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Día 1:

¡Buen día grupo! Bueno. Acá estamos. ¡Llegamos!


No pude escribir antes porque hasta que nos acomodamos, pasó un rato. Así que
bueno, tarde pero seguro. Allá me imagino que deben ser las 4 de la mañana.
¡Espero que no estén durmiendo y estén esperando este mensaje! No, mentira.
Ojalá que estén descansando bien.
Bueno … el viaje se nos hizo un poco pesado, fue largo y aburrido. El espacio es
bastante monótono. Una vez que viste alejarse la tierra, es todo más o menos lo
mismo. Negro, crater, negro, estación espacial, negro, negro y más negro.
Por suerte la cosa mejora cuando estás llegando. Esto sí que es espectacular.
Primero que Saturno es inmenso y segundo que es brillante corte luz led amarilla y
naranja. Pero lo que es inolvidable es la adrenalina que te agarra cuando pasas por
los anillos, ¡es una montaña rusa chicas! ¡Casi vomito! Vas a toda velocidad, el motor
del cohete deja de andar y sólo te deslizás, como si estuvieses arriba de una ola
inmensa, como si estuvieses en un tsunami pero que no revienta contra nada.
Se imaginan cómo estaba Kevin: ¡una más y no jodemos más, una más y no
jodemos más! Un escándalo, un berrinche… que la verdad, preferí seguir dando
vueltas antes que ponerle un límite al pendejo. Pobre, también 3 días sin moverse,
encerrado en un cohete, atado a la butaca. En fin, le di el gusto, es una criatura.
Estuvimos dando vueltas por los anillos hasta que el nivel de combustible llegó a
un límite preocupante. Así que ahí mismo pegué el volantazo y aterrizamos en la
latitud media invernal del planeta. No era el point que me habían dado de la
agencia, pero está bastante cerca.
El descenso estuvo bien la verdad. Me puse un poco nerviosa la verdad, estaba sola
con el nene y la comunicación con la tierra ya estaba cortada, porque todavía no
había instalado la antena. Pero bueno, pense: Judy está decisión la tomaste por el
bien tuyo y de tu hijo, te capacitaste, sabés usar todo, lo que no puedas resolver
hoy, lo resolverás mañana, ¿quién te va a juzgar?
Positiva. Mente positiva chicas. Sino… los mambos te persiguen a donde vayas,
estés en saturno, en la tierra, en Buenos Aires o en el Kongo ¿o no?
Por el momento no hay viento, el cohete quedó bien estacionado y kevin está
dormido (se quedó mosca mientras estábamos aterrizando) Me encanta eso de los
niños, ¡se duermen en cualquier lado y situación!
La noche está estrelladísima, aunque no es estrictamente una noche. Es más bien
como una especie de atardecer partido, como un sandwich de oscuridad relleno de
luz. Pero literal: es todo oscuro salvo lo del medio que es una luz cegadora mal.
El lugar en líneas generales parece tranquilo. Pero voy a esperar hasta mañana para
salir, porque estoy medio boleada y no quisiera apretar cualquier botón y descargar
el oxígeno que tenemos de reserva.
Así que podríamos decir que un éxito chicas. ¡Lo logré! Estoy en saturno con mi hijo.
Cumpliendo un sueño, yendo a la vida que queremos. Y sabiendo siempre que el
que no arriesga no gana. Besos a todas.

Día 45:
Hola a todas. Ya hace un mes y medio que estoy acá. Todavía no me llegó ni una
carta de ustedes, ni un mensaje. ¿Todo bien? ¿Les están llegando mis reportes?
¿Les da pereza contestar o la red está andando mal? A mi me figura que anda bien,
pero bueno, capaz me tira mal el análisis.
Nosotros nos mudamos. Yo no daba más con esa luz de los anillos, me volvió loca.
Todo bien, pero no estoy acostumbrada a que sea de día 50 horas y después 50
horas más de mitad noche noche mitad día. O sea, o es de noche o es de día. Así fui
criada, qué se yo. La cosa es que nos mudamos al polo norte de Saturno. Llegamos
en lo que sería para nosotros el invierno, es decir: es solo de noche. Esta decisión la
tomé porque realmente estaba harta de la luz, pero ahora que hace 40 días que no
veo el sol, lo extraño como nunca extrañé a nadie. Pero no me voy a mudar, quiero
darle un poco de estabilidad a Kevin, aunque sea geográfica. Es cuestión de esperar,
en más o menos 200 noches, la cosa va a cambiar y va a empezar a ser de día.
Supongo que la cosa en más o menos 200 “días” va a cambiar y ahí tendremos
pleno sol.
En estos días, las cosas fueron bien. Más allá de que kevin está todo el día
encerrado en el cohete jugando con los videojuegos, y es súper difícil despegarlo
para que haga alguna actividad al “aire” libre, salimos a reconocer el territorio.
La primera salida que tuvimos fue al cráter 25. ¡Impresionante!
¡Impresionante chicas! El desarrollo inmobiliario que están haciendo ahí es algo para
aplaudir de pie. En este desarrollo están participando algunos capitales de China en
colaboración con otros de Rusia y de Estados Unidos. Sí. Sí chicas. Eso de que están
enfrentadas las potencias, es papita para el loro. La realidad es que son socias.
La cosa es que es una base secreta. Pensé que iba a estar todo bien para recorrer el
lugar, después de todo somos humanos ¿no? O sea ves venir a una mujer con su
hijo, mínimo: “Hola, ¿qué tal? ¿Hace mucho que llegaron? ¿Los podemos ayudar con
algo?”. Todo lo contrario. Había unos robots que recorrían el lugar con unas armas
chicas, ¡unas armas! Se mueren si las ven. Les hubiese encantado. Pero qué miedo
¿no? Porque de pronto estábamos ahí con Kevin y el nene empieza: “Mamá tengo
ganas de ir al baño. Mamá me meo. Ma...”. Mirá que le dije: “Hacé antes de ponerte
el traje, porque después te dan ganas y es un kilombo”. Pero bueno, una habla y
pasa un carro. En fin. El robot nos detectó, así que ahí nomás salimos rajando con
los jet packs. No sé quién de ustedes los programó, pero andan muy bien. Chapeau.
Después de ese día Kevin no quiso salir más de la nave. Un garrón. “Me da miedo el
robot”, me dijo.
Así que ahora cuando salgo a hacer tareas de recolección lo dejo solo y encerrado
en la nave. Me da un miedo chicas… Sé que a nadie le interesa venir al extremo
norte de este planeta. ¿Pero quién sabe? Capaz un día vuelvo y no está más ni mi
nave, ni mi hijo.
Pero, ¿qué voy a hacer? No puedo dejar de salir a buscar los materiales para
generar agua, comida, combustible y oxígeno. Deseenme suerte, es lo único que me
queda.
Y también, algo que no les iba a decir, pero ya fue, se los digo: cumplan con su
promesa de venir a vivir acá conmigo. Yo fui la primera, porque salí en el sorteo,
pero esto fue un proyecto colectivo. Todas estábamos cansadas de la tierra y
pagamos este fideicomiso para poder venirnos acá a tener una vida más tranquila.
Perdón que me ponga así. Pero cumplan con su palabra y vengan ustedes también
a ponerle el cuerpo a la decisión que tomamos todas.
Un beso y las espero pronto.

Año 10
Ayer fue mi cumpleaños. 73 años. Lo festejé con una pareja de chilenos que llegó
hace unos meses y se instaló con su nave cerca de mi cohete. Sigo viviendo ahí, solo
que pude expandir un poco más todo, hice un jardín de invierno y uno de verano,
con rocas que aprendí a tallar y a darle forma de plantas. Aprendí a cavar y me hice
una especie de refugio antibomba, que no tiene muchas comodidades pero, está
bien. Es cómodo y funcional.
Nunca me imaginé vivir tanto tiempo lejos de mi casa. De hecho quise volver. Tuve
una época en la que sólo pensaba en mis seres queridos. En que me estaba
perdiendo sus alegrías y sus tristezas, en que ya no estaba para ellos, ni ellos para
mí. Una especie de muerte en vida. Traté de volver, revisé el contrato, mandé
mensajes, traté de ver si había algún cohete que regresaba, pero nada. Ni un solo
flete a la tierra, ni un solo trasbordador. Sólo está toda la tecnología puesta a
disposición del cráter 24 que creció y se transformó en un paraíso. Real. Es el
paraíso en saturno. Nunca vi nada tan hermoso. Hay plantas, cascadas, animales,
montañas (los de la tierra), hasta un sol propio. No sé cómo lo hicieron pero tienen
un sol. Lo único que andá a asomarte. Está custodiado por una especie de campo
magnético que te detecta en las inmediaciones y te retiene. No es violento, es soft.
Así le llaman. En fin no me pude mudar más, porque el cráter creció tanto que
cubrió las mejores zonas del planeta. Pero bueno, me conformo con mi extremo
norte de infinitos días en verano e infinitas noches en invierno.
Ahora estoy bien y esta pareja de chilenos que llegó hace poco son muy amables,
hablan español y creo que no van a irse por un buen tiempo, aunque si lo quisieran
podrían hacerlo porque recursos no les faltan.
Tuve años en los que todo se me hizo cuesta arriba. Sobre todo a partir de que
Kevin se hizo mayor de edad, se enamoró de una droide del cráter 24 y se fue a vivir
con ella. Es extraño, vivimos en el mismo planeta pero ya no me visita, no me habla.
Ayer me mandó un holograma que decía: Feliz en tu día Judy. No me dijo mamá. Soy
Judy, y ese holograma es un mensaje automático programado por el cráter para
facilitar la vida emocional de los que viven ahí.
Ahora es de noche. ya no espero que me escriban contandome cómo están. Las
perdono. Creo que en su lugar yo hubiese hecho lo mismo. Bah, no sé. Quizás las
hubiese venido a buscar para llevarlas de vuelta a la tierra. Pero no puedo juzgar las
vidas que ya no conozco. Sólo decirles que las recuerdo con cariño, sin rencor y que
las perdono.

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