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El teatro de posguerra

Contexto histórico:
Tras la guerra civil (1936-1939), España se ve sumida en una honda crisis y en un duro
régimen, basado en la represión. Los primeros años de esta posguerra se apodan el quinquenio
negro debido al hambre, la represión, el miedo, el silencio forzado. Mientras tanto, en Europa se
estaba viviendo la Segunda Guerra Mundial. Tras este con icto, el mundo se divide entre el
comunismo y el capitalismo, por lo que, en los años 60, comienza un periodo de tensión no
bélico llamado la Guerra Fría entre las dos grandes potencias que encabezaban los ideales de la
polarización mundial: Estados Unidos y la URSS. El 20 de noviembre de 1975 murió Franco, por
lo que en 1977 se crea un grupo de diplomáticos, que se reúnen para crear la llamada Transición.
Una de las primeras acciones llevadas a cabo fue el promulgamiento de la Constitución de 1978,
que perdura hasta el día de hoy. Los años siguientes fueron muy duros, lo que provocó que, el 23
de febrero de 1981, un grupo de militares armados entrara disparando en el Parlamento, donde
estaban todos los políticos reunidos. Se esconden casi todos bajo sus escaños menos Adolfo
Suárez, Carrillo y Gutiérrez Mellado. Sin embargo, el rey no da su apoyo al golpe de Estado, por
lo que este acaba. Unos años más tarde, en España convergen la Expo de Sevilla y los Juegos
Olímpicos.
Años 40. Características:
El teatro es el género literario más censurado por su gran alcance. Se divide en este
momento en convencional e innovador. El convencional sigue la línea de Jacinto Benavente, Los
problemas planteados son los típicos de la burguesía. Se respetan las tradiciones, se ensalzan las
glorias patrias y los valores del régimen entre otros temas. Está concebido como un espectáculo
de entretenimiento y ocio de la burguesía. Se centra en diálogos ingeniosos y dosi ca el con icto
para desembocar en un nal a gusto de todos, además de la escasa profundización psicológica
de los personajes.
Autores y obras:
Destacan en este tipo de teatro José María Pemán con obras como El divino impaciente y
Por la Virgen capitana. También cabe nombrar a Juan Ignacio Luca de Tena con ¿Dónde vas,
Alfonso XIII? y Joaquín Calvo Sotelo con Una muchachita en Valladolid.
En un tipo de teatro más humorístico cabe destacar a Enrique Javier Poncela con Eloísa
está debajo de un almendro, Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Su teatro se caracteriza
por el humor, parecido a las greguerías de Gómez de la Serna. Es de humor disparatado,
inverosímil, situaciones disparatadas… Y tiene novelas como Amor se escribe sin hache y
algunas como parodia de las novelas eróticas, con títulos como Pero… ¿hubo alguna vez once
mil vírgenes? Se fue a Hollywood y tuvo bastante repercusión.
Miguel Mihura tiene obras como Tres sombreros de copa que nadie quiso estrenar en su
momento y en las que se mezcla lo irracional con lo satírico en una crítica a la burguesía. También
tiene títulos como Maribel y la extraña familia y Ninette y un señor de Murcia, que trata de un
murciano que se va a París y conoce a Ninette, lo cual provoca el contraste.
Edgar Neville tiene un tono de comedia amable con diálogos vivos como con su obra El
baile.
Fuera del teatro humorístico cabe destacar a Alejandro Casona que participa activamente
en las misiones pedagógicas comenzadas por García Lorca. Dirige el “Teatro de pueblo”. Tiene
obras como La sirena varada que no se pudo estrenar por ser demasiado moderna. Planteaba el
contraste entre la realidad y la fantasía, la imaginación y la razón. Otras de sus obras son La
dama del alba y Los árboles mueren de pie.
Cabe destacar a otros autores como Rafael Alberti con Noche de guerra en el museo del
Prado, a Miguel Hernández con Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras, que es un
auto sacramental.
Años 50. Autores y obras:
Hay una crítica a la situación y a la sociedad de manera subliminal, pues la crítica directa
es censurada.
Antonio Buero Vallejo tiene una obra parecida a Hijos de la ira, es decir, que marca un
antes y un después. Se trata de Historia de una escalera, que cuenta la historia de varias familias
y de varias generaciones, destinadas a acabar viviendo lo mismo. Su teatro se caracteriza por
una denuncia mediante el lenguaje escénico simbólico de la situación social de lo impuesto por el
régimen. Otras de sus obras son La fundación, Las meninas y El sueño de la razón. Coge un
contexto que no es el actual para poder escapar de la censura por la crítica.
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Alfonso Sastre estrenó Escuadra hacia la muerte, que se censuró a las tres
representaciones. La mordaza también pasó la censura, aunque contenía una dura crítica al
franquismo. Comienza su serie de “tragedias complejas” con La sangre y la ceniza, aunque
también destaca La taberna fantásticas. Este género se caracteriza por la combinación de lo
épico y lo grotesco, por la mezcla de multitud de registros y la creación de héroes irrisorios con
un protagonismo colectivo.
Otros autores importantes son Lauro Olmo con obras como La camisa, José María
Rodríguez Méndez con Flor de Otoño, Alfonso Paso con Los pobrecitos, José Martín Recuerda
con Las salvajes en Puente de San Gil y Antonio Gala con Los verdes campos del Edén.
Años 60. Autores y obras:
Mientras que el resto del mundo se modernizaba, a España solo llegaban retazos de esos
cambios, por lo que no hay una gran innovación en el teatro.
Francisco Nieva escribía durante la década de los cincuenta pero no se pudieron estrenar
sus obras por la dictadura. Con sus personajes denuncia la as xiante falta de libertad, busca un
teatro liberador con un lenguaje que se nutre del surrealismo, el barroco español, el esperpento…
Busca conmocionar al público y romper tabúes. Su teatro se divide en varias fases, entre las que
destacan el “teatro furioso” con obras como Pelo de tormenta y el “teatro de farsa y calamidad
con obras como Coronada y el toro y Malditas sean Coronada y sus hijas.
Fernando Arrabal crea un teatro que combina situaciones absurdas con humor negro y
con personajes que se comportan de manera irracional, rompiendo el argumento de causalidad.
Algunas de sus obras son Pic-nic, El triciclo, El cementerio de automóviles y Fando y Lis.
Otros autores a destacar de esta década son José Ruibal con El hombre mosca, Manuel
Martínez Mediero con El bebé furioso y Luis Riaza con Medea es un buen chico.
Años 70. Compañías teatrales:
El texto es simplemente una parte del amplio espectáculo del teatro, de creación
colectiva, por lo que, animados por la relajación de la censura y la creciente popularidad del
teatro capaz de burlarla surgieron varias compañías de teatro como “Los Goliardos”, “La Cuadra
de Sevilla”, “Els Comediants” y “Tábano”.
Conclusión:
En conclusi n, el teatro de la transici n dej de ser un campo de batalla ideol gica y los
nuevos autores teatrales abandonaron el teatro de tema hist rico y la farsa de tono expresionista.
Las ayudas estatales posibilitaron un orecimiento de las artes esc nicas como la creaci n en
1978 del Centro Dram tico Nacional o la Compa a Nacional de Teatro Cl sico gracias a Adolfo
Marsillach. Florecieron muchas compa as independientes y se pudo acceder a obras prohibidas
por la censura franquista (Sastre, Arrabal, Nieva...). Veteranos de las letras triunfaron sobre las
tablas como Delibes con Cinco horas con Mario o Las bicicletas son para el verano de Fern n
G mez. Otros autores de esta poca son Jos Luis Alonso de Santos, La estanquera de Vallecas
o Bajarse al moro; Ferm n Cabral, T est s loco, Briones; Ana Diosdado, Los ochenta son
nuestros y Jos Sanchis Sinisterra con ¡Ay, Carmela! y Los Figurantes. En el siglo XXI destacan
dramaturgos como Juan Mayorga con Reikiavik o Paloma Pedrero con Ana el once de marzo.








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