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Nuevos síntomas en la adolescencia.

Alexandre Stevens (Bruselas)


Por Redacción | 19 enero, 2011

Cuando se habla de nuevos síntomas entendemos esta expresión en el sentido de


nuevos síntomas hoy, nuevos en el sentido de históricamente nuevos y eso es
legítimo, los síntomas evolucionan más que la relación al fantasma que queda
más bien fija. Lo que evoluciona es la envoltura formal del síntoma, es decir, los
semblantes, los significantes que evolucionan en el contexto cultural. Por el
contrario la relación al goce, al objeto pulsional cambia mucho menos. Entonces,
es la parte del síntoma que tiene que ver con la relación a la cultura la que se
mueve junto con ella. De todas formas veremos que lo que nosotros podemos
llamar los nuevos síntomas en la adolescencia presentan el interés que podemos
ver en el movimiento que concierne al goce. Remarquemos por otra parte que los
síntomas han evolucionado para nosotros según la forma en que nosotros
consideramos la estructura.

Clásicamente, el síntoma psicoanalítico tal como es descripto por Freud, y


retomado por Lacan desde el inicio de su enseñanza, es una formación localizada
en la vida psíquica de un sujeto. Es una fobia, una parálisis histérica, un
pensamiento obsesivo, que algunas veces puede tomar una gran importancia,
incluso invadir con sus consecuencias la vida del sujeto -piensen por ejemplo las
obsesiones del Hombre de las Ratas que lo acosan sin cesar-, de todas formas
desde el punto de vista de la organización psíquica es un fenómeno que podemos
decir localizado, que por otro lado, para nosotros tiene un cierto sentido o por lo
menos llama a una apertura de sentido, es decir, que participa de una formación
del inconsciente, que llama a ser interpretada para poder adquirir un sentido
nuevo.

Ahora bien, algunos de los nuevos síntomas -tomaré algunos ejemplos como la
toxicomanía, la anorexia y la bulimia, la violencia de los adolescentes- aparecen
mucho menos como fenómenos localizados porque están menos vestidos de una
estructura formal, están menos vestidos de la envoltura significante y por el
contrario parecerían extenderse a la vida entera del sujeto como una forma, un
modo de goce organizado por el sujeto. Además, desde el inicio parecen fuera de
sentido.

Jaques Alain Miller remarcó en su curso de hace dos años, cómo este aspecto en
donde el síntoma toca la vida del sujeto ha interpelado rápidamente al
psicoanalista. Nos decía que a partir del Seminario XX de Lacan, su enseñanza en
esta época es la que conviene mejor para hablar de estos nuevos síntomas,
mucho más que lo que Lacan nos enseñaba en la primera época de su
enseñanza. En la primera época de la enseñanza de Lacan, si queremos despejar
la estructura del síntoma tenemos la estructura del discurso del amo -que Lacan
también llama discurso del inconsciente-. Es esta estructura del discurso del amo
que da la estructura del síntoma, el síntoma apareciendo bajo el significante que
pide ser interpretado y que por otro lado propone una interpretación él solo: es el
inconsciente mismo que interpreta, el retorno de lo reprimido ya es una
interpretación de lo reprimido. Esa es la pequeña estructura S1- S2 que da la
dirección del sentido del síntoma, el síntoma al mismo tiempo como rasgo que
representa al sujeto y que fija un elemento de goce, el objeto plus de gozar de
Lacan. Que el síntoma fije un elemento de goce se presenta desde el inicio del
trabajo de Freud, pero lo que Miller llama la segunda clínica de Lacan, aquella que
comienza con el Seminario XX, el síntoma toma otra forma -es Miller quien lo
describe así en su curso "Los signos del goce"- el síntoma es un S1 solo, lo que
sitúa como rasgo, pero como un rasgo fuera del sentido porque no lo envía a otro
significante para dar su significación, entonces un uno solo, es una forma de goce.

Con la última clínica de Lacan, el síntoma es goce incluso si al mismo tiempo es


significante. El síntoma de la última época de Lacan combina por este hecho la
función que nosotros llamamos precedentemente síntoma y el fantasma,
presentándose de una forma generalizada en la vida del sujeto como una forma de
vida, un modo de existir, un modo de relación al goce que incluye al Otro del
significante. Entonces estos llamados nuevos síntomas que nombramos:
toxicomanía, bulimia y anorexia, se presentan primero como modos de goce.

Los nuevos síntomas


Voy a retomar esto de los nuevos síntomas pero antes quisiera hacer un
señalamiento. Nuevos síntomas, también se puede entender esta expresión en un
sentido que no es solamente histórico para la cultura, sino en el sentido histórico
para un sujeto. Un sujeto tenía un síntoma y un día surge un nuevo síntoma para
este sujeto. Ahora bien, justamente para un sujeto la adolescencia es exactamente
eso, el surgimiento de una novedad, es decir, que ella misma es un nuevo síntoma
al cual se introduce el sujeto.

Hace un tiempo hice un texto que creo está traducido al español como "La
adolescencia, síntoma de la pubertad". En aquel momento yo presenté las cosas a
partir del curso que sostenía Miller en aquella época, en donde presentaba el
síntoma bajo esta nueva fórmula: cómo eso que para todo sujeto viene al lugar de
la no-relación sexual, y él lo escribía con el conjunto vacío para decir la falta en el
saber, ya que es tal vez la manera más simple para comprender la no-relación
sexual. Lo que Lacan llamó así es la falta de saber sobre el sexo en lo real, el
defecto del instinto sexual. Ahí donde los animales tienen el instinto para el sexo,
los hombres no tienen nada y entonces no saben por la naturaleza qué es lo que
un chico y una chica tienen que hacer juntos. La bella fábula clásica de Dafnis y
Cloe cuenta esto justamente, que en la pubertad vuelve a surgir esta cuestión de
la no-relación sexual. Podríamos decir entonces que la pubertad es uno de los
nombres de la no-relación sexual, es uno de los momentos en la existencia en
donde el sujeto se encuentra de una forma viva con esta cuestión.

Entonces, en aquel momento yo presentaba en aquel texto a la adolescencia


como siendo la forma sintomática de respuesta del surgimiento de lo real que es la
pubertad. Ahora bien, ¿cuál es, o qué es este real de la pubertad? Podríamos
decir un empuje hormonal en el sentido de la investidura de un nuevo órgano fuera
del cuerpo: la libido -es Lacan quién decía que la libido es un "órgano fuera del
cuerpo"-, pero el empuje hormonal en la medida en que está marcado por el
lenguaje, no es entonces el empuje biológico.

Por otro lado en el prefacio a El despertar de la primavera, Lacan dice a propósito


de los adolescentes que comienzan a pensar en las chicas, que seguramente está
todo el empuje hormonal que se quiera pero ellos no pensarían sin el despertar de
sus sueños, es decir, no pensarían sin sus sueños, sus conversaciones, sus
charlas en donde aparecen todas estas cuestiones que son las que los
emocionan. Pero lo real de la pubertad también es la aparición de los caracteres
sexuales, incluso aquellos que se llaman secundarios, es decir, la modificación de
la imagen del cuerpo. Entonces, es en estos dos planos -el del cuerpo como
objeto pulsional y el del cuerpo como imagen- que la pubertad viene a trastocar, a
conmover al sujeto.

A partir de lo enunciado se plantea entonces la cuestión de la salida posible de la


adolescencia para un sujeto ¿cómo puede tratar ese real para darse una nueva
estabilidad en la existencia? En este sentido hay salidas posibles para la
adolescencia pero también es posible no salir totalmente y entonces la
adolescencia se prolonga, o bien deja lugar a estos nuevos síntomas.
Entonces quisiera en primer lugar decirles algunas palabras sobre lo que es la
salida de la adolescencia, ya que se podría decir que la salida de la adolescencia
es el nuevo síntoma normal. La salida de la adolescencia, para decirlo brevemente
con el Seminario V de Lacan y con la lectura que hace de él J.-A. Miller, da una
indicación de lo que sería la salida de la adolescencia a partir del esquema R. En
el esquema R se sitúa el esquema L de Lacan reduplicando la línea del eje
imaginario y ahí Lacan articula el sujeto en su dimensión de yo (moi), de imagen
del cuerpo, del sentimiento que él tiene de sí mismo, de la identificación (esto lo
acabo de desarrollar en la conferencia dada en la Facultad de Psicología, en
donde articulé la relación al sentimiento de la vida). Lacan dice -como lo desarrolla
Miller también- que se trata de que el sujeto le encuentre a su yo otra forma y hace
falta para eso que se oriente hacia gran I, hacia el Ideal del Yo.

También es posible otra elección. La otra elección es que se oriente hacia el falo
como imaginario, esta es una elección que se hace en la adolescencia. Es una
elección que se hace en la adolescencia y no antes por una razón estructural,
porque es en este momento que el sujeto se orienta en este sentido.

Hay ciertos comportamientos que pueden desorientarnos y tenemos que evitar


considerar como una perversión el comportamiento que nos parece perverso y
especialmente cuando se trata de la violencia. La perversión es una elección
particular que consiste en apoyarse de manera muy fuerte en el semblante
imaginario que, al presentárselo al otro con certeza, producirá en ese otro una
división.

Esta noche me interesa más la otra elección, es decir la salida de la adolescencia,


poder constituirse un nuevo Ideal del Yo. Para decirlo simplemente, es hacer una
nueva elección con el significante: un nombre, una profesión, un ideal, una mujer,
una misión en el mundo. Si digo una misión, no piensen que podría virar hacia la
psicosis, se habla de misión en el sentido de "ponerse al servicio de", es decir,
hacerse un síntoma con su envoltura significante con el cual se pueda tener una
satisfacción. Esto lo podemos discutir, pero me parece que de una forma bastante
clara da una idea de lo que es la salida de la adolescencia, es decir, acomodarse
estando decidido a hacer algo de su vida. No nos tenemos que olvidar que este
punto gran I, este punto Ideal del Yo, está orientado por la función paterna, está
orientado por el padre y entonces hay en nuestro mundo de hoy una dificultad
suplementaria para los adolescentes desde que esa función del padre aparece
más degradada que antes. No es tanto que el padre falle más que antes, es que la
función paterna en el mundo está tocada. Lacan no dice que la función paterna
debería estar intacta, incluso tiene una frase extraordinaria: "Pasarse del padre a
condición de servirse de él".

Entonces toda la cuestión es saber cómo a pesar del déficit de la función paterna
alguien puede servirse del padre. Déficit de la función paterna quiere decir que el
padre aparece mucho más que antes como un semblante. Lo que dice Lacan es
que aunque el padre sea un semblante, esto no debería impedir servirse de él, sin
creer en él pero sirviéndose de él. Por eso es que hay un gran número de
adolescentes que se las arreglan bastante bien. Pasarse del padre a condición de
servirse de él, no quiere decir evidentemente, desrealizar la voluntad del padre, ni
tampoco no obedecerle y ni siquiera identificarse completamente a él. Yo
encuentro que esta frase de Lacan a propósito del padre es muy buena y muy
hermosa.

Jaques Brel, cantante francófono belga, en una de sus canciones, creo que se
llama "Los Burgueses", evoca a los niños y dice: "él será farmacéutico porque
papá no lo era ...", lo cual deja escuchar múltiples sentidos, podría ser entonces
por oposición, podría ser para realizar el ideal que el padre no ha podido realizar,
etc. Tenemos acá la idea de cómo se da la constitución de ese rasgo gran I,
sirviéndose del padre para pasarse de él. Y cuando se presentan dificultades y el
sujeto no logra esto, lo resuelve en los nuevos síntomas. Lacan, por otro lado, en
su seminario evoca el pasaje de M a I y todas las situaciones intermedias, y de
estas situaciones intermedias hay una que es muy clara, muy característica de la
adolescencia: es la identificación a la banda de adolescentes.

Bueno, diré algunas palabras sobre cada uno de estos nuevos síntomas, primero
sobre la estructura de conjunto.

Toxicomanía
Voy a tomar un caso clínico muy brevemente. Es un señor que he encontrado
cuando tenía unos treinta años, un portugués que devino alcohólico al inicio de su
adolescencia. Decía que eso había sucedido para no escuchar los gritos de sus
padres que se peleaban. Con esto ha hecho un recorrido formidable porque sus
padres se dieron cuenta que él tomaba en el sótano mientras ellos discutían,
entonces cerraron el sótano con llave. Luego encontró la manera de hacer algo en
la puerta para pasar de todas formas. Los padres volvieron a darse cuenta pero ya
habían pasado dos o tres años más, entonces lo enviaron a Francia a la casa de
su hermana para ponerlo a distancia del sótano paterno. Entonces explicó, que se
adaptó muy bien a la vida de provincia, pasó del vino al pastis. Luego de esto tiene
un recorrido de adolescente y luego de joven adulto sin domicilio fijo, errante, pero
al mismo tiempo se encuentra muy reglado. Lo conocí en una presentación de
enfermos, ahí le pregunté: "Durante todo este tiempo, ¿qué pasó con las
mujeres?".

"Las mujeres -me dijo- ningún problema. Tuve una regularmente" y tenía un aire
más bien de seductor este señor.

"Las he tenido regularmente, pero no estoy seguro de haber paseado una sola vez
con una de ellas teniéndola por la mano, mientras que a mi botella siempre la
tengo en la mano".
Si bien esto parece divertido al mismo tiempo sitúa de una manera muy clara
el partenaire síntoma. Es el síntoma que el sujeto no larga, y en este caso se trata
más bien de lo consumible más que del ideal o de la sexualidad.

Creo que es lo que está en juego en la toxicomanía en forma predominante, es lo


consumible antes que el ideal o el sexo. Es un goce que, como dice Lacan evita
pasar por "la cosita de hacer pipí". Es entonces un goce fuera del sexo y me he
preguntado qué se podría escribir en el lugar del síntoma y lo que me planteo es
que tal vez lo que convendría mejor es el cálculo de la dosis, el cálculo de la
dosis incluyendo el mal cálculo, el juego con la muerte, que es en lo que podría
consistir el mal cálculo. A pesar de que los pueda sorprender, encuentro que hay
una cierta proximidad entre esta modalidad y la práctica deportiva de alto nivel,
porque también está marcada por el cálculo, por el cálculo de la dosis, por el
cálculo de la performance. En esto tanto el deporte como la toxicomanía son
efectos del discurso de la ciencia y de la economía liberal. Y señalemos además
que en el deporte de alto nivel la dosis no está para nada ausente porque existen
dificultades con el dopping, las drogas para el rendimiento, pero aún sin tener en
cuenta la cuestión del dopage, podemos pensar la dosis como el punto al cual el
deportista debe llegar para estar listo, el punto al que está dispuesto a llegar para
tratar a su cuerpo incluso hasta el dolor. Si estoy aproximando el toxicómano al
deportista, es en relación a estos elementos de estructura. No es un juicio de
valor. Yo preferiría de todas formas que mi hijo me diga: "Papá, tengo ganas de
hacer deportes" a que me diga que la droga le resulta interesante. Si los aproximo
es por este aspecto, para tratar de hacer entender cómo el goce toxicómano tiene
su lugar a partir del discurso de hoy y sobre todo particularmente a partir del
discurso de la ciencia.

Entonces, con respecto al matema de Lacan que escribí hace un momento en el


pizarrón, el síntoma como la marca significante más el goce, esto está explícito en
la toxicomanía, del lado del goce: el tóxico; del lado del S1, lo que yo llamo
el cálculo de la dosis.

Una palabra sobre la anorexia y la bulimia


La anorexia y la bulimia también tienen una relación al consumo, pero más que
con el consumo tienen que ver con la imagen. Hay un rasgo común del goce tanto
en la anorexia y la bulimia como en la toxicomanía, es lo que del goce juega sobre
el vacío y lo lleno, la falta y la dosis. En esto anorexia y bulimia también son un
goce fuera del sexo y tienen en sí mismas la pulsión de muerte y el riesgo de la
muerte, pero la diferencia es que toca más a la imagen. Diría que en la anorexia y
la bulimia hay una pérdida de la imagen, pequeña i (a) como lo escribe Lacan, es
decir, la imagen que se equivale al yo, es la imagen del cuerpo que no es
satisfactoria para el sujeto, su envoltura corporal, o sea, su imagen, no es
satisfactoria para envolver el cuerpo pulsional, entonces el sujeto trata de
recuperar un cuerpo por el límite.
Es la tesis de Recalcati, psicoanalista italiano de Milán, que trabaja mucho con
anoréxicos y bulímicos, y que considera que ponen en juego dos medios para
recuperar un cuerpo: el anoréxico, apuntando a la contemplación del hueso y el
bulímico por el vómito. En el lugar de la imagen del cuerpo, tenemos en estos
casos una suerte de producción de objeto que limita el goce y encarna ese límite
del goce: el hueso por un lado y el vómito por el otro. El cuerpo encuentra así una
estabilidad entre exterior e interior.

En su curso El Otro que no existe, Miller habla de anorexia y bulimia y dice: "En el
anoréxico y el bulímico, el Otro se reduce a ser el objeto". Si acá queremos
escribir la fórmula del síntoma en el S1 iría el hueso de la anoréxica, es también el
significante del cual ella habla y que trata de ubicar en el espejo, es el objeto que
en la mirada hace límite a su cuerpo. Pero a la anorexia y a la bulimia no hay que
considerarlas como simétricas, no son el positivo y el negativo del mismo
problema. Basta ver cómo la anoréxica está del lado de la actividad y vivacidad del
pensamiento. Son sujetos muy activos la mayoría de las veces, y también trabajan
intelectualmente muy fuerte, mientras que la bulimia está más bien del lado del
estupor, hay detenimiento del pensamiento.

Les relataré brevemente sobre una mujer anoréxica a quien vi sólo una vez porque
su padre quería que hiciera un análisis. Él era un hombre sabio e idealista y la
madre era totalmente paranoica y se oponía al psicoanálisis. Esta joven mujer me
dijo que no estaba decidida a hacer un análisis, entonces le dije me podía volver a
llamar. Resultó que algunos meses más tarde el padre me llama para comenzar él
un análisis.

Mientras se desarrollaba este análisis pude comprender lo que no había visto la


primera vez, que esta joven mujer también era psicótica. La situación en la cual
esta chica estaba tomada era que su cuerpo era el objeto con el cual la madre
intentaba chantajear al padre para que él vuelva a la casa porque se habían
separado, el cuerpo de esta chica había llevado la anorexia hasta el límite del
riesgo de muerte y estaba ahí esencialmente para ocupar un lugar en la mirada
del padre.

El análisis del padre tuvo como efecto que haya podido pacificar un poco su
fantasma, que era el de un patriarca familiar; aceptó entonces casi no ver más a
su hija hasta el momento en que ella lo llame. No voy a entrar en detalles del
análisis del padre, pero en el recorrido que ha hecho esta joven mujer se podría
decir que en cierta manera pudo progresivamente domesticar su goce anoréxico.

He discutido recientemente con Eric Laurent a propósito de qué se puede hacer en


estos casos y lo que se puede es proponerle al sujeto que vomita y que no puede
impedirlo, es venir a vomitar su historia en el consultorio del psicoanalista
produciendo un pasaje del lado de lo intelectual pero también del lado del deseo
con la idea de que esto podría permitirle a su vez domesticar progresivamente su
goce.
Quería hablarles de la violencia en los adolescentes pero me parece que es
tiempo de concluir así que no lo podré hacer, hablaré de esto en Córdoba pero
diré aunque sea una palabra. Creo que lo que hay que tener en claro sobre la
violencia de los adolescentes no se puede tomar fácilmente de forma global. Es un
problema del caso por caso, al contrario de los otros nuevos síntomas de los
cuales hablé, el síntoma acá se dirige al Otro por definición mientras que en la
toxicomanía, anorexia, bulimia, el síntoma es en cierto aspecto un poco autista, en
el caso de la violencia no es tal.

Concluiré sobre esto. Señalaré lo que Lacan dice en el Seminario sobre la


angustia: el pasaje al acto y el acting out son las últimas barreras contra la
angustia. Lo que explica la posición de la violencia es que el síntoma desfallece
porque si el síntoma se sostuviera, sería el síntoma el que haría barrera al goce.

Gracias por su atención.

*Conferencia dictada en la EOL- Rosario el 13-03-01. Traducción simultánea de


Marcela Errecondo, transcripción de María Eugenia Chaudesaygues. Versión
autorizada pero no revisada por el autor.

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