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Otra vez lunes

“Uno debe retener caos dentro de sí para poder dar a luz a una estrella danzante”
Friedrich Nietzsche
Cárcel de San Sebastián (Año 2000) – 2:00 am
[Gustavo Morales, alias “el Sultán”, ley 1008]:
¡Todo listo mi Coronel!... ya han apagado las luces en el pabellón del Nogales. Los perros nos
van a seguir nomás… toditos están armados y firmes… pero tú, el doc y yo tenemos que liderar
la incursión y asegurar el perímetro. Lo primero es neutralizar a los vigilantes… después…
hacerla mierda a esa rata de alcantarilla ¡Todo tendría que haber terminado en 15 minutos!
[Edgar Terrazas, alias “el Coronel”, ley 1008]:
Un parpadeo ¿no Sultán?... un parpadeo y todo debería estar hecho. A eso se reduce todo al
final… hemos vivido años con esta bronca de mierda… con la furia en las arterias… había
nomás que ajustar cuentas. Pero ¡ay carajo! justo ahora pienso que no había sido tan así… que
hemos hecho de este lugar de mierda nuestra casa… que ustedes se han vuelto mis hermanos.
Pero la verdad es que somos lo que somos… justo porque no dejamos pasar mamadas ¡no
perdonamos que se caguen en los códigos! ¡Puta madre! ¡Que nos conozcan así! Como los
defensores a muerte de la vida podrida que nos da sentido… como los que tienen que mantener
el status quo de este infierno ¡Y vamos a ejecutar a los que creen que se pueden salir de aquí!
Porque esto es así y no hay más ¡Cómo miraríamos pues a nuestras wawas después de haber sido
débiles y no responder! Los pusilánimes nunca van a entender eso: no vamos a la guerra porque
haya placer en eso… sino porque ese es El Juego y si no lo jugamos no seríamos nadie… o
peor… seríamos como cualquier hijo de puta.
[Carlos Tapia, alias “el doc”, robo agravado]:
¡Mi coronel!… la verdad nunca ha tenido más sentido mi vida que desde que los he conocido a
ustedes aquí adentro. En Chile, cuando era crío, yo siempre andaba con comunistas, amigos de
mi viejo. Todos eran unos fracasados… varios de ellos terminaron presos… otros muertos…
ninguno por nada significativo. Pero en las borracheras… con mi viejo… todos lloraban de
emoción cuando coreaban canciones de protesta… creían que iban a cambiar el mundo… y, para
qué, yo también creía entonces… no solo en ellos… sino también que el mundo cambia ¡Ay
hermanos! yo pensaba que estudiar medicina me podía dar ese lugar... hacerme brillar a los ojos
de la gente moribunda. ¡Pero me he perdido en los instrumentos! Los analgésicos, los
barbitúricos, la morfina… todo en las dosis perfectas para adormecer mi cabeza. Y luego…
después de años de anestesia sin sentido… los he visto a ustedes ¡Les juro que a mis ojos tenían
insignias y uniformes… como guerrilleros en su último suspiro… con la fuerza gigante del que
va hacia su destino! ¡Podríamos morir esta noche… puta… podríamos ya haber visto nuestro
último día! Pero si es así quiero que sepan que voy a irme pleno… pensando que he encontrado
lo que mi padre tenía con sus camaradas: la sensación de que podría hacerse una canción sobre
nosotros.
[“el Coronel”]: ¡Canciones carajo, canciones! Eso al menos le estoy dejando a mi hija. Aquí
donde hasta la luz se nos ha ido hace tiempo… hemos podido salvar un faro para volver mañana
¡Mi Magdita!... ahorita debe estar dormida ya, en la casa de sus tíos… mañana ojalá su mamá la
despierte con musiquita. ¡Pero ahora es otro el cuento! ¡Este momento es de nosotros! Los perros
ya deben estar inquietos afuera… pero ellos no importan nada… son carne de cañón nomás.
Quiero hacer un brindis por ustedes hermanos. Levanten sus vasos… la muerte está cerca y eso
le da realidad a la vida. ¡Cada uno de nosotros tiene su historia… pero todos hemos encontrado
aquí el destino… hemos decidido no vivir como los de afuera… no pasar nuestro tiempo con la
cabeza agachada, esperando los impuestos y la muerte! ¡Y no nos cambiamos por nada… porque
es preferible dormir con vértigo que cagado de miedo! ¡Hemos querido vivir a cien y mandar a la
mierda todo lo que no era vida… y ahora que estamos de frente al terremoto… sé que sentimos
que sí hemos vivido! ¡Salud mis hermanos! ¡Ahora vamos por ese hijo de perra!
LA PUERTA SE ABRE… LA PUERTA SE CIERRA
[Ariel Nogales, alias “el Nogales”, ley 1008]: No necesitas ir a ningún lado Edgarito… ya sabes
que yo siempre me adelanto… tengo esa mala costumbre. ¡Desármenlos a estos mierdas y
sírvanme de ese trago más bien! Quiero hablar un rato con mi duque… aprovecharé pues… antes
que de que lo duerman.
[“el Sultán”]: ¡Perros traidores… hijos de puta… les hemos pagado por adelantado!
[“el Nogales”] ¡Callate mejor Gustavo… siempre has sido un cojudo… minusválido de
mierda… no sirves para este bisness! ¡Salud! Te has quedado callado Edgarín, tan inspirado que
estabas. He aprendido hartas cosas de vos querido, no voy a decir que no. Pero siempre has visto
más en esto de lo que hay. Mucho sueño, pero cimentado en plomo… eso no funciona así colega.
El único juego real es que no hay juego… solo azar y cabrones como yo… que entienden eso
¡Nada más! Algo pero te voy a dar Edgar… seguro la has mandado a la Magdita donde sus tíos
¿no? Claro, tú no sabes hacer más que cosas obvias que seguro te deben parecer muy cabronas:
Mirá, voy a asegurarme de que tu hija, mi ahijada, esté siempre a salvo. Ya veré yo cómo. Y
también te voy a reconocer que eres firme… ni tú ni tus duques han temblado o lloriqueado hasta
ahorita. Pero todo tiene que acabar algún rato y tu y yo sabemos nomás que el tiempo es plata…
entonces ¡Salud mi amigo y… adiós… “Coronel”!.
¡Ahora tímbrenlos a los tres sin hacer mucha bulla… luego quemen todo… ya hemos cerrado
con los pacos!

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