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todos sus efectivos (armados con munición de
guerra) un amplio sector de la costa compren-
dido entre el puerto de Mar del Plata y la lagu-
na de Mar Chiquita para oponerse a posibles
desembarcos desde submarinos alemanes.
'A mi bateria -relata el oficial- le tocó cu-
brir el extremo del dispositivo defensivo que se
apoyaba en la laguna. Contábamos con nueve
cañones livianos Oerlikon emplazados en el
sector asignado sobre el acantilado, con todo
eI armamento cargado y listo para abrir fuego.
Una de esas noches, que fue especialmente os-
cura, lluviosa y ventosa, pasada la medianoche
adverti que desde el mar se dirigian hacia un
sector de la costa cercano al nuestro señales el sector el dispositivo quedó reducido a pues-
luminosas con cortos intervalos. Ante su reite- tos de observación. Según afirma, acerca de
ración, me comuniqué de inmediato con el jefe todo ese episodio se produjo un informe que
de la agrupación. Al llegar el teniente coronel fue remitido al Comando en Jefe del Ejército
Lagrenade a mi puesto de combate le indiqué con carácter muy secreto.
el lugar de donde provenÍan las señales, pero
para entonces ya se habian desvanecido." Una caverna con sorpresas
Cuenta Bustos que, sin embargo, cuando su Bustos recuerda que el segundo y extraño
comandante estaba por retirarse del lugar en episodio del que fue testigo presencial ocu-
su vehÍculo, se reanudaron las señales desde el rrió a fines de junio, talvez diez dias después
mar. "Lagrenade -dice- dispuso que acudieran del anteriol y se dio de forma accidental en la
aI sector los efectivos más próximos y que, de playa. "Esta vez -agrega- todo ocurrió en una
El U-530 en 1943, mucho antes de la rendición.
producirse desembarcos, hiciéramos la mayor mañana soleada, con una temperatura agrada-
Arriba. su comandante. Otto Wermuth. "Sólo
cantidad posible de prisioneros. De todas for- ble. Yo habia bajado a la playa con mi unidad
hablaba de cómo extrañaba a su familia"
mas, las señales luminosas, cada vez más espa- para practicar ejercicios de punterÍa y tiro con
ciadas, comenzaron a desaparecer después de munición de fogueo. La playa (de diez metros
la 1de la madrugada, ya sea porque las malas de ancho en ese sector) estaba limitada por un en el acantilado de casi tres metros de profun-
condiciones climáticas (el mar embravecido acantilado rocoso de unos 25 metros sobre el didad. Allí pudimos observar, a 10 o 20 centí-
y fuertes vientos cruzados) hacían muy peli- nivel del mar. Los cañones de mi bateria los metros por encima de las marcas que dejaba
groso el desembarco en gomones, o porque los desarmábamos y los bajábamos a la playa me- la marea alta, que alguien habia colocado tres
tripulantes del misterioso navio habÍan sido diante sogas. Luego los armábamos y cargába- tablones de madera apoyados sobre sus bordes.
advertidos del emplazamiento militar que los mos con munición de fogueo. Al término del En ellos se apilaban varias decenas de latas
esperaba en la costa." ejercicio venía el rancho de la tropa y, luego, del tamaño de las de cerveza, pero sin identi-
Señala el oficial que, como en las noches si- un momento de descanso. Fue entonces cuan- flcación visible, salvo una letra estampada. La
guientes las señales no se repitieron, en todo do uno de mis soldados descubrió una caverna primera lata que abrimos contenÍa pan negro

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lzquierda, un cañón del submarino. Arriba, el acta de rendición del U-530 en castellano v en alemán
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Plano de la nave rendida. Su interior era muy angosto y había que agacharse para recorrerlo. Incluso la cabina de Wermuth era muy pequeña y austera

que parecía recién horneado, y la siguiente, ba- alemanes que se movían por la zona, o para con mi declaración y la de mis oficiales. To-
rras de chocolate. lo que me hizo estimar que brindar alimentos frescos a viajeros clandes- do el material incautado, Ias fotografias y el
Ias demás también contenÍan bebidas y otros tinos desembarcados en el sitio. informe fueron llevados ese mismo día por el
alimentos. Por supuesto que relacioné este in- "Cuando informamos de este inesperado teniente coronel Lagrenade aI Comando en Je-
cidente con las curiosas señales nocturnas de hallazgo al jefe de la agrupación -continúa fe. Ignoro qué sucedió a partir de allí con tan
dias atrás (que habian tenido lugar en el mis- Bustos- éste dispuso sacar fotografras desde sugestivo hallazgo, que considero una prueba
mo sector). No me quedó entonces ninguna diversos ángulos del interior y el frente de concluyente de la existencia de desembarcos
duda de que ese lugar era un punto de apoyo, la caverna, asÍ como retirar todas las latas y clandestinos en nuestro litoral atlántico.
ya fuera para aprovisionar a los submarinos los tablones, y redactar un detallado informe "LIamó mucho mi atención que el periodis-
mo local no informara nada sobre estos epi-
sodios, pese a que Ia versión circuló sin parar
entre la población marplatense (seguramente
difundida por algunos de mis hombres)."
Las sospechas de Bustos aumentaron cuan-
*:
ñ do, entre julio y agosto de ese año, dos subma-
fd rinos alemanes llegaron a Mar del Plata para
rendirse: el U-530 y eIU-977. "El día previo a
la llegada del U-530 -cuenta- me habia tocado
participar con los integrantes de mi batería en
el desfile militar del 9 de Julio, por la avenida
Colón, en unajornada fria pero soleada. Al día,
siguiente, el 10 de julio, la ciudad se conmocio-
nó con la llegada y la rendición del submarino
alemán U-530, una noticia que tendrÍa trascen-
dencia nacional e internacional, y no se podria
ocultar como los hechos anteriores de los que
habia sido testigo.
"El U-530 venÍa al mando del teniente de fra-
gata Otto Wermuth. Las autoridades navales
me comentaron que les sorprendió el desman-
telamiento de su cañón de proa y de dos ame-
tralladoras de grueso calibre. Cuando pude vi-
sitar la nave, tres dÍas después de su llegada,
me llamaron la atención dos cosas: en primer
luga4 el olor nauseabundo que habÍa en su in-
terior (pese a tener desde su llesada todas las
Bustos alfrente de su batería en el desfile del 9 de Julio de 1945. El U-530 se rindió un día después
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El U 530 tras su rendición en Mar del Piata. Bustos lo visitó 3 días después de su llegada. Su interior aún estaba impregnado de un olor nauseabundo

"Wermuth tenía sólo 26 años en la plaza pública>. Wermuth estaba alojado


con sus oficiales en el guardacostas General
Belgrano y el resto de su tripulación, en car-
y una largay peligrosa travesía pas instaladas en una cancha de fútbol, donde
se les servían puntualmente papas hervidas y
limones a pedido del médico de a bordo. Re-
por el Atlántico a sus espaldas" cuerdo que el comandante alemán me pareció
muy juvenil y simpático. Tenía tan sólo 26 años
y una larga y peligrosa travesia por el Atlánti-
compuertas abiertas), fruto del hacinamiento en posición algo agachada y terriblemente co a sus espaldas. Las penurias de la guerra no
y la prolongada navegación sumergida. En incómoda. Incluso la cabina del comandante habían borrado en nada el aire aniñado de su
segundo lugar, la presencia en su interior de Wermuth era muy pequeña y austera. No se cara, con una incipiente barba rubia cubrién-
latas idénticas a las que habíamos encontrado observaba ningún símbolo o emblema nazi en dole el mentón y un fino y alargado bigote ru-
en la caverna de la playa. La tripulación de la el interior de la nave. La tripulación tenÍa ha- bio; un rostro un poco o lo Jesús. Mostró evi-
nave era sorprendentementejoven (entre 18 y macas coy para dormir. dentes siglos de afecto hacia nosotros, además
20 años) y presentaba un generalizado cuadro "Pude conversar con el comandante del sub- de agradecimiento por el buen trato que los
de agotamiento y desnutrición. Los marinos marino, el teniente de fragata Wermuth, que militares argentinos le habÍan brindado a é1 y
germanos llevaban largas cabelleras y barbas hablaba correctamente el inglés y el francés. a su tripulación. No me pareció especialmente
descuidadas. No bien fueron desembarcados Me comentó que cerca del extremo nordeste fanático o nazi. Sólo hablaba de cómo extraña-
en la base naval, se alimentaron con naranjas y del Brasil le habÍa llegado la última orden del ba a su familia." r
todo tipo de cítricos para combatir los posibles almirante Doenitz de rendirse a los aliados. Di-
revista@lanacion.com. ar
efectos del escorbuto. El interior del submari- jo textualmente que no lo había hecho en Mon-
no era muy angosto, y tuvimos que caminar tevideo porque <los uruguayos nos quemaban PARA SABER lvtAs: www.aTa.mll.ar

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