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Censura en el género periodístico durante la

Dictadura Militar (1976).


Introducción: El golpe cívico-militar realizado el 24 de marzo de 1976
dio inicio a un periodo que perdurará bajo el régimen de la Dictadura
Militar, conocida, generalmente, como “Proceso de Reorganización
Nacional”, liderado por la primera Junta Militar, integrado por Jorge
Rafael Videla (Ejército), Emilio Eduardo Massera (Armada) y Orlando
Ramón Agosti (Fuerza Aérea) , quienes gobernaron con la objetividad en
mente de combatir la "corrupción" y la "subversión", y convertir a la
Argentina en una potencia mundial y cristiana.
Dado esto, el siguiente informe tendrá la exclusividad de contar en
forma detallada y centrada la situación que se dio en el ámbito
periodístico argentino; cómo y por qué los periodistas fueron obligados a
no contar la verdad del momento, qué sucedió con aquellos periodistas
que contaron la verdad, y con los que no, qué fue del periodismo en esa
época, y cuáles fueron las represalias de los golpistas para llevar a cabo
la censura.

Cuando el golpe cívico-militar había sido efectuado, las tropas militares


tomaron inmediatamente el mando en el gobierno, y consigo se inició el
período de la censura a la cultura, específicamente, censura en el arte,
en la música, en la literatura, y en los diferentes institutos educativos
(principalmente en las Universidades), pero el primer paso hacia la
censura se entabló en los medios de comunicación, alabado con el
siguiente enunciado N°19 por parte de la primera Junta Militar: «Se
comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha
resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo
indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o
propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a
asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a
actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de
hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o
propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de
perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas
Armadas, de Seguridad o Policiales»

Este período de censura tuvo su comienzo con dos etapas:


La primera consistía en una limpieza general, es decir, desechaban todo
aquello que era detectado como subversivo y que podría causar una
alteración en el pensamiento moral que habían impuesto los militares.
La segunda etapa trataba de la imposición ideológica por parte de los
militantes golpistas a través de los medios de comunicación y, de
manera forzosa, se establecía en los colegios y universidades.

Si bien una prohibición total no había se trataba de controlar lo mejor


posible, y para ello una de las medidas fue la implementación del
gabinete de censura denominada como “Servicio Gratuito de Lectura
Previa” que funcionaba en la Casa Rosada, en donde, si vos querías
publicar una nota, una investigación, un artículo, primero debía ser
mandado a ese lugar para que especialistas en el tema dieran la
aprobación, o no, del trabajo periodístico en cuestión. También, otra
manera de censura era la denominada autocensura; los mismos
periodistas y escritores, para no arriesgar su trabajo y su vida, optaron
por no enviar sus escritos a la oficina de censura.

Por un lado teníamos periódicos como La Nación, La Razón y Clarín


que nunca publicaron nada que pudiera afectar la imagen del gobierno
militar, y mucho menos notas y/o artículos que hablaran acerca del
estado dictatorial por el cual pasaba el país. Los periodistas y escritores
de estos periódicos, por temor a la represalias del gobierno, miraban
hacia otro lado y no daban opinión alguna sobre la dictadura.
Sin embargo, hubo periódicos que sí hicieron público la cruda realidad
que estaba atenuando a las calles de toda la Argentina. Como por
ejemplo; Crónica, La Opinión, Crisis y Humor. Pero, después de este
acto de desobediencia vinieron las consecuencias: varios periodistas
fueron secuestrados, torturados, e incluso, algunos asesinados.

Un periódico importante a destacar fue el periodico inglés Buenos Aires


Herald, en este se publicaban notas acerca de los hijos desaparecidos
de las Madres de la Plaza de Mayo. Asimismo, cuando estalló la Guerra
de las Malvinas, sufrieron un boicot por haber dado detalles de lo que
realmente sucedía en la guerra, mientras que otros periódicos, a presión
de los militares, escribieron artículos en donde aclamaban que la
Argentina “estaba ganando la guerra”.

Sin embargo, periodistas como Urondo, Conti y Walsh fueron quienes le


dieron frente a la censura:
Paco Urondo, escritor y periodista colaborador en los periódicos La
Opinión y Crisis, asesinado en junio de 1976 frente a su mujer y su hija.
Anteriormente, Urondo había sido un prisionero político acusado de
realizar publicaciones de carácter subversivo.
Haroldo Conti, declarado agente subversivo, secuestrado y torturado por
los militares, y que hasta el día de hoy su cuerpo sigue en paradero
desconocido. Conti, además, fue profesor de Latín, y el día en el que
desapareció, sobre su escritorio se hallaba la siguiente frase: “Hic meus
locus pugnare est et hinc non me removebunt.” [Este es mi lugar de
combate y de aquí no me moverán].
Por último, Rodolfo Walsh, escritor y periodista, su esfuerzo de anunciar
al pueblo lo que ocurría trajo como respuesta la lucha a la censura
periodística.
A principio de los 70, él había colaborado junto a Urondo y Conti en la
revista Militancia, clausurada bajo el gobierno de Isabel Perón.
Walsh decidió crear el periódico ANCLA (Agencia de Noticias
Clandestinas), en conjunto a otros periodistas, con el objetivo de que la
verdad fuera la protagonista, es decir, narrar los hechos exactamente
como lo fueron, sin engaños y censuras. Este periodico fue el recurso
de muchos periodistas y escritores para dar a conocer sus auténticos
trabajos sin intervención militar.
El 24 de marzo de 1977, un año después del golpe, Walsh había
mandado a publicar en todos los medios de comunicación posibles su
"Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar." en el cual relataba su
pensamiento acerca de aquel entonces gobierno militar. Pero, tras un
día de aquella publicación, el 25 de marzo, fue apresado y torturado por
los militares, para posteriormente ser asesinado.

Luego de unos años, a mano de Ernesto Sábato, junto con otras


personas (periodistas, testigos, escritores, las Madres de la Plaza de
Mayo, entre otros), crearon la conocida CONADEP (Comisión Nacional
Sobre la Desaparición de Personas), y son estos mismos quienes
entregaron el 15 de diciembre de 1983 al nuevo presidente democratico,
Raúl Alfonsín, el libro Nunca Más, el cual recoge información sobre las
desapariciones, secuestros, torturas y asesinatos de un montón de
personas, que variaba entre figuras reconocidas en el país y ciudadanos
argentinos.
Fue la primera documentación que había dado a comprobar lo ocurrido
en ese momento.

Conclusión: A lo largo del informe se habló sobre lo que el género


periodístico sufrió, y también lo que peleó -en ciertos casos-, para tratar
de defender la libertad de expresión y la libertad a la verdad, porque en
ese instante el país entero debía estar informado ya que, por un lado,
estaban en su total y justo derecho de saber la verdad, y por el otro, si
todo el pueblo argentino estaba enterado del asunto podrían combatirlo
uniendo fuerzas; “Lo que cambiará este momento es la determinación
de pelear.”

Gracias a los periodistas de ese momento que dieron a conocer su voz


por el pueblo argentino, teniendo en cuenta que en cualquier momento
podrían desaparecer y/o ser asesinados, hoy en día se conoce de este
suceso que marcó un antes y un después en la historia Argentina.

Aún así, en el periodismo, tras la aclamada vuelta de la democracia en


la Argentina, surgieron consecuencias como la fuerte bajada de tiras
publicadas debido a que numerosos lectores no confiaban en ciertos
periódicos por no ser del todo verídicos, o porque otros publicaban
artículos hablando a favor del anterior gobierno militar. También, por la
desaparicion, el exilio y el asesinato de numerosos periodistas y
escritores, acompañado de las bajas ventas, muchos periodicos y
editoriales dejaron de tener un lugar en los medios de comunicación;
cerraron para siempre.
Sin embargo, esta drástica caída no impidió que surgiera una nueva
corriente periodística, y así fue la aparición del periodico El Destape, en
el cual los mismísimos militares publicaron artículos acerca de los
hechos dados en esa época, narrados con lenguaje directo, crudo y
conciso.

A modo de cierre me gustaría hacer una pregunta que, para aquel que
lo lea, se siente a pensar una respuesta, o a reflexionar de la misma;
¿Qué hubiera pasado si estos periodistas y escritores, los nombrados y
los no nombrados, no hubiesen tenido la valentía, y el miedo también,
de dar a conocer los hechos patentados por todos y cada uno de esos
militares que alababan mejorar y proteger al pueblo siendo ellos mismos
los causantes de un atroz periodo? Porque si bien el mismo pueblo
podría haber salido a relatar todo esto, yo considero que los medios de
comunicación les dio fuerzas a todos los argentinos, como si estos no
hubieran padecido lo mismo que muchos.

Cattaneo Sharon
6°A
E.E.S. N°25
T. M.

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