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Créditos
Traducción:
N ell y V a n e s s a
3

Corrección y Revisión
final:
N an i s

Diseño:
M or el i n e
Índice
SINOPSIS 5 15 125 33 263

PREFACIO KYRIN 6 16 129 34 267

PREFACIO ELI 11 17 139 35 278

PREFACIO LILITH 15 18 143 36 281

1 16 19 152 37 287

2 21 20 157 38 292

3 25 21 166 39 294 4
4 30 22 171 40 305

5 34 23 186 41 308

6 45 24 191 42 312

7 49 25 198 43 317

8 54 26 208 44 323

9 66 27 215 DESPUÉS DEL


ESPECTÁCULO 326
10 72 28 227
EPÍLOGO 328
11 74 29 234
PRÓXIMO LIBRO 333
12 106 30 245
SOBRE LA AUTORA 334
13 110 31 250

14 118 32 255
Sinopsis
El amor nunca morirá si existe en los labios de la muerte. A menudo pensaba en eso
mientras estaba encerrada dentro de Dollhouse en Patience. Preparada cada segundo de
cada día, se aseguraron de cubrir toda la oscuridad que acechaba en mi alma con la falsa
apariencia de la perfección. El alma es voluble. Desnuda a la vista del público y solo visible
para la propietaria; un alma sangra cada vez que sufre un dolor. Pero cuando eso está oculto,
se propaga. El truco consiste en evitar que llegue a tu cerebro.
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Ya era demasiado tarde para mí.
Hasta que los conocí.
Uno era un King Elite.
El otro un hermano Kiznitch.
Ambos eran mentirosos.
Soy Lilith Patience, la Hechicera de la Muerte e hija de una de las organizaciones más
temidas que conoce el hombre. Después de ser arrojada al notorio mundo de Midnight
Mayhem, me encontré envuelta en un pasado que quiero olvidar y en un futuro que podría
destruirme. Amo a dos hombres, y ellos me aman tanto como se aman entre sí, pero cuando
los demonios de mi pasado aprieten su garra alrededor de mi garganta, ¿finalmente dejaré
que me quiten las capas de perfección para llegar a mi podrida y marchita alma?
Quizás.
O tal vez ellos mueran en el intento.
PREFACIO
Kyrin
A los diecisiete años.

L
a escuché sollozar incluso antes de llegar al final del pasillo.
Limpio y jodidamente cansado de viajar, no podía caminar
más allá del sonido. Era Cartier y la chica nunca lloraba. Era
dura como una mierda. Cuando tenía cinco años,
malditamente estranguló a Keaton y le golpeó el trasero. Entonces, a pesar
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del hecho de que era tan jodidamente útil como una monja en un club de
striptease cuando se trataba de discutir los sentimientos de las chicas, me
encontré retrocediendo y abriendo la puerta de su habitación. Era pasada
la medianoche, me dolía la cabeza. Quería dormir durante tres días seguidos
antes de siquiera considerar abrir los ojos.
Mis músculos se tensaron cuando la vi acurrucada sobre las sábanas
de su cama, sus brazos alrededor de sus delgadas piernas.
—Kyrin, vete... —susurró en voz baja.
—Al diablo con eso. ¿Qué ocurre? —Noté algunas cosas antes de que
comenzara a hablar. Como que uno, estaba en un pequeño vestido de fiesta
hecho de esa brillante mierda que a las chicas les gusta usar.
—Nada. ¿Está bien? Nada. —Su voz temblaba, sus labios temblaban.
La adrenalina comenzó a bombear por mis venas cuando me di cuenta
de que realmente estaba jodida por algo. Entré y cerré la puerta de una
patada detrás de mí. Su teléfono comenzó a sonar desde su escritorio, y
antes de que pudiera volar desde su cama para agarrarlo, lo arrebaté.
—Desbloquea el teléfono, Chuckles... —El apodo que le di cuando nació
salió volando sin querer. Aparentemente, no sabía cómo decir Cartier, así
que la llamé Chuckles. Se le quedó. Ella lo odiaba.
Negó, sentándose más derecha en su cama. Su vestido estaba rasgado
por los bordes, su rímel goteaba por sus mejillas. Apreté los dientes y la
agarré por la barbilla, levantando el teléfono hasta su cara para reconocerla.
—Ky, por favor. Está bien.
Lo desbloqueó y se abrió un mensaje de su mejor amiga.
Car, tienes que contarle a alguien lo que pasó esta noche. ¿Por
favor? Estoy aquí para ti.
Mientras leía el mensaje, mi sangre comenzó a hervir. Sentí las llamas
de ira ardiendo por mis venas. Vi a Cartier, apretando su teléfono en mi
mano.
Le gruñí.
—¿Alguien te jodió esta noche?
Le temblaban los labios mientras se apartaba el cabello rubio de la cara
y limpiaba el manchado rímel de debajo de los ojos. Lo odiaba porque había
estado peleando con mis padres a diestra y siniestra para no dejarla venir
de gira. No la quería en esto. Quería que tuviera una vida mundana. Todos 7
queríamos eso. Como era la única chica de todos, tenía que respondernos a
todos, y lo que decíamos normalmente se hacía. Aunque peleó contra todos
nosotros con sus dientes desnudos.
Respiré hondo y busqué mi teléfono en mi bolsillo.
—¿Nombre?
—Ky, yo...
—¡Nombre, Cartier! —Se estremeció, y me sentiría como una mierda en
otras circunstancias, pero alguien tocó a mi puta hermana esta noche y esa
mierda no me gustó. Odiaba la secundaria.
—Ben Jules.
—¿Dirección? —pregunté con calma.
Arrojó la dirección y escribí los detalles en la aplicación de mapas de
mi teléfono. Otras veces, me ponía en contacto con uno de The Brothers
como respaldo, pero lo conocía. Sabía que no lo necesitaría esta noche.
—Cuéntamelo todo.
—Yo-él-él y ella, me dieron de beber. Me dieron de beber y solo me
desperté cuando uno de ellos estaba encima de mí. Ella se reía con una
grabadora en la mano. —Sus palabras apenas lograron salir de su dolor, y
en este puto punto, la rabia estaba quemando mi visión.
No podía ver con claridad.
—¿Los conoces?
Sacudió la cabeza.
—No. Estaban en la fiesta en la que yo estaba. —Sus ojos se cerraron
a la deriva—. No debería haber ido.
Gruñí.
—Cartier, deberías poder ir a una jodida fiesta sin que algunas larvas
te pongan las manos encima sin tu permiso. —Este es uno de los aspectos
de la vida fuera de Midnight Mayhem con el que nunca me identificaré. Una
mujer no puede ponerse lo que quiera sin que la juzguen o la toquen.
—Ky, ¿qué harás?
—No te preocupes por eso. —Una vez que llegué al garaje subterráneo,
miré los autos que habíamos estacionado. Sabía que papá llevó el Lambo a
que lo repararan, así que saqué las llaves de la moto del circuito,
balanceando mi pierna, sin molestarme con el casco.
8

La fiesta había terminado, por lo que podía ver, pero el césped estaba
plagado de vasos solos y de barriles vacíos.
—Putos cerdos. —Pasé por encima del desorden y me dirigí
directamente a la puerta principal. La abrí de una patada y me detuve
cuando vi a gente desparramada durmiendo en el suelo. Pisando los
cuerpos, busqué en todos sus rostros y miré entre ellos y a la foto en mi
teléfono. Cuando no encontré a Ben entre ninguno de los somnolientos
idiotas del nivel inferior, subí las escaleras. Revisé todas las habitaciones,
todas vacías, hasta que llegué a la última.
Me pasé la lengua por el labio inferior y lo abrí con cuidado. Allí, en
medio de una fiesta de sexo con una joven de la misma edad, estaba
Benjamin.
Vi como empujaba dentro de ella. Cabello rubio, senos gordos que le
pegaban en la parte inferior de la barbilla cada vez que sus flacas caderas
chocaban con su trasero.
—¡Ay, Dios mío! —Los ojos de la chica encontraron los míos, sus
mejillas se pusieron de un descarado rojo.
Benjamin se detuvo, mirando por encima del hombro.
—¿Qué diablos, imbécil? ¡Vete a la mierda!
Tenía dos opciones aquí. Bueno, para ser justos, en realidad no las
tenía. Solo había una. Un hombre mejor habría dejado correr a la chica,
pero un hombre mejor no se habría enrollado para matar, y, además, esta
perra también jugó un papel.
Cerré la puerta del dormitorio de una patada, deslizando la cerradura
hasta que hizo clic.
—Estoy jodidamente cansado. Por suerte para ti porque esto será
rápido, aunque realmente no te lo merezcas.
Empujó a la chica de su pene y se acercó a mí. Observé con pura
fascinación cuando se dio cuenta de lo diferentes que éramos.
Él medía alrededor de metro y medio. ¿Yo? Uno noventa y dos.
Él había estado empujando cincuenta por ciento de tejido
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subdesarrollado. ¿Yo? Doscientos de magro músculo.
Pero ese ni siquiera fue el momento exacto en que supo que estaba
jodido. No. Fue cuando mi labio se curvó y mis ojos se oscurecieron.
—¿Qué quieres, hombre?
—Mi hermana pequeña estuvo aquí esta noche... —murmuré—. Jodiste
con la equivocada.
Saqué mi cuchillo de caza de la funda alrededor de mi cintura, lo moví
alrededor de mis dedos antes de apuñalarlo debajo de su barbilla. La chica
empezó a gritar, así que se lo quité a Ben y se lo arrojé directamente. Sus
gritos fueron ahogados cuando el mango de mi cuchillo se asomó entre sus
ojos y la sangre comenzó a derramarse por la curva de su nariz.
El chico, Ben, comenzó a hundirse en el suelo, aterrizando de rodillas.
Di un paso adelante, saqué el cuchillo del cráneo de la chica y me volví hacia
Ben. Me incliné sobre su moribundo cadáver y sonreí con satisfacción ante
el sonido de la sangre haciendo gárgaras subiendo por su garganta.
—No he terminado contigo.
Tenía toda la intención de hacer esto fácil. Debería haberme asustado
por haber matado a alguien, pero no lo estaba. La corrompida adrenalina
seguía bombeando por mis venas sin signos de agotarse. Presioné la punta
de mi cuchillo en la esquina de su mandíbula y comencé a tallar el borde de
ella. No me detuve hasta que llegué al otro lado, siguiendo la línea del
cabello.
“Ky, todo lo que puedo ver es su rostro. Allí. Encima de mí. Su cara, Ky”.
Lo rectificaría. No dejé de cortar hasta que la punta de mi hoja estuvo
de regreso donde había comenzado. Curvé mi dedo debajo de la piel entre el
músculo y el tejido graso, lo rasgué y lo arrojé por la habitación.
Esa noche pasaron dos cosas.
Una, llamé a Keaton para que viniera y me ayudara a limpiar mi ADN.
¿Dos? Pulsé el marcado de un nombre que no quería marcar...

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Prefacio
Eli

C
uando tenía cuatro años, recuerdo que mi madre me dijo que
odiaba mis malditas entrañas. Había detenido nuestro auto a
un lado de la carretera, desabrochado mi asiento de
seguridad, o como diablos se llamaran esos asientos de un
niño de cuatro años, y me dijo que me fuera a la mierda.
Aparentemente, estaba bastante enojada por algo. ¿Por qué? No lo
sabía en ese momento. Todo lo que sabía era que el odio que me arrojó
durante toda mi vida dejó invisibles cicatrices sobre mi carne. La gente veía 11
la linda sonrisa y la deslumbrante belleza, el dinero y, seamos realistas, la
fama y pensaba: Bueno, mierda. Este pequeño chupador lo tiene todo.
El dinero y la fama no equivalían al amor. El dinero, la fama y mi
apariencia asesina eran simplemente el corrector de la tortura que soporté
cuando era niño. Mi historia no era obviamente sucia, naahh, nada de eso.
A veces, la suciedad no comienza con estar atado al piso del sótano. A
veces, la suciedad comienza con ser maltratado con una cuchara de plata
sobre la superficie de baldosas Pietra Firma LuxTouch.
Ahora mi padre, por otro lado, era como mi héroe. Sabía cómo contar
un chiste y hacer reír a la gente, pero eso no significaba que quisieras
cruzarte con él. Mis hermanos y yo fuimos criados juntos. Los malditos Elite
Kings. La notoria sociedad secreta de la que temías o de la que querías
formar parte. Mis hermanos y yo fuimos criados con nuestros padres y tíos.
Todo bien para algunas cosas, mierda para otras, o en el caso de Brantley,
jodidamente malvado para todos. Cuando mis padres murieron, fue un
alivio con el que la gente nunca podría relacionarse. Seguí en la escuela,
Riverside Prep Academy, y apenas me gradué. Y ahora, bueno, ahora estaba
haciendo exactamente lo que hacía mi padre.
Bueno, al menos debería haberlo hecho. Hasta ella.
—E, ¿me escuchas? —Bishop, también conocido como el mini padrino
de Elite Kings, interrumpió mis pensamientos.
—Sí, te escuché… —Entrecerré los ojos—. Entonces, quieres que me
vaya de gira con el equipo de Midnight Mayhem porque...
Bishop me fulminó con la mirada, sus ojos fríos y muertos atravesaron
la habitación para agarrarme por la garganta.
—Entonces, no estabas escuchando. —Bishop no siempre era tan
malhumorado. Bueno, no, eso es una mentira, lo era, antes de que Madison
V-dog sucediera, pero luego se levantó y se fue. Ahora Bishop estaba de
vuelta en el punto de partida, solo que peor, porque era mayor. Más malo.
—No, te escuché.
—Oh, está bien, idiota, entonces, ¿qué dijo? —dijo Nate, mi otro
hermano y compañero King, señalando a Bishop.
—¡Acabo de decirlo! —Agito mi mano alrededor.
Nate negó hacia Bishop.
—No te estaba escuchando. Joder. Yo entraré.
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—No —le espetó Bishop a Nate—. Tillie te necesita aquí. —Me miró—.
Tú entrarás, Eli. Lo digo en serio. Ensillarás.
Lentamente, arqueé una ceja hacia Bishop. Sabía lo que quería. Joder,
todos lo sabíamos. Había sido la guerra que se había estado cocinando
durante generaciones que poco a poco estaba comenzando a alcanzar un
punto de ebullición. Jodidamente el borde del río. Hay una carretera que
corta el centro de Riverside, junto con la escuela original de la Preparatoria
Riverside, un maldito castillo encantado, y la ciudad de Riveredge. Son el
puto yin y yang. Nuestros padres la contuvieron durante años, igual que sus
padres, pero había rumores de que estaban creando su propio maldito reino.
Ahora, eso no nos sentaba bien. No, carajo, no era así. Hay una razón por
la que obtuvimos nuestros apellidos, y hay una forma expresivamente
salvaje en la forma en que los obtuvimos.
Los Elite King no eran solo un club o un equipo lleno de lindos chicos
de preparatoria que golpeaban a la gente cuando no obedecían sus
mundanas pequeñas reglas. Le dábamos ochenta y seis por el trasero
después de cortarle todas las extremidades y enviar pequeños paquetes RIP
a sus seres queridos. No teníamos reglas, teníamos leyes y estaban escritas
con la sangre de nuestros antepasados. Nuestra sociedad era más profunda
que el suelo en el que se construyó esta maldita ciudad. Eso, en sí mismo,
no debía tomarse a la ligera.
—¿Estás seguro de que quieres involucrar a Midnight Mayhem en esto?
Midnight Mayhem no era solo un equipo de carnaval. Todos estaban
jodidamente inestables y enfermos de la cabeza. No estoy seguro de querer
jugar a los fetiches de payasos con el tren loco. Todos veían la estética carnal
de sus espectáculos y pensaban que eran solo eso: artistas. Pero no lo eran.
Podías rodar con Midnight Mayhem durante años y aun así no llegar a la
superficie del tipo de mierda que escondían detrás de la cortina.
Los ojos de Bishop permanecieron pasivos.
—No. Quiero que entres allí disfrazado de otra cosa.
Pateé mi pie, apoyándolo contra el escritorio.
—¿Oh sí? ¿Y de qué?
—Lo que siempre haces... —Finalmente me dio un destello del viejo B—
. Mojarte el pene.
Mis ojos recorrieron la habitación.
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—Espera, ¿crees que me van a dejar entrar allí? —No pude evitar la
profunda risa que se me escapó—. Dawg, literalmente nadie puede entrar
allí sin saltar obstáculos, y esos obstáculos suelen ser siempre partes
dispersas de jodidos cuerpos. Literalmente. Roban gente. ¡Tienen
obstáculos, B! ¡Vamos!
Bishop me miró, aburrido.
—Entonces salta.
—Eres un idiota, ¿lo sabías?
No se inmutó ante mis palabras, les dio la bienvenida.
—La gente necesita encontrar una nueva palabra para describirme.
Idiota ya no funciona. —Bishop se levantó de la silla y se dirigió lentamente
hacia la gran ventana que daba al ajetreado Upper East Side.
—Podría pensar en otro. —Le sonreí, pasando mi perforada lengua
sobre mis dientes.
Me despidió.
—Entra allí, haz un poco de ruido. —Volvió la cabeza por encima del
hombro—. King y Dove ya te están esperando...
La mancha de la oscuridad es permanente una vez que se ha adherido
a ti. No hay forma de sacudirla, de negarla. Una vez que hayas probado el
amargo sabor del pecado en la punta de tu lengua, harás todo lo que puedas
para beber de su veneno por el resto de tu vida. Serás como un drogadicto,
necesitando tu próxima dosis. Es adictivo, jodidamente poderoso.
Sé eso. Es un jodido hecho.
Dos personas entraron en mi vida. Mierda, ni siquiera estaba seguro
de cómo sucedió. No me di cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que
me golpearon en el centro de una maldita y retorcida historia de un amor
perdido, salvado y arruinado. Joder, nadie podría salvarme.
No ella.
Y definitivamente no él.
Y, de todos modos, no necesitaba un maldito salvamento. Era Eli 14
jodidamente rebelde, un maldito Elite King, y la sangre que corría por mis
venas era la mezcla de ese veneno, así que supongo que se podría decir que
no fui quien lo bebió...
Fueron ellos.
Prefacio
Lilith

L
as paredes de este lugar eran como carne de cadáveres en
descomposición. Habían vivido una vida, habían visto algo de
mierda y no podían hablar de ello. Mis tacones repiquetearon
sobre el suelo de baldosas. Esta era The Dollhouse, la cúspide
de todo en Patience. Mi mente estaba llena de adrenalina. Simplemente no
sabía por qué. Podía sentir las réplicas ondular a través de mí en oleadas,
haciendo girar mi cabeza en una espiral de caos.
Se abrió una puerta con un chirrido, y al otro lado estaba quién más 15
que uno de los hombres que gobernaban debajo de mi padre, Kosta, Kij.
—Doll, ya puedes irte a la cama. —Abrió la puerta de par en par,
señalando una cama matrimonial. Parecía familiar, pero entonces debería
hacerlo, ¿verdad? Vivo aquí. El dolor palpitaba en el fondo de mi mente, pero
lo ignoré, bajándome a mi cama—. Duerme un poco. Mañana actuarás.
—Está bien —murmuré, pero mi voz era rota y me dolía la garganta
como si me hubiera tragado hojas de afeitar. Mis cejas se curvaron cuando
mi mano llegó a mi garganta. ¿Por qué estaba tan dolorida? ¿Y por qué
carajos me dolía todo?—. ¿Cuántas Dolls tenemos ahora?
Se volvió hacia mí mientras su mano descansaba en el mango.
—Seis.
—¿Seis? ¿Por qué pensé que solo teníamos cuatro? Creo…
—... ve a darte una ducha, Lilith. Descansa tus ojos. Debes de estar
exhausta. —Cerró la puerta detrás de él y me senté, mis manos en mi regazo
y mis ojos en la pared blanca frente a mí. Un reloj hizo tictac en el fondo,
pero me quedé sentada. Conté quinientos ticks antes de correr al baño y
patear la taza del inodoro.
—¿Qué está sucediendo?
1
Lilith

N
unca pensé mucho en mis pesadillas, pero sabía que no era
igual que otras chicas. Creo que me di cuenta de eso
bastante temprano en mi vida, pero ¿mis pesadillas? Son
algo a lo que me aclimataba. Las disfruto. Vivo para el caos.
Me baño, bailo y tengo sexo. Mis pesadillas son en las que soy
completamente libre. Espero cerrar los ojos todas las noches,
preguntándome a dónde me llevaría mi subconsciente. Por supuesto, así fue
también como encontré el LSD. 16
Saskia palmea el asiento a su lado, haciéndome un gesto para que lo
tome. Me entregó un vaso de Coca-Cola con ojos muy abiertos y ansiosos.
Cuando se da cuenta de que no me voy a sentar y relajar a su lado, suspira,
pone los ojos en blanco y me agarra de los antebrazos.
—Mira —comienza, arrastrándome hacia la silla—. Sé que solo han
pasado un par de días. Te prometo que te gustará estar aquí.
No me importa Saskia. De hecho, me atrevería a decir que me gusta.
De todas las Dolls que entraron y salieron de Playhouse, definitivamente es
mi favorita. Me empuja su bebida, atrayendo mi atención de nuevo a lo que
está sucediendo ahora mismo. No es que me importe que mi mente divague
por The Playhouse o por Patience. Al menos me resulta familiar y sabía lo
que estaba haciendo. No sabía quiénes eran estas personas. No todavía, de
todos modos.
—Toma un sorbo. Te prometo que no lo envenené.
Le quito el vaso, sabiendo que no cederá pronto.
—No me importaría si lo hicieras. —No pienso en las palabras cuando
salen de mis labios. Hago eso a menudo. Nunca he tenido que preocuparme
por lo que digo y lo que hago, porque en sus ojos, en todos sus ojos, soy
perfecta.
—Oye, entonces… —Saskia se inclina hacia adelante, justo cuando
tomo el primer sorbo de Coca-Cola y ron—. Hay una pequeña fogata frente
a nosotros, con el autobús en el que me puso detrás. Dijo que lo compartía
con una chica Rose y un chico Kenan. Ninguno de los cuales he conocido
formalmente todavía—… ¿Qué opinas? —Saskia sonríe con una brillante
sonrisa en su rostro.
Oh, mierda. ¿Todavía está hablando?
—¿Qué? —pregunto, inclinando la cabeza mientras trago el resto de mi
bebida. Es fuerte. Buena. Necesito algo extra.
Saskia no pierde el ritmo.
—¿Eres la directora de Midnight Mayhem?
Eso me llama la atención. Mis ojos se entrecierran un poco hacia ella.
Hace una mueca, así que suavizo mi borde hacia ella. Nuevamente, me gusta
Saskia Dragavei, pero soy quien soy. Me recuesto en mi silla mientras
descanso mi tobillo sobre mi rodilla, manteniendo mis ojos en las calientes
llamas que bailan en la noche. La música se derrama a mi alrededor,
golpeando a través del claro del bosque.
17
—Recuerdas que soy la maestra de ceremonias, ¿verdad?
Saskia asiente, su castaño cabello oscuro rebota alrededor de sus
hombros. Cristo, la chica es realmente hermosa. Me atrevería a decir que
probablemente sea la chica más hermosa que he visto en mi vida.
—Muy bien. —Le sonrío desde detrás de mi vaso—. Pero tengo que
hacer las cosas como soy, ya sabes... —Ladeo la cabeza hacia un lado.
—¡Rutina, cierto! Eso es totalmente genial. Perse reemplazó a Delila, y
créeme cuando digo que es mucho más complaciente. —Saskia se recuesta
en su asiento y me relajo un poco ahora que hay espacio entre nosotros—.
¿Estás enojada con nosotros por matar a tu padre? —No me molesto en
mirarla. No es necesario.
—No —digo con sinceridad—. Aunque algo me dice que ya sabías mi
respuesta antes de preguntar.
—¡Aquí están, chicos! —Un tipo sin camisa con vaqueros holgados se
acerca a nosotros y se sienta en la silla vacía a mi lado.
Lo veo desde detrás de mi hombro. Es lindo. El tipo lindo con el que
juegas solo para ver su pelusa. Su rostro se contrae cuando se da cuenta de
que lo estoy mirando.
Eh.
No sé por qué la gente hace eso.
—¿Tus ojos son como, morados?
¿Eso es todo? Eso es todo lo que tiene que decir. Riendo, me pongo de
pie.
—Lila. —Bebo el resto de mi bebida y me limpio la boca con el dorso de
la mano—. Y me dijeron que es una deformidad. Algo sobre ser producto del
mal. —Tomo la botella de Jack que está en el suelo y le quito la tapa—. Sin
embargo, más bien es el producto del mal que su objetivo, ¿verdad? —Le
sonrío desde detrás de mi vaso ahora lleno.
—Jesucristo —El chico niega con su cabeza y se pasa la mano por el
cabello—. Tienes razón. Está jodida.
Una leve risa me deja al ver su linda pelusa, toda alborotada.
—Saski, ¿qué estás diciendo de mí? Estás asustando a la gente.
Ella se ríe con dureza.
—Oh, ya sabes, solo para que tengan cuidado contigo porque llevas
cuchillos.
18
—No es que los necesite… —Le hago un guiño a Ruffled Fluff.
—No es que los necesite —corrige Saskia, levantando su vaso en el aire
antes de volver la cabeza hacia alguien en la multitud.
Sigo su vista hasta que mis ojos se posan en el tipo que me levantó y
me arrastró fuera de la habitación después de que mataron a mi padre, el
líder de Patience. No dijo una palabra cuando me llevó a la casa rodante de
Saskia y Killian. Ni una sola. Estuvo bien. Prefiero el silencio.
—Suspiro. —Ruffled Fluff, o como ahora supongo que es Kenan, exhala,
tomando un trago de su bebida—. Todavía no me deja golpear eso.
—¿En serio? —pregunto, arqueando una ceja—. Eres atractivo. ¿Por
qué no lo harías?
—¿Siquiera le gustan los hombres? —Otra voz nueva entra en nuestra
conversación, sentada al lado de Saskia. No sé quién es esta chica, pero
Saskia rápidamente la presenta como Rose, la otra persona con la que viviré.
Rose tiene piel aceitunada, ojos claros y una suavidad a la que no estoy
acostumbrada. El tipo de suavidad que se arrastra debajo de mi piel y me
hace picar hasta que desaparece.
—No. —Kenan se mueve en su silla—. Al menos no lo creo.
—¿Quizás no eres su tipo? —Me encojo de hombros, justo cuando Sass
acerca su silla a la mía.
Antes incluso de que dijera las palabras, supe lo que iba a decir. Kenan.
Un cliché.
—¡Soy el tipo de todo el mundo!
No me molesto en decirle que no es el mío.
Se coloca un porro entre los labios y enciende el final, aspirando el
dulce humo de la marihuana. Le hago un gesto una vez que termina y me
lo pasa mientras exhala.
—Tú también eres atractiva, Lilith. Si fuera heterosexual, estaría
acertando en eso.
—Kenan, cállate la boca. —Keaton le da una palmada en la cabeza
mientras se sienta en una silla vacía a mi lado.
Curvando los labios, suavemente soplo suaves anillos de humo en el
aire, sacudiendo la cabeza.
19
—No estoy ni siquiera un poco interesada. Sin embargo, tienes una
linda cosa de hermano pequeño.
—Son los músculos, ¿no? No son lo suficientemente grandes.
Mis ojos vuelan sobre su hombro, aterrizando en Kyrin. Me desvía, pero
no lo suficiente como para distraerme del hecho de que Kenan me pregunta
por qué no es mi tipo.
—No, no son tus músculos. —Kyrin está vestido con vaqueros oscuros,
camisa negra y tiene el cabello suelto de color marrón oscuro que roza la
frente y la cara que, honestamente, es demasiado bonita para no sonreír—.
No estás lo suficientemente dañado.
—Maldita mujer. —Keaton patea mi pierna con la suya—. Eres una
completa fiesta, ¿eh?
Paso mi lengua sobre mis puntiagudos caninos, la comisura de mi boca
se contrae.
—Siempre.
Kenan se mueve incómodo cuando se da cuenta de que Kyrin está
detrás de él a pesar de que la expresión de Kyrin está congelada. Si no fuera
por el leve apretón de su mandíbula, diría que no se inmuta. No lo hace.
Parece un poco agitado. Si alguien más me lo dice es otra historia.
—Tranquilízate. —Kyrin se mueve sinuosamente alrededor de Keaton,
su mano descansa sobre su hombro—. Perse nos necesita. Parece que
tenemos un nuevo miembro de mierda.

20
2
Kyrin

E
sta era una jodida mala idea y llamé a esa mierda
exactamente cuando Saskia decidió traer una nueva
mascota. Por supuesto, no había ningún jodido razonamiento
con Killian. Saskia podía decir que quería un maldito planeta,
y el idiota estaría hablando por teléfono con la NASA como:
—Sí, que alguien le dé a mi chica un maldito planeta o los cuerpos
comenzarán a caer.
21
Jodidamente ridículo.
Pero esta nueva mascota que trajo es la enemiga.
Escribe villana en Google y te dará la foto policial de Lilith Patience.
Cabello plateado, piel pálida, un puchero que haría que la mayoría de los
hombres se arrodillaran imaginando cómo se verían esos labios envueltos
alrededor de sus penes. Eso sin siquiera mencionar esos ojos lilas. Malditos
ojos lilas. No sé cómo sucedió eso y me importa un carajo preguntar cómo
resultaron así.
—¿Qué? —Keaton me sigue detrás mientras me dirijo a la casa rodante
de Perse y de King—. ¿Qué quieres decir con un nuevo miembro?
Abro la puerta a otro problema. Bienvenidos a Midnight Mayhem,
donde jodemos tu cabeza porque nuestras cabezas se nos joden a diario.
—¿Qué carajos?
Perse está sentada sobre la mesa del comedor, masajeándose las sienes
con los ojos cerrados. King señala las sillas vacías a su lado.
—Siéntate, carajo. No necesita más estrés.
—¿Por qué? —pregunta el “nuevo miembro” en la mesa, pateando su
pierna de una manera que parece demasiado jodidamente cómoda—. ¿Estás
embarazada? —Parece familiar, pero no puedo ubicarlo. Cabello negro corto,
ojos que parecen dormir siempre lo suficiente y una mandíbula lo bastante
afilada como para igualar la mía. Cuando sonríe, algo se arrastra sobre mi
piel. Desconfianza, supongo. Estaba demasiado ocupado escaneando al
nuevo miembro que me perdí lo que acababa de decir y cómo todos en la
habitación están reaccionando en este momento.
—Espera, ¿estás embarazada? —Keaton se baja lentamente a una de
las sillas, tapándose la boca con una mano. Parece sorprendido; realmente
yo no lo estoy. Era sólo cuestión de tiempo.
—Sí, pero no he cumplido las doce semanas, así que preferiría que
nadie se enterara todavía.
—Hecho. —Keaton aprieta los dedos para hacer la señal internacional
de cerrar los labios. Desde fuera, Keaton da miedo. Un aterrador gran hijo
de puta, pero el lado que vemos de él es diferente. Keaton no da miedo. Está
sobrevaluado.
Levanto las manos sin decir una palabra. No puedo ser jodido con
drama de bebés ni nada de esa mierda, porque ¿por qué carajos está el
miembro aquí y qué quiere con mi familia? 22
—Hermano, toma asiento. Necesitamos charlar. —King señala la silla
frente al recién llegado.
Me siento lentamente.
—¿Qué diablos está pasando?
—Este es Eli. —King le hace un gesto—. ¿Te acuerdas de él? Es un
King.
El reconocimiento se apodera de mí con demasiada frialdad para mi
gusto. Me burlo.
—Está bien, de acuerdo. ¿Qué está haciendo aquí? El Club Elite King
es demasiado agotador para tocarlo en este momento, y si esta noche
continúa como va, terminaré bebiendo hasta quedar en coma.
Eli no me ve a propósito.
—Las seis poderosas familias, y ambos somos parte de una de ellas. Lo
que significa que todos tenemos enemigos. Estoy aquí para asegurarme de
que no seas uno de los nuestros.
—¿No serás sutil sobre tu espionaje? —Busco mi paquete de cigarrillos
en mi bolsillo y lo pongo entre mis dientes. Espero poder eliminar el hielo en
mi tono.
Él me escanea de arriba abajo antes de posarse en mi cara. Entrecierro
mis ojos hacia él justo cuando la esquina de su boca se curva en una
sonrisa.
—Ahora, ¿por qué haría eso cuando podría ser honesto? —Hago una
pausa, moviendo mi pulgar debajo de la capucha de mi Zippo de metal,
encendiendo una llama y quemando la punta de mi cigarrillo.
Soplo una nube y apoyo mi mano sobre mi muslo.
—¿Cuánto tiempo estará aquí?
—Está bien, detente. Yo hago las preguntas aquí —dice Perse,
extendiendo la mano y arrebatando el cigarro de entre mis dedos antes de
matarlo en un vaso de whisky. Me mira. —En serio, Ky. Eres el peor hombre
ya.
—Mierda, lo siento, P. —Arrastro mi silla—. Sigue.
—Eli está aquí estrictamente por asuntos de CEK —dice King,
enganchando su brazo alrededor de la cintura de Perse para ponerla en su
regazo—. Revisará los libros mientras esté aquí, y luego, cuando Bishop 23
Vincent Hayes esté satisfecho de que no estamos trabajando contra ellos, se
irá.
Paso mi mano por mi barbilla.
—¿No creerás en nuestra palabra? —le pregunto a Eli.
Sus ojos se posan en los míos. Hay un pecado al acecho en esos ojos
color avellana, y apostaría mi último dólar a que no tiene ningún problema
en permitir que la gente se arrepienta un domingo solo para que lo toquen
de nuevo el lunes. O al menos creo que lo están tocando, porque el borde de
esa avellana es de un verde oscuro, y todos sabemos que el verde es el color
del misterio y del engaño.
—Nah. Preferiría montar. ¿Eso será un problema para ti?
Aprieto los dientes y cierro el puño sobre mi rodilla hasta que las venas
se hinchan contra mi piel.
—¿Tú? —Lo escaneo de arriba abajo—. No.
—Jesús, Ky, ¿tienes que ser tan idiota? —Keaton golpea mi muslo con
el suyo—. No puedo creer que Cartier y tú compartan la misma sangre. —
Aunque la última parte fue murmurada entre dientes, la capté. Sabía que lo
haría. Cualquiera que mencione el nombre de mi hermana y soy como un
maldito lobo a la caza de su próxima comida.
Me vuelvo hacia él.
—Hijo de puta, no te preocupes por mi hermana. ¿Cuántas veces tengo
que decírtelo? —Me levanto de mi silla y mi lengua se desliza sobre mi labio
inferior—. ¿Terminamos? Necesito ir a joder algo antes de nuestro primer
espectáculo de mañana.
Perse lanza una tensa sonrisa hacia Eli.
—Este es Kyrin. Está dañado. Te acostumbrarás a él.
Eli mantiene sus ojos en los míos.
—Mi tipo.
Justo cuando tengo las manos en la manija de la puerta, Perse me
detiene.
—Ky, mantente alejado de Lilith. Ten sexo con Kenan. Ha tenido sed de
tu pene desde que llegó aquí.
Doy la vuelta sobre mi hombro.
—Él no es mi tipo. 24
—¿Cuál chico? —pregunta Eli, y sé lo que está haciendo. Capté su tono
en el segundo en que entré aquí.
Les cierro la puerta de golpe a todos. No le daré la respuesta que quiere,
y es que el pecado es mi color favorito.
3
Eli

M
aldito Bishop y sus inteligentes ideas. No quiero estar
aquí. De hecho, iré tan lejos como para decir que quiero
irme para cuando estén empacando para su próxima
ciudad.
—Lo siento por él. —Perséfone se subió la cremallera de la sudadera
con capucha—. Está un poco desquiciado.
—Y para que conste —agrega King, apretando el muslo de Perse—, que
Kenan sea un tipo no es el problema. Kyrin se balancea mucho en ambos
25
sentidos.
Es bueno saberlo. No es que esté muy interesado en aprovecharme
pronto. Parece demasiado jodidamente volátil para pasar un buen rato, que
es todo lo que me interesa en este momento. O alguna vez.
—Te prometo que no me molestaré, P. —Me levanto de la mesa, ya que
necesito algo de espacio para ordenar mis pensamientos.
—No hay problema, hermano —asegura King, tocando a Perse para que
se calme—. No tenemos nada que ocultar, y los King siempre son
bienvenidos aquí.
Le creo. Desafortunadamente, Bishop no lo hace. Mi misión es hacerle
entrar en razón antes de que termine esta semana. No puedo estar
interpretando jodidamente al señor Espía mientras necesito volver a poner
en marcha las multimillonarias empresas que todos dirigimos en Nueva
York, y en la mejor parte de Estados Unidos en general. Me gusta jugar con
chicos y chicas, es cierto, pero el dinero no miente y te jode.
—Te quedarás con nosotros en nuestra casa rodante. —Keaton hace
un gesto hacia la puerta por la que entré—. Ya que Killian y Saskia se aman
ahora, su habitación está libre. Solo somos yo, Kyrin y Lilith en este
momento, aunque lo nuevo es que, si tienes novia, te mudas.
Aparentemente.
Keaton mira a King por encima del hombro. King se voltea antes de
enterrar su cabeza entre los muslos de Perse. Joder, pero están completos.
Bajarme de ese autobús me dio una visión completa de la fiesta de Midnight
Mayhem. Los autobuses estaban alineados uno frente al otro, creando un
camino en medio iluminado con luces solares, y al final yacía la infame
tienda lila y negra que se curvaba hacia el cielo. Pequeñas fogatas se
esparcían entre los autobuses mientras la música se derramaba a través de
la oscura noche. Si aún no lo sabías, seguro que lo harías si te encontrabas
con el escenario. Este grupo se divertía tanto como actuaba, y eso es decir
algo, porque eran grandes en sus espectáculos.
No me molesto en luchar contra mi sonrisa. Estoy demasiado en mi
zona.
—Esto podría estar bien después de todo...
Keaton se ríe, dándome palmaditas en el hombro.
—Oh, esto no es nada. Esto es dócil porque no podemos volvernos
demasiado locos antes de un espectáculo. ¿La verdadera diversión? —Abre
la puerta de una casa rodante negra mate—. En la noche antes de partir. 26
Es cuando el trabajo está hecho y podemos soltarnos.
Inclino mi cabeza hacia un lado, captando la risa proveniente de un
autobús unas líneas más abajo. Principalmente chicas, con excepción de
quien supongo es Kenan. No estoy seguro de por qué, solo sé que es Kenan.
—Ah. —Keaton chasquea la lengua contra la parte superior de la boca,
bajando los escalones mientras sigue mis ojos—. Eso es un problema. —
Señala a la morena que es muy atractiva. Maldita sea—. Ella está tomada.
Esa es Saskia Dragavei, también conocida como la maldita propiedad de
Killian. El que está a su lado es Kenan. Él te coqueteará, lo superarás. La
chica que está a su lado es Rose... Ella también está jodidamente bien.
—Jesús, ¿alguna de tus chicas no es atractiva?
Me sonríe, sus ojos brillan.
—Sabes lo que hacemos para ganarnos la vida, ¿verdad? Estas chicas
son sexys, sí, pero todas están jodidas de una forma u otra.
—Bien. —Arrastro la punta de mi lengua sobre mis dientes frontales—
. Las prefiero así.
“Fuck You” de Silent Child comienza a sonar justo cuando la chica que
está sentada de espaldas a mí se ríe, inclinando la cabeza hacia atrás. Su
cabello es de un extraño tono plateado, o incluso gris, y cuando se inclina
hacia atrás, casi toca las briznas de hierba. Es así de jodidamente largo.
—¿Quién. Diablos. Es. Ésa? —pregunto, sin saberlo, dando un paso
hacia ella. No sé qué aspecto tiene, pero necesito penetrarla.
Inmediatamente. Está enviando la energía que necesito inhalar, de
preferencia mientras estoy entre sus muslos.
—Tsk, tsk. —Keaton sacude su dedo índice hacia mí—. Ahora, ¿sabes
cuando dije que estaban todas jodidas de una forma u otra?
Asiento, incapaz de formar palabras. Maldita sea.
—Bueno, esa chica está completamente jodida. No querrás saltar sobre
eso. Confía en mí.
—No fue lo que pregunté, Darkling. ¿Cuál es su nombre?
Los ojos de Keaton se vuelven rendijas, pero todavía tiene una sonrisa
de suficiencia en su rostro.
—Primero que nada, vete a la mierda. No me llames Darkling. En
segundo lugar, esa es Lilith. Confía en mí, hermano, contrólate, porque no 27
querrás que rebote en tu pene.
Se vuelve para mirar un poco por encima del hombro y veo por primera
vez su perfil lateral.
Oh, joder no. Definitivamente penetraré eso. Moriré si no lo hago. La
perfecta nariz respingona y una mandíbula que proyecta una sombra tan
oscura como Maléfica.
—Vamos, jugador. Te mostraré tu habitación. —Finalmente lo sigo por
los pocos escalones y entro a la sala de estar principal de la casa rodante
negra mate—. ¿Conducirás tu Porsche o lo dejarás aquí?
Niego.
—Lo conduciré.
Keaton me dirige alrededor de la casa rodante, mostrándome dónde
está todo. La planta baja está llena con la sala principal, la cocina, el baño
y el comedor. Todo es elaborado y moderno, limpio.
—Es más grande de lo que parece...
Mis ojos se fijan en los suyos.
—Esa es la tercera vez que mencionas mi pene, Darkling. Si quieres
chuparlo, todo lo que tienes que hacer es preguntar. —No puedo evitar la
risa que se me escapa cuando me empuja en el pecho.
—Eres un puto trabajo, Rebellis...
—¿Le dijiste a Lilith que se quedará con nosotros? —dice una voz desde
atrás y ambos nos volvemos para ver a Kyrin. Kyrin es una pesadilla oculta
con una cara demasiado jodidamente bonita para ser tan temperamental.
Una vergüenza de verdad. Habría sido un buen jugador.
—No. Te dejaré eso, ya que ambos ya se odian —murmura Keaton,
sacando un porro enrollado de detrás de su oreja. Señala arriba—. La
tercera puerta a tu izquierda es tuya. La que está al lado de la tuya es la de
Lilith y la de enfrente es la mía. Este cabrón de aquí —le hace un gesto a
Kyrin con el porro—, está a mi lado. Ve a dejar tu mierda allí y vuelve a bajar
para ayudarme a fumar esto.
Subo a la habitación, lanzo mi bolsa de lona en la esquina y cierro la
puerta suavemente. Hay una gran cama King, un juego de cajones y un
televisor. Joder. Nunca pensé en cuánto dinero ganaban The Brothers of
Kiznitch. Supuse que era mucho, ya que cobran mucho por sus programas,
y son una de las familias más poderosas de Estados Unidos, pero esto tiene
que ser algo duro. Saco mi teléfono de mi bolsillo mientras bajo las escaleras, 28
caigo en el sofá al lado de Keaton y le quito el porro. Kyrin está frente a
nosotros en el La-Z-Boy, su pierna pateando, pero sus ojos están fijos en
mí. Jesucristo, pero me pone jodidamente nervioso. Eso nunca me pasa.
Joder, nunca. Aspiro el humo, negándome a arrojar una pizca de lo
intimidante que es, y he estado rodeado de grandes cabrones. A todos los
llamo mejores amigos. Me criaron en un entorno que no era para débiles,
pero aquí estoy, jodidamente marchito en el lugar de un idiota intenso que
claramente tiene problemas de poder.
—¿A dónde iremos después de aquí? —Hago la pregunta que,
sinceramente, me importa un carajo, solo para distraerme de Kyrin.
—Rumbo a Pensilvania. Seguiremos desde ahí. ¿Seguro que quieres
traer ese paseo? —dice Keaton, fumando el porro y sosteniendo la
inhalación—. Acumulará algunos kilómetros importantes, por eso dejamos
todos nuestros paseos aquí. Detrás de nosotros está The Village. Mucho
espacio para el tuyo.
Paso mi mano por mi mejilla, aclarando mi garganta. Puedo sentir los
efectos del THC sangrando en mis músculos.
—Sí, podría hacer que uno de mis hermanos lo recoja.
Kyrin se mueve hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas.
Inclina la cabeza con ojos entrecerrados.
—Me voy a la cama. Mañana saldré a montar a caballo para aclarar mi
mente. —Finalmente apartó los ojos de mí y los puso en Keaton—. ¿Estás
bien aquí?
Keaton le da un codazo en la cabeza y veo como Kyrin sube las
escaleras.
—Cuéntame tu historia. —Keaton se atraganta con el humo y se golpea
el pecho con el puño. Keaton parece ser muy parecido a King: tranquilo y
fácil de tener cerca, lo cual es una completa contradicción con su apariencia.
Con tatuajes tan oscuros como los de Nate y un ceño fruncido que podría
infundir temor a Dios en los no creyentes, me pregunto distraídamente por
qué decidió que valgo su tiempo.
Descanso mi cabeza contra el cojín superior del sofá, tragándome la
risa.
—Diablos, no. No haré eso. —Le digo que no porque no creo que pueda
manejarlo, pero hay una oscuridad escondida detrás de los ojos de Keaton.
Puedo verla. Simplemente es bueno para ocultarla. Me pregunto cuál será
su daño... 29
4
Lilith

—L
ilith, ¿escuchaste lo que dije? —Me quedé
mirando fijamente a la pared frente a mí. Estéril
y aburrida. El blanco es un color que grita para
estar contaminado, lo cual es sólo conveniente ya
que está en su oficina.
—¿Qué? —Finalmente aparté los ojos de la pared y me volví hacia la
persona a la que no tenía ningún interés en escuchar en este momento. Quiero
decir, estaba bien. Me gustaba lo suficiente como para seguir viniendo a estas 30
citas, pero todavía no me importaba. Conocía cada detalle de la vida de todos.
Las personas que saben demasiado son bombas andantes, listas para
explotar y estallar en cualquier momento. Tienen demasiado control.
—¿Necesito saber lo que sientes cuando ves esta imagen? —Levantó una
fotografía de alguien muerto y cubierto de sangre. Parecía una foto de un
crimen, adivinaba por la cinta y la forma en que fue filmada. Había pequeños
números colocados a su alrededor y tiza delineando su cadáver.
—No sé cómo quiere que le responda, señorita K. —Mi boca se curvó en
una malvada sonrisa—. Tal vez, dado que este es su trabajo y no sé qué estoy
haciendo aquí, podría decirme lo que debería estar sintiendo cuando veo esa
imagen y podemos fingir que esa fue mi respuesta, ¿hmmm?
Ella suspiró, descansando sus brazos en la parte superior de sus muslos
antes de inclinar la cabeza y verme por encima de sus lentes.
—Lilith, aunque tus actos durante el programa están impecablemente
desequilibrados y haces que la organización gane mucho dinero, es mi trabajo
mantener tu salud mental bajo control, o al menos, hacer parecer que lo está.
Sabes que es parte de tu entrenamiento.
Alargué la mano hacia adelante y agarré el paquete de Marlboro rojos de
su mesa, saqué un delgado cigarrillo y lo pasé por debajo de mi nariz.
—¿Sabía que cuando nací…? —Encendí el extremo y chupé el veneno
como si fuera oxígeno—. Me dijeron que estaba deformada por mis ojos.
Se quedó quieta, inmóvil. Sin embargo, noté cuando sus ojos se movieron
por encima de mi hombro, y el momento exacto en que supe que alguien
estaba detrás de mí, listo para llevarme de regreso. No me conformé. Sería
castigada. Entonces, ¿qué hace una chica cuando sabe que está a punto de
ser encerrada en una celda sin ventanas con paredes acolchadas y los brazos
anudados en una camisa de fuerza? Bueno, aspiré más del venenoso humo
en una inhalación profunda antes de pellizcarlo con la uña del pulgar y
aventarlo hacia ella. Ella gritó, moviéndose hacia atrás… desde su silla para
deslizarlo de su ropa mientras los hombres entraban detrás de mí,
empujándome… de frente… al suelo.

31
Miro fijamente a Keaton mientras extiende su mano, haciendo un gesto
hacia la casa rodante.
—¿Pensé que me quedaría con Rose y Kenan?
Él sacude la cabeza lentamente, lo suficiente como para hacer que su
cabello lacio roce su frente. Necesita un corte de cabello, plano.
—Cambio de planes. Te quedarás con nosotros porque eres una nueva
recluta.
Me encojo de hombros, me levanto de la silla y estiro los brazos por
encima de la cabeza. Probablemente piensa que pelearé por eso porque
asume que Kyrin y yo nos odiamos. Es sólo una verdad a medias. Kyrin
definitivamente me odia, pero me importa un carajo. Soy muy consciente de
lo poderoso que puede ser el odio, especialmente si lo dejas entrar. Puede
permanecer allí durante meses, años. Tampoco se queda como odio; se
vuelve amargo y mezquino. No me interesan las emociones, mucho menos
una tan agotadora como el odio.
—Killian ya llevó tus maletas a la casa rodante. —Sass ve a Killian por
encima del hombro, pero eso solo atrae el agarre que tiene alrededor de su
cintura para apretarlo.
Él mordisquea su cuello.
—Deja de ser difícil.
Les sonrío a ambos antes de seguir a Keaton hacia la infame casa
rodante negra. Creo que los neumáticos son más grandes que yo. Me paro
al lado de uno y muevo mi cabeza hasta la cima.
Sí. Definitivamente más grande que yo.
La puerta se abre y arrastro mis cansadas piernas por los escalones
que conducen al área principal. Hago una pausa.
—Vaya.
Las paredes son de color negro brillante, con sofás de cuero esparcidos
por la sala de estar y un gran televisor (quiero decir uno enorme) colgado en
la pared. Un candelabro gigante cuelga del techo sobre nuestra cabeza, y
luces LED de color lila suave se alinean en las escaleras, retorciéndose hasta
el segundo nivel. Hay una cocina al lado de la sala de estar, con un comedor
rectangular largo y ocho asientos de cuero escondidos debajo. La cocina que
puedo ver desde aquí está equipada con electrodomésticos modernos y
continúa con la misma oscura estética. Me vuelvo para mirar a Keaton, pero
me detengo cuando encuentro a Kyrin en la cocina viéndonos. Mi boca se
cierra de golpe. 32
—Sí, las luces LED cubren todo el autobús. Las dejamos encendidas
cuando nos vamos a la cama por la noche, así que no te asustes si te
despiertas y las ves. Keaton es interesante, por decir lo menos. Tiene
tatuajes por toda la piel, algunos demoníacos, algunas cruces, y tiene ojos
oscuros que se sienten vacíos cada vez que nos miramos. Sin embargo, ha
sido el mejor de todos conmigo desde que estoy aquí. Quizás quiera tener
sexo conmigo. Todo el mundo suele hacerlo. Espero que no. ¿Debo tener
sexo con la gente aquí como lo hice en Patience? Conozco muy bien el acto
final de Midnight Mayhem, pero estoy seguro de que todo es consensual. No
me importaría si lo hiciera. El sexo siempre ha sido una transacción para
mí.
Sacudo la cabeza de mis nublados pensamientos.
—No mucho me asusta, soldado.
Kyrin está en el mismo lugar, quieto e inmóvil en medio de la cocina.
Cada vez que está cerca, tengo extrañas sensaciones en mi interior que no
me gustan. Como alas de murciélago aleteando a través de una cueva de
vampiros, como si se acercaran demasiado a ti, las garras de su membrana
seguramente te abrirán.
Kyrin se aparta de la encimera, acercándose lentamente a mi frente y
entre Keaton. El calor que irradia es sofocante, así que retrocedo un poco
para ganar algo de distancia.
Se ríe, llevándose a la boca lo que sea que esté en su cuenco.
—Sí, ya veremos. —Pasa y escucho sus pasos desaparecer escaleras
arriba.
—Así que eso es todo. —Aplaude Keaton. No me molesto en decirle que
no estaba escuchando sus divagaciones. Toma el control remoto de un
televisor y se sienta en el La-Z-Boy—. Te acostumbrarás a Kyrin.
—¿Qué quieres decir? —pregunto, inclinando la cabeza.
—A toda su melancolía.
Me encojo de hombros.
—No me molesta.
Subo las escaleras hacia mi habitación, ignorando las otras puertas.
Paredes pintadas de negro, una única lámpara de araña colgando en medio
del techo, una cama de cuatro postes y un gran televisor en la pared opuesta
33
a la cama. Estoy algo acostumbrada a esta vida, pero la opulencia de
Midnight Mayhem es incomparable. Patience nunca fue así.
Hundiéndome en el colchón, paso los dedos por las mantas. Los
sentimientos pasan. Me gusta aquí. No me gusta estar aquí. ¿Me
acostumbraré? ¿Me aterroriza que me acostumbre? Vuelvo a caer en la cama
y cierro los ojos.
Nunca me acostumbraré a esto. Muy silencioso.
5
Lilith

M
e levanto de la cama, el sudor se desliza por mi piel y mi
corazón está acelerado en mi pecho.
Tocador de madera, gran televisor, cama de cuero
negro, luces LED que recubren los bordes de mis paredes.
Suspiro, apoyándome contra la cabecera. Son las cinco de la mañana
del día del primer espectáculo en el que estaré en Midnight Mayhem. Cierro
los ojos y respiro. Lentamente, siento que mis músculos liberan la tensión
en la que trabajaron desde mi sueño. Abro los ojos y veo a Eli, quien está
34
apoyado contra el marco de la puerta sin nada más que sus calzoncillos tipo
bóxer, con el desordenado cabello por toda la cabeza y los ojos apenas
abiertos.
—Mierda, Lilith. ¿Qué diablos fue eso?
Cuando no respondo, bosteza, estira los brazos hacia arriba y los apoya
por encima de su cabeza contra el marco de la puerta. Ladea la cabeza hacia
un lado y mis ojos se posan en la vena que late debajo de la piel de su cuello.
Tiene tatuajes en varios lugares, ninguno de los cuales puedo distinguir
desde aquí, pero su cuerpo, su cuerpo es delgado y fuerte, y muy trabajado.
Su lengua sale como una serpiente y humedece su labio inferior, y centro
mi atención en el anillo que vi a contraluz. Tiene pómulos altos y rasgos que
diría que son bonitos. Casi demasiado bonitos. Tiene la piel suave y
bronceada, ojos almendrados que parecen iluminarse cada vez que algo
pasa por su mente, y labios de los que podría imaginarme chupando veneno.
Mierda. Es atractivo. Eso no me será de mucha ayuda.
—¿Te gusta lo que ves, hmmmm? —habla y todo lo que pensé sale
volando por la ventana, pero de nuevo, no tiene que hablar mientras me
penetra. Podría simplemente sentarme en su cara.
Me lamo el labio inferior.
—Me estaba preguntando.
—¿Qué? —La comisura de su boca se mueve hacia arriba, ofreciendo
un atisbo de su sonrisa.
Aparto las sábanas de mi cuerpo y veo cómo la oscura seda púrpura se
desliza de mi suave piel. Lo veo por encima del hombro, haciendo un
esfuerzo por levantar lentamente mi negligé.
—Si aún encontraría molesto que hables si estás gimiendo mi nombre.
Hace una pausa, y su lengua se escabulle entre sus sonrientes labios
brevemente antes de mirar hacia abajo a su entrepierna y volver a verme.
—Bueno, joder, podemos averiguarlo ahora mismo si quieres.
Me puse mi camisón de encaje corto de seda que apenas cubre mi
trasero antes de que pueda dar otro paso adentro. Enterrando mis dedos en
mi cabello para moverlo fuera de mi cara con las yemas de mis dedos,
deambulo hacia donde está parado. No soy una chica alta de ninguna
manera. De hecho, soy un poco baja, y Eli parece tener aproximadamente
la misma altura que los otros chicos, así que diría que alrededor de un metro 35
ochenta y cuatro o más. Unos buenos centímetros (al menos) más alto que
yo.
Pasan los segundos. Su avellana en mi lila.
—Joder —susurra sin aliento—. Tus ojos están locos.
Le sonrío, la tensión ahora se rompió.
—No tienen nada en mi mente. —Me aparto de él y bajo las escaleras.
Me tomo muy en serio la actuación y sé que necesito más tiempo para ver
qué pasa aquí.
Aterrizo al pie de las escaleras, agarrando mi cabello en un moño
cuando mis ojos se posan en Kyrin. Está sentado a la mesa, con un pie
apoyado en una silla y los ojos fijos en su teléfono. Keaton está a su lado,
bebiendo un batido de proteínas mientras lo observa con atención.
—Ignóralo. Probablemente no sea importante —dice Keaton, señalando
el teléfono de Kyrin.
Paso junto a ellos y me dirijo directamente a la puerta principal,
desesperada por entrar en la tienda y exudar algo de reprimida energía,
cuando la voz de Eli me detiene.
—La oferta seguirá en pie mientras esté aquí, Lil. —Extiende los brazos
de par en par, los músculos abdominales se doblan debajo de todos los
tatuajes. Me sonríe—. Ven a buscarlo cuando estés lista.
—Joder, hombre. Sass tendrá tus huevos. —Escucho decir a Keaton
mientras cierro la puerta detrás de ellos y me dirijo a la gran carpa púrpura
y negra.
Es grande. Enorme, de hecho, unas siete veces el tamaño de una carpa
de circo promedio. Nunca había estado en un espectáculo de Midnight
Mayhem, así que no puedo imaginar por qué necesitarían algo tan generoso.
Hasta que paso por las puertas abiertas y me doy cuenta de lo equivocada
que estaba. Hay un improvisado escenario en el centro, con sillas que
rodean todo el camino, con excepción de una pequeña sección donde el telón
detrás del escenario lo cubre todo. Las sillas se alinean en una elevada fila
con la sección más cercana al frente más privada con paredes con cortinas
y mesas a la luz de las velas. Levanté la cabeza hacia el techo y encontré
una jaula de metal que obviamente baja al escenario. El acto final, lo sé.
Hay muchas razones por las que obviamente necesitan algo tan grande,
todas las cuales descuidé antes de llegar.
36
Tres ruedas elevan el espacio, con la circunferencia de la rueda lo
suficientemente grande como para que quepa un grupo de personas. He
visto algo similar antes en Las Vegas, aunque esta parece modificada. ¿Para
qué? No estoy segura. Hay un anillo dentro de otro anillo, con un columpio
colgando que está conectado al interior. A medida que me acerco, noto que
el anillo en el exterior del más pequeño tiene marcas de huellas.
—Motos. Por supuesto. —Froto mis dedos—. Honestamente, estaba tan
reacia a sentarme en esa maldita cosa.
—¿En ésta? —pregunto, gesticulando hacia el anillo del columpio—.
Eh. Se ve divertido.
—No lo es. —Saskia se rio, se quitó la sudadera y la arrojó sobre una
de las sillas en la sección delantera—. Sé que Kill nunca me lastimaría, pero
ocurren accidentes, ¿sabes?
—No te ofendas —le digo, soltándome el cabello del moño—. Pero bailas
con fuego. Realmente no puedo verte asustada de mucho.
—Cierto. —Extiende los brazos—. ¿Como estuvo tu sueño?
—No.
—¿No?
—Dormí —le digo, justo cuando Perse se acerca a donde estamos,
entregándome una hoja de papel—. Hola.
—Hola. —Perse me sonríe, señalando una de las sillas. Es muy bonita.
Con el cabello rojo furioso y la piel suave y bronceada, su belleza es obvia,
pero hay algo más en ella que parece mucho más de lo que parece—. Por
favor, siéntate para que podamos hablar. —Sass mueve sus cejas hacia mí
antes de hacer cabriolas para sentarse con algunas de las otras chicas que
supongo están con los aéreos.
Cuando me bajo en una de las sillas, vuelve a sonreír y me distraigo.
Esto resultará molesto.
—Entonces, Sass me contó un poco sobre lo que hiciste en Patience.
Como sabes, Midnight Mayhem es muy diferente a eso.
—¿Qué partes? —le pregunto, interrumpiéndola groseramente, pero es
una oportunidad que no perderé. Necesito saber qué hace a Midnight
Mayhem diferente de Patience.
Perse se inclina ligeramente hacia adelante, apoyando los antebrazos
en la mesa que nos separa.
37
—Bueno, para empezar, no estamos en el tráfico de personas, ni en el
sexo ni en los niños, ni en la ilegal actividad de donantes de órganos.
—¿Entonces sin pujas? —pregunto distraídamente, volviéndome para
mirar hacia el escenario—. Si no es por esa razón, entonces ¿por qué?
Hace una pausa unos segundos antes de responder.
—Es una larga historia, que estoy segura de que algún día alguien te
explicará. Yo también soy bastante nueva en todo esto. Mezcla de cultismo,
linaje, entretenimiento, poder, dinero, fuerza.
—Mmm. —Ruedo mi lengua sobre mis labios mientras veo a las otras
chicas trabajar en algunos de sus actos. Saskia está sacando herramientas
de fuego y las demás están jugando con las cuerdas aéreas que cayeron del
techo—. ¿Qué te dijo Saskia sobre mí? —Finalmente arrastro mis ojos de
nuevo a Perse.
Sus mejillas se sonrojan un poco antes de inclinarse cómodamente en
su silla. Puedo ver que no quiere parecer intimidada por mí, pero puedo
entender por qué lo está. Esencialmente, debería querer a todas estas
personas muertas. Creen que porque mataron a mi padre los odiaría.
Están equivocados. Sin embargo, no les diré eso. Será más divertido
verlos resolverlo por su cuenta.
—Bueno, dijo que eras la maestra de ceremonias, lo cual es perfecto
porque acabamos de perder a la nuestra… —Su voz se apaga. Le gustaba la
vieja. Lindo. Muy lindo. Debe ser agradable sentirse así por otras personas,
o no. Casi puedo imaginarla molesta. Su rostro palidece un poco—. Tengo
que decirte ahora mismo que tus “trucos” no pueden suceder aquí.
—Ahh —bromeé, sonriéndole—. Así que te lo contó todo.
—¿La Hechicera de la Muerte? Sí, lo sabemos.
Observo cómo cambia su lenguaje corporal. Entre sentarse con la
espalda recta, juguetear con sus dedos, hasta la abatida expresión
desfigurada en su rostro. Está incómoda.
—¿Puedo preguntarte algo? —Su cabeza se inclina y me observa
lentamente, casi con demasiada atención.
—Seguro.
Tomo la botella de agua de la mesa, quito la tapa de plástico y me llevo
la punta a la boca. Tengo la sensación de que, sea lo que sea que esté a
punto de preguntarme, tendré que pensar detenidamente en mi respuesta. 38
¿Qué me digan que soy una mujer de ceremonias? Fácil. Que me digan que
soy la maestra de ceremonias a la que apodan la Hechicera de la Muerte
porque los “trucos de magia” que realizaba siempre resultaban en... bueno,
¿la muerte? Eso es otra cosa. Pero hay cosas que no puedo, no quiero
compartir con ella. No me importa lo suficiente nada ni nadie como para
mentirles o usar mi posición para manipular algo, pero algunas cosas, no
las compartiré, o a una persona, debería decir. Ella será a quien protegeré,
pero no es por amor o sentimientos. Es por respeto.
—¿Hubo alguna razón por la que elegiste a tus víctimas? ¿O fue al azar?
¿Y por qué siempre fueron hombres?
Debería haberse detenido en la primera pregunta.
—Ambas preguntas son complicadas, pero ¿qué tal esto? —Aprieto la
tapa de mi botella de agua y la apoyo sobre mis muslos—. No mataré a nadie
durante mis actos aquí.
—De verdad, muchas gracias por estar de acuerdo... —Perse se queda
sin expresión, su rostro se tensa.
Sonrío.
—Si… —Interrumpo, y su mirada se profundiza. Engancho mi pulgar
sobre mi hombro a la joven que vi empujando un carrito de maquillaje—.
Puedo usar el maquillaje de payaso.
—Eso suele ser solo para The Brothers...
—Eh —reflexiono en voz alta—. Entonces supongo que tendrán que
acostumbrarse a que lo use también.
Ella se cruza de brazos.
—Es mi trabajo mantener a estas personas a salvo.
—Perséfone, sin ofender… —Mis labios se curvan en una siniestra
sonrisa—. Pero esto es Midnight Mayhem. Estoy bastante segura de que
pueden cuidarse solos.
Su boca se aprieta, sus fosas nasales se dilatan. No le agrado mucho.
Probablemente piensa que soy un monstruo.
—Bien, ¿terminaste? ¿Jugarás bien?
Abro los ojos, palmeando mi pecho.
—Estoy ofendida. Siempre iba a jugar bien.
Sus dedos aprietan los reposabrazos mientras se levanta de la silla.
—Qué hermosa charla, Lilith. —Su respuesta sin tono solo me hace reír 39
mientras desaparece por el pasillo y atraviesa las puertas de entrada
principal.
—Estoy segura de que lo fue, P. Estoy segura de que lo fue.

No hay suficiente lila en este armario para esta tienda. No tiene sentido.
No me quejo, odio el color púrpura, incluso más que el rosado, pero su tema
es negro y violeta, sin embargo, todo lo que tienen aquí son colores fuertes
como el rojo y naranja, o colores oscuros y cambiantes como el negro y el
granate. Reviso las perchas.
—No. No. No. —Estoy agradecida de que quien llenó mi armario con
ropa en la caravana obviamente no fue la misma que eligió el vestuario para
el espectáculo.
—¡Lilith! —Interrumpe una aguda voz mis retorcidos pensamientos de
disgusto hacia la monstruosa elección de ropa. Quizás pueda simplemente
ir desnuda—. Oh Dios, por favor dime que eres Lil…
Me giro lentamente para enfrentar a la intrusa y ella se detiene a la
mitad de su charla.
—Vaya. Sí. Definitivamente Lilith.
Es linda, tal vez en la adolescencia. Lleva un bob castaño corto, tiene
ojos marrones redondos y unas pecas dispersas que rocían sus mejillas de
adolescente. Ya tiene los conceptos básicos de lo que supongo será una joven
muy atractiva. Soy Patience. Estoy conectada para ver la belleza en todo,
excepto donde la belleza debe estar. Nunca pensé mucho en eso hasta ahora.
—¿Me necesitas? —digo con amistosa diversión.
Su boca se abre de par en par mientras saca algo de detrás de la
cortina. Agarra una larga chaqueta de gamuza con ribete lila y se curva
hasta el cuello como dos cuernos. Es muy Maléfica.
—No tienes que ponértelo, es solo... Cuando te vi el otro día y descubrí
que serías nuestra nueva maestra de ceremonias, bueno, supe que el abrigo
de Delila no sería tu estilo. Eres joven, pero tienes una ventaja sobre tu
belleza que es en serio, como nunca se había visto. —Continúa viéndome
boquiabierta, pero me acerco y le quito el abrigo, pasando las palmas de mis
40
manos sobre la suave gamuza.
—Esto es muy, muy impresionante... —La miro por detrás de mis
pestañas—. Lo siento, ¿cuál es tu nombre?
—Ariana. —Sus ojos se abren brillantemente mientras sus mejillas se
sonrojan—. Gracias. No he dormido mucho desde que comencé, y quiero
decir, estoy tomando este nuevo medicamento donde mi papá me dice que
debe tomarlo para ayudarme a dormir, pero necesitaba que se hiciera esto,
¿sabes? —Verla divagar es fascinante y podría escucharla hablar mucho.
Creo que me gusta. Sería la primera persona que me agradara desde
que estoy aquí, Saskia no incluida.
—Es perfecto, Ariana. ¿También eres la maquilladora?
Su afilado cabello como una navaja rebota en sus hombros cuando
asiente con entusiasmo.
—¡Estoy segura! Estoy lista para hacerte la cara.
Me doy la vuelta para colgar el abrigo detrás del nombre que está
etiquetado en mis perchas portátiles. Hago una pausa, recojo el resto de la
ropa que cuelga y la tiro al otro lado de la habitación.
—Haré tu maquillaje aquí, ya que es tu cubículo.
—¿Todos tienen un cubículo? —pregunto, atando mi bata de seda más
ajustada alrededor de mi cintura mientras aparto el ataúd.
—No. —Ariana se distrae tirando de su carrito de maquillaje y
colocando todo en mi tocador. Las bombillas cubren un gran redondo espejo,
con perfumes, desinfectante de manos y jabones delicadamente
acomodados sobre la superficie.
Nada como Patience.
Alan Flinder.
Sesenta y tres años.
Prioridad: el rojo
PD haz que duela. Mwah.
Ariana todavía está charlando mientras regreso al presente. Tengo la
sensación de que, si quiero saber algo, es la persona a quien preguntarle.
—… entonces básicamente, solo The Brothers y, ya sabes, las personas
importantes que los necesitan porque hacen más de un set. Tú, obviamente
incluida. —Comienza a pintarme la cara de blanco, antes de sumergirme en
41
lilas, grises, negros y rojos—. Entonces, ¿el lugar donde estabas antes de
aquí? —pregunta casualmente, y respiro a través de las caricias con las que
roza mi mejilla—. Escuché que es como nuestra némesis.
—Algo así. Quiero decir, no realmente. Eso tuvo más que ver con
nuestro líder, que también resultó ser mi padre.
No detiene sus caricias ni sus preguntas.
—¿Estás triste de que los matamos, me refiero a él?
—No. —La respuesta es honesta, pero probablemente demasiado
atrevida para que alguien de su edad entienda cómo alguien puede ser tan
frío con la muerte de su propio padre.
—Bueno, eso es genial. Oye, ¿alguna vez fuiste a la escuela o algo así?
Quiero decir, siempre estamos de gira, así que no tengo mucha vida fuera
de Mayhem.
—No —respondo, abriendo un ojo—. Era muy parecida a ti en ese
aspecto. Sin escuelas.
—Es tan aburrido. —.... Y ahí es donde terminan nuestras similitudes—
. Quiero decir, ni siquiera puedo tener novio porque todos los chicos aquí
son como, asquerosos.
—Um, no creo que haya visto a una persona poco atractiva aquí.
—Quiero decir, ¡crecí con ellos! —Se ríe, sumergiendo las cerdas en un
vaso de agua.
—Ahh ya veo. Pensé que no te preocupaba la apariencia.
—No encuentro a muchas personas atractivas. —Suspira con tristeza—
. Creo que estoy rota.
—¿Atractivas? Seguro que puedes hacerlo. Puedes señalar a cualquier
persona y te daré una cosa que la haga atractiva. Solo tienes que mirar más
allá de la apariencia.
—Es fácil para ti decirlo. Eres como la chica más bonita de aquí. Creo
que eres incluso más guapa que Saskia, pero no le digas eso porque Sass
puede ser un poco perra.
Ambas comenzamos a reír cuando termina.
—¡Allí! Todo listo.
Me vuelvo en mi asiento y mis músculos se contraen cuando mis ojos
se conectan conmigo en el espejo. Extiendo la mano para tocar mi mejilla,
pero su pequeña mano golpea mi muñeca juguetonamente. 42
—¡Todavía no! No está tan seco.
—Vaya.
La base es blanca, pero donde están mis labios son negros, se curvan
en una malvada sonrisa con sombras que golpean todos mis huesos faciales.
Parece aterrador, seguro, pero lo más importante es que parece sexual.
—¿Te gusta? —pregunta, golpeando mi hombro con su cadera.
Nunca en mi vida había conocido a una joven con tanta confianza y
ligereza. Debe estar protegida. Mi ritmo cardíaco se acelera cuando pienso
en mi infancia.
—¿Cuántos años tienes, Ariana? —Es apenas un susurro, pero algo
que me encuentro deseando saber.
Sus brillantes ojos se encuentran con los míos en el espejo.
—¡Tengo catorce! ¡Acabo de cumplirlos la semana pasada! ¿Y tú?
Mis hombros se ponen rígidos, mis palmas húmedas. Las paso por la
bata, confundida. ¿Por qué diablos estarían pegajosas?
—Tengo diecinueve.
—Vaya. ¡Eres muy joven!
Le sonrío gentilmente.
—Algo así.
—Bueno… —Se da vuelta, empacando su pintura—. Será mejor que
vaya con The Brothers. Siempre huele a cigarrillo, jabón y testosterona ahí.
—Empuja su carrito fuera de mi cubículo y veo moverse la cortina después
de su partida. Ariana es una buena niña. Quiero arrojar una barrera
protectora sobre ella.
Tomo mi abrigo, quito el cinto de la bata y veo caer la seda al suelo.
—Bueno, joder… —Miro los ojos de Eli en el umbral mientras observa
mi cuerpo. Su reacción fue fuerte y obvia, pero la siguiente palabra sale más
como un suave susurro—. Jesús.
Me miro en el espejo, tratando de ver lo que obviamente ve él. Lo que
ve la mayoría de la gente. Mis pezones están perforados en ambos lados, con
senos de tamaño decente. Un buen puñado en las manos del tamaño
adecuado. Mi cintura es apretada de forma antinatural por todo el
entrenamiento de corsé que he hecho a lo largo de los años, mientras mis
caderas se esparcen formando un triángulo. Mis muslos están curvados y
delgados, pero si me agacho, daría la entrada perfecta a la abertura del 43
muslo para la toma. Mi trasero es color de rosa. No es grande, pero no es ni
de lejos pequeño. Pequeñas marcas cicatrizan ligeramente cada nalga para
mostrar la naturalidad de ellas. No BBL para mí. Porque no lo necesito,
aunque estoy segura de que, si no hubiera sido bendecida con este trasero,
habría tenido que comprar uno.
Aparte de las pequeñas estrías sobre mi trasero, mi piel es impecable.
Sin tatuajes, pero siempre los he querido. Mi cabello es de un extraño tono
plateado, a pesar de que soy morena por naturaleza. Siempre he tenido un
estilista que se encarga de su mantenimiento, aunque supongo que
Midnight Mayhem tendrá el suyo propio. Blanqueado y luego gris. Nadie lo
sabe, pero lo teñí de gris para envejecer, después de cansarme de que me
dijeran que me veía “agradable y joven”. Cuando era niña, nunca entendí lo
que eso significaba. No fue hasta que me hice un poco mayor que me di
cuenta de que a los hombres que entraban en Patience les gustaba esa
apariencia. Debería haber hecho lo contrario, quiero decir, siempre me gustó
mantener felices a los hombres, ¿verdad? ¿Correcto?
Pero ¿por qué me teñía el cabello? ¿Hice algo de mala gana por culpa
de mi subconsciente?
Perdida en mis pensamientos, no me doy cuenta de que Eli dio más
pasos hacia mi cubículo. Viste pantalones oscuros, un botón oscuro con las
mangas arremangadas para exponer sus tatuajes y la simplicidad de
Chucks. Debería verse fuera de lugar pero no es así. Es perfecto para él, y
no estoy segura de por qué lo sé sin conocerlo realmente.
Presiona la punta de un dedo en la base de mi cuello, inclinando la
cabeza hacia abajo para mirarme en el espejo. Casi puedo sentir el calor de
su pecho irradiando y enviándole vibraciones a mi espalda.
—Eres un maldito demonio. No hay forma de que seas humana.
Me aparto de su toque y alcanzo mi abrigo, poniéndolo en mis hombros.
Necesito agradecerle a Ariana. Este es un ajuste perfecto.
—Gracias.
Me vuelvo para mirarlo, apoyándome en mi tocador con los dedos
entrelazados. Está tan cerca que casi puedo sentir su aliento en mis labios.
—Aparentemente, es hora del espectáculo.
—¿Y cuál es tu acto aquí?
Sonríe, y es tan perturbador que casi titubeo. Podría igualar el mío.
Maldita sea.
44
—No soy parte del equipo. Pero estaré entre la multitud, si quieres
buscarme. —Se da vuelta para irse, pero se detiene justo en el umbral,
volviéndose para mirar por encima del hombro. Señala un lugar detrás de
mí—. Seguiré adelante y te sugeriré que uses la corona con tu sombrero de
copa.
—¿Y por qué? —pregunto, alcanzando mi paquete de cigarrillos.
—Porque te ves como una maldita reina.
6
Eli

S
algo del cubículo de Lilith y me meto el pene en mis pantalones.
Jódeme. La chica está loca. Por otra parte, si Bishop, Nate o
Brantley estuvieran aquí, me dirían que siempre me
encantaron los locos.
Estoy a punto de moverme por el oscuro camino hacia el área de
asientos cuando un brazo se levanta y detiene mis movimientos, a unos
centímetros de mi cara.
El olor me golpea como una bolsa de ladrillos. Maderas, oscuro y lleno
45
de humo, como él. Como si hubiera estado jugando en el cenicero de un
hombre rico toda su vida, pero de alguna manera saliera limpio.
—Bueno, joder, ¿a qué debo el placer?
Volviéndome lentamente, los ojos de Kyrin se posan en los míos. Es
unos centímetros más alto que yo, pero ambos somos casi idénticos, con
Kyrin siendo más voluminoso y yo no. La tenue iluminación púrpura hace
cosas jodidamente mágicas en las curvas de su rostro, pero
desafortunadamente no en su estado de ánimo. No lleva camisa, no usa
nada más que vaqueros que están rotos alrededor de las rodillas, y su cara
de payaso ya está pintada. Es obvio que se parece a la de Lilith. Me pregunto
si la maquilladora hizo una broma, pintándoles las versiones de chica y
chico.
—¿Qué estás haciendo aquí, Eli? —pregunta en voz baja—. Y no me
mientas.
—Ya te lo dije. Estoy trabajando. —Busco en su bolsillo, agarrando su
paquete de cigarrillos.
No me detiene, sus ojos se entrecierran en mis dedos mientras enciendo
el extremo y lo llevo a mi boca.
Su lengua rueda sobre su labio inferior mientras chupo la nicotina.
Sinceramente, la necesito. La dominante e intimidante energía que lleva
Kyrin es mucha. Empujo el paquete en su bolsillo, sonrío burlonamente
alrededor de mi cigarrillo y tiro de él hasta que se conecta con mi pene muy
duro. Justo cuando creo que peleará, su otra mano está contra la pared
junto a mi cabeza, mientras la otra me arrebata el cigarro de los labios y lo
lleva a los suyos.
—¿Eso es para mí, o acabas de ver a Lilith desnuda? —Una voz
entrelazada por el sueño, es la peor pesadilla de todos con ojos que la gente
nunca olvida.
Mis ojos se posan en sus abdominales antes de bajar y volver a subir.
—Joder, ni siquiera lo sé en este momento.
Kyrin da una larga inhalación de su cigarrillo mientras mantiene sus
ojos en los míos. El humo sale de sus fosas nasales y entre sus labios antes
de que arroje la colilla al césped, pisándola con una pesada bota de
motociclista.
—Buena respuesta. —Se aleja y lo veo desaparecer por el improvisado
46
pasillo entre bastidores, no sin antes mirar brevemente al cubículo de Lilith.
Niego y trato de bajar mi mierda antes de salir con un pene duro.
Piensa en Nate.
En Bishop.
En el puto Brantley.
De acuerdo, sí, todos funcionan.
Sacando mi teléfono, me dirijo hacia la audiencia, pasando junto a la
gente sentada por algunos de los trabajadores mientras le envío un mensaje
de texto a Bishop, el líder de Elite King. Club Elite Kings es, bueno, es como
una sociedad secreta, aunque la mayoría lo llama culto. Es una historia muy
jodidamente larga el cómo surgió todo, pero básicamente, soy un Rebellis,
que en español significa rebelde. Tengo un trabajo en el mundo, igual que
mi padre y su padre, pero ahora mismo, estoy aquí en otro trabajo, y es para
asegurarnos de que Midnight Mayhem no nos esté alimentando con
nuestros enemigos.
Veo un texto de Bishop y lo abro.
Bishop: ¿Tienes una actualización? Sabes que puedes volver...
Leí su texto un par de veces antes de ver hacia el escenario. Lilith y
Kyrin están en mi cabeza, y no puedo creer que esté a punto de hacer esto
ahora mismo, pero...
Mis dedos vuelan sobre mi teclado. Yo: ¿Me necesitas?
Casi al instante, Bishop responde. Bishop: Todavía no. Haz lo que
tengas que hacer.
Yo: Planeando hacerlo.
Bishop: Cuidado, E. No puedes confiar en extraños.
Yo: lo sé.
Pasan unos segundos antes de que mi teléfono vibre en mi bolsillo.
Bishop: ¿Crees que ella lo sepa?
Yo: Todavía no lo sé.
Estoy a punto de guardar el teléfono en mi bolsillo cuando un
pensamiento pasa por mi mente. Abro Instagram y voy a la barra de
búsqueda, escribiendo Midnight Mayhem. Encuentro su página, que tiene 47
más de dos millones de seguidores, y voy directamente a Seguir.
Posiblemente un poco acosador, pero mi pene quiere lo que quiere.
Mi pulgar se cierne sobre Kyrin Nero antes de presionarlo y la página
se cargue en su perfil.
Seguidores 956.2K Siguiendo 5
Su foto de perfil es de él en su moto, sin camisa, con un pañuelo
envuelto alrededor de su boca, y su biografía está en blanco. No tiene
pestañas destacadas y cuarenta y tres publicaciones. Me muevo a través de
ellas. La mayoría de sus fotos en moto y en el lago, pero hay una con él y
una chica con el cabello de color verde azulado. Parecen un poco familiares,
y Kyrin no parece ser el tipo de persona que comparta el amor fácilmente,
incluso si son primos, así que supongo que es su hermana. Atractiva como
la mierda también. Ojos del mismo color que su cabello, con una piel tan
impecable como la de Kyrin. Tiene tatuajes en algunos lugares y una sonrisa
que podría iluminar a alguien tan malhumorado como Kyrin. Hago clic en
sus seguidores y veo que solo está siguiendo a The Brothers y a una chica
llamada Cartier, antes de volver a la página de Midnight Mayhem y
encontrar el perfil de Saskia. Me salto los detalles y voy directamente a sus
seguidores, encuentro a Lilith de inmediato.
Lilith Patience
Seguidores 0 Siguiendo 0
Obviamente, es nueva en Instagram porque no tiene publicaciones. Su
biografía dice: Soy la mala. Y su foto de perfil es simplemente de su cabello
plateado cepillado sobre sus delgados hombros, pero desnudos, y sus
carnosos labios. Sus senos se curvan perfectamente y el filtro que usó solo
intensifica la estética. Sí, es nueva en Instagram, pero alguien tan
interesante como Lilith seguramente acumulará seguidores en poco tiempo,
ya que tiene la plataforma perfecta con Midnight Mayhem.
Una sonrisa se arrastra por los bordes de mi boca cuando mi pulgar
aprieta Seguir. Sí, no puedo esperar a ver el tipo de mierda que empiece a
publicar.

48
7
Kyrin

L
as luces se atenúan y el parloteo disminuye. Esta es la forma
habitual en que se abre Midnight Mayhem, solo que será la
primera vez que tengamos una directora diferente, siendo
Delila la única que conocemos desde niños. Escuché sobre
Lilith y en lo que se especializa. La Hechicera de la Muerte. Escondida detrás
de la apariencia de la magia, pasaba por actos entre la introducción de una
nueva escena, y hola... otro hombre caía. Nadie ha pensado mucho en eso. 49
¡Qué jodida está esta chica por tener las agallas de tomar vidas tan
fácilmente como Maya da caladas de un bong! Supongo que más jodido de
lo que alguien sabe.
No salimos hasta después de los aéreos, así que estoy apoyado contra
el poste de la entrada principal, mis brazos cruzados sobre mi pecho y mis
ojos únicamente en el centro del escenario donde una sola luz se ilumina en
medio. Mi respiración se vuelve pesada mientras espero, pero la audiencia
está en silencio. Un hormigueo recorre mis dedos con anticipación. ¿Qué
hará? Mierda. ¿Qué pasa si se pone Kill Bill y comienza a masacrar a la gente
en el escenario? Quiero decir, ¿qué tan bien conocemos a esta chica...
Silencio de muerte. La ironía no se me escapa y realmente espero que
Perse le diga que no mate a nadie en nuestra audiencia. Jodidamente
arruinaría la mierda de Patience.
“A Girl Like You” una recreación de quien supongo es MGK, comienza a
reproducirse, solo que se ralentiza un poco más.
—¿Estás tan intrigado como yo por lo que hará? —dice Eli desde algún
lugar detrás de mí, pero no me molesto en verlo, queriendo mantener mis
ojos en el escenario.
Mis labios se abren para responder, pero luego ella aparece y ambos
dejamos de respirar. El ataúd se abre y sale con una sola pierna. Abrigo
negro con púas en la parte posterior de las piernas, con un cuello que llega
por detrás del suyo. Una cuerda de cuero está envuelta alrededor de sus
caderas, mostrando su tanga, y el hecho de que sus senos están hasta su
barbilla sin sostén solo hace que mis dedos se muevan para tocarlas.
Mierda.
—Mierda —susurra Eli a mi lado.
Su sombrero de copa negro tiene una corona en la parte superior con
cuernos que se elevan ligeramente a los lados. El cubo del sombrero le da
sombra a la mitad de su cara, con nada más que sus pulidos labios negros
sonriendo burlonamente bajo la sombra. Claramente lleva una cara de
payaso, y una que ya es un poco demasiado similar a la mía. Se mueve al
ritmo de la canción, agita un bastón y baila a su alrededor como el puto
Joker.
—Eli… —Mis ojos nunca se apartan de los suyos mientras la canción
sigue sonando como un trance, su cuerpo es el arma que todo militar
necesita.
Eli da un paso frente a mí, pero no lo suficiente para cubrir su 50
actuación, su cabeza cae hasta que está directamente frente a mí, tirando
de mi cinturón con los dedos. Se quita el sombrero de copa y lo coloca en la
palma de su mano mientras murciélagos salen volando de la base con un
ruidoso chillido. El público está impresionado, pero yo estoy jodidamente
atrapado en un vórtice. El calor cubre mi pene e inclino la cabeza hacia
atrás, hundiendo mis manos en los gruesos mechones de Eli. Su mano está
presionada sobre mis abdominales y muevo mis caderas ligeramente hacia
adelante, moviendo mis ojos brevemente hacia abajo para ver cómo sus
labios se envuelvan alrededor de mi circunferencia.
La canción continúa sonando, Lilith siendo las notas que se pierden en
el viento, y mi respiración se detiene cuando Eli arrastra su piercing debajo
de la curva de mi pene. Las estroboscópicas luces de color lila y blanco
parpadean cuando deja caer su capa, mostrando su apretado cuerpo en
nada más que esa pequeña tanga de cuero que tengo toda la puta intención
de arrancar con mis dientes desnudos. Cuando la letra comienza a gatear
por el suelo, ella comienza a avanzar lentamente sobre sus manos y rodillas,
pasando su mano cubierta de sangre sobre su cuerpo cuando la canción
termina. Aprieto mi agarre alrededor del cabello de Eli mientras mis bolas
se tensan y una ráfaga de adrenalina se dispara por mis venas mientras me
vacío por su garganta. Se oye un fuerte estallido y las parpadeantes luces
giran su rayo hacia una pantalla en el fondo que dice Bienvenidos a Midnight
Mayhem...
Eli se pone de pie frente a mí, limpiándose el labio inferior con el borde
del pulgar, con una engreída puta sonrisa en la boca.
—¿Quieres que te deje a un lado también?
Metiendo mi pene aún duro de nuevo en mis vaqueros, los abrocho,
pero dejo el botón desabrochado con el cinturón colgando cautelosamente
abierto.
—No dejes que se te suba a la cabeza.
Se ríe, mirándome de arriba abajo cuando pasa. Mi mente todavía está
en el acto que Lilith había hecho, que no era nada de lo que esperaba. Fue
sexy, oscuro y una mezcla decente entre Midnight y Patience. Me imagino
que con cada acto lo presentará de una manera diferente. Me doy la vuelta
para irme cuando Eli todavía está allí, mirándome desde atrás. Doy un paso
adelante, estudiándolo de cerca. He estado con algunos chicos en mi época,
nunca tenía una preferencia de género. Si estoy interesado, estoy
interesado, y eso sería algo peligroso para la mayoría de las personas, pero
51
no soy la mayoría de las personas y casi nunca estoy jodidamente
interesado. Eli tiene el cabello corto que tiene una especie de suave onda,
ojos almendrados y cincelados pómulos que podrían haber sido tallados en
un dios griego. Tiene todo eso bonito a su favor en la parte superior de los
labios que se veían muy bien envueltos alrededor de mi pene. Consideren
mi despierta atención. Estaba aburrido con mis putos meses habituales.
Desde hace años.
Envuelvo mi mano alrededor de su barbilla y levanto sus ojos hacia los
míos. No se inmuta, completamente imperturbable. O ha visto algo de
mierda o está loco como una mierda. Ambos funcionan para mí. Mis dedos
encuentran su camino hacia la parte posterior de su tatuado cuello y sobre
el cuello de su camisa. Aprieto.
—¿Crees que estás preparado para ello?
Observo como algo pasa por sus ojos. Esperaba que estuviera
confundido porque esa era mi intención, ¿pero en cambio capto intriga?
¿Temor? No. Lo que obtuve fue pura travesura.
—Sé quién soy.
Se inclina con esa sonrisa todavía en el rostro. No es hasta que sus
labios tocan los míos que me doy cuenta de que todavía estamos en el puto
vestíbulo y que necesito estar en mi moto para el triple anillo de la muerte.
Su lengua se desliza y lame mi labio inferior. Fue la mierda más estúpida
que jamás haya hecho porque ahora lo quiero penetrar. Puedes chuparme
el pene y maldecirme. No puedo desearte, pero aun así disfruto viendo mi
pene estrangularte al borde de la muerte.
—¿Qué estás pensando?
Los ojos de Eli se mueven por encima de mi hombro y no tengo que
verla para saber que está allí. Desde que mis ojos se posaron por primera
vez en Lilith, ha dejado escapar una especie de frecuencia con la que mi
cuerpo está molestamente sintonizado.
—¿Pensando por qué no hacerlo una fiesta?
Libero el agarre alrededor de la parte de atrás de su cuello y giro mi
cabeza ligeramente para ver a Lilith viéndonos de cerca, pero su cuerpo está
volteado hacia los lados, como si se dirigiera a alguna parte, pero se distrajo.
Soy consciente de que Eli y yo le estamos dando a cualquiera que quiera ver
un programa adicional a lo que vinieron a ver esta noche. Simplemente me
importa una mierda. Lilith es innegablemente atractiva, pero eso no anula
el hecho de que no confío en ella. Ni tengo sexo como ella. 52
—Lo siento, chicos. —Su lengua se desliza sobre su labio inferior, sus
ojos lilas lanzándose entre los dos—. Estoy en el menú de otra persona esta
noche.
—¿Con quién diablos? —Hago un chasquido y luego aprieto los dientes
al instante cuando me doy cuenta de que respondí demasiado rápido. Eli, el
presumido bastardo, se ríe de fondo.
Ella da tres pasos más cerca de nosotros, viendo entre Eli y yo con una
especie de tristeza loca que se agita profundamente en sus ojos.
Levanta su dedo hacia mi boca, mientras su otra mano está al frente
de Eli. Mancha la pintura en mis labios y veo que lentamente se chupa el
dedo en la boca mientras nos mira a los dos. No es hasta que apoyo mi mano
en la pared junto a Eli para encerrarlo mientras lo mantengo abierto para
ella que me doy cuenta de que su mano está sobre el bulto que rasga mis
vaqueros. Joder, a este paso, no me montaré en nada más que ellos dos esta
noche.
—Hmmm… —Se ríe y todo se detiene. Se aleja de los dos y mi estómago
se hunde. Maldita sea, debería haberlo sabido.
La veo.
—Vete al jodido backstage antes de que Perséfone decida invitarte a
comer.
—¿Celoso? —Agita sus pestañas no solo hacia mí, sino también hacia
Eli.
—Cuidado, Lil. No inicies un juego que no vas a ganar... —murmura
Eli con cuidado mientras rebota por el camino por donde vino en un rastro
de risa.
Joder, pero ella está loca. Todavía no puedo soportarla, incluso si mi
pene puede hacerlo. Literalmente. La mano de Eli está en mi pene antes de
que pueda empujarme desde la pared. Rechino los dientes.
—Joder peleando de izquierda a derecha, ¿eh? —Mi mano está enfrente
de su garganta en un instante. Inclino la cabeza para ver mejor su perfil
lateral.
Aprieto cuando su mano se sumerge debajo de la cintura de mis
pantalones y envuelve mi pene. Gimo, mis ojos ruedan hacia la parte
posterior de mi cabeza, empujándome contra ella. Aspiro el aliento y lo
suelto.
53
—El hecho de que quiera penetrarlos a los dos no significa que vaya a
hacerlo.
Luego me marcho, posiblemente con el peor humor en el que he estado.
8
Lilith

L
os aéreos terminan su acto y las luces se atenúan. Los
ruidosos abucheos y gritos se convierten lentamente en
susurros mientras subo los escalones hacia el escenario
intermedio. Midnight Mayhem no se parece en nada a
Patience, pero el caos y el lado sensual del programa continúan
presionándome lo suficiente, alimentándome con endorfinas a través de una
vía intravenosa. Empieza a sonar “Spiders” de System of a Down. Las
estroboscópicas luces neón comienzan a parpadear mientras muevo mi 54
cuerpo al ritmo, con una mano en el borde de mi sombrero de copa y mis
caderas se mueven con precisión.
Desabrocho el botón de mi saco y la abro mientras la multitud se agita
y grita. Mi cabello plateado está sobre mis hombros, una sonrisa en mi boca
mientras la canción continúa sonando a través de las bocinas. Mis ojos se
conectan con la multitud en busca de mi siguiente víctima. Como un ratón
atrapado por el gato, la encuentro al instante. Es como si todo lo que pasara
entre nosotros antes fuera demasiado tangible para ignorarlo. Tenía que
moverme por lo que podía y no podía hacer en Midnight Mayhem, lo que
pensé que sería difícil. Encontrar mi paso y mi lugar en el escenario es fácil,
ya que me he apegado a dos cosas absolutas.
Magia oscura.
Sexo.
Levanto el micrófono hasta mi curvada boca.
—¿Están disfrutando todos del espectáculo?
Gritos y abucheos se esparcen por el aire.
—Tengo que ser honesta con todos ustedes, este es mi primer programa
con Midnight Mayhem.
Sonidos de aplausos, un par de prolongados silbidos, antes de que
alguien en algún lugar grite:
—¡Eres la favorita!
Muevo mi sombrero de copa con mi dedo índice, lo levanto por encima
de mis ojos y encuentro al joven entre la multitud. Está con tres amigos, son
jóvenes. Me atrevería a decir que están en la universidad. Serían perfectos,
pero no puedo evitar la magnética atracción que me lleva hacia un par de
ojos color avellana con suficiente fuego para marcarme.
—Antes de presentar el siguiente acto… —Camino con mis tacones de
ocho centímetros por el escenario—. Elegiré a alguien de la audiencia para
que me ayude. Ahora sé que este es el momento en el que solemos elegir de
la primera fila, pero nunca he sido gran admiradora de las personas que
exigen ser vistas como lo hacen los compradores de primera fila. Prefiero a
los hombres que acechan en rincones oscuros y polvorientos. —Mi lengua
se desliza sobre mi hinchado labio inferior—. Después de todo, ahí es donde
están todos los secretos.
Sé el momento exacto en que Eli se da cuenta de hacia dónde voy. Sus 55
ojos se entrecierran, pero permanecen en los míos. Su sonrisa me hace
sentir a gusto. Estar cerca de él parece disminuir la intensidad de todo lo
que sucede a mi alrededor. Casi como si silenciara parte de mi ruido de
fondo.
Mis dedos se conectan con los suyos y mis dientes cruzan mi labio.
Casi como un reflejo.
—Vamos, Rebellion... ven a jugar conmigo.
Sus ojos todavía están entrecerrados con sospecha, pero la comisura
de su labio se encrespa en desafío mientras se pone de pie. La audiencia
está en silencio ahora, y puedo sentir todos sus ojos en cada uno de mis
movimientos. La canción continúa sonando hasta que volvemos al
improvisado escenario.
Lo empujo hacia la silla que está en medio y me inclino para que mis
labios toquen su oreja.
—Estoy improvisando esto. Normalmente hago este truco realmente
genial con cuchillos, pero como Kyrin me ordenó que no tuviera ningún
objeto afilado... —Me muevo hacia atrás, lo suficiente para que vea mis ojos
bajar a su entrepierna—. Te pediré prestado el tuyo.
Ensancha las rodillas y se mueve más hacia atrás contra la silla.
—Entonces toma eso.
“Desert Rose” comienza a sonar mientras dejo caer mi saco. Queda
alrededor de mis tacones mientras me inclino hacia adelante y apoyo las
manos en sus muslos, extendiéndolos más. Doblo mi dedo alrededor de la
parte de atrás de su cuello, a horcajadas sobre su cintura y me muevo hacia
atrás hasta que mi cabello roce el suelo, haciendo rodar mis caderas hacia
él. Levantándome, mantengo mis ojos fijos en los suyos mientras hundo mi
pulgar en su boca. El camarógrafo corre hacia un lado para obtener
imágenes mientras la pantalla detrás de nosotros muestra un detalle más
cercano de lo que estamos haciendo. De vez en cuando siento su mano
tocarme suavemente mientras continúo bailando sobre él hasta que la
música se calla y las luces se apagan. La audiencia ruge y aplaude sobre el
fuerte final de la canción, el bajo lo suficientemente tentador como para
mantenerme encerrada en el mundo de él y yo.
—Cuida tu cama esta noche, Lil —susurra en mi oído mientras sus
dedos provocan réplicas por mi columna cuando los desliza sobre mi nuca—
. Es lo que querías, ¿verdad? ¿Recordarme que puedes tenerme cuando
quieras?
56
Trago más allá de la acumulación de excitación que está subiendo por
mi garganta.
—Quizás. —Rozo mis labios sobre los suyos—. O tal vez fue para
recordarme a mí misma que podía hacerlo.
Saco mi pierna de él y me apresuro detrás de la cortina. Necesito
cambiarme rápidamente. He reunido suficiente impulso esta noche para
darme cuenta de que necesito hacer que mi vestuario cambie rápidamente,
ya que el acto promedio es de unos quince minutos, con excepción del acto
de The Brothers, que se acerca a los veinte.
Para cuando salgo a tomar aire, llevo unos ajustados pantalones cortos
de cuero rojo y un sostén de cuero rojo cereza a juego. Mi cabello está en un
lío de ondas arrugadas y cayendo sobre mis hombros, y mi maquillaje de
payaso está mucho más manchado de lo que comenzó. Me gusta así. Hay
una pacífica calma que proviene de obstruir la perfección.
Perse abre una de las otras cortinas más pequeñas que separan el
backstage y el pasillo de las habitaciones. Tiene un micrófono en la oreja y
sostiene un portapapeles. Sus ojos suben y bajan por mi cuerpo.
—¿Asegurándote de que cumpla con el plan? —le pregunto bromeando.
Sé que ha estado ansiosa por mí. Lo capté en su mayor parte. Sinceramente,
no creo gustarle mucho. No estoy segura si sabe que no me importa.
—Sí —responde con brusquedad, sus cejas rojo oscuro se curvan
mientras lee la hoja de papel—. La escena de Sass es la siguiente.
¿Incorporarás el ataúd con el fuego?
Asiento.
—Sí. Estoy bastante segura de que podemos hacerlo. En todo caso,
podemos probarlo.
Señala a la multitud y suspira.
—Muy bien. Adelante, y mientras no mates a nadie, estaremos bien.
Observo cómo la cortina vuelve a su lugar.
Me levanto de mi silla, haciendo una pausa cuando realmente me veo
en el espejo.

57
Esta es la casa de muñecas que construí...
Esta es la casa de muñecas que él compró...
Esta es la casa de muñecas que arderá hasta quedar crujiente...
Cepillé el cabello de una de mis muñecas, parpadeando lentamente y
viendo cómo la lluvia golpeaba mi ventana. Hubo un ligero golpe en mi puerta
y me giré para mirar por encima del hombro y ver quién era. Sabía que no
había programa esta noche, y tenía demasiada experiencia para necesitar
entrenamiento.
Hice mi entrenamiento. Mucho.
—No puedo dormir. —Ella entró en mi habitación como lo hacía la
mayoría de las noches, cerrando la puerta detrás….
Le sonreí, pero volví directamente a la lluvia. Había algo tranquilizador
en la forma en que la Madre Naturaleza explotaba de vez en cuando, como
para recordarle a los humanos exactamente quién estaba a cargo. El furioso
viento continuó soplando a través de la noche hasta que… hojas caídas y
ramitas cubrieron el suelo.
—Estaré ahí en un segundo. —No necesitaba ver lo que estaba haciendo
para saber que se había deslizado en mi cama.
Sabía que también se había quitado la ropa antes de hacerlo.
Y sabía que lo mantendría en secreto hasta el día en que la muerte me
robara el último aliento.

Mis hombros suben y bajan mientras respiro profundamente. La


escena conjunta con Saskia no requirió mucho esfuerzo, yo era más un
accesorio en su escena, pero esto es otra cosa. Creo que debería dejar de
fumar. Si no fuera por la adrenalina que constantemente me recorre las
venas, sé que estaría más fatigada de lo que estoy ahora.
Tomo tres tirones de la cuerda hasta que mi mano se sujeta alrededor
de un poste de metal que se encuentra en posición horizontal a otras dos
cuerdas que cuelgan del techo. Levantando mi cuerpo sobre el columpio, me
aferro a cada cuerda, lanzando mis piernas hacia afuera y hacia adentro de
nuevo, hasta que obtengo un impulso lo suficientemente grande. El reflector
me ilumina y la multitud se calla.
Una inquietante melodía al estilo de una guardería comienza a sonar
mientras susurro en el micrófono...
—Solía haber tres, pero luego hubo... cuatro...
58
¿Quién era ese, que sigue llamando a mi puerta?
Mi boca se curva en una sonrisa, mis ojos se conectan a la entrada
donde Kyrin está parado sin camisa con los mismos vaqueros rotos. Sostiene
su casco en una mano y está apoyado contra un poste con la otra.
—¿Fue un fantasma? ¿Fue un ghoul? ¿O fue el lobo grande y malo, quien
vino a…? —Mantengo mis ojos en Kyrin—. Comernos. A. Todos.
Él empuja su cabeza y yo empujo el columpio, resbalándome del
asiento y sosteniendo mi caída agarrándome del poste. Una ronda de jadeos
suena en el aire como si estuviera a punto de caer. Es un camino hacia
arriba y definitivamente no quiero hacerlo, pero Midnight Mayhem siendo
Midnight Mayhem, no usa ningún equipo de seguridad. Según Perse, si
necesitas equipo de seguridad, no deberías estar aquí. Lo cual está bien. Se
me acaba la adrenalina, así que ayuda.
Las luces se apagan cuando el columpio baja lentamente. Mis pies
apenas tocan el suelo cuando el sonido de tubos calientes retumba y acelera
en la distancia. Escuché sobre su anillo de la muerte y el tipo de locas
acrobacias que hacen con él. Suena divertido, aunque no tengo tiempo para
ponerme al día porque estoy corriendo a mi habitación para cambiarme para
el acto final. Todavía tengo las palabras de la promesa de Eli grabadas en
mi cráneo. Es un bromista y no soy el tipo de chica que tiene alguna
moderación cuando se trata de ser molestada. Prefiero hacer burlas.
Me quito el maquillaje de payaso y opto por algo sexy y dañado. Ojos
oscuros, labios negros y cabello revuelto en desordenadas ondas. Mantengo
mi chaqueta atada, solo que esta vez me quito la ropa, y por ropa, me refiero
a la tanga, metiéndomela en el bolsillo.
—¡Oye! —Saskia y Rose asoman la cabeza por la esquina de mi
cortina—. ¡Lo hiciste tan bien esta noche!
Saskia cae en una de las sillas frente a mí mientras Rose comienza a
buscar en mi maquillaje. Rose es francamente honesta. No hay una agenda
oculta en sus palabras. Si quiere decir algo, lo dirá.
—Fue divertido, pero quiero modificar algunas escenas.
Saskia sonríe, sus ojos entrecerrados. Hay una razón por la que me
gusta Sass, y tiene mucho que ver con que los mecanismos en su mente
sean, un poco, similares a los míos.
—Bueno, al diablo, hagas lo que hagas. 59
—Siempre lo hago. —Ruedo mis labios entre mis dientes.
Rose se inclina sobre el tocador, deslizándose mi lápiz labial negro
sobre sus labios.
—¿Decidiste con quién tendrás sexo esta noche?
Me levanto de mi silla, agarro mi sombrero de copa y me lo coloco en la
cabeza.
—Por una vez, con quien yo quiera.

Una jaula de acero desciende al suelo, encerrándonos como animales.


La niebla llena el suelo y soy dolorosamente consciente de cuánta gente hay
dentro. De repente, la audiencia no existe. El tono lila del LED sangra a
través de la polvorienta niebla, y la música me llena hasta la médula,
cubriendo mi anticipación. Me pican las palmas de las manos por el sudor,
y no importa cuántas veces las pase por mi saco, parece que no puedo
sacudírmelo. Trago más allá de la sequedad en mi boca, mis sentidos se
agudizan. El ambiente es sensual y prohibido, casi lo suficientemente
embriagador como para hacerme creer que no debería estar aquí. Empieza
a sonar “She Thinks of Me” de Landon Tewers y mis ojos se acercan al bajo.
Quizás no debería estar aquí.
El humo se adelgaza, pero siempre es suficiente para cubrirnos sin que
sea demasiado. Se ajusta a la estética. Mis piernas se conectan con una silla
justo en medio del cubo, y caigo sobre ella, viendo hacia el techo. Rayas
moradas y negras que se extienden en picos altos, condensación y sudor
gotean por mi esternón. Rose pasa caminando, pero se detiene cuando me
atrapa en la silla. La silla que empieza a sentirse más como un trono. Sus
manos llegan a los apoyabrazos mientras se inclina lo suficiente para que
sus labios toquen mi oreja.
—¿Estás aburrida?
Mis labios se abren alrededor de mi sonrisa, la calidez me inundó lo
suficiente como para ahogar lo que sea que esté sucediendo en el fondo.
Desliza su dedo por la parte interna de mi muslo.
—¿Quieres que te ayude con eso? 60
Me inclino más en mi silla, ensanchando las piernas. Ella arrastra su
dedo por la hinchazón de mis senos, sobre el metal perforado en mis pezones
y sobre mi vientre. Me tenso cuando lentamente se pone de rodillas frente a
mí, sus labios rozan la parte interna de mi muslo. La miro fascinada
mientras su lengua lame en círculos alrededor de mi carne hasta que
finalmente cedo y ensancho mis piernas aún más. Su pulgar roza mi clítoris
en círculos mientras me ve detrás de ojos entrecerrados.
Cuando baja la boca y el calor me cubre, mis labios se mueven entre
mis dientes mientras empujo hacia arriba para ver lo que está haciendo. Su
oscuro cabello está recogido en una cola de cabello floja, sus tonificados
brazos separan mis temblorosas piernas. Me ve con sus ojos verdes mientras
su boca succiona alrededor de mi clítoris en presionadas rotaciones. Se me
erizan los vellos de la nuca mientras contengo la respiración. Exhalando
profundamente, me quito el saco y llevo mis dedos a mis pezones,
apretándolos entre mi dedo y pulgar. El primer rollo de placer barre mis
huesos en ondas eléctricas y se libera a través de mis poros.
Rose se pone de pie, frotándose sus labios con su pulgar mientras me
sonríe burlonamente.
—Sabes bien.
—Me han dicho eso...
Rose se acerca, separa las piernas a ambos lados de mi silla y se agacha
encima de mí. Un movimiento me llama la atención desde detrás de ella,
pero no es hasta que escucho esa familiar voz susurrar en mi oído desde
atrás que me imagino que no es él quien está detrás de Rose. Es el otro.
—¿Divirtiéndose? —Su aliento es cálido, pero puedo oler el leve aroma
de colonia, llanta quemada y gasolina.
Los ojos de Rose se mueven por encima de mi hombro, su rostro
palidece.
—... y esa es mi señal… —Me quita la pierna y la veo desaparecer en la
niebla, encontrando a su siguiente víctima. Me levanto de la silla y muevo
mi cabello sobre mi hombro, volviéndome hacia Kyrin mientras me aseguro
de mantener a Eli en mi visión también.
—¿Deberías estar en el escenario durante una presentación? —Levanto
las cejas hacia Eli, a pesar de que él y yo sabemos que esa pecaminosa
promesa sigue aferrándose a la parte posterior de mi cerebro.
Eli no responde mientras continúa pasando la punta de su dedo por su
labio superior, sus ojos débiles. Puedo ver detrás de la palma de su mano la
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leve curva de su sonrisa, así que ya sé que lo que sea que esté pasando entre
nosotros tres en este momento, piensa que es gracioso.
Me vuelvo hacia Kyrin, moviendo la cabeza hacia arriba para verlo. Su
mandíbula está tensa, tan tensa que puedo ver los bulbos hinchados a cada
lado doblándose, pero donde la boca de Eli tiene una sonrisa, la de Kyrin es
un gruñido.
—Ya sabes…
Kyrin ha sido distante conmigo desde el primer día. Cualquier otra
chica vería las banderas y las tomaría por lo que son, rojas, pero soy
parcialmente daltónica. Pasar una bandera roja frente a un toro suena
divertido, especialmente si tengo toda la intención de montarlo. Doblando
mis dedos, los llevo a donde están los suyos a sus costados, probando para
ver qué hará. Casi pensé que se alejaría, y lo hace un poco, pero luego sus
movimientos se detienen. Su dedo índice se dobla, y justo cuando está a
punto de doblarlo alrededor del mío, vacila y retrocede un poco. Agarro su
palma y lo obligo a sentarse en la silla en la que estaba. Cae sin pelear, como
si medio esperara que lo hiciera, y le divierte que incluso tenga las pelotas
para hacerlo.
Estirando los brazos, se mueve hacia atrás y me mira desde detrás de
ojos entrecerrados.
—¿Qué, Lilith? ¿Qué quieres hacer ahora? —Tira de sus vaqueros hacia
abajo, toma el borde de sus calzoncillos y me distraigo momentáneamente
por la forma en que su pecho brilla en sudor y cuánto se ha manchado
levemente su maquillaje de payaso—. ¿Quieres tener sexo conmigo?
Mi boca se seca, mis rodillas se aflojan. Paso la lengua por mis dientes
frontales. Sé que eso es lo que quiere que diga, o haga, solo para rechazarme.
Mis ojos aterrizan detrás de él, en un Eli que todavía sonríe. Finalmente, Eli
se quita la mano de la boca y comienza a desabrocharse la camisa mientras
se humedece los labios con la lengua y sale de detrás de la silla, más cerca
de mí.
—No. —Mantengo mis ojos en Eli—. Tendré sexo con él, y tú lo verás.
Inclino la cabeza con fascinación mientras espero la respuesta de
Kyrin, pero se encoge de hombros como si dijera que comience el juego.
Inclinándose hacia adelante, apoya los codos sobre las rodillas.
—Ponme en un espectáculo.
Eli mueve mi cabello de un lado a otro de mi cuello, su aliento cae sobre
mi piel y me pone la piel de gallina como garantía. Le sonrío a Kyrin quien
62
nos ve de cerca. Hay más en él de lo que muestra. Mucho, mucho más, y
después de su respuesta, me siento atraída por querer saber qué hay debajo
de ese frío exterior que mantiene tan oculto al mundo.
Eli hunde los dientes en la curva de mi cuello.
—Inclínate apoyando los brazos sobre tus piernas. No voy a penetrarte
lento esta vez.
Me doy la vuelta en su agarre, y nuestros labios se rozan entre sí,
nuestra respiración se entrelaza.
—¿Qué estás haciendo, nena?
El tono juguetón me desconcierta, porque sus ojos vuelan entre mi boca
y mis ojos. Nuestra proximidad es mucha, tan cerca que las puntas de
nuestras narices se tocan cada segundo que pasa.
Me inclino y toco mis labios contra los suyos, incitándolo a besarme.
Se abren, su mano llega a la parte de atrás de mi cuello mientras su lengua
se desliza entre mis labios, moviéndose lentamente sobre los míos.
Alcanzando la parte delantera de sus pantalones, tiro de su botón. No es
hasta que finalmente se aleja de nuestro beso que me doy cuenta de que se
quitó la camisa y su cabello está revuelto por toda la cabeza. Atrás quedó el
Eli juguetón al que estaba acostumbrada, y parado frente a mí hay alguien
que parece hambriento. Hambriento por toda la vida y solo ahora se le
permite festejar.
—Haz lo que te dicen, Lil. Apóyate en él.
Toco mis labios con la punta de mis dedos, ahora hinchados y en carne
viva. He besado a muchas personas en mi corta vida y ninguna ha sido así.
Tal vez esa sea la tensión sexual de la que la gente habla finalmente al
unirse, o tal vez Eli y yo tengamos buena química sexual. El sexo no ha sido
más que una transacción para mí en el pasado, pero nunca me ha impedido
intentar disfrutarlo. Nunca ha funcionado. Siempre me encuentro
retirándome justo cuando mi cuerpo se calienta, pero mientras el hombre
termine, la transacción está hecha. Sin embargo, con las chicas... nunca he
tenido problema. Sabía que me atraían tanto las chicas como los chicos
cuando era joven, pero sexualmente, nunca he tenido relaciones sexuales
con un hombre por elección.
Siempre ha sido una transacción. Fuera de mi control.
Hasta ahora. Quizás eso explique el beso que acabo de compartir con
Eli. Mi estómago está lleno de nudos y confusión, pero en lugar de abordarlo, 63
si es que lo hago, hago lo que me dicen y me inclino sobre los muslos de
Kyrin, mirándolo desde debajo de mis pestañas. Él ya me está mirando. Sus
piernas se ensancharon. Ladea la cabeza hacia un lado y ve por encima de
mi hombro hacia donde Eli está pasando la palma de su mano por mi
espalda. Kyrin se desliza hacia adelante y me encuentro conteniendo la
respiración mientras sus dedos rozan mis costillas, la estática golpea cada
área que toca. Es casi como ser tocada por la muerte, lo suficientemente frío
como para romper un escalofrío en el centro de mi columna. Eli es
descarado, juguetón y engreído y hace que mis entrañas hagan cosas raras
cuando nos besamos, pero ¿qué pasaría si besara a Kyrin? Eli fue el primer
hombre al que besé voluntariamente, y ahora me encuentro queriendo hacer
lo mismo con Kyrin.
“Lemonade” de Andrew Lambrou suena hipnóticamente de fondo y
balanceo mi cabello sobre mi hombro para ver a Eli desde atrás. Le echo un
vistazo a sus vaqueros, arqueando las cejas hacia él como si le dijera ¿por
qué siguen puestos?
Las comisuras de su boca se mueven hacia arriba mientras sus manos
se deslizan en la parte delantera de sus vaqueros. Me lamo los labios cuando
veo su mano envolverse a su alrededor. Bombea dos veces mientras su otra
mano se desliza por la parte interna de mi muslo. Su dedo índice se mueve
entre mis labios, provocando mi entrada al mismo tiempo que un
desconocido escalofrío se instala en mis huesos. Me lo sacudo, mis ojos
ruedan hacia la parte posterior de mi cabeza. Los dedos están alrededor de
mi barbilla mientras mi boca se abre, moviendo mi cabeza hacia arriba.
—Abre tus ojos.
Se abren suavemente hacia Kyrin mirando mi boca mientras su pulgar
acaricia mi labio inferior.
—Chupa.
Abro la boca justo cuando siento a Eli presionarme por detrás. Hundo
mis dientes en el pulgar de Kyrin mientras Eli desciende cada vez más
profundo.
—Mierda.
Mientras aspiro profundamente, estoy segura de que mis pulmones me
lo agradecerán en breve, esa misma frialdad se libera de mis huesos cuando
mis mejillas explotan con calor y las gotas de sudor se deslizan por mi
esternón.
Envolviendo mis labios alrededor de la base del pulgar de Kyrin, levanto 64
mis pestañas hacia él mientras Eli se retira lentamente, con ambas manos
en mis caderas. Sin moverse de su posición, Kyrin envuelve mi cabello
alrededor de su puño, tirando de mi cabeza hacia un lado. Se inclina hacia
adelante hasta que siento su cálido aliento sobre mi oreja.
—Dime lo que quieres y será tuyo. —Se arrastra un poco hacia atrás,
como para verme mientras entro en explícitos detalles de cada cosa mala
que quiero que me haga.
No tengo la oportunidad de entretener su respuesta antes de luchar
contra un gemido hundiendo mis dientes en mi labio hinchado cuando Eli
me golpea con la fuerza suficiente para sentir su hueso pélvico golpear mi
trasero. Mi interior se derrite cuando caigo en el pecho de Kyrin, sin
molestarme en corregir mi postura. Los abdominales duros se doblan debajo
de mis palmas y mis ojos se arrastran más allá de su ombligo y hasta donde
sus vaqueros están desabotonados.
Mueve sus caderas hacia arriba para permitirme acceder y alcanzo la
cintura, tirando de sus vaqueros hacia abajo hasta que su suave pene
descansa contra mis labios. Grueso, pesado y perforado. Envuelvo mis
dedos alrededor de su eje y dirijo la punta a la entrada de mis húmedos
labios. Mirándolo con una sonrisa curva, arrastro la base de mi lengua por
el borde antes de dirigirlo hacia el calor de mi boca. Tira de mi cabello de
nuevo, sus ojos vuelan por encima de mi hombro hacia Eli mientras también
acelera el paso.
Tomo a Kyrin más profundo hasta que mi saliva y su líquido pre
seminal permiten que su monstruoso tamaño se sumerja por completo en
mi garganta. Empiezo el pecaminoso ritmo. Chupándolo todo el camino
hacia abajo hasta que mis curvos labios alcanzan su hueso pélvico, antes
de cerrar mi succión con más fuerza mientras levanto la cabeza, moviéndola
antes de repetirlo. Me aseguro de mantener una mano en sus abdominales
y la otra envuelta alrededor de la base de su pene. Sus caderas se mueven
cuando levanto mis ojos hacia los suyos, una peligrosa sombra de oscuridad
que nunca debería ser alterada. Sus labios se abren levemente, sus afiladas
mejillas se sonrojan con un tono sexy de rojo mientras sus cejas se cruzan
en concentración. Es, con mucho, la cara más sexy que he visto en mi vida,
con excepción de Eli. No puedo decidir quién creo que es más sexy.
Eli golpea dentro de mí con brusquedad, llegando a algo no prohibido
por dentro donde nunca he sido acariciada, y gimo alrededor del pene de
Kyrin para evitar gritar, chupándolo más fuerte y más rápido mientras mi
estómago inferior comienza a apretarse y a enrollarse alrededor de sí mismo.
65
Con Eli golpeándome implacablemente por detrás y el puño de Kyrin
envuelto alrededor de mi cabello, dirigiendo el ritmo de mi boca, mis labios
tiemblan a través de la detonación de mi orgasmo estallando dentro de mí
mientras el caliente semen de Kyrin se escupe en la parte posterior de mi
garganta y Eli ralentiza su empuje mientras pulsa dentro de mí. Lamo todo
de Kyrin mientras mi cuerpo convulsiona alrededor de mi descenso, solo que
no lo hace. El orgasmo fue intenso, pero podría volver a correrme fácilmente.
Chupo la punta de Kyrin antes de ponerme de pie, frotando mis labios con
mi pulgar mientras chupo el resto de su semen.
Justo cuando estoy a punto de levantar mi saco del suelo, Eli se inclina
hacia adelante desde detrás de mí, su dedo recorre mi hendidura y se
sumerge entre mis pliegues de nuevo. Muerdo mi labio para dejar de gemir,
pero cuando se retira, mis ojos se abren de golpe. Estoy a punto de
empujarlo al suelo para continuar con lo que comenzó cuando camina hacia
donde está sentado Kyrin y lleva el mismo dedo que metió dentro de mí a
los labios aún entreabiertos de Kyrin.
Kyrin y Eli me ven fijamente, Eli con una sonrisa y Kyrin con una
especie de determinación mientras su lengua sale y se desliza sobre el dedo
de Eli.
Mis muslos se aprietan. Santa. Mierda.
9
Kyrin

M
i teléfono vibra en mi mesita de noche cuando regreso
después de la ducha al día siguiente. Después del
espectáculo de anoche, me salté la fiesta posterior y fui al
gimnasio antes de irme directamente a la cama. Por lo
general, me quedo despierto y follo un poco, pero después de Lilith y Eli, no
pude encontrar el deseo o, lo que es más importante, la necesidad. De lo
contrario, asumiría que ambos se quedaron para la fiesta también, pero no 66
pasó mucho tiempo después de que golpeé la cama que escuché sus puertas
cerrarse.
Deslizo mi teléfono para contestar.
—¿Sí?
—Entonces escúchame... —dice Cartier en el otro extremo y suspiro,
cayendo de nuevo en mi cama mientras aprieto la toalla alrededor de mi
cintura. Paso los dedos por los mechones húmedos de mi cabello, apoyando
el codo en mi muslo; los ojos lilas de Lilith se mueven hacia mí y
rápidamente cambio de posición.
—Tienes treinta segundos.
—Así que mamá y papá me están obligando a ir a Midnight Mayhem y
necesito que les digas que no quiero hacerlo.
Me pongo de pie y aprieto el teléfono en la mano.
—¿Qué?
—¡Lo sé! ¡Me enviarán allí para alejarme de Zac!
Empiezo a caminar hacia la cocina de la planta baja. Nadie está
despierto todavía, lo que no sorprende, ya que siempre soy el primero en
despertar.
—Ya no me quieren con él, Ky, y esto es lo que están haciendo para
asegurarse de que eso suceda.
Abro la nevera y saco un cartón de leche.
—Cartier, la última mierda que necesito es verte tener sexo con alguien
en el escenario. Tener sexo con cualquiera en general me hace hacer cosas.
Recuerdas lo que le pasó al último chico que te tocó, ¿verdad? ¿Queremos
rehacer eso?
—Ky, eso no es justo. ¡Esta no es mi idea!
Entrecierro los ojos al ver el pequeño reloj que hace tictac en la
encimera de la cocina. Conozco a mi hermana mejor que a nadie, y sé
cuando está mintiendo.
Suspira.
—Mira, pensé en darte un aviso porque estoy a punto de llamar a Perse
para ofrecerle lo que puedo llevar a Mayhem.
—Tu linaje. Puedes unirte sin su permiso.
Trago un sorbo de leche y me limpio la boca con el dorso de la mano.
67
Alguien entra detrás de mí y me vuelvo para ver a Keaton, quien se está
frotando los ojos del sueño. Cuando me ve en el teléfono, mueve la cabeza
para preguntar quién es. Lo ignoro, recojo el cartón de leche y caigo en una
de las sillas del comedor.
—Eres un maldito dolor de cabeza. No te quiero aquí.
Por el rabillo del ojo, veo a Keaton hacer una pausa durante su
búsqueda de ingredientes, licuadora en mano. No cuestiono esa pausa,
porque Cartier ha estado dando vueltas alrededor de Keaton desde que
respiró por primera vez en este mundo. No la querrá aquí tanto como yo.
—No depende de ti y de todos modos, podría ser bueno para mí.
Gruño en respuesta, pasando mis dedos por los mechones de mi
cabello. Ni siquiera son las seis de la mañana y mi hermana pequeña me
está estresando de una puta vez.
—Ky... no tengo que montar si no quieres. Tengo algo más que le
propondré a Perse.
—Cartier, andar en moto no es el problema, y lo sabes muy bien.
—No participaré en el acto final. Haré estrictamente lo mío y luego
dejaré el resto para ti.
Tomo una manzana del frutero y hundo los dientes en la carne.
Después de comerla, abro la boca.
—Sin acto final, te quedarás en la casa rodante con Rose y Kenan, y
Cartier, irás en moto.
Chilla tan fuerte que tengo que apartar el teléfono de mi oreja. Lo llevo
de vuelta, poniendo los ojos en blanco.
—Está bien, no te arrepentirás.
Cuelgo el teléfono y lo tiro sobre la mesa, estiro las piernas y apoyo la
cabeza sobre la silla.
Keaton toma asiento frente a mí.
—No lo hiciste...
—Lo hice. —Mi garganta se contrae alrededor del jugo de la manzana,
los ojos fijos en el techo—. Para alejarla de ese hijo de puta de Zac. —
Finalmente me incorporo correctamente, le quito el batido y le doy un
trago—. Debería haberlo matado.
Keaton se encoge de hombros.
68
—Todavía podemos hacerlo...
—No puedo —murmuro justo cuando Lilith baja las escaleras con un
ajustado sujetador deportivo y unos pantalones cortos negros que recorren
sus hinchadas nalgas—. Le prometí a Cartier que no lo haría.
Lilith tiene su cabello plateado en dos trenzas francesas que aprietan
la curva de su cabeza mientras revisa algo en su teléfono. Sus ojos vuelan
hacia Keaton y hacia mí mientras se quita un auricular de un lado.
—Buenos días.
Keaton asiente hacia ella.
—Te levantaste temprano.
Su cabeza se vuelve hacia nosotros dos, su rostro sin maquillaje.
Realmente desearía poder decir que no es tan buena como la recuerdo de
anoche, o incluso de la noche en que la saqué de la mierda después de que
Sass matara a su padre, pero no. Sin maquillaje, es como si pudieras ver
todo lo que intenta ocultar, y no son imperfecciones.
Inclino la cabeza, sabiendo muy bien que la he estado viendo
descaradamente demasiado tiempo para que pase como normal.
—¿Quieres venir a correr? —me pregunta Lilith, moviendo sus cejas.
Incluso sin todo ese maquillaje, hay una cosa que no puede ocultar, y
es la locura que habita en sus ojos. Pienso en decir que sí porque planeaba
salir a correr de todos modos, pero me encuentro negando.
—Estoy bien.
Ella se encoge de hombros, su rostro no revela nada antes de salir por
la puerta principal.
—Sabes, estoy empezando a captar la forma en que la ves.
No le presto atención y le doy otro mordisco a mi manzana justo cuando
Eli entra a la cocina.
Keaton toma su batido de proteínas, inclinándose para que solo yo
pueda escuchar sus siguientes palabras.
—Y él.
Le doy la vuelta mientras sale del autobús. Probablemente va a correr
con Lilith. Típico. Keaton confunde a las personas que no lo entienden o no
lo conocen. Alguna mierda le pasó cuando era un niño que dio forma a cómo
ahora trata con la gente. No se abre fácilmente, pero por alguna razón le 69
gusta Lilith. Probablemente porque ambos están jodidamente locos.
O fueron criados... por locos.
Eli se sienta frente a mí con una taza de café en las manos. Se la lleva
a la boca, sus ojos en los míos.
—No, joder no. Tampoco haré esto contigo. —Me levanto de mi silla y
me dirijo a la sala de estar cuando su mano está sobre la mía, tirando de mí
hacia atrás. Muevo la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos para contar
hasta diez, porque entre él y Lilith, estoy jodido. Es como si ambos
estuvieran jugando en el mismo equipo.
Continúa mirándome detrás de oscuras pestañas y somnolientos ojos.
Tiene una perezosa sonrisa en su boca, y lo sé. Sé que dirá algo que me hará
querer darle un puñetazo en la boca o penetrarlo.
—La cosa melancólica difícil de conseguir que tienes no está
funcionando, solo para tu información, así que cuando estés listo para
tragarte tu orgullo, puedo lubricar tu garganta con mi semen para que baje
más fácilmente.
Y ahí está.
Niego y me libero de su agarre. Hijo de puta inteligente.
El equipo está claramente en forma esta noche, ya que no tenemos
previsto partir hacia Florida hasta mañana por la tarde. Dado que es un
viaje de diecisiete horas, todos tenemos nuestros propios planes para parar
donde queramos, ya que hay una semana entre cada espectáculo,
dependiendo de a dónde vayamos. Esta ronda llegaremos a todas las zonas
costeras de los EE. UU. Y, con suerte, a México. No puedo esperar a cruzar
esa frontera. Algo sobre México simplemente me golpea de manera diferente.
La música se derrama entre los espacios abiertos de los autobuses. Hay
una gran fogata que quema ascuas a través de la noche oscura mientras la
charla y la risa ensucian el aire. Suele ser ruidoso después de un
espectáculo, pero aún más al día siguiente. Todos tenemos demasiado
dinero y no tenemos suficiente miedo.
Mantengo mi mirada en el fuego cuando la risa de Lilith irrumpe en
mis nublados pensamientos. Estoy agradecido por ella. Ya terminé de
70
estresarme por mi maldita hermana, que afortunadamente, no se unirá a
nosotros hasta dentro de cuatro meses. Mamá y papá llevándola en avión
para terminar su año escolar en Francia no es inteligente. Todos sabemos
que volverá a casa con un nuevo novio de habla francesa, pero le gana
moviendo el culo por aquí. Cartier es la mayor contradicción que jamás
hayan conocido. Vuelvo a Lilith, donde ella y Sass están hablando, aunque
parece que Sass está hablando por completo. Lilith me ve como si pudiera
sentir que la miro y lentamente llevo mi botella a mi boca, tomándome mi
tiempo para beber la amarga cerveza. Está buena. Sé que es por eso que me
siento fascinado con ella, bueno, eso y que es jodidamente rara. No ayuda.
Siempre me han gustado las chicas tipo Harley Quinn. Se me pone el pene
duro, preguntándome si me despertaré con ella cabalgando sobre ella o
cortándola.
King se deja caer en la silla a mi lado, suspirando.
—Bruh, las hormonas del embarazo tienen a P completamente jodida.
Choco mi botella con la suya.
—Buena suerte con esa mierda.
King sigue mi línea de visión y estira las piernas.
—Sabes que está jodida, ¿verdad? Perse dijo que es una mierda muy
arraigada. —Cuando no aparto los ojos de ella, King golpea mi pie con el
suyo—. Hermano, estoy hablando de que juega a la casa de muñecas con
su propia mente. Es muy lista. Puede compartimentar fácilmente la mierda
y actuar como si nunca hubiera sucedido. No tiene desencadenantes, ni
jodidas emociones, ni nada que sea remotamente normal. —Está hablando,
pero no lo escucho, principalmente porque no me lo trago. Cuanto más
gruesas son las paredes, mayores son los secretos. Simplemente no tengo
ningún interés en ser el que las derribe.
—Mmmm. —Voy a tomar otro trago cuando me doy cuenta de que está
vacía. Lanzo la botella a la papelera junto a King y me estiro a su alrededor
para agarrar otra. Le quito la tapa—. Necesito algo más fuerte que esto si
quieres hablar de la maldita Lilith Patience.
King se ríe, rascándose el lado de la mejilla por donde le llega la barba.
—Llamada justa. —Se inclina hacia adelante—. Convocaremos una
reunión cuando lleguemos a Florida, pero básicamente nuestros padres
quieren reunirnos para repasar Dios sabe qué. Perse dijo que Saskia ha
estado diciendo que Patience no está muerta, simplemente está durmiendo.
—Ella mató a Kallisto. Él está muerto. Dirigió la operación. Está 71
muerto.
—No… —dice King, y finalmente lo veo—. Sabes muy bien que nunca
es tan fácil, especialmente para una organización tan difícil como Patience.
—¿Qué me estás pidiendo? —Paso mi lengua por mi labio inferior,
volviéndome hacia él con las cejas levantadas—. ¿Me estás pidiendo lo que
creo que me estás pidiendo?
—En realidad, más que eso. —Sus ojos vuelan hacia arriba y sigo hasta
donde Eli está hablando con Kenan. Maldito Kenan—. Tenemos que
acercarnos a los dos.
—Somos jodidamente cercanos —gruñí, mi tono bajó para que nadie
pudiera escuchar—. Están viviendo en mi autobús. No necesito meter mi
pene dentro de ellos para averiguar nada más.
—Kentucky. —King me ve desde detrás de su hombro—. Sabes muy
bien que necesito algo más profundo de lo que ese gran pene tuyo puede
alcanzar.
Siseo, mis labios se curvan para mostrar mis dientes.
—Te odio.
10
Eli

M
is padres no eran como los padres normales. Con eso,
quiero decir que no tenían nada de maternal o paternal.
Pero estaba bien. Me funcionó y, honestamente, podría
haber resultado peor. Como el padre de mi hermano
Brantley, Lucan, que encerraba a los niños pequeños para su propio
enfermizo placer, o incluso como ser el hijo de Hector Hayes, o como mi
hermano Bishop, y tener que dirigir toda una organización criminal que ha
pasado de generación en generación. Pero entre todo eso y sin importar lo 72
difícil que se pusiera nuestra vida, todos sabíamos que nos teníamos uno al
otro. Para siempre.
Sangro oro jodidamente, así son los King, pero en este momento,
mientras nos dirigíamos hacia la puta Florida, todo lo que puedo pensar es
en el drama que está sucediendo en casa. Sé que eventualmente tendré que
regresar para ver cómo se desarrolla todo, pero también sé que, si me
necesitan, Bishop llamará.
Lilith está acostada en el sofá a mi lado, con auriculares en las orejas.
Lleva una gran camiseta desgarrada y gruesos calcetines de lana. El hecho
de que no pasa un día sin maquillarse no se me escapa, incluso cuando no
vamos a algún lugar en particular. Me muevo de mi silla y levanto sus
delgadas piernas, caigo en el sofá al otro lado de ella y pongo sus pies en mi
regazo. No duda, pero no se aparta de lo que está haciendo en su teléfono.
Lilith es el tipo de caos que necesitas porque te hace sentir como si no
estuvieras solo con tu locura.
Muevo la cabeza hacia atrás y me giro para mirarla, justo cuando sus
ojos se abren hacia mí y una sonrisa está en sus carnosos labios. Aprieto
su pierna mientras se quita un auricular y me lo da.
—¿Te gusta Korn?
—¿Me gusta Korn? —imito, llevando mi mano a mi pecho desnudo—.
Es como preguntarme si me gusta el helado.
—¿Te gusta el helado? —Pequeñas líneas se graban en la suave piel de
su frente.
—¿A ti no? —jadeo, arrastrándome hacia un lado para girar más hacia
ella.
Niega lentamente, su largo cabello se arrastra sobre su hombro.
—No. Ten.
Le quito el auricular y lo meto en mi lóbulo. Descanso mis ojos por
algunas canciones antes de sacarlo y devolvérselo.
—Tienes buen gusto.
Lilith sonríe, y en ese momento, casi daría mi nuez izquierda solo para
verla de nuevo.
—La música siempre ha sido mi hogar.
—¿Qué le pasó a tu verdadero hogar? —Me doy cuenta de que sé una 73
mierda sobre ella, y también sé que nadie aquí me contará una mierda sobre
ella tampoco, así que también puedo preguntar.
Sus dedos giran sobre su estómago antes de sacarse el otro auricular
y colocarlo sobre una mesa pequeña.
—Nada en absoluto. Estuvo bien. —Cuando sus ojos vuelven a los
míos, tiene esa misma sarcástica sonrisa en su rostro. Casi tan buena como
la mía.
No creo una palabra de lo que acaba de decir.
—¿Tú qué tal? —pregunta—. ¿No es esta la parte en la que te pregunto
cómo fue tu infancia? —Se levanta de su posición, sus manos se hunden en
el sofá y su cabello se desordena alrededor de su cabeza—. ¿Te abrazaron lo
suficiente cuando eras niño?
Sacudiendo la cabeza con una suave risa, me acerco y agarro su labio
entre mi dedo índice y el pulgar.
—Qué boquita tan inteligente.
Me mira, moviendo sus largas pestañas que se abren en abanico sobre
sus altos pómulos.
—Lo que sea que hagas con eso… —Desliza su lengua debajo de mi
pulgar, y así, maldita sea, me posee.
11
Lilith

T
engo el pulgar de Eli en mi boca sin intención de soltarlo,
pero cuando Keaton cae sobre uno de los La-Z-Boys en el
salón, Eli suelta su pulgar con un suave gruñido que se
escapa de su pecho.
—¿Quién conducirá? —le pregunto a Keaton mientras se pasa los dedos
por el cabello antes de apoyar las palmas en los abdominales. Keaton está
cubierto de tatuajes, ni un centímetro de él está limpio. Incluso tiene una
escritura en el costado de la cabeza, no es que sepa lo que dice. 74
—Colin, uno de nuestros choferes.
—¿Ustedes no conducen? —pregunta Eli, sus manos aún descansan
sobre mis piernas. Por lo general, no disfruto que nadie me toque, y mucho
menos un hombre, pero he descubierto que cuando se trata de él y Kyrin, a
mi cuerpo no parece importarle.
—No, nos cansa. —Él se inclina y abre un cajón que está debajo de la
mesa de café, sacando una baraja de cartas. Mira por encima del respaldo
del sofá y sonríe—. Hagamos un juego…

—Lilith —ronroneó en mi oído Kosta, mi… padre, mientras yacía estirada


sobre el frío metal, con una humedad entre mis muslos que era demasiado
antinatural para… sentirme normal. Días de entrenamiento. En esta
habitación, haría cualquier cosa, sería cualquier cosa, porque sabía que eso
era lo que quería—. Estira más las rodillas. —Lo hago, ensanchándolas aún
más. Las paredes blancas y estériles apestaban con el hedor de la lejía, pero
era el olor subyacente de metal lo que me hacía girar y girar.
—Había una vez una casa que él construyó… —comenzó a susurrar ella
a mi lado. Mis dedos se conectaron con los de ella y los aprieto suavemente—
… la base era barata, las paredes se derrumbaban hasta el suelo… —el
golpeteo de piel sonó en el aire, y el salado olor del sudor y de fluido corporal
atravesó mis fosas nasales, lo suficientemente poderoso como para anular el
blanqueador—... pero no importaba porque ella estaba allí. —Cantaba la
misma rima durante cada sesión de entrenamiento.
Nunca pregunté por qué.

Keaton reparte las cartas sobre la mesa mientras Eli desliza un


cigarrillo enrollado entre sus labios y enciende el extremo, dándole pequeñas
caladas al porro antes de pasármelo. Aspiro la dulce hierba ardiente y la
sostengo por un segundo, antes de exhalar mientras se lo paso a Keaton.
—El juego se llama... —comienza Keaton, pero es interrumpido con
rudeza.
— ... no haremos esto. —Kyrin nos pasa por alto a todos y se pasea por
la cocina.
La boca de Keaton se encrespa en los bordes, sus dedos barajan las
cartas.
—… Gin. 75
Me relajo en el sofá mientras el THC continúa llenando toda la tensión
que no sabía que estaba enroscada profundamente en el tejido de mis
músculos.
—No sé cómo jugar eso —confieso, negando cuando Eli me ofrece otro
golpe. Mis ojos ya son una media luna y dudo que me quede despierta el
tiempo suficiente para aprender el juego si doy otro. La marihuana es mi
veneno preferido, pero siempre la he usado para dormir.
Me tenso cuando veo a Kyrin volver a entrar por el rabillo del ojo,
tomando asiento en el sofá frente a nosotros mientras deja un vaso de lo que
parece agua, pero apuesto a que es vodka en la parte superior de su muslo.
—Pregunta… —interrumpe Keaton mientras estiro el brazo sobre mi
cabeza, llevando mis ojos a los suyos.
—¿Para mí?
Empieza a repartir las cartas, pero su atención no se ha apartado de
mí.
—¿Por qué solo hombres?
Busco sin rumbo fijo las cartas sobre la mesa, balanceando las piernas
de Eli para sentarme erguida. La baraja es negra con la estrella de los cuatro
Brothers de Kiznitch en la parte superior.
—¿Qué te hace pensar que las mujeres estaban allí? —Finjo mirar a
través de mi mano, aunque todavía no sé cómo jugar este juego.
—Sabemos que las ha habido. Tus espectáculos no fueron muy
diferentes a los nuestros, sabes, aparte de tus actos de “desaparición” y el
hecho de que el único propósito de Patience era traficar drogas, mujeres,
armas, niños y órganos...
Paso mi lengua por mis labios, sin saber cómo responderle. ¿Le doy
honestidad y me callo, o debo jugar con él y darle una mentira? Una mentira
bien servida los mantiene hambrientos.
Cruzo las piernas a la altura de las rodillas y apoyo la espalda contra
el sofá, escondiendo mi boca detrás de mis cartas, pero manteniendo mis
ojos únicamente en los suyos.
—No creo que nadie esté listo para que responda esa pregunta, soldado.
—Entonces… Me inclino hacia adelante con una sonrisa—. ¿Quién me
enseñará a jugar a este juego? —Distracción y verdad, los dos ingredientes
de una respuesta que no quiere decir.
Eli se inclina hacia mí.
76
—¿Has jugado alguna vez a un juego de cartas?
Niego.
—No.
—Entonces ella no debería tocar este —habla Kyrin finalmente, y la
profundidad de su tono recorre mi cuerpo. Me mira atentamente, inmóvil—
. Lilith permanecerá fuera de esto.
Hay un incómodo silencio que se derrama entre los cuatro, pero me
encojo de hombros y lanzo mis cartas sobre la mesa.
—Estaré feliz de verlo de todos modos.
Después de cinco minutos de jugar el juego que sea, mi boca comienza
a sentirse como si hubiera chupado bolas de algodón durante una hora y
hay un vacío en mi estómago que necesito llenar. Fumé demasiado.
Arrastrando los pies del sofá, me dirijo a la cocina con una misión. La
despensa me resulta fácil, gracias a Dios. Entre las que están
completamente surtidas, agarro una bolsa de Hot Cheetos. Necesito algo frío
en la boca. No agua. Todavía no, al menos. Alguna cosa cremosa…
—¡Ajá! —Tomo un bote de yogur griego del estante bien organizado,
llevo ambos artículos a la encimera de la cocina mientras abro la tapa del
yogur.
—¿No preguntarás por qué le dije a Keaton que no puedes jugar? —
pregunta Kyrin desde donde se encuentran el salón y la cocina. No es lo
suficientemente grande para que los demás no nos escuchen, pero está lo
suficientemente lejos para que se sienta íntimo.
Lo veo con mis pestañas mientras chupo el yogur de mi dedo medio.
—No.
Kyrin es peligroso. Estar cerca de él es como esperar un paseo junto a
una hermosa playa con una puesta de sol de fondo, solo para descubrir que
no son conchas en la arena. Son minas, y esa puesta de sol se parece más
a la sangre que llueve de sus víctimas. He notado que su guardarropa es
muy diferente al de Eli. Consiste principalmente en vaqueros de diseñador,
sencillas camisetas, sudaderas con capucha y botas de motociclista. Simple
pero dolorosamente pícaro. Hay una arcaica arrogancia que se aferra a él y
que nunca podrá ser replicada, y está empezando a tener un sabor muy
parecido a mi próximo gran error.
Sumerjo un solo Cheeto en el yogur.
—¿Por qué? ¿Debería hacerlo?
77
No hace nada para ocultar la forma en que sus ojos rebotan de un lado
a otro entre mi boca, el paquete de Cheetos y luego el yogur.
—Eso es repugnante, solo digo. Además, Keaton se enojará si hay migas
en su yogur.
Tomo otro, mordiendo con fuerza antes de pasar el pulgar por la
comisura de mis labios.
—¿Lo has probado?
Kyrin me mira con una expresión plana antes de beber su vodka.
—No, y no me interesa.
Me levanto de la silla, deseando que más calor acaricie mi expuesta
carne cada vez que está cerca. Cuanto más me acerco, es como si los efectos
de la marihuana se hicieran más fuertes. No es hasta que estoy cara a cara
con él que me doy cuenta de lo audaz que me siento. Lo suficientemente
valiente como para dispararles a las mariposas que siempre vuelan en mis
entrañas cuando está cerca. Levanto la mano y se tensa. Hago una pausa
por un segundo, preguntándome si debería continuar. No hace mucho, no
me gustaba que la gente me tocara. Debo respetar ese estremecimiento y
tomarlo por lo que es. Elijo ignorarlo ya que interrumpió mi snackfest y no
se ha apartado. Tan pronto como mi palma está contra su pecho, todo ese
calor que anhelo se convierte en un ardiente infierno de llamas que se
extiende desenfrenadamente por mis venas.
—Eres tan bonito.
—Estás drogada —murmura él, pero sus cejas se arquean hacia el
centro de su frente y su labio se tuerce medio en broma.
Suspiro, pasando la punta de mi dedo por el centro de su pecho.
—¿Y?
Observo el momento exacto en que lanza cualquier defensa por la que
accidentalmente me permitió mirar. Sus pupilas se dilatan y sus hombros
se ponen rectos.
—¿Crees que porque me chupaste el pene te deseo?
Ruedo mis labios entre mis dientes para reprimir una risa. Los hombres
me divierten mucho.
—Oh, ¿crees que eso me molesta? —Me levanto sobre las puntas de
mis pies hasta que mis labios acarician los suyos—. Me han dicho cosas
peores.
78
Kyrin se empuja de la pared y me apoya contra la encimera de la cocina,
haciendo caer uno de los taburetes en su viaje. Colocando su copa a mi lado,
su mano llega a mi barbilla, apretándola lo suficientemente fuerte como para
ser una advertencia.
—¿Por qué estás aquí, Lilith? ¿Qué quieres con Kiznitch?
Muevo la cabeza para mirarlo, ya que es muy alto. Con una mandíbula
que solo podría haber sido tallada por la brujería y los pómulos besados por
el diablo, tiene que ser una alquimia de destrucción para usarse como arma
contra nosotros, los simples mortales.
Presiono contra el mostrador y salto para sentarme en él mientras
deslizo mis piernas alrededor de su cintura. No las quita, y no me importaría
menos si lo hiciera.
—¿Por qué tengo la sensación de que, si te dijera la verdad, no me
creerías?
Sus opacos ojos se estrechan, pesadas pestañas se abren en abanico
sobre su piel. Se acerca más hasta que la punta de su nariz toca la mía.
—No me gustas mucho.
—No estoy ofendida. Escuché que no te agrada nadie.
—Hmm —gruñe suavemente, como si estuviera sumido en sus
pensamientos. Su atención continúa moviéndose entre mi boca y mis ojos,
y luego hacia los bordes de mi cara—. Te estás desvaneciendo...
—¿Qué? —pregunto, aunque deja un susurro en mi boca. No puedo
decir si mi boca está abierta o cerrada. Voy a decir algo más cuando mis
pesados párpados se cierran y todo se vuelve negro.

Era como el primer borrador de todos los poemas que leí cuando era niña,
solo que esta habitación no se complementaba de la misma manera que
Charlotte Smith con su arte de alrededor de 1800.
—Lilith, juega bien. Lilith, háblame. Lilith, sabes que lo que está haciendo
tu padre es por tu propio bien.
No entendí por qué tenía que llamarme a su oficina para decir eso. Como
yo… a ella le importaba. Todas las conversaciones que tuve con ella podrían
haberse dicho fácilmente... desde mi habitación. Últimamente se había vuelto
cada vez más agresiva con su presencia.
79
Extendió la mano por encima de mi hombro hacia una estantería…. la
misma de siempre.
Apretó el botón y comenzó su sesión.
—¿Cómo estuvo tu día hoy, Lilith? ¿Pasó algo hoy? —Cruzó la pierna
sobre la rodilla, con un bolígrafo colgando entre sus dos dedos. Era hermosa.
Todo el mundo lo sabía. Pero aún… nunca dejaba esta oficina.
—¿Puedo hacer una pregunta por una vez, ya que siempre tú las haces?
Eso pareció asustarla, pero dejó el bolígrafo sobre el bloc de notas y
asintió.
—Está bien, Lilith. Seguro. ¿Qué te gustaría preguntarme?
Estaba acostumbrado a la forma en que ralentizaba las oraciones a mi
alrededor, ya que no entendía. Lo hacía. Entendía mucho. La única razón por
la que nunca corregía a nadie era porque me divertía ver cómo pensaban que
me estaban interpretando.
—¿Por qué nunca dejas tu oficina? La gente te trae comida. Duermes ahí
dentro. —Señalé la pequeña habitación adyacente a la oficina—. Tienes un
baño y una pequeña cocina. ¿Por qué?
Vi mientras jugaba con su largo cabello castaño. Su piel era suave,
impecable y sin dar una sola pista sobre su edad.
—Porque me gusta estar aquí. —Su sonrisa era tensa pero breve.
Moviéndose... Sus ojos se posaron en los míos.
—¿De dónde eres? —hice otra pregunta—. Porque no pareces de
Patience.
Ella suspiró, descruzó las piernas y las plantó en el suelo.
—Lilith, no quiero hablar de mí. Quiero hablar de ti ¿Estás lista ahora?
Asentí. La había estado viendo desde que tenía edad suficiente para
recordar, pero aún...
Era la única que la veía.

Me despierto en un frenesí. Mi reloj despertador LED, que se encuentra


en mi mesita de noche, muestra la hora. Las luces alrededor del autobús
son definitivamente algo en lo que necesito trabajar mejor para
acostumbrarme. Prefiero dormir en la oscuridad. Es donde residen mis
pensamientos.
Son las tres de la mañana, la hora de las brujas. Al menos esta vez no
80
desperté a la casa gritando. Me inclino sobre mi cama y alcanzo mi teléfono,
viendo un mensaje nuevo. Nadie sabe mi número, no lo creo.
Desconocido: soy yo.
Hago una pausa sobre las palabras, mi boca se seca. Mis dedos vuelan
sobre el teclado. Yo: Podría ser cualquiera...
Desconocido: sabes que no lo soy.
Aprieto mi teléfono en la mano y balanceo mis piernas sobre la cama.
Sé quién es, pero no esperaba tener noticias de ellos tan pronto.
Dirigiéndome a la pequeña ventana, aparto la cortina para ver el camino.
Los árboles pasan rápidamente. Seguimos conduciendo, lo que
significa que aún no hemos llegado a nuestra primera parada.
Llega otro texto.
Desconocido: no lo olvides...
Aguanto la respiración antes de presionar enviar. Yo: nunca lo hago.
Elimino el hilo de texto y guardo el número como algo que sé que la
gente no sospechará si alguien contesta mi teléfono. Hago mis movimientos
matutinos de cepillarme los dientes y lavarme la cara antes de caminar de
puntillas hacia la puerta y abrirla lentamente. Mi garganta se hincha
cuando me encuentro mirando entre las puertas de Kyrin y Eli. No puedo
creer que me desmayé. ¿Cuántas veces me he drogado y me he desmayado?
Necesito preguntarle a Keaton con qué estaba mezclada su mierda.
Sin tocar y hundida en los pensamientos de Kyrin metiéndome en la
cama anoche, llamo a la puerta y me detengo cuando veo a Kyrin despierto
con su mano doblada alrededor de su pene. No hace ningún movimiento
repentino mientras arrastra lentamente sus perezosos ojos hacia mí
mientras continúa bombeando tranquilamente el grosor de su longitud,
pasando el pulgar por la cabeza.
—¿Qué, Lilith?
No tiene camiseta, lo que significa que sus tensos músculos están a la
vista. Se me hace la boca agua cuando atrapo sus pantalones que están
parcialmente bajados. Inclina la cabeza hacia atrás mientras se muerde el
labio inferior, siseando entre dientes mientras las venas de su cuello se
hinchan contra su piel. Oh, Dios.
—Ah, puedo volver... —digo, enganchando mi pulgar sobre mi hombro.
¿Qué diablos me pasa? Mis palabras se mezclan en mi boca mientras mi
corazón golpeé mi caja torácica. 81
—Si te vas, te arrastraré del cabello de regreso. —Se endereza hasta
que vuelve a mirarme directamente. Tiene las mejillas enrojecidas. Solo
puedo distinguir algunos de sus rasgos por las suaves tiras de iluminación
LED. Tiene luces negras en su habitación, que se ven más como púrpuras—
. Ven aquí.
Hago lo que me dice, entrando más en su habitación hasta que mis
espinillas golpean los pies de su cama. Cuatro postes de caoba sostienen la
cama súper king con una cabecera perforada en cuero. Hay una chimenea
de gas empotrada en la pared sobre su cama, y cuando veo hacia arriba, me
sorprendo mirando una versión reflejada de ambos. Su habitación es mucho
más grande que en la que estoy; estoy casi segura de que es la master. La
relevancia de la decoración de la habitación es tan minúscula como el polvo
en este momento, ya que Kyrin está extendido frente a mí follandose a sí
mismo, y todo lo que puedo pensar es en mí. Quiero. Entrar. “Dizzy” de
MISSIO se está reproduciendo en algún lugar escondido y las luces se
encienden y apagan al ritmo lento y carnal. El sudor se acumula por el nudo
de su pecho y mis muslos se aprietan cuando noto que su apresurada
respiración se engrosa con cada subida y bajada.
No digo una palabra, temo llenar la atmósfera con una charla
monótona. Mis dedos cubren uno de los postes de su cama y me levanto
sobre el colchón.
—Joder… —Su tono es tan bajo y penetrante, pero la simple palabrota
me golpea en la cara.
Enganchando mis dedos en mi camisa, la tiro al suelo y empiezo a girar
para ponerlo en un espectáculo al revés, pero sus manos se aferran a mis
tobillos. Tira y me baja a la cama y se arrastra encima, enjaulándome con
un brazo.
—He escuchado mucho sobre tu locura... —Baja la boca a un lado de
mi cuello y muerde mi piel mientras levanta mi pierna para que descanse
contra su cadera—. ¿Quieres dejarme jugar un poco con eso?
Mis pezones se endurecen y mi respiración se queda atrapada en mi
garganta.
—Bien, pero móntala con fuerza y déjala mojada… —bromeo con el
viejo dicho, mi gato Cheshire sonríe demasiado valiente para la posición
actual en la que estoy. O no, ya que sé que puedo tener sexo durante horas.
Me entrené para eso. Escondo mi presunción dentro, antes de que me
dé cuenta de una cosa. Me entrenaron para tener sexo con hombres que no
me afectaban. Nada. Mierda.
82
—¿Juegas por la guerra?
—¿El ganador obtiene qué? —Hace círculos con sus caderas en las
mías. Los sofocos muerden mi carne cuando me encuentro clavando mis
uñas en la curva de sus hombros—. Usa tus palabras, Lilith. ¿El ganador
obtiene qué?
No seas una pequeña perra, Lilith. Puedes comértelo... o desayunártelo.
Simplemente no lo veas a los ojos ni inhales su veneno.
—No había pensado tan lejos. ¿Podemos ver quién gana primero?
La arrogante sonrisa de Kyrin descansa contra mi cuello, su mano se
mueve sobre mis costillas y sube hasta mi pecho. Mueve uno de mis
piercings.
—Estos son sexys como la mierda. —Se mueve hacia abajo y atrapa el
metal entre sus dientes—. Pero no es el piercing con el que quiero jugar en
este momento. —Continúa moviéndose por mi cuerpo hasta que su cabeza
está entre mis muslos. El piercing que es para ayudar con todos. Los
pezones y los genitales son los únicos piercings permitidos.
Agarro su cabello revuelto entre mis dedos, forzando su cabeza hacia
arriba para poder verlo directamente a los ojos. A pesar de que, literalmente,
me rogué a mí misma no hacerlo.
—Estás jugando sucio. Me harás venir rápido haciendo eso.
Sostiene mi mirada mientras su lengua se arrastra entre sus labios y
se desliza sobre la hinchada protuberancia entre mis muslos.
—Yo y la palabra limpio no van de la mano. Algo que estás a punto de
descubrir.
Sus labios cubren mi clítoris y siseo, mi cabeza se mueve hacia atrás
hasta que mi cabello se extiende sobre mi espalda. Desliza su lengua por mi
abertura, mientras su otra mano llega a mi pecho. Aprieta mi pezón con
fuerza mientras su lengua se dobla y se desliza sobre cada sensible área de
mi cuerpo. Los músculos de mi estómago se aprietan, mis muslos se tensan
alrededor de su cabeza cuando mi orgasmo desgarra mis huesos,
instalándose en mis músculos.
Se mueve hacia arriba por mi cuerpo, agarrando mis muñecas y
tirándolas por encima de mi cabeza. Sosteniéndome por mi muslo mientras
mantiene mis brazos restringidos, tira de mi pierna sobre su cadera y se
hunde dentro de mí lentamente.
Me estiro detrás de su cuello para agarrarlo firmemente cuando sus
83
caderas chocan contra las mías, golpeando algo profundo que ha sido
tocado, pero nunca penetrado. Las explosiones se disparan dentro de mí
mientras las estrellas arden detrás de mis ojos. Cuando me inclino para
besarlo, vacila, sus ojos se clavan en los míos mientras avanza y chupa mi
labio entre los dientes. No es exactamente un beso, pero estoy tan
entusiasmada con lo que me está dando de comer que estoy dispuesta a
seguir tomándolo hasta que me mate, como una perra glotona. El sudor
golpea entre nuestros cuerpos cuando se retira, poniéndome boca abajo.
—Kyrin... —gimo, mordiéndome el labio inferior para sofocar la
exhibición de mi placer—. Te necesito.
—¿Me necesitas o me deseas? —bromea mientras pasa la palma de su
mano sobre la curva de mi espalda antes de que aterrice sobre mi trasero.
—¿Importa cuál? —exijo sin aliento.
Me golpea el trasero con tanta fuerza que dejo escapar un pequeño
grito, más por la conmoción que por el dolor... eso es lo que me seguiré
diciendo de todos modos.
—Inclínate para mí. Sé que confías en este cuerpecito. Dame un
espectáculo.
Soy muy consciente de que aún no se ha liberado, y en el fondo de mi
mente me pregunto si tal vez mordí más de lo que puedo masticar, pero
cuando me apoyo sobre los codos hasta que se hunden en las sábanas
limpias de su cama, su olor personalizado que dejó atrás, sé que no lo he
hecho. “DEVILISH” de Chase Atlantic suena a través de sus bocinas
mientras me inclino, me pongo el cabello por encima del hombro y miro a
Kyrin desde atrás. Sé en este mismo momento que la forma en que me ve se
quedará grabada a fuego en mi cráneo hasta el día de mi muerte. Sus ojos
son como buscadores de calor unidos a torpedos, y tienen una línea directa
hacia mí. Me ve como si hubiera estado cazando muerto de hambre toda
esta vida y fuera el festín principal. Extiendo la mano hacia atrás y deslizo
mi dedo entre mis húmedos pliegues, rodeando la entrada de mi vagina
antes de llevarlo a mi boca y chupar mi orgasmo.
Se levanta de la cama y me levanta de la parte de atrás de mis muslos
como si no pesara nada, empujándome hacia atrás hasta que golpeo contra
la pared con tanta fuerza que el cuadro artístico que estaba colgando se
estrella contra el suelo. “Wicked Games” se está reproduciendo ahora de The
Weeknd, y juro que es más fuerte. Kyrin inclina la cabeza y chupa mi pezón 84
en su boca, dejando una mano debajo de mi trasero mientras la otra me
sostiene por la espalda. Lentamente se dirige debajo de mí y lo trago entero,
apretándome alrededor de su grosor. Muerde mi pezón antes de volver a mi
cara, agarrándome por la garganta mientras golpea en mí lo suficientemente
implacable como para dejar moretones en mi espalda. Mis piernas se tensan
alrededor de su cintura cuando otro orgasmo atraviesa mis músculos,
dejando un terremoto que retumba profundamente en la médula de mis
huesos antes de desaparecer. Todavía estoy gimiendo su nombre cuando
sale de mí.
—De rodillas —gruñe, y caigo de rodillas frente a él mientras bombea
lentamente su puño.
Pasando mi lengua sobre una de sus bolas, la succiono en mi boca,
moviendo las curvas de su suave piel.
—Mierda. —Me agarra el cabello con un puño y me dirige sobre la punta
de su pene. Mientras retuerzo mi lengua en el metal de su piercing, su
respiración se engrosa a medida que la embestida se vuelve más agresiva.
Gime perezosamente antes de alejarme, rociando líquido caliente sobre mis
pechos. Paso mis dedos por su semen mientras me pongo de pie, alcanzando
su paquete de cigarrillos que está en la mesita de noche. Saco uno y lo coloco
entre mis labios, sin dejar de mirarlo. Enciendo el extremo e inhalo,
exhalando suavemente.
Llevo el mismo dedo que pasé por su semen y lo meto en mi boca,
chupándolo.
Mueve la cabeza arriba y abajo por mi cuerpo.
—Te das cuenta de que no saldrás de esta habitación por el resto del
viaje...
Sonrío alrededor de mi humo, tomando eso como una señal de que
puedo tocarlo cuando quiera, al menos por el resto de este viaje. Me gusta
tocarlo. Detrás de sus ojos reside una distancia que nadie puede descubrir,
pero que se suma a su intriga.
Me siento a horcajadas sobre su regazo, llevándome la punta del
cigarrillo a la boca mientras veo cómo sus labios se envuelven alrededor del
naranja y sus mejillas se hunden cuando inhala. Sopla un anillo de humo
en mi cara, solo que el anillo se extiende a medida que se acerca.
—No quiero sonar jodidamente cliché —murmura alrededor del
cigarrillo, con los ojos entrecerrados a través del humo gris—. Pero no hago
todo el asunto de los besos.
85
Ladeo la cabeza.
—¿Qué te hace pensar que yo lo hago?
Su brazo se envuelve alrededor de mi espalda, levantando sus labios
para besar mi clavícula antes de reír profundamente e inclinarse para
apagar el humo en su vaso de vodka. Me agarra por detrás de los muslos y
cae sobre su espalda, enterrando su rostro en la curva de mi cuello.
—Penétrame.
Giro la cabeza hacia un lado para que pueda tener más acceso mientras
me dirige sobre sí mismo. Gimo, cayendo sobre su pecho mientras hago girar
mi lengua por su pecho y hacia su cuello, mordisqueando su piel mientras
hago rodar mis caderas sobre su duro eje. Arrastrando su lengua desde el
centro de mi pecho, deja un rastro de suaves gemidos hasta que muerde el
hueso de mi mandíbula. Me aprieto a su alrededor mientras me aferro a esa
siniestra subida, deseando, necesitando sentirlo liberarse dentro de mí. No
hemos tenido la charla sobre anticoncepción, pero sé que estoy tomando la
píldora y lo he hecho desde que tuve mi período.
Se inclina hacia adelante y chupa mi pezón en su boca, girando y
deslizando su lengua sobre mi piercing. Todo se libera, incluido mi control,
cuando choco con él. Mis muslos tiemblan, mis labios tiemblan mientras
me sigue de cerca, pulsando dentro de mí y sosteniendo mi trasero para
chupar cada gota. Tomamos algunas respiraciones, yo acostada encima de
él con su brazo encerrado alrededor de mi cintura, cuando mis ojos
comienzan a sentirse pesados y perezosos. No dormiré porque sé que sería
perder, pero toda esa hierba afectó mis músculos, y después de todo el sexo,
sexo que nunca había tenido, parece que no puedo encontrar la voluntad de
permanecer despierta.
Toma las sábanas con una mano mientras la otra permanece a mi
alrededor.
—Sabes... —murmuro somnolienta—. Puede que tenga que rendirme.
Kyrin se ríe suavemente, su pecho se agita debajo de mi mejilla.
—¿Sí? No lo digas.
—Pensé que podría seguirte el ritmo. Ya sabes, con todo lo que me
hicieron hacer en Patience...
Su cuerpo se queda notablemente inmóvil. Continúo, empujándome
por mi bostezo.
—Pero nunca he tenido un orgasmo durante el sexo, así que creo que 86
debería tener un margen de maniobra.
—Duerme. —Ni siquiera termina la palabra antes de que mi cuerpo se
debilite.

Me despierto a la mañana siguiente con el pesado brazo de Kyrin


aferrado a mi costado, resbaladizo por el sudor. Recuerdo todo lo que pasó
esta mañana temprano, pero ¿por qué? ¿Por qué él? ¿Por qué se sintió
diferente tener sexo con Kyrin y besar a Eli? Arrastro los pies para darme la
vuelta y verlo cuando su brazo que se cierra alrededor de mi cintura detiene
todo movimiento.
—Deja de moverte a menos que vayas a hacerlo sobre mi pene.
Extiendo la mano hacia atrás para encontrarlo ya duro y presionando
contra mi trasero.
—Mmmm —gime, hundiendo sus dientes en mi nuca.
—Lo arruinaste ahora.
Hay un golpe en la puerta y luego escucho a Saskia gritar del otro lado.
—¡Kyrin, deja a Lilith en paz! ¡Necesito tiempo para chicas! —se queja,
y ahogo una risa.
Kyrin arroja una almohada a la puerta.
—Vuelve en una semana.
Sass golpea la puerta de nuevo y toco su brazo.
—Parece que tendrás que dejarme salir después de todo.
Kyrin suelta su agarre y arroja su brazo sobre sus ojos, pero capturo la
sonrisa burlona de su boca. Cables calientes se enrollan profundamente en
mi vientre, pero los ignoro, alcanzando mi pijama. Mi pijama rota. Camino
a su tocador y abro el cajón superior, encontrando una casual camiseta de
algodón y tirándola por encima de mi cabeza. Cuando me doy la vuelta para
mirarlo, sus ojos están en mis piernas, trepando por mi cuerpo.
—Sal. Ahora, antes de que te penetre hasta que no puedas actuar —
gruñe, apretándose el pene—. Ahora, Lilith. Mierda.
Sigo sin escuchar, evaluando si debiera volver a meterme en la cama
87
con él. Se ve demasiado sexy para esta hora de la mañana, con la cabecera
perfecta, somnolientos y perezosos ojos y un rubor en las mejillas que solo
lo hace lucir bronceado. Salta de la cama para perseguirme y grito, corriendo
hacia la puerta y abriéndola mientras choco con el pecho de Sass. Extiendo
la mano hacia atrás para agarrar la manija y cierro la puerta detrás de mí.
—¡Sí, será mejor que corras! —grita Kyrin por el otro lado.
Le sonrío a Sass.
—Perdón.
Baja las escaleras, poniendo los ojos en blanco.
—Pensé que habría sido en un poco más de tres días, pero está bien.
La sigo hacia abajo, amontonando mi cabello sexual en la parte
superior de mi cabeza. Huelo a Kyrin. Su semen probablemente se hubiera
secado en mis senos si no hubiera sido por todo el sexo que tuvimos después
de eso, con nuestro sudor empapándolo.
—Hueles a sexo —dice Saskia, sacando uno de los taburetes que está
escondido debajo de la isla de la cocina—. Me estás poniendo caliente.
Saco una botella de zumo de la nevera de acero inoxidable y la sirvo en
un vaso alto. Saskia era diferente cuando estaba en Patience, pero siempre
me gustó. Encuentro consuelo en cualquiera que pueda ser igual a mi
alrededor, porque no es una cosa fácil de hacer. La gente me generaliza tan
pronto como me conoce, y estoy de acuerdo con eso. Saskia siempre fue
diferente, vio más allá del trauma y me miró por lo que era: una chica con
una gruesa sombra que parece flotar sobre todo lo que toca.
—¿Dónde está Killian? —pregunto, haciendo girar el zumo de naranja
dentro de mi boca.
Sass me despide.
—Está entrenando. Estoy aburrida. —Sus ojos encuentran los míos,
brillando con picardía—. Tenemos una noche aquí antes de volver a la
carretera. ¿Qué debemos hacer?
Me encojo de hombros, vaciando el contenido de mi vaso en el fregadero
antes de volverme hacia ella.
—¿Qué es lo que quieres hacer?
Saskia y yo tenemos el tipo de energía que no quieres al mismo tiempo.
Es casi como una estación de carga.
—Bueno, es sólo nuestro autobús y el tuyo los que se detuvieron aquí 88
para pasar la noche. Perse y King se fueron a Florida ya que ella necesita
estar allí antes que nadie, pero yo digo que le hagamos una visita a... —
Parpadea a la pantalla de su teléfono—. A la competencia.
—¿A la competencia? —pregunto, centrándome en la imagen que está
en su teléfono. Parece un club con puertas negras y tiradores dorados—.
Parece un club, no una carpa.
Pone los ojos en blanco y revisa las imágenes en su teléfono.
—Está bien, entonces no son realmente nuestra competencia, pero aún
quiero ir a verlos. También escuché a Kill y a King hablando de ellos.
Me inclino hacia adelante y le quito el teléfono, estudiando su página
web.
The Connoisseur of the Dark
R18 Actuaciones para adultos.
Todos los teléfonos móviles se deberán entregarse en la recepción.
Le devuelvo el teléfono.
—¿Qué, con Killian?
—¡Por supuesto! —exclama, su rostro animado mientras ata su cabello
castaño en un moño—. Todos podemos irnos. Tenemos choferes. No es como
si tuviéramos que dormir.
Tiene razón. No quiero dar la impresión de que tengo interés en ir. A
pesar de la emoción de Sass.
—¿Qué haremos? —pregunta Eli mientras camina hacia la cocina
rascándose la nuca. Sus ojos se dirigen hacia mí instantáneamente y la
esquina de su labio se curva en una sonrisa—. Un poco cansada esta
mañana porque alguien, o muchos alguien, me mantuvo despierto hasta
tarde anoche.
—¿Qué, ustedes tres? —pregunta Saskia con indiferencia, negándose
a molestarse en levantar la vista de su teléfono.
—No. —Los hombros de Eli tiemblan de risa cuando alcanza la cafetera.
—¡Está bien, tengo todas las entradas! —Saskia baila en su silla. Sus
ojos se mueven arriba y abajo de mi cuerpo—. Necesitamos averiguar qué
usaremos.
—¿Para qué? —Kyrin entra a la cocina, sudoroso y sin aliento como si
acabara de terminar una carrera.
Intento ignorar la fluidez con la que se mueve por la habitación 89
mientras roba constantemente cada centímetro de oxígeno que tenemos y
me esfuerzo mucho por no concentrarme con el bulto que aumenta a través
de sus pants grises, pero es difícil cuando sabes que fue todo tuyo para jugar
con él anoche.
—Sass nos reservó todas las entradas para The Connoisseur of the
Dark...
—He estado ahí. No es tan bueno. —Eli desliza un trozo de cigarrillo de
detrás de su oreja y lo coloca entre sus dientes.
—Ohhh, ¿siento una historia? —bromea Saskia, y veo que Kyrin se
mueve hacia la mesa del comedor con una botella de agua. Me encuentra
casi instantáneamente y juro que sus ojos se oscurecen. O dilatan.
Cualquiera que tenga más sentido.
—Algo así —murmura Eli, sorbiendo su café.
Saskia rebota en su silla y nos señala a todos.
—Bueno, no me importa. Todos iremos.
Me encojo de hombros.
—Estoy dentro.
—¿Irás a lavarte el semen de tus pechos antes de que nos vayamos? —
pregunta Kyrin detrás de mí.
Me vuelvo lentamente para enfrentarlo, apoyándome contra la entrada.
—Quizás.
—Preferiría que no lo hicieras. —Cubre su sonrisa detrás de su botella
de agua.
—¿Por qué entro para hablar sobre semen? —Keaton se quita el sueño
de los ojos.
Sigo esa señal para irme y voy de regreso a mi habitación, cerrando la
puerta detrás. Considero no lavarlo y vestirme con lo que sea que vaya a
usar, pero la idea de que mis pechos se sientan pegajosos no me atrae.
Prefiero estar cómoda que oler a jugo de hombre, sin importar lo atractivo
que sea Kyrin. Me pongo unos pantalones cortos de yoga y un sujetador
deportivo, me pongo los zapatos y salgo por la puerta. Estoy casi fuera del
frente cuando la mano de Eli me detiene mientras pongo mi segundo AirPod
en mi oreja. Está vestido con pants y ya tiene tenis atados en los pies.
—Iré —dice, haciendo un gesto hacia mis oídos. Los saco y los coloco
en el mostrador—. Tengo que correr porque odio los lugares pequeños.
90
Me río mientras salimos al frente, un silencio cómodo cae a nuestro
alrededor mientras mis pies golpean el suelo afuera. Hay un espeso bosque
detrás de nosotros con un sendero de tierra que lo atraviesa.
Eli señala la boca de la entrada.
—Después de ti. Y, por cierto, si un King alguna vez te dice que corras
por un bosque, normalmente lo harías en la dirección opuesta. —
Retomamos un cómodo trote, lanzándonos sobre la hierba cortada y
dirigiéndonos hacia el claro donde comienza la pista.
—Escuché a un par de personas referirse a ti como un King, aunque
no sé completamente lo que eso significa.
Mis brazos se balancean mientras mis pies golpean el suelo. La pista
parece llana pero accidentada, con ramas de árboles cayendo y hojas
dispersas. No creo que la gente la recorra a menudo, y realmente espero que
no me secuestren o me coman viva aquí. Con suerte, el semen de Kyrin
funcionará como un disuasivo, aunque supongo que ese no sería el caso ya
que ni siquiera yo quería quitármelo de encima.
—Ah, una larga historia que no es tan importante en este momento,
pero si alguna vez quieres aprender sobre ellos, te lo contaré algún día.
Nuestra respiración sale en sincronía mientras continuamos por el
bosque, saltando troncos y esquivando agujeros.
—¿Qué hay de ti, hmm? —Me empuja con el brazo y me encuentro
sonriendo. Una sonrisa genuina, no una que se vea obligada a hacerme ver
más loca de lo que estoy. Por lo general, mi sonrisa está tallada con un
machete, no con algo tan humano como la felicidad.
Mi risa atraviesa el bosque mientras me limpio la frente con el dorso de
la mano.
—Bueno, me criaron muy diferente a ti, e incluso a Kyrin. Nunca salí
de nuestra “área” y veía a la gente entrar y salir… entrar y salir…
Se queda callado y lo odio. No quiero que sea como todos los demás al
ofrecerme lástima, como si fuera un corderito sacrificado que necesita ser
salvado. Soy más una depredadora que una presa, pero es todo lo que he
encontrado desde que me uní a Midnight Mayhem. He notado cómo la gente
me ve, como si fuera una atormentada chica cuya respuesta al trauma es
matar gente. Cuando las siguientes palabras salen de sus labios, me relajo.
—Bueno, joder, espero que al menos tuvieras un dormitorio allí y no
estuvieras en la carretera como estos imbéciles.
Me río de nuevo, por segunda vez en cuatro minutos. Es un récord.
91
Siento que mi agarre alrededor de mi emblemático machete se afloja
lentamente.
—Un día podremos intercambiar historias.
—Sí —dice Eli sin aliento—. Pero no ahora, porque si sigues
hablándome, podría morir.
Permanecemos en silencio durante el resto de la carrera hasta que
volvemos a la casa rodante. Ambos nos detenemos, inclinándonos sobre
nuestras piernas para recuperar el aliento.
—Solo digo que odio el ejercicio.
—No corres así.
Me encojo de hombros y estiro los brazos.
—Porque tengo mucho sexo.
Se echa a reír, mostrando todos sus dientes rectos. Eli es muy bonito.
Con piel suave y rasgos hechos a mano para un modelo, realmente es el
epítome de un chico bonito, pero es su risa y su alma de lo que me encuentro
queriendo estar cerca. Es como una caliente llama en medio de una
tormenta de nieve. Necesito que me mantenga caliente. Sin embargo, lo que
pasa con el fuego es que convierte la madera en cenizas, y muy pronto, todas
las paredes que construí hace tantos años no serán más que empolvados
recuerdos. Debo tener cuidado con Eli porque es el único que me hace sentir
así. Kyrin, por otro lado, simplemente quemaría toda mi mierda hasta el
suelo y probablemente usaría mi ceniza para atar su hierba.
Eli engancha su brazo alrededor de la parte posterior de mi cuello y me
acerca hasta que sus labios rozan mi cabeza. Ven lo que quiero decir...
calidez.
—Sabes, creo que harás que mi viaje sea mucho mejor de lo que
pensaba.
Lo toco con la cadera.
—Tal vez, o tal vez pateé el trasero de quien sea que te lastimó esta
noche.
Su rostro palidece y un destello de algo pasa sobre él. Decido no
preguntarle de qué se trató. Ojalá más personas me tuvieran la misma
cortesía por aquí.

92

El resto del día transcurre rápido. Después de lavarme y comer, ya es


mediodía, y dado que Saskia nos reservó una mesa para cenar y tomar algo
de antemano, probablemente debería empezar a prepararme ahora. Me
muevo por mi habitación y reviso mi neceser de maquillaje, encontrando el
look con el que quiero ir esta noche. Estoy aplicando la base de mi base
cuando mi teléfono suena y abro un mensaje de texto de ellos.
…Tic, toc.
Lo dejo y sigo con mi maquillaje. El monstruo de todas las
distracciones. La única actividad que realmente me sacó de mi cabeza
mientras crecía. Jugar con diferentes estilos de maquillaje, siendo quien
quería ser en el escenario. Es lo que me mantuvo con vida. Me visto más
rápido, eligiendo un atuendo de dos piezas muy reducido. La falda es un
estilo maxi que es ajustado y tiene dos aberturas que recorren todo el
camino hasta ambos muslos, deteniéndose cerca de los huesos de mi
cadera, y la parte superior es corta, cruzando mis costillas y luego se ata a
un cabestro estilo palabra de honor que solo cubre la hinchazón de mi
escote.
Lo combino con botines de tacón puntiagudo que se asemejan a una
especie de estética de bruja de la nueva era, y por centésima vez desde que
estoy aquí, agradezco a los dioses que Saskia ayudara a llenar mi
guardarropa. Paso mi lápiz labial sobre mis labios por última vez, un
borgoña teñido de negro, antes de bajar las escaleras. Tan pronto como mis
pies tocan la parte inferior de las escaleras sobre el bajo profundo de
CORPSE, Saskia salta desde el taburete de la barra para saludarme, pero
solo después de que Killian desliza su falda hacia abajo sobre su trasero.
Ella aleja su mano, gritando mientras me ve de la cabeza a los pies.
—Maldita sea. Te ves como tu reputación.
Muevo las cejas, le quito el vaso de chupito y lo tiro. No es hasta que
siseo a través del fuego que me quema la garganta y hierve a fuego lento en
mi estómago que me doy cuenta de que necesito hacer eso mucho más o
nunca más porque era tan malo como pensé que sería.
—No puedo esperar a ver lo que Eli está escondiendo en este club... —
Le guiño un ojo a donde me está mirando con la boca abierta.
Eli está tremendamente animado. Todo lo que pasa por su cabeza suele
93
pasar por su rostro. Todo menos lo que sea que esté pensando en este
momento, pero antes de que pueda pensar más profundamente en ello,
estoy retrocediendo al presente cuando una ola de calor lame mi columna
desde atrás.
Me vuelvo para ver por encima del hombro, y cuando veo lo que lleva
puesto, mi boca se curva por sí sola, porque maldita sea. Oscuros vaqueros,
pesadas botas con los cordones sueltos y una camisa blanca limpia con un
logotipo de LV cosido en la parte delantera. Su cabello apenas está peinado,
pero sus mejillas se ven sonrojadas y sus ojos son un tono más oscuro esta
noche. Imágenes destellan de él deshaciéndose dentro de mí anoche.
—Mierda. Lilith...
Se me hace agua la boca y se me aprietan los muslos.
Antes de que pueda separar mi anudado estómago y calmarme, golpea
su palma sobre mi nalga antes de dirigirse hacia donde Killian, Eli y Keaton
están hablando. Me penetró durante ocho horas seguidas, pero ahora estoy
preguntándome si me quitó algo más anoche. Como mi voluntad de alejarme
de él. Le di una docena de orgasmos, y todo lo que hizo fue chuparme la
parte interna del muslo como si fuera su propio veneno personal.
—Me temo que puede que necesites otra oportunidad. —Se ríe Saskia,
enganchando su brazo con el mío mientras regresamos a la cocina.
Me apoyo en el mostrador junto a Eli, que está hablando de un drama
que enfrenta con uno de los hoteles que posee en Nueva York, cuando me
inclino para apoyar los codos en el mostrador.
—Estoy aburrida. —Las palabras abandonan mis labios antes de que
me dé cuenta de lo que dije. Todos dejan de hablar, excepto Sass, por
supuesto, que está sirviendo más tragos. Tomo dos, los bebo y deslizo los
vasos vacíos hacia ella. Supongo que iremos con lo último en lo que a tragos
se refiere.
—¡Esta bien, vamos! —dice Sass, moviendo la cabeza hacia atrás y
acurrucándose debajo del brazo de Killian.
Todos los seguimos hasta una limusina de la ciudad que está inactiva
cerca del parque en el que nos alojamos, deslizándonos de uno en uno.
El teléfono de Kyrin suena en su bolsillo justo cuando salimos a la
carretera. Sus cejas suben hasta media frente ante de golpear a Killian que
está en a su lado lo que está en su pantalla.
—¿Qué tan lejos está de la ciudad? —pregunto, ajustando mis pechos
en mi camiseta.
94
Eli se inclina y le da un golpecito al dobladillo.
—Sabes, esto es jodidamente sexy.
—¿Te gusta? —Sonrío, cruzando mi pierna sobre la otra.
Cierra parte de la distancia entre nosotros hasta que casi puedo
saborear su aliento en la punta de mi lengua. Justo cuando creo que va a
decir algo, se arquea en el hueco de mi cuello y acaricia mi piel.
—Eres una maldita droga, Lilith Patience.
—Soy… —susurro, presionando más en él, buscando esa calidez. Se
echa hacia atrás un poco y se inclina lo suficiente para que nuestras narices
se toquen—. ¿Me vas a besar?
La comisura de su boca se mueve hacia arriba, mostrando unos dientes
de los que cualquier dentista estaría orgulloso.
—Escuché que alguien no lo hizo, así que supongo que sería una
lástima no hacerlo.
Me inclino hacia adelante y deslizo mi lengua sobre su labio en broma,
pero cuando me río y comienzo a retroceder, atrapa mi lengua entre sus
dientes, sus dedos se doblan alrededor de la curva de mi mandíbula para
mantenerme en mi lugar. Me hormiguean los dedos de las manos y los pies
cuando la electricidad se dirige a la boca de mi vientre cuando profundiza el
beso.
Liberándome suavemente, su boca se inclina en una media sonrisa
mientras mira mis labios.
—Maldita sea. Se lo está perdiendo.

Esto no se parece en nada a Midnight Mayhem. Por un lado, es un club,


no un circo, y dos, está limpio, y no me refiero al orden. Todo parece
primoroso y estéril. El tipo de limpieza que hace que mi piel se erice,
deseando, no, necesitando que lo froten para ensuciarlo. Hay una música
lenta y sensual, pero para mis oídos, se siente más como clavos siendo
arrastrados por una pizarra. Hay una barra en la parte posterior de la
habitación, con alcohol de todo calibre colocado por expertos en estantes de 95
metal. El diseño es algo industrial y, aunque sé que intentan parecer
elegantes, es más ostentoso. Como si se estuvieran esforzando demasiado.
Los pretenciosos trajes esparcidos por la zona hacen evidente que el público
es principalmente masculino. Solo reduce aún más mi calificación.
Me vuelvo para ver a Saskia.
—Esta no es realmente mi vibra.
Toma mi mano entre las suyas mientras Killian dirige a los chicos a un
reservado privado al fondo de la habitación. Una vez que está lo
suficientemente adelante como para no escuchar, se inclina hacia mi oído
mientras la seguimos.
—Sabes, probablemente podrías tenerlos a los dos.
Me vuelvo hacia ella con una ceja arqueada.
—¿Qué te hace pensar que los quiero a ambos? —No necesito
preguntarle de quién está hablando. Está empezando a parecer de
conocimiento común, ya que ambos no están haciendo ningún esfuerzo por
ocultar lo que quieren.
Sus ojos se mueven hacia la parte posterior de su cabeza.
—Chica, no soy ciega.
Zigzagueo mi atención hacia adelante y hacia atrás entre Eli y Kyrin.
“Can I” de Drake comienza a sonar, y cuanto más profunda es la canción,
más me cuesta inhalar aire fresco. Los ojos de Kyrin caen hasta los dedos
de mis pies antes de volver a mi cabeza. Curvo mis labios entre mis dientes
y encuentro a Eli, quien me sonríe desde detrás de su vaso. Sé lo que Saskia
quiere decir con tenerlos a los dos, pero apenas puedo manejar a uno, y
mucho menos a dos. No viene al caso. Kyrin no da la impresión de ser
alguien que compartiría. Lleva la atmósfera de un león, y no tengo ninguna
duda de que no tendría absolutamente ningún problema en desgarrar la
carne de cualquiera que toque lo que le pertenece.
Tomo el lugar al lado de Kyrin, con Eli al otro lado. Saskia se desliza
sobre mi bebida, chocando nuestros vasos lo suficiente como para que no
se vuelquen. Me guiña un ojo y se bebe su whisky de una vez. Decido tomar
un sorbo, ya que tiene algo que se parece dolorosamente a crema flotando
en la cima. Las luces se atenúan mientras la canción continúa sonando.
Una chica aparece en el escenario, vestida nada más que con lencería de
encaje negro. La parte llamativa del club es una obvia similitud con Midnight
Mayhem, pero Saskia estaba llegando lejos. Muy lejos... ni siquiera podrías 96
ponerlos a ambos en la misma categoría.
La chica tiene el cabello largo y oscuro, una carita en forma de corazón
y piernas que podrían envolverte dos veces. Baila la canción sin
restricciones, como si su cuerpo estuviera contando la historia que la letra
no dice. La veo con atención. De vez en cuando le sonríe a la multitud, pero
es forzado. Odia estar aquí. Es buena fingiendo. Encuentro mis dedos
alrededor de mi whisky y el líquido baja mucho más suave que los tragos.
Antes de que pueda detenerme, me terminé todo el vaso y Sass lo reemplazó
por uno nuevo.
El teléfono de Eli se enciende en su mano, distrayéndome
momentáneamente. Su atención se mueve rápidamente detrás de mí, su
rostro se vuelve estoico. Es un look inusual en él. La canción se apaga y las
luces parpadean un tono más brillante, pero no lo suficiente como para
sacar a la gente de la euforia.
—¿Vas a presentarme a tus amigos, Eli?
Me vuelvo un poco para ver quién es el dueño de la voz, cuando se
mueve al otro lado de la mesa, ocupando el lugar justo al lado de Eli. Cuando
Eli no dice nada, el hombre se inclina y le da la mano a Kyrin primero.
Los ojos de Kyrin se posan en su mano, volviendo a su rostro.
—¿No? —dice el hombre, y Kyrin lanza una mirada simple a un Eli
ahora tenso.
No puedo explicar por qué sé lo que significaba esa mirada, pero era
simple y en blanco y negro. “¿Quieres que... lo mate?”.
En cambio, pongo mi mano en la suya, para hacerlo menos incómodo
para él y tal vez para evitar que Kyrin mate a cualquiera frente a tantos
testigos. Por alguna razón... no creo que la gente crea que todo fue parte de
un acto aquí.
—¡Lilith!
El hombre, que debe tener cuarenta y tantos años, me mira con ojos
entrecerrados. Tiene finas líneas de arrugas alrededor de la boca que le dan
un toque a su clásica apariencia. Su oscuro cabello está peinado hacia la
parte posterior de su cabeza, aunque las puntas se sientan cómodamente
alrededor de su nuca.
—Alguien tiene modales.
—Mmm. —Revuelvo mi bebida con el tallo de mi cereza, inclinándome 97
ligeramente hacia Kyrin. Es sutil. No suficiente como para que la gente se
dé cuenta.
Las piernas de Kyrin se abren debajo de la mesa, su mano llega a mi
muslo. Mi sangre se pone caliente con su toque, pero la rechazo porque hay
algo en este hombre que no se siente bien, y no tiene nada que ver con las
incómodas vibraciones que estoy recibiendo de Eli. Cuando estás cerca del
mal por mucho tiempo, te vuelves malvada. Es como una enfermedad
infecciosa que no notas que tienes hasta que sus horribles garras ya están
lo suficientemente profundas como para dejar tejido cicatricial. Reconozco
su tipo de maldad.
—Este es Dominic Stranger. —El tono de Eli es bajo, como si una ola
de advertencia flotara debajo de la superficie.
—Awww, no seas tímido, Rebellis. —Dominic saca un cigarro del
interior de la chaqueta de su traje, corta el extremo y se lo lleva a la boca—
. Diles cómo nos conocemos.
Eli se tensa, tensando la mandíbula.
—Dominic es un viejo amigo.
Necesitando encontrar una manera de distraer esta conversación de
Eli, porque si quisiera que conociéramos a este hombre, nos habría
presentado, me inclino hacia el oído de Kyrin, moviendo mi lengua sobre su
lóbulo mientras aprieto su muslo debajo de la mesa.
—Este lugar es aburrido.
Kyrin balancea su brazo detrás de mi silla, sonriéndole a Dominic
mientras descansa más en mi cuerpo. La intención es clara. Soy la mascota
de regazo de Kyrin.
—Lo sé.
Dominic comienza a reír, y el fuerte aroma de su cigarro golpea mi nariz
antes de que haya tomado su primera bocanada. Los recuerdos nublan mi
cabeza, pero giro el cuello y me acerco a Eli para aplastarlos. No los necesito
ahora. No los necesito nunca. Dominic apoya los codos en la mesa, se saca
el gordo cigarro de la boca mientras me guiña un ojo.
—¿Te importaría mostrarnos cómo hacías las cosas?
Hago una pausa por unos momentos, estudiando sus rasgos. Me está
poniendo a prueba, lo sé. Probablemente piense que soy una chica promedio
que entró en un bar de sexo para adultos con un grupo de personas que no 98
conozco. Le eché una mirada rápida a Saskia y Killian, quienes estaban
demasiado ocupados besándose para escuchar la conversación que estaba
sucediendo. Probablemente no sepa quiénes son, o que somos Midnight
Mayhem porque solo conoce a Eli.
—¿Qué dicen, muchachos? —Mantengo mis ojos enfocados en
Dominic—. ¿Debería mostrarle lo que tengo? —Sé que captan mi doble
sentido, especialmente cuando Eli suelta una pequeña carcajada.
—Sí, nena... ve a mostrarle. —Eli de repente se relaja en su silla, toda
la tensión que tenía ahora se libera.
—Estoy totalmente a favor de que esté allí. —Dominic da una calada a
su cigarro. Su traje es rojo rubí. Tan jodidamente fuerte sin interrupciones
de color. Apaga su cigarro en el cenicero que está en el medio de la mesa,
señalando tanto a Eli como a Kyrin—. ¿Pero, estarás bien cuando la gente
puje por ella para un espectáculo VIP? —Viene de vuelta a mí y toma la parte
superior de mi cuerpo—. Porque la gente pondrá ofertas por ella.
Kyrin, después de estar en silencio todo el tiempo, se inclina unos
centímetros hacia adelante y juro que dejo de respirar. Cuando se mueve,
es como si todo el mundo quisiera ver dónde, y cuando habla, la gente quiere
saber qué palabras usa. Kyrin es fascinante de una manera que aterroriza
a la mayoría de la gente. No soy la mayoría de la gente.
—Oh, pueden pujar por ella todo lo que quieran. —Muestra los dientes
detrás de una sonrisa satánica—. Seguirá viniendo a casa con nosotros. —
Y ahí está ese león. La forma en que dice viniendo alimentó el calor que Eli
plantó dentro de mí y lo convirtió más en un infierno ardiente. Sé que se
refería a todos, como a Saskia y Killian, Keaton y Eli, pero con el casual
comentario de Saskia aun dando vueltas en mi cerebro, dejo que penetre
por otro lado de mi cabeza.
Por el lado que no debería.
Eli se ríe ahora.
—Vamos, déjala levantarse. Joder, usa esa misma canción y mírala
mostrarte cómo deberían bailar tus chicas.
Dominic ve a Eli desafiante, antes de aplaudir y hacer un gesto hacia
el escenario.
—Muy bien entonces, Lilith. Ve siempre derecho. —Saca un walkie-
talkie del interior de su chaqueta y habla—. Reproduzcan la canción
establecida de Bear.
99
Me trago mi bebida y me levanto de mi silla, moviéndome hacia el centro
del escenario. Cuando la canción comienza a sonar a través de las bocinas
y la audiencia parece callarse, sostengo el tubo en mi mano y envuelvo mis
piernas alrededor de él como lo he hecho tantas veces antes. Puedo bailar,
y he estado bailando desde que pude caminar, pero cómo lo hago no es tanto
bailar. Con cada giro y golpe de la melodía, hago rodar mi cuerpo por el
escenario, doblándome hacia atrás en un puente antes de levantar mi
cuerpo del suelo.
Bear sale a mitad de la canción y se encuentra bailando conmigo. Tomo
el control del plató y la agarro por la muñeca, tirándola al suelo y haciendo
rodar mi cuerpo sobre el de ella. Bear me mira desde detrás de sus
desbordadas pestañas. Su pecho sube y baja mientras se concentra en mi
boca.
Le sonrío, pero me alejo. Hago que me deseé con cada movimiento, pero
le recuerdo que no puede tenerme con cada paso. La canción termina y todos
guardan silencio.
Salto del escenario y me vuelvo hacia Bear, quien me mira con ojos
muy abiertos. Su cabello oscuro está cosido en un tejido y sus ojos son de
un tono de azul poco natural. Mueve la cabeza en alto y veo un destello de
la cicatriz que corre por debajo de la línea de la mandíbula.
Antes de que pueda decir algo, le sonrío.
—Encantada de conocerte, Bear.
Ella se da vuelta rápidamente y busca a tientas el backstage,
recogiendo sus pertenencias. Me detengo en la barra rápidamente antes de
volver a la mesa, pedir una ronda de whisky con hielo y darme la vuelta para
ver la mesa donde están mis amigos.
—Eh —dice una voz a mi lado—. Nunca te hubiera identificado. —Lo
ignoro—. Dime…
Giro un poco la cabeza, pero mantengo los ojos en la mesa para
asegurarme de que no vean el intercambio entre nosotros. Eli pensaría que
era solo un tipo en el bar coqueteando conmigo, pero Kyrin es demasiado
intuitivo. Se daría cuenta de que este tipo se inclina demasiado
cómodamente hacia mí. Que no parezco tan cautelosa, y que este tipo está
a un respiro de mi oído. Parece íntimo, no como un chico cualquiera que
intenta conseguir una chica en un bar.
—¿Qué? —respondo, mirando el intercambio entre Kyrin y Eli.
Eli le sonríe a Kyrin, sin duda después de decir algo engreído, pero su
lenguaje corporal es tenso. Cuando mi amigo del bar no responde desde mi
100
lado, me vuelvo hacia él, prestándole toda mi atención. Cabello rubio oscuro,
barba completamente desarrollada y ojos lo suficientemente tristes como
para arrancar el alma a las chicas jóvenes que no conocen nada mejor.
Kij gira todo su cuerpo hacia mí, pasando una mano por su labio
superior.
—¿Por qué te ves tan jodidamente cómoda acurrucándote con el
enemigo?
Ladeo mi cabeza.
—Quizás porque lo estoy.
Me aparto del mostrador y regreso a la mesa. Cayendo en mi silla, miro
hacia donde Saskia y Killian estuvieron una vez, viendo que se fueron.
—¿Qué? ¿A dónde fueron?
—¿A dónde piensas? —Keaton pone los ojos en blanco y toma el porro
que está enrollado detrás de su oreja y se lo lleva a la boca.
—¿Te importaría llevar a alguna de estas chicas a casa contigo esta
noche, Keat? —le pregunta Kyrin sugestivamente.
Keaton escanea rápidamente la habitación y niega.
—No. Estoy bien.
—¿Deberíamos preocuparnos de que no hayas llevado a alguien a casa?
—responde Kyrin, pero cancelo su charla y giro la cabeza ligeramente por
encima del hombro para ver si Kij todavía nos ve desde su mesa, pero se
fue. Eso debería asustarme, porque sé lo que acabo de anunciar, pero no es
así. Todo lo que bombea por mis venas es una calma que no se puede fingir.
Eli se pone de pie y arroja un montón de billetes de cien dólares sobre
la mesa.
—Estoy fuera.
Kyrin y yo lo miramos de cerca antes de ponerme de pie, mis palmas
me pican por ver si está bien.
—Igual. Este lugar apesta, por cierto.
Envuelvo mi brazo alrededor de la cintura de Eli mientras todos
comenzamos a salir por la entrada. Estoy agradecida de ver nuestra
limusina ya en ralentí y deslizarme primero, recostándome en el asiento y
manteniendo mis ojos fijos en el techo. Nos alejamos de la acera una vez que
todos están adentro y la música se filtra por el aire. Keaton está hablando
con Kyrin sobre algo que no puedo oír, pero es el muslo de Eli apoyado
101
contra el mío lo que hace que mi corazón truene contra mis costillas como
un desenfrenado gato callejero.
Giro la cabeza hasta que veo directamente la vena que late al costado
de su cuello.
—¿Estás bien?
Cerrando los ojos con fuerza, se dirige hacia el techo del auto.
—¿Qué opinas?
—Bueno, no maté a nadie, así que ahí está... —trato de bromear,
dándole un codazo con el brazo.
—Eh, me hubiera gustado que lo hicieras. —Se frota los ojos con el
dorso de las manos.
—¿Cuándo? —Mi respuesta es suave, casi demasiado casual para el
sutil cambio de tema.
Su cabeza gira hacia mí y sus ojos se entrecierran.
—Joder, lo sabía.
El ambiente era extrapesado esta noche, y no sabía si era porque era
nuestro cuarto espectáculo en tres días —sí, eso significaba que había un día
doble— o … simplemente me estaba volviendo vaga.
Entré en la sala de exposición, ya vestida con medias de red, botas
negras hasta los muslos y una falda de cuero corta y ajustada con tirantes
sujetos a un sujetador con tachuelas. Mi cabello estaba recién lavado y
peinado, y mi maquillaje impecable.
—Lilith —gritó Jean... desde detrás de mí.
Puse los ojos en blanco, dándome la vuelta para mirarla.
—¿Qué? Tengo que prepararme.
—Te necesitamos en la parte de atrás.
—¿Por qué? Ese no es mi trabajo, Jean. Es tuyo.
—Lilith… por una vez, trata de no ser tan fría. Nos ayudamos
mutuamente.
Di un paso hacia ella, mirando directamente sus cálidos ojos marrones.
102
—Soy un producto de mis creadores, Jean. —Pasé junto a ella, hacía lo
que me decía de todos modos, pero no con Jean, porque al diablo, era debido
a Bear.
Siempre estaba nerviosa antes de una serie, lo cual era comprensible ya
que tendían a ser más viciosos con ella, o por obvias razones. Patience no
tenía mucho sentido para mí. Hacíamos un espectáculo, los clientes
participaban, y durante todo, las nuevas reclutas se vendían bajo la
apariencia de una actuación. En realidad, solo había seis Dolls, pero durante
cada espectáculo “parecían” ocho. Las otras dos estaban allí para venta.
Nunca supe ninguna de sus historias. Me obligué a no involucrarme con
quienes iban y venían, así que apagué mi humanidad hace mucho tiempo, y
a medida que pasaba el tiempo, simplemente se convirtió en algo que
hacíamos.
Que teníamos que hacer.
Al menos... para mí.
Me dejé caer al suelo donde estaba Bear acurrucada, con los brazos
envueltos alrededor de sus piernas.
—Oye. —Le aparté el cabello... de su rostro—. ¿Quieres hacer este
número contigo?
Sus ojos verdes se posaron en los míos, la cicatriz sobre su mandíbula
solo definiendo sus agudos rasgos. Bear era hermosa. Pero también era como
yo. Nos alimentábamos una a la otra y sobrevivíamos de esa manera. Casi
creo que no podríamos vivir sin la otra.
—No puedes dejarme, Lilith.
Pasé mi dedo por su mejilla.
—Te dije que no lo haría. —Asintió, secándose las lágrimas que habían
caído por su mejilla—. ¿Tienes tus cartas? —le pregunté mientras se ponía de
pie frente a ella.
—Sí. —Sus hombros se enderezaron y supe que estaba de vuelta. Bear
era dura como una mierda, pero sabía que podía ser vulnerable a mi
alrededor. Sacó su mazo de tarot de debajo de su sostén y comenzó a
barajar—. ¿Lista... para nuestra siguiente víctima?
Le sonreí, pasándome la lengua por mis dientes.
—Lo sabes. —Elegíamos a nuestras víctimas de una o dos formas. Yo…
no había nadie que valiera nuestro tiempo en la audiencia, barajábamos la 103
baraja...

Estaba oscuro. Tan pronto como llegamos a casa del club, me arrastré
escaleras arriba y me derrumbé en mi cama. La fatiga es mortal cuando hay
alcohol involucrado, por lo que generalmente me mantenía alejada de él.
Prefería la marihuana.
Apartándome el cabello de la cara, después de dar vueltas y vueltas
durante horas, trato de cerrar los ojos para dormir un par de horas más.
Odio mi reloj biológico y lo implacable que es despertándome a las cuatro de
la mañana.
—He estado sentado aquí, preguntándome qué decirte. —La voz de Eli
me sorprende por un breve segundo, pero parpadeo para alejar los puntos
de colores que bailan detrás de mis ojos.
—No tienes que decir nada en absoluto.
—Pero yo… —murmura adormilado, y sé que no ha dormido mucho—.
Tú…
—No, Eli. No haré esto en este momento.
—¿Nunca? —pregunta, y sé lo que está haciendo.
—Nunca es mucho tiempo, pero podemos empezar ahora mismo. No
haré esto en este momento.
Tropieza con el suelo y me levanto, engancho mi brazo alrededor de su
cintura y lo dirijo hacia la cama.
—¿Cuánto bebiste?
—Mucho. —Se ríe, pero incluso cuando lo coloco en el colchón, puedo
escuchar su respiración calmarse.
—Duerme. —Ni siquiera termino cuando está inconsciente. Levanto la
manta y cubro su cuerpo, lentamente camino hacia mi armario y enciendo
la luz. No hay forma de que pueda volver a dormirme ahora, así que supongo
que tendré que arrastrar mi lamentable trasero abajo para revolcarme en mi
autocompasión, ya que mi cama ahora está ocupada. Saco un par de mallas
grises y un top corto, luego me pongo un par de calcetines de lana y una
sudadera con capucha. Me cepillo el cabello y me lavo los dientes antes de
abrir mi teléfono y abrir Instagram. Comencé uno el primer día que estuve
en Mayhem y eso fue por orden de Saskia y Perse. Aparentemente, las redes
sociales son parte de su publicidad. 104
Lo entiendo.
Moviéndome por todos sus perfiles, lo entiendo totalmente.
Hago clic en mi página y veo que ahora tengo 10.5K seguidores, solo de
ese programa que hice. Loco. Me han etiquetado en algunas imágenes, así
que las reviso mientras bajo las escaleras. Parece que la página principal de
Midnight Mayhem me etiquetó en la mayoría de ellas, tomas sinceras
durante los actos realizados por el equipo de filmación. Se ven bien y es
obvio de dónde obtuve la mayoría de esos seguidores.
—¿Vas a decirme de qué se trató esta noche?
Me sobresalto cuando escucho la voz de Kyrin desde la oscura sala de
estar, nada más que el LED púrpura se ilumina desde el revestimiento de
las paredes. Realmente necesito acostumbrarme a que estos dos se
escondan en rincones oscuros si voy a sobrevivir un día más viajando en
este autobús.
—¿También necesitas que te acuesten? —Bloqueo la pantalla para
apagar la luz y me detengo, apoyándome en uno de los sofás. Él está
acostado de espaldas en el asiento de tres, su brazo protege sus ojos y una
pierna cuelga del borde. No pudo haberme visto bajar, pero de alguna
manera sabía que era yo.
—No estoy de humor para bromas, Lilith.
Sus abdominales están extendidos frente a mí y hundo los dientes en
mi labio inferior. Cada línea de corte es como el carril de la memoria de cada
cosa que hicimos anoche.
—... Lilith.
—¿Qué? —No trato de ocultar el hecho de que lo estoy revisando—
¿Quién era el hombre que estaba en el bar contigo?
Me acerco a él, incapaz de estar tan lejos por más tiempo. Me bajo en
el sofá cerca de su cintura.
—¿Cuál hombre? —Apenas consigo pronunciar las palabras antes de
que su mano esté en mi garganta y me empuje hacia abajo hasta que
nuestras narices casi se tocan. Ahora que no se esconde detrás de su brazo,
puedo ver la ira en todo su rostro, pero no es obvia. Hace un frío delicioso.
Incluso me atrevería a decir distante. Aprieta, pero mantengo la sonrisa
estropeando mi rostro.
— ¿Quién. Era? 105
—¿Por qué importa eso? —Me las arreglo para preguntar alrededor de
su implacable agarre.
—Porque no confío en ti.
Me inclino hacia adelante y me sorprende cuando permite que suceda.
—No tienes que hacerlo.
Me empuja y se levanta del sofá, y vuelve a subir las escaleras. Ni
siquiera son las cinco de la mañana y estoy lista para volver a la cama.
12
Kyrin

C
errando la puerta de una patada, saco el teléfono del bolsillo
y presiono el botón de marcación de King. Responde, a pesar
de la hora.
—Todavía duermes como una mierda. —Bosteza
adormilado a través del teléfono—. ¿Qué sabemos sobre un club llamado
The Connoisseur of the Dark?
106
King hace una pausa en el otro extremo, y escucho las sábanas moverse
de fondo.
Se cierra una puerta y luego el parpadeo de un encendedor.
—P te pateará el trasero por fumar.
Explota.
—Sí, bueno, por suerte para ella, solo la hace lucir linda. The
Connoisseur es un club de la vieja escuela que se remonta al siglo XIX.
Hasta donde sé, no hay historia entre Midnight Mayhem y ellos.
Me bajo lentamente a mi cama, pasando mis dedos por mi cabello.
—¿Qué pasa con Patience?
—¿Qué hay de ellos? —pregunta King. Cree que todos nos ocupamos
de eso, pero se equivoca. Lo sé. Algo parecía demasiado fácil con la forma
en que todo terminó. Mataron al líder, pero todos saben que todo líder debe
tener personas a las que dirigió.
—¿Tenían historia con ellos?
—No, lo dudo. Si lo hicieran, sería solo un club para bailar mientras
están en EE. UU. Patience tiene centros donde pueden descansar en todo el
país, pero Patience se terminó, hermano. Incluso tenemos un par de Dolls
suplicándonos que las acojamos porque están en la calle.
Hago una pausa. No hay manera de que Dolls quieran entrar. Fueron
condicionadas para ser de Patience. Incluso la jodida Lilith, que es
exactamente la razón por la que no confío en ella.
—¿Qué quieres decir tenemos Dolls queriendo entrar?
—Ayer un par de ellas se pusieron en contacto con Perse para
preguntarle si las tomaríamos. Perse les dijo que no, que obviamente somos
un negocio “operado por una familia”, pero luego le arrojaron a Lilith en la
cara.
—Hmm —gruñí, permitiéndole continuar—. ¿Y qué dijo a eso?
—Les dijo que se fueran a la mierda.
Me río.
—Se ha vuelto bastante jodidamente luchadora. Debe ser porque está
embarazada de tu hijo.
—Vete a la mierda. —La línea se queda en silencio durante unos
segundos antes de que finalmente diga—: ¿Qué está pasando contigo y la
pequeña psicópata, de todos modos? 107
—¿Qué quieres decir? —Me recuesto en la cabecera de mi cama,
imaginándola parada al final, exactamente donde estaba hace apenas dos
noches.
—No actúes como tonto, Ky. Eres el más inteligente de todos.
—Nada. Es buena en la cama.
—Sí, claro, eso es todo.
—Sí, sí, hijo de puta. Recibí el mensaje de texto de P anoche sobre el
cambio de planes una vez que llegáramos a Florida. ¿Eso tiene algo que ver
con estas lindas Dolls?
—Hablaremos una vez que lleguemos allí para informarlos a todos de
una vez. No quiero repetirlo. Sabes que Cartier también se unirá, ¿verdad?
—Sí. —Aprieto mi teléfono con la mano—. King…
—Lo sé, hermano. Lo sé.
Suspirando, cuelgo y cierro los ojos con fuerza para apagar los
recuerdos que siempre salen a la superficie cada vez que se menciona el
nombre de mi hermana.
Nuestro hogar era como cualquier hogar que esperarías cuando
naces... de un linaje Kiznitch. Exagerado, caro como una mierda y frío como
el hielo. Como un cuerpo humano sin venas, así es como describiría nuestro
hogar.

Era tarde y acabábamos de terminar un espectáculo, así que lo último


que quería hacer era volver a casa a una fiesta. Mamá y papá estaban de
viaje de negocios con las Cuatro Familias, así que estaba a cargo.
La música se derramaba por las rendijas de las puertas antes de que
las abriera. Cerré una de golpe detrás de mí con tanta fuerza que la pintura
al óleo que estaba colgada en la pared casi cae de sus oxidadas bisagras.
Adolescentes borrachos y sonidos de mala calidad eran lo último que quería
escuchar después de un retraso en el crecimiento en todo el día, pero, por
supuesto, mi hermana era mi hermana y tenía que presionar mi botón final.
Pasé por encima de los vasos y cuerpos vacíos que estaban esparcidos
por todo el suelo, yendo hacia el lado de la casa que conducía al área de la
piscina. Encontré el sistema de altavoces, tiré del cable de alimentación e 108
instantáneamente corté la conversación. Señalé la puerta.
—Fuera como el infierno de aquí. ¡Todos!
Dejé que Cartier y su ejército salieran a la calle para limpiar su desorden
antes de volver arriba. Mi habitación era sencilla. Me gustaba lo simple porque
no tenía ninguna promesa. Nunca había compromiso en la sencillez. Solo un
vacío que nunca exigía ser sentido.
Cayendo sobre mi cama, pateé mis botas y saqué mi teléfono de mi
bolsillo trasero y vi el nombre de Cartier parpadeando en la pantalla.
—Mierda. —Lo pasé para responder a la llamada de FaceTime,
encontrándome con su gran sonrisa y rímel manchado. Maldito lío, eso era
ella—. Cartier, te voy a matar. Nunca quise una hermana.
—Me amas. Mi puerta está cerrada, pero cuando termines de enfadarte
conmigo, puedes entrar y contarme una historia.
Siempre hacía eso. Lo que pasaba con las personas que sabían cómo
encender tu ira es que solían ser las únicas personas que también sabían
cómo apagarla. Mi hermana era mi peor pesadilla.
—Tú y yo sabemos que las bisagras de tu puerta probablemente todavía
estén sueltas... desde la última vez que tuve que patear tu puerta porque
estabas tan borracha que no respondiste tu maldito teléfono. Será mejor que
esta casa esté limpia antes de que me levante por la mañana o tendré sexo
con todas tus amigas.
Su sonrisa instantáneamente se convirtió en un ceño fruncido.
—Kyr…
Le colgué, arrojando mi teléfono a la esquina de mi habitación.
Cartier era la única persona por la que mataría y moriría por ella… A
menudo me preguntaba por qué nunca me había importado nadie como lo
hacía ella. Por qué la idea de tener una socia oficial literalmente me hacía
feliz. Lo único que lo reducía era que no era el tipo de vida que alguna vez
hubiera tenido. No tenía suficiente amor dentro de mí para nadie más que
para ella.

109
13
Lilith

S
abía que todos estaban afuera dándole la bienvenida a su amiga
a casa, pero no podía moverme del lugar en mi cama. Envuelta
en una toalla, con el cabello todavía húmedo, mis ojos vidriosos
mientras los recuerdos pasaban por mi mente. Cuanto más
tiempo estoy aquí, cuanto más lo veo, más vívidos se vuelven. He trabajado
duro, tanto para mantener todo apretado y atado, sin embargo, cuanto más
pienso en esa área, más dolor atraviesa mi pecho. No puedo estar aquí con
estos recuerdos. Me están asfixiando en todos sentidos. No es hasta que la 110
puerta de mi habitación se abre que me seco rápidamente las lágrimas que
no sabía que habían caído por mis mejillas.
—¿Vas a bajar? —Kyrin está en el umbral, con los brazos cruzados
frente a él.
—¡Sí! —Esbozo una sonrisa y me levanto de la cama. Me dirijo al
armario para esconder cualquier otra cosa que haya decidido salir a la
superficie y exponerse sobre mi cara. Encendiendo la luz, miro a través de
mi ropa hasta que encuentro algo que ponerme. Una sonrisa es lo
suficientemente fuerte como para ocultar la tristeza, porque es más fácil
para las personas reconocer que alguien es feliz, en lugar de ofrecer simpatía
por la desolación de otro. Otra razón más por la que no tengo ningún interés
en la raza humana.
—Ponte esto… —Kyrin sostiene un pequeño top corto rojo que se cruza
sobre mi espalda.
Es holgado, pero, aun así, mis pechos se derramarán por los bordes.
Lo tomo y lo combino con vaqueros ajustados con cremalleras cerca de los
tobillos. Volviéndome hacia Kyrin, quien está de pie en la entrada del
armario, dejo caer mi toalla y me pongo una tanga de encaje rojo, antes de
meterme en los ajustados vaqueros altos y abrochar el botón justo debajo
de mi ombligo. Sin molestarme con un sostén, me pongo la parte de arriba
mientras mantengo mis ojos en Kyrin, girándome para que pueda atar mi
espalda. No sé a qué está jugando, pero sé que hay un juego en curso. No
hay forma de que se haya olvidado de lo que pasó en el club.
Paso a su lado, deslizando el porro enrollado que está en mi encimera
y volviéndome hacia él con él colgando entre mis labios.
—Estoy lista.
Camina hacia adelante mientras me agarra de la mano y me acerca a
su pecho. Su nariz toca la mía mientras caminando hacia atrás, mi cabeza
golpea contra la pared. Desliza su dedo por mi mandíbula y hacia la parte
posterior de mi cuello. Aprieta con fuerza, forzando mi cabeza hacia un lado.
—Mientras estés aquí, no tendrás sexo con nadie más que conmigo.
—¿En serio? —Le devuelvo el fuego, buscando su perfil lateral.
Fascinada por la forma en que las furiosas venas se hinchan sobre la fina
carne de su cuello, y la agudeza de su mandíbula sobresale del marco de su
rostro bellamente construido—. Nunca te tomé como del tipo celoso. —Dejo
la idea del león en el fondo de mi mente, demasiado fascinada con jugar con
su estado de ánimo.
111
Su mano está en la parte delantera de mi garganta mientras me levanta
del suelo tan alto que tengo que envolver mis piernas alrededor de su cintura
mientras su otra mano se mete cómodamente debajo de mi trasero.
—No me conoces, por eso.
—Cierto… —Inclinándome hacia adelante, paso mi lengua por su
labio—. Y ahora mismo, solo estoy interesada en conocer tu pene.
Sonríe y la extraña mirada casi me saca del centro en el que he estado
equilibrándome durante tantos años. Bajándome al suelo, pone su mano en
la mía mientras abre mi puerta y me empuja hacia afuera. Bajo las
escaleras, consciente de que el Monstruo Kiznitch me sigue de cerca como
un depredador.
Eli está a la mitad de guardar su teléfono en el bolsillo trasero de sus
vaqueros cuando sus ojos vuelan entre mí y hacia la parte de atrás donde
está Kyrin.
—El diablo y la mascota.
Enciendo la punta del porro que tengo en la boca e inhalo.
—¿Quién es el diablo y quién la mascota? —Mantengo mis ojos en Eli,
quien no los aparta de mí. Veo la discusión que está teniendo consigo mismo
en el fondo de su mente, pero no puedo dejarme ir allí. No ahora, tal vez
nunca.
—Te lo diré cuando lo haya descubierto.
Doy un paso frente a él, pasando la punta de mi dedo por el labio
inferior de Eli.
—Tan hermoso, pero tan perdido.
Los músculos de los lados de su mandíbula se tensan cuando se aparta
de mi contacto. Inclinándose hasta que sus labios rozan mi oreja, susurra:
—Si crees que estoy perdido, deberías ver el estado del que me dejó ir.
Mi sangre se enfría y salgo de su abrazo. Antes de que Kyrin pueda
preguntar qué está pasando, y antes de que haga algo loco como golpear a
Eli, salgo por la puerta y me dirijo hacia donde las anaranjadas llamas
enojadas arden a través del opaco aire de la noche. El paso con Eli me dejó
con un agujero vacío en el estómago del tamaño de su puño. Alcanzando un
enfriador de vino en un cubo de hielo cerca de la línea de sillas, caigo sobre
una al lado de Saskia, quien me ha estado observando todo el tiempo.
Señala a Kyrin y a Eli quien no se quedan atrás de mí.
—Podría acostumbrarme a esto. 112
—¿A qué? —pregunta Perse, con las piernas cruzadas sobre sí mismas
y las manos enterradas en su gran sudadera con capucha.
—A Lilith y sus chicos.
Las ignoro a ambos y trago mi bebida hasta que Val arrastra a una
chica con cabello rebelde y una sonrisa. Podría iluminar incluso las almas
más oscuras. Es delgada y en forma, con una mandíbula cuadrada y una
piel perfecta de color moca. Vestida con vaqueros boyfriend rotos y holgados,
Chuck Taylors, y un top corto relajado de Led Zeppelin, es una mezcla entre
rebelión y tímida sexualidad. Hay una cadena que cuelga sobre la parte baja
de su vientre y un brillo en sus ojos que solo reside en las personas que han
visto algo de mierda.
—Lilith, esta es Maya. Maya, esta es Lilith. —Maya me da un
movimiento con la cabeza, sus rizos rebotan por su esbelta espalda.
Asentí con mi bebida antes de llevarla a mis labios y hundir el
contenido de una vez. Para alguien a quien no le gusta el alcohol, seguro he
aumentado mi consumo.
—Vaya —dice Maya, señalando la segunda botella en mi mano con su
cigarrillo—. ¿Cuál de esos cabrones te tiene bebiendo ya?
Val toma asiento en su regazo, balanceando sus piernas sobre las de
Maya de una manera que solo puede verse como íntima. Está claro. Están
juntas.
Contengo mi sonrisa curvando los labios debajo de mis dientes.
—Bueno, no es Val, así que ahí está.
Maya se ríe y al instante me agrada. Es valiente, cruda y
descaradamente ella misma. Como Saskia. No digo que Perse no lo sea, pero
sigo pensando que es demasiado remilgada para mí, al menos en este
momento. Y, además, me odia.
—Y es plural: chicos. —Saskia se inclina hacia adelante para agarrar
un porro, metiendo las ascuas en el fuego—. Hablando de eso —dice,
levantando la vista del fuego y encontrando a King y a Killian hablando entre
ellos—. ¿Qué diablos está pasando, P?
Perse se levanta de su silla y niega.
—No hablaré de ningún drama esta noche. —Se va, dirigiéndose hacia
King y Killian, mientras deliberadamente se para entre ambos. 113
—En serio, es como una mini Delila —murmura Maya, mirándola—.
Que mi madre descanse en Perséfone.—Ambas ríen cuando Val se acurruca
más profundamente en el hueco de su cuello.
—No te he visto en lo que parece una eternidad. ¿Podemos ir a la cama?
Val es la típica chica de al lado. Un cuerpo pequeño y una cabellera
rubia vivaz que combina con los clichés de ojos azules. También es hermosa.
No hace falta mucho para convencer a Maya antes de que Val se la lleve a
rastras en un ataque de risa, dejándome con Saskia, quien todavía está
mirando cómo se alejan.
—¿Creerías que Maya y Killian tenían algo? Como si fuera una gran
amenaza para mí durante meses.
—Sí —digo, lanzando mi segunda botella vacía en un recipiente de
plástico y agarrando otra—. Me gustaría. Esa chica es sexo con piernas.
Saskia suspira, recostándose más en su silla hasta que sus ojos se
posan en los chicos que están parados frente a nosotras.
—No confío en ellos, Lilith.
El comentario me sorprende, solo por el hecho de que pensé que ella y
Killian eran como dos mejores amigos saliendo. Me imagino que, si fuera
alguien, ella confiaría en él. No me molesto en pedirle más detalles, volviendo
a si quieren que sepas, te lo dirían.
—¿Confías en mí? —prefiero preguntar, viéndola por encima de mi
hombro.
Me clava en mi lugar.
—Al principio, no, pero solo porque parecías tan... volátil. Explosiva.
Traviesa y.… loca. —Hace una mueca—. Perdón.
Pongo los ojos en blanco.
—Tu intuición es correcta. Soy absolutamente todas esas cosas.
—Pero ahora sí. Lo hago. Probablemente incluso más que yo, Perse, ya
que claramente me está ocultando secretos. —Vuelvo a donde están los
chicos y me sorprende un poco encontrarlos a todos viéndome fijamente.
Suspiro, poniéndome de pie.
—Si averiguo algo, te lo diré.
—¡Espera! —La mano de Sass llega a la mía y me doy la vuelta para 114
mirarla—. Si hay algo que debas decirme, lo harías, ¿verdad?
—Sí —respondo con sinceridad, y no mentía. Incluso mientras regreso
a la casa rodante, sé que no mentí. Saskia es la única persona a la que le
debo mi lealtad, solo por su amistad.

Esta vez estaban nuestros hombres en la habitación. No era


entrenamiento y no era una venta. Esto era diferente.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
¿Cinco?
¿Por qué cinco? Tal vez eran las lágrimas en mis ojos las que
desdibujaban al cuarto hombre...
—Lilith, ¿me estás escuchando? —dijo Kosta desde detrás de mí—.
Necesito que seas una buena chica, mi chica favorita. —Me hizo girar con un
fuerte agarre en la parte superior de mi brazo hasta que estuve cara a cara
con el único hombre al que debía llamar padre. A veces, veía el parecido entre
nosotros, pero luego lo recordaba. No sé qué, pero era como si algo dentro de
mí recordara la sucia mierda que hacía.
Pero era algo a lo que estaba acostumbrada, así que nunca me molestó.
—¿Qué necesitas de mí? —Me arrodillé e incliné la cabeza, sabiendo que
así era como le gustaba que fuera.
—Necesito que le des a ese hombre todo lo que quiera. —Kosta señaló
hacia el grupo de hombres y lentamente me llevó puso de pie con un dedo
doblado debajo de mi barbilla. Llegaba a su pecho, incluso a los catorce—.
Dales todo lo que quieran.
Me volví para enfrentar a los hombres, enderezando mis hombros y
esbozando una sonrisa en mi rostro.
—¿Y bien?
115
Di el primer paso, pero justo cuando estaba a punto de acercarme al
último hombre del grupo, al quinto quien parecía estar retrocediendo, dio un
paso entre nosotros, cerrando la brecha. Hice una pausa.
Él también.
Incliné la cabeza en un intento de distinguir la delicada pintura blanca
de la calavera en los bordes de su rostro. Con cada golpe, como si fuera a
emanar el afilado hueso en su rostro. Sus ojos eran blancos como los de un
lobo, y su sudadera con capucha se cerraba alrededor de su cuello. Ninguno
de los otros hombres tenía la misma pintura en la cara, pero, no obstante,
vieron el intercambio.
—¿Quieres que empiece contigo? —pregunté, subiendo mi dedo por la
cremallera de su sudadera. Incluso envuelto en un algodón grueso, podía
sentir la dureza de sus músculos. No sabía cómo era, pero había algo dentro
de mí que quería saberlo. Verlo. Todo de él.
Dio otro paso, su mano alrededor de mi barbilla para tirar de mi cara
hacia la suya. No habló. No hablé. Pero de alguna manera, la brecha que
colgaba entre nosotros, ese dolorosamente fuerte silencio, parecía más una
pregunta.
¿Puedo tocarte? Decía.
Pero estaba equivocada. Todo estaba en mi cabeza, o en el LSD que
había dejado caer antes de entrar aquí porque era la droga favorita de Bear.
Los hombres no preguntaban, jamás.
Di otro paso hacia él, viéndolo detrás de mis pestañas.
—Tómame.

Me despierto sudando. La humedad se aferra a mi pegajosa piel como


un maldito cuero en un día caluroso. Arranco las sábanas de mi cuerpo, me
dirijo al baño, abro el grifo y pongo mi mano debajo para recoger el agua.
Bebiéndolo cada vez que puedo, finalmente envuelvo los mismos dedos
alrededor de la parte posterior de mi cuello para ayudar a bajar mi
temperatura, mirándome en el espejo. Mi cabello rubio plateado cuelga
sobre mis hombros en despeinadas ondas, y las bolsas debajo de mis ojos
son demasiado profundas para estar a la altura del estándar de Patience.
No estoy segura de Midnight Mayhem.
Mierda. Necesito deshacerme de ellas lo antes posible antes del
espectáculo —echo un vistazo al despertador en mi mesita de noche— antes
116
de tener sexo esta noche. Son las tres de la mañana, y si tomo el punto de
Bear por lo que eso significa, diría que es la hora en que se abre el portal
entre nuestro reino y el reino espiritual porque tres más tres son seis. Bear
está todo el camino en el tarot y todas las cosas de brujas.
Cerrando la puerta del baño, me deslizo de nuevo a la cama, intentando
cerrar los ojos para volver a dormir. Después del cuarto intento, salgo de
puntillas fuera de mi habitación y hago una pausa frente a la puerta de
Kyrin. Me encuentro mirando entre Kyrin y Eli. Uno ofrece calidez y amistad,
y el otro ofrece carnicería y poder.
Ambos ofrecen dolor.
Me deslizo por la puerta hasta que mi trasero golpea el suelo, incapaz
de tomar una decisión. ¿Por qué no puedo hacer eso? Debería ser fácil, ¿no?
¿Siempre deseas a una persona más que a la otra? No lo sé. Necesito hablar
con Saskia.
Me acurruco en una bola y aprieto los ojos. Solo necesito dormir más.
117
14
Kyrin

N
o creo que muchas cosas sean bonitas. De hecho, iría tan
lejos como para decir que no creo que nada sea lindo. La
palabra no pertenece a mi vocabulario, sin embargo, aquí
estoy, viendo a Lilith mientras deja escapar pequeños
ronquidos suaves entre cada respiración.
—Mierda. —Es una buena chica. Por eso quiero ayudarla...
118
Eso es todo. No tiene nada que ver con algo más. Solo estoy pensando
con mi pene.
—¿Vas a despertarla? —dice Eli a mi lado, adormilado. Todavía se frota
los ojos con la palma de la mano.
—No lo sé. —Lo miro de arriba a abajo.
No voy a mentir. Eli es atractivo. Es todo lo que me interesaría, pero
siento que está ocultando algo. Tiene el cuerpo, la cara y la sonrisa. Es la
personalidad con la que tengo un problema. Si me decanto por los hombres,
suelo apostar por los que son similares a mí porque sé cómo lidiar con ellos.
Son fáciles de descifrar y no tan inconsistentes. Pienso en el siguiente paso
que tomarán incluso antes de que lo hagan, pero Eli no es eso en absoluto.
Es todo de lo que debería alejarme.
—¿Echando un buen vistazo? —bromea, apoyado en el umbral de su
puerta—. ¿Debo preguntarte qué estás pensando?
—Podrías hacerlo. —Me encojo de hombros, inclinando la cabeza—.
Pero no te diría una mierda.
Empuja la pared y de repente está frente a mí. Tenemos casi la misma
altura, pero cae un par de centímetros más bajo y delgado. Mantengo mi
mierda apretada, pero también me importa un carajo mi volumen. Eli tiene
el típico cuerpo de CrossFit.
Sus dedos encuentran el borde de mis vaqueros, tirándome hacia su
entrepierna.
—Hemos estado bailando alrededor de esta mierda durante demasiado
tiempo para que sea aceptable. Lo sabes, ¿verdad?
Arrastro mi lengua sobre mi labio inferior, manteniendo mis ojos en lo
que hacen sus dedos alrededor del botón de mis vaqueros.
—Y sabes que no deberías venir aquí buscando algo aceptable,
¿verdad?
Parece reflexionar sobre mis palabras, pero antes de que pueda decir
algo más, su mano está debajo de mis calzoncillos, sus dedos se doblan
alrededor de mi pene.
Gimo, cayendo ligeramente hacia atrás hasta que golpeo la pared.
—Eli.
—Kyrin… —dice descaradamente, mordiendo mi pecho.
—Si tienes tu mano alrededor de mi pene, será mejor que me hagas
correr.
119
Bombea lentamente, y con cada tirón, me empuja más y más al olvido.
—Ponte de rodillas —gruñí, y baja, cayendo de rodillas frente a mí.
Eli no es un hombre blando de ninguna manera. De hecho, iría tan
lejos como para decir que es casi tan dominante como yo, pero tengo la
sensación de que está abierto a jugar, lo que, a su vez, me sienta
perfectamente. Capto un movimiento que viene de donde Lilith está
acurrucada en la esquina, y estoy a punto de mirar hacia ella cuando siento
el calor de la boca de Eli envolver mi pene.
—Mierda. —Entierro mis dedos en su cabello.
Mueve su lengua alrededor de la base, inclinándose y succionándome
más adentro. No es hasta que escucho un suave gemido que finalmente
encuentro los ojos de Lilith en ambos.
Le hago un movimiento con la cabeza.
—Sabes qué hacer. Hazlo.
Ella se lame el labio inferior, su cabello revuelto y desordenado
alrededor de su cabeza mientras pasa las puntas de los dedos por la parte
interna de su muslo, ensanchando sus piernas hasta que su suave vagina
aparece a la vista y casi caigo al suelo justo al lado de Eli. Está mojada para
mí, o para Eli, o para ambos, y aparte del hecho que le dije esta noche que
no tuviera sexo con nadie más, en el fondo de mi cabeza, sé que no me
refería a Eli. Parece haber una tácita regla entre nosotros tres y, por ahora,
está funcionando.
Lleva los dedos al vértice de sus muslos y comienza a frotar el centro
de su clítoris en pequeños círculos.
Levanto a Eli del suelo por su cabello, haciéndole un gesto a él y a Lilith
jadeando.
—Los dos a mi jodida habitación. Ahora.
Eli se pone de pie, sus ojos van a Lilith brevemente. Algo pasa entre
ellos antes de que la ayude a levantarse y abro la puerta para dejarlos entrar
con mis vaqueros colgando desabotonados alrededor de mi cintura. Hace un
par de noches, solo éramos Lilith y yo. Ahora somos tres, y joder, estoy a
punto de romper mi carga solo de pensarlo.
Lilith es la primera en ponerse cómoda en mi cama, se quita la ropa y
se inclina a cuatro patas, frotándose la mejilla con una mano. Encendí el
sistema de sonido antes de cerrar la puerta, sabiendo lo ruidosa que puede
ser Lilith.
120
Ella rueda sobre su trasero, levantando la pierna y apoyándose en los
codos mientras nos mira a Eli y a mí.
—Quiero verlos a los dos primero.
Eli se pasa el pulgar por el labio inferior y le sonríe.
—¿Quieres estar a cargo, nena?
Ella comienza a asentir como una puta niña en una tienda de juegos.
—Así es. —En otras circunstancias, destrozaría sus sueños con un solo
puto cinturón sobre su trasero, pero...
—¿Qué quieres? —pregunto, entreteniendo su pequeño juego.
—Que tengas sexo con Eli. —Sus ojos comienzan a rodar hacia la parte
posterior de su cabeza, su mano llega a su clítoris—. Para poder lamerlo.
Eli ya está alcanzando mi pene antes de que me quite los vaqueros,
pero dejo que lo tenga, pasando mi lengua por la palma de mi mano mientras
mantengo mis ojos fijos en Lilith y finalmente envuelvo mi dedo alrededor
de la circunferencia de Eli. Lo bombeo un par de veces, frotando sus bolas
en la palma de mi mano hasta que el líquido pre seminal se derrama de su
punta. Me llevo la mano a la boca y escupo, mientras Eli comienza a gatear
hacia mi cama junto a nuestro pequeño diablo. Todavía estoy frotando mi
pene en mi mano cuando alcanzo el condón en mi mesita de noche. Lilith
me lo arrebata y abre el paquete con los dientes. Tanto Eli como yo vemos
mientras chupa el condón con la boca hasta que se curva alrededor de sus
labios tan sexys como la mierda, antes de que se agache y enrolle el látex
sobre mi pene. Ni siquiera se detiene a mitad de camino. Moviendo su lengua
sobre la parte inferior de mi eje mientras sigue mirándome con sus jodidos
ojos lila locos, finalmente se mueve hacia atrás, empujándonos a ambos en
sus manos mientras Eli separa sus piernas ligeramente.
—Escúpeme a mí y a él —le ordeno y escucha al instante. Escupe en
mi punta y se inclina hacia Eli y escupe en sus bolas, lamiendo sobre el
vientre y hacia abajo hasta que desaparece—. Oh, a la mierda… —gruñí,
apretando mi pene para detener mi explosión porque ella directamente le
pasó la lengua por el trasero.
Continúa dejando caer pequeños besos en su pecho antes de mirarme
por encima del hombro con una sonrisa.
—Bueno, continúa...
Presiono la punta contra su entrada mientras agarro su pene en la 121
palma de mi mano, apretándola ligeramente. Lilith llega a la boca de Eli y
veo como baja sus labios hacia los de él y se besan.
Joder, se besan.
Observo cómo los afilados bordes de la mandíbula de Eli se ensanchan
mientras su lengua se sumerge en su pecadora boca. No puedo soportarlo
más, y cuando lo siento relajarse contra mí, empujo hacia adelante hasta
que me está succionando por dentro con el poder de una aspiradora de alto
voltaje. Tan pronto como siento que mi hueso pélvico golpea la parte
superior de sus muslos, me aparto un poco, solo que su tensión es como
asfixia, y quiero morir aquí, joder.
—¡Mierda! —gruñe Eli, alcanzando a Lilith y golpeando su boca hacia
él.
—Se acabó el juego, Pequeño Diablo. Monta su maldita cara.
Ella escucha cada palabra que digo, como una buena niña que solo
quiere complacerme a mí, y probablemente a Eli. Balancea su pierna sobre
él y curva su espalda mientras baja lentamente sobre su rostro. Joder, pero
es la mierda más sexy que he visto en mi vida. Las curvas de su trasero
rebotan mientras cabalga, su mano descansa en la parte posterior de su
cadera y su largo cabello plateado cae hasta su coxis. Se da la vuelta y se
coloca de cara a mí, con las manos en los senos, pellizcando los pequeños
piercings que tiene en sus pezones de color rosa oscuro. Se muerde el labio
inferior mientras monta la cara de Eli, y dejo caer mis ojos hasta su boca,
observando la experiencia en la forma en que él recorre su entrada. Me
acerco y envuelvo mi mano alrededor de la parte posterior de su cuello,
obligándola a bajar hacia su pene.
—Chupa.
Lo hace, y veo como sus ojos me ven mientras lo toma en su boca. Sus
gemidos ganan volumen, los golpes de los cuerpos se hacen más fuertes.
Más desesperado, y no es hasta que el sudor gotea por el vértice de mi pecho
que suelto su cabello, y ella está a un pelo de correrse, de nuevo.
—Eli… —gruñí, golpeándolo implacablemente.
—Sí —responde, pero sale murmurado porque su boca todavía está en
Lilith.
Mis bolas se tensan y los músculos de mis muslos se bloquean
mientras mi orgasmo arrebata mi maldita alma y se niega a dejarla ir, hasta
que finalmente, me estoy vaciando dentro de Eli y Lilith está bebiendo su
semen, lamiendo cada gota.
122
Después de algunas respiraciones, salgo y quito el condón, girando el
extremo y arrojándolo a la papelera. Lilith todavía está tratando de
recuperar el aliento encima de Eli cuando le doy una palmada en el trasero.
—Arriba. Todos tenemos que estar en la jodida practica… —miro el
despertador—… en veinte minutos.
Eli desliza su cuerpo fuera de él, pero ella se mueve sin esfuerzo,
trepando por mi cama mientras arrastra las sábanas con ella.
—Cansada —murmura—. No necesito práctica. Alégalo de todos
modos.
Eli y yo nos miramos mientras ella se acurruca en el centro de mi cama,
cubriéndose la cara con las mantas. Oímos sus suaves ronquidos antes de
ir al baño para darme una ducha.

—Hay algo que me estoy perdiendo aquí —dice King mientras mueve
un palillo entre sus dientes—. Los padres nos están llamando para que
regresemos a Nueva York después de este espectáculo, pero no nos dicen
por qué, y además, parece que iremos en el 747 porque quieren que
cubramos el tiempo que hubiéramos perdido aquí, en Kiznitch. —No es
extraño que los ancianos nos den mierda, pero cuando lo hacen, por lo
general tienen sus razones.
—Joder, ¿por qué? Odio volver. —Necesito montarme en una
motocicleta antes de que los pensamientos de esta mañana vuelvan a
inundar mi mente y me quede atrapado aquí con un pene duro.
—No lo sé todavía. Supongo que nos lo dirán tan pronto como
regresemos a casa. —Luego, sus ojos se posan en mí, por la maldita razón
que sea—. Lo que me recuerda que Lilith y Eli claramente no son de
Mayhem, así que se quedarán contigo.
Empiezo a negar antes de que salgan las palabras.
—No. Joder, no. Pueden quedarse con otra persona, y, además, gracias
a la puta Perse, Cartier llegará volando y se quedará conmigo. —No es
ningún secreto cómo soy con mi hermana; todos los hermanos no solo lo
saben; han sido testigos de todo al crecer. Los padres de Kiznitch son algo 123
completamente diferente, nada de este mundo. Son volátiles, ricos,
poderosos y terriblemente terroríficos. Rara vez actúan como deberían
hacerlo los padres, por lo que siempre he cuidado a Cartier un poco más de
lo que probablemente debería—. Técnicamente, ¿cuánto tiempo estaremos
de regreso en Nueva York, de todos modos? ¿Una semana? ¿Dos? Pondré a
Cartier en el castillo y a Eli y a Lilith en el cobertizo para botes. —Estiro
mucho las piernas y veo que King me ve con ojos entrecerrados. El Château
es lo que llamamos la casa de Nero en The Village en Nueva York.
Principalmente porque se parece a una—. ¿Qué? Solo dilo, idiota.
—¿Crees que Lilith y Eli se conocen? —Su dedo trabaja con su labio
superior.
Killian se ríe.
—Solo digo que entrar allí con Lilith fue lo suficientemente peligroso,
pero oh no, también tenías que lanzarte a un maldito King Elite en tu pene,
¿eh? No podrías simplemente estar satisfecho.
Lo volteo mientras mantengo mis ojos en King.
—No. Lo habría recogido si lo hubieran hecho.
—Hmmm —murmura King, pero sus rasgos se mantienen sólidos. Se
levanta del sofá y se dirige al ventanal que se abre desde la cocina. Dándose
la vuelta, me mira de nuevo—. ¿Estás seguro?
—Los King lo están jodiendo, hermano. —Kill niega y se inclina hacia
adelante para descansar los antebrazos en los muslos—. Son de la vieja
escuela. Esa antigua camarilla al estilo gánster. No queremos ningún
problema con ellos, y es en parte por eso que siempre me he esforzado por
llevarme bien con Nate.
—¿Eso es todo? —pregunto, arqueando las cejas—. ¿Esa es la única
razón? ¿Nada que ver con el hecho de que tú y él podrían ser prácticamente
hermanos?
Ahora se da la vuelta, descansando en su silla mientras toma un
cigarrillo de detrás de su oreja.
—Todo lo que digo es lo que sea que estén haciendo, si no nos hace
daño, entonces nos atenemos a ello. Sabes que tus padres han trabajado
duro a lo largo de los años para mantener la paz entre nosotros y compartir
los mismos terrenos de todos modos.
—Es cierto —dice King, entrando en la sala de estar—. Pero Ky, te estás
engañando si crees que esos dos no se conocen o que Eli está aquí por
negocios. Los King primero hacen negocios, luego los juegos, pero casi 124
siempre al mismo maldito momento.
Mierda. Tiene razón. Pero eso también es lo que pasa con los Kiznitch.
Siempre tenemos la razón y siempre estamos por delante.
—Ella no sabe que lo sabes. —King se sienta en su silla, sus ojos en
mí. Un alfiler podría caer, así de silencioso es entre nosotros—. Y lo que es
más importante, él tampoco lo sabe.
15
Eli

M
e senté en el rincón más oscuro de la habitación. Quería
juguetear, fumar, jugar con algo entre mis dedos, pero en
lugar de eso, me quedé quieto. Inmóvil. Esperando.
Necesitaba volver a verla. Una vez. Estaba desoyendo
órdenes solo por estar aquí, solo, sin respaldo o sin siquiera decirle a Bishop
lo que estaba pasando, pero en este momento estaba distraído con su chica
haciendo una carrera. Entonces, esperé. En la esquina. Pasando el tiempo
que se suponía que debía estar aquí. No la había visto desde el año pasado. 125
Desde que eso había sucedido. Bishop, Brantley, Nate, Hunter y yo
estábamos allí por negocios. Ver que Patience estaba involucrada en las
pequeñas enfermas obsesiones de mi hermano Brantley. Sabíamos cuál sería
el costo de una probada de Patience.
Simplemente no sabía que se involucraría a alguien que se parecía a ella.
Así que esta noche esperé. Hasta que se apagaron las luces. Hasta que
la música empezó a sonar y las pequeñas líneas rojas iluminaron la pantalla
del proyector detrás del espectáculo. Introduje mi número en el dispositivo.
Trescientos mil dólares. Sabía que no estaba en venta. Sabía lo que
hacía. No quería que ella me viera en la audiencia y decidiera matarme
después de todo.
Ella salió, con una sonrisa en su rostro y su cuerpo envuelto en su
habitual atuendo sexy.
—Buenas tardes, hijos de puta. ¿Quién quiere jugar?

Abro mis mensajes de texto y le envío uno a Bishop. ¿Todo está bien?
Él envía un mensaje de texto al instante. Sí... ¿estás bien?
Guardo mi teléfono en el bolsillo de mis vaqueros y me dirijo a la tienda.
Encuentro el mismo asiento en el que me encontré sentado durante sus
espectáculos y saco mi teléfono de nuevo. Escribo Patience en la barra de
búsqueda de Instagram y aparece su página oficial. No tienen más
seguidores que Mayhem, pero es decente. Me congelo cuando veo que
publicaron una foto hace solo trece horas con el título “Regreso pronto.
Nuevos actos, nuevos actores y un desempeño que nunca has visto antes...”.
Tomo una captura de pantalla y abro un mensaje de texto para King,
enviándoselo.
King: lo sé.
Yo: ¿Se hará algo al respecto?
Pasan unos minutos antes de que vuelva a enviar mensajes de texto.
King: Se manejará.
Unas manos me cubren los ojos y ya sé quién es. Su perfume es mi
veneno elegido. Si eso significa que puedo chupar su piel hasta morir, lo
tomaría como si fuera mi maldito antídoto.
126
Sonrío, cubriendo sus manos con las mías.
—Sabes que prefiero este juego cuando hay una cama en la habitación.
Ella se ríe cerca de mi oído y siento su lengua tocar mi lóbulo y dar un
golpecito alrededor del extremo.
—Quiero jugar esta noche.
Finalmente suelta mis ojos y salta frente a mí, envolviendo sus piernas
alrededor de mi cintura. Doblo su largo cabello alrededor de mis dedos antes
de poner mis manos en su trasero para mantenerla sobre mí.
—Entonces jugaremos.
Me quita la pierna y se dirige al escenario, agachándose detrás de la
cortina. Sé que no debería jugar con ella, o al menos, no debería jugar mucho
con ella. No sé a qué está jugando, pero sé que conocí a mi pareja. Pensé
que entrar en Mayhem y jugar como lo hacía era inteligente.
Ahora estoy pensando que es exactamente lo que quería que hiciera.
Las luces se atenúan y la música comienza a sonar y veo como Lilith
entra una vez más al centro del escenario. No se parece en nada a lo que
esperarías de una directora de pista. No es articulada con sus movimientos,
ni siquiera es precisa. Es desordenada y pícara y captura a la audiencia al
instante. Termina su juego de magos, afortunadamente, nadie muere, antes
de que ella y Saskia realicen una escena de fuego conjunta. La canción
cambia al heavy metal de la vieja escuela cuando King lleva a The Brothers
en sus motos cross. No puedo evitarlo, pero miro a Kyrin y lo odio un poco.
Odio haberlo dejado meterse debajo de mi piel, sabiendo muy bien que ni
siquiera había arañado la superficie de la suya. Ni siquiera ella podría
hacerlo, al menos no todavía. Le das tiempo a alguien como Lilith y podría
erradicar todos tus miedos. Después del triple anillo de la muerte con las
motos y un par de chicas, las motos despegan detrás de la cortina y Lilith
entra en otra escena. Esta vez, su dedo meñique me señala.
—Te ves divertido —murmura en el micrófono.
Mierda.
—Vamos ¿juegas conmigo? —La sensual forma en que las palabras
salen de su lengua y la perfecta inclinación de su cabeza tiene a la multitud
animándome para que continúe. Es toda una bandera roja.
Me pongo de pie, me ajusto el pene en mis vaqueros y subo al escenario.
Debo tener cuidado con lo que decida hacer. Podría simplemente despertar 127
al viejo hechicero de la muerte y nadie, especialmente yo, quiere eso.
Saltando al escenario, Lilith toma su mano en la mía y me encuentro viendo
la conexión, tragando más allá de todo lo que su toque trae a la superficie.
De nuevo.
Pelear contra ella es difícil. Más difícil que tenerla allí frente a mí.
Me empuja a una sola silla con un foco de luz brillando sobre ella. La
niebla se derrama alrededor de mis pies y desaparece en la niebla, la luz
ciega mis malditas retinas. Me colocan una sola venda sobre los ojos, atada
con fuerza mientras su boca llega a mi oído.
—¿Estás aquí para mí?
Mi sangre se enfría.
—¿Qué? —La sonrisa que siempre está tan audazmente colocada en mi
boca se desvaneció y aprieto los dientes.
Debe estar sentada en mi regazo haciendo mierda sabe qué porque al
público le encanta. Siento su cabello rozar mis nudillos y aprieto mi puño
cerrándolo para pelear, agarrando su cabello y tirando de su trasero para
preguntarle qué diablos quiere decir.
—¿Estás aquí para mí? —repite, metiendo su pulgar en mi boca
mientras hace rodar sus caderas sobre mi entrepierna—. Porque si es así,
te equivocas. No necesito ser salvada.
Chasqueo. Mi mano está en la parte de atrás de su cuello como si
pudiera ver todo el tiempo, acercando sus labios a los míos.
—No. —Luego la aparto de mí y arranco la venda de mis ojos. Olvidando
que estoy en medio de un espectáculo, enyeso una sonrisa falsa y levanto la
cabeza hacia ella en desafío—. ¿Eso es lo mejor que tienes? —Me inclino
hacia adelante, pasando mi lengua por mi labio—. Odio decírtelo, chica, pero
lo he tenido mejor.
Sus ojos se vuelven rendijas, pero se enfrenta a mi desafío. Vuela desde
el suelo y usa la misma venda que tenía alrededor de mis ojos y me ata las
manos antes de arrastrarme hasta donde hay un ataúd. Juro joder si ella
juega todo el juego de cortarte a la mitad, me iré corriendo, y no me importa
cómo se vea eso para los demás.
Empuja el ataúd detrás del escenario. Supongo que hizo eso para
sacarme del escenario sin una escena, lo cual aprecio ya que había un 128
potencial muy real de que ambos nos hiciéramos trizas. Salgo, con Mischa
esperándome del otro lado. Sus manos descansan en sus caderas.
—Eres lindo.
—Tú también. —Mis palabras son honestas, pero mi tono grita no me
interesa.
Ella ladea la cabeza.
—Pero claramente tienes un deseo de muerte.
Los ignoro a todos y me dirijo a la casa rodante, necesitando espacio y
silencio. Es tan jodidamente ruidoso. Todo es tan jodidamente ruidoso en
este mundo.
Caigo encima de la cama y golpeo el muslo con el teléfono. Necesito
hablar con Bishop.
Presiono marcar en su nombre y acerco el teléfono a mi oreja.
16
Lilith

E
stamos a unas diez horas de regresar a Nueva York. Nadie ha
dicho nada de lo que está pasando, pero es obvio que hubo
un cambio. No he visto a Kyrin ni a Eli desde el espectáculo
de anoche, y casi todo el mundo se ha apegado a sus círculos,
lo que deja muy claro cuánto no tengo uno. Es tarde, casi las dos de la
madrugada, y todavía estamos conduciendo. Sabiendo que no voy a poder
dormir pronto, me dirijo al baño y me quito todo el maquillaje. Después de
mi espectáculo de anoche, Perse entró en mi cubículo para decir que 129
necesitaba comenzar a construir mis redes sociales como quería que me
calificaran. No sé qué quiso decir con calificarme, pero puedo tomar algunas
fotos.
Trabajo en mi maquillaje, delineando kohl oscuro sobre el borde de mis
párpados y delineando mis labios con el mismo negro. Labios y ojos negros,
antes de manchar mis párpados con humo oscuro. Después de espolvorear
rubor y de ponerme las pestañas postizas, suelto mi cabello y dejo que se
deslice por mi espalda, pasando mis dedos por los mechones y cepillándolo
todo hacia un lado. El oscuro maquillaje solo permite que mis ojos resalten
y mi piel luzca más clara, lo que ayuda con la estética que quiero comenzar
a publicar.
Hago una serie de tomas. Una selfie con la cara recta, la hora de mi
despertador en el cajón de la mesita de noche: las tres de la mañana, una
foto tomada mirando mi estómago y mis piernas desde estar de pie, y luego
apoyo mi teléfono en el cajón de la mesita de noche y reviso mi ropa, saco
un par de medias de rejilla negras y un sostén negro. Me pongo una tanga
antes de las mallas, sabiendo bien y con justicia que Instagram podría
borrar mi foto si es demasiado reveladora: consejo de Saskia. Me recuesto
en mi cama, acomodándome el cabello sobre los senos y pongo el
temporizador. Tomo una viendo directamente a la cámara con una mirada
aturdida en mi rostro antes de acostarme de espaldas y colocarme frente a
la cámara, de modo que estoy acostada con la espalda arqueada en alto. Me
quito el sostén y mantengo mis manos sobre mis pechos, manteniendo una
pierna hacia arriba y la otra hacia abajo. La toma final que tomo, es
agarrando un porro de la mesita de noche y enciendo el extremo, pongo la
cámara en ráfaga y tomo una ronda de fotos sin pose de mí fumando el
porro.
Agarrando mi teléfono con el porro todavía en mi boca, reviso las fotos.
Son buenas, pero se ven un poco básicas sin filtros, así que paso a editar la
iluminación y el contraste y me encuentro aplicando ajustes preestablecidos
más oscuros sobre la imagen para que se vea más sucia. Al final, todas
parecen como si fuera una diosa del rock de los 80 que ha sido penetrada
en todos sentidos por toda la banda de Black Sabbath.
Poniendo el porro en una hoja de papel, reviso las fotos que voy a
publicar. Tomo una foto sin pose, con la mirada aturdida, la foto viéndome
las piernas, el despertador y sosteniendo mis senos. Perfecto. Hago una
pausa cuando me encuentro pensando en una leyenda. Incapaz de pensar
en algo en absoluto, reviso mis emojis, usando el de los cigarrillos. Las
palabras nunca han sido lo mío, los emojis me quedan igual que el
130
maquillaje y la actuación, ninguno requiere explicación. Mis pensamientos
se interrumpen cuando las notificaciones comienzan a dispararse a través
de mi teléfono.
Hago clic en la pestaña del pequeño corazón y veo que pasan cientos.
¿Qué? Vuelvo a mi perfil y veo: Seguidores 112.4k. Siguiendo 6
—Oh… —Abro la imagen de nuevo y me muevo por algunos de los
comentarios.
¡Es la más mala! Oh, Dios mío obsesionado con ella.
¿Crees que le guste a P?
Midnight Mayhem siempre tiene las mejores mujeres y hombres.
¿Quién es? Delila parece mejor...
RIP Delila, pero Lilith es LA BUENA.
Me pregunto por qué obtuvo el papel importante si es nueva.
Dejo de moverme cuando mi visión comienza a volverse borrosa.
Lanzando mi teléfono al suelo, mi puerta se abre de golpe y salto,
volviéndome para ver quién diablos cree que puede asustarme a cualquier
hora que sea ahora por la mañana.
—¡Kyrin! ¡Mierda! —Me recuesto en mi cama, alcanzo el porro que
apagué y lo enciendo de nuevo. Temo que pueda necesitarlo con él en mi
espacio, y estaba mal preparada.
Mi colchón se hunde cuando su brazo se pone delante de mí y me quita
el porro de los labios. Da algunos golpes mientras ruedo sobre mi vientre,
mirando cómo se recuesta perezosamente contra mi cabecera. Sopla anillos
de humo.
—Vi tu publicación, pensé que tu horario de sueño era tan mierda como
el mío.
Me devuelve el porro y toma mi teléfono que está a mi lado. Ignoro lo
que está haciendo y sorbo más de la dulce marihuana. Ningún pensamiento
que se filtre por mi mente es sobre lo que podría estar haciendo en mi
teléfono.
—Ahhh, ¿entonces me sigues ahora? —No puedo luchar contra la
sonrisa que hay en mi boca.
—Deja de jugar. —Pone los ojos en blanco, pero no levanta la vista de
lo que sea que esté haciendo.
131
No es hasta que se coloca frente a mi teléfono, con el dedo medio
levantado, que me doy cuenta de lo que está haciendo. Me arroja mi teléfono
y miro hacia abajo para encontrar mi página de Instagram abierta, una foto
nueva de él en mi feed, publicada por él. Se ve sexy, y no viene al caso, lo
sé, pero es un hecho. No tiene camisa, tiene el cabello alborotado y un rubor
natural en las mejillas debido a la marihuana. Sabes que no es justo. No
usó ni un maldito filtro y, sin embargo, su estética está a punto.
—¿Ella es...? —pregunto, moviendo mi teléfono entre mis dedos
mientras me pregunto por qué lo subtitula con algo tan… aleatorio.
Se encoge de hombros, inclinándose para agarrar mis toallitas de
maquillaje de la mesita de noche.
Me da un codazo en la cabeza.
—Ven aquí.
Hago lo que me dice, me arrastro por la cama y me siento en su regazo,
a horcajadas sobre sus muslos. Presiona la toallita húmeda contra mi
mejilla y me estremezco por la repentina frialdad. El efecto probablemente
tampoco ayuda a mis rápidas reacciones. Empieza a quitarme el maquillaje
de la cara hasta que el algodón blanco se ensucia y lo tira al suelo.
—Entra aquí. —Estoy tan perdida en la forma en que su boca se mueve
alrededor de las palabras que no me doy cuenta de que no me está hablando.
Me vuelvo un poco sobre mi hombro, mi corazón late cuando veo a Eli
de pie en el umbral, sosteniendo un vaso de agua y vistiendo pants grises.
—Ohhh, qué suerte la mía… —Me balanceo en mi lugar, sonriéndole a
Eli. Me mira mientras toma un sorbo de agua. Como si aún no hubiera
decidido lo que hará.
—No —dice Kyrin, envolviendo su brazo alrededor de mi espalda y
deslizándome en las mantas de la cama—. Necesitas dormir, Lil.
Todas las mariposas que Eli puso en mi vientre se quemaron hasta
volverse crujientes por el uso de un apodo por parte de Kyrin, pero me
retuerzo más profundamente en mis sábanas. Cuando Kyrin balancea sus
piernas sobre la cama, mi mano sale para detenerlo.
—No —le susurro, sacudiendo la cabeza mientras lo miro—. ¿Se
quedarán? —Veo hacia donde Eli todavía está parado, el agua ahora está
vacía—. ¿Ustedes dos? ¿Por favor?
132
Kyrin se congela en mi agarre, pero es Eli quien da el primer paso hacia
mi habitación, cerrando la puerta detrás mientras apaga la luz.
—Bien —dice Eli—. Maldita sea, no tienes que rogarme...
Me río en mi almohada mientras Kyrin vuelve a caer donde estaba, solo
que esta vez es debajo de las mantas. Escucho el tintineo de Eli colocando
su vaso vacío encima de la otra mesita de noche antes de que quite las
mantas y se deslice a mi otro lado.
—Eres un problema —dice Eli en voz baja, rozando sus cálidos labios
sobre mi frente. El brazo de Kyrin ya está alrededor de mi cintura, el otro
debajo de mi almohada, mientras se extiende hacia Eli.
—Y eso no era agua en tu vaso… —digo a través de mi bostezo,
arrugando mi nariz ante el potente olor a vodka.
—¿No te gusta el vodka? —Eli se ríe, su otra mano ahora descansa
justo debajo de la de Kyrin.
Dejo escapar otro bostezo, mis ojos tan pesados que apenas puedo
mantenerlos abiertos.
—Me recuerda a cierto ruso.
Me senté acurrucada en la esquina de mi habitación. Era bonito ahí, pero
todo era una ilusión. La casa, las habitaciones, la decoración, todo. Todo para
ocultar la fealdad que pasaría debajo. Sabía lo que se avecinaba. Había sido
mala. Lo había hecho mal. Sabía que el castigo esta vez será mucho, mucho
peor que nunca... Porque en lugar de que les ofreciera a los cinco hombres mi
servicio, el primero trató de llevarme. Comprarme. De salvarme. Quienquiera
que fueran, tenían el poder, porque, aunque la transacción, un favor de
Patience no se llevó a cabo, todavía se les permitió irse con sus vidas. En
cuanto a mí, estaría aquí con sus ojos ardiendo en mi cráneo hasta el día de
mi muerte, porque quienquiera que fuera, él sería mi perdición.
Pero no importaba que fueran ellos los que se retractaran. A sus ojos,
todavía era un… disgusto de mi parte. No era lo suficientemente sexy, no era
lo suficientemente atractiva, no era lo suficientemente mujer. Ahora me
castigarían. 133
Pero no lloré. No sentía dolor. No sabía cómo prepararme para lo que
estaba a punto de sucederme.
La puerta de mi dormitorio se abrió y se cerró. No miré hacia arriba.
Sabía quién estaba parado allí.
No dijo una palabra y mantuve la cabeza inclinada hacia el suelo. Sería
castigada.
Una sola hoja de metal cayó al suelo frente a mí, justo cerca de su
mocasín negro.
—Yo… —Mi boca se abrió para hacerle la pregunta que quería saber—.
¿Quieres que me mate? —Esto tenía más sentido que quisiera que
cicatrizara…, porque las Dolls eran producto de la perfección. Caminábamos
y hablábamos de esa manera y también fuimos entrenadas. Si cualquiera de
nosotras tenía una espinilla, no mostraríamos la cara hasta que
desapareciera. Esa era su regla absoluta.
Él se inclinó frente a mí, sus dedos envolviéndose alrededor de mi
barbilla.
—No, querida. Pero te haré desear poder hacerlo.—Se puso de pie,
retrocediendo más hasta que estuvo sentado en mi cama—. Nos fallaste esta
noche, Doll.
Mi boca se cerró de golpe. Esperé a que algo, cualquier cosa, me apretara
la garganta como cuando lo hacía durante el entrenamiento o el reclutamiento,
pero no vino nada.
—Trató de salvarme —respondí, lo que era la verdad.
Hubo un largo trecho de silencio que se derramó entre nosotros hasta
que Kij tiró su corbata al suelo.
—Levántate y desnúdate. Trae contigo la hoja de afeitar. —Me puse de
pie con fuerza, levantando la hoja desde el suelo y haciendo una mueca
cuando sentí el afilado borde cortado mi pulgar—. Eso es... Ahora camina
hacia mí.
—¿Qué... qué harás?
Tan pronto como lo alcancé, me quitó la navaja con una sonrisa que hizo
que mi estómago retrocediera.
—Vi la forma en que lo veías, Doll, y él a ti. No te diré ni te mostraré quién
está detrás de la pintura de la cara, pero me aseguraré de que cada vez que
tengas sexo durante las próximas dos semanas, te duela. —Me agarró por la 134
parte de atrás de mis muslos y me tiró sobre la cama. Me quedé quieta, sin
emociones, mientras ensanchaba mis piernas. Sentí la primera rebanada
como un corte de veneno dentro de mí—. Eso necesitará puntos de sutura.
Lástima que no los consigas.
Luego se puso de pie, desabotonándose el botón superior y flotando
sobre mi cuerpo. Las lágrimas pincharon los lados de mis ojos, pero no
rodaron por mis mejillas. El dolor era insoportable, y el líquido que sentí
rodando por la parte de atrás de mi trasero, lo sabía, era sangre. Sangre a la
que estaba acostumbrada. A ser utilizada y eliminada, estaba acostumbrada.
Sentir el dolor físico tan brutalmente al que estaba acostumbrada. Ser
encontrada con ojos que se apropiaban de mi marchita y podrida alma no era
algo a lo que estuviera acostumbrada.

—Diaaaaablos, nena… —Fue lo primero que escuché cuando mis ojos


se abrieron—. Déjala dormir a través de eso. Vete a la mierda. —No es hasta
que siento un sabor metálico deslizándose por mi garganta que me doy
cuenta de que tengo los dientes hundidos en la carne. Un brazo. Un brazo
muy musculoso.
Me separo y hago una mueca cuando siento lo mucho que tengo que
retraerme de él y lo profundo que estoy mordiendo.
—Lo siento. —Cierro mis ojos—. Mierda, Kyrin, lo siento.
Antes de que pueda darme la vuelta, la mano de Eli está en mi barbilla,
forzando mis ojos a los suyos.
—Nosotros no pudimos dormir, pero estoy jodidamente seguro que tú
lo hiciste.—Sus ojos buscan los míos, y debe ser de mañana con el sol ahora
peleando a través de mis persianas, mientras me ofrece lo suficiente para
que pueda verlos a ambos—. ¿Con qué estabas soñando?
Ruedo sobre mi espalda, alcanzando el brazo de Kyrin para
inspeccionarlo. Me deja tenerlo y mis mejillas se encienden cuando veo la
profunda hendidura y las manchas de sangre donde lo mordí mientras
dormía.
—No puedo recordarlo. 135
—¿No recuerdas lo que estabas soñando? —pregunta Eli de nuevo, y lo
entiendo. Así es como es, es bocón y siempre tiene cosas que decir, pero es
el silencio de Kyrin lo que me pone nerviosa.
—No puedo. —Niego, llevo el brazo de Kyrin a mis labios y lo miro
mientras deslizo mi lengua sobre la herida, chupando la burbuja de sangre
que se hincha hacia la superficie.
Sus ojos se vuelven un poco más oscuros, su mandíbula se aprieta.
Después de haber lamido la sangre, presiono un suave beso sobre la
herida y dejo que mis dedos se deslicen entre los suyos. Pensé que pelearía
contra eso, tal vez sea demasiado íntimo para él o demasiado, ya que no
besa, pero me permite hacerlo. Sus dedos se contraen antes de curvarse
lentamente alrededor de los míos y descansar sobre mis nudillos. Mi corazón
y mi estómago vuelven a hacer eso, cuando me vuelvo para enfrentar a un
Eli obviamente enojado.
Está escudriñando mis ojos con fuego.
—No me vengas con esa mierda, Lilith. Sabes muy bien con qué estabas
soñando y quiero saber ahora mismo quién diablos era el que estaba en la
cama contigo.
—¿Qué? —Busco sus rasgos. Mi Eli. Tan bellamente caótico. Tan
maravillosamente perfecto—. ¿Qué quieres decir con en la cama conmigo?
Eli resopla, cayendo de espaldas, nervioso, con los ojos en el techo. Me
inclino hacia adelante, la mano de Kyrin todavía en la mía mientras me
inclino para presionar mis labios contra su mejilla.
—¿Qué me estás preguntando, Eli?
Sacude la cabeza y traga mientras la nuez de Adán se sacude.
—Supongo que no lo sé, Lilith. —Finalmente se vuelve hacia mí, sus
ojos en los míos. Se inclina hacia adelante para descansar su mano en mi
mejilla—. ¿Siempre duermes así?
—Es divertido que pienses que duermo… —digo en broma, aunque ni
siquiera estoy bromeando a medias.
—Lilith —dice Kyrin, y su tono hace que tanto Eli como yo dejemos de
respirar—. Mírame. —Hago lo que me dice, volviéndome hacia él, y por
primera vez esta mañana, finalmente noto la expresión de su rostro. La
forma en que sus músculos están tensos y sus ojos oscuros alrededor de los
bordes. Ninguno durmió mucho anoche y sé que todo fue culpa mía. Sus
ojos están en los míos, y parte de mí quiere apartar la mirada, pero algo en
lo más profundo de mí no lo hace. No quiero hacerlo. Quiero confiar en él.
136
Mis pestañas se abren en abanico sobre mis mejillas mientras parpadeo, y
me inclino más y más cerca de él—. Mierda. —Kyrin arranca las mantas de
su cuerpo y se pone los vaqueros que estaban en el suelo. Estoy de vuelta
en tiempo real, fuera del trance en el que me tenía encerrada, como su
propio pequeño mini vampiro personal chupando su sangre.
—¿Qué sucede? —pregunta Eli, manteniendo su mano asegurada
alrededor de mi brazo.
—¡Mierda! —Kyrin abre la puerta y la cierra de golpe detrás de su
partida, saltando de mi aturdimiento.
—¿Qué hago? —pregunto, volviéndome hacia Eli, quien me ve de cerca.
—Nada. Acostarte. Es demasiado jodidamente temprano para esta
mierda.
Me arrastro encima de él, descansando sobre su pecho. Escucho cómo
se suavizan los latidos de su corazón mientras ignoro lo cómodo que se
siente para alguien tan en forma. Trazo las líneas de sus tatuajes, en
particular uno en su brazo. Es una corona, con Elite Fucking King debajo.
Creo que mi favorita es la palabra KING escrita en inglés antiguo en la parte
delantera de su garganta.
—¿Me contarás algo de tu vida algún día?
Se ríe hasta que su risa se apaga.
—¿Por qué siento que hemos tenido esta conversación antes? —Sonrío
contra su pecho mientras su brazo se curva alrededor de mi espalda—. Sí,
nene. Te diré todo lo que quieras saber. —Sé que es mentira. No sé nada
sobre la Elite King, aparte de lo que escuché aquí y allá mientras crecía.
“Chicos ricos con poder que no tienen ningún problema en ponerte una bala
entre los ojos”. O algo alrededor de eso.
—Lamento que no hayan dormido mucho anoche.
Eli aprieta su agarre a mi alrededor.
—Está bien, Lil. De todos modos, necesitábamos hablar.
—¿Sobre? —pregunto, inclinándome para descansar mi barbilla en el
dorso de mi mano. Me inclino hacia adelante y le doy un beso en la barbilla,
pero termino mordiéndolo.
—Joder, ¿tienes hambre de sangre o alguna mierda? Porque necesitaré
una advertencia. Tengo un hermano metido en toda esa mierda, así que
tendré que pedirle consejos si esto es algo serio. 137
Aguanto mi risa curvando los labios sobre los dientes.
Me observa de cerca, bromeando a un lado.
—Algo que es importante que ambos debemos dejar en claro.
—Hmmm, ¿podría tener que ver con el hecho de que estaba susurrando
cosas raras mientras dormía?
Se ríe y al instante me siento más ligera. Cada vez que se ríe, me quita
un peso de encima.
—No exactamente.
—Entonces obviamente se trata de que los desee a los dos —hago una
pausa, inclinando la cabeza—, ¿y tal vez ustedes dos se deseen uno al otro?
Los ojos de Eli brillan. Inclinándose, desliza su lengua sobre la punta
de mi nariz.
—Tan jodidamente necesitada de respuestas. —Su risa se apaga—.
Todos podemos hablar de eso tal vez más tarde. Cuando el gruñón se haya
calmado. Homeboy da miedo cuando está enojado.
—Algo me dice que serías igual... —Levanto una ceja.
Sus ojos se entrecierran mientras me pellizca las costillas.
—Ah, estoy bastante seguro de que eres igual, chica. Señorita, mato a
los hombres por placer.
Antes incluso de que haya terminado su oración, me río, mi cabeza
echada hacia atrás y mi otra mano tocando su cabello.
—Bien, está bien. Eso es justo.

138
17
Eli

—¿E
stá dormida? —pregunté, esperando que
Kyrin dijera algo. Cualquier cosa.
—¿Qué, los pequeños ronquidos no la
delataron? —refunfuñó perezosamente.
Eso era un frente.
Me reí.
—Sí, eso es lindo como un carajo. —Suspiré, pasando mis dedos por su 139
brazo—. Creo que me importa.
—No estarías aquí si no lo hicieras —dijo Kyrin lo obvio.
—¿Y a ti? —pregunté, mirando hacia la oscuridad de su habitación—.
¿Por qué estás aquí? Porque sé muy bien que no... sientes una mierda.
—¿Oh sí? —me provocó—. ¿Y cómo surgió esa suposición? ¿Entre
conocerme durante cinco minutos y follarme durante dos?
—Kyrin. Está jodidamente bien admitir una mierda. Ella también se coló
en mí. No eres el único. ¿Crees que vine aquí para encontrar esta loca mierda?
Joder, no. Mierda. No. Pregúntale a cualquiera de los King y te dirán que esta
no es mi vibra.
Resopló.
—Pero hay otra cosa... —Apreté los dientes, cerrando los ojos a pesar de
que no hizo nada porque la habitación estaba muy oscura—. No es la única
arruinando lo que quiero.
Hizo una pausa ahora. Su brazo se apretó alrededor de su pecho, pero
sentí que su otro brazo se contraía debajo de mi almohada.
—Sí —fue todo lo que dijo—. Podemos resolver toda esa mierda más
tarde. Ahora mismo, tengo que...
—No... —Lilith comenzó a susurrar y tanto Kyrin como yo nos quedamos
notablemente inmóviles.

Estoy caminando hacia adelante y hacia atrás en mi “dormitorio” actual


mientras todos los demás se dirigen a la “casa principal” también conocida
como la de King y Perse. La propiedad es jodidamente extraña. Es como una
pequeña aldea en miles de acres de propiedad donde todos construyeron
casitas. Estoy hablando, de que estoy seguro de que estos imbéciles poseen
un suburbio, solo que en las montañas y cerca de un lago.
¡Mierda! Distraído. Necesito pensar rápido.
Saco mi teléfono y marco el nombre de Bishop. Tengo que admitir que
estar de vuelta en Nueva York es como si pudiera respirar de nuevo, pero no
me gusta Kiznitch, y sé que, si necesito más tiempo, necesitaré una buena 140
excusa para ir con ellos. Bishop no responde. Lanzo mi teléfono sobre la
cama king-size y abro la cortina que impide que entre el sol. Este dormitorio
ofrece una vista directa del lago de abajo. Hay un pequeño embarcadero que
sale de la hierba, con un pequeño cobertizo de aluminio al lado.
La casa en sí es impresionante, y proviene de alguien cuyo entorno
habitual son los ricos y famosos: edición club de chicos multimillonarios. La
sala de estar principal da al lago desde las altas ventanas de piso a techo,
hay una cocina de estilo moderno escondida debajo del dormitorio tipo loft
en el piso de arriba, y desde la vista de la esquina de la sala de estar, puedo
ver una gran bañera con patas afuera en el patio. Grandes plantas y
vegetación le ofrecen el perfecto entorno natural y privado. La decoración es
contemporánea pero lo suficientemente rústica como para sentirse como en
casa. Es mucho más cálida que el museo en el que crecí. La puerta de abajo
se abre y se cierra mientras bajo la escalera de caracol.
—¿Sabías que todos volaremos a Kiznitch la semana que viene? —
murmura Lilith desde detrás de la puerta abierta del frigorífico de acero
inoxidable. La cierra de golpe y abre la tapa de un OJ. Me mira por encima
del labio—. Kiznitch.
Estoy desesperado por desviar la atención de Kiznitch, y no muy lejos
de Patience.
—¿Qué pasa contigo y Rusia? —pregunto, alcanzando la botella de
vidrio y llevándola a mi boca.
Ella pasa la suya con el dorso de la mano.
—No me gusta Rusia.
—¿Por qué? —pregunto, empujando la botella hacia ella en el
mostrador.
Sus ojos comienzan a vagar por el área y veo cómo su rostro cambia.
Rusia está olvidada y mi pregunta sigue estando en el ámbito de las cosas
de las que no hablamos. Los músculos de su rostro se relajan, sus ojos se
tornan de un suave tono lila en lugar del feroz acero duro.
—Este lugar es agradable.
Se dirige a la sala de estar, donde un gran sofá en forma de U está
frente a las ventanas. Hay jambas negras moldeadas sobre el vidrio como
algo sacado de una antigua casa victoriana. Desde este ángulo, puedo ver el
gran sauce que da sombra a lo que parece un bar al aire libre.
—Es tan... espera, ¿esta es la casa de Kyrin? 141
—Su otra casa, supongo.
Lilith pasa la punta de su dedo por el sofá beige.
—Eh. No es lo suficientemente sucio, oscuro para que haya elegido eso.
Me río suavemente, dejándome caer en el sofá. Descanso mi tobillo en
mi rodilla y asiento.
—De verdad. ¿Por qué no quieres ir a Rusia, pequeña?
Se vuelve hacia mí, se quita los zapatos y desliza las piernas debajo de
su trasero. Su cabello es de un tono plateado antinatural, sus ojos tienen
un absurdo tinte violeta. Casi como si no pudieran decidir si quieren ser
grises o morados. El color de ojos más extraño del mundo. Su piel es pálida,
juvenil impecable. Y su cuerpo es firme pero con curvas.
—Supongo que simplemente no me gusta el vodka.
Pongo los ojos en blanco, despidiéndola.
—Dejaré que lo tengas esta vez. —Cuando mi teléfono comienza a
vibrar en mi bolsillo trasero, me inclino para agarrarlo y veo el nombre de
Bishop destellar en la pantalla—. ¡Yo! —Me levanto del sofá y salgo al patio
de madera.
—No he procesado lo que me dijiste anoche y no lo he compartido
todavía, pero necesito que sepas algo. —Cierro la puerta detrás, volviéndome
hacia Lilith una vez que alcanzo el exterior. Necesito saber que no está
escuchando en algún lugar, pero también quiero verla fijamente. Tiene un
rostro que atrae a la gente, más aún en su estado natural. Mi favorito es
cuando piensa que nadie la está mirando.
—Sigue.
—Si haces esto, si vas más allá, sabes que no podrás tenernos a ambos.
—Lo sé. —Y no está hablando de mi pene...
—Si haces esto, tendrás que tomar una decisión. Esto es serio. Hablé
con papá al respecto brevemente, sin revelar nada, eso es por tu seguridad,
de nada, por cierto, y me dijo que, si un King salía solo, lejos de nosotros,
su línea lo haría ser ridiculizado. Estarías fuera del redil. Eli… —Bishop
respira hondo. No lo hace a menudo. Por lo general, dice exactamente lo que
quiere decir cuando quiere decirlo. Ese mazo debe ser bastante pesado para
él—. Tienes que pensar en esto. Duro. No habrá más línea Rebellis. Los King
no habían tenido un escándalo como este desde que se arruinó a Vitiosis, e
incluso entonces, él nunca se fue. —Ruedo mis labios debajo de mis dientes
un par de veces, preguntándome por dónde empezaré primero. 142
—Lo sé —es todo lo que logro decir—. No me alejaré de los King, B.
Sangro negro y dorado.
—Lo sé, hermano. Déjame trabajar en algo y te responderé. A menos
que estés listo para llamar rojo sobre ambos, entonces ese podría ser un
ángulo con el que podría moverme.
Aguanto la respiración, tensando la mandíbula.
—No quería decirte esto en este momento. Quería un poco más de
tiempo para trabajar en la mierda, pero...
18
Lilith

L
a realidad ofrece paz a quienes se pasan la vida huyendo de
sus pesadillas. Para mí, siempre es lo contrario. Odio este
lugar. Todo es un recordatorio de por qué soy diferente. ¿Qué
ve la gente cuando me ve? ¿Caos? ¿Dolor? Locura. Todo lo
anterior es cierto, pero en Patience, nunca hice estas preguntas, porque
entre las paredes de un asilo, los pacientes no saben lo que sucede en el
mundo fuera de ellos. Kyrin todavía no ha regresado al cobertizo para botes
en el que nos metió a Eli y a mí como a unos animales callejeros que recogió 143
en el camino. Eli parece estar más inquieto que yo con este actual cambio
de planes. Observo cómo se mueve del sofá a la ducha, a la cocina, al exterior
cerca del lago. Lo dejo, perdida en mis propios pensamientos de lo que
podría estar pasando. Todos en Midnight Mayhem son, en todo caso,
inteligente gente de negocios. Cambiar algo como esto levanta una bandera
roja.
Tomo mi teléfono vibrante en la mesa de café de cristal, respondiendo
cuando veo el nombre de Saskia parpadeando en la pantalla.
—¿Puedes hablar con una plebeya ahora? —Fue una broma, pero
también es cierto. Soy una forastera; en realidad, no pertenezco aquí.
Midnight Mayhem es extremadamente selectivo con respecto a quién
permiten la entrada, hasta el punto de que se trata de una configuración de
tipo de sangre que entra y sale. Entonces, ¿cómo llegué aquí?
—Ja, ja. ¡Estamos de camino allí!
Paso mis dedos por mi cabello para cepillarlo todo hacia un lado.
—¿Quiénes? Y bueno. Estoy terriblemente aburrida. —Recojo la pelusa
de mis calcetines hasta los muslos. A pesar de que hace mucho frío afuera,
la temperatura en esta casa sigue siendo la misma, así que llevo ajustados
pantalones cortos de yoga negros que apenas cubren mis nalgas, y la gran
sudadera con capucha Cherry Skulls Philipp Plein de Kyrin. Lo estoy
castigando usando una sudadera con capucha de mil dólares en la casa
como si fuera un trapo de diez dólares de Walmart.
—Yo, Perse, Maya, Rose y Cartier, la pequeña Gollum de Kyrin.
—Déjame adivinar, traerás alcohol.
—Sí, pero no te preocupes, ¡nosotras prepararemos los cocteles! Te veo
en un rato. —No puedo pensar en nada peor que el alcohol, aparte de los
cocteles. La sustancia azucarada era algo que nunca me permitían de
regreso en Dollhouse. Nunca. Por un lado, el alcohol te envejecía, y dos, por
el azúcar.
Eli está bajando las escaleras, sin camisa, mientras se pasa una toalla
por el húmedo cabello, vistiendo nada más que pants grises.
—¿Qué ocurre?
Eli. Maldito Eli.
—Hay un montón de chicas que están a punto de estar aquí, así que
puedes esconderte arriba.
Se burla.
144
—Joder, no. Me encantan las mujeres. —Mis ojos se entrecierran, pero
rápidamente me limpio la “tos” de celos de mi cara antes de que pueda
verla—. Y Kyrin también está en camino de regreso, así que no seré el único
hombre aquí. —No. La agitación en mis entrañas volvió. ¿Qué diablos estás
haciendo, Lilith? La puerta principal se abre justo cuando Eli se entierra en
la despensa, sacando alimentos extraños.
—Este es mi lugar favorito —anuncia Sass mientras entra en la sala de
estar con su horda de mujeres detrás. Todas se esparcen alrededor del gran
sofá hasta que mis ojos se posan en una chica que aún no conocía.
Hace un movimiento de cabeza.
—Hola, soy Cartier.
Inclino la cabeza, ocultando una sonrisa.
—La hermana pequeña de Kyrin.
Chasquea los dedos, se mueve hacia la mesa de café frente a nosotras
y abre un cajón.
—La única, aunque no suelo usar eso como línea de apertura. Es
ineficaz cuando se trata de conseguir chicos. —Empieza a sacar los
utensilios del cajón y luego los vasos. Me doy cuenta rápidamente de que
son ingredientes de cocteles. Muestra una coctelera de metal—. Mi mamá
es mixóloga profesional, pero como la que bebe todo lo que hace. Tenía esto
instalado especialmente para las noches de chicas y toda esa mierda.
Cartier tiene el cabello verde azulado que tiene la misma longitud que
el mío, la piel bronceada y los ojos del color del océano, casi igual a su
cabello. Los tatuajes están por toda su piel, desde dos mangas, ambas en
gris, y otras partes más pequeñas sobre su pecho y cuello. Tiene un piercing
en el tabique y su maquillaje, maldita sea, parece hecho profesionalmente.
Es claramente la hermana de Kyrin. Pómulos altos, labios que se mueven
un poco sobre el borde y una impecable piel con algunos lunares dispersos.
Ahí es donde termina su similitud. Su personalidad parece todo lo contrario.
—No creo que Lilith haya tomado un coctel... —agrega Perse, cruzando
las piernas frente a ella en el sofá. Me mira fijamente y levanto una ceja.
¿Cuál es el problema de esta chica conmigo?—. ¿Correcto?
Todas guardan silencio, excepto Cartier, quien se ocupa de mezclar.
Doblo mis dedos sobre el borde de las mangas de Kyrin.
—Correcto. —Le sonrío a Perse, lo que solo hace que su enojado rostro
se distorsione aún más, antes de volver a mirar a Cartier—. Soy de Patience. 145
Cartier hace una pausa, sus ojos vuelan hacia los míos. Una mirada de
comprensión pasa por sus rasgos, y si eso es entender por qué no le agrado
a Perse, o por qué soy rara, no lo sé todavía.
—Bueno, espera, eso es solo la mitad de la verdad. También soy de
Dollhouse. El líder, en realidad, con mi padre como director ejecutivo de…
—hago un gesto con las manos—… sea lo que sea.
—¿Por qué estás aquí entonces? —pregunta Cartier, pero no es hostil,
más bien con confusión. Empieza a agitar la batidora de cocteles, pero sus
ojos permanecen en los míos. Cuando se detiene para colar el líquido en la
línea de vasos, le respondo.
—No lo sé. —Es la respuesta más honesta que he dado.
Ella se encoge de hombros, me entrega un vaso y choca el mío con el
suyo.
—Aquí está tu primero.
Tomo un sorbo y siento el azúcar deslizarse por mi garganta. Es
enfermizo, pero sorprendentemente bueno. Dicen que el azúcar es la
primera droga que probamos. Cristalizada, en polvo, dulce, refinada. Y
ahora mismo, siento que la pruebo por primera vez.
—Vaya. ¿Qué es esto? —Quito el residuo rojo del borde de mis labios.
—Un Manhattan. —Cartier se mete en una gran almohada en el suelo—
. No lo bebas demasiado rápido. Son fuertes.
Maya está en el regazo de Val al otro lado de nosotros, con Perse todavía
haciendo un agujero en mi cabeza.
—Está bien, los Brothers están en una reunión muy importante, así
que estaba pensando: podríamos planificar los lugares que todos queremos
visitar mientras estemos de vuelta en Rumania. Personalmente, quiero
trabajar en la incorporación de algunos movimientos nuevos en mis
números... —La voz de Saskia se apaga en la parte posterior de mi cabeza
cuando Eli sale de la cocina, ignorando a todas las chicas y viniendo
directamente hacia mí. Se inclina sobre el borde del sofá hasta que lo miro
al revés, ignorando la forma en que sus brazos se doblan cuando se inclina
en el sofá.
Se inclina y pasa su lengua por mis labios.
—Ky me necesita. Te veremos en la cama más tarde, así que no bebas
demasiados. —Se empuja hacia atrás y me guiña un ojo antes de ponerse
una sudadera con capucha sobre la cabeza y salir por el mismo camino por 146
el que las chicas acaban de entrar.
—Ah, ya veo... —Cartier se inclina hacia atrás—. Así que mi glorioso
hermano con problemas de compromiso, problemas con la mamá,
problemas inquietantes, problemas de asesinatos y problemas psicopáticos,
ha decidido coleccionar dos juguetes nuevos.
—Bingo —murmura Perse en voz baja, poniendo los ojos en blanco.
—Cuidado con ese corazón, Lilith. Te masticará, te escupirá y luego te
enterrará en el patio trasero donde guarda el resto de sus secretos...
Tengo que ahogarme con la risa que me sube por la garganta, pero
siento la mano de Saskia llegar a mi muslo de manera tranquilizadora.
Tragando el resto de mi bebida, coloco el vaso vacío en la mesa de café, mis
ojos vuelan entre Cartier y Perse.
—Primero que nada, no tengo corazón. Mi papá lo arrancó el día que
nací y lo enterró en su jardín de secretos, y créeme, es mucho más grande
que el de Kyrin, ¿y dos? —Veo entre las dos antes de finalmente fijarme en
Cartier—. ¿Qué te hace pensar que no soy yo quién los recolecta?
Cuando hay una pausa lo suficientemente larga, me acomodo en los
cojines del sofá justo cuando Maya se echa a reír.
—Me gustas mucho, Lilith.
Sostengo la mirada de Perse, sus mejillas ahora están sonrojadas.
—También me gustas… —Arrastro notablemente mis ojos de Perse a
Maya—. Maya. —No me entretengo con el odio y el drama, y no puedo decidir
si quiero cambiar eso o no con Perséfone. Sin embargo, hay una razón por
la que no lo he hecho...
Devuelvo mi atención a Cartier.
—No es tan serio. No tienes que preocuparte.
—Oh, no lo estoy —dice Cartier, sacudiendo la cabeza mientras prepara
más cocteles.
—Estoy sorprendida. —Saskia me empuja con el hombro mientras
Maya se mueve hacia el sistema de altavoces y enciende la música.
Perse todavía no ha dicho nada, y si fuera una humana normal con
idioteces que dar, la llevaría a un lado y le preguntaría cuál es su problema
conmigo, pero afortunadamente, no lo soy y no me importa el drama de
chicas. Sacaron esa parte de ser una chica de mi cerebro en el segundo en
que llegué a la pubertad. Perse puede entretener su disgusto por mí por su 147
cuenta, pero nunca extenderé la mano y me lo tragaré.
Pop Smoke comienza a sonar a través de las bocinas, mientras Sass
gira mi rostro para mirarla. Ha tomado un par de tragos ahora, sus ojos son
vidriosos.
—Perteneces aquí.
Una sonrisa toca el costado de mis labios.
—No, no lo hago, Saski, pero está bien porque no es necesario.
Los brillantes ojos azules de Saskia destellan con algo demasiado
cercano a la tristeza. No necesito su compasión ni la de nadie más. Antes de
que pueda decir algo más, niego y me río.
—No haremos esto.
—Está bien, ahora mismo...
Cartier me entrega una bebida fresca y la tomo. Niego hacia Saskia.
—Nunca.
La puerta principal se abre y Eli entra primero, seguido por King, Killian
y Keaton. Todos se esparcen alrededor del sofá, con Keaton permaneciendo
lo más lejos posible de Cartier. Obvio. No me doy cuenta de que he estado
conteniendo la respiración por Kyrin hasta que exhalo con fuerza.
—Está afuera, Pequeño Diablo. Ve a buscarlo. —Killian se instala en
los pechos de Saskia, lamiendo su cuello como un gato necesitado. Eli ya
está arriba. Podía cortar la tensión en la habitación entre los chicos como si
fuera una cinta atada en un bonito lazo.
—¿Cuál? —Perse ríe.
Me encojo de hombros, pasando por alto a Perse y su boca sabelotodo.
—Ambos me penetran tan fuerte como se penetran entre sí, así que
supongo que podría ver a los dos. —Cierro la puerta principal detrás cuando
escucho a Saskia comenzar con Perse. No necesito que me rescate, ni
siquiera para que me defienda. Para necesitar que hiciera eso, tendría que
importarme, y no es así. Perséfone puede pensar lo que quiere de mí.
El aire está frío, así que me levanto los dos calcetines como si ese
pequeño centímetro fuera a ayudar. Estoy escaneando el área, buscando a
Kyrin cuando lo encuentro de espaldas a mí, mirando el agua. Bajo los
escalones y salto a los adoquines que allanan el camino hacia el
embarcadero. Se mueve ligeramente por encima del hombro cuando mis pies
tocan la madera, pero no gira del todo. De hecho, estoy casi segura de que 148
no me ve en absoluto.
—Déjame adivinar, te enviaron aquí. —Suena distante. Más de lo usual.
Su sudadera con capucha se extiende sobre sus anchos hombros.
Kyrin tiene la estructura de un dios griego. Su piedra tallada con un bisturí
tan afilada como las que se usan en las cirugías, pero una oscuridad acecha
dentro de él que esconde. Todo el mundo sabe que Kyrin es oscuro y
melancólico, pero en realidad no lo conocen. No es desalmado ni inhumano
como yo. Ninguno de los dos lo es. Él está dañado, yo estoy rota. Hay una
diferencia.
—En realidad no. —Me paro a su lado, siguiendo su línea de visión. El
lago es tranquilo, plácido, casi como seda oscura que fluye a través de una
ligera brisa—. Me di cuenta de que no entrarías y pensé que algo debía haber
sucedido. —Me bajo hasta el borde del embarcadero y cuelgo las piernas
sobre el borde—. Además, la pequeña rabieta de Eli cuando entró a la casa
también lo delató
Hay una larga pausa antes de que finalmente se agache a mi lado.
—No quiero hablar de eso.
—Justo. —Suspiro—. Tu hermana es genial.
Se ríe, y el extraño sonido provoca que se me ponga la piel de gallina
en el vértice de mi columna.
—No lo es.
Me encojo de hombros.
—Bueno, si Perse tiene algo que ver con eso, estoy segura de que me
odiará al final de la noche de todos modos.
—¿Te encargarás de ella, porque sé que no me necesitas, ni a Eli, para
hacer eso por ti?
Pienso en sus palabras, dejándolas permanecer dentro de mi cerebro.
—No. —Me vuelvo hacia él.
Tan pronto como nuestros ojos chocan, siento como si un puño me
atravesara el estómago. Mierda. Qué carajos. El resplandor de la luna llena
se cierne detrás de mí, dándome una vista directa de sus rasgos. De su
rostro. No creo que haya visto a nadie tan hermoso como Kyrin, y realmente
no puedes llamarlo hermoso, pero lo es. Sus espesas cejas se juntan
mientras sus ojos se posan en mis labios antes de regresar. 149
—Creo que sabes por qué.
Se pasa la mano por la barbilla.
—Porque no te importa. —No era una pregunta; era una declaración.
Como si necesitara decir las palabras en alto para escucharlas, en lugar de
que salieran de mi boca. No sé si le decepciona que sea como soy.
—Mmhmm.
Su muslo roza el mío. Mi respiración se detiene.
—Sí, no lo compro. —Su respuesta llama mi atención al instante. Es
tan seguro, como si me conociera de toda la vida.
—¿Por qué dices eso? ¿Porque soy una buena chica? —Es una broma,
solo que no espero que se ría.
—No —responde, apoyándose en el codo que está más lejos de mí. Lo
miro por encima del hombro, ocultando mi respiración detrás de él.
—Porque cuando lo usas como escudo, solo significa que hay algo
detrás.
Nuestros ojos permanecen conectados. Pasan unos segundos antes de
que finalmente me dé la vuelta para ver hacia el lago, solo que su mano está
en mi barbilla y me está dando la vuelta para enfrentarlo.
—Lilith.
Una palabra tan simple, un alma tan jodida.
—Kyrin… —le devuelvo el fantasma.
Se inclina y dejo de respirar. Tengo problemas respiratorios a su
alrededor. Es casi por instinto, como si cada vez que estuviera cerca, mi
cuerpo enviara señales de advertencia disparadas a través de las yemas de
mis dedos que me ponen la sangre caliente. Sus dedos se deslizan por la
parte de atrás de mi cuello mientras acerca mi rostro al suyo. Cuando las
puntas de nuestras narices se tocan, creo que mi cerebro sufre un
cortocircuito, y cuando sus labios tocan los míos, todo lo que tenía dentro
de mí explota. Sus labios son suaves, demasiado suaves. Mis piernas se
vuelven gelatina y los murciélagos que vuelan dentro de mí chillan tan fuerte
que las vibraciones desgarran las paredes internas de mi estómago.
Me está besando. Comienza a retroceder, así que llevo mi mano a la
parte de atrás de su cuello, manteniéndolo cerca de mí. Saco la lengua a
hurtadillas y la paso debajo del borde de su labio. Un profundo gruñido vibra
en su pecho mientras me hace rodar sobre mi espalda y se posa entre mis 150
muslos sin romper nuestro beso. Se vuelve frenético, nuestras lenguas
chocan desesperadas. Como si hubiéramos estado esperando toda nuestra
maldita vida solo para hacer una cosa tan simple: besar. Una acción que la
mayoría de la gente hace a diario, pero para nosotros es otra cosa.
Lo rompe, retrocediendo y mirándome. La luna está detrás de él ahora,
así que no puedo ver mucho de su rostro.
—Ambos son un puto dolor en mi trasero.
—¿Literalmente? —bromeo, moviendo las cejas.
Hace una pausa antes de reír tan fuerte que su cabeza cae en el hueco
de mi cuello.
—Ah, mi Pequeño Diablo... una vez que descubras quién soy, ambos
huirán.
—Kyrin... no iremos a ninguna parte.
—¿Iremos? —pregunta, viéndome mientras pasa su dedo índice por un
lado de mi cara—. ¿Quieres que sea un nosotros, como en tres?
—¿No es así?
Se pasa la lengua por el labio inferior.
—No puedo decir que lo haya intentado alguna vez, y para ser claro, no
tengo relaciones, y estoy bastante seguro de que Eli no...
—… Eli no las tiene —interrumpe Eli desde algún lugar detrás de
nosotros. Ninguno nos movemos, y Kyrin asiente en comprensión.
—Bueno, ¿alguno de ustedes iba a preguntarle a Lilith? ¡Porque Lilith
tampoco! —les espeto a ambos.
Kyrin rueda fuera de mí mientras Eli se deja caer al otro lado, sus
piernas ahora cuelgan sobre el embarcadero. Cuelgo mis piernas sobre el
borde de nuevo, mi corazón ahora se relaja. Me siento como el plato entre
dos balanzas. Uno malo, el otro malvado. Kyrin permanece acostado sobre
un hombro mientras el brazo de Eli se envuelve alrededor de la parte
posterior de mi cuello.
—Así que dejemos esto cómodo, pero abierto...
—Lo dejaremos como está —dice Kyrin, poniéndose de pie—. Nadie
saldrá herido.
—¿Qué te hace pensar que cualquiera de nosotros lo estaría? — 151
pregunto, volviéndome hacia él.
Me ha hecho enojar un poco, pero no sé por qué. Tampoco quiero
buscar el motivo, por miedo a lo que pueda encontrar.
Me mira fijamente, sus ojos van entre Eli y yo.
—Porque es inevitable.
19
Kyrin

L
os miro a ambos mientras duermen. Lilith está acurrucada
bajo el brazo de Eli, con la boca ligeramente abierta y las
pestañas extendiéndose sobre sus pómulos altos. A ambos.
Dos putos códigos que no he descifrado del todo.
—Sabes que estás jodido, ¿verdad? Tendrás que elegir... —Cartier se
desliza en el asiento frente a mí, justo cuando llegamos a la turbulencia. El
plan era volar a nuestra patria en dos semanas, no en dos jodidos días.
152
—Deberías haberte quedado en casa. —Agrando los ojos hacia ella.
Ninguna persona que camine sobre esta tierra me conoce tanto como mi
hermana. No es nada bueno.
Se inclina hacia adelante para que solo yo pueda escuchar.
—Kyrin, no puedes elegir a ninguno. Lo sabes…
—Cállate, Cartier. —No me molesto en verla cuando respondo,
principalmente porque no puedo apartar los ojos de Lilith y Eli, pero también
porque no quiero tener esta conversación con ella en este momento.
—Ella no me agrada.
—No la conoces —digo bruscamente, y luego cierro la boca cuando me
doy cuenta de que acabo de darle algo de qué preocuparse—. Ni a él.
—Bueno, no dije nada sobre él… —Chasquea las uñas, y si no fuera mi
hermana, me acercaría y rompería su maldito cuello solo por ser tan
jodidamente condescendiente. Ya es bastante malo haber atrapado a Perse
siendo una perra con Lilith, pero no se lo permitiré a alguien que comparte
la misma sangre que yo.
—En primer lugar, si le pegas a Lilith con tus malditas pestañas y le
causas algún problema, estás jodidamente muerta para mí.
Se estremece, y veo como el dolor destella sobre sus ojos antes de
finalmente posarse en el color de sus mejillas. Está enojada ahora. Bien.
Me recuesto en mi asiento.
—En segundo lugar, de nuevo, no sabes de qué carajos estás hablando.
Cualquier mierda con la que Perse te haya llenado la cabeza es solo eso,
mierda.
Cartier levanta una ceja.
—¿De verdad, Ky? ¿En serio? Sabía que la elegirías, pero ni siquiera te
callas al respecto.
Finalmente chasqueo y llevo mis ojos directamente a los de ella.
Mantengo nuestro contacto hasta que su labio tiembla ligeramente y se
mueve en su asiento. Sabe que me hizo enojar hasta el final.
—Yo no lo elegí. No elegiré. Ambos son míos. ¿Ya terminaste?
Cartier se levanta de su silla.
—Kyrin, ¿por qué crees que estoy aquí?
153
—No lo sé, Cartier. ¿Por qué diablos estás aquí? —grito, con mis ojos
en los de ella—. Esto no tiene nada que ver contigo.
Se inclina hasta que nuestras narices se tocan, y juro por todo el jodido
Dios, que siempre quiero golpearla.
—Porque estás a punto de cometer un error.
Me muevo hacia atrás mientras se marcha furiosa, más enojada de lo
que estaba antes de sentarse. Maldito King y su bocaza diciéndole a Perse
nuestra mierda de Kiznitch. Sabía que el hecho de que Cartier de repente
quisiera unirse a Mayhem no se trataba de que nuestros padres intentaran
alejarla de su patético novio. Nuestra madre lo aplastaría con su bota
Valentino si respirara mal en dirección de Cartier. Demasiado ocupado
atrapado en Eli y Lilith, dejé que esa mierda volara sobre mi cabeza. El hecho
de que tenga razón solo me molesta aún más.

Aterrizamos poco después de la medianoche, pero la línea de autos


europeos de lujo estacionados en la pista es un claro indicio de que alguien
(o muchos alguien) importantes acaba de aterrizar.
Killian se inclina sobre mi hombro desde atrás.
—¿Estás bien?
—Vete a la mierda.
—¿Qué hice? —pregunta Kill, su tono agudo mientras camina alrededor
de mi asiento y toma el lugar en el que Cartier estaba hace solo un par de
horas.
—Sabes que Lilith es tu prima, ¿verdad? Ya que su papá y el tuyo eran
hermanos.
—Sí, idiota, estoy bastante seguro de que sé cómo funciona.. —Inclina
la cabeza—. Esa es otra razón por la que Sass y yo la cuidamos. ¿Por qué?
—Ni siquiera me molesto en dar más detalles, porque el cabrón sabe
exactamente a dónde voy con esto—. Hermano... —Su mano está en mi
brazo—. Tiene que hacerse. Lo sabes ¿verdad?
Me libero de su agarre y recojo mi bolsa de lona.
—Sé eso.
Ignorando a Eli y a Lilith, bajo los escalones y me dirijo a la pista, el
154
fuerte chillido de los aviones todavía está caliente en el aire. Uno de los
hombres vestido con traje negro sostiene una tarjeta con mi apellido y me
dirijo a su auto, abro la puerta y lanzo mi bolso adentro. Me meto en el
asiento trasero y me pongo la sudadera con capucha sobre la cabeza.
—¿Al hotel, señor Nero? —pregunta, y cierro los ojos para tratar de
tragarme todo lo que he tenido que aprender.
—Sí. Pon algo de música, por favor. Metal pesado.
Lo hace, y unos segundos después, Five Finger Death Punch está
sonando en mis oídos, solo que todavía no es lo suficientemente fuerte como
para ahogar mis pensamientos. Veinte minutos después, llegamos al hotel
mientras activo el roaming global en mi teléfono. El hotel es un elaborado
edificio blanco con un camino circular cerca del conserje y el valet, donde
un gigante candelabro de oro cuelga del techo, sobre una estatua con agua
saliendo a chorros por la parte superior. Muy parecido a mi rabia.
Empujo la puerta y agarro mi bolsa de lona, despidiendo al chofer
cuando me dice que enviará mi equipaje a mi habitación y que tendré
contacto con él en todo momento mientras esté aquí. Todo eso se dice en
rumano obviamente. Me registré en la recepción, ignorando las persistentes
miradas de la joven recepcionista.
—¿Nero? Ese es un nombre diferente —ronronea, y brevemente levanto
mis ojos hacia los suyos, justo a tiempo para que esté siguiendo mi cuerpo
de arriba a abajo. Debe tener unos veinte años, brillante cabello castaño y
ojos marrones del color de la miel. Es atractiva. Si no estuviera de tan mal
humor, probablemente ella estaría bien por las noches mientras estoy aquí.
—¿La habitación está lista? —pregunto, ignorando su comentario. No
tengo tiempo para las mujeres que tienen tanta sed. Antes de meterme con
alguien, tengo que saber que no se convertirá en un clinger de etapa cinco
y arruinará mi puta vida. De lo contrario, tendría que matarla, y estoy
bastante seguro de que eso está mal visto, incluso para nosotros.
—Lo está. —Desliza una tarjeta de acceso, sus inmaculados dedos con
manicura francesa. Cuando me doy cuenta de que no va a soltar la tarjeta
llave, la tomo con una sonrisa tensa.
—Gracias. —Dejándome la sudadera puesta, me dirijo a los ascensores
y presiono PH1. Según esta tarjeta, hay cuatro niveles de PH. Me burlo. ¿Los
mataría jodidamente haber construido un penthouse extra para otras
personas, no solo para los Cuatro Padres? Si. Sí lo haría. 155
Las puertas se abren e instantáneamente dejo caer mi bolso en el
oscuro piso de mármol justo cuando las luces del sensor de movimiento
iluminan dondequiera que camino. Hay una gran puerta corrediza que
parece abrirse a un patio igualmente grande, con una reluciente piscina que
nada sobre el borde. Es agradable, opulenta, pero es algo a lo que estoy
acostumbrado, y no es mi primera vez en este maldito hotel.
Ojalá sea la última.
Caigo en el sofá de cuero, exhalando un suspiro de alivio justo cuando
mi teléfono comienza a sonar en mi bolsillo.
—¿Qué? —chasqueo sin mirar para ver quién es.
—Estás siendo obvio. —La voz de King al otro lado de la línea solo me
enciende más. Tanto es así que ignoro la puerta que se abre y se cierra en
el fondo.
—Cállate la boca. Sabes, decirle a Perse de nuestro negocio realmente
fue un nivel completamente nuevo. Incluso para ti. Dime, ¿todavía tienes
pene, o necesitamos encontrar un hermano de reemplazo porque la correa
que Perse ató a la tuya claramente cortó la circulación de la misma?
—Vete a la mierda. Nos escuchó a todos esa noche antes de que fueran
al cobertizo. Tanto si quieres creerlo como si no, estaba lista para ser
realmente amable con Lilith. Dijo que pudo haber sido irrazonable. Hasta
que escuchó... ya sabes, que Lilith todavía está en contacto.
Masajeo el lugar entre mis ojos. Necesito u puto porro.
—Si dice algo...
—Nadie va a…
—¡Cartier ya lo sabe! —grito, apretando el teléfono en mi mano con
tanta fuerza que de hecho creo que lo escucho crujir.
Hablando del diablo, ella cae en el sofá frente a mí, mordiendo una
manzana.
Le doy la vuelta.
—Bueno, puedes estar enojado con Perse por eso.
No necesito otra razón para odiarla, pero no se lo diré a King. No es que
odie a Perse. Esto es algo nuevo. Como algo nuevo de dos días.
—Ella está embarazada, tú...
Le cuelgo, lanzando mi teléfono al lugar junto a mí. El hijo de puta está 156
usando su embarazo como excusa de por qué Perse está fracasando
miserablemente en ser Delila.
—¿Sabes cuántas acciones tenemos en este hotel?
—Un cuarto, Cartier. Mierda. Pensé que sería obvio.
Me ignora, tomando otro trozo de su manzana.
—Sabes, no creo que quiera dormir aquí contigo.
—Entonces duerme en otro jodido lugar...
Sus ojos se entrecierran, baja la manzana a su regazo y se inclina.
—Kyrin. Deja de ser un maldito hermano malo. Quiero que me
devuelvas al otro.
—No está aquí en este momento. —Llevo mis ojos a los de ella—. Tú y
yo lo sabemos.
20
Lilith

L
as pesadillas empeoran. Puedo sentirlo en la médula de mis
huesos cada vez que cierro los ojos. Los veo. Me están
mirando con vergüenza, como si hubiera hecho algo tan malo
e inconfundible. Irredimible.
Llegamos al hotel anoche y fui directamente a la habitación que me
asignaron, desesperada por poner algo de espacio entre Eli y Kyrin. Aunque
con Kyrin, no tuve que pelear mucho, ya que salió del avión más rápido que
un oficial en una misión de rescate. Eli parecía distraído. Siento como si 157
todo a mi alrededor se derrumbara lentamente. Como si los muros por los
que trabajé tan duro en construir no se estuvieran derrumbando, pero se
están acercando cada vez más. No estoy segura de por qué estamos aquí,
pero algo no me sienta bien. La gente está callada, todos menos Maya y
Saskia. Mi teléfono vibra en la mesa de café dentro de la sala de mi estudio
cuando abro el chat grupal de ellos.
Maya: ¿Por qué diablos estamos aquí? Quiero decir,
honestamente...
Sass: No lo sé. Killian está raro.
Maya: No, quiero decir, ¿como si esto fuera nuevo para ti?
Sass: Cállate.
Empiezo a hurgar en mis maletas para encontrar el atuendo que quiero
ponerme hoy cuando alguien golpea mi puerta. No me molesto en ponerme
ropa, camino hacia allí en sostén y bragas. La abro y veo a un chico que
sostiene una percha con algo cerrado en el interior.
Traga cuando se da cuenta de lo que estoy usando. Lindo.
—Señorita, su atuendo para esta noche. Yo la acompañaré, ya que su
chofer se enfermó...
Envuelvo mis dedos alrededor del vestido, mirándolo de arriba abajo.
Es lindo.
—Gracias. —Cierro la puerta y abro la cremallera de la tapa negra,
colocándola con cuidado sobre la mesa del comedor. Mi boca casi se abre
cuando llego a lo que hay debajo. ¿Rosa suave? ¿En serio? ¿Rosa de
mierda?—. Agh. —Suspiro y me dejo caer en el asiento del comedor. Me
animé—. ¿No podría ser de un rosa brillante? Al menos casi parece blanco...
—Repetiré ese mantra dentro de mi cabeza toda la noche mientras está
envuelto alrededor de mi cuerpo.
¡¿Rosa, sin embargo?! ¿Quién diablos hizo esto? Mis dedos se clavan
en la esquina donde se esconde una pequeña tarjeta.
Tu color favorito. No mientas... Eli. Al instante sonrío, pero luego dejo de
sonreír cuando me doy cuenta de que estoy sonriendo porque es de él.
Mierda.
158
¿Es esto lo que sienten otras personas cuando les gusta alguien? Me
levanto con ojos muy abiertos. Dios mío, soy humana. Quito la tarjeta de la
parte superior del vestido y encuentro mi teléfono de nuevo, presionando el
número de Sass.
Responde, y luego Maya también lo hace, y de repente todas estamos
en FaceTime.
Miro entre los tres cuadrados.
—Está bien, esto es tonto. Vengan a mi cuarto.
—¡En camino! —dice Saskia.
—Ya estoy aquí —agrega Maya, llamando a la puerta. Les cuelgo a
ambas y abro la puerta, sin molestarme en saludar a Maya antes de regresar
a la mesa de la cocina.
—Muy bieeeeen... —murmura Maya, cerrando la puerta detrás—.
¿Debería estar preocupada por algo aquí?
—¿Qué? —pregunto, volviéndome hacia ella.
Maya es mestiza, por lo que tiene la piel más hermosa e impecable, pero
sus ojos verdes de color musgo te atrapan. Tiene labios suaves y naturales
y dientes blancos y rectos. Es más que hermosa, en realidad. Exótica y
segura. También es todo lo que desearías tener en una amiga.
Maya se adentra más en el área de la cocina, abre el refrigerador y
examina todo lo que hay adentro.
—Quiero decir, todo el asunto de abrir la puerta apenas desnuda.
—¿Puedo preguntarte algo? —Cruzo los brazos frente a mí.
—Lo harás de todos modos. —Agita su mano sobre su hombro—.
Continúa entonces.
—¿Por qué no me preguntas sobre mi vida, o...? —Muevo mi mano
arriba y abajo—. Me tratas como si fuera una bomba de tiempo, lista para
explotar en cualquier segundo… —Observo mientras retrocede del
refrigerador, cerrando la puerta mientras carga un bote de yogur.
—Porque todos estamos dañados, Lilith. —Abre un cajón y lanza una
cuchara al aire—. Los jodidos tienen que mantenerse unidos. El resto no
nos entiende.
Saco una silla y me bajo lentamente en ella.
—Está bien, pero estoy feliz de haber sido dañada. Ni siquiera creo que
esté dañada. Creo que solo soy... yo. 159
Maya está frente a mí ahora, deslizándose en una silla.
—¡Aun mejor! —Ambas soltamos una carcajada justo cuando la puerta
se abre de nuevo y Saskia entra.
—Solo para que sepas. —Deja caer un par de bolsas al suelo—. Val está
buscándote. Le dije que nos estamos preparando aquí antes del evento de
esta noche.
—Sobre ese evento —digo, mirando entre las dos—. ¿Supongo que
alguna de ustedes quiere explicar el elegante atuendo?
Ambas miran entre yo y la otra, sacudiendo la cabeza.
—¿Cómo sé que ninguna de las dos está cubriendo a la otra? —Mis ojos
se entrecierran hacia ambas, pero no me importa. Estoy demasiado metida
en esto para ignorarlo ahora.
—Pssshhh, ¿encubrir a esta perra? —Maya le hace un gesto a Sass con
el pulgar—… Ni siquiera nos agradamos realmente. Nos toleramos porque a
las dos nos agradas.
—¿Qué hiciste? —Veo directamente a Sass, dejando mi cabello suelto
del moño desordenado en el que ha estado durante la noche.
—¡Oye! —Sass finge inocencia, pero no me la trago—. Bien, bueno.
Perdí mi mierda un par de veces por ella y Killian, pero ahora todo está en
el pasado.
—Seguro que lo está. —Maya se inclina hacia adelante para agarrar el
encendedor de la mesa de café—. Porque ahora tengo novia.
Sus discusiones continúan, pero se extinguen cuando mi mente se
queda dormida.
—¿Sabemos por qué están organizando una cena? —Las palabras salen
de mi boca sin esfuerzo.
—Esto no es nada nuevo para Kiznitch. Nuestros padres tienen fiestas
todo el tiempo.
Maya patea sus Chucks, balanceando una pierna sobre la otra y
recostándose más hacia atrás en el sofá.
—También llega a ser mucho, Mayhem, si sabes a lo que me refiero...
—Lo sé. Simplemente no me importa.
No quería estar de vuelta aquí, tan cerca de Patience, pero sabía que si 160
me retorcía o incluso hacía un pequeño movimiento que no debería estar de
regreso aquí, surgirían preguntas que no quería responder.
Maya y Sass se mueven por la habitación, sacando sus vestidos y
zapatos. Sass entra bailando en la habitación con una botella de coñac, pero
todavía no puedo liberar mi mente del agarre en el que se metió. No es hasta
que pasan tres horas y me veo en el reflejo es que me doy cuenta de cuán
distante he pasado por todo este calvario. Como un robot, respondiendo
preguntas de sí o no. Puedo sentir que me derrumbo lentamente, las paredes
dentro de mi mente se amontonan.
—¡Vaya! —dice Sass, chocando su cadera con la mía—. El rosa es tu
color. Lo sé, lo siento.
—Te odio —respondo en voz baja, pasando mi pulgar por debajo de la
curva de mi labio inferior. Labios negros y ojos ahumados, al menos tuve
control sobre mi maquillaje.
—No, no es así. —Sass baila hacia atrás en su vestido hasta el piso de
color rojo sangre—. Tengo marihuana.
Paso mis manos por mi apretada cintura. Mi vestido está ajustado
alrededor de mis áreas superiores y fluye hacia el piso. Hay un desgarro en
mi caja torácica y una hendidura que se desliza hasta los huesos de mi
cadera, mostrando el hecho de que no tengo ropa interior puesta.
Desagradable sorpresa.
El corpiño se aprieta alrededor de mis senos hasta que se derraman
sobre las costuras. Llevo tacones estilo gladiador que se entrecruzan hasta
la pantorrilla y se detienen justo debajo de las rodillas.
—Me vendría bien eso en realidad. —Algo en el aire de Kiznitch me pica
por paz. Por jodida paz.
Le quito el porro a Saskia y me dirijo a la sala de estar, donde mi nuevo
chofer, Preston, está parado con una expresión estoica. Es joven. Follable,
pero joven.
—¿Dónde están tus novios? —pregunta Maya, poniéndose unos
Converse que realmente combinan con su vestido—. Como, eso es lo que
ustedes son ahora, ¿verdad? Conozco a Kyrin de toda mi vida y debo decir
que no me sorprende en absoluto toda esta situación.
—No hay ninguna situación —digo, colocando mi teléfono y mi tarjeta
de crédito que nunca uso en mi bolso—. A todos nos gusta tener sexo entre
nosotros. —Tomo el encendedor del mostrador y muevo la cabeza hacia
Preston con una pequeña sonrisa—. ¿Listo para llevarnos?
161

No es que el viaje parezca largo, es solo que cada kilómetro que parece
que manejamos, siento como si mi garganta se estuviera cerrando. Preston
nos lleva a un camino de entrada cerrado, donde un guardia de seguridad
está parado con un walkie-talkie sujetado a su hombro. Baja la ventanilla
del conductor y le muestra una tarjeta blanca. Identificación,
probablemente.
—Entonces. —Aplaude Maya—. ¿Eres hetero?
Levanté una perfecta, no estoy bromeando, pasé mucho tiempo
perfeccionando estas cejas, ceja arqueada hacia ella.
—Dime, oh Rapunzel, ¿por qué debes saberlo? —Mantengo mis ojos
fijos en los de ella hasta que se encoge y ve hacia otro lado cuando el auto
comienza a avanzar de nuevo. Sus mejillas se ponen rojas y me río entre
dientes—. No me meto en ninguna caja. Si quiero tener sexo contigo, lo
tendré. Mujer u hombre. Podrías haberle pedido a Rose esa respuesta...
—¡He oído sobre eso! —jadea Maya, y saco los ojos por la ventana para
ver las líneas de arbustos y árboles frutales bien cuidados que se alinean
con el largo camino. No es hasta que veo las brillantes luces del envolvente
porche que me doy cuenta de lo grande que es este lugar. Preston dirige el
automóvil por la entrada circular, deteniéndose frente a la gran escalera que
conduce a un conjunto de puertas de madera con tallas místicas
incrustadas sobre la superficie.
—Buen Dios, tienen demasiado dinero. ¿Es este su condominio
principal? —pregunto, alcanzando la manija de la puerta antes de que
Preston pueda tomarla. Los caballeros me hacen sentir incómoda. Puedo
arreglármelas sola.
—Este es el condominio de Nero, sí, pero todos tenemos uno. La única
razón por la que nos quedamos en el hotel y no en las casas es porque los
Brothers tienen un problema con la autoridad, esto también es normal, una
vez que asuman el cargo de Padres, irán a las casas en lugar del hotel para
asuntos de Kiznitch. —Maya pone los ojos en blanco cuando sale de detrás
de mí.
162
La música se reproduce desde algún lugar profundo de la casa, y no es
hasta que subimos las gigantes escaleras de mármol y atravesamos las
puertas que me doy cuenta de que gran parte de su riqueza está oculta. Ves
Midnight Mayhem y sabes que tienen dinero, pero esto es otra cosa.
Esto es rico, rico.
El tipo de rico que los tendría en la lista de Forbes.
—Sí —murmura Saskia detrás de mí—. ¿Número nueve, creo? —Se
encoge de hombros y camina a través del gran vestíbulo hacia las puertas
de vidrio que dan al patio trasero.
—¿Cómo?
Maya engancha su brazo en el mío mientras presiona su otro dedo
hacia sus labios y me hace un gesto de la misma manera en que Saskia
saltó.
—No más preguntas.
Bajamos tres escalones hacia la sala de estar, donde arde una
chimenea. Hay algunas sillas de aspecto vintage ubicadas perfectamente
alrededor del área, con obras de arte que caen en el lado del horror más que
en el lado contemporáneo, y velas ardiendo en la oscura noche. Al salir,
contengo la respiración durante unos segundos mientras me adapto al
cambio de iluminación. Las luces LED solares están movidas hacia arriba,
conduciendo hacia donde hay una fogata en la hierba con una gran silla de
banco rodeándola. La música es una mezcla interesante, notando que
cuando entramos, estaban tocando Metallica, y ahora cambió a una versión
acústica de la canción “Layla” de Eric Clapton. La gente está sentada cerca
del fuego, y no me molesto en buscar a Kyrin o a Eli, ya que definitivamente
puedo sentirlos. Tiene que haber una treintena de personas aquí esta noche,
pero parece cómodo. Como si todos pudieran confiar en los otros y ser
quienes necesitan ser.
Me pregunto cómo se sentirá, poder confiar en las personas tan
fácilmente que se pueda extender eso a tanta gente. La confianza no es algo
con lo que esté familiarizada, al menos no creo. ¿Quizás confiaba en mi
padre? Hace un par de semanas, si me hubieran hecho la misma pregunta,
habría dicho absolutamente que sí. Confiaba en él. Pero ahora, con este
ridículo vestido con esta interesante gente, estoy dudando de ese hecho. Es
como si cuanto más tiempo permaneciera en este mundo, más se abren mis
ojos a lo que se considera normal, no normal y francamente criminal.
No estoy segura de cómo me siento al respecto.
163
Pero no creo que me guste.
Los dedos de Saskia se aferran a los míos mientras nos dirigimos hacia
la fogata. Puedo escuchar mi corazón en mi pecho latiendo erráticamente,
como si estuviera luchando por salir. Probablemente, quiera correr
sinceramente...
Sin darme cuenta, mis ojos se posan en Kyrin, e instantáneamente
siento ese mismo torbellino de dolor retorciéndose en mi estómago cuando
noto que ya me está observando. Tiene las piernas un poco abiertas, la mano
en el bolsillo mientras está recostado contra la silla. No lleva traje, aunque
no me sorprende en absoluto. Su cabello está desordenado, su mandíbula
apretada. Está deslumbrante. Eso es lo que está haciendo y probablemente
la razón por lo que me da un ataque a mi estómago. Las llamas naranjas
parpadeantes tampoco hacen nada para empañar su clásica apariencia,
maldita sea.
Saskia tira de mí hacia abajo a su lado apartándome de su hipnótica
mirada, y hago lo que me dice, tomando mi vestido en mi mano.
Un maldito vestido. Lilith Patience con un vestido. Me alegro de que
Bear no esté aquí para ver esto.
—Debes ser Lilith —dice una mujer desde algún lugar a mi lado, y
finalmente aparto los ojos de un Kyrin burlón y los fijo en ella. Cabello negro
azabache, afilados pómulos sobre los que Maléfica lanzaría su próximo
hechizo solo para replicar, y una carnosa boca con la que estoy muy
familiarizada.
—Esa soy yo.
La comisura de su boca se arquea.
—Soy Khloe, la mamá de Kyrin, y este es Kian, su padre. —Hace un
gesto a un hombre que está sentado a su lado, vestido con un traje marrón
con el cabello tan oscuro como el de Kyrin y los ojos igual de potentes. Los
hombres Nero saben claramente cómo convertir su buena apariencia en un
arma.
Asiento hacia ambos, mi lengua se pega a la parte superior de mi boca.
Ambos parecen haber salido de una pasarela y no parecen tener la edad
suficiente para tener un hijo de la edad de Kyrin ni de Cartier.
Ella abre la boca, pero Kyrin interrumpe, arrojando su botella de
cerveza vacía a la basura junto al fuego.
—Sí. Eso es todo lo que permitiré esta noche. 164
Los ojos de Khloe se fijan en su hijo, pero sus labios se curvan detrás
de sus dientes como si estuviera deteniendo cualquier cosa que quisiera
decir. Sé que hay una razón por la que estamos aquí. En todo caso, Kiznitch
hace las cosas por una razón, moral perdida o no.
Eli cae en el lugar junto a Kyrin, guiñándome un ojo mientras se
recuesta en el asiento.
—Oh, ¿conociste a nuestra pequeña mascota?
Toso en mi bebida, mi mano se acerca a mi boca para detenerla.
—¿Disculpa, qué? —Me inclino hacia un lado como si no lo escuchara
correctamente.
Eli me sonríe, mostrando sus bonitos dientes. Dientes que sería un
gran placer para mí noquear ahora mismo.
—Entonces —digo, señalando a los padres de Kyrin que están a mi
izquierda, moviendo mi dedo alrededor del círculo—. ¿Quién quiere decirme
por qué estamos aquí esta noche, o debería averiguarlo por mi cuenta? —
Enrollo un mechón de cabello alrededor de mi dedo, antes de ver al hombre
que está callado al lado de King—. Porque supongo que tiene mucho que ver
conmigo, ¿verdad?
—En realidad —dice Kyrin, poniéndose de pie en toda su estatura. Está
un poco lejos de mí y hay una chimenea entera separándonos, pero incluso
entonces, tengo la sensación que esto no es suficiente espacio—. Ella vendrá
conmigo. Ahora.
Alzo las cejas y me vuelvo hacia Eli instintivamente. Hay una sensación
de calma que viene con la conexión entre Eli y yo. Seguridad, calidez. Con
Kyrin, es caos, obsesión, control, pero, aunque no me ofrecen cosas
diferentes, así como entre ellos, el impacto es el mismo.
Los ojos de Eli todavía están en Kyrin inquisitivamente, como si
estuviera tratando de averiguar qué está haciendo Kyrin.
Aprieto la rodilla de Eli, poniéndome de pie mientras tomo una copa de
champán fresco de la estación frente a nosotros.
—Está bien. Podemos terminar esta discusión más tarde.
Doy los pasos cada vez más cerca de Kyrin, y mi corazón se acelera, la
sangre que bombea por mis venas se ralentiza. Saco el espumoso vino en
un intento de calmar mis nervios, pero juro que cuanto más y más me acerco
a él, más se siente como si mi corazón fuera a saltar de mi pecho.
165
Su mano se desliza en la mía mientras me dirige hacia la parte trasera
de la propiedad, donde hay un claro en el bosque. Empieza a oscurecerse
cada vez más, y mi champán se acabó hace mucho tiempo antes de que nos
detengamos junto a un gran árbol con ramas que eclipsan la luz de la luna
y caen sobre la hierba. Ahora que somos solo él y yo, el silencio parece
demasiado fuerte. Debería haber arrastrado a Eli conmigo, maldita sea.
—¿Qué pasa, Kyrin? —pregunto, moviendo la cabeza y mirándolo
mientras sus ojos permanecen en los míos. Pasivos. Como si quisiera
hacerme tantas preguntas, pero no puede.
Se inclina hacia adelante y presiona su pulgar contra mi labio.
—Es una pena.
—¿Qué? —pregunto, confundida.
Se inclina, su boca llega a mi oído mientras su mano permanece
alrededor de mi muñeca.
—Que seas una maldita mentirosa.
Todo se vuelve negro.
21
Eli

J
oder, no quería estar aquí. Estoy bastante seguro de que era
obvio, pero vine porque tenía que hacerlo. Lilith ha estado
nerviosa últimamente, más de lo habitual, y quería asegurarme
de que me tuviera aquí, tan jodidamente suave como suena. No
me importa si sueno suave cuando se trata de ella o de él, porque es verdad.
Ambos son fuego y hielo y lo más probable es que se maten uno al otro uno
de estos días.
Kyrin retrocede tranquilamente desde donde él y Lilith acababan de 166
desaparecer y se agacha a mi lado, recostándose contra la silla.
—¿Dónde está Lilith? —pregunto, aunque todos los demás no parecen
darse cuenta de que no regresó con él.
Gira la cabeza, lo suficiente para observarme desde detrás de sus
oscuras pestañas. Están locos. El color del pecado, jodidamente oscuro e
insidioso.
—Se fue.
—Se fue... ¿a dónde? —pregunto, entrecerrando mis ojos en él. Kyrin
es como el día del juicio final flotando sobre cada día que pasas con vida,
pero juro que vemos otro lado de él.
Kyrin finalmente se vuelve hacia mí.
—Sabes que es de Patience, ¿verdad? Igual que en, siempre terminaría
allí.
—¿De qué carajos estás hablando? —espeto, volando de mi silla y
alejándome de él.
—No quería estar aquí, Eli. No importa, es una mentirosa. —Toma una
botella de whisky que está cerca de las copas de champán y abre la tapa del
corcho.
—Se fue… —susurro, mis ojos vuelan alrededor del espacio para ver si
puedo encontrar a Saskia o a Mia.
—Sí… —dice Kyrin, inclinándose para descansar los codos en las
rodillas—. Si regresa con nosotros por su cuenta, entonces sabré que quiere
estar aquí. De lo contrario, no puedo tenerla aquí, en mi familia, en mi
maldita cabeza, si todo lo que estoy pensando es que es una cautiva.
—Estás jodido de la cabeza, Kyrin. No querrá volver allí...
— ¿Sí? —chasquea Kyrin, poniéndose cara a cara y tan cerca que su
nariz casi toca la mía. Sonríe, y juro que mi pene se pone instantáneamente
duro como una roca—. ¿Cómo sabes eso, Eli?
Me alejo de él, tropezando en mi camino de regreso a la casa principal.
Una vez dentro, subo las escaleras y encuentro una habitación vacía, me
quito los zapatos y descanso el brazo sobre mis ojos. ¿Por qué diablos
volvería? Pero entonces... sé por qué. Sé mucho más de lo que alguien aquí
sabe...

167

—Sabes que no estoy en venta, ¿verdad? —Ella envolvió sus piernas


alrededor de mí, sentándose a horcajadas sobre mi cintura. Me llamó al
escenario, como sabía que haría. Todavía estaba rezando para que no me
agregara a su cuenta en su pequeña Dollhouse. Miren, sabía todo lo que había
que saber sobre la pequeña Lilith Patience. Sabía que guardaba secretos en
su Dollhouse que nadie más veía. Sabía que odiaba el color rosa, pero
tampoco era demasiado... negro. Le gustaba el marrón. El color de la sangre
cuando se derrama recientemente. No rojo, no negro. Eso en medio. El color
de la muerte.
La agarré por el trasero y se lo apreté. Las Dolls eran perfectas. Del tipo
que no quieres tocar en caso de que las ensucies, pero la gente no sabía que
sentían que ya eran basura. Lo vi en ese momento cuando también me miró.
Sin embargo, hizo un buen trabajo escondiendo su mierda. Todavía no
entendía por qué no nos dejó sacar su trasero de ese jodido mundo hace
tantos meses, pero tenía que volver. Comprender. No era una prisionera, lo
que significaba que quería estar aquí, lo que significaba que estaba tan
desordenada como la mierda que pasaba aquí. Debería alejarme…
—Lo sé, nena. No pago por sexo, de todos modos.
Se inclinó y pasó la punta de su nariz por el costado de mi cuello antes
de lamerme la mandíbula.
—Sabes bien.
Levanté mis caderas hacia ella.
—Yo... follo mejor.
La música continuó sonando mientras la dirigía sobre mi pene. Las Dolls
daban cabriolas frente a nosotros, atacando a las personas que estaban a la
venta como si fueran preciados trofeos. Lilith desabotonó mis vaqueros y me
deslizó profundamente dentro de ella hasta que sentí su pequeña vagina
húmeda apretarse alrededor de mi pene.
—Mierda. —Mordí su hombro para ocultar el repentino grito ahogado.
Una versión retorcida de una canción de Nirvana de la vieja escuela
sonaba inquietantemente en el fondo a medida que se realizaba cada venta,
Las Dolls mostrando una tarjeta que decía “Vendida” en la parte superior, con
su inmaculada apariencia. La gente pensaba que era parte del acto… cuán
audaces eran estas personas. Era exactamente por eso que el CEK los 168
toleraba. Todo el mundo es útil de una forma u otra. Lilith me montó despacio,
demasiado despacio, y me estrellé contra ella rápido, chupando la piel a la
que podía llegar. La música continuó. Venta tras venta. La gente salió del
escenario cuando terminó. La parte mortal de Patience es que las personas
que venían pensaban que solo estaban viendo un programa creativo. No lo
hacían. Todo lo que presenciaban era real, incluso un asesinato, gracias a
Lilith.
Movió la cabeza hacia atrás, el sudor se deslizó por el nudo de su pecho,
justo entre sus pechos. Joder, pero era hermosa. El tipo de belleza que querías
destruir. De esas que te harían gritar asesinato en medio de la calle solo para
volver a verla. No era lo que esperabas. No era bonita ni atractiva. Estaba
malditamente en lo cierto de letal y lo sabía jodidamente.

Cierro los ojos justo cuando mi teléfono suena.


Bishop:.. ¿algo?
Pienso en las palabras, entrecerrando los ojos ante la mirada furiosa
de mi teléfono.
Yo: ¿Por qué estás tan preocupado?
Lo dejo, tocando la pantalla del teléfono.
Bishop: Hermano, eres el único Rebellis vivo de tu familia. Te
necesitamos vivo. No hagas nada tonto.
Es mucho más fácil decirlo que hacerlo. No hagas nada tonto.
Como si tuviera alguna opción.
Yo: Lo sé.
Enchufo mi teléfono al cargador y apago la luz de la mesilla de noche.
¿Por qué carajos Lilith volvería a Patience? Sabía que era una esclava del
sistema, hambrienta de destrucción y encadenada a su mundo por su cruda
necesidad de complacer, pero irse voluntariamente tan pronto como regresó
a Kiznitch no tenía mucho sentido para mí.
¿A menos que eso sería lo que quería? Tal vez estaba tan atrapado en
ella que olvidé por qué estaba aquí. Mi verdadera razón.

169

Me dirijo a la sala de estar a la mañana siguiente, para encontrar a


Killian y Keaton ya en la encimera de la cocina, charlando. Se detienen
instantáneamente cuando llego, ambos volviéndose hacia mí.
—¿Cómo se ven las cuentas? —pregunta Killian, viendo como deslizo el
taburete frente a él.
—Mierda.
Keaton vierte café negro caliente en una taza y me la da.
La tomo.
—Pero ambos sabían eso, ¿verdad? —Miro hacia los dos mientras bebo
mi café—. ¿Quién lo hizo antes que yo?
—Delila lo hizo todo ella misma —dice Keaton, deslizando su trasero
sobre el mostrador—. Asumió demasiado y le dijeron que buscara un
contador durante años antes de morir. Tiene sentido que sea un espectáculo
de mierda. —Mueve la cabeza hacia mí. Me recuerda a Bishop. La mandíbula
dura y cuadrada y el vacío en sus ojos—. ¿Cuánto tiempo más estarás aquí?
—Hmm, esa es la pregunta del millón de dólares, ¿no es así? —Arqueo
las cejas hacia él mientras tomo un gran sorbo de café.
Ambos ven hacia la entrada cuando King entra y abre la nevera.
—¿Alguien ha visto a Lilith? —Espero todas sus respuestas, viendo
cómo responden. Keaton niega de forma natural, mientras que el ojo
izquierdo de Killian se contrae levemente antes de decir que no.
—Kyrin dijo que volvió a Patience. —Espero de nuevo, viendo su
reacción.
—Oh —dice King, tomando asiento a mi lado—. Lo hizo.
—¿Cómo diablos están todos tan tranquilos? Esa chica no debería estar
ahí de regreso. Es como enviar a un drogadicto a una casa de crack. Recaerá.
—Pero sabías que mejoró, lo que significa que la conocías antes de que
viniera aquí… —reflexiona King en voz alta, antes de finalmente volverse
hacia mí, con ojos entrecerrados—. Habla.
Muevo mi lengua sobre mis dientes frontales, riendo.
—No haré esto.
170
Kyrin irrumpe en la cocina, golpeando la pared con el puño.
—Sí, carajo que lo harás.
22
Lilith

E
sta vez era diferente. Las paredes estaban pintadas de negro,
pero mi Dollhouse todavía estaba en la esquina de la
habitación. Todos los cristales blancos que colgaban del techo
ahora también estaban teñidos de negro. Sé que necesito
aguantar. En el fondo de mi mente, lo estoy intentando. Pero el pensamiento
es como agarrar un fantasma, puf, se evapora tan pronto como lo alcanzo.
Se escuchan pasos en el pasillo fuera de mi habitación. Tan familiares,
como el primer sorbo de un recuerdo, aunque esperas que siga siendo un 171
recuerdo. La música suena suavemente a través de las bocinas, mi mente
gana en claridad. Busco los extremos de lo que estoy usando. Nuevo. Limpio.
Un vestido, negro. Alguien me lavó y me puso en mi habitación. ¿Cuánto
tiempo llevo en Kiznitch? ¿Ha pasado una hora? ¿Dos? ¿Una semana? Las
imágenes pasan por mi cabeza mientras sigo captando el tiempo, pero una
puerta se abre y unas botas aparecen ante mi vista. Mocasines, en realidad.
Oh.
—Mírame, Doll...
Lo hago, moviendo la cabeza para mirarlo, aunque me duele el cuello
hacerlo.
—Lo hiciste tan bien. Ahora estás en casa y no tendrás que preocuparte
por ellos más. —Se arrodilla a mi altura pasando su dedo por mi mejilla—.
¿Estás lista? Porque seguro que nosotros lo estamos.
Era el mejor amigo, confidente, líder de mi padre. La tierra natal de
Patience siempre ha estado aquí, pero eso no quiere decir que tuviéramos
otros “hogares” en otros lugares. En otros países. Quizás incluso tu vecino
de al lado.
Su dedo se dobla contra mi mejilla y cierro los ojos, inclinándome hacia
su toque. Mis ojos se abren de golpe.
—Estoy lista.

Las luces son tenues, pero no lo suficiente para proteger el escenario.


A la izquierda, dos chicas atadas a postes de madera, y a la derecha, un
único ataúd. Llevo el micrófono a mis labios, sonriendo con satisfacción
mientras el foco de luz se ilumina directamente en mi cara.
—La paciencia no es algo que encontrarán aquí...
La música heavy metal comienza a sonar, y me muevo contra la
melodía, levantando mis brazos en el aire mientras balanceo mi trasero de
lado a lado. Nunca he hablado mucho y tampoco quiero cambiar eso esta
noche. Pero lo siento. La forma en que la música se encuentra
profundamente en la médula de mis huesos, y cómo el aroma del dinero y
del sexo continúa posándose en la punta de mi nariz. En este momento, me 172
doy cuenta de que se supone que debo estar de vuelta aquí. ¿Por qué estaba
perdiendo el tiempo en Midnight Mayhem?
Esta es mi casa.
Mi gente.
Tan jodida como ellos.
Salgo del escenario y encuentro a mi primera víctima. Un hombre de
mediana edad con barba canosa y ojos que resultan demasiado familiares a
los de Kyrin, aunque sé que no guardan relación alguna. Lo odio al instante
porque me recuerda lo que dejé atrás. Doblo mis dedos alrededor de los
suyos y lo dirijo a la silla, su esposa sentada en silencio a su lado, mirándolo
con un hambre salvaje en sus ojos. Conozco a las de su tipo. De esas que le
gusta ver a su pareja tener sexo con otra persona. Este es el tipo de personas
que se lo ponen tan fácil a Patience. Las fuerzas del orden están buscando
personas que escondan a sus víctimas en los sótanos; nunca vendrían a ver
un espectáculo en vivo que afirmara ser de actos sexuales. Además de eso,
Kiznitch y Patience tienden a correr en el lado opuesto de la ley, por lo que
nuestros oficiales de policía aquí están comprados.
Empujo al hombre hacia el centro del piso sobre sus rodillas,
presionando mi uña debajo de su barbilla para que me vea directamente. La
comisura de mi boca se curva en una sonrisa mientras me paso la lengua
por los dientes. Todo el mundo sabe que soy la maga. Soy la Hechicera de
la Muerte. Y él es mi próxima víctima.
Ladeo la cabeza hacia un lado, viendo como otras tres Dolls bailan al
son de la música y se ríen de sus actos. Las dos chicas que fueron
amordazadas y atadas cuelgan sin esfuerzo del poste, el corrector y la base
en sus brazos hacen su trabajo al ocultar sus huellas. Quiero decir, nadie
puede ver desde la audiencia de todos modos.
Empieza a sonar “Killing Strangers” de Marilyn Manson, y me
estremezco por dentro. No soy fan de Marilyn Manson. Maldito poser. Sin
embargo, esta canción servirá. Agarro mis bragas y las deslizo por mis
tobillos, acercándolas a sus ojos. Mientras las ato a la parte de atrás de su
cabeza, su sonrisa se ensancha. Mis ojos se mueven hacia donde está su
esposa de nuevo, y ella se fue, su asiento vacío.
Le lanzo una pequeña sonrisa a la multitud desde detrás de mi hombro
antes de presionar mi dedo índice justo en el centro de su garganta mientras
engancho mi otro brazo alrededor de su cuello para mantenerlo en su lugar.
Lamiendo sus labios mientras pelea por recuperar el aliento, le susurro 173
suavemente sobre sus labios:
—Puedes luchar contra eso, pero solo me mojará. No dudes en
comprobar si gustas. Sentirte cobarde para el final... hmm, veinte segundos
de tu vida en esta tierra es lo que querrías, ¿verdad? ¿Te gusta tocar la
vagina?
Su cuerpo comienza a temblar. Está tardando demasiado, pero lo
aprovecho. La ira y la malicia están nadando profundamente en mis venas
ahora, enjauladas y quemadas por esta vida que siempre viviré. Finalmente,
su cuerpo se detiene y todo su peso cae en mis brazos. Lo acuesto boca
abajo y coloco mi talón sobre su espalda mientras la audiencia aplaude con
una ronda de aplausos. Todos están pensando lo mismo.
Vaya. Su truco de muerte es espectacular. Entonces saldrán por esas
puertas y no lo pensarán dos veces.
Alguien se mueve desde atrás cuando la luz se apaga y las dos Dolls
que estaban en el escenario conmigo rodean a las dos en el poste. Esto es lo
que la audiencia piensa que es parodia. Donde pretendemos que las chicas
están atadas, amordazadas e indefensas, y que los que pujaron por ellas las
salvarían.
Algunos hombres traen a sus esposas para cubrirse, algunas parejas
se juntan. Noche de cita, poco saben, el marido se acaba de comprar un
juguete nuevo. Los ricos pueden tenerlo todo; y joder, se aseguran de que lo
hagan.
Salgo por el backstage, justo cuando una mano envuelve mi muñeca y
me tira detrás de una cortina.
—¡Lilith! —Bear me aprieta el brazo—. ¿Qué diablos estás haciendo
aquí?
—¿Por qué diablos importa? —Saco mi brazo de su agarre—. Que
estuvieras en The Connoisseur estuvo muy cerca, Bear. ¡En serio!
—¡Te escapaste, por eso! ¡Necesitaba asegurarme de que estabas bien,
solo para verte cómoda en Kiznitch! ¡Y con un King!
Le sonrío, pero me hace destellar los dientes, y todos los que me
conocen saben que, si sonrío así de ancho, no soy tan feliz.
—No sé de qué estás hablando.
Él me devolvió.
Estoy empujando hacia atrás a través de la cortina cuando la voz de
Bear me detiene en seco.
174
—Sabes que, si vienen aquí, será un problema para mí.
—Lo sé. —Me vuelvo hacia ella, levantando mi mano hasta su mejilla—
. Por cierto, tu hermana es una puta enorme.
Los ojos verde oscuro de Bear brillan de dolor antes de posarse en mi
pecho.
—No puedo verla, ni a ellos, ni... —una maldición sale de sus labios en
un susurro—… a él. —Bear es dura, por decir lo menos.
—No tienes que preocuparte por eso, Bear. —Mantengo mi sonrisa igual
—. Nadie vendrá aquí. —Salgo, subiendo por el pasillo que conduce al
ascensor para llevarme a la Dollhouse, también conocido como el nivel
superior. Todo es blanco y la música que suena en el ascensor cuando se
cierran las puertas es repetitiva.
“Favorite Things”. Odio esta maldita canción. ¿Por qué odio tantas
cosas?
Observo cómo los números suben más y más hasta que llegamos al D.
Las puertas se abren y me dirijo directamente a mi habitación. Dejo escapar
un suspiro de alivio cuando la puerta se cierra y estoy de vuelta en mi
espacio. Hay una ventana al otro lado de la habitación. Nunca voy allí.
Nunca quise hacerlo. De hecho, siempre me mantengo alejada de ella.
Apartando la cortina negra, miro hacia el exterior. Furiosas olas chocan
juntas, marejadas de agua giran y desaparecen debajo.
Patience es una torre gigante que está construía en medio del océano,
frente a la costa de Kiznitch. Por supuesto, solo aquellos que asisten a los
espectáculos saben dónde está, y cuando regresan a tierra, no recuerdan
dónde acaban de estar.
Esto es lo que sucede cuando eres cliente de personas muy talentosas.
No magia, no paranormal, solo ciencia del cerebro y personas que son
buenas en lo que hacen.
Cierro la cortina con rabia y empiezo a pasear por mi habitación. Nunca
me molestó antes. Me entrené. Duro. Literalmente para convertirme en una
Doll, y no en cualquier Doll. Siempre he sido la Doll. Ahora estoy agitada y
llena de rabia. Esta operación de Patience es mucho más grande de lo que
Kiznitch conoce, y en cualquier momento podría habérselo dicho.
Mis ojos se cierran de golpe.
Estoy aburrida.
175
Tomo el teléfono y me dirijo a la puerta, desesperada por tomar una
copa. Una maldita bebida. Abro mi Instagram para encontrar una foto que
no sabía que había sido publicada. Debe haber sido mientras dormía en la
cama de Kyrin. Mi boca se seca y mi pulgar se congela sobre la imagen.
Estoy acostada de espaldas a la cámara, con la sábana de seda de Kyrin
envuelta sobre mi curvo trasero y mi largo cabello nadando por mi espalda.
La mano tatuada de Eli agarra mi nalga a través de la sábana. Kyrin
claramente la tomó. Leo el pie de foto: Follando. ¿Qué diablos significan
sus subtítulos? De todos modos, ya no importa. Mi garganta se hincha de
dolor. Camino por el pasillo hasta el ascensor, regreso por donde vine y me
dirijo al nivel del bar. Las puertas se separan y la música se derrama. Sé
que Kij no estará aquí, mezclándose con los plebeyos; nunca lo hace. A
menos, por supuesto, que quiera algo de nosotras o de mí.
Saco un taburete y espero a que la camarera actual deslice mi bebida
preferida. Es lo mismo siempre que estoy aquí.
Bourbon, solo.
Lo bebo y siseo cuando el fuego lame a través de mi garganta y se
instala en el meollo de mi estómago.
—Lo hiciste bien, Doll —susurra Kij a mi lado, sacando la silla junto a
la que me senté a propósito porque estaba vacía—. ¿Te obligaron mientras
estabas allí?
Niego, pasando el dedo por el borde de mi vaso.
—No. —Dándome la vuelta, levanto mis pestañas hacia él y paso mi
lengua por mis dientes. Kij es inteligente. Demasiado jodidamente
inteligente. Puede olfatear una rata a kilómetros de distancia, por suerte
para mí, no soy una.
Me inclino, doblando mi dedo y pulgar alrededor del borde de su
corbata. Rosada.
—Me gusta este color en ti, Kij.
Las comisuras de su boca se arrugan alrededor de su sonrisa mientras
envuelve sus dedos alrededor de los míos, apretándolos con fuerza.
—Eres totalmente atrevida esta noche, Doll.
—Tal vez sea porque me enseñaste tan bien... —Me inclino hacia él,
agarrando su muslo—. ¿Juegas conmigo?
Kij se sienta hacia atrás, sus ojos en los míos. Azules, como el océano
que ruge justo debajo de nosotros. Kij tiene la piel pálida, el cabello rubio y
las cejas demasiado delgadas, pero le quedan bien, ya que está cerca de los 176
cincuenta. Sin embargo, no fue la apariencia de Kij lo que lo llevó a donde
está hoy; fue un imperio podrido que él y mi padre construyeron cuando
eran lo suficientemente jóvenes como para ser rechazados por Mayhem.
Inclina la cabeza hacia un lado, soltando su corbata del apretado nudo
alrededor de su cuello.
—Dime algo sobre Kiznitch que no sepa.
Me recuesto en mi silla, poniendo los ojos en blanco mientras abro la
abertura de mi bata de encaje lo suficiente como para que vea que no estoy
usando sostén. Golpeo con el talón contra la barra.
—Nada especial. Se trata de familia, lealtad y, oh, no me lo dijiste... —
Entrecierro los ojos en los suyos—. Ningún maldito asesinato. —Curvándole
el dedo a la linda camarera, continúo—. Fue aburrido.
—Aw, vamos. Sé muy bien que encontraste algo de consuelo en dos
personas...
Me río entre dientes, llevándome el vaso a mis labios.
—Es divertido que pienses que son capaces de satisfacer mi apetito. —
Me vuelvo para enfrentarlo por completo, abriendo mis piernas ligeramente
hasta que sus ojos caen. Perfecto—. ¿Algo más que quieras saber?
—No. —Bebe el resto de su bebida y se levanta del taburete,
acomodándose la corbata—. Te dejé un regalo en tu Corral. —Se inclina
hacia mí y besa mi mejilla—. Por nada. —Lo veo desaparecer por el mismo
camino por el que llegué, a través del pequeño enjambre de personas y
puertas.
—Otro —le digo, señalándole mi copa a la camarera. Ser una Doll es
una vida triste y solitaria para los humanos, por lo que apagaron nuestra
humanidad hace mucho tiempo. ¿Cómo?
Utilizando el Corral.
Agarro el colgante de cuerno de diablo alrededor de mi garganta
mientras bajo las escaleras que conducen al Corral. Doce. Nada más y nada
menos. Hago una pausa cuando llego a la puerta blanca, estéril y limpia.
“Te dejé un regalo en tu Corral”.
Agarrando el mango, lo empujo hacia adelante y enderezo los hombros.
La inquietante familiar melodía se repite sobre mi reflejo nauseoso. Obligo a
la bilis de recuerdos a bajar, manteniendo mi atención directamente en el
séptimo Corral, también conocido como mi Corral. Pasaba días, semanas, a
177
veces meses aquí...

Lilith
A los catorce años.

Dijeron que estaba casi lista. Casi. Me estremecí en la esquina, mi piel


estaba fría y expuesta. Necesitaba evitar que mis dientes castañetearan. Los
escucharían, sabrían que no estaba lista y mi castigo sería algo peor de lo que
acabo de soportar. Veinticuatro horas sentada desnuda en la azotea. Cada
vez que el viento azotaba mi piel, se sentía como una correa de cuero
abriéndome. Ya habían pasado horas desde que me trajeron de regreso, pero
aún sentía el fantasma de la muerte recorriendo mi alma con su puntiagudo
dedo.
—Doll —dijo uno de los generales, y levanté mi cabeza hacia la suya,
mordiéndome el labio hasta que el metal se filtró entre mis dientes. Tenía que
dejar de chillar. Abrió la puerta de la celda y cinco hombres irrumpieron con
botas de estilo militar.
Empecé a negar, el corazón me latía con fuerza en el pecho.
—¡No! Acabo de regresar... ¡por favor!
Dos me levantaron… de cada lado y me pusieron de pie. Los miré a
ambos con ojos nublados.
—¡Por favor! —Mi grito fue lo suficientemente grave como para hacer
temblar la única bombilla que colgaba sobre mi cabeza.
—No se puede hacer, Doll. Tu entrenamiento debe continuar.
—Está bien, pero todavía no, ¡por favor! —Nunca tuve la oportunidad de
pensar en lo que habría sido si hubiera nacido en una vida básica. ¿Una
doctora? ¿Abogada? No. Todos eran demasiado convencionales... para mí—.
¡Por favor! —Me arrastraron por el pasillo hasta la puerta del fondo, donde
había una ventana circular en lo alto. 178
Me congelo.
Los latidos de mi corazón estaban peligrosamente cerca de una línea
plana.
—¿Qué están haciendo? —susurré, aunque no fue para ellos. Lo fue para
mí. Moviendo mi cabeza hacia el de mi derecha, a quien conocía bien porque
participó en mucho de mi entrenamiento sexual, grité hasta que me sangró la
garganta.
—¡Saben quién es mi papá! ¡No pueden matarme! —Uno de los otros
marcó un código y la puerta se abrió. Tan pronto como lo hizo, el clima del
exterior me rodeó y cantó como sirenas llamando a su hermana.
Hubo risas de fondo mientras hundía mis uñas en la carne, girando y
arañando los ojos del que estaba más cerca, pasando mis uñas sobre su
mejilla. Pero fue demasiado tarde. Con un puñetazo en el estómago, estaba
saliendo por la puerta con las alarmas de alerta roja sonando, y luego estaba
hecho.
Estaba cayendo al enfurecido océano de abajo, justo en medio de un
remolino.
Morí ese día. Bueno, al menos pensé que lo hacía. Me hundí, luego el
océano me escupió como si ni siquiera él me quisiera. Nadé hasta la escalera
metálica de emergencia en el costado de la base y me senté durante horas,
congelando mi corazón y mi alma. Literalmente.
Nunca volvería a sentir nada. Nunca les daría una razón para pensar
que podrían cuestionarme.
Mis dedos se doblaron alrededor de los postes en la celda, mis ojos aún
están cerrados por tratar de bloquear ese recuerdo. La última vez que estuve
aquí abajo en mi Corral porque traté de asegurarme de nunca hacer nada
para que me cuestionaran de nuevo.
—¡Lilith! —Esa voz abrió mis ojos de golpe.
—¿Cartier? —Aprieto los postes con fuerza—. ¿Qué diablos estás
haciendo aquí? 179
—¡Me secuestraron! —Agita sus brazos alrededor del lugar, antes de
detenerse y pasar los dedos por su cabello verde azulado para apartarlo de
la cara—. ¿Por qué me secuestrarían?
Me doy la vuelta y empiezo a comprobar los otros corrales.
— ¡Lilith! ¡No te atrevas a dejarme aquí! —grita en alto desde el corral,
pero la ignoro hasta que sé que estamos solas. Trabajé duro para ganarme
el tipo de confianza que se necesita para poder caminar libremente alrededor
de Patience. Ahora, esta pequeña mierda lo arruinará.
O ella...
Hago una pausa, regresando lentamente a su celda. Podría
simplemente matarla y arrojarla al océano. Nadie sabría siquiera que lo hice.
Esperen. Cierro mis ojos, retrocediendo hasta que golpeo la celda opuesta.
¿Por qué diablos importaría si la gente supiera que la maté?
Gente. Digo gente, pero ¿me refiero a Kyrin? ¿Y a Eli?
Mierda. No, no lo creo. Este es un efecto secundario normal por no estar
aquí por tanto tiempo.
—Perse dijo que eras una maldita psicópata, pero no me di cuenta de
lo mal que...
Abro los ojos lentamente, apretando la bata alrededor de mi cintura
para no deslizarle un pecho en medio de esta locura.
—En primer lugar, marioneta, no soy una maldita psicópata. No
insultes a quienes padecen una enfermedad mental. Fui creada, no nací de
esta manera. —La miro—. Lo que es mucho peor porque no soy así por
herencia, soy así por elección. —Inclinando la cabeza, pienso en todas las
diferentes formas en que podría matarla. No me gusta particularmente
matar mujeres, aunque me probaron con Perséfone, pero las mujeres son
diferentes para mí. Somos de la misma especie y ninguna nunca me ha
lastimado, nunca. Irónico, ya que terminé en la cama no con uno, sino con
dos hombres.
—Entonces serías más perfecta para mi hermano de lo que crees.
Me río de esto, cruzando mi pierna sobre la otra.
—Ahí es donde te equivocas. Soy peor.
Cartier se acerca a la puerta de la celda hasta que la veo mirar a través
de la poca luz que tenemos aquí.
180
—No, es tu pareja. Si crees que no vendrá aquí para salvarme y matarte
a ti y a todas las personas en este jodido mundo, déjame darte una pista del
tipo de hombre que es mi hermano.
Cartier se gira, levanta una rodilla y apoya el codo en ella mientras
alcanza un paquete de cigarrillos que ha sido tirado por el suelo. Enciende
el final. No sabía que fumaba. Tose a través de la nube, golpeándose el
pecho. Pongo los ojos en blanco. Porque no lo hace. En tres segundos desde
que conoces a Cartier, podrías darte cuenta de que ha estado protegida toda
su vida. Es hermosa, seguro, pero tiene una especie de salvajismo en sus
ojos que solo puede provenir de la seguridad. Las personas que han pasado
por lo que yo, saben que no tenemos el placer de ser libres.
—Cuando tenía doce años, mató a un hombre. Fue su primer asesinato
y la primera vez que vi un cuerpo. Siempre había sido protector conmigo,
pero esa fue la primera vez que vi su alcance. Quiero decir, no me
malinterpretes, no se sabe que los Brothers sean blandos. De hecho, su
número de muertos es bastante alto ahora, pero esta vez fue diferente.
—¿Cómo? —Tiene mi atención.
—Había un hombre…
—Siempre lo hay —gruñí, arrastrándome a una posición más cómoda.
Cartier me da una pequeña sonrisa. Fue fugaz, como si hubiera
olvidado quién era y por qué está aquí.
—No, este era malo. Más viejo. Intentó secuestrarme. No sabíamos por
qué, solo que estaba desesperado por hacerlo. No llegó muy lejos. Kyrin me
encontró amordazada y atada en una mansión embargada en los suburbios
al piratear una extraña base de datos. Ni siquiera esperó a que el resto de
los Brothers fueran a buscar refuerzos. Simplemente se subió a su moto y
derribó la puerta de una patada, con una AK en una mano y un machete en
la otra. —Toma una respiración profunda—. Cortó a ese hombre como si
fuera mantequilla, y no se inmutó ni una vez. No dejé de gritar hasta que
Keaton me llevó a casa a ducharme y me metió en la cama esa noche. Nunca
volvimos a hablar de eso, pero Lilith, desmembró a un hombre simplemente
por secuestrarme y yo salí ilesa. ¿Qué crees que hará cuando me encuentre
aquí, en terrenos del enemigo, enjaulada por ti y esta jodida organización?
Me río, acercándome a la celda.
—¿Qué te hace pensar —toco la punta de su nariz con mi dedo índice—
, que fui yo quien te atrapó? 181
—No le importará, Lilith. —Ahora me sonríe y es real—. Te matará de
todos modos.
—Tan segura, pequeña marioneta.
Cartier se ríe.
—Soy su posesión más preciada, Lilith. Estás jodidamente muerta.
Me pongo de pie, quitando el polvo de mi bata.
—Bueno, entonces será mejor que aproveche al máximo las horas que
me quedan.
Cartier me levanta las cejas.
—Tienes aproximadamente una hora antes de que este barco se hunda.
—Solo necesito la mitad de eso. —Me voy, deliberadamente sin mirar
por esa misma ventana de hace tantos años. Una vez que llego a mi nivel,
me meto en el ascensor y aprieto el nivel superior, donde sé que está Kij.
La voz de una mujer llega a través del altavoz.
—Por favor diga su nombre.
Me inclino hacia adelante hasta que mis labios están a unos
centímetros de distancia de la boquilla.
—Lilith maldita Patience.
Se queda en silencio.
—Proceda.
—Mejor, perra. —Sacudo la cabeza y los hombros y veo cómo los
números ganan velocidad. Alto y más alto. El fuerte pitido me devuelve a un
viejo recuerdo...

Las puertas se separaron y supe entonces que quería morir. No, de


hecho, imaginé que quería morir mientras me aferraba a las resbaladizas
bisagras de metal al lado de la pared, esperando que alguien me salvara.
Irónico, de verdad, que lo mismo a lo que me estaba aferrando era lo mismo
que ya no quería. Horas. Me aferré durante horas, mirando el agua chocar
conmigo de pie mientras me preguntaba qué podría acechar bajo las rebeldes
olas. No podía ser peor que lo que conocía. Ya no me importaba. Bear me 182
encontró y buscó ayuda, pero en ese momento ya no la quería. Tuvieron que
enviar a alguien para que me agarrara y me llevara al piso inferior. Y ahora
estamos aquí. Por primera vez en mi vida, iría a la casa de Kij en lo más alto
de la torre, solo justo debajo del nivel de la habitación. Había una pequeña
oficina a un lado, creo, pero mantuve mis ojos fijos frente a mí. Muerta. Sin
emociones. ¿Qué significaba sentirse feliz? ¿Triste? ¿Asustada? No podía
recordarlo, pero sabía que una vez lo supe...
—Ah, tráela… —Kij abrió las puertas de su oficina de par en par, y los
dos hombres que me acompañaban me empujaron adentro.
Observé la pared en blanco frente a mí, sin querer apartar mi atención
de ella. Odiaba el color blanco. No contenía nada. Odiaba que significara
pureza o borrón y cuenta nueva.
La puerta se cerró detrás de mí. Sin embargo, todavía no me moví. No
sabía si todavía estaban aquí hasta que escuché la voz de mi padre.
—Doll, ¿por qué estás causando tantos problemas?
No me moví. Ni siquiera respiré. Creo que se inclinó frente a mí. Una
lágrima se deslizó de mi ojo, pero no era de tristeza. Era porque entre todo el
entumecimiento y la muerte que me llenaba, no podía parpadear. Mis globos
oculares se secaron hasta que pensé que el dolor seguro que me mataría.
—Doll —dijo Kosta—. Parpadea.
Lo hice. En el momento justo.
—Muy bien. —Mantuve mis ojos en la pared. Tick. Tock. Un reloj sonó de
fondo, pero no pude decir lo que decía. Mi cabello se había secado hacía
mucho tiempo en rebeldes nudos, colgando como una cortina alrededor de mi
rostro. Mi ropa se había secado y se había adherido a mi piel, y el potente
aroma del agua salada se adhería a los vellos de mi nariz como una línea de
cocaína. No sentí nada después de eso. Ni la ternura de sus dedos subiendo
por el interior de mi muslo, ni cuando sus dedos estiraron la abertura de mi
vagina, y definitivamente no cuando una vela fue encendida—. Esta es tu
prueba final, y luego te habrás ganado tu Dollhouse.
Está bien, pensé, aunque no había tragado todo el tiempo que estuve
sentada en esta silla. Mi garganta estaba demasiado seca para dejar algo
pasar.
Kij le entregó una herramienta plateada.
Kosta se puso de pie.
—Inclínate sobre el escritorio, Doll. Quítate la ropa. —Me puse de pie y
me quité la ropa lentamente, todo mientras mantenía mis ojos en esa gloriosa
183
pared blanca. Me incliné sobre el escritorio, pero no antes de ver por encima
del hombro brevemente para verlo encendiendo la varita plateada sobre la
llama de la vela.
No sentía nada.
Sin miedo.
Sin placer.
Sin dolor.
Ni siquiera cuando lo insertó dentro de mí y mis paredes se quemaron
hasta quedar crujientes.
Ni siquiera entonces.
Lo hice. Había pasado la prueba final.
Era una Doll, pero no estaba hecha de plástico. Me construí con los
nombres de todos aquellos que me habían lastimado. Simplemente no lo sabía
todavía...
La joven detrás del escritorio rápidamente empuja su silla detrás
mientras se pone de pie.
—Lilith, Kij no te esperaba...
La hago callar con un movimiento de muñeca, empujando las puertas
de su oficina. Mis ojos vuelan hacia esa misma pared blanca.
—Necesitas redecorar, Kij. Esa pared es tremendamente aburrida. Le
vendría bien algo de... —acerco los ojos a él—, color. ¿Puedo sugerir rojo?
—Hmmm —murmura Kij, rodeando su escritorio antes de apoyarse
contra el frente. El tiempo no ha sido amable con él, y conmigo tampoco—.
Dímelo, Doll. ¿Por qué andas alrededor de Patience como un caballo sin
entrenamiento?
Me permito explorar su espacio de oficina. No hay fotos en las paredes,
no hay libros. Nada más que esa maldita pared blanca y un hedor que solo
podría describirse como rancio.
—¿Un semental, al menos? —Paso la palma de mi mano sobre la
incorporada chimenea de piedra a gas, sonriéndole por encima del hombro. 184
Su ojo tiembla, pero endereza los hombros—. La verdad es, Kij, que soy Lilith
Maldita Patience, y soy la última heredera de esta —agito mis manos
alrededor del lugar—, mierda.
—Eh, equivocada. —Empieza a caminar hacia mí y sonrío. Perfecto—.
Yo tenía el cincuenta y uno por ciento de las acciones de este lugar, tu padre
solo cuarenta y nueve.
—¿Y? —Me giro para enfrentarlo, sorprendida de encontrarlo ya tan
cerca—. No tienes ningún engendro. A menos que dejaras embarazada a
una de estas pobres perras. —Me río entre dientes, y luego hago una pausa.
Me doy la vuelta con ojos entrecerrados—. Dejaste embarazada a una de
estas pobres perras, ¿no es así?
La sonrisa que se ensancha en su rostro se tambalea dentro de mi
cabeza.
Niego.
—No. No hay forma de que hubieras hecho eso.
—En realidad, sí, la hay, y eso es porque sabía que esta conversación
sucedería algún día. —Se inclina hacia mí, rizando mi cabello alrededor de
su dedo—. No te preocupes, siempre serás mi Doll favorita.
Le aparto la mano de un golpe, pero se echa hacia atrás y me da una
bofetada en la cara con el dorso. Caigo al suelo en un abrir y cerrar de ojos,
empujándome hacia arriba con las palmas.
—Vete, Lilith. Terminé con esta conversación. — Toma un vaso, vierte
whisky color miel en él y se lo bebe de un trago—. Y basta del acto valiente.
Vuelve a la fila o te arrojaré por la salida trasera.
Lentamente me levanto del suelo, limpiando la sangre de mi labio.
—¿Qué está haciendo Cartier Nero aquí? No es de importancia para mí,
así que ¿por qué?
—Para ti no —dijo, con los ojos ahora centelleantes—. Pero es para
provocar a su hermano. Sabía que no serías suficiente para traerlo aquí.
Eres buena —sus ojos bajan y recorren mi cuerpo—, pero no eres tan buena,
y debido al hecho de que fue quien te dejó caer de nuevo en mi regazo, dudo
que le importe un carajo rescatarte. —Kij se sienta en su silla—. Ah, ¿pero
a ese Eli? Ahora Eli tiene un corazón debajo de toda esa frialdad y hostilidad.
Lo haría, pero también sé que Kyrin llenaría su cabeza lo suficiente como
para que no lo hiciera. 185
—¿Por qué Kyrin me entregó a ti? —Las puertas se abren detrás y
retrocedo hacia adelante, golpeando mis manos sobre su escritorio—. ¿Por
qué está ella aquí?
Kij se lleva el dedo índice a la cabeza.
—Hmmm, ¿no es la pregunta de muchos...?
Las manos están alrededor de mis brazos, tirando de mí hacia atrás
antes de que pueda salir de ellas. Kij mueve a su muñeca.
—Ella ya no es una Doll. Enciérrenla con la azul. Me ocuparé de ambas
más tarde. —Me libero del agarre de uno, me doy la vuelta y le doy un codazo
a la cara al otro antes de darle una patada giratoria al primer hombre. Mi
pie simplemente conecta con su mandíbula cuando un agudo pellizco
apuñala mi brazo y todo se mueve en cámara lenta, como una borrosa
conexión de TV, antes de que lentamente... todo se vuelva negro.
23
Kyrin

H
e hecho muchas cosas jodidas en mi vida. ¿Cuestionable?
No. ¿Jodidas? Sí. ¿Me arrepiento de algo? Joder, no.
Excepto tal vez esto.
Volver a Kiznitch nunca está exento de tonterías, pero ni siquiera yo
estaba preparado para una tregua entre Patience y yo. La maldita Lilith
Patience nos tapó los ojos a todos con una puta venda. 186
Para ser justos, lo sabía.
—Ya sabes, esos villanos —bromea Killian, moviendo un cigarrillo entre
sus dientes y guiñándome un ojo.
Aprieto los dientes.
—Ella no se parece en nada a Saskia. Sass no era una maldita villana
de verdad. Lilith lo es. Era muy consciente de lo que estaba haciendo y lo
hizo de todos modos.
—Para ser justos, es mi prima, así que tal vez la loca huya de mi lado.
—No, no es así —responde King, recostándose en su silla. Estamos en
la casa de Nero, mirando hacia el laberinto de setos que llenaba el patio
trasero—. Es ella. Saskia nos dijo que no operaba de la misma manera que
la gente normal. Fuimos advertidos. Lo hicimos de todos modos, a pesar de
ello. Esta es la consecuencia. —King suspira, pasando su mano por su
cabello—. Nuestros gloriosos padres estarán aquí en cinco minutos, y no
tengo nada que decirles aparte de que lo jodimos. A nuestros padres les
importará un carajo que lo jodamos, pero ¿una tregua con Patience? Algo
me dice que eso les importará más.
No miente. Si hay algo en lo que Kiznitch es bueno, es en guardar
rencor. Incluso siglos después.
—¿Y Eli? —pregunta Keaton, pateando su pie sobre la otra silla—. ¿Qué
harás ahí? ¿Simplemente echas a Lilith y lo dejas adentro?
Niego.
—¿De qué carajos estás hablando? Nunca estuvimos todos juntos. Solo
estábamos teniendo sexo, pero no, no lo haré. —Lo miro—. Y, de todos
modos, ¿por qué nunca te vemos con nadie, hmmm? ¿Aparte de tener sexo
con la ayuda y los Ángeles? —Desde que todos podemos recordar, Keaton
no tiene sexo con nadie a un nivel serio. Todas son desechables y todas son
Kiznitch. Lo mantiene en la familia, estrictamente. No lo culpo. Jugar con
civiles es, uno: aburrido, y dos: casi siempre causa drama porque nunca
entienden la vida que tenemos—. ¿Revisaste a todos en casa? —le pregunto
a King, mi rodilla se agita debajo de la mesa. Solo vinimos a Kiznitch con
aquellos que estamos en los primeros puestos. No tiene sentido llevar a
todos a algo que sin duda tendrá un poco de derramamiento de sangre.
—Sí, están bien. Perse los está vigilando a todos. El embarazo la ha
vuelto más exagerada de lo habitual, por lo que mantener el fuerte allí la
mantendrá ocupada. Además, cuando regresemos, dará un baby shower y 187
necesita organizar todo: sus palabras. —Se inclina hacia adelante, me mira
y sé lo que se avecina—. Necesitamos hablar sobre Eli. Quiero que continúe.
Trabaja nuestras finanzas mejor que nadie de quien haya oído y sabe
exactamente cómo llevar nuestro negocio. Quiero repasarlo antes de
ofrecérselo.
—Es un maldito King, hombre. No está aquí por nuestros libros. Está
aquí por el pene de Kyrin y la vagina de Lilith, nada más y nada menos. Es
como cobra como todos nosotros, ¿y mencioné que es un puto Elite King?
—No —murmuro, mis ojos vuelan hacia la entrada cuando escucho
una puerta cerrarse en la casa—. Está aquí por otra cosa. Solo tengo que
averiguar qué diablos es.
Mis padres entran por las puertas que se abren, seguidos por los padres
de King. Los de Killian siempre llegan tarde, no es ninguna sorpresa, y los
de Keaton todavía están en camino.
Mi mamá toma la silla a mi lado, mi papá al otro lado. Su relación
siempre ha sido tumultuosa. Cartier y yo dijimos que solo se habían
quedado juntos porque tenían demasiado orgullo para separarse.
Kauis y Dhalia, los padres de King, se sientan a la cabecera de la mesa
cerca de King. Dhalia es callada en general, pero siempre está viéndolo todo.
Feroz protectora de todo Kiznitch, no tiene problemas para ensuciarse las
manos cuando es necesario.
Kauis habla primero, desabotonándose la chaqueta.
—Parece que nos hemos encontrado con un pequeño problema aquí. —
Nos miramos unos a otros, esperando que continúe—. Recientemente nos
llegó cierta información que lo cambia todo. —La mano de mi madre llega a
mi rodilla y me sobresalto, volviéndome hacia ella. Ya me está viendo con
lágrimas en los ojos.
—¿Qué hiciste? —digo al instante. Mamá es de espíritu libre y la mejor
amiga de la mamá de Killian, Draya. Si alguna vez conocen a Draya, sabrán
por qué es un problema y por qué le hice la pregunta.
—Hijo, no es culpa de tu madre… —Interrumpe Kauis, pero es
demasiado tarde porque sé que lo es. Siempre es su maldita culpa.
— ¿Qué. Hiciste?
Se pasa el dedo por debajo de los ojos, cepillando su largo cabello
azabache sobre su esbelto hombro. 188
—Hay algo que necesito decirles a todos, y no les gustará. —Inhala y
exhala—. Tenía una vida antes de Kiznitch.
Lo sabía. Había escuchado que mamá era civil cuando llegó. Sin
embargo, nunca supe el alcance completo de la historia.
—Necesito una bebida.
Mi padre se pone de pie y regresa adentro, probablemente para
conseguir esa bebida.
Ella continúa.
—Hubo un hombre antes que él, también, y un mejor amigo diferente,
para disgusto de Draya. —Termina esa frase con una sonrisa en la curva de
sus labios.
—Déjate de tonterías, mamá. Escúpelo.
Me silencia con una sola mirada mientras papá coloca una botella de
whisky frente a ella junto con dos vasos. Sus ojos se posan en los míos
mientras desliza lentamente uno hacia mí.
—Son las diez de la mañana.
—Lo vas a necesitar —dice entre dientes, volviendo a su asiento. Mi
padre es un hombre de pocas palabras. Lo más cercano a Kauis, el padre de
King, siempre se han equilibrados entre sí.
Khloe vierte líquido en su vaso y lo bebe antes de llenar el suyo y ahora
el mío.
—No era un civil, Kyrin. Yo era de Patience, y... —Echa la cabeza hacia
atrás y veo como el whisky desaparece del vaso—. Kian no es el padre de
Cartier.
Hago una pausa.
—¿Qué diablos quieres decir con que no es su padre? ¿Y Patience?
¿Qué? —Todos están callados, afortunadamente, porque tener que procesar
todo lo que acaba de decir no requiere ruido de fondo—. Necesito saberlo
todo, y tiene que ser jodidamente ahora.
Otra puerta se cierra de golpe desde algún lugar del interior y todos nos
volvemos para ver quién es, solo para encontrar a Saskia corriendo
directamente hacia nosotros. Sus ojos son salvajes, su cabello vuela por
todas partes. Killian se pone de pie al instante.
—¡Cartier! —Se está limpiando las lágrimas de las mejillas más rápido
de lo que mis pies aterrizan en el suelo—. ¡Se fue!
189
Eli sale de detrás de ella, con una expresión sombría en su rostro.
—Sé dónde está.
—Hijo de puta, ¿qué? —La rabia burbujea debajo de mi piel, y no
importa cuánto trate de calmarme, sé que solo se derramará por el borde.
—¡No estoy jodiendo, Ky! Esto no tiene nada que ver conmigo. Bueno,
lo tiene, pero por otro lado no. —Me pongo de pie, avanzando lentamente
hacia él.
La mano de King llega a mi brazo justo cuando me falta el aliento.
—Escúchalo, hermano, y no te preocupes. La recuperaremos.
Saco mi brazo de su agarre.
—¿Qué? ¿Supiste por qué está aquí todo el tiempo?
King sostiene mi mirada.
—Siéntate, carajo, para que podamos elaborar un plan. Tenemos suerte
de tenerlo.
Me vuelvo para ver a mis dos padres.
—¿Y por qué diablos tengo la sensación de que ustedes también saben
dónde está?
Ambos comparten una mirada.
—No se miren uno al otro. Les estoy hablando ahora mismo. Mírenme,
carajo.
Khloe, sí, ahora vamos con Khloe, no con mamá, quien me ve a los ojos.
—Porque su padre biológico se la llevó.
—También está con Lilith, así que estará bien —agrega Eli en voz baja.
Me río, moviendo la cabeza hacia atrás antes de mirar a Eli.
—Es jodidamente gracioso lo mucho que crees que conoces a Lilith.
Aquí tienes una pequeña hora de cuentos. He sabido de ella por mucho más
tiempo que cualquiera de ustedes. ¿Cómo, se preguntarán? Bueno, mamá,
¿quieres decírselo a papá?
Eli niega.
—Es más que eso, y también la conozco desde hace un tiempo. En
realidad, más que conocerla...

190
24
Lilith

L
a puerta de la celda se cierra de golpe en mi cara. El mismo
comandante que he conocido de toda mi vida me sonríe entre
los espacios. Se mete un cigarrillo entre los costrosos labios
y enciende la punta.
—Siempre serás mi pequeña perra favorita con problemas, Lilith
Patience. —Expulsa una nube de humo—. Incluso si tengo que matarte
eventualmente. —Por el rabillo del ojo, noto que los otros guardias que
estaban con él hace mucho que se fueron. 191
Sonriendo, desato el cinto que mantiene cerrada mi bata.
—Aww, vamos, Gary. ¿No quieres venir a jugar con nosotras? —No me
molesto en mirar a Cartier. Me inclino, pasando la yema del dedo por su
pecho—. Apuesto a que podríamos darte un buen momento.
Se ríe, alcanzando el cigarrillo en su boca justo cuando lo empujo hacia
el poste de metal de la celda, haciéndolo girar mientras ato mi bata alrededor
de su cuello. Retrocedo en la pared de la celda, apretando con fuerza
mientras estira la mano hacia atrás en busca de algo para tratar de
ayudarlo.
—¡Consigue las llaves! —le grito a Cartier, anudando la cuerda de mi
bata alrededor del poste para mantenerlo de pie. Una vez que termina de
pelear, su cuerpo se vuelve flácido y Cartier tiene las llaves de la celda, ato
la cuerda en un lindo lazo con una sonrisa en mi rostro—. Awww, Gary. —
Me muevo hacia adelante mientras Cartier abre nuestra celda—. Nunca
confíes en una perra con problemas.
Cartier gira las llaves alrededor de su dedo mientras salgo de la celda.
—¿No me encerraste aquí?
Busco en los bolsillos de Gary, saco su pistola y la navaja del ejército
que está metida en la funda alrededor de su muslo. Metiendo la pistola en
mis bragas, atuendo glorioso, lo sé, me ato la funda alrededor de la parte
superior del muslo.
—No. De hecho, si tu querido hermano se hubiera tomado un segundo
para preguntarme, le habría dicho...
—… ¿qué? —pregunta Cartier, y me paro, mirándola bien—. ¿Que no
trabajabas realmente para Patience, la misma organización que te ha criado
desde que eras niña?
—Sí, Cartier, eso es exactamente lo que le habría dicho, porque esta
jodida gente me jodió la cabeza toda mi vida. No perdí mi humanidad, me la
robaron. —Metiendo la mano en el bolsillo de Gary, encuentro su tarjeta de
acceso para acceder a todas las habitaciones y otra pequeña pistola. Reviso
la Glock y se la doy a Cartier. Ella ve entre la pistola y yo. Levanto las cejas—
. Si intentas dispararme, te mataré. Tu hermano me ha hecho enojar lo
suficiente como para guardarle rencor durante toda la vida, por lo que tu
necesidad de estar viva no es exactamente una prioridad para mí.
—¿Cuál es tu plan después de esto? —pregunta Cartier, todavía sin
tomar el arma—. ¿Quieres quedarte con Mayhem? 192
—No lo sé, Cartier. No he pensado tan lejos. Ahora, ¿puedes pelear?
Asiente.
—Bien. —Empujo el arma en la palma de sus manos—. Pero, aun así,
toma esto. Las personas con las que tendremos que pelear son las mismas
que me entrenaron toda mi vida. —Comenzamos a caminar por el pasillo y
hacia las escaleras que conducen al agujero de caída para salir. Me detengo,
volviéndome hacia ella—. Y no es que tenga que darte explicaciones, pero
ser parte de Midnight Mayhem me mostró una vida que no sabía que existía.
Puede que Patience me haya quitado la humanidad, pero Midnight Mayhem
me mostró una familia. Me gustó allí. Cada segundo que pasé, sentía que
empezaba a… —me paso la lengua por el labio inferior—… sentir cosas.
Entre nosotros…
—Por cosas, ¿te refieres a Kyrin y Eli?
—Y Saskia y Maya. No es quién me hizo sentir, es el hecho de que
finalmente pude sentir algo. —Salto una barra y balanceo mi cuerpo hacia
arriba de la boca de acceso, empujándome hacia arriba y escaneando la
habitación para asegurarme de que no haya nadie allí. Extendiendo la mano
hacia Cartier, levanto su cuerpo y cierro la alcantarilla.
—Entonces, ¿cuál es el plan, Satanás? —pregunta Cartier
ingenuamente, como si supiera qué diablos estoy haciendo.
—Ah… —Entrecierro los ojos en la puerta de salida, comprobando si
está abierta—. No lo sé, pero necesito llegar a Kij.
—Y Kij es…— pregunta Cartier mientras abro la puerta y veo a la vuelta
de la esquina.
—El que te robó.
—¿Pero por qué? —Comenzamos a caminar por otro pasillo que
conduce a un ascensor. Deslizo la tarjeta de acceso sobre la pequeña
computadora y ambas entramos cuando las puertas se separan.
—No importa ahora mismo. Justo ahora, tenemos que llegar a él.
—¿Para matarlo? —pregunta Cartier, mientras ambas comenzamos a
atar nuestro cabello en una cola.
—No —digo, sacando la tarjeta de mi boca y viendo cómo aumentan los
números. Vuelvo a presionar el nivel de Kij, tal como lo hice antes—. No
podemos matarlo. Lo necesitamos como rehén para salir de esta maldita
isla.
Me llevo el dedo a la boca cuando suena el ascensor. 193
—Hola, diga su nombre antes de acceder, por favor.
Me paso la lengua por el labio inferior y sonrío por el altavoz.
—Soy Bear. —Mi voz está vestida de un disfraz perfecto, como si
realmente fuera ella.
—Lo siento —tartamudea la chica de la oficina—. Diga su nombre de
nacimiento.
Mis ojos se posan en Cartier.
—Dove Noctum Hendry.
El rostro de Cartier palidece cuando gira su cuerpo completamente
hacia mí.
—Acceso permitido. —Suena de nuevo y la luz verde se vuelve roja
cuando el ascensor sigue subiendo.
—¿Estás bromeando? ¡Ella está muerta! —No sabía que pudieras
susurrar y gritar al mismo tiempo hasta ahora.
—No —digo, sacando la pistola de mis bragas de encaje.
Afortunadamente, mi bata se las arregla para permanecer puesta a pesar de
que la cinta está delicadamente envuelta alrededor del cuello del cadáver de
abajo—. No lo está… —Reviso la cámara antes de mirarla—. Y no es la
misma persona que todos conocen. Literalmente. Así que ni siquiera
intentes escupir tu mierda.
Las puertas se abren y muevo el cuello, levantando el arma frente a mí.
—Mmmm, mi amigo Chaos. Cómo te he echado de menos. —Apunto el
arma a la recepcionista y aprieto el gatillo, antes de dispararles una bala a
los tres guardias que están parados fuera de la puerta de la oficina de Kij.
Cartier me sigue lentamente mientras pateo las puertas de su oficina
con mis Valentinos de trasero rojo. Kij está de espaldas a nosotros, con las
manos enterradas en los bolsillos mientras observa el océano abajo.
—¿Sabías que cuando tu padre y yo creamos Patience tuvimos una
visión?
—Eh, apuesto a que sí —digo, lanzando el arma hacia la puerta para
que Cartier pueda estar de guardia—. Déjame adivinar. —Recojo la AR que
tenía uno de los guardias mientras mantenía mis ojos en Kij.
Soy muy consciente de lo jodidamente muertas que estaremos las dos
si todos los soldados vuelan aquí con las armas encendidas. Dos contra cien 194
no son muy buenas probabilidades.
—Tus visiones incluyeron violación, tortura, mutilación, aseo personal,
asesinato, incesto, tráfico de personas, hmmm, ¿estoy olvidando algo? —
Reduzco el paso hacia él—. ¡Oh sí! —Golpeo mi sien con la punta del cañón—
. Convertir a las chicas en Dolls de la vida real que hacen el trabajo sucio y
te hacen lucir bien mientras lo hacemos. —Caigo en la silla frente a su
escritorio justo cuando finalmente se vuelve hacia mí—. Nos haces parecer
irresistibles, pero nos entrenas para el asesinato, ¿verdad? —Debería
preguntarme por qué nadie ha venido aquí para salvar a Kij, pero no lo hago.
Estoy demasiado atrapada en mi rabia hirviendo como para tocar cualquier
realidad.
—Mátame, Lilith. Hazlo, pero tampoco saldrás viva de aquí. De hecho
—se baja lentamente sobre el banco que da al océano—, solo una persona
tiene la garantía de hacer eso, y eso es porque me aseguré de ello.
—¿De qué carajos estás hablando ahora?
—¿Te has preguntado por qué no llamé a ninguno de los soldados?
Mis ojos vuelan a los monitores detrás de su escritorio, pero no veo
mucho con el temor de que se arriesgue a distraerme.
—¿Porque están demasiado ocupados atormentando a las Dolls?
Kij mantiene sus ojos en mí.
—Incorrecto. Porque Kiznitch llegó, y capturaron y/o aniquilaron a
todos con éxito.
Me congelo. Mierda. Estoy tan jodidamente muerta. Debe leer la
expresión en mi rostro porque una sádica sonrisa se desliza sobre su boca.
—Seré aún más audaz y diré que no me matarás, y ellos tampoco.
Amartillo ambas armas y las apunto a su pecho. Moviendo mis cejas,
empujo mi cabeza.
—¿Seguro sobre eso? Tengo que decir que debes saber que no soy el
tipo de persona sobre la que deberías hacer suposiciones, Kij. Tengo mucha
ira y frustración reprimidos. —Me inclino, cruzando las piernas—. Te mataré
hoy.
—… No —mi cuerpo se vuelve helado—... no lo harás.
Kij se apoya contra la pared, una mirada despreocupada se extiende
por su rostro.
Me levanto de la silla en menos de un segundo, girando y apuntando
ambas armas directamente al pecho de Kyrin. 195
—Vete a la mierda.
Mierda. Sus ojos son míos, despreocupados. Esferas de oscura
obsidiana que se reflejan en mi alma. Mi pecho se siente pesado, mi
estómago se aprieta. Estoy bastante segura de que el sudor se desliza por
mi esternón mientras se eleva sobre mí en vaqueros oscuros y una sudadera
con capucha debajo de su chaqueta de cuero, la sangre salpica su rostro.
Hay otros a su alrededor, pero no puedo. No puedo apartar mis ojos de los
suyos, no importa lo difícil que sea respirar. No importa cuán apretado esté
su figurativo puño alrededor de mi garganta.
—Más tarde. Por ahora, quítame los jodidos revólveres antes de que te
ate, te amordace y te joda con uno.
—¡Nunca! —grito, empujando las puntas en su pecho—. No puedes
evitar que lo mate. —Me inclino más hacia su espacio, a pesar de que me
duele mucho hacerlo. —No sabes lo que me hizo.
Kyrin mantiene sus ojos en mí.
—Estoy bastante seguro de que sí, o tengo una idea. —No me doy
cuenta de que está bajando mis armas hasta que están a un lado de mi
cuerpo.
Kij comienza a reír.
—Te lo dije, tengo… —Me doy cuenta del momento exacto en que Kyrin
sabe que la cagó. Desafortunadamente, es un segundo después de que
apreté el gatillo, todo mientras mantenía mis ojos clavados en el rostro de
Kyrin con una sonrisa. ¡Pop!
—¡No! —Alguien detrás de nosotros jadea, y no es hasta que finalmente
miro alrededor sobre el hombro de Kyrin me doy cuenta de que es Eli.
—¿E? —Mi brazo cae a un lado de mi cuerpo—. ¿Qué estás haciendo
aquí?
Eli se vuelve hacia mí.
—Lilith... —Niega, sus manos enterradas en su cabello—. ¡Mierda! —
Golpea una pared y sale de la habitación, empujando a King y a Killian.
Me encuentro viendo de nuevo a Kyrin, quien ahora me está observando
con el labio fruncido.
—Lilith, tú, lo juro por Dios.
—¿Alguien puede decirme qué diablos está pasando y por qué matar a
la persona que por sí sola arruinó toda mi vida, entre otros, es una jodida 196
decepción para todos? ¿Mmm?
—Porque… —susurra Eli desde algún lugar de la habitación que no
puedo ver, porque Kyrin todavía se eleva sobre mí. O flota. Finalmente se
hace a un lado un poco para que pueda ver a Eli. Los ojos color avellana se
acercan a los míos. El hermoso rostro de Eli tan obsesionado y perdido.
Como un niño perdido en un laberinto y sin saber cuál es la salida—... era
el único que lo sabía.
—¿Quien sabía qué?
King se aclara la garganta.
—Tal vez deberíamos tener esta conversación después de que salgamos
de aquí y explote a esta perra.
—¿Por qué estaba tan seguro de que él y Cartier saldrían vivos de aquí?
Los dedos de Kyrin están en mi barbilla, forzando mis ojos a los suyos.
—Lo sabía porque Cartier es su hija, Lilith. Mi mamá nos lo contó todo.
Había planeado esto durante mucho tiempo. Sabía que sería intocable
porque es mi hermana, mitad Kiznitch, mitad Patience, así que cuando
llegáramos, no lo mataríamos. Ella se haría cargo de Patience después de
que él le hubiera lavado el cerebro, había esperado.
—¡Vete a la mierda! —Cartier escupe en el suelo—. Soy Kiznitch como
la mierda.
Keaton envuelve su brazo alrededor de su hombro, pero lo empuja.
—Me lo imaginé —murmuro, finalmente permitiéndome a mí misma
tomar la sangrienta visión de su frente parcialmente partida por la mitad.
Tengo buena puntería. Sé eso—. Cuando me dijo que tenía un hijo que
tendría el uno por ciento sobre lo que yo poseería, pensé que por eso había
ido por Cartier. —No me doy cuenta de que los dedos de Kyrin todavía están
en mi barbilla.
Da otro paso más cerca.
—¿Quieres decírselo o debería hacerlo yo? —grita s quien supongo que
es Eli, mientras mantiene sus ojos fijos en los míos. Sólo en los míos.
—No puedo. —Eli se atraganta entre entrecortadas sílabas.
Kyrin inhala y luego exhala.
—Mataste al único hombre que podía decirnos algo que realmente
necesitábamos saber. 197
—¿Y qué podría ser eso? —Pongo los ojos en blanco.
Da otro paso hacia mí, envolviendo su brazo alrededor de mi cintura.
—Por qué te quitó la fertilidad. Nena, mírame. Hicieron una...
—Qu… —Todo se vuelve negro. Mi último pensamiento es que Kyrin me
atrapa mientras caigo en la oscuridad de mi mente.
25
Lilith

E
l agua fluye por debajo de mi cuerpo en oleadas, chocando
implacablemente y negándome el sueño. Mis ojos se abren
lentamente como pegamento, pero mi cabeza palpita con
fuerza cuando mis ojos se niegan a levantar el peso que los
agobia.
¡Pop!
Cartier es su hija.
198
... te hicieron una cirugía que no recuerdas.
Salto desde donde estoy acurrucada contra un pecho duro con otro
justo al lado. Solo que no llego muy lejos porque estamos en el asiento
trasero de una jodida camioneta y termino golpeándome la cabeza contra el
techo.
—Siéntate, nena. —Eli toma mi mano, pero me aparto de él. No hay
nadie más en el auto, así que me muevo hacia el asiento opuesto a ambos,
alcanzando el cuchillo que está metido en la funda alrededor de mi muslo.
Solo que se fue. ¡Mierda!
Los ojos de Kyrin se posan en mi muslo.
—Por mucho que todo el atuendo me excitara, no podía permitir que te
cortaras feliz cuando te despertaras. Tu puntería es demasiado jodidamente
buena.
—Lo que dijiste… —susurro, apretando la gran sudadera con capucha
a mi alrededor. Incluso si no me di cuenta de que Kyrin ya no usaba la suya,
aún sabría que esto era suyo solo por su olor. La ropa limpia tendida sobre
la hierba cortada, donde el humo del tabaco flota entre las hojas, ese es su
olor.
Miro entre los dos.
—¿Qué diablos quisiste decir? ¡Sabría si me hicieran eso! Patience no
es como Kiznitch. Nunca se entrometían en nuestras mentes si éramos
Patience y no un cliente.
—Cuando regresemos a la casa, trabajaremos para sacar algunos de
esos bloqueos de tu cabeza. —Kyrin busca su paquete de cigarrillos en su
bolsillo.
—No lo supe con certeza de inmediato —dice Eli, y lo observo mientras
mantiene su atención fuera de las ventanas y los árboles que pasan—. En
los King, tenemos a alguien llamado Benny. Es un puto espía de la CIA... —
Eli hace una pausa—. Puedes elegir creer eso o no. Realmente no me
importa. De todos modos, encuentra personas que necesitamos encontrar.
Un día, durante un jodido drama con una de las chicas, se topó con un
orfanato. En ese momento, pensó que era el que estábamos buscando, pero
no fue así. Mientras estaba allí, escuchó una conversación entre una monja
y un hombre que sabía que era Kij y tu padre. —Eli se inclina, apoyando
sus antebrazos en sus muslos—. Estaban hablando de un ritual que
realizan en las Dolls para asegurarse de que nunca concibieran… —Cierro
los ojos, inhalando con fuerza hasta que puedo sentir el olor de Kyrin
199
subiendo por mis fosas y filtrarse en mis huesos, calmándome de adentro
hacia afuera.
—Me encerraron, creo. —Dejé escapar un frustrado gruñido—. Tienes
razón. No puedo entrar en ese recuerdo. Yo no… —Niego, y Kyrin me agarra
de la mano y me tira de nuevo a su regazo. Eli balancea mis piernas sobre
las suyas mientras descanso en el hueco del cuello de Kyrin, la vena
profunda que sale de su piel pulsa contra mi mejilla.
—No sabíamos que les habían estado haciendo eso a todas. Sabía que
estabas trabajando con ellos mientras estabas aquí, pero no sabía por qué.
Supuse que tenían algo contigo.
Sorbí.
—No. No lo necesitaban porque nunca los desafié. Ha sido blanco y
negro toda mi vida; no hay otros colores involucrados. Hasta que los conocí
a los dos. Regresé allí e hice lo que tenía que hacer, encajar de nuevo en mi
rutina. Traté de llenar los espacios en blanco con los mismos dos colores
que he usado toda mi vida, pero era demasiado tarde porque ambos ya me
habían dado otros nuevos. Tenía un plan. Saldría con las armas cargadas.
Misión suicida, estaba bien. Me devolviste a ellos...
—… Te devolví porque pensé que querías volver. Porque pensé que
estabas trabajando contra nosotros, un enemigo en nuestro campo.
—Ah, ¿entonces estás admitiendo que estabas equivocado? —agrega
Eli suavemente, su característica liviana alegría en la punta de su lengua.
—Cállense. Ustedes dos. —Kyrin mueve la cabeza hacia atrás.
Levanto la cara ligeramente hasta que me encuentro con los ojos de Eli.
—Entonces, ¿viniste aquí para ayudar?
—Sí y no. —Desvía su mirada hacia el otro lado de la habitación donde
se queda—. Parte de mi linaje en los King es causar revuelo entre nuestros
enemigos. Mi apellido, Rebellis, significa rebelde en latín. Todos los King
tienen apellido, que es su papel en los King. Invoco travesuras y provoco
una escena, pero también soy bastante bueno para mantener la paz.
Cuando los King encontraron esa información, me dio otra razón para
quedarme, para ver si Kiznitch tenía alguna participación en un problema
que tenían los King relacionado con un específico culto de orfanato. —Pone
los ojos en blanco—. Larga historia, en otro momento.
—¿Así que te quedarás hasta que llegues al fondo?
Asiente, finalmente volviéndose hacia mí. 200
—Sí, porque esto es lo que tengo que hacer por los King. —Me doy
cuenta de que no me ve a los ojos cuando dice las palabras. No me molesto
en preguntarle por qué está diciendo una mentira filtrada—. Una vez que
sepamos que cualquier mierda que esté sucediendo en Patience no tenía
conexión con los King… —Hace una pausa, y veo como su nuez de Adán se
mueve—. Me iré.

Camino de regreso a la casa con ojos nuevos. Diferente a lo que sentí


la última vez que estuve aquí. Saskia salta del sofá tan pronto como entro y
corre hacia mí, sus brazos se envuelven alrededor de mi cuello.
—Gracias a Dios que estás bien, Lilith.
Permanezco congelada, mis brazos pegados a los lados de mi cuerpo,
inmóvil. Exhalé un suspiro de alivio cuando el calor se deslizó por mis venas
y lentamente levanto mis brazos y la abrazo de vuelta.
—Claro que lo estoy.
Sass da un paso atrás, sus manos todavía apretadas alrededor de mis
brazos.
—Perse, la razón por la que no le agradaste fue porque escuchó a King
decir...
—... Jodido infierno, Kill. ¡Mutila a tu mujer! —King le arroja una tapa
de botella.
Killian la esquiva.
—... ella escuchó… —Sass mira a King antes de volver a mí—. King le
dijo a Killian que recibiste mensajes de texto de Patience y que estabas
trabajando con Patience. Las Dolls trataban de unirse a Mayhem y todo eso.
Era Perse siendo Perse. Pensó que eras malvada e irredimible.
—La peor parte de cómo me estás mirando ahora es que no puedo
decirle lo que sentí cuando me enteré de que habían realizado esa cirugía
porque no lo recuerdo. No recuerdo nada.
—Arreglaremos eso... —dice Kill, señalando el sofá—. Ven a acostarte.
No puedo prometer que no te dolerá, pero estoy bastante seguro de que 201
podrás manejarlo. Con tus nudillos sangrantes y tu cara magullada,
supongo que eres todo lo jodidamente ruda que pareces.
Me siento.
—Hay áreas en blanco. Puedo pensar en hace unos meses, más o
menos, pero hay algo ahí, una brecha. Nunca pensé demasiado en eso
porque pensé que me habían drogado. —Me estremezco—. A veces lo hacían,
pero por lo general solo cuando eres nueva, para relajarte, y por lo general
solo usaban MDMA.
Killian arrastra una silla de cocina frente a mí.
—¿Recuerdas con quién estabas hace esos meses, alrededor de donde
ocurre el espacio en blanco?
Mierda.
—Espera, ¿dónde están las personas que estaban en Patience? ¿Qué
hiciste con todos?
Killian ve a alguien, supongo que a Kyrin ya que puedo sentirlo
respirando en mi cuello.
—Están a salvo.
—Por ahora —agrega Keaton, moviendo un cuchillo entre sus dedos—.
¿Con quién estabas, Lilith?
Me recuesto contra el sofá, apoyando la cabeza contra el borde. Cierro
mis ojos.
—Con mi amiga Bear.
Silencio.
—¿La chica que estaba bailando en el bar esa noche? ¿Con la máscara
puesta? ¿Esa misma Bear? —Keaton de nuevo, ahora sonando interesado.
La confianza es una emoción voluble. Está en algún lugar entre la amistad
y la honestidad. Sé que podría ofrecerles información sobre Bear a cambio
de su confianza, ya que estoy segura de que no tienen nada para mí en este
momento, pero no lo haré. Esa no es mi historia para contar; es de Bear, y
cuando esté lista para exponer sus secretos y contarlo todo, estoy segura de
que lo hará.
La puerta principal se cierra y los padres de Kyrin entran lentamente,
ambos con los ojos puestos en Killian y en mí.
—Sí, esa era Bear.
—¿Cómo terminó en ese bar y luego volvió a Patience? —Ahora es el 202
turno de Killian de hacer preguntas.
Mantengo la vista fija en el techo, donde los dibujos de yeso se
arremolinan.
—Patience la usa como plataforma de compra. —Muevo la cabeza más
hacia atrás, llevando mis ojos directamente a Eli—. Pero entonces, ya lo
sabían, ¿verdad?
Los dedos de Eli están en mi barbilla, su pulgar presiona contra mi
labio.
—No sabía si sabías sobre mi papel en el club. Tuve que probar las
aguas, ver cuánto sabías. —No quiero pelear con él. Por primera vez desde
que estoy aquí, se siente como si mi presencia no fuera exactamente
incómoda, no es que me molestara si lo fuera. La energía es como un buen
vino. Las notas que las personas prueban no están controladas por el vino
en sí, sino por el catador.
Está boca abajo y mi cuello comienza a doler, así que fuerzo mi cara
hacia abajo hasta que me concentro en Killian de nuevo. Tiene que haber
más para él, especialmente para llamar la atención de Saskia Dragavei. Mi
dragón salvaje. Pero también porque compartimos sangre.
—Acuéstate. —Killian señala el final del sofá y sigo las instrucciones,
recostándome—. ¿Qué es lo último que recuerdas alrededor del área en
blanco?
Cierro los ojos mientras los dedos presionan contra mi sien.
—Yo-yo no lo hago. Creo que estaba en mi habitación...
Allí estaba oscuro. Negro. Húmedo. Oscuro y frío. Me estremecí, abriendo
los ojos. Son más pesados, ya que habían estado cerrados demasiado tiempo.
Puñalada. El dolor me atravesó la parte inferior del abdomen. Me moví, bueno,
al menos lo intenté, pero no pude moverme. Paralizada por el dolor, dejé
escapar un fuerte grito.
Me arqueo del sofá, un grito espeluznante que coincide con el que está
dentro de mi cabeza sale de mi boca.
—No puedo. Ky… —le grito antes de que mi mente sea absorbida por el
oscuro vórtice de los recuerdos.
—Quédate quieta, Lilith. Ya casi terminamos.
—¿Qué... qué estás haciendo? —le pregunté, mis ojos frenéticamente 203
alrededor de la habitación—. ¿Como llegué aquí? —Doc se detuvo al final de
la cama, cerca de mis piernas. Había una sábana blanca cubriendo mis
muslos, una sola luz colgando desde arriba de mi cama. Me miró por encima
de mis piernas, que estaban atadas con estribos.
—Esto será mucho más doloroso de lo que incluso tú puedes soportar si
no dejas de moverte.
—¿Qué estás haciendo? —repetí alrededor de una adormecida lengua.
—Solo unos pocos minutos más y estará lista.
—Eres una perra.
—Lo sé, pero también soy tu madre. Lo cual no me importa decirte ahora
mismo, ya que no recordarás nada. —Mantuve la vista fija en el techo. Estaba
de nuevo en la celda abandonada por Dios.
—Lo sabía.
—¿Oh? —murmuró ella—. ¿Qué lo delató?
No parpadeé.
—Tu frío corazón.
Ella comenzó a quitarse los guantes quirúrgicos, mientras las lágrimas
corrían por mi rostro. Nunca lloré. Me juré a mí misma no volver a llorar nunca
más después de ese momento. Nunca. Dejé que las lágrimas saladas se
secasen contra mi mejilla.
—Terminamos.
El dolor me golpeó con tal fuerza que me dejó paralizada. Traté de mover
los dedos de los pies para comprobar, nada.
—Qué hiciste... —Mi voz salió como un susurro, a pesar de que la palabra
nadaba en mi mente. Por un segundo, quise creer que no harían esto. No esto.
Pero debería sorprenderme... Asesinato, esclavitud, sexo, trata de personas
y...
—… Me aseguré de que no puedas reproducirte. Se llama histerectomía
vaginal. —Sus palabras quedaron en blanco.
Me levanto del sofá, agarrando mi estómago como si el dolor que sentí
hace unos momentos me paralizara en este momento. Brazos me rodean a
ambos lados, pero los aparto.
—Ellos… —Dejo caer mi cabeza sobre mis rodillas, envolviendo mis
brazos alrededor de mis piernas y cerrando mis ojos con fuerza—. Me 204
quitaron todo. —Deja mis labios como un susurro, a pesar del grito dentro
de mi cabeza.
La mano de Eli está alrededor de mi rodilla, pero me alejo de él. No
estoy enojada con él. Sé que mis sentimientos no son razonables en este
momento, pero después de no sentir nada durante toda mi vida, de repente
lo siento todo y es demasiado. Demasiado dolor, rabia, tristeza.
Killian se mueve hacia atrás en su silla, sus piernas abiertas. Mira por
encima del hombro a la madre de Kyrin.
—Me pregunto…
—… Sí —digo, asegurándome de mantenerme alejada de Kyrin. ¿Cómo
pudo ponerme allí de nuevo? Incluso si pensaba que era algo que quería,
¿cómo pudo pensar eso, sabiendo lo que hace Patience? Nunca podré
perdonarlo. Lo sé aquí y ahora—. Sé que la doctora era mi madre, aunque
lo sospeché toda mi vida. Lo que no sabía es que era obviamente de Kiznitch.
Los ojos de la madre de Kyrin se posan en los míos. Comienza a caminar
lentamente hacia mí, aunque la mano del padre de Kyrin está en su brazo,
deteniéndola tan rápido como se mueve. Se libera de su agarre, acelerando
el paso.
—Levántate. —Cuando habla, su tono es más suave de lo esperado.
Killian se levanta de la silla mientras ella se baja lentamente, tomando
su lugar.
—Necesito una bebida. —Se inclina y le quita la botella a Kyrin, quien
todavía no se ha movido a mi lado. Afortunadamente, tampoco ha intentado
tocarme. Podría terminar con un puño en el ojo. Incluso mientras mi
implacable ira palpita por mis venas, ya siento el velo de calma que crea el
simple hecho de tenerlo a mi lado. Lo odio por eso, pero más cruelmente,
me odio a mí misma por eso.
Khloe apoya la botella de whisky en la parte superior del muslo, sus
largos dedos golpean la botella de vidrio.
—Tu madre y yo fuimos mejores amigas una vez. Era un tipo específico
de loca que amabas u odiabas. Realmente dependía de ti más que de ella.
—Me importa un carajo, Khloe. —Me doy cuenta de que no pregunté
por ella, ni por ninguno de los otros soldados que eran de Patience. En
realidad, no les había preguntado mucho sobre lo que hicieron cuando
dejamos Patience. Solo puedo tomar cierta información a la vez, y el dolor
que palpita a través de mis ovarios es demasiado reciente para 205
preocuparme.
—Lo sé. Pero todavía es algo que necesitas saber.
Realmente no, pero escucho de todos modos porque, aparte de mi
disgusto por su hijo, Khloe parece razonable.
—Había un hombre. —Khloe mira por encima del hombro brevemente.
—Siempre lo hay —repito por segunda vez hoy, cuando vuelve a mí.
—A ella no le gustó que me eligiera, así que se fue a Patience.
Giro un poco la cabeza, no lo suficiente para ver a Kyrin, pero lo
suficiente como para estudiar los tatuajes en sus manos. Casi como los de
Eli, pero no del todo.
—Conocí a Kyrin una o dos veces en el pasado.
Su pulgar se contrae y estudio las venas que se enredan en su brazo.
—Sí. Porque cuando me enteré de que mi padre estaba atrapado con
una mujer de Patience, me sentí intrigado. No había manera, ¿verdad? —
Debería darle un codazo en la cara y tal vez dejaría de hablar.
—Pero ella era Kiznitch cuando él estaba con ella. —Vuelvo a mirar a
Khloe. Allí es más seguro. Tengo miedo de lo que pasará una vez que
finalmente vea los ojos a Kyrin.
La mano de Eli está de vuelta en mi rodilla, y esta vez no peleo con él.
—No —dice Kian desde el otro lado de la habitación. Está de pie cerca
de la estantería de piso a techo, mirando las llamas del fuego abierto. Se
mete las manos en los bolsillos—. Continuó durante años y años después.
Las manos de Kyrin ahora están en puños sobre su muslo.
Kian continúa.
—Supongo que Kyrin no ha jugado un juego de Sixers contigo todavía,
así que no entenderás mi referencia, pero tu madre era mi As.
Mis cejas se curvan hacia adentro. La confusión se apodera de la ira
mientras busco frenéticamente a alguien, a cualquiera, que me diga qué
diablos significa eso. El instinto mata mi terquedad mientras mi cabeza gira
hacia un lado, mis ojos se estrellan contra los de Kyrin. Mi estómago se
encrespa, y todo ese dolor de mi recuerdo de la histerectomía es reemplazado
por una especie de relajante caos. Desafortunadamente para mí, esa calma
se oculta bajo la apariencia de angustia. Busco sus ojos de todos modos.
Como una bala a su objetivo, lo busco.
206
Pasa su dedo por su labio superior, sus oscuros ojos en los míos.
—Killian y Saskia, Pers y King...
Espero más.
Aprieta la mandíbula.
—Con amor, Lilith. Él la amaba, pero más que eso, ambos tenían el
placer de nuestra ancestral maldición con la que a todos nos gusta jugar
cada vez que nos gusta alguien lo suficiente como para interesarnos en ellos.
Lo que, por cierto, todavía creo que es una mierda.
Me masajeo las sienes, mirando alrededor de la habitación para
encontrar a King y a Killian a un lado, pero Keaton y Cartier se fueron.
—Entonces, ¿Cartier?
Khloe balancea su pierna sobre la otra, vertiendo más líquido en su
vaso.
—Cuando alguien me lastima, me trago el dolor, pero no antes de hacer
que todos lo prueben. Kij era un polvo de venganza. Nada más y nada
menos. —Sus ojos se posan en los míos, moviéndose entre Kyrin y Eli—.
Supongo que eres igual.
—No lo sé —murmuro, señalando la botella—. No me habían
lastimado... —Doy un largo trago, dejando el líquido en mi boca hasta que
arde antes de tragarlo—. Hasta ahora.
El muslo de Kyrin se presiona contra el mío.
Aprieto la mandíbula y me concentro en el ardor en mi estómago por el
alcohol para detener el dolor que estalla dentro de mi corazón.
Khloe observa hacia donde Kyrin y mis muslos se unen, antes de volver
a mí.
—Mmhmm. —Se inclina y deja el vaso vacío en el suelo—. Diré esto,
porque me gustas. Me veo mucho en ti. —Alguien tose de fondo—. Ten
cuidado. Un camino de guerra no es una línea recta. Es más un círculo, y
todo lo que destruyas en tu viaje, eventualmente tendrás que cruzarlo de
nuevo. —Su sonrisa es débil mientras hace girar mi cabello alrededor de sus
dedos—. Ojalá alguien me hubiera dicho eso hace tantos años.
—Estoy bastante seguro de que papá lo hizo… —agrega Kyrin, pero lo
ignora.
207
—Si alguna vez me necesitas, encuéntrame y estaré allí. —Finalmente,
se pone de pie y la observo mientras regresa a donde Kian está cerca del
fuego. Me condicionaron a no necesitar a nadie en la vida, y ahora mismo
nunca he estado más agradecida por eso.
26
Eli

L
os secretos son el fuerte de un King, pero fracasé cuando se
trata de los míos. Atrapado en mis propios sentimientos y
pensamientos sobre Lilith y Patience, me cegué. Me ablandé
por ella. Debería haberlo sabido. Bishop, Nate y Brantley
seguro que lo hicieron. Guardar esto de Lilith y Kyrin fue un paseo por el
parque, pero ¿de mis King? De ninguna manera. Somos hermanos. Un
puñado de excéntricos, pero hermanos, de todos modos. Todavía no sé
exactamente qué liberó Killian dentro de su cabeza, y supongo que, dado 208
que no dijo nada, no era nada de lo que tuviera que preocuparme.
Todavía.
Reviso los archivos que Benny me envió mientras Kyrin estaba lidiando
con Lilith, yendo y viniendo con cuatro archivos que muestran cuatro
orfanatos diferentes en todo el mundo. Nada tiene sentido. ¿Por qué se
tomarían la molestia de asegurarse de que las Dolls no pudieran quedar
embarazadas, y tenía que ser algo más que su apariencia? Patience está
obsesionado con la perfección, pero incluso para ellos esto es ir muy lejos.
—¿Cuándo le hicieron la histerectomía? —pregunta Nate, y miro entre
los pequeños cuadrados de nuestro grupo de FaceTime.
—Tres meses antes de que Midnight Mayhem se la llevara. —Lanzo los
archivos sobre la cama, recostándome en la cabecera con un suspiro. La
frustración no es una emoción con la que me enfrente bien, especialmente
si no la controlo—. No tiene sentido. Nada de esta mierda lo hace.
—Por una vez, no estamos detrás de la mierda. Lamento que tengas
que pasar por esta mierda. —La voz de Bishop me tranquiliza un poco. Todo
lo que exuda Bishop Vincent Hayes es poder. El hombre nació para liderar.
—Sí. Bueno, mierda, no sé a dónde ir desde aquí. En este momento,
estoy bastante seguro de que están avanzando para obtener información de
las personas que lograron capturar de Patience, pero también sé que
muchos escaparon. Supongo que fueron los inteligentes los que escaparon,
los que eran lo suficientemente importantes como para tener una estrategia
de salida.
—¿Tu hombre mantuvo a alguno con vida, o corrieron la misma carrera
que nosotros? —La fría actitud de Brantley es tranquilizadora. Es la roca del
grupo, siempre nos mantiene con los pies en la tierra. Realmente.
—Estoy bastante seguro de que Kyrin es un psicópata, así que no
elegiré a ninguno… —Nate. El bromista. El que se sale con la suya diciendo
demasiadas tonterías porque todos sabemos que en el fondo es un genio.
—Estoy seguro de que tampoco le dijeron a Lilith que la mayoría de
ellos escapó todavía —reflexiono para mí, moviendo un encendedor entre
mis dedos.
—Bueno, sabes que tendrás que empezar por ahí. Con los que salvaste.
Tal vez sean de la vieja escuela, conseguir un soplón, con un cubo de metal
y un soplete, ¿me entiendes? —Nate de nuevo.
—Demasiado desordenado —agrega Brantley casualmente, con un vaso
de whisky contra sus labios. La parte superior de su traje está
209
desabrochada, su expresión en blanco y descuidada mirando hacia la
distancia—. Recomiendo aventarlos por la borda. Eficiente, y aunque pueda
ser básico, el ochenta y siete por ciento de la población humana tiene miedo
a morir por ahogamiento. Funciona.
—Miren, no tengo ningún problema en matar a un hijo de puta, pero
mi recuento de muertos no se acerca a ninguno de ustedes y todos lo saben..
—Los veo a todos en la pequeña pantalla.
—Menos mal que tienes a Kyrin entonces —dice Brantley, y observo
directamente su cuadro—. Porque reconozco su daño y lamento decírtelo,
pero está tan jodido como yo.
—No están ayudando. B, cuando encuentres algo, avísanos.
Les cuelgo y tiro mi teléfono a mi cama, una sensación de hundimiento
vibra en mi estómago. Extraño a mis hermanos. Extraño mi vida antes de
descubrir toda esta mierda...
La vida no era difícil. Era fácil y lo fácil era aburrido. Esta gran casa de
mierda mostraba millones, pero el dinero significaba una mierda para mí.
Todos mis amigos eran queridos ahora. Listo para producir la siguiente línea
de Elite King. Sin duda, todos sus hijos irían a la preparatoria Riverside y
luego a la Universidad Riverside Elite. Así es como siempre fue nuestra
herencia y, finalmente, cuando llegaran a la mayoría de edad, tomarían sus
respectivos roles en nuestro mundo. En nuestro loco y jodido mundo. Pero este
era yo. Lo que vivía, respiraba y sabía. No lo cambiaría.
Llamaron a mi puerta. Me moví a través del vestíbulo, abriendo las
puertas dobles que daban al frente de mi casa.
Allí estaba una mujer. Cabello rubio y ojos grises. No habló. Ni una
palabra. Llevaba traje blanco con brillantes botas blancas.
—¿Puedo ayudarte? —Miré a mi alrededor para encontrar qué auto
conducía. Un blanco Range Rover Sport.
Me entregó una sobre manila, su rostro impecable se movió para esbozar
una pequeña sonrisa.
—Lee esto. Todo lo que necesita saber está en él. —Comenzó a alejarse
210
cuando lo abrí, pasando las páginas. Vi a Lilith de inmediato, el desastre que
era. No se podía simplemente llamar bella a alguien como Lilith Patience.
Primero tenías que explicar cómo lo arrancó directamente del pecho de Lucifer
para conseguirlo.
—¿Qué diablos es esto?
—Eres un King, ¿no es así? —Sonrió por encima del hombro y abrió la
puerta—. Los acertijos son lo tuyo. Lo resolverás. —Estaba conduciendo por
el camino de entrada antes de que pudiera detenerla.

Tenía razón. Todo lo que siempre quise saber estaba en esa carpeta.
Todavía no sé qué diablos significa. Me levanto de la cama y saco la caja que
está debajo de toda mi ropa en mi maleta. Sacando los papeles, los dejo de
nuevo en la cama, junto a los nuevos que me envió Benny.
Pienso en mis opciones.
No puedo hacer esto solo. Sé eso. Sé que necesito ayuda, pero no puedo
tener demasiados cocineros en la cocina y no confío en nadie más que en
mis hermanos. Apretando la mandíbula, levanto mi teléfono e inicio una
charla grupal con Kyrin y Lilith.
Eli: A habitación. Ahora.
Las burbujas de discurso se iluminan antes de que el nombre de Lilith
parpadee en mi pantalla.
Lilith: No.
Kyrin: ¿Es importante?
Aprieto mi teléfono, frustrado por los dos. Lilith, entiendo su enfado
con Kyrin. Pero también entiendo por qué Kyrin hizo lo que hizo. Hay una
razón por la que le temes a los King, y ambos están empezando a hacerme
enojar.
Eli: No estoy jodidamente jugando con ninguno de ustedes. Tienen
treinta minutos.
Lanzo mi teléfono a mi cama y extiendo todas las carpetas y papeles
para que puedan ver todo más fácilmente. Me quedo viendo el único papel
que está a un lado, pasando mis dedos por mi cabello. Mi corazón retumba 211
en mi pecho, un glorioso botón de pánico se disparó en lo profundo de mí.
Antes de que pueda cambiar de opinión, tomo rápidamente esos cuatro
trozos de papel y los vuelvo a meter en la caja, empujándola debajo de la
cama. Todavía no. Abro mi cajón y saco mi paquete de cigarrillos, me meto
uno en la boca y quemó el extremo. Odio esta habitación. Tampoco soy
fanático de esta ciudad. Necesito estar de regreso en suelo estadounidense
para saber que estoy dentro de mi jurisdicción. En este momento, estoy en
Suiza en esta guerra, y tratar de hacer malabarismos con los dos me matará
más rápido que este cigarrillo.
Enciendo la base de sonido, necesitando una distracción de mis
erráticos pensamientos justo cuando alguien golpea mi puerta.
—Está abierta.
Kyrin cierra la puerta detrás. Instantáneamente lo recorro de arriba
abajo, por costumbre, y evito que un jodido gemido salga de mis labios.
Porque incluso entre todo esto, todavía quiero comérmelo. O dejar que me
coma. Lo que sea que funcione. Aunque estoy bastante seguro de que nos
mataremos entre nosotros para averiguarlo.
Sus ojos se posan en mi cama y sus pasos se detienen.
—¿Qué es eso? —No me mira de nuevo mientras continúa acercándose.
Expiro una nube de humo y arrojo la ceniza a la bandeja de la mesita
de noche.
—Eso es un montón de mierda que no puedo resolver.
—¿No es eso lo tuyo, sin embargo? —pregunta Kyrin, arqueando una
ceja. Tiene una extraña animación en su rostro, ya que ni siquiera sonríe o
ríe. Bueno, mucho, de todos modos. Excepto cuando se viene, entonces su
rostro es...
—¿Qué? —pregunto, olvidando lo que había dicho, demasiado perdido
en mi línea de pensamiento.
Joder, Eli. Concéntrate, maldita mierda.
—Los acertijos y trucos. Eso es cosa de King. Así es como atormentan
a las chicas que les gustan, ¿no es así?
—Pshhh. —Apagué mi humo—. Sí, pero esto es diferente.
Toma la hoja de papel con una niña. Cabello rubio, piel tan suave como
la porcelana y ojos tan lilas como grises mirando hacia la lente.
—¿Tenía que tener qué? ¿Siete?
212
—Sí. —Me aclaro la garganta—. Algunas de las mierdas por las que ha
pasado, las personas, incluso con la imaginación más salvaje, no pudieron
inventarlas.
Vuelve a colocar la foto.
—Y la envié de regreso con las mismas personas que le hicieron toda
esa mierda porque pensé que veía el mundo en “blanco y negro”. —Niega.
Puedo ver la batalla que está librando desde aquí. Arrepentimiento,
vergüenza. Enfado. Solo que esta vez, y por una vez, no contra Lilith. Por
más difícil que sea romper a Kyrin, sabes que debajo de todas las capas que
se necesitan para llegar allí, hay algo que no le ha ofrecido a nadie. Lo ves
de vez en cuando, cuando se trata de Cartier; y si quiere admitirlo o no,
incluso con Lilith.
—¿Qué estás pensando? —pregunta Kyrin, su tono bajo. Se baja a mi
cama, apartando los papeles.
—No quieres saberlo —respondo con sinceridad, tomando un trozo de
papel que dice The Night and the Light. Las manos están detrás de mis
muslos, acercándome a él hasta que estoy directamente enfrente, entre sus
piernas extendidas.
—Dime.
Vuelvo a colocar el papel en la cama.
—Creo que está jodida y tenemos que ayudarla.
—Quiero decir, dime algo que no sepa.
—Bien —murmuro, pero mis labios se curvan ligeramente en los bordes
de mi cara porque sé que lo que voy a decir no se lo tragará con facilidad—
. Estaba pensando en lo mucho que mantienes escondido. Cómo las
personas más duras que conozco tienen los putos corazones más grandes.
Mi hermano Brantley, por ejemplo. Deberías conocerlo. Tengo la sensación
de que te llevarías bien con él. —Hago una pausa, buscando en sus ojos
alguna advertencia de que debería detenerme, ya saben, solo para poder
seguir...—. Estoy pensando que te importa Lilith mucho más de lo que dejas
ver, y que la odias por la historia de tus padres con Patience. —Se pone de
pie y sé que lo tengo. No puedo decir si está enojado o si lo negará, porque
es malditamente ilegible.
—¿Qué más, Eli? —pegunta, y cuando sus ojos se posan en mi boca,
sé con certeza que estoy bien jodido cuando se trata de él, al igual que lo
estoy con ella. 213
—Creo que los tres hemos vivido con daños. Nada de eso tenía sentido,
las piezas no encajaban; hasta que nos conocimos.
Kyrin pasa su pulgar por mis labios antes de inclinarse y arrastrar su
boca sobre ellos. Se me pone la piel de gallina a causa de la conexión.
—Estoy pensando lo mismo.
—¿Espera, qué? —No pude ocultar la sorpresa aún si lo intentara.
—Sí. —Kyrin niega y se aparta de mí para sentarse en la cama. Estoy
agradecido por el espacio—. Ya sé todo eso, Eli. Los deseo a los dos, eso es
un hecho. Soy un idiota y frío, pero cuando quiero algo, sé que lo quiero. No
ando de puntillas alrededor de alguien que quiero. Los pisoteo para que
todos sepan exactamente a quién pertenecen. —La oscuridad nubla su
rostro—. Y no te equivoques, Eli, lo hago. Soy dueño de los dos. —Exhala
un suspiro, y todos mis músculos que estaban tensos desde que entró aquí
se liberan—. Pero la cagué, y tú y yo sabemos que ella no dejará que esto
pase a la ligera. Por ahora, sin embargo, tenemos que llegar al fondo de
quién está detrás de Patience, porque todo esto… —agita sus manos
alrededor de los papeles—… y su padre y Kij estaban dirigidos por una sola
persona.
Asiento, pasando mi dedo por mi labio superior.
—¿Y sabes quién es esa persona?
—Sí. —Toma uno de los papeles que está esparcido por la cama. Lo
golpea con el dedo—. Todo el tiempo. Ha sido ella todo el tiempo.
No necesito ver el papel para saber quién está allí.
—¿Crees que Lilith lo sabe?
Niega.
—No lo creo. O tal vez lo hace y simplemente no ha dicho nada, o tal
vez ninguno de ellos lo sepa. Pero esta perra de aquí es a quien tenemos que
sacrificar. —Sus ojos se posan en los míos—. Entonces podrás informarle a
Bishop que tu trabajo aquí estará hecho una vez que sepamos que ninguna
de las Dolls tiene una conexión con tu mundo, o con ese maldito orfanato.
—¿Y qué pasará entonces, hmm? —Sé que lo estoy presionando, pero
qué puedo decir, me gusta la forma en que sus ojos se mueven cuando lo
hago enojar—. ¿Con nosotros?
—¿Cuánto más claro necesitas que sea? Ambos son míos. Eso no
cambiará. 214
—Vivo en un mundo diferente, Ky. No podríamos haber elegido una
pareja más jodida si lo hubiéramos intentado.
—No lo hicimos. Esa es la parte jodidamente frustrante. —Kyrin
envuelve sus dedos alrededor de la parte de atrás de mi cuello, tirando de
mi cara hacia la suya—. Quiero esto. A ti. A ella. Lo que sea que necesite
para que esto suceda. —Me besa y separo los labios mientras su lengua se
desliza entre la mía. Envuelvo mis dedos alrededor de su cuello y se aparta
un poco mientras ambos recuperamos el aliento—. Nos ocuparemos de
nuestro Pequeño Diablo.
Me río entre dientes, negando mientras me suelto de su agarre.
—¿Sí? —Mi tono es agudo, mezclado con incredulidad—. Estoy
bastante seguro de que no nos lo pondrá fácil.
Kyrin se ríe, pero se agacha en la cama, su sonrisa decae.
—La cagué, E. Mucho. Debería haber podido confiar en mí, pero estaba
tan absorto en pensar que estaba allí para Patience que nunca pensé que
necesitaba estar aquí para huir de ellos. —Levanta sus ojos hacia los míos—
. Esto no será fácil.
—Tienes razón. No lo será, pero no sería Lilith si lo fuera.
Tiene razón.
27
Lilith

M
i pecho sube y baja mientras permanezco presionada
contra la pared fuera de la habitación de Eli, su
conversación rebota contra todas las paredes dentro de mi
cerebro. “Nos quedaremos juntos”. Cierro los ojos, las
gotas de sudor se deslizan por mi esternón. Quería esto, ¿no? Intento calmar
mi respiración. No sé lo que quiero. Dándole la espalda a la puerta por la
que tenía toda la intención de entrar, me dirijo a la habitación en la que me
estoy quedando. Al doblar la esquina, tropiezo con alguien mientras me 215
enjugo las lágrimas.
—¿Estás bien? —Sass lleva sus manos a mis brazos, estabilizando mi
equilibrio.
—Sí. —Y ahora me acaba de ver llorar.
—Ven. —La sigo mientras nos guía hacia la sala de estar. La
arquitectura de esta casa fue obviamente dibujada por un alma vieja, con
los metales oxidados y los accesorios de madera astillada. Sin embargo, a
pesar de su edad, también tiene una distintiva opulencia. El área al aire
libre es probablemente mi favorita. Incluso cuando Sass toma asiento en la
mecedora que da al vasto espacio debajo lleno de ricos arbustos tallados en
un laberinto y estatuas color tiza, siento una especie de calma. A pesar de
mi situación actual con los dos de arriba—. Creo que volveremos a Estados
Unidos mañana. Gracias a Dios.
—¿No te gusta estar aquí? —pregunto, tirando de mis rodillas hacia mi
pecho mientras me rehúso a mirarla.
—Odio Kiznitch. Preferiría estar actuando.
Me río, empujando ligeramente el columpio con mi cuerpo.
—Yo también, en realidad. Todo este calvario no ha sido nada de lo que
esperaba.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Claro, si puedo preguntarte algo también.
Agita su mano frente a sí misma, volviéndose completamente para
mirarme mientras enrolla los extremos de sus mangas en la palma de sus
manos.
—¿Alguna vez trabajaste para Patience mientras estabas aquí? —Hago
una pausa. Sé cómo debería responder a eso, y probablemente sea con una
mentira, pero no puedes huir de las mentiras que dices, porque ya tienen
una ventaja.
—Sí, cuando llegué por primera vez. No lo supe en ese momento, no
hasta que recibí una serie de mensajes de texto. Supe de inmediato que era
Kij. Su terminología y la forma en que envió mensajes de texto lo delataron.
—Permanece en silencio—. Desde entonces, supe lo que se esperaba de mí
como Patience. Lo entretuve, pero no por mucho tiempo. Sin siquiera darme
cuenta, me encontré disfrutando de este mundo. —Una siniestra risa se
escapa de mi boca—. Disfrutar no era algo que alguna vez pensara que
tendría el honor de sentir. 216
La mano de Saskia llega a mi muslo.
—¿Pero luego te detuviste?
—Lo hice. Simplemente no sabía qué haría con Kij. Lo cual me lleva a
mi pregunta. —Los ojos de Sass parpadean hacia un lado—. Y no puedes
mentirme.
—No lo haré. Pero todo lo que le diga debe ir a una bóveda secreta.
—Hecho. —Retrocedo y avanzo sobre si realmente quiero o no la
respuesta a lo que estoy a punto de preguntarle—. ¿Qué les pasó a todos los
de Patience? —Llevo mis ojos a los de ella—. Porque tú y yo sabemos que no
hay forma de que incluso Mayhem deje caer tantos cuerpos a la vez.
Sass deja escapar un fuerte suspiro, empuja el columpio hacia atrás y
mira hacia el laberinto.
—La sincera verdad de Dios es que no lo sé, pero lo que sí sé es que
tienes razón. —Se vuelve a mí—. Solo hubo cinco cuerpos que salieron de
esa isla.
—Y había más de cien allí.
—Oye. —Sass descansa su cabeza en mi hombro—. Trabajemos para
descubrir por qué Patience hizo lo que hizo, y luego podremos preocuparnos
por eso.

El vuelo de regreso no fue tan largo como el vuelo a aquí.


Aparentemente, dejamos gente atrás para vigilar lo que estuviera
sucediendo en Patience. Al menos, eso es lo que me dijeron. Todavía no sé
a dónde fueron todos los de Patience y me encuentro entrando en pánico de
vez en cuando, preocupándome por Bear y las otras chicas. Las Dolls no son
malas personas, como piensa Kiznitch. Simplemente fueron rotas una y otra
vez sin que se les haya dado tiempo para sanar. Dudo que alguno de ellos
quiera escuchar mi razonamiento, pero planeo hacerlos escuchar de todos
modos.
217
Estoy revisando mi teléfono para encontrar una canción para bailar.
Necesito sacudir todas las emociones que me atraviesan. No solo por
Patience, sino por todo lo que salió a la superficie cuando se trata de Kyrin
y Eli.
Presiono play en “Cirque” de Sub Urban, lanzando mi teléfono al suelo
frente a mí. Saskia me dijo que esta es la carpa que todos usan para entrenar
cuando están en su tierra natal, por lo que está equipada con todo lo que
hay en un espectáculo de Midnight Mayhem, pero también tiene cosas con
las que estoy familiarizada. Cosas que no saben que puedo hacer. Todo el
mundo me conoce como la hechicera, claro, pero a diferencia de Kiznitch,
Patience necesita que seas una “todoterreno”. Tenemos que parecer que
estamos hechas de porcelana, pero arruinar a la gente como si estuviéramos
hechas de acero. Las Dolls son el arma definitiva de Patience. Ahora no sé
dónde están todas...
Puedo pelear.
Mejor que la mayoría, entrenada por los mejores, pero ellas también.
No sé cómo se supone que le diré esto a Kiznitch sin entrar en pánico, o tal
vez ya lo saben y es por eso que las tienen enjauladas. ¿Las tendrán
enjauladas? Las Dolls son inteligentes. Demasiado inteligentes. No, no las
tendrían enjauladas, lo que significa que están sueltas y probablemente
perdidas. Quizás enojadas. Tener a seis chicas homicidas que pueden pasar
como modelos de pasarela es un absoluto problema para nosotros.
Envuelvo mi pie alrededor de la seda aérea, jalándome hacia arriba y
hacia arriba hasta que estoy casi en la parte superior. La música suena a
mi alrededor como un trance, la perfecta distracción de mis frágiles
pensamientos. Poniéndome a horcajadas, me giro en una envoltura en S, y
una vez que tengo las piernas envueltas, llevo la seda alrededor de mi vientre
antes de abrir los brazos y caer hasta el suelo cuando el ritmo golpea.
Subiendo de nuevo por la cuerda, continúo más alto esta vez hasta que
encuentro el columpio circular que usa Maya. Engancho mi pie en una
venda de seguridad antes de saltar, apenas agarrándolo con mis manos.
Balanceándome libremente, miro hacia el suelo y noto lo lejos que tengo que
caer. Sonriendo con satisfacción, balanceo mi cuerpo hacia arriba sin
esfuerzo enganchando mis piernas entre mis manos y sentándome. “Lilith”
de Ellise comienza a sonar y me río en alto, ganando impulso en el columpio
de aro empujando mis piernas. Espero hasta que está más y más alto, hasta
que casi puedo oler el techo de la carpa de goma. Luego me pongo de pie y
alcanzo el clip que mantiene el columpio tan alto.
218
Lo suelto mientras mis pies se resbalan del aro y empiezo a caer al
suelo. Cierro los ojos y llevo mi mano por encima de mi cabeza, mis dedos
agarran el aro y mi cuerpo se agita mientras doblo mi espalda en una U y
lentamente me lleva a tierra firme. La música sigue sonando. Perdida en la
letra y sin querer que me encuentren, bailo hasta que encuentro el poste en
el centro del escenario. No se supone que esté ahí. Creo que está ahí como
refuerzo, pero me aferro a él de todos modos, envolviendo mi cuerpo
alrededor del acero de manera experta como lo hice tantas veces antes. “Te
Amo” de Rhianna ofrece la línea de bajo perfecta. Me arrastro, me deslizo
hacia abajo, me cuelgo boca abajo en una división de Superman y caigo al
suelo, impidiendo que mi cabeza golpee el escenario en el último segundo.
Puedo sentir la imprudencia en mi cuerpo, nadando pícaramente con las
corrientes que toca la música.
La canción cambia a algo un poco más lento con un pesado tambor,
uno que no reconozco. Sus tonos profundos y embriagadores enmascaran
una intrincada frecuencia que hace que se me ponga la piel de gallina, justo
antes de un gancho de heavy metal. Me quedo boca arriba, mirando la tienda
durante segundos, minutos. Finalmente, alcanzo mi teléfono y presiono
repetir en “Feel Nothing” de The Plot in You porque no es suficiente
escucharla una sola vez.
Lo necesito todo. A mi alrededor, dentro de mí, matándome, anulando
todo el caos que dejé que se desangrara desde que llegué aquí.
Manos están alrededor de mis piernas, tirando de mí hasta el borde del
escenario. No lucho contra él porque sé quién es. En cambio, me río,
empujándome sobre mis codos hasta que mis ojos chocan tanto con Kyrin
como con Eli.
—Lindo acto —dice Kyrin, señalando la cuerda y el aro—. Me aseguraré
de decirle a Perse que tus habilidades también pueden extenderse en otros
lugares.
—Hmmm —digo, viendo entre ambos. Tan diferentes, pero iguales—.
Prefiero el tubo de stripper. Pero gracias.
—No. —Eli se sienta a mi lado en el escenario—. Prefieres matar gente.
¿Recuerdas? —Escucho la broma en su voz, pero lucho por reírme. Eli tiene
una forma de ser que hace que la gente se sienta cómoda. Es como si lo
hubieran puesto en esta tierra solo para reír. Y tampoco puedo quejarme de
lo que hace con la lengua... Pero luego está Kyrin.
—Oh, lo hago. Solo estoy tratando de averiguar por qué no te maté a ti.
219
—Me pongo de pie, que da la casualidad de que está directamente frente a
Kyrin.
Su dedo llega a un lado de mi cuello, pero aparto su mano de un golpe.
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy haciendo exactamente lo que quieres.
—Oh, ¿y cómo sabes que esto es lo que quiero? —pregunto con ojos
entrecerrados—. Lo último que verifiqué, asumiendo que sabes lo que quiero
es exactamente lo que me puso en el problema actual en el que estoy. —Voy
a apartarme de él, pero su mano está en mi brazo, sosteniéndome en mi
lugar.
—Lilith, si crees que te dejaré ir, entonces no me conoces en absoluto.
Empujo mi brazo fuera de su agarre, volviéndome hacia ambos.
—Lo sé, Kyrin. Porque lo recuerdo todo. Entonces, la pregunta que
tengo para los dos, ya que ambos parecen saber lo que quiero, es esta… —
Busco sus rostros. Los rasgos de Kyrin son relajados, despreocupados como
de costumbre, donde Eli se ve parcialmente divertido, de nuevo, como de
costumbre—. ¿Cuándo iban a decirme los dos que se conocían?
Kyrin, en su defensa, todavía se ve algo relajado, aunque sus cejas
están un poco más estiradas en medio. La sonrisa de Eli ahora está
escondida detrás de su mano.
—Y mientras estamos aquí, terminé con esto. —Me vuelvo hacia Eli—.
Sí, Eli, recuerdo haber tenido sexo contigo porque fue la primera vez que
decidí hacerlo, no porque tuviera que hacerlo. Fue la primera vez que sentí
placer por mí, no solo teniendo sexo con un hombre. Recuerdo que
intentaste salvarme la primera vez que te conocí porque también pensaste
que necesitaba salvación. —El labio de Kyrin se contrae—. Y tú. Te recuerdo
sentado en la esquina durante más de uno de nuestros espectáculos.
Mirando. En los rincones más oscuros. Nunca me dijiste una palabra, ni
una sola vez, pero lo recuerdo. Entonces, ¿cuándo serán ambos honestos
conmigo sobre eso, hmm? ¿O todavía no han terminado de fingir que no sé
que se conocían antes de que fuéramos todo esto? —Voy a darme la vuelta
cuando la voz de Kyrin me detiene.
—Sí, lo hacíamos. Entonces lo conocí porque sabía de mi madre y mi
padre. Pasé tiempo en Patience para estudiarlos. Ver cómo funcionaban.
Traté de averiguar por qué diablos mi padre podría amar a una. Me encontré
220
con él una vez, de hecho. Fue después de que tuvieras sexo con él. Estaba
allí por asuntos de los King; mentí y dije que estaba allí por Kiznitch. ¿Qué
tiene eso que ver con esa mierda, Lil? Ya terminé con estos juegos de mierda.
—Somos tres en esta relación, así que eso significa tres veces más
problemas, tres veces más angustia y tres veces más putas peleas.
Me doy la vuelta para enfrentarlos a ambos.
—¡Nada! ¡Es el hecho de que ambos me ocultaron algo! —Cerré la boca
de golpe, poniéndome más recta con los hombros hacia atrás. ¿Qué? ¿Desde
cuándo algo como eso me molesta?
Escucho una risa profunda y mis ojos vuelan hacia Eli, quien se
esconde detrás de una sonrisa.
—Te voy a pegar.
La sonrisa de Eli se detiene, su mano se mueve de su boca. Pómulos
altos, labios suaves y rasgos afilados. Tan hermoso. Muy hermoso.
—Bien. ¿Puedes hacerlo mientras cabalgas mi pene?
—Lilith. —Kyrin da un paso adelante y mi corazón se ralentiza. Puedo
sentir el palpitante ritmo hasta la punta de los dedos de mis pies mientras
cierra la distancia, pero mantengo mis ojos en Eli, quien me traga entera a
cada segundo que pasa. Los dedos están en mi barbilla, moviendo mi cara
hacia arriba hasta que estoy cambiando de musgo verde a lava oscura—. Te
deseo. —Las palabras no penetran en mi cerebro lo suficientemente rápido.
He oído hablar de cómo la gente habla de Kyrin Nero. Su interés es siempre
cero, pero su número de muertos es alto. Te folla lo suficientemente fuerte
como para dejar el sabor quemado de sí mismo en la parte posterior de tu
garganta durante años, tan fresco que estarás susurrando su nombre cada
vez que creas que no lo haces.
—Pero me lastimaste.
Sus cejas se tensan más, sus ojos se deslizan hacia mis labios,
trazando la forma en que su pulgar roza la curva de mi labio inferior.
—Lo sé, nena. Lo siento.
—No confío en ti —digo además, aunque sale como un susurro porque
mi garganta se aprieta y se niega a dejar que las palabras se suelten. No me
gusta la vulnerabilidad.
—Cambiaré eso con el tiempo. —Sus dedos se extienden sobre mi
mejilla y suspiro, descansando en su agarre. Pasan los segundos cuando
siento la helada calma de su toque penetrar todos los rincones ardientes de
221
mi quemada alma.
¿Confío en él? No.
¿En Eli? Parcialmente sí.
¿Estoy lastimada? Sin posibilidad de reparación.
—¿Me llevarías a casa? —Parpadeo mis ojos hacia Kyrin y miro como
se gira un poco sobre su hombro, empujando su cabeza.
Deslizo mi mano en la de Kyrin y veo cómo se entrelazan. No es hasta
que Eli camina frente a nosotros que Kyrin me quita el teléfono. Levanta la
lente, capturando un pequeño video de su mano y la mía, y antes de moverse
hacia él, envolviendo su brazo alrededor de Eli frente a nosotros. Se desliza
a través de los filtros y elige algo sucio antes de escribir el título. Nuestro.
Desliza el teléfono en mi bolsillo mientras salimos. Cuanto más pienso
en todo lo que sucedió entre los tres, más me doy cuenta de una cosa: que
las piezas rotas encajan todas cuando todas pertenecen al mismo
rompecabezas.
Salto sobre la espalda de Eli y me agarra por la parte de atrás de mis
muslos, subiendo mi cuerpo mientras le quito las gafas de aviador y me las
pongo. Continúa cargándome de espaldas a la casa del lago. En este
momento, incluso con tanta incertidumbre y drama rondando en nuestra
situación, me encuentro feliz. En este momento. Tal vez soy imprudente
ahora que siento todas las emociones que no sabía que tenía escondidas
profundamente, pero algo me dice que estos dos hombres saben
exactamente cómo mantenerlos a raya, y si no lo hacen, entonces buena
suerte.
Todavía estoy molesta con Kyrin. Sé que no lo he perdonado todavía, ni
creo que esté siendo completamente honesto, pero estoy feliz. Incluso si sé
que tampoco he sido muy honesta con ellos...
Y felicidad no es algo que haya sentido antes.
Subimos las escaleras del frente hasta que Eli empuja la puerta para
abrirla y me hace volver a ponerme de pie. El sol se pone en la parte de
atrás, el aire fresco deja un bocado a su paso. Ver las llamas rojas de la
abierta chimenea me calienta en más de un sentido.
Maldita sea.
Dejo mi teléfono y mi sudadera en el sofá, justo a tiempo para que Eli
me rodee con sus brazos por detrás, presionando suaves besos sobre mi
hombro.
222
—Tenemos tiempo...
Kyrin rodea el sofá y cae encima mientras nos ve a los dos.
—Sí, lo tenemos. —Abre las piernas y mis muslos se aprietan, pero solo
por un breve segundo porque los dedos de Eli se arrastran por la parte
delantera de mis pantalones. Muerdo mi labio inferior, inclinando la cabeza
hacia un lado para darle más acceso. Cuando vuelvo a abrir los ojos, la
mano de Kyr está alrededor del tronco de su pene. Doy un paso adelante,
necesitándolo, a él, con la mano de Eli todavía bajo mis pantalones. En lugar
de subirme encima de él, me siento a su lado, inclinándome más hacia el
cuello de Kyrin y pasando mi lengua hasta la curva de su afilada mandíbula.
Se tensa cuando los dedos de Eli se sumergen dentro de mí y gimo, mi
cabeza cae hacia atrás contra el pecho de Eli.
—Necesito esto.
—¿Necesitas qué, Lilith? —pregunta Kyrin, aunque es lento y bromista,
como si no quisiera decir una palabra, pero necesitara saber mi respuesta.
Tener ambos a mi lado es como untar bálsamo sobre una herida abierta. Al
principio duele, pero una vez que desaparece, no hay nada más que alivio.
Como si mi alma hubiera estado muerta durante años y ahora le hubieran
dado su primer soplo de aire.
—A ustedes dos. Ahora. —Sale como un quejido, pero el brazo de Kyrin
está alrededor de mi espalda, colocándome encima de él. Eli desliza mi
trasero hacia abajo mientras Kyrin me quita la camisa y el sostén, haciendo
una pausa por algunos momentos mientras me bajo de nuevo a su regazo.
Sus dedos acarician la parte de atrás de mi cuello, atrayéndome hacia
su boca mientras me lame el borde de mi labio inferior, succionando
mientras baja lentamente mis caderas sobre su gruesa longitud.
Muerdo su labio cuando se vuelve demasiado. Demasiado apretado.
Demasiado grande. Algo metálico toca la punta de mi lengua cuando
finalmente suelto su labio, guiándome sobre su longitud. Sisea mientras me
arrastro hacia arriba, antes de bajar lentamente, sintiendo la punta de su
piercing rozar ese glorioso lugar en lo profundo de mi interior. Eli pasa su
dedo por la apertura de mi trasero, antes de deslizar con cuidado un dedo
dentro de mí mientras me levanto, lo suficiente para que alcance el pene de
Kyrin antes de tomar mi vagina y pasar la palma de su mano por mi trasero
de nuevo. Mi espalda se arquea cuando Eli se dirige hacia mi entrada, justo
donde estaba Kyrin, todo mientras alcanzo el pene de Kyrin, frotándolo
contra Eli. Me deslizaría y lo pondría en mi boca, pero por ahora, necesito
223
estar así de cerca de ellos. Piel sobre piel. Conectada y viva después de haber
estado perdida y muerta durante tanto tiempo.
Eli se retira justo cuando bajo mis labios hacia los de Kyrin, mi
respiración es dura y áspera. Eli escupe y siento que la saliva se desliza por
la rendija de mi trasero mientras lentamente me bajo de nuevo sobre Kyrin.
Eli se arrastra por el sofá, las rodillas se hunden en los cojines a nuestro
lado mientras me empuja más cerca de Kyrin, su boca cubre mi pezón. Tiré
de su cabello cuando su lengua se movió alrededor de mi piercing, enviando
sacudidas de placer recorriendo cada parte de mi cuerpo. Lo siento hasta la
punta de mis dedos y hasta los dedos de mis pies.
Las manos de Eli agarran los bordes del sofá mientras guía la punta de
su pene sobre la entrada de mi trasero. Siento que me tenso mientras avanza
lentamente.
—Relájate. —Eli muerde mi nuca mientras Kyrin mueve lentamente su
pene dentro de mí y chupa mi otro pezón—. Buena chica. —Empuja más y
lo trago entero, jadeando mientras intento reprimir el gemido que Kyrin
capta con un movimiento de su lengua, tranquilizándome. Ambos
comienzan a moverse lentamente, Eli me monta por detrás mientras hago
rodar mis caderas sobre Kyrin. Lenta y guiada, siento que me aprieto
alrededor de ambos, desesperada por calmar mis nervios. Kyrin se estira
desde debajo de mí, rodeando mi clítoris con su pulgar mientras frota las
bolas de Eli con la otra mano.
—Yo… —Kyrin se mueve más rápido mientras Eli gira lentamente, mi
cuerpo resbaladizo por el sudor. Eli empuja mi espalda y caigo contra el
pecho de Kyrin, sin moverme mientras ambos me penetran. Las manos de
Kyrin están en el trasero de Eli, acercándolo más a mí. Me deslizo entre sus
dos cuerpos, sudorosa y húmeda y perdida entre los gemidos y gimoteos de
ambos cuando Kyrin atrapa mis labios con los suyos mientras Eli continúa
chupando mi nuca—. ¡Mierda! —Mis paredes se tensan cuando una extraña
área detrás de mí se enciende de placer y mis ojos se mueven hacia la parte
posterior de mi cabeza mientras mi orgasmo palpita a través de mí en
rítmicas convulsiones.
Antes de que pueda recuperar el aliento, otro golpe de Eli, y de repente
me ahogo en el frenesí de mi clímax. Grito a través de la corriente carnal
que me ahoga mientras mi cuerpo tiembla al mismo tiempo que ambos se
sacuden dentro de mí, llenando todas las partes que necesitaban ser
llenadas, pero solo por ellos. Por ambos. Colapso sobre Kyrin, pasando mi
mano arriba y abajo del muslo de Eli.
224
—Puedo morir feliz —murmuro, suspirando contra ambos.
—No puedes morir en absoluto. —Kyrin aparta mi cabello de un lado
de mi mejilla, pegajoso por el sudor—. Y no hemos terminado. —Kyrin golpea
la pierna de Eli y lentamente sale de mi trasero. Si no estuviera todavía
tarareando por cualquier hiper experiencia que haya sido, probablemente
haría una mueca, pero antes de que pueda hacer algo, Kyrin me está
levantando mientras mantiene su pene dentro y comienza a llevarme
escaleras arriba a la habitación principal.
No pienso mucho en lo que sucede a mi alrededor, pero me encanta esa
habitación. Las ventanas de vidrio de piso a techo brindan una vista directa
del tranquilo lago que se encuentra debajo. Supongo que el cristal está
teñido, pero no me sorprendería si no lo estuviera, ya que Kiznitch se divierte
teniendo sexo frente a una audiencia. Kyrin me arroja a la cama, su mano
se aferra a su pene mientras Eli trepa por mi cuerpo. Aprieto las sábanas
en mis manos, arqueando la espalda de la cama cuando Eli desliza su dedo
por mi estómago y pecho sudorosos, hasta mi garganta, antes de bajar su
boca a la mía. Me besa suavemente, solo la forma en que su lengua se desliza
en mi boca cuenta una historia de todas las intenciones que tiene para mí.
Ninguna buena. Me pone encima hasta que estoy a horcajadas sobre
su cintura, mientras Kyrin se sienta en el borde de la cama, mirándonos a
los dos con su pene en el puño y su cabello alborotado. Guío mis caderas
sobre Eli, pellizcando sus pezones mientras echo la cabeza hacia atrás hasta
que mi cabello fluye hasta mi coxis. La mano de Eli está de vuelta en mi
garganta cuando empiezo a montarlo lentamente. Con cada golpe me siento
caliente, necesitando alcanzar ese pico, solo para ser empujada por el borde
y dejada caer hacia mi desaparición.
Kyrin se mueve y observo por encima del hombro para ver cómo
desaparece detrás de nosotros. Los ojos de Eli giran hacia la parte posterior
de su cabeza mientras trato de girarme más, necesitando ver qué está
sucediendo. Kyrin golpea su mano en mi espalda, empujándome hacia atrás
sobre Eli, y siento su lengua deslizarse sobre mi coxis antes de viajar hacia
abajo... Decidida, me levanto y miro hacia abajo entre mis piernas para
atrapar a Kyrin bajando su lengua contra las bolas de Eli.
—Mierda... —La sangre se apresura a mi clítoris, mi punto G pulsa por
más mientras Kyrin me golpea de nuevo sobre Eli. Lo monto hasta que el
sudor se desliza por mi vientre y gotea por mis muslos. Eli me da la vuelta
para quedar boca arriba mientras la cálida boca de Kyrin cubre mi abertura.
Mi cabeza palpita de fatiga, pero mi cuerpo quiere más. Mente hambrienta,
225
estómago codicioso. Ruedo mis caderas hacia arriba, mis dedos se sumergen
en el cabello de Kyrin mientras mueve mi clítoris en círculos con su lengua.
Mi respiración se vuelve dura cuando mi pecho sube y baja alrededor de
nuestros cuerpos deslizándose juntos.
—Kyrin —murmuro suavemente, moviendo la cabeza hacia atrás y
alcanzando el pene de Eli a mi lado—. En mi boca. —Eli se aprieta
bruscamente, alineándose con mi cara mientras deslizo mi lengua sobre la
parte superior de su pene, lamiendo alrededor de la curva de su cabeza. Mis
músculos se tensan mientras Kyrin continúa jugando con mi clítoris y
chupo a Eli más profundamente en mi boca, gritando a través de mi orgasmo
alrededor de su pene.
Kyrin se para en el borde de la cama, agachándose sobre él mientras
alcanza a Eli y yo recupero el aliento. Estoy tan cansada que apenas puedo
mantener los ojos abiertos, mis músculos palpitan por la fatiga, pero Eli me
arrastra con él hacia Kyrin.
Kyrin señala la cama.
—Acuéstate. —Eli yace acostado mientras Kyrin agarra su pene,
mirándonos a los dos. Está duro como una roca, las furiosas venas
hinchadas sobre su carne. Ambos son gloriosamente hermosos, en todas
partes—. ¿Cansada? —pregunta Kyrin, arqueando una ceja. Se para entre
las piernas de Eli, acariciándose lentamente a sí mismo. Observo como sus
largos dedos se envuelven y me encuentro arrastrándome en la cama como
un gatito hambriento, a pesar de que me han penetrado más que nunca.
Extiendo mis piernas sobre Eli, quien entrelaza sus brazos alrededor de mis
muslos.
Miro a Kyrin desde abajo, pasando mi lengua por la base de su pene,
hasta la punta.
—Más bien hambrienta. —Su mano está en mi cabello, tirándome hacia
un lado. Lo succiono en mi boca, llevándolo hasta el fondo. Mi garganta se
aprieta antes de que salga lentamente, dejando un rastro de saliva detrás.
Empiezo a arrastrarme hacia atrás, nuestros ojos fijos uno en el otro. La
oscuridad que lleva a su alrededor siempre está en plena vigencia cuando
está en el dormitorio. Todos los demonios que mantiene enjaulados se
alimentan de sexo. Eli me detiene sobre su rostro, bajándome sobre su boca.
Mis ojos se cierran cuando su lengua se sumerge en mi entrada, y
alcanzo su pene. Tirando de él suavemente, veo como Kyrin entra
lentamente en Eli y toda la fatiga que mis músculos acababan de sentir se 226
va, reemplazada por adrenalina. Inclinándome, succiono a Eli en mi boca,
envolviendo mi lengua alrededor de su cabeza. Su lengua se mueve más
rápido y chupo más rápido. Miro a Kyrin para encontrarlo ya viéndome,
apretando los muslos de Eli mientras lo golpea implacablemente. Mantengo
mis ojos en los suyos, chupando el pene de Eli áspera y fuerte mientras gime
contra mi entrada, chupando mi clítoris.
Kyrin alcanza mi cabello, envolviéndolo alrededor de su muñeca y
haciéndose cargo de mi ritmo. Perdida en los gemidos y en los cuerpos
golpeando entre nosotros, el sudor cae por mi cuerpo, la piel de mi cuero
cabelludo se tensa del agarre de Kyrin.
—Vente, bebé. Ahora —exige Kyrin, y lo hago. Me dejo ir con una viciosa
oscilación que convulsiona a través de mi cuerpo—. ¡Joder! —gime Kyrin,
su cabeza se mueve hacia atrás y todas las venas de su cuello se hinchan.
Eli me golpea la nalga con tanta fuerza que salto antes de que el líquido
caliente golpee la parte posterior de mi garganta. Trago y lamo cada
pedacito, succionando lentamente hasta su punta. Kyrin sale de Eli y yo
colapso a un lado, mis pulmones en llamas y mi garganta reseca. Mi
frecuencia cardíaca late como una corriente eléctrica, impulsando la sangre
por mis venas. Mis ojos se sienten pesados, mi mente en blanco. Nada más
que oscuridad vive aquí...
28
Kyrin

S
é que no me ha perdonado. Sé que hay una gran posibilidad de
que probablemente nunca lo haga, pero no me importa. Ambos
me pertenecen y ni siquiera ella puede negarlo.
Cruzo la entrada de la tienda y encuentro a mis tres
hermanos sentados entre charlas. King me mira mientras me siento en la
silla a su lado.
227
—Kohen vendrá por un tiempo.
—¿En serio? —pregunto, encendiendo el cigarrillo entre mis dedos.
Todavía puedo oler el sexo en mi piel mientras llevo el extremo a mis labios
e inhalo—. No puedo imaginar por qué.
—Lo más probable es que lo necesitemos en los próximos días.
Nuestros padres también regresarán, y cuanto antes enterremos esta
mierda, antes podremos volver a la carretera. Es demasiado complicado
simplemente ignorarlo y continuar de gira cuando hay una alta probabilidad
de que el drama siga. —Observo a Keaton mientras hace agitados
movimientos. Conozco a todos los hermanos de toda mi vida, pero Keaton y
yo tenemos un vínculo diferente.
Debido a sus problemas, siempre pasaba más tiempo en nuestra casa
que en la suya, así que he llegado a reconocer sus tics cuando está a punto
de volverse loco.
—No puedo permitir que nada de esta mierda caiga sobre Cartier.
Ahí está.
Mantengo mis ojos en los suyos, aspirando una profunda bocanada de
humo.
—¿Y por qué, Keats? —Ha habido tres ocasiones en mi vida en las que
he visto una reacción similar entre Keaton y Cartier. No soy jodidamente
estúpido, pero soy un asesino. Tenerla en tierra ahora no me incomoda
debido a nuestros enemigos; los mataría antes de que siquiera respiraran
cerca de mi hermana, pero es por esto. Por mi preocupación por un
hermano. Ambos piensan que soy jodidamente estúpido y que no he visto
cómo son uno con el otro, o la forma en que Keaton se niega a tener sexo
con cualquier otra chica cuando Cartier está cerca. La he visto pasar por
novios y a Keaton sentarse y ver a la esquina, como un lobo hambriento
esperando su momento para saltar. Quería que lo hiciera en un momento,
solo para poder romperle la puta mandíbula. No hay ninguna ley que
prohíba estar con otras familias en Kiznitch, obviamente, pero Cartier es
diferente y lo sabe.
Se pasa la lengua por el labio inferior.
—Estoy bastante seguro de que compartimos un terreno común aquí,
Ky. Ambos la queremos a salvo.
—Hmmm— murmuro, apoyando mi codo contra mi muslo—. Oh, sé la
razón por la que la quiero a salvo, y es porque es mi hermana.
—Ky —interrumpe King y hago una pausa, pero mantengo mis ojos fijos 228
en Keaton—. Todos nos preocupamos por Cartier. Es familia para todos.
Señalar a Keaton por tu propia aumentada masculinidad no depende de él,
hermano.
Me río bajo, dando otra calada a mi cigarro mientras me recuesto en la
silla.
—Sí. Seguro. —Los señalo a todos—. Tienes razón, King. Esto está a
punto de ser una guerra, pero hemos sido ingenuos al pensar que teníamos
todos los hechos. —Saco los papeles que Eli me había mostrado y los arrojo
al regazo de King—. El padre de Kij y Lilith no eran los líderes de Patience.
Eran simplemente el rostro de la operación. Se llevaron el calor. La mente
maestra detrás de todo fue ella. —Señalo la foto en el papel con los dedos
que sostienen mi cigarro.
—Imposible —dice Killian, sacudiendo la cabeza—. Patience ha existido
desde antes de que naciéramos.
—Sí, pero incluso entonces, nuestros padres te dirán que mantuvieron
un perfil bastante bajo. Nunca se cruzaron en su camino hacia nuestro
mundo, ni tuvieron una cosa llamada “Dollhouse”. Todo eso fue creado
alrededor de Lilith. Alrededor de ella.
—Entonces, ¿la doctora ha estado detrás de esto todo el tiempo? —dice
King casualmente, leyendo la información sobre ella en el papel.
Kennedy Amaia
Cuarenta años
Nacimiento: Kiznitch, Rumania
Hijos: Lilith Amaia Patience
Cónyuge: nulo
—Era la doctora y “terapeuta” de las chicas de Patience, así que nadie
pensó nada de ella. Sabía que cuando todo esto se derrumbara, siempre
estaría a salvo porque se sabía que el padre de Kij y Lilith eran los “líderes”
de Patience.
—Se escapó. —King le da el papel a Killian—. ¿Dónde diablos la vamos
a encontrar?
Me recuesto.
—Estoy bastante seguro de que los King son buenos para encontrar
gente...
No hace falta ser convincente, porque aparte de nuestras diferencias, 229
ahora mismo los King y Kiznitch tienen un enemigo común: Patience.
Le toma cinco minutos a Eli llamar a Benny Vitiosis y hacer que haga
su magia para encontrar dónde está Kennedy. Por lo general, tomaría
semanas, incluso meses encontrar a alguien, pero Kennedy estará lamiendo
sus heridas en algún lugar ahora mismo, esperando su próximo
movimiento.
—Ya se habrá ido —dice Lilith desde el otro lado de la habitación más
tarde esa noche. Es notable lo lejos que se mantiene de Eli y de mí, con ella
de pie tan cerca de la puta Saskia. Perse también está aquí esta noche,
luciendo mucho más como la Perse que todos conocimos hace un año
cuando vino aquí. No es que pueda culparla por pensar eso de Lilith, ya que
tenía esos mismos pensamientos, pero todavía me molesta.
Perse se arrastra en su asiento, su mano en su pequeño vientre.
—Está en lo correcto. Si lo que dices es cierto, Lilith, y aquellos que son
importantes habrían tenido un plan de escape, ella ya se habrá ido. —King
envuelve su brazo alrededor de su cintura mientras Cartier entra con un
plato de comida. La sala de estar está llena, con todos nuestros padres,
incluido el hermano gemelo de King, Kohen, quien está parado en silencio
en la parte de atrás. Como siempre. Kohen es un tipo especial de persona y
no alguien a quien puedas explicar en un párrafo. Lo miro ver a Lilith con
ojos cautelosos.
Se necesita mucho para despertar el interés de Kohen Axton, por lo que
la forma en que observa a Lilith hace que mi dedo en el gatillo se contraiga.
—La encontramos —anuncia Eli, y lentamente arrastro mis ojos lejos
de Kohen y hacia la entrada—. Tenemos que movernos ahora porque parece
que no se queda en el mismo lugar durante más de veinticuatro horas—.
Deja su teléfono sobre la mesa de café.
—Buenas noches, caballeros —dice suavemente una voz al otro lado de
la línea. Engreído. Podría leer eso al instante—. Como acaba de anunciar
Eli, ella no se queda en el mismo lugar durante más de veinticuatro horas.
También ha estado tirando teléfonos dentro de ese espacio. Por desgracia
para ella, dejó de lado el factor Gran Hermano, y es que todas las imágenes
de CCTV se pueden utilizar simplemente cargando imágenes de la persona
que estás buscando. Dios, me encanta el reconocimiento facial. —No me
molesto en decirle que ya sabemos cómo la encontró y que no nos importa.
Solo queremos saber dónde está—. Ahora, la siguiente parte podría
sorprenderlos, pero ahora mismo, está en The Hamptons. Diría que está en
nuestro territorio por el aeropuerto, ya que supongo que no la han
capturado.
230
—¿Por qué estaría aquí? —Me inclino, escuchando su respuesta—. ¿Por
qué estaría cerca, no lejos?
Benny hace una pausa en el otro extremo.
—No si tienen algo que quiera. —Mis ojos vuelan hacia mi mamá, quien
sostiene mi mirada.
—¿Y si lo hacemos?
—Entonces diré que está esperando a que alguien se ponga en
contacto, pero tengan cuidado. Por lo general, las personas que se mueven
de esa manera solo lo hacen porque saben que tienen seguridad. Sea lo que
sea que tengan que quiera, supongo que tendrá algo que es más valioso para
ustedes.
La línea se interrumpe y Eli vuelve a tomar el teléfono mientras mi
madre se vuelve hacia mi padre y le susurra algo al oído. Cartier se ocupó
de su motocicleta, cabalgando por el bosque cada vez que tiene la
oportunidad de mantener su mente alejada del hecho de que todo lo que ha
conocido es una mentira. No he tenido tiempo de sentarme con ella y
ordenar las cosas, pero la conozco. Ahora mismo, está acelerada. Solo me
arrancará la maldita cabeza de un mordisco. Necesito esperar el período de
reflexión de tres días.
—No la usaremos como cebo, solo digo —pronuncio las palabras que
sé que todos están pensando.
—Kyrin, no seas tonto. ¿Por qué usaríamos a tu hermana como cebo?
—pregunta mi madre con incredulidad.
Veo a mis dos padres con una mirada furiosa.
—… o ella.
Todos callan. Me frota de la manera incorrecta, así que busco al único
hombre que tiene un jodido tirón real en este círculo. Cuando una familia
habla, se callan por un Axton.
Kauis estira una pierna frente a sí, desabotonando la chaqueta de su
traje. Su cabello es más largo ahora, cortado alrededor del cuello de su
camisa.
—Lilith. —Dice su nombre y se me erizan los pelos de la nuca.
Estoy sobre mis pies antes de que pueda parpadear.
Los ojos de Kauis se acercan a los míos.
231
—Hijo, siéntate. Podemos resolver esto. Lilith, como sabemos ahora, es
mitad Kiznitch. También es parte de nuestra familia ahora. No permitiremos
que le pase nada. —Las manos de Eli están en mi brazo, tirando de mí hacia
atrás y lejos del centro de la habitación.
Encuentro a Lilith observándome con ojos muy abiertos, esperando mis
instrucciones. Buena chica. Finalmente, asiento, indicándole que vaya con
Kauis. Lentamente, se mueve alrededor del sofá y va hacia la parte
delantera, tomando asiento en la mesa de café frente a él. Mantengo la boca
cerrada, la mandíbula apretada mientras Eli mantiene su mano en mi
antebrazo como si me conociera de toda la vida y fuera consciente de lo
imprudentes que se vuelven mis manos cuando se trata de proteger a las
personas que amo.
—¿Qué sabes de Kennedy? —Su tono es gentil, pero su postura no lo
es. Es un disfraz. Si entra suave, ella se abrirá. Solo que Lilith no es como
las otras chicas a las que estaba acostumbrado. Por un lado, no es una niña.
A pesar de su edad, es toda una mujer, y además es una jodidamente letal.
No necesita a nadie para pelear sus batallas porque con mucho gusto lo
haría ella misma.
—Sé que es mi madre. Lo he sabido desde hace algún tiempo. —Lilith
hace una pausa, pero no es porque esté asustada. Es porque está
encontrando las palabras adecuadas para decir. Está escondiendo algo—.
Era nuestra terapeuta y doctora. La mujer a la que acudíamos si
necesitábamos hablar y la que se aseguraba de realizar todas nuestras…
pruebas. A través de nuestro entrenamiento de combate, también trabajó
en nuestras heridas. Era una todoterreno, aunque se reservaba para sí
misma. Silenciosa en las esquinas, hasta que... hizo lo que me hizo a mí.
Kauis parece estar satisfecho con su respuesta, mientras asiente y se
mueve hacia atrás… ligeramente.
—¿Sabes por qué puede que te quiera?
—Estaba pensando que quería más a Cartier, no a mí.
Kauis niega y estoy de acuerdo con él. Esto no tiene nada que ver con
Cartier, y todo que ver con Lilith.
—No. Si se tratara de ella, la habría tenido, o al menos lo habría
intentado. Se trata de ti.
Lilith mueve sus manos hacia la mesa de café. Observo cómo aprieta el
borde.
—Las Dolls, supongo. 232
—Continúa. —Kauis hace un gesto con la mano.
—No somos solo artistas con el espectáculo. —Entrecierro los ojos y
doy un paso hacia ella, pero Eli me empuja hacia atrás. Hijo de puta—.
Fuimos entrenadas en el ejército. Combate, armas, resistencia, lo que sea y
lo hemos superado.
—¿Es por eso que solo tenían dos guardias? —pregunta Kauis, y veo
que sus ojos se iluminan.
—Sí —dice Lilith—. Porque éramos su arma. Su arma definitiva.
—¿Y los hombres que mataste en el escenario? ¿Cómo surgió la idea?
Esta vez Lilith se detiene por más tiempo, y se gira sobre su hombro,
mirándonos a Eli y a mí por el rabillo del ojo.
—Mi amiga Bear, digamos que tiene un... pasatiempo.
—¿Oh? —Empujo mi brazo fuera del agarre de Eli, caminando
lentamente detrás de Kauis, necesitando mirar los ojos de Lilith. Necesito
captar la mentira mientras se desliza entre sus pecaminosos labios—.
¿Cuál? Si es importante para la historia.
—Lee las cartas. Tarot, ángel, y a veces… bueno, cartas criminales.
Tiene una venganza contra cierta raza. Hizo la lista de hombres a matar; yo
sólo realizaba lo que se tenía qué hacer.
—¿Pero eras la líder? —pregunta Kauis, y la veo mientras mantiene sus
ojos fijos en él.
No importa. Lo sé en el fondo de mi cerebro, si fue entrenada para esto,
sabe cómo mentir. Aunque tengo que estar seguro. No puedo arriesgarme a
perderla por error. No otra vez. Algo me dice que, si la cago de nuevo, será
la última vez que lo haga.
—Sí —responde sin problemas—. Porque confiaba en ella. La entretenía
y seguí los juegos que le gustaba jugar.
—¿Quién era? —pregunta Kauis, y veo el momento en que se congela.
Sus hombros permanecen rígidos, su boca se cierra con fuerza.
—No creo que ese sea mi secreto para contar, con el debido respeto.
Kauis se inclina y veo a Kohen salir de las sombras desde donde está
parado. Un sombrero de copa está en su cabeza, con su característico
maquillaje manchado debajo de los ojos. Casi puedo sentir la vibración de
su cuerpo pulsando alrededor de la habitación. Eso y la tensión de Lilith.
—¿Quién es Bear, Lilith? 233
Lilith finalmente rompe el contacto visual con Kauis y aterriza
directamente en Kohen.
—Dove. Dove Noctum Hendry.
29
Lilith

S
abía que Cartier no diría nada sobre Dove, pero si alguien iba
a exponer el secreto de Bear, tendría que ser yo. Siempre
tendría que ser yo. Observo como todos me ven con una mirada
en blanco en sus rostros.
—Estás mintiendo. —Entre todo eso, me olvidé por completo de que
Perséfone es la hermana gemela de Dove, por supuesto que King no me
creería. Parecería difícil de creer, pero Dove nunca habló de Perse. Había un
odio subyacente allí por Perse, creo, que provenía de algo oscuro y tóxico. 234
No sé qué hizo Perse o su historia, pero supongo que sea lo que sea, Dove
quería vengarse. Sin embargo, que les dijera esto no pondría en peligro a
Dove. Siempre me dijo que, si alguna vez lo necesitaba, podía presentarme
y exponer su secreto, que estaría lista para ellos si iban por ella, y sabía que
lo harían. Las otras cinco Dolls eran simplemente conocidas para mí. Pero
Bear fue diferente desde el principio.
—¡Ella no está viva! —King se acerca, sus ojos se dirigen directamente
hacia mí con una mirada malvada—. Si mientes sobre esto, Lilith, lo
consideraré castigable.
Casi me río, pero no lo hago.
—¿Qué carajos tengo que esconder, hmmm? Sí, no se suponía que
debía decirles quién era realmente Bear, pero ahora, ¿qué tengo que
esconder? En todo caso, quiero que todos me ayuden a encontrarla. Era mi
mejor amiga. Dependíamos una de la otra de una manera que era tóxica. La
necesitaba tanto como ella me necesitaba, y lamento decírtelo, Kingston,
pero supongo que hay cosas en las que Perse probablemente tampoco ha
sido honesta contigo.
King me ve con ojos entrecerrados.
—Entrarás tanto si Kyrin pelea como si no. Prefiero perderte a ti que a
Cartier. —Luego se va y mantengo los ojos fijos en Kohen. Las palabras de
King no me atraviesan el corazón ni me duelen, son un hecho. Arrojaría a
Perse a los lobos para salvar a Dove, así que no puedo culparlo por sentirse
así por mí. No soy una buena persona, y tampoco estas personas, pero la
única diferencia entre ellos y yo es que no pretendo serlo. Soy una maldita
amenaza, malvada e imprudente. Puedo vivir con ello. King no. Tiene que
fingir que su preciosa Perséfone es oro.
No lo es.
Es un maldito metal manchado.
Kohen comienza a acercarse. La comisura de mi boca se curva en una
sonrisa cuando se inclina hacia donde King acaba de partir. Estoy
agradecida de que Kauis no rompa el momento con sus ridículas preguntas.
Haré lo que tenga que hacer, por Bear. Por Cartier porque es por Kyrin. Pero
eso es todo. No buscaré una nueva familia, a pesar del lindo discurso de
Kauis.
Las manos de Kohen están en mi mejilla y exhalo un profundo suspiro.
—¿Cómo lo supiste?
235
Kohen se parece mucho a King, solo que mejor. Real, crudo.
Destructivo y siniestro. Igual que Dove es al lado de Perse. Con ojos color
verde musgo oscuro y gruesas pestañas, difumina la parte inferior con un
delineador oscuro con sombra kohl, intensificando su mirada. Su atuendo
también es diferente, pero no de una manera que parezca tonta, y más de
una manera que muestre cuánto da por todos.
Cero, por cierto.
—Pude olerla en ti.
—¿Oh? —bromeo, sonriéndole. Me acerca hasta que nuestras narices
se tocan y mis labios están cerca de los suyos—. ¿Puedes olerla mejor ahora?
—Busco sus ojos a pesar de que están tan cerca que no puedo distinguir el
color—. Apuesto a que puedes —le digo, mirando sus labios.
Su boca se curva en una sonrisa oscura.
—¿Puedo mirar la próxima vez?
Me deslizo hacia atrás para poner algo de distancia entre nosotros. Una
que dice seguro, ¿por qué no? De hecho, estoy casi segura de que te dejaría
unirte. Pero antes de que las palabras puedan salir de mi boca, una mano
está alrededor de la parte delantera de mi garganta, tirando de mi cabeza
hacia atrás hasta que veo a Kyrin que está detrás de mí.
Kyrin mira a Kohen.
—Seguro que te gusta jugar con mi dedo en el gatillo, Ko.
La boca de Kohen se curva terriblemente similar a la del Joker.
—Qué puedo decir, todos lo ponen demasiado fácil.
—Necesitamos un plan. Los Brothers pueden reunirse conmigo en la
tienda en dos horas. Necesito tener sexo con mi esposa —anuncia Kauis,
levantándose del sofá y caminando por la entrada. Kyrin suelta mi garganta,
rodeando la mesa de café y tomando el lugar en el que estaba Kohen.
Observa a todos salir de la sala de estar, dejando a Keaton, Killian y Sass
aquí con Eli. Una vez que todos están fuera del alcance del oído, me ve
fijamente. Juro que sus ojos se dilatan—. No entrarás allí con ella. Ni
siquiera sabemos de lo que es capaz.
Me río entre dientes, cruzando mi pierna sobre la otra.
—Lo haré, y no soy frágil, Kyrin. Puedo pelear contra diez tipos con los
ojos cerrados.
—¿Sí? —Aprieta la mandíbula—. Sin embargo, no puedes pelear contra
una bala, Lilith, y estoy bastante seguro de que eso es lo que pretende hacer. 236
—No —digo, sacudiendo la cabeza y mirando a Eli mientras se sienta
en el sofá individual en la esquina de la habitación. No ha dicho una palabra
desde que Benny llamó, como si estuviera calculando lo que hará a
continuación, o mirando demasiado de cerca...—. Ella no hará eso. Esa
mujer tenía más posibilidades que nadie de matarme. Si eso fuera lo que
quería hacer, habría muerto hace años.
—A la mierda los cambios, Lil. —Eli finalmente rompe su silencio—. La
gente cambia con las circunstancias. Estar viva en ese entonces no habría
sido un problema. Que estés viva ahora, para ella, podría ser un problema.
Todas las veces que estuve a su disposición. Mi vida ha estado en sus
manos en más de una ocasión, ¿cómo no iba a ver quién era todo el tiempo?
Lo que más me molesta de saber quién es, es que sabía lo que nos estaban
haciendo. A todas las personas que traficaron, pero no hizo nada. Vio cómo
nos violaban y lo clasificaba como entrenamiento. Por mucho que Kosta y
Kij tengan la culpa de todo, ella también necesita sufrir.
—Dado que Kohen no procesará el hecho de que Dove todavía está viva,
haré la pregunta que nadie más parece hacer. —La voz de Keaton se filtra a
través de mis pensamientos de venganza—. ¿Hubo un método para tu
locura, una razón por la que mataste a quien mataste?
—Sí —respondo con sinceridad, porque no hay razón para ocultarlo
ahora—. Dove no quería mancharse las manos de sangre. No es la chica que
probablemente todos están asumiendo que es, gracias a la narrativa de
Perse. Ella repartió las cartas, eligió a nuestra víctima y yo pude jugar un
juego de venganza. Si no quería repartir las cartas, se apegaba a los hombres
que lo merecían. Violación, asesinato... siempre encontraba una razón, y
estando en Patience, no era tan difícil encontrar objetivos viles.
—¿Entonces odias a los hombres? —pregunta Keaton, no en forma de
enojo, sino más comprensivo.
—Tengo a dos, así que diré que no... —Pongo los ojos en blanco,
alcanzando el bolsillo de Kyrin en busca de sus cigarrillos. Necesito uno. Lo
llevo a mis labios y enciendo el final, inhalando y exhalando—. A los
hombres que elegíamos, Dove los conocía. Los conocía a todos. —Mis
pestañas revolotean, sin duda mi piel palidece.
—¿Cómo? —añade Kyrin.
Niego.
—Esa no es mi historia para contar, pero se lo merecían. Cada uno de
237
ellos.
Saskia se sienta a mi lado, su brazo alrededor de mi espalda baja.
—Si entras, yo también lo haré.
—Vete a la mierda, Saskia —gruñe Killian—. No tienes nada que ver
con esta mierda.
—¡Incorrecto! —espeta Sass, mirando a Killian desde el otro lado de la
habitación—. Olvidas que también pasé tiempo allí. A mí también me
hicieron cosas. Si hay alguien que debería ir con Lilith, ¡soy yo!
—No —dice una voz desde la entrada—. Iré yo.
—Cállate la boca y vuelve a tu habitación. —Kyrin despide a Cartier sin
siquiera verla, ignorándola mientras se inclina hacia mí—. Iré a ver lo que
dice Kauis y resolveré esto. Yo iré contigo.
—Y yo. —Eli rompe su silencio desde el otro lado de la habitación—.
Entrarás con los dos.
—¿Qué hay de mi parte en esto? —Cartier se cruza de brazos. La hace
lucir linda, que es exactamente lo que es. Es la princesa de Kiznitch, y nadie
de su calibre debería caminar hacia la línea de fuego del enemigo. No
importa quién sea su papá. Sin embargo, no me molesto en decirles eso,
porque Kyrin no dejaría volar esa mierda. La chica ha sido resguardada toda
su vida. Ni siquiera la pondría en un ring de boxeo, y mucho menos contra
asesinos y luchadores entrenados.
El teléfono de Eli comienza a sonar y se pone de pie, saliendo por la
puerta corrediza al patio. Observo cómo sus ojos se conectan con los míos
una vez que la puerta está cerrada, su boca se abre y cierra mientras habla
con quienquiera que esté al otro lado.
—Está escondiendo algo —le susurro a Kyrin.
Kyrin inclina lentamente la cabeza hacia un lado, mirando a Eli
caminar de un lado a otro por el patio, con la mano en el bolsillo.
—Lo sé.
Envuelvo mis dedos alrededor de la barbilla de Kyrin, forzando sus ojos
a los míos.
—Si descubro que ambos me están ocultando algo, no seré responsable
de lo que les haga a sus dos bonitas caras.
Kyrin golpea mi mano.
—Linda nena. Realmente linda. —Se levanta del sofá y señala a
238
Cartier—. No irás a ninguna parte. Te quedarás aquí si tengo que encerrarte
en el dormitorio hasta que todo este dilema termine. De hecho, ¿por qué
diablos estás aquí?
El cabello rubio vuela por la habitación cuando una chica pequeña
entra, sus ojos buscan frenéticamente alrededor de la habitación hasta que
aterrizan en Keaton. Sus hombros se relajan mientras se dirige hacia él.
—¿Cuándo regresaste a Nueva York?
Keaton le toma la mano, tirándola hacia su regazo mientras aleja su
largo cabello de su hombro y le da un suave beso.
—Apenas hoy. Te extrañé.
—Yo también cariño. —Ella apoya la cabeza en el hueco de su cuello.
Me aclaro la garganta. Extraño. No pensé que Keaton tuviera a alguien
sentado sobre su pene. Levanto una ceja hacia Cartier, quien está haciendo
obvio que está haciendo todo lo posible para no mirar a Keaton.
—… Palmer. Qué bueno que estés aquí... —El tono de Killian es tan
confuso como todos nosotros—. Creo.
—¿Cuándo diablos pasó esto? —Kyrin señala entre los dos—. Pensé
que era casual.
Keaton pasa el lado romo de su navaja arriba y abajo del muslo de
Palmer.
—Aproximadamente una semana antes de que Cartier llegara.
La lengua de Kyrin humedece su labio inferior. Sacudiendo la cabeza,
sale de la habitación, dejándonos a todos aquí con Palmer y Keaton
incómodos.
Me vuelvo hacia ella.
—¡Hola! ¡Soy Lilith!
—No necesitas ser amable con ella, Lil. Es una maldita plebeya. No es
Kiznitch. —La mano de Sass está en la mía cuando me paro, mis ojos en
Cartier. Está haciendo todo lo posible por no ver a Keaton ni a Palmer
todavía, y ahí es cuando me doy cuenta de todo.
Keaton y Cartier tienen algo. Kyrin definitivamente los asesinará a
ambos.
Por ahora, mirándola retorcerse en su lugar con demasiado orgullo
para salir corriendo, le doy un pequeño apretón a la mano de Sass mientras 239
le sonrío.
—Estaré bien. ¿Recuerdas quién diablos soy?
Su rostro se relaja.
—Nunca podría olvidarlo, Lilith.
Dirigiéndome a Cartier, hago una pausa cuando nuestros hombros se
tocan, mi espalda está ahora hacia todos en la habitación.
—Ven. Necesitamos charlar.
Sus hombros se suavizan y una sonrisa se dibuja en su rostro.
—Sí. —Subo las escaleras, aunque no tengo ni idea de qué diablos estoy
haciendo ni a dónde voy. Tan pronto como estamos fuera de la vista y del
alcance del oído, Cartier da unos pasos por delante de mí, sonriendo por
encima del hombro—. Gracias por eso, por cierto. Por favor, no se lo digas a
mi hermano.
—Tu secreto está a salvo. —La sigo mientras me conduce por un pasillo
bordeado de puertas. Abre una, señalando una habitación—. Realmente no
quiero ser un daño colateral cuando explote, si sabes a qué me refiero.
—Gracias —responde suavemente. La habitación está llena de pasteles
turquesas y adornos blancos. Hay carteles de motos en la pared y collages
de fotos.
—¿Cuántos años tienes? —pregunto, mirando una de las fotos Polaroid
que está grapada en la pared.
Ella cae sobre su cama y la manta se enrolla a su alrededor.
—Veinte. Aunque por la forma en que me tratan todos los Brothers,
pensarías que tendría doce.
Me detengo en una foto de Kyrin, Keaton, Killian y King, todos
sosteniendo a Cartier mientras se estira sobre sus brazos. Lleva un vestido
blanco sin tirantes ni tacones. Cartier con tacones, supongo que fue un
evento.
Viene detrás de mí.
—Baile de graduación. Todos tuvieron que escoltarme, a pesar de que
toda mi secundaria sabía quién era y quién era mi hermano. La mayoría de
la gente sabía de Kiznitch por los espectáculos y aprendieron bastante
rápido a no molestarme.
—Ah —digo, colocando la foto de nuevo en el tocador—. ¿Debido a tu
hermano mayor, aterrador y psicópata? 240
—Bastante. —Se vuelve hacia mí mientras me bajo a la cama. La forma
en que la cubierta se amolda a mi alrededor me hace sentir como si estuviera
sentada en una nube—. Hubo un incidente hace años. Estaba en una fiesta
y un tipo trató de violarme con su novia en la habitación. Cometí el error de
no ocultarle mis lágrimas a mi hermano, y bueno…
—¿Bien? —pregunto, aunque ya sé la respuesta. De ninguna manera
en el infierno Kyrin permitiría que alguien que había lastimado
intencionalmente a su hermana pequeña deambulara libremente por el
mundo, robándole oxígeno a la gente.
—Él y la chica desaparecieron. —Pone los ojos en blanco—. Aún es un
caso sin resolver. Como todos… —Se desliza hacia su escritorio y la veo
mientras me escanea de arriba abajo—. Creo que lo que más me gusta de ti
es que no sabes lo hermosa que eres.
—¿Cómo sabes que no lo sé? Podría saberlo, pero no me importa.
—Bueno, ya sabes a lo que me refiero. No te pavoneas como si fueras
la perra más atractiva que existe. Simplemente, no te importa.
—No lo hace. —Niego—. Pero escucha, no puedes venir conmigo a ver
a Doc. Esto tiene que hacerse solo conmigo, a solas.
Sus ojos se posan en los míos. Casi tan azules como su cabello.
—Buena suerte tratando de escapar de Kyrin y Eli. Algo me dice que
estás más jodida que yo.
—Ahí es donde voy a necesitar tu ayuda.
Al instante.
—Estoy dentro.

Están teniendo su reunión con Kauis, lo que significa que tengo


aproximadamente dos horas como máximo para hacer lo que tengo que
hacer. Agarro las llaves en mi mano mientras empujo el teléfono de Eli en
mi bolsillo, sabiendo que necesito acceso a Benny.
Cartier me detiene cuando llego a su Ferrari.
—Me gustas. 241
Ladeo la cabeza y abro la puerta del lado del conductor.
—No necesito gustarte.
—¡Lo sé! —me regaña, cruzando los brazos frente a ella—. Pero en caso
de que pensaras que no lo hacía desde nuestro primer encuentro, lo hago.
—Cartier, no me importa si lo haces o no. Te protegeré y cuidaré de ti
porque estoy bastante segura de que… —Hago una pausa, tragando más
allá de la roca que se formó en mi garganta.
Me sonríe y deja caer los brazos a los costados.
—Lo entiendo. Ahora vete, no mueras. Honestamente, creo que mi
hermano podría matarme si algo te pasa.
Le guiño un ojo desde el auto.
—Estaré bien. —Me deslizo en el asiento del conductor y enciendo el
auto. No es hasta que salgo del camino de entrada cuando el familiar olor a
nicotina me golpea y salto, dando vueltas en mi asiento—. ¡Eli!
—Dame mi teléfono, por favor. —Salgo del largo camino de entrada,
busco en mi bolsillo y coloco el teléfono en la consola central del asiento
trasero.
—Eres un idiota. Se suponía que debías quedarte en casa.
—Lilith, cariño, soy mucho más inteligente de lo que piensas, y si crees
por un segundo que te dejaría caminar de regreso a las profundidades del
infierno sin uno de tus perros del infierno, entonces no me conoces en
absoluto. —Empieza a pasar por el medio, hasta que está en el asiento del
pasajero y abre su teléfono.
—¿Cómo pasaste a Cartier?
La comisura de su boca se curva en una sonrisa sexy.
—Soy Eli Rebellis. Ella tiene vagina. La mayoría quiere tener sexo
conmigo.
Pongo los ojos en blanco.
—Trata de no decir eso alrededor de Kyrin.
Eli lanza su cigarrillo por la ventana, haciendo un gesto hacia la
carretera a la que me estoy conduciendo.
—Tenemos algunas personas que se unirán a nosotros. —Enciendo el
estéreo, necesitando una distracción para no dejarlo inconsciente. “Collide”
de Justine Skye y Tyga comienza a sonar. 242
—¿Incluso debería preguntar? —Dejo el auto en tercera con un toque
de mi dedo.
—No, no es necesario. No entrarán. Estarán afuera. Sé que
técnicamente es un drama de Kiznitch, pero mis chicos no retrocederán
hasta que sepan que Patience no tiene vínculos con alguien a quien
despreciamos en nuestro mundo y que ha causado mucho dolor y muerte.
Así que, hasta entonces, iré contigo.
—Esa fue una forma excesiva de decir que te importo, Eli… —Sonrío,
mirándolo por encima de mi brazo.
Sus ojos se posan en los míos. Todas las bromas fuera.
—Lo hago, Lilith. Pensé que era obvio.
—No soy una persona muy buena con las personas, si no lo has notado.
No sé leer las señales, pero sé cuándo alguien miente.
Sus dedos están alrededor de mi barbilla, forzando mi cara hacia la
suya.
—Me importas. A ambos, y el uno al otro. Tú, yo y él lo somos.
—¿Cómo es posible que esto funcione? —pregunto—. Los escuché a
ambos hablando de eso. Simplemente no puedo ver cómo no todos nos
matemos eventualmente.
—Porque nos deseamos uno al otro. —La luz de su teléfono ilumina su
rostro, los bordes afilados de su mandíbula proyectan una oscura sombra
sobre sus hundidos pómulos.
—Soy un desastre. —Intento ese argumento ya que no es negociable.
—Lo sabemos —responde casualmente, enviando un mensaje de texto
antes de apagar su teléfono y volverse hacia mí—. Pero sigues siendo
nuestra. —Señala hacia adelante—. Toma el tercer desvío.
—¿El tercero?
—Sí. —Lo hago, girando hacia el arcén y hacia la rampa de salida.
Reduzco la velocidad mientras atravesamos un largo camino. Parece durar
por siempre.
—También me importan. Probablemente demasiado —contesto,
poniéndome en sexta marcha para navegar a una velocidad manejable—. Y,
sinceramente, no puedo...
—Lil, está bien. Hablaremos de esto más tarde. —Su mano está en mi
barbilla, su pulgar se desliza sobre mi labio inferior—. Todo estará bien. 243
Me río, mordiendo su pulgar.
—¿A dónde vamos?
—Cuando era niño, mi abuelo me dijo algo que me atrapó toda la vida.
No fue hasta que te conocí a ti y a Kyrin que realmente entendí lo que
significaba. “Siempre rebelde, siempre soldado, uno como amante, al otro no
le importa”. Es nuestro código fundamental de Rebellis. Soy rebelde por
siempre, soldado por siempre. —Hace una pausa, volviéndose hacia mí con
una maliciosa sonrisa en el rostro—. Uno como amante, al otro no le
importa. En nuestro mundo, la persona de la que nos enamoramos suele
tener siempre otra persona. Nate era de Madison, Brantley era de Tillie y
bueno, Saint, todo lo que tenía era a Bishop, su medio hermano. El acertijo
de Rebellis se ha transmitido en nuestra familia durante generaciones.
»Fue escrito en Tacet a Mortuis, nuestra Biblia básica y una historia de
amor extrañamente desagradable sobre cómo se crearon los Elite King. —
Toma un respiro, mirando los árboles que pasan afuera. Cuanto más
avanzamos por la carretera, más espesa se vuelve la niebla hasta que nada
alrededor de los faros—. Hasta yo, lo tenían bien. Cada mujer con la que
termina un King se hace un tatuaje para indicar eso. Alguna forma
jodidamente retorcida de propiedad. Con la línea Rebellis, las mujeres
siempre se han tatuado ese acertijo en alguna parte. —Se acerca a mí y
suspiro, cerrando los ojos cuando la punta de su dedo roza el costado de mi
cuello—. El tuyo necesita ir a tu garganta. Como un maldito collar. —Mis
muslos se aprietan, pero es mi corazón el que no puede contener los
sentimientos.
Me acerco a su agarre.
—Recuerdo todo lo que pasó entre tú y yo, sabes...
Se ríe, pasando su dedo por su labio superior en un intento de ocultar
su sonrisa.
—Me preocuparía si lo hubieras olvidado.
—Eras diferente. Incluso entonces.
Su mano está en mi muslo mientras saca su teléfono y toma la foto. Mi
desnudo muslo con su bronceada mano, tatuajes de calaveras con tinta
encima. Aprieta ligeramente, tomando mi mano en la suya y llevándola a su
boca para colocar un beso en el dorso de mi palma.
—No iré a ninguna parte. Incluso cuando peleas conmigo, con él y
peleamos entre nosotros, nunca iremos a ninguna parte. Prométemelo.
Miro entre él y la carretera que hay más adelante, notando que un
244
letrero de la ciudad se acerca.
—Lo prometo. Mientras estemos todos juntos, pelearé por nosotros.
Sonríe, bajando mi mano a su regazo antes de girar para ver hacia la
carretera. Hace un gesto hacia adelante cuando llegamos a un letrero que
dice Bienvenido a Riverside.
—¿La ciudad es tan espeluznante como su entrada? —pregunto,
bajando la velocidad mientras pasamos por un puente.
—Peor aún, es la gente la que está jodida.
Intento distraerme de todo lo que acaba de decir. Eli es bueno para mi
alma. Mantiene mis pies en el suelo y mi cabeza en jaque. Incluso cuando
lo conocí por primera vez, sentí que una calma me invadía. Pero con esa
base, necesito el caos. Necesito a alguien destructivo, crudo y autoritario.
Necesito a alguien con quien pueda ser sumisa, y ahí es donde entra Kyrin.
Mi triple alma arde.
—Entonces, ¿por qué dejamos a Kyrin atrás? —Es la pregunta que
quería hacer desde que salí de la ciudad.
Eli se pasa la lengua por el labio inferior.
—Porque quiero ver cómo se quema la mierda.
30
Kyrin

H
a habido un puñado de veces en mi vida en las que supe que
la había cagado. Una de ellas fue cuando tenía doce años y
empujé a Cartier por una de las rampas de tierra en el
bosque que se encuentra detrás de nuestro valle, y la otra
vez cuando devolví a Lilith a Patience, pero ahora me acabo de dar cuenta
de que son tres.
Y eso los deja a los dos jodidamente desatendidos.
245
Tomo las llaves de la entrada a la casa principal de Nero, que se
encuentra ruidosamente en la cima de la montaña más alta de nuestro
pueblo, y abro la puerta detrás de mí. Las Cuatro Familias tienen su hogar
estable esparcido por todo el valle en forma de estrella Kiznitch, con la
mansión Axton en la punta, en la misma entrada del valle.
Estoy corriendo por la gran escalera de mármol cuando el Dodge de
Keaton sube por el camino circular y se detiene cerca de mí.
—Supongo que no querrás ensuciar ninguno de tus bonitos juguetes,
así que podemos sacar la Charger.
Agarro la manija y me deslizo en el asiento del pasajero.
—A mis autos no les importa ensuciarse.
—¿Incluso el Lambo?
—Incluso el Lambo. Conduce.
Keaton nos dirige alrededor del camino de entrada y salimos por la
puerta delantera con cables, por el camino que conduce a la casa de Killian.
Nadie está fuera de casa porque estamos bajo ataque. King y Perse
convocaron un cierre antes de que volviéramos a aterrizar en suelo
estadounidense desde Kiznitch, por lo que las calles están muertas.
—¿Sabes dónde están? —pregunta Keaton, mirándome por encima del
brazo. Keaton siempre ha sido mi viaje o muerte, igual que todos. Solo que,
con él, la mierda siempre ha sido diferente. En este momento, lo llevo
conmigo porque King y Kill tienen personas que los aman. Que los necesitan.
No quiere decir que Keaton no lo haga, pero estoy bastante seguro de que
Palmer no cuenta. Recibiría una bala por él antes de dejarlo caer.
—Estoy bastante seguro de que se desviaron. —Tomo el asiento trasero,
abro la cremallera de las dos bolsas de lona y compruebo si trajo lo que se
suponía que debía—. ¿Las cargaron?
—Sí. —Keaton pone el auto en marcha y lo guía hacia adelante, la
fuerza me arroja de vuelta a mi asiento—. Hay suficiente munición para
explotar.
—Bien. —Abro Instagram, haciendo una pausa cuando veo la foto que
Eli publicó solo once minutos antes. Su mano sobre el muslo de Lilith—.
Tontos hijos de puta.
—No creo que sean tontos —agrega Keaton—. Creo que Lilith es audaz
como la mierda, con razón, puede serlo. Puede pelear muy bien, y el otro 246
está, bueno... enamorado.
Golpeo mi muslo con mi teléfono, mis palmas pican por llegar allí.
Cuanto más tiempo estoy lejos de ambos, más siento que se me escapa el
control. Mi teléfono empieza a sonar cuando llegamos a la rampa de salida.
Al ver la foto de Lilith aparecer en mi pantalla de inicio, mi mandíbula
se aprieta. Deslizo el dedo para desbloquearlo y su cara en vivo está en mi
pantalla. Un maldito FaceTime. A esta chica le gusta bromear.
—Lilith —le digo con calma, mirando por la ventana a nada en
particular. Es más para calmarme—. Los mataré a los dos, joder.
—¿Cómo te enteraste? —dice, y juro por Dios que escucho que mi
teléfono se rompe en la palma de mi mano.
—¿Eso importa? —Mis ojos se mueven hacia su cuadrado—. ¡Los dos
hicieron esto a mis espaldas porque sabían que diría que no y que
esperaran!
—Exactamente, Ky, pero no podemos esperar.
—¿Oh? —chasqueo, mostrando mis dientes—. ¿Y por qué es eso
exactamente?
—Porque cuanto más tardemos, más tiempo tiene ella para planificar
algo. —Lilith suspira, y es la primera vez que veo una mirada de calma en
sus rasgos. Sus ojos se suavizan alrededor de los bordes—. No quería que
ninguno de ustedes entrara en esto. Es mi trabajo terminarlo, no el suyo.
—Ahí es donde te equivocas —le digo, viéndola mientras Keaton
continúa acercándonos—. ¿Dónde estás?
Gira la cámara para que vea a ella y a Eli, quien conduce.
—Nos está llevando a donde está ella. Tuvimos que conseguir algunos
refuerzos.
—¿King? —pregunto con ojos entrecerrados—. Sí, mira, esto todavía no
tiene sentido. ¿Por qué están involucrados los King en esto?
Eli debe arrebatarle el teléfono a Lilith porque ahora su rostro llena mi
pantalla.
—Deja de ser tan jodidamente mandón. Nos dirigimos hacia donde está.
Te enviaré la dirección.
Cuelga el teléfono, pero reviso mis contactos, sabiendo muy bien que
no me devolverá la llamada.
—¿Por qué están involucrados los King? —La voz de Keaton se escucha.
247
—No lo sé —digo, mi pulgar flota sobre el nombre de Killian—. Pero no
se involucran en una mierda que no les pertenece.
—Ese es precisamente el problema. Algo está mal.
Killian contesta el teléfono y lo pongo en altavoz para que Keaton pueda
hablar también.
—¿No podrías esperar diez malditos minutos? Mierda. Estamos en
camino.
—¡No! —grito, molesto de que incluso esperaran que hiciera eso—. ¿Lo
harías si fuera Sass?
Hay una larga pausa y casi pierdo lo que acaba de decir. No es hasta
que Keaton se aclara la garganta y aprieta el volante cuando me doy cuenta
de lo que acabo de admitir.
Cuando mis ojos se desvían de nuevo a la pantalla de mi teléfono,
encuentro la engreída sonrisa como una mierda de Killian mirándome.
—¿Qué? —chasqueo.
—Oh, nada, solo que sabes exactamente lo que acabas de admitir.
—¿Y qué? —digo, arqueando las cejas—. ¿No es obvio? Como si me
importara un carajo un polvo.
—Cierto. —Kill se ríe—. Le informaré a Kingston.
Se echa a reír y le doy la vuelta. Keaton todavía no ha dicho nada, pero
yo empiezo a enviar mensajes de texto con los detalles de la dirección de
Kennedy.
—Te estoy enviando a dónde vamos. ¿King está ahí?
—No. —Kill cambia de manos, caminando por la tienda—. Está con
Perse, pero nos iremos ahora. ¿Qué pasa?
—Eli se desvió hacia Riverside y recogió a los King. ¿Alguna idea de por
qué podría ser eso? Killian tiene más historia con ellos que cualquiera de
nosotros. No tanta historia, pero se llevaba muy bien con ellos y tenía una
extraña amistad con Nate Malum-Riverside. Sí, como en la ciudad.
La sonrisa de Kill desaparece.
—Eso es raro.
—Lo sé.
—¿Confías en él?
248
—¿En Eli? —pregunto, mirando a Keaton quien está esperando mi
respuesta. Paso mi dedo por mi labio superior—. Sí. Lo hago.
—Entonces estoy seguro de que es solo por refuerzos... —asegura
Keaton, pero la cara de Killian me dice que no lo compra.
Kill cierra una puerta al fondo.
—No, hombre. Los King no joden una mierda a menos que alguien haya
jodido a uno de los suyos. Nadie más valdría su tiempo.
—Sí —agrega Keaton sobre su brazo—. Y tienen... a Lilith. Lilith es
básicamente una de los suyos ahora si Eli la reclamó.
—En primer lugar —dice Killian, tomando asiento en un sofá de cuero—
. Lo llaman “la llamada roja”, un poco de sangre rara derramando mierda
sobre ser dueño de sus mujeres, y, en segundo lugar, no. Esto es otra cosa.
—Parece reflexionar—. Eli está ahí para otra cosa que no sea Lilith.
Garantizado.
Ignoro su teoría.
—Hijo de puta, saca tu trasero de ese asiento y encuéntranos allí.
—Tsk, tsk, sabes que nuestros padres perderán su mierda cuando se
enteren de que estamos haciendo esto.
Lo veo a través de la lente del teléfono.
—Me importa una mierda.
Confío en Eli. Creo que lo hice cuando lo conocí por primera vez. Son
sus ojos. No creo que nos hubiera traicionado. Joder, espero que no lo haya
hecho. Manejar a Lilith es bastante difícil, y mucho más a dos.

249
31
Eli

C
onfianza.
La mentira de nueve letras.
La herramienta definitiva para manipular.
Confían en mí. Ambos. Mientras yo... pero esto es mucho más profundo
de lo que incluso ellos pueden cavar. Podría enterrar mi todo en el
cementerio de Vitiosis y aun así no sería lo suficientemente profundo para
explicar lo que les oculté. Porque hay algo. Algo grande. Lo pensé durante 250
mucho tiempo, averiguando cómo decírselos, o incluso si debía hacerlo.
Lo cual no debería, había decidido. Pensé en enviarles a los dos
acertijos para dejar migas de pan detrás de mí, pero gracias a Bishop y a la
totalidad de Elite King en general, todos sabrían que era yo jugando.
Así que, en cambio, lo mantuve en silencio. Ahogué el ruido de los
secretos dentro de mi cabeza con sus espectáculos. Lilith. Kyrin. Me ahogué
en ambos y fingí que lo que sabía no destruiría todo ni a todos los que
pensaban conocer, incluidos unos a otros.
Así que aquí estoy. Llevando a mis hermanos a una guerra de la que
saben todo. Kyrin es inteligente, demasiado jodidamente inteligente. Se dará
cuenta de que hay más en esto por el hecho de que los King vendrán.
Ya sabrá que le oculté algo.
Pero más importante, de ella. Ella me lo agradecerá algún día. Aunque
supongo que hoy no será ese día.
Cierro la puerta del auto y me giro para ver los faros que están detrás
de mí. El sonido de pulidas importaciones europeas se detiene en el lugar,
cuando se abre la puerta del automóvil del Maserati de Bishop. Todos los
King viajan en vehículos negros con etiquetas, que tienen una calavera
coronada oculta detrás de los números que solo puedes ver bajo una luz
ultravioleta.
Las largas piernas de Lilith se estiran desde el lado del pasajero, botas
de cuero hasta los muslos, pantalones cortos de cuero blanco y un top corto
negro que se ata donde chocan sus pechos. Se ve pecaminosa como la
mierda, con su largo cabello cayendo por su espalda mientras se desliza en
su chaqueta de cuero y se la esponja por detrás. Lilith no es el sueño
húmedo de todo hombre; es la peor pesadilla de todo hombre con grandes
senos y botín asesino.
—¿Entramos por la parte de atrás? —pregunta, sus tacones hacen
ruido sobre el cemento. Escucho puertas abrirse y cerrarse en el fondo, pero
las ignoro porque en serio… esta jodida chica.
—Como que quiero comerte ahora mismo... —Muevo mi dedo por los
lazos de su blusa.
—Más tarde. —Se inclina sobre los dedos de los pies, sus labios rozan
los míos. Sonríe contra ellos—. Pero quiero jugar primero.
—¿Qué, como aquí? ¿O jugar como en más tarde? Porque tengo que
decir, y creo que hablo tanto por Kyrin como por mí, que ninguno está
realmente interesado en todo el asunto de la necrofilia... 251
Sus ojos se ponen en blanco y veo destellos de su rostro cuando tiene
un orgasmo.
—Quiero jugar aquí.
—Está bien, sí, veo el bombo... —Nate se ríe en el fondo, y finalmente
me doy la vuelta para encontrar a Bishop, Nate, Brantley y Abel mirando el
intercambio de Lilith y mío.
—Esto no es nada... deberías ver lo que hace...
—... jodido infierno —gruñe Brantley, interrumpiéndome—.
¿Jodidamente terminaste? Tengo que estar en casa a las diez porque Saint
está preparando este extraño postre para probar.
—Hermano… —murmuro.
—No me jodas, hermano —bromea, metiendo la mano en el bolsillo y
sacando su arma. Revisa la recámara antes de quitar el clip de seguridad—
. No conoces a las chicas y sus hormonas de embarazo.
Todos guardan silencio.
—De cualllllquier forma. —Lilith se aparta el largo cabello de la cara y
lo deja caer sobre el resto de su cabello como seda—. ¿Podemos ir a dejar
algunos cuerpos, o qué?
—Seremos amigos. —Nate engancha su brazo en el de Lilith,
dirigiéndola hacia adelante y tengo que contener un posesivo gruñido que
se quiere desatar.
Mientras vamos hacia la parte trasera de un muelle de pesca y a un
edificio viejo, destartalado y abandonado con grafitis de colores sobre el
cemento, Brantley se pone a caminar a mi lado.
—Sabes que será un trabajo de tiempo completo, ¿verdad?
—Sí —le digo, sonriendo—. Es por eso que ella es nuestro problema.
—Maldito infierno. ¿Estás listo para eso? —El sol se puso hace mucho
tiempo, así que me encuentro observando el suelo para asegurarme de no
pisar o subirme a nada que tenga sombra.
—¿Qué, la vida triple? —Pienso en los dos y en lo mucho que ya han
cambiado mi vida en tan poco tiempo—. Nunca podría imaginarme con uno
sin la otra. Entonces, sea lo que sea que eso signifique, seguiré adelante y
diré que sí, hermano. Sí, estoy listo para ello.
La mano de Bishop está en mi otro hombro. 252
—Estoy orgulloso de ti, pero quién carajos lo hubiera pensado. No solo
estás con un novio, sino también con una novia.
—¡Qué quieres decir! —Hago una pausa y Bishop sigue riendo mientras
continúa—. Soy el puto jugador de este grupo. ¿Cómo no están todos
sorprendidos?
—¡Eh! ¡Incorrecto! —grita Nate por encima del hombro como si hubiera
estado escuchando todo el tiempo. Lo que significa que estaba lo
suficientemente cerca para que Lilith lo oyera, pero no es algo que no le haya
dicho antes—. Yo era el jugador del grupo.
—¡Marcó su boleto de jugador en el momento en que Tillie puso su pene
en una correa, y lo sabe muy bien! —Estamos siendo demasiado ruidosos
para personas que se acercan a emboscar a alguien.
—Es divertido que no creas que tu pene también está atado, ¿Eli...? —
Lilith lanza hacia atrás. Casi puedo escuchar la risa de Nate burlándose de
mí.
—¿Sí? —Le devuelvo el fuego, con una sonrisa de suficiencia en mi
rostro a pesar de que sé que no puede verme—. Pero es lo que haces
mientras sostienes esa correa lo que a mi pene le gusta mucho.
Malditamente. Mucho.
—Sigue siendo repugnante. Es bueno saberlo. —Bishop niega, pero
todos nos congelamos en nuestro lugar cuando Nate y Lilith se detienen
inesperadamente, con las manos levantadas a un lado.
Una puerta de metal que se abre y se cierra de golpe pega con fuerza
en el aire. Saco mi arma de la funda de mi chaqueta, abro el seguro mientras
empujo a Bishop hacia atrás por el brazo.
—Sabes qué hacer si pasa algo...
—Hermano, sí.
—Bien. —Muevo mi brazo hacia arriba y troto hacia adelante,
asegurándome de estar frente a Lilith mientras continuamos caminando
entre las sombras. El sonido se vuelve cada vez más fuerte a medida que
rodeamos una pared de hierro fundido. Presiono mi espalda contra los
bordes.
—¿Me dirán por qué están todos aquí? —susurra Lilith con dureza,
sujetándose algo alrededor de los nudillos. Agarro su mano en la mía y la
acerco a mi cara.
253
—Brass Knuckles. ¿En serio? ¿Dónde está tu maldita pistola, Lil?
Saca su mano de mi agarre para atarse la otra.
—Yo soy mi arma. ¿Y por qué diablos están aquí los chicos de CEK?
Sin ofender. No me importa el atractivo visual...
Aparto la mirada de ella y veo hacia el edificio al que apuntamos,
escondido detrás del cobertizo abandonado contra el que nos empujamos.
—Porque necesitaremos refuerzos.
—¿Y por qué? —investiga, y sé que no dejará pasar esto.
—Porque hay más hombres en este edificio de con los que puedes pelear
sola.
Su rostro cae, como si no entendiera lo que estoy diciendo, así que
continúo.
—Kennedy, también conocida como tu madre, llamó a Bishop para
pedir protección mientras estaba aquí. Así es como nos enteramos de que
tiene más gente aquí, debido a que la rechazó.
—Bueno, ¡podrías haber dicho que sí, y luego podríamos haber podido
simplemente entrar! —Su gruñido es jodidamente lindo, así que me acerco
a su mejilla y acerco sus labios a los míos.
—No —le digo, apretando la parte de atrás de su cuello—. Porque
estamos casi seguros de que eso es lo que quería.
Lilith chupa mi labio en su boca y se frota contra mí.
—Entonces, ¿a quién tiene?
Estoy buscando sus ojos cuando las balas salen disparadas. La empujo
detrás de mi cuerpo, volviéndome para colocar un auricular en su oído.
—Si te pierdo, necesito poder seguir hablando contigo. Está conectado
con todos nosotros.
Presiona un beso en mis labios, pero antes de que pueda agarrarla de
nuevo, se suelta de mi agarre y comienza a correr hacia la puerta de entrada
con una fuerte risa, esquivando balas.
—¡Mierda!
—¡Te lo dije! —gruñe Brantley—. No estás jodidamente listo para eso.
Comenzamos a caminar hacia la puerta, disparando hacia donde
vienen las balas cuando un Dodge Charger derrapa al frente, bloqueando
nuestra vista. La puerta del lado del pasajero se abre y Kyrin sale con dos
254
AK atados a cada mano.
Me señala con uno, ignorando las balas que vuelan por todas partes.
—No he terminado con ustedes dos, pero ¿dónde diablos está ella?
—Oh… —Nate se ríe, empujando la pared y levantando una pistola
hacia la ventana del edificio, entrecerrando los ojos y apretando el gatillo—.
Te comerá jodidamente vivo. Una vez más, veo el bombo...
Lo callo y señalo el edificio, trotando adelante.
—Ella jodidamente entró.
32
Lilith

E
l sonido es ensordecedor, como explosiones en medio de una
guerra, atravesando mis oídos. Una punzada de culpa me
golpea el estómago por huir de ellos, pero sé que tengo que
estar sola para esto. La perra me quiere, para poder
tenerme... siempre y cuando mis chicos estén a salvo.
—Lilith… —grita Eli en mi oído. Mierda. Me olvidé de esta maldita
cosa—. Juro por Dios, que, si no esperas, papá Kyrin te azotará...
—¿Cómo estás hablando con ella? —Suenan más balas y me doy
255
cuenta de que vienen de mi auricular más que dirigidas a mí. Empujo una
puerta oculta una vez que llego al final del oscuro túnel, pero me detengo
cuando me encuentro en una habitación cerrada sin salida.
Me doy la vuelta para ver a dónde ir, pero la puerta no está.
Empujo mi dedo sobre el auricular para hablar.
—No sé dónde estoy.
—Ja, ja, muy jodidamente divertido. —Eli de nuevo. Pop. Pop—.
Inténtalo otra vez.
Doy un paso hacia adelante, tocando la pared con la palma de mi mano.
Fría y húmeda, como mi corazón.
—¿Eli?
—Sí, nena…
—Te amo. ¿También podrías decírselo a Kyrin?
Silencio.
Conozco este truco. Lo recuerdo de mi entrenamiento, y ni una sola vez
salí.
—Podrás decírselo cuando lleguemos a ti. —Eli está en una habitación
cerrada, sin más disparos de fondo. Su tono es tranquilo, sereno, como si
supiera que me volverá a ver.
No lo hará.
Fallé en esto cada vez. Fue un truco de la mente, y ahora que lo pienso
y sé lo que hace Kiznitch, está aquí para que alguien como ellos lo resuelva,
no yo.
Suena estática en un altavoz y dejo de moverme.
“Concéntrate en tu respiración, Lilith. Tienes esto”. Volví a mirar a Bear.
Por supuesto que diría eso… esto era fácil… para ella. Por alguna maldita
razón, superaba este desafío cada vez. “Tienes que concentrarte en tu
respiración. Tu mente es tu mejor herramienta aquí”. Le diría que mi mente
no es mi mejor herramienta en absoluto, pero me ignorará.
—Ah, tan predecible, hija mía… —Su voz es como un vómito que llega
desde el fondo de mi garganta—. Si sales de esta habitación, te permitiré
venir y hablar. Pero como sabes… —Se detiene, y cada segundo que pasa,
siento que mi ira hierve—. Siempre hay costos ocultos en esa habitación.
256
—Estoy lista —grito, amontonando mi cabello en la parte superior de
mi cabeza—. Olvidaste que creaste este monstruo. Dame lo mejor que
tengas.
“Lilith” de Ellise comienza a sonar y hago una pausa, perdiendo el
equilibrio ligeramente. ¿Cómo supo de esa canción? La risa resuena a través
de los altavoces y me doy la vuelta para enfrentar la puerta por la que entré,
esperando a que aparezca y se abra de nuevo. Me acerco, necesitando ver la
delgada grieta como el papel que delinea la salida. Justo cuando mi pie
aterriza frente a mí, el aire sale de mi pecho y me arrojan hacia atrás,
golpeando contra la pared al otro lado de la habitación.
Pasan los segundos cuando presiono las palmas de mi mano contra el
suelo y me pongo de pie. No tengo un minuto para evaluar la situación antes
de que un puño vuele hacia mi cara. Lo esquivo golpeándolo con el dorso de
mi brazo. Cuando su cuerpo cae hacia un lado, lo agarro por la nuca y golpeo
su cara contra mi rodilla antes de empujarlo y patearlo de nuevo en el pecho
con un grito. Cae al suelo lentamente, inclinando la cabeza hacia un lado.
Con su rostro completamente cubierto con una máscara táctica, se pone de
pie cuando otra puerta secreta se abre detrás de mí y las luces se apagan.
—Ah, me encanta esta parte. —Kennedy se está divirtiendo con esto,
como de costumbre.
—¡Te odio! —Siento la forma en que cualquier tipo de brisa roza mi
expuesta piel, cualquier sonido o movimiento. La canción se repite y la odio
aún más por eso.
—Ahora, sabemos que eso no es cierto. ¿Recuerdas? Eres Lilith
Patience. No sientes nada. —Esta habitación en Patience se usaba para
aumentar nuestros otros sentidos cuando uno era cortado. Uno es el aire de
sorpresa, el otro la vista, el último el oído. Bear navegaría a través de esto
porque si tiene la habilidad de la telepatía o cualquiera de las otras
habilidades que tienen Killian y los Brothers, podría manipular fácilmente
su salida—. Dime, Pequeño Diablo, ¿dónde están tus novios, hmmm?
Un mango se desliza en la palma de mi mano antes de que me empujen
hacia la nada de la habitación y un puño vuele hacia mi cara. Estoy cayendo
hacia atrás de nuevo. No es hasta que reconozco el peso de lo que estoy
sosteniendo que sé que es una espada. La agito alrededor de mi cuerpo,
moviéndola sobre mis brazos antes de cerrar los ojos y exhalar lentamente.
Lanzo mi brazo frente a mí hasta que siento que el filo de la espada conecta
con alguien. Las luces se encienden y abro los ojos, pateando el cuerpo con
la punta de la espada y mirando cómo el soldado cae al suelo. Me inclino, le
257
quito la máscara de la cara y suspiro de alivio cuando veo que no es alguien
que conozco.
—Bien —dice Kennedy, y siento el reloj dentro de mi cabeza girando,
haciendo tictac, contando los minutos hasta que consiga tener mi mano
alrededor de su garganta. Me doy la vuelta para enfrentar a quien sea que
pasó y me dio la espada, lamiendo sangre de entre mis dedos cuando veo
que es Bear.
Me sonríe, pero no llega a sus ojos.
—¿Estamos en guerra?
—Ah, nuestra pequeña Bear Grizzly. ¿Quién te dejó entrar aquí? —Bear
mueve su espada alrededor de su brazo, bailando y haciendo clic en su
cuello.
—Yo, perra. Me dejé entrar aquí.
—¿Qué pasó con tu voto de no asesinar? —le susurro, esperando el
próximo movimiento de Kennedy.
Bear se encoge de hombros.
—Estás en problemas, yo vengo corriendo.
—¿Traidora también, Bear? —murmura Kennedy—. Mmm. No puedo
decir que esté sorprendida. Ustedes dos siempre fueron demasiado
cercanas. Fui una tonta al pensar que fue platónico. —Bear tiene dos largas
trenzas de cola de pez a cada lado de su cabeza, que se arrastran sobre su
hombro. Está vestida de negro: pantalones cortos de cuero y su
característico crucifijo de ónix en el cuello.
—Cállate la boca, Ken. Envíalos a todos. —Paso mi lengua sobre mis
dientes, agarrando la espada en mi mano. Se abre una puerta y “My Own
Summer” de Deftones comienza a sonar fuerte. Sonido. Más hombres
vestidos con lo que llevaba el otro entran corriendo por la puerta, con el
rostro cubierto.
—¡Bear! Esto podría ser una trampa.
—¡Cómo! —grita de regreso. Tenemos alrededor de tres segundos antes
de que nos maten.
—¿Y si son los King o los Brothers?
Bear se encoge de hombros.
258
—Estás perdiendo tu ventaja, Pequeño Diablo. —Lanza su espada,
cortando a alguien en la garganta. Observo cómo su cabeza rueda por
encima de sus hombros y cae al suelo—. Entonces merecen morir.
Está en lo correcto. Aterrizo mi espada en otro, mientras alguien viene
detrás, pateándome en la espalda. Me doy la vuelta, el filo de la espada
atraviesa la habitación. La sangre se esparce por mi cara mientras corta la
carne. Dejando la espada sobresaliendo de mi última víctima, la coloco
frente a mí para usarla como escudo mientras otro dispara una ronda de
balas en su cadáver.
Lo arrojo a un lado y me volteo hacia adelante, balanceando mi pierna
hacia arriba y pateando al otro soldado debajo de la mandíbula, su cabeza
gira hacia atrás con un chasquido. Cae al suelo y me muevo para ayudar a
Bear, quien tiene a dos contra una. Saltando sobre un par de hombros,
aprieto mis muslos con fuerza alrededor de su cuello mientras me estiro por
encima de mi cabeza para balancearme de una barra de metal, girando mis
caderas hacia un lado hasta que siento la vibración de su cuello golpeando
mi muslo interno.
La euforia impulsa mi risa mientras la sangre se desliza por mi rostro,
cayendo entre mis senos. Libero su cuerpo hacia adelante justo cuando la
canción deja de sonar y mis ojos se posan en la puerta, donde todos los
Kiznitch y King están parados, mirándome con ojos muy abiertos. Mis ojos
giran sobre todos sus cuerpos.
—Oh, vamos... —Me balanceo abajo desde el poste, gracias, viejo
edificio de mierda, por tener algunos antiguos extintores construidos en el
techo, aterrizando en el suelo con un ruido sordo. No me doy cuenta de lo
que están mirando hasta que lo noto.
Bear.
—Jesús. —King da un paso atrás, agarrándose a la pared para
estabilizarse—. Kohen perderá la cabeza cuando te vea.
—No me verá —dice Bear, colocando la espada de nuevo en la funda de
su espalda—. No quiero verlo.
—Dove, está jodido de la cabeza. Tienes que verlo.
—¡Y ese no es mi problema, Kingston! —chasquea Bear, empujándolos
a todos—. Todos hemos peleado guerras que el otro no ha visto. Al menos
todos podemos estar de acuerdo en eso.
—¡Bear! —la llamo—. Ve y mira a dónde fue esa perra. 259
—En eso.
Kyrin y Eli se están acercando a mí. Uno con una orgullosa sonrisa, el
otro luciendo como si fuera a destrozarme con sus dientes desnudos.
Ambos me emocionan.
—¿Juegos previos? —Le levanto las pestañas a Kyrin, ya que siempre
es el gruñón y sé que necesito animarlo.
—Ni siquiera es jodidamente gracioso. —Empuja mi boca hacia la suya
por la parte de atrás de mi cabeza, antes de agarrar a Eli por la barbilla con
la otra. En este momento, solo somos dos niños pequeños regañados—.
Ambos tendrán suerte si pueden caminar durante el resto de la semana.
—¿Cómo me encontraron? —pregunto, rodeando los cuerpos, mientras
veo a los otros dos chicos que están junto a la puerta—. Supongo que aún
no nos hemos conocido formalmente. Hola, soy Lilith. —Les extiendo la
mano a ambos, solo para reírme, porque de ninguna manera me tocarán.
Solo que ambos deslizan su mano en la mía, estrechándola con fuerza
y empujando su cabeza.
—Soy Nate, este es Bishop, y el melancólico que se fue para asegurarse
de que la pelirroja no muera es Brantley.
—Los notorios Elite King. He oído mucho sobre ustedes.
El que tiene el cabello más oscuro mira por encima de mi hombro,
trazando la línea de cuerpos que dejé.
—Sí, algo me dice que nada de lo que escuchaste te sorprendió.
—Ni un poco. —Le toco el hombro y lo rodeo con una sonrisa en el
rostro.
Tan pronto como paso sobre el último cuerpo, me detengo en seco
cuando veo a Kennedy de pie cerca de la puerta que se abre y lo que sea que
haya detrás. A simple vista, este lugar parece cambiante y ruinoso, pero
para alguien como yo, que está acostumbrada a todas las migas de pan que
deja Patience, lo veo todo completamente vestido.
—Me querías. —Volteo el cuello, caminando directamente hacia ella—.
Me tienes.
—¡Ah! —Levanta un dedo y cinco familiares cuerpos la rodean. Las
Dolls me ven fijamente con una mezcla de miradas. Principalmente
confusión. Las conozco a todas y hubiera hecho cualquier cosa por ellas. Lo
que sea que Kennedy les dijo debe ser una buena mentira para tenerlas
defendiéndola contra mí. En todo caso, pensé que estaban conmigo—. Te
260
estás olvidando de una cosita.
—Te puedo asegurar que no. —Doy otro paso lento y siento a Eli y Kyrin
a mi lado.
—No. Tú sí. —Curva su dedo hacia otra persona—.Ven. Sabes lo que
tienes que hacer.
—Qué demonios… —Eli se pone frente a mí, volviéndose sobre su
hombro hacia Kyrin y hacia mí—. ¿Qué estás haciendo? Regresa aquí.
—No puedo, Lil. Hay algo que tengo que hacer. Lo siento. —Sus ojos
caen al suelo, antes de cuadrar los hombros.
—Oh, lo olvidaste. —Kennedy comienza a levantar un dedo con cada
palabra—. Sorpresa, vista, sonido, engaño. —Comienza a reír y, por primera
vez, me pregunto cómo diablos esta mujer podría ser mi madre.
… No, lo puedo ver ahora.
Tomo el brazo de Eli, tirando de él hacia mí mientras Kyrin dice:
—¿Qué diablos estás haciendo?
Eli se vuelve hacia nosotros dos, con una mano en mi barbilla y otra
en la nuca de Kyrin.
—Algún día, tendrá sentido para ustedes. Lo prometo.
—No. —Doy un paso adelante—. No tienes que hacer esto. —Me empujo
frente a él, con los ojos puestos en Kennedy—. Tómame a mí. Yo iré. Déjalo
aquí.
Soy jodidamente arrastrada hacia atrás hasta que choco contra el duro
pecho de Kyrin, con el dedo de Eli apuntando en medio de mi garganta.
—Joder, no lo harás. Esta fue mi elección, Lil. ¿Ves a esas chicas? Eso
es lo que ella quiere que veas. Hay un maldito ejército esperando abajo para
escoltarnos. Nunca hubo un plan para que ninguno de nosotros saliéramos
de aquí con nuestras vidas, a menos que se hiciera este intercambio.
—¿Pero por qué? —solté, viendo entre los dos—. ¿Qué tiene Eli que
puedas querer...?
La piel alrededor de los bordes de sus ojos se suaviza y lleva mi palma
a sus labios. Me aprieta tres veces para obligarme a mirar a los suyos, y lo
hago, a regañadientes.
—Solo ten paciencia, ¿de acuerdo? —Sus dedos se doblan detrás de la
parte de atrás de mi cuello, acercándonos a Kyrin y a mí. Su pulgar se
desliza en mi boca—. Y te amo también. —Mi corazón se rompe en pedazos
261
y estoy bastante segura de que aterrizan en su bolsillo.
Las lágrimas se deslizan por mis ojos. He llorado solo dos veces en mi
vida. Esta es la segunda. Sé que nunca lo volveremos a ver. Una vez que se
haya ido con ella, lo matará cuando termine con él, y no habrá una cosa que
pueda hacer para detenerlo. Doy un paso adelante de nuevo, pero Kyrin me
agarra con su brazo. Alguien está gritando y mis ojos están borrosos. No
puedo ver lo que está pasando, y no es hasta que me arde la garganta que
me doy cuenta de que la que está gritando... soy yo.
Kyrin envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, sosteniéndome en
mi lugar mientras Bear aparece frente a mí.
—Las Dolls los escoltarán abajo. Ahora necesito preguntarte algo serio,
Lilith. ¡Oye! —Me da una bofetada y todo vuelve a la vista. Como si me
arrojaran un balde de agua helada, me mantengo erguida.
—¿Qué?
—Las Dolls están aquí por la seguridad de Eli. Te sirven, lo sabes. Los
acompañarán a ambos al auto y luego volverán aquí. Por ti.
—Bear, no puedo. Esto es demasiado. ¿Por qué se lo llevó? Lo matará.
—Doy vueltas, mirando entre todos los King—. ¿Es por eso que están aquí?
¿Para ver a su maldito amigo ir hacia la muerte?
Bishop es el primero en acercarse, con los hombros hacia atrás y los
ojos fijos en mí. Es todo negocios, lo cual es sorprendente para su edad.
—En tres días, iré a verte. En tres días, esto tendrá sentido. Hasta
entonces, necesito que ninguno haga nada imprudente. No lo busques. No
pelees contra Kennedy. Eli tiene razón. Nunca saldríamos de aquí con vida
sin su intercambio. Debes confiar en lo que te estoy diciendo, en lo que
acaba de hacer. Al menos durante tres días.
Aprieto el brazo de Kyrin, pero mis ojos se quedan en Bishop.
—No puedo vivir sin él, Bishop. ¿Entiendes eso? —Empiezo a
hiperventilar, mi respiración es corta y en pánico.
Por primera vez desde que conoció a Kyrin, su boca se suavizó lo
suficiente como para sonreír.
—Hablando históricamente, seguro que sí. Sin embargo, todavía estoy
tratando de hacer que el mío funcione conmigo, así que déjame un poco de
holgura también.
—¿Nada imprudente? —digo en voz alta, aunque ni siquiera confío en 262
las palabras que salen de mi boca—. Pero no he pasado ningún tiempo lejos
de él desde que estuvo aquí.
—Te volviste dependiente de él para ciertos aspectos que Kyrin no
puede darte, y Kyrin te da elementos que Eli tampoco puede, y estoy seguro
de que también sientes lo mismo por ellos. Lo entiendo. —Nate señala con
el dedo entre nosotros dos—. Es casi como...
—... hijo de puta, si intentas agregar el nombre de Madison a esta
ecuación, el próximo cuerpo que caiga será el tuyo —dice Bishop con calma
mientras todavía me sonríe.
—Todavía tema delicado. —Nate me guiña un ojo—. Pero lo entiendo.
Los próximos tres días serán difíciles. Solo trata de mantener las cosas
claras.
—Una pregunta más… —digo, aunque la bilis que sube por mi
obstruida garganta sabe mucho a ira—. Eli una vez me dijo que los King
tienen juegos y acertijos. ¿Este es uno de ellos?
Bishop se pasa la lengua por el labio y lo veo. Veo un destello del caos
que puede ofrecer.
—Tres días.
33
Kyrin

C
uando te has acostado con tus demonios toda tu vida, la
muerte siempre parece ser la mejor opción. Eli no es muy
diferente a mí en ese aspecto, y eso es lo único en lo que
puedo pensar de por qué haría las cosas de la manera que las
hizo. Está listo para la muerte. Maldita esperanza, porque la próxima vez
que lo vea, me aseguraré de acercarlo lo suficiente para oler su puto veneno.
Tres días no es nada, puedo manejarlo bien. Son los secretos con los que no 263
puedo lidiar. Maldito CEK y su mierda. Sabía que estaban detrás de algo.
No había forma de que Eli estuviera merodeando por Mayhem solo por mi
pene y la vagina de Lilith.
Bueno, quizás sí de Lilith...
Justo cuando regresamos al valle, Cartier sale corriendo de la casa,
saludando a sus espaldas.
—Para que lo sepan, un par de padres están en el búnker esperándolos
a todos. —El búnker está justo entre la casa del lago y la casa de Killian,
enterrado bajo tierra y solo se puede acceder a él por una trampilla de acero.
Su espacio es tan grande como dos campos de fútbol y es donde hacemos…
mierda más cuestionable. Quiero decir, hay un maldito horno ahí abajo...
solo digo.
—Genial —murmuro, viendo que Lilith continúa pasando las puertas
del lado de King y Perse, sin duda regresando a la casa del lago.
—¿Sabe que es como una caminata de tres horas hasta la casa del lago?
¿Y está herida? Tiene mucha sangre. —Las preguntas de Cartier no hacen
nada para calmar mi ira. Agarro el cuello de mi camiseta y me la quito,
envolviéndola alrededor de mis nudillos que todavía están sangrando.
Los ojos de Cartier se posan en ellos.
—¿Qué diablos pasó y dónde está Eli?
Me aparto de ella, me subo a mi moto que está estacionada en el camino
y la enciendo. No me preocupo por las preguntas de Cartier, porque sin duda
solo habrá más. Necesito llegar a ese maldito búnker, y necesito llegar allí
ahora. Obviamente, nuestros padres saben algo que nosotros no, y cuanto
más tiempo esté aquí esperando, más tiempo tienen para decidir que no nos
lo dirán.
—¡Te enviaré al Doc!
Aprieto el acelerador y me lanzo hacia adelante, molesto por la cantidad
de espacio que ocupa todo en mi cabeza. Necesito ir a hablar con nuestros
padres y luego salir a la pista para aclarar mi mente. Escucho el resto de
las motocicletas de los Brothers gritar detrás de mí, pero no me molesto en
ver. Todos nos dirigimos al mismo lugar, y sé que, si se le da el tiempo
suficiente, uno de ellos me hará enojar.
Levantando el soporte de mi moto, comienzo a caminar hacia la
escotilla que conduce al búnker cuando una mano llega a mi brazo.
—Ky…
264
Me vuelvo hacia King.
—¿Qué?
—¿Vamos a hablar de todo lo que pasó?
—No. —Me doy la vuelta, pero me detiene de nuevo.
—Necesito decirte algo…
—No quiero escucharlo, King. —Aprieto el pestillo de metal para
levantar el sello hermético, sus siguientes palabras me golpean como una
tonelada de ladrillos.
—Él se fue, hermano. Le dio diez años.
—¿Qué? —Entrecierro los ojos—. ¿Qué quieres decir con diez años? ¿Y
quién diablos es esa persona Kennedy en realidad si tiene suficiente fuerza
para joder no solo con nosotros, sino también con los King? —Doy otro paso
hacia él, inclinando la cabeza—. ¿A menos que sepas algo que yo no?
—No lo hago —dice King, sus ojos clavados en los míos. King es un
maldito mentiroso, pero no lo es ahora. Es un hombre de orden y estructura,
y mentirá si fuera necesario, pero esto no entra en esa categoría.
—Pero entiendo lo que estás diciendo. Lo único es que conocemos a
Kennedy y Patience, Ky. Ya terminaron. Lilith tiene a las Dolls a su
disposición. Ella mató a Kij, el último corredor en pie, y ahora Kennedy está
huyendo y desesperada. Tenemos al último de sus soldados, mira ahí abajo.
—Señala a la entrada del búnker—. Así que no, no creo que sea alguien a
quien no conozcamos.
—¿Y qué? —pregunta Killian, apoyándose en su moto—. Entonces ella
tiene algo que queremos.
—Sí. —Miro a Keaton y a sus pequeños dos centavos—. Tiene al puto
Eli.
Killian niega.
—No, hombre. Es otra cosa. Tiene algo sobre Eli o los King. Lo está
usando como una forma de mantenerse con vida.
Abro la escotilla y la tapa.
—Estoy a unos tres segundos de matar a alguien y prefiero hacerlo sin
que nuestros padres esperen.
Engancho mi pie en la escalera y me muevo hacia abajo, dejándome
caer sobre el piso de concreto una vez que toco el fondo. El búnker está 265
diseñado en una gran línea, con habitaciones separadas por diferentes
razones. Me dirijo por el pasillo, las luces se encienden sobre nosotros
cuando pasamos. Tener a los Cuatro Padres aquí debería ser alarmante,
pero debido a todos los eventos actuales, no tengo ninguna duda de que
están aquí más para hablar de negocios y menos sobre lo que ha estado
sucediendo con Patience.
Una vez que llego a la sala de conferencias, abro la puerta a todos. Una
mesa rectangular se encuentra en medio, con sillas de cuero escondidas
debajo. Una sola luz cuelga del techo, flotando justo encima de la mesa, y
un solo televisor cuelga en la pared opuesta a donde está sentado Kauis.
—Qué bueno que todos estén aquí. —Nuestras madres no están aquí,
así que eso es una ventaja, ya que la mayoría de ellas son las que manejan
el estrecho barco—. Tomen asiento. —Kauis señala las sillas vacías—.
Probablemente todos se estén preguntando por qué los llamé aquí hoy, y
apuesto a que están equivocados.
Saco mis cigarrillos, esperando a que dé una charla sobre cómo
tenemos que volver a la carretera o que haremos una gira internacional para
recuperar el dinero perdido, como si lo necesitáramos. No lo hacemos.
Midnight Mayhem es una empresa comercial de mil millones de dólares, y
las familias de los Brothers de Kiznitch están todas en la lista de Forbes.
Pero como siempre dice mi papá, la razón por la que somos como somos es
porque todos trabajamos para llegar allí. Los multimillonarios no se vuelven
perezosos; se vuelven más ricos.
—Sé lo que Patience tiene sobre Eli Rebellis, pero cuando les diga la
siguiente información, debo tener su palabra de que no saldrá de esta
habitación. —Hago una pausa, el cigarrillo cuelga entre mis dientes. Kauis
curva su dedo y una mujer sale de las sombras, su rostro completamente
vestido con un velo de seda negro. Lleva una bandeja de plata, una que he
visto muchas veces antes.
La señalo con mi cigarrillo.
—¿Nuestra palabra no es suficiente? ¿Quieres un juramento de sangre?
Kallisto, el padre de Killian, se gira en su silla para vernos a todos.
—Esto es más profundo que tú, Kyrin. Más profundo que cualquier
cosa que todos pudieran haber hecho. Todos entraron imprudentemente en
lo que podrían haber sido sus propias muertes, ¿todo para qué? —Nos mira
a todos, y de repente soy un niño otra vez y el tío Kal no pudo mojar su
galleta en el tarro de galletas—. ¿Por tu orgullo?
266
—Escucharás esta vez. —Kauis de nuevo, mientras enrolla la caña de
un grueso cigarro entre sus dedos. Le hace un gesto a la joven y ella
comienza su recorrido alrededor de la mesa mientras cada persona se corta
el dedo y deja caer su parte de sangre en la taza—. Eli se fue. No lo busques.
Aprieto la mandíbula. Joder, no lo haré.
—¡Kyrin! —rompe mi padre y mis ojos vuelan hacia los suyos—. Esto
es serio.
Tomo el antiguo cuchillo, presiono la punta contra mi dedo y dejo caer
mi sangre sobre el papel que está extendido. Vuelvo a colocar el cuchillo en
la bandeja y miro a mi padre y a Kauis.
—Lo sé, pero te estás engañando si crees que no voy a encontrar a Eli
y a montar el infierno mientras lo hago.
—Hijo. —El tono de Kauis se suaviza. Es extraño en él, ya que siempre
usa la fuerza. Incluso con sus palabras—. Te garantizo que no lo buscarás.
34
Lilith

C
uando entré por primera vez en esta casa, pensé que era
demasiado grande. Demasiado enorme, al menos para solo
dos dormitorios. Me equivoqué. Ahora, teniendo a las seis
Dolls dentro, sin incluir a Bear, podría ser más grande.
Siempre me han admirado. Lo sabía. Fuimos criadas juntas en su mayoría,
o al menos todas excepto Wolf.
—Todas tenemos que hablar. —No es mi mejor comienzo para el
discurso que he estado recitando desde que llegué aquí, pero lo aceptaré. 267
Me aferro al hecho de que en tres días obtendré información sobre Eli. En
tres días, incluso podría verlo.
Las seis están sentadas alrededor del salón. Dos en el suelo, tres en el
sofá más largo, una en el sillón. Wolf es la única con la que realmente
hablaba que no fuera Bear. Está Bee, quien tiene el cabello color miel que
le cae por la espalda, con ojos a juego. Es más alta que todas, mide alrededor
de uno cincuenta y cinco. Luego está Siren, quien tiene el cabello largo y
oscuro y extraños ojos almendrados. No parece normal. De hecho, es
extraña en general. Aunque... han dicho cosas peores de mí. Lamb es joven,
con cabello oscuro y rizado y piel oscura. Es la que atrae a todas las demás
chicas. Tiene una bondad sobre ella que ninguna de nosotras llevamos. La
necesitamos mucho, al menos lo hacían. Solo confiaba en su comodidad
para el resto de ellas. También ve a través de la mierda, así que no puedo
quedarme a su alrededor. Y luego está Puppy. Con ojos de cierva y cara en
forma de corazón, es la fantasía húmeda de todo hombre cuando se trata de
tener sexo con las amigas de sus hijas. Todas las Dolls están creadas para
la perfección. Sin embargo, sus personalidades, bueno...
Wolf, con sus ojos grises y cabello rubio, vi mucho de mí en ella cuando
se convirtió, que fue justo después de conocer a Eli. Fue arrancada de un
lugar en Suiza y rota, quebrada y moldeada para ser lo que es ahora.
Da golpecitos con los dedos en el mango.
—Estamos a tu disposición, Lilith. Sabes que no nos inclinamos ante
nadie más que tú.
—Ya no estamos en Patience. —Las miro a todas, estudiando sus
rostros—. Pueden ser libre ahora. Vivir la vida que quieran vivir.
El silencio es fuerte. Todos sus cerebros intentan trabajar con las
palabras que acabo de decir.
Lamb es la primera.
—No queremos hacerlo. Queremos quedarnos contigo. —Están
condicionadas para esta vida, a tener dueño y amo.
Cerrando los ojos, me masajeo las sienes. Pero cada vez que los cierro,
Eli me está mirando.
—Muy bien. Denme un segundo, ¿de acuerdo? —Todas pestañan hacia
mí. Tomo el teléfono de la mesa y me dirijo a la cocina, marcando el número
de Perse. Ella y yo no hemos hablado desde su hostilidad.
Responde.
—¿Lilith? —Su tono es diferente, pero no me importa. Necesito un plan
268
y no creo conseguirlo sin ella. Tengo que respetar que dirige este programa
y que todo tiene que pasar por ella antes de que se asiente en mi cabeza.
—Soy yo. ¿Podemos hablar?
—Espera. —La escucho arrastrando los pies en el fondo, y apoyo mi
teléfono contra mi oreja, volviéndome para ver qué están haciendo las Dolls.
Wolf encendió la televisión, el volumen de los altavoces subió a un nivel lo
suficientemente alto como para ahogar la conversación que estoy a punto
de tener—. Está bien, soy toda oídos. Habría ido allí, pero comencé un ritual
en el que no salgo una vez que se pone el sol. Me baño, me pongo mi
mascarilla, escucho música trap y hago la cena. Estoy intentando todo el
asunto de la maternidad, en lo que probablemente todavía fallaré —divaga,
y mi ojo se mueve. No sé cómo la maneja alguien como King, pero, de nuevo,
si se parece en algo a Bear, que supongo que tendrían que tener algunas
similitudes, tiene toda una caja secreta de personalidades que solo abre
para las personas que ama—. Lo siento, estoy divagando. El embarazo me
ha vuelto rara.
Sí, estoy seguro de que eso es...
—Está bien. Si significa algo para ti, lo cual estoy segura de que no es
así, ya que me odias y todo eso, creo que serás una gran madre.
Hace una pausa y escucho un gemido antes de una pesada exhalación.
—No te odio. Te odié, pero eso fue porque pensé que estabas aquí para
lastimar a mi familia. Kyrin es mi familia, para que quede claro. Estos chicos
actúan con dureza y rudeza, pero en el fondo, todos necesitan que alguien
los cuide, y hasta que tengan la suya, yo soy esa persona. Cuando apareciste
en escena, no me agradaste al instante porque lo supe. Sabía que estabas
con Patience y tenía razón. Aunque me alegro de que todos los de allí estén
muertos.
Me congelo, mi dedo que estaba golpeando el mostrador de mármol se
detuvo en el aire.
—¿Todos muertos? ¿Eso es lo que te dijeron?
—Bueno, aparte de los que tenían en el búnker, y las Dolls como las
llaman, sí. —No sabe que Dove está viva.
King está tan jodidamente muerto.
No es mi secreto para contar, y Perse y yo no somos lo suficientemente
amigas como para sentirme obligada a contárselo, así que paso a la razón
por la que la llamé.
269
—Sí, en realidad es por eso que llamo.
—Quieres que se queden.
—Bueno, para ser honesta. —Me levanto del taburete y me dirijo a la
nevera en busca de una bebida. Algo sin alcohol. Me decanto por la leche—
. No estaba segura si quisiera quedarme.
—No —dice Perse, mordiendo algo—. Tienes que hacerlo. Eres Kiznitch,
y, además, sabes demasiado... —Entonces le dijeron algo, porque sabe que
mi madre es originaria de Kiznitch. Odio las mentiras y los secretos. Son
solo minas terrestres verbales. Nunca se sabe cuándo te pararás sobre una.
—Bueno, me quedaré, lo decidí. Necesito actuar. Necesito ser libre, lejos
de todo y de todos, aunque sea solo por unos minutos.
—De hecho, te daré más de unos minutos.
—Déjame decir lo que necesito decirte primero. —Tomo un sorbo de
leche, deseando tener un porro para calmar mis nervios. Malditos Kyrin y
Eli. Me gustaba más cuando no me importaba—. Las Dolls, necesito que se
queden. Puedo administrarlas para asegurarme de que tengan un conjunto
diferente cada vez, pero creo que pueden ser útiles para el espectáculo.
Hacer algo diferente.
—Hmmm —murmura Perse—. ¿Qué harán?
—Es más lo que no pueden hacer. Todas, obviamente, bailan, actúan,
cantan. Pero pueden hacer cualquier cosa siempre que estén juntas. Estaba
pensando en tubos. Una escena sexy con ellas haría que la gente se
entusiasmara, y me di cuenta de que no tenías bailarinas de tubo.
—Cierto. Era algo que estaba buscando hacer, pero por la forma en que
todos se están queriendo últimamente, la probabilidad de que alguna de las
chicas esté en el tubo es pequeña, considerando que los Brothers parecen
tener una racha psicópata una vez que orinan en su lugar. —Parpadeo.
Cuanto más hablo con Perse, más me siento a gusto con ella. Su ruidosa
naturaleza es refrescante después de ser mordida con su rencoroso
mordisco cuando la conocí por primera vez. Todo está cayendo lentamente
en el fondo de mi mente.
—¿Entonces qué dices?
—Digo que sí —está de acuerdo, y escuchar la respuesta de ella me
tranquiliza instantáneamente. Ahora puedo pensar en formas en las que
puedo trabajar con ellas—. Siempre que entiendas que cualquier cosa que
hagan, tú serás la responsable. Puedo descansar sabiendo que Patience está 270
muerto ahora, y por lo que King me ha dicho, esas chicas te ven como a una
diosa, así que cuento solo con esas dos cosas para permitir esto. Mantenlas
en línea.
—Lo haré. —Alejo mi vaso, apretando mi teléfono en mi mano. Esto
debería darme algo que hacer durante tres días.
Tres malditos días.
—Tengo que irme. King regresará pronto de la conferencia con los
Padres, y cada vez que está con ellos, necesita al menos cuatro horas para
relajarse.
—Suena tedioso.
—Estoy siendo una buena esposa.
—Alguien tiene que hacerlo...
Se ríe, finalmente una risa de verdad.
—No eres mala, Lilith.
—Igual. —Cuelgo y me vuelvo para ver a las Dolls, que están viendo un
extraño documental en la televisión. ¿Qué diablos haré con ellas y dónde
diablos está Kyrin? Entro en el salón y, como robots, todos sus ojos me
siguen—. Buenas noticias. Todas permanecerán en Midnight Mayhem. Me
responderán a mí, pero respetarán a todos aquí y las tratarán como a mí.
—No podemos hacer eso y lo sabes. —Wolf y su ágil boca.
Suspiro.
—Lo sé, pero ¿podrían intentarlo?
Todas asienten.
—Lo siguiente que necesito decirles es que se quedarán aquí esta
noche, pero solo hay otro dormitorio y este salón. Tres pueden dormir en la
habitación y tres aquí, o pueden sacar los colchones y dormir todas en ellos.
No me molesta. Mañana, después de que todas hayamos dormido lo
suficiente, encontraré algo más permanente. —El dinero no es un problema
para mí. Tengo acceso a las cuentas a las que tuvo acceso Kosta cuando
estaba vivo. Legalmente, todo se me pasó a mí. No soy rica en Kiznitch,
obviamente, porque casi nadie lo es, pero estoy bastante bien—. Les
conseguiremos algo de ropa y también lo resolveremos.
Todas me ven sin comprender. Oh, Dios. Será como intentar contener
a gatos callejeros. Cruzo los dedos frente a mí.
—Midnight Mayhem es diferente. Supongo que no tengo que decirles 271
todo eso porque la mayoría de ustedes ya lo saben. Aquí, ganarán su propio
dinero y tendrán su propia vida. Estoy aquí para guiarlas y ser lo que
necesiten que sea, pero mi esperanza para todas es que eventualmente no
me necesiten tanto como ahora. Sin embargo, espero que se queden en el
espectáculo, sea lo que sea que elijan hacer.
—Lilith —susurra Lamb, acercándose para tocar mi mano—. No somos
tan malas como crees. No somos robots, tenemos esto. Algunas —miró de
reojo a Bee y a Puppy—, podríamos necesitar un poco más de tiempo para
adaptarnos, si sabes a qué me refiero.
Aprieto su mano en la mía.
—Gracias, Lamb. —Pongo los ojos en blanco—. Otra cosa, por favor
comiencen a usar sus nombres originales nuevamente. No puedo
recordarlos, así que comencemos con eso y luego podremos ver una película.
—Me inclino y le tiendo la mano a Lamb—. Soy Lilith.
Lamb mira mi mano antes de deslizar la suya en la mía.
—Jesenia.
Bee es la siguiente.
—Devney.
Siren asiente.
—Goldie. —Luego aparta la mirada tímidamente—. No preguntes.
Puppy me sonríe.
—Victoria. —Tiene sentido. Parece una Victoria.
Finalmente, me muevo hacia Wolf, quien me sonríe con llamas
hirviendo detrás de sus ojos.
—Me quedo con Wolf.

Limpiar la muerte de tu piel siempre cuesta. Es como si te estuvieras


bautizando. Como si estuvieras lavando tus pecados junto con el agua sucia.
Te vas por el desagüe, junto con todo lo que hiciste hoy. Tres días. Esas
palabras se quedan pegadas a mi cerebro como arroz blanco, incluso
mientras froto círculos de jabón sobre mi piel. 272
Tres días.
Hago una pausa cuando escucho que se abre la puerta, doblando mis
dedos alrededor del panel de vidrio para ver quién es. No sería la primera
vez que las Dolls hacen algo inapropiado sin darse cuenta.
Kyrin está de pie al otro lado, con el torso desnudo y la camiseta
envuelta alrededor de los nudillos, usando vaqueros con manchas de sangre
seca por todos lados.
—Ven aquí…
Me mira sin comprender, una oscura expresión nubla su rostro. Como
si los demonios con los que vive fueran muy pesados hoy por la carga extra
de equipaje. Empieza a caminar hacia mí, arrastrando los pies. Cuando está
lo suficientemente cerca, llevo mi mano a su rostro, rozando con mis yemas
los afilados bordes de su mandíbula y pómulos. Toma aire.
—Yo…
—Shhh. —Presiono mi dedo contra sus labios—. No hables. —Empiezo
a desenvolver su puño, ignorando el retorcimiento en mis huesos de que
algo anda mal. Sea lo que sea, puede esperar.
Hace una mueca, como si le doliera físicamente dejarme tocarlo, y aquí
es donde lo sé. Sé que no puede haber un él y un yo sin Eli. Lo sabía desde
el principio, pero ahora más aún.
Empiezo a darme la vuelta, a deslizarme bajo la ducha cuando su boca
está sobre la mía. Me besa suavemente, como si tuviéramos todo el tiempo
del mundo, cuando en realidad solo tenemos tres días.

Son las cuatro de la mañana, pero todavía no puedo dormir.


Alcanzando a Kyrin, mi mano aterriza en su lado, vacío, helado como si no
hubiera estado allí por algún tiempo. Arrastrando la sábana conmigo y
girándola alrededor de mi cuerpo, bajo de puntillas las escaleras que
conducen a la sala de estar. Las Dolls están dormidas, tendidas en el suelo.
Mi pecho se llena de calor, porque salieron. Ya no tendrán que ser esclavas
del sistema. Si muero mañana, puedo morir en paz sabiendo que Patience
ya no existe, pero todavía tengo una cuenta más que saldar y no descansaré
hasta que termine. Kennedy es mía. Lavaré mi cabello con su sangre y me
cepillaré los dientes con la médula de sus huesos. Cada respiración que
273
toma ahora mismo cuenta.
La silenciosa charla me detiene, y miro hacia la cocina para ver el borde
de Kyrin, recostado en una silla de cocina sin camiseta. Lo que pasó entre
nosotros esta noche no fue algo que volvería a experimentar. Fue un adiós,
un hola y un lo siento todo en uno. Vi una imagen más grande de Kyrin esta
noche, y ahora no quiero dejarla pasar. Dejarlo ir. Pelearé por él, por su
dolor y rabia, por los tres. Dos días.
Continúo bajando los escalones y me detengo cuando escucho a otra
mujer allí con él. Ahora, antes de continuar, necesito recordarme que no soy
del tipo celoso. Hasta hace un mes, no me importaba lo suficiente como para
estar celosa de nadie, pero ahora mismo, en este momento, puedo sentir el
líquido verde oscuro de los celos burbujeando por mis venas.
Doy un paso hacia atrás y regreso al dormitorio. Me quedo allí inmóvil
durante horas. No me doy cuenta de cuánto tiempo ha pasado hasta que vi
el despertador en la mesita de noche.
7:43 a.m.
Me deslizo fuera de la cama de nuevo y me pongo algo de ropa.
Pantalones de yoga y sujetador deportivo con top corto. Lo suficientemente
simple como para hacer lo que necesito hacer hoy, que incluye ejercicio,
desafortunadamente. Cuando llegué al salón, las Dolls ya estaban
despiertas, desayunando y doblando su ropa de cama.
Miro a mi alrededor entre todas.
—¿Alguna de ustedes ha visto a Kyrin?
Wolf empuja la cabeza por encima del hombro.
—Está en la cocina con la chica. —La chica. Lo que significa que,
obviamente, todavía está aquí. Empiezo a caminar hacia la cocina, pensando
en quien sea esta perra, cuando me detengo y encuentro a Perse y a Saskia
ahí, sin Kyrin a la vista.
Suspiro, mis hombros se relajan.
—Dios. ¿Quién de ustedes estuvo aquí temprano esta mañana
hablando con Kyrin?
Ambas se miran entre sí. Perse agacha la cabeza y se lleva la taza a los
labios mientras Sass se aclara la garganta.
—Ninguna. ¿Había alguien aquí anoche con él?
274
Me bajo en la silla.
—Sí. ¿Quién era? —Nunca les he preguntado sobre los antecedentes de
Kyrin o las chicas con las que se ha acostado, porque hasta este momento,
no me importaba. Lo mismo con Eli. Pero ahora me importa, y una vez más
estoy maldiciendo a estos malditos chicos.
—La Doc, probablemente. Sus nudillos necesitaban puntos, por lo que
probablemente solo estaba haciendo su trabajo. —Perse suelta un pequeño
gemido, bajando su taza a la mesa—. Y digo eso porque realmente me
gustas, pero Kyrin y ella tienen historia.
—¡Perse! —la regaña Sass—. Esa es una base que se necesita saber.
Perse mueve sus dedos hacia mí.
—Lo sé. Y esto es necesario saberlo.
Sass todavía la está viendo cuando le digo:
—Está bien. Solo esta mañana me di cuenta de que ninguno de sus
pasados me había molestado antes. Hasta ahora. —Me muevo en mi silla—
. Tenemos que averiguar cómo puedo volver a que no me importe.
—Doc es una mujer de treinta y tantos que está casada con uno de los
Demonios de los Ángeles y del equipo de Ángeles y Demonios. Tenía una
“aventura” con Kyrin y se enganchaban a menudo. De esa manera, Kyrin no
tenía que preocuparse por sus sentimientos por él, pero siempre terminaba
bien.
Entrecierro los ojos hacia Sass.
—¿Por qué usaste citas cuando dijiste una aventura?
Ella se levanta de su silla y se dirige a la cocina, abre los armarios hasta
que encuentra un paquete de papas fritas y regresa a la mesa. Me pregunto
si Sass sabe sobre Dove, o si también se lo está ocultando a Perse. Me
recuerdo que no es asunto mío, pero cuanto más tiempo paso con Perse,
más me agrada. Una vez que me gusta, todos están jodidos porque volaré
todo su lugar contándole sobre Dove.
—Bueno, todos son abiertos. Ninguno es monógamo. En realidad, la
mayoría de la gente de Kiznitch lo es, incluidos algunos de los Padres. Son
muy... sexuales.
—Ehhh. —Inclino la cabeza—. Puedes ser sexual con una persona.
—En primer lugar —dice Perse, con papas fritas en la mano mientras
se baja a la silla—. Tienes a dos, no a uno, así que tu opinión no cuenta. — 275
Muerde su papa y chupa la sal de su dedo—. Yo no, tampoco Sass aquí,
pero hay muchos que lo están. Tiene sentido para ellos, sabes.
—Totalmente. —Me recuesto en mi silla—. ¿Entonces esta doctora?
—Sí, se encarga de todas las lesiones que sufrimos y también se ocupa
de nuestra fisioterapia.
—No me importa eso. ¿Cuánto tiempo?
Sass y Perse se miran de nuevo.
—Dos años, que sepamos. —Perse se inclina hacia adelante—. ¡Oye! No
importa. He visto la forma en que te ve a ti y a Eli. No hay nada que pueda
acercarse a la forma en que los observa a ambos. No te preocupes,
probablemente estaba aquí cosiéndolo.
Antes de que pueda detenerme, mi boca se abre.
—Algo estaba mal anoche. Él era diferente. Creo que cuando se trata
de él, de mí y de Eli, ninguno de nosotros puede existir sin el otro. Es como
si hubiera un agujero entre nosotros cuando Eli no está aquí, y se siente
vacío. —Ninguna de las dos dice una palabra, así que continúo—. No creo
que me quiera si Eli no está aquí.
—Estoy segura de que eso no es cierto… —agrega Sass, siempre
optimista. Apoya su mano sobre la mía—. Te ama, Lilith. Sí, a los dos, pero
todos construyeron un vínculo y una relación entre ustedes.
—Bueno, me está alejando. Lo siento. —Veo la mirada de Perse,
desesperada por cambiar de tema—. Es posible que compre una casa
rodante para las Dolls, y probablemente para mí.
Perse sonríe, pero las comisuras de su boca permanecen tensas.
—Seguro. Déjamelo a mí. Creo que ya tengo uno que sería adecuada.
—Empujándose de su silla, toma su teléfono de la mesa—. Tengo que
regresar. King se pone ansioso si no puede verme durante más de treinta
minutos. Con Kennedy todavía en alguna parte, creo que lo está poniendo
más tenso. ¿Las veré más tarde, chicas?
—Claro —digo, viéndola mientras sale por la puerta principal.
Mantengo mis ojos fijos en la manchada madera, esperando que las palabras
se filtren de mi cerebro a mi boca. Siempre he sentido una conexión con
Saskia, y probablemente tiene algo que ver con nuestro vínculo de trauma,
de la misma manera que lo hago con las otras Dolls, pero me gustaría pensar 276
que es más profundo que eso. Puedo confiar en ella como en una igual, no
como alguien a quien solo le agrado porque siente que tiene que hacerlo.
Los lazos que las Dolls sienten hacia mí eventualmente se romperán algún
día, y ¿qué quedará después de que eso suceda? No lo sabré. La
imprevisibilidad me incomoda, especialmente cuando se trata de amistades,
ya que nunca he tenido ninguna, excepto Bear y Saskia.
—Sabes que te está alejando porque no quiere lastimarte, ¿verdad?
Me río, moviendo la cabeza hacia atrás.
—Eso es demasiado cliché para Kyrin y lo sabes. —Mi risa se apaga
mientras veo a la distancia. Parece que no puedo concentrarme en nada
durante más de dos segundos. Dos días. A menos que sea lo único que me
mantenga tranquila en este momento. Y eso es ver a Eli en dos días, o al
menos, obtener más información.
—Cierto. —Suspira Sass, reclinándose en su silla—. ¿Quieres
emborracharte esta noche? Quizás distraerte de Eli.
Curvo mis labios debajo de mis dientes y muerdo los suaves cojines de
mi boca.
—Sí. ¿Pueden venir las Dolls? Tal vez podamos ver lo que tienen en la
tienda.
Saskia chasquea los dedos.
—Esa es una gran idea. Sacaré mis palos de fuego.
—Suena peligroso. —Sonrío detrás de mi vaso de leche—. Estoy dentro.

277
35
Eli
Hace años.

M
i teléfono sonó en mi bolsillo. Miré a Bishop y a Nate con
una ceja levantada.
—Número desconocido.
Bishop se lamió la muñeca, atravesando mi casa y hacia la puerta de
entrada. 278
—Contesta. Somos los que enviamos los mensajes de texto y hacemos
las llamadas telefónicas desconocidas, no al revés.
—¿Qué, como una libélula? —Sostuve su mirada—. ¿Podemos brillar
para ellos, pero ellos no pueden brillar para nosotros?
—Exactamente. —Dio un movimiento de cabeza—. Lideramos el camino,
y ellos lo siguen. Como una libélula.
Esperé hasta que cerró la puerta detrás de él y de Nate antes de sacar
mi teléfono, desbloquearlo y llevarlo a mi oreja.
—¿Qué?
—¿Habla un Rebellis? —La voz al otro lado del teléfono no era
reconocible. Estaba seguro de que no lo conocía.
—¿Por qué? —Empecé a ver alrededor de mi casa. Solo unas pocas
personas conocían este número, pero supuse que, si lo querías lo suficiente,
sería fácil averiguarlo.
—Necesito un favor —dijo simplemente, y los pelos de la parte de atrás
de mi cuello se erizaron.
—Ahora, ¿por qué haría eso? ¿No quieres calentarme un poco primero?
¿Quizás darle un poco de lubricante?
La línea se quedó en silencio. Puse los ojos en blanco.
—¿Quién habla y qué quieres? —Estábamos en lo más profundo de la
mierda con la chica nueva en la escuela; no tenía tiempo para esto.
—Te enviaré algunas fotos. Si no quieres que esto salga, querrás
escucharme y querrás hacerlo muy atentamente. —Mi teléfono sonó y lo bajé,
haciendo clic en el enlace que envió. Eran fotos de mi hermano Brantley y otra
chica cuando era niño. Fotos feas.
Apreté los dientes.
—¿Quién diablos habla?
—Necesito un favor, y debe ser entre tú y yo.
Me reí entre dientes, subí las escaleras y regresé a mi habitación.
—No acepto órdenes de nadie, y si sabes quién soy, entonces sabes que
tampoco guardo secretos de mis hermanos.
—Lo harás esta vez, porque esa foto puede dañar a tu mejor amigo, y
además de eso, sabes que no quieres ser quien le diga lo vil que es su propio
padre. —Estaba en lo correcto. No lo deseaba. Lucan Vitiosis era un monstruo.
Uno con el que nadie quería tener un problema. Sin embargo, entrenó a su hijo 279
monstruo perfectamente. Estaba casi seguro de que Brantley estaba tan
jodido como su padre, pero cuando pensé en la foto que acababa de ver, tal
vez había una razón por la que era como era. Pero ¿quién era la chica de la
foto con él? Parecía joven. Ingenua. Inocente.
—Habla. —Agité la cortina fuera del camino para ver hacia el camino de
entrada, verificando cualquier movimiento.
—¿Alguna vez has oído hablar de los hermanos de Kiznitch? —Palidecí.
—¿Cual eres?
—Kyrin. Neron.
—Ahhh —chasqueé la lengua, moviéndome a través de la habitación
para sentarme en el sofá que estaba escondido en la esquina. Apoyé mi tobillo
sobre mi rodilla. Ese whisky se veía bien ahora mismo. Verifiqué la hora en
mi Rolex. Mierda. Eran solo las diez de la mañana—. ¿Por qué me llamas?
—Tengo una hermana.
—Lo siento por ti. Debe ser horrible. —Las palabras rebotaron por las
paredes de mi fría y muerta casa. Ser el hermano menor de uno era divertido
hasta que nuestros padres morían y solo éramos él y yo. La única razón por
la que se nos permitía seguir viviendo sin guardianes era porque, bueno,
éramos Elite King. Teníamos tanto dinero como poder. Intocables.
—Acabo de golpear a un tipo que la violó esta noche.
—Felicitaciones. ¿Cómo lo hiciste? ¿Fue interesante?
—Vete a la mierda.
—Mmmm, ¿no te gustaría...? —Alcancé el whisky de todos modos porque
esta conversación podría volverse interesante rápidamente.
—No, no lo haría. Mira, me dijeron que eras la persona a la cual llamar
si necesitaba protección adicional en Nueva York.
Miré a la distancia.
—No puedo imaginar a un Brother Kiznitch, hijo de los Cuatro Padres,
necesitando protección.
—No... ni yo. Es para mi hermana.
—¿Es atractiva?
—Hijo de puta, si pones un solo maldito dedo encima te lo cortaré. King
o no.
Volví a poner los ojos en blanco y sorbí mi bebida. Esperé hasta que el 280
líquido quemó los vellos de mi garganta antes de responder.
—Bien. Envíame los datos de su escuela. ¿Algo que deba saber? ¿Algo
que quieras que haga?
—Sí —agregó Kyrin—. Quiero que te asegures de que no sepa que la
estás vigilando. Como sabes, no puedo estar en suelo estadounidense todo el
tiempo. Necesito a alguien aquí para vigilarla.
—Hecho.
Me recosté en mi silla después de colgar con él, con una sonrisa en mi
rostro.
—Mmm, esto podría ser divertido. —Pero incluso mientras los
pensamientos pasaban por mi mente, supe que no lo haría.
No me metería con ella, y no era solo por el secreto de Brantley que
estaba escondiendo en su casa que no nos había contado. Era porque bueno,
carajos, ni siquiera sabía por qué...
36
Lilith

L
a música suena a través del sistema de sonido y pulsa
directamente en mi sangre, como una vía intravenosa que me
conecta con el artista. Le quito la botella de Grey Goose a
Cartier y voy al escenario.
—¡Muy bien! —La agito, señalando a todas las Dolls que nos están
mirando a Cartier, Saskia, Maya y a mí.
Dejo la botella en el suelo.
281
—Perse aceptó que bailen en el tubo.
—¡Bien! —agrega Wolf—. Eso es algo que todas podemos hacer.
—Y disfrutar —dice Jesenia, moviendo su cuerpo con el sonido. El
alcohol me está calentando de adentro hacia afuera y, de repente, dos días
no parecen tan lejanos. Para nada. Esta fue una gran idea.
El teléfono comienza a vibrar en mi mano y le hago señas para que
salten al escenario.
—Inventen un poco de mierda sobre la marcha. Yo me ocuparé del
resto. —Doy un paso atrás hacia las chicas, caigo en una de las sillas y abro
mis notificaciones. Aparece Instagram y deslizo el dedo para ver mi perfil.
No lo he visto mucho últimamente. Con todo lo que ha estado sucediendo,
me ha costado mucho encontrar alguna mierda que dar por esa aplicación.
Seguidores 734.8k Siguiendo 11
Suspiro, masajeando mi cabeza.
—¿Qué significa Instagram?
—Significa que les gustas —dice Maya, entregándome un porro a medio
fumar.
Tomo el humo marrón de ella y lo llevo a mis labios.
—Bueno, son terribles jueces de carácter.
—Chica, tu personaje no es la razón por la que te siguen… —Saskia se
ríe, sosteniendo su vientre.
—¿Quién le dio marihuana? —pregunta Cartier, poniendo los ojos en
blanco—. La vuelve estúpida.
—Mmmm —canta Sass, con un brazo sobre su vientre y el otro sobre
sus ojos—. No sé. Me siento realmente bien en este momento.
Maya está en su teléfono, revisando su página de inicio cuando se
detiene, se mueve hacia atrás y hace una pausa.
Miro hacia lo que ella está viendo y desearía no haberlo hecho. Se siente
como si un puño de hierro hubiera atravesado mi pecho y me hubiera
arrancado el corazón y lo hubiera arrojado al suelo.
—¿Qué carajos?
—Mira, he visto este patrón —Maya ve a Saskia—… sin decir nombres.
Está haciendo esto para llamar la atención.
Cartier observa por encima del hombro de Maya, haciendo una pausa
en su solitario baile de fondo. 282
—Ahhh. —Su tono es tímido, como si estuviera aburrida o hubiera visto
la misma mierda varias veces antes. Probablemente lo ha hecho—. Ni
siquiera lo tomes en serio. Ese es mi hermano alejándote. Está desesperado.
Claramente. —Cartier retrocede, salta a una silla y hace rodar su cuerpo al
ritmo de la música. La voz de Ed Sheeran se filtra por el espacio. Amo la
música de Ed, pero no está tan loco como para sacarme de este pánico.
—Sí, bueno, estoy demasiado jodida para esto. —Tomo un trago largo
de alcohol, abro la aplicación en mi teléfono y hago clic en Instagram—
¿Dónde están?
—Esta noche hay una fogata en medio del valle. Mira, en cualquier otro
caso diría que sí, enloquece. Que se jodan los dos, ¡pero! —Maya toma mis
manos, alejando la botella de mis labios—. Tengo una mejor idea. ¿Quieres
jugar?
Busco en sus ojos verde oscuro con una mezcla de azul.
—Depende. ¿Qué sugieres que haga?
Maya chupa el porro, expulsando una espesa nube de anillos de humo.
—Hay una casa rodante en la que estoy casi segura de que no querrás
ingresar. —Se inclina—. Y resulta que uno de los hombres allí es el marido
de nuestra pequeña doctora. Y digo marido a la ligera.
Me levanto de mi silla, rozando su mano con la mía.
—Iremos.
—¡Adiós! —Saskia nos saluda, sin moverse de su lugar. Es una extraña
sensación, saber que cualquiera y todos pueden existir y vivir dentro de esta
pueblo y nunca tener que preocuparse por su seguridad.
Maya nos dirige fuera de la carpa, donde saludo a las Dolls que ya están
tomando forma con su baile. El clima fresco de noviembre me golpea en la
cara y me abrocho aún más la cremallera de la chaqueta de cuero, deseando
haberme puesto pantalones de verdad esta noche en lugar de la falda corta
y las botas hasta los muslos. Al menos están forradas de piel, supongo.
Las luces solares se alinean en la salida y la entrada de la tienda, así
como en los caminos que conducen a las casas. Maya nos dirige alrededor
del frente de la tienda y hacia un claro en un bosque.
Hago una pausa.
—Maya…
—Oh, vamos… —bromea, caminando hacia atrás mientras mantiene 283
sus ojos en mí—. ¿Asustada?
Poniendo un pie delante del otro, paso a empujones por delante de ella
y entro en el claro. Las ramitas se parten bajo mi tacón y las hojas se juntan
mientras el frío viento muerde el aire. Hay un camino por el que Maya nos
dirige, solo que esta vez, sin luces.
—¿Se quedan en el bosque? —pregunto, arqueando la ceja.
—Sí y no. Prefieren el estilo de vida de una casa rodante y una cabaña,
así que se quedan en el bosque, sí. Cuando lo piensas, es más tranquilo.
—Supongo —agrego, moviéndome a través de las ramas caídas que
necesitan ser removidas—. Siempre me ha gustado el bosque, pero no sé si
podría comprometerme a vivir en uno. Sin embargo, sé que es ahí donde
Bear siempre se ha sentido más en casa.
Las llamas se encienden y la música me lleva hasta donde hay un grupo
de hombres y algunas mujeres alrededor de una fogata. Sin embargo, no es
la fogata lo que me distrae, y si soy honesta, lo cual soy, no puedo contarles
ningún detalle sobre la mayoría de las personas aquí en este momento,
porque todos están desnudos y teniendo sexo, todos menos uno.
Él está en una silla, con los vaqueros desabotonados y sin camisa. El
cabello oscuro se esparce por su ancho pecho y una barba le llega hasta el
cuello. Grueso, oscuro y varonil.
Mierda.
Tiene una cabellera llena, aunque en este momento tiene un
desordenado peinado. Nos encuentra a Maya y a mí al instante, justo
cuando se lleva la botella de cerveza a los labios.
Pateando su pierna, empuja su cabeza.
—Maya, esta ya no es tu escena, boo. Date la vuelta ahora.
—Oh, lo sé. —Maya toma mi mano entre las suyas, acercándome a la
escena. Hay algunas cabañas en la distancia, autos caros y una casa
rodante. Es agradable estar aquí, casi como si estuvieras a un mundo de
distancia de The Village—. ¿Pero has oído hablar de Lilith?
Sus ojos encuentran los míos, su rodilla se agita mientras encierra los
labios debajo de los dientes. Cuanto más me acerco a él, más veo su edad.
No parecía tan viejo desde la distancia, pero ahora lo veo alrededor del borde
de sus ojos, ojos que son tan oscuros como todas las pesadillas que he
tenido.
—Lo hice. Lo último que supe es que tampoco pertenece aquí. 284
—Ah. —Maya se golpea la sien—. Pero ahí es donde te equivocas.
¿Verdad, Lil? —Ambos me ven, pero estoy demasiado ocupada estudiando
lo que sucede a mi alrededor para responder. Antes de que pueda decir algo,
estoy caminando hacia las personas más cercanas. Dos chicas y un chico.
Una chica monta la cara del hombre, mientras la otra rebota en su pene
como si fuera su juguete favorito.
Pongo mis dedos sobre su espalda desnuda. De un hombro al otro, los
paso antes de detenerme en su cabello. El cabello largo, limpio, rubio
decolorado le cae por la espalda, y lo envuelvo alrededor de mi puño con
fuerza, tirando de su cabeza hacia atrás. Ella me ve con ojos azul celeste.
Sonríe y un hoyuelo se hunde en su mejilla izquierda.
Manteniendo mis ojos fijos en el hombre barbudo, quien ahora está
apoyado en sus muslos con un interés despertado en sus ojos, paso mi
lengua por el borde de los labios hinchados de la chica, antes de besarla con
fuerza. Ella continúa montando el pene en el que está mientras mi lengua
juega con la suya. Pasando mi dedo por el costado de su cuello, aprieto su
pezón y lo muevo mientras muerdo su labio inferior.
No es hasta que veo hacia arriba y atrapo a Maya que me doy cuenta
de que está filmándome.
—No te asustes. Solo mis amigos cercanos tienen mi Snapchat.
Me encojo de hombros, continuando mi paseo alrededor de la pareja,
inspeccionándolos mientras actúo intrigada, pero la verdad es que no lo
estoy. El sexo es un arma para mí, y es la única que aprendí a usar durante
la mayor parte de mi vida. Sé cómo utilizarlo cuando es necesario y sé
cuándo manipularlo. Esto de aquí no es más que yo acariciando mi arma
como un gran juguete brillante. Amo los juguetes casi tanto como Kyrin,
solo que no rompo los míos. Les doy todo lo que siempre quisieron antes de
hacerlos inclinarse en mi presencia. Los hago depender de mí hasta que no
pueden respirar sin estar cerca de mí.
Y ahí es donde Kyrin y yo somos diferentes.
Pero también donde chocamos él y yo.
El sonido de los cuerpos golpeando se mezcla con el bajo intenso de
The Weeknd, y antes de que me dé cuenta, vuelvo al hombre barbudo.
—¿Frío? —pregunta, señalando mi chaqueta.
—Solo donde importa —respondo, desabrochando mi chaqueta y
dejándola en el suelo, quedándome en nada más que un pequeño bralette
que tiene lazos negros alrededor de mi caja torácica. Paso mis dedos por mi
285
cabello, arrastrándolo fuera de mi cara. No tengo ninguna duda de que Maya
está tomando fotos o enviando Snapchats, pero ya no me importa. Aquí es
donde necesito estar ahora mismo, porque si Kyrin quiere alejarme,
entonces tendrá que hacerlo más duro de lo que puedo tirar.
Mi largo cabello cae sobre un hombro mientras me apoyo en sus
gruesos muslos. Sus ojos se oscurecen cuanto más me acerco.
—Tus ojos realmente son de color lila.
—Lo son... —susurro, inclinándome mientras paso mi nariz por su
mandíbula.
—Jesucristo... —maldice en voz baja—. Eres diferente.
—Me han dicho eso. Pero aquí está la cuestión, tenemos un tipo de
interés común.
La comisura de su boca se mueve, pero no lo suficiente como para
llamarlo una sonrisa.
—Parece que sí.
—Entonces, ¿qué quieres hacer al respecto?
Su mano está en la parte de atrás de mi trasero antes de tirarme
directamente sobre su regazo. Mis piernas se abren y cuelgan a los lados
mientras clavo mis manos en su largo cabello, tirando de su cabeza hacia
atrás.
—No me toques a menos que diga que puedes hacerlo.
Ahora él sonríe y veo como su lengua se escapa y humedece su labio.
—Entiendo. ¿Problemas de límites?
—No. —Paso la palma de mi mano por su garganta y aprieto—.
Problemas de hombres.
—Qué tal esto… —dice, golpeando mi mano. Lo suelto hasta que inhala
profundamente. Tomando un trago de su cerveza, señala la casa rodante
detrás de él—. Mi amigo hace todos nuestros tatuajes. ¿Qué tal si entras
allí, y te haces algo? Esta piel desnuda me está poniendo ansioso y luego
podemos hablar de lo apretada que se sentirá tu dulce y pequeña vagina
envuelta alrededor de mi pene.
—Hmmm… —Ya no estoy interesada en el gran y aburrido hombre
debajo de mí, me levanto de la silla y me giro para mirar a Maya, quien
todavía sostiene su teléfono, pero sonríe—. Maya, vuelvo enseguida. 286
Me despide.
—Ve a buscar la cosa, chica. Estaré aquí para el espectáculo. —Antes
de abrir la puerta de la casa rodante, la escucho decir—: Y no estoy hablando
de sexo...
37
Kyrin

S
iempre me he considerado inteligente. Quiero decir, todos
también lo hacen. Nunca tomé decisiones tontas y siempre me
aseguré de atarme el pene, pero últimamente, desde que Lilith,
Eli y yo, principalmente Lilith, entramos, me he encontrado
jodido en la cabeza en más de un sentido. Estoy seguro de que el superpoder
de Lilith está extendiendo su oscuridad a las personas que la rodean, por lo
que no tiene que vivir sola en ella. Ya saben, en lugar de simplemente 287
moverse hacia la luz.
Kylie se frota sobre mi entrepierna, justo cuando mi teléfono comienza
a bailar contra mi pierna. Kylie, o como la mayoría de la gente la conoce
como Doc, ha sido una de mis preferidas durante un par de años. Ella y yo
tenemos un acuerdo, aunque las líneas entre ella y yo se difuminaron en
otra ocasión. La enderezo y está bien para ella. La saco de mi regazo, alcanzo
mi teléfono y veo un Snapchat de Maya. Por lo general, la ignoraría, sabiendo
que probablemente sea un vínculo a una organización benéfica en la que
quiere que todos invirtamos dinero, lo que hacemos, a menudo, o alguna
nueva rama de hierba que encontró, pero hago clic en ese molesto fantasma
amarillo porque sé que está con Lilith esta noche y conozco a las mujeres
Kiznitch.
Suelen tocarnos como un violín.
Kylie se inclina y presiona sus labios contra mi cuello.
—Iré a tomar una copa, entonces, ¿estás listo para llevarme a casa?
—Sí —murmuro, mi desinterés en ella es casi vergonzoso.
Abro Snapchat justo a tiempo para escuchar a Keaton estallar en
carcajadas. Malditos. Por supuesto que se transmitió en vivo para que todos
puedan verlo, porque ¿por qué no se conformaría con atormentarme con
fotos? Tenía que hacer una declaración.
Miro cómo Lilith comienza a caminar alrededor de la fogata de The
Woods, interesada en el sexo que ocurre a su alrededor.
Me recuesto en mi silla, con una sonrisa en mi boca. Esta es Lilith en
su campo de juego. Sé lo que está haciendo. Puede estar en este juego todo
lo que quiera, pero no cambiará la verdad, que es mía.
Toda jodidamente mía.
Incluso si ahora mismo, estoy siendo un idiota.
Besa a Angelica, agarrándole los pechos antes de continuar caminando
alrededor de la pareja y cerca de Luce.
Al instante, me siento con la espalda recta en mi silla. Malditamente no
lo haría. ¿Estar con otra mujer? Lo que sea. Sabe bien. Soy un caballero, no
voy a privar a otras mujeres de al menos probar la mejor comida que alguna
vez tendrían, pero ¿otro hombre? Diablos no. Rodarán cabezas.
Mi sonrisa se va y estoy frunciendo el ceño a mi teléfono.
—Maldita Maya. Es todo nuestro karma, creo —grita Killian en el
fondo—. Sin embargo, solo digo, joder, Lilith es otra cosa. No es una mujer 288
para cruzarse.
Cuando tira de su cabeza hacia atrás y le dice que solo la toque con su
permiso, me pongo de pie de un salto y mantengo mi teléfono bloqueado
mientras me dirijo a The Woods. No está lejos de aquí, a unos veinte minutos
a pie, así que, si me voy ahora, tendré tiempo para calmarme y no matarlos
a los dos. Y arrojar a Maya allí también, por si acaso.
—¡Tranquilo! —grita Keaton, trotando detrás de mí—. Yo iré. Asegúrate
de no matar a nadie.
—¿No deberías estar ocupada haciendo que tu pequeña novia civil te
atienda el pene?
Él no responde, no es que me importe porque todo lo que sigo viendo
es lo que está sucediendo en mi teléfono. Lilith comienza a caminar hacia la
casa rodante de Fallon. Fallon es nuestro artista, no solo de tatuajes, sino
también de producción. Hace todos los fondos y el trabajo de los medios
para la promoción.
Me enfrío, reduciendo el paso mientras nos dirigimos hacia el claro.
—Ella está en casa esperando. Necesito contarte algo sobre ella.
—¿Qué? —grito, volviéndome hacia él—. ¿No la tomas en serio y solo la
estás usando?
—No. Mierda.
—¿Bien, qué? —Llegamos al claro y sigo por el camino que conozco
como la palma de mi mano.
—No importa. —Niega. Siempre trato de tener más paciencia cuando se
trata de Keaton, por su pasado, pero el imbécil me pone a prueba—. ¿Le
constaste a Lilith sobre Eli?
La verdad de repente me pesa.
—¿Qué? ¿Parece que se lo he dicho?
—Hechos —afirma Keaton, y me detengo cuando llegamos a la fogata y
los ojos de Luce encuentran los míos. Maya, la pequeña mierda, está al otro
lado bailando al son de la música, perdida en su aturdimiento. Ignoro el
programa de sexo a mi lado.
—¿Dónde está? —pregunto, aunque sé que está en la casa rodante.
—La envié a hacerse un tatuaje. Pensé que te daría tiempo suficiente
para traer tu trasero aquí y reclamar el que es, con mucho, el trasero más
atractivo que he visto en mi vida. —Luce inclina la cabeza—. Sabes que me 289
gustan locas, Ky. Es como salsa picante para mí, todo lo demás sabe
insípido.
—¿Sí? —solté, pasando junto a él—. Bueno, tu salsa picante querrá
gotear en mis bolas si no vas a buscarla.
Abro la puerta de la casa rodante, justo a tiempo para que Lilith se
siente después de acostarse.
Me ignora, moviendo dedos.
—Ahora quiero las letras KING sobre mis dedos y REBEL sobre mi dedo
índice en una fuente diferente. Pensaré en el último tatuaje que me haré.
Fallon me mira desde detrás de sus lentes.
—¡Qué pasa hermano! ¿Es tuya?
—¡Ah! —Lilith levanta el dedo—. Sin hablar. —Aparta su cabello de su
cuello cuando atrapo el tatuaje recién entintado. La pequeña escritura es
como un collar alrededor de su cuello en pequeña letra cursiva. No puedo
ver lo que dice desde donde estoy parado, y sé que se quedará aquí hasta
que esté satisfecha, así que tomo asiento en una de las sillas y veo que
Fallon continúa con sus dedos. Pienso en gritarle. Estrangularla. Gritarle
mientras la estrangulo. Pero todos los escenarios terminan con mis bolas en
el fondo. No puedo tenerla. Ella no me querrá. Él. Ninguno de los dos. Solo
estoy haciendo el viaje más rápido.
Tan pronto como el zumbido de la pistola de tatuajes se detiene, me
doy cuenta de que no sé cuánto tiempo he estado sentado aquí, con la
cabeza movida hacia atrás y perdido en mis pensamientos. Pero tuve
suficiente tiempo para pensar. La amo. Lo amo a él. Al diablo con lo que
ambos quieran, les daré lo que necesitan.
Me levanto de mi silla, alcanzando a Lilith.
—¿Terminaste?
—Sí. —Me muestra una sonrisa que tiene una línea directa con cada
emoción que enterré—. ¡Mira!
Mueve sus manos hacia arriba, y efectivamente, Fallon tatuó King en
sus dedos en una mano, con Rebel en su dedo medio, pero por otra parte,
también tiene a Kyrin tatuado en cada dedo, con la estrella de Kiznitch sobre
el mismo dedo medio.
—Sé que estás ocultando algo, Ky. —Se acerca a mí y siento que me 290
sudan las palmas de las manos.
—Lo hago.
—Entonces me lo dirás. Esta noche.
Niego.
—Vamos. Vamos a casa.
Me sigue por la puerta, y cuando comenzamos a ir de regreso, dejando
a Maya bailando con su propia melodía con Keaton, espero hasta que
estemos solo ella y yo y nada más. El camino de regreso a la casa del lago
es un poco más largo, pero en todo caso, lo necesitamos.
—Para que quede claro, si intentas huir de mí, te atraparé.
—No soy de las que huye. Prefiero simplemente matar lo que esté en mi
camino. —Me sonríe, y si no fuera por la luna llena, no habría podido
atraparla—. Kyrin, ¿qué sucede? Ambos vienen a toda velocidad a mi vida y
derriban todos los muros que alguna vez se construyeron alrededor de mi
humanidad, y ahora me dejan expuesta y lidiando con sentimientos con los
que nunca antes había tenido que lidiar.
—¿Como los celos? —bromeo, aunque sé que no debería. No es mi estilo
jugar así, principalmente porque no me interesa, y cuando sé que quiero
algo, es mío. No jodo después de eso. Pero cometí un error. Por
desesperación, tomé una decisión, pero en el fondo sabía que era la
equivocada. La verdad es que, aunque nunca le diría esto, ella y yo tenemos
sentido. Cree que nunca funcionaríamos sin Eli, pero se equivoca. Prefiero
tener a uno que no tener a ninguno.
Su puño vuela hacia mi brazo y me río, envolviendo mi brazo alrededor
de su cuello y atrayéndola hacia mí. Beso la parte superior de su cabeza.
—Necesito decirte algo, pero me costará, para que lo sepas.
—¿Te costará? ¿Cómo?
—Hice un juramento de sangre. Nos lo tomamos un poco en serio
aquí... —Estoy siendo generoso. La gente ha muerto por menos. No necesita
el estrés de eso además de lo que voy a decirle, así que lo dejo fuera. Lo
manejaré como lo hago, con suerte sin que esté allí para verlo.
Busca en mis ojos.
—¿Qué pasa, Kyrin?
—Cuando te diga esto, necesito que no te salgas de control. Tengo un
plan y Kill está de camino a la casa del lago en este momento. ¿Está bien? 291
—Está bien, pero ¿qué sucede?
Mierda.
—Kennedy no solo tiene información que está usando para chantajear
a Eli. Tiene a alguien con quien está chantajeando a Eli.
—¿Quién? —pregunta Lilith, y sé que una vez que diga las siguientes
palabras, todo lo que le pedí que hiciera saldrá volando por la ventana.
—Su hijo.
Hace una pausa y frunce el ceño con la boca.
—¿Qué? No sabía que tenía un hijo.
Envuelvo mis dedos alrededor de los suyos.
—Es interesante que digas eso, pero reconfortante, no obstante.
—¿Por qué? —Me mira de la forma en que he llegado a desear. La
necesito. Estar a su alrededor, debajo de ella, dentro de ella. Lilith es peor
que el veneno. Es veneno directamente de la mordedura de una serpiente.
—Porque, nena... —Envuelvo mi brazo alrededor de su espalda baja—.
Tú eres la madre.
38
Eli

L
as tres cosas que tiene todo King son su voluntad de morir
por las personas que ama, la voluntad de matar por las
personas que ama y la voluntad de hacer absolutamente todo
lo que sea necesario cuando se trata de las personas que ama.
Incluso se ha transmitido a las chicas del CEK. Madison, la mujer de Bishop,
por ejemplo. Le escondió todo tipo de estupideces, huyó de él, causó mucho
drama, todo por amor. Ahora lo entiendo. Incluso cuando Kennedy llamó a
mi puerta hace todos esos meses, dándome esa carpeta, no lo creí. 292
Entonces, entré en Midnight Mayhem, con el pretexto de trabajar para los
King, sabiendo que no lo cuestionarían en absoluto, todo para volver a verla.
Encontrar a nuestra hija y matarla por ocultármelo, solo que lo que encontré
fue aún más alarmante.
Ella no sabía nada.
Al principio, pensé que solo lo estaba ocultando. No tenía emociones
cuando llegué, descuidada y llena de tanto caos que goteaba entre sus
muslos. Justo hasta que Ky y yo le jodimos todo.
Pero poco a poco me encontré conociéndola. Me refiero a conocerla de
verdad y, lo que es peor, a confiar en ella.
Fue fácil ver que no me estaba ocultando el embarazo. Ni siquiera sabía
que había sucedido. Empecé a juntar las cosas.
—¿Un centavo por tus pensamientos? —pregunta Kennedy desde el
lado opuesto de la habitación, y me doy la vuelta para verla. Se encuentra
en el umbral de la entrada, apoyada contra él con los brazos cruzados—. No
tienes que preocuparte, Eli. Cumpliré mi palabra. Tan pronto como Bishop
haya cumplido con lo que prometió, le devolveré a tu hijo.
—¿Dónde está mi hijo? —espeto, volviéndome hacia ella—. ¡Ni siquiera
sé si es un chico o una puta chica! —grito, aunque sé que necesito
calmarme, ya que todas mis malditas cartas están en sus manos, al menos
hasta que Benny y los King lleguen con la luz verde de que tienen a mi hijo.
Kennedy quiere que Bishop financie su camino de regreso a una nueva
organización. Una peligrosamente similar a Patience. No sucederá.
—A salvo —es todo lo que responde, dándome la espalda—. Y no
intentes nada estúpido. Puede que solo tenga cinco meses, pero no tengo
ningún problema en hacerle daño a una niña.
La puerta se cierra de golpe y caigo al suelo, con las manos en la cara.
Ella.
Tenemos una hija.

293
39
Lilith

M
i corazón se acelera, la gente habla de fondo.
—Bebé. Eli. Se ha ido. —Salgo volando de lo que sea
sobre lo que estoy acostada tan rápido que mi cabello me
azota en mi cara.
—Oye. —Kyrin está en el extremo del sofá cerca de mis pies, sus manos
en mis brazos para estabilizarme—. Mírame. Está bien.
Las lágrimas amenazan con salir a la superficie, pero las trago, incapaz 294
de soportar alguna debilidad.
—¿Estaba soñando? ¿Me desmayé? ¿Qué pasó? —Siento ojos sobre mí
desde todos los ángulos, pero sigo concentrada en Kyrin.
Me aparta el cabello de la cara con una caricia.
—No, no estabas soñando.
Cartier está al otro lado de mí ahora, sus ojos azules buscan los míos
nerviosamente.
—Lo siento. Sabía sobre el hijo de Eli, pero no sabía que tenía algo que
ver contigo.
—¿Lo sabías? —Kyrin ve a su hermana—. ¿Quieres decirme cómo lo
supiste?
Cartier se muerde el labio, levantando las manos en el aire.
—Bien. Lo sabía porque Eli y yo hemos sido amigos cercanos desde que
me lo pegaste como una puta niñera.
Parpadeo, perdiendo el enfoque. No me importa por qué estén peleando
en este momento.
Tengo un hijo.
Killian se aclara la garganta, arrastrando la mesa de café más cerca del
sofá mientras toma asiento en la parte superior y junta sus dedos para
cubrir su boca.
—Joder, lo siento, Lilith.
—No lo hagas. —Mi tono es suave, de mal gusto, sin emociones—. No
es lo primero que me quitaron, pero será lo último.
Killian asiente, acercando sus manos a las mías y acercándose a mí.
—Quiero ayudarte a hacer eso. Todos lo queremos. Pero ahora mismo,
cariño, tienes que acostarte para poder ver con qué parte de tu mente jodió.
—¿Espera, qué? —Hago una pausa, alejándome de su toque mientras
miro a Kyrin, quien todavía ve a su hermana—. No podría haber hecho eso,
¿verdad? Quiero decir, ¿habría surgido la última vez que ustedes jugaron
con mi cabeza?
Kyrin niega, toda su ira se desvanece cuando se posa en mí.
—No. Si es tan buena, lo cual estoy deduciendo que obviamente es,
puede poner recuerdos dentro de tu cabeza que crees que son reales pero 295
que no lo son. Es una forma de hipnosis. Una muy extrema.
—¿Pero no lo habría visto la última vez, cuando tú… —moví mi mano
alrededor de mi cabeza—… hiciste lo que hiciste? Quiero decir, lo sabría,
¿verdad? ¿Qué edad tiene el niño? —Miro entre él y Kyrin, cuando King se
coloca detrás de Killian, sentándose a un lado de la mesa.
—Tiene cinco meses. Lo que significa que hay casi todo un año de
recuerdos que te quitaron. —Trago más allá de la hinchazón que se forma
en mi garganta. Cinco meses de edad.
Niego.
—Tiene que haber un error. Ella no pudo haber hecho eso, ¡y mírame!
¿Parece que he tenido un bebé?
—Lil, no todas las chicas parecen haber tenido un bebé. Especialmente
con la forma en que Patience se trata de perfección y de sus perfectas Dolls,
no me sorprendería que te hubieran hecho... —Perse hace una pausa—...
cosas para que no engordes, aunque espero que no.
Me recuesto contra el sofá, pero Ky pone mi cabeza en su regazo,
mirándome desde arriba.
—Kill necesita hacer lo que hizo antes, pero profundizar un poco más,
¿de acuerdo?
Apretando su brazo, asiento.
—Muy bien.
—Cierra los ojos —susurra Killian. Los cierro y estoy envuelta por la
oscuridad—. Escuchas los sonidos que oyen en la habitación. Los pájaros
afuera, la suave música de fondo. El sonido de cada tecla del piano
presionada. —Hace una pausa por unos segundos, permitiéndome asimilar
los sonidos—. Ahora quiero que respires hondo y lo aguantes siete
segundos. —Ejerce presión sobre la coronilla de mi cabeza. ¿Dedos? ¿Una
palma? No duele, pero es incómodo—. En dos segundos, quiero que exhales.
Uno. Dos…
Caminé de un lado a otro de mi habitación, masajeando mis sienes
mientras Bear golpeaba el pequeño dispositivo blanco contra mi tocador.
—Estará bien. Tú no. ¿Cuáles serían las posibilidades de eso? Son muy
cuidadosos y te ponen la inyección cada tres meses como un reloj. —Incluso
mientras decía las palabras, no ayudaba a mi pánico, porque cuando me
arrojó el pequeño dispositivo blanco y yo lo volteé para encontrar dos líneas
rosadas perfectas, mi corazón se desplomó. 296
—Mierda.
—No... —susurró Bear, levantándose del escritorio y arrebatándomelo—
. ¿Cómo? ¿Quién? No has tenido sexo con nadie, ¿verdad?
Negué.
—No, bueno, no por el espectáculo...
—¿Entonces quién? —Su rostro palideció—. Oh.
Exhalé fuerte.
—Necesito averiguar cómo salir de aquí y hacer que se encarguen de eso.
—Está bien, haremos eso —dijo Bear, pero mi puerta se estaba abriendo
y mi papá y Kennedy, la doctora, estaban parados del otro lado, mirándome.
De repente, ella estaba fuera de su infierno de oficina. Extraño.
—Dame la prueba, Lilith, y sígueme hasta mi oficina.
Di un paso atrás, negando.
—No, está bien. —Mis ojos se dirigieron a mi padre—. Me encargaré de
esto.
Movió su dedo por encima del hombro, haciéndoles un gesto a los
soldados.
—Llévensela.
—¡No! —grité, alcanzando a Bear.
Bear dejó escapar un chillido, sus brazos se movieron alrededor del lugar
para oponerse a los soldados. Observé impotente cómo los cuerpos caían al
suelo, pero finalmente fui inmovilizada. Su llanto se volvió desesperado, pero
de repente...
Nada de eso importó.
Mis ojos se abren, y estoy de vuelta en el ahora, en el sofá con Kyrin
debajo de mí y con Cartier al otro lado.
—Ellos... —Parpadeo ante los primeros recuerdos de descubrir que
estaba embarazada—. Se enteraron. Bear y yo queríamos ocuparnos de ello
en privado, pero por alguna razón, Kij, Kennedy y mi padre querían que
llegara a término.
—Quiero que pienses en el día en que te enteraste de que estabas
embarazada. ¿Que estabas haciendo? —Escucho pasos en el fondo de mi
mente. Primero un eco, luego un fuerte golpe contra el suelo.
—Estoy en mi Dollhouse. De pie cerca de mi cama. Bear está enfrente, 297
sosteniendo la prueba. —Es como si estuviera viéndome a mí misma. Estoy
observando lo que sucedió frente a mí como una película.
—Bien. ¿Te acuerdas de todo eso? —La voz de Killian suena más
cercana, los pasos hacia atrás otra vez, pero ahora una pesada respiración
sobre mis labios.
Mis ojos se mueven de un lado a otro, pero cada vez que trato de
abrirlos, se vuelven cada vez más pesados.
—Háblame, Lilith. ¿Qué está pasando ahora?
Es difícil respirar, como si hubiera una tonelada de ladrillos encima de
mi pecho.
—Yo… —Se le agrega otro kilo—. Fui tomada por Kij y mi padre, Kosta.
Kennedy también está allí. La odio. La utilizan como terapeuta de las Dolls
y como doctora. Las chicas dañadas dan mejores espectáculos, pero las rotas
no pueden tener sexo.
Mi sangre se calienta en mis venas, mi respiración se vuelve
desesperada. Miro mientras me arrojan al Corral, el mismo en el que siempre
estoy cuando tengo entrenamiento, o alguna otra mierda extraña
sucediendo...
—Estoy en una celda llamada el Corral. Llorando. Confundida. Estoy
embarazada. ¿Qué diablos haré...?
—¿Sabes quién es el padre?
—Es Eli —respondo al instante—. No había estado con nadie más desde
él. Ellos tenían un nuevo aprendiz y estaban demasiado ocupados para
asegurarse de que tuviera sexo en el escenario. No me habían tocado en más
de seis meses.
Kennedy entra, vestida con una bata de laboratorio blanca. Siempre la
usaba. No sabía por qué.
—Kennedy volvió. Realmente no sabíamos que era una doctora de
verdad. Nos daba nuestro método anticonceptivo y se aseguraba de que
estuviéramos limpias.
Empiezo a caminar alrededor del lugar, mirando mientras me siento
indefensa en medio del piso mientras la doctora se inclina, rizando mi
cabello alrededor de su dedo.
Abre la boca.
—Llevarás a término a este bebé. Cumplirás. Y luego, cuando hayas
terminado, limpiaré todo a partir de este momento. ¿Quieres saber por qué 298
te permitiremos llevar a este bebé a término? —Se inclina más cerca, sus
labios rojo cereza brillan contra la luz que cuelga—. Te diré un secreto. Los
Elite King son la organización más temida y poderosa de Estados Unidos.
Los necesitamos. ¿Tendrás a este hijo? —Se pone de pie con una risita,
dando un paso hacia atrás y viéndome como basura eliminada—. Prometerá
que Patience nunca morirá. Verás, Kiznitch viene a destruir a Patience de
una vez por todas. Lo sabemos y estamos preparados para ello. La última
parte de este rompecabezas fue que te embarazaras del hijo de Eli. —Sus
pasos comienzan a desvanecerse mientras se dirige a la salida—. ¿No te
encantan la ciencia y la fertilidad?
—Ky… —susurro, mi ritmo cardíaco se acelera—. Yo...
—Mantente concentrada, nena. Estamos aquí.
Siento algo frío tocar mi brazo e instantáneamente mi sangre se enfría,
un tembloroso aliento sale de mis labios.
La voz suave de Killian se filtra.
—Seguiré adelante ahora, ¿de acuerdo? Puso una barrera alrededor de
estos recuerdos dentro de tu cabeza, por eso estás mitad aquí y mitad allá.
Es buena.
El fuego explota alrededor de mi cráneo.
—Pero yo soy mejor.
No me dejaron en el Corral, afortunadamente. Me permitieron regresar a
mi habitación para continuar hasta el término completo, pero no se permitió
que nadie entrara a verme. Ni siquiera Bear. Me sentaba en el mismo lugar
casi todos los días y comía la misma comida, escuchaba la misma música y
veía los mismos programas. Era casi como un reloj en marcha trabajando en
modo rápido. Vi cómo mi vida se desangraba y no había nada que pudiera
hacer para detenerla.
Fue alrededor de los siete meses cuando todo empezó a suceder. A mitad
del episodio de Peaky Blinders, la parte inferior de mi vientre se contrajo como
un golpe de hierro alrededor de mis ovarios, lista para arrancarlos de
inmediato.
Grité, arqueando la espalda de la cama mientras me agarraba a las
mantas. Kennedy llegó apresuradamente en algún momento después, tirando
mis sábanas hacia abajo de mi cuerpo. No fue hasta que sentí sus dedos en
mi entrada que me di cuenta de lo que estaba haciendo.
—Es demasiado pronto —me lamenté, apartando mi cabello de mi rostro.
Se había vuelto de opaco a un gris sucio ahora en lugar de mi acero plateado. 299
Intenté alcanzar el calendario de mi mesita de noche, derramando todos
los aceites y cremas que me había puesto la doctora para no tener estrías. La
broma estaba sobre ellos porque todavía tenía algunas rayas en mis nalgas.
—No importa. Ya viene —dijo ella, quitando la manta de mis piernas.
—¡No! —grité, y ella hizo una pausa marcando los números en su
teléfono levemente, el tiempo suficiente para despedirme con una simple
mirada. Se llevó el teléfono a la oreja y moví el pie hasta que lo saqué de una
patada de su agarre—. Perra, es demasiado pronto. Este bebé no sobrevivirá.
Bajó de la cama para levantar su teléfono, manteniendo sus ojos en los
míos.
—Lo hará. Tú no.
—¿Que planeas hacer? —pregunté, cuando me di cuenta de que no había
forma de que esta gente quisiera algo bueno o a un bebé. Mis manos se
colocan protectoras sobre mi bulto mientras lentamente me siento.
—No tienes que preocuparte por eso. —Finalmente habló por su teléfono,
y me di cuenta allí mismo de que, pasara lo que pasara hoy, tendrían que
matarme antes de poder quitarme a mi hijo. Lo cultivé desde cero. Era mío.
No sabía una mierda sobre este mundo, y no era una buena persona, pero
sería una gran madre, o al menos moriría en el intento. Le di vida a este bebé.
Daría la mía para protegerlo. Necesitaba un plan.
Lentamente comencé a gatear para salir de mi cama, pero era demasiado
tarde. Mi puerta se abrió y entraron otras tres enfermeras, empujando carritos
plateados esterilizados con utensilios de aspecto extraño en la parte superior.
—¿Qué estás haciendo, perra loca? —le grité a Kennedy, justo cuando
otra contracción me atravesó tan brutalmente que caí al suelo, deslizando
todos esos aceites y cremas de mi mesita de noche.
—Inyéctenla —exigió Kennedy, y me giré hasta que mis nudillos
chocaron con la mejilla de una enfermera, luego levanté la parte posterior de
mi codo hacia la cara de la otra.
—¡Vete a la mierda! —grité, corriendo directo hacia la doctora mientras
tomaba un bisturí de la bandeja y lo hundía en su muslo.
Un lamento de dolor de Dios se escapó de ella mientras se agarraba la
parte exterior del muslo y la puerta se abrió una vez más con un par de
soldados entrando.
—Mi pequeña psicópata. —El primero se dirigió directamente a mi cara
antes de que todo se volviera negro.
300
—No, yo no. No. No más… —murmuro. Esta vez, estoy segura de que
es en voz alta.
—¡Sáquenlo de una puta vez! —grita alguien de fondo.
La mano se va. Kyrin no está debajo de mí. ¿Dónde está Eli? Mi
respiración se acelera de nuevo, esta vez mi sangre estalla en llamas.
—¡No!
Mi mente es absorbida por un vórtice de recuerdos que ahora desearía
no haber pedido nunca de vuelta...
Mi cerebro se movió rápido hacia adelante, ya que simplemente le
recordé a mi cuerpo exactamente por lo que había pasado durante todo el
tiempo que mis recuerdos habían sido alterados. Esta vez caí, entrando en mi
cuerpo en la cama y viendo cosas de primera mano en lugar de ver.
Me desperté con los ojos borrosos por las lágrimas.
—¿Qué estás haciendo?
Había una sola luz que colgaba sobre mi cuerpo, y tres personas más me
rodeaban con batas blancas, usando nada más que máscaras quirúrgicas.
—Le hicimos una punción lumbar. Sentirá algo, aunque no todo. Ella
entrará y saldrá de conciencia.
Mis ojos se cerraron con un parpadeo cuando una ráfaga de aire frío
pasó por mi abdomen inferior. Hice una mueca, girando de izquierda a
derecha. No podía tener cicatrices, lo sabía. Entonces, o me mataría de todos
modos, o...
Me di cuenta de que estaban entre mis piernas. Pausa, silencio, luego un
suave lamento de un bebé llorando. Alguien entró por detrás de la doctora, y
le supliqué, le supliqué a mi cuerpo que se moviera.
—¡Dame a mi bebé!
—Dale más. No puedo trabajar con ella despierta.
—Voy a matarte algún día, Kennedy, y voy a pensar en mi hijo mientras
lo hago.
Me ignoró, y me recosté en la cama con lágrimas rodando por las
comisuras de mis ojos, mojando mi almohada. Trabajaron en silencio, y de
vez en cuando movía los dedos de los pies para ver si podía mover alguna
cosa. La frustración se apoderó de mí cada vez que nada funcionaba. Juré
que la mataría. Lo haría.
301
—¿Qué harás con el niño? —Mi tono era llano y las puertas se abrían y
cerraban. Los llantos de mi recién nacido continuaron desapareciendo, y con
cada llanto, me di cuenta de que mi esperanza se desvanecía. Para cuando
pudiera moverme, podrían haberlo llevado a cualquier parte.
—Estará sana… por ahora. Es valiosa para nosotros. Ahora tú no lo eres.
Se me escapó un sollozo y dejé que todo el dolor y la pérdida me
aplastaran.
—Por favor, no te lleves a mi bebé, Kennedy. ¿Como pudiste?
—Tranquila —murmuró, y luego las herramientas cayeron sobre un plato
estéril—. Porque, a diferencia de ti, sé lo que quiero. Y lo que quiero es poder.
Todo.
Mis labios se partieron alrededor de mis siguientes palabras.
—Ella es tu nieta.
No respondió, y supe que debía estar sorprendida de que supiera eso,
ya que nunca lo había insinuado o dicho.
—Eso no significa nada para mí, Lilith. —Quitándose los guantes, vino
al lado de mi cama cerca de mi cabeza, descansando su palma sobre mi
cabeza. Sangre y líquido manchaban su bata, pero no me importó. Quería a
mi hija—. Diste a luz y luego realicé tu histerectomía.
No me importaba la histerectomía. Solo quería a mi hija.
—Hay una tasa de supervivencia de alrededor del treinta por ciento
cuando se hace esto directamente después del parto. De hecho, es tan
peligroso que nadie lo hace.
Mis hombros temblaron mientras las lágrimas continuaban rodando.
—Tu castigo comienza ahora, Lilith, y que Dios te ayude. Porque seguro
que nosotros no lo haremos.
Tan pronto como la puerta se abrió y se cerró, Kij y mi padre entraron.
Ambos vestidos con trajes, viendo mi cuerpo desnudo y destrozado.
Kij silbó.
—Bueno, lo siento, Doll. Los próximos siete días serán dolorosos para ti,
pero no te preocupes. —Me dio unas palmaditas en el hombro y mis lágrimas
se detuvieron. El sudor se acumuló alrededor de los pliegues de mi cuello,
pero lo único que pasaba por mi mente ahora era cómo iba a matarlo. Y a mi
padre. Y más teatralmente a ella. Kij vio a Kosta y asintió—. Levántela.
Ambos brazos estaban debajo de mí a cada lado, todo mi peso chocó con 302
mis axilas. Me subieron hasta que me sostuve a cada lado, y fue entonces
cuando lo escuché. Sonidos de salpicaduras. Como globos de agua lanzados
contra el cemento. Sollocé, mirando hacia abajo entre mis piernas y viendo los
coágulos de sangre que se deslizaban hacia afuera, golpeando el piso con
aplastantes explosiones.
—Piénsalo de esta manera. —Kosta se rio entre dientes a mi lado—.
Conseguirás que todo ese sangrado sea solucionado rápido.
No sabía de qué estaba hablando ni a dónde iba, pero cerré los ojos con
fuerza y dejé que me llevaran a donde quiera que fueran. Pasaron los minutos,
mis lágrimas se secaron. Había perdido a mi hija en ese momento, pero la
recuperaría. Lo haría. Si sobrevivía, eso es todo lo que haría.
Alguien me agarró de la muñeca y abrí los ojos. Estaba en medio del bar.
Gente que conocía me rodeaba.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté, encontrando a Kosta para
suplicarle—. ¡Sácame de aquí!
—No.
Me subió a un improvisado escenario, cuando me di cuenta de que
estaba siendo atada a un largo trozo de madera. Tiró de mis brazos por
encima de mi cabeza y envolvió la cuerda alrededor de mis muñecas y la
madera, atándola con fuerza.
—Por favor, no… —No volvería a llorar.
Dejaron de hablar. Kij se inclinó e hizo el mismo nudo alrededor de un
tobillo, abriendo mis piernas y envolviendo la cuerda alrededor de otro trozo
de madera que parecía estar tendido verticalmente cerca de mi pie como una
cruz al revés. Kosta hizo lo mismo con el otro. Nadie dijo una palabra. Mis ojos
recorrieron la habitación, pero las Dolls no estaban allí. Bear se había ido.
Nadie en quien confiaba estaba en esta habitación, aunque sabía que no
podían hacer nada para ayudarme. Este era mi castigo y estaba segura de
que no sobreviviría. El dolor ni siquiera se había manifestado todavía.
Kosta se inclinó y acercó unas tijeras a la bata blanca que llevaba,
cortándola por la mitad.
—Por favor —supliqué—. No.
Pero mis gritos cayeron en oídos sordos. Nadie quiso escuchar. A nadie
le importaba. Decidí que, si sobrevivía, huiría. Buscaría una manera de salir,
encontrar a mi hija y mataría a todas y cada una de las personas en esta
303
isla. Nos habían entrenado desde pequeñas. Sexual, físicamente, de todas
las formas posibles. Las Dolls eran su arma, su máxima seguridad contra las
fuerzas que intentaban acabar con ellos.
Pero la principal se había convertido.
Los ojos de Kosta se posaron en los míos mientras más sangre salpicaba
el suelo.
—Siete días. Te quedarás aquí. Sin comer. Sin baño. Desangrándote.
Una vez que hayan transcurrido tus siete días, tus recuerdos serán borrados
y reemplazados, y no tendrás esa mirada de venganza en tu rostro y harás
lo que te digan. —Se alejó de mí.
Más sangre y como un clic de dedos, un insoportable dolor explotó dentro
de mi vientre y entre mis piernas mientras aún más sangre fluyó.
No sobreviviría hoy, y mucho menos siete.
—¡Lilith!
Mi cuerpo está empapado cuando me levanto del sofá, sosteniendo mi
vientre.
—¡Ay, Dios mío! —grito, cerrando los ojos y enterrando la cara entre
mis manos. Todas las emociones que se eliminaron vienen chocando
conmigo como un maremoto—. Lo recuerdo todo. —Es un susurro, más
suave de lo que siento. Me limpio el sudor de la frente—. Lo recuerdo todo.
—Lo escuchamos todo, Lil. —Perse se enjuga las lágrimas de las
mejillas mientras se sienta donde estaba Kyrin. Apoya su mano en mi muslo
mientras Cartier toma la otra—. Estamos aquí.
Saskia está callada. De hecho, toda la habitación lo está.
—Lamento que todos hayan tenido que presenciar eso. —Parpadeo a
través de mis lágrimas y no me molesto en evitar que caigan—. Necesito
matarla.
Kyrin entra por la puerta, aparta a Cartier del camino y me empuja
hacia su pecho, con los brazos apretados alrededor de mi cuerpo. Todo el
dolor y el sentimiento que estaba sintiendo hace unos momentos se disuelve
con su toque.
—Esta noche. Terminamos con esto esta noche.

304
40
Eli

M
i teléfono suena mientras estoy en la habitación de
Kennedy. Nos tiene acomodados en un maldito
apartamento de tres habitaciones en la ciudad de Nueva
York.
—Sabemos dónde está ella, E. Pero escucha... —Bishop se aclara la
garganta al otro lado de la línea—. No puedes matar a Kennedy. Incluso
cuando tengamos al bebé. Necesitas esperar.
—¿Esperar? —Le sonrío a Kennedy mientras me ve desde detrás de su
305
computadora. Un guardia está a su lado, parado con una semi automática,
y sé que hay otro dentro de la puerta principal de la cocina. La jodida sabe
cuántos más tiene, pero sabemos que no son muchos debido a que Kiznitch
se los llevó a todos.
—Lilith, hermano. Acabo de hablar con Kyrin, y la mierda por la que la
hicieron pasar en ese lugar es mucho peor de lo que puedes imaginar.
Mucho de eso tiene que ver con Kennedy. Ella necesita esta matanza. —
Escaneo su rostro antes de evaluar al guardia.
—Lo entiendo. Lo hago. Envíame un mensaje de texto cuando tengas
más información. —Cuelgo mi teléfono y lo meto en mi bolsillo, manteniendo
mis ojos fijos en Kennedy—. Está hecho. Viene con el contrato. Acaba de
hablar con los Cuatro Padres. Todos estuvieron de acuerdo en que puedes
recuperar Patience, pero la mierda tendrá que ser diferente si está bajo los
King. ¿Me entiendes?
Kennedy se recuesta en su silla. Tiene cabello rubio y ojos grises. No se
parece en nada a Lilith.
—Sabía que todos vendrían. Si hay algo en lo que tú y yo podríamos
estar de acuerdo, es en el poder y en el dinero. Planeo traerte mucho de eso.
—¿Dónde está mi hija? —Empiezo a acercarme a ella con ojos
entrecerrados.
—Ah, no soy estúpida. La tendrás cuando vuelva a Patience con todo
mi equipo de regreso, excepto esas molestas Dolls. Quédatelas.
Dirijo mis ojos hacia el guardia. Sus hombros no están tan rectos como
ayer, y hay profundos círculos debajo de sus ojos. Está jodidamente
cansado. De hecho, no he visto a ningún otro excepto a los dos que están
aquí. ¿Eso es todo lo que consiguió?
—Ese tiroteo. ¿A dónde fue toda tu gente?
—Fueron contratados —dice descaradamente—. Y todavía lo están.
Me encojo de hombros, alcanzando mi teléfono cuando suena en mi
bolsillo.
B: La tenemos, E. La tenemos. Lil y la pandilla en camino.
Leí las palabras cuatro veces antes de bajar el teléfono y volver a
meterlo en el bolsillo. La rabia que arde por mis venas es como acero
derretido. Incluso cuando se endurece, está ahí para quedarse.
Kennedy mantiene sus ojos en los míos, pero sé el momento exacto en
que se da cuenta de lo que estoy pensando, porque su rostro cae y sus ojos 306
se vuelven frenéticos.
—¡Mátalo!
El guardia se mueve hacia adelante, levantando la pistola para apuntar
a mi pecho, pero la aparto con el dorso de la mano y levanto el codo hacia
atrás, dándole un puñetazo directo en la nariz. Los huesos se rompen bajo
mi puño y retrocedo de nuevo, golpeándolo dos veces más mientras la sangre
salpica mi rostro. Tomo el cuchillo que está en su funda y lo balanceo,
metiéndolo en su cuello y observando cómo su piel se abre y la sangre se
derrama sobre su pecho como una cascada.
—¡Graf! —grita ella tan fuerte que me perfora los oídos, y justo cuando
la puerta se abre detrás de nosotros, me doy la vuelta y le lanzo el cuchillo
directamente a la frente. Deja de moverse mientras la sangre brota de la
incisión antes de caer al suelo.
Me paro, recuperando el aliento mientras maldigo los cigarrillos que
siempre me encuentro fumando, a pesar del peso que levanto.
—Ahora, tienes mucha suerte de que ame a Lilith, o estaría haciendo
un bonito collar con tus intestinos en este momento.
Las mejillas de Kennedy se ponen rojas y sus hombros se cuadran. Se
deja caer de nuevo en su silla, alcanzando su paquete de cigarrillos sobre la
mesa.
—¿De verdad crees que esto funcionará? ¿Que estés con ella? Lilith es
mi hija. El mismo mal que me atraviesa está en ella.
Inclinándome, tomo la AK y lentamente me pongo erguido.
—Lilith no se parece en nada a ti.
Ella inclina la cabeza, sacudiendo la ceniza de la punta de su cigarrillo.
—No, tienes razón. Es peor.
La puerta principal se abre de golpe y hago una pausa mientras Lilith,
Kyrin, Keaton, King y Kohen entran y se dirigen directamente hacia mí.
Lilith se detiene en la puerta, sus ojos fijos en Kennedy.
—¿Por qué?
Kennedy se ríe, echando la cabeza hacia atrás mientras mueve las
piernas sobre el escritorio. No caerá fácilmente, eso es obvio.
—No te empujamos en el pene de Eli, Lilith. Tú te subiste a él por tu
cuenta.
—Pero sabías que me embarazaría… me diste medicamentos para la 307
fertilidad. Sabías lo que estabas haciendo.
—Ahhh... —Sus ojos brillan con reconocimiento—. Veo que alguien
rompió las barreras que construí dentro de tu cabeza.
—Ese sería yo, y no eres tan buena... —Killian merodea lentamente
detrás de ellos.
Kennedy saca las piernas del escritorio, inclinándose hacia adelante.
—Sí, lo sabíamos. Entrar en los libros de favores de los King habría sido
algo muy importante para nosotros. Nos habría protegido de Mayhem.
Podríamos haber progresado. Por supuesto, no tomé en cuenta que todo el
asunto del equipo entrara en juego. Que solo… —Agita sus manos
alrededor—. Lo arruinara todo.
Entro más en la habitación, sintiendo a Lilith y a Kyrin detrás de mí.
Lilith continúa, caminando hacia su lado del escritorio. Me congelo, mirando
cada movimiento de Kennedy.
—¿Tienes algo más que decir antes de que juegue a ser Edward
Scissorhands? —Mataré a esta maldita perra.
Kennedy le sonríe a Lilith.
—Sí.
41
Lilith

D
icen que cuando sucede algo colosal en tu vida, todo lo
demás deja de existir. Como los muros del castillo que
pasaste toda tu vida construyendo cayendo al suelo.
Obviamente, nunca pensé que podría experimentar eso,
porque sinceramente, nunca me preocupé lo suficiente por nadie como para
tener mis emociones con las cuales jugar.
Eso fue, hasta que conocí a Kyrin y a Eli.
Lo primero que sucede es que escucho a alguien gritar mi nombre. No
308
reconozco la voz porque todo lo que puedo pensar es que mi maldito brazo
arde con fuego líquido. Me doblo mientras el mismo fuego atraviesa las
paredes de mi estómago. Empiezo a caer, el suelo gana en claridad a medida
que me acerco más y más. Espero el fuerte golpe, pero aterrizo sobre algo
blando. Brazos están alrededor de mi cuerpo, y no es hasta que miro hacia
arriba para ver quién es, que me doy cuenta de que Eli está debajo de mí,
con sangre saliendo de su boca.
—¿Eli? —Toso, pero me quema más, y cada vez que intento moverme,
mi cuerpo grita en protesta. No sé nada de lo que está sucediendo en
segundo plano porque mi garganta se está obstruyendo y todo lo que quiero
hacer es arrastrarme más alto para asegurarme que Eli está bien—. ¡Oye! —
Cada palabra duele, pero es soportable. Solo. La puerta se abre de nuevo en
la distancia y estallan más gritos.
Qué diablos.
Eli tose de nuevo mientras me aprieta más contra él.
—Oh no. —Siento que mi cabeza gira de un lado a otro, y de repente el
dolor que sentí es insignificante porque Eli, está—. ¿Quién te disparó?
—También te dispararon, Pequeño Diablo. —Se ríe y le sale sangre por
la boca. No detengo las lágrimas de rodar por mis ojos porque todo me
duele—. Me alegro de haber logrado llegar a ti antes de que te golpeara
cualquier otra cosa dañina.
—¡Eli! —Golpeo su brazo—. ¡No! ¡Lo hubiera tomado! ¿Por qué lo
harías? —Mi hombro comienza a temblar cuando coloco mi mano sobre la
herida en su pecho. La sangre se derrama entre mis dedos, una sustancia
pegajosa de color rojo brillante. Alguien está gritando. Sus gritos son tan
fuertes que resultan ensordecedores. No es hasta que mi garganta arde
como si hubiera tragado ácido que me doy cuenta de que la persona que
está gritando... soy yo.
—Ky… Ky… —Mis dedos se pegan como pegamento, la sangre se
asienta entre las articulaciones. Kyrin está al lado de Eli, poniendo su
cabeza en su regazo mientras le grita a alguien detrás de mí. No me importa
ahora mismo. No me importa si alguien más está herido o incluso de dónde
vino, porque en este momento, estoy perdiendo toda una parte de mi alma
que no sabía que estaba allí hasta que él entró en mi vida.
Eli se inclina, su mano en mi mejilla.
—Detente. Necesito decirte algo, es… necesito. —Su rostro se pone 309
pálido, la sangre fluye más rápido—. Yo... ella necesita ir a Riverside. Tomar
mi lugar como King. Prométemelo.
Ya no puedo verlo, borroso por mis lágrimas y dejando una extraña
mezcla de colores mezclados, asiento frenéticamente.
—Sí, lo prometo, pero te sacaremos de aquí.
Obtiene una repentina oleada de poder, agarrándome por el cuello y
tirando de mí hacia él. Sus labios rozan los míos y sollozo en su abrazo, las
lágrimas caen en su boca.
—Yo también te amo, Lilith. —Sus ojos están apenas abiertos, pero se
las arregla para dirigirlos hacia Kyrin—. Te amo. Cuida de ella y de nuestra
hija.
—No. —Un dolor tan violento atraviesa todas las fachadas de las que
me he escondido toda mi vida, clavando sus venenosas garras en mi alma
para insertar una toxina tan venenosa que es lo único que podría matarme.
Agarro a Eli por la parte de atrás de su cuello para sacudirlo y
despertarlo.
—¡Eli! —Sus ojos se ponen en blanco justo cuando un siseo salvaje
abandona a Kyrin. Observo como sus palmas rozan los párpados de Eli para
cerrarlos.
Mi corazón estalla en mi pecho. Lo siento. El chasquido. No solo perdí
una espina, me marchité. Pudriéndome de adentro hacia afuera, el mundo
que me rodea ya no existe. Me arrastro hacia atrás mientras dejo lentamente
a Eli en el suelo y las lágrimas continúan rodando silenciosamente por mis
mejillas.
—Estaba caminando. Todo estuvo bien. Estaba justo ahí y...
—Una trampa. —El ronco susurro se escapa de mi garganta—. Esta fue
su trampa desde el principio. —Mis ojos vuelan hacia donde está sentada,
ahora sobre su escritorio con salpicaduras de sangre y materia cerebral
pintada en las paredes traseras. Ella planeó esto—. Debería haber sido yo.
¡Ella me quería a mí! —Mantengo los ojos fijos en una esquina de la
habitación, esperando. Necesitando mi característico hielo sin emociones
para deslizarlo sobre mi despreciada alma.
Keaton se agacha frente a mí, su mano en mi muslo.
—Tenía un asesino pagado esperando a una cuadra. Nunca planeó salir
viva de aquí y quería llevarte con ella.
Lo ignoro, porque en este momento, eso es insignificante. No me
310
importa lo que quisiera la perra.
Volviéndome levemente, mis ojos se posan en Kyrin, quien todavía no
se ha movido de Eli. Mi corazón se rompe aún más, el último pedacito que
necesitaba romperse antes de finalmente salir, descansando en el pecho de
Eli para siempre. Puede quedárselo. Le pertenecía a él, a nadie más.
Capto movimiento por el rabillo del ojo de personas que se acercan a
Eli. Gruño, mis puños tensos, lista para saltar, pero me detengo cuando veo
que son los King. Mi rostro vuelve a caer, mis hombros encorvados. Era su
hermano. Lo conocían de toda la vida. Nuevas lágrimas brotan cuando
Bishop se arrodilla junto a Eli, con Nate, quien tiene el rostro enterrado
entre las manos. Es Brantley quien se queda sin aliento, la forma en que ve
a Eli con una expresión angustiosa que se quedará grabada en el fondo de
mi mente para siempre.
—Tanta muerte —susurra Brantley, cerrando los ojos con fuerza—.
Tanta maldita muerte.
Bishop se levanta del suelo, su mano descansa sobre el hombro de
Kyrin antes de mirar hacia mí.
—Llamaré a nuestro depósito de cadáveres para que venga a buscarlo.
Hay un proceso que debe suceder debido a que es un King. Hay... rituales...
—Bishop se atraganta con sus palabras—. ¡Mierda! —ruge, girando y
respirando pesadamente, sus hombros suben y bajan.
—Esto no es tu culpa, B —dice Brantley—. La pequeña mierda siempre
se apresura a salvar a las personas que ama. Nunca piensa antes de hacer
algo, mucho menos eso. —Me arrastro hacia atrás hasta que la pared se
conecta con mi espalda. No quiero hablar. No quiero estar aquí.
Eli fue la razón por la que me convertí en quien era. Mi seguridad, mi
mejor amigo, la persona en la que siempre confiaba.
Ahora no tengo a nadie. A nadie. La tengo a ella.
Cierro los ojos justo cuando alguien me levanta del suelo.

311
42
Kyrin

O
bservo cómo se mueve la manecilla del antiguo reloj de pie.
Odio estar aquí, pero es el único lugar donde puedo escuchar
mis propios pensamientos. Hay un fuego que arde en el fondo
de mi estómago y, a medida que pasa el día, siento que cada
vez hace más calor. Casi tan caliente como el horno que quema lo que queda
del cuerpo de Kennedy. No puedo decir que a ninguno de nosotros nos
sorprendiera lo mucho que Lilith se perdió justo después. Todos nos 312
sentamos y miramos como fascinadas ratas de laboratorio en una jaula
abierta. El dolor de perder a Eli todavía es demasiado crudo para tocarlo.
Demasiado. Cuando cierro los ojos por la noche, es quien me encuentra al
otro lado. Lo suficientemente cerca para verlo, demasiado lejos para tocarlo.
Estoy atrapado con los recuerdos de él que están incrustados en mi cerebro
para siempre. Nunca más lo veré. Ni lo tocaré. Su voz una melodía dolorosa
que se niega a adormecerme por la noche.
Se abre una puerta, pero no me muevo. Paralizado por el dolor en mi
pecho, parece que no puedo reunir suficientes maldiciones en este momento
para ver quién es. Con un vaso lleno de whisky en una mano y un cigarrillo
en la otra, me siento más cómodo aquí. Solo con mi agonía, sangrando
silenciosamente por mi cuenta.
—Ky, tenemos que irnos. —Cartier. Por supuesto. Nadie más tiene las
pelotas de venir e interrumpirme. Cierra la puerta con suavidad—. Sé que
estás pasando por muchas cosas en este momento, pero tenemos que irnos.
—Levanto el vaso a mis labios y tomo un pequeño sorbo hasta que el líquido
me quema la garganta.
—¿Ella está bien? —No reconozco mi propia voz. Alcanzo la corbata que
está alrededor de mi cuello y tiro de ella con fuerza hasta que apenas me
cuelga.
—Sí. La bala le dio en el brazo y le rozó el vientre, pero si no fuera por…
—responde Cartier en voz baja, arrodillándose frente a mí con sus manos
en mis rodillas—. Ky, me estás asustando.
Me alejo de ella.
—¿Por qué?
—Nunca has…
—¿Nunca he qué Cartier? ¿Qué? ¿Perdido a alguien que amara? No, no
puedo decir que lo haya hecho. —Dando una calada a mi cigarrillo, soplo
una nube de humo mientras me muevo hacia atrás para ver hacia el techo—
. ¿Sabes que ni siquiera le dije eso? ¿Que lo amo? Estaba demasiado
ocupado estando jodidamente enojado con él, todavía estoy jodidamente
enojado, por estar allí, y no haberlo hecho. —Mi garganta se hincha,
estrangulando las palabras que quieren salir. La opresión sube por mi
garganta hasta que paraliza mi mandíbula.
—Lo sabía, Ky. Sabía que ambos lo amaban. Pero tenemos que irnos
ahora mismo, ¿de acuerdo? Nos están esperando.
313
Hoy es el día en que dejamos descansar a Eli, y todavía parece que no
puedo hacer que mi mente se mueva. Los gritos que perforan mi cerebro no
parecen escapar, pero las respuestas que ahora finalmente tenemos no
parecen ir con el castigo. Se merecía más que eso. Más que un puto tiro
barato de una perra en un viaje de poder.
Cierro la puerta detrás de mí para dejarla fuera, llevándome la botella
a los labios mientras me dirijo a trompicones hacia el auto de la ciudad que
me espera. Mis dos padres están adentro cuando entro, pero es mi mamá
quien habla primero.
—Somos los últimos en irnos. —La puerta se abre de nuevo, Cartier
está sentada al lado de mí.
Mamá se inclina.
—Hijo, lamento mucho tu pérdida.
—Déjalo —espeto, viendo por la ventana.
—... mira, sé que estás sufriendo. —El auto se aleja, y con cada uno de
los neumáticos girando, devorando el asfalto hacia Riverside, siento que se
me revuelve el estómago—. Ella no está bien, Kyrin. Te necesita tanto como
la necesitas a ella. Ambos te necesitan. Ella está actuando fuerte, por la
niña, pero Kyrin... —Estoy tan atrapado en el desorden de mis propios
pensamientos que pierdo lo que sea que esté diciendo. La veo.
—Lilith, hijo. Tu mamá está hablando de Lilith. —Mi papá llena la
respuesta que estoy buscando.
Hago una mueca de dolor, llevo la botella a mis labios y trago más hasta
que el dolor en mi garganta es un bálsamo para el de mi corazón. De ninguna
manera. Ni siquiera toca los lados del dolor que siento.
—Podemos resolver eso más tarde —dice Cartier, su mano en mi
muslo—. Ambas están con Kill y Sass en este momento. Creo que tuvieron
que llevarla al auto... —Cierro los ojos, necesitando esa misma paz venir.
Nunca llega. El auto se detiene y estamos fuera de un cementerio,
enterrados en medio de un bosque.
—Jesús, ¿qué carajos? —Alcanzo la manija de la puerta, cuando
Cartier me detiene de nuevo.
—Esta es la cripta CEK. Todos los King descansan aquí.
—Sabes muchísimo sobre los King, Car. ¿Quieres decirme algo?
—Hijo… —advierte mi madre, pero pongo los ojos en blanco y abro la
puerta. Las hojas y las ramitas secas crujen bajo la suela de mi mocasín. 314
Solo quiero enterrarlo. Podemos joder con el resto en una fecha posterior.

Un piano toca la melodía de “Exile” de Taylor Swift y Bon Iver. Aprieto


mi mandíbula tan fuerte que mis dientes truenan. Gruesos arbustos rodean
la cripta, y arbustos verdes más gruesos que están llenos de luces
decorativas adornan el exterior de la caja de hormigón. Un funeral al
atardecer, nada sorprendente para un King. Hay rosas negras esparcidas
por la línea que separa dos lados. He notado que uno es para Midnight
Mayhem, el otro para la familia de los King. La música continúa sonando
cuando la voz de una chica se filtra a través del sistema de sonido.
Mis padres me llevan al frente a las sillas, dirigiéndome al lado de quien
sé que es Lilith, pero estoy en trance. Atrapado en la hipnótica forma que
suena su voz en reemplazo de Taylor Swift. Cuando termina la canción,
todos toman asiento y un padre camina lentamente por el pasillo, su
incensario se balancea de lado a lado y expulsa humo. El olor a lavanda y a
salvia lo sigue mientras llega silenciosamente al frente, volviéndose para
mirarnos a todos. Tiene que haber cerca de cien personas aquí.
Volviéndome sobre mi hombro, me congelo en mi silla cuando mis ojos
se conectan con Dominic Stranger, quien está de pie en la parte de atrás de
los asientos de los King. Sus ojos están cubiertos por lentes oscuros, su traje
recién planchado. El hijo de puta tiene la audacia de estar aquí, y mucho
más, el descaro de parecer molesto.
El padre empieza a hablar y me descontrolo. Puedo sentir a Lilith a mi
lado, su ansiedad y su angustia. Me he abstenido de verla, temiendo que
cuando lo haga, pueda entender que valió la pena. Que perder a Eli valió la
pena porque lo hizo por ella. O peor aún, darme cuenta de que no valía la
pena. Perdido en mi desorden de pensamientos, parece que no puedo
concentrar mi cabeza en todo, mucho menos en mis emociones.
Mi corazón se acelera y mi respiración también lo hace. El sudor gotea
por mi sien mientras mis puños se aprietan y aflojan en mis manos. Estoy
a punto de ponerme de pie y correr cuando me colocan algo pesado en el
regazo.
Esa cosa pesada se está moviendo.
Instintivamente, mis brazos rodean a la niña. Cabeza llena de cabello 315
azabache, piel pálida con mejillas rosadas y ojos de color lavanda. Solo debe
tener tres meses de edad.
Levanta su manita hacia mi mejilla, antes de que una sonrisa atraviese
su rostro. Me quedo sin aliento porque definitivamente consiguió la sonrisa
de su papá.
El dolor que estaba dentro de mí, paralizante e insoportable, de repente
tiene garras de metal cerrándose sobre él, conteniendo el dolor. Por ahora
puedo hacerlo.
Por ella.
El resto de la ceremonia no parece ser tan insoportable con ella en mi
regazo, donde se sienta en silencio, moviendo su pequeño sonajero por el
lugar. De vez en cuando, me encuentro besando la parte superior de su
cabeza, inhalando su olor. Puedo sentir que todos los instintos protectores
que he tenido por mi hermana se multiplican cuanto más tiempo está en
mis brazos.
Mataría por mi hermana, pero por esta niña de aquí, quemaría el
mundo entero hasta los cimientos solo para asegurarme de que estuviera a
salvo.
Un suave gruñido sale de mis labios sin querer, y la mano de Lilith llega
a mi muslo. Sigo las afiladas puntas negras de sus uñas, siguiendo el tatuaje
que está sobre sus dedos. Ahora significan más que nunca. Una mitad Eli,
la otra para mí.
Siento que mis hombros se derrumban mientras un sollozo se escapa
de mi garganta. Las lágrimas caen por mis mejillas y aterrizan en la melena
de mechones de ónix debajo de mí. Sigo temblando mientras las lágrimas
ruedan sin restricciones por mis mejillas. Lilith permanece cerca, pero me
permite dejarlo todo. No me importa quién esté aquí y viéndome mientras
finalmente lo dejo todo, porque él se fue.
Lo amaba y se fue.
El calor llena mi mejilla derecha y lentamente abro mis ojos hacia
grandes orbes lilas mirándome desde abajo. Sus pequeñas cejas están
juntas, como si pudiera sentir mi dolor y quisiera ayudar a aliviarlo.
Le sonrío, secando las lágrimas de mis mejillas y llevando una mano
para cubrir la de Lilith y la otra para apretarla más fuerte contra mi pecho.
—Te tengo ahora.
316
43
Lilith

S
i me hubieran dicho hace meses que algún día sería madre, me
habría reído en su cara. Sin vergüenza. La idea de que esté
cerca de un bebé es aterradora. Pero algo sucede cuando te
conviertes en madre. Casi como si cada obstáculo que
enfrentaste en tu vida para llegar a donde estás hoy fuera insignificante.
Amas esto, tanto a esta persona que se siente como si tu corazón estuviera
caminando fuera de tu pecho. La vulnerabilidad nunca ha sido algo que
haya sentido, hasta que supe de ella. Ahora es como una constante herida 317
abierta que no quiero que nadie toque.
Estoy en el asiento del pasajero del auto de Kyrin mientras nos lleva de
regreso a The Village en silencio después del funeral de Eli. Ver a todos los
King y sus familias juntos me hizo sentir como si estuviera más cerca de Eli.
Intercambié números con Madison, Tillie y Saint, y todos prometimos
mantenernos en contacto todos los días. Me dijeron que no fue hace mucho
tiempo que Eli perdió a su hermano Cash, y que la muerte que han vivido
se ha vuelto demasiado grande, por lo que se llevarían a los niños y a todos
de vacaciones. Nos invitaron a Kyrin, al bebé y a mí. Creo que aceptaré. Eso
es siempre que averigüe dónde está la cabeza de Kyrin.
—¿Los tres días? —pregunto distraídamente mientras nos acercamos
cada vez más a The Village.
—Ese es el tiempo que CEK necesitó para asegurarse de que estaba a
salvo.
—¿Qué hay de Eli? —respondo, volviéndome hacia Kyrin—. ¿Qué tal si
nos aseguramos de que esté a salvo?
La mandíbula de Kyrin se tensa con los músculos de su brazo mientras
aprieta alrededor del volante.
—Supongo que no era su prioridad. La niña sí. No podríamos haber
sabido que haría lo que hizo, ni podríamos haber sabido que él saltaría
frente a una bala.
Hago una pausa, frotando mis sudorosas palmas por mis muslos.
—¿Me odias por eso?
Kyrin me mira por encima del hombro, sus ojos en los míos.
—No, Lilith. Odio que esté muerto, pero entiendo lo que hizo. —
Parpadea, mirando entre la carretera y yo—. Yo hubiera hecho lo mismo. —
Kyrin pasa una mano por su cabello, apartándolo de su frente—. Hablé con
Dominic Stranger.
Me quedo visiblemente quieta.
Kyrin continúa.
—Es el tío de Eli. No de sangre, pero era un amigo cercano del padre
de Eli antes de morir. Prácticamente ayudó a criar a Eli. Hace unos meses,
se enteraron de que estaba ayudando a Patience dándoles su club.
Asiento, viendo los árboles pasar mientras regresamos a un terreno
318
familiar.
—Lo sé. También regresó con algunos de mis recuerdos.
Kyrin continúa explicando la situación con Stranger.
—Hace poco, los King descubrieron que era uno de los centros de
Patience. No estaban en la cama con Patience ni con ninguna de las mierdas
que hicieron, pero nos ofrecieron un “centro”. Patience no llevaba a los
extraños a la parte realmente valiente del negocio. Los centros eran
básicamente coartadas y casas en las que podíamos entrar en cualquier
momento que estuviéramos en un área extraña. Eli estaba enojado porque
Stranger le había ofrecido su club como un centro porque lo tenía en un
estándar. Lo busqué durante tanto tiempo. Independientemente de si sabía
lo que estaba haciendo Patience o no, se lo ocultó a los King para que
cortaran los lazos con él. Esa noche en el club, supo la verdadera razón por
la que Eli estaba con nosotros. Sabía sobre el bebé y todo. Explicaba por
qué Eli estaba tan tenso.
Dejo atrás los crudos recuerdos de tenerlo todavía a mi lado, incapaz
de tocarlos.
—Muy bien. —Trago más allá de la bilis que sube por mi garganta—.
¿Y qué pasa con el juramento de sangre?
—Kiznitch es dramático. —Kyrin pone los ojos en blanco—. Los Cuatro
Padres no querían que saliera hasta que tuvieran el control y hubieran
hablado con los King. No te preocupes por eso...
—¿Qué? —Mis ojos se mueven entre él y el bebé que duerme
pacíficamente en la parte de atrás—. ¿Qué significa eso?
Kyrin gruñe, agarrando su volante de cuero con el puño.
—No te preocupes por eso.
—Kyrin —espeto—. Dímelo.
Arrastra los pies en su asiento, baja una marcha y sube a la rampa de
entrada.
—Sangre por sangre, Lilith. No te estreses por eso.
Me pongo pálida, volviendo a la carretera. No creo que tenga la
frecuencia cerebral para asimilar esa información.
—Resolveremos esto más tarde.
Cuando llegamos a The Village, mi mano llega al brazo de Kyrin, 319
impidiéndole seguir conduciendo.
—No puedo volver allí ahora, tal vez nunca.
Kyrin se vuelve hacia mí y sé que no tengo que decir nada más porque
lo capta. Lo entiende. Ambos perdimos a un amante, pero somos muy
afortunados de seguir teniéndonos uno al otro. Y a ella.
—¿Quieres finalmente mudarte a Nero Manor?
Trago y encuentro la puerta de hierro que secciona la vieja mansión.
Está a la izquierda de Axton Manor, frente a Cornelli Manor y al lado de
Ciceros Manor.
Devolviendo mi atención a lo que será nuestro nuevo hogar, estudio la
envejecida construcción, perdida en el carácter que cada generación ha ido
sumando. Las vidrieras y las oscuras estatuas que se encuentran a cada
lado de la gran escalera.
—Sí. Sí, quiero que vivamos aquí.
Lilith
Un mes después.

—¿Por qué tengo la sensación de que esto será malo? —No puedo
evitarlo, y si me muerdo las uñas más, estoy bastante segura de que no me
quedará ninguna.
—Es un juramento de sangre. Sabía lo que estaba haciendo cuando lo
tomé. —Kyrin me lleva hacia el centro de The Village, justo cerca de lo que
llaman “el búnker”.
Me vuelvo para ver a Cartier, quien acuna a su sobrina en sus brazos.
—¿Puedes decirle que no necesita hacer eso?
—Lo siento, mamá. —Cartier me da una palmada en el hombro—. Son 320
las reglas. Pero, quitaré a mi preciosa de toda esta mierda. Así que te veré
de vuelta en la casa. —La veo desaparecer por el mismo camino por donde
vinimos, soplando frambuesas en las mejillas de Luna mientras
continuamos hacia donde hay una pequeña multitud reunida. Todo
Kiznitch, obviamente.
Kyrin agarra mis dedos con los suyos, empujándome detrás de su
cuerpo mientras llegamos al círculo. Hay un pequeño fuego en el centro,
rodeado por los Cuatro Padres, en la ubicación de la estrella de los Brothers
de Kiznitch. Llevan túnicas largas con capuchas que cubren sus cabezas y
una máscara de hueso con una nariz puntiaguda que sobresale.
Llamas calientes lamen el aire, calentando mis mejillas pero no
haciendo absolutamente nada para calmar la ira y la protección que se
enciende en mi vientre.
—Terminemos con esto… —dice Kyrin, señalando a Kauis con un
movimiento de su mano—. No hay necesidad del teatro.
Kauis lo ignora, igual que los otros padres. Da un paso más cerca de
Kyrin, y encuentro que mis pies avanzan, alcanzando el brazo de Ky.
Kauis se da cuenta, sus ojos se mueven hacia donde mi mano se
encuentra con su brazo.
—Lilith, ¿tendremos un problema?
—¡Joder, sí, lo tendremos! —chasqueo al instante. Oh no. Parece que
no tengo ninguna restricción cuando se trata de ese lobo dormido que
acecha debajo de la superficie cada vez que alguien a quien amo está siendo
manipulado. También ignoraremos el desastre que hice con Kennedy
después de su muerte...
Kyrin gruñe, volviéndose hacia mí con su mano apretando mi barbilla.
—Nena.
Me aparto de su agarre, sin querer mirarlo a los ojos, principalmente
porque quiero tener un concurso de miradas con Kauis Axton. Los hombres
son tan buenos lanzando su peso, pero este en particular está
peligrosamente cerca de aterrizar en la punta de mi espada.
—¡Oye! —espeta Kyrin y lo veo de mala gana. Mi garganta se hincha
cuando encuentro su relajado rostro por primera vez, en la historia—. Estaré
bien. —No me diría eso si no fuera cierto. No me dejaría perderlo también,
no nos dejaría a Luna y a mí.
No termina la oración antes de que Killian me empuje hacia atrás, pero
lo empujo, manteniendo una distancia equilibrada entre él y Kyrin.
321
—Kyrin Nero, hiciste un juramento de sangre. ¿Consideras adecuado
tu castigo? —pregunta Kauis suavemente. Demasiado suavemente.
—¿Qué pasa si se rompe? —Empiezo a preguntarle a Kill, pero gruño
de dolor. Ocurre en cámara lenta. Me giro para enfrentar a Kyrin de nuevo
mientras su cuerpo cae al suelo en un montón.
—¡Kyrin! —grito, cayendo al suelo a su lado, ignorando las punzadas
de dolor en mis rodillas mientras las piedras perforan mi piel. El olor a
sangre y a tierra flota en el aire cuando encuentro mis manos presionando
directamente sobre la herida en la parte superior del muslo—. ¡Maldito
tonto! —La sangre se derrama entre mis dedos como no hace mucho tiempo,
pero me niego a tomar el cuchillo que está saliendo de él. Mi garganta
comienza a cerrarse mientras apago los recuerdos que salen rugiendo a la
superficie. Respira. Dentro. Fuera. Esto no es eso.
Me doy la vuelta para buscar a Kill, preguntándome por qué no me está
ayudando. Lo encuentro escondido detrás de su mano y...
—¿Te estás riendo?
Killian agita sus manos en señal de rendición.
—Vaya, oye, esto no fue idea mía, pero… —Se encoge de hombros,
lanzando una mirada entre los Cuatro Padres de los Idiotas y mi Idiota
personal que se está desangrándose en el suelo—… un juramento de sangre
es un juramento de sangre. Tenía que hacerlo. —Aprieto los dientes, mis
ojos se fijan en los de Kyrin cuando comienza a farfullar y a toser.
Llevo mi mano a su mejilla en pánico, solo lo encuentro sonriéndome,
mostrando sus dientes ahora empapados de sangre.
—Tranquila, Lil. Es solo una herida superficial.
—¿En serio? —gruño, apretando su herida. Grita de dolor, su espalda
se arquea en el suelo alrededor de su risa.
—Nena, está bien, ¡lo siento! ¡Muy bien, lo siento! —Se rinde ante su
risa, y me levanto de su pierna una vez más, poniéndome de pie.
Los Cuatro Padres se quedan de pie y continúan hablando entre ellos
mientras todos los que se reunieron regresan a lo que estaban haciendo.
Locura. Kiznitch es una locura.
Alguien se aclara la garganta y mi cabeza se levanta para encontrarme
con quien sea que acaba de llegar. Cabello castaño, ojos castaños y una cara
pequeña y redonda. Es linda. Para una mujer mayor. ¿Es mayor? 322
—Hola, soy…
—… la doctora. —Pongo los ojos en blanco y vuelvo a meter la mano en
el bolsillo de Kyrin para robar su paquete de cigarrillos y su Zippo. Muerdo
uno entre mis dientes y abro la tapa del Zippo, encendiendo el final.
Lanzando el paquete de cigarrillos y el Zippo sobre su torso, con un poco de
fuerza, la veo—. No te molestes con la anestesia. Estará bien sin ella.
44
Kyrin
Dos meses después.

S
i me hubieran dicho hace meses que estaríamos donde estamos
hoy, les habría cortado la lengua de la boca. No solo Lilith
siendo madre, sino yo siendo un maldito...
—... ahí está papá. —La voz de Lilith se filtra a través de 323
mis pensamientos mientras hace rebotar mi puto corazón en su cadera. Al
verlas a ambas, una sonrisa se extiende por mis labios.
Lilith cepilla su largo cabello plateado hasta un hombro, mostrando el
tatuaje de su cuello. Siempre una rebelde, siempre una soldado, uno como
amante, el otro para siempre. Continúa alrededor de toda la circunferencia
de su delgado cuello. A menudo pienso en esa época, cuando no sabía a qué
estaba jugando Lilith, o cómo lidiar con Eli y sus secretos. Probablemente
podría haberlo manejado mejor en retrospectiva. Pero el destino... el destino
es la realidad para las personas que se arriesgan. Algunos dirían que no
podían imaginarme enamorándome de alguien, así que no lo hice. Me
enamoré de dos. Puede que hayamos perdido a la otra mitad de nuestra
alma gemela, pero vive en cada uno de nosotros, y definitivamente vive en
Luna.
Tomo a Luna por debajo de los brazos, apartándola de Lilith y besando
su cabecita. Con una cabeza llena de cabello y pestañas oscuros, cada día
me recuerda más a su padre. La protegeré con mi vida, Eli. Es mía, como tú.
—¿Estamos listos? —Lilith todavía está juntando su mierda por la casa
mientras reboto a Luna arriba y abajo.
Luna-Nox Rebellis. Su nombre vino de forma natural. Queríamos
mantener el tema con el nombre de Lilith, sin dejar de ser fieles a King y a
su herencia familiar. Así que tenemos Luna, que significa diosa de la luna
en la antigua mitología romana, y Nox, en latín, diosa de la noche (su familia
King). Es un corte completo entre la Elite King y Midnight Mayhem. Sin
embargo, no había dudas sobre en qué campo de juego estaría. Es una King,
después de todo.
Lilith se agacha bajo mi brazo mientras nos dirigimos juntos hacia la
sala de estar, toma su teléfono y lo mete en su bolsillo trasero.
—¿Crees que siempre querrá tener un mes de cumpleaños?
—Si lo hace, lo tendrá.
Hoy es la fecha del nacimiento de Luna, pero no el mes, y decir que ha
sido fácil probablemente se quede corto. Primero, estábamos agradecidos de
que el lugar donde Kennedy había estado manteniendo a Luna no era un
agujero en la pared, una mierda para nada. Era un convento de monjas en
la ciudad, un lugar al que nunca hubiéramos visto, esencialmente. Gracias
a Dios que lo hizo Benny. Lilith bromea diciendo que deberíamos ponerla en
un internado católico para la secundaria y luego en Riverside para la
universidad. Si Satanás no la enciende en llamas por solo mencionarlo,
podría hacerlo. 324
Todo el mundo está esparcido por la sala de estar, la chimenea de gas
encendida contra la pared mientras una suave música suena
silenciosamente de fondo. Perse y King están acurrucados en un rincón, con
su mano sobre su hinchado vientre. Ella ha estado mejor desde que todo se
ha calmado, todavía me molesta cómo trató a Lilith.
Cartier se fue, lo que será mi problema mañana, considerando que
estoy casi seguro de que la chica se está portando mal a propósito. Si otro
tabloide publica una historia de “Influenciadora de Instagram/motociclista
acrobática que ha sido sorprendida en la cama con un príncipe real” yo mismo
volaré a Europa y la llevaré de regreso a casa, tal vez con un rastro de
duques reales muertos y príncipes detrás de mí.
Junto a King y Perse está Killian. Las arrugas que luce están a punto
de hacerle envejecer diez años si el bonito chico no aclara su mierda. Saskia
está en la cocina cocinando una tormenta. Obviamente, Killian no está
contento con ese hecho porque no está lo suficientemente cerca de él. Típico
bastardo pegajoso.
Cerca de la chimenea encendida están Keaton y Kohen. Kohen, quien
se está comportando bastante bien con alguien que ha estado persiguiendo
las cenizas de un examante para descubrir que ha estado viva todo este
tiempo. Este hecho debería perturbarme, pero junto con mi rebelde
hermana, será un problema para mañana.
A través de las puertas que se abren que conducen al patio, puedo ver
a Bishop y a Nate caminando con Brantley detrás.
Todos dejan de hablar, de repente la música está demasiado alta.
Lilith aprieta mi mano cuando la puerta se abre y los Elite King entran,
sacudiéndose la nieve del cabello.
—Entonces... —Bishop me sonríe, sus ojos en Luna—. ¿Está lista para
conocer a sus futuros mejores amigos?
—¡Oh! —Se escucha la voz de una chica, y veo a Madison Montgomery
empujar más allá de la pared de músculos frente a ella, cargando a los
mellizos de ella y de Bishop. Un chico y una chica. Aproximadamente de la
misma edad que Luna-Nox, pero más jóvenes, por meses, diría yo. Madison
viene directamente hacia mí, sosteniendo a sus dos pequeños niños King
uno al lado del otro—. ¡Priest! ¡Mira! ¿No es linda?
325
Después del
Espectáculo

E
sta vez me senté en la parte de atrás. Las luces eran más
oscuras de lo habitual, pero la multitud igual. Metí una mano
llena de palomitas de maíz en mi boca y chupé la mantecosa
sal de mis dedos cuando ella apareció en el escenario en un
flash, su sombrero de copa brillando contra la luz. Tuvo un bebé; eran felices.
Podría estar feliz por eso. Pero no lo estoy. No ahora mismo porque siempre la
tuve. Ella me hizo sentir bien, ver lo bueno, a pesar de que era demasiado
buena. Ahora que se fue, estaba sola con mis pensamientos, desesperado por
mantenerme a raya. Normalmente me encantaba esta parte. Donde me
quedaba atrás y esperaba el espectáculo, estudiando cada acto. Sin embargo,
dolió más esta vez hacer eso, así que antes de que pudiera detenerme me 326
levanté de mi silla y me volví hacia la salida. Mis ojos voltearon hacia la
misma forma en la que entré y me detuve en seco. Él no había cambiado
mucho, todavía tenía el mismo aspecto. Cabello oscuro, ojos verdes y
mandíbula dura. Sin embargo, ahora es más grande, obviamente, y creció.
Tenía delineador de ojos alrededor de los ojos y vestía un rasgado overol de
mezclilla con tirantes en la parte delantera. Empujó sus gafas por el puente
de su nariz, dándome una malvada sonrisa.
—Realmente no pensaste que podrías huir de mí alguna vez, ¿verdad?
No hablé. No quería que supiera que estaba viva, pero sabía que una vez
que lo supiera, estaría arruinada.
Dio un paso más hacia mí.
—Perse está lastimada de que no quisieras verla, pero yo solo…. —Miró
a lo lejos—. Estoy sorprendido.
Di un paso más cerca de él, atrapada en la historia que nuestras almas
habían explorado juntas.
—Kohen...
—Dove —respondió con una dulzura que estaba segura de que solo yo
veía—. ¿Qué dices, Pajarito? ¿Quieres huir conmigo y violar la ley?
—No lo sé —respondí con tristeza, la culpa desgarraba mi corazón—.
Hice algo malo. He causado mucho daño.
La sonrisa de Kohen se hizo más profunda.
—¿Qué sucede, Pajarito?
Levanté mis ojos hacia los suyos.
—Maté a Eli para salvar a Lilith.

327
Epílogo
Kyrin
Navidad.

S
e supone que las vacaciones son pacíficas. Ese momento de
tranquilidad entre tu rutina diaria y el sueño de estar lejos. Al
menos, ese es el caso cuando no estás rodeado por el CEK y
toda su maldita pandilla.
328
—Así que estaba pensando... —Madison baja de puntillas las escaleras
después de finalmente dejar a Priest y a Halen en el suelo—. Mira, soy todo
para los niños, pero ¿tener gemelos? A. La. Mierda. Eso. No me veo a mí
misma teniendo suficiente amor en mí por otro hijo, incluso si Lilith todavía
pudiera tenerlos.
—¡Oh! ¡Sí! ¡Quiero esquiar! —dice Saint debajo del brazo de Brantley.
Todas las chicas cocinaron estas vacaciones y han hecho un pacto de que
todos los años vayamos de vacaciones familiares. ¡Ding, ding! También
pueden elegir.
Me encanta eso para todos los chicos.
Al menos este año, estamos en Aspen. Bishop es el dueño de la casa en
la que nos hospedamos, con vidrio en lugar de paredes para brindarle una
vista completa de las montañas nevadas de trescientos sesenta grados.
Madison se acurruca contra Bishop.
—¿Correcto? Hagámoslo todo mañana. Luego podremos relajarnos en
el jacuzzi y emborracharnos.
Todas las chicas se ríen, sorbiendo sus chocolates calientes. No es
hasta que me inclino para oler a Lilith que me doy cuenta de que están
empezando a beber ahora.
Me río entre dientes, negando antes de besarla.
—Vuelvo enseguida.
Después de ver los ojos de Nate, Brantley y Bishop, todos nos dirigimos
a la cocina. Las ventanas de este lado dan al largo camino de entrada
bordeado de gruesos arbustos con nieve en forma de nube que cubre las
ramas y las hojas. Ya es tarde. Llegando a la medianoche y después del
vuelo, todos estamos cansados, por decir lo menos.
—Hombre, tenemos toda una vida con esta loca mierda. Siento que son
una pandilla muy pequeña y nos aman, pero también nos matarían si lo
necesitaran. —Las divagaciones de Nate me distraen lo suficiente.
Vierto whisky en vasos y todos toman uno para cada uno.
—¿Todo bien contigo y con Lilith? —pregunta Bishop después de tomar
un largo sorbo.
Me apoyo en el mostrador y aprieto el borde.
—Sí, siempre estamos bien. Hay algo...
—¿Como si él siempre estuviera ahí? —pegunta Brantley, pero sus ojos
están fijos en el exterior—. Sí. Juro que lo siento algunos días, 329
simplemente... allí. Existiendo con nosotros. Viendo. Probablemente
riéndose de que los dos lo jodimos todo. —Resoplé, negando mientras mi
risa se apaga cuando la tristeza se filtra de nuevo.
—Estaría orgulloso de ustedes dos, hermano. Tan jodidamente
orgulloso. —Nate me aprieta el hombro, antes de que todos regresen al salón
con las chicas.
Sacudiendo la cabeza, la muevo hacia atrás y trago el resto del líquido
ámbar, siseando cuando enciende un fuego que baja por mi garganta.
Cuando coloco mi vaso en el fregadero, el movimiento exterior me llama la
atención, como una sombra que sale de los arbustos.
Una sombra. Sudadera con capucha sobre su cabeza, un pañuelo
cubre la mitad inferior de su cara. Me congelo, cayendo hacia atrás mientras
me froto los ojos con el dorso de la mano.
—Como si siempre estuviera ahí… —susurra Brantley en voz baja
detrás de mí, y me doy la vuelta rápidamente para enfrentarlo.
—¿Qué?
Brantley empuja su cabeza hacia la puerta.
—Te cubriré, Mayhem. Tienes diez minutos como máximo. —Antes de
que pueda preguntar de qué diablos está hablando, empiezo a moverme
hacia la puerta principal. La risa de las chicas detiene mi movimiento, pero
antes de que pueda evitarlo o a Brantley, giro la manija y salgo.
Cuando cierro la puerta, la nieve me azota en la cara mientras bajo las
escaleras de madera.
Mi corazón deja de latir a medida que doy cada paso.
Uno.
Dos.
La sombra sale de detrás del árbol.
Tres.
Cuatro.
Sus dedos envuelven la curva de su sudadera con capucha.
Cinco.
Seis.
La sudadera con capucha cae alrededor de la parte posterior de su
cuello y mi corazón está jodidamente plano. Tropezando hacia atrás, alcanzo
330
la barandilla para detener mi caída cuando la jodida sonrisa por la que he
sangrado cada noche desde que él se fue parpadea frente a mí.
No en un recuerdo.
En el puto tiempo real.
Tira hacia abajo el pañuelo.
—Tienes razón. Me río de ustedes dos. A menudo. —Y así, quiero
golpearlo.
Lanzándome hacia adelante, lo agarro por el cuello y tiro de su pecho
hacia mí, mis ojos salvajes y la mandíbula apretada. Sobre todo, porque
estoy enojado, pero también porque quiero estar seguro de que es él. En la
puta vida real. En alguna enferma parte de mi mente, espero despertarme,
con Lilith de un lado y Luna del otro.
—¿Estás bromeando, Eli? —Las palabras salen entre apretados
dientes. Podría matarlo de nuevo—. ¿Qué diablos está pasando?
Sus dedos se enganchan en la hebilla de mi cinturón mientras me tira
más hacia él.
—No tenemos tiempo. Necesitas escuchar. Ni siquiera debería estar
aquí ahora mismo, y no tengo tiempo para explicarlo todo. Hay una razón
por la que eligieron Aspen para este viaje. Técnicamente no estoy en EE. UU.
En este momento, pero Aspen está lo suficientemente lejos como para no
llamar la atención.
Mis dedos se doblan alrededor de sus mejillas.
—Jodidamente te lloramos. Ella apenas lo logró. ¡Apenas lo logré yo! —
Lívido. La ira tan caliente me quema como ácido por las venas.
—Lo sé. Lo siento. Es... —Se vuelve sobre su sombra y se lleva un dedo
a la boca para callarme. Mis hombros se enderezan y las piernas se separan
mientras sigo su mirada, lista para destrozar a cualquiera que intente
tomarlo de mi otra vez. De nosotros.
Vuelve a mí, sus ojos buscan los míos.
—No puedo explicar eso ahora mismo, y ella no puede saberlo ahora.
Cuando sea el momento, te lo haré saber, ¿de acuerdo? Por ahora, toma
esto… —Saca un sobre blanco con las palabras Luna-Nox Rebellis—. Si no
me ves durante las vacaciones familiares todos los años, entonces estoy
muerto y me atraparon. —Sus palabras me golpean todas a la vez. Se está
yendo de nuevo.
331
Me duele la mejilla cuando me abofetea.
—Ky, no tengo jodido tiempo. Esta vez el año que viene, estaré aquí de
nuevo. Pero por ahora, ella no puede saber que estoy vivo. Esto... esto es
enorme. ¿Lo entiendes?
Parpadeo para contener la necesidad de estrangularlo.
—¿Es una mierda King o algo más?
Suspirando, se tapa la boca con la mano. Cuando sus ojos chocan con
los míos, todo lo demás desaparece. La casa detrás de nosotros, las
montañas nevadas en la distancia, la nieve que cae que se derrite tan pronto
como golpea mi piel.
Cerrando la distancia, alcanza la parte de atrás de mi cuello y me
acerca a sus labios. Rozan los míos con ternura, pero como el bastardo
codicioso que soy, lo acerco más por la parte de atrás y lo beso. Su lengua
se desliza en mi boca, lamiendo todas las heridas que infligió cuando se fue,
pero abriendo otras nuevas porque sé que está a punto de irse de nuevo.
Retrocede un poco, dejándonos a los dos sin aliento, pero apoyando su
frente contra la mía.
—¿Alguna otra cosa podría mantenerme alejado de todos ustedes? —
Sé la respuesta a eso. Eli es un King primero, incluso si no quiere que sea
así. Siempre nos protegerá a toda costa, así que haga lo que haga, lo hará
por nosotros, o por Luna, al menos. La idea de que Luna esté en peligro hace
que se me ericen los pelos de la nuca, y esa misma ira que corría
desenfrenada dentro de mí desde que vi a Eli acercarse está peligrosamente
a punto de explotar.
—No —digo, mis hombros se relajan.
—El próximo año. —Lentamente, se tapa la boca con el pañuelo.
—El año que viene… —susurro con voz ronca, ahogándome con las
palabras de adiós no dichas mientras desaparece entre las sombras. Pase lo
que pase, los King lo saben. Nada de esto tiene sentido, pero si he aprendido
algo cuando se trata de los CEK, es que hacen las cosas por una razón.
Siempre están tres pasos por delante, así que pase lo que pase, lo hará por
Luna.
Tiene que ser Luna. Sabe que mataría o me matarían por él.
Volviéndome hacia las escaleras que acabo de bajar, camino de regreso
a través de la puerta principal, sacudiendo la nieve de mi cabello.
Mientras doy la vuelta a la esquina hacia la sala de estar, Lilith me ve 332
desde detrás de una sonrisa, palmeando el lugar junto a ella en el sofá.
—Ven aquí. Acabo de contarles a todos sobre el pequeño juego Sixers
de Midnight Mayhem.
—Oh, ¿lo hiciste? —Alzo las cejas, caigo en el sofá y coloco mi brazo
sobre su hombro.
—¡Sí! —Tillie se retuerce aún más contra Nate—. Y queremos jugar. —
Lilith coloca una baraja de cartas en mi regazo. La baraja de cartas.
—Déjame adivinar... Cartier te dio estas... —Pongo los ojos en blanco y
empiezo a arrastrar los pies.
—Lo hizo. —Lilith asiente, inclinándose para colocar su taza vacía
sobre la mesa de café—. Así que vamos, entonces... veamos si soy tu As—.
La verdad es que nunca necesité este estúpido jodido juego con ninguno de
los dos para saber que eran mis almas gemelas. Nuestro amor no era el tipo
de amor que estaba escrito en las cartas...
Era el tipo de amor que las quemaba.
Próximo libro
(MIDNIGHT MAYHEM #4)

333

Estará disponible pronto.


La historia de Keaton.
Sobre la autora
Amo Jones

334

Amo Jones es una pequeña chica de campo que está en pleno desarrollo
como autora (probablemente lo está haciendo todo mal). Le gusta el pastel,
le encanta el vino y su religión es mágica. Es una gran trabajadora, pero
cuando no está escribiendo, puedes encontrarla relajándose con sus hijos y
compañeros en la playa más cercana, con un coctel en la mano. Nueva
Zelanda no es un estado de Australia y el rugby es el mejor deporte que ha
jugado.
335

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