la situación era desesperante.


La ciudad estaba rodeada por poderosas fuerzas leales comandadas por el
general Iñiguez. La llegada de exiguos refuerzos procedentes de Cuyo no podía
alterar sustancialmente la situación.

Duzdevich cita a Rafael Capellupo, periodista cordobés y radical fallecido


en 2005: “El día 18 en la ciudad de Córdoba civiles y militares revolucionarios
aguardaban el ataque. Para reforzar su defensa se enviaron dos piezas de
artillería que el capitán retirado Ezequiel Pereira Zorroaquín puso bajo el
mando de un estudiante de derecho Saturnino Huici. Este organizó su batería,
con varios estudiantes vestidos al estilo miliciano, entre los cuales recordaba a
Elmo Peracca, a Lizardo Novillo Saravia y a un hermano del jinete Arrambide.
Varios civiles se acercaron con entusiasmo con pistolas y fusiles….”.163

Estaba claro que, si Iñiguez atacaba, aplastaría a esa improvisada


resistencia al costo de un baño de sangre. Estaba por ocurrir cuando se conoció
la carta de Perón.

Una masacre ignorada

162
Lonardi, Marta. Mi Padre y … op. cit., pág. 128
163
En “La guerra civil que no fue”, op.cit.
81

En la noche del domingo 18 se produjo en Cosquín una masacre en la que


murieron cinco varones –uno de ellos de apenas siete meses– y fueron heridas
dos mujeres. Curiosamente, no es recordada por nadie. El motivo quizá sea que
si bien fue cometida por policías cuyos jefes permanecían fieles al Gobierno
constitucional, parece directamente ligada a los asesinatos perpetrados dos días
antes por los sediciosos al atacar y rendir la Jefatura de Policía en Córdoba
capital.

Sucedió cuando el motor del automóvil que conducía Marcelo Roger


Amuchástegui comenzó a pistonear, al parecer por falta de aceite. En el asiento
del acompañante iba Miguel Ángel Carrega Nuñez, y en el asiento trasero Juan
Carlos Roque Posse, su hija Beatriz Roque Posse, viuda de Arruabarrena y la
joven Teresa de Jesús Pitt, que llevaba en brazos al hijo de Beatriz, Mario
Eduardo Arruabarrena, de siete meses.

Amuchástegui enfiló para una estación de servicio, pero no logró que los
atendieran y decidió ir a la comisaría, sita en la plaza principal del pueblo, para
preguntar dónde podrían conseguir aceite.

Llegados a este punto no hay más remedio que formular algunas


presunciones porque la matanza que sobrevino ha carecido de historiadores o
periodistas que la hayan glosado.164

La primera conjetura es que, en vista de lo sucedido, hayan considerado


que luego de la caída la Jefatura de la Policía el viernes, la comisaría de Cosquín
debía responder a los sediciosos.165

La segunda, más fiable, es que, conociendo la matanza de agentes y


cadetes habida horas antes y armados hasta los dientes, los policías y bomberos
atrincherados en la comisaría, temían un ataque sedicioso.

No menos de 25 entre policías, bomberos y adscriptos estaban


distribuidos afuera y en distintos lugares adentro de la comisaria, en todas las

164
Una excepción es "Operación Masacre en Cosquin", de Rogelio Alaniz, publicada en diario El
Litoral el 17/10/12. En ella, el autor consigna, equivocadamente, que las dos mujeres fueron
muertas. Y sin mayores datos, arriesga una conclusión: "La masacre fue deliberada,
intencional. A nadie se le escapó un tiro, nadie se confundió o hizo lo que no quería hacer". Ver:
https://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2012/10/17/opinion/OPIN-05.html
165
Circularon versiones sin confirmar que el grupo estaba ligado a los cuñados del general
Lonardi, los hermanos Villada Achával, católicos ultraconservadores y, también, que lo estaban
con el teniente coronel Ernesto Félix Frias, muerto por centinelas de la insurrecta Escuela de
Artillería, el mismo viernes 16 en un confuso incidente.
82

ventanas y en la puerta, a las órdenes del comisario Marcelo Spivak, que se


encontraba cenando. Y, además de las pistolas reglamentarias y alguna otra
arma corta disponían, como poco, de 16 fusiles, según surge de lo instruido por
la justicia, a partir de la cual desde ahora y excepto señalamiento en sentido
contrario, nos ceñiremos.166

Amuchástegui detuvo el coche "a unos dos metros treinta centímetros


del cordón de la vereda y un poco en forma oblicua, quedando la cola a tres
metros del cordón y cerca de la puerta principal". De inmediato "entre el
guardia [que estaba en la puerta, el bombero Pedro] Barnes, fusil en manos y
en actitud agresiva y los del interior del coche se produce un breve diálogo en
el que el centinela inquiría, encañonando el auto, el destino que llevaban [sic]
y quiénes eran, respondiéndosele desde adentro del coche ‘de Córdoba,
revolucionarios’...".

Aquí cabe hacer una digresión: el párrafo anterior corresponde a lo


escrito por un secretario de juzgado de la ciudad de Córdoba, cuna de la
Revolución Libertadora, no por un abogado que alegó en defensa de los policías
imputados.

Del mismo modo, al recordar la masacre, el periodista Rogelio Alaniz,


insospechado de simpatías peronistas y lapidario con el proceder policial 167,
coincidió en cómo se había producido el inicio de la balacera:

"El cabo que los atendió preguntó si estaban a favor o en contra de la


Revolución Libertadora. ¿Por qué lo hizo? ¿Cumplía órdenes? No lo sabemos.
Uno de los viajeros cometió el error de decir que simpatizaban con los
insurrectos. ¿Por qué dijo lo que dijo? ¿Por qué se le ocurrió responder en esos
términos, cuando era público y notorio que la policía fue desde el principio
hasta el final la institución que nunca dejó de ser leal al peronismo? Tampoco
lo sabemos, y seguramente no lo sabremos nunca. Lo cierto es que haber
admitido estar a favor del golpe de Estado, haberse pronunciado en esos
términos, fue como haber dado la orden de abrir fuego".

166
Juzgado de Instrucción y Menores de La Nación, 23 de diciembre de 1955, Libro de actas 284.
167
Ver nota 158. Alaniz escribe que "La masacre fue deliberada, intencional. A nadie se le
escapó un tiro, nadie se confundió o hizo lo que no quería hacer".
83

Amuchástegui portaba una pistola Colt 45 (11.25) y Posse otra arma de la


misma marca, calibre 38168. Y que luego de dispararle a Amuchástegui --quizá al
ver que este estaba armado—y, como se verá, al tratar de meterse dentro de la
comisaría, el bombero Barnes fue alcanzado por un disparo en la espalda que lo
mató.

Volvamos a lo establecido por la Justicia que, por cierto, aparece bastante


contradictorio. Después del estentóreo "de Córdoba, revolucionarios", dicho por
él o por Carrega, Amuchástegui habría bajado del auto con las manos en alto y
dado la vuelta por delante del mismo... lo que revela que el coche se encontraba
a la izquierda de la puerta de la comisaria, mirando desde adentro.

"... al contestar nuevamente a Barnes que lo tenía encañonado con la


carabina [que antes era fusil] ‘Revolucionarios’, Barnes abrió fuego en su
contra, cayendo Amuchástegui herido junto al cordón de la vereda y entre los
dos automóviles estacionados [el más próximo al cordón era un patrullero]”.

Inmediatamente después de dispararle a Amuchástegui, Barnes dirigió su


arma contra el coche y, simultáneamente, el agente José Allende, que estaba de
guardia en la esquina, "y los imputados que estaban ubicados en las ventanas
exteriores (...) descargan sus armas en el vehículo...”.

Se escucharon entonces gritos: "¡No tiren hay mujeres!, ¡No maten a mi


hijo!". Y en medio de la balacera, salió del auto Carrega –por la izquierda, por
donde antes había salido Amuchástegui-–y se tiró al suelo. Seguidamente lo
hizo por la puerta derecha y corrió hacia la plaza "la viuda de Arruabarrena
con su hijo, que previamente levantó de la falda de la señorita Pitt”. También
“la señorita Pitt y Roque Posse" intentan huir, ocasión en que ella es herida en
su antebrazo izquierdo y él "sacando su pistola Colt calibre treinta y ocho
efectuó un disparo hacia su agresor".

"... a todo esto Carrega que había logrado [sic] a la parte trasera del auto
es alcanzado por la espalda por un proyectil que le es dirigido desde un costado,
hiriéndolo mortalmente, cayendo junto a la puerta delantera derecha que aún se
hallaba abierta" y "Amuchástegui efectúa dos disparos con su pistola cuarenta y

168
La instrucción habla de una pistola .38, por lo que no queda claro si se trata de un
revólver .38 Special, muy difundido, o bien de la mucho menos habitual pistola .39 Super. Ver:
https://es.wikipedia.org/wiki/.38_Super)
84

cinco que hasta momentos antes llevaba en la cartuchera en su costado derecho,


impactos que dieron en el zócalo del edificio...",

Mientras, Beatriz, llevando a su hijito, intenta ganar la plaza, la señorita


Pitt la alcanzó y pasó, metiéndose debajo de un banco situado a unos 25 metros
de la puerta de la comisaria. En ese instante, un balazo impactó en el niño,
arrancándolo de los brazos de su madre y ésta fue "alcanzada de refilón en la
cabeza, parte occipital, por un proyectil que la hace caer...".

"Repuesta, agazapada primero y luego de pie, con los brazos en alto


[Beatriz Roque Posse de Arruabarrena] huye por el veredón de la plaza (...)
hacia el sud (...) en tanto ello ocurría, su padre, Roque Posse, que venía detrás
de ella, al llegar al lugar donde había quedado el niño, lo levantó y se dirigió
con él por el veredón” pero “habiendo caminado unos metros” fue “alcanzado
por proyectiles desde atrás, que le hacen saltar la criatura y caer al suelo
gravemente herido".

En medio de un nutrido tiroteo, Beatriz llegó a la esquina de San Martín y


Catamarca. Corrió por esa calle hacia el Este y llegó al Club de Ajedrez, donde
pidió que le abrieran la puerta. Como no lo consiguió, siguió corriendo
(mientras le seguían disparándole sin acertarle) hasta llegar a la esquina con
Tucumán, enfiló hacia el sur y tras recorrer media cuadra, consiguió refugio en
el hogar de los Yamazaki, una familia oriunda de Japón, donde recién se percató
de que estaba herida en el pie izquierdo por perdigones.

"Cesado el tiroteo, la señorita Pitt, que había quedado escondida y


herida debajo de un banco, sale agazapada (...) y al ver a Roque Posse caído,
llega hasta él, quien no le responde por lo que se dirige a la criaturita que
estaba al lado de aquél envuelto en una manta”. Al querer tocarla fue
“advertida por Posse que está muerta", y que ella "debe huir para que pueda
contar lo ocurrido".

Haciéndole caso, Beatriz trata de huir de los disparos y tras algunos


zigzagueos ve que le estaban apuntando desde una ventana alta de la comisaría
y es alcanzada "de refilón en el antebrazo derecho" (ya estaba herida en el
izquierdo). Emprende entonces una carrera desesperada por la calle San Martín.
Hizo dos cuadras, dobló hacia el Este y encontró refugió en la casa de la Familia
Martínez, que poco después la llevó a un sanatorio para que la atendieran.
85

A todo esto, el bombero Barnes entró a la comisaría y se desplomó,


muerto, frente a la oficina de Guardia.

Cuando la balacera terminó, el chofer Hilarión Cristal, que se había


refugiado en la cocina luego de disparar los escasos cinco cartuchos de su
revólver, buscó a Roberto Leandro Figueroa y ambos fueron hasta el cadáver de
Barnes y lo entraron. Seguidamente, fueron hasta Amuchástegui, que
agonizaba, y también lo entraron, después de que Figueroa se quedara con su
pistola y el oficial Guillermo Campos con su reloj pulsera.

El comisario Spivak ordenó que se llamara a la empresa de ambulancias


Marimón para que retirara a los heridos y los occisos, pero viendo el desastroso
panorama, los choferes se negaron a hacerlo por no haber orden judicial que los
autorizara. Sin embargo, luego conminados (¿amenazados?) telefónicamente
por el comisario, volvieron y accedieron a su pedido.

En el ínterin, la pistola de Amuchástegui no fue peritada de modo de


certificar que hubiera sido disparada.

Diligente, Campos fue hasta el caído Posse --que quizá estuviera todavía
con vida-- y lo requisó. Hubo otras requisas irregulares, “bolsiqueos”, que dicen
en lunfardo policías y cronistas de noticias policiales. Un oficial llamado
Roberto Fernández que no sería imputado como partícipe del tiroteo cambió la
posición del auto de las víctimas "por orden de su superior Spivak” entrándolo
al interior de la jefatura 169 “sin tomar ninguna precaución para hacer posible
luego, a los fines la instrucción, la ubicación del mismo". El mismo Fernández
procedió "también a hacer una remoción de los hombres de los puestos que
tenían asignados" y se comunicó "por radio con el Jefe de Policía, que estaba
en Alta Gracia (...) donde estaba ubicado el Comando de las Fuerzas Legales
[sic]" al que, siempre por orden del comisario Spivak, le contó "un relato (...)
totalmente distinto a lo acontecido".

Parece que su relato no fue consistente ni convincente porque el, todavía,


jefe de policía leal al Gobierno -el teniente coronel Luis Carlos Domínguez-
pidió que se le ampliara la información, ante lo cual “Campos, sin razón
valedera alguna, diose a la fuga" y lo mismo hizo su cómplice Figueroa, que

169
Simular la entrada del coche, como si hubiera embestido a la comisaría de cola, hubiera
justificado la balacera y sus muertos.
86

habría de presentarse ante las nuevas autoridades designadas por los sediciosos
el lunes 19, mientras que Campos recién lo haría el miércoles 21.

El resto de los policías que estaban en la comisaría de Cosquín la noche


del domingo 18 se entregaron mansamente ante la llegada de las tropas
rebeldes, el lunes a las 6, sin decir una palabra de lo ocurrido pocas horas antes.

El relato recién pudo comenzar a ordenarse con el testimonio de las


mujeres sobrevivientes y cuando los familiares de las víctimas denunciaron la
falta anillos, billeteras, una pistola, anteojos, un reloj pulsera, un encendedor y
dinero en efectivo.

La Plata - Ensenada
A las cero horas del día 16, se sublevaron las bases navales: la de Puerto
Belgrano, próxima a Bahía Blanca, y la de Río Santiago, cercana a La Plata. La
Isla Santiago, en el municipio de Ensenada, forma parte del delta del Río
Santiago, que bordea la ribera occidental del Río de la Plata a la altura de la
Ciudad de La Plata, llamada entonces Eva Perón. Desde 1943 hasta la
actualidad, la Isla Santiago alberga la sede de la Escuela Naval Militar,
institución donde se forman los oficiales de la Armada Argentina. En 1955, en
un predio lindero, funcionaban también la Base Naval Río Santiago, enclave de
la Flota de Río, y el Liceo Naval.

Según la Historia de las operaciones militares de la Marina de Guerra


durante el movimiento revolucionario del 16 al 23 de septiembre de 1955,
documentación oficial de la Armada 170, en las primeras horas del 16 de
septiembre, comenzaron a llegar a la Escuela Naval oficiales del Ejército y
marinos buscando sumarse al movimiento, ya que las principales unidades de
dicha fuerza en el área metropolitana de Buenos Aires, respondían al gobierno
constitucional. Se trataba de oficiales de Marina separados del servicio activo y
alrededor de sesenta oficiales del Ejército. La Escuela Naval, el Liceo Naval
Almirante Brown y la flota naval se pusieron a las órdenes del almirante Isaac
Rojas. Su objetivo era bloquear los accesos al puerto de Buenos Aires. Para esta
acción fueron alistados los destructores “La Rioja” y “Cervantes”, este último al

170
En el Fondo Documental del Almirante Isaac Rojas. Archivo General de la Armada.
87

mando del capitán de fragata Pedro Gnavi quien sería integrante de la Junta
Militar de la dictadura que asaltó el poder en 1966.

Tras un breve encuentro con Rojas, aún de madrugada, unos cien


efectivos organizados en pequeñas patrullas cruzaron el Río Santiago con el
objetivo de explorar el camino que va de Ensenada a La Plata, y así copar
puntos estratégicos de la capital provincial. La Marina juntó efectivos en los
terrenos de la Escuela Naval Militar y envió dos agrupaciones al continente. Los
patrulleros King y Murature, amarrados en el embarcadero de la Escuela Naval,
fueron colocados en posición de tiro hacia allí con su artillería, para
contrarrestar un posible ataque de las fuerzas legales.

Al desembarcar, la Infantería de Marina fue rechazada en primera


instancia por la Policía Provincial y grupos de civiles conformados por
trabajadores del Astillero Río Santiago y vecinos. En ese primer enfrentamiento
perdieron la vida dos cabos de la Policía Bonaerense: Juan Walberto Altamirano
y Héctor Zenón Juárez.171

Las autoridades militares leales dispusieron la evacuación de la población


civil y ordenaron atacar la Escuela Naval por tierra y aire. En la evacuación,
perdió la vida Luis F. Ghidini, un vecino que sufrió un ataque al corazón.

Alrededor del mediodía, llegó el Regimiento 7 de Infantería con asiento


en La Plata que estaba haciendo maniobras lejos de su cuartel, en Magdalena.
Los efectivos legales superaban en número y capacidad de fuego a los de la
Marina, y así lograron recuperar, sin oposición, los elevadores de granos y las
instalaciones de Fuerte Barragán (y su pista aérea, al norte de Ensenada).
Alrededor de las 16 ante la inminente caída de la posición, las tropas golpistas se
replegaron hacia la Isla Santiago. Su retirada se produjo en medio de un fuerte
fuego naval de cobertura a las embarcaciones que las transportaban. Esos
disparos mataron a dos soldados conscriptos del RI7, Raúl Di Paolo y José Luis
Vitali. 172
171
Durante la investigación se pudo recoger una versión que circulaba entre los vecinos, sin
otras pruebas que la sostuvieran. Esa versión decía que un grupo de efectivos de la Policía
Montada se dirigieron a la zona de los combates y que, finalizados los disparos, se vio volver
alrededor de veinte caballos en estampida y sin jinetes. Hasta la interrupción de la investigación,
no se pudo acceder a archivos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, lo que impidió
confirmar o desmentir esta versión.
172
Desde las últimas horas del día 15, la II División de Ejército estaba alerta y su titular, el
general Heraclio Ferrazzano (el mismo que sería jefe de la Policía Federal durante el breve
gobierno de Héctor L. Cámpora) dio orden a las unidades bajo su mando que avanzaran hacia la
88

Aviones de la Fuerza Aérea leal bombardearon y ametrallaron las


instalaciones de la Escuela Naval y los buques que se encontraban en las
cercanías, tratando de impedir la llegada de refuerzos en lanchas provenientes
de la Isla Martín García. Fueron varias las oleadas en las que participaron cazas
y bombarderos Avro Lincoln pesados y Gloster Meteor. Al menos unos diez
conscriptos y suboficiales de la Marina fueron muertos por el fuego aéreo.173

Durante están intensas balaceras, solo unos pocos civiles permanecieron


en la zona más crítica socorriendo a los efectivos del RI7. Entre ellos, la familia
Ortiz del barrio “Campamento”. Esta familia obrera, establecida en ese barrio de
Ensenada desde su fundación, tenía una activa militancia en el peronismo local.
Rodolfo Celedonio “Cholo” Ortiz, dirigente ferroviario, permaneció en su casa
junto a su esposa y sus dos hijos pequeños, asistiendo a los soldados leales. Una
bomba lanzada desde uno de los aviones de la Fuerza Aérea cayó por error al
lado de su casa y lo mató. También incendió las viviendas de chapa y madera
colindantes con el Río Santiago, gran parte de esa manzana.

El Equipo de Investigación Histórica del ANM entrevistó, en septiembre


de 2015, a Rodolfo Héctor “El Flaco” Ortiz, hijo del “Cholo”, abatido por “fuego
amigo”:

“Yo tenía 3 años en el ‘55, mi viejo era un militante peronista que se


quedó en su casa a pesar de la orden de evacuación impartida por el Ejército
(…) era el mediodía, los soldados cansados y asustados se acercaban a mi casa
donde mi viejo les daba agua. Para eso se quedó, para hacerle el apoyo
logístico a los soldados que venían a defender el gobierno constitucional (…)
La bomba cayó sobre mi casa a eso de las dos de la tarde. Me acuerdo de que
mi viejo nos metió debajo de la mesa, es más, yo fui herido por la explosión (…)
La historia de mi familia es una historia de lucha. Mi abuelo era un obrero con
alta conciencia social y se ve que mi viejo la heredó y después me tocó a mí (…)
Mi vieja no quiere hablar de aquel día porque le causa mucho dolor, mi tía
algo habla, pero también se nota que quedaron marcadas para siempre.
Imaginate, toda esta manzana quedó destruida. Solo quedó en pie una pared
Base Naval; llegó primero el Regimiento 7 de Infantería. El Regimiento 6 de Infantería y el 1 de
Artillería Motorizada, ambos con asiento en Mercedes, no entraron en combate pues llegaron a
La Plata de madrugada, cuando los combates habían finalizado.
173
Los marinos muertos y heridos fueron llevados por los golpistas al Uruguay en los
destructores Rioja y Cervantes. Los muertos, según información periodística, fueron sepultados
en el Panteón 3054 del cementerio del Buceo.
89

que simbólicamente tenía un retrato de Perón. Por eso mi tía dice: ‘que ni así lo
pudieron voltear’”.

El testigo, activo colaborador de la investigación y dirigente ferroviario


como su padre, fue cesanteado por participar, en 1991, en una huelga contra las
privatizaciones.

Puerto Belgrano - Río Colorado – Saavedra -


Tornquist - Coronel Pringles
Los sublevados en la base naval de Puerto Belgrano, próxima a Bahía
Blanca, consiguieron rápidamente el control de la ciudad. El Comando de
Represión ordenó rápidamente la convergencia de tropas para sofocar la
sedición. Aviones de la Marina, que decolaron desde la Base Aeronaval
Comandante Espora, bombardearon puentes y vías ferroviarias para evitar la
llegada de tropas legales provenientes del sur del país. Un fuerte ataque sufrió
la pequeña ciudad de Río Colorado en la Provincia de Río Negro, muy cerca de
la frontera con La Pampa y a 162 km. de Bahía Blanca, por donde pasaba tanto
la ruta como la vía férrea que aún une, inactiva, a esta ciudad con Zapala, en
Neuquén, cuyo regimiento de Artillería se había movilizado. Los aviones de la
Marina buscaban destruir sendos puentes, uno ferroviario y otro carretero.

Después de dos intentos fallidos, la destrucción del puente ferroviario se


produjo el domingo 18. Según el relato de un ex conscripto que estaba allí, con
la llegada de esas tropas legales provenientes de Neuquén, como otras de Azul y
Olavarría, ese domingo se intensificaron los ataques aéreos que produjeron la
muerte de un cabo y dos soldados que no han sido identificados y la destrucción
de la estación en la que se encontraban. Además del puente ferroviario, fueron
dañadas algunas viviendas. Los vecinos, luego del primer ataque, huyeron hacia
“las chacras”, “como si fuera el éxodo jujeño”, donde fueron refugiados por otros
vecinos, dijo el ex-conscripto. Añadió que llegaron helicópteros de la Marina,
que aterrizaron junto a la Escuela nº 18, donde se había instalado el comando
de las tropas leales y se “llevaron” al primer y segundo jefe del regimiento a
quienes nunca más volvieron a ver.174 Una vecina dijo que “según comentarios”
174
Relato del ex conscripto Manuel Ferrari del Regimiento 4 de Caballería Coraceros General
Lavalle, proveniente de San Martín de los Andes, a su nieto el 17/09/15. A sus jefes “que no
90

escuchados en dicha escuela, los tripulantes de esos helicópteros “a los que no


se querían rendir o los eliminaron o los metieron adentro de algo y los hicieron
desaparecer.” Otro vecino dijo que su padre le contó que “dentro de la misma
escuela fusilaron o mataron” a los “rebeldes” que venían del sur (calificando de
rebeldes a los que “venían del sur”, es decir a los que permanecían leales al
gobierno). Otros testimonios hablaron de la detención, por parte de los
golpistas de varios vecinos identificados como peronistas.175

Hasta aquí, la historia oral que surge del documental “Bombardeo a Río
Colorado”176. También, hay un relato contemporáneo de un testigo ocular,
presencial de los hechos, publicado el 23 de septiembre por Santos Malvino,
director-propietario del diario local, La Región. Aquejado de una súbita
prudencia, Santos Malvino firmó con el seudónimo de “Conti”.177

El otro combate en la zona se produjo en Saavedra, un pueblo de unos


3.500 habitantes, al pie de la Sierra de la Ventana, a 112 kilómetros de Bahía
Blanca. Aviones de la Marina provenientes de la Base Comandante Espora,
atacaron las instalaciones ferroviarias y a tropas provenientes de Tandil, Azul y
Ciudadela que se dirigían a Punta Alta para sofocar el levantamiento de la base
naval. Fue el domingo 18 por la mañana. Primero atacó un avión AT-11
Beechcraft, y luego dos hidroaviones (anfibios) monomotores Grumman, que
fueron alcanzados por el fuego de los tanques Sherman del Ejército.

“Los testigos recuerdan que los aviones volaban tan bajo que hasta las
mismas esquirlas de sus bombas causaban daño en el fuselaje; desde las

volvió a ver” los identificó como el teniente coronel Pascual Ángel Pistarini –que llegaría al
grado de teniente general y se retiraría en 1977– y el mayor (Roberto) Aníbal Fonseca –que
llegaría al grado de general de División y se retiraría en 1971–. Por lo visto, ni Pistarini ni
Fonseca sufrieron ninguna represalia por los vencedores, por lo que puede colegirse que más
que secuestrados, decidieron desertar. Otro parece haber sido el caso de general de División
Jorge Ramón Boucherie, que se retiró en 1958. Ver Capobianco, Federico. “Río Colorado la
resistencia que no pudo ser” en http://www.polvo.com.ar/2015/09/rio-colorado-la-resistencia-
que-no-pudo-ser/ Más información en:
http://elhumusdelahistoria.blogspot.com/search/label/1955
175
Los relatos de los vecinos pueden escucharse en el Documental: “Bombardeo a Río Colorado”
en https://www.rionegro.com.ar/estrenan-historico-documental-FFRN_964320/. El mismo
puede verse en dos partes en los siguientes enlaces
https://www.youtube.com/watch?v=u5ZgbP85DHM https://www.youtube.com/watch?
v=dpTwCEakSUc y, también, ficcionalizado (Oveja producciones) en
https://www.youtube.com/watch?v=u79XA3Q-ZtQ
176
Ver nota anterior.
177
Puede leerse en https://riocoloradoinforma.com.ar/a-65-anos-del-bombardeo-a-rio-
colorado-revolucion-fusiladora
/
91

posiciones de tierra se les devolvía el fuego. El almacén de ramos generales de


Aurelio Martínez, que tenía surtidores de combustible, fue uno de los primeros
en ser atacados.

Así, después de algunas pasadas, cayó uno de los Grumman. El 2-0-2,


tripulado por el teniente de corbeta Barry Hussey y el guardiamarina Juan
Pedro Irigoin fue alcanzado en el motor y logró aterrizar en un campo
pasando la ruta 33. Se ignora si había un tercer tripulante. La Historia Oficial
dice que ambos consiguieron reemplazar sus uniformes por ropas de paisano
y llegar así hasta Bahía Blanca”. 178

El otro hidroavión no tuvo la misma suerte, alcanzado por el fuego de las


tropas leales, se estrelló contra un galpón; las dos bombas que transportaba
explotaron y su tanque de combustible se incendió, muriendo sus tres ocupantes
calcinados: el capitán de fragata Eduardo Estivariz –que piloteaba el avión y que
al parecer había sido herido y perdido el control de la nave–, el teniente de
fragata Miguel Irigoin (hermano mayor del sobreviviente Pedro) y el suboficial
mayor Juan Rodríguez. Sus cadáveres quedaron calcinados.

Un rápido repaso sobre lo sucedido permitió identificar a una cuarta


víctima fatal, Laureano Fritz, empleado en un tambo. Cuando se alejaba de los
combates en un carro con su familia, Laureano fue alcanzado por la metralla de
uno de los aviones. Fue enterrado sin velorio y pasaron muchos años hasta que
sus hijos revelaron que, al ser sepultado, su cuerpo estaba “lleno de sangre”,
desmintiendo así la versión oficial de que había muerto de un ataque
cardíaco.179

Parte de la información sobre las acciones bélicas desarrolladas proviene


de Rodolfo Walsh, cuyo hermano mayor, Carlos, aviador naval, fue uno de los
que dirigieron el bombardeo, al mando de unos treinta aviones.

El finado Estivariz era íntimo amigo de su hermano “Charles”. Rodolfo


escribió sobre estos hechos a poco de haberse producido, aunque su nota recién

178
"18-9-55: La batalla de Saavedra que influyó en el destino de Perón", por Hernán Guercio, en
La Nueva, diario electrónico de Bahía Blanca, 17/09/2018,
https://www.lanueva.com/nota/2018-9-17-6-30-7-18-9-55-la-batalla-de-saavedra-que-influyo-
en-el-destino-de-peron.Tambien en https://semreflejos.com.ar/18-9-55-la-batalla-de-saavedra-
que-influyo-en-el-destino-de-peron/
179
Ibidem.
92

180
se publicó en diciembre . En ella se centró en dos figuras, la del capitán
Estivariz y la del suboficial Juan Rodríguez, correntino, del que se sospechaba
que era peronista.

Escribió Walsh: “La oficialidad no estaba segura de su fidelidad al


mando de su capitán. Se lo transmitieron al propio Estivariz.

–A mí -respondió con simplicidad ejemplar– me seguirá.

No era una jactancia. No era un homenaje a sí mismo. Era un homenaje


al hombre leal y sencillo que, literalmente, lo siguió hasta la muerte. Que más
allá no puede acaso un hombre seguir a su jefe”.181

Al cumplirse un año, los golpistas inauguraron un monolito en honor a


los aviadores muertos. Walsh viajó a Saavedra para cubrir el acto.182

El brillante escritor y futuro combatiente de las Fuerzas Armadas


Peronistas (FAP) y Montoneros, era por entonces claramente antiperonista, lo
que quedó claro en su crónica.

“La reunión se efectuó en pleno campo, en torno a una pirámide


truncada, de base cuadrangular, construida con piedras de los cerros cuyos
ásperos contornos se divisaban hacia el norte, dulcificados por la pincelada
azul de la distancia. En una de las caras del monolito resaltaba la hélice
tripala de un Grumman”183, escribió tras describir la concurrencia espontánea
del vecindario a un acto al cual había prometido asistir el vicepresidente Isaac
Rojas, que había pegado el faltazo, siendo reemplazado por el contralmirante
Arturo Rial, el mismo que desde la base Comandante Espora había ordenado el
ataque.

El texto de Walsh es encomiástico, particularmente de la aviación naval, y


recoge la palabra a un único testigo, Carlos A. Mey, uno de los oradores del acto,
en su carácter de presidente de la “Comisión de Homenaje a los Caídos del Sur”.
Tan antiperonista es el texto que puede encontrarse en Internet –con
abundancia de fotos– en un sitio llamado “La segunda tiranía”.184
180
Se tituló “2-0-12 no vuelve” en alusión al avión derribado y se publicó -según diversas
fuentes- recién en la revista Leoplan del 21 de diciembre de ese año.
181
Ibidem
182
Su crónica se publicó en la revista Leoplan nº 535 de octubre de 1956 con el título “Aquí
cerraron sus ojos”., págs. 46-49.
183
Ibidem
184
https://lasegundatirania.blogspot.com/2011/08/aqui-cerraron-sus-ojos-revista-leoplan.html
93

Faltaban exactamente tres meses para que el martes 18 de diciembre un


amigo de Walsh, Enrique Dillon –ambos solían encontrarse en el Café
“Rivadavia” de La Plata para jugar ajedrez– le dijera de sopetón que sabía de
primera fuente que al menos uno de los fusilados en la madrugada del 10 de
junio en los basurales de José León Suárez había sobrevivido.

La noticia conmovió a Walsh, que en principio solo vio en ella un filón


para destacarse como periodista, diría años después. Pero esa investigación –
que iba culminar en “Operación Masacre” 185, una obra maestra del periodismo–
iba a imprimir un giro copernicano a su vida. 186

Como se recordará, el intento de contragolpe encabezado por el general


Juan José Valle en la víspera –que no había derramado una gota de sangre– fue
ahogado en hectolitros de ella.

Pasarían más de seis décadas hasta que quedara expuesto que la fuente
original de la información era un primo hermano de Dillon, el teniente de
fragata (RE) Jorge Rodolfo Dillon, devenido funcionario del Banco Provincia y
que, como tal, funcionaba como interventor de la Obra Social de la Policía de la
Provincia de Buenos Aires, que funcionaba en la Jefatura de La Plata. Estando
allí, por la noche del agitado sábado 9 de junio escuchó cómo el jefe de ésta, el
teniente coronel Desiderio Fernández Suárez le ordenaba al comisario a cargo
de la Unidad Regional de San Martín que llevara a los detenidos en su poder a
un descampado y los fusilara. Y también cómo, al día siguiente, había
comentado con inocultable fastidio que algunos de esos prisioneros habían
logrado eludir la balacera y escapar.

Enrique Dillon había juntado a Walsh con su primo. Como cuadra a


cualquier periodista que ame su oficio, Walsh nunca había revelado su
identidad, que recién se conoció cuando las anotaciones de Enriqueta Muñiz,
quien había colaborado con Walsh en la investigación que fructificó en
Operación Masacre, se hicieron públicas.

Ello ocurrió recién 63 años después de la reunión de Walsh con los


Dillon, cuando ya todos los protagonistas estaban muertos.

185
Cfr. https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Masacre
186
Cfr. https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Masacre
94

Así lo narraron los periodistas Daniel Cecchini y Eduardo Anguita187:

“En noviembre de 2019, por decisión de los herederos de Enriqueta


Muñiz, Editorial Planeta publicó el contenido de dos cuadernos cuya existencia
era prácticamente desconocida. Se trataba de Historia de una investigación 188,
un diario manuscrito en los cuadernos de tipo escolar donde la colaboradora
de Walsh fue relatando, sin intención de publicarla, paso a paso la
investigación de los fusilamientos de José León Suárez”.

En el primer cuaderno Muñoz identificó a la fuente primigenia de la


investigación. Por cierto, Jorge Dillon fue un hombre valiente, porque así como
le contó lo que sabía a Walsh, lo denunció ante una justicia nada dispuesta a
investigar fusilamientos hechos al margen de las leyes por el poder, lo que como
era harto previsible le aparejó muchos inconvenientes y ningún beneficio, le
explicó su hija Verónica a los periodistas.

En su tránsito acelerado desde el antiperonismo al peronismo


revolucionario, Walsh permaneció interesado y casi obsesionado con los
bombardeos de la aviación naval de 1955, que tanto había elogiado entonces.
Hay testimonios de que para fines de 1967 se había propuesto volver a narrarlos,
pero ahora desde el punto de vista de sus víctimas. No llegó a hacerlo. Fue
baleado y conducido agonizante por un “grupo de tareas” de la Marina a la
Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) cuando distribuía tan artesanal
como militantemente su “Carta Abierta a la Junta Militar” buzón por buzón.
Según testimonios de detenidos-desaparecidos empleados como mano de obra
esclava en ese Centro Clandestino de Detención (CCD) su cadáver fue
incinerado en el extenso campo de deportes que la Marina tenía al otro lado de
las avenidas Lugones y Cantilo, muy cerca del río.189

187
“El secreto que guardó Rodolfo Walsh se devela tras 63 años. Quien fue el hombre detrás de
la frase 'Hay un fusilado que vive'", por Daniel Cecchini y Eduardo Anguita. En Infobae del
03/10/2020. https://www.infobae.com/sociedad/2020/10/03/el-secreto-que-guardo-rodolfo-
walsh-se-devela-tras-63-anos-quien-fue-el-hombre-detras-de-la-frase-hay-un-fusilado-que-
vive/
188
El título del libro lleva como bajada "Operación Masacre de Rodolfo Walsh: una revolución de
periodismo (y amor)".
189
En momentos de cerrarse este libro el gobierno nacional había dado permiso para utilizarlo al
Club Atlético River Plate, lo que provoca protestas de algunos organismos de Derechos
Humanos precisamente porque allí fueron inhumados o convertidos en cenizas detenidos-
desaparecidos.
95

La misma patota que lo mató irrumpió en la humilde morada en la que


Walsh y su compañera Lilia Ferreyra se habían refugiado, en San Vicente, 51
km. al Suroeste de la Capital Federal. Arramblaron con todo lo que encontraron
y, entre ellos, con el último cuento que Walsh estaba escribiendo, “Juan se iba
por el río”190 y un relato inconcluso, “El aviador y la bomba”, que se encontraba
junto a las copias de sus dos notas sobre el bombardeo olvidado de Saavedra.191

El día domingo 18, varias unidades leales del Ejército, poderosas en


armamento y en cantidad de efectivos, que se movilizaban hacia Bahía Blanca y
habían convergido en una larguísima columna 192 que tenía el objetivo de
aplastar la insurrección de Puerto Belgrano, fue atacada por la aviación naval y
aparatos provenientes de la Base Aérea de Tandil que se habían sumado al golpe
el día anterior. Los sediciosos efectuaron 264 salidas aéreas de reconocimiento y
ataque ametrallando y bombardeando a las tropas leales en las cercanías de
Tandil, Sierra de la Ventana, Azul, Olavarría, Tres Arroyos, General Pico,
Tornquist, Dufaur y San Antonio Oeste.

El Regimiento de Infantería 3 con asiento en La Tablada, con experiencia


de combate antiaéreo por haber defendido la Casa Rosada el infausto 16 de
junio, fue bombardeado con particular intensidad en la ruta que une General
Lamadrid y Coronel Pringles. Tenía reducida su capacidad de defensa porque
había dejado sus poderosos cañones antiaéreos en la Capital para
defender la Casa de Gobierno a pesar de que el Comando Militar
legal estaba erróneamente convencido de que la Marina no tenía
espoletas para sus bombas. En sucesivos ataques, el Regimiento sufrió la
muerte de dos soldados conscriptos y un cabo, además de catorce heridos graves
y la pérdida de casi la mitad de su material rodante. El jefe a cargo de esas
fuerzas, el comandante de la III División de Caballería, general Eusebio
Molinuevo, describió una década después la situación vivida: “Tenía mis tropas
agotadas, malos transportes y caminos, y además acoso aéreo. El Ministerio

190
http://www.primerafuente.com.ar/noticias/69789/juan-se-iba-rio-cuento-perdido-rodolfo-
walsh-secuestro-dictadura
191
El bombardeo olvidado”, por Diego Kenis, en “El Cohete a la luna” del 12/09/21,
https://www.elcohetealaluna.com/el-bombardeo-olvidado/
192
Compuesta por el Regimientos 3 de Infantería Motorizada (RI3) “General Belgrano” con base
en La Tablada: el 1 de Caballería Blindada “Coronel Brandsen”, con base en Tandil; el 2 de
Artillería a Caballo, con base en Villaguay, Entre Ríos; el 3 de Artillería, con sede en Diamante,
Entre Ríos, y la Escuela de Artillería Antiaérea.
96

no nos ordenaba atacar”.193 Ante esta situación, en Tornquist, Molinuevo


convocó a sus oficiales a una reunión. Luego de una fuerte discusión entre
los oficiales y ante el retiro del Regimiento 1 de Caballería,
Molinuevo decidió cumplir la orden original de atacar. 194 Así, sus
tropas continuaron avanzando y llegaron a la periferia de Bahía Blanca, donde
recibieron la orden de no atacar y que fue recibida con manifiesto desagrado por
algunos oficiales hasta que, el martes 20, Lonardi se proclamó Presidente.

La Marina ocupó Villa Mitre, un barrio bahiense, bastión del peronismo,


y allanó la CGT y la CGE. Pese a esta demostración de poder, la situación de los
golpistas era crítica: en la Base General Belgrano escaseaban combustible y
bombas, y se había iniciado la evacuación de las mujeres y niños. A las 17,40
horas, el jefe de la base, el capitán de navío Jorge Enrique Perren, le envió un
mensaje urgente a Isaac Rojas: “Base rodeada por fuerzas superiores.
Evacuación mujeres y niños. Requiero muy urgente. Regreso ‘9 de Julio’ para
cooperar con defensa”.195

En ese momento, la Flota de Mar se dirigía a concentrarse en el Río de la


Plata. Previamente, a todos los embarcados se les notificó el objetivo sedicioso y,
a quienes no lo compartieran, se les ofreció desembarcar. El relato golpista dice
que, de 6.000 hombres embarcados en diferentes naves, no se sumaron al golpe
solo 20 oficiales, 7 suboficiales, 2 marineros y 85 conscriptos. Rojas, que había
tomado el mando, recibió una llamada de Lonardi, que le informó de su difícil
situación en Córdoba. Dos sitios claves para el destino de la sedición estaban a
punto de caer en manos de las fuerzas legales. Según los relatos de los
sediciosos, es en ese momento cuando Rojas tomó la decisión de bombardear el
puerto de Mar del Plata y advertir que también la Base de Submarinos y el
Regimiento de Artillería Antiaérea de Camet –al norte de Mar del Plata– serían
blanco de sus cañones si sus jefes seguían negándose a plegarse al movimiento.

193
Reportaje en la revista Atlántida n° 113, septiembre de 1965, pág. 96.
194
La reunión se realizó en un puesto de la estancia de la familia Tornquist, donde se habían
alojado los oficiales. El teniente coronel César Camilo Arrechea, segundo jefe del RI3, le
recriminó a su superior haber retirado sigilosamente los muertos y heridos por las bombas de la
Marina. En: Manfredi, Alberto N. 1955 Guerra Civil. La Revolución Libertadora y la caída de
Perón. Ver https://caidadeperonrevolucionlibertadora.blogspot.com
195
Cfr. Perren, Jorge. Puerto Belgrano y la Revolucion Libertadora, Instituto de Publicaciones
Navales, Buenos Aires, 1997.
97

También el crucero general Belgrano –hasta entonces llamado ARA 17 de


Octubre– recibió su orden de alistarse para bombardear la destilería de La
Plata. Cuando se conoció la noticia de que Perón había delegado su poder en
una junta de generales, esta orden fue suspendida.

Mar del Plata


El 18 a las 17.11 horas, el crucero “9 de Julio” recibió la orden: “Destruir
depósitos de petróleo y nafta en Mar del Plata, previo aviso a la población”. La
orden de avisar a la población hace suponer que el alto mando sedicioso
consideraba que el terror ejercido en junio, aunque coadyuvante para sus
objetivos, tres meses después se había vuelto intolerable para las mayorías. Aun
así, cuando se anunció la orden, el suboficial principal Miguel Spera
intentó amotinar a la suboficialidad para impedir su ejecución. Fue
ejecutado inmediatamente por un oficial y, seguidamente, fueron
arrestados diez suboficiales considerados “sospechosos”.196

Al llegar a Mar del Plata, quien estaba al mando del crucero, el


capitán de navío Bernardo Benesh, se negó a cumplir la orden de
disparar contra la ciudad. El relato golpista dice: “no comprendía
que estábamos en guerra”. Tal vez no fueran solo Benesh y el infortunado
Spera quienes tenían reservas para bombardear áreas inequívocamente civiles
porque el mismo relato informa que el nuevo jefe debió tranquilizar a la
tripulación aclarándole que “solo atacarían objetivos militares” 197. El jefe de la
Base de Submarinos no cedió ante las presiones y se negó a declarase golpista.
Intentó una negociación con el crucero, producto de la cual y tras fuertes
discusiones fue reemplazado por su segundo que sí aceptó sumarse a la
sedición.

196
Manfredi, Alberto N. 1955 Guerra Civil … op. cit.- En la edición en papel, pág. 308
197
Ibidem. Aquí, Alberto Manfredi (h) (quién fuera entrevistado por el equipo de investigación)
realiza una reconstrucción confiable de los hechos en base a trabajos de Ruiz Moreno, Isidoro;
Lonardi, Marta; Cavallo, Miguel Ángel; Cichero, Daniel y Carbone, Alberto. Además, gracias a lo
denunciado por un lector del diario La Capital de Mar del Plata, Anselmo Taboada, el equipo de
investigación del ANM pudo comprobar y documentar que también el radiotelegrafista José
Rubiani fue ultimado con varios disparos de armas de fuego.
98

La Policía avisó “casa por casa” que había que evacuar toda la zona
costera y desde Playa Grande a Playa Bristol los vecinos salieron “con lo que
podían, con los colchones o con las jaulas de los pájaros”.198

A las 19 horas, por altoparlantes, se anunció el inminente bombardeo a la


población, como acciones contra los que han “envilecido el país, pisoteado la
libertad, las leyes y los más caros sentimientos argentinos (…). Como
argentinos nos duele inmensamente hacer fuego sobre lo nuestro, pero la
ceguera de los que han injuriado la justicia y nos han llevado a la ruina moral,
nos obliga a tomar esta determinación extrema. La Nación lo espera todo de
nuestro valor y el estricto cumplimiento del deber.”199

Respecto a este combate y la participación de los grupos paramilitares


resulta útil el testimonio del ya mencionado teniente 1º Elizagaray, quien estaba
destinado en Escuela de Artillería.

“Los Comandos Civiles comenzaron a actuar para esa época. Para


septiembre en Mar del Plata ya estaban organizados militarmente. Cuando
me ordenaron que fuera con mi batería de artillería a ver si podía detener la
flota comandada por el almirante Rojas, todos los movimientos que hacíamos
eran informados. Los Comandos Civiles integrados por médicos,
abogados y otros profesionales, trasmitían nuestra posición por
radio a los buques, que se encontraban a cinco kilómetros de la
costa. Era tan precisa esa información que yo no sabía qué hacer.
Teníamos los cañones instalados, pero no teníamos alcance de tiro. Mientras,
ellos dispararon una bomba a 30 metros de la batería y otra a 10. Entonces
ordené retirarnos, nos iban a matar sin sentido porque tenían perfectamente
ubicadas nuestras posiciones”.

Cuenta que recibió órdenes del brigadier Juan Ignacio San Martín –
ministro de Aeronáutica– de bombardear la torre del control del aeropuerto y
que luego se refugiara en la estancia “La Armonía” de la familia Unzué:

“Me dijo que venía gente de refuerzo para Mar del Plata, creo que era
personal de la Escuela de Suboficiales, o algo así. Hice eso disparé sobre la
198
La Capital. 18/09/16. Disponible en www.lacapitalmdp.com. Lili Mon. Reseña 22/09/18.
Disponible en: https://www.facebook.com/lili.mon.796. Visciarelli, Gustavo. Reseña 17/09/20.
Disponible en: https://www.facebook.com/gustavoanibal.visciarelli
199
Manfredi, Alberto. 1955 Guerra Civil … op. cit., en la edición de papel, pág. 312
99

torre y me fui a la estancia; pasaban los días y no sucedía nada. Nos


enteramos que Perón se había ido con el mayor Cialceta y su
secretario privado el mayor [Alfredo] Máximo Renner a
Paraguay[200]. A todo esto, el jefe del Destacamento, coronel Mattos,
que era peronista me preguntó: ¿Qué hacemos? No vamos a pelear
solos. Mejor vamos a manifestarnos en subordinación al
comandante en jefe y nos volvemos a nuestra unidad. Cuando
llegamos a la Escuela de Artillería la encontramos semidestruida por el
bombardeo (…) En Mar del Plata, en septiembre de 1955, la gente, los obreros,
ante el peligro del bombardeo a la ciudad, pasaban por mi casa con los
colchones al hombro, era una declinación.”

Cuenta Elizagary que un familiar –también militar– le aconsejó que “no


hiciera nada” porque iba a ser echado del Ejército por “peligrosidad
ideológica”, lo que efectivamente sucedió pocos meses después.201

El lunes 19, a las 6.40 de la mañana, el crucero “9 de julio”, con sus


cañones de 150 mm disparó 69 proyectiles y destruyó nueve de los once
depósitos de petróleo de YPF ubicados en la costa de Mar del Plata. Luego, poco
antes del mediodía, los destructores San Juan, San Luis y Entre Ríos
cañonearon durante doce minutos a la “Escuela de Artillería Antiaérea” (hoy
GADA 601), unidad leal al gobierno en la que revistaba Elizagaray, que había
sido evacuada ante la inminencia del ataque, luego de que sus jefes estimaran
que la potencia de fuego de los buques era muy superior a la de la base,
especializada en fuego antiaéreo.

El ataque de la Marina también obligó a huir a los civiles peronistas que


desde a escollera norte intentaban enfrentar a los golpistas. La versión sediciosa
se refiere sin mayor precisión a la existencia de muertos y heridos en un
enfrentamiento de marinos con grupos del ejército y “elementos sindicales”
llegados en camiones en Playa Grande. Los testimonios de vecinos (recogidos
por la prensa local) se refirieron a destrozos en viviendas y comercios y algunos
heridos, pero no de víctimas fatales.
200
Según el testimonio del Dr. Hipólito Carmelo Barreiro –que fue médico de Perón y su
embajador en Liberia– a Juan Salinas, antes de abordar la cañonera paraguaya el presidente
depuesto se despidió de Renner diciéndole “Espérenme que enseguida vuelvo”. Esa frase fue
apropiada por Teodoro Boot y sirvió como el título del primer volumen de la saga de ficción
sobre la resistencia peronista (Punto de Encuentro, Buenos Aires, 2005).
201
Carlos Elizagaray. En: Chaves, Gonzalo. La Masacre … op. cit., p. 128-29
100

Terminado el bombardeo, grupos de civiles antiperonistas atacaron la


Comisaría 1ª destrozando sus instalaciones, como también los de la regional de
la CGT, el hotel “17 de octubre” propiedad del SUPE (Sindicato Único de
Petroleros del Estado) y el local de la Federación de Empleados de Comercio.
También tomaron por asalto Unidades Básicas del Partido Peronista Femenino,
la sede central del Partido Peronista y el chalet del empresario Jorge Antonio.
Mientras, un despacho de la agencia Télam ratificó que no se habían producido
víctimas “por la previa evacuación de la zona costera”.202

El martes 20, el relato de los sediciosos sostuvo que grupos de civiles


peronistas ocupan “Casa López”, la principal armería de la ciudad, y que
continuaban las escaramuzas con las patrullas de la Marina.

En este contexto, la CGT Regional llamó a afianzar la paz, volver al


trabajo sin albergar odios destructivos y colaborar con las fuerzas de la
liberación que controlaban la ciudad.

Simultáneamente, el capitán de fragata Carlos López, a cargo del


Comando Militar que gobernaba de hecho la ciudad emitió su comunicado nº 9:
“Todo aquel que se oponga a la apertura de los negocios o la concurrencia de
los obreros y empleados a puestos de trabajo, será considerado saboteador y
se le aplicará la ley marcial.”.203

Rosario
Frente a la incertidumbre por el desenlace de los hechos y la suerte
corrida por Perón, en Rosario se produjo una espontánea movilización de los
barrios del sur y del norte de la ciudad. Incluso el martes 20, consumado el
triunfo de los golpistas, alrededor de 30 agentes de la policía provincial
ocuparon la Comisaría 1ª de la ciudad y solo se retiraron ante la amenaza del
Ejército de reprimirlos. La violenta represión del Ejército ordenada por el
general León Bengoa (quien, a pesar de ser un veterano conspirador, no había
202
Ver Anexo Fotográfico.
203
El Trabajo. 20/09/55. En: Nieto, Alejandro Agustín (2009). “La ‘revolución libertadora’ en
perspectiva local: Los bombardeos en el puerto de Mar del Plata. En torno a los orígenes de la
guerra civil en Argentina, 1995”. Trabajos y Comunicaciones, (35): págs. 19-44. Disponible en:
https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.4680/pr.4680.pdf y en papel pág. 12,
También disponible en: http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/nieto_quit.pdf
101

sublevado a las fuerzas a su mando en Santa Fe y Paraná el 16 de septiembre),


produjo numerosos heridos y víctimas fatales. Según testimonios de una víctima
sobreviviente y relatos periodísticos, los heridos y muertos sumarían decenas.

La investigación del Archivo Nacional de la Memoria (realizada por un


militante de la ciudad que no perteneció ni pertenece al Archivo) ha tropezado
con la desaparición de la Asistencia Pública y de sus archivos. A ella fue llevado
José Mármol, herido por un oficial el ejército. Según su testimonio, en ese lugar
“había montones de muertos y heridos”.204

También la socióloga Beba Balvé, entonces adolescente y militante


socialista, describió la marcha de vecinos de los barrios del sur de Rosario hacia
el centro de la ciudad y el impacto que le produjo:

“he sido testigo, lo puedo describir socialmente: el 16 de septiembre las


masas visualizan un peligro y se ponen en marcha (…) los medios, en tanto
partido de la burguesía, le ponen nombre a ese shock: cabecitas negras,
hordas, aluvión zoológico, negros, etc. pero los de la ciudad centro quedan
estupefactos y se preguntan ¿Dónde estaban, de donde salieron? (…) Ahora
bien ¿Alguien se puede imaginar la crisis ideológica que puede
hacer una persona que milita en el Partido Socialista y se supone
que conoce al “pueblo” y la clase obrera, que adhiere a la
Revolución Libertadora, porque supone que garantiza la libertad y,
de repente, sin anunciarlo, se encuentra a metros de gigantes
columnas que cubren la calzada y por decenas de cuadras,
entrando por las cinco vías que confluyen al centro. Los de la zona sur
donde se encuentran los mataderos y el frigorífico Swift con 13.000 obreros,
portuarios, estibadores, metalúrgicos etc. (…) Sobrepasaron a la policía, (…).
El ejército fue desbordado y llegaron refuerzos al mando del general Bengoa,
con tanques y artillería pesada. Los tanques aplastaron y ametrallaron a
cientos de personas, grandes y chicos. Los que estaban cerca del Parque
Independencia se tiraron al lago para sortear los tanques, pero los alcanzaba
la metralla. (…). El cuadro fue dantesco y ha quedado grabado en mi retina:
los rostros de esos hombres, mujeres y niños”.205

204
Entrevista con el equipo de investigación del ANM
205
Beba Balvé. Entrevista realizada por Rafael Cullen. Circa 2009
102

Antes, en febrero de 2008, Balvé había dicho: “Vi fusilar a diez pibes; vi
cuando desde los tanques ametrallaban a jóvenes que se tiraban al lago del
Parque Independencia. Había toque de queda y por las noches sonaban las
balas de los francotiradores. Los militares entraban a las radios mientras se
emitían los programas: todo el pueblo escuchaba apersonarse al capitán de
fragata tal o cual y luego el rugido de la ametralladora. Mataban a todos en el
marco de esa insurrección. Ahí me curé de espanto.”206

Este testimonio, hasta hoy, no ha podido ser contrastado con otras


fuentes. Sólo se cuenta con el relato anterior que habla de “montones” y con los
datos de la prensa gráfica. La Acción del sábado 24, estima que hubo 15
muertos, pero La Capital de ese mismo día, solo contabiliza 3 muertos y 11
heridos. Pero al día siguiente, el domingo 25 informa que el viernes había 25
muertos y 55 heridos. Pero no identifica a nadie. Hay certificados de defunción
que acreditan muertes por heridas de bala esos días. Hasta la interrupción de la
investigación, solo se ha podido identificar en forma indubitable a un pequeño
número de esas víctimas como muertos por la represión militar.

El pacto social de 1945 frente a la ofensiva


oligárquica
Porque no olvidemos el hecho de que la
revolución de septiembre de 1955 no fue
solamente un movimiento en que un partido
derrotó a su rival o en que una fracción de las
Fuerzas Armadas venció a la contraria, sino que
fue una revolución en que una clase social
impuso su criterio sobre otra.
Mario Amadeo.207

A partir de la breve reseña presentada en estas páginas, pueden


dejarse formuladas algunas preguntas que tienen plena vigencia en
el presente. ¿Podía enfrentarse al odio clasista y racista del
antiperonismo desde el Pacto Social que sustentó a la Comunidad
206
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-3916-2008-02-22.html
207
Amadeo, Mario. Ayer, hoy y mañana. En: ANM. Libro del Bombardeo … op. cit., pág. falta
103

Organizada en 1945 o éste era ya insuficiente para defender sus


logros y debía refundarse nuevas bases? ¿Estaba en condiciones de
hacerlo?

El 30 de agosto, en una carta enviada al presidente del Partido Peronista


y a la CGT, Perón ofreció su renuncia. La CGT convocó a un paro para el día
siguiente. Una vez más, los sectores populares concurrieron a Plaza de Mayo
donde se congregó una multitud. Recordó uno que formó parte de ella: “El 31 de
agosto se corrió la bola de que Perón había renunciado. Subí a un camión fui a
Plaza de Mayo. Un paisano que llevaba un palo en la mano, lloraba y gritaba
‘Es la oligarquía, vuelve la oligarquía”. Perón dijo, todavía me acuerdo:
‘Hablarán de diferentes razones, de libertad, de justicia, de religión, son
pretextos: hay un solo motivo quieren retrotraer la situación a antes de
1943’.”208

Recuerda otro de los concurrentes: “Se llenó la Plaza y estaba


comprimida, llena de verdad. No cabía un alfiler. A eso de las seis de la tarde
apareció Perón. Hizo un discurso estilo Che Guevara.” Los testimonios
coinciden sobre la multitud reunida y el contenido del discurso de Perón en el
que abandonó toda actitud conciliadora: “No quieren la pacificación que les
hemos ofrecido (...) A la violencia le hemos de contestar con una violencia
mayor (…). [Y establece la consigna que atravesará las décadas hasta el
presente] La consigna es contestar a una acción violenta con otra más
violenta. Y cuando uno de nosotros caiga caerán cinco de ellos (...) ellos saben
que cuando nosotros nos decidimos a luchar ¡luchamos hasta el final! (...)
Después de hoy, han de venir acciones y no palabras.”209

El mismo manifestante recuerda el estado de ánimo de la multitud:


“Estábamos todos contentos. Si Perón estaba, estaba todo bien. Yo
era un pibe, pero había tipos grandes, todos laburantes. Lloraban
de emoción porque había salido Perón y no se iba. Nos fuimos
cantando y no se rompió ni un vidrio. La delegación en Perón era
total. El que los iba a frenar era él.”210

208
Eduardo “Corbata” Corbalán. Entrevistas con Rafael Cullen, año 2000 y sucesivos.
209
Perón, Juan D. Obras Completas, tomo XIX, p. 171. En: Galasso, Norberto. Perón …, op. cit.,
T. I, pág. 714.
210
Jorge Vázquez. Entrevistas con Rafael Cullen, año 2006 y sucesivos.
104

Las duras amenazas verbales del 31 de agosto no fueron acompañadas


por ninguna medida concreta.211 Aún dentro del marco de la “lucha entre
soldados”, no hubo ninguna respuesta militar.

El 7 de septiembre, el secretario general de la CGT le ofreció al Ministro


de Ejército formar “reservas voluntarias” con trabajadores reclutados por la
central obrera. El ministro, general Lucero, responsable máximo de la represión
a los sediciosos, afirmó categóricamente en sus memorias: “Nunca entregamos
armas y jamás hubiéramos permitido armar milicianos como lo han hecho los
‘usurpadores’ del poder con los ‘comandos civiles revolucionarios’ que se
transformaron en dueños y señores sanguinarios de la propiedad privada, de
la libertad y vida de hombres y mujeres peronistas.”212 Lucero atribuyó a una
campaña de difamación contra el gobierno peronista la mera circulación de
versiones de que se hubiera sopesado la posibilidad de armar a civiles.

El rápido repaso realizado, demuestra que el 18 de septiembre la


situación militar era francamente favorable a las fuerzas constitucionales.
Apenas iniciado el movimiento sedicioso, en Curuzú Cuatiá los suboficiales
rechazaron a los golpistas, se hicieron con el control de la unidad y
restablecieron a su jefe… quien estableció una tregua, no detuvo ni a
Aramburu ni a sus secuaces, dejándoles huir mientras permanecía
sin recibir órdenes para actuar.

En los principales frentes de combate, los jefes sediciosos reconocían una


situación muy difícil para ellos. En Córdoba, los generales Íñiguez y (Alberto
José Epifanio) Morello se aprestan a ocupar la ciudad, y Lonardi pedía una
“acción efectiva e inmediata sobre Buenos Aires”, diciéndole a Lagos “tengo
muy pocas posibilidades de éxito, pero estoy dispuesto a luchar hasta morir”;
tras lo cual le encargó que formara un “gobierno” en Cuyo, dónde la situación
era ambigua: mientras algunos oficiales se habían negado a ir a
Córdoba a reprimir a los sediciosos, las tropas que habían sido
movilizadas en apoyo de Lonardi fueron devueltas a sus cuarteles
cantando “la marcha peronista”.

211
La consigna del “cinco por uno” fue recuperada y utilizada por el antiperonismo y la represión
la dictadura instaurada en 1976. Cfr. Chávez, Gonzalo. La Masacre de Plaza de Mayo. De La
Campana, La Plata, 2005, págs. 144-47
212
Lucero, Franklin. El Precio de…op. cit., pág. 216
105

En Puerto General Belgrano y la zona cercana a Bahía Blanca, Arturo Rial


reconoció estar rodeados por fuerzas muy superiores y barajó la posibilidad de
retirarse hacia Río Gallegos. En Ensenada, los marinos desistieron de avanzar
hacia La Plata (Eva Perón) y se retiraron a sus barcos.

El Comando de Represión, el día 18 alrededor de las 6 de la mañana,


informó al Presidente que el curso de acción era favorable. Militarmente las
acciones estaban en vías de resolverse a favor de las fuerzas constitucionales.
Ese mismo día por la noche se conoció que, después de haber bombardeado los
tanques petroleros del puerto de Mar del Plata, la Marina sediciosa amenazaba
con bombardear las Destilerías de YPF en La Plata y Dock Sud, e incluso el
centro de la ciudad de Buenos Aires. Así lo recordó el autor de las amenazas,
Isaac Rojas: “Desde el crucero ‘La Argentina’ ordené al crucero ‘17 de octubre’
que tomase posición frente al puerto y bombardease la destilería a la una de la
tarde. Ya le habíamos mandado el telegrama a Perón pidiéndole la renuncia.
Hubiéramos tenido que afinar mucho la puntería para pegarle solo
a los tanques (…) Y si no renunciaba con esa acción, hubiéramos
tenido que bombardear los tanques de petróleo del Dock sud, con la
aviación. (…) Lonardi tenía pocas fuerzas y lo hubieran vencido” 213. Esta
amenaza del jefe sedicioso no tenía una lógica militar. No formaba parte de una
estrategia de combate. En septiembre, las amenazas de destruir destilerías de
YPF en La Plata y Dock Sud tenían el mismo objetivo que las bombas de junio:
instilar el terror en la población y principalmente en el gobierno que sabía las
gravísimas consecuencias económicas y sociales que tendría el bombardeo sobre
la Destilería platense de YPF.

Frente a la amenaza terrorista, el general Perón ofreció al Ejército


su abandono del poder de ser necesario para evitar mayores derramamientos de
sangre. Lo hizo el lunes 19 alrededor del mediodía, en un mensaje dirigido “al
pueblo de la nación”, leído por cadena nacional por el ya renunciado
ministro Lucero:

“Hace pocos días intenté alejarme del gobierno, si ello era una
solución para los actuales problemas políticos; las circunstancias públicas
conocidas me lo impidieron, aunque sigo pensando e insisto en mi actitud
213
Almirante Isaac Rojas. En: Galasso, Norberto. Perón… op. cit., T. I, págs 720/21
106

de ofrecer esta solución. La decisión del vicepresidente y de los


legisladores de seguir mi ejemplo con los suyos impide en cierta manera
la solución constitucional. [El Congreso se había autodisuelto y el
vicepresidente, el almirante Teisaire, había renunciado, mientras se había
conformado una Junta de generales supuestamente leales para negociar con los
sediciosos]. Por otra parte, pienso que es menester una intervención
desapasionada para encarar el problema y resolverlo. No creo que exista
en el país un hombre con suficiente predicamento para lograrlo, lo
que me impulsa a pensar que lo realice una institución que ha sido, es y será
garantía de honradez y patriotismo: el Ejército.

El Ejército puede hacerse cargo de la situación, el orden y el gobierno


para buscar una pacificación entre los argentinos, antes que sea demasiado
tarde, empleando para ello la forma más adecuada y ecuánime. Creo que ello
se impone para defender los intereses superiores de la Nación. Estoy
persuadido de que el pueblo y el Ejército aplastarán el levantamiento, pero
su precio será demasiado cruento y perjudicial para los intereses
permanentes (…) Ante la amenaza de bombardeo a los bienes inestimables de
la nación y a sus poblaciones inocentes, creo que nadie puede dejar de
deponer otros intereses o pasiones. Creo firmemente que esta debe ser mi
conducta y no trepido en seguir ese camino. La historia dirá si había razón
de hacerlo.”214

Este documento ha sido objeto de diferentes interpretaciones,


y ha suscitado y suscita encendidas polémicas, dentro y fuera del
peronismo. Es claro que estas interpretaciones se corresponden con
las visiones y valoraciones que cada cual haga del peronismo, de la
realidad social y política y de las causas y el contenido del conflicto
que esa realidad planteó y plantea en la sociedad argentina.

Parece evidente que, con estas palabras, Perón anunció que se alejaba de
la confrontación política, al menos en los términos en que estaba planteada por
los golpistas. Cuando han renunciado el jefe del Comando de
Represión y el Vicepresidente y la Legislatura se ha autodisuelto,
Perón dice que han seguido su ejemplo. Afirma que ya antes trató de
214
Perón, Juan D. Obras completas. Tomo XIX, p. 313. En: Galasso, Norberto. Perón…op. cit.
T.I, p.722
107

alejarse del gobierno e insiste en ofrecer esa supuesta solución.


¿Solución para quién?, es una pregunta imprescindible. Siendo la figura
central de la política nacional en los últimos diez años se excluyó de
ser quien buscara la paz que dijo anhelar, cuando afirmó que no
existe un hombre con suficiente predicamento como para lograr
soluciones. Por lo que dejó en otras manos el inexistente margen de
negociación que surge de su carta.

Hablar de los “intereses superiores de la Nación”, o de “intereses


permanentes” requiere precisarlos. Como vimos, desde 1945 existe una
confrontación creciente, dos modelos de organización nacional con diferentes
relaciones sociales y diferente distribución de los bienes. En consecuencia,
puede decirse que existen diferentes “intereses permanentes y superiores de la
Nación”. Con esa apelación a una Nación indefinida queda oculto o
negado el conflicto que, en 1945, Perón había descripto con firmeza y
claridad.

Lonardi demuestra haber entendido el mensaje. El martes 20, apenas un


día después de admitir que solo le restaba luchar hasta morir, anunció en un
comunicado “dos resoluciones para salvaguardia del orden público: la
constitución en Córdoba de un gobierno provisional a mi cargo y la cesación
de una tregua que solo podía perjudicar al país.”

El jefe golpista, como condición para detener los “perjuicios al país”


ofreció la formación de un gobierno impuesto a partir de la amenaza terrorista
de la Marina y la continuidad de los combates. Algo radicalmente distinto al
intento conciliador de Perón con su renuncia. Además, el comunicado golpista
descalificó las tratativas entre la Junta Militar y el “gobierno revolucionario” y
etiquetó como “maniobras” las discusiones acerca de la renuncia o no de Perón.
También rechazó cualquier negociación, al afirmar que esa “Era una situación
inaceptable, pues la Revolución no se hizo solo contra el general
Perón sino contra su sistema de gobierno” 215. Los sediciosos
demostraron así que tenían claro las causas del conflicto que estaban
dirimiendo en términos militares. Su guerra era contra las políticas que desde el
Estado impulsaba el gobierno peronista.
215
Comunicado sobre la finalización de la tregua,. 20 de septiembre de 1955. En: Lonardi,
Marta. Mi padre … op. cit., págs. 158-59
108

Años después, Perón ampliaba las razones de su decisión:

“La situación militar era ampliamente favorable pues desplegadas las


fuerzas solo era cuestión de tiempo y de lucha para someter a los focos
rebeldes de Córdoba y Bahía Blanca. En la Capital Federal quedaban aún sin
emplear toda la I División de Ejército motorizada, las fuerzas de Campo de
Mayo, el Batallón ‘Buenos Aires’ y otras fuerzas leales. Sin embargo, me
preocupaba la amenaza de bombardeo de la población civil en la que
seguramente perderían la vida miles de inocentes que nada tenían que ver
con la contienda. Ya Buenos Aires había presenciado la masacre
del 16 de junio de 1955, cuando la aviación naval bombardeó la
Plaza de Mayo y ametralló las calles atestadas de gente, matando e
hiriendo a mansalva al pueblo indefenso. Era de pensar lo que ocurriría
en un bombardeo indiscriminado sobre una ciudad abierta, sometida a la
acción de los cañones navales y las bombas aéreas (…). Me preocupaba
también la destrucción de la destilería ‘Eva Perón’ una obra de extraordinario
valor para la economía nacional y que yo la consideraba un hijo mío. Yo había
puesto su primer ladrillo hacía casi nueve años y yo la había puesto en
funcionamiento.” Escribe también Perón sobre sus recuerdos de la España
devastada por la guerra civil. “Muchos me aconsejaron abrir los arsenales y
entregar las armas y municiones a los obreros que estaban ansiosos por
empuñarlas, pero eso hubiese representado una masacre y posiblemente la
destrucción de medio Buenos Aires: Esas cosas uno sabe cómo empiezan, pero
no como terminan (…) Después de una natural reflexión, llamé al general
Lucero, jefe de las fuerzas de represión y le dije: ‘Estos bárbaros ya sabemos
que no tendrán escrúpulos para hacerlo. Es menester evitar la masacre y la
destrucción. Yo no deseo ser factor para que un salvajismo semejante se desate
sobre la ciudad inocente y sobre las obras que tanto nos ha costado levantar.’”
216

Las razones de Perón para anunciar su retiro de la


confrontación demuestran la eficacia de la barbarie de junio y de las
amenazas terroristas de Rojas. La “acción psicológica,” como llamó uno de
los terroristas a la masacre del 16 junio, no fue un “exceso” o un exabrupto, fue

216
Perón, Juan D. Obras Completas. Tomo XX, p.188. En: Galasso, Norberto Perón… op. cit.,
Tomo I, p. 721
109

racional en su elaboración y en su ejecución, y demostró eficacia para sus


objetivos aleccionadores, como los llamó uno de sus ejecutores 217. Las
distintas fuerzas que formaban parte del amplio y heterogéneo
frente opositor no estaban interesadas en negociar. Por diferentes
motivos e intereses, de los que sus dirigentes tenían plena
conciencia, querían volver a la argentina pre-peronista.

Iniciado el último combate del movimiento sedicioso ¿Cómo


respondieron las Fuerzas Armadas? Se trata de una cuestión que ha sido
considerada, por muchos, determinante para la resolución del conflicto.

En 1951, en Campo de Mayo, fueron suboficiales, en un enfrentamiento


armado con oficiales, quienes impidieron que se concretara el plan de asesinar a
Perón. En junio del ‘55, en la base aérea de Morón, intentaron impedir sin éxito
la fuga de Zabala Ortiz y otros ejecutores del bombardeo. En septiembre, en
Curuzú Cuatiá, fueron los tanquistas, sobre todo los suboficiales, quienes
provocaron la fuga de Aramburu y sus cómplices. En Cuyo, como ya se vio, “la
tropa” (no sólo los conscriptos), movilizada hacia Córdoba para apoyar a
Lonardi, salió cantando la marcha peronista y fue devuelta a su cuartel. En la
Marina y ante el propósito de bombardear La Plata y la Capital Federal, fue un
grupo de suboficiales el que intentó sublevarse y fueron reprimidos con la
muerte de su cabecilla y la detención de los sospechosos de secundarlo.

No es de extrañar: los suboficiales de las Fuerzas Armadas habían


recibido del gobierno peronista reivindicaciones simbólicas y materiales que
ratificaban su pertenencia o los hacían solidarios con las clases y sectores
sociales de los que la gran mayoría de ellos provenía 218. Estos intentos de
resistencia al golpismo, que no pasaron de ser fragmentados y embrionarios,
mostraron fisuras en las pirámides jerárquicas. Fisuras que expresaban
diferentes extracciones de clase. Conflictos sociales que no fueron atendidos,
organizados ni conducidos por la dirección peronista.

217
Capitán de Navío Vicente Baroja. Ver nota al pie N° 88
218
El derecho al voto al que no habían accedido con la Ley Sáenz Peña, que los equiparaba a los
presos y a los soldados conscriptos. Desde 1947, podían acceder a la Obra Social del Ministerio
de Ejército. También se establecieron planes de vivienda para ellos, y sus familiares tenían
prioridad para acceder a empleos públicos.
110

Las policías provinciales, en su mayoría, respondieron al orden


constitucional. En Córdoba, numerosos policías se negaron a reprimir a quienes
apoyaban al gobierno y fueron cesanteados.219

En Ensenada, fueron policías y vecinos quienes resistieron el avance de la


Marina hasta la llegada de las tropas leales. En Córdoba, la Jefatura de Policía se
convirtió en sede del jaqueado gobierno constitucional; por lo que sufrió un
feroz bombardeo que produjo muchos muertos. En Mar del Plata, civiles se
autoconvocaron para colaborar con el Ejército , y policías que habían hecho lo
mismo terminaron atrincherándose en una comisaría en un postrer intento de
resistir a la Marina sediciosa.

También fueron fragmentarios y embrionarios los intentos de resistencia


surgidos del peronismo. Militantes, que en el largo proceso 1955/74
participaron de tendencias enfrentadas entre sí, buscaron su lugar en la
resistencia al golpismo sin lograrlo.

Así, la flota de cuarenta camiones cargados de trabajadores para ir a


Córdoba, que había organizado el sindicalista metalúrgico Armando Cabo junto
a otros militantes, fue dispersada, y los ferroviarios de Córdoba que pidieron
armas a las tropas leales se quedaron con las manos vacías.

En los años ’80, Cabo recordaría que alrededor de la sede de la Unión


Obrera Metalúrgica (UOM) de Avellaneda “teníamos estacionados cerca de
trescientos camiones que habíamos traído de las fábricas y de dónde fuera y
sabíamos que en ese momento había la posibilidad de armar a dos clases de
ciudadanos220 para defender al gobierno constitucional (…) pero al llegar a la
sede central [de la CGT] en la calle Azopardo la preocupación se transformó en
estupefacción: los dirigentes ya no estaban en sus puestos… habían
desertado”.221

Avelino Fernández sintetizó la opinión de muchos militantes peronistas:


“El 16 de septiembre, Perón esperó en la lancha para que hubiera

219
En 1973, estos efectivos fueron reincorporados a la fuerza por el gobierno de Ricardo
Obregón Cano y Atilio López. Con el golpe policial de febrero de 1974, el interventor del
gobierno nacional, Duilio Brunello, los pasó a retiro obligatorio.
220
Se refería a dos camadas de ex soldados conscriptos que hubieran cumplido con el Servicio
Militar Obligatorio (SMI), vulgo colimba.
221
Osvaldo Calello y Daniel Parcero, De Vandor a Ubaldini, Centro Editor, Buenos Aires, 1984,
Tomo 1, pág. 30.
111

otro 17 de octubre. Pero...la CGT eran unos traidores...otros


dirigentes estaban aburguesados.”

Sebastián Borro coincidió con su compañero y amigo: “En el 55 no


pudo hacerse otro 17 de octubre. El pueblo estaba cómodo.
Esperaba [todo] de Perón. Y la oligarquía estaba decidida a todo y
los militares, en especial la Marina, también”.222

Otro militante llama a esa primera resistencia una “respuesta


ingenua al golpe. Decíamos, ‘Perón los va a limpiar’(...) Pero mi
padre ferroviario, luego militante de la Resistencia se lamentó
porque Perón no dio los ‘fierros’ que le pedían. Finalmente, el Viejo
se quedó con el tiempo y nosotros con la sangre”223. Otros militantes se
preguntaban ¿por qué Perón no reprimió a los golpistas?”224

No hubo desde la conducción del peronismo orientaciones


para organizar la resistencia ni se la impulsó, quedando por lo tanto
librada a la espontaneidad de pequeños grupos. Posiblemente en el
momento de mayor confrontación militar ya no fuera posible. No se trataba “de
que Perón sea flojo, valiente o duro”, como él mismo escribió225. Tampoco de
discutir sobre las capacidades individuales del general Lucero. Para el jefe del
Comando de Represión todo se resolvió en el plano de la “lealtad” y
la “traición” al “honor” militar entre oficiales. Todavía después de lo
sucedido en junio, se sorprendió de “la falta de escrúpulos de los
aviadores navales que bombardean ambulancias fácilmente
reconocibles como tales”226. En sus memorias, Lucero no hace referencia
alguna a la resistencia de los suboficiales. Esta negación de la realidad –o
desconocimiento del principal conflicto intestino de la fuerza– negación que se
tradujo en inoperancia, fue relevante en la derrota militar de las fuerzas
constitucionales. Pero lo cierto es que ningún análisis de los comportamientos
individuales puede explicar la incapacidad de la dirección peronista para
impulsar y dirigir los intentos parciales de resistencia.227

222
Sebastián Borro. Conversaciones con Rafael Cullen.
223
Juan Carlos Cena. En el documental “Los Resistentes”, op. cit.
224
Entrevistas a Carlos Sosa e Irma Fuentes. En: Ibidem
225
Perón, Juan D. Obras Completas. Tomo XIX, p. 250-51. En: Galasso, Norberto. Perón… op.
cit. T.I, pág. 700
226
Lucero, Franklin. El Precio… op. cit., pág.147
112

Ocho años después, Arturo Jauretche se refirió a las conversaciones que


había tenido con Perón en 1945: “Perón no quería que hubiera capitanes, ni
tenientes, ni sargentos, ni nada. Me lo dijo a mí en el 45: ‘Estaremos la tropa y
yo; la tropa y yo nos encontraremos en cada vuelta de la jornada’. (…) la última
vez que lo vi a Perón – en 1950- le dije que iba a perder el apoyo del Ejército
por confundir la doctrina peronista con la doctrina nacional. Perón
no dejó margen para los no peronistas que eran nacionales”228. Al
respecto, es ilustrativo el testimonio de Carlos Elizagaray: “Yo era teniente
primero y me reía de los planes de enseñar la doctrina nacional a los oficiales
del Ejército. Fue una idea del general Lucero, hecha con buena
intención, él creía que se podía. Los oficiales se cagaban de risa, no
le daban ni cinco de pelota. Yo, para encontrar un oficial peronista
en el Ejército, tenía que buscarlo con lupa. En Mar del Plata, por
ejemplo, había muy pocos peronistas, y los que se decían
peronistas no tenían voluntad de combatir, estaban vencidos de
antemano, ya estaban cansados de Perón.”229

Al respecto, recuerda Julio Godio que el 16 de junio “Lucero fue el ‘héroe


de la jornada’. Alabado por Perón y orgulloso de haber logrado suprimir a los
insurrectos, se apresuró a entregar esa misma tarde al Presidente en el
Ministro de Ejército, el ‘Decálogo del soldado’, una especie de compendio de
máximas para el ejercicio de la profesión, cuyo capítulo IX, titulado ‘Las
Fuerzas Armadas síntesis del pueblo’, decía así: ‘Recordar
ininterrumpidamente. Como afirma el conductor de la Nueva Argentina, que las
Fuerzas Armadas son la síntesis del pueblo, que no pertenecen a determinados
partidos o sectores ni pueden servir de instrumento a la ambición de nadie y que
pertenecen a la Patria, que es hogar común y que a ella se deben por entero’”.230
227
Un ejemplo paradigmático es la defección del Partido Peronista. “En septiembre de 1955, a
pocos días de haberse consumado el golpe de estado que derrocó a Juan Domingo Perón, el
presidente del Partido Peronista, Alejandro Leloir, saludó al nuevo gobierno encabezado por
el Gral. Eduardo Lonardi y declaró que el movimiento peronista comenzaba ‘una marcha sin
andadores’”. Contreras, Gustavo Nicolás y García, Delia María. Cuartas Jornadas de Historia
Política organizadas en el año 2013 por la Universidad de la República en Montevideo y
publicadas por el Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas).
https://www.conicet.gov.ar/new_scp/detalle.php?
keywords=&id=33236&congresos=yes&detalles=yes&congr_id=1713219
228
Jauretche, Arturo. Pregón. 30/12/1963. En: Galasso, Norberto. Perón… op. cit., T.I, págs.
612-14.
229
Carlos Elizagaray. En: Chávez, Gonzalo. La Masacre de…op cit., p.125.
230
La Nación, 17 de junio de 1955. La versión completa del “Decálogo del soldado argentino” en
Lucero, Franklin, op. Cit. Pág. 244
113

Apostilla Godio: “Quizá Lucero, en su alegría por la victoria, no haya


percibido con claridad a quién estaba leyendo ese capítulo del Decálogo que
con tanto esmero había escrito… frente a él, la primera fila de generales que lo
escuchaban en silencio estaba formada por Pedro E. Aramburu, Julio A.
Lagos, Dalmiro Videla Balaguer, Juan J. Uranga y León J. Bengoa”. 231

Los intentos de la conducción peronista, para lograr una concertación


sobre la base de “dar por terminada la revolución” resultó siempre frustrada. La
insistencia en ese camino suponía desconocer o negar el carácter de la
confrontación. Los poderosos intereses del frente antiperonista reconocían con
certeza (tal como los reconocen hoy) a sus enemigos reales. Sabían que no
combatían contra los discursos de Perón y sus amenazas nunca concretadas, ni
contra la larga lista de designaciones de todo tipo con su nombre o el de Eva, ni
contra la modificación de algunas circunscripciones electorales en la Capital, o
contra la obligación jamás escrita de afiliarse al Partido Peronista para acceder a
cargos públicos. Tampoco les molestaba la persecución contra el grupo del ex -
gobernador Mercante. Todos estos errores y límites del peronismo los utilizaron
con habilidad y astucia.

Estaba claro que la legalidad construida por el peronismo era un


obstáculo para el avance del gran capital. Se habían modificado las condiciones
internacionales –y, por lo tanto, también las locales– que hicieron posible la
institucionalización de las demandas obreras y populares. Por sus propias
palabras, sabemos que los golpistas eran conscientes de la necesidad de infundir
el terror para llevar adelante con éxito su ofensiva contra el Estado de Bienestar
y sus derechos.

El nuevo bloque de poder sabía que a su embestida contra la “República


Social” del peronismo no le alcanzaba con los mecanismos institucionales de la
“República Liberal”. Es el momento en que el conflicto social en nuestro país
adquirió algunas características de guerra civil. La violencia brutal, la
ausencia de legalidad y de toda norma ética modificaron los
términos en que estaba planteado el conflicto social, y por lo tanto la
política, desde de 1955. La proscripción política de la alianza peronista
significó la proscripción política y social de la clase obrera y de los sectores

231
Godio, Julio, op. cit. pág. 42
114

populares que no iban a consentir pasivamente el retroceso en sus condiciones


de vida y de trabajo. Lo que hacía necesario el terror.

La clase dominante vulnera sin dudar su propia legalidad. Esto hace


ilegítimo el uso de la fuerza material por parte de los nuevos ocupantes del
gobierno del Estado. Para los trabajadores y el conjunto del pueblo peronista, el
sistema institucional pierde su eficacia como legitimador del sistema político.

Este es un dato ineludible para cualquier análisis del origen de


la violencia política en Argentina en el proceso que durante dos
décadas largas fue desde 1955 a un golpe mucho más cruento en
1976.

El gobierno de los “Libertadores”


El conventillo temblaba, parecía que iba a
caerse cuando pasaban los tanques Sherman. Se
paraban en la esquina y hacían girar la torreta
varias veces. Hacían lo mismo en todo el barrio.
Las madres tenían mucho miedo y no nos dejaban
salir a jugar en la vereda.

José Paz, futuro militante sindical, sobre


septiembre de 1955 en Avellaneda.

Un buen día, me acuerdo que era domingo,


aparecieron a las seis de la mañana, despertaron a
toda la gente, tiraron bombas de estruendo y con
altoparlantes decían que toda la población tenía
que poner una mesa en la puerta y en ella todas sus
armas y esperar la requisa militar.

Algunos eran contemplativos, pero otros eran bien


herejes: cortaban los colchones y daban vuelta los
muebles. (…). Vinieron con un tanque de guerra de
esos chiquitos. El que dirigía el tanque giraba la
torre y nos apuntaba con el cañón. Estaba todo el
barrio empavurado.
115

Teodoro “Tete” Valdez, habitante de Villa Jardín


(Valentín Alsina) y militante peronista.232

Una vez aceptadas en forma incondicional las condiciones de los


golpistas, Lonardi asumió la presidencia en una Plaza de Mayo repleta de
antiperonistas, e intentó una política conciliadora con los derrotados. Se llegó a
un acuerdo con el movimiento obrero, estipulándose que en 120 días se
celebrarían elecciones en todos los gremios. En esas negociaciones, la CGT
aceptó eliminar el preámbulo político de su estatuto que, en abril de 1950, la
había convertido en la tercera rama del Movimiento Peronista. Pero los
acuerdos alcanzados no se concretaron y la CGT llamó a un paro para el 14 de
noviembre. Al mismo tiempo, el presidente golpista convocó a Raúl Prebisch,
antiguo administrador del Banco Central bajo la breve presidencia del
conservador Ramón Castillo (que fuera depuesto el 4 de junio de 1943 por
militares nacionalistas que lo acusaban de preparar un fraude electoral) para
que elaborara un plan económico. Su diagnóstico le fue entregado a Lonardi a
fines de octubre. Sostenía que la economía nacional argentina estaba
atravesando “la crisis más grave de la historia argentina” y atribuía la
inflación “a los aumentos masivos de salarios y el dirigismo
estatal”.233

El intento del sector “nacionalista” católico del golpismo de conciliar este


diagnóstico económico con la consigna de Urquiza de “ni vencedores ni
vencidos” duró menos de dos meses. El 12 de noviembre, ante la resistencia a su
política dialoguista, Lonardi proclamó que “en ningún caso dividiré a la clase
obrera para entregarlas con defensas debilitadas a las fluctuaciones de
nuestra economía y nuestra política”.234 Pese a estas declaraciones, el paro
anunciado por la CGT fue declarado ilegal, pero Lonardi se negó intervenir a la
CGT y al Partido Peronista, motivo por el cual, al día siguiente, las mismas
Fuerzas Armadas que lo habían entronizado lo destituyeron. O, dicho de otra
manera, su ala liberal y masónica desplazó a los nacionalistas católicos del
gobierno, asumiendo la presidencia el general Aramburu. El vicealmirante
Rojas conservó la vicepresidencia, y a partir de entonces daría rienda suelta a su

232
Teodoro “Tete” Valdez. Testimonio completo en el documental “Los Resistentes”, op. cit.
233
Rouquié, Alain. Poder Militar … op. cit., pp. 131-132.
234
La Nación. 12/11/55.
116

odio a todo lo que oliera a peronismo. Dicho de otro modo, a partir de entonces
se reanudó sin titubeos la ofensiva frontal contra el modelo de desarrollo
peronista. Tres días después de la asunción de Aramburu, la CGT fue
intervenida y sus dirigentes detenidos. A fines de noviembre, fueron disueltos
tanto el Partido Peronista como la Confederación General Económica (CGE) y se
prorrogaron todas las convenciones colectivas de trabajo que vencían en febrero
de 1956. También se reseteó (se “restaura en plenitud”, aseguraba el respectivo
decreto) el Poder Judicial, declarándose cesantes a los miembros de la Corte
Suprema.

Los futuros fusiladores no estuvieron solos en sus afanes persecutorios.


Todos los partidos políticos participaron de una “Junta Consultiva”, presidida
por el almirante Rojas y cuya vicepresidencia ocupó la doctora Alicia Moreau de
Justo, del Partido Socialista. Esta Junta participó del desplazamiento de
Lonardi, que fue presionado para que presentase su renuncia ante Rojas.

Según el relato de Marta Lonardi “Esta prudente política, [la de su padre]


que tendía a la incorporación democrática de gran parte del pueblo argentino,
enfureció a muchos.” Al respecto, citó un comunicado del Comité Metropolitano
de la UCR, dominado por el sector unionista, aparecido en el diario Clarín el 11
de octubre de 1955, que reclamó “la disolución del Partido Peronista y que se
ordene la incineración pública de los libros de los afiliados peronistas”.235

Hubo continuidades entre unos y otros golpistas. El diagnóstico


solicitado por Lonardi sería el punto de partida del llamado Plan Prebisch
(definido por Arturo Jauretche como el “Estatuto Legal del Coloniaje”) que
sirvió de hilo conductor a la política económica de Aramburu. Como señala el
economista Mario Rapoport: “apuntaba a una redistribución del ingreso
inversa a la del peronismo, privilegiando las transferencias de la ciudad al
campo y del trabajo al capital.”236 A partir de esta política, el dólar pasó a costar
18 pesos contra los 5 a 7,5 de su cotización anterior, y se estableció un mercado
de cambio “libre” donde llegó a cotizarse a 36 pesos. Se eliminaron los controles
de cambios y los controles peronistas para al ingreso de capitales extranjeros.
Se liquidó el IAPI, se anuló el Estatuto del Peón Rural, se derogó el régimen de
nacionalización de los depósitos bancarios y se eliminaron las restricciones para
235
Lonardi Marta. Mi Padre y …op. cit., p.195
236
Rapoport, Mario y colaboradores. Historia económica … op. cit., p. 51
117

el giro de divisas al exterior y los controles de precios. Y el gobierno de facto


solicitó el ingreso al FMI y al Banco Mundial.

Esta ofensiva contra el Estado de Bienestar y sus derechos sociales y


laborales no hubiera sido posible sin la proscripción de la fuerza electoralmente
mayoritaria, lo que implicó la violación permanente de la legalidad y un nivel
represivo creciente. Se pueden multiplicar los ejemplos de ocupación militar en
los barrios populares, las detenciones de dirigentes y militantes sindicales y
políticos, ex legisladores y ex funcionarios 237. Numerosos artistas pasaron a
formar parte de listas negras que les impedían trabajar.

El odio clasista se ensañó con todos, pero donde apareció en su más


desembozada barbarie fue en el ataque a quienes no podían ser acusados de
“corrupción”: los beneficiarios de la Fundación Eva Perón. La restauración
oligárquica pretendía –también lo pretende hoy– que crezcan nuevas
generaciones sin conocer sus derechos. En los Hogares Escuela, ocupados
militarmente, fueron quemados pulmotores, frazadas, vajillas, o equipos
deportivos por el único pecado de tener señales de haber pertenecido a la
disuelta Fundación Eva Perón. Los derechos adquiridos debían borrarse del
bagaje vital del pueblo.

Una de las portadoras de ese odio definió con claridad sus causas. La
asistenta social Marta Ezcurra, fundadora en 1931 de la juventud de la Acción
Católica y a la que los golpistas habían nombrado directora de Asistencia Social
Integral, informó a su superior238 que, el 23 de septiembre, se había procedido a
la ocupación militar de las Escuelas Hogar y el retiro de todos sus enseres no
destruidos: “La atención de los menores era suntuosa, incluso excesiva y nada
ajustada a las normas de sobriedad republicana que convenía a la formación
austera de los niños. Aves y pescados se incluían en los variados menús. Y en
cuanto al vestuario era renovado cada seis meses.”239
237
María Elena “Gogó” Garbino de Montes. Testimonio en Documental “Los Resistentes”
238
Un coronel que había reemplazado al médico Raúl Conrado Bevacqua (quien, a su vez, había
reemplazado, a mediados de 1954, al insigne sanitarista Ramón Carrillo) al frente del Ministerio
de Salud. Perón le pidió la renuncia a Carrillo en medio de un agudo enfrentamiento de éste con
el vicepresidente Teisaire. Ver López Marsano, Charo. Ramón Carrillo, el "Negro", Primer
ministro de Salud Pública de la Argentina. Universidad Nacional Arturo Jauretche, pág. 19.
https://biblioteca.unaj.edu.ar/wp-content/uploads/sites/8/2019/04/Cuadernillo-RAMON-
CARRILLO.pdf
239
Para trayectoria competa de Ezcurra y la destrucción que ordenó puede verse en Figueroa,
José A. “Carta abierta a la Comunidad de Trabajo Social”, Bitácora Margen Blog Archive.
Disponible en: https://www.margen.org/wp/?p=1565
118

Del mismo modo, los bancos de sangre de la Fundación fueron destruidos


por tener sangre peronista. Y la construcción, iniciada en 1951, del que iba a ser
el Hospital de Niños más grande de Latinoamérica, fue interrumpida. Se
convirtió en precaria vivienda de familias sin casa y refugio de marginales de
todo tipo hasta que fue demolido por un gobierno que se decía peronista en
1990.240

El 5 de marzo de 1956, Aramburu y Rojas dictan el decreto 4161, que


penaba con cárcel de 30 días a seis años de prisión toda mención a figuras o
símbolos del peronismo entre otras penas de multas o clausuras en caso de
empresas o instituciones de cualquier tipo. En sus considerandos aparece la
visión que sustenta los intentos de “desperonización”. Habla del “engaño a la
conciencia ciudadana” para lo cual se crearon “imágenes, signos, símbolos y
expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas” (…) que es
imprescindible borrar”.241 El 27 de abril, la Constitución de 1949 fue derogada
por un bando militar. El fusilamiento sin ley ni juicio a tres decenas de civiles y
militares el 9 de junio y días siguientes confirmó- por si hiciera falta- el camino
del terror y represión elegido por la dictadura para borrar derechos y
reorganizar la sociedad.

Epílogo
Dos cuestiones dieron origen y articulan los ejes centrales de este trabajo:
en primer lugar, “el golpe que duró tres meses” (y un poco más, si se tiene en
cuenta lo que costó sofocar conatos de resistencia) se constituyó en el hecho
fundante del Terrorismo de Estado que atravesaría la historia argentina durante
la segunda mitad del siglo XX; en segundo lugar, no se trató de un hecho
incruento sino que su violencia constitutiva fue silenciada por la mayoría de los
actores políticos que de una u otra manera fueron protagonistas y/o testigos de
los acontecimientos y ocultada mayoritariamente por los historiadores de
diversa filiación historiográfica.

240
Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Albergue_Warnes
241
Decreto 4161/56
119

La tarea que llevó a cabo el equipo del Área de Investigación Histórica del
Archivo Nacional de la Memoria echa luz sobre la identidad de los cuerpos
invisibilizados de las víctimas. Completa, de este modo, la investigación
realizada sobre el bombardeo del 16 de junio publicado oportunamente por esa
Institución. Desmadejar el hilo que conduce de un acontecimiento a otro
requería de una indagación acerca de los orígenes del conflicto que se abre con
el surgimiento de ese movimiento histórico que fue y sigue siendo el peronismo,
y de su antítesis, el antiperonismo, y de las lógicas que rigieron su
desenvolvimiento a lo largo del periodo 1944-45/1955, a partir de los hitos que
implicaron saltos cualitativos de la violencia empleada en la confrontación.

A través de la investigación realizada entre los años 2013 y 2015, la


identidad de las víctimas y/o las circunstancias de su fallecimiento han sido
debidamente corroboradas a partir del cotejo de diversos testimonios y fuentes
con la documentación fehaciente obtenida en registros oficiales. De ese modo,
se alcanzó a confeccionar el listado completo que se incluye en el Apéndice
Documental.

Los testimonios directos de los actores políticos y militares de ambas


fuerzas enfrentadas –sediciosos y legalistas– permiten develar objetivos e
intenciones detrás de las decisiones jurídico-político-institucionales y acciones
insurreccionales concretas que escalonan la violencia instrumentada a partir del
retiro de la representación opositora de la Asamblea Constituyente de 1949,
dirigidas a la destitución del gobierno del Estado, legal y legítimamente ejercido
por la alianza peronista y su Presidente.

La gestación del golpe cívico-militar y su puesta en acto se extiende desde


el bombardeo del 16 de junio hasta el levantamiento del 16 de septiembre, la
renuncia de Perón el 19, y la instalación del gobierno de la (mal llamada)
Revolución Libertadora, el 23 del mismo mes. La secuencia de los
acontecimientos durante los tres meses largos transcurridos constituye un solo
hecho histórico y abre el debate acerca de las responsabilidades políticas que le
caben a unos y otros integrantes de las alianzas políticas enfrentadas. Sean
cuales fueren las respuestas ensayadas, es ineluctable que la alianza
antiperonista, en su escalada de violencia, sentó las bases para la instalación del
Terrorismo de Estado al legitimar el bombardeo a la ciudad capital de la
120

república. Luego, los intentos conciliadores del gobierno de Perón se dirigieron


a una oposición que no estaba dispuesta a negociar ningún tipo de acuerdo de
gobernabilidad ya que su objetivo era desplazar a la alianza peronista y a su
Presidente del gobierno del Estado. Ante la imposibilidad de llevar a cabo su
propósito a través del ejercicio legal de la democracia representativa y
participativa, recurrió a la sedición 242 y al uso de las armas de la nación contra la
población civil de la propia nación 243. Por último, cabe preguntarse si el intento
de evitar una guerra civil y su consecuente derramamiento de sangre, que en
incontables ocasiones ha sido manifestado por el propio Perón en otras tantas
(aunque por fin él mismo expresó sus dudas al respecto 244 ) no fue más que un
aplazamiento en el tiempo de la tragedia que, finalmente, enlutó a la Argentina
cuando el Terrorismo de Estado en su máxima expresión, se apropió de vidas y
muertes haciéndolas desaparecer , tragedia que en algunos aspectos parece
irreversible.

El repaso de los antecedentes de aquel golpe, en el proceso constitutivo y


el desenvolvimiento de ambas fuerzas políticas, peronismo y antiperonismo,
pretende actualizar la reflexión acerca de la vigencia de la mal llamada “grieta”
que en los últimos años ocupa los titulares de la mayoría de los portales, zócalos
y editoriales periodísticos. Tal vez sea tiempo de avanzar unos pasos en el
análisis de sus condiciones de posibilidad y en los intereses materiales y valores
simbólicos enfrentados a ambos lados de aquella cisura.

242
Constitución Nacional de 1853. Art. 22. Constitución Nacional de 1949. Art. 14: “El pueblo no
delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por
esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del
pueblo y peticione a nombre de éste, comete el delito de sedición.”
243
En los listados de víctimas de junio y de septiembre de 1955, puede apreciarse la condición
civil de la mayoría de ellas. Ver: ANM. Libro del bombardeo … op.cit. y apéndice documental
del presente trabajo.
244
Con el transcurrir de los años, Perón cambiaría de opinión. En 1968, entrevistado en su
residencia madrileña de Puerta de Hierra por Octavio Getino y Fernando “Pino” Solanas para su
film documental “La Hora de los hornos”, dijo que “Indudablemente el tiempo me ha hecho
cambiar de opinión. Hoy creo que cometí un grave error. Yo debí haber decretado la
movilización, comenzar por fusilar a todos los generales rebeldes y a todos los jefes y oficiales
que estaban en la traición y dominar esa revolución violentamente como violentamente nos
querían arrojar del poder. Si en este momento tuviera que hacerlo, lo haría. Porque ahora sé
lo que entonces no sabía: que esa gente llegó para hacer el más grave daño que se le pudo
haber hecho al país. Yo nunca pensé que pudiera haber argentinos tan poco patriotas que
pudieran haber conducido al país a dónde lo han conducido. Por eso después de estos 13 años,
hoy me afirmo en la necesidad de haber exterminado al enemigo. Porque no era [sólo] el
enemigo nuestro; era también el enemigo de la república".
121

Este trabajo espera haber aportado algunos interrogantes antes que


respuestas, interrogantes que habiliten una reflexión pendiente, tan necesaria
como urgente.

APÉNDICE DOCUMENTAL

El último Servicio Secreto de Perón

POR RODOLFO WALSH / TODO ES HISTORIA nº 4, Agosto de 1967

El nombre de la persona que me dio la carpeta KEES debe permanecer,


desgraciadamente, en reserva. Sus comentarios hubieran sido más autorizados
que los míos. KEES fue el último servicio de informaciones creado por el
gobierno peronista antes de su caída.245

La carpeta que da cuenta de sus actividades entre el 7 y el 19 de setiembre


de 1955 contiene 81 partes especiales, numerados del 349 al 430. Se deduce la
existencia de cuatro carpetas anteriores que no han llegado a mis manos.

KEES probablemente empezó a operar después del fallido alzamiento del


16 de junio. Los motivos de su creación son conjeturales. Es verosímil que Perón
desconfiara de los servicios militares de información.246
245
El virtual jefe del KEES habría sido, en la práctica, el teniente coronel Jorge Osinde, que
estaba a cargo de “la departamental de Interior del Servicio de Informaciones del Ejército” y
“paralelamente, dirigía el monitoreo de las redes del Ministerio de Marina, Prefectura y las
policías provinciales”, a la vez que escuchaba atentamente las radios uruguayas. Ver
https://www.cunadelanoticia.com/?p=112062
246
Según Bonifacio del Carril, un conspicuo conspirador que secundaba al general Julio Lagos,
ya en julio operaban en el ejército dos centros definidos. Uno dirigido por Aramburu, que
contaba como enlace al coronel Señorans, ubicado en el Estado Mayor, centro que tenía fuertes
vínculos con los partícipes del intento de golpe de 1951, algunos de los cuales estaban presos y
122

El KEES no llegó a tener acción propia. Actuó principalmente como


centro de escucha —y quizá de control— de las transmisiones que se efectuaban,
a través de la R.R.P.F. (Red Radioeléctrica de la Policía Federal), la Dirección
Nacional de Seguridad, el Comando de Represión y la propia policía.
Ocasionalmente, monitoreó las redes del Ministerio de Marina, Prefectura y
policías provinciales. Prestó cierta atención a los panfletos callejeros y las
transmisiones de radios comerciales, principalmente uruguayas. Solamente en
un caso —paradero de un marino retirado—, encontramos al costado del parte
una anotación a lápiz: “Detener y allanar domicilio”. Y más abajo, en tinta: “Se
cumplió”. Los partes 427 a 430 del 19 de setiembre, que describen el bombardeo
de la Marina a Mar del Plata traen anotaciones a lápiz que dicen:

“Pasado a Comando J.” o bien “Pasado a Comando J. y Gral.”

El Comando J. es probablemente el comando de la junta militar a raíz de


la renuncia de Perón. La identidad del “general” es hipotética pero fácilmente
presumible. Sin duda el interés mayor de estos documentos es que muestran
cómo se vivió la revolución del 55 desde adentro de los organismos encargados
de reprimirla. Un elemento accesorio de interés, es que ilustran, aunque sea de
modo incompleto, cómo actúan algunos servicios de informaciones. A KEES le
servía de pantalla una repartición municipal. Contaba, sin duda, con personal
adiestrado, militar o policial. La información era repartida en hojas
dactilografiadas y copiadas al carbónico, cuyos destinatarios eran seguramente
Perón y algunos de sus ministros y funcionarios claves. El sistema de copia
permite suponer que el número de ejemplares era escaso, alrededor de media
docena.
La transcripción integral de la carpeta KEES demandaría un volumen de
200 páginas. Aquí seleccionaré los partes más importantes, que constituyen una
historia íntima de la revolución de setiembre, vista desde el bando de los
vencidos. En caso necesario completaré esa visión unilateral con breves
referencias a testimonios producidos por el otro bando, en particular el relato de
Luís Ernesto Lonardi, en su libro Dios es Justo.

otros habían pasado a retiro. El otro centro estaba dirigido por Lonardi, vinculado con el intento
de asesinato de Perón, frustrado en 1952, e integrado por nacionalistas católicos. Cfr. Crónica
interna de la Revolución Libertadora, Emecé, Buenos Aires, 1959.
123

“Esos marinos”
Para nosotros, la historia empieza a las 20.45 del 7 de setiembre de 1955
cuando KEES emite su parte especial 349 que consta de seis puntos. El primero
carece de importancia: informa sobre la huelga médica en Paraná. El segundo es
curioso: la R.P.N.M. (Red de la Prefectura) informa al Consejo Federal de
Seguridad con carácter de “urgente” y reservado, la llegada a Punta Arenas de
una fragata inglesa.

Ese arribo se había producido veinte días antes, el 18 de agosto, fecha en


que —se agrega— fue hallada a bordo del vapor francés Laennec en el Río de la
Plata “la pasajera clandestina Lidia Olmos del Campo de Zavala Ortiz… siendo
entregada a las autoridades del Uruguay”.

Los movimientos de la escuadra inglesa y de la esposa del conocido


dirigente político [Miguel Ángel Zavala Ortiz, prófugo de la justicia argentina y
refugiado en Montevideo desde su participación en el bombardeo de Plaza de
Mayo. N. del E.] son anécdotas. Lo que cabe subrayar es la morosidad de la
información que daba Prefectura al Consejo. Lo que sigue tiene un significado
retrospectivo que no escapará a quienes recuerden cuál fue el último asilo de
Perón en la Argentina:

4° — R.P.N.M. — Hora 18.30 — Radioconversación entre Prefectura Central y


Subprefectura Corrientes:

Corrientes: Despacho día 23 de agosto ppdo. se refería a que ese mismo día,
horas 13.45, había pasado por el puerto Corrientes, aguas abajo, una
cañonera paraguaya con nombre ilegible.

El punto siguiente del parte aborda ya en forma directa uno de los


problemas que más debieron inquietar al gobierno: la actitud de la marina
después de la derrota del 16 de junio:

5 —R.P.N.M.— Hora 18.45 —Radioconversación entre Prefectura Central y


Subprefectura de Bahía Blanca:

Bahía Blanca: Información sobre aviones establecía que los aviones eran
armados por personal militar, no permitiéndose la intervención de personal
124

civil y que circulaban rumores de que los aviones saldrían el día 3 del actual
para Buenos Aires.

Central: Comprendido. ¿Y sobre esos marinos qué hay?

Bahía Blanca: El día 6 y 7 del corriente habrían sido detenidos en Puerto


Belgrano y trasladados a esa Capital el capitán de fragata (Luis Pedro)
Sánchez Moreno, comandante de una fragata, el capitán de fragata San Pietro
(se trataba, en realidad, del capitán de fragata Carlos B. Sampietro), segundo
comandante del 9 de Julio y el teniente de navío (Nicolás) Cúneo, comandante
del remolcador Diaguita.

Central: Muy bien. ¿Qué barcos habían salido?

Bahía Blanca: En vez del 9 de Julio salió el 17 de Octubre y también La


Argentina.

Los aviones eran de la base Espora [cercanías de Bahía Blanca, N. del E.].
Allí estaba concentrada toda la aviación naval, tras el desmantelamiento de
Punta Indio. Cuando el 13 de agosto escaparon de Espora los tenientes de navío
Collet y Corbera, el gobierno ordenó la suspensión de los vuelos y el desarme de
los aviones. La medida se revocó un mes más tarde. Los pilotos estaban casi
totalmente comprometidos con el nuevo alzamiento en marcha.

KEES era y siguió siendo hasta el fin un servicio incipiente. No tenía, al


parecer, personal ni equipo para manejar más de una situación importante. De
ahí que abandone enseguida esa punta del hilo conspiratorio, interrumpiendo la
escucha de la Red de Prefectura y concentrándose en la red policial. Lo que pasa
es que por la R.P.F. se tramitan mensajes más urgentes: algo se está moviendo
en Córdoba.

Los Espejismos
¿Por qué triunfa o fracasa un movimiento militar? Al margen de la
relación de fuerzas, la estrategia, etc., es la información o –inteligencia– la que
desempeña a menudo un papel decisivo. Puesto que la revolución del ‘55
triunfó, ya no es astuto sorprenderse de que los servicios de informaciones y
125

seguridad encargados de detectarla hayan fracasado. Cabe preguntar, en


cambio, por qué fracasaron. Una parte de la respuesta es, a mi juicio, que
persiguieron tres espejismos.
Para estudiar el primero, hay que remontarse al discurso que pronunció Perón
el 31 de agosto de 1955, poniendo término a la pacificación iniciada en julio,
prometiendo responder a la violencia con una violencia mayor y asegurando que
“cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos”.

Algunos oficiales del ejército conspiraban ya. Uno de ellos, el general


Dalmiro Videla Balaguer, portador de la medalla peronista de la lealtad, decidió
esa misma noche sublevar la Escuela de Artillería de Córdoba y con ese fin
mandó un emisario, (el coronel Raúl) Torres Fotheringham, que naturalmente
fue rechazado. Videla Balaguer y los cuatro jefes que lo secundaban, debieron
huir, pero los servicios de seguridad del gobierno los convirtieron en su objetivo
número uno, cuando en realidad carecían de fuerzas propias y estaban
desvinculados de la verdadera conspiración.247

El segundo espejismo fue el coronel retirado Juan Francisco Castro, ex


ministro de transportes de Perón248. El tercer espejismo fue el general Oscar

247
“… el mismo día 16 casi caen presos todos los complotados por obra de la sirvienta de la
casa del ingeniero Roth, donde se reunían. Peronista de corazón comenzó a dar gritos por la
ventana cuando escuchó una conversación entre los conspiradores”, escribió Godio, op. cit. Pág
213. Bonifacio del Carril fue más explícito: “A todo esto, la criada del ingeniero Roth había
desaparecido. Presumimos que se encontraría en el piso superior hablando por teléfono.
Cortamos la comunicación y la sorprendimos haciendo señas por la ventana a la criada de al
lado para que avisase a la CGT. En brevísimos momentos tuvimos que desalojar la casa y
dirigirnos al domicilio del señor José María Valle, Perú 756, Mendoza. Eran ya las 14 horas
del 16 de setiembre.”
Según lo denunciado por uno de los presentes, el teniente coronel Alfonso Mauvecin, Videla
Balaguer, entonces jefe de la IV Región Militar con base en Río Cuarto, había organizado una
reunión a la que asistieron militares y algunos civiles a quienes instó a plegarse a la sedición.
Descubiertos, él y otros coroneles escaparon y se mantuvieron ocultos hasta el 16 de septiembre.
248
Castro fue primero jefe de la Casa Militar de la Presidencia de Juan Perón y, a partir de 1949,
su ministro de Transportes. En el ínterin, a fines de 1948, fue el primer presidente de la
Confederación del Personal Civil de la Nación, de la que se fue cuando entró en conflicto con la
CGT por el encuadramiento de trabajadores y Perón laudó a favor de la CGT, (que envió al
futuro resistente Dante Viel como interventor de la Confederación, lo que daría lugar al
nacimiento de la Unión del Personal Civil de la Nación, UPCN). La ruptura definitiva se produjo
cuando Perón desaprobó su actuación como Ministro en las negociaciones con los trabajadores
ferroviarios en huelga (en enero de 1950 el gobierno recurrió a la movilización militar para
garantizar el servicio de trenes y detuvo en sus casas a miles de trabajadores) y a comienzos de
1951, le pidió la renuncia. En octubre de ese año, luego de la “chirinada” que encabezó el general
Benjamín Menéndez, Castro pasó a retiro. Como puntualizó Walsh, aunque tenía contactos con
Lonardi y sobre todo con su compañero de promoción Dalmiro Videla Balaguer, Castro no
formaba parte de los decididos a acabar con el gobierno de Perón al costo que fuere. Ver
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Francisco_Castro_(militar)
126

Silva, edecán de (el dictador, teniente general José Félix) Uriburu en el 30, más
tarde director del Colegio Militar y embajador en España. Hasta 1954 gozaba de
la confianza se Perón. Durante la primera quincena de setiembre casi todos los
esfuerzos del Consejo Federal de Seguridad, la policía federal y la policía
cordobesa se concentraron en localizar y detener a estos tres hombres. El azar
quiso que Silva y Castro estuvieran efectivamente en la provincia de Córdoba, lo
mismo que Videla Balaguer. El general Silva fue detenido el 14 de setiembre a
las 19.30. El coronel Castro, al día siguiente. Ya era tarde para buscar a los
verdaderos conspiradores. Ninguno de los dos ha figurado hasta ahora en las
historias publicadas de la revolución del 55, a la que prestaron este involuntario
servicio.
Por natural compensación tampoco aparecen en las carpetas del KEES,
hasta el 16 de setiembre, el general Lonardi, Ossorio Arana, Rial, Señorans, ni
Aramburu.

Videla
La fuga del impetuoso general de Río Cuarto databa del primero de
setiembre. Una semana después, su búsqueda tenía prioridad. En Buenos Aires,
se vigilaba la casa de su cuñada, Nidia Sánchez Ruiz. En Río Cuarto, a las 23.40
del 7 de setiembre, la delegación de la policía federal retransmitía a su colega de
San Juan este mensaje:

Por requerimiento con sumo interés del Sr. Juez de Instrucción Militar,
General de División José María Sosa Molina, se solicita inmediata detención
del General de Brigada Dalmiro Videla Balaguer, Coronel Juan Bautista
Picea, Tenientes Coroneles Luís María Carabba y Pablo Ruiz Picasso y el
Mayor Jorge Fernández Funes, por suponerse intentan abandonar el país por
la zona de Chile. Fdo.: Orestes Martelli — Subcomisario a cargo de Delegación.

Poco más tarde KEES en su parte 351:

Hora 1 — Se ha obtenido información referente a la detención del General


Dalmiro Videla Balaguer, la que se habría realizado en las últimas horas del
día de ayer.
127

Era falso. El parte 353 recoge, a mediodía del 8, este diálogo entre la
delegación de Río Cuarto y el Departamento Central de la Policía Federal con
intervención, al parecer, del director de Seguridad, general Félix M(aría).
Robles:

Central: ¿Tiene novedades por ahí?

R.Cuarto: Hoy se ha publicado en los diarios locales una requisitoria


emplazándolos a presentarse al comando de la IV Región Militar, dentro del
tercer día de la fecha.

Central: Aquí se comenta que habrían sido detenidos pero no sabemos en qué
lugar, de manera que si tiene alguna información hágala saber en seguida.

R.Cuarto: Dígale al señor director me perdone, que demoré un poco en hacerle


conocer novedades porque estamos trabajando intensamente realizando… una
gran cantidad de diligencias que me mantienen casi todo el día y la noche
fuera de la delegación porque es necesario que alguna de estas personas
aparezca.

A las 12.50 Central habla con Mendoza:

Central: (Subcomisario Carnerero) ¿Uds. siempre mantienen relación con las


autoridades de esa localidad chilena? Hágales saber que esos militares que
usted sabe se habrían dirigido a ese país.

Mendoza: (Comisario Muñoz) Ya estoy en conocimiento de lo que Ud. me dice,


porque Río Cuarto ya me había avisado.

Central: Tenemos la información de que ya se encontrarían allí.

La información no debía ser segura, porque una hora y media después se


pedía a Córdoba:

Central: Por orden del Señor Director, deben intensificar vigilancia y en


cooperación con organismos afines, a los efectos de impedir que esas personas
de “asunto Río Cuarto”, puedan salir posiblemente con destino a Bolivia.
128

Córdoba: Ya se han tomado medidas señor, en colaboración con Gendarmería,


Aduana e Inmigraciones.

A las cinco de la tarde la requisitoria del juez militar es transmitida a las


delegaciones de La Rioja, Santiago del Estero, Salta, Jujuy y Tucumán. El
general (Videla) Balaguer no había salido de la provincia de Córdoba por donde
ambulaba, según algunos, disfrazado de linyera o de cura. En cambio, en
Buenos Aires se realizaba una entrevista decisiva e inadvertida: a las 9 de la
noche el general Lonardi hablaba con el coronel Señorans, jefe de estado mayor
del comando revolucionario que respondía a Aramburu. Aramburu había
desistido, pero Lonardi estaba dispuesto a seguir adelante.

Castrito
El segundo fantasma de esta historia aparece en los partes de KEES a la
una de la madrugada del viernes 9 de setiembre. Se transcribe una
radioconversación sostenida cuatro horas antes entre Central de Policía y
Delegación Córdoba:

Central: Tenemos conocimiento de que el ex Ministro de Transportes Coronel


(R) Juan F. Castro, se encontraría en la localidad de La Falda. Practiquen una
averiguación para ver qué motivos lo llevaron allí y además qué actividades
desarrolla en ésa.

Córdoba: En cuanto pueda averiguar algo le comunicaré.

El sábado y el domingo se trabajó muy poco en KEES, sin duda por el


feriado: el promedio de cinco partes diarios bajó a dos. Transcurrieron 36 horas
antes de que la inquietud se renovara:

Central: ¿No tiene novedades de Castrito? Castrito ¿me entiende?

Córdoba: Nos hemos comunicado con La Falda telefónicamente y de allí nos


comunican que no estuvo.

Entretanto Lonardi fijaba la fecha del estallido: 16 de setiembre. Sus hijos


viajaban a Córdoba y se ponían en contacto con la guarnición. En esos
129

momentos aparecía ante los ojos encandilados de los servicios de seguridad el


tercer fantasma.

Silva
Parte 361,del sábado 10 de diciembre:

2° — R.P.F. — Hora 12.50 — Radioconversación entre Central y Delegación


Bell Ville.

Central: Por encargo del señor Director, averigüe si en la localidad de Leones,


en Marcos Juárez, hay una estancia donde el general Silva tiene familiares.

B.Ville: No estoy informado de eso.

Central: ¿No sabe si el general va por allí habitualmente?

B.Ville: No, señor; le digo que no conozco esa información y por otra parte le
comunico que esa es una zona de muchas estancias.

Central: Bueno, espere un momento… Dice el señor Director que practique


discretas diligencias para averiguar eso, pero a fondo. Este señor, con un hijo
que es capitán, ha viajado a esa localidad, donde la esposa tiene unos
parientes que poseen una estancia.

¿Por qué buscaban al general Silva? La mención de su hijo es por ahora el


único indicio. Según Luís E. Lonardi en su libro, por esa misma fecha le
hablaron “de la posibilidad de llevar a cabo una acción de sabotaje contra el
material de tanques de Campo de Mayo, preparada por el capitán Silva, de la
Escuela Superior Técnica.”

B.Ville: Haré cuanto pueda. Usted sabe, es una zona sumamente grande.

Central: Se sabe que viajan en una camioneta color azul claro; no se conocen
otros antecedentes. Le recomiendo hacer una observación muy a fondo, pero
discretamente.
130

Tres horas y media después aparece un mensaje, parte cifrado y parte en


claro:

R.P.F. — Hora 15.30 — Comunicado general de la Dirección Interior:

Dirección del Interior 3004/4S. Red Radioeléctrica — Exclusivamente para los


SS. Delegados — DIT dt. 1568/1604 — De la fecha.

Al texto: Si el (siguen 32 letras en clave que, casi con certeza, designan al


general Silva) se encontrará en ésa, interesa conocer sus actividades y
contactos — Actuar con la mayor discreción para no dejar (10 letras en clave;
probable texto claro: “indicios”) que se lo (7 letras en clave; probable texto claro:
“vigila”). Fdo. Francisco Bertoni, inspector General — Director del Interior.

Los criptógrafos de la policía violaban dos reglas del oficio: la primera es


no mezclar texto claro con cifrado; la segunda, ordena completar con letras
nulas el mensaje hasta obtener un múltiplo de cinco. Pero esto carecía de
importancia. En la noche del domingo 11 de setiembre Lonardi se encontraba en
Buenos Aires con el entonces mayor (Juan Francisco) Guevara y quedaban
trazados definitivamente los planes de la insurrección en Córdoba, Litoral y
bases de la Marina. El viaje a Córdoba del Ministro de Ejército, general Lucero,
y las conclusiones que sacó de él, terminarían de confundir definitivamente al
gobierno.

Un General en Ómnibus
A las tres de la tarde del domingo, Central informaba a Córdoba:

Hoy a las 14.20 horas en avión E.T.A. N° 103 con destino a La Cumbre, en
vuelo reservado viajan ocho generales, sus nombres son: Sánchez Mendoza,
Iñíguez, López, Ciceros, Serna, Reyes, Pérez Tort y Balloffet. Con mucha
discreción y reserva establecer su arribo, motivos del viaje y actividades en
ésa.

La respuesta llegó cuatro horas después:


131

Con respecto a los ocho generales mi radiograma de ayer N° 2470 se refiere a


eso; vienen a presenciar demostración de tiro en Pampa de Olaen y se van a
hospedar en La Falda y no en La Cumbre.

A las 20.25:

Córdoba: Mañana a las 2 horas viajará el general Lucero a La Pampa de


Olaen, presumiblemente en avión.

Al mediodía del lunes 12:

Córdoba: De acuerdo con lo solicitado, quiero comunicarle que referente a S.E.


el señor Ministro de Ejército, llegó esta mañana, aterrizando el avión a las
9.46 en La Cumbre. En estos momentos estaría por almorzar en las cercanías
de La Falda. Luego se dirigirá a la Pampa de Olaen a presenciar un ejercicio
de tiro con armas nuevas.

Lucero estuvo 48 horas en Córdoba. Un detalle pintoresco es que se


hospedó en la Colonia 17 de Octubre de La Falda, y que en ese mismo lugar
estaba el coronel Castro, tan buscado por la Dirección de Seguridad. Es más: al
ser detenido, Castro alegó que había hablado con él.

A las 10.50 del miércoles 14 KEES recogía este diálogo:

Córdoba: Esta mañana del aeroparque “La Cumbre” partió S.E. el señor
ministro de Ejército, general D. Franklin Lucero, a las 9.30 horas
aproximadamente con su comitiva con destino al aeroparque de Buenos Aires.

Central: ¿Tiene las características del avión?

Córdoba: Partió en un avión particular.

Como es sabido, Lucero a su regreso tranquilizó a Perón. En Córdoba no


pasaba nada. Pero casi a la misma hora en que él salía en avión de la provincia,
llegaba en ómnibus el general Lonardi.

La Revolución no ocurrirá
132

En 36 horas más la búsqueda de los fantasmas iba a tener éxito. Los tres
serian localizados, y dos de ellos detenidos. El tercero escaparía sobre el filo del
estallido.

KEES registra la persecución de Videla Balaguer en sus partes 357, 359,


365 y 368, que van del 9 al 13 de setiembre. El domingo 11 Buenos Aires solicita
la detención de sus emisarios Torres Fotheringham y Marino.

R.Cuarto: ¿Estas detenciones la han solicitado desde aquí?


Central: No. Las solicita el coronel (Jorge) Osinde (jefe del Servicio de
Informaciones del Ejército, SIE) de aquí.

Marino fue apresado el 12 y los datos de Torres Fotheringham se radiaron


a todas las delegaciones. El hallazgo de Videla, su tiroteo con la policía y su
liberación pertenecen a la crónica insurreccional.

El 13 de setiembre249 Buenos Aires seguía reclamando a Córdoba noticias


de Silva:

Lo molesto para que pida colaboración a la policía local, con toda reserva y
discreción para establecer el paradero del General Silva. Mucha reserva y
discreción sin hacer ninguna clase de alarde.

Horas después se pedía a La Rioja y Catamarca detalles del viaje


realizado un año antes por el general. Por fin en la noche del 14 KEES anota:

2° — R.P.F.—Hora 20.30—Radioconversación entre el Director del Interior D. F.


Bertoni y el Comisario Brandolin, de Delegación Bell Ville:

Central: Lo molesto para que usted me ratifique la detención del General;


¿dónde fue detenido y en qué circunstancias?

B.Ville: En el Correo de Marcos Juárez, mientras hacia un telegrama; fue


detenido a las 19.30 horas por el Inspector Morí y Ayudantes Silva y Bianchi.

Central: ¿Qué dice el hombre; está tranquilo?

249
Ese mismo día por la mañana “llegó a la casa del general Lagos, en Martínez, el mayor Juan
Francisco Guevara. Le comunicó que el 16 de septiembre, a las cero horas, comenzaría en
Córdoba el levantamiento. Según Guevara, los generales Aramburu y Bengoa saldrían para
Curuzú Cuatiá y el litoral, respectivamente. Le pidió a Lagos que partiese para Cuyo para
impedir que las tropas del 2º Ejército marchasen sobre Córdoba”, así describió Godio los
preparativos golpistas. op.cit, pág 189.
133

B.Ville: Si, señor, está tranquilo. Aun no lo he interrogado.

Central: Tome precauciones para que no ocurra ningún inconveniente; trátelo


con la mayor deferencia y consideración; póngale un asistente a sus órdenes
por disposición de la Jefatura; hágale un dormitorio y posiblemente vaya el
General (Juan José) Polero en su busca. Hay que hacerle saber que es orden
del General (Félix María) Robles, a pedido del señor Juez Militar José M. Sosa
Molina. Arbitre todos los medios a fin de evitar inconvenientes. El señor jefe
los hace felicitar y transmite también felicitaciones del señor Ministro de
Ejército, General Lucero.

Este mensaje prueba, a mi juicio, la importancia que se otorgaba al ex


director del Colegio Militar. Ahora faltaba el segundo eslabón de la cadena.

R.P.F.—Hora 21.20—Parte ya iniciado, en el que no pudo captarse cuál era la


Delegación receptora:

DITDF N° 1727. En razón de tenerse conocimiento (de) que el Coronel (R)


(siguen 21 letras en clave que indudablemente designan a Juan Francisco
Castro) se encomiaría en esa ciudad, se solicita que con la reserva pertinente se
trate de establecer sus actividades. Fdo. F. Bertoni — Director Interior.

Esta vez la respuesta fue rápida:

R.P.F. — Hora 23.55 — Radioconversación entre Central y Delegación Córdoba:

Córdoba: Sobre la detención del Coronel J. R. Castro, que hablé con el


Director, hállase en la Colonia 17 de Octubre en La Falda, en compañía de su
esposa e hijo. Esta persona no quiere concurrir alegando que debe ser recibido
por un alto jefe. En ese mismo lugar se alojó S.E. el señor Ministro de Ejército
y argumenta que conversó con él.

Central: A esa persona tiene únicamente que observarla con una discreta
vigilancia y sin tomar otra medida, por cuanto no hay que detenerla.

En la madrugada del 16, la vigilancia se convertiría en orden terminante


de detención. Pero entretanto Buenos Aires comunicaba a todas las
delegaciones que Castro había sido localizado.
134

El ambiente parecía despejarse. La Revolución Libertadora no iba a


ocurrir, por lo menos en Córdoba. KEES podía ahora volver a “esos marinos”.
Esta parte de la carpeta se cierra con una nota de involuntario aunque punzante
humor:

Parte Especial N° 376 del 15 de setiembre.

1°) Red. Rad. M° de Marina — A las 9.40 horas por la red radioeléctrica del
Ministerio de Marina se escuchó la siguiente radioconversación:

–Aquí Pera operando capitán Gravan; ¿quién opera en ésa?

- Aquí Naranja operando cabo Tejerina.

Pera: Bueno Naranja, va a hablar el almirante Jáuregui desde su despacho,


permanezca atento, pasemos a inversor.

Naranja: Aquí hablando el almirante Jáuregui 250 desde su despacho, su


transmisión es muy buena; fuerza 5, claridad 5, muy buena su transmisión.
Esto va marchando y me alegro en beneficio de las transmisiones.

Pera: (La escucha es imperceptible, con muchas descargas).

Naranja: Yo desearía que transmitiera a la Capital desde donde ha


transmitido y si lo ha hecho con inversor.

Pera: (Es imposible la escucha).

Naranja: Espero que tengan un buen día como aquí en la Capital Federal.
Espero su llamado el viernes a esta misma hora. Los felicito a todos y esto me
demuestra que en la marina hay muy buen personal de comunicaciones.
Felicito al personal de esa transmisora Puerto Belgrano y de esta central.

El día era lindo, los equipos andaban bien. ¿Qué más se podía pedir para
hacer la felicidad de un almirante?. Estamos a 15 de setiembre de 1955.

250
Muy posiblemente se trate de Juan José Jaúregui, entonces gobernador marítimo del
territorio nacional de Tierra del fuego, a quien el gobierno de facto obligó a retirarse por
considerarlo peronista.
135

El Estallido
La actividad de KEES en la víspera del alzamiento se cerró con
información de rutina. La primera señal de alarma aparece en el parte 390, que
reproduce una orden cursada a las 2.30 del viernes 16 de setiembre por Central
de Policía a Delegación Mercedes (Buenos Aires):

Debe mantenerse atento por si hubiese alguna novedad.

La misma orden es comunicada luego a Azul, Rosario, Santa Fe. Y a Mar


del Plata con este añadido:

Comunique al Sr. Delegado que debe mantenerse muy atento respecto a sus
vecinos de la base.

Pero el primer hecho de violencia se registra en la Capital: cuatro


desconocidos en un auto asesinan a balazos al agente de facción en la calle
Amenábar 2015. El alerta general de la policía es captado por KEES a las 3.55.

Veinte minutos después el gobierno da su interpretación de los hechos:

R.P.N. — Hora 4.15 —Urgente—Tengo el agrado (sic) de retransmitir


teletipograma 587 del Consejo Nacional de Seguridad, que dice:

Alerta general. Esta noche grupos civiles armados van a alterar el orden y
tratar de copar Jefes de Unidades y autoridades legalmente constituidas.
Accionar enérgicamente y reprimir cualquier conato de alteración del orden.
Saludo a usted atte. Félix M. Robles — Director Nacional de Seguridad — Fdo.
Miguel Gamboa. Jefe de Policía Federal.

Hacía más de una hora que se luchaba en Córdoba. Pero KEES registró
en primer término la noticias de Entre Ríos.

¿Aramburu Cambia de Nombre?


136

A las 4.55 la delegación Gualeguaychú informó que a las diez de la noche


anterior se interceptó a dos automóviles procedentes de Gualeguay en que
viajaban los dirigentes radicales Balbi y Marco, el teniente Catani y el asistente
del mayor Pedro Molinari. Catani declaró que había llegado en avión de Don
Torcuato con el coronel Arias Duval y el teniente coronel Ayala. “Agregó que se
dirigían a Puerto Constanza para esperar a determinadas personas que,
procedentes de Buenos Aires, llegarían en la balsa de Puerto Evita.”
¿Quiénes eran esas determinadas personas? Policía federal y entrerriana
acudieron a Puerto Constanza al filo de la medianoche y se encontraron con “el
mayor Pedro Molinari y el coronel Arias Duval, que habían recogido en Puerto
Evita al General Fariña y posiblemente al Coronel Señorans”. ¡Nada menos que
el estado mayor del general Aramburu! ¿Pero dónde estaba Aramburu?
Es un hecho establecido que Aramburu llegó a ese lugar a esa hora en esa balsa
acompañado de Señorans. Por otra parte, en los hechos posteriores no aparece
ningún general Fariña. La conclusión inevitable es que Fariña era Aramburu. La
policía no se sintió autorizada a interrogar a fondo al grupo de militares, ni
siquiera al coronel que “posiblemente” era Señorans.

Prosigue la delegación Gualeguaychú:

Todos estos militares manifestaron que iban a inspeccionar el 3 de Caballería,


con asiento en Gualeguaychú, ante lo cual, el Jefe de Policía, el Delegado de la
Policía Federal y personal de la Delegación, les acompañaron hasta el cuartel de
dicha unidad. No hallándose en el mismo su jefe, Teniente Coronel Day, el Jefe
de Policía se dirigió hacia su domicilio particular, donde aquel manifestó
ignorar la inspección aludida y hasta la visita efectuada. Aquí empieza el curioso
drama personal de Day, revolucionarlo sin saberlo quien debió simular que
“perseguía” a Aramburu cuando en realidad lo estaba protegiendo: lo alojó en su
casa y le dio una escolta para llegar a Gualeguay. Cuando se despejó este juego
chestertoniano, tuvo que huir él mismo. Afortunadamente para Aramburu y su
grupo, un hecho que al fin iba a resultar subsidiario “parasitó” la represión.

Dice KEES:

A esta altura, fue suspendida la conversación, en virtud de que en esos instantes


(hora 5.10) se recibió en la Delegación Gualeguaychú un llamado telefónico del
Jefe de policía de Gualeguay, quien informó que en esos momentos llegaban
137

camiones con fuerzas del Ejército provistas de armas largas y rodeaban el


edificio de dicha Jefatura, manifestando al mismo tiempo que ignoraba los
motivos.

Era el mayor Cáceres Monié, que tras sublevar el harás militar de Arroyo Clé,
con una pequeña fuerza tomaba Gualeguay. El único motivo de esta pintoresca y
efímera maniobra era permitir que Aramburu siguiera viaje en avión a Curuzú
Cuatiá. El teniente coronel Day, seriamente, puso en ejecución el Plan Conintes.
La policía entrerriana había tenido en sus manos al futuro presidente de la
Nación, y lo había dejado escapar.

Codo a Codo
Tras la parquedad de las noticias iniciales, se produjo el aluvión. Hasta
ese momento, KEES procesaba unos cuantos partes diarios. El 16 de setiembre
el ritmo de trabajo se cuadruplicó o quintuplicó. Ya la madrugada venía cargada
de malas señales:

R.P.F. — Hora 6.45 — Radioconversación ya establecida entre el Departamento


Central y al parecer la Delegación de Rosario…

Central: …el general (Aquiles Lorenzo) Moschini está en ésa?

Rosario: No señor. Creo que está en gira y posiblemente irá a Buenos Aires.

Central: Bueno. Repítame la situación. (De Córdoba).

Rosario: La Escuela de Artillería estaría sublevada y al mando del General (R)


LEONARDI. (En la Calera). La Escuela de Infantería, que está enfrente, se
mantiene leal. Tenemos noticias de que se están escuchando disparos de armas
de fuego desde las 3.00 de hoy aproximadamente.

Cuarenta y cinco minutos después se registra la primera comunicación


directa con el foco de los acontecimientos:

B.P.F. — Hora 7.30.


138

Córdoba: Aquí las noticias que tenemos es que toda la guarnición aérea de
esta ciudad está en manos de los rebeldes; no se conoce la situación del
brigadier (Raúl Oscar) Lacabanne, pero se supone que estaba en su puesto
cuando fue tomado. El Jefe del Servicio de Informaciones de la guarnición
aérea, Vicecomodoro Barton, anoche fue invitado a una fiesta en la Escuela de
Suboficiales de Aeronáutica, por el comodoro Machado, y aún se desconoce su
paradero.
Central: Bien, ahora hay que proceder a la detención del Coronel Castro, con
carácter de muy urgente.

Córdoba: Pero el coronel Castro está en un hotel para militares…


Central: Vd. Deténgalo ya, que es una orden el General Robles.

La misma suerte le tocaba a Silva. A las 8.20 el general Robles desde


Buenos Aires hablaba con el general Polero en Bell Ville.

Central (Robles): El general Silva debe quedar ahí bien custodiado hasta que
se ordene su traslado, debiendo Ud. permanecer en ésa.

Córdoba, pues, estaba sublevada. ¿Y el resto del país?

A las 7.10 Eva Perón (La Plata) informó que la Base Naval de Río
Santiago estaba “tranquila”, agregando: “Por aquí no tenemos nada”. Esa ilusión
no tardaría en disiparse:

R.P.F. — Hora 8.30:

Eva Perón: Aquí la base de Río Santiago aislada. Puede considerarse


sublevada.

Diez minutos después el cuadro quedaba completo:

8.40 hs. —Central (General Robles): Es necesario transmita a la policía de


Buenos Aires y de la Zona que mantenga contacto permanente sobre la base
Puerto Belgrano, ya que la misma está sublevada.

Bahía Blanca: La policía de la Base ha sido sustituida por hombres de la


Infantería de Marina. Esto ocurrió hace más o menos una hora.
Central: Debe tomar enlace con el Jefe del Regimiento 5 de Infantería que va a
139

tomar la Base Espora y cuando llegue a Puerto Belgrano debe luchar codo a
codo. Ya tendrán la orden.

Dos líneas bastaron para disipar ese optimismo de Buenos Aires:


9.35 hs. Se tiene conocimiento que fuerzas rebeldes tomaron la comisaría de
Punta Alta.

El Tercer Indiecito
A pocas horas del alzamiento, el gobierno iba a localizar por fin al tercero
de los hombres que buscaba. Eran las 8.50. Central de Policía Informó
nerviosamente a Córdoba:

Sabemos que el General Videla Balaguer habló por teléfono desde el N° 77998
con el Arsenal en la madrugada de hoy. Hay que individualizar a quién
pertenece el aparato para detener a toda persona que tenga relación con ese
número. Hay que tratar de localizar en toda forma al General Videla Balaguer
y detenerlo.

9.25, de Río Cuarto a Central: El General Videla Balaguer estaría en la calle


Lavalleja 1479.

A esa hora la policía cordobesa estaba atacando la casa donde se


refugiaba el general, quien luego sería rescatado por una patrulla de la
Aeronáutica rebelde.

Delegación Córdoba relató el episodio en estos términos:

… Se estableció que el teléfono 77998, corresponde al Doctor Tristán A.


Castellanos, domiciliado en la calle Lavalleja 1479, Alta Córdoba… De Río IV
nos hablaron diciéndonos que en la casa de la calle Lavalleja, todavía estaba el
general Videla Balaguer. Fuimos hacia allí y posteriormente llegó una guardia
militar que había recibido la misma comunicación. Desde dicha finca fuimos
recibidos a tiros, produciéndose entonces un tiroteo, en el que nosotros, por
estar en la planta baja, no pudimos hacer nada efectivo, ya que ellos estaban
en una posición superior. Posteriormente vinieron tropas que coparon la
situación… El tiroteo duró largo rato y durante el mismo fue muerto un
suboficial del Servicio de Informaciones del Ejército.
140

El panorama seguía confuso. “La impresión nuestra es que no se ha


definido aún” —admitía delegación Córdoba a las 8.50—. “La guarnición aérea
estaría en manos de los rebeldes. Toda información es contradictoria”.

Central: ¿Sabe Ud. que se ha declarado el estado de sitio en todo el país?


Además sabemos que la U.C.R. estaría implicada; debe proceder a la
detención de todos los dirigentes radicales y conservadores, excluyendo a
todos los que tengan fueros parlamentarios. Podrán detener también a los
aristócratas clericales.

A las 12.40 informaba San Luis:

Tengo conocimiento (de) que en Córdoba el ambiente sigue malo, se está


combatiendo. La Escuela de Artillería ya fue tomada y se rindió. En Bahía
Blanca se producen combates navales.

San Luis entendía todo al revés. Lo que había sido tomado por Lonardi,
era la Escuela de Infantería. En cuanto a los combates navales, Buenos Aires se
permitió una ironía:

Central: ¿Cómo sabe eso estando tan lejos?

Comedia de Equivocaciones
En Entre Ríos había comenzado la cinematográfica persecución del
general Aramburu, que duraría hasta la caída de Perón. A las 7.35 del 16 de
septiembre se ordenó al jefe de policía de Entre Ríos:

Colabore con Policía Federal en vigilancia entre rutas Gualeguaychú y


Concepción del Uruguay; Gualeguaychú a Gualeguay. Vigilen lanchas de
Paysandú a Concepción del Uruguay, ya que en las mismas huirían general
Aramburu, coronel Señorans, coronel Arias Duval, teniente coronel Ayala. Se
ordena captura de todos. Vigilen además otras rutas; los persigue teniente
coronel Day. Prestar colaboración (a) este último. Novedades comunique a
esta Dirección Nacional de Seguridad. Salúdale muy atte. Félix M; Robles.
141

General de división. Director Nacional de Seguridad. Miguel Gamboa. Insp.


Gral. Jefe Policía Federal.

El Teniente Coronel Day, lejos de perseguir a Aramburu y su grupo, les


había proporcionado una escolta para conducirlos al Aero Club de Gualeguay,
donde debían tomar un avión a Curuzú Cuatiá. Cuando la policía llegó al campo,
vio despegar el avión y lo tiroteó, sin más resultado que herir en una pierna al
capitán de fragata Aldo L. Molinari. Los rebeldes habían perdido Gualeguay,
pero en Corrientes el mayor (Forzano) Montiel conseguía sublevar los blindados
de Curuzú Cuatiá. A las 12.20 la delegación Corrientes informaba que había
partido para reprimir el movimiento la “agrupación blindada con 8 camiones,
20 ametralladoras y toda la tropa”. A las 17.30 el Consejo Federal de Seguridad
indicaba al Jefe de Policía de Corrientes:

Es indispensable eliminar las posibilidades de reabastecimiento de


combustible por los vehículos de la agrupación Curuzú Cuatiá a cuyos efectos
y en forma coordinada con el general Giovello que manda las tropas de
Mercedes, deben destruirse las existencias de nafta.

El dominio de los rebeldes sobre Curuzú Cuatiá era precario, aún después
de la llegada de Aramburu. No se comprende bien por qué decidió salir al
encuentro de fuerzas que venían sobre él desde Mercedes, mientras a su espalda
los suboficiales —leales al gobierno en su inmensa mayoría— preparaban la
reconquista.

¿Huye la Marinería?
En los dos focos donde el Ejército enfrentaba a la Marina, la situación
quedó definida, aunque en sentidos opuestos, desde el primer día. A las 10.15
KEES había registrado este informe de Bahía Blanca:

Que el jefe de la base de Puerto Belgrano al tener conocimiento de que el


regimiento 5 va a tomarlo ha dado orden de ametrallarlos al menor
movimiento que iniciaran. El jefe del regimiento 5 solicitó a la C.G.T. camiones
142

para trasladar al personal militar… Están sobrevolando 5 ó 6 aviones al


parecer navales sobre la base y sobre la C.G.T. han arrojado volantes
invitando a la población (a) que permanezca en su domicilio…

¿Qué pasaba con la flota? Leales y rebeldes se lo preguntaban con la


misma ansiedad. Lo único que se sabía es que estaba de maniobras en Puerto
Madryn.

A las 11.15 el Ministerio de Marina radió un cuadro casi idílico de la


situación: Focos rebeldes Paraná y Córdoba sofocados. Fuerzas ejército
marchan sobre base Río y base Puerto.

Pero, por las dudas, intimaba:

Urgente de operaciones navales a flota de mar. Permanecer fondeados


Madryn. Acusar conformidad.

La advertencia fue inútil. A las 14.14 la base aeronaval Espora recibía de


Puerto Madryn un radiograma en que la flota comunicaba la sublevación. A las
tres de la tarde delegación Bahía Blanca anunciaba que la Marina había tomado
Punta Alta, la C.G.T., la Municipalidad y el Partido Peronista. Asimismo, se
rumorea que tomarán nuestra delegación.

Central: Por supuesto no intente resistirse. Trate que no funcione la radio,


descomponiéndola sin romper nada importante, de manera que no vayan a
darse cuenta y tomen represalias contra ustedes.

A las 18.45:

Bahía Blanca: En estos momentos de 8 a 10 aviones están sobrevolando el


regimiento 5 de infantería. Han arrojado unas 7 u 8 bombas que no sabemos
si han sido dirigidas sobre los cuarteles o las inmediaciones.

El regimiento estaba rodeado por Infantería de Marina e inmovilizado


por el bombardeo. Al día siguiente se rendiría.

En la base de Río Santiago los acontecimientos tomaban una dirección


opuesta. A las 9.55 la delegación Eva Perón (La Plata) informó que el regimiento
7 de infantería y el 2 de comunicaciones avanzaban sobre ella.
143

Y a las 12.30 que “se han escuchado detonaciones de armas de poder,


presumiblemente de cañones… Han volado máquinas pesadas hacia Río
Santiago”.

A las 14.50: “hay tiroteo entre base naval y el regimiento 7”.

Y a las 17.45: “tropas leales van dominando la situación en tierra”.

En ese mismo momento 6 aviones Avro Lincoln bombardean


intensamente la base. Por la denodada resistencia opuesta, se estima que van a
dar mucho trabajo. Hay una gran humareda que indica un incendio en la base”.

A las 19.30: “Ya hay tropas suficientes para conseguir la rendición de la


base de Río Santiago. Se presume que esta noche se fugue hacia Montevideo la
marinería”.

El (contra) almirante Rojas salió al río con sus buques. A las 23.10 el
Comando de Operaciones Navales transmitió en telegrafía:

Cesó resistencia Base Río. Capitán Manuel Giménez Figueroa a cargo de la


base.

Una Voz Aislada


Obtener y transmitir información correcta desde un teatro de
operaciones militares exige cierta frialdad de ánimo. La delegación Córdoba de
la Policía Federal cumplió esa tarea con una eficacia que sorprende, y siguió
cumpliéndola cuando la ciudad ya estaba en manos rebeldes. A las tres de la
tarde del 16 de septiembre, la delegación cordobesa admitía que el cuadro era
confuso. La aeronáutica era rebelde. El general (Alberto) Morello con la cuarta
división se aprestaba a atacar a Lonardi.

“En la ciudad más o menos hay tranquilidad… Aviones sobrevuelan la ciudad,


pero no bombardean”.

A las 15.50 se producía un diálogo dramático:

Córdoba: L. V. 2 tomada por los rebeldes.


144

Central: ¿Habla Ud. tranquilo? ¿No le hacen presión? ¿Habla con franqueza?
¿La delegación no está copada?

Córdoba: Todavía tengo la delegación a mi mando.

Central: Llame al comisario inspector. ¿Cómo están las cosas por ahí?

Córdoba: La población tranquila. En otro orden no hay solución.

Central: ¿Habla con libertad?

Córdoba: Si, hablamos con absoluta libertad; los rebeldes irradian mensajes
invitando al jefe de policía para que se entregue.

Central; ¿Dónde está L. V. 2?

Córdoba: Queda a una cuadra de aquí. Las tropas tomaron el estudio. Vuelan
aviones… y micros de la aeronáutica con tropas armadas controlan la ciudad.
¿Qué podemos hacer en caso de que tomen la delegación?

Central: No hay que ofrecer resistencia e inutilizar la radio.

¿Aeronáutica tomó la ciudad? Llegamos a la conclusión de que los


rebeldes tomaron la ciudad.

A las 17.50 la delegación comunicó que los rebeldes habían tomado bomberos y
comisaría 3a.

A las 18.55: Escuchamos desde aquí el tableteo de las ametralladoras frente al


departamento de policía.

A las 19.20: Se desarrollan acciones frente al departamento de policía. Hay


tres tanques con ametralladoras y tres cañones y aún no han podido tomarlo…
Las tropas rebeldes corresponden a la Escuela de Artillería y Aeronáutica…
Da la impresión de que toda la ciudad estuviera en manos rebeldes… Esta
delegación no ha sido tomada.

A las 19.45: Ha sido tomado el Departamento de Policía; aquí estamos


esperando la “visita”.
145

Por algún motivo inexplicable la visita no se produjo y la policía federal


tranquilamente siguió transmitiendo desde adentro de la ciudad ocupada. A las
4.45, en la madrugada del 17, comunicaba a Buenos Aires:

En Córdoba se siente mucho ruido de fuego de artillería. Hay lucha en los


cuarteles de la Escuela de Artillería.

La información era correcta y responde a lo que cuenta el hijo de Lonardi


en su libro: efectivos dispersos de la Escuela de Infantería bombardeaban con
morteros. Dice: “Con las primeras luces del alba del día 17, los morteros fueron
localizados y silenciados mediante el fuego de una batería de 105 mm.”.

A las 6.15 la delegación cordobesa comunica “estamos más o menos bien por el
momento”.

A las 8.10, “ambiente tranquilo… ritmo normal en la ciudad… El Gral. Videla


Balaguer tiene instalado su comando en la Jefatura de Policía…”.

La comunicación terminaba con lo que parece un toque de humor:

“Los periódicos locales comentan que en varios puntos del país se han
producido movimientos subversivos”.

A las 9.50: “Cierre comercial total. Aquí se encuentra todo intervenido por los
rebeldes… Particulares andan provistos de armas largas…”.

A las 11.00: Por fin los rebeldes se acordaron de “intervenir la delegación”:

Córdoba: Al comisario Moreno lo han citado para que se presente al comando


rebelde. El panorama es muy confuso.

Central: ¿Y va a ir?

Córdoba: No sabe qué hacer.

Central: ¿No se puede venir a Buenos Aires?

Córdoba: Tratará de hacerlo en compañía del inspector mayor.

Es la última conversación registrada con la delegación cordobesa. A partir


de ese momento las noticias de la provincia llegarían a través de Río Cuarto.
146

Fracaso en Curuzú Cuatiá


La aventura correntina del general Aramburu terminó en un descalabro
completo. A las 20.05 del 16 de septiembre, Corrientes participaba que iban a
encontrarse con él fuerzas de Mercedes. Pero cuando esto ocurrió —cuenta
Rolando Hume en su libro “Sublevación en Curuzú Cuatiá”— Aramburu desistió
de la acción, aunque tenía fuerzas muy superiores, y volvió al punto de partida
con sus tanques. Allí la situación en insostenible. El grupo rebelde debió huir
ante la presión de los suboficiales que recuperaban unidad por unidad.

A las 4.10 de la madrugada, dice Corrientes:

Referente a la Información de Curuzú Cuatiá, actualmente domina la


situación el Teniente Coronel Frazer, y Jefe de esa unidad. Se tiene
conocimiento de que el Jefe de la unidad. Coronel (Ernesto Manuel Sánchez)
Reinafé, avanza con tropas leales desde Mercedes.

Horas después se confirmaba: han evacuado en automóvil el general


Aramburu, coronel (Eduardo) Señorans, coronel (Bernabé) Arias Duval,
teniente coronel (Carlos) Ayala, mayor Gastón, teniente coronel (Jorge Raúl)
Orfila, mayor Pitón, mayor (Eduardo Adolfo) Samyn y mayor Afontlel. No han
sido capturados. Se ignora para qué lado han ido.

Parece que el gobierno decidió desentenderse de ellos (pasaban cosas


más graves). Recién en la madrugada del domingo 18, KEES registra dos
órdenes de captura. La segunda, emitida a las 5.10, dice:

Día 16, hora 22, General Aramburu, Coronel Señorans, Coronel Arias Duval y
Tte. Coronel Ayala, desplazáronse en coche jeep y vehículo del servicio, desde
Curuzú Cuatiá hacia el sud, intentando fugar hacia Uruguay. Reitérase orden
de captura y especial vigilancia rutas y lugares de embarque inmediaciones,
Fdo. Félix M. Roble, M. Gamboa.

Estos jefes permanecieron escondidos en los montes y reaparecieron con


el triunfo del movimiento.
147

Media Vuelta a Mendoza


El triunfo inicial de Lonardi en Córdoba paralizó a las fuerzas leales.
Durante las últimas horas del 16 y todo el 17, KEES no hace más que registrar el
paso de tropas que convergen sobre el foco rebelde. Muchas no llegarán, otras
llegarán tarde, y algunas se darán vuelta en el camino. Lonardi trasladó sus
fuerzas de la Escuela de Artillería a la Escuela de Aviación. Las amenazas eran la
4ª división del general Morello en Alta Gracia, la 5ª. división del general
Moschini que venía desde el norte, los regimientos de Santa Fe comandados por
Iñíguez que se acercaban desde el este y el segundo ejército que venía de
Mendoza y estaba en San Luís. Las acciones bélicas eran limitadas.

Verbigracia:

R. P. F.: 16.40 hs. (17 de septiembre).

Central: ¿De las seis bombas explotaron dos y las otras cuatro que no
explotaron quedaron en el campo?

R.Cuarto: Si señor, la pista y un aparato quedaron destruidos.

Central: Trate de ponerse al habla con el general Sosa Molina que está en Río
Cuarto y comuníquele que la situación en San Luís es incierta.

A las 9.40 la delegación San Luís había informado que 1.000 hombres de
tropa de montaña se disponían a embarcar en camiones rumbo a Córdoba. A las
14.45 hay un diálogo dramático:

San Luis: Tropas de Mendoza están emplazadas frente al comando y al


regimiento.

Central: ¿Tiene alguna novedad o dificultad?

San Luis: Si. Es grave porque no sabemos para qué lado están.

Cinco minutos después iban a saberlo. Así lo indica una sola línea en
clave que, sin duda, es la noticia de la sublevación. ¿Pudo evitarse? Alguien hizo
un esfuerzo, a juzgar por este mensaje que a las 15.15 cursó Mendoza a Buenos
Aires:
148

Mendoza: Mayor (Osvaldo Francisco) Raymundo del Servicio de


Informaciones del Ejército, se ha presentado a la delegación pidiendo le
permitan comunicarse con San Luís, debido a que tiene conocimiento que las
tropas que marchan al mando del general (Héctor Américo) Raviolo, una
parte de ellas estaría indecisa y quiere avisarles para que tomen medidas a
tiempo.

Era tarde. El 2° Ejército volvía a Mendoza.

Intermedio Náutico
En el Río de la Plata, Rojas esperaba tras desembarcar en Montevideo los
heridos en los buques por un ataque aéreo. No hay noticias directas de sus
actividades. KEES las registra a través de las radios uruguayas.
Las noticias de avances leales sobre la zona de Puerto Belgrano son tan
abundantes como las que se refieren al cerco de Córdoba. Pero aquí nadie
llegará a ponerse a tiro de cañón. Regimiento tras regimiento serán paralizados
por la aviación naval. Entretanto, la flota venía desde el sur.

Euforia y Desilusión
Es sabido que Lonardi llegó a ser muy pesimista sobre la situación el 18,
ante el ataque de Iñíguez que tomó Alta Córdoba. En cambio Buenos Aires
alberga un optimismo desmesurado, que se refleja en este diálogo sostenido en
la noche del 17:

Central: Ya cayó Córdoba.

Paraná: Muy bien señor.

Lo cierto es que la ausencia de información alcanzaba niveles casi


cómicos. Como el general Sosa Molina había desaparecido después de salir de
Río Cuarto rumbo a La Carlota, Central pedía que lo buscaran, ¡en los hoteles
más importantes! Y agregaba:

—¿Sabe que la ciudad de Córdoba se rindió a los leales?


149

Río Cuarto contestó sobriamente:

-Esa novedad la tengo pero sin confirmación.

¿Podía comunicarse con San Luís?, preguntó Central. Lo estaba haciendo,


contestó Río Cuarto, pero “por intermedio de la oficina de Correos y
Telecomunicaciones, que está funcionando normalmente pero en poder de los
rebeldes”.

-¡Entonces no transmita nada! —se indignó Central.

En algunos casos la rutina primaba de tal modo sobre los hechos, que se
registraron diálogos como éste:

R.P.F.: Hora 0.35 (18 de setiembre).


R.Cuarto: Acabamos de comunicarnos con el General (José Alejandro)
Falconier; nos ruega tratemos por intermedio de ustedes comunicarnos con
Córdoba para averiguar, la situación exacta de la ciudad porque tiene que
mandar material. Además necesitaba saber, si es posible, la ubicación leal, o
sea del General Morello…

Central: Trataré de hablar con Córdoba, pero desde ya le anticipo que está
incomunicada.

LV2 se burlaba:

—¿Cómo puede haber sido recuperada Córdoba si la voz rebelde sigue en el


aire, teniendo en cuenta que las antenas de las estaciones transmisoras se
encuentran, una a 7 kms. al norte de la ciudad y otra a 6 kms. al sud y sus
estudios centrales en pleno centro de la capital? ¿Cómo no ha hablado aún el
General Perón al pueblo? ¿Qué es lo que le pasa que nada dice? ¿Está cansado?

Hay muchos signos de que Central empezó a ponerse nerviosa. Por


ejemplo este diálogo, a las once de la mañana del 18:

Bell Ville: Esta mañana…

Central (Interrumpiéndolo): Si me habla de tropas no me dé cantidades ni


ubicación.
150

O éste:

Stgo. del Estero: El Jefe de Correos…

Central: No me vaya a hablar de hombres y tropas.

Stgo. del Estero: No señor. El Jefe de Correos tiene conocimiento de que unos
40 hombres armados tomaron la comisaría de Tío Hoaca (?)

El episodio provoca el único estallido de indignación de Central que a las


11.50 instruye a Catamarca:

“Hacia ésa van dos camiones que llevan 40 hombres al mando de un señor que
dice ser Mayor Uriburu251… A esta gente y autoridades militares, hay que
detenerlos en cualquier forma, empleando la violencia; a tiros, tírenles antes
que ellos les tiren a Uds.; hay que eliminarlos si es necesario. Eliminarlos. ¿Me
comprendió?”

Esta historia sigue, misteriosa. Pero ilustra lo que pasaba. Mientras


Buenos Aires se ocupaba reiteradamente de esos cuarenta hombres, en Córdoba
se libraba una lucha decisiva.

KEES no dice casi nada de eso. Tenemos que seguir a Lonardi (h). Tras
ocupar el 18 la estación de Alta Córdoba, (el general) Iñiguez avanzó el 19 hacia
el centro de la ciudad. Chocó con civiles que lo obligaron a replegarse a la
estación. Lonardi le mandó emisarios. Iñiguez aceptó retirarse si no era atacado.

El Derrumbe
Para ese entonces la flota llegaba a Mar del Plata. A las 17.4º del 19 de
septiembre, KEES registra este diálogo:

R.P.F. (URGENTE):
Mar del Plata: Hay intenso bombardeo, 6 buques de guerra rebeldes volaron
251
David Julio Uriburu murió el 19 de setiembre de 1955 y fue ascendido a mayor post mortem.
Se había retirado en 1954. Dos oficiales de ese mismo apellido fueron contemporáneos y ambos
llegaron a generales de División, Eduardo Juan, de la promoción 65 y Juan Carlos, de la
promoción 68, ambos del arma de Caballería.
151

la destilería de YPF que en estos momentos se encuentra en llamas y la usina 4


de Junio. Están preparados para desembarcar en la costa… Muy intenso fuego
de cañoneo.

Central: ¿Se preparan para desembarcar?

Mar del Plata: Si. Mantenemos encendido el equipo para dar más datos.

A las 10.15 del 19 de setiembre KEES emitió su último parte, que llevaba
el número 430. Es casi de rutina. Registra una emisión radial de Radio Carve
(Montevideo) y una comunicación entre Central de Policía y Delegación Mar del
Plata:

Mar del Plata: … Nosotros bien. El inspector Rocatagliatta me encargó


consultar por cualquier situación pues prevemos desembarco.

Aquí termina la historia de KEES. Lo demás es sabido. A las 12.45 el


general Lucero leyó el mensaje en que Perón dejaba la situación en manos del
Ejército. A las 17 se formó la Junta Militar que iba a negociar la situación con los
rebeldes triunfadores.

Todo dicho. KEES no llegó a ser un gran servicio. En sus últimos días,
sobre todo, dependió casi servilmente de las emisiones de la Red de la Policía
Federal. Pero el testimonio que ha quedado de su trabajo, a falta de otros deberá
ser consultado una y otra vez cuando se quiera reconstruir la historia militar del
movimiento.

Un Hombre
Entre los muchos episodios pintorescos desperdigados a lo largo de la
carpeta KEES, hay uno especialmente jocoso. Consta en un parte de la policía de
San Javier (provincia de Santa Fe) al director general de policía de Rosario. Es
del 18 de setiembre y dice así:
152

A su 6168 informo: 16.00 horas entró detenido XX (omitimos el nombre del


protagonista) quien en oportunidad de realizarse Feria Rural subió a la
tribuna diciendo: “Pido un minuto de silencio por los que están muriendo por
la libertad”, agregando: “Me proclamo jefe de la revolución en San Javier y los
invito a la rebelión, citando exclusivamente a las mujeres de San Javier para
una reunión esta noche, para festejar el triunfo de la revolución”.

Un Artillero

Durante el bombardeo a Mar del Plata, la Delegación de la Policía Federal


tuvo un observador en un lugar estratégico. Observó la operación y nos
comunicó por teléfono que las fuerzas de tierra no ofrecieron resistencia al
bombardeo de la flota. Pero hubo una excepción que Mar del Plata reportó a las
8.55 del 19 de septiembre:

Le comunico que hace 5 minutos comenzó a contestar el fuego un cañón de la


costa contra los buques de guerra. Se libra un duelo, no se sabe con exactitud
donde está ubicado el cañón.252

¿Milicias Obreras?
Una de las más graves imputaciones que los revolucionarios formularon
contra Perón fue el propósito de crear milicias obreras. Si nos atenemos a la
información de KEES, la idea existió, aunque en estado larval.

A las 14.35 del 17 de setiembre Central ordenó a Santa Rosa: “Comunique al


señor gobernador (Salvador Anania), de parte del señor Ministro del Interior
(Oscar Albrieu), que refuerce por todos los medios la colonia penal y si es
necesario que arme civiles”.

Santa Rosa contestó: “La C.G.T. tiene hombres armados en la calle para
cualquier novedad”.

252
Al parecer estaba ubicada en el Campo de Golf y fue silenciada por el impacto de un cañonazo
del crucero 9 de julio. Un lector del diario La Capital de Mar del Plata, Anselmo Taboada, se
preguntó por la suerte corrida por sus servidores, pues no se sabe si murieron o lograron
salvarse. Ver https://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/7893
153

Ese mismo día a las 19.30: Aquí en Santa Fe el Partido Peronista recibió
órdenes de Buenos Aires de concentrar afiliados en las unidades básicas y la
C.G.T. recibió órdenes de plantar piquetes de hombres en los puntos de acceso
a la ciudad para controlar la entrada y salida de vehículos y personas. La
policía cumpliendo instrucciones del Comando Militar, no le ha permitido las
reuniones en las unidades básicas y tampoco facilita la labor de los hombres
de la C.G.T., los que se dedican, en grupos de tres o cuatro, a anotar las chapas
patentes de los vehículos que entran o salen.

A las 21 KEES anota que: “Se ha tenido conocimiento de qué las autoridades de
la C.G.T. han solicitado a todos los secretarios gremiales la entrega con
carácter de muy urgente, de listas con las personas de absoluta confianza
dentro de cada gremio para la constitución de reservas”.253

A las 23.50: “Delegación Santiago del Estero informa a la Central que el


interventor del Partido de esa provincia… mantuvo conversación telefónica
con el Consejo Superior Peronista de Buenos Aires, de donde se le indicó que
todo el personal inscripto en el partido debe estar armado y atento para
cualquier contingencia. (El interventor) pidió armas. Se ha hecho idéntica
indicación a todo el interior”.

La radio rebelde de Puerto Belgrano contestó simplemente: “Recordad la


matanza del 16 de junio”, responsabilizando de ella a los dirigentes obreros. La
idea de las milicias prosperó sólo en Santa Rosa. En la noche del 18, fueron
disueltas por orden del regimiento 13, que era leal.
253
El periodista Norberto G. Asquini, autor entre otros libros de Días de odio. De la
Libertadora a la Revolución del 56 en La Pampa. Voces, Santa Rosa, 2011, puntualizó que en
referencia a su artículo Walsh comentó que “La idea de las milicias prosperó sólo en Santa
Rosa". Asquini investigó el tema que desarrolló en el libro citado. El mismo sintetizó que "un
grupo de dirigentes sindicales de Santa Rosa se convocó el día 16 y junto al delegado Leonardo
Rodil le pidió armas al gobernador Ananía [que] telefoneó al jefe de Policía, comisario Arturo
Doyhenard, y le ordenó diera el armamento a los civiles para la defensa del gobierno. El
mismo jefe del Regimiento de Toay, coronel Martín Barrantes, antes de salir hacia Bahía
Blanca para combatir a los ‘rebeldes’, autorizó la entrega de 27 revólveres". Asquini señaló
también que trabajadores "molineros y fideeros, se congregaron para hacer las rondas y
algunos piquetes frente a la parroquia o el local del PJ. Un grupo en un Jeep con el diputado
Manuel Rodríguez se apostó en el aeródromo por si descendía algún avión de los sublevados.
Otros fueron a la CPE (Cooperativa Popular de Electricidad Obras y Servicios Públicos) como
José Chumbita, padre del escritor Hugo Chumbita, a pedir que cortaran la luz ante la
posibilidad de bombardeos.” Ver "Rodolfo Walsh y una historia secreta del peronismo en La
Pampa" en "El Norte en movimiento" del 7 de junio de 2020
(https://elnorteenmovimiento.com.ar/rodolfo-walsh-y-una-historia-secreta-del-peronismo-en-
la-pampa/)
154

TESTIMONIOS:

CÓRDOBA. Agustín Maza254:

“Yo vi fusilar a los cadetes de la policía”

Tenía 21 años, estaba en el bachillerato y había participado de los


Campeonatos Evita. En Tucumán había sido vicecampeón argentino de los
trabajadores en 100 y 200 metros (llanos) gracias a la ayuda del gobierno
peronista. Era empleado del Correo y había colaborado en la distribución de
pan dulce y sidra a fin de año. Sentía orgullo de ser servidor del Estado.
Trabajábamos hasta 24 horas seguidas contentos. Sabíamos que teníamos
horario para entrar, pero no para salir. Sentíamos la obligación de colaborar.
Pero desgraciadamente sufrimos esa grave derrota que todavía hoy la estamos
padeciendo.

Eran las 16 horas del día 16 de septiembre y yo estaba parado en la


esquina de Rivadavia y Rosario de Santa Fe desesperado (por) cómo participar
de esto cuando vi bajar las tropas que partieron de la Escuela de Aviación y
entraron a la ciudad de Córdoba por la calle Caseros, San Jerónimo y se
dirigieron en Diagonal hacia la Jefatura de policía, el único reducto (leal) que
quedaba... Porque debemos ser leales con la Historia, no ser hipócritas: la
Policía de Córdoba fue muy leal al gobierno constitucional. Brilló en eso un
subcomisario, Bernardo Gordillo, que había sido exonerado meses antes porque

254
Extraído del documental “Los resistentes”.
155

había denunciado a Control del Estado255 en Buenos Aires que aquí se estaba
tramando la revolución en contra del gobierno peronista.

En la Iglesia que da sobre la calle Caseros entre Vélez Sarsfield y Trejo, se


reunían los miembros del Partido Socialista, el Partido Comunista, el Partido
Demócrata (Cristiano), la Unión Cívica Radical y todo ese conglomerado que
siempre ha tratado de pervertirnos mental y nacionalmente para producir el
golpe. Cuando Gordillo lo denunció, fue exonerado por el gobierno cordobés 256.
Esa policía fue la que se resistió. Tuvimos mala suerte. porque Videla Balaguer,
uno de los jefes de los "libertadores" venía al frente de la tropa, y cuando le
dispararon el balazo le dio en la frente al ayudante campo que venía detrás. 257

La Policía fue bombardeada criminalmente. Había una mayoría de


fuerzas revolucionarias que avasallaron con todo. Los policías corrían desnudos
y se tiraban por la parte de atrás de la Jefatura para escapar, pero muchos no lo
lograron. En la esquina de San Jerónimo e Independencia, donde está hoy el
Banco de la Nación, vi como los revolucionarios fusilaban cadetes y policías. Los
ponían contra la pared y los fusilaban después de sacarlos de la Jefatura de
Policía. Y si no fusilaron más fue porque llegaron integrantes de la Cruz Roja
que se les tiraban (encima) a los milicos para que no siguieran fusilando.

(…) En la radio LV2 en la calle Maipú al 200, fueron tropas de


aeronáutica a cargo del capitán Burgos y estaba el comisario López
custodiándola. Le dijo “ríndase comisario”. El comisario se rindió, le dio la 45 y
le dijo: ‘comisario váyase tranquilo’. Cuando el comisario hizo 10 metros, Burgos
le apuntó con la pistola y lo mató por la espalda.

255
Control del Estado fue la continuación de la Coordinación de Informaciones de Estado
(CIDE) al mando de Rodolfo "Rudi" Freude, quien fue eyectado del gobierno por pedido de Eva
Perón, luego que Freude tuviera el atrevimiento de irle a Perón con chismes sobre vicisitudes de
la Evita adolescente. Cfr. La Enviada. El viaje de Eva Perón a Europa, Jorge Camarasa, Planeta,
Buenos Aires, 1998. Control del Estado dependía directamente del presidente Perón y, entre
otras funciones, era un servicio de informaciones. En esta faceta coexistió con el efímero KEES y
fue el antecesor directo del Servicio de Informaciones del Estado (SIDE, más tarde Secretaría de
Inteligencia del Estado), la actual Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
256
El gobernador de Córdoba era entonces Raúl Felipe Lucini, cirujano y pianista, que a los 34
años fue el gobernador más joven de la historia de la provincia. Exitoso, porque durante su
gobierno Córdoba experimentó un muy rápido crecimiento de su industria.
257
Videla Balaguer tuvo ese día muchísima suerte. Según Julio Godio había estado a punto de
caer detenido poco antes cuando eludió el cerco policial establecido en torno a la casa del Dr.
Castellanos, donde había pasado la noche. Ver Godio, Julio. La caída de Perón, pág. 192.
156

(…) En la esquina de Rivadavia y 25 de Mayo, dos compañeros de la


resistencia peleaban con un matagatos contra las ametralladoras que tenían en
la Iglesia de la Merced los curas Andreatta, Carnelutti y Ramiro Pepe.

Desgraciadamente cuando nosotros creíamos que podíamos enfrentarlos,


se produjo la gran traición a Perón por parte de oficiales del Ejército. Que
dijeron que Perón había renunciado, lo que era mentira: Perón les había dado
poder para que negociaran, no para que ofrecieran su renuncia.

En ese momento, obra del destino, como si las coordenadas históricas me


hubieran puesto en ese lugar, yo estaba en la esquina (que después para mí sería
histórica) de Solares y Estados Unidos, en San Vicente, junto a Bernardo
Gordillo, a Luis Motoso Sena y a Luis Lorenzo Marioni. Veíamos pasar a los
comandos civiles, con el pañuelo blanco en el brazo izquierdo, con el fusil
FAL258, ya comenzando a cometer cualquier tropelía. Ahí fue cuando Gordillo
dijo "Tenemos que hacer el comando de la resistencia". Si no me aceptaban yo
hubiera pedido por favor que me aceptaran. Para mí es una deuda de honor que
sigo teniendo con Perón. Es una deuda de sangre. Que a pesar de todo lo que
hice, me parece muy poco comparado con lo que me dio ese hombre. Porque ahí
fue cuando comencé a darme cuenta por qué era peronista. Yo no era peronista
porque Perón dio el aguinaldo, porque dio aumentos de sueldo, porque dio la
sindicalización, el terreno, las horas extras a mi papá y porque a mí me dio
bienestar y la posibilidad de estudiar y llegar a ser bachiller siendo muy humilde
y con un padre peón. Yo podría haber seguido estudiando pero no quise porque
me involucré en la lucha. Yo era peronista porque Perón nos había convocado a
los trabajadores a lo que es la suprema dignidad de la nación, el trabajo del
músculo, de los obreros, de los humildes, que habían estado marginados
durante 150 años para hacerlos partícipes activos de la grandeza nacional.
Convocó a los a los trabajadores del pensamiento porque son útiles, como todos,
Por eso era peronista. Porque (Perón) había puesto en ejecución, en
movimiento, a las fuerzas nobles, poderosas de la nación para que seamos un

258
El FAL (Fusil Automático Liviano) se comenzó a producir en Bélgica a comienzo de los años
'50. Aunque las FF.AA. argentinas decidieron adoptarlo en 1954, la primera partida llegó recién
en 1958, por lo que a Maza el recuerdo le jugó una mala pasada. Hay muchos testimonios
gráficos de que los comandos civiles portaban fusiles, pero éstos no eran FAL: Las FF.AA
argentinas adoptaron el FAL en 1954, los primeros fusiles Belgas llegaron en 1958 y dos años
después Fabricaciones Militares comenzó a producirlos bajo licencia.
157

país libre, un país justo, un país independiente. Para que seamos artífices de
nuestro propio destino. Fue así que comenzó la resistencia peronista.

Hoy yo creo honestamente que el peronismo, prácticamente, como


organización, no existe. Existimos los peronistas, sueltos, disgregados,
desorganizados, olvidados, marginados. Yo quizá voy camino al más allá, pero lo
lamento por los jóvenes ¡qué país les estamos dejando!

No sé si la lucha habrá sido en vano, pero luchamos y seguimos teniendo


esperanza.

Gustavo Vaca Narvaja:

“Hicieron de nosotros pequeños


odiadores”
Católica y antiperonista, la familia Vaca Narvaja pertenecía a la alta sociedad
cordobesa. Gustavo Vaca Narvaja, hermano mayor de Fernando, ex-jefe
montonero, recordó las vivencias de ambos esos días259:

“En los veranos, los niños, durante 15 o 20 días participábamos de los retiros
espirituales en las sierras que eran para rezar, orar, escuchar sermones. En
aquellas ‘pláticas’ siempre se resaltaban lo negativo de las figuras de Perón y
Evita, a los que se presentaba como demonios que destruían niños y familias.
Hacían de nosotros pequeños odiadores del peronismo, y de las clases sociales
bajas, crueles y amparadas por la corrupción y la inmoralidad de Perón y Eva.
Tan es así que nos alegramos de la muerte de Eva Perón… y también nos
asustamos porque la mayor avenida de Córdoba de esa época era un mar de
antorchas encendidas en señal de duelo

“En 1955 estaba en el primer año del Liceo Militar General Paz, y 48 horas antes
del golpe, nos evacuaron. El clima estaba muy raro en el centro de Córdoba, los
negocios bajaban las persianas temprano, la gente estaba como asustada. El
viernes 16 se armó el despelote. A la mañana temprano pasaron Tres Gloster
259
Este testimonio está extraído de “La guerra civil que no fue” una larga nota, ya citada, que
Aldo Duzdevich publicó en el doario “La Mañana” de Neuquén el 16.07.2023.
158

rasantes. Los vimos desde la terraza. Después mi hermano y yo nos escapamos


de casa y fuimos a la Plaza San Martín. Ahí pudimos ver como se armaba la
batalla de tropas y tanquetas y como ametrallaban el Cabildo que opuso poca
resistencia. Cayó el Cabildo, y casi de inmediato aparecieron y entraron a él
curas de la Catedral. A partir de ese momento comenzaron a llamar a jóvenes y
adultos, que, colocándose un pañuelo blanco en el brazo, se identificaban como
aliados, tipo guardia civil, personas que eran distribuidas en esquinas de la
ciudad armados con sus propias armas, revólveres de calibres 22 y 32 e incluso
pistolas de aire comprimido. La mayoría eran jóvenes radicales. En la esquina
de mi casa, uno de ellos que tendría 19 o 20 años y un revólver 22 con una sola
bala, hacía gala de un poder otorgado por el ejército y la cruz. Mi madre le daba
de comer llamándolo a la puerta porque decía que no podía abandonar el lugar.

“Ese mismo día mi padre tenía una reunión política con radicales entre los que
se encontraba Arturo Illía. Alarmados por las noticias del golpe, regresaban
caminando por la estación de trenes de Alta Córdoba, cuando fueron detenidos
por un piquete militar y llevados a la estación. Les dijeron que los iban a fusilar.
Por suerte, un chofer del Ministerio de Hacienda intervino. Les informó que los
que habían detenido no eran peronistas sino radicales. Y entonces los
liberaron”.

“Nosotros escuchábamos con una radio a Galena trasmisiones que se hacían


desde Uruguay. El sábado 17 había toque de queda, pero en el centro de
Córdoba, desde ventanas y puertas de reparticiones nacionales y provinciales se
tiraban bustos de Perón, Eva, y cuadros, expedientes, papeles y todo lo que
encontraban. Las campanas de todas las iglesias acompañaron el derrocamiento
del “dictador corrupto”.

Las memorias de la aviación golpista


El golpe iniciado en Córdoba contó con superioridad aérea debido a que
al mismo se sumó desde la hora la Escuela de Aviación Militar y sus cadetes. A
las 0:30, éstos, a las órdenes de oficiales sediciosos, habían tomado la Guardia
de Prevención (tomando prisionero al oficial de guardia), y seguidamente
159

ocuparon las centrales radioeléctrica y telefónica, los transportes, la barraca


depósito de armamento, el Aeródromo de Pajas Blancas y a las 01:00 el Casino
de Suboficiales que, según consta en la Memoria anual del año 1955 tanto "por
la distribución edilicia como por la posible ideología, era necesario vigilar".

De hecho, según habrían de reconocer los oficiales sublevados, en la práctica no


pudieron contar con casi ningún suboficial.260

Lo que sigue, tiene como fuente principal dicha memoria 261, redactada
por los vencedores hacia fines de año.

A las 01:20, la mayor parte de los alzados formó en la Plaza de Armas.


Diez minutos después, un grupo tomó la guardia de la fábrica de motos y el
Casino de la guarnición, sin que informara resistencias por parte del personal de
las Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME)

Los primeros aviones en decolar fueron dos Beechcraft AT-11 a las 04:05.
Sobrevolaron la Escuela de Artillería tomada por Lonardi como muestra de
apoy0. A eso de la 6, dos DL-22 262 atacaron la Escuela de Infantería, luego
atacan otros varios aviones. Cuando los DL-22 regresaron, advirtieron señales
de rendición, seguramente el tremolar de banderas –o sábanas– blancas. Para
ratificar que fuera así o continuar los ataques, un AT-11 efectuó pasajes a baja
altura sin ser atacado.

Mientras, otros aviones arrojaban volantes con proclamas


revolucionarias en varios puntos de la ciudad.

A las 12, un AT-11 que sobrevoló la fábrica Kaiser de automóviles vio una
columna de vehículos civiles y militares que se dirigía a Alta Gracia. Cuando la

260
Ver “Actividades del Grupo Aéreo” en la citada Memoria Anual, pág. 1897.
261
Es la fuente principal en que se basa este relato, sobre todo en el documento "Ejecución del
plan de trabajo, síntesis cronológica de la acción desarrollada (fojas 119-125) que comprende los
días 16 al 22 de septiembre inclusive. La memoria incluye la voluminosa Cielo. Revista de los
cadetes de la Escuela de Aviación Militar, Diciembre 1955, Año IX, nº 22, ya citada
anteriormente, de las que se han extraído información de sus secciones “Parte de guerra” (págs.
139-141); “…del diario de un Cadete” (págs. 143-148 y “Actividades del grupo Aéreo” (págs. 187-
202). Todo el material está disponible en el ANM.
262
El I.Ae. DL-22 era un monomotor biplaza de fabricación enteramente nacional (el primer
motor que llevó se llamaba "El Gaucho") que tenía dos ametralladoras fijas en las alas de 7,65
mm con 450 proyectiles y que además podía transportar tres bombas de 50 kg, o 9 de 15 kg, o 6
cohetes de 11 kg cada uno. También disponía de una ametralladora con la que el copiloto podía
disparar hacia atrás. https://mna.ar/notas/nuestros-aviones-dll.html
160

sobrevoló a baja altura, los vehículos se detuvieron y sus ocupantes se


dispersaron, ocultándose debajo de los árboles.

Otra columna “una gran concentración de vehículos” muchos de los


cuáles pertenecían a la Fundación Eva Perón y otros al Ejército iban por el
camino de tierra que une a Alta Gracia con Carlos Paz. Fue atacada por un AT-11
que le arrojó dos bombas de 50 kilos que no estallaron por fallas en las
espoletas. A continuación, dos DL-22 la ametrallaron, ante lo cual la columna se
replegó, regresando a Alta Gracia.

También al mediodía, dos bombarderos cuatrimotores Avro Lincoln


pasaron de las manos de las fuerzas constitucionales a las rebeldes. Se dieron
vuelta en el aire. Hacia la noche, lo harían otros tres, que aterrizaron en la
Escuela de Aviación Militar.

Un biplaza de entrenamiento Percival Prentice al que se le había


instalado un altoparlante sobrevoló la ciudad voceando que la revolución estaba
triunfando. Un avión que observaba el Aero Club fue atacado por tropas leales
por lo que la jefatura rebelde ordenó atacarlas con un Avro Lincoln, lo que
consiguió que se fueran.

A media tarde, cien cadetes al mando de cuatro oficiales marcharon hacia


la Jefatura de Policía. A las 17:30 están atacándola. Una vez tomada, parte de los
cadetes pasaron la noche en ella.

Esa noche se lanzaron muchas bengalas sobre las posiciones ocupadas


por las tropas leales, particularmente en las proximidades de automotriz Kaiser
y sobre la antigua Escuela de Paracaidistas, al sur de la ciudad, "con la doble
finalidad de observar al enemigo y restringir sus posibles desplazamientos".

El sábado 19, un Fiat G46 que exploraba al sur de la Escuela de Aviación


Militar, yendo hasta Río Tercero, avistó a la altura de Anisacate a una columna
que avanzaba hacia Alta Gracia. Estaba compuesta por 25 camiones y algunas
piezas de artillería. Por otra parte, un AT-11 arrojó bombas de napalm sobre
tropas del Regimiento 13 de Infantería263 que se avanzaban hacia la Escuela de
Artillería.

263
Con base en Córdoba, fue disuelto en 1964.
161

Un avión que arrojaba volantes sobre tropas leales en las proximidades


de Dean Funes fue atacado con armas antiaéreas.

Un AT-11 divisó a la altura de Anisacate una columna que marchaba


hacia Alta Gracia, dio aviso y un Avro Lincoln la bombardeó. En eso estaba
cuando fue alcanzado por un proyectil de 40 milímetros en la zona del radar.
Averiado, aterriza en Pajas Blancas. Lo reemplazó, en el ataque a dicha
columna, un caza Gloster Meteor.

Un DL-22 ametralla a una columna de tropas leales a la altura de


Malagueño.

Por la mañana fueron ametralladas por aviones DL-22 concentraciones


de tropas leales en las cercanías de Monte Cristo, Alta Gracia y San Francisco.

Al mediodía, dos AT-11 bombardearon con napalm y ametrallaron una


columna de 20 vehículos que proveniente de Alta Gracia se dirigía a la Escuela
de Aviación Militar.

Tres tenientes aterrizaron en un Percival junto a las vías férreas en las


cercanías de Jesús María, con orden de volarlas con trotyl, de manera de
impedir la llegada de una formación con tropas leales. Así lo hicieron, pero en el
aterrizaje la hélice del avión quedó dañada y no se pudieron marchar, por lo que
fueron tomados prisioneros.

Allí cerca, seguidamente, siete aviones bombardearon y ametrallaron en


sucesivas oleadas a una nutrida columna del Ejército que convergía por vía
terrestre.

Tropas leales del Regimiento 12 de Infantería provenientes de Santa Fe


lograron recuperar la estación de ferrocarril "General Belgrano", en la Alta
Córdoba, haciendo prisioneros a tres cadetes. También, los cadetes que
custodiaban el aeródromo de Pajas Blancas fueron atacados por tropas leales del
Regimiento 15 de Infantería, proveniente de La Rioja, y lo recuperaron. En la
acción murió uno de los cadetes, Ernesto Chávez.

Poco antes del amanecer del lunes 19, bombarderos Avro Lincoln cuyas
tripulaciones permanecían leales al Gobierno, bombardearon la pista del IAME.
Ante la posibilidad de que lo hicieran a continuación con la de la Escuela de
162

Aviación Militar, se ordenó el despegue de todas las máquinas que estuvieran en


condiciones de hacerlo.

En medio de una gran confusión, los cazas Gloster Meteor salieron al


paso de los Avro Lincoln y parecen haberlos disuadido de bombardear. En
medio de esta escaramuza, llegaron a la Escuela de Aviación Militar dos Douglas
DC-3 procedentes de la base de Villa Reynolds con bombas de 50 kilos. Se les
ordenó lanzarlas sobre la artillería de las fuerzas legales pero, al intentarlo,
recibieron “nutrido fuego de artillería antiaérea de grueso calibre y trazante”.
Seguidamente se “oyó por radio que un Lincoln se dirigía nuevamente a la
E.A.M. a 500 metros de atura” por lo que se les ordenó a ambos DC-3 no
aterrizar y dirigirse a San Luis, uno para embarcar a un oficial de enlace del
Ejército, y el otro a Mendoza para cargar “eslabones para la munición de Gloster
y bengalas, ya que en Córdoba se habían agotado”. Lo cumplieron y además
llevaron a la Escuela de Aviación Militar –a la que llegaron con varias
perforaciones en el fuselaje– unos sesenta paracaídas.

Pasada la alarma, la aviación rebelde volvió a su rutina de ametrallar


tropas leales, esta vez las que se encontraban en los alrededores de Pajas
Blancas y a una columna del Ejército de unos cuarenta vehículos en la zona de
Alta Gracia.

Un cadete comentó: "Vimos caer a uno de nuestros Glosters. Se le había


incendiado una de las turbinas y en un violento tirabuzón fue a estrellarse en
dirección al barrio Las Flores". El piloto, agregó, era Felipe Morandini.264

Otro cadete recordó haber ido a ver "un Calquin 265 que se había caído y
en el que volaba el alférez Penazzo, una víctima más en holocausto de la
revolución".

Mientras la aviación rebelde hostigaba a las tropas leales que controlaban


Pajas Blancas y ametrallaba vehículos la columna del Regimiento –cuyos
efectivos abandonaron los vehículos y corrieron a campo traviesa buscando
alguna protección– la situación distaba de estar definida. Once aviones de

264
Revista Cielo, págs 141-147.
265
El I.Ae. El I.Ae. 24 Calquín (del mapudungun kalkin, «águila grande»)2 fue un avión
argentino bimotor de ataque y bombardeo, diseñado a partir de 1944 y construido en la Fábrica
Militar de Aviones de la provincia de Córdoba.
163

transporte, algunos de ellos de Aerolíneas Argentinas, trasladaron a 200


infantes desde Mendoza para reforzar a las tropas rebeldes.

Por la noche las tropas leales que vivaqueaban cerca de Malagueño


fueron atacadas. Un avión las iluminó con bengalas y el otro les disparaba.

En tierra, soldados y cadetes de la Aeronáutica se enfrentaban con las


tropas al mando del general Morello. Otros cadetes custodian las tres plantas
radiotramisoras que los rebeldes habían ocupado (Lv2, LV3 y LW1, todas las
cuales propalaban “La voz de la libertad”) así como la sede de Teléfonos del
Estado y usinas eléctricas.

Aunque el martes 20 hubo muchas actividades de observación aérea, ya


no se registraron combates.

“… muchos vuelos y misiones cumplidas quedan sin consignar. Por ejemplo:


conjuntamente y a órdenes directas de la torre de control de la E.A.M., actuaban
desde I.A.M.E., aviones Gloster Meteor tripulados por oficiales de ambos
organismos. Todas sus acciones, importantísimas, han quedado sin mencionar.
La explicación es obvia, ya que no se confeccionaban fichas de vuelos, ni el
momento era propicio, ni el tiempo y el personal disponible suficiente para
redactar un Diario de Guerra”.266

SERGIO “TOTO” MONSERRAT267:

Rosario, capital del peronismo resistente

“…Rosario pasó a ser una


especie de Capital política del
peronismo. Por muchos meses

266
“Actividades del Grupo Aéreo”, páginas de la ya citada revista “Cielo”.
267
Muchos, la mayoría de los testimonios recopilados por Monserrat, pidió éste que conste,
provienen de una publicación artesanal de militantes peronistas que los recopilaron, Nosotros...
La Resistencia. Villa Manuelita no se rinde. Junta Promotora de Estudios Históricos y Políticos
Martín Fierro, sin pie de imprenta, Rosario, 30 de noviembre de 1998. El grupo
redactor/compilador estuvo integrado por Ángel Leónidas Ojeda, Juan Luis Lucero, Jorge Bo,
Gualberto Venesia, José Cravero, Néstor Suleiman, Osvaldo Dunda y Oscar González.
164

conservé un volante donde los


habitantes de una sufrida barriada
obrera Villa Manuelita desafiaban al
mundo con más o menos estas
palabras: Los Estados Unidos, Rusia,
Inglaterra, reconocen a Lonardi. Villa
Manuelita reconoce a Perón…”
Juan Domingo Perón.

El General Perón recordaba así desde el exilio la gesta del pueblo


rosarino. Desde todos los barrios se movilizaba hacia el centro de la ciudad.
Entonces, los medios comunicación masiva eran los diarios y las radios, y tal
como pasa en la actualidad, no reflejaban lo que estaba pasando, casi siempre o
lo ignoraban y si no tenían más remedio, lo tergiversaban.

En 2014-2015 los compañeros del Archivo Nacional de la Memoria


propusieron un trabajo de investigación bajo el título tentativo de “Golpe de
Estado cívico-militar de septiembre de 1955 (Los hechos y las víctimas
olvidadas)” que planteó como objetivos: 1) Identificar a las víctimas del Golpe
de Estado cívico-militar de septiembre de 1955 (Construcción de un registro de
víctimas). 2) Revelar información sobre las acciones cívico-militares que
provocaron el quiebre del orden institucional. 3) Hacer visibles los
acontecimientos sucedidos en distintos lugares del país.

Con estas premisas asumí el compromiso de hacer la tarea en la ciudad


de Rosario, provincia de Santa Fe.

La primera dificultad, además del tiempo trascurrido desde 1955, fue que
las instituciones más destacadas sufrieron cambios sustanciales, a saber: la
Asistencia Pública (ubicada en calle Moreno entre San Luis y Rioja) no existe
más, es allí adónde se llevaba a todos los heridos y se perdieron todos sus
archivos. El entonces jefe de la Guardia, el Dr. Antonio Allegretti fue cesanteado
por el gobierno de facto por su condición de peronista.
165

El Regimiento 11 de Infantería “General Las Heras”, ubicado en la calle


Lamadrid entre Ayacucho y Leiva, en el sur de Rosario, permaneció leal al
gobierno y fue enviado a Córdoba a reprimir a los insurrectos; de regreso a
Rosario, se negó a reprimir a los manifestantes peronistas.
La Jefatura de Policía de la Provincia de Santa Fe cambió su sede hace
años y también se perdieron sus archivos. Antes fue “purgada” porque la
mayoría de sus efectivos simpatizaban con el depuesto gobierno peronista.
El diario de mayor tirada y popularidad, La Capital, dirigido desde 1953
por una peronista manifiesta, Nora Lagos, cambió rápidamente su orientación.
En el Archivo del Registro Civil de Rosario pude constatar las
defunciones por “causa violenta” en aquellos aciagos días de septiembre.
Cabe aclarar que muchas de las muertes producidas por las fuerzas
represoras y los llamados “comandos civiles” deben haber sido registradas en
zonas aledañas a la ciudad.
Ludueña, el compañero Bejarano (entrerriano que perdió un brazo) son
algunos de los protagonistas de la resistencia en la heroica Villa Manuelita, en el
sur de la ciudad. El dentista Carmelo Corazza , Rodolfo “el Colorado” Di Marco,
Marcial Martínez, “Pancho” Cardinale (muerto en prisión), los Compañeros
Rojas, Ivaldo, Paredes… que lideraron las movilizaciones desde la zona norte de
la ciudad.
En el centro de Rosario lo hicieron Araceli Costa, los compañeros Cura,
Pagano, Campos, Sanfilippo, Isea; los que se autodenominaron “Los leales”, el
uruguayo Cicero, Ramón Villagra, José Cravero, Néstor Villagra, Isidro
Billarino, los compañeros Peliche, Garralda, Winfredo Reichhardt (a) “el alemán
Richard”, Carlos Pantaleón Villagra (quien pintó la P y la V en un tanque de
guerra del Ejército y sacó una foto que en los años 60 publicó la revista Así);
los Hermanos Duchein (que tenían una imprenta en la calle San Martín al
400), Dante Viel, Jorge Bo, Néstor Suleiman, el Coronel (Julio) Barredo, Ángel
Ojeda, Osvaldo Dunda, José Mármol (baleado y dado por muerto en 27 de
Febrero y Ovidio Lagos, el 24/9/55); Domingo San Miguel (muerto por un
disparo de francotirador en Córdoba y Alvear, el 23/9/55), Roberto
Minicucci (muerto en Barrio Belgrano el 25/9/55); María Doufur “la Tía
Tallarico”, Naty Rivas.
166

Cualquier listado siempre será incompleto e injusto, ya que miles de


compatriotas anónimos estuvieron y lucharon desde un primer momento para
que Perón volviera al gobierno.

Recuerdos
El día era gris y lluvioso, tan turbio, negro y triste como las noticias
propaladas por las radios aquel viernes 16 de septiembre. La Marina y parte del
Ejército se habían levantado contra el Gobierno, encabezados por el
contralmirante Rojas y el general Lonardi, respectivamente. No podíamos creer
que pudieran tener éxito. Cuando se confirmó el triunfo de los sediciosos, nos
embargó el estupor y la angustia.
¿Y ahora? ¿Qué hacemos?
El Regimiento de Infantería 11 regresaba a su casa y la gente salía a las
calles a aplaudirlo y seguía en ellas cuando los soldados ya estaban en su cuartel.
Fue entonces que comenzó la represión. Cuando miles de personas coparon las
calles y organizaron marchas al centro, acamparon en las esquinas, levantaron
barricadas, resistieron los ataques y cuando ya no pudieron hacerlo, se
desbandaron, para reorganizarse y continuar la protesta.
La represión fue muy violenta. Se arrojaron bombas lacrimógenas desde
helicópteros mientras tanques Sherman y blindados con tropas provenientes de
Corrientes recorrían la ciudad.
Rosario resiste. Las ambulancias trabajan a destajo. Los hospitales están
llenos de heridos. Desde terrazas y techos, “comandos civiles”, vueltos
francotiradores, balean a los compañeros.
Hay sitios que pasan a la historia, como el tanque de Villa Manuelita, en
Abanderado Grandoli al 3800, donde un importante número de peronistas
enfrentaron a la represión. Allí, un pasacalle desconoció al gobierno surgido del
golpe y proclamó que “Villa Manuelita no se rinde”.
En San Martín y Ayolas los manifestantes son ametrallados, al igual que
Santa Fe y San Martín. Desde el norte avanza una columna de peronistas. Uno
de los que la encabezan es Carmelo Corazza. Se corre la voz de que la cañonera
paraguaya donde está refugiado Perón pasará por Rosario. La gente corre hacia
el río. Nos enteramos que ha muerto el hermano de un compañero muy querido,
San Miguel, y también el hermano de Minicucci. Pero los manifestantes solo
167

tienen armas cortas, con las que no se pueden frenar tanques ni derribar
helicópteros. El Peronismo ha caído. No vale ya de nada el arrojo, el coraje de
quienes combaten por sus derechos.
Incluimos declaraciones de compañeros que vivieron y sufrieron en carne
propia aquellos dolorosos acontecimientos.

Rodolfo “El Colorado” Di Marco: “Nosotros, veníamos por Alberdi y Junín,


recién empezaban las marchas y todavía nos encontrábamos con algunos grupos
que gritaban “¡Viva la libertad!”, así que en Ovidio Lagos y Córdoba libramos un
breve combate con uno de estos grupos, al que rápidamente pusimos en fuga,
mediante puñetazos y ladrillazos. Lo grave se produjo más adelante pues desde
la terraza de Alvear y Córdoba los Comandos Civiles nos dispararon. Allí cayó
San Miguel, pese a que le gritamos “¡No cruces!”. No nos hizo caso y quedó
tendido en medio de la calle. Tenía un balazo en la cabeza. Otros compañeros,
que estaban en la vereda de enfrente se refugiaron de la balacera en los pasillos.
Era evidente que había varios francotiradores. A Vieytes le acertaron un tiro en
el abdomen. También nos tiraban con sifones desde el techo del Trust Joyero
Relojero.

José Cravero y Osvaldo Dunda recuerdan que en la calle Mendoza al 4200


un tranvía lleno de muchachos que venían gritando “la vida por Perón” se topó
con una patrulla del Ejército. El conductor puso marcha atrás y, a toda
velocidad, retrocedió huyendo de las balas. Al llegar a la esquina de su casa,
Minicucci descendió y corrió unos metros hasta refugiarse en un pasillo. Y ahí
comete un error fatal: sacar medio cuerpo para ver qué pasaba. Una bala lo
alcanzó y lo mató.

Alfredo Perozzi, compañero de la Resistencia que encabezó Emiliano Pérez


en Villa Manuelita: “Además de todo lo ocurrido en el tanque, desde los techos
del edificio Travesaro mataron a un pibe que vivía en Dr. Riva y Juan Manuel de
Rosas, en una de las casitas en ese tiempo ocupadas ilegalmente, razón por la
cual su familia –a la que ayudamos como pudimos– desapareció y no sabemos
su nombre. Ahora en Travesaro se hacen los burros, pero desde sus techos se
asesinaba peronistas.
168

Dorita Fandy cuenta que ella y otras compañeras ayudaban a los varones
conducidos por Emiliano en distintas tareas. “Íbamos al bajo a repartir volantes
que nosotros mismos imprimíamos, tirábamos tablas con clavos o papas con
clavos. En aquellos días murió la mujer de Alarcón. Los compañeros estaban en
la trinchera, allá en calle Grandoli, los milicos los atacaban y ellos se
dispersaban y al rato volvían. Ellos, desde los tanques o desde camiones, nos
disparaban. La señora de Alarcón se asomó por arriba del tapial y le dieron.

Dice el Negro Ojeda: “Mi esposa, María de las Mercedes Toledo, ya fallecida,
tenía un hermano llamado José, obrero del gremio de la Carne. Aquella noche
había tomado un par de copas de más, venía caminando por Uriburu hacia
Ayacucho, donde estaba la vieja estación ferroviaria La Bajada. Unos pocos
metros más y llegó a las vías muertas del ferrocarril sin darse cuenta de que la
estación estaba ocupada. “¡Viva Perón!”, les grito. “¡Cállese!” le respondieron.
“¡Viva Perón!” volvió a gritar. Varios balazos lo silenciaron. José Toledo vivía
en Gutiérrez y Colón con sus padres, llegó a su casa y se tiró sobre la cama de
sus padres. Alarmada, María de las Mercedes fue hasta allí y se puso a gritar. Su
madre y sus hermanas lloraban. Un vecino aportó un auto y lo llevaron al
Hospital Roque Sáenz Peña. Ahí el doctor Filibert lo sometió a una operación de
urgencia. Tenía ocho perforaciones en los intestinos. La pericia del médico le
salvó circunstancialmente la vida. Sin embargo, padeció las secuelas el resto de
su vida, que por cierto fue breve.
A esta altura, los comandos civiles estaban en las terrazas y disparaban
sobre los manifestantes. Los “libertadores” habían embanderado sus casas para
festejar su triunfo y nosotros trepábamos como monos hasta los balcones de los
gorilas para apoderarnos de las banderas y nos poníamos con ellas ante los
tanques para tratar de detenerlos.
Salíamos un día y nos mataban unos cuantos, y salíamos al día siguiente,
y al siguiente. Así, hasta el viernes 23, toda una semana.
La lucha del pueblo rosarino consiguió que Perón designara a nuestra
querida ciudad “capital del peronismo”.

169

Aclara “Toto” Montserrat: “Rubén ‘El Tano’ Gioannini, fue un tenaz


militante peronista. Vivía en Buenos Aires y en sus últimos años se dedicó a
defender los derechos de los jubilados. Murió el 2 de mayo de 2021. Gioannini
solía recordar que cuando tenía 8 años su madre lo llevó a la esquina de 27 de
Febrero y Ovidio Lagos y allí vio cuando balearon a José Mármol, que entonces
tenía 19 años. Siempre creyó que había muerto. Pero hace unos años, al dar una
charla sobre sus recuerdos de la niñez en aquel Rosario convulsionado, se refirió
a aquel muchacho envuelto en la bandera argentina que gritaba ¡Viva Perón!
cuando lo hirieron. Lo estaba diciendo cuando José se le presentó aclarando que
él había sido el herido, lo que fue muy conmovedor. De todos los aquí
nombrados, que yo sepa, el único que sigue vivo es José, del que hace poco
celebramos su 87º cumpleaños.

Recuerda José Mármol: "El sábado 24, cerca del mediodía, nos arrojaron
bombas de tiempo desde helicópteros. A las 11.30, pasó un camión con soldados
del 11 de Infantería, a los que llevaban castigados a Córdoba por haberse negado
a reprimir al pueblo. Uno de esos soldados, Juan Carlos Biaggioli, que me
conocía, me gritó: ‘¡Negro, váyanse que vienen del Regimiento de Monte
Caseros con orden de matar!’. Y efectivamente fue así. Alrededor de las cuatro
de la tarde, las tropas venían por Ovidio Lagos (desde Rosario norte hacia el
sur), tirando desde un camión. A la mañana, yo había colocado en una columna
de la esquina de Ovidio Lagos y 27 de Febrero (donde hoy están la Farmacia
Kennedy y un bar), grandes estandartes de Perón y de Evita, justo donde paraba
el tranvía 15. Entonces, volví a subirme a la escalera, me envolví con una
bandera argentina y los esperé gritando: ‘¡Viva Perón, carajo; la puta que los
parió!’. Me dispararon un balazo en el hombro derecho, cerca del cuello, y quedé
tendido en la vereda. Cuando me quise levantar, vino un oficial y me dio un
culatazo con su fusil, que me destrozó el riñón derecho. Todo esto fue
presenciado por mi esposa, que estaba en una peluquería situada en la misma
esquina, donde hoy está la estación de servicio YPF. Unas cuadras más hacia el
sur, en el sitio que ocupa hoy el FONAVI, en Lagos y Garay, mataron a la hija de
un cuidador de caballos, Juan Copé, una piba que aún no tenía 15 años. (...)
Cuando caí, las tropas hicieron una redada en el Estadio Municipal, donde se
habían escondido muchos compañeros. Los detuvieron y los subieron a un
170

camión. Al ver que estaba gravemente herido, los soldados les ordenaron a mis
compañeros que me subieran a la caja de ese camión, y quedé ahí tirado, como
una bolsa de papas. De mi herida en el hombro salía mucha sangre. El camión
fue por 27 de Febrero hasta boulevard Oroño, y dobló hacia el Comando, que
estaba en Córdoba y Moreno. En Oroño y Rioja, vaya confusión, quedamos bajo
el fuego de francotiradores de los comandos civiles. En Córdoba y Alvear, donde
estaban el «Colorado» Di Marco y otros militantes, los francotiradores mataron
a un compañero. Al llegar al Comando, me vino a examinar un oficial y cuando
se me arrimó le escupí la cara. Me dio un puñetazo y ordenó mi traslado a la
Asistencia Pública, en Rioja y Balcarce. Allí quedé internado e incomunicado.
En mi casa creían que había muerto y recién se enteraron que estaba vivo a fines
de noviembre, cuando me blanquearon y me pasaron al Hospital Español,
donde me operaron".

ENSENADA

TESTIMONIOS TOMADOS POR GOGO MORETE

JUAN POSTELARO, Soldado conscripto del Regimiento 7 de Infantería, de


oficio pintor de automóviles.

“Una ráfaga los cortó al medio”

En la cuadra del cuartel del 7, del que solo quedó el Casino de Oficiales,
que hoy es un restaurante, Cacho (José Luis Vitali) y yo éramos compañeros, él
dormía arriba y yo abajo. Nos llevábamos bien entre nosotros y los dos con
Moraca, que terminó suicidándose.
El 16 de junio nos hicieron formar y nos cambiaron las municiones de
fogueo que estábamos usando en la instrucción por las de guerra. Nos subieron
171

a una tanqueta y nos llevaban muy rápido, tanto que casi nos matamos. Así que
terminaron por subirnos a un micro con rumbo a la base de Punta Indio.
Cuando llegamos, llovía y había unos pocos marineros. Subimos a unos aviones
y nos sacamos unas fotos de recuerdo. La guardia la hicimos arriba de un
camión Reo con una ametralladora antiaérea pero no pasó nada. Llovía mucho,
nos mojamos, hacía mucho frío y los aviadores de la Marina se habían ido a
Montevideo. A la mañana del 17 de junio, día en que cumplí 21 años, vi llegar a
un auto por la ruta de tierra. Era mi padre que tenía un auto de carrera. Venía
con mi hermano y consiguió que me dejaran volver a casa con ellos.
Pasaron tres meses. El 16 de septiembre estábamos haciendo maniobras
cerca de Magdalena, pasando Bavio. Habíamos hecho campamento ahí.
Estuvimos de maniobras entre 15 y 20 días, según recuerdo. Y de ahí nos
hicieron volver caminando al cuartel y, apenas llegamos, otra vez nos hicieron
cambiar la munición de fogueo por la de guerra. Además, a mí me dieron un
bidón de agua porque era apuntador y la ametralladora nuestra era con
refrigeración de agua. Al cambiar la caja de balas le preguntamos al cabo y al
sargento qué pasaba pero nos dijeron que no sabían nada. Fuimos caminando
hasta Bavio donde nos subieron a unos micros y nos trajeron al 7 de infantería.
Al llegar, nos encontramos con una enorme cantidad de gente, un quilombo
impresionante. Nos dieron una ración de pate de foie, una galleta, nos subieron
de vuelta al micro y nos llevaron hasta el astillero. Salimos por la 51 como
estábamos, sucios y barbudos. Sin casco: solo teníamos la gorrita.
Nos lo tomamos como otra maniobra. Nadie sabía qué pasaba. Los
ómnibus eran grandes, MAC, cuadrados. Hacían el recorrido de La Plata a
Berisso y nos hicieron bajar en la 32, justo antes de la cancha de (Defensores de)
Cambaceres, por la 32. Formamos, empezamos a marchar y se escuchaban tiros.
Adelante nuestro había ido un escuadrón de vigilantes a caballo, y volvían los
caballos sueltos. Pensamos que los policías se habrían escondido. Qué habrían
buscado refugio de las balas. Porque cuando llegamos a la plaza nos tiraban
desde el campanario de la iglesia. Estábamos desilusionados. No teníamos
instrucción suficiente para responder cómo a ese ataque como era debido.
Entramos a los astilleros y nos mandamos para el fondo, tiramos a los
edificios de la entrada, por las dudas. Tomamos prisioneros a unos colimbas de
la Marina que estaban en una zanja. Nos los tomamos en joda, les cargamos las
172

ametralladoras en la espalda y nos los llevamos para la guardia. Íbamos


caminando cuando nos empezaron a tirar. Menos mal que justo había una zanja
y nos tiramos todos adentro porque, si no, nos mataban. Desde ahí veíamos
como muy cerca, las balas cortaban el pasto.
Cuando la cosa se calmó, nos abrieron en dos, unos para un lado, otros
para el otro. Vitali encabezó el grupo que llegó casi hasta la costa de la isla, se
puso detrás de un árbol mientras por el río pasaban las lanchas torpederas y ahí
fue cuando a él y a Di Paolo una ráfaga los cortó por la mitad.
Di Paolo no tenía que haber estado ahí. Era de otro sector. Nosotros
éramos del de armas pesadas. Estaban la primera compañía y la segunda, de
Comunicaciones y armas pesadas. Cañones de 76 caballos para atalajar. Eran las
tres, las cuatro de la madrugada y hacía un frío terrible.
(…) A la mañana del 18 de septiembre, el Regimiento 6 (de Infantería) de
Mercedes entró a la isla. Casi todos los marinos se habían ido embarcados.
Recuerdo que llegó un tanque grande de Campo de Mayo hasta la puerta del
astillero y nosotros le decíamos "¿Por qué no tiran?" y nos decían que no tiraban
por qué no tenían orden de hacerlo. Pero los aviones sí que ametrallaban la isla.

Recuerdos de Rita María Vitali, hermana de José Luis


“Cacho” Vitali, obrero gráfico.

"Di Paolo pedía por favor que lo mataran


para no sufrir más"

Tenía 17 años de edad y ese 16 de septiembre iba a mi trabajo en el centro


de La Plata cuando vi gran cantidad de personas en 7 y 49. Me acerqué y vi
pasar micros y camiones llenos de soldados. Entre ellos reconozco a un amigo
de mi hermano, Moracca, que me vio y que abriendo un poco la ventanilla me
gritó, llamándome por mi apodo, Betty. Acompañé al micro trotando al lado de
su ventanilla, preguntándole por Cacho y él me saludó agitando la mano.
173

A las 3 de la tarde se sintieron ráfagas de ametralladora, bombas,


cañonazos, aviones, etc. y tuve un horrible presentimiento. Me llevaron a mi
hogar y encontré a mi madre gritando “¡mataron a Cachito!". Las dos
presentíamos lo mismo. Lamentablemente no nos equivocamos.
El sábado, un amigo de la familia al que le habían encargado levantar los
muertos y heridos del día anterior (porque el viernes no habían dejado acercarse
a ellos) vino a casa y pidió hablar con mi hermano mayor. Yo estaba con él
cuando le dijo que Cachito estaba herido y que nos acercáramos al Regimiento 7
de Infantería. En el cuartel, nos tuvieron como dos horas haciéndonos esperar
sin decirnos nada hasta que no pude más y me puse a llorar implorando que nos
dijeran "Por favor dónde está mi hermano, por favor díganmelo, si está vivo, si
está muerto, dónde está".
Entonces el mismo que nos había hecho esperar se me acercó y me
preguntó "¿Usted es fuerte?", a lo que le contesté "Si, los dos somos fuertes, por
favor dígame dónde está mi hermano". Y entonces nos dijo que lo siguiéramos y
abrió una puerta y ahí estaba Cachito, muerto, boca abajo, con la sangre seca, la
ropa toda sucia de arrastrarse por la tierra, con la barba crecida, le faltaba parte
del cráneo y el ojo derecho.
No hay manera de que pueda borrar el recuerdo de ese horroroso
momento. A su lado, se encontraba el cuerpo de su amigo Di Paola, al cual
reconocí. Los dos figuran en los avisos fúnebres del domingo. Días después
Moraca nos contó que Di Paolo, al ver caer a Cachito salió de atrás de un árbol
donde se había refugiado para auxiliarlo y lo alcanzó una ráfaga de
ametralladora pesada que prácticamente lo cortó por la mitad. Y que pedía a los
gritos que lo mataran para no sufrir más.

HUGO CREXELL:

“Mi papa comandó la poca aviación naval


que permaneció leal y atacó a la Escuadra
de Río”.
174

La primera vez que escuché hablar sobre bombas tenía 11, quizá 12 años.
Fue un domingo en un almuerzo familiar cuando en la cabecera mi papá relató
que había tenido que subirse a un avión, un Avro Lincoln, y volar hasta Río
Santiago, en Ensenada, para tirar bombas sobre la Escuela Naval. Él, que
entonces era Capitán de Fragata, comandaba la Aviación Naval y por pedido
expreso de Perón organizó la defensa contra las fuerzas que se habían sublevado
en Río Santiago, pero también en Córdoba, en Corrientes –Curuzú Cuatiá– y en
Puerto Belgrano, Bahía Blanca. Recuerdo su tono triste, porque quería a la
Armada, y le había pesado bombardear el lugar donde se había formado. Pero
una orden directa del Presidente no podía ser cuestionada y, por otra parte, él
era peronista, así que ese 16 de septiembre de 1955 lo encontró tratando de
organizar a la poca tropa que permanecía leal en la fuerza.
Según su testimonio, había encontrado al Presidente en un estado de
preocupación rayano con la desesperación. Perón le habría agarrado la mano, y
en un claro gesto de confianza, le pidió: “Crexell, límpieme el Río de la Plata”.
Esto quería decir, según papá, que comandara las acciones desde el aire contra
la Flota de Ríos comandada por el contralmirante Rojas, que se había ubicado
frente a las costas de la ciudad de Buenos Aires, bloqueándola. Recuerdo el tono
de su voz al contar cómo el ministro de Aeronáutica, Juan Ignacio San Martín,
lo ubicó en un helicóptero que lo llevó a la Base de Morón para que organizara
desde allí los vuelos hacia el Río de la Plata; que en dicha base no había manera
de saber quién se había plegado al golpe y quién estaba dispuesto a combatir por
el gobierno constitucional, al punto de que durante todo aquel viernes mi papá
tuvo que subir él mismo a alguno de los vuelos y establecer a ojo dónde dejar
caer las bombas. Tanto él como mi mamá siempre repitieron que esta
constatación visual de los lugares tenía que ver con producir la cantidad mínima
de bajas con el mayor impacto sonoro cosa de asustar y frenar a los golpistas.
Las investigaciones que hice personalmente en los Archivos de la Armada
convalidan esta hipótesis. Un crucero de la Flota de Ríos debió atracar en
Montevideo con daños irreparables. Esta serie de ataques contra la escuadra
rebelde se conocería más tarde como “La (segunda) batalla del Río de la
175

Plata”268, y las narraciones que se escribieron sobre ella me permitieron


terminar de cerrar el hilo de acontecimientos que tuvo a mi papá como
protagonista.
Mi padre hace ya muchos años que no está, pero aquel relato suyo quedó
impreso en mi memoria. Estudié cine, me convertí en director y productor, pero
no fue hasta encontrarme de casualidad (la primera de varias) con “La
Revolución del ‘55” de Isidoro Ruiz Moreno –un relato sesgado y anti-popular
que es considerado la historia canónica de los hechos– que comencé a pensar
seriamente en hacer algo con esa historia. Lo primero que hice, en esa librería
de saldos de calle Corrientes donde me crucé con el libro, fue consultar mi
nombre y apellido en el índice, ya que mi papá se llamaba igual que yo, Hugo
Crexell. Y encontré el testimonio que le brindó al autor a lo largo de varias
entrevistas en la década de los ‘80. Entonces me dije, “hay que escribir una
película”. Pero tampoco ahí resultó en un film.
Tuvieron que pasar casi diez años más, hasta 2017, cuando en una feliz
casualidad, charlando con mi compañera, Paula Tagliabue –que además de
productora del documental es socióloga y ensenadense–, le comenté la anécdota
tantas veces escuchada en la mesa familiar. Ella sabía del éxodo, había
escuchado de la amenaza de bombardeo sobre la destilería de YPF, tenía
familiares que tuvieron que marchar por el Camino Rivadavia ese 16 de
septiembre, pero no sabía de una o varias bombas cayendo sobre la ciudad de
Ensenada. Entonces vimos la posibilidad de investigar y tirar del hilo de la
Historia a ver qué encontrábamos.
Fue un verdadero viaje en el que complementamos el enfoque de la
investigación sociológico-histórica aportada por Paula con el cine. El camino
duró más de dos años. Durante ese tiempo recuperamos testimonios que habían
permanecido invisibilizados; algunas de las personas que los dieron ya no están.
Seguimos la pista de archivos que estaban vedados a consulta, que desaparecían
de los anaqueles y bibliotecas, como el Archivo Rojas, que por pedido de sus
descendientes fue retirado de la consulta durante la presidencia que gobernó el

268
Aunque hubo otras en los siglos XVIII y XIX, se conoce como tal a la que, en diciembre de
1939, primer año de la Segunda Guerra Mundial, redundó en el hundimiento por su tripulación
del “acorazado de bolsillo” alemán Admiral Graf Spee frente al puerto de Montevideo, luego de
ser averiado por tres cruceros británicos y Uruguay le negase refugio. Ver:
https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_del_R%C3%ADo_de_la_Plata
176

país durante 2015-2019. Insistimos un poco más, conocimos y unimos fuerzas


con otros investigadores que venían trabajando en los acontecimientos del ‘55,
como Gogo Morete, historiador del Archivo de la Memoria que había publicado
un completo y riguroso informe sobre el bombardeo a la Plaza de Mayo, informe
que sirvió para contabilizar los muertos y restituir sus nombres, reparar a las
familias. Gogo nos pasó el contacto de Rodolfo “el Flaco” Ortiz, en Ensenada. Y
ahí se completó el círculo.
El Flaco Ortíz perdió a su papá en el bombardeo. Rodolfo Celedonio
Ortiz, su padre, era un trabajador ferroviario. El 16 de septiembre se quedó a
asistir a los muchachos del Regimiento 7 de la Plata, que resistía el avance de los
infantes de Marina sublevados. Una bomba cayó sobre la casa donde vivía con
su familia, en el barrio Campamento. Logró que su familia se salvara, pero una
esquirla lo hirió de muerte. El Flaco investiga hace años el tema. Me hizo ver
cómo la “Fusiladora”, como llama al gobierno de facto que derrocó a Perón,
construyó un mito acerca de que el gobierno cayó por su propio peso, casi sin
derramamiento de sangre. También me mostró las marcas que dejaron las
esquirlas en el pavimento. El Flaco consiguió que la Municipalidad conserve esa
franja de vereda frente a la casa familiar, en la calle Gaggino. Al preguntarle por
qué todo esto había permanecido oculto, me dijo que quienes escribieron la
historia quisieron borrar las marcas de una batalla infame, de una resistencia
popular, de civiles y soldados peleando en defensa del gobierno constitucional.
Lo que pasó en Ensenada y en otros lugares contradecía el relato oficial. El Flaco
Ortiz me mostró las películas que hizo sobre el tema; él es un cineasta artesanal
entre muchas otras cosas. Las que más me impresionaron fueron las escenas
donde entrevista a su madre, y a sus tías. Lo que en los archivos estaba oculto,
silenciado, en su relato y el de los sobrevivientes e hijos/as y hermanos de
sobrevivientes de aquellos días estaba la huella del bombardeo. Viva y dolorosa,
y todavía vibrando.
Tardamos más de dos años en completar la filmación del documental. La
pandemia y el coronavirus hicieron lo suyo, pero también nos complicó la crisis
en el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). Hacer cine de forma
independiente presenta desafíos a diario. Es un arte de la resistencia. Sin
embargo, aquí estamos, en junio de 2023, editando la enorme cantidad de
entrevistas y materiales audiovisuales que recabamos. Pensamos estrenar la
177

película en 2024. Nos sostiene la necesidad de echar luz sobre un


acontecimiento deliberadamente oculto, que cambió el curso de la vida política y
social argentina luego de 1955. Y en un sentido muy personal e íntimo se trata
de resignificar la historia de mi papá, corroborar que esas anécdotas que
escuchaba de chico no eran meros recuerdos distorsionados por el tiempo o la
edad, sino el legado que me quería dejar. Él tendría unos 75 años y me llevaba
63. Me veía muy pibe y ahora entiendo que me quería entregar esos relatos
como una semilla para que yo la regara para en el momento justo, verla
germinar. Un trasvasamiento generacional de la historia, para que no muera.
Hoy puedo decir que todo lo personal se volvió político y que deseo incorporar
estos testimonios a la conversación sobre la Historia argentina reciente.

AZUL

Antonio Barbere, presidente del Concejo Deliberante en 1955*:

"Los asesinos tenían mucho miedo, veían


armas y sombras por todas partes"

Manuel Chaves era hombre capaz, muy inteligente. Dirigente de la


Asociación de Trabajadores del Estado y de la CGT, el pueblo de Azul no se
equivocó cuando le confió ser concejal. Su muerte fue muy injusta. Su señora,
Amalia Mármol, me contó cómo fue. Ese jueves 22, Chaves estuvo en la sede de
la CGT hasta las 10 de la noche. La comisaría estaba al lado, así que, si querían
detenerlo... Es más, Chaves le preguntó al comisario si tenía orden de detenerlo,
porque si la había se quedaba ahí, se entregaba. Y que el comisario le dijo "No,
Negro, no tengo nada. Andate tranquilo que cualquier novedad yo te aviso".
Todo indica que el piquete de la Armada actuó al margen de la policía. Se dijo
que alguien fue a los marinos con el cuento de que en la casa de Chaves se
hacían reuniones, que había armas, todas mentiras. Los que actuaron tenían
mucho miedo, veían armas y sombras por todas partes. Chaves ya había cenado
178

y estaba tomando un té. Llamaron a la puerta y la mujer fue a ver quién era.
Tenían una cadena en la puerta con un candadito, y ella les pidió a los marinos
que esperasen un momento, que iba a buscar la llave para abrir el candado.
Cuando Chaves salió al pasillo, lo mataron. Dijeron que había salido con un
revolver. No lo sé, pero si fue así, lo justifico. Porque en ese momento se escuchó
un tiro, y si me pasa a mí y tengo un arma, seguro que salgo con ella.
Cuando hablé con la esposa de Cháves, estaban presentes Miguel Diab y
el doctor Rodolfo Prat. Teníamos una pequeña partida que el intendente nos
había dejado para gastos ordinarios del Concejo y decidimos donársela a la
señora, y fue ahí cuando ella nos contó cómo había sido todo. Nos dijo que a sus
chicos los habían hecho tirar al suelo boca abajo y que los apuntaban. La señora
era una gran mujer pero su familia quedó totalmente desamparada.
Los golpistas veían sombras por todos lados. A cargo de la CGT quedó
Rodolfo Godoy, y los marinos lo pasearon por las ruinas de la Escuela 1 (donde
ahora está la Plazoleta de la Madre, en Burgos entre Yrigoyen y Belgrano)
buscando armas. Estuvieron casi toda la noche dando vueltas y le decían que si
llegaban a encontrar un arma lo fusilaban ahí nomás. Estaban en pánico porque
creían que la CGT estaba armada. Y no lo estaba.
Recuerdo la salida de su casa, donde lo velaron. El cajón fue llevado a
pulso hasta la capilla de San Antonio, a cuadra y media de ahí, en medio de un
silencio sepulcral. No se pudo decir ni una palabra de despedida. Fue muy triste.

*Testimonio extractado del libro Chaves, el primer asesinato de la


Revolución Libertadora, por Marcial Luna, CTA - Polo Sur, Buenos Aires, 2013

CAPITAL FEDERAL Y ALREDEDORES:

Eduardo “Corbata” Corbalán, militante de la Resistencia, del gremio


telefónico y del Peronismo de Base:

“Hubo un momento de vacilación”


179

“Yo conocí el submarino a los cinco años en el Instituto Saturnino Alzaga


Unzué. Te agarraban de las patas y te metían en el agua de cabeza. Te cagaban a
palos, a cachetadas y trompadas. Las celadoras y las monjas apagaban las luces
y pasaban envueltas en una sábana, era un fantasma que llamaban Misia Pepa
para que nadie se levantara. Te metían el terror desde pendejo. Cuando vinimos
de Tucumán, mi vieja pidió un lugar para vivir en la Sociedad de Beneficencia.
No podía haber varones de ninguna edad en la casa que la pusieron, entonces
fuimos a parar al reformatorio con mi hermano, por negros y por pobres. Como
te digo te cagaban a palos por mearte, salí tartamudo. Nos llevaban a fiestas
parroquiales en las iglesias del Pilar y del Socorro. Había una tarima y pasaban
las familias, mientras las viejas las relojeaban sentadas una anunciaba: ahora
pasa la familia tal... que el marido la abandonó. Anotaban en un cuaderno, le
daban azúcar, yerba, fideos y pasaba otra por la tarima. Esto te deja cosas que
después vas a entroncar con la política. Las cosas que no parecen van a ser
políticas, después nadie me tenía que explicar lo que era la oligarquía. La otra
cara era Evita; fui con mi vieja, estaba sola ella, nos hicieron sentar me sirvieron
leche y sándwiches. Con vergüenza le preguntaba Eva a mi vieja: ¿Tiene esto?
¿Tiene esto otro? Al final le dio la mano y unos pesos sin que nadie se enterara.
Sentía el dolor de la gente y daba con vergüenza, a mí nadie me lo contó; era un
pibe y me di cuenta. Antes del 55, viví las dos cosas. A los 13 años trabajaba de
repartidor en el Correo, las zonas de las mejores propinas eran la de los
conventillos y los hoteles de los más bajo de Palermo, de las bodegas de Pacífico.
Te daban mate, comida y no menos de 0,50 de aquel tiempo; iba a las zonas
bacanas de Palermo y las mucamas te recibían con cara de asco y te ibas sin
propina. Todo eso se traduce después a la política (...) Fuimos con mi vieja y mis
hermanas a esperar a Perón a la explanada del Ministerio de Guerra (era un día
patrio) para pedirle por una casa, mi hermana que tenía linda letra había escrito
una carta. Me le escapé a los granaderos y a la custodia (tenía 10 años), le
acerqué a Perón la carta que había escrito mi hermana; me dijo: Que querés
hijo. Me acarició la cabeza y se guardó la carta. A los tres meses la llamaron a mi
vieja y le dieron a elegir entre diferentes barrios una casa que se pagaba según lo
que ganaba la familia. Fuimos al barrio Evita de Caseros; de allí salieron todas
las tendencias del peronismo. Pero, así como crecen las criaturas tienen que
crecer los pueblos. Para que haya un proceso revolucionario tiene que haber un
180

crecimiento; yo tuve suerte, crecí junto con el peronismo. El 31 de agosto, se


corre la bola que Perón renuncia. Me meto en un camión y voy a la Plaza de
Mayo. Un paisano, bien paisano el hombre, tenía un palo en la mano y lloraba,
me quedó que gritaba: es la oligarquía, vuelve, vuelve la oligarquía. Perón dijo,
me acuerdo todavía: hablarán de diferentes razones de libertad, de justicia, de
religión, son pretextos; hay un solo motivo quieren retrotraer la situación a
antes de 1943. El bombardeo a Plaza de Mayo yo lo veo desde la Plaza, era el
mediodía...los ómnibus quemados. Cadáveres decapitados. Bombardear a las 12
del mediodía un día laboral y época escolar…. me acordé del reformatorio. El
pueblo es todo, no hay que idealizarlo, cuando lo voltearon a Perón uno decía:
vamos, vamos y la gente se prendía e iba a la Plaza con palos y fierros y algún
chumbo. Vi que varios entraron a una armería; unos iban con chumbos para la
Plaza de Mayo; otros agarraban una caña u otra cosa y se iban para Retiro.
Como fue después en el peronismo, unos pelean y otros usufructúan. No me lo
contó nadie lo que pasó. Yo estaba en Corrientes y Paseo Colón, pasó un avión
Gloster rasante y ametrallando, yo me metí de cabeza en el hotel Justin (o algo
así), me llevé otra sorpresa, había alfombras en el baño. Después que salí unos
se volvían y otros seguían para la Plaza. Eso fue en junio. En el barrio Evita de
Caseros velamos a cuatro que eran portuarios, los habían matado cerca de la
Plaza. El gobierno daba guita a los afectados; algunos del barrio se quemaron
con un fierro y fueron a cobrar; otros se quemaron con un calentador. Después
de la caída del gobierno, en mi casa mi vieja y todas las viejas lloraban y le
ponían velas a Evita y a todos los santos. Yo hasta ahí ninguna militancia,
trabajaba en el Policlínico Evita de San Martín. Tenía un quilombo en la cabeza;
en mi casa lloraban y en el Policlínico los médicos decían: cayó la tiranía. ¿Si
estudiaron tanto, tienen título, viajaron a Europa, no tendrían algo de razón?
Hubo un momento de incertidumbre ... además antes había de todo: en la
Fundación los administradores eran suboficiales retirados, gorilas que habían
participado en el levantamiento del 51. Los médicos festejaban el 55. Solo tres
médicos se mantuvieron, tuvieron las pelotas de decir que eran peronistas. Los
de abajo: los choferes, las enfermeras, los peones del lavadero, del laboratorio
los camilleros, se callaban. El 23 de setiembre festejó un montón de gente en un
Congreso lleno de coche. “El histrión sangriento” decían (los discursos me
quedaron). Iba a mi casa y mi vieja lloraba, escuché de nuevo la palabra
181

oligarquía como en la Plaza. Después, en el Policlínico, empezaron a quemar las


frazadas. ¿Por qué quemaban las frazadas y todo? ¿Eso no era para la gente?
Tiraron ropa, pulmotores. Se acabaron las dietólogas para la comida de los
enfermos. Sacaron los ómnibus que llevaban la gente al hospital sin pagar nada
y los llevaron al barrio de oficiales de Campo de Mayo para llevar a los militares
y sus familias al cine con los mismos choferes. Ahí empecé a enganchar lo de
antes sobre quién era la oligarquía. Cuando empezaron los “caños” de la
Resistencia, me acuerdo de un médico de cirugía, Félix Berna, que fue médico
del seleccionado de fútbol, venía del quirófano a las puteadas, decía: Negro hijo
de puta se muere y sigue gritando, se está muriendo y no deja de gritar ¡Viva
Perón! Era un muchacho que le había explotado el caño que llevaba y le había
reventado todas las tripas. Se murió el muchacho. Un viejo, Tacheret, nos
empezó a juntar en el sótano. Traía los documentos de César Marcos y
discutíamos. Se formó un grupito que colaboró con el movimiento de Valle en el
56. Trajeron a la morgue del hospital a los cadáveres de los fusilados en los
basurales de León Suárez. Cerramos la morgue, sacamos las planchas de los
compañeros muertos y se hizo un responso. No conocíamos a ninguno, ni hacía
falta conocerlos eran cumpas. Ahí cada uno reafirmó la voluntad de continuar.
Yo tenía 16 años. No era una militancia marxista – leninista era del pueblo,
había de todo atorrantes, gente de laburo, etc.

TEODORO VALDEZ vecino de Villa Jardín269 y militante de


la resistencia peronista:

“Nos amenazaron con una tanqueta”


Yo era chico, en 1955 tenía 11 años. Era domingo, me acuerdo como si
fuera hoy (…) Empecé a sentir a gente, vecinos que se agrupaban en la calle
Warnes que es la principal de la villa gritando ‘¡la vida por Perón!’. Me dio
curiosidad y fui a ver qué pasaba. Cuando me quise acordar había saltado el
portón y estaba en medio de la gente (…) Primero seríamos veinte personas,

269
Teodoro “Tete” Valdez. Los resistentes. Alejandro Fernández Mouján, 2009
182

después íbamos desde la ribera (del Riachuelo) hasta la vía, los límites de la
villa, porque de la vía para allá eran propietarios y eran los blancos, mientras
que de la vía para acá éramos los negros que vivíamos en ranchos de cartón.
Cada vez se acoplaba más gente y de últimas éramos como 200 personas, a lo
mejor más. Y uno dijo ‘vamos a parar los coches de la ribera, vamos a hacerles
que griten ¡Viva Perón!’ Y fuimos a la ribera y coche que venía lo parábamos y
les preguntábamos ‘¿Sos peronista?’ y si nos decían que si o que no igual los
intimábamos a gritar ‘Viva Perón’. ‘Decí Viva Perón’, les decíamos. Y en cuanto
lo decían, los dejábamos pasar. Así pasaron varios coches hasta que llegó uno
negro, viejo, con un matrimonio y dos criaturas, dos nenas, una como de 8 años
y otra como de 4. Y el hombre se negó a gritar ‘Viva Perón’. ‘Decilo porque si no
te vamos a tirar al río’, lo amenazaron. Pero nada, el tipo se ve que no se
identificaba con lo que le pedían. Y va uno y le agarra el volante y dice ‘A éste
vamos a tirarlo al río’, y la mujer se largó a llorar y también lloraban las
criaturas, lo que me dio mucha pena. Y la mujer le rogaba: ‘Decí Viva Perón
porque si no, nos van a matar’, y el tipo estaba obcecado en no decirlo, hasta que
las criaturas y la mujer se lo pidieron tanto que agarró y dijo ‘viva Perón’ pero lo
dijo muy bajito. ‘Che, ya dijo viva Perón’, dijimos varios. Porque en esas turbas
siempre hay buenos y malos. ‘Yo no lo escuché. Decí Viva Perón...’ insistían
insultándolo. ‘Ya dijo’, ‘Ya dijo’, replicamos los buenos, que conseguimos que se
fueran.

Como a la media hora aparecieron los soldados. Vinieron por abajo del
río hasta Warnes. A los pibes nos dijeron ‘Mándense a mudar’ y nos fuimos
nomás, porque pusieron una [ametralladora] de tres patas ahí en Warnes y la
ribera, y apuntaron a la gente que estaba enardecida y gritaba que no se iba a ir.
Algunos, más patriotas o alcoholizados, no lo sé, se levantaban las remeras y
gritaban ‘Tiráme, acá está el pecho de un argentino’. Y así fue que a un
muchacho amigo mío, Lucio, primo del Negro Gómez, otro amigo mío, le
pegaron un tiro en la cabeza y lo mataron. A una señora del barrio, Doña
Tomasa, le agujerearon un tobillo, y a otro muchacho, Bicho, que estaba de
costado, le entró una bala en una pierna, le salió y le volvió a entrar en la otra
pierna y salió… Tiraban con los Mauser, todavía no había Fal. Los mayores
agarraron la puerta de un vecino [para hacer de camilla] y llevaron [al hospital]
a este herido y a Doña Tomasa. Esto es lo que puedo contar. Después, un día
183

aparecieron a las 6 de la mañana, tirando bombas, destruyendo. Levantaron a la


gente y un coche con un altoparlante decía que toda la población tenía que
poner una mesa en la puerta y en ella dejar las armas que tuvieran y esperar ahí
a la requisa militar. Bueno, mi viejo agarró y puso un cuchillo que tenía, tenía
un revólver, pero lo guardó. Y así todos los vecinos. Algunos milicos eran
pasivos y otros eran muy de derechas y le rompían los colchones a la gente.
Éramos todos pobres, todos gente muy humilde. No me voy a olvidar nunca es
cuando vinieron con un tanque de guerra, pero de esos chiquitos, antiguos, una
tanqueta, bah. El que la comandaba giraba la torre y nos apuntaba con el cañón,
lo que era un espanto. Todos nos escondíamos porque estábamos empavurados.

Julio Godio:

“La búsqueda de un acuerdo imposible”


En el prólogo de La Caída de Perón, de junio a septiembre de 1955 270, su
autor, Julio Godio271, por entones un joven platense de 16 años, recordó que el
sábado 17 de septiembre él y un amigo se sentaron…

“… en el cordón de la vereda de la esquina de 13 y 43. Había transcurrido


un día desde el comienzo do golpe de Estado y todo indicaba que, en esa
esquina, presenciaríamos cosas importantes, porque la avenida 13 conduce a la
Capital Federal.

La ciudad estaba todavía en manos del gobierno. Los ‘rebeldes’, como los
calificaban las radios oficiales, habían sido desalojados por los ‘leales’ de la base
naval de Río Santiago.272 El regimiento 7 de Infantería permanecía fiel a las
autoridades.

Hacia las 10 de la mañana observamos algo insólito. Por la avenida y en


dirección a la Capital Federal pasaron unos diez camiones con obreros.

270
Granica Editor, Buenos Aires, 1973.
271
Julio Godio (La Plata 1939 - Buenos Aires, 20 de mayo de 2011) fue un sociólogo e historiador
argentino, especialista en temas sindicales y movimiento obrero, considerado una figura clave
de los estudios sobre el movimiento obrero argentino.
272
Ante el hostigamiento de aviación leal y la llegada de las tropas del Regimiento 7 de
Infanteria, los sediciosos se embarcaron y pusieron proa hacia buenos Aires.
184

Cantaban la marcha peronista y daban vítores a Perón. (…) A eso de las seis de
la tarde volvieron los camiones. Los obreros iban en ellos, pero no cantaban
como antes. Alguno gritó ‘¡Viva Perón!’ pero la consigna de combate se perdió
rápidamente, ahogada en el ruido de los motores y el silencio de sus
compañeros. Esos obreros retornaban a Avellaneda, donde las mismas fuerzas
policiales, leales al gobierno, los habían hecho regresar en cumplimiento de
órdenes superiores (…)

El 18 ya fue distinto. No sucedió gran cosa en la ciudad, pero se percibía


que la situación empeoraba para el gobierno. La oposición comenzó a sentirse
más fuerte. Así, un tío mío, militante socialista que había pasado algún tiempo
en la cárcel durante el peronismo, llegó a mi casa y le dijo a mi padre, ex-radical
yrigoyenista y desde 1945 peronista. ‘Se cae el fascismo’. Mi padre cayó. Entendí
por qué había callado sólo unos meses después: fue dejado cesante por su
postura política.

El día 19 mostró palmariamente que el proceso se definía a favor de los


rebeldes. Perón renunció. Comenzaron a desarrollarse marchas antiperonistas
en el centro de la ciudad. La policía reprimía, pero los opositores no cejaban de
manifestarse. Mientras en los barrios proletarios de Berisso, Ensenada y de la
propia ciudad platense reinaba el desconcierto, el centro de La Plata comenzó a
ser recorrido por radicales, conservadores, socialistas y ‘democráticos’ de último
ahora”.

En las conclusiones de su obra, Godio destaca que “la historia de los 5


días que van del 16 al 20 de septiembre puede resumirse así: audacia de los
insurrectos –la audacia de aquel que sabe que su enemigo seguirá rápidamente
descomponiendo al pasar los días– y fanfarronadas sucesivas del gobierno, que
se expresan en los comunicados oficiales cada vez más grotescos a medida que
pasan los días y no se cumplen pronósticos de ‘han sido suprimidos los focos
rebeldes’, operaciones militares restringidas que demuestran la decisión de los
sublevados y las vacilaciones de los leales, creciente confianza de la pequeña
burguesía afecta al golpe y descorazonamiento progresivo y parálisis de las
masas obreras que apoyan al gobierno y que lo ven caer sin poder atinar a hacer
nada para impedirlo”.
185

Y agrega: “El golpe de Estado tuvo un contenido de clase definido: dar un


nuevo curso al capitalismo dependiente argentino por vía de una mayor
subordinación al capital extranjero y para garantizar un proceso de
concentración y centralización en la economía (…). El gobierno cayó debilitado
por sus contradicciones internas, atenuados sus ímpetus nacionalistas y
reformistas a partir de 1953, lo que se manifestó claramente por su tendencia a
llegar a un acuerdo con los norteamericanos (…) Coincidieron por eso, contra el
peronismo, desde intereses agroexportadores afectados por el IAPI hasta
intereses foráneos afectados ya sea por la política de regulación de envíos de las
ganancias al exterior o la erradicación de nuevos capitales extranjeros. (…) El
gobierno cayó porque a partir del intento golpista de junio, su comportamiento
se centró en buscar un compromiso con las clases dominantes. La cúspide
peronista fracasó en esa búsqueda de un compromiso negociado –que Perón
denominó durante dos meses ‘la pacificación’–, porque ese compromiso era
imposible (…) El golpe reaccionario dividió al país en peronistas y
antiperonistas. La clase obrera quedó aislada de gran parte de sus aliados
naturales”.

GOGO MORETE:

Bombardeadores
Una horda de civiles avanzaba
violentamente contra el edificio (del
entonces Ministerio de Marina, hoy
bautizado Guardacostas, es la sede de la
Prefectura Naval) gritando “¡la vida por
Perón!”, a varios les di el gusto.

Teniente de fragata Ángel José Beretta.273

273
Estaba, aquel aciago 16 de junio de 1955, a cargo de una ametralladora pesada, emplazada en
el 5º piso. Declaración en el juicio civil conocido como “causa Olivieri”, por el contralmirante
Aníbal Olivieri quien participó de la conjura siendo Ministro de Marina.
186

Con la consigna “Dios es justo”, a las 0 horas del viernes 16 de setiembre


de 1955, comenzó a ejecutarse el golpe de Estado más largo y cruento de lo que
iba del siglo XX. La primera muerte se produjo en la Capital Federal cuando 45
minutos después un comando civil, el mismo que integraba Mariano Grondona,
asesinó a un policía federal de apellido Altamirano que, presumiblemente, se
resistió a entregar su pistola reglamentaria. Sería la única muerte en la ciudad,
en la que fracasarían todos los intentos de subvertir las guarniciones militares.
A tal punto que los generales golpistas emigrarían e incluso se pondrían bajo el
mando de oficiales de otras fuerzas como fue el caso del general Juan José
Uranga tras fracasar en su intento de tomar el regimiento de Patricios ante la
oposición de su jefe, el coronel Dámaso Pérez, quien lo rechazó diciendo que "no
iba a mandar a sus soldaditos a la muerte por quebrantar la Constitución
Nacional". Uranga fue hasta Río Santiago y se puso a las órdenes del
contralmirante Isaac Rojas.

Hubo 7 días, una semana completa, de combates entre civiles y militares


de todas las fuerzas en distintas ciudades y provincias del país. Fueron
bombardeados desde aviones puentes, carreteras, cuarteles, estaciones y vías
ferroviarias, y desde un buque la destilería de YPF en Mar del Plata, lo que
provocó, según las actas de defunción que hemos recopilado, 152 muertos
aunque yo no tengo dudas de han sido muchos más tanto en Córdoba como en
Rosario.

Tres meses antes, el 16 de junio y a partir de las 12.40 y en tres oleadas


por espacio de tres horas (la última a partir de las 17.40), aviones de la Marina
de Guerra en la primera oleada y luego en también Gloster Meteor de la
Aeronáutica bombardearon la Casa de Gobierno, la Plaza de Mayo, la residencia
presidencial, la CGT y varios barrios porteños, con un saldo de más de 300
víctimas fatales, según nuestra investigación, la del Grupo de Investigación
Histórica del ANM.

Al respecto, es bueno recordar que en agosto de 1955 el presidente Perón


había dicho en uno de sus discursos que los muertos eran unos 200, y que
nuestra investigación recopiló más de 300 actas de fallecimiento 274, más las de

274
Se contabilizaron 308 actas de defunción.
187

30 N.N.; entre ellos, algunos cadáveres tan carbonizados que su identificación


hubo resultado imposible.275

Habían pasado más de dos años desde que el 15 de abril de 1953 una
célula integrada por el ingeniero Roque Carranza, a las órdenes de Arturo
Mathov –dos conspicuos políticos radicales–, Carlos Alberto González Dogliotti
y los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse, apoyados por el capitán Eduardo
Thölke, que les proveyó los explosivos, armaron bombas, una de las cuales,
colocada en la estación Plaza de Mayo de la línea de subte A, mató a 6 personas
(Santa Festigliata, Mario Pérez, León David Roumieux, Osvaldo Mouche y
Salvador Manes), mutiló a 19 e hirió a más de otras setenta. Este criminal acto
terrorista se produjo con la misma frialdad con que dos años después se
bombardearía la Plaza. Aquel día se realizaba una multitudinaria manifestación
convocada por la CGT para escuchar al presidente Perón.

La historia argentina es circular. Esa convocatoria era para tratar “la


inflación, el agio y la especulación”, que arreciaban con el evidente propósito de
torcer el rumbo del gobierno popular. Carranza fue ministro de Defensa del
presidente Alfonsín, murió en una piscina de la guarnición de Campo de Mayo y
en el colmo del absurdo lleva su nombre una estación del Subte. Enrique
Mathov, hijo de Arturo, fue Secretario de Seguridad del presidente Fernando De
la Rúa y resultó condenado por la matanza perpetrada por policías a sus órdenes
el 19 de diciembre de 2001.

El infausto 16 de junio de 1955, los sediciosos arrojaron unas 14 toneladas


de bombas, y a continuación se hicieron con el poder bombardeando y
amenazando a las capitales federal y bonaerense con convertirlas en sucursales
del averno. Ellos se autodenominaron libertadores; después de junio de 1956, el
pueblo proscripto y perseguido los rebautizó fusiladores, pero previamente
habían sido bombardeadores.

Ya lo había advertido tras el fracaso de la “chirinada” de fines de


septiembre de 1951, su cabecilla, el general Benjamín Menéndez (padre de un

275
Uno de estos cadáveres carbonizados era el de Juan Carlos Caballeiro, que fue alcanzado por
una bomba a la vista de sus compañeros ferroviarios que así lo atestiguaron en 1970, 15 años
después, lo que permitió que su hija Cristina obtuviera la correspondiente acta de defunción y
pudiera acogerse como causahabiente en virtud de la Ley 26.564.
188

genocida con múltiples condenas por genocidio): “Nos dimos cuenta que no
bastaba con un simple golpe para voltear a Perón, era necesario que corriera
mucha sangre”.

Y vaya si corrió.

Decía el gran historiador José María “Pepe” Rosa que el general Justo
José de Urquiza había librado y ganado tres batallas, la primera para hacer una
fortuna, la segunda para agrandarla y la tercera para conservarla. Se refería a las
de Caseros (llamada así por el lugar donde combatieron los invasores
brasileños) librada el 3 de febrero de 1852, la de Cepeda, el 23 de octubre de
1859, y la de Pavón, el 17 de septiembre de 1859.

Del mismo modo, puede leerse la secuencia iniciada el 15 de abril de 1955


en el subsuelo de la Plaza de Mayo, el 16 de junio en su superficie, aledaños y
otros puntos de la ciudad, rematada a partir del 16 de septiembre.

Quien descrea de la circularidad de historia debe tener en cuenta que al


día siguiente se cumplían 96 años de la batalla de Pavón, cuando Urquiza
entregó el país a Mitre, a la oligarquía porteña y a los capitales británicos.

Carta de Perón a Aramburu 276

República de Panamá, 5 de Marzo de 1956.

Al General Aramburu, Buenos Aires

_________________________

He leído en un reportaje, que Ud. se ha permitido decir que soy un


cobarde,
porque ordené la suspensión de la lucha en la que tenía todas las

276
Fuente: Roberto Baschetti, Documentos de la resistencia peronista 1955-1970, Buenos
Aires, Punto Sur Editores, 1988
189

probabilidades de vencer. Usted no podrá comprender jamás cuánto


carácter y cuánto valor hay que tener para producir gestos semejantes.

Para usted, hacer matar a los demás, en defensa de la propia persona y de


las propias ambiciones, es una acción distinguida de valor.
Para mí, el valor no consiste, ni consistirá nunca, en hacer matar a los
otros. Esa idea sólo puede pertenecer a los egoístas y a los ignorantes como
usted. Tampoco el valor está en hacer asesinar obreros inocentes o
indefensos, como lo han hecho ustedes en Buenos Aires, Rosario,
Avellaneda, Berisso, etc. Esa clase de valor pertenece a los asesinos y a los
bandidos cuando cuentan con la impunidad. No es valor atropellar a los
hombres humildes Argentinos, vejando mujeres y humillando ancianos,
escudados en una banda de asaltantes y sicarios asalariados, detrás de la
cual ustedes esconden su propio miedo.

Si tiene dudas sobre mi valor personal, que no consiste como usted


supone,
en hacer que se maten los demás, el País tiene muchas fronteras, lo
esperaré en cualquiera de ellas para que me demuestre que usted es más
valiente que yo. Lleve sus armas porque el valor a que me refiero sólo se
demuestra frente a otro hombre y no utilizando las armas de la Patria para
hacer asesinar a sus hermanos. Y sepa para siempre que el valor se
demuestra personalmente y que, por ser una virtud, no puede delegarse;
hágalo, sólo así no podría probar que no es la gallina que siempre conocí.
Si usted no lo hace y el Pueblo no lo cuelga, como merece y espera, por
salvaje, por bruto y por ignorante, algún día nos encontraremos. Allí lo haré
tragar su lengua de irresponsable.

Juan Perón General


Comando Nacional Partido Peronista

…..

Perón a Cooke:
190

“Ellos mismos me habrían asesinado”


Perón le escribió a John William Cooke el 12 de junio de 1956, el mismo
día en que fue fusilado en la Penitenciaría Nacional de la Avenida Las Heras,
casi en la esquina con Julián Alvarez, el general Juan José Valle, el último luego
de que fueran baleados más de treinta civiles y militares acusados de participar
el 9 de junio en un frustrado levantamiento contra la dictadura de Aramburu y
Rojas. En esa carta Perón manifestó su profundo disgusto tanto con el general
Lucero como los generales Valle y Raúl Tanco, siendo evidente que se sentía
traicionado por ellos. Tardaría dos años en reivindicar plenamente a Valle y los
restantes fusilados. Lo haría enviando un disco de pasta que sería difundido en
un acto organizado por la resistencia en la plaza principal de Lanús el 9 de junio
de 1958. A continuación transcribimos párrafos de aquella amarga carta a
Cooke:

“Yo no he querido decir la verdad de por qué no se accionó


decididamente contra los rebeldes de Córdoba y de Bahía Blanca. Tanto Lucero
como Sosa Molina se opusieron terminantemente a que se les entregaran armas
a los obreros. Sus generales y sus jefes defeccionaron miserablemente, si no en
la misma medida que en la Marina y en la Aviación, por lo menos en forma de
darme la sensación de que ellos preferían que vencieran los revolucionarios (sus
camaradas) antes que el pueblo impusiera el orden que ellos eran incapaces de
guardar e impotentes de establecer (…) ¿Que fe puedo yo tener en la acción de
esos militares que no supieron cumplir antes con su deber? Si ellos hacen ahora
algo es porque están enconados con sus ex camaradas que los expulsaron del
ejército, cosa que ellos no esperaban. Si yo no me hubiera dado cuenta de la
traición y hubiera permanecido en Buenos Aires, ellos mismos me habrían
asesinado, aunque sólo fuera para hacer méritos con los vencedores. (…) Ni yo
he renunciado a luchar, ni he sido tan débil como algunos creen. He sido
traicionado, o por la mala fe de algunos, o por la estúpida ingenuidad de otros.
Yo no acuso de traidores a mis ministros que fueron fieles, pero si los acuso de
haberme impedido de usar al pueblo para la defensa, con el tonto concepto de
que lo harían las fuerzas militares, que, en la prueba, demostraron que no valían
nada o no querían defender al pueblo. Esa es la verdad, dura, pero la verdad.
191

(…) El 16 de septiembre todos los juramentos y todas las palabras de honor se


quebrantaron, por lo menos en los hechos. No había con quien hacer frente a
cuatro locos revolucionarios. Las tropas que marcharon a reprimir no llegaron
nunca y después he sabido que estaban vivaqueando a pocos kilómetros del
enemigo y sus comandos escondidos para que non los encontraran, como pasó
con el General (Aquiles Lorenzo) Moschini que venía del norte y el General
Morello que dijo que era indiferente pelear por los revolucionarios o por el
gobierno, y se quedó durmiendo debajo de un árbol.”

Mayor (R) BERNARDO ALBERTE, ex delegado personal de


Perón, asesinado el 24 de marzo de 1976

La guerra sin cuartel sus tiene reglas


Fragmentos de una extensa carta enviada a Perón el 25 de marzo de 1957
por Alberte desde su exilio en Brasil. Le hace observaciones, le plantea críticas y
le sugiere un programa superador de los límites evidenciados por el movimiento
en 1955:

“Aquí existe un grupo de asilados argentinos, todos ellos muy


peronistas, luchando cada uno como puede y como sabe. El único problema es
que algunos de ellos se sienten demasiados peronistas al punto de interpretar
que ellos, y solo ellos, con usted, por supuesto, son los únicos que dan
fisonomía al peronismo. Basta divergir con ellos para adquirir el título de
‘antiperonistas’, puesto que, en efecto, ellos son el peronismo.

No comprenden que los hombres no son nada, y menos en este


movimiento que ya libró al país de la ignominia y del imperialismo y que
despertó a su pueblo del largo letargo en que lo había sumido la oligarquía
(…).

De ese movimiento que está sustentado por tan grandiosas obras


que todo él, y hasta alguna de ellas aisladamente ha sobrepasado
la estatura de sus artífices. Incluso la suya, mi General, para su
192

gloria (…).”

Alberte escribe que “Su doctrina, mi general ha sobrepasado los límites


de un partido o un sector” y debe dictar normas para la feliz convivencia de
todos los pueblos del mundo y de todos los argentinos. Y añade: “Le aclaro
que no soy partidario de la paz cuando la guerra es el medio
inevitable para conquistar el objetivo, que luego de un concienzudo
análisis se haya determinado orientador de la acción. Y que menos
dejo de ser partidario de la guerra sin cuartel, a muerte, cuando el
enemigo así lo impone o se lo merece.

De lo que no soy partidario, es de ciertos procedimientos para realizar


esa guerra. (…)”

Recuerda cuando: “alguien a usted le propuso que hiciera


rehenes a las familias de los marinos que amenazaban bombardear
Buenos Aires y destruir la Destilería Eva Perón [La Plata] el 19-IX-55. Para
tomar con ellos represalias si así lo hacían. Ud. Les contestó: ‘eso no lo hago
yo; yo la guerra la hago con los procedimientos éticos a que estoy
acostumbrado’.”

Reivindica esa respuesta de Perón, pero a continuación dice que se


alarmó cuando el jefe de un comando peronista propuso “ ‘raptar niños y
cuando más pequeños mejor’ (…) me alarma mi General, que usted no los
desautorice ni sanciones y tan solo se limite a manifestar que esos son
conceptos que no son suyos y que la responsabilidad corre por cuenta de
quienes así se pronunciaron. Por supuesto que ellos son responsables; pero la
mayor responsabilidad le cabe a usted por cuanto usted es quién orienta un
movimiento inspirado en elevados fines y, además debe cuidar que esos fines
no se desvirtúen por la acción de quienes deben llevarlos a la práctica (…).

Éste es solo un ejemplo, en el que he utilizado a estos actores para poner


de manifiesto una falla que siempre tuvo el peronismo: colaboradores y
funcionarios desprovistos de razonamiento y conciencia propios, y tanto que
ha fundamentado la crítica de nuestros opositores de que el peronismo estaba
plagado de ‘obsecuentes y chupamedias’.” Cuestionó también la “creencia que
pregonar todo lo que Ud. dice es hacer ‘Peronismo’ sin pensar que pudo estar
errado cuando lo emitió.” Criticando el cuestionamiento en bloque que Perón
193

hacía a los militares, Alberte reivindicó a los militares leales que habían
participado del intento de 9 de junio de 1956, como a los que atacaron al
Ministerio de Marina el 16 de junio de 1955, y a “la masa del Ejército que le
permaneció leal hasta el último día de su gobierno (…) que con la cooperación
del pueblo, con la que siempre se sintió estimulado, pudo haber vencido a los
rebeldes si se hubiera dispuesto enfrentar la guerra civil y sufrir los
bombardeos y destrucciones o algo similar que ahora, muy probablemente
tengamos que aceptar como única solución para librar a la Patria de los
sátrapas que la quieren gobernar.”

Alberte previno a Perón “¡Cuidado con esos ‘peronistas’, mi General! Son


respetables como personas (…) pero no son ‘peronistas’; han personalizado
tanto el concepto que sólo piensan en lo que Ud. hace, piensa, escribe, cuando
se levanta o se acuesta, qué come, dónde vive y cómo vive; pero no piensan ni
les interesa todo eso del pueblo de Perón (sus descamisados). (…) Por eso, ellos
no son ‘peronistas’, salvo que crean que ser amigos de Perón es suficiente para
merecer ese título, que sólo corresponde a los que sienten, viven y luchan por
la causa de ese pueblo.”

Respecto a la decisión de no defender el gobierno en 1955, le recordó a


Perón cuando dijo: “Yo he sido durante 10 años la solución para el país; ahora
no lo soy más. Hay mucho odio en el pueblo. Alguien vendrá a solucionar el
problema (…) planear la acción para solucionar aquellos problemas que la
oposición tan bien empleó para combatirnos y a solucionar el problema”. Sin
ningún tipo de eufemismo le planteó a continuación: “El poco tiempo
transcurrido demostró que Ud. no tenía razón. Ni vino alguien que
solucionara el problema, ni Ud. dejó de ser la solución del problema”. Luego le
propuso “planear la acción para solucionar aquellos problemas que la
oposición tan bien empleó para combatirnos.” Por último, lo exhortó con
vehemencia a cambiar los hombres y le puso el ejemplo de Brasil donde Vargas
“volvió, pero rodeado de la misma gente. Y volvió a caer.”277

277
Gurucharri, Eduardo. Un militar… op. cit., pp. 57-51

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