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Instancias Personales.

Los términos el yo, el ello y el superyó son conceptos introducidos por Sigmund Freud para describir
las diferentes dimensiones de la personalidad humana hablando desde el ellos, que es conocido
como la parte primaria e inconsciente de la personalidad que contiene instintos e impulsos y deseos,
operando básicamente en el principio del placer buscando la satisfacción inmediata sin considerar
las consecuencias. El yo o ego en la parte racional y consciente de la personalidad que emerge
alrededor de los dos años aproximadamente esta opera con base en los principios de realidad
considerando las consecuencias de las acciones e intentando intermediar entre las exigencias del
helio y las expectativas del superyó, este último relatar la parte moral idealista de la personalidad que
se desarrolla alrededor de los 3 años aproximadamente está formado por la internalización de las
normas sociales valores culturales y reglas morales operando en el principio moral juzgando las
acciones como buenas o malas esforzándose para alcanzar la perfección este último presiona al yo
para que se ajuste a sus estándares Morales adecuando y creando un conflicto interno constante
entre las demandas del ellos la realidad del yo y las expectativas del superyó.
Podríamos definir como dimensiones o habitaciones en nuestra mente que guardan nuestros
instintos primitivos nuestra personalidad consciente y andante y nuestra súper personalidad que
juzga nuestras acciones hacia un camino de superación casi llegando a la obsesión de la perfección.
El hecho podría contener todos esos deseos más banales y propios del cuerpo, como el hambre, el
deseo sexual, todos esos placeres que nos llevan a un impulso casi neandertal y demandando al yo
cumplirlos como deseo necesario, desviando toda la atención a las consecuencias posibles y
existentes de estas acciones. Él con nosotros como una unidad pensante, operando desde nuestro
ego, pero relacionando y jugando consecuencias desde la conciencia, intentando intermediar entre
estas exigencias y el beneficio que pueden tener para nosotros, formando nuestra personalidad en
un punto medio entre estas exigencias de ambas partes: uno precediendo y sacando todas las bases
morales y éticas sin entender el aprovechamiento o lo negativo de estas acciones y el otro, juzgando
incluso decisiones propias. El superyó, una especie de alter ego que nos promueve y nos idealiza un
ser superior, un ser correcto, moral y por encima del promedio exigiendo y basándose en una
perfección a veces y realista, promoviendo una exigencia a ajustarse a esos requerimientos. Son
morales éticos y esos deseos de llegar a la cúspide de lo moral y lo correcto sin reparar en errores o
equivocaciones.
Para concluir, estas tres instancias manejan un punto medio nuestro ego, el yo o nosotros
intermediamos entre estos sesgos de nuestra personalidad que nos llevan a formar una personalidad
consciente y pensante en constante evolución, atando a instintos y entendiendo cómo funciona para
manejarnos de una mejor manera. Siendo conscientes de esto, tenemos una personalidad variante
sabiendo que hay que darle más prioridad o cómo saber sobrellevar estos instintos siendo más
pacientes o más arriesgados, siendo más correctos y gustos o haciendo nulo ese juicio de perfección
y de corrección moral. Es una persona pensante que juzga y que analiza dichas decisiones. Todo
esto puede trazar una personalidad y forjar a medida del tiempo, como nos comportamos y en
quiénes nos convertiremos.

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