Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2
Créditos
Traducción:
N ell y V a n e s s a
3
Corrección y Revisión
final:
N an i s
Diseño:
M or el i n e
Índice
SINOPSIS 5 15 125 33 263
1 16 19 152 37 287
2 21 20 157 38 292
3 25 21 166 39 294 4
4 30 22 171 40 305
5 34 23 186 41 308
6 45 24 191 42 312
7 49 25 198 43 317
8 54 26 208 44 323
14 118 32 255
Sinopsis
El amor nunca morirá si existe en los labios de la muerte. A menudo pensaba en eso
mientras estaba encerrada dentro de Dollhouse en Patience. Preparada cada segundo de
cada día, se aseguraron de cubrir toda la oscuridad que acechaba en mi alma con la falsa
apariencia de la perfección. El alma es voluble. Desnuda a la vista del público y solo visible
para la propietaria; un alma sangra cada vez que sufre un dolor. Pero cuando eso está oculto,
se propaga. El truco consiste en evitar que llegue a tu cerebro.
5
Ya era demasiado tarde para mí.
Hasta que los conocí.
Uno era un King Elite.
El otro un hermano Kiznitch.
Ambos eran mentirosos.
Soy Lilith Patience, la Hechicera de la Muerte e hija de una de las organizaciones más
temidas que conoce el hombre. Después de ser arrojada al notorio mundo de Midnight
Mayhem, me encontré envuelta en un pasado que quiero olvidar y en un futuro que podría
destruirme. Amo a dos hombres, y ellos me aman tanto como se aman entre sí, pero cuando
los demonios de mi pasado aprieten su garra alrededor de mi garganta, ¿finalmente dejaré
que me quiten las capas de perfección para llegar a mi podrida y marchita alma?
Quizás.
O tal vez ellos mueran en el intento.
PREFACIO
Kyrin
A los diecisiete años.
L
a escuché sollozar incluso antes de llegar al final del pasillo.
Limpio y jodidamente cansado de viajar, no podía caminar
más allá del sonido. Era Cartier y la chica nunca lloraba. Era
dura como una mierda. Cuando tenía cinco años,
malditamente estranguló a Keaton y le golpeó el trasero. Entonces, a pesar
6
del hecho de que era tan jodidamente útil como una monja en un club de
striptease cuando se trataba de discutir los sentimientos de las chicas, me
encontré retrocediendo y abriendo la puerta de su habitación. Era pasada
la medianoche, me dolía la cabeza. Quería dormir durante tres días seguidos
antes de siquiera considerar abrir los ojos.
Mis músculos se tensaron cuando la vi acurrucada sobre las sábanas
de su cama, sus brazos alrededor de sus delgadas piernas.
—Kyrin, vete... —susurró en voz baja.
—Al diablo con eso. ¿Qué ocurre? —Noté algunas cosas antes de que
comenzara a hablar. Como que uno, estaba en un pequeño vestido de fiesta
hecho de esa brillante mierda que a las chicas les gusta usar.
—Nada. ¿Está bien? Nada. —Su voz temblaba, sus labios temblaban.
La adrenalina comenzó a bombear por mis venas cuando me di cuenta
de que realmente estaba jodida por algo. Entré y cerré la puerta de una
patada detrás de mí. Su teléfono comenzó a sonar desde su escritorio, y
antes de que pudiera volar desde su cama para agarrarlo, lo arrebaté.
—Desbloquea el teléfono, Chuckles... —El apodo que le di cuando nació
salió volando sin querer. Aparentemente, no sabía cómo decir Cartier, así
que la llamé Chuckles. Se le quedó. Ella lo odiaba.
Negó, sentándose más derecha en su cama. Su vestido estaba rasgado
por los bordes, su rímel goteaba por sus mejillas. Apreté los dientes y la
agarré por la barbilla, levantando el teléfono hasta su cara para reconocerla.
—Ky, por favor. Está bien.
Lo desbloqueó y se abrió un mensaje de su mejor amiga.
Car, tienes que contarle a alguien lo que pasó esta noche. ¿Por
favor? Estoy aquí para ti.
Mientras leía el mensaje, mi sangre comenzó a hervir. Sentí las llamas
de ira ardiendo por mis venas. Vi a Cartier, apretando su teléfono en mi
mano.
Le gruñí.
—¿Alguien te jodió esta noche?
Le temblaban los labios mientras se apartaba el cabello rubio de la cara
y limpiaba el manchado rímel de debajo de los ojos. Lo odiaba porque había
estado peleando con mis padres a diestra y siniestra para no dejarla venir
de gira. No la quería en esto. Quería que tuviera una vida mundana. Todos 7
queríamos eso. Como era la única chica de todos, tenía que respondernos a
todos, y lo que decíamos normalmente se hacía. Aunque peleó contra todos
nosotros con sus dientes desnudos.
Respiré hondo y busqué mi teléfono en mi bolsillo.
—¿Nombre?
—Ky, yo...
—¡Nombre, Cartier! —Se estremeció, y me sentiría como una mierda en
otras circunstancias, pero alguien tocó a mi puta hermana esta noche y esa
mierda no me gustó. Odiaba la secundaria.
—Ben Jules.
—¿Dirección? —pregunté con calma.
Arrojó la dirección y escribí los detalles en la aplicación de mapas de
mi teléfono. Otras veces, me ponía en contacto con uno de The Brothers
como respaldo, pero lo conocía. Sabía que no lo necesitaría esta noche.
—Cuéntamelo todo.
—Yo-él-él y ella, me dieron de beber. Me dieron de beber y solo me
desperté cuando uno de ellos estaba encima de mí. Ella se reía con una
grabadora en la mano. —Sus palabras apenas lograron salir de su dolor, y
en este puto punto, la rabia estaba quemando mi visión.
No podía ver con claridad.
—¿Los conoces?
Sacudió la cabeza.
—No. Estaban en la fiesta en la que yo estaba. —Sus ojos se cerraron
a la deriva—. No debería haber ido.
Gruñí.
—Cartier, deberías poder ir a una jodida fiesta sin que algunas larvas
te pongan las manos encima sin tu permiso. —Este es uno de los aspectos
de la vida fuera de Midnight Mayhem con el que nunca me identificaré. Una
mujer no puede ponerse lo que quiera sin que la juzguen o la toquen.
—Ky, ¿qué harás?
—No te preocupes por eso. —Una vez que llegué al garaje subterráneo,
miré los autos que habíamos estacionado. Sabía que papá llevó el Lambo a
que lo repararan, así que saqué las llaves de la moto del circuito,
balanceando mi pierna, sin molestarme con el casco.
8
La fiesta había terminado, por lo que podía ver, pero el césped estaba
plagado de vasos solos y de barriles vacíos.
—Putos cerdos. —Pasé por encima del desorden y me dirigí
directamente a la puerta principal. La abrí de una patada y me detuve
cuando vi a gente desparramada durmiendo en el suelo. Pisando los
cuerpos, busqué en todos sus rostros y miré entre ellos y a la foto en mi
teléfono. Cuando no encontré a Ben entre ninguno de los somnolientos
idiotas del nivel inferior, subí las escaleras. Revisé todas las habitaciones,
todas vacías, hasta que llegué a la última.
Me pasé la lengua por el labio inferior y lo abrí con cuidado. Allí, en
medio de una fiesta de sexo con una joven de la misma edad, estaba
Benjamin.
Vi como empujaba dentro de ella. Cabello rubio, senos gordos que le
pegaban en la parte inferior de la barbilla cada vez que sus flacas caderas
chocaban con su trasero.
—¡Ay, Dios mío! —Los ojos de la chica encontraron los míos, sus
mejillas se pusieron de un descarado rojo.
Benjamin se detuvo, mirando por encima del hombro.
—¿Qué diablos, imbécil? ¡Vete a la mierda!
Tenía dos opciones aquí. Bueno, para ser justos, en realidad no las
tenía. Solo había una. Un hombre mejor habría dejado correr a la chica,
pero un hombre mejor no se habría enrollado para matar, y, además, esta
perra también jugó un papel.
Cerré la puerta del dormitorio de una patada, deslizando la cerradura
hasta que hizo clic.
—Estoy jodidamente cansado. Por suerte para ti porque esto será
rápido, aunque realmente no te lo merezcas.
Empujó a la chica de su pene y se acercó a mí. Observé con pura
fascinación cuando se dio cuenta de lo diferentes que éramos.
Él medía alrededor de metro y medio. ¿Yo? Uno noventa y dos.
Él había estado empujando cincuenta por ciento de tejido
9
subdesarrollado. ¿Yo? Doscientos de magro músculo.
Pero ese ni siquiera fue el momento exacto en que supo que estaba
jodido. No. Fue cuando mi labio se curvó y mis ojos se oscurecieron.
—¿Qué quieres, hombre?
—Mi hermana pequeña estuvo aquí esta noche... —murmuré—. Jodiste
con la equivocada.
Saqué mi cuchillo de caza de la funda alrededor de mi cintura, lo moví
alrededor de mis dedos antes de apuñalarlo debajo de su barbilla. La chica
empezó a gritar, así que se lo quité a Ben y se lo arrojé directamente. Sus
gritos fueron ahogados cuando el mango de mi cuchillo se asomó entre sus
ojos y la sangre comenzó a derramarse por la curva de su nariz.
El chico, Ben, comenzó a hundirse en el suelo, aterrizando de rodillas.
Di un paso adelante, saqué el cuchillo del cráneo de la chica y me volví hacia
Ben. Me incliné sobre su moribundo cadáver y sonreí con satisfacción ante
el sonido de la sangre haciendo gárgaras subiendo por su garganta.
—No he terminado contigo.
Tenía toda la intención de hacer esto fácil. Debería haberme asustado
por haber matado a alguien, pero no lo estaba. La corrompida adrenalina
seguía bombeando por mis venas sin signos de agotarse. Presioné la punta
de mi cuchillo en la esquina de su mandíbula y comencé a tallar el borde de
ella. No me detuve hasta que llegué al otro lado, siguiendo la línea del
cabello.
“Ky, todo lo que puedo ver es su rostro. Allí. Encima de mí. Su cara, Ky”.
Lo rectificaría. No dejé de cortar hasta que la punta de mi hoja estuvo
de regreso donde había comenzado. Curvé mi dedo debajo de la piel entre el
músculo y el tejido graso, lo rasgué y lo arrojé por la habitación.
Esa noche pasaron dos cosas.
Una, llamé a Keaton para que viniera y me ayudara a limpiar mi ADN.
¿Dos? Pulsé el marcado de un nombre que no quería marcar...
10
Prefacio
Eli
C
uando tenía cuatro años, recuerdo que mi madre me dijo que
odiaba mis malditas entrañas. Había detenido nuestro auto a
un lado de la carretera, desabrochado mi asiento de
seguridad, o como diablos se llamaran esos asientos de un
niño de cuatro años, y me dijo que me fuera a la mierda.
Aparentemente, estaba bastante enojada por algo. ¿Por qué? No lo
sabía en ese momento. Todo lo que sabía era que el odio que me arrojó
durante toda mi vida dejó invisibles cicatrices sobre mi carne. La gente veía 11
la linda sonrisa y la deslumbrante belleza, el dinero y, seamos realistas, la
fama y pensaba: Bueno, mierda. Este pequeño chupador lo tiene todo.
El dinero y la fama no equivalían al amor. El dinero, la fama y mi
apariencia asesina eran simplemente el corrector de la tortura que soporté
cuando era niño. Mi historia no era obviamente sucia, naahh, nada de eso.
A veces, la suciedad no comienza con estar atado al piso del sótano. A
veces, la suciedad comienza con ser maltratado con una cuchara de plata
sobre la superficie de baldosas Pietra Firma LuxTouch.
Ahora mi padre, por otro lado, era como mi héroe. Sabía cómo contar
un chiste y hacer reír a la gente, pero eso no significaba que quisieras
cruzarte con él. Mis hermanos y yo fuimos criados juntos. Los malditos Elite
Kings. La notoria sociedad secreta de la que temías o de la que querías
formar parte. Mis hermanos y yo fuimos criados con nuestros padres y tíos.
Todo bien para algunas cosas, mierda para otras, o en el caso de Brantley,
jodidamente malvado para todos. Cuando mis padres murieron, fue un
alivio con el que la gente nunca podría relacionarse. Seguí en la escuela,
Riverside Prep Academy, y apenas me gradué. Y ahora, bueno, ahora estaba
haciendo exactamente lo que hacía mi padre.
Bueno, al menos debería haberlo hecho. Hasta ella.
—E, ¿me escuchas? —Bishop, también conocido como el mini padrino
de Elite Kings, interrumpió mis pensamientos.
—Sí, te escuché… —Entrecerré los ojos—. Entonces, quieres que me
vaya de gira con el equipo de Midnight Mayhem porque...
Bishop me fulminó con la mirada, sus ojos fríos y muertos atravesaron
la habitación para agarrarme por la garganta.
—Entonces, no estabas escuchando. —Bishop no siempre era tan
malhumorado. Bueno, no, eso es una mentira, lo era, antes de que Madison
V-dog sucediera, pero luego se levantó y se fue. Ahora Bishop estaba de
vuelta en el punto de partida, solo que peor, porque era mayor. Más malo.
—No, te escuché.
—Oh, está bien, idiota, entonces, ¿qué dijo? —dijo Nate, mi otro
hermano y compañero King, señalando a Bishop.
—¡Acabo de decirlo! —Agito mi mano alrededor.
Nate negó hacia Bishop.
—No te estaba escuchando. Joder. Yo entraré.
12
—No —le espetó Bishop a Nate—. Tillie te necesita aquí. —Me miró—.
Tú entrarás, Eli. Lo digo en serio. Ensillarás.
Lentamente, arqueé una ceja hacia Bishop. Sabía lo que quería. Joder,
todos lo sabíamos. Había sido la guerra que se había estado cocinando
durante generaciones que poco a poco estaba comenzando a alcanzar un
punto de ebullición. Jodidamente el borde del río. Hay una carretera que
corta el centro de Riverside, junto con la escuela original de la Preparatoria
Riverside, un maldito castillo encantado, y la ciudad de Riveredge. Son el
puto yin y yang. Nuestros padres la contuvieron durante años, igual que sus
padres, pero había rumores de que estaban creando su propio maldito reino.
Ahora, eso no nos sentaba bien. No, carajo, no era así. Hay una razón por
la que obtuvimos nuestros apellidos, y hay una forma expresivamente
salvaje en la forma en que los obtuvimos.
Los Elite King no eran solo un club o un equipo lleno de lindos chicos
de preparatoria que golpeaban a la gente cuando no obedecían sus
mundanas pequeñas reglas. Le dábamos ochenta y seis por el trasero
después de cortarle todas las extremidades y enviar pequeños paquetes RIP
a sus seres queridos. No teníamos reglas, teníamos leyes y estaban escritas
con la sangre de nuestros antepasados. Nuestra sociedad era más profunda
que el suelo en el que se construyó esta maldita ciudad. Eso, en sí mismo,
no debía tomarse a la ligera.
—¿Estás seguro de que quieres involucrar a Midnight Mayhem en esto?
Midnight Mayhem no era solo un equipo de carnaval. Todos estaban
jodidamente inestables y enfermos de la cabeza. No estoy seguro de querer
jugar a los fetiches de payasos con el tren loco. Todos veían la estética carnal
de sus espectáculos y pensaban que eran solo eso: artistas. Pero no lo eran.
Podías rodar con Midnight Mayhem durante años y aun así no llegar a la
superficie del tipo de mierda que escondían detrás de la cortina.
Los ojos de Bishop permanecieron pasivos.
—No. Quiero que entres allí disfrazado de otra cosa.
Pateé mi pie, apoyándolo contra el escritorio.
—¿Oh sí? ¿Y de qué?
—Lo que siempre haces... —Finalmente me dio un destello del viejo B—
. Mojarte el pene.
Mis ojos recorrieron la habitación.
13
—Espera, ¿crees que me van a dejar entrar allí? —No pude evitar la
profunda risa que se me escapó—. Dawg, literalmente nadie puede entrar
allí sin saltar obstáculos, y esos obstáculos suelen ser siempre partes
dispersas de jodidos cuerpos. Literalmente. Roban gente. ¡Tienen
obstáculos, B! ¡Vamos!
Bishop me miró, aburrido.
—Entonces salta.
—Eres un idiota, ¿lo sabías?
No se inmutó ante mis palabras, les dio la bienvenida.
—La gente necesita encontrar una nueva palabra para describirme.
Idiota ya no funciona. —Bishop se levantó de la silla y se dirigió lentamente
hacia la gran ventana que daba al ajetreado Upper East Side.
—Podría pensar en otro. —Le sonreí, pasando mi perforada lengua
sobre mis dientes.
Me despidió.
—Entra allí, haz un poco de ruido. —Volvió la cabeza por encima del
hombro—. King y Dove ya te están esperando...
La mancha de la oscuridad es permanente una vez que se ha adherido
a ti. No hay forma de sacudirla, de negarla. Una vez que hayas probado el
amargo sabor del pecado en la punta de tu lengua, harás todo lo que puedas
para beber de su veneno por el resto de tu vida. Serás como un drogadicto,
necesitando tu próxima dosis. Es adictivo, jodidamente poderoso.
Sé eso. Es un jodido hecho.
Dos personas entraron en mi vida. Mierda, ni siquiera estaba seguro
de cómo sucedió. No me di cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que
me golpearon en el centro de una maldita y retorcida historia de un amor
perdido, salvado y arruinado. Joder, nadie podría salvarme.
No ella.
Y definitivamente no él.
Y, de todos modos, no necesitaba un maldito salvamento. Era Eli 14
jodidamente rebelde, un maldito Elite King, y la sangre que corría por mis
venas era la mezcla de ese veneno, así que supongo que se podría decir que
no fui quien lo bebió...
Fueron ellos.
Prefacio
Lilith
L
as paredes de este lugar eran como carne de cadáveres en
descomposición. Habían vivido una vida, habían visto algo de
mierda y no podían hablar de ello. Mis tacones repiquetearon
sobre el suelo de baldosas. Esta era The Dollhouse, la cúspide
de todo en Patience. Mi mente estaba llena de adrenalina. Simplemente no
sabía por qué. Podía sentir las réplicas ondular a través de mí en oleadas,
haciendo girar mi cabeza en una espiral de caos.
Se abrió una puerta con un chirrido, y al otro lado estaba quién más 15
que uno de los hombres que gobernaban debajo de mi padre, Kosta, Kij.
—Doll, ya puedes irte a la cama. —Abrió la puerta de par en par,
señalando una cama matrimonial. Parecía familiar, pero entonces debería
hacerlo, ¿verdad? Vivo aquí. El dolor palpitaba en el fondo de mi mente, pero
lo ignoré, bajándome a mi cama—. Duerme un poco. Mañana actuarás.
—Está bien —murmuré, pero mi voz era rota y me dolía la garganta
como si me hubiera tragado hojas de afeitar. Mis cejas se curvaron cuando
mi mano llegó a mi garganta. ¿Por qué estaba tan dolorida? ¿Y por qué
carajos me dolía todo?—. ¿Cuántas Dolls tenemos ahora?
Se volvió hacia mí mientras su mano descansaba en el mango.
—Seis.
—¿Seis? ¿Por qué pensé que solo teníamos cuatro? Creo…
—... ve a darte una ducha, Lilith. Descansa tus ojos. Debes de estar
exhausta. —Cerró la puerta detrás de él y me senté, mis manos en mi regazo
y mis ojos en la pared blanca frente a mí. Un reloj hizo tictac en el fondo,
pero me quedé sentada. Conté quinientos ticks antes de correr al baño y
patear la taza del inodoro.
—¿Qué está sucediendo?
1
Lilith
N
unca pensé mucho en mis pesadillas, pero sabía que no era
igual que otras chicas. Creo que me di cuenta de eso
bastante temprano en mi vida, pero ¿mis pesadillas? Son
algo a lo que me aclimataba. Las disfruto. Vivo para el caos.
Me baño, bailo y tengo sexo. Mis pesadillas son en las que soy
completamente libre. Espero cerrar los ojos todas las noches,
preguntándome a dónde me llevaría mi subconsciente. Por supuesto, así fue
también como encontré el LSD. 16
Saskia palmea el asiento a su lado, haciéndome un gesto para que lo
tome. Me entregó un vaso de Coca-Cola con ojos muy abiertos y ansiosos.
Cuando se da cuenta de que no me voy a sentar y relajar a su lado, suspira,
pone los ojos en blanco y me agarra de los antebrazos.
—Mira —comienza, arrastrándome hacia la silla—. Sé que solo han
pasado un par de días. Te prometo que te gustará estar aquí.
No me importa Saskia. De hecho, me atrevería a decir que me gusta.
De todas las Dolls que entraron y salieron de Playhouse, definitivamente es
mi favorita. Me empuja su bebida, atrayendo mi atención de nuevo a lo que
está sucediendo ahora mismo. No es que me importe que mi mente divague
por The Playhouse o por Patience. Al menos me resulta familiar y sabía lo
que estaba haciendo. No sabía quiénes eran estas personas. No todavía, de
todos modos.
—Toma un sorbo. Te prometo que no lo envenené.
Le quito el vaso, sabiendo que no cederá pronto.
—No me importaría si lo hicieras. —No pienso en las palabras cuando
salen de mis labios. Hago eso a menudo. Nunca he tenido que preocuparme
por lo que digo y lo que hago, porque en sus ojos, en todos sus ojos, soy
perfecta.
—Oye, entonces… —Saskia se inclina hacia adelante, justo cuando
tomo el primer sorbo de Coca-Cola y ron—. Hay una pequeña fogata frente
a nosotros, con el autobús en el que me puso detrás. Dijo que lo compartía
con una chica Rose y un chico Kenan. Ninguno de los cuales he conocido
formalmente todavía—… ¿Qué opinas? —Saskia sonríe con una brillante
sonrisa en su rostro.
Oh, mierda. ¿Todavía está hablando?
—¿Qué? —pregunto, inclinando la cabeza mientras trago el resto de mi
bebida. Es fuerte. Buena. Necesito algo extra.
Saskia no pierde el ritmo.
—¿Eres la directora de Midnight Mayhem?
Eso me llama la atención. Mis ojos se entrecierran un poco hacia ella.
Hace una mueca, así que suavizo mi borde hacia ella. Nuevamente, me gusta
Saskia Dragavei, pero soy quien soy. Me recuesto en mi silla mientras
descanso mi tobillo sobre mi rodilla, manteniendo mis ojos en las calientes
llamas que bailan en la noche. La música se derrama a mi alrededor,
golpeando a través del claro del bosque.
17
—Recuerdas que soy la maestra de ceremonias, ¿verdad?
Saskia asiente, su castaño cabello oscuro rebota alrededor de sus
hombros. Cristo, la chica es realmente hermosa. Me atrevería a decir que
probablemente sea la chica más hermosa que he visto en mi vida.
—Muy bien. —Le sonrío desde detrás de mi vaso—. Pero tengo que
hacer las cosas como soy, ya sabes... —Ladeo la cabeza hacia un lado.
—¡Rutina, cierto! Eso es totalmente genial. Perse reemplazó a Delila, y
créeme cuando digo que es mucho más complaciente. —Saskia se recuesta
en su asiento y me relajo un poco ahora que hay espacio entre nosotros—.
¿Estás enojada con nosotros por matar a tu padre? —No me molesto en
mirarla. No es necesario.
—No —digo con sinceridad—. Aunque algo me dice que ya sabías mi
respuesta antes de preguntar.
—¡Aquí están, chicos! —Un tipo sin camisa con vaqueros holgados se
acerca a nosotros y se sienta en la silla vacía a mi lado.
Lo veo desde detrás de mi hombro. Es lindo. El tipo lindo con el que
juegas solo para ver su pelusa. Su rostro se contrae cuando se da cuenta de
que lo estoy mirando.
Eh.
No sé por qué la gente hace eso.
—¿Tus ojos son como, morados?
¿Eso es todo? Eso es todo lo que tiene que decir. Riendo, me pongo de
pie.
—Lila. —Bebo el resto de mi bebida y me limpio la boca con el dorso de
la mano—. Y me dijeron que es una deformidad. Algo sobre ser producto del
mal. —Tomo la botella de Jack que está en el suelo y le quito la tapa—. Sin
embargo, más bien es el producto del mal que su objetivo, ¿verdad? —Le
sonrío desde detrás de mi vaso ahora lleno.
—Jesucristo —El chico niega con su cabeza y se pasa la mano por el
cabello—. Tienes razón. Está jodida.
Una leve risa me deja al ver su linda pelusa, toda alborotada.
—Saski, ¿qué estás diciendo de mí? Estás asustando a la gente.
Ella se ríe con dureza.
—Oh, ya sabes, solo para que tengan cuidado contigo porque llevas
cuchillos.
18
—No es que los necesite… —Le hago un guiño a Ruffled Fluff.
—No es que los necesite —corrige Saskia, levantando su vaso en el aire
antes de volver la cabeza hacia alguien en la multitud.
Sigo su vista hasta que mis ojos se posan en el tipo que me levantó y
me arrastró fuera de la habitación después de que mataron a mi padre, el
líder de Patience. No dijo una palabra cuando me llevó a la casa rodante de
Saskia y Killian. Ni una sola. Estuvo bien. Prefiero el silencio.
—Suspiro. —Ruffled Fluff, o como ahora supongo que es Kenan, exhala,
tomando un trago de su bebida—. Todavía no me deja golpear eso.
—¿En serio? —pregunto, arqueando una ceja—. Eres atractivo. ¿Por
qué no lo harías?
—¿Siquiera le gustan los hombres? —Otra voz nueva entra en nuestra
conversación, sentada al lado de Saskia. No sé quién es esta chica, pero
Saskia rápidamente la presenta como Rose, la otra persona con la que viviré.
Rose tiene piel aceitunada, ojos claros y una suavidad a la que no estoy
acostumbrada. El tipo de suavidad que se arrastra debajo de mi piel y me
hace picar hasta que desaparece.
—No. —Kenan se mueve en su silla—. Al menos no lo creo.
—¿Quizás no eres su tipo? —Me encojo de hombros, justo cuando Sass
acerca su silla a la mía.
Antes incluso de que dijera las palabras, supe lo que iba a decir. Kenan.
Un cliché.
—¡Soy el tipo de todo el mundo!
No me molesto en decirle que no es el mío.
Se coloca un porro entre los labios y enciende el final, aspirando el
dulce humo de la marihuana. Le hago un gesto una vez que termina y me
lo pasa mientras exhala.
—Tú también eres atractiva, Lilith. Si fuera heterosexual, estaría
acertando en eso.
—Kenan, cállate la boca. —Keaton le da una palmada en la cabeza
mientras se sienta en una silla vacía a mi lado.
Curvando los labios, suavemente soplo suaves anillos de humo en el
aire, sacudiendo la cabeza.
19
—No estoy ni siquiera un poco interesada. Sin embargo, tienes una
linda cosa de hermano pequeño.
—Son los músculos, ¿no? No son lo suficientemente grandes.
Mis ojos vuelan sobre su hombro, aterrizando en Kyrin. Me desvía, pero
no lo suficiente como para distraerme del hecho de que Kenan me pregunta
por qué no es mi tipo.
—No, no son tus músculos. —Kyrin está vestido con vaqueros oscuros,
camisa negra y tiene el cabello suelto de color marrón oscuro que roza la
frente y la cara que, honestamente, es demasiado bonita para no sonreír—.
No estás lo suficientemente dañado.
—Maldita mujer. —Keaton patea mi pierna con la suya—. Eres una
completa fiesta, ¿eh?
Paso mi lengua sobre mis puntiagudos caninos, la comisura de mi boca
se contrae.
—Siempre.
Kenan se mueve incómodo cuando se da cuenta de que Kyrin está
detrás de él a pesar de que la expresión de Kyrin está congelada. Si no fuera
por el leve apretón de su mandíbula, diría que no se inmuta. No lo hace.
Parece un poco agitado. Si alguien más me lo dice es otra historia.
—Tranquilízate. —Kyrin se mueve sinuosamente alrededor de Keaton,
su mano descansa sobre su hombro—. Perse nos necesita. Parece que
tenemos un nuevo miembro de mierda.
20
2
Kyrin
E
sta era una jodida mala idea y llamé a esa mierda
exactamente cuando Saskia decidió traer una nueva
mascota. Por supuesto, no había ningún jodido razonamiento
con Killian. Saskia podía decir que quería un maldito planeta,
y el idiota estaría hablando por teléfono con la NASA como:
—Sí, que alguien le dé a mi chica un maldito planeta o los cuerpos
comenzarán a caer.
21
Jodidamente ridículo.
Pero esta nueva mascota que trajo es la enemiga.
Escribe villana en Google y te dará la foto policial de Lilith Patience.
Cabello plateado, piel pálida, un puchero que haría que la mayoría de los
hombres se arrodillaran imaginando cómo se verían esos labios envueltos
alrededor de sus penes. Eso sin siquiera mencionar esos ojos lilas. Malditos
ojos lilas. No sé cómo sucedió eso y me importa un carajo preguntar cómo
resultaron así.
—¿Qué? —Keaton me sigue detrás mientras me dirijo a la casa rodante
de Perse y de King—. ¿Qué quieres decir con un nuevo miembro?
Abro la puerta a otro problema. Bienvenidos a Midnight Mayhem,
donde jodemos tu cabeza porque nuestras cabezas se nos joden a diario.
—¿Qué carajos?
Perse está sentada sobre la mesa del comedor, masajeándose las sienes
con los ojos cerrados. King señala las sillas vacías a su lado.
—Siéntate, carajo. No necesita más estrés.
—¿Por qué? —pregunta el “nuevo miembro” en la mesa, pateando su
pierna de una manera que parece demasiado jodidamente cómoda—. ¿Estás
embarazada? —Parece familiar, pero no puedo ubicarlo. Cabello negro corto,
ojos que parecen dormir siempre lo suficiente y una mandíbula lo bastante
afilada como para igualar la mía. Cuando sonríe, algo se arrastra sobre mi
piel. Desconfianza, supongo. Estaba demasiado ocupado escaneando al
nuevo miembro que me perdí lo que acababa de decir y cómo todos en la
habitación están reaccionando en este momento.
—Espera, ¿estás embarazada? —Keaton se baja lentamente a una de
las sillas, tapándose la boca con una mano. Parece sorprendido; realmente
yo no lo estoy. Era sólo cuestión de tiempo.
—Sí, pero no he cumplido las doce semanas, así que preferiría que
nadie se enterara todavía.
—Hecho. —Keaton aprieta los dedos para hacer la señal internacional
de cerrar los labios. Desde fuera, Keaton da miedo. Un aterrador gran hijo
de puta, pero el lado que vemos de él es diferente. Keaton no da miedo. Está
sobrevaluado.
Levanto las manos sin decir una palabra. No puedo ser jodido con
drama de bebés ni nada de esa mierda, porque ¿por qué carajos está el
miembro aquí y qué quiere con mi familia? 22
—Hermano, toma asiento. Necesitamos charlar. —King señala la silla
frente al recién llegado.
Me siento lentamente.
—¿Qué diablos está pasando?
—Este es Eli. —King le hace un gesto—. ¿Te acuerdas de él? Es un
King.
El reconocimiento se apodera de mí con demasiada frialdad para mi
gusto. Me burlo.
—Está bien, de acuerdo. ¿Qué está haciendo aquí? El Club Elite King
es demasiado agotador para tocarlo en este momento, y si esta noche
continúa como va, terminaré bebiendo hasta quedar en coma.
Eli no me ve a propósito.
—Las seis poderosas familias, y ambos somos parte de una de ellas. Lo
que significa que todos tenemos enemigos. Estoy aquí para asegurarme de
que no seas uno de los nuestros.
—¿No serás sutil sobre tu espionaje? —Busco mi paquete de cigarrillos
en mi bolsillo y lo pongo entre mis dientes. Espero poder eliminar el hielo en
mi tono.
Él me escanea de arriba abajo antes de posarse en mi cara. Entrecierro
mis ojos hacia él justo cuando la esquina de su boca se curva en una
sonrisa.
—Ahora, ¿por qué haría eso cuando podría ser honesto? —Hago una
pausa, moviendo mi pulgar debajo de la capucha de mi Zippo de metal,
encendiendo una llama y quemando la punta de mi cigarrillo.
Soplo una nube y apoyo mi mano sobre mi muslo.
—¿Cuánto tiempo estará aquí?
—Está bien, detente. Yo hago las preguntas aquí —dice Perse,
extendiendo la mano y arrebatando el cigarro de entre mis dedos antes de
matarlo en un vaso de whisky. Me mira. —En serio, Ky. Eres el peor hombre
ya.
—Mierda, lo siento, P. —Arrastro mi silla—. Sigue.
—Eli está aquí estrictamente por asuntos de CEK —dice King,
enganchando su brazo alrededor de la cintura de Perse para ponerla en su
regazo—. Revisará los libros mientras esté aquí, y luego, cuando Bishop 23
Vincent Hayes esté satisfecho de que no estamos trabajando contra ellos, se
irá.
Paso mi mano por mi barbilla.
—¿No creerás en nuestra palabra? —le pregunto a Eli.
Sus ojos se posan en los míos. Hay un pecado al acecho en esos ojos
color avellana, y apostaría mi último dólar a que no tiene ningún problema
en permitir que la gente se arrepienta un domingo solo para que lo toquen
de nuevo el lunes. O al menos creo que lo están tocando, porque el borde de
esa avellana es de un verde oscuro, y todos sabemos que el verde es el color
del misterio y del engaño.
—Nah. Preferiría montar. ¿Eso será un problema para ti?
Aprieto los dientes y cierro el puño sobre mi rodilla hasta que las venas
se hinchan contra mi piel.
—¿Tú? —Lo escaneo de arriba abajo—. No.
—Jesús, Ky, ¿tienes que ser tan idiota? —Keaton golpea mi muslo con
el suyo—. No puedo creer que Cartier y tú compartan la misma sangre. —
Aunque la última parte fue murmurada entre dientes, la capté. Sabía que lo
haría. Cualquiera que mencione el nombre de mi hermana y soy como un
maldito lobo a la caza de su próxima comida.
Me vuelvo hacia él.
—Hijo de puta, no te preocupes por mi hermana. ¿Cuántas veces tengo
que decírtelo? —Me levanto de mi silla y mi lengua se desliza sobre mi labio
inferior—. ¿Terminamos? Necesito ir a joder algo antes de nuestro primer
espectáculo de mañana.
Perse lanza una tensa sonrisa hacia Eli.
—Este es Kyrin. Está dañado. Te acostumbrarás a él.
Eli mantiene sus ojos en los míos.
—Mi tipo.
Justo cuando tengo las manos en la manija de la puerta, Perse me
detiene.
—Ky, mantente alejado de Lilith. Ten sexo con Kenan. Ha tenido sed de
tu pene desde que llegó aquí.
Doy la vuelta sobre mi hombro.
—Él no es mi tipo. 24
—¿Cuál chico? —pregunta Eli, y sé lo que está haciendo. Capté su tono
en el segundo en que entré aquí.
Les cierro la puerta de golpe a todos. No le daré la respuesta que quiere,
y es que el pecado es mi color favorito.
3
Eli
M
aldito Bishop y sus inteligentes ideas. No quiero estar
aquí. De hecho, iré tan lejos como para decir que quiero
irme para cuando estén empacando para su próxima
ciudad.
—Lo siento por él. —Perséfone se subió la cremallera de la sudadera
con capucha—. Está un poco desquiciado.
—Y para que conste —agrega King, apretando el muslo de Perse—, que
Kenan sea un tipo no es el problema. Kyrin se balancea mucho en ambos
25
sentidos.
Es bueno saberlo. No es que esté muy interesado en aprovecharme
pronto. Parece demasiado jodidamente volátil para pasar un buen rato, que
es todo lo que me interesa en este momento. O alguna vez.
—Te prometo que no me molestaré, P. —Me levanto de la mesa, ya que
necesito algo de espacio para ordenar mis pensamientos.
—No hay problema, hermano —asegura King, tocando a Perse para que
se calme—. No tenemos nada que ocultar, y los King siempre son
bienvenidos aquí.
Le creo. Desafortunadamente, Bishop no lo hace. Mi misión es hacerle
entrar en razón antes de que termine esta semana. No puedo estar
interpretando jodidamente al señor Espía mientras necesito volver a poner
en marcha las multimillonarias empresas que todos dirigimos en Nueva
York, y en la mejor parte de Estados Unidos en general. Me gusta jugar con
chicos y chicas, es cierto, pero el dinero no miente y te jode.
—Te quedarás con nosotros en nuestra casa rodante. —Keaton hace
un gesto hacia la puerta por la que entré—. Ya que Killian y Saskia se aman
ahora, su habitación está libre. Solo somos yo, Kyrin y Lilith en este
momento, aunque lo nuevo es que, si tienes novia, te mudas.
Aparentemente.
Keaton mira a King por encima del hombro. King se voltea antes de
enterrar su cabeza entre los muslos de Perse. Joder, pero están completos.
Bajarme de ese autobús me dio una visión completa de la fiesta de Midnight
Mayhem. Los autobuses estaban alineados uno frente al otro, creando un
camino en medio iluminado con luces solares, y al final yacía la infame
tienda lila y negra que se curvaba hacia el cielo. Pequeñas fogatas se
esparcían entre los autobuses mientras la música se derramaba a través de
la oscura noche. Si aún no lo sabías, seguro que lo harías si te encontrabas
con el escenario. Este grupo se divertía tanto como actuaba, y eso es decir
algo, porque eran grandes en sus espectáculos.
No me molesto en luchar contra mi sonrisa. Estoy demasiado en mi
zona.
—Esto podría estar bien después de todo...
Keaton se ríe, dándome palmaditas en el hombro.
—Oh, esto no es nada. Esto es dócil porque no podemos volvernos
demasiado locos antes de un espectáculo. ¿La verdadera diversión? —Abre
la puerta de una casa rodante negra mate—. En la noche antes de partir. 26
Es cuando el trabajo está hecho y podemos soltarnos.
Inclino mi cabeza hacia un lado, captando la risa proveniente de un
autobús unas líneas más abajo. Principalmente chicas, con excepción de
quien supongo es Kenan. No estoy seguro de por qué, solo sé que es Kenan.
—Ah. —Keaton chasquea la lengua contra la parte superior de la boca,
bajando los escalones mientras sigue mis ojos—. Eso es un problema. —
Señala a la morena que es muy atractiva. Maldita sea—. Ella está tomada.
Esa es Saskia Dragavei, también conocida como la maldita propiedad de
Killian. El que está a su lado es Kenan. Él te coqueteará, lo superarás. La
chica que está a su lado es Rose... Ella también está jodidamente bien.
—Jesús, ¿alguna de tus chicas no es atractiva?
Me sonríe, sus ojos brillan.
—Sabes lo que hacemos para ganarnos la vida, ¿verdad? Estas chicas
son sexys, sí, pero todas están jodidas de una forma u otra.
—Bien. —Arrastro la punta de mi lengua sobre mis dientes frontales—
. Las prefiero así.
“Fuck You” de Silent Child comienza a sonar justo cuando la chica que
está sentada de espaldas a mí se ríe, inclinando la cabeza hacia atrás. Su
cabello es de un extraño tono plateado, o incluso gris, y cuando se inclina
hacia atrás, casi toca las briznas de hierba. Es así de jodidamente largo.
—¿Quién. Diablos. Es. Ésa? —pregunto, sin saberlo, dando un paso
hacia ella. No sé qué aspecto tiene, pero necesito penetrarla.
Inmediatamente. Está enviando la energía que necesito inhalar, de
preferencia mientras estoy entre sus muslos.
—Tsk, tsk. —Keaton sacude su dedo índice hacia mí—. Ahora, ¿sabes
cuando dije que estaban todas jodidas de una forma u otra?
Asiento, incapaz de formar palabras. Maldita sea.
—Bueno, esa chica está completamente jodida. No querrás saltar sobre
eso. Confía en mí.
—No fue lo que pregunté, Darkling. ¿Cuál es su nombre?
Los ojos de Keaton se vuelven rendijas, pero todavía tiene una sonrisa
de suficiencia en su rostro.
—Primero que nada, vete a la mierda. No me llames Darkling. En
segundo lugar, esa es Lilith. Confía en mí, hermano, contrólate, porque no 27
querrás que rebote en tu pene.
Se vuelve para mirar un poco por encima del hombro y veo por primera
vez su perfil lateral.
Oh, joder no. Definitivamente penetraré eso. Moriré si no lo hago. La
perfecta nariz respingona y una mandíbula que proyecta una sombra tan
oscura como Maléfica.
—Vamos, jugador. Te mostraré tu habitación. —Finalmente lo sigo por
los pocos escalones y entro a la sala de estar principal de la casa rodante
negra mate—. ¿Conducirás tu Porsche o lo dejarás aquí?
Niego.
—Lo conduciré.
Keaton me dirige alrededor de la casa rodante, mostrándome dónde
está todo. La planta baja está llena con la sala principal, la cocina, el baño
y el comedor. Todo es elaborado y moderno, limpio.
—Es más grande de lo que parece...
Mis ojos se fijan en los suyos.
—Esa es la tercera vez que mencionas mi pene, Darkling. Si quieres
chuparlo, todo lo que tienes que hacer es preguntar. —No puedo evitar la
risa que se me escapa cuando me empuja en el pecho.
—Eres un puto trabajo, Rebellis...
—¿Le dijiste a Lilith que se quedará con nosotros? —dice una voz desde
atrás y ambos nos volvemos para ver a Kyrin. Kyrin es una pesadilla oculta
con una cara demasiado jodidamente bonita para ser tan temperamental.
Una vergüenza de verdad. Habría sido un buen jugador.
—No. Te dejaré eso, ya que ambos ya se odian —murmura Keaton,
sacando un porro enrollado de detrás de su oreja. Señala arriba—. La
tercera puerta a tu izquierda es tuya. La que está al lado de la tuya es la de
Lilith y la de enfrente es la mía. Este cabrón de aquí —le hace un gesto a
Kyrin con el porro—, está a mi lado. Ve a dejar tu mierda allí y vuelve a bajar
para ayudarme a fumar esto.
Subo a la habitación, lanzo mi bolsa de lona en la esquina y cierro la
puerta suavemente. Hay una gran cama King, un juego de cajones y un
televisor. Joder. Nunca pensé en cuánto dinero ganaban The Brothers of
Kiznitch. Supuse que era mucho, ya que cobran mucho por sus programas,
y son una de las familias más poderosas de Estados Unidos, pero esto tiene
que ser algo duro. Saco mi teléfono de mi bolsillo mientras bajo las escaleras, 28
caigo en el sofá al lado de Keaton y le quito el porro. Kyrin está frente a
nosotros en el La-Z-Boy, su pierna pateando, pero sus ojos están fijos en
mí. Jesucristo, pero me pone jodidamente nervioso. Eso nunca me pasa.
Joder, nunca. Aspiro el humo, negándome a arrojar una pizca de lo
intimidante que es, y he estado rodeado de grandes cabrones. A todos los
llamo mejores amigos. Me criaron en un entorno que no era para débiles,
pero aquí estoy, jodidamente marchito en el lugar de un idiota intenso que
claramente tiene problemas de poder.
—¿A dónde iremos después de aquí? —Hago la pregunta que,
sinceramente, me importa un carajo, solo para distraerme de Kyrin.
—Rumbo a Pensilvania. Seguiremos desde ahí. ¿Seguro que quieres
traer ese paseo? —dice Keaton, fumando el porro y sosteniendo la
inhalación—. Acumulará algunos kilómetros importantes, por eso dejamos
todos nuestros paseos aquí. Detrás de nosotros está The Village. Mucho
espacio para el tuyo.
Paso mi mano por mi mejilla, aclarando mi garganta. Puedo sentir los
efectos del THC sangrando en mis músculos.
—Sí, podría hacer que uno de mis hermanos lo recoja.
Kyrin se mueve hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas.
Inclina la cabeza con ojos entrecerrados.
—Me voy a la cama. Mañana saldré a montar a caballo para aclarar mi
mente. —Finalmente apartó los ojos de mí y los puso en Keaton—. ¿Estás
bien aquí?
Keaton le da un codazo en la cabeza y veo como Kyrin sube las
escaleras.
—Cuéntame tu historia. —Keaton se atraganta con el humo y se golpea
el pecho con el puño. Keaton parece ser muy parecido a King: tranquilo y
fácil de tener cerca, lo cual es una completa contradicción con su apariencia.
Con tatuajes tan oscuros como los de Nate y un ceño fruncido que podría
infundir temor a Dios en los no creyentes, me pregunto distraídamente por
qué decidió que valgo su tiempo.
Descanso mi cabeza contra el cojín superior del sofá, tragándome la
risa.
—Diablos, no. No haré eso. —Le digo que no porque no creo que pueda
manejarlo, pero hay una oscuridad escondida detrás de los ojos de Keaton.
Puedo verla. Simplemente es bueno para ocultarla. Me pregunto cuál será
su daño... 29
4
Lilith
—L
ilith, ¿escuchaste lo que dije? —Me quedé
mirando fijamente a la pared frente a mí. Estéril
y aburrida. El blanco es un color que grita para
estar contaminado, lo cual es sólo conveniente ya
que está en su oficina.
—¿Qué? —Finalmente aparté los ojos de la pared y me volví hacia la
persona a la que no tenía ningún interés en escuchar en este momento. Quiero
decir, estaba bien. Me gustaba lo suficiente como para seguir viniendo a estas 30
citas, pero todavía no me importaba. Conocía cada detalle de la vida de todos.
Las personas que saben demasiado son bombas andantes, listas para
explotar y estallar en cualquier momento. Tienen demasiado control.
—¿Necesito saber lo que sientes cuando ves esta imagen? —Levantó una
fotografía de alguien muerto y cubierto de sangre. Parecía una foto de un
crimen, adivinaba por la cinta y la forma en que fue filmada. Había pequeños
números colocados a su alrededor y tiza delineando su cadáver.
—No sé cómo quiere que le responda, señorita K. —Mi boca se curvó en
una malvada sonrisa—. Tal vez, dado que este es su trabajo y no sé qué estoy
haciendo aquí, podría decirme lo que debería estar sintiendo cuando veo esa
imagen y podemos fingir que esa fue mi respuesta, ¿hmmm?
Ella suspiró, descansando sus brazos en la parte superior de sus muslos
antes de inclinar la cabeza y verme por encima de sus lentes.
—Lilith, aunque tus actos durante el programa están impecablemente
desequilibrados y haces que la organización gane mucho dinero, es mi trabajo
mantener tu salud mental bajo control, o al menos, hacer parecer que lo está.
Sabes que es parte de tu entrenamiento.
Alargué la mano hacia adelante y agarré el paquete de Marlboro rojos de
su mesa, saqué un delgado cigarrillo y lo pasé por debajo de mi nariz.
—¿Sabía que cuando nací…? —Encendí el extremo y chupé el veneno
como si fuera oxígeno—. Me dijeron que estaba deformada por mis ojos.
Se quedó quieta, inmóvil. Sin embargo, noté cuando sus ojos se movieron
por encima de mi hombro, y el momento exacto en que supe que alguien
estaba detrás de mí, listo para llevarme de regreso. No me conformé. Sería
castigada. Entonces, ¿qué hace una chica cuando sabe que está a punto de
ser encerrada en una celda sin ventanas con paredes acolchadas y los brazos
anudados en una camisa de fuerza? Bueno, aspiré más del venenoso humo
en una inhalación profunda antes de pellizcarlo con la uña del pulgar y
aventarlo hacia ella. Ella gritó, moviéndose hacia atrás… desde su silla para
deslizarlo de su ropa mientras los hombres entraban detrás de mí,
empujándome… de frente… al suelo.
31
Miro fijamente a Keaton mientras extiende su mano, haciendo un gesto
hacia la casa rodante.
—¿Pensé que me quedaría con Rose y Kenan?
Él sacude la cabeza lentamente, lo suficiente como para hacer que su
cabello lacio roce su frente. Necesita un corte de cabello, plano.
—Cambio de planes. Te quedarás con nosotros porque eres una nueva
recluta.
Me encojo de hombros, me levanto de la silla y estiro los brazos por
encima de la cabeza. Probablemente piensa que pelearé por eso porque
asume que Kyrin y yo nos odiamos. Es sólo una verdad a medias. Kyrin
definitivamente me odia, pero me importa un carajo. Soy muy consciente de
lo poderoso que puede ser el odio, especialmente si lo dejas entrar. Puede
permanecer allí durante meses, años. Tampoco se queda como odio; se
vuelve amargo y mezquino. No me interesan las emociones, mucho menos
una tan agotadora como el odio.
—Killian ya llevó tus maletas a la casa rodante. —Sass ve a Killian por
encima del hombro, pero eso solo atrae el agarre que tiene alrededor de su
cintura para apretarlo.
Él mordisquea su cuello.
—Deja de ser difícil.
Les sonrío a ambos antes de seguir a Keaton hacia la infame casa
rodante negra. Creo que los neumáticos son más grandes que yo. Me paro
al lado de uno y muevo mi cabeza hasta la cima.
Sí. Definitivamente más grande que yo.
La puerta se abre y arrastro mis cansadas piernas por los escalones
que conducen al área principal. Hago una pausa.
—Vaya.
Las paredes son de color negro brillante, con sofás de cuero esparcidos
por la sala de estar y un gran televisor (quiero decir uno enorme) colgado en
la pared. Un candelabro gigante cuelga del techo sobre nuestra cabeza, y
luces LED de color lila suave se alinean en las escaleras, retorciéndose hasta
el segundo nivel. Hay una cocina al lado de la sala de estar, con un comedor
rectangular largo y ocho asientos de cuero escondidos debajo. La cocina que
puedo ver desde aquí está equipada con electrodomésticos modernos y
continúa con la misma oscura estética. Me vuelvo para mirar a Keaton, pero
me detengo cuando encuentro a Kyrin en la cocina viéndonos. Mi boca se
cierra de golpe. 32
—Sí, las luces LED cubren todo el autobús. Las dejamos encendidas
cuando nos vamos a la cama por la noche, así que no te asustes si te
despiertas y las ves. Keaton es interesante, por decir lo menos. Tiene
tatuajes por toda la piel, algunos demoníacos, algunas cruces, y tiene ojos
oscuros que se sienten vacíos cada vez que nos miramos. Sin embargo, ha
sido el mejor de todos conmigo desde que estoy aquí. Quizás quiera tener
sexo conmigo. Todo el mundo suele hacerlo. Espero que no. ¿Debo tener
sexo con la gente aquí como lo hice en Patience? Conozco muy bien el acto
final de Midnight Mayhem, pero estoy seguro de que todo es consensual. No
me importaría si lo hiciera. El sexo siempre ha sido una transacción para
mí.
Sacudo la cabeza de mis nublados pensamientos.
—No mucho me asusta, soldado.
Kyrin está en el mismo lugar, quieto e inmóvil en medio de la cocina.
Cada vez que está cerca, tengo extrañas sensaciones en mi interior que no
me gustan. Como alas de murciélago aleteando a través de una cueva de
vampiros, como si se acercaran demasiado a ti, las garras de su membrana
seguramente te abrirán.
Kyrin se aparta de la encimera, acercándose lentamente a mi frente y
entre Keaton. El calor que irradia es sofocante, así que retrocedo un poco
para ganar algo de distancia.
Se ríe, llevándose a la boca lo que sea que esté en su cuenco.
—Sí, ya veremos. —Pasa y escucho sus pasos desaparecer escaleras
arriba.
—Así que eso es todo. —Aplaude Keaton. No me molesto en decirle que
no estaba escuchando sus divagaciones. Toma el control remoto de un
televisor y se sienta en el La-Z-Boy—. Te acostumbrarás a Kyrin.
—¿Qué quieres decir? —pregunto, inclinando la cabeza.
—A toda su melancolía.
Me encojo de hombros.
—No me molesta.
Subo las escaleras hacia mi habitación, ignorando las otras puertas.
Paredes pintadas de negro, una única lámpara de araña colgando en medio
del techo, una cama de cuatro postes y un gran televisor en la pared opuesta
33
a la cama. Estoy algo acostumbrada a esta vida, pero la opulencia de
Midnight Mayhem es incomparable. Patience nunca fue así.
Hundiéndome en el colchón, paso los dedos por las mantas. Los
sentimientos pasan. Me gusta aquí. No me gusta estar aquí. ¿Me
acostumbraré? ¿Me aterroriza que me acostumbre? Vuelvo a caer en la cama
y cierro los ojos.
Nunca me acostumbraré a esto. Muy silencioso.
5
Lilith
M
e levanto de la cama, el sudor se desliza por mi piel y mi
corazón está acelerado en mi pecho.
Tocador de madera, gran televisor, cama de cuero
negro, luces LED que recubren los bordes de mis paredes.
Suspiro, apoyándome contra la cabecera. Son las cinco de la mañana
del día del primer espectáculo en el que estaré en Midnight Mayhem. Cierro
los ojos y respiro. Lentamente, siento que mis músculos liberan la tensión
en la que trabajaron desde mi sueño. Abro los ojos y veo a Eli, quien está
34
apoyado contra el marco de la puerta sin nada más que sus calzoncillos tipo
bóxer, con el desordenado cabello por toda la cabeza y los ojos apenas
abiertos.
—Mierda, Lilith. ¿Qué diablos fue eso?
Cuando no respondo, bosteza, estira los brazos hacia arriba y los apoya
por encima de su cabeza contra el marco de la puerta. Ladea la cabeza hacia
un lado y mis ojos se posan en la vena que late debajo de la piel de su cuello.
Tiene tatuajes en varios lugares, ninguno de los cuales puedo distinguir
desde aquí, pero su cuerpo, su cuerpo es delgado y fuerte, y muy trabajado.
Su lengua sale como una serpiente y humedece su labio inferior, y centro
mi atención en el anillo que vi a contraluz. Tiene pómulos altos y rasgos que
diría que son bonitos. Casi demasiado bonitos. Tiene la piel suave y
bronceada, ojos almendrados que parecen iluminarse cada vez que algo
pasa por su mente, y labios de los que podría imaginarme chupando veneno.
Mierda. Es atractivo. Eso no me será de mucha ayuda.
—¿Te gusta lo que ves, hmmmm? —habla y todo lo que pensé sale
volando por la ventana, pero de nuevo, no tiene que hablar mientras me
penetra. Podría simplemente sentarme en su cara.
Me lamo el labio inferior.
—Me estaba preguntando.
—¿Qué? —La comisura de su boca se mueve hacia arriba, ofreciendo
un atisbo de su sonrisa.
Aparto las sábanas de mi cuerpo y veo cómo la oscura seda púrpura se
desliza de mi suave piel. Lo veo por encima del hombro, haciendo un
esfuerzo por levantar lentamente mi negligé.
—Si aún encontraría molesto que hables si estás gimiendo mi nombre.
Hace una pausa, y su lengua se escabulle entre sus sonrientes labios
brevemente antes de mirar hacia abajo a su entrepierna y volver a verme.
—Bueno, joder, podemos averiguarlo ahora mismo si quieres.
Me puse mi camisón de encaje corto de seda que apenas cubre mi
trasero antes de que pueda dar otro paso adentro. Enterrando mis dedos en
mi cabello para moverlo fuera de mi cara con las yemas de mis dedos,
deambulo hacia donde está parado. No soy una chica alta de ninguna
manera. De hecho, soy un poco baja, y Eli parece tener aproximadamente
la misma altura que los otros chicos, así que diría que alrededor de un metro 35
ochenta y cuatro o más. Unos buenos centímetros (al menos) más alto que
yo.
Pasan los segundos. Su avellana en mi lila.
—Joder —susurra sin aliento—. Tus ojos están locos.
Le sonrío, la tensión ahora se rompió.
—No tienen nada en mi mente. —Me aparto de él y bajo las escaleras.
Me tomo muy en serio la actuación y sé que necesito más tiempo para ver
qué pasa aquí.
Aterrizo al pie de las escaleras, agarrando mi cabello en un moño
cuando mis ojos se posan en Kyrin. Está sentado a la mesa, con un pie
apoyado en una silla y los ojos fijos en su teléfono. Keaton está a su lado,
bebiendo un batido de proteínas mientras lo observa con atención.
—Ignóralo. Probablemente no sea importante —dice Keaton, señalando
el teléfono de Kyrin.
Paso junto a ellos y me dirijo directamente a la puerta principal,
desesperada por entrar en la tienda y exudar algo de reprimida energía,
cuando la voz de Eli me detiene.
—La oferta seguirá en pie mientras esté aquí, Lil. —Extiende los brazos
de par en par, los músculos abdominales se doblan debajo de todos los
tatuajes. Me sonríe—. Ven a buscarlo cuando estés lista.
—Joder, hombre. Sass tendrá tus huevos. —Escucho decir a Keaton
mientras cierro la puerta detrás de ellos y me dirijo a la gran carpa púrpura
y negra.
Es grande. Enorme, de hecho, unas siete veces el tamaño de una carpa
de circo promedio. Nunca había estado en un espectáculo de Midnight
Mayhem, así que no puedo imaginar por qué necesitarían algo tan generoso.
Hasta que paso por las puertas abiertas y me doy cuenta de lo equivocada
que estaba. Hay un improvisado escenario en el centro, con sillas que
rodean todo el camino, con excepción de una pequeña sección donde el telón
detrás del escenario lo cubre todo. Las sillas se alinean en una elevada fila
con la sección más cercana al frente más privada con paredes con cortinas
y mesas a la luz de las velas. Levanté la cabeza hacia el techo y encontré
una jaula de metal que obviamente baja al escenario. El acto final, lo sé.
Hay muchas razones por las que obviamente necesitan algo tan grande,
todas las cuales descuidé antes de llegar.
36
Tres ruedas elevan el espacio, con la circunferencia de la rueda lo
suficientemente grande como para que quepa un grupo de personas. He
visto algo similar antes en Las Vegas, aunque esta parece modificada. ¿Para
qué? No estoy segura. Hay un anillo dentro de otro anillo, con un columpio
colgando que está conectado al interior. A medida que me acerco, noto que
el anillo en el exterior del más pequeño tiene marcas de huellas.
—Motos. Por supuesto. —Froto mis dedos—. Honestamente, estaba tan
reacia a sentarme en esa maldita cosa.
—¿En ésta? —pregunto, gesticulando hacia el anillo del columpio—.
Eh. Se ve divertido.
—No lo es. —Saskia se rio, se quitó la sudadera y la arrojó sobre una
de las sillas en la sección delantera—. Sé que Kill nunca me lastimaría, pero
ocurren accidentes, ¿sabes?
—No te ofendas —le digo, soltándome el cabello del moño—. Pero bailas
con fuego. Realmente no puedo verte asustada de mucho.
—Cierto. —Extiende los brazos—. ¿Como estuvo tu sueño?
—No.
—¿No?
—Dormí —le digo, justo cuando Perse se acerca a donde estamos,
entregándome una hoja de papel—. Hola.
—Hola. —Perse me sonríe, señalando una de las sillas. Es muy bonita.
Con el cabello rojo furioso y la piel suave y bronceada, su belleza es obvia,
pero hay algo más en ella que parece mucho más de lo que parece—. Por
favor, siéntate para que podamos hablar. —Sass mueve sus cejas hacia mí
antes de hacer cabriolas para sentarse con algunas de las otras chicas que
supongo están con los aéreos.
Cuando me bajo en una de las sillas, vuelve a sonreír y me distraigo.
Esto resultará molesto.
—Entonces, Sass me contó un poco sobre lo que hiciste en Patience.
Como sabes, Midnight Mayhem es muy diferente a eso.
—¿Qué partes? —le pregunto, interrumpiéndola groseramente, pero es
una oportunidad que no perderé. Necesito saber qué hace a Midnight
Mayhem diferente de Patience.
Perse se inclina ligeramente hacia adelante, apoyando los antebrazos
en la mesa que nos separa.
37
—Bueno, para empezar, no estamos en el tráfico de personas, ni en el
sexo ni en los niños, ni en la ilegal actividad de donantes de órganos.
—¿Entonces sin pujas? —pregunto distraídamente, volviéndome para
mirar hacia el escenario—. Si no es por esa razón, entonces ¿por qué?
Hace una pausa unos segundos antes de responder.
—Es una larga historia, que estoy segura de que algún día alguien te
explicará. Yo también soy bastante nueva en todo esto. Mezcla de cultismo,
linaje, entretenimiento, poder, dinero, fuerza.
—Mmm. —Ruedo mi lengua sobre mis labios mientras veo a las otras
chicas trabajar en algunos de sus actos. Saskia está sacando herramientas
de fuego y las demás están jugando con las cuerdas aéreas que cayeron del
techo—. ¿Qué te dijo Saskia sobre mí? —Finalmente arrastro mis ojos de
nuevo a Perse.
Sus mejillas se sonrojan un poco antes de inclinarse cómodamente en
su silla. Puedo ver que no quiere parecer intimidada por mí, pero puedo
entender por qué lo está. Esencialmente, debería querer a todas estas
personas muertas. Creen que porque mataron a mi padre los odiaría.
Están equivocados. Sin embargo, no les diré eso. Será más divertido
verlos resolverlo por su cuenta.
—Bueno, dijo que eras la maestra de ceremonias, lo cual es perfecto
porque acabamos de perder a la nuestra… —Su voz se apaga. Le gustaba la
vieja. Lindo. Muy lindo. Debe ser agradable sentirse así por otras personas,
o no. Casi puedo imaginarla molesta. Su rostro palidece un poco—. Tengo
que decirte ahora mismo que tus “trucos” no pueden suceder aquí.
—Ahh —bromeé, sonriéndole—. Así que te lo contó todo.
—¿La Hechicera de la Muerte? Sí, lo sabemos.
Observo cómo cambia su lenguaje corporal. Entre sentarse con la
espalda recta, juguetear con sus dedos, hasta la abatida expresión
desfigurada en su rostro. Está incómoda.
—¿Puedo preguntarte algo? —Su cabeza se inclina y me observa
lentamente, casi con demasiada atención.
—Seguro.
Tomo la botella de agua de la mesa, quito la tapa de plástico y me llevo
la punta a la boca. Tengo la sensación de que, sea lo que sea que esté a
punto de preguntarme, tendré que pensar detenidamente en mi respuesta. 38
¿Qué me digan que soy una mujer de ceremonias? Fácil. Que me digan que
soy la maestra de ceremonias a la que apodan la Hechicera de la Muerte
porque los “trucos de magia” que realizaba siempre resultaban en... bueno,
¿la muerte? Eso es otra cosa. Pero hay cosas que no puedo, no quiero
compartir con ella. No me importa lo suficiente nada ni nadie como para
mentirles o usar mi posición para manipular algo, pero algunas cosas, no
las compartiré, o a una persona, debería decir. Ella será a quien protegeré,
pero no es por amor o sentimientos. Es por respeto.
—¿Hubo alguna razón por la que elegiste a tus víctimas? ¿O fue al azar?
¿Y por qué siempre fueron hombres?
Debería haberse detenido en la primera pregunta.
—Ambas preguntas son complicadas, pero ¿qué tal esto? —Aprieto la
tapa de mi botella de agua y la apoyo sobre mis muslos—. No mataré a nadie
durante mis actos aquí.
—De verdad, muchas gracias por estar de acuerdo... —Perse se queda
sin expresión, su rostro se tensa.
Sonrío.
—Si… —Interrumpo, y su mirada se profundiza. Engancho mi pulgar
sobre mi hombro a la joven que vi empujando un carrito de maquillaje—.
Puedo usar el maquillaje de payaso.
—Eso suele ser solo para The Brothers...
—Eh —reflexiono en voz alta—. Entonces supongo que tendrán que
acostumbrarse a que lo use también.
Ella se cruza de brazos.
—Es mi trabajo mantener a estas personas a salvo.
—Perséfone, sin ofender… —Mis labios se curvan en una siniestra
sonrisa—. Pero esto es Midnight Mayhem. Estoy bastante segura de que
pueden cuidarse solos.
Su boca se aprieta, sus fosas nasales se dilatan. No le agrado mucho.
Probablemente piensa que soy un monstruo.
—Bien, ¿terminaste? ¿Jugarás bien?
Abro los ojos, palmeando mi pecho.
—Estoy ofendida. Siempre iba a jugar bien.
Sus dedos aprietan los reposabrazos mientras se levanta de la silla.
—Qué hermosa charla, Lilith. —Su respuesta sin tono solo me hace reír 39
mientras desaparece por el pasillo y atraviesa las puertas de entrada
principal.
—Estoy segura de que lo fue, P. Estoy segura de que lo fue.
No hay suficiente lila en este armario para esta tienda. No tiene sentido.
No me quejo, odio el color púrpura, incluso más que el rosado, pero su tema
es negro y violeta, sin embargo, todo lo que tienen aquí son colores fuertes
como el rojo y naranja, o colores oscuros y cambiantes como el negro y el
granate. Reviso las perchas.
—No. No. No. —Estoy agradecida de que quien llenó mi armario con
ropa en la caravana obviamente no fue la misma que eligió el vestuario para
el espectáculo.
—¡Lilith! —Interrumpe una aguda voz mis retorcidos pensamientos de
disgusto hacia la monstruosa elección de ropa. Quizás pueda simplemente
ir desnuda—. Oh Dios, por favor dime que eres Lil…
Me giro lentamente para enfrentar a la intrusa y ella se detiene a la
mitad de su charla.
—Vaya. Sí. Definitivamente Lilith.
Es linda, tal vez en la adolescencia. Lleva un bob castaño corto, tiene
ojos marrones redondos y unas pecas dispersas que rocían sus mejillas de
adolescente. Ya tiene los conceptos básicos de lo que supongo será una joven
muy atractiva. Soy Patience. Estoy conectada para ver la belleza en todo,
excepto donde la belleza debe estar. Nunca pensé mucho en eso hasta ahora.
—¿Me necesitas? —digo con amistosa diversión.
Su boca se abre de par en par mientras saca algo de detrás de la
cortina. Agarra una larga chaqueta de gamuza con ribete lila y se curva
hasta el cuello como dos cuernos. Es muy Maléfica.
—No tienes que ponértelo, es solo... Cuando te vi el otro día y descubrí
que serías nuestra nueva maestra de ceremonias, bueno, supe que el abrigo
de Delila no sería tu estilo. Eres joven, pero tienes una ventaja sobre tu
belleza que es en serio, como nunca se había visto. —Continúa viéndome
boquiabierta, pero me acerco y le quito el abrigo, pasando las palmas de mis
40
manos sobre la suave gamuza.
—Esto es muy, muy impresionante... —La miro por detrás de mis
pestañas—. Lo siento, ¿cuál es tu nombre?
—Ariana. —Sus ojos se abren brillantemente mientras sus mejillas se
sonrojan—. Gracias. No he dormido mucho desde que comencé, y quiero
decir, estoy tomando este nuevo medicamento donde mi papá me dice que
debe tomarlo para ayudarme a dormir, pero necesitaba que se hiciera esto,
¿sabes? —Verla divagar es fascinante y podría escucharla hablar mucho.
Creo que me gusta. Sería la primera persona que me agradara desde
que estoy aquí, Saskia no incluida.
—Es perfecto, Ariana. ¿También eres la maquilladora?
Su afilado cabello como una navaja rebota en sus hombros cuando
asiente con entusiasmo.
—¡Estoy segura! Estoy lista para hacerte la cara.
Me doy la vuelta para colgar el abrigo detrás del nombre que está
etiquetado en mis perchas portátiles. Hago una pausa, recojo el resto de la
ropa que cuelga y la tiro al otro lado de la habitación.
—Haré tu maquillaje aquí, ya que es tu cubículo.
—¿Todos tienen un cubículo? —pregunto, atando mi bata de seda más
ajustada alrededor de mi cintura mientras aparto el ataúd.
—No. —Ariana se distrae tirando de su carrito de maquillaje y
colocando todo en mi tocador. Las bombillas cubren un gran redondo espejo,
con perfumes, desinfectante de manos y jabones delicadamente
acomodados sobre la superficie.
Nada como Patience.
Alan Flinder.
Sesenta y tres años.
Prioridad: el rojo
PD haz que duela. Mwah.
Ariana todavía está charlando mientras regreso al presente. Tengo la
sensación de que, si quiero saber algo, es la persona a quien preguntarle.
—… entonces básicamente, solo The Brothers y, ya sabes, las personas
importantes que los necesitan porque hacen más de un set. Tú, obviamente
incluida. —Comienza a pintarme la cara de blanco, antes de sumergirme en
41
lilas, grises, negros y rojos—. Entonces, ¿el lugar donde estabas antes de
aquí? —pregunta casualmente, y respiro a través de las caricias con las que
roza mi mejilla—. Escuché que es como nuestra némesis.
—Algo así. Quiero decir, no realmente. Eso tuvo más que ver con
nuestro líder, que también resultó ser mi padre.
No detiene sus caricias ni sus preguntas.
—¿Estás triste de que los matamos, me refiero a él?
—No. —La respuesta es honesta, pero probablemente demasiado
atrevida para que alguien de su edad entienda cómo alguien puede ser tan
frío con la muerte de su propio padre.
—Bueno, eso es genial. Oye, ¿alguna vez fuiste a la escuela o algo así?
Quiero decir, siempre estamos de gira, así que no tengo mucha vida fuera
de Mayhem.
—No —respondo, abriendo un ojo—. Era muy parecida a ti en ese
aspecto. Sin escuelas.
—Es tan aburrido. —.... Y ahí es donde terminan nuestras similitudes—
. Quiero decir, ni siquiera puedo tener novio porque todos los chicos aquí
son como, asquerosos.
—Um, no creo que haya visto a una persona poco atractiva aquí.
—Quiero decir, ¡crecí con ellos! —Se ríe, sumergiendo las cerdas en un
vaso de agua.
—Ahh ya veo. Pensé que no te preocupaba la apariencia.
—No encuentro a muchas personas atractivas. —Suspira con tristeza—
. Creo que estoy rota.
—¿Atractivas? Seguro que puedes hacerlo. Puedes señalar a cualquier
persona y te daré una cosa que la haga atractiva. Solo tienes que mirar más
allá de la apariencia.
—Es fácil para ti decirlo. Eres como la chica más bonita de aquí. Creo
que eres incluso más guapa que Saskia, pero no le digas eso porque Sass
puede ser un poco perra.
Ambas comenzamos a reír cuando termina.
—¡Allí! Todo listo.
Me vuelvo en mi asiento y mis músculos se contraen cuando mis ojos
se conectan conmigo en el espejo. Extiendo la mano para tocar mi mejilla,
pero su pequeña mano golpea mi muñeca juguetonamente. 42
—¡Todavía no! No está tan seco.
—Vaya.
La base es blanca, pero donde están mis labios son negros, se curvan
en una malvada sonrisa con sombras que golpean todos mis huesos faciales.
Parece aterrador, seguro, pero lo más importante es que parece sexual.
—¿Te gusta? —pregunta, golpeando mi hombro con su cadera.
Nunca en mi vida había conocido a una joven con tanta confianza y
ligereza. Debe estar protegida. Mi ritmo cardíaco se acelera cuando pienso
en mi infancia.
—¿Cuántos años tienes, Ariana? —Es apenas un susurro, pero algo
que me encuentro deseando saber.
Sus brillantes ojos se encuentran con los míos en el espejo.
—¡Tengo catorce! ¡Acabo de cumplirlos la semana pasada! ¿Y tú?
Mis hombros se ponen rígidos, mis palmas húmedas. Las paso por la
bata, confundida. ¿Por qué diablos estarían pegajosas?
—Tengo diecinueve.
—Vaya. ¡Eres muy joven!
Le sonrío gentilmente.
—Algo así.
—Bueno… —Se da vuelta, empacando su pintura—. Será mejor que
vaya con The Brothers. Siempre huele a cigarrillo, jabón y testosterona ahí.
—Empuja su carrito fuera de mi cubículo y veo moverse la cortina después
de su partida. Ariana es una buena niña. Quiero arrojar una barrera
protectora sobre ella.
Tomo mi abrigo, quito el cinto de la bata y veo caer la seda al suelo.
—Bueno, joder… —Miro los ojos de Eli en el umbral mientras observa
mi cuerpo. Su reacción fue fuerte y obvia, pero la siguiente palabra sale más
como un suave susurro—. Jesús.
Me miro en el espejo, tratando de ver lo que obviamente ve él. Lo que
ve la mayoría de la gente. Mis pezones están perforados en ambos lados, con
senos de tamaño decente. Un buen puñado en las manos del tamaño
adecuado. Mi cintura es apretada de forma antinatural por todo el
entrenamiento de corsé que he hecho a lo largo de los años, mientras mis
caderas se esparcen formando un triángulo. Mis muslos están curvados y
delgados, pero si me agacho, daría la entrada perfecta a la abertura del 43
muslo para la toma. Mi trasero es color de rosa. No es grande, pero no es ni
de lejos pequeño. Pequeñas marcas cicatrizan ligeramente cada nalga para
mostrar la naturalidad de ellas. No BBL para mí. Porque no lo necesito,
aunque estoy segura de que, si no hubiera sido bendecida con este trasero,
habría tenido que comprar uno.
Aparte de las pequeñas estrías sobre mi trasero, mi piel es impecable.
Sin tatuajes, pero siempre los he querido. Mi cabello es de un extraño tono
plateado, a pesar de que soy morena por naturaleza. Siempre he tenido un
estilista que se encarga de su mantenimiento, aunque supongo que
Midnight Mayhem tendrá el suyo propio. Blanqueado y luego gris. Nadie lo
sabe, pero lo teñí de gris para envejecer, después de cansarme de que me
dijeran que me veía “agradable y joven”. Cuando era niña, nunca entendí lo
que eso significaba. No fue hasta que me hice un poco mayor que me di
cuenta de que a los hombres que entraban en Patience les gustaba esa
apariencia. Debería haber hecho lo contrario, quiero decir, siempre me gustó
mantener felices a los hombres, ¿verdad? ¿Correcto?
Pero ¿por qué me teñía el cabello? ¿Hice algo de mala gana por culpa
de mi subconsciente?
Perdida en mis pensamientos, no me doy cuenta de que Eli dio más
pasos hacia mi cubículo. Viste pantalones oscuros, un botón oscuro con las
mangas arremangadas para exponer sus tatuajes y la simplicidad de
Chucks. Debería verse fuera de lugar pero no es así. Es perfecto para él, y
no estoy segura de por qué lo sé sin conocerlo realmente.
Presiona la punta de un dedo en la base de mi cuello, inclinando la
cabeza hacia abajo para mirarme en el espejo. Casi puedo sentir el calor de
su pecho irradiando y enviándole vibraciones a mi espalda.
—Eres un maldito demonio. No hay forma de que seas humana.
Me aparto de su toque y alcanzo mi abrigo, poniéndolo en mis hombros.
Necesito agradecerle a Ariana. Este es un ajuste perfecto.
—Gracias.
Me vuelvo para mirarlo, apoyándome en mi tocador con los dedos
entrelazados. Está tan cerca que casi puedo sentir su aliento en mis labios.
—Aparentemente, es hora del espectáculo.
—¿Y cuál es tu acto aquí?
Sonríe, y es tan perturbador que casi titubeo. Podría igualar el mío.
Maldita sea.
44
—No soy parte del equipo. Pero estaré entre la multitud, si quieres
buscarme. —Se da vuelta para irse, pero se detiene justo en el umbral,
volviéndose para mirar por encima del hombro. Señala un lugar detrás de
mí—. Seguiré adelante y te sugeriré que uses la corona con tu sombrero de
copa.
—¿Y por qué? —pregunto, alcanzando mi paquete de cigarrillos.
—Porque te ves como una maldita reina.
6
Eli
S
algo del cubículo de Lilith y me meto el pene en mis pantalones.
Jódeme. La chica está loca. Por otra parte, si Bishop, Nate o
Brantley estuvieran aquí, me dirían que siempre me
encantaron los locos.
Estoy a punto de moverme por el oscuro camino hacia el área de
asientos cuando un brazo se levanta y detiene mis movimientos, a unos
centímetros de mi cara.
El olor me golpea como una bolsa de ladrillos. Maderas, oscuro y lleno
45
de humo, como él. Como si hubiera estado jugando en el cenicero de un
hombre rico toda su vida, pero de alguna manera saliera limpio.
—Bueno, joder, ¿a qué debo el placer?
Volviéndome lentamente, los ojos de Kyrin se posan en los míos. Es
unos centímetros más alto que yo, pero ambos somos casi idénticos, con
Kyrin siendo más voluminoso y yo no. La tenue iluminación púrpura hace
cosas jodidamente mágicas en las curvas de su rostro, pero
desafortunadamente no en su estado de ánimo. No lleva camisa, no usa
nada más que vaqueros que están rotos alrededor de las rodillas, y su cara
de payaso ya está pintada. Es obvio que se parece a la de Lilith. Me pregunto
si la maquilladora hizo una broma, pintándoles las versiones de chica y
chico.
—¿Qué estás haciendo aquí, Eli? —pregunta en voz baja—. Y no me
mientas.
—Ya te lo dije. Estoy trabajando. —Busco en su bolsillo, agarrando su
paquete de cigarrillos.
No me detiene, sus ojos se entrecierran en mis dedos mientras enciendo
el extremo y lo llevo a mi boca.
Su lengua rueda sobre su labio inferior mientras chupo la nicotina.
Sinceramente, la necesito. La dominante e intimidante energía que lleva
Kyrin es mucha. Empujo el paquete en su bolsillo, sonrío burlonamente
alrededor de mi cigarrillo y tiro de él hasta que se conecta con mi pene muy
duro. Justo cuando creo que peleará, su otra mano está contra la pared
junto a mi cabeza, mientras la otra me arrebata el cigarro de los labios y lo
lleva a los suyos.
—¿Eso es para mí, o acabas de ver a Lilith desnuda? —Una voz
entrelazada por el sueño, es la peor pesadilla de todos con ojos que la gente
nunca olvida.
Mis ojos se posan en sus abdominales antes de bajar y volver a subir.
—Joder, ni siquiera lo sé en este momento.
Kyrin da una larga inhalación de su cigarrillo mientras mantiene sus
ojos en los míos. El humo sale de sus fosas nasales y entre sus labios antes
de que arroje la colilla al césped, pisándola con una pesada bota de
motociclista.
—Buena respuesta. —Se aleja y lo veo desaparecer por el improvisado
46
pasillo entre bastidores, no sin antes mirar brevemente al cubículo de Lilith.
Niego y trato de bajar mi mierda antes de salir con un pene duro.
Piensa en Nate.
En Bishop.
En el puto Brantley.
De acuerdo, sí, todos funcionan.
Sacando mi teléfono, me dirijo hacia la audiencia, pasando junto a la
gente sentada por algunos de los trabajadores mientras le envío un mensaje
de texto a Bishop, el líder de Elite King. Club Elite Kings es, bueno, es como
una sociedad secreta, aunque la mayoría lo llama culto. Es una historia muy
jodidamente larga el cómo surgió todo, pero básicamente, soy un Rebellis,
que en español significa rebelde. Tengo un trabajo en el mundo, igual que
mi padre y su padre, pero ahora mismo, estoy aquí en otro trabajo, y es para
asegurarnos de que Midnight Mayhem no nos esté alimentando con
nuestros enemigos.
Veo un texto de Bishop y lo abro.
Bishop: ¿Tienes una actualización? Sabes que puedes volver...
Leí su texto un par de veces antes de ver hacia el escenario. Lilith y
Kyrin están en mi cabeza, y no puedo creer que esté a punto de hacer esto
ahora mismo, pero...
Mis dedos vuelan sobre mi teclado. Yo: ¿Me necesitas?
Casi al instante, Bishop responde. Bishop: Todavía no. Haz lo que
tengas que hacer.
Yo: Planeando hacerlo.
Bishop: Cuidado, E. No puedes confiar en extraños.
Yo: lo sé.
Pasan unos segundos antes de que mi teléfono vibre en mi bolsillo.
Bishop: ¿Crees que ella lo sepa?
Yo: Todavía no lo sé.
Estoy a punto de guardar el teléfono en mi bolsillo cuando un
pensamiento pasa por mi mente. Abro Instagram y voy a la barra de
búsqueda, escribiendo Midnight Mayhem. Encuentro su página, que tiene 47
más de dos millones de seguidores, y voy directamente a Seguir.
Posiblemente un poco acosador, pero mi pene quiere lo que quiere.
Mi pulgar se cierne sobre Kyrin Nero antes de presionarlo y la página
se cargue en su perfil.
Seguidores 956.2K Siguiendo 5
Su foto de perfil es de él en su moto, sin camisa, con un pañuelo
envuelto alrededor de su boca, y su biografía está en blanco. No tiene
pestañas destacadas y cuarenta y tres publicaciones. Me muevo a través de
ellas. La mayoría de sus fotos en moto y en el lago, pero hay una con él y
una chica con el cabello de color verde azulado. Parecen un poco familiares,
y Kyrin no parece ser el tipo de persona que comparta el amor fácilmente,
incluso si son primos, así que supongo que es su hermana. Atractiva como
la mierda también. Ojos del mismo color que su cabello, con una piel tan
impecable como la de Kyrin. Tiene tatuajes en algunos lugares y una sonrisa
que podría iluminar a alguien tan malhumorado como Kyrin. Hago clic en
sus seguidores y veo que solo está siguiendo a The Brothers y a una chica
llamada Cartier, antes de volver a la página de Midnight Mayhem y
encontrar el perfil de Saskia. Me salto los detalles y voy directamente a sus
seguidores, encuentro a Lilith de inmediato.
Lilith Patience
Seguidores 0 Siguiendo 0
Obviamente, es nueva en Instagram porque no tiene publicaciones. Su
biografía dice: Soy la mala. Y su foto de perfil es simplemente de su cabello
plateado cepillado sobre sus delgados hombros, pero desnudos, y sus
carnosos labios. Sus senos se curvan perfectamente y el filtro que usó solo
intensifica la estética. Sí, es nueva en Instagram, pero alguien tan
interesante como Lilith seguramente acumulará seguidores en poco tiempo,
ya que tiene la plataforma perfecta con Midnight Mayhem.
Una sonrisa se arrastra por los bordes de mi boca cuando mi pulgar
aprieta Seguir. Sí, no puedo esperar a ver el tipo de mierda que empiece a
publicar.
48
7
Kyrin
L
as luces se atenúan y el parloteo disminuye. Esta es la forma
habitual en que se abre Midnight Mayhem, solo que será la
primera vez que tengamos una directora diferente, siendo
Delila la única que conocemos desde niños. Escuché sobre
Lilith y en lo que se especializa. La Hechicera de la Muerte. Escondida detrás
de la apariencia de la magia, pasaba por actos entre la introducción de una
nueva escena, y hola... otro hombre caía. Nadie ha pensado mucho en eso. 49
¡Qué jodida está esta chica por tener las agallas de tomar vidas tan
fácilmente como Maya da caladas de un bong! Supongo que más jodido de
lo que alguien sabe.
No salimos hasta después de los aéreos, así que estoy apoyado contra
el poste de la entrada principal, mis brazos cruzados sobre mi pecho y mis
ojos únicamente en el centro del escenario donde una sola luz se ilumina en
medio. Mi respiración se vuelve pesada mientras espero, pero la audiencia
está en silencio. Un hormigueo recorre mis dedos con anticipación. ¿Qué
hará? Mierda. ¿Qué pasa si se pone Kill Bill y comienza a masacrar a la gente
en el escenario? Quiero decir, ¿qué tan bien conocemos a esta chica...
Silencio de muerte. La ironía no se me escapa y realmente espero que
Perse le diga que no mate a nadie en nuestra audiencia. Jodidamente
arruinaría la mierda de Patience.
“A Girl Like You” una recreación de quien supongo es MGK, comienza a
reproducirse, solo que se ralentiza un poco más.
—¿Estás tan intrigado como yo por lo que hará? —dice Eli desde algún
lugar detrás de mí, pero no me molesto en verlo, queriendo mantener mis
ojos en el escenario.
Mis labios se abren para responder, pero luego ella aparece y ambos
dejamos de respirar. El ataúd se abre y sale con una sola pierna. Abrigo
negro con púas en la parte posterior de las piernas, con un cuello que llega
por detrás del suyo. Una cuerda de cuero está envuelta alrededor de sus
caderas, mostrando su tanga, y el hecho de que sus senos están hasta su
barbilla sin sostén solo hace que mis dedos se muevan para tocarlas.
Mierda.
—Mierda —susurra Eli a mi lado.
Su sombrero de copa negro tiene una corona en la parte superior con
cuernos que se elevan ligeramente a los lados. El cubo del sombrero le da
sombra a la mitad de su cara, con nada más que sus pulidos labios negros
sonriendo burlonamente bajo la sombra. Claramente lleva una cara de
payaso, y una que ya es un poco demasiado similar a la mía. Se mueve al
ritmo de la canción, agita un bastón y baila a su alrededor como el puto
Joker.
—Eli… —Mis ojos nunca se apartan de los suyos mientras la canción
sigue sonando como un trance, su cuerpo es el arma que todo militar
necesita.
Eli da un paso frente a mí, pero no lo suficiente para cubrir su 50
actuación, su cabeza cae hasta que está directamente frente a mí, tirando
de mi cinturón con los dedos. Se quita el sombrero de copa y lo coloca en la
palma de su mano mientras murciélagos salen volando de la base con un
ruidoso chillido. El público está impresionado, pero yo estoy jodidamente
atrapado en un vórtice. El calor cubre mi pene e inclino la cabeza hacia
atrás, hundiendo mis manos en los gruesos mechones de Eli. Su mano está
presionada sobre mis abdominales y muevo mis caderas ligeramente hacia
adelante, moviendo mis ojos brevemente hacia abajo para ver cómo sus
labios se envuelvan alrededor de mi circunferencia.
La canción continúa sonando, Lilith siendo las notas que se pierden en
el viento, y mi respiración se detiene cuando Eli arrastra su piercing debajo
de la curva de mi pene. Las estroboscópicas luces de color lila y blanco
parpadean cuando deja caer su capa, mostrando su apretado cuerpo en
nada más que esa pequeña tanga de cuero que tengo toda la puta intención
de arrancar con mis dientes desnudos. Cuando la letra comienza a gatear
por el suelo, ella comienza a avanzar lentamente sobre sus manos y rodillas,
pasando su mano cubierta de sangre sobre su cuerpo cuando la canción
termina. Aprieto mi agarre alrededor del cabello de Eli mientras mis bolas
se tensan y una ráfaga de adrenalina se dispara por mis venas mientras me
vacío por su garganta. Se oye un fuerte estallido y las parpadeantes luces
giran su rayo hacia una pantalla en el fondo que dice Bienvenidos a Midnight
Mayhem...
Eli se pone de pie frente a mí, limpiándose el labio inferior con el borde
del pulgar, con una engreída puta sonrisa en la boca.
—¿Quieres que te deje a un lado también?
Metiendo mi pene aún duro de nuevo en mis vaqueros, los abrocho,
pero dejo el botón desabrochado con el cinturón colgando cautelosamente
abierto.
—No dejes que se te suba a la cabeza.
Se ríe, mirándome de arriba abajo cuando pasa. Mi mente todavía está
en el acto que Lilith había hecho, que no era nada de lo que esperaba. Fue
sexy, oscuro y una mezcla decente entre Midnight y Patience. Me imagino
que con cada acto lo presentará de una manera diferente. Me doy la vuelta
para irme cuando Eli todavía está allí, mirándome desde atrás. Doy un paso
adelante, estudiándolo de cerca. He estado con algunos chicos en mi época,
nunca tenía una preferencia de género. Si estoy interesado, estoy
interesado, y eso sería algo peligroso para la mayoría de las personas, pero
51
no soy la mayoría de las personas y casi nunca estoy jodidamente
interesado. Eli tiene el cabello corto que tiene una especie de suave onda,
ojos almendrados y cincelados pómulos que podrían haber sido tallados en
un dios griego. Tiene todo eso bonito a su favor en la parte superior de los
labios que se veían muy bien envueltos alrededor de mi pene. Consideren
mi despierta atención. Estaba aburrido con mis putos meses habituales.
Desde hace años.
Envuelvo mi mano alrededor de su barbilla y levanto sus ojos hacia los
míos. No se inmuta, completamente imperturbable. O ha visto algo de
mierda o está loco como una mierda. Ambos funcionan para mí. Mis dedos
encuentran su camino hacia la parte posterior de su tatuado cuello y sobre
el cuello de su camisa. Aprieto.
—¿Crees que estás preparado para ello?
Observo como algo pasa por sus ojos. Esperaba que estuviera
confundido porque esa era mi intención, ¿pero en cambio capto intriga?
¿Temor? No. Lo que obtuve fue pura travesura.
—Sé quién soy.
Se inclina con esa sonrisa todavía en el rostro. No es hasta que sus
labios tocan los míos que me doy cuenta de que todavía estamos en el puto
vestíbulo y que necesito estar en mi moto para el triple anillo de la muerte.
Su lengua se desliza y lame mi labio inferior. Fue la mierda más estúpida
que jamás haya hecho porque ahora lo quiero penetrar. Puedes chuparme
el pene y maldecirme. No puedo desearte, pero aun así disfruto viendo mi
pene estrangularte al borde de la muerte.
—¿Qué estás pensando?
Los ojos de Eli se mueven por encima de mi hombro y no tengo que
verla para saber que está allí. Desde que mis ojos se posaron por primera
vez en Lilith, ha dejado escapar una especie de frecuencia con la que mi
cuerpo está molestamente sintonizado.
—¿Pensando por qué no hacerlo una fiesta?
Libero el agarre alrededor de la parte de atrás de su cuello y giro mi
cabeza ligeramente para ver a Lilith viéndonos de cerca, pero su cuerpo está
volteado hacia los lados, como si se dirigiera a alguna parte, pero se distrajo.
Soy consciente de que Eli y yo le estamos dando a cualquiera que quiera ver
un programa adicional a lo que vinieron a ver esta noche. Simplemente me
importa una mierda. Lilith es innegablemente atractiva, pero eso no anula
el hecho de que no confío en ella. Ni tengo sexo como ella. 52
—Lo siento, chicos. —Su lengua se desliza sobre su labio inferior, sus
ojos lilas lanzándose entre los dos—. Estoy en el menú de otra persona esta
noche.
—¿Con quién diablos? —Hago un chasquido y luego aprieto los dientes
al instante cuando me doy cuenta de que respondí demasiado rápido. Eli, el
presumido bastardo, se ríe de fondo.
Ella da tres pasos más cerca de nosotros, viendo entre Eli y yo con una
especie de tristeza loca que se agita profundamente en sus ojos.
Levanta su dedo hacia mi boca, mientras su otra mano está al frente
de Eli. Mancha la pintura en mis labios y veo que lentamente se chupa el
dedo en la boca mientras nos mira a los dos. No es hasta que apoyo mi mano
en la pared junto a Eli para encerrarlo mientras lo mantengo abierto para
ella que me doy cuenta de que su mano está sobre el bulto que rasga mis
vaqueros. Joder, a este paso, no me montaré en nada más que ellos dos esta
noche.
—Hmmm… —Se ríe y todo se detiene. Se aleja de los dos y mi estómago
se hunde. Maldita sea, debería haberlo sabido.
La veo.
—Vete al jodido backstage antes de que Perséfone decida invitarte a
comer.
—¿Celoso? —Agita sus pestañas no solo hacia mí, sino también hacia
Eli.
—Cuidado, Lil. No inicies un juego que no vas a ganar... —murmura
Eli con cuidado mientras rebota por el camino por donde vino en un rastro
de risa.
Joder, pero ella está loca. Todavía no puedo soportarla, incluso si mi
pene puede hacerlo. Literalmente. La mano de Eli está en mi pene antes de
que pueda empujarme desde la pared. Rechino los dientes.
—Joder peleando de izquierda a derecha, ¿eh? —Mi mano está enfrente
de su garganta en un instante. Inclino la cabeza para ver mejor su perfil
lateral.
Aprieto cuando su mano se sumerge debajo de la cintura de mis
pantalones y envuelve mi pene. Gimo, mis ojos ruedan hacia la parte
posterior de mi cabeza, empujándome contra ella. Aspiro el aliento y lo
suelto.
53
—El hecho de que quiera penetrarlos a los dos no significa que vaya a
hacerlo.
Luego me marcho, posiblemente con el peor humor en el que he estado.
8
Lilith
L
os aéreos terminan su acto y las luces se atenúan. Los
ruidosos abucheos y gritos se convierten lentamente en
susurros mientras subo los escalones hacia el escenario
intermedio. Midnight Mayhem no se parece en nada a
Patience, pero el caos y el lado sensual del programa continúan
presionándome lo suficiente, alimentándome con endorfinas a través de una
vía intravenosa. Empieza a sonar “Spiders” de System of a Down. Las
estroboscópicas luces neón comienzan a parpadear mientras muevo mi 54
cuerpo al ritmo, con una mano en el borde de mi sombrero de copa y mis
caderas se mueven con precisión.
Desabrocho el botón de mi saco y la abro mientras la multitud se agita
y grita. Mi cabello plateado está sobre mis hombros, una sonrisa en mi boca
mientras la canción continúa sonando a través de las bocinas. Mis ojos se
conectan con la multitud en busca de mi siguiente víctima. Como un ratón
atrapado por el gato, la encuentro al instante. Es como si todo lo que pasara
entre nosotros antes fuera demasiado tangible para ignorarlo. Tenía que
moverme por lo que podía y no podía hacer en Midnight Mayhem, lo que
pensé que sería difícil. Encontrar mi paso y mi lugar en el escenario es fácil,
ya que me he apegado a dos cosas absolutas.
Magia oscura.
Sexo.
Levanto el micrófono hasta mi curvada boca.
—¿Están disfrutando todos del espectáculo?
Gritos y abucheos se esparcen por el aire.
—Tengo que ser honesta con todos ustedes, este es mi primer programa
con Midnight Mayhem.
Sonidos de aplausos, un par de prolongados silbidos, antes de que
alguien en algún lugar grite:
—¡Eres la favorita!
Muevo mi sombrero de copa con mi dedo índice, lo levanto por encima
de mis ojos y encuentro al joven entre la multitud. Está con tres amigos, son
jóvenes. Me atrevería a decir que están en la universidad. Serían perfectos,
pero no puedo evitar la magnética atracción que me lleva hacia un par de
ojos color avellana con suficiente fuego para marcarme.
—Antes de presentar el siguiente acto… —Camino con mis tacones de
ocho centímetros por el escenario—. Elegiré a alguien de la audiencia para
que me ayude. Ahora sé que este es el momento en el que solemos elegir de
la primera fila, pero nunca he sido gran admiradora de las personas que
exigen ser vistas como lo hacen los compradores de primera fila. Prefiero a
los hombres que acechan en rincones oscuros y polvorientos. —Mi lengua
se desliza sobre mi hinchado labio inferior—. Después de todo, ahí es donde
están todos los secretos.
Sé el momento exacto en que Eli se da cuenta de hacia dónde voy. Sus 55
ojos se entrecierran, pero permanecen en los míos. Su sonrisa me hace
sentir a gusto. Estar cerca de él parece disminuir la intensidad de todo lo
que sucede a mi alrededor. Casi como si silenciara parte de mi ruido de
fondo.
Mis dedos se conectan con los suyos y mis dientes cruzan mi labio.
Casi como un reflejo.
—Vamos, Rebellion... ven a jugar conmigo.
Sus ojos todavía están entrecerrados con sospecha, pero la comisura
de su labio se encrespa en desafío mientras se pone de pie. La audiencia
está en silencio ahora, y puedo sentir todos sus ojos en cada uno de mis
movimientos. La canción continúa sonando hasta que volvemos al
improvisado escenario.
Lo empujo hacia la silla que está en medio y me inclino para que mis
labios toquen su oreja.
—Estoy improvisando esto. Normalmente hago este truco realmente
genial con cuchillos, pero como Kyrin me ordenó que no tuviera ningún
objeto afilado... —Me muevo hacia atrás, lo suficiente para que vea mis ojos
bajar a su entrepierna—. Te pediré prestado el tuyo.
Ensancha las rodillas y se mueve más hacia atrás contra la silla.
—Entonces toma eso.
“Desert Rose” comienza a sonar mientras dejo caer mi saco. Queda
alrededor de mis tacones mientras me inclino hacia adelante y apoyo las
manos en sus muslos, extendiéndolos más. Doblo mi dedo alrededor de la
parte de atrás de su cuello, a horcajadas sobre su cintura y me muevo hacia
atrás hasta que mi cabello roce el suelo, haciendo rodar mis caderas hacia
él. Levantándome, mantengo mis ojos fijos en los suyos mientras hundo mi
pulgar en su boca. El camarógrafo corre hacia un lado para obtener
imágenes mientras la pantalla detrás de nosotros muestra un detalle más
cercano de lo que estamos haciendo. De vez en cuando siento su mano
tocarme suavemente mientras continúo bailando sobre él hasta que la
música se calla y las luces se apagan. La audiencia ruge y aplaude sobre el
fuerte final de la canción, el bajo lo suficientemente tentador como para
mantenerme encerrada en el mundo de él y yo.
—Cuida tu cama esta noche, Lil —susurra en mi oído mientras sus
dedos provocan réplicas por mi columna cuando los desliza sobre mi nuca—
. Es lo que querías, ¿verdad? ¿Recordarme que puedes tenerme cuando
quieras?
56
Trago más allá de la acumulación de excitación que está subiendo por
mi garganta.
—Quizás. —Rozo mis labios sobre los suyos—. O tal vez fue para
recordarme a mí misma que podía hacerlo.
Saco mi pierna de él y me apresuro detrás de la cortina. Necesito
cambiarme rápidamente. He reunido suficiente impulso esta noche para
darme cuenta de que necesito hacer que mi vestuario cambie rápidamente,
ya que el acto promedio es de unos quince minutos, con excepción del acto
de The Brothers, que se acerca a los veinte.
Para cuando salgo a tomar aire, llevo unos ajustados pantalones cortos
de cuero rojo y un sostén de cuero rojo cereza a juego. Mi cabello está en un
lío de ondas arrugadas y cayendo sobre mis hombros, y mi maquillaje de
payaso está mucho más manchado de lo que comenzó. Me gusta así. Hay
una pacífica calma que proviene de obstruir la perfección.
Perse abre una de las otras cortinas más pequeñas que separan el
backstage y el pasillo de las habitaciones. Tiene un micrófono en la oreja y
sostiene un portapapeles. Sus ojos suben y bajan por mi cuerpo.
—¿Asegurándote de que cumpla con el plan? —le pregunto bromeando.
Sé que ha estado ansiosa por mí. Lo capté en su mayor parte. Sinceramente,
no creo gustarle mucho. No estoy segura si sabe que no me importa.
—Sí —responde con brusquedad, sus cejas rojo oscuro se curvan
mientras lee la hoja de papel—. La escena de Sass es la siguiente.
¿Incorporarás el ataúd con el fuego?
Asiento.
—Sí. Estoy bastante segura de que podemos hacerlo. En todo caso,
podemos probarlo.
Señala a la multitud y suspira.
—Muy bien. Adelante, y mientras no mates a nadie, estaremos bien.
Observo cómo la cortina vuelve a su lugar.
Me levanto de mi silla, haciendo una pausa cuando realmente me veo
en el espejo.
57
Esta es la casa de muñecas que construí...
Esta es la casa de muñecas que él compró...
Esta es la casa de muñecas que arderá hasta quedar crujiente...
Cepillé el cabello de una de mis muñecas, parpadeando lentamente y
viendo cómo la lluvia golpeaba mi ventana. Hubo un ligero golpe en mi puerta
y me giré para mirar por encima del hombro y ver quién era. Sabía que no
había programa esta noche, y tenía demasiada experiencia para necesitar
entrenamiento.
Hice mi entrenamiento. Mucho.
—No puedo dormir. —Ella entró en mi habitación como lo hacía la
mayoría de las noches, cerrando la puerta detrás….
Le sonreí, pero volví directamente a la lluvia. Había algo tranquilizador
en la forma en que la Madre Naturaleza explotaba de vez en cuando, como
para recordarle a los humanos exactamente quién estaba a cargo. El furioso
viento continuó soplando a través de la noche hasta que… hojas caídas y
ramitas cubrieron el suelo.
—Estaré ahí en un segundo. —No necesitaba ver lo que estaba haciendo
para saber que se había deslizado en mi cama.
Sabía que también se había quitado la ropa antes de hacerlo.
Y sabía que lo mantendría en secreto hasta el día en que la muerte me
robara el último aliento.
M
i teléfono vibra en mi mesita de noche cuando regreso
después de la ducha al día siguiente. Después del
espectáculo de anoche, me salté la fiesta posterior y fui al
gimnasio antes de irme directamente a la cama. Por lo
general, me quedo despierto y follo un poco, pero después de Lilith y Eli, no
pude encontrar el deseo o, lo que es más importante, la necesidad. De lo
contrario, asumiría que ambos se quedaron para la fiesta también, pero no 66
pasó mucho tiempo después de que golpeé la cama que escuché sus puertas
cerrarse.
Deslizo mi teléfono para contestar.
—¿Sí?
—Entonces escúchame... —dice Cartier en el otro extremo y suspiro,
cayendo de nuevo en mi cama mientras aprieto la toalla alrededor de mi
cintura. Paso los dedos por los mechones húmedos de mi cabello, apoyando
el codo en mi muslo; los ojos lilas de Lilith se mueven hacia mí y
rápidamente cambio de posición.
—Tienes treinta segundos.
—Así que mamá y papá me están obligando a ir a Midnight Mayhem y
necesito que les digas que no quiero hacerlo.
Me pongo de pie y aprieto el teléfono en la mano.
—¿Qué?
—¡Lo sé! ¡Me enviarán allí para alejarme de Zac!
Empiezo a caminar hacia la cocina de la planta baja. Nadie está
despierto todavía, lo que no sorprende, ya que siempre soy el primero en
despertar.
—Ya no me quieren con él, Ky, y esto es lo que están haciendo para
asegurarse de que eso suceda.
Abro la nevera y saco un cartón de leche.
—Cartier, la última mierda que necesito es verte tener sexo con alguien
en el escenario. Tener sexo con cualquiera en general me hace hacer cosas.
Recuerdas lo que le pasó al último chico que te tocó, ¿verdad? ¿Queremos
rehacer eso?
—Ky, eso no es justo. ¡Esta no es mi idea!
Entrecierro los ojos al ver el pequeño reloj que hace tictac en la
encimera de la cocina. Conozco a mi hermana mejor que a nadie, y sé
cuando está mintiendo.
Suspira.
—Mira, pensé en darte un aviso porque estoy a punto de llamar a Perse
para ofrecerle lo que puedo llevar a Mayhem.
—Tu linaje. Puedes unirte sin su permiso.
Trago un sorbo de leche y me limpio la boca con el dorso de la mano.
67
Alguien entra detrás de mí y me vuelvo para ver a Keaton, quien se está
frotando los ojos del sueño. Cuando me ve en el teléfono, mueve la cabeza
para preguntar quién es. Lo ignoro, recojo el cartón de leche y caigo en una
de las sillas del comedor.
—Eres un maldito dolor de cabeza. No te quiero aquí.
Por el rabillo del ojo, veo a Keaton hacer una pausa durante su
búsqueda de ingredientes, licuadora en mano. No cuestiono esa pausa,
porque Cartier ha estado dando vueltas alrededor de Keaton desde que
respiró por primera vez en este mundo. No la querrá aquí tanto como yo.
—No depende de ti y de todos modos, podría ser bueno para mí.
Gruño en respuesta, pasando mis dedos por los mechones de mi
cabello. Ni siquiera son las seis de la mañana y mi hermana pequeña me
está estresando de una puta vez.
—Ky... no tengo que montar si no quieres. Tengo algo más que le
propondré a Perse.
—Cartier, andar en moto no es el problema, y lo sabes muy bien.
—No participaré en el acto final. Haré estrictamente lo mío y luego
dejaré el resto para ti.
Tomo una manzana del frutero y hundo los dientes en la carne.
Después de comerla, abro la boca.
—Sin acto final, te quedarás en la casa rodante con Rose y Kenan, y
Cartier, irás en moto.
Chilla tan fuerte que tengo que apartar el teléfono de mi oreja. Lo llevo
de vuelta, poniendo los ojos en blanco.
—Está bien, no te arrepentirás.
Cuelgo el teléfono y lo tiro sobre la mesa, estiro las piernas y apoyo la
cabeza sobre la silla.
Keaton toma asiento frente a mí.
—No lo hiciste...
—Lo hice. —Mi garganta se contrae alrededor del jugo de la manzana,
los ojos fijos en el techo—. Para alejarla de ese hijo de puta de Zac. —
Finalmente me incorporo correctamente, le quito el batido y le doy un
trago—. Debería haberlo matado.
Keaton se encoge de hombros.
68
—Todavía podemos hacerlo...
—No puedo —murmuro justo cuando Lilith baja las escaleras con un
ajustado sujetador deportivo y unos pantalones cortos negros que recorren
sus hinchadas nalgas—. Le prometí a Cartier que no lo haría.
Lilith tiene su cabello plateado en dos trenzas francesas que aprietan
la curva de su cabeza mientras revisa algo en su teléfono. Sus ojos vuelan
hacia Keaton y hacia mí mientras se quita un auricular de un lado.
—Buenos días.
Keaton asiente hacia ella.
—Te levantaste temprano.
Su cabeza se vuelve hacia nosotros dos, su rostro sin maquillaje.
Realmente desearía poder decir que no es tan buena como la recuerdo de
anoche, o incluso de la noche en que la saqué de la mierda después de que
Sass matara a su padre, pero no. Sin maquillaje, es como si pudieras ver
todo lo que intenta ocultar, y no son imperfecciones.
Inclino la cabeza, sabiendo muy bien que la he estado viendo
descaradamente demasiado tiempo para que pase como normal.
—¿Quieres venir a correr? —me pregunta Lilith, moviendo sus cejas.
Incluso sin todo ese maquillaje, hay una cosa que no puede ocultar, y
es la locura que habita en sus ojos. Pienso en decir que sí porque planeaba
salir a correr de todos modos, pero me encuentro negando.
—Estoy bien.
Ella se encoge de hombros, su rostro no revela nada antes de salir por
la puerta principal.
—Sabes, estoy empezando a captar la forma en que la ves.
No le presto atención y le doy otro mordisco a mi manzana justo cuando
Eli entra a la cocina.
Keaton toma su batido de proteínas, inclinándose para que solo yo
pueda escuchar sus siguientes palabras.
—Y él.
Le doy la vuelta mientras sale del autobús. Probablemente va a correr
con Lilith. Típico. Keaton confunde a las personas que no lo entienden o no
lo conocen. Alguna mierda le pasó cuando era un niño que dio forma a cómo
ahora trata con la gente. No se abre fácilmente, pero por alguna razón le 69
gusta Lilith. Probablemente porque ambos están jodidamente locos.
O fueron criados... por locos.
Eli se sienta frente a mí con una taza de café en las manos. Se la lleva
a la boca, sus ojos en los míos.
—No, joder no. Tampoco haré esto contigo. —Me levanto de mi silla y
me dirijo a la sala de estar cuando su mano está sobre la mía, tirando de mí
hacia atrás. Muevo la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos para contar
hasta diez, porque entre él y Lilith, estoy jodido. Es como si ambos
estuvieran jugando en el mismo equipo.
Continúa mirándome detrás de oscuras pestañas y somnolientos ojos.
Tiene una perezosa sonrisa en su boca, y lo sé. Sé que dirá algo que me hará
querer darle un puñetazo en la boca o penetrarlo.
—La cosa melancólica difícil de conseguir que tienes no está
funcionando, solo para tu información, así que cuando estés listo para
tragarte tu orgullo, puedo lubricar tu garganta con mi semen para que baje
más fácilmente.
Y ahí está.
Niego y me libero de su agarre. Hijo de puta inteligente.
El equipo está claramente en forma esta noche, ya que no tenemos
previsto partir hacia Florida hasta mañana por la tarde. Dado que es un
viaje de diecisiete horas, todos tenemos nuestros propios planes para parar
donde queramos, ya que hay una semana entre cada espectáculo,
dependiendo de a dónde vayamos. Esta ronda llegaremos a todas las zonas
costeras de los EE. UU. Y, con suerte, a México. No puedo esperar a cruzar
esa frontera. Algo sobre México simplemente me golpea de manera diferente.
La música se derrama entre los espacios abiertos de los autobuses. Hay
una gran fogata que quema ascuas a través de la noche oscura mientras la
charla y la risa ensucian el aire. Suele ser ruidoso después de un
espectáculo, pero aún más al día siguiente. Todos tenemos demasiado
dinero y no tenemos suficiente miedo.
Mantengo mi mirada en el fuego cuando la risa de Lilith irrumpe en
mis nublados pensamientos. Estoy agradecido por ella. Ya terminé de
70
estresarme por mi maldita hermana, que afortunadamente, no se unirá a
nosotros hasta dentro de cuatro meses. Mamá y papá llevándola en avión
para terminar su año escolar en Francia no es inteligente. Todos sabemos
que volverá a casa con un nuevo novio de habla francesa, pero le gana
moviendo el culo por aquí. Cartier es la mayor contradicción que jamás
hayan conocido. Vuelvo a Lilith, donde ella y Sass están hablando, aunque
parece que Sass está hablando por completo. Lilith me ve como si pudiera
sentir que la miro y lentamente llevo mi botella a mi boca, tomándome mi
tiempo para beber la amarga cerveza. Está buena. Sé que es por eso que me
siento fascinado con ella, bueno, eso y que es jodidamente rara. No ayuda.
Siempre me han gustado las chicas tipo Harley Quinn. Se me pone el pene
duro, preguntándome si me despertaré con ella cabalgando sobre ella o
cortándola.
King se deja caer en la silla a mi lado, suspirando.
—Bruh, las hormonas del embarazo tienen a P completamente jodida.
Choco mi botella con la suya.
—Buena suerte con esa mierda.
King sigue mi línea de visión y estira las piernas.
—Sabes que está jodida, ¿verdad? Perse dijo que es una mierda muy
arraigada. —Cuando no aparto los ojos de ella, King golpea mi pie con el
suyo—. Hermano, estoy hablando de que juega a la casa de muñecas con
su propia mente. Es muy lista. Puede compartimentar fácilmente la mierda
y actuar como si nunca hubiera sucedido. No tiene desencadenantes, ni
jodidas emociones, ni nada que sea remotamente normal. —Está hablando,
pero no lo escucho, principalmente porque no me lo trago. Cuanto más
gruesas son las paredes, mayores son los secretos. Simplemente no tengo
ningún interés en ser el que las derribe.
—Mmmm. —Voy a tomar otro trago cuando me doy cuenta de que está
vacía. Lanzo la botella a la papelera junto a King y me estiro a su alrededor
para agarrar otra. Le quito la tapa—. Necesito algo más fuerte que esto si
quieres hablar de la maldita Lilith Patience.
King se ríe, rascándose el lado de la mejilla por donde le llega la barba.
—Llamada justa. —Se inclina hacia adelante—. Convocaremos una
reunión cuando lleguemos a Florida, pero básicamente nuestros padres
quieren reunirnos para repasar Dios sabe qué. Perse dijo que Saskia ha
estado diciendo que Patience no está muerta, simplemente está durmiendo.
—Ella mató a Kallisto. Él está muerto. Dirigió la operación. Está 71
muerto.
—No… —dice King, y finalmente lo veo—. Sabes muy bien que nunca
es tan fácil, especialmente para una organización tan difícil como Patience.
—¿Qué me estás pidiendo? —Paso mi lengua por mi labio inferior,
volviéndome hacia él con las cejas levantadas—. ¿Me estás pidiendo lo que
creo que me estás pidiendo?
—En realidad, más que eso. —Sus ojos vuelan hacia arriba y sigo hasta
donde Eli está hablando con Kenan. Maldito Kenan—. Tenemos que
acercarnos a los dos.
—Somos jodidamente cercanos —gruñí, mi tono bajó para que nadie
pudiera escuchar—. Están viviendo en mi autobús. No necesito meter mi
pene dentro de ellos para averiguar nada más.
—Kentucky. —King me ve desde detrás de su hombro—. Sabes muy
bien que necesito algo más profundo de lo que ese gran pene tuyo puede
alcanzar.
Siseo, mis labios se curvan para mostrar mis dientes.
—Te odio.
10
Eli
M
is padres no eran como los padres normales. Con eso,
quiero decir que no tenían nada de maternal o paternal.
Pero estaba bien. Me funcionó y, honestamente, podría
haber resultado peor. Como el padre de mi hermano
Brantley, Lucan, que encerraba a los niños pequeños para su propio
enfermizo placer, o incluso como ser el hijo de Hector Hayes, o como mi
hermano Bishop, y tener que dirigir toda una organización criminal que ha
pasado de generación en generación. Pero entre todo eso y sin importar lo 72
difícil que se pusiera nuestra vida, todos sabíamos que nos teníamos uno al
otro. Para siempre.
Sangro oro jodidamente, así son los King, pero en este momento,
mientras nos dirigíamos hacia la puta Florida, todo lo que puedo pensar es
en el drama que está sucediendo en casa. Sé que eventualmente tendré que
regresar para ver cómo se desarrolla todo, pero también sé que, si me
necesitan, Bishop llamará.
Lilith está acostada en el sofá a mi lado, con auriculares en las orejas.
Lleva una gran camiseta desgarrada y gruesos calcetines de lana. El hecho
de que no pasa un día sin maquillarse no se me escapa, incluso cuando no
vamos a algún lugar en particular. Me muevo de mi silla y levanto sus
delgadas piernas, caigo en el sofá al otro lado de ella y pongo sus pies en mi
regazo. No duda, pero no se aparta de lo que está haciendo en su teléfono.
Lilith es el tipo de caos que necesitas porque te hace sentir como si no
estuvieras solo con tu locura.
Muevo la cabeza hacia atrás y me giro para mirarla, justo cuando sus
ojos se abren hacia mí y una sonrisa está en sus carnosos labios. Aprieto
su pierna mientras se quita un auricular y me lo da.
—¿Te gusta Korn?
—¿Me gusta Korn? —imito, llevando mi mano a mi pecho desnudo—.
Es como preguntarme si me gusta el helado.
—¿Te gusta el helado? —Pequeñas líneas se graban en la suave piel de
su frente.
—¿A ti no? —jadeo, arrastrándome hacia un lado para girar más hacia
ella.
Niega lentamente, su largo cabello se arrastra sobre su hombro.
—No. Ten.
Le quito el auricular y lo meto en mi lóbulo. Descanso mis ojos por
algunas canciones antes de sacarlo y devolvérselo.
—Tienes buen gusto.
Lilith sonríe, y en ese momento, casi daría mi nuez izquierda solo para
verla de nuevo.
—La música siempre ha sido mi hogar.
—¿Qué le pasó a tu verdadero hogar? —Me doy cuenta de que sé una 73
mierda sobre ella, y también sé que nadie aquí me contará una mierda sobre
ella tampoco, así que también puedo preguntar.
Sus dedos giran sobre su estómago antes de sacarse el otro auricular
y colocarlo sobre una mesa pequeña.
—Nada en absoluto. Estuvo bien. —Cuando sus ojos vuelven a los
míos, tiene esa misma sarcástica sonrisa en su rostro. Casi tan buena como
la mía.
No creo una palabra de lo que acaba de decir.
—¿Tú qué tal? —pregunta—. ¿No es esta la parte en la que te pregunto
cómo fue tu infancia? —Se levanta de su posición, sus manos se hunden en
el sofá y su cabello se desordena alrededor de su cabeza—. ¿Te abrazaron lo
suficiente cuando eras niño?
Sacudiendo la cabeza con una suave risa, me acerco y agarro su labio
entre mi dedo índice y el pulgar.
—Qué boquita tan inteligente.
Me mira, moviendo sus largas pestañas que se abren en abanico sobre
sus altos pómulos.
—Lo que sea que hagas con eso… —Desliza su lengua debajo de mi
pulgar, y así, maldita sea, me posee.
11
Lilith
T
engo el pulgar de Eli en mi boca sin intención de soltarlo,
pero cuando Keaton cae sobre uno de los La-Z-Boys en el
salón, Eli suelta su pulgar con un suave gruñido que se
escapa de su pecho.
—¿Quién conducirá? —le pregunto a Keaton mientras se pasa los dedos
por el cabello antes de apoyar las palmas en los abdominales. Keaton está
cubierto de tatuajes, ni un centímetro de él está limpio. Incluso tiene una
escritura en el costado de la cabeza, no es que sepa lo que dice. 74
—Colin, uno de nuestros choferes.
—¿Ustedes no conducen? —pregunta Eli, sus manos aún descansan
sobre mis piernas. Por lo general, no disfruto que nadie me toque, y mucho
menos un hombre, pero he descubierto que cuando se trata de él y Kyrin, a
mi cuerpo no parece importarle.
—No, nos cansa. —Él se inclina y abre un cajón que está debajo de la
mesa de café, sacando una baraja de cartas. Mira por encima del respaldo
del sofá y sonríe—. Hagamos un juego…
Era como el primer borrador de todos los poemas que leí cuando era niña,
solo que esta habitación no se complementaba de la misma manera que
Charlotte Smith con su arte de alrededor de 1800.
—Lilith, juega bien. Lilith, háblame. Lilith, sabes que lo que está haciendo
tu padre es por tu propio bien.
No entendí por qué tenía que llamarme a su oficina para decir eso. Como
yo… a ella le importaba. Todas las conversaciones que tuve con ella podrían
haberse dicho fácilmente... desde mi habitación. Últimamente se había vuelto
cada vez más agresiva con su presencia.
79
Extendió la mano por encima de mi hombro hacia una estantería…. la
misma de siempre.
Apretó el botón y comenzó su sesión.
—¿Cómo estuvo tu día hoy, Lilith? ¿Pasó algo hoy? —Cruzó la pierna
sobre la rodilla, con un bolígrafo colgando entre sus dos dedos. Era hermosa.
Todo el mundo lo sabía. Pero aún… nunca dejaba esta oficina.
—¿Puedo hacer una pregunta por una vez, ya que siempre tú las haces?
Eso pareció asustarla, pero dejó el bolígrafo sobre el bloc de notas y
asintió.
—Está bien, Lilith. Seguro. ¿Qué te gustaría preguntarme?
Estaba acostumbrado a la forma en que ralentizaba las oraciones a mi
alrededor, ya que no entendía. Lo hacía. Entendía mucho. La única razón por
la que nunca corregía a nadie era porque me divertía ver cómo pensaban que
me estaban interpretando.
—¿Por qué nunca dejas tu oficina? La gente te trae comida. Duermes ahí
dentro. —Señalé la pequeña habitación adyacente a la oficina—. Tienes un
baño y una pequeña cocina. ¿Por qué?
Vi mientras jugaba con su largo cabello castaño. Su piel era suave,
impecable y sin dar una sola pista sobre su edad.
—Porque me gusta estar aquí. —Su sonrisa era tensa pero breve.
Moviéndose... Sus ojos se posaron en los míos.
—¿De dónde eres? —hice otra pregunta—. Porque no pareces de
Patience.
Ella suspiró, descruzó las piernas y las plantó en el suelo.
—Lilith, no quiero hablar de mí. Quiero hablar de ti ¿Estás lista ahora?
Asentí. La había estado viendo desde que tenía edad suficiente para
recordar, pero aún...
Era la única que la veía.
92
Estaba oscuro. Tan pronto como llegamos a casa del club, me arrastré
escaleras arriba y me derrumbé en mi cama. La fatiga es mortal cuando hay
alcohol involucrado, por lo que generalmente me mantenía alejada de él.
Prefería la marihuana.
Apartándome el cabello de la cara, después de dar vueltas y vueltas
durante horas, trato de cerrar los ojos para dormir un par de horas más.
Odio mi reloj biológico y lo implacable que es despertándome a las cuatro de
la mañana.
—He estado sentado aquí, preguntándome qué decirte. —La voz de Eli
me sorprende por un breve segundo, pero parpadeo para alejar los puntos
de colores que bailan detrás de mis ojos.
—No tienes que decir nada en absoluto.
—Pero yo… —murmura adormilado, y sé que no ha dormido mucho—.
Tú…
—No, Eli. No haré esto en este momento.
—¿Nunca? —pregunta, y sé lo que está haciendo.
—Nunca es mucho tiempo, pero podemos empezar ahora mismo. No
haré esto en este momento.
Tropieza con el suelo y me levanto, engancho mi brazo alrededor de su
cintura y lo dirijo hacia la cama.
—¿Cuánto bebiste?
—Mucho. —Se ríe, pero incluso cuando lo coloco en el colchón, puedo
escuchar su respiración calmarse.
—Duerme. —Ni siquiera termino cuando está inconsciente. Levanto la
manta y cubro su cuerpo, lentamente camino hacia mi armario y enciendo
la luz. No hay forma de que pueda volver a dormirme ahora, así que supongo
que tendré que arrastrar mi lamentable trasero abajo para revolcarme en mi
autocompasión, ya que mi cama ahora está ocupada. Saco un par de mallas
grises y un top corto, luego me pongo un par de calcetines de lana y una
sudadera con capucha. Me cepillo el cabello y me lavo los dientes antes de
abrir mi teléfono y abrir Instagram. Comencé uno el primer día que estuve
en Mayhem y eso fue por orden de Saskia y Perse. Aparentemente, las redes
sociales son parte de su publicidad. 104
Lo entiendo.
Moviéndome por todos sus perfiles, lo entiendo totalmente.
Hago clic en mi página y veo que ahora tengo 10.5K seguidores, solo de
ese programa que hice. Loco. Me han etiquetado en algunas imágenes, así
que las reviso mientras bajo las escaleras. Parece que la página principal de
Midnight Mayhem me etiquetó en la mayoría de ellas, tomas sinceras
durante los actos realizados por el equipo de filmación. Se ven bien y es
obvio de dónde obtuve la mayoría de esos seguidores.
—¿Vas a decirme de qué se trató esta noche?
Me sobresalto cuando escucho la voz de Kyrin desde la oscura sala de
estar, nada más que el LED púrpura se ilumina desde el revestimiento de
las paredes. Realmente necesito acostumbrarme a que estos dos se
escondan en rincones oscuros si voy a sobrevivir un día más viajando en
este autobús.
—¿También necesitas que te acuesten? —Bloqueo la pantalla para
apagar la luz y me detengo, apoyándome en uno de los sofás. Él está
acostado de espaldas en el asiento de tres, su brazo protege sus ojos y una
pierna cuelga del borde. No pudo haberme visto bajar, pero de alguna
manera sabía que era yo.
—No estoy de humor para bromas, Lilith.
Sus abdominales están extendidos frente a mí y hundo los dientes en
mi labio inferior. Cada línea de corte es como el carril de la memoria de cada
cosa que hicimos anoche.
—... Lilith.
—¿Qué? —No trato de ocultar el hecho de que lo estoy revisando—
¿Quién era el hombre que estaba en el bar contigo?
Me acerco a él, incapaz de estar tan lejos por más tiempo. Me bajo en
el sofá cerca de su cintura.
—¿Cuál hombre? —Apenas consigo pronunciar las palabras antes de
que su mano esté en mi garganta y me empuje hacia abajo hasta que
nuestras narices casi se tocan. Ahora que no se esconde detrás de su brazo,
puedo ver la ira en todo su rostro, pero no es obvia. Hace un frío delicioso.
Incluso me atrevería a decir distante. Aprieta, pero mantengo la sonrisa
estropeando mi rostro.
— ¿Quién. Era? 105
—¿Por qué importa eso? —Me las arreglo para preguntar alrededor de
su implacable agarre.
—Porque no confío en ti.
Me inclino hacia adelante y me sorprende cuando permite que suceda.
—No tienes que hacerlo.
Me empuja y se levanta del sofá, y vuelve a subir las escaleras. Ni
siquiera son las cinco de la mañana y estoy lista para volver a la cama.
12
Kyrin
C
errando la puerta de una patada, saco el teléfono del bolsillo
y presiono el botón de marcación de King. Responde, a pesar
de la hora.
—Todavía duermes como una mierda. —Bosteza
adormilado a través del teléfono—. ¿Qué sabemos sobre un club llamado
The Connoisseur of the Dark?
106
King hace una pausa en el otro extremo, y escucho las sábanas moverse
de fondo.
Se cierra una puerta y luego el parpadeo de un encendedor.
—P te pateará el trasero por fumar.
Explota.
—Sí, bueno, por suerte para ella, solo la hace lucir linda. The
Connoisseur es un club de la vieja escuela que se remonta al siglo XIX.
Hasta donde sé, no hay historia entre Midnight Mayhem y ellos.
Me bajo lentamente a mi cama, pasando mis dedos por mi cabello.
—¿Qué pasa con Patience?
—¿Qué hay de ellos? —pregunta King. Cree que todos nos ocupamos
de eso, pero se equivoca. Lo sé. Algo parecía demasiado fácil con la forma
en que todo terminó. Mataron al líder, pero todos saben que todo líder debe
tener personas a las que dirigió.
—¿Tenían historia con ellos?
—No, lo dudo. Si lo hicieran, sería solo un club para bailar mientras
están en EE. UU. Patience tiene centros donde pueden descansar en todo el
país, pero Patience se terminó, hermano. Incluso tenemos un par de Dolls
suplicándonos que las acojamos porque están en la calle.
Hago una pausa. No hay manera de que Dolls quieran entrar. Fueron
condicionadas para ser de Patience. Incluso la jodida Lilith, que es
exactamente la razón por la que no confío en ella.
—¿Qué quieres decir tenemos Dolls queriendo entrar?
—Ayer un par de ellas se pusieron en contacto con Perse para
preguntarle si las tomaríamos. Perse les dijo que no, que obviamente somos
un negocio “operado por una familia”, pero luego le arrojaron a Lilith en la
cara.
—Hmm —gruñí, permitiéndole continuar—. ¿Y qué dijo a eso?
—Les dijo que se fueran a la mierda.
Me río.
—Se ha vuelto bastante jodidamente luchadora. Debe ser porque está
embarazada de tu hijo.
—Vete a la mierda. —La línea se queda en silencio durante unos
segundos antes de que finalmente diga—: ¿Qué está pasando contigo y la
pequeña psicópata, de todos modos? 107
—¿Qué quieres decir? —Me recuesto en la cabecera de mi cama,
imaginándola parada al final, exactamente donde estaba hace apenas dos
noches.
—No actúes como tonto, Ky. Eres el más inteligente de todos.
—Nada. Es buena en la cama.
—Sí, claro, eso es todo.
—Sí, sí, hijo de puta. Recibí el mensaje de texto de P anoche sobre el
cambio de planes una vez que llegáramos a Florida. ¿Eso tiene algo que ver
con estas lindas Dolls?
—Hablaremos una vez que lleguemos allí para informarlos a todos de
una vez. No quiero repetirlo. Sabes que Cartier también se unirá, ¿verdad?
—Sí. —Aprieto mi teléfono con la mano—. King…
—Lo sé, hermano. Lo sé.
Suspirando, cuelgo y cierro los ojos con fuerza para apagar los
recuerdos que siempre salen a la superficie cada vez que se menciona el
nombre de mi hermana.
Nuestro hogar era como cualquier hogar que esperarías cuando
naces... de un linaje Kiznitch. Exagerado, caro como una mierda y frío como
el hielo. Como un cuerpo humano sin venas, así es como describiría nuestro
hogar.
109
13
Lilith
S
abía que todos estaban afuera dándole la bienvenida a su amiga
a casa, pero no podía moverme del lugar en mi cama. Envuelta
en una toalla, con el cabello todavía húmedo, mis ojos vidriosos
mientras los recuerdos pasaban por mi mente. Cuanto más
tiempo estoy aquí, cuanto más lo veo, más vívidos se vuelven. He trabajado
duro, tanto para mantener todo apretado y atado, sin embargo, cuanto más
pienso en esa área, más dolor atraviesa mi pecho. No puedo estar aquí con
estos recuerdos. Me están asfixiando en todos sentidos. No es hasta que la 110
puerta de mi habitación se abre que me seco rápidamente las lágrimas que
no sabía que habían caído por mis mejillas.
—¿Vas a bajar? —Kyrin está en el umbral, con los brazos cruzados
frente a él.
—¡Sí! —Esbozo una sonrisa y me levanto de la cama. Me dirijo al
armario para esconder cualquier otra cosa que haya decidido salir a la
superficie y exponerse sobre mi cara. Encendiendo la luz, miro a través de
mi ropa hasta que encuentro algo que ponerme. Una sonrisa es lo
suficientemente fuerte como para ocultar la tristeza, porque es más fácil
para las personas reconocer que alguien es feliz, en lugar de ofrecer simpatía
por la desolación de otro. Otra razón más por la que no tengo ningún interés
en la raza humana.
—Ponte esto… —Kyrin sostiene un pequeño top corto rojo que se cruza
sobre mi espalda.
Es holgado, pero, aun así, mis pechos se derramarán por los bordes.
Lo tomo y lo combino con vaqueros ajustados con cremalleras cerca de los
tobillos. Volviéndome hacia Kyrin, quien está de pie en la entrada del
armario, dejo caer mi toalla y me pongo una tanga de encaje rojo, antes de
meterme en los ajustados vaqueros altos y abrochar el botón justo debajo
de mi ombligo. Sin molestarme con un sostén, me pongo la parte de arriba
mientras mantengo mis ojos en Kyrin, girándome para que pueda atar mi
espalda. No sé a qué está jugando, pero sé que hay un juego en curso. No
hay forma de que se haya olvidado de lo que pasó en el club.
Paso a su lado, deslizando el porro enrollado que está en mi encimera
y volviéndome hacia él con él colgando entre mis labios.
—Estoy lista.
Camina hacia adelante mientras me agarra de la mano y me acerca a
su pecho. Su nariz toca la mía mientras caminando hacia atrás, mi cabeza
golpea contra la pared. Desliza su dedo por mi mandíbula y hacia la parte
posterior de mi cuello. Aprieta con fuerza, forzando mi cabeza hacia un lado.
—Mientras estés aquí, no tendrás sexo con nadie más que conmigo.
—¿En serio? —Le devuelvo el fuego, buscando su perfil lateral.
Fascinada por la forma en que las furiosas venas se hinchan sobre la fina
carne de su cuello, y la agudeza de su mandíbula sobresale del marco de su
rostro bellamente construido—. Nunca te tomé como del tipo celoso. —Dejo
la idea del león en el fondo de mi mente, demasiado fascinada con jugar con
su estado de ánimo.
111
Su mano está en la parte delantera de mi garganta mientras me levanta
del suelo tan alto que tengo que envolver mis piernas alrededor de su cintura
mientras su otra mano se mete cómodamente debajo de mi trasero.
—No me conoces, por eso.
—Cierto… —Inclinándome hacia adelante, paso mi lengua por su
labio—. Y ahora mismo, solo estoy interesada en conocer tu pene.
Sonríe y la extraña mirada casi me saca del centro en el que he estado
equilibrándome durante tantos años. Bajándome al suelo, pone su mano en
la mía mientras abre mi puerta y me empuja hacia afuera. Bajo las
escaleras, consciente de que el Monstruo Kiznitch me sigue de cerca como
un depredador.
Eli está a la mitad de guardar su teléfono en el bolsillo trasero de sus
vaqueros cuando sus ojos vuelan entre mí y hacia la parte de atrás donde
está Kyrin.
—El diablo y la mascota.
Enciendo la punta del porro que tengo en la boca e inhalo.
—¿Quién es el diablo y quién la mascota? —Mantengo mis ojos en Eli,
quien no los aparta de mí. Veo la discusión que está teniendo consigo mismo
en el fondo de su mente, pero no puedo dejarme ir allí. No ahora, tal vez
nunca.
—Te lo diré cuando lo haya descubierto.
Doy un paso frente a él, pasando la punta de mi dedo por el labio
inferior de Eli.
—Tan hermoso, pero tan perdido.
Los músculos de los lados de su mandíbula se tensan cuando se aparta
de mi contacto. Inclinándose hasta que sus labios rozan mi oreja, susurra:
—Si crees que estoy perdido, deberías ver el estado del que me dejó ir.
Mi sangre se enfría y salgo de su abrazo. Antes de que Kyrin pueda
preguntar qué está pasando, y antes de que haga algo loco como golpear a
Eli, salgo por la puerta y me dirijo hacia donde las anaranjadas llamas
enojadas arden a través del opaco aire de la noche. El paso con Eli me dejó
con un agujero vacío en el estómago del tamaño de su puño. Alcanzando un
enfriador de vino en un cubo de hielo cerca de la línea de sillas, caigo sobre
una al lado de Saskia, quien me ha estado observando todo el tiempo.
Señala a Kyrin y a Eli quien no se quedan atrás de mí.
—Podría acostumbrarme a esto. 112
—¿A qué? —pregunta Perse, con las piernas cruzadas sobre sí mismas
y las manos enterradas en su gran sudadera con capucha.
—A Lilith y sus chicos.
Las ignoro a ambos y trago mi bebida hasta que Val arrastra a una
chica con cabello rebelde y una sonrisa. Podría iluminar incluso las almas
más oscuras. Es delgada y en forma, con una mandíbula cuadrada y una
piel perfecta de color moca. Vestida con vaqueros boyfriend rotos y holgados,
Chuck Taylors, y un top corto relajado de Led Zeppelin, es una mezcla entre
rebelión y tímida sexualidad. Hay una cadena que cuelga sobre la parte baja
de su vientre y un brillo en sus ojos que solo reside en las personas que han
visto algo de mierda.
—Lilith, esta es Maya. Maya, esta es Lilith. —Maya me da un
movimiento con la cabeza, sus rizos rebotan por su esbelta espalda.
Asentí con mi bebida antes de llevarla a mis labios y hundir el
contenido de una vez. Para alguien a quien no le gusta el alcohol, seguro he
aumentado mi consumo.
—Vaya —dice Maya, señalando la segunda botella en mi mano con su
cigarrillo—. ¿Cuál de esos cabrones te tiene bebiendo ya?
Val toma asiento en su regazo, balanceando sus piernas sobre las de
Maya de una manera que solo puede verse como íntima. Está claro. Están
juntas.
Contengo mi sonrisa curvando los labios debajo de mis dientes.
—Bueno, no es Val, así que ahí está.
Maya se ríe y al instante me agrada. Es valiente, cruda y
descaradamente ella misma. Como Saskia. No digo que Perse no lo sea, pero
sigo pensando que es demasiado remilgada para mí, al menos en este
momento. Y, además, me odia.
—Y es plural: chicos. —Saskia se inclina hacia adelante para agarrar
un porro, metiendo las ascuas en el fuego—. Hablando de eso —dice,
levantando la vista del fuego y encontrando a King y a Killian hablando entre
ellos—. ¿Qué diablos está pasando, P?
Perse se levanta de su silla y niega.
—No hablaré de ningún drama esta noche. —Se va, dirigiéndose hacia
King y Killian, mientras deliberadamente se para entre ambos. 113
—En serio, es como una mini Delila —murmura Maya, mirándola—.
Que mi madre descanse en Perséfone.—Ambas ríen cuando Val se acurruca
más profundamente en el hueco de su cuello.
—No te he visto en lo que parece una eternidad. ¿Podemos ir a la cama?
Val es la típica chica de al lado. Un cuerpo pequeño y una cabellera
rubia vivaz que combina con los clichés de ojos azules. También es hermosa.
No hace falta mucho para convencer a Maya antes de que Val se la lleve a
rastras en un ataque de risa, dejándome con Saskia, quien todavía está
mirando cómo se alejan.
—¿Creerías que Maya y Killian tenían algo? Como si fuera una gran
amenaza para mí durante meses.
—Sí —digo, lanzando mi segunda botella vacía en un recipiente de
plástico y agarrando otra—. Me gustaría. Esa chica es sexo con piernas.
Saskia suspira, recostándose más en su silla hasta que sus ojos se
posan en los chicos que están parados frente a nosotras.
—No confío en ellos, Lilith.
El comentario me sorprende, solo por el hecho de que pensé que ella y
Killian eran como dos mejores amigos saliendo. Me imagino que, si fuera
alguien, ella confiaría en él. No me molesto en pedirle más detalles, volviendo
a si quieren que sepas, te lo dirían.
—¿Confías en mí? —prefiero preguntar, viéndola por encima de mi
hombro.
Me clava en mi lugar.
—Al principio, no, pero solo porque parecías tan... volátil. Explosiva.
Traviesa y.… loca. —Hace una mueca—. Perdón.
Pongo los ojos en blanco.
—Tu intuición es correcta. Soy absolutamente todas esas cosas.
—Pero ahora sí. Lo hago. Probablemente incluso más que yo, Perse, ya
que claramente me está ocultando secretos. —Vuelvo a donde están los
chicos y me sorprende un poco encontrarlos a todos viéndome fijamente.
Suspiro, poniéndome de pie.
—Si averiguo algo, te lo diré.
—¡Espera! —La mano de Sass llega a la mía y me doy la vuelta para 114
mirarla—. Si hay algo que debas decirme, lo harías, ¿verdad?
—Sí —respondo con sinceridad, y no mentía. Incluso mientras regreso
a la casa rodante, sé que no mentí. Saskia es la única persona a la que le
debo mi lealtad, solo por su amistad.
N
o creo que muchas cosas sean bonitas. De hecho, iría tan
lejos como para decir que no creo que nada sea lindo. La
palabra no pertenece a mi vocabulario, sin embargo, aquí
estoy, viendo a Lilith mientras deja escapar pequeños
ronquidos suaves entre cada respiración.
—Mierda. —Es una buena chica. Por eso quiero ayudarla...
118
Eso es todo. No tiene nada que ver con algo más. Solo estoy pensando
con mi pene.
—¿Vas a despertarla? —dice Eli a mi lado, adormilado. Todavía se frota
los ojos con la palma de la mano.
—No lo sé. —Lo miro de arriba a abajo.
No voy a mentir. Eli es atractivo. Es todo lo que me interesaría, pero
siento que está ocultando algo. Tiene el cuerpo, la cara y la sonrisa. Es la
personalidad con la que tengo un problema. Si me decanto por los hombres,
suelo apostar por los que son similares a mí porque sé cómo lidiar con ellos.
Son fáciles de descifrar y no tan inconsistentes. Pienso en el siguiente paso
que tomarán incluso antes de que lo hagan, pero Eli no es eso en absoluto.
Es todo de lo que debería alejarme.
—¿Echando un buen vistazo? —bromea, apoyado en el umbral de su
puerta—. ¿Debo preguntarte qué estás pensando?
—Podrías hacerlo. —Me encojo de hombros, inclinando la cabeza—.
Pero no te diría una mierda.
Empuja la pared y de repente está frente a mí. Tenemos casi la misma
altura, pero cae un par de centímetros más bajo y delgado. Mantengo mi
mierda apretada, pero también me importa un carajo mi volumen. Eli tiene
el típico cuerpo de CrossFit.
Sus dedos encuentran el borde de mis vaqueros, tirándome hacia su
entrepierna.
—Hemos estado bailando alrededor de esta mierda durante demasiado
tiempo para que sea aceptable. Lo sabes, ¿verdad?
Arrastro mi lengua sobre mi labio inferior, manteniendo mis ojos en lo
que hacen sus dedos alrededor del botón de mis vaqueros.
—Y sabes que no deberías venir aquí buscando algo aceptable,
¿verdad?
Parece reflexionar sobre mis palabras, pero antes de que pueda decir
algo más, su mano está debajo de mis calzoncillos, sus dedos se doblan
alrededor de mi pene.
Gimo, cayendo ligeramente hacia atrás hasta que golpeo la pared.
—Eli.
—Kyrin… —dice descaradamente, mordiendo mi pecho.
—Si tienes tu mano alrededor de mi pene, será mejor que me hagas
correr.
119
Bombea lentamente, y con cada tirón, me empuja más y más al olvido.
—Ponte de rodillas —gruñí, y baja, cayendo de rodillas frente a mí.
Eli no es un hombre blando de ninguna manera. De hecho, iría tan
lejos como para decir que es casi tan dominante como yo, pero tengo la
sensación de que está abierto a jugar, lo que, a su vez, me sienta
perfectamente. Capto un movimiento que viene de donde Lilith está
acurrucada en la esquina, y estoy a punto de mirar hacia ella cuando siento
el calor de la boca de Eli envolver mi pene.
—Mierda. —Entierro mis dedos en su cabello.
Mueve su lengua alrededor de la base, inclinándose y succionándome
más adentro. No es hasta que escucho un suave gemido que finalmente
encuentro los ojos de Lilith en ambos.
Le hago un movimiento con la cabeza.
—Sabes qué hacer. Hazlo.
Ella se lame el labio inferior, su cabello revuelto y desordenado
alrededor de su cabeza mientras pasa las puntas de los dedos por la parte
interna de su muslo, ensanchando sus piernas hasta que su suave vagina
aparece a la vista y casi caigo al suelo justo al lado de Eli. Está mojada para
mí, o para Eli, o para ambos, y aparte del hecho que le dije esta noche que
no tuviera sexo con nadie más, en el fondo de mi cabeza, sé que no me
refería a Eli. Parece haber una tácita regla entre nosotros tres y, por ahora,
está funcionando.
Lleva los dedos al vértice de sus muslos y comienza a frotar el centro
de su clítoris en pequeños círculos.
Levanto a Eli del suelo por su cabello, haciéndole un gesto a él y a Lilith
jadeando.
—Los dos a mi jodida habitación. Ahora.
Eli se pone de pie, sus ojos van a Lilith brevemente. Algo pasa entre
ellos antes de que la ayude a levantarse y abro la puerta para dejarlos entrar
con mis vaqueros colgando desabotonados alrededor de mi cintura. Hace un
par de noches, solo éramos Lilith y yo. Ahora somos tres, y joder, estoy a
punto de romper mi carga solo de pensarlo.
Lilith es la primera en ponerse cómoda en mi cama, se quita la ropa y
se inclina a cuatro patas, frotándose la mejilla con una mano. Encendí el
sistema de sonido antes de cerrar la puerta, sabiendo lo ruidosa que puede
ser Lilith.
120
Ella rueda sobre su trasero, levantando la pierna y apoyándose en los
codos mientras nos mira a Eli y a mí.
—Quiero verlos a los dos primero.
Eli se pasa el pulgar por el labio inferior y le sonríe.
—¿Quieres estar a cargo, nena?
Ella comienza a asentir como una puta niña en una tienda de juegos.
—Así es. —En otras circunstancias, destrozaría sus sueños con un solo
puto cinturón sobre su trasero, pero...
—¿Qué quieres? —pregunto, entreteniendo su pequeño juego.
—Que tengas sexo con Eli. —Sus ojos comienzan a rodar hacia la parte
posterior de su cabeza, su mano llega a su clítoris—. Para poder lamerlo.
Eli ya está alcanzando mi pene antes de que me quite los vaqueros,
pero dejo que lo tenga, pasando mi lengua por la palma de mi mano mientras
mantengo mis ojos fijos en Lilith y finalmente envuelvo mi dedo alrededor
de la circunferencia de Eli. Lo bombeo un par de veces, frotando sus bolas
en la palma de mi mano hasta que el líquido pre seminal se derrama de su
punta. Me llevo la mano a la boca y escupo, mientras Eli comienza a gatear
hacia mi cama junto a nuestro pequeño diablo. Todavía estoy frotando mi
pene en mi mano cuando alcanzo el condón en mi mesita de noche. Lilith
me lo arrebata y abre el paquete con los dientes. Tanto Eli como yo vemos
mientras chupa el condón con la boca hasta que se curva alrededor de sus
labios tan sexys como la mierda, antes de que se agache y enrolle el látex
sobre mi pene. Ni siquiera se detiene a mitad de camino. Moviendo su lengua
sobre la parte inferior de mi eje mientras sigue mirándome con sus jodidos
ojos lila locos, finalmente se mueve hacia atrás, empujándonos a ambos en
sus manos mientras Eli separa sus piernas ligeramente.
—Escúpeme a mí y a él —le ordeno y escucha al instante. Escupe en
mi punta y se inclina hacia Eli y escupe en sus bolas, lamiendo sobre el
vientre y hacia abajo hasta que desaparece—. Oh, a la mierda… —gruñí,
apretando mi pene para detener mi explosión porque ella directamente le
pasó la lengua por el trasero.
Continúa dejando caer pequeños besos en su pecho antes de mirarme
por encima del hombro con una sonrisa.
—Bueno, continúa...
Presiono la punta contra su entrada mientras agarro su pene en la 121
palma de mi mano, apretándola ligeramente. Lilith llega a la boca de Eli y
veo como baja sus labios hacia los de él y se besan.
Joder, se besan.
Observo cómo los afilados bordes de la mandíbula de Eli se ensanchan
mientras su lengua se sumerge en su pecadora boca. No puedo soportarlo
más, y cuando lo siento relajarse contra mí, empujo hacia adelante hasta
que me está succionando por dentro con el poder de una aspiradora de alto
voltaje. Tan pronto como siento que mi hueso pélvico golpea la parte
superior de sus muslos, me aparto un poco, solo que su tensión es como
asfixia, y quiero morir aquí, joder.
—¡Mierda! —gruñe Eli, alcanzando a Lilith y golpeando su boca hacia
él.
—Se acabó el juego, Pequeño Diablo. Monta su maldita cara.
Ella escucha cada palabra que digo, como una buena niña que solo
quiere complacerme a mí, y probablemente a Eli. Balancea su pierna sobre
él y curva su espalda mientras baja lentamente sobre su rostro. Joder, pero
es la mierda más sexy que he visto en mi vida. Las curvas de su trasero
rebotan mientras cabalga, su mano descansa en la parte posterior de su
cadera y su largo cabello plateado cae hasta su coxis. Se da la vuelta y se
coloca de cara a mí, con las manos en los senos, pellizcando los pequeños
piercings que tiene en sus pezones de color rosa oscuro. Se muerde el labio
inferior mientras monta la cara de Eli, y dejo caer mis ojos hasta su boca,
observando la experiencia en la forma en que él recorre su entrada. Me
acerco y envuelvo mi mano alrededor de la parte posterior de su cuello,
obligándola a bajar hacia su pene.
—Chupa.
Lo hace, y veo como sus ojos me ven mientras lo toma en su boca. Sus
gemidos ganan volumen, los golpes de los cuerpos se hacen más fuertes.
Más desesperado, y no es hasta que el sudor gotea por el vértice de mi pecho
que suelto su cabello, y ella está a un pelo de correrse, de nuevo.
—Eli… —gruñí, golpeándolo implacablemente.
—Sí —responde, pero sale murmurado porque su boca todavía está en
Lilith.
Mis bolas se tensan y los músculos de mis muslos se bloquean
mientras mi orgasmo arrebata mi maldita alma y se niega a dejarla ir, hasta
que finalmente, me estoy vaciando dentro de Eli y Lilith está bebiendo su
semen, lamiendo cada gota.
122
Después de algunas respiraciones, salgo y quito el condón, girando el
extremo y arrojándolo a la papelera. Lilith todavía está tratando de
recuperar el aliento encima de Eli cuando le doy una palmada en el trasero.
—Arriba. Todos tenemos que estar en la jodida practica… —miro el
despertador—… en veinte minutos.
Eli desliza su cuerpo fuera de él, pero ella se mueve sin esfuerzo,
trepando por mi cama mientras arrastra las sábanas con ella.
—Cansada —murmura—. No necesito práctica. Alégalo de todos
modos.
Eli y yo nos miramos mientras ella se acurruca en el centro de mi cama,
cubriéndose la cara con las mantas. Oímos sus suaves ronquidos antes de
ir al baño para darme una ducha.
—Hay algo que me estoy perdiendo aquí —dice King mientras mueve
un palillo entre sus dientes—. Los padres nos están llamando para que
regresemos a Nueva York después de este espectáculo, pero no nos dicen
por qué, y además, parece que iremos en el 747 porque quieren que
cubramos el tiempo que hubiéramos perdido aquí, en Kiznitch. —No es
extraño que los ancianos nos den mierda, pero cuando lo hacen, por lo
general tienen sus razones.
—Joder, ¿por qué? Odio volver. —Necesito montarme en una
motocicleta antes de que los pensamientos de esta mañana vuelvan a
inundar mi mente y me quede atrapado aquí con un pene duro.
—No lo sé todavía. Supongo que nos lo dirán tan pronto como
regresemos a casa. —Luego, sus ojos se posan en mí, por la maldita razón
que sea—. Lo que me recuerda que Lilith y Eli claramente no son de
Mayhem, así que se quedarán contigo.
Empiezo a negar antes de que salgan las palabras.
—No. Joder, no. Pueden quedarse con otra persona, y, además, gracias
a la puta Perse, Cartier llegará volando y se quedará conmigo. —No es
ningún secreto cómo soy con mi hermana; todos los hermanos no solo lo
saben; han sido testigos de todo al crecer. Los padres de Kiznitch son algo 123
completamente diferente, nada de este mundo. Son volátiles, ricos,
poderosos y terriblemente terroríficos. Rara vez actúan como deberían
hacerlo los padres, por lo que siempre he cuidado a Cartier un poco más de
lo que probablemente debería—. Técnicamente, ¿cuánto tiempo estaremos
de regreso en Nueva York, de todos modos? ¿Una semana? ¿Dos? Pondré a
Cartier en el castillo y a Eli y a Lilith en el cobertizo para botes. —Estiro
mucho las piernas y veo que King me ve con ojos entrecerrados. El Château
es lo que llamamos la casa de Nero en The Village en Nueva York.
Principalmente porque se parece a una—. ¿Qué? Solo dilo, idiota.
—¿Crees que Lilith y Eli se conocen? —Su dedo trabaja con su labio
superior.
Killian se ríe.
—Solo digo que entrar allí con Lilith fue lo suficientemente peligroso,
pero oh no, también tenías que lanzarte a un maldito King Elite en tu pene,
¿eh? No podrías simplemente estar satisfecho.
Lo volteo mientras mantengo mis ojos en King.
—No. Lo habría recogido si lo hubieran hecho.
—Hmmm —murmura King, pero sus rasgos se mantienen sólidos. Se
levanta del sofá y se dirige al ventanal que se abre desde la cocina. Dándose
la vuelta, me mira de nuevo—. ¿Estás seguro?
—Los King lo están jodiendo, hermano. —Kill niega y se inclina hacia
adelante para descansar los antebrazos en los muslos—. Son de la vieja
escuela. Esa antigua camarilla al estilo gánster. No queremos ningún
problema con ellos, y es en parte por eso que siempre me he esforzado por
llevarme bien con Nate.
—¿Eso es todo? —pregunto, arqueando las cejas—. ¿Esa es la única
razón? ¿Nada que ver con el hecho de que tú y él podrían ser prácticamente
hermanos?
Ahora se da la vuelta, descansando en su silla mientras toma un
cigarrillo de detrás de su oreja.
—Todo lo que digo es lo que sea que estén haciendo, si no nos hace
daño, entonces nos atenemos a ello. Sabes que tus padres han trabajado
duro a lo largo de los años para mantener la paz entre nosotros y compartir
los mismos terrenos de todos modos.
—Es cierto —dice King, entrando en la sala de estar—. Pero Ky, te estás
engañando si crees que esos dos no se conocen o que Eli está aquí por
negocios. Los King primero hacen negocios, luego los juegos, pero casi 124
siempre al mismo maldito momento.
Mierda. Tiene razón. Pero eso también es lo que pasa con los Kiznitch.
Siempre tenemos la razón y siempre estamos por delante.
—Ella no sabe que lo sabes. —King se sienta en su silla, sus ojos en
mí. Un alfiler podría caer, así de silencioso es entre nosotros—. Y lo que es
más importante, él tampoco lo sabe.
15
Eli
M
e senté en el rincón más oscuro de la habitación. Quería
juguetear, fumar, jugar con algo entre mis dedos, pero en
lugar de eso, me quedé quieto. Inmóvil. Esperando.
Necesitaba volver a verla. Una vez. Estaba desoyendo
órdenes solo por estar aquí, solo, sin respaldo o sin siquiera decirle a Bishop
lo que estaba pasando, pero en este momento estaba distraído con su chica
haciendo una carrera. Entonces, esperé. En la esquina. Pasando el tiempo
que se suponía que debía estar aquí. No la había visto desde el año pasado. 125
Desde que eso había sucedido. Bishop, Brantley, Nate, Hunter y yo
estábamos allí por negocios. Ver que Patience estaba involucrada en las
pequeñas enfermas obsesiones de mi hermano Brantley. Sabíamos cuál sería
el costo de una probada de Patience.
Simplemente no sabía que se involucraría a alguien que se parecía a ella.
Así que esta noche esperé. Hasta que se apagaron las luces. Hasta que
la música empezó a sonar y las pequeñas líneas rojas iluminaron la pantalla
del proyector detrás del espectáculo. Introduje mi número en el dispositivo.
Trescientos mil dólares. Sabía que no estaba en venta. Sabía lo que
hacía. No quería que ella me viera en la audiencia y decidiera matarme
después de todo.
Ella salió, con una sonrisa en su rostro y su cuerpo envuelto en su
habitual atuendo sexy.
—Buenas tardes, hijos de puta. ¿Quién quiere jugar?
Abro mis mensajes de texto y le envío uno a Bishop. ¿Todo está bien?
Él envía un mensaje de texto al instante. Sí... ¿estás bien?
Guardo mi teléfono en el bolsillo de mis vaqueros y me dirijo a la tienda.
Encuentro el mismo asiento en el que me encontré sentado durante sus
espectáculos y saco mi teléfono de nuevo. Escribo Patience en la barra de
búsqueda de Instagram y aparece su página oficial. No tienen más
seguidores que Mayhem, pero es decente. Me congelo cuando veo que
publicaron una foto hace solo trece horas con el título “Regreso pronto.
Nuevos actos, nuevos actores y un desempeño que nunca has visto antes...”.
Tomo una captura de pantalla y abro un mensaje de texto para King,
enviándoselo.
King: lo sé.
Yo: ¿Se hará algo al respecto?
Pasan unos minutos antes de que vuelva a enviar mensajes de texto.
King: Se manejará.
Unas manos me cubren los ojos y ya sé quién es. Su perfume es mi
veneno elegido. Si eso significa que puedo chupar su piel hasta morir, lo
tomaría como si fuera mi maldito antídoto.
126
Sonrío, cubriendo sus manos con las mías.
—Sabes que prefiero este juego cuando hay una cama en la habitación.
Ella se ríe cerca de mi oído y siento su lengua tocar mi lóbulo y dar un
golpecito alrededor del extremo.
—Quiero jugar esta noche.
Finalmente suelta mis ojos y salta frente a mí, envolviendo sus piernas
alrededor de mi cintura. Doblo su largo cabello alrededor de mis dedos antes
de poner mis manos en su trasero para mantenerla sobre mí.
—Entonces jugaremos.
Me quita la pierna y se dirige al escenario, agachándose detrás de la
cortina. Sé que no debería jugar con ella, o al menos, no debería jugar mucho
con ella. No sé a qué está jugando, pero sé que conocí a mi pareja. Pensé
que entrar en Mayhem y jugar como lo hacía era inteligente.
Ahora estoy pensando que es exactamente lo que quería que hiciera.
Las luces se atenúan y la música comienza a sonar y veo como Lilith
entra una vez más al centro del escenario. No se parece en nada a lo que
esperarías de una directora de pista. No es articulada con sus movimientos,
ni siquiera es precisa. Es desordenada y pícara y captura a la audiencia al
instante. Termina su juego de magos, afortunadamente, nadie muere, antes
de que ella y Saskia realicen una escena de fuego conjunta. La canción
cambia al heavy metal de la vieja escuela cuando King lleva a The Brothers
en sus motos cross. No puedo evitarlo, pero miro a Kyrin y lo odio un poco.
Odio haberlo dejado meterse debajo de mi piel, sabiendo muy bien que ni
siquiera había arañado la superficie de la suya. Ni siquiera ella podría
hacerlo, al menos no todavía. Le das tiempo a alguien como Lilith y podría
erradicar todos tus miedos. Después del triple anillo de la muerte con las
motos y un par de chicas, las motos despegan detrás de la cortina y Lilith
entra en otra escena. Esta vez, su dedo meñique me señala.
—Te ves divertido —murmura en el micrófono.
Mierda.
—Vamos ¿juegas conmigo? —La sensual forma en que las palabras
salen de su lengua y la perfecta inclinación de su cabeza tiene a la multitud
animándome para que continúe. Es toda una bandera roja.
Me pongo de pie, me ajusto el pene en mis vaqueros y subo al escenario.
Debo tener cuidado con lo que decida hacer. Podría simplemente despertar 127
al viejo hechicero de la muerte y nadie, especialmente yo, quiere eso.
Saltando al escenario, Lilith toma su mano en la mía y me encuentro viendo
la conexión, tragando más allá de todo lo que su toque trae a la superficie.
De nuevo.
Pelear contra ella es difícil. Más difícil que tenerla allí frente a mí.
Me empuja a una sola silla con un foco de luz brillando sobre ella. La
niebla se derrama alrededor de mis pies y desaparece en la niebla, la luz
ciega mis malditas retinas. Me colocan una sola venda sobre los ojos, atada
con fuerza mientras su boca llega a mi oído.
—¿Estás aquí para mí?
Mi sangre se enfría.
—¿Qué? —La sonrisa que siempre está tan audazmente colocada en mi
boca se desvaneció y aprieto los dientes.
Debe estar sentada en mi regazo haciendo mierda sabe qué porque al
público le encanta. Siento su cabello rozar mis nudillos y aprieto mi puño
cerrándolo para pelear, agarrando su cabello y tirando de su trasero para
preguntarle qué diablos quiere decir.
—¿Estás aquí para mí? —repite, metiendo su pulgar en mi boca
mientras hace rodar sus caderas sobre mi entrepierna—. Porque si es así,
te equivocas. No necesito ser salvada.
Chasqueo. Mi mano está en la parte de atrás de su cuello como si
pudiera ver todo el tiempo, acercando sus labios a los míos.
—No. —Luego la aparto de mí y arranco la venda de mis ojos. Olvidando
que estoy en medio de un espectáculo, enyeso una sonrisa falsa y levanto la
cabeza hacia ella en desafío—. ¿Eso es lo mejor que tienes? —Me inclino
hacia adelante, pasando mi lengua por mi labio—. Odio decírtelo, chica, pero
lo he tenido mejor.
Sus ojos se vuelven rendijas, pero se enfrenta a mi desafío. Vuela desde
el suelo y usa la misma venda que tenía alrededor de mis ojos y me ata las
manos antes de arrastrarme hasta donde hay un ataúd. Juro joder si ella
juega todo el juego de cortarte a la mitad, me iré corriendo, y no me importa
cómo se vea eso para los demás.
Empuja el ataúd detrás del escenario. Supongo que hizo eso para
sacarme del escenario sin una escena, lo cual aprecio ya que había un 128
potencial muy real de que ambos nos hiciéramos trizas. Salgo, con Mischa
esperándome del otro lado. Sus manos descansan en sus caderas.
—Eres lindo.
—Tú también. —Mis palabras son honestas, pero mi tono grita no me
interesa.
Ella ladea la cabeza.
—Pero claramente tienes un deseo de muerte.
Los ignoro a todos y me dirijo a la casa rodante, necesitando espacio y
silencio. Es tan jodidamente ruidoso. Todo es tan jodidamente ruidoso en
este mundo.
Caigo encima de la cama y golpeo el muslo con el teléfono. Necesito
hablar con Bishop.
Presiono marcar en su nombre y acerco el teléfono a mi oreja.
16
Lilith
E
stamos a unas diez horas de regresar a Nueva York. Nadie ha
dicho nada de lo que está pasando, pero es obvio que hubo
un cambio. No he visto a Kyrin ni a Eli desde el espectáculo
de anoche, y casi todo el mundo se ha apegado a sus círculos,
lo que deja muy claro cuánto no tengo uno. Es tarde, casi las dos de la
madrugada, y todavía estamos conduciendo. Sabiendo que no voy a poder
dormir pronto, me dirijo al baño y me quito todo el maquillaje. Después de
mi espectáculo de anoche, Perse entró en mi cubículo para decir que 129
necesitaba comenzar a construir mis redes sociales como quería que me
calificaran. No sé qué quiso decir con calificarme, pero puedo tomar algunas
fotos.
Trabajo en mi maquillaje, delineando kohl oscuro sobre el borde de mis
párpados y delineando mis labios con el mismo negro. Labios y ojos negros,
antes de manchar mis párpados con humo oscuro. Después de espolvorear
rubor y de ponerme las pestañas postizas, suelto mi cabello y dejo que se
deslice por mi espalda, pasando mis dedos por los mechones y cepillándolo
todo hacia un lado. El oscuro maquillaje solo permite que mis ojos resalten
y mi piel luzca más clara, lo que ayuda con la estética que quiero comenzar
a publicar.
Hago una serie de tomas. Una selfie con la cara recta, la hora de mi
despertador en el cajón de la mesita de noche: las tres de la mañana, una
foto tomada mirando mi estómago y mis piernas desde estar de pie, y luego
apoyo mi teléfono en el cajón de la mesita de noche y reviso mi ropa, saco
un par de medias de rejilla negras y un sostén negro. Me pongo una tanga
antes de las mallas, sabiendo bien y con justicia que Instagram podría
borrar mi foto si es demasiado reveladora: consejo de Saskia. Me recuesto
en mi cama, acomodándome el cabello sobre los senos y pongo el
temporizador. Tomo una viendo directamente a la cámara con una mirada
aturdida en mi rostro antes de acostarme de espaldas y colocarme frente a
la cámara, de modo que estoy acostada con la espalda arqueada en alto. Me
quito el sostén y mantengo mis manos sobre mis pechos, manteniendo una
pierna hacia arriba y la otra hacia abajo. La toma final que tomo, es
agarrando un porro de la mesita de noche y enciendo el extremo, pongo la
cámara en ráfaga y tomo una ronda de fotos sin pose de mí fumando el
porro.
Agarrando mi teléfono con el porro todavía en mi boca, reviso las fotos.
Son buenas, pero se ven un poco básicas sin filtros, así que paso a editar la
iluminación y el contraste y me encuentro aplicando ajustes preestablecidos
más oscuros sobre la imagen para que se vea más sucia. Al final, todas
parecen como si fuera una diosa del rock de los 80 que ha sido penetrada
en todos sentidos por toda la banda de Black Sabbath.
Poniendo el porro en una hoja de papel, reviso las fotos que voy a
publicar. Tomo una foto sin pose, con la mirada aturdida, la foto viéndome
las piernas, el despertador y sosteniendo mis senos. Perfecto. Hago una
pausa cuando me encuentro pensando en una leyenda. Incapaz de pensar
en algo en absoluto, reviso mis emojis, usando el de los cigarrillos. Las
palabras nunca han sido lo mío, los emojis me quedan igual que el
130
maquillaje y la actuación, ninguno requiere explicación. Mis pensamientos
se interrumpen cuando las notificaciones comienzan a dispararse a través
de mi teléfono.
Hago clic en la pestaña del pequeño corazón y veo que pasan cientos.
¿Qué? Vuelvo a mi perfil y veo: Seguidores 112.4k. Siguiendo 6
—Oh… —Abro la imagen de nuevo y me muevo por algunos de los
comentarios.
¡Es la más mala! Oh, Dios mío obsesionado con ella.
¿Crees que le guste a P?
Midnight Mayhem siempre tiene las mejores mujeres y hombres.
¿Quién es? Delila parece mejor...
RIP Delila, pero Lilith es LA BUENA.
Me pregunto por qué obtuvo el papel importante si es nueva.
Dejo de moverme cuando mi visión comienza a volverse borrosa.
Lanzando mi teléfono al suelo, mi puerta se abre de golpe y salto,
volviéndome para ver quién diablos cree que puede asustarme a cualquier
hora que sea ahora por la mañana.
—¡Kyrin! ¡Mierda! —Me recuesto en mi cama, alcanzo el porro que
apagué y lo enciendo de nuevo. Temo que pueda necesitarlo con él en mi
espacio, y estaba mal preparada.
Mi colchón se hunde cuando su brazo se pone delante de mí y me quita
el porro de los labios. Da algunos golpes mientras ruedo sobre mi vientre,
mirando cómo se recuesta perezosamente contra mi cabecera. Sopla anillos
de humo.
—Vi tu publicación, pensé que tu horario de sueño era tan mierda como
el mío.
Me devuelve el porro y toma mi teléfono que está a mi lado. Ignoro lo
que está haciendo y sorbo más de la dulce marihuana. Ningún pensamiento
que se filtre por mi mente es sobre lo que podría estar haciendo en mi
teléfono.
—Ahhh, ¿entonces me sigues ahora? —No puedo luchar contra la
sonrisa que hay en mi boca.
—Deja de jugar. —Pone los ojos en blanco, pero no levanta la vista de
lo que sea que esté haciendo.
131
No es hasta que se coloca frente a mi teléfono, con el dedo medio
levantado, que me doy cuenta de lo que está haciendo. Me arroja mi teléfono
y miro hacia abajo para encontrar mi página de Instagram abierta, una foto
nueva de él en mi feed, publicada por él. Se ve sexy, y no viene al caso, lo
sé, pero es un hecho. No tiene camisa, tiene el cabello alborotado y un rubor
natural en las mejillas debido a la marihuana. Sabes que no es justo. No
usó ni un maldito filtro y, sin embargo, su estética está a punto.
—¿Ella es...? —pregunto, moviendo mi teléfono entre mis dedos
mientras me pregunto por qué lo subtitula con algo tan… aleatorio.
Se encoge de hombros, inclinándose para agarrar mis toallitas de
maquillaje de la mesita de noche.
Me da un codazo en la cabeza.
—Ven aquí.
Hago lo que me dice, me arrastro por la cama y me siento en su regazo,
a horcajadas sobre sus muslos. Presiona la toallita húmeda contra mi
mejilla y me estremezco por la repentina frialdad. El efecto probablemente
tampoco ayuda a mis rápidas reacciones. Empieza a quitarme el maquillaje
de la cara hasta que el algodón blanco se ensucia y lo tira al suelo.
—Entra aquí. —Estoy tan perdida en la forma en que su boca se mueve
alrededor de las palabras que no me doy cuenta de que no me está hablando.
Me vuelvo un poco sobre mi hombro, mi corazón late cuando veo a Eli
de pie en el umbral, sosteniendo un vaso de agua y vistiendo pants grises.
—Ohhh, qué suerte la mía… —Me balanceo en mi lugar, sonriéndole a
Eli. Me mira mientras toma un sorbo de agua. Como si aún no hubiera
decidido lo que hará.
—No —dice Kyrin, envolviendo su brazo alrededor de mi espalda y
deslizándome en las mantas de la cama—. Necesitas dormir, Lil.
Todas las mariposas que Eli puso en mi vientre se quemaron hasta
volverse crujientes por el uso de un apodo por parte de Kyrin, pero me
retuerzo más profundamente en mis sábanas. Cuando Kyrin balancea sus
piernas sobre la cama, mi mano sale para detenerlo.
—No —le susurro, sacudiendo la cabeza mientras lo miro—. ¿Se
quedarán? —Veo hacia donde Eli todavía está parado, el agua ahora está
vacía—. ¿Ustedes dos? ¿Por favor?
132
Kyrin se congela en mi agarre, pero es Eli quien da el primer paso hacia
mi habitación, cerrando la puerta detrás mientras apaga la luz.
—Bien —dice Eli—. Maldita sea, no tienes que rogarme...
Me río en mi almohada mientras Kyrin vuelve a caer donde estaba, solo
que esta vez es debajo de las mantas. Escucho el tintineo de Eli colocando
su vaso vacío encima de la otra mesita de noche antes de que quite las
mantas y se deslice a mi otro lado.
—Eres un problema —dice Eli en voz baja, rozando sus cálidos labios
sobre mi frente. El brazo de Kyrin ya está alrededor de mi cintura, el otro
debajo de mi almohada, mientras se extiende hacia Eli.
—Y eso no era agua en tu vaso… —digo a través de mi bostezo,
arrugando mi nariz ante el potente olor a vodka.
—¿No te gusta el vodka? —Eli se ríe, su otra mano ahora descansa
justo debajo de la de Kyrin.
Dejo escapar otro bostezo, mis ojos tan pesados que apenas puedo
mantenerlos abiertos.
—Me recuerda a cierto ruso.
Me senté acurrucada en la esquina de mi habitación. Era bonito ahí, pero
todo era una ilusión. La casa, las habitaciones, la decoración, todo. Todo para
ocultar la fealdad que pasaría debajo. Sabía lo que se avecinaba. Había sido
mala. Lo había hecho mal. Sabía que el castigo esta vez será mucho, mucho
peor que nunca... Porque en lugar de que les ofreciera a los cinco hombres mi
servicio, el primero trató de llevarme. Comprarme. De salvarme. Quienquiera
que fueran, tenían el poder, porque, aunque la transacción, un favor de
Patience no se llevó a cabo, todavía se les permitió irse con sus vidas. En
cuanto a mí, estaría aquí con sus ojos ardiendo en mi cráneo hasta el día de
mi muerte, porque quienquiera que fuera, él sería mi perdición.
Pero no importaba que fueran ellos los que se retractaran. A sus ojos,
todavía era un… disgusto de mi parte. No era lo suficientemente sexy, no era
lo suficientemente atractiva, no era lo suficientemente mujer. Ahora me
castigarían. 133
Pero no lloré. No sentía dolor. No sabía cómo prepararme para lo que
estaba a punto de sucederme.
La puerta de mi dormitorio se abrió y se cerró. No miré hacia arriba.
Sabía quién estaba parado allí.
No dijo una palabra y mantuve la cabeza inclinada hacia el suelo. Sería
castigada.
Una sola hoja de metal cayó al suelo frente a mí, justo cerca de su
mocasín negro.
—Yo… —Mi boca se abrió para hacerle la pregunta que quería saber—.
¿Quieres que me mate? —Esto tenía más sentido que quisiera que
cicatrizara…, porque las Dolls eran producto de la perfección. Caminábamos
y hablábamos de esa manera y también fuimos entrenadas. Si cualquiera de
nosotras tenía una espinilla, no mostraríamos la cara hasta que
desapareciera. Esa era su regla absoluta.
Él se inclinó frente a mí, sus dedos envolviéndose alrededor de mi
barbilla.
—No, querida. Pero te haré desear poder hacerlo.—Se puso de pie,
retrocediendo más hasta que estuvo sentado en mi cama—. Nos fallaste esta
noche, Doll.
Mi boca se cerró de golpe. Esperé a que algo, cualquier cosa, me apretara
la garganta como cuando lo hacía durante el entrenamiento o el reclutamiento,
pero no vino nada.
—Trató de salvarme —respondí, lo que era la verdad.
Hubo un largo trecho de silencio que se derramó entre nosotros hasta
que Kij tiró su corbata al suelo.
—Levántate y desnúdate. Trae contigo la hoja de afeitar. —Me puse de
pie con fuerza, levantando la hoja desde el suelo y haciendo una mueca
cuando sentí el afilado borde cortado mi pulgar—. Eso es... Ahora camina
hacia mí.
—¿Qué... qué harás?
Tan pronto como lo alcancé, me quitó la navaja con una sonrisa que hizo
que mi estómago retrocediera.
—Vi la forma en que lo veías, Doll, y él a ti. No te diré ni te mostraré quién
está detrás de la pintura de la cara, pero me aseguraré de que cada vez que
tengas sexo durante las próximas dos semanas, te duela. —Me agarró por la 134
parte de atrás de mis muslos y me tiró sobre la cama. Me quedé quieta, sin
emociones, mientras ensanchaba mis piernas. Sentí la primera rebanada
como un corte de veneno dentro de mí—. Eso necesitará puntos de sutura.
Lástima que no los consigas.
Luego se puso de pie, desabotonándose el botón superior y flotando
sobre mi cuerpo. Las lágrimas pincharon los lados de mis ojos, pero no
rodaron por mis mejillas. El dolor era insoportable, y el líquido que sentí
rodando por la parte de atrás de mi trasero, lo sabía, era sangre. Sangre a la
que estaba acostumbrada. A ser utilizada y eliminada, estaba acostumbrada.
Sentir el dolor físico tan brutalmente al que estaba acostumbrada. Ser
encontrada con ojos que se apropiaban de mi marchita y podrida alma no era
algo a lo que estuviera acostumbrada.
138
17
Eli
—¿E
stá dormida? —pregunté, esperando que
Kyrin dijera algo. Cualquier cosa.
—¿Qué, los pequeños ronquidos no la
delataron? —refunfuñó perezosamente.
Eso era un frente.
Me reí.
—Sí, eso es lindo como un carajo. —Suspiré, pasando mis dedos por su 139
brazo—. Creo que me importa.
—No estarías aquí si no lo hicieras —dijo Kyrin lo obvio.
—¿Y a ti? —pregunté, mirando hacia la oscuridad de su habitación—.
¿Por qué estás aquí? Porque sé muy bien que no... sientes una mierda.
—¿Oh sí? —me provocó—. ¿Y cómo surgió esa suposición? ¿Entre
conocerme durante cinco minutos y follarme durante dos?
—Kyrin. Está jodidamente bien admitir una mierda. Ella también se coló
en mí. No eres el único. ¿Crees que vine aquí para encontrar esta loca mierda?
Joder, no. Mierda. No. Pregúntale a cualquiera de los King y te dirán que esta
no es mi vibra.
Resopló.
—Pero hay otra cosa... —Apreté los dientes, cerrando los ojos a pesar de
que no hizo nada porque la habitación estaba muy oscura—. No es la única
arruinando lo que quiero.
Hizo una pausa ahora. Su brazo se apretó alrededor de su pecho, pero
sentí que su otro brazo se contraía debajo de mi almohada.
—Sí —fue todo lo que dijo—. Podemos resolver toda esa mierda más
tarde. Ahora mismo, tengo que...
—No... —Lilith comenzó a susurrar y tanto Kyrin como yo nos quedamos
notablemente inmóviles.
L
a realidad ofrece paz a quienes se pasan la vida huyendo de
sus pesadillas. Para mí, siempre es lo contrario. Odio este
lugar. Todo es un recordatorio de por qué soy diferente. ¿Qué
ve la gente cuando me ve? ¿Caos? ¿Dolor? Locura. Todo lo
anterior es cierto, pero en Patience, nunca hice estas preguntas, porque
entre las paredes de un asilo, los pacientes no saben lo que sucede en el
mundo fuera de ellos. Kyrin todavía no ha regresado al cobertizo para botes
en el que nos metió a Eli y a mí como a unos animales callejeros que recogió 143
en el camino. Eli parece estar más inquieto que yo con este actual cambio
de planes. Observo cómo se mueve del sofá a la ducha, a la cocina, al exterior
cerca del lago. Lo dejo, perdida en mis propios pensamientos de lo que
podría estar pasando. Todos en Midnight Mayhem son, en todo caso,
inteligente gente de negocios. Cambiar algo como esto levanta una bandera
roja.
Tomo mi teléfono vibrante en la mesa de café de cristal, respondiendo
cuando veo el nombre de Saskia parpadeando en la pantalla.
—¿Puedes hablar con una plebeya ahora? —Fue una broma, pero
también es cierto. Soy una forastera; en realidad, no pertenezco aquí.
Midnight Mayhem es extremadamente selectivo con respecto a quién
permiten la entrada, hasta el punto de que se trata de una configuración de
tipo de sangre que entra y sale. Entonces, ¿cómo llegué aquí?
—Ja, ja. ¡Estamos de camino allí!
Paso mis dedos por mi cabello para cepillarlo todo hacia un lado.
—¿Quiénes? Y bueno. Estoy terriblemente aburrida. —Recojo la pelusa
de mis calcetines hasta los muslos. A pesar de que hace mucho frío afuera,
la temperatura en esta casa sigue siendo la misma, así que llevo ajustados
pantalones cortos de yoga negros que apenas cubren mis nalgas, y la gran
sudadera con capucha Cherry Skulls Philipp Plein de Kyrin. Lo estoy
castigando usando una sudadera con capucha de mil dólares en la casa
como si fuera un trapo de diez dólares de Walmart.
—Yo, Perse, Maya, Rose y Cartier, la pequeña Gollum de Kyrin.
—Déjame adivinar, traerás alcohol.
—Sí, pero no te preocupes, ¡nosotras prepararemos los cocteles! Te veo
en un rato. —No puedo pensar en nada peor que el alcohol, aparte de los
cocteles. La sustancia azucarada era algo que nunca me permitían de
regreso en Dollhouse. Nunca. Por un lado, el alcohol te envejecía, y dos, por
el azúcar.
Eli está bajando las escaleras, sin camisa, mientras se pasa una toalla
por el húmedo cabello, vistiendo nada más que pants grises.
—¿Qué ocurre?
Eli. Maldito Eli.
—Hay un montón de chicas que están a punto de estar aquí, así que
puedes esconderte arriba.
Se burla.
144
—Joder, no. Me encantan las mujeres. —Mis ojos se entrecierran, pero
rápidamente me limpio la “tos” de celos de mi cara antes de que pueda
verla—. Y Kyrin también está en camino de regreso, así que no seré el único
hombre aquí. —No. La agitación en mis entrañas volvió. ¿Qué diablos estás
haciendo, Lilith? La puerta principal se abre justo cuando Eli se entierra en
la despensa, sacando alimentos extraños.
—Este es mi lugar favorito —anuncia Sass mientras entra en la sala de
estar con su horda de mujeres detrás. Todas se esparcen alrededor del gran
sofá hasta que mis ojos se posan en una chica que aún no conocía.
Hace un movimiento de cabeza.
—Hola, soy Cartier.
Inclino la cabeza, ocultando una sonrisa.
—La hermana pequeña de Kyrin.
Chasquea los dedos, se mueve hacia la mesa de café frente a nosotras
y abre un cajón.
—La única, aunque no suelo usar eso como línea de apertura. Es
ineficaz cuando se trata de conseguir chicos. —Empieza a sacar los
utensilios del cajón y luego los vasos. Me doy cuenta rápidamente de que
son ingredientes de cocteles. Muestra una coctelera de metal—. Mi mamá
es mixóloga profesional, pero como la que bebe todo lo que hace. Tenía esto
instalado especialmente para las noches de chicas y toda esa mierda.
Cartier tiene el cabello verde azulado que tiene la misma longitud que
el mío, la piel bronceada y los ojos del color del océano, casi igual a su
cabello. Los tatuajes están por toda su piel, desde dos mangas, ambas en
gris, y otras partes más pequeñas sobre su pecho y cuello. Tiene un piercing
en el tabique y su maquillaje, maldita sea, parece hecho profesionalmente.
Es claramente la hermana de Kyrin. Pómulos altos, labios que se mueven
un poco sobre el borde y una impecable piel con algunos lunares dispersos.
Ahí es donde termina su similitud. Su personalidad parece todo lo contrario.
—No creo que Lilith haya tomado un coctel... —agrega Perse, cruzando
las piernas frente a ella en el sofá. Me mira fijamente y levanto una ceja.
¿Cuál es el problema de esta chica conmigo?—. ¿Correcto?
Todas guardan silencio, excepto Cartier, quien se ocupa de mezclar.
Doblo mis dedos sobre el borde de las mangas de Kyrin.
—Correcto. —Le sonrío a Perse, lo que solo hace que su enojado rostro
se distorsione aún más, antes de volver a mirar a Cartier—. Soy de Patience. 145
Cartier hace una pausa, sus ojos vuelan hacia los míos. Una mirada de
comprensión pasa por sus rasgos, y si eso es entender por qué no le agrado
a Perse, o por qué soy rara, no lo sé todavía.
—Bueno, espera, eso es solo la mitad de la verdad. También soy de
Dollhouse. El líder, en realidad, con mi padre como director ejecutivo de…
—hago un gesto con las manos—… sea lo que sea.
—¿Por qué estás aquí entonces? —pregunta Cartier, pero no es hostil,
más bien con confusión. Empieza a agitar la batidora de cocteles, pero sus
ojos permanecen en los míos. Cuando se detiene para colar el líquido en la
línea de vasos, le respondo.
—No lo sé. —Es la respuesta más honesta que he dado.
Ella se encoge de hombros, me entrega un vaso y choca el mío con el
suyo.
—Aquí está tu primero.
Tomo un sorbo y siento el azúcar deslizarse por mi garganta. Es
enfermizo, pero sorprendentemente bueno. Dicen que el azúcar es la
primera droga que probamos. Cristalizada, en polvo, dulce, refinada. Y
ahora mismo, siento que la pruebo por primera vez.
—Vaya. ¿Qué es esto? —Quito el residuo rojo del borde de mis labios.
—Un Manhattan. —Cartier se mete en una gran almohada en el suelo—
. No lo bebas demasiado rápido. Son fuertes.
Maya está en el regazo de Val al otro lado de nosotros, con Perse todavía
haciendo un agujero en mi cabeza.
—Está bien, los Brothers están en una reunión muy importante, así
que estaba pensando: podríamos planificar los lugares que todos queremos
visitar mientras estemos de vuelta en Rumania. Personalmente, quiero
trabajar en la incorporación de algunos movimientos nuevos en mis
números... —La voz de Saskia se apaga en la parte posterior de mi cabeza
cuando Eli sale de la cocina, ignorando a todas las chicas y viniendo
directamente hacia mí. Se inclina sobre el borde del sofá hasta que lo miro
al revés, ignorando la forma en que sus brazos se doblan cuando se inclina
en el sofá.
Se inclina y pasa su lengua por mis labios.
—Ky me necesita. Te veremos en la cama más tarde, así que no bebas
demasiados. —Se empuja hacia atrás y me guiña un ojo antes de ponerse
una sudadera con capucha sobre la cabeza y salir por el mismo camino por 146
el que las chicas acaban de entrar.
—Ah, ya veo... —Cartier se inclina hacia atrás—. Así que mi glorioso
hermano con problemas de compromiso, problemas con la mamá,
problemas inquietantes, problemas de asesinatos y problemas psicopáticos,
ha decidido coleccionar dos juguetes nuevos.
—Bingo —murmura Perse en voz baja, poniendo los ojos en blanco.
—Cuidado con ese corazón, Lilith. Te masticará, te escupirá y luego te
enterrará en el patio trasero donde guarda el resto de sus secretos...
Tengo que ahogarme con la risa que me sube por la garganta, pero
siento la mano de Saskia llegar a mi muslo de manera tranquilizadora.
Tragando el resto de mi bebida, coloco el vaso vacío en la mesa de café, mis
ojos vuelan entre Cartier y Perse.
—Primero que nada, no tengo corazón. Mi papá lo arrancó el día que
nací y lo enterró en su jardín de secretos, y créeme, es mucho más grande
que el de Kyrin, ¿y dos? —Veo entre las dos antes de finalmente fijarme en
Cartier—. ¿Qué te hace pensar que no soy yo quién los recolecta?
Cuando hay una pausa lo suficientemente larga, me acomodo en los
cojines del sofá justo cuando Maya se echa a reír.
—Me gustas mucho, Lilith.
Sostengo la mirada de Perse, sus mejillas ahora están sonrojadas.
—También me gustas… —Arrastro notablemente mis ojos de Perse a
Maya—. Maya. —No me entretengo con el odio y el drama, y no puedo decidir
si quiero cambiar eso o no con Perséfone. Sin embargo, hay una razón por
la que no lo he hecho...
Devuelvo mi atención a Cartier.
—No es tan serio. No tienes que preocuparte.
—Oh, no lo estoy —dice Cartier, sacudiendo la cabeza mientras prepara
más cocteles.
—Estoy sorprendida. —Saskia me empuja con el hombro mientras
Maya se mueve hacia el sistema de altavoces y enciende la música.
Perse todavía no ha dicho nada, y si fuera una humana normal con
idioteces que dar, la llevaría a un lado y le preguntaría cuál es su problema
conmigo, pero afortunadamente, no lo soy y no me importa el drama de
chicas. Sacaron esa parte de ser una chica de mi cerebro en el segundo en
que llegué a la pubertad. Perse puede entretener su disgusto por mí por su 147
cuenta, pero nunca extenderé la mano y me lo tragaré.
Pop Smoke comienza a sonar a través de las bocinas, mientras Sass
gira mi rostro para mirarla. Ha tomado un par de tragos ahora, sus ojos son
vidriosos.
—Perteneces aquí.
Una sonrisa toca el costado de mis labios.
—No, no lo hago, Saski, pero está bien porque no es necesario.
Los brillantes ojos azules de Saskia destellan con algo demasiado
cercano a la tristeza. No necesito su compasión ni la de nadie más. Antes de
que pueda decir algo más, niego y me río.
—No haremos esto.
—Está bien, ahora mismo...
Cartier me entrega una bebida fresca y la tomo. Niego hacia Saskia.
—Nunca.
La puerta principal se abre y Eli entra primero, seguido por King, Killian
y Keaton. Todos se esparcen alrededor del sofá, con Keaton permaneciendo
lo más lejos posible de Cartier. Obvio. No me doy cuenta de que he estado
conteniendo la respiración por Kyrin hasta que exhalo con fuerza.
—Está afuera, Pequeño Diablo. Ve a buscarlo. —Killian se instala en
los pechos de Saskia, lamiendo su cuello como un gato necesitado. Eli ya
está arriba. Podía cortar la tensión en la habitación entre los chicos como si
fuera una cinta atada en un bonito lazo.
—¿Cuál? —Perse ríe.
Me encojo de hombros, pasando por alto a Perse y su boca sabelotodo.
—Ambos me penetran tan fuerte como se penetran entre sí, así que
supongo que podría ver a los dos. —Cierro la puerta principal detrás cuando
escucho a Saskia comenzar con Perse. No necesito que me rescate, ni
siquiera para que me defienda. Para necesitar que hiciera eso, tendría que
importarme, y no es así. Perséfone puede pensar lo que quiere de mí.
El aire está frío, así que me levanto los dos calcetines como si ese
pequeño centímetro fuera a ayudar. Estoy escaneando el área, buscando a
Kyrin cuando lo encuentro de espaldas a mí, mirando el agua. Bajo los
escalones y salto a los adoquines que allanan el camino hacia el
embarcadero. Se mueve ligeramente por encima del hombro cuando mis pies
tocan la madera, pero no gira del todo. De hecho, estoy casi segura de que 148
no me ve en absoluto.
—Déjame adivinar, te enviaron aquí. —Suena distante. Más de lo usual.
Su sudadera con capucha se extiende sobre sus anchos hombros.
Kyrin tiene la estructura de un dios griego. Su piedra tallada con un bisturí
tan afilada como las que se usan en las cirugías, pero una oscuridad acecha
dentro de él que esconde. Todo el mundo sabe que Kyrin es oscuro y
melancólico, pero en realidad no lo conocen. No es desalmado ni inhumano
como yo. Ninguno de los dos lo es. Él está dañado, yo estoy rota. Hay una
diferencia.
—En realidad no. —Me paro a su lado, siguiendo su línea de visión. El
lago es tranquilo, plácido, casi como seda oscura que fluye a través de una
ligera brisa—. Me di cuenta de que no entrarías y pensé que algo debía haber
sucedido. —Me bajo hasta el borde del embarcadero y cuelgo las piernas
sobre el borde—. Además, la pequeña rabieta de Eli cuando entró a la casa
también lo delató
Hay una larga pausa antes de que finalmente se agache a mi lado.
—No quiero hablar de eso.
—Justo. —Suspiro—. Tu hermana es genial.
Se ríe, y el extraño sonido provoca que se me ponga la piel de gallina
en el vértice de mi columna.
—No lo es.
Me encojo de hombros.
—Bueno, si Perse tiene algo que ver con eso, estoy segura de que me
odiará al final de la noche de todos modos.
—¿Te encargarás de ella, porque sé que no me necesitas, ni a Eli, para
hacer eso por ti?
Pienso en sus palabras, dejándolas permanecer dentro de mi cerebro.
—No. —Me vuelvo hacia él.
Tan pronto como nuestros ojos chocan, siento como si un puño me
atravesara el estómago. Mierda. Qué carajos. El resplandor de la luna llena
se cierne detrás de mí, dándome una vista directa de sus rasgos. De su
rostro. No creo que haya visto a nadie tan hermoso como Kyrin, y realmente
no puedes llamarlo hermoso, pero lo es. Sus espesas cejas se juntan
mientras sus ojos se posan en mis labios antes de regresar. 149
—Creo que sabes por qué.
Se pasa la mano por la barbilla.
—Porque no te importa. —No era una pregunta; era una declaración.
Como si necesitara decir las palabras en alto para escucharlas, en lugar de
que salieran de mi boca. No sé si le decepciona que sea como soy.
—Mmhmm.
Su muslo roza el mío. Mi respiración se detiene.
—Sí, no lo compro. —Su respuesta llama mi atención al instante. Es
tan seguro, como si me conociera de toda la vida.
—¿Por qué dices eso? ¿Porque soy una buena chica? —Es una broma,
solo que no espero que se ría.
—No —responde, apoyándose en el codo que está más lejos de mí. Lo
miro por encima del hombro, ocultando mi respiración detrás de él.
—Porque cuando lo usas como escudo, solo significa que hay algo
detrás.
Nuestros ojos permanecen conectados. Pasan unos segundos antes de
que finalmente me dé la vuelta para ver hacia el lago, solo que su mano está
en mi barbilla y me está dando la vuelta para enfrentarlo.
—Lilith.
Una palabra tan simple, un alma tan jodida.
—Kyrin… —le devuelvo el fantasma.
Se inclina y dejo de respirar. Tengo problemas respiratorios a su
alrededor. Es casi por instinto, como si cada vez que estuviera cerca, mi
cuerpo enviara señales de advertencia disparadas a través de las yemas de
mis dedos que me ponen la sangre caliente. Sus dedos se deslizan por la
parte de atrás de mi cuello mientras acerca mi rostro al suyo. Cuando las
puntas de nuestras narices se tocan, creo que mi cerebro sufre un
cortocircuito, y cuando sus labios tocan los míos, todo lo que tenía dentro
de mí explota. Sus labios son suaves, demasiado suaves. Mis piernas se
vuelven gelatina y los murciélagos que vuelan dentro de mí chillan tan fuerte
que las vibraciones desgarran las paredes internas de mi estómago.
Me está besando. Comienza a retroceder, así que llevo mi mano a la
parte de atrás de su cuello, manteniéndolo cerca de mí. Saco la lengua a
hurtadillas y la paso debajo del borde de su labio. Un profundo gruñido vibra
en su pecho mientras me hace rodar sobre mi espalda y se posa entre mis 150
muslos sin romper nuestro beso. Se vuelve frenético, nuestras lenguas
chocan desesperadas. Como si hubiéramos estado esperando toda nuestra
maldita vida solo para hacer una cosa tan simple: besar. Una acción que la
mayoría de la gente hace a diario, pero para nosotros es otra cosa.
Lo rompe, retrocediendo y mirándome. La luna está detrás de él ahora,
así que no puedo ver mucho de su rostro.
—Ambos son un puto dolor en mi trasero.
—¿Literalmente? —bromeo, moviendo las cejas.
Hace una pausa antes de reír tan fuerte que su cabeza cae en el hueco
de mi cuello.
—Ah, mi Pequeño Diablo... una vez que descubras quién soy, ambos
huirán.
—Kyrin... no iremos a ninguna parte.
—¿Iremos? —pregunta, viéndome mientras pasa su dedo índice por un
lado de mi cara—. ¿Quieres que sea un nosotros, como en tres?
—¿No es así?
Se pasa la lengua por el labio inferior.
—No puedo decir que lo haya intentado alguna vez, y para ser claro, no
tengo relaciones, y estoy bastante seguro de que Eli no...
—… Eli no las tiene —interrumpe Eli desde algún lugar detrás de
nosotros. Ninguno nos movemos, y Kyrin asiente en comprensión.
—Bueno, ¿alguno de ustedes iba a preguntarle a Lilith? ¡Porque Lilith
tampoco! —les espeto a ambos.
Kyrin rueda fuera de mí mientras Eli se deja caer al otro lado, sus
piernas ahora cuelgan sobre el embarcadero. Cuelgo mis piernas sobre el
borde de nuevo, mi corazón ahora se relaja. Me siento como el plato entre
dos balanzas. Uno malo, el otro malvado. Kyrin permanece acostado sobre
un hombro mientras el brazo de Eli se envuelve alrededor de la parte
posterior de mi cuello.
—Así que dejemos esto cómodo, pero abierto...
—Lo dejaremos como está —dice Kyrin, poniéndose de pie—. Nadie
saldrá herido.
—¿Qué te hace pensar que cualquiera de nosotros lo estaría? — 151
pregunto, volviéndome hacia él.
Me ha hecho enojar un poco, pero no sé por qué. Tampoco quiero
buscar el motivo, por miedo a lo que pueda encontrar.
Me mira fijamente, sus ojos van entre Eli y yo.
—Porque es inevitable.
19
Kyrin
L
os miro a ambos mientras duermen. Lilith está acurrucada
bajo el brazo de Eli, con la boca ligeramente abierta y las
pestañas extendiéndose sobre sus pómulos altos. A ambos.
Dos putos códigos que no he descifrado del todo.
—Sabes que estás jodido, ¿verdad? Tendrás que elegir... —Cartier se
desliza en el asiento frente a mí, justo cuando llegamos a la turbulencia. El
plan era volar a nuestra patria en dos semanas, no en dos jodidos días.
152
—Deberías haberte quedado en casa. —Agrando los ojos hacia ella.
Ninguna persona que camine sobre esta tierra me conoce tanto como mi
hermana. No es nada bueno.
Se inclina hacia adelante para que solo yo pueda escuchar.
—Kyrin, no puedes elegir a ninguno. Lo sabes…
—Cállate, Cartier. —No me molesto en verla cuando respondo,
principalmente porque no puedo apartar los ojos de Lilith y Eli, pero también
porque no quiero tener esta conversación con ella en este momento.
—Ella no me agrada.
—No la conoces —digo bruscamente, y luego cierro la boca cuando me
doy cuenta de que acabo de darle algo de qué preocuparse—. Ni a él.
—Bueno, no dije nada sobre él… —Chasquea las uñas, y si no fuera mi
hermana, me acercaría y rompería su maldito cuello solo por ser tan
jodidamente condescendiente. Ya es bastante malo haber atrapado a Perse
siendo una perra con Lilith, pero no se lo permitiré a alguien que comparte
la misma sangre que yo.
—En primer lugar, si le pegas a Lilith con tus malditas pestañas y le
causas algún problema, estás jodidamente muerta para mí.
Se estremece, y veo como el dolor destella sobre sus ojos antes de
finalmente posarse en el color de sus mejillas. Está enojada ahora. Bien.
Me recuesto en mi asiento.
—En segundo lugar, de nuevo, no sabes de qué carajos estás hablando.
Cualquier mierda con la que Perse te haya llenado la cabeza es solo eso,
mierda.
Cartier levanta una ceja.
—¿De verdad, Ky? ¿En serio? Sabía que la elegirías, pero ni siquiera te
callas al respecto.
Finalmente chasqueo y llevo mis ojos directamente a los de ella.
Mantengo nuestro contacto hasta que su labio tiembla ligeramente y se
mueve en su asiento. Sabe que me hizo enojar hasta el final.
—Yo no lo elegí. No elegiré. Ambos son míos. ¿Ya terminaste?
Cartier se levanta de su silla.
—Kyrin, ¿por qué crees que estoy aquí?
153
—No lo sé, Cartier. ¿Por qué diablos estás aquí? —grito, con mis ojos
en los de ella—. Esto no tiene nada que ver contigo.
Se inclina hasta que nuestras narices se tocan, y juro por todo el jodido
Dios, que siempre quiero golpearla.
—Porque estás a punto de cometer un error.
Me muevo hacia atrás mientras se marcha furiosa, más enojada de lo
que estaba antes de sentarse. Maldito King y su bocaza diciéndole a Perse
nuestra mierda de Kiznitch. Sabía que el hecho de que Cartier de repente
quisiera unirse a Mayhem no se trataba de que nuestros padres intentaran
alejarla de su patético novio. Nuestra madre lo aplastaría con su bota
Valentino si respirara mal en dirección de Cartier. Demasiado ocupado
atrapado en Eli y Lilith, dejé que esa mierda volara sobre mi cabeza. El hecho
de que tenga razón solo me molesta aún más.
L
as pesadillas empeoran. Puedo sentirlo en la médula de mis
huesos cada vez que cierro los ojos. Los veo. Me están
mirando con vergüenza, como si hubiera hecho algo tan malo
e inconfundible. Irredimible.
Llegamos al hotel anoche y fui directamente a la habitación que me
asignaron, desesperada por poner algo de espacio entre Eli y Kyrin. Aunque
con Kyrin, no tuve que pelear mucho, ya que salió del avión más rápido que
un oficial en una misión de rescate. Eli parecía distraído. Siento como si 157
todo a mi alrededor se derrumbara lentamente. Como si los muros por los
que trabajé tan duro en construir no se estuvieran derrumbando, pero se
están acercando cada vez más. No estoy segura de por qué estamos aquí,
pero algo no me sienta bien. La gente está callada, todos menos Maya y
Saskia. Mi teléfono vibra en la mesa de café dentro de la sala de mi estudio
cuando abro el chat grupal de ellos.
Maya: ¿Por qué diablos estamos aquí? Quiero decir,
honestamente...
Sass: No lo sé. Killian está raro.
Maya: No, quiero decir, ¿como si esto fuera nuevo para ti?
Sass: Cállate.
Empiezo a hurgar en mis maletas para encontrar el atuendo que quiero
ponerme hoy cuando alguien golpea mi puerta. No me molesto en ponerme
ropa, camino hacia allí en sostén y bragas. La abro y veo a un chico que
sostiene una percha con algo cerrado en el interior.
Traga cuando se da cuenta de lo que estoy usando. Lindo.
—Señorita, su atuendo para esta noche. Yo la acompañaré, ya que su
chofer se enfermó...
Envuelvo mis dedos alrededor del vestido, mirándolo de arriba abajo.
Es lindo.
—Gracias. —Cierro la puerta y abro la cremallera de la tapa negra,
colocándola con cuidado sobre la mesa del comedor. Mi boca casi se abre
cuando llego a lo que hay debajo. ¿Rosa suave? ¿En serio? ¿Rosa de
mierda?—. Agh. —Suspiro y me dejo caer en el asiento del comedor. Me
animé—. ¿No podría ser de un rosa brillante? Al menos casi parece blanco...
—Repetiré ese mantra dentro de mi cabeza toda la noche mientras está
envuelto alrededor de mi cuerpo.
¡¿Rosa, sin embargo?! ¿Quién diablos hizo esto? Mis dedos se clavan
en la esquina donde se esconde una pequeña tarjeta.
Tu color favorito. No mientas... Eli. Al instante sonrío, pero luego dejo de
sonreír cuando me doy cuenta de que estoy sonriendo porque es de él.
Mierda.
158
¿Es esto lo que sienten otras personas cuando les gusta alguien? Me
levanto con ojos muy abiertos. Dios mío, soy humana. Quito la tarjeta de la
parte superior del vestido y encuentro mi teléfono de nuevo, presionando el
número de Sass.
Responde, y luego Maya también lo hace, y de repente todas estamos
en FaceTime.
Miro entre los tres cuadrados.
—Está bien, esto es tonto. Vengan a mi cuarto.
—¡En camino! —dice Saskia.
—Ya estoy aquí —agrega Maya, llamando a la puerta. Les cuelgo a
ambas y abro la puerta, sin molestarme en saludar a Maya antes de regresar
a la mesa de la cocina.
—Muy bieeeeen... —murmura Maya, cerrando la puerta detrás—.
¿Debería estar preocupada por algo aquí?
—¿Qué? —pregunto, volviéndome hacia ella.
Maya es mestiza, por lo que tiene la piel más hermosa e impecable, pero
sus ojos verdes de color musgo te atrapan. Tiene labios suaves y naturales
y dientes blancos y rectos. Es más que hermosa, en realidad. Exótica y
segura. También es todo lo que desearías tener en una amiga.
Maya se adentra más en el área de la cocina, abre el refrigerador y
examina todo lo que hay adentro.
—Quiero decir, todo el asunto de abrir la puerta apenas desnuda.
—¿Puedo preguntarte algo? —Cruzo los brazos frente a mí.
—Lo harás de todos modos. —Agita su mano sobre su hombro—.
Continúa entonces.
—¿Por qué no me preguntas sobre mi vida, o...? —Muevo mi mano
arriba y abajo—. Me tratas como si fuera una bomba de tiempo, lista para
explotar en cualquier segundo… —Observo mientras retrocede del
refrigerador, cerrando la puerta mientras carga un bote de yogur.
—Porque todos estamos dañados, Lilith. —Abre un cajón y lanza una
cuchara al aire—. Los jodidos tienen que mantenerse unidos. El resto no
nos entiende.
Saco una silla y me bajo lentamente en ella.
—Está bien, pero estoy feliz de haber sido dañada. Ni siquiera creo que
esté dañada. Creo que solo soy... yo. 159
Maya está frente a mí ahora, deslizándose en una silla.
—¡Aun mejor! —Ambas soltamos una carcajada justo cuando la puerta
se abre de nuevo y Saskia entra.
—Solo para que sepas. —Deja caer un par de bolsas al suelo—. Val está
buscándote. Le dije que nos estamos preparando aquí antes del evento de
esta noche.
—Sobre ese evento —digo, mirando entre las dos—. ¿Supongo que
alguna de ustedes quiere explicar el elegante atuendo?
Ambas miran entre yo y la otra, sacudiendo la cabeza.
—¿Cómo sé que ninguna de las dos está cubriendo a la otra? —Mis ojos
se entrecierran hacia ambas, pero no me importa. Estoy demasiado metida
en esto para ignorarlo ahora.
—Pssshhh, ¿encubrir a esta perra? —Maya le hace un gesto a Sass con
el pulgar—… Ni siquiera nos agradamos realmente. Nos toleramos porque a
las dos nos agradas.
—¿Qué hiciste? —Veo directamente a Sass, dejando mi cabello suelto
del moño desordenado en el que ha estado durante la noche.
—¡Oye! —Sass finge inocencia, pero no me la trago—. Bien, bueno.
Perdí mi mierda un par de veces por ella y Killian, pero ahora todo está en
el pasado.
—Seguro que lo está. —Maya se inclina hacia adelante para agarrar el
encendedor de la mesa de café—. Porque ahora tengo novia.
Sus discusiones continúan, pero se extinguen cuando mi mente se
queda dormida.
—¿Sabemos por qué están organizando una cena? —Las palabras salen
de mi boca sin esfuerzo.
—Esto no es nada nuevo para Kiznitch. Nuestros padres tienen fiestas
todo el tiempo.
Maya patea sus Chucks, balanceando una pierna sobre la otra y
recostándose más hacia atrás en el sofá.
—También llega a ser mucho, Mayhem, si sabes a lo que me refiero...
—Lo sé. Simplemente no me importa.
No quería estar de vuelta aquí, tan cerca de Patience, pero sabía que si 160
me retorcía o incluso hacía un pequeño movimiento que no debería estar de
regreso aquí, surgirían preguntas que no quería responder.
Maya y Sass se mueven por la habitación, sacando sus vestidos y
zapatos. Sass entra bailando en la habitación con una botella de coñac, pero
todavía no puedo liberar mi mente del agarre en el que se metió. No es hasta
que pasan tres horas y me veo en el reflejo es que me doy cuenta de cuán
distante he pasado por todo este calvario. Como un robot, respondiendo
preguntas de sí o no. Puedo sentir que me derrumbo lentamente, las paredes
dentro de mi mente se amontonan.
—¡Vaya! —dice Sass, chocando su cadera con la mía—. El rosa es tu
color. Lo sé, lo siento.
—Te odio —respondo en voz baja, pasando mi pulgar por debajo de la
curva de mi labio inferior. Labios negros y ojos ahumados, al menos tuve
control sobre mi maquillaje.
—No, no es así. —Sass baila hacia atrás en su vestido hasta el piso de
color rojo sangre—. Tengo marihuana.
Paso mis manos por mi apretada cintura. Mi vestido está ajustado
alrededor de mis áreas superiores y fluye hacia el piso. Hay un desgarro en
mi caja torácica y una hendidura que se desliza hasta los huesos de mi
cadera, mostrando el hecho de que no tengo ropa interior puesta.
Desagradable sorpresa.
El corpiño se aprieta alrededor de mis senos hasta que se derraman
sobre las costuras. Llevo tacones estilo gladiador que se entrecruzan hasta
la pantorrilla y se detienen justo debajo de las rodillas.
—Me vendría bien eso en realidad. —Algo en el aire de Kiznitch me pica
por paz. Por jodida paz.
Le quito el porro a Saskia y me dirijo a la sala de estar, donde mi nuevo
chofer, Preston, está parado con una expresión estoica. Es joven. Follable,
pero joven.
—¿Dónde están tus novios? —pregunta Maya, poniéndose unos
Converse que realmente combinan con su vestido—. Como, eso es lo que
ustedes son ahora, ¿verdad? Conozco a Kyrin de toda mi vida y debo decir
que no me sorprende en absoluto toda esta situación.
—No hay ninguna situación —digo, colocando mi teléfono y mi tarjeta
de crédito que nunca uso en mi bolso—. A todos nos gusta tener sexo entre
nosotros. —Tomo el encendedor del mostrador y muevo la cabeza hacia
Preston con una pequeña sonrisa—. ¿Listo para llevarnos?
161
No es que el viaje parezca largo, es solo que cada kilómetro que parece
que manejamos, siento como si mi garganta se estuviera cerrando. Preston
nos lleva a un camino de entrada cerrado, donde un guardia de seguridad
está parado con un walkie-talkie sujetado a su hombro. Baja la ventanilla
del conductor y le muestra una tarjeta blanca. Identificación,
probablemente.
—Entonces. —Aplaude Maya—. ¿Eres hetero?
Levanté una perfecta, no estoy bromeando, pasé mucho tiempo
perfeccionando estas cejas, ceja arqueada hacia ella.
—Dime, oh Rapunzel, ¿por qué debes saberlo? —Mantengo mis ojos
fijos en los de ella hasta que se encoge y ve hacia otro lado cuando el auto
comienza a avanzar de nuevo. Sus mejillas se ponen rojas y me río entre
dientes—. No me meto en ninguna caja. Si quiero tener sexo contigo, lo
tendré. Mujer u hombre. Podrías haberle pedido a Rose esa respuesta...
—¡He oído sobre eso! —jadea Maya, y saco los ojos por la ventana para
ver las líneas de arbustos y árboles frutales bien cuidados que se alinean
con el largo camino. No es hasta que veo las brillantes luces del envolvente
porche que me doy cuenta de lo grande que es este lugar. Preston dirige el
automóvil por la entrada circular, deteniéndose frente a la gran escalera que
conduce a un conjunto de puertas de madera con tallas místicas
incrustadas sobre la superficie.
—Buen Dios, tienen demasiado dinero. ¿Es este su condominio
principal? —pregunto, alcanzando la manija de la puerta antes de que
Preston pueda tomarla. Los caballeros me hacen sentir incómoda. Puedo
arreglármelas sola.
—Este es el condominio de Nero, sí, pero todos tenemos uno. La única
razón por la que nos quedamos en el hotel y no en las casas es porque los
Brothers tienen un problema con la autoridad, esto también es normal, una
vez que asuman el cargo de Padres, irán a las casas en lugar del hotel para
asuntos de Kiznitch. —Maya pone los ojos en blanco cuando sale de detrás
de mí.
162
La música se reproduce desde algún lugar profundo de la casa, y no es
hasta que subimos las gigantes escaleras de mármol y atravesamos las
puertas que me doy cuenta de que gran parte de su riqueza está oculta. Ves
Midnight Mayhem y sabes que tienen dinero, pero esto es otra cosa.
Esto es rico, rico.
El tipo de rico que los tendría en la lista de Forbes.
—Sí —murmura Saskia detrás de mí—. ¿Número nueve, creo? —Se
encoge de hombros y camina a través del gran vestíbulo hacia las puertas
de vidrio que dan al patio trasero.
—¿Cómo?
Maya engancha su brazo en el mío mientras presiona su otro dedo
hacia sus labios y me hace un gesto de la misma manera en que Saskia
saltó.
—No más preguntas.
Bajamos tres escalones hacia la sala de estar, donde arde una
chimenea. Hay algunas sillas de aspecto vintage ubicadas perfectamente
alrededor del área, con obras de arte que caen en el lado del horror más que
en el lado contemporáneo, y velas ardiendo en la oscura noche. Al salir,
contengo la respiración durante unos segundos mientras me adapto al
cambio de iluminación. Las luces LED solares están movidas hacia arriba,
conduciendo hacia donde hay una fogata en la hierba con una gran silla de
banco rodeándola. La música es una mezcla interesante, notando que
cuando entramos, estaban tocando Metallica, y ahora cambió a una versión
acústica de la canción “Layla” de Eric Clapton. La gente está sentada cerca
del fuego, y no me molesto en buscar a Kyrin o a Eli, ya que definitivamente
puedo sentirlos. Tiene que haber una treintena de personas aquí esta noche,
pero parece cómodo. Como si todos pudieran confiar en los otros y ser
quienes necesitan ser.
Me pregunto cómo se sentirá, poder confiar en las personas tan
fácilmente que se pueda extender eso a tanta gente. La confianza no es algo
con lo que esté familiarizada, al menos no creo. ¿Quizás confiaba en mi
padre? Hace un par de semanas, si me hubieran hecho la misma pregunta,
habría dicho absolutamente que sí. Confiaba en él. Pero ahora, con este
ridículo vestido con esta interesante gente, estoy dudando de ese hecho. Es
como si cuanto más tiempo permaneciera en este mundo, más se abren mis
ojos a lo que se considera normal, no normal y francamente criminal.
No estoy segura de cómo me siento al respecto.
163
Pero no creo que me guste.
Los dedos de Saskia se aferran a los míos mientras nos dirigimos hacia
la fogata. Puedo escuchar mi corazón en mi pecho latiendo erráticamente,
como si estuviera luchando por salir. Probablemente, quiera correr
sinceramente...
Sin darme cuenta, mis ojos se posan en Kyrin, e instantáneamente
siento ese mismo torbellino de dolor retorciéndose en mi estómago cuando
noto que ya me está observando. Tiene las piernas un poco abiertas, la mano
en el bolsillo mientras está recostado contra la silla. No lleva traje, aunque
no me sorprende en absoluto. Su cabello está desordenado, su mandíbula
apretada. Está deslumbrante. Eso es lo que está haciendo y probablemente
la razón por lo que me da un ataque a mi estómago. Las llamas naranjas
parpadeantes tampoco hacen nada para empañar su clásica apariencia,
maldita sea.
Saskia tira de mí hacia abajo a su lado apartándome de su hipnótica
mirada, y hago lo que me dice, tomando mi vestido en mi mano.
Un maldito vestido. Lilith Patience con un vestido. Me alegro de que
Bear no esté aquí para ver esto.
—Debes ser Lilith —dice una mujer desde algún lugar a mi lado, y
finalmente aparto los ojos de un Kyrin burlón y los fijo en ella. Cabello negro
azabache, afilados pómulos sobre los que Maléfica lanzaría su próximo
hechizo solo para replicar, y una carnosa boca con la que estoy muy
familiarizada.
—Esa soy yo.
La comisura de su boca se arquea.
—Soy Khloe, la mamá de Kyrin, y este es Kian, su padre. —Hace un
gesto a un hombre que está sentado a su lado, vestido con un traje marrón
con el cabello tan oscuro como el de Kyrin y los ojos igual de potentes. Los
hombres Nero saben claramente cómo convertir su buena apariencia en un
arma.
Asiento hacia ambos, mi lengua se pega a la parte superior de mi boca.
Ambos parecen haber salido de una pasarela y no parecen tener la edad
suficiente para tener un hijo de la edad de Kyrin ni de Cartier.
Ella abre la boca, pero Kyrin interrumpe, arrojando su botella de
cerveza vacía a la basura junto al fuego.
—Sí. Eso es todo lo que permitiré esta noche. 164
Los ojos de Khloe se fijan en su hijo, pero sus labios se curvan detrás
de sus dientes como si estuviera deteniendo cualquier cosa que quisiera
decir. Sé que hay una razón por la que estamos aquí. En todo caso, Kiznitch
hace las cosas por una razón, moral perdida o no.
Eli cae en el lugar junto a Kyrin, guiñándome un ojo mientras se
recuesta en el asiento.
—Oh, ¿conociste a nuestra pequeña mascota?
Toso en mi bebida, mi mano se acerca a mi boca para detenerla.
—¿Disculpa, qué? —Me inclino hacia un lado como si no lo escuchara
correctamente.
Eli me sonríe, mostrando sus bonitos dientes. Dientes que sería un
gran placer para mí noquear ahora mismo.
—Entonces —digo, señalando a los padres de Kyrin que están a mi
izquierda, moviendo mi dedo alrededor del círculo—. ¿Quién quiere decirme
por qué estamos aquí esta noche, o debería averiguarlo por mi cuenta? —
Enrollo un mechón de cabello alrededor de mi dedo, antes de ver al hombre
que está callado al lado de King—. Porque supongo que tiene mucho que ver
conmigo, ¿verdad?
—En realidad —dice Kyrin, poniéndose de pie en toda su estatura. Está
un poco lejos de mí y hay una chimenea entera separándonos, pero incluso
entonces, tengo la sensación que esto no es suficiente espacio—. Ella vendrá
conmigo. Ahora.
Alzo las cejas y me vuelvo hacia Eli instintivamente. Hay una sensación
de calma que viene con la conexión entre Eli y yo. Seguridad, calidez. Con
Kyrin, es caos, obsesión, control, pero, aunque no me ofrecen cosas
diferentes, así como entre ellos, el impacto es el mismo.
Los ojos de Eli todavía están en Kyrin inquisitivamente, como si
estuviera tratando de averiguar qué está haciendo Kyrin.
Aprieto la rodilla de Eli, poniéndome de pie mientras tomo una copa de
champán fresco de la estación frente a nosotros.
—Está bien. Podemos terminar esta discusión más tarde.
Doy los pasos cada vez más cerca de Kyrin, y mi corazón se acelera, la
sangre que bombea por mis venas se ralentiza. Saco el espumoso vino en
un intento de calmar mis nervios, pero juro que cuanto más y más me acerco
a él, más se siente como si mi corazón fuera a saltar de mi pecho.
165
Su mano se desliza en la mía mientras me dirige hacia la parte trasera
de la propiedad, donde hay un claro en el bosque. Empieza a oscurecerse
cada vez más, y mi champán se acabó hace mucho tiempo antes de que nos
detengamos junto a un gran árbol con ramas que eclipsan la luz de la luna
y caen sobre la hierba. Ahora que somos solo él y yo, el silencio parece
demasiado fuerte. Debería haber arrastrado a Eli conmigo, maldita sea.
—¿Qué pasa, Kyrin? —pregunto, moviendo la cabeza y mirándolo
mientras sus ojos permanecen en los míos. Pasivos. Como si quisiera
hacerme tantas preguntas, pero no puede.
Se inclina hacia adelante y presiona su pulgar contra mi labio.
—Es una pena.
—¿Qué? —pregunto, confundida.
Se inclina, su boca llega a mi oído mientras su mano permanece
alrededor de mi muñeca.
—Que seas una maldita mentirosa.
Todo se vuelve negro.
21
Eli
J
oder, no quería estar aquí. Estoy bastante seguro de que era
obvio, pero vine porque tenía que hacerlo. Lilith ha estado
nerviosa últimamente, más de lo habitual, y quería asegurarme
de que me tuviera aquí, tan jodidamente suave como suena. No
me importa si sueno suave cuando se trata de ella o de él, porque es verdad.
Ambos son fuego y hielo y lo más probable es que se maten uno al otro uno
de estos días.
Kyrin retrocede tranquilamente desde donde él y Lilith acababan de 166
desaparecer y se agacha a mi lado, recostándose contra la silla.
—¿Dónde está Lilith? —pregunto, aunque todos los demás no parecen
darse cuenta de que no regresó con él.
Gira la cabeza, lo suficiente para observarme desde detrás de sus
oscuras pestañas. Están locos. El color del pecado, jodidamente oscuro e
insidioso.
—Se fue.
—Se fue... ¿a dónde? —pregunto, entrecerrando mis ojos en él. Kyrin
es como el día del juicio final flotando sobre cada día que pasas con vida,
pero juro que vemos otro lado de él.
Kyrin finalmente se vuelve hacia mí.
—Sabes que es de Patience, ¿verdad? Igual que en, siempre terminaría
allí.
—¿De qué carajos estás hablando? —espeto, volando de mi silla y
alejándome de él.
—No quería estar aquí, Eli. No importa, es una mentirosa. —Toma una
botella de whisky que está cerca de las copas de champán y abre la tapa del
corcho.
—Se fue… —susurro, mis ojos vuelan alrededor del espacio para ver si
puedo encontrar a Saskia o a Mia.
—Sí… —dice Kyrin, inclinándose para descansar los codos en las
rodillas—. Si regresa con nosotros por su cuenta, entonces sabré que quiere
estar aquí. De lo contrario, no puedo tenerla aquí, en mi familia, en mi
maldita cabeza, si todo lo que estoy pensando es que es una cautiva.
—Estás jodido de la cabeza, Kyrin. No querrá volver allí...
— ¿Sí? —chasquea Kyrin, poniéndose cara a cara y tan cerca que su
nariz casi toca la mía. Sonríe, y juro que mi pene se pone instantáneamente
duro como una roca—. ¿Cómo sabes eso, Eli?
Me alejo de él, tropezando en mi camino de regreso a la casa principal.
Una vez dentro, subo las escaleras y encuentro una habitación vacía, me
quito los zapatos y descanso el brazo sobre mis ojos. ¿Por qué diablos
volvería? Pero entonces... sé por qué. Sé mucho más de lo que alguien aquí
sabe...
167
169
E
sta vez era diferente. Las paredes estaban pintadas de negro,
pero mi Dollhouse todavía estaba en la esquina de la
habitación. Todos los cristales blancos que colgaban del techo
ahora también estaban teñidos de negro. Sé que necesito
aguantar. En el fondo de mi mente, lo estoy intentando. Pero el pensamiento
es como agarrar un fantasma, puf, se evapora tan pronto como lo alcanzo.
Se escuchan pasos en el pasillo fuera de mi habitación. Tan familiares,
como el primer sorbo de un recuerdo, aunque esperas que siga siendo un 171
recuerdo. La música suena suavemente a través de las bocinas, mi mente
gana en claridad. Busco los extremos de lo que estoy usando. Nuevo. Limpio.
Un vestido, negro. Alguien me lavó y me puso en mi habitación. ¿Cuánto
tiempo llevo en Kiznitch? ¿Ha pasado una hora? ¿Dos? ¿Una semana? Las
imágenes pasan por mi cabeza mientras sigo captando el tiempo, pero una
puerta se abre y unas botas aparecen ante mi vista. Mocasines, en realidad.
Oh.
—Mírame, Doll...
Lo hago, moviendo la cabeza para mirarlo, aunque me duele el cuello
hacerlo.
—Lo hiciste tan bien. Ahora estás en casa y no tendrás que preocuparte
por ellos más. —Se arrodilla a mi altura pasando su dedo por mi mejilla—.
¿Estás lista? Porque seguro que nosotros lo estamos.
Era el mejor amigo, confidente, líder de mi padre. La tierra natal de
Patience siempre ha estado aquí, pero eso no quiere decir que tuviéramos
otros “hogares” en otros lugares. En otros países. Quizás incluso tu vecino
de al lado.
Su dedo se dobla contra mi mejilla y cierro los ojos, inclinándome hacia
su toque. Mis ojos se abren de golpe.
—Estoy lista.
Lilith
A los catorce años.
H
e hecho muchas cosas jodidas en mi vida. ¿Cuestionable?
No. ¿Jodidas? Sí. ¿Me arrepiento de algo? Joder, no.
Excepto tal vez esto.
Volver a Kiznitch nunca está exento de tonterías, pero ni siquiera yo
estaba preparado para una tregua entre Patience y yo. La maldita Lilith
Patience nos tapó los ojos a todos con una puta venda. 186
Para ser justos, lo sabía.
—Ya sabes, esos villanos —bromea Killian, moviendo un cigarrillo entre
sus dientes y guiñándome un ojo.
Aprieto los dientes.
—Ella no se parece en nada a Saskia. Sass no era una maldita villana
de verdad. Lilith lo es. Era muy consciente de lo que estaba haciendo y lo
hizo de todos modos.
—Para ser justos, es mi prima, así que tal vez la loca huya de mi lado.
—No, no es así —responde King, recostándose en su silla. Estamos en
la casa de Nero, mirando hacia el laberinto de setos que llenaba el patio
trasero—. Es ella. Saskia nos dijo que no operaba de la misma manera que
la gente normal. Fuimos advertidos. Lo hicimos de todos modos, a pesar de
ello. Esta es la consecuencia. —King suspira, pasando su mano por su
cabello—. Nuestros gloriosos padres estarán aquí en cinco minutos, y no
tengo nada que decirles aparte de que lo jodimos. A nuestros padres les
importará un carajo que lo jodamos, pero ¿una tregua con Patience? Algo
me dice que eso les importará más.
No miente. Si hay algo en lo que Kiznitch es bueno, es en guardar
rencor. Incluso siglos después.
—¿Y Eli? —pregunta Keaton, pateando su pie sobre la otra silla—. ¿Qué
harás ahí? ¿Simplemente echas a Lilith y lo dejas adentro?
Niego.
—¿De qué carajos estás hablando? Nunca estuvimos todos juntos. Solo
estábamos teniendo sexo, pero no, no lo haré. —Lo miro—. Y, de todos
modos, ¿por qué nunca te vemos con nadie, hmmm? ¿Aparte de tener sexo
con la ayuda y los Ángeles? —Desde que todos podemos recordar, Keaton
no tiene sexo con nadie a un nivel serio. Todas son desechables y todas son
Kiznitch. Lo mantiene en la familia, estrictamente. No lo culpo. Jugar con
civiles es, uno: aburrido, y dos: casi siempre causa drama porque nunca
entienden la vida que tenemos—. ¿Revisaste a todos en casa? —le pregunto
a King, mi rodilla se agita debajo de la mesa. Solo vinimos a Kiznitch con
aquellos que estamos en los primeros puestos. No tiene sentido llevar a
todos a algo que sin duda tendrá un poco de derramamiento de sangre.
—Sí, están bien. Perse los está vigilando a todos. El embarazo la ha
vuelto más exagerada de lo habitual, por lo que mantener el fuerte allí la
mantendrá ocupada. Además, cuando regresemos, dará un baby shower y 187
necesita organizar todo: sus palabras. —Se inclina hacia adelante, me mira
y sé lo que se avecina—. Necesitamos hablar sobre Eli. Quiero que continúe.
Trabaja nuestras finanzas mejor que nadie de quien haya oído y sabe
exactamente cómo llevar nuestro negocio. Quiero repasarlo antes de
ofrecérselo.
—Es un maldito King, hombre. No está aquí por nuestros libros. Está
aquí por el pene de Kyrin y la vagina de Lilith, nada más y nada menos. Es
como cobra como todos nosotros, ¿y mencioné que es un puto Elite King?
—No —murmuro, mis ojos vuelan hacia la entrada cuando escucho
una puerta cerrarse en la casa—. Está aquí por otra cosa. Solo tengo que
averiguar qué diablos es.
Mis padres entran por las puertas que se abren, seguidos por los padres
de King. Los de Killian siempre llegan tarde, no es ninguna sorpresa, y los
de Keaton todavía están en camino.
Mi mamá toma la silla a mi lado, mi papá al otro lado. Su relación
siempre ha sido tumultuosa. Cartier y yo dijimos que solo se habían
quedado juntos porque tenían demasiado orgullo para separarse.
Kauis y Dhalia, los padres de King, se sientan a la cabecera de la mesa
cerca de King. Dhalia es callada en general, pero siempre está viéndolo todo.
Feroz protectora de todo Kiznitch, no tiene problemas para ensuciarse las
manos cuando es necesario.
Kauis habla primero, desabotonándose la chaqueta.
—Parece que nos hemos encontrado con un pequeño problema aquí. —
Nos miramos unos a otros, esperando que continúe—. Recientemente nos
llegó cierta información que lo cambia todo. —La mano de mi madre llega a
mi rodilla y me sobresalto, volviéndome hacia ella. Ya me está viendo con
lágrimas en los ojos.
—¿Qué hiciste? —digo al instante. Mamá es de espíritu libre y la mejor
amiga de la mamá de Killian, Draya. Si alguna vez conocen a Draya, sabrán
por qué es un problema y por qué le hice la pregunta.
—Hijo, no es culpa de tu madre… —Interrumpe Kauis, pero es
demasiado tarde porque sé que lo es. Siempre es su maldita culpa.
— ¿Qué. Hiciste?
Se pasa el dedo por debajo de los ojos, cepillando su largo cabello
azabache sobre su esbelto hombro. 188
—Hay algo que necesito decirles a todos, y no les gustará. —Inhala y
exhala—. Tenía una vida antes de Kiznitch.
Lo sabía. Había escuchado que mamá era civil cuando llegó. Sin
embargo, nunca supe el alcance completo de la historia.
—Necesito una bebida.
Mi padre se pone de pie y regresa adentro, probablemente para
conseguir esa bebida.
Ella continúa.
—Hubo un hombre antes que él, también, y un mejor amigo diferente,
para disgusto de Draya. —Termina esa frase con una sonrisa en la curva de
sus labios.
—Déjate de tonterías, mamá. Escúpelo.
Me silencia con una sola mirada mientras papá coloca una botella de
whisky frente a ella junto con dos vasos. Sus ojos se posan en los míos
mientras desliza lentamente uno hacia mí.
—Son las diez de la mañana.
—Lo vas a necesitar —dice entre dientes, volviendo a su asiento. Mi
padre es un hombre de pocas palabras. Lo más cercano a Kauis, el padre de
King, siempre se han equilibrados entre sí.
Khloe vierte líquido en su vaso y lo bebe antes de llenar el suyo y ahora
el mío.
—No era un civil, Kyrin. Yo era de Patience, y... —Echa la cabeza hacia
atrás y veo como el whisky desaparece del vaso—. Kian no es el padre de
Cartier.
Hago una pausa.
—¿Qué diablos quieres decir con que no es su padre? ¿Y Patience?
¿Qué? —Todos están callados, afortunadamente, porque tener que procesar
todo lo que acaba de decir no requiere ruido de fondo—. Necesito saberlo
todo, y tiene que ser jodidamente ahora.
Otra puerta se cierra de golpe desde algún lugar del interior y todos nos
volvemos para ver quién es, solo para encontrar a Saskia corriendo
directamente hacia nosotros. Sus ojos son salvajes, su cabello vuela por
todas partes. Killian se pone de pie al instante.
—¡Cartier! —Se está limpiando las lágrimas de las mejillas más rápido
de lo que mis pies aterrizan en el suelo—. ¡Se fue!
189
Eli sale de detrás de ella, con una expresión sombría en su rostro.
—Sé dónde está.
—Hijo de puta, ¿qué? —La rabia burbujea debajo de mi piel, y no
importa cuánto trate de calmarme, sé que solo se derramará por el borde.
—¡No estoy jodiendo, Ky! Esto no tiene nada que ver conmigo. Bueno,
lo tiene, pero por otro lado no. —Me pongo de pie, avanzando lentamente
hacia él.
La mano de King llega a mi brazo justo cuando me falta el aliento.
—Escúchalo, hermano, y no te preocupes. La recuperaremos.
Saco mi brazo de su agarre.
—¿Qué? ¿Supiste por qué está aquí todo el tiempo?
King sostiene mi mirada.
—Siéntate, carajo, para que podamos elaborar un plan. Tenemos suerte
de tenerlo.
Me vuelvo para ver a mis dos padres.
—¿Y por qué diablos tengo la sensación de que ustedes también saben
dónde está?
Ambos comparten una mirada.
—No se miren uno al otro. Les estoy hablando ahora mismo. Mírenme,
carajo.
Khloe, sí, ahora vamos con Khloe, no con mamá, quien me ve a los ojos.
—Porque su padre biológico se la llevó.
—También está con Lilith, así que estará bien —agrega Eli en voz baja.
Me río, moviendo la cabeza hacia atrás antes de mirar a Eli.
—Es jodidamente gracioso lo mucho que crees que conoces a Lilith.
Aquí tienes una pequeña hora de cuentos. He sabido de ella por mucho más
tiempo que cualquiera de ustedes. ¿Cómo, se preguntarán? Bueno, mamá,
¿quieres decírselo a papá?
Eli niega.
—Es más que eso, y también la conozco desde hace un tiempo. En
realidad, más que conocerla...
190
24
Lilith
L
a puerta de la celda se cierra de golpe en mi cara. El mismo
comandante que he conocido de toda mi vida me sonríe entre
los espacios. Se mete un cigarrillo entre los costrosos labios
y enciende la punta.
—Siempre serás mi pequeña perra favorita con problemas, Lilith
Patience. —Expulsa una nube de humo—. Incluso si tengo que matarte
eventualmente. —Por el rabillo del ojo, noto que los otros guardias que
estaban con él hace mucho que se fueron. 191
Sonriendo, desato el cinto que mantiene cerrada mi bata.
—Aww, vamos, Gary. ¿No quieres venir a jugar con nosotras? —No me
molesto en mirar a Cartier. Me inclino, pasando la yema del dedo por su
pecho—. Apuesto a que podríamos darte un buen momento.
Se ríe, alcanzando el cigarrillo en su boca justo cuando lo empujo hacia
el poste de metal de la celda, haciéndolo girar mientras ato mi bata alrededor
de su cuello. Retrocedo en la pared de la celda, apretando con fuerza
mientras estira la mano hacia atrás en busca de algo para tratar de
ayudarlo.
—¡Consigue las llaves! —le grito a Cartier, anudando la cuerda de mi
bata alrededor del poste para mantenerlo de pie. Una vez que termina de
pelear, su cuerpo se vuelve flácido y Cartier tiene las llaves de la celda, ato
la cuerda en un lindo lazo con una sonrisa en mi rostro—. Awww, Gary. —
Me muevo hacia adelante mientras Cartier abre nuestra celda—. Nunca
confíes en una perra con problemas.
Cartier gira las llaves alrededor de su dedo mientras salgo de la celda.
—¿No me encerraste aquí?
Busco en los bolsillos de Gary, saco su pistola y la navaja del ejército
que está metida en la funda alrededor de su muslo. Metiendo la pistola en
mis bragas, atuendo glorioso, lo sé, me ato la funda alrededor de la parte
superior del muslo.
—No. De hecho, si tu querido hermano se hubiera tomado un segundo
para preguntarme, le habría dicho...
—… ¿qué? —pregunta Cartier, y me paro, mirándola bien—. ¿Que no
trabajabas realmente para Patience, la misma organización que te ha criado
desde que eras niña?
—Sí, Cartier, eso es exactamente lo que le habría dicho, porque esta
jodida gente me jodió la cabeza toda mi vida. No perdí mi humanidad, me la
robaron. —Metiendo la mano en el bolsillo de Gary, encuentro su tarjeta de
acceso para acceder a todas las habitaciones y otra pequeña pistola. Reviso
la Glock y se la doy a Cartier. Ella ve entre la pistola y yo. Levanto las cejas—
. Si intentas dispararme, te mataré. Tu hermano me ha hecho enojar lo
suficiente como para guardarle rencor durante toda la vida, por lo que tu
necesidad de estar viva no es exactamente una prioridad para mí.
—¿Cuál es tu plan después de esto? —pregunta Cartier, todavía sin
tomar el arma—. ¿Quieres quedarte con Mayhem? 192
—No lo sé, Cartier. No he pensado tan lejos. Ahora, ¿puedes pelear?
Asiente.
—Bien. —Empujo el arma en la palma de sus manos—. Pero, aun así,
toma esto. Las personas con las que tendremos que pelear son las mismas
que me entrenaron toda mi vida. —Comenzamos a caminar por el pasillo y
hacia las escaleras que conducen al agujero de caída para salir. Me detengo,
volviéndome hacia ella—. Y no es que tenga que darte explicaciones, pero
ser parte de Midnight Mayhem me mostró una vida que no sabía que existía.
Puede que Patience me haya quitado la humanidad, pero Midnight Mayhem
me mostró una familia. Me gustó allí. Cada segundo que pasé, sentía que
empezaba a… —me paso la lengua por el labio inferior—… sentir cosas.
Entre nosotros…
—Por cosas, ¿te refieres a Kyrin y Eli?
—Y Saskia y Maya. No es quién me hizo sentir, es el hecho de que
finalmente pude sentir algo. —Salto una barra y balanceo mi cuerpo hacia
arriba de la boca de acceso, empujándome hacia arriba y escaneando la
habitación para asegurarme de que no haya nadie allí. Extendiendo la mano
hacia Cartier, levanto su cuerpo y cierro la alcantarilla.
—Entonces, ¿cuál es el plan, Satanás? —pregunta Cartier
ingenuamente, como si supiera qué diablos estoy haciendo.
—Ah… —Entrecierro los ojos en la puerta de salida, comprobando si
está abierta—. No lo sé, pero necesito llegar a Kij.
—Y Kij es…— pregunta Cartier mientras abro la puerta y veo a la vuelta
de la esquina.
—El que te robó.
—¿Pero por qué? —Comenzamos a caminar por otro pasillo que
conduce a un ascensor. Deslizo la tarjeta de acceso sobre la pequeña
computadora y ambas entramos cuando las puertas se separan.
—No importa ahora mismo. Justo ahora, tenemos que llegar a él.
—¿Para matarlo? —pregunta Cartier, mientras ambas comenzamos a
atar nuestro cabello en una cola.
—No —digo, sacando la tarjeta de mi boca y viendo cómo aumentan los
números. Vuelvo a presionar el nivel de Kij, tal como lo hice antes—. No
podemos matarlo. Lo necesitamos como rehén para salir de esta maldita
isla.
Me llevo el dedo a la boca cuando suena el ascensor. 193
—Hola, diga su nombre antes de acceder, por favor.
Me paso la lengua por el labio inferior y sonrío por el altavoz.
—Soy Bear. —Mi voz está vestida de un disfraz perfecto, como si
realmente fuera ella.
—Lo siento —tartamudea la chica de la oficina—. Diga su nombre de
nacimiento.
Mis ojos se posan en Cartier.
—Dove Noctum Hendry.
El rostro de Cartier palidece cuando gira su cuerpo completamente
hacia mí.
—Acceso permitido. —Suena de nuevo y la luz verde se vuelve roja
cuando el ascensor sigue subiendo.
—¿Estás bromeando? ¡Ella está muerta! —No sabía que pudieras
susurrar y gritar al mismo tiempo hasta ahora.
—No —digo, sacando la pistola de mis bragas de encaje.
Afortunadamente, mi bata se las arregla para permanecer puesta a pesar de
que la cinta está delicadamente envuelta alrededor del cuello del cadáver de
abajo—. No lo está… —Reviso la cámara antes de mirarla—. Y no es la
misma persona que todos conocen. Literalmente. Así que ni siquiera
intentes escupir tu mierda.
Las puertas se abren y muevo el cuello, levantando el arma frente a mí.
—Mmmm, mi amigo Chaos. Cómo te he echado de menos. —Apunto el
arma a la recepcionista y aprieto el gatillo, antes de dispararles una bala a
los tres guardias que están parados fuera de la puerta de la oficina de Kij.
Cartier me sigue lentamente mientras pateo las puertas de su oficina
con mis Valentinos de trasero rojo. Kij está de espaldas a nosotros, con las
manos enterradas en los bolsillos mientras observa el océano abajo.
—¿Sabías que cuando tu padre y yo creamos Patience tuvimos una
visión?
—Eh, apuesto a que sí —digo, lanzando el arma hacia la puerta para
que Cartier pueda estar de guardia—. Déjame adivinar. —Recojo la AR que
tenía uno de los guardias mientras mantenía mis ojos en Kij.
Soy muy consciente de lo jodidamente muertas que estaremos las dos
si todos los soldados vuelan aquí con las armas encendidas. Dos contra cien 194
no son muy buenas probabilidades.
—Tus visiones incluyeron violación, tortura, mutilación, aseo personal,
asesinato, incesto, tráfico de personas, hmmm, ¿estoy olvidando algo? —
Reduzco el paso hacia él—. ¡Oh sí! —Golpeo mi sien con la punta del cañón—
. Convertir a las chicas en Dolls de la vida real que hacen el trabajo sucio y
te hacen lucir bien mientras lo hacemos. —Caigo en la silla frente a su
escritorio justo cuando finalmente se vuelve hacia mí—. Nos haces parecer
irresistibles, pero nos entrenas para el asesinato, ¿verdad? —Debería
preguntarme por qué nadie ha venido aquí para salvar a Kij, pero no lo hago.
Estoy demasiado atrapada en mi rabia hirviendo como para tocar cualquier
realidad.
—Mátame, Lilith. Hazlo, pero tampoco saldrás viva de aquí. De hecho
—se baja lentamente sobre el banco que da al océano—, solo una persona
tiene la garantía de hacer eso, y eso es porque me aseguré de ello.
—¿De qué carajos estás hablando ahora?
—¿Te has preguntado por qué no llamé a ninguno de los soldados?
Mis ojos vuelan a los monitores detrás de su escritorio, pero no veo
mucho con el temor de que se arriesgue a distraerme.
—¿Porque están demasiado ocupados atormentando a las Dolls?
Kij mantiene sus ojos en mí.
—Incorrecto. Porque Kiznitch llegó, y capturaron y/o aniquilaron a
todos con éxito.
Me congelo. Mierda. Estoy tan jodidamente muerta. Debe leer la
expresión en mi rostro porque una sádica sonrisa se desliza sobre su boca.
—Seré aún más audaz y diré que no me matarás, y ellos tampoco.
Amartillo ambas armas y las apunto a su pecho. Moviendo mis cejas,
empujo mi cabeza.
—¿Seguro sobre eso? Tengo que decir que debes saber que no soy el
tipo de persona sobre la que deberías hacer suposiciones, Kij. Tengo mucha
ira y frustración reprimidos. —Me inclino, cruzando las piernas—. Te mataré
hoy.
—… No —mi cuerpo se vuelve helado—... no lo harás.
Kij se apoya contra la pared, una mirada despreocupada se extiende
por su rostro.
Me levanto de la silla en menos de un segundo, girando y apuntando
ambas armas directamente al pecho de Kyrin. 195
—Vete a la mierda.
Mierda. Sus ojos son míos, despreocupados. Esferas de oscura
obsidiana que se reflejan en mi alma. Mi pecho se siente pesado, mi
estómago se aprieta. Estoy bastante segura de que el sudor se desliza por
mi esternón mientras se eleva sobre mí en vaqueros oscuros y una sudadera
con capucha debajo de su chaqueta de cuero, la sangre salpica su rostro.
Hay otros a su alrededor, pero no puedo. No puedo apartar mis ojos de los
suyos, no importa lo difícil que sea respirar. No importa cuán apretado esté
su figurativo puño alrededor de mi garganta.
—Más tarde. Por ahora, quítame los jodidos revólveres antes de que te
ate, te amordace y te joda con uno.
—¡Nunca! —grito, empujando las puntas en su pecho—. No puedes
evitar que lo mate. —Me inclino más hacia su espacio, a pesar de que me
duele mucho hacerlo. —No sabes lo que me hizo.
Kyrin mantiene sus ojos en mí.
—Estoy bastante seguro de que sí, o tengo una idea. —No me doy
cuenta de que está bajando mis armas hasta que están a un lado de mi
cuerpo.
Kij comienza a reír.
—Te lo dije, tengo… —Me doy cuenta del momento exacto en que Kyrin
sabe que la cagó. Desafortunadamente, es un segundo después de que
apreté el gatillo, todo mientras mantenía mis ojos clavados en el rostro de
Kyrin con una sonrisa. ¡Pop!
—¡No! —Alguien detrás de nosotros jadea, y no es hasta que finalmente
miro alrededor sobre el hombro de Kyrin me doy cuenta de que es Eli.
—¿E? —Mi brazo cae a un lado de mi cuerpo—. ¿Qué estás haciendo
aquí?
Eli se vuelve hacia mí.
—Lilith... —Niega, sus manos enterradas en su cabello—. ¡Mierda! —
Golpea una pared y sale de la habitación, empujando a King y a Killian.
Me encuentro viendo de nuevo a Kyrin, quien ahora me está observando
con el labio fruncido.
—Lilith, tú, lo juro por Dios.
—¿Alguien puede decirme qué diablos está pasando y por qué matar a
la persona que por sí sola arruinó toda mi vida, entre otros, es una jodida 196
decepción para todos? ¿Mmm?
—Porque… —susurra Eli desde algún lugar de la habitación que no
puedo ver, porque Kyrin todavía se eleva sobre mí. O flota. Finalmente se
hace a un lado un poco para que pueda ver a Eli. Los ojos color avellana se
acercan a los míos. El hermoso rostro de Eli tan obsesionado y perdido.
Como un niño perdido en un laberinto y sin saber cuál es la salida—... era
el único que lo sabía.
—¿Quien sabía qué?
King se aclara la garganta.
—Tal vez deberíamos tener esta conversación después de que salgamos
de aquí y explote a esta perra.
—¿Por qué estaba tan seguro de que él y Cartier saldrían vivos de aquí?
Los dedos de Kyrin están en mi barbilla, forzando mis ojos a los suyos.
—Lo sabía porque Cartier es su hija, Lilith. Mi mamá nos lo contó todo.
Había planeado esto durante mucho tiempo. Sabía que sería intocable
porque es mi hermana, mitad Kiznitch, mitad Patience, así que cuando
llegáramos, no lo mataríamos. Ella se haría cargo de Patience después de
que él le hubiera lavado el cerebro, había esperado.
—¡Vete a la mierda! —Cartier escupe en el suelo—. Soy Kiznitch como
la mierda.
Keaton envuelve su brazo alrededor de su hombro, pero lo empuja.
—Me lo imaginé —murmuro, finalmente permitiéndome a mí misma
tomar la sangrienta visión de su frente parcialmente partida por la mitad.
Tengo buena puntería. Sé eso—. Cuando me dijo que tenía un hijo que
tendría el uno por ciento sobre lo que yo poseería, pensé que por eso había
ido por Cartier. —No me doy cuenta de que los dedos de Kyrin todavía están
en mi barbilla.
Da otro paso más cerca.
—¿Quieres decírselo o debería hacerlo yo? —grita s quien supongo que
es Eli, mientras mantiene sus ojos fijos en los míos. Sólo en los míos.
—No puedo. —Eli se atraganta entre entrecortadas sílabas.
Kyrin inhala y luego exhala.
—Mataste al único hombre que podía decirnos algo que realmente
necesitábamos saber. 197
—¿Y qué podría ser eso? —Pongo los ojos en blanco.
Da otro paso hacia mí, envolviendo su brazo alrededor de mi cintura.
—Por qué te quitó la fertilidad. Nena, mírame. Hicieron una...
—Qu… —Todo se vuelve negro. Mi último pensamiento es que Kyrin me
atrapa mientras caigo en la oscuridad de mi mente.
25
Lilith
E
l agua fluye por debajo de mi cuerpo en oleadas, chocando
implacablemente y negándome el sueño. Mis ojos se abren
lentamente como pegamento, pero mi cabeza palpita con
fuerza cuando mis ojos se niegan a levantar el peso que los
agobia.
¡Pop!
Cartier es su hija.
198
... te hicieron una cirugía que no recuerdas.
Salto desde donde estoy acurrucada contra un pecho duro con otro
justo al lado. Solo que no llego muy lejos porque estamos en el asiento
trasero de una jodida camioneta y termino golpeándome la cabeza contra el
techo.
—Siéntate, nena. —Eli toma mi mano, pero me aparto de él. No hay
nadie más en el auto, así que me muevo hacia el asiento opuesto a ambos,
alcanzando el cuchillo que está metido en la funda alrededor de mi muslo.
Solo que se fue. ¡Mierda!
Los ojos de Kyrin se posan en mi muslo.
—Por mucho que todo el atuendo me excitara, no podía permitir que te
cortaras feliz cuando te despertaras. Tu puntería es demasiado jodidamente
buena.
—Lo que dijiste… —susurro, apretando la gran sudadera con capucha
a mi alrededor. Incluso si no me di cuenta de que Kyrin ya no usaba la suya,
aún sabría que esto era suyo solo por su olor. La ropa limpia tendida sobre
la hierba cortada, donde el humo del tabaco flota entre las hojas, ese es su
olor.
Miro entre los dos.
—¿Qué diablos quisiste decir? ¡Sabría si me hicieran eso! Patience no
es como Kiznitch. Nunca se entrometían en nuestras mentes si éramos
Patience y no un cliente.
—Cuando regresemos a la casa, trabajaremos para sacar algunos de
esos bloqueos de tu cabeza. —Kyrin busca su paquete de cigarrillos en su
bolsillo.
—No lo supe con certeza de inmediato —dice Eli, y lo observo mientras
mantiene su atención fuera de las ventanas y los árboles que pasan—. En
los King, tenemos a alguien llamado Benny. Es un puto espía de la CIA... —
Eli hace una pausa—. Puedes elegir creer eso o no. Realmente no me
importa. De todos modos, encuentra personas que necesitamos encontrar.
Un día, durante un jodido drama con una de las chicas, se topó con un
orfanato. En ese momento, pensó que era el que estábamos buscando, pero
no fue así. Mientras estaba allí, escuchó una conversación entre una monja
y un hombre que sabía que era Kij y tu padre. —Eli se inclina, apoyando
sus antebrazos en sus muslos—. Estaban hablando de un ritual que
realizan en las Dolls para asegurarse de que nunca concibieran… —Cierro
los ojos, inhalando con fuerza hasta que puedo sentir el olor de Kyrin
199
subiendo por mis fosas y filtrarse en mis huesos, calmándome de adentro
hacia afuera.
—Me encerraron, creo. —Dejé escapar un frustrado gruñido—. Tienes
razón. No puedo entrar en ese recuerdo. Yo no… —Niego, y Kyrin me agarra
de la mano y me tira de nuevo a su regazo. Eli balancea mis piernas sobre
las suyas mientras descanso en el hueco del cuello de Kyrin, la vena
profunda que sale de su piel pulsa contra mi mejilla.
—No sabíamos que les habían estado haciendo eso a todas. Sabía que
estabas trabajando con ellos mientras estabas aquí, pero no sabía por qué.
Supuse que tenían algo contigo.
Sorbí.
—No. No lo necesitaban porque nunca los desafié. Ha sido blanco y
negro toda mi vida; no hay otros colores involucrados. Hasta que los conocí
a los dos. Regresé allí e hice lo que tenía que hacer, encajar de nuevo en mi
rutina. Traté de llenar los espacios en blanco con los mismos dos colores
que he usado toda mi vida, pero era demasiado tarde porque ambos ya me
habían dado otros nuevos. Tenía un plan. Saldría con las armas cargadas.
Misión suicida, estaba bien. Me devolviste a ellos...
—… Te devolví porque pensé que querías volver. Porque pensé que
estabas trabajando contra nosotros, un enemigo en nuestro campo.
—Ah, ¿entonces estás admitiendo que estabas equivocado? —agrega
Eli suavemente, su característica liviana alegría en la punta de su lengua.
—Cállense. Ustedes dos. —Kyrin mueve la cabeza hacia atrás.
Levanto la cara ligeramente hasta que me encuentro con los ojos de Eli.
—Entonces, ¿viniste aquí para ayudar?
—Sí y no. —Desvía su mirada hacia el otro lado de la habitación donde
se queda—. Parte de mi linaje en los King es causar revuelo entre nuestros
enemigos. Mi apellido, Rebellis, significa rebelde en latín. Todos los King
tienen apellido, que es su papel en los King. Invoco travesuras y provoco
una escena, pero también soy bastante bueno para mantener la paz.
Cuando los King encontraron esa información, me dio otra razón para
quedarme, para ver si Kiznitch tenía alguna participación en un problema
que tenían los King relacionado con un específico culto de orfanato. —Pone
los ojos en blanco—. Larga historia, en otro momento.
—¿Así que te quedarás hasta que llegues al fondo?
Asiente, finalmente volviéndose hacia mí. 200
—Sí, porque esto es lo que tengo que hacer por los King. —Me doy
cuenta de que no me ve a los ojos cuando dice las palabras. No me molesto
en preguntarle por qué está diciendo una mentira filtrada—. Una vez que
sepamos que cualquier mierda que esté sucediendo en Patience no tenía
conexión con los King… —Hace una pausa, y veo como su nuez de Adán se
mueve—. Me iré.
L
os secretos son el fuerte de un King, pero fracasé cuando se
trata de los míos. Atrapado en mis propios sentimientos y
pensamientos sobre Lilith y Patience, me cegué. Me ablandé
por ella. Debería haberlo sabido. Bishop, Nate y Brantley
seguro que lo hicieron. Guardar esto de Lilith y Kyrin fue un paseo por el
parque, pero ¿de mis King? De ninguna manera. Somos hermanos. Un
puñado de excéntricos, pero hermanos, de todos modos. Todavía no sé
exactamente qué liberó Killian dentro de su cabeza, y supongo que, dado 208
que no dijo nada, no era nada de lo que tuviera que preocuparme.
Todavía.
Reviso los archivos que Benny me envió mientras Kyrin estaba lidiando
con Lilith, yendo y viniendo con cuatro archivos que muestran cuatro
orfanatos diferentes en todo el mundo. Nada tiene sentido. ¿Por qué se
tomarían la molestia de asegurarse de que las Dolls no pudieran quedar
embarazadas, y tenía que ser algo más que su apariencia? Patience está
obsesionado con la perfección, pero incluso para ellos esto es ir muy lejos.
—¿Cuándo le hicieron la histerectomía? —pregunta Nate, y miro entre
los pequeños cuadrados de nuestro grupo de FaceTime.
—Tres meses antes de que Midnight Mayhem se la llevara. —Lanzo los
archivos sobre la cama, recostándome en la cabecera con un suspiro. La
frustración no es una emoción con la que me enfrente bien, especialmente
si no la controlo—. No tiene sentido. Nada de esta mierda lo hace.
—Por una vez, no estamos detrás de la mierda. Lamento que tengas
que pasar por esta mierda. —La voz de Bishop me tranquiliza un poco. Todo
lo que exuda Bishop Vincent Hayes es poder. El hombre nació para liderar.
—Sí. Bueno, mierda, no sé a dónde ir desde aquí. En este momento,
estoy bastante seguro de que están avanzando para obtener información de
las personas que lograron capturar de Patience, pero también sé que
muchos escaparon. Supongo que fueron los inteligentes los que escaparon,
los que eran lo suficientemente importantes como para tener una estrategia
de salida.
—¿Tu hombre mantuvo a alguno con vida, o corrieron la misma carrera
que nosotros? —La fría actitud de Brantley es tranquilizadora. Es la roca del
grupo, siempre nos mantiene con los pies en la tierra. Realmente.
—Estoy bastante seguro de que Kyrin es un psicópata, así que no
elegiré a ninguno… —Nate. El bromista. El que se sale con la suya diciendo
demasiadas tonterías porque todos sabemos que en el fondo es un genio.
—Estoy seguro de que tampoco le dijeron a Lilith que la mayoría de
ellos escapó todavía —reflexiono para mí, moviendo un encendedor entre
mis dedos.
—Bueno, sabes que tendrás que empezar por ahí. Con los que salvaste.
Tal vez sean de la vieja escuela, conseguir un soplón, con un cubo de metal
y un soplete, ¿me entiendes? —Nate de nuevo.
—Demasiado desordenado —agrega Brantley casualmente, con un vaso
de whisky contra sus labios. La parte superior de su traje está
209
desabrochada, su expresión en blanco y descuidada mirando hacia la
distancia—. Recomiendo aventarlos por la borda. Eficiente, y aunque pueda
ser básico, el ochenta y siete por ciento de la población humana tiene miedo
a morir por ahogamiento. Funciona.
—Miren, no tengo ningún problema en matar a un hijo de puta, pero
mi recuento de muertos no se acerca a ninguno de ustedes y todos lo saben..
—Los veo a todos en la pequeña pantalla.
—Menos mal que tienes a Kyrin entonces —dice Brantley, y observo
directamente su cuadro—. Porque reconozco su daño y lamento decírtelo,
pero está tan jodido como yo.
—No están ayudando. B, cuando encuentres algo, avísanos.
Les cuelgo y tiro mi teléfono a mi cama, una sensación de hundimiento
vibra en mi estómago. Extraño a mis hermanos. Extraño mi vida antes de
descubrir toda esta mierda...
La vida no era difícil. Era fácil y lo fácil era aburrido. Esta gran casa de
mierda mostraba millones, pero el dinero significaba una mierda para mí.
Todos mis amigos eran queridos ahora. Listo para producir la siguiente línea
de Elite King. Sin duda, todos sus hijos irían a la preparatoria Riverside y
luego a la Universidad Riverside Elite. Así es como siempre fue nuestra
herencia y, finalmente, cuando llegaran a la mayoría de edad, tomarían sus
respectivos roles en nuestro mundo. En nuestro loco y jodido mundo. Pero este
era yo. Lo que vivía, respiraba y sabía. No lo cambiaría.
Llamaron a mi puerta. Me moví a través del vestíbulo, abriendo las
puertas dobles que daban al frente de mi casa.
Allí estaba una mujer. Cabello rubio y ojos grises. No habló. Ni una
palabra. Llevaba traje blanco con brillantes botas blancas.
—¿Puedo ayudarte? —Miré a mi alrededor para encontrar qué auto
conducía. Un blanco Range Rover Sport.
Me entregó una sobre manila, su rostro impecable se movió para esbozar
una pequeña sonrisa.
—Lee esto. Todo lo que necesita saber está en él. —Comenzó a alejarse
210
cuando lo abrí, pasando las páginas. Vi a Lilith de inmediato, el desastre que
era. No se podía simplemente llamar bella a alguien como Lilith Patience.
Primero tenías que explicar cómo lo arrancó directamente del pecho de Lucifer
para conseguirlo.
—¿Qué diablos es esto?
—Eres un King, ¿no es así? —Sonrió por encima del hombro y abrió la
puerta—. Los acertijos son lo tuyo. Lo resolverás. —Estaba conduciendo por
el camino de entrada antes de que pudiera detenerla.
Tenía razón. Todo lo que siempre quise saber estaba en esa carpeta.
Todavía no sé qué diablos significa. Me levanto de la cama y saco la caja que
está debajo de toda mi ropa en mi maleta. Sacando los papeles, los dejo de
nuevo en la cama, junto a los nuevos que me envió Benny.
Pienso en mis opciones.
No puedo hacer esto solo. Sé eso. Sé que necesito ayuda, pero no puedo
tener demasiados cocineros en la cocina y no confío en nadie más que en
mis hermanos. Apretando la mandíbula, levanto mi teléfono e inicio una
charla grupal con Kyrin y Lilith.
Eli: A habitación. Ahora.
Las burbujas de discurso se iluminan antes de que el nombre de Lilith
parpadee en mi pantalla.
Lilith: No.
Kyrin: ¿Es importante?
Aprieto mi teléfono, frustrado por los dos. Lilith, entiendo su enfado
con Kyrin. Pero también entiendo por qué Kyrin hizo lo que hizo. Hay una
razón por la que le temes a los King, y ambos están empezando a hacerme
enojar.
Eli: No estoy jodidamente jugando con ninguno de ustedes. Tienen
treinta minutos.
Lanzo mi teléfono a mi cama y extiendo todas las carpetas y papeles
para que puedan ver todo más fácilmente. Me quedo viendo el único papel
que está a un lado, pasando mis dedos por mi cabello. Mi corazón retumba 211
en mi pecho, un glorioso botón de pánico se disparó en lo profundo de mí.
Antes de que pueda cambiar de opinión, tomo rápidamente esos cuatro
trozos de papel y los vuelvo a meter en la caja, empujándola debajo de la
cama. Todavía no. Abro mi cajón y saco mi paquete de cigarrillos, me meto
uno en la boca y quemó el extremo. Odio esta habitación. Tampoco soy
fanático de esta ciudad. Necesito estar de regreso en suelo estadounidense
para saber que estoy dentro de mi jurisdicción. En este momento, estoy en
Suiza en esta guerra, y tratar de hacer malabarismos con los dos me matará
más rápido que este cigarrillo.
Enciendo la base de sonido, necesitando una distracción de mis
erráticos pensamientos justo cuando alguien golpea mi puerta.
—Está abierta.
Kyrin cierra la puerta detrás. Instantáneamente lo recorro de arriba
abajo, por costumbre, y evito que un jodido gemido salga de mis labios.
Porque incluso entre todo esto, todavía quiero comérmelo. O dejar que me
coma. Lo que sea que funcione. Aunque estoy bastante seguro de que nos
mataremos entre nosotros para averiguarlo.
Sus ojos se posan en mi cama y sus pasos se detienen.
—¿Qué es eso? —No me mira de nuevo mientras continúa acercándose.
Expiro una nube de humo y arrojo la ceniza a la bandeja de la mesita
de noche.
—Eso es un montón de mierda que no puedo resolver.
—¿No es eso lo tuyo, sin embargo? —pregunta Kyrin, arqueando una
ceja. Tiene una extraña animación en su rostro, ya que ni siquiera sonríe o
ríe. Bueno, mucho, de todos modos. Excepto cuando se viene, entonces su
rostro es...
—¿Qué? —pregunto, olvidando lo que había dicho, demasiado perdido
en mi línea de pensamiento.
Joder, Eli. Concéntrate, maldita mierda.
—Los acertijos y trucos. Eso es cosa de King. Así es como atormentan
a las chicas que les gustan, ¿no es así?
—Pshhh. —Apagué mi humo—. Sí, pero esto es diferente.
Toma la hoja de papel con una niña. Cabello rubio, piel tan suave como
la porcelana y ojos tan lilas como grises mirando hacia la lente.
—¿Tenía que tener qué? ¿Siete?
212
—Sí. —Me aclaro la garganta—. Algunas de las mierdas por las que ha
pasado, las personas, incluso con la imaginación más salvaje, no pudieron
inventarlas.
Vuelve a colocar la foto.
—Y la envié de regreso con las mismas personas que le hicieron toda
esa mierda porque pensé que veía el mundo en “blanco y negro”. —Niega.
Puedo ver la batalla que está librando desde aquí. Arrepentimiento,
vergüenza. Enfado. Solo que esta vez, y por una vez, no contra Lilith. Por
más difícil que sea romper a Kyrin, sabes que debajo de todas las capas que
se necesitan para llegar allí, hay algo que no le ha ofrecido a nadie. Lo ves
de vez en cuando, cuando se trata de Cartier; y si quiere admitirlo o no,
incluso con Lilith.
—¿Qué estás pensando? —pregunta Kyrin, su tono bajo. Se baja a mi
cama, apartando los papeles.
—No quieres saberlo —respondo con sinceridad, tomando un trozo de
papel que dice The Night and the Light. Las manos están detrás de mis
muslos, acercándome a él hasta que estoy directamente enfrente, entre sus
piernas extendidas.
—Dime.
Vuelvo a colocar el papel en la cama.
—Creo que está jodida y tenemos que ayudarla.
—Quiero decir, dime algo que no sepa.
—Bien —murmuro, pero mis labios se curvan ligeramente en los bordes
de mi cara porque sé que lo que voy a decir no se lo tragará con facilidad—
. Estaba pensando en lo mucho que mantienes escondido. Cómo las
personas más duras que conozco tienen los putos corazones más grandes.
Mi hermano Brantley, por ejemplo. Deberías conocerlo. Tengo la sensación
de que te llevarías bien con él. —Hago una pausa, buscando en sus ojos
alguna advertencia de que debería detenerme, ya saben, solo para poder
seguir...—. Estoy pensando que te importa Lilith mucho más de lo que dejas
ver, y que la odias por la historia de tus padres con Patience. —Se pone de
pie y sé que lo tengo. No puedo decir si está enojado o si lo negará, porque
es malditamente ilegible.
—¿Qué más, Eli? —pegunta, y cuando sus ojos se posan en mi boca,
sé con certeza que estoy bien jodido cuando se trata de él, al igual que lo
estoy con ella. 213
—Creo que los tres hemos vivido con daños. Nada de eso tenía sentido,
las piezas no encajaban; hasta que nos conocimos.
Kyrin pasa su pulgar por mis labios antes de inclinarse y arrastrar su
boca sobre ellos. Se me pone la piel de gallina a causa de la conexión.
—Estoy pensando lo mismo.
—¿Espera, qué? —No pude ocultar la sorpresa aún si lo intentara.
—Sí. —Kyrin niega y se aparta de mí para sentarse en la cama. Estoy
agradecido por el espacio—. Ya sé todo eso, Eli. Los deseo a los dos, eso es
un hecho. Soy un idiota y frío, pero cuando quiero algo, sé que lo quiero. No
ando de puntillas alrededor de alguien que quiero. Los pisoteo para que
todos sepan exactamente a quién pertenecen. —La oscuridad nubla su
rostro—. Y no te equivoques, Eli, lo hago. Soy dueño de los dos. —Exhala
un suspiro, y todos mis músculos que estaban tensos desde que entró aquí
se liberan—. Pero la cagué, y tú y yo sabemos que ella no dejará que esto
pase a la ligera. Por ahora, sin embargo, tenemos que llegar al fondo de
quién está detrás de Patience, porque todo esto… —agita sus manos
alrededor de los papeles—… y su padre y Kij estaban dirigidos por una sola
persona.
Asiento, pasando mi dedo por mi labio superior.
—¿Y sabes quién es esa persona?
—Sí. —Toma uno de los papeles que está esparcido por la cama. Lo
golpea con el dedo—. Todo el tiempo. Ha sido ella todo el tiempo.
No necesito ver el papel para saber quién está allí.
—¿Crees que Lilith lo sabe?
Niega.
—No lo creo. O tal vez lo hace y simplemente no ha dicho nada, o tal
vez ninguno de ellos lo sepa. Pero esta perra de aquí es a quien tenemos que
sacrificar. —Sus ojos se posan en los míos—. Entonces podrás informarle a
Bishop que tu trabajo aquí estará hecho una vez que sepamos que ninguna
de las Dolls tiene una conexión con tu mundo, o con ese maldito orfanato.
—¿Y qué pasará entonces, hmm? —Sé que lo estoy presionando, pero
qué puedo decir, me gusta la forma en que sus ojos se mueven cuando lo
hago enojar—. ¿Con nosotros?
—¿Cuánto más claro necesitas que sea? Ambos son míos. Eso no
cambiará. 214
—Vivo en un mundo diferente, Ky. No podríamos haber elegido una
pareja más jodida si lo hubiéramos intentado.
—No lo hicimos. Esa es la parte jodidamente frustrante. —Kyrin
envuelve sus dedos alrededor de la parte de atrás de mi cuello, tirando de
mi cara hacia la suya—. Quiero esto. A ti. A ella. Lo que sea que necesite
para que esto suceda. —Me besa y separo los labios mientras su lengua se
desliza entre la mía. Envuelvo mis dedos alrededor de su cuello y se aparta
un poco mientras ambos recuperamos el aliento—. Nos ocuparemos de
nuestro Pequeño Diablo.
Me río entre dientes, negando mientras me suelto de su agarre.
—¿Sí? —Mi tono es agudo, mezclado con incredulidad—. Estoy
bastante seguro de que no nos lo pondrá fácil.
Kyrin se ríe, pero se agacha en la cama, su sonrisa decae.
—La cagué, E. Mucho. Debería haber podido confiar en mí, pero estaba
tan absorto en pensar que estaba allí para Patience que nunca pensé que
necesitaba estar aquí para huir de ellos. —Levanta sus ojos hacia los míos—
. Esto no será fácil.
—Tienes razón. No lo será, pero no sería Lilith si lo fuera.
Tiene razón.
27
Lilith
M
i pecho sube y baja mientras permanezco presionada
contra la pared fuera de la habitación de Eli, su
conversación rebota contra todas las paredes dentro de mi
cerebro. “Nos quedaremos juntos”. Cierro los ojos, las
gotas de sudor se deslizan por mi esternón. Quería esto, ¿no? Intento calmar
mi respiración. No sé lo que quiero. Dándole la espalda a la puerta por la
que tenía toda la intención de entrar, me dirijo a la habitación en la que me
estoy quedando. Al doblar la esquina, tropiezo con alguien mientras me 215
enjugo las lágrimas.
—¿Estás bien? —Sass lleva sus manos a mis brazos, estabilizando mi
equilibrio.
—Sí. —Y ahora me acaba de ver llorar.
—Ven. —La sigo mientras nos guía hacia la sala de estar. La
arquitectura de esta casa fue obviamente dibujada por un alma vieja, con
los metales oxidados y los accesorios de madera astillada. Sin embargo, a
pesar de su edad, también tiene una distintiva opulencia. El área al aire
libre es probablemente mi favorita. Incluso cuando Sass toma asiento en la
mecedora que da al vasto espacio debajo lleno de ricos arbustos tallados en
un laberinto y estatuas color tiza, siento una especie de calma. A pesar de
mi situación actual con los dos de arriba—. Creo que volveremos a Estados
Unidos mañana. Gracias a Dios.
—¿No te gusta estar aquí? —pregunto, tirando de mis rodillas hacia mi
pecho mientras me rehúso a mirarla.
—Odio Kiznitch. Preferiría estar actuando.
Me río, empujando ligeramente el columpio con mi cuerpo.
—Yo también, en realidad. Todo este calvario no ha sido nada de lo que
esperaba.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Claro, si puedo preguntarte algo también.
Agita su mano frente a sí misma, volviéndose completamente para
mirarme mientras enrolla los extremos de sus mangas en la palma de sus
manos.
—¿Alguna vez trabajaste para Patience mientras estabas aquí? —Hago
una pausa. Sé cómo debería responder a eso, y probablemente sea con una
mentira, pero no puedes huir de las mentiras que dices, porque ya tienen
una ventaja.
—Sí, cuando llegué por primera vez. No lo supe en ese momento, no
hasta que recibí una serie de mensajes de texto. Supe de inmediato que era
Kij. Su terminología y la forma en que envió mensajes de texto lo delataron.
—Permanece en silencio—. Desde entonces, supe lo que se esperaba de mí
como Patience. Lo entretuve, pero no por mucho tiempo. Sin siquiera darme
cuenta, me encontré disfrutando de este mundo. —Una siniestra risa se
escapa de mi boca—. Disfrutar no era algo que alguna vez pensara que
tendría el honor de sentir. 216
La mano de Saskia llega a mi muslo.
—¿Pero luego te detuviste?
—Lo hice. Simplemente no sabía qué haría con Kij. Lo cual me lleva a
mi pregunta. —Los ojos de Sass parpadean hacia un lado—. Y no puedes
mentirme.
—No lo haré. Pero todo lo que le diga debe ir a una bóveda secreta.
—Hecho. —Retrocedo y avanzo sobre si realmente quiero o no la
respuesta a lo que estoy a punto de preguntarle—. ¿Qué les pasó a todos los
de Patience? —Llevo mis ojos a los de ella—. Porque tú y yo sabemos que no
hay forma de que incluso Mayhem deje caer tantos cuerpos a la vez.
Sass deja escapar un fuerte suspiro, empuja el columpio hacia atrás y
mira hacia el laberinto.
—La sincera verdad de Dios es que no lo sé, pero lo que sí sé es que
tienes razón. —Se vuelve a mí—. Solo hubo cinco cuerpos que salieron de
esa isla.
—Y había más de cien allí.
—Oye. —Sass descansa su cabeza en mi hombro—. Trabajemos para
descubrir por qué Patience hizo lo que hizo, y luego podremos preocuparnos
por eso.
S
é que no me ha perdonado. Sé que hay una gran posibilidad de
que probablemente nunca lo haga, pero no me importa. Ambos
me pertenecen y ni siquiera ella puede negarlo.
Cruzo la entrada de la tienda y encuentro a mis tres
hermanos sentados entre charlas. King me mira mientras me siento en la
silla a su lado.
227
—Kohen vendrá por un tiempo.
—¿En serio? —pregunto, encendiendo el cigarrillo entre mis dedos.
Todavía puedo oler el sexo en mi piel mientras llevo el extremo a mis labios
e inhalo—. No puedo imaginar por qué.
—Lo más probable es que lo necesitemos en los próximos días.
Nuestros padres también regresarán, y cuanto antes enterremos esta
mierda, antes podremos volver a la carretera. Es demasiado complicado
simplemente ignorarlo y continuar de gira cuando hay una alta probabilidad
de que el drama siga. —Observo a Keaton mientras hace agitados
movimientos. Conozco a todos los hermanos de toda mi vida, pero Keaton y
yo tenemos un vínculo diferente.
Debido a sus problemas, siempre pasaba más tiempo en nuestra casa
que en la suya, así que he llegado a reconocer sus tics cuando está a punto
de volverse loco.
—No puedo permitir que nada de esta mierda caiga sobre Cartier.
Ahí está.
Mantengo mis ojos en los suyos, aspirando una profunda bocanada de
humo.
—¿Y por qué, Keats? —Ha habido tres ocasiones en mi vida en las que
he visto una reacción similar entre Keaton y Cartier. No soy jodidamente
estúpido, pero soy un asesino. Tenerla en tierra ahora no me incomoda
debido a nuestros enemigos; los mataría antes de que siquiera respiraran
cerca de mi hermana, pero es por esto. Por mi preocupación por un
hermano. Ambos piensan que soy jodidamente estúpido y que no he visto
cómo son uno con el otro, o la forma en que Keaton se niega a tener sexo
con cualquier otra chica cuando Cartier está cerca. La he visto pasar por
novios y a Keaton sentarse y ver a la esquina, como un lobo hambriento
esperando su momento para saltar. Quería que lo hiciera en un momento,
solo para poder romperle la puta mandíbula. No hay ninguna ley que
prohíba estar con otras familias en Kiznitch, obviamente, pero Cartier es
diferente y lo sabe.
Se pasa la lengua por el labio inferior.
—Estoy bastante seguro de que compartimos un terreno común aquí,
Ky. Ambos la queremos a salvo.
—Hmmm— murmuro, apoyando mi codo contra mi muslo—. Oh, sé la
razón por la que la quiero a salvo, y es porque es mi hermana.
—Ky —interrumpe King y hago una pausa, pero mantengo mis ojos fijos 228
en Keaton—. Todos nos preocupamos por Cartier. Es familia para todos.
Señalar a Keaton por tu propia aumentada masculinidad no depende de él,
hermano.
Me río bajo, dando otra calada a mi cigarro mientras me recuesto en la
silla.
—Sí. Seguro. —Los señalo a todos—. Tienes razón, King. Esto está a
punto de ser una guerra, pero hemos sido ingenuos al pensar que teníamos
todos los hechos. —Saco los papeles que Eli me había mostrado y los arrojo
al regazo de King—. El padre de Kij y Lilith no eran los líderes de Patience.
Eran simplemente el rostro de la operación. Se llevaron el calor. La mente
maestra detrás de todo fue ella. —Señalo la foto en el papel con los dedos
que sostienen mi cigarro.
—Imposible —dice Killian, sacudiendo la cabeza—. Patience ha existido
desde antes de que naciéramos.
—Sí, pero incluso entonces, nuestros padres te dirán que mantuvieron
un perfil bastante bajo. Nunca se cruzaron en su camino hacia nuestro
mundo, ni tuvieron una cosa llamada “Dollhouse”. Todo eso fue creado
alrededor de Lilith. Alrededor de ella.
—Entonces, ¿la doctora ha estado detrás de esto todo el tiempo? —dice
King casualmente, leyendo la información sobre ella en el papel.
Kennedy Amaia
Cuarenta años
Nacimiento: Kiznitch, Rumania
Hijos: Lilith Amaia Patience
Cónyuge: nulo
—Era la doctora y “terapeuta” de las chicas de Patience, así que nadie
pensó nada de ella. Sabía que cuando todo esto se derrumbara, siempre
estaría a salvo porque se sabía que el padre de Kij y Lilith eran los “líderes”
de Patience.
—Se escapó. —King le da el papel a Killian—. ¿Dónde diablos la vamos
a encontrar?
Me recuesto.
—Estoy bastante seguro de que los King son buenos para encontrar
gente...
No hace falta ser convincente, porque aparte de nuestras diferencias, 229
ahora mismo los King y Kiznitch tienen un enemigo común: Patience.
Le toma cinco minutos a Eli llamar a Benny Vitiosis y hacer que haga
su magia para encontrar dónde está Kennedy. Por lo general, tomaría
semanas, incluso meses encontrar a alguien, pero Kennedy estará lamiendo
sus heridas en algún lugar ahora mismo, esperando su próximo
movimiento.
—Ya se habrá ido —dice Lilith desde el otro lado de la habitación más
tarde esa noche. Es notable lo lejos que se mantiene de Eli y de mí, con ella
de pie tan cerca de la puta Saskia. Perse también está aquí esta noche,
luciendo mucho más como la Perse que todos conocimos hace un año
cuando vino aquí. No es que pueda culparla por pensar eso de Lilith, ya que
tenía esos mismos pensamientos, pero todavía me molesta.
Perse se arrastra en su asiento, su mano en su pequeño vientre.
—Está en lo correcto. Si lo que dices es cierto, Lilith, y aquellos que son
importantes habrían tenido un plan de escape, ella ya se habrá ido. —King
envuelve su brazo alrededor de su cintura mientras Cartier entra con un
plato de comida. La sala de estar está llena, con todos nuestros padres,
incluido el hermano gemelo de King, Kohen, quien está parado en silencio
en la parte de atrás. Como siempre. Kohen es un tipo especial de persona y
no alguien a quien puedas explicar en un párrafo. Lo miro ver a Lilith con
ojos cautelosos.
Se necesita mucho para despertar el interés de Kohen Axton, por lo que
la forma en que observa a Lilith hace que mi dedo en el gatillo se contraiga.
—La encontramos —anuncia Eli, y lentamente arrastro mis ojos lejos
de Kohen y hacia la entrada—. Tenemos que movernos ahora porque parece
que no se queda en el mismo lugar durante más de veinticuatro horas—.
Deja su teléfono sobre la mesa de café.
—Buenas noches, caballeros —dice suavemente una voz al otro lado de
la línea. Engreído. Podría leer eso al instante—. Como acaba de anunciar
Eli, ella no se queda en el mismo lugar durante más de veinticuatro horas.
También ha estado tirando teléfonos dentro de ese espacio. Por desgracia
para ella, dejó de lado el factor Gran Hermano, y es que todas las imágenes
de CCTV se pueden utilizar simplemente cargando imágenes de la persona
que estás buscando. Dios, me encanta el reconocimiento facial. —No me
molesto en decirle que ya sabemos cómo la encontró y que no nos importa.
Solo queremos saber dónde está—. Ahora, la siguiente parte podría
sorprenderlos, pero ahora mismo, está en The Hamptons. Diría que está en
nuestro territorio por el aeropuerto, ya que supongo que no la han
capturado.
230
—¿Por qué estaría aquí? —Me inclino, escuchando su respuesta—. ¿Por
qué estaría cerca, no lejos?
Benny hace una pausa en el otro extremo.
—No si tienen algo que quiera. —Mis ojos vuelan hacia mi mamá, quien
sostiene mi mirada.
—¿Y si lo hacemos?
—Entonces diré que está esperando a que alguien se ponga en
contacto, pero tengan cuidado. Por lo general, las personas que se mueven
de esa manera solo lo hacen porque saben que tienen seguridad. Sea lo que
sea que tengan que quiera, supongo que tendrá algo que es más valioso para
ustedes.
La línea se interrumpe y Eli vuelve a tomar el teléfono mientras mi
madre se vuelve hacia mi padre y le susurra algo al oído. Cartier se ocupó
de su motocicleta, cabalgando por el bosque cada vez que tiene la
oportunidad de mantener su mente alejada del hecho de que todo lo que ha
conocido es una mentira. No he tenido tiempo de sentarme con ella y
ordenar las cosas, pero la conozco. Ahora mismo, está acelerada. Solo me
arrancará la maldita cabeza de un mordisco. Necesito esperar el período de
reflexión de tres días.
—No la usaremos como cebo, solo digo —pronuncio las palabras que
sé que todos están pensando.
—Kyrin, no seas tonto. ¿Por qué usaríamos a tu hermana como cebo?
—pregunta mi madre con incredulidad.
Veo a mis dos padres con una mirada furiosa.
—… o ella.
Todos callan. Me frota de la manera incorrecta, así que busco al único
hombre que tiene un jodido tirón real en este círculo. Cuando una familia
habla, se callan por un Axton.
Kauis estira una pierna frente a sí, desabotonando la chaqueta de su
traje. Su cabello es más largo ahora, cortado alrededor del cuello de su
camisa.
—Lilith. —Dice su nombre y se me erizan los pelos de la nuca.
Estoy sobre mis pies antes de que pueda parpadear.
Los ojos de Kauis se acercan a los míos.
231
—Hijo, siéntate. Podemos resolver esto. Lilith, como sabemos ahora, es
mitad Kiznitch. También es parte de nuestra familia ahora. No permitiremos
que le pase nada. —Las manos de Eli están en mi brazo, tirando de mí hacia
atrás y lejos del centro de la habitación.
Encuentro a Lilith observándome con ojos muy abiertos, esperando mis
instrucciones. Buena chica. Finalmente, asiento, indicándole que vaya con
Kauis. Lentamente, se mueve alrededor del sofá y va hacia la parte
delantera, tomando asiento en la mesa de café frente a él. Mantengo la boca
cerrada, la mandíbula apretada mientras Eli mantiene su mano en mi
antebrazo como si me conociera de toda la vida y fuera consciente de lo
imprudentes que se vuelven mis manos cuando se trata de proteger a las
personas que amo.
—¿Qué sabes de Kennedy? —Su tono es gentil, pero su postura no lo
es. Es un disfraz. Si entra suave, ella se abrirá. Solo que Lilith no es como
las otras chicas a las que estaba acostumbrado. Por un lado, no es una niña.
A pesar de su edad, es toda una mujer, y además es una jodidamente letal.
No necesita a nadie para pelear sus batallas porque con mucho gusto lo
haría ella misma.
—Sé que es mi madre. Lo he sabido desde hace algún tiempo. —Lilith
hace una pausa, pero no es porque esté asustada. Es porque está
encontrando las palabras adecuadas para decir. Está escondiendo algo—.
Era nuestra terapeuta y doctora. La mujer a la que acudíamos si
necesitábamos hablar y la que se aseguraba de realizar todas nuestras…
pruebas. A través de nuestro entrenamiento de combate, también trabajó
en nuestras heridas. Era una todoterreno, aunque se reservaba para sí
misma. Silenciosa en las esquinas, hasta que... hizo lo que me hizo a mí.
Kauis parece estar satisfecho con su respuesta, mientras asiente y se
mueve hacia atrás… ligeramente.
—¿Sabes por qué puede que te quiera?
—Estaba pensando que quería más a Cartier, no a mí.
Kauis niega y estoy de acuerdo con él. Esto no tiene nada que ver con
Cartier, y todo que ver con Lilith.
—No. Si se tratara de ella, la habría tenido, o al menos lo habría
intentado. Se trata de ti.
Lilith mueve sus manos hacia la mesa de café. Observo cómo aprieta el
borde.
—Las Dolls, supongo. 232
—Continúa. —Kauis hace un gesto con la mano.
—No somos solo artistas con el espectáculo. —Entrecierro los ojos y
doy un paso hacia ella, pero Eli me empuja hacia atrás. Hijo de puta—.
Fuimos entrenadas en el ejército. Combate, armas, resistencia, lo que sea y
lo hemos superado.
—¿Es por eso que solo tenían dos guardias? —pregunta Kauis, y veo
que sus ojos se iluminan.
—Sí —dice Lilith—. Porque éramos su arma. Su arma definitiva.
—¿Y los hombres que mataste en el escenario? ¿Cómo surgió la idea?
Esta vez Lilith se detiene por más tiempo, y se gira sobre su hombro,
mirándonos a Eli y a mí por el rabillo del ojo.
—Mi amiga Bear, digamos que tiene un... pasatiempo.
—¿Oh? —Empujo mi brazo fuera del agarre de Eli, caminando
lentamente detrás de Kauis, necesitando mirar los ojos de Lilith. Necesito
captar la mentira mientras se desliza entre sus pecaminosos labios—.
¿Cuál? Si es importante para la historia.
—Lee las cartas. Tarot, ángel, y a veces… bueno, cartas criminales.
Tiene una venganza contra cierta raza. Hizo la lista de hombres a matar; yo
sólo realizaba lo que se tenía qué hacer.
—¿Pero eras la líder? —pregunta Kauis, y la veo mientras mantiene sus
ojos fijos en él.
No importa. Lo sé en el fondo de mi cerebro, si fue entrenada para esto,
sabe cómo mentir. Aunque tengo que estar seguro. No puedo arriesgarme a
perderla por error. No otra vez. Algo me dice que, si la cago de nuevo, será
la última vez que lo haga.
—Sí —responde sin problemas—. Porque confiaba en ella. La entretenía
y seguí los juegos que le gustaba jugar.
—¿Quién era? —pregunta Kauis, y veo el momento en que se congela.
Sus hombros permanecen rígidos, su boca se cierra con fuerza.
—No creo que ese sea mi secreto para contar, con el debido respeto.
Kauis se inclina y veo a Kohen salir de las sombras desde donde está
parado. Un sombrero de copa está en su cabeza, con su característico
maquillaje manchado debajo de los ojos. Casi puedo sentir la vibración de
su cuerpo pulsando alrededor de la habitación. Eso y la tensión de Lilith.
—¿Quién es Bear, Lilith? 233
Lilith finalmente rompe el contacto visual con Kauis y aterriza
directamente en Kohen.
—Dove. Dove Noctum Hendry.
29
Lilith
S
abía que Cartier no diría nada sobre Dove, pero si alguien iba
a exponer el secreto de Bear, tendría que ser yo. Siempre
tendría que ser yo. Observo como todos me ven con una mirada
en blanco en sus rostros.
—Estás mintiendo. —Entre todo eso, me olvidé por completo de que
Perséfone es la hermana gemela de Dove, por supuesto que King no me
creería. Parecería difícil de creer, pero Dove nunca habló de Perse. Había un
odio subyacente allí por Perse, creo, que provenía de algo oscuro y tóxico. 234
No sé qué hizo Perse o su historia, pero supongo que sea lo que sea, Dove
quería vengarse. Sin embargo, que les dijera esto no pondría en peligro a
Dove. Siempre me dijo que, si alguna vez lo necesitaba, podía presentarme
y exponer su secreto, que estaría lista para ellos si iban por ella, y sabía que
lo harían. Las otras cinco Dolls eran simplemente conocidas para mí. Pero
Bear fue diferente desde el principio.
—¡Ella no está viva! —King se acerca, sus ojos se dirigen directamente
hacia mí con una mirada malvada—. Si mientes sobre esto, Lilith, lo
consideraré castigable.
Casi me río, pero no lo hago.
—¿Qué carajos tengo que esconder, hmmm? Sí, no se suponía que
debía decirles quién era realmente Bear, pero ahora, ¿qué tengo que
esconder? En todo caso, quiero que todos me ayuden a encontrarla. Era mi
mejor amiga. Dependíamos una de la otra de una manera que era tóxica. La
necesitaba tanto como ella me necesitaba, y lamento decírtelo, Kingston,
pero supongo que hay cosas en las que Perse probablemente tampoco ha
sido honesta contigo.
King me ve con ojos entrecerrados.
—Entrarás tanto si Kyrin pelea como si no. Prefiero perderte a ti que a
Cartier. —Luego se va y mantengo los ojos fijos en Kohen. Las palabras de
King no me atraviesan el corazón ni me duelen, son un hecho. Arrojaría a
Perse a los lobos para salvar a Dove, así que no puedo culparlo por sentirse
así por mí. No soy una buena persona, y tampoco estas personas, pero la
única diferencia entre ellos y yo es que no pretendo serlo. Soy una maldita
amenaza, malvada e imprudente. Puedo vivir con ello. King no. Tiene que
fingir que su preciosa Perséfone es oro.
No lo es.
Es un maldito metal manchado.
Kohen comienza a acercarse. La comisura de mi boca se curva en una
sonrisa cuando se inclina hacia donde King acaba de partir. Estoy
agradecida de que Kauis no rompa el momento con sus ridículas preguntas.
Haré lo que tenga que hacer, por Bear. Por Cartier porque es por Kyrin. Pero
eso es todo. No buscaré una nueva familia, a pesar del lindo discurso de
Kauis.
Las manos de Kohen están en mi mejilla y exhalo un profundo suspiro.
—¿Cómo lo supiste?
235
Kohen se parece mucho a King, solo que mejor. Real, crudo.
Destructivo y siniestro. Igual que Dove es al lado de Perse. Con ojos color
verde musgo oscuro y gruesas pestañas, difumina la parte inferior con un
delineador oscuro con sombra kohl, intensificando su mirada. Su atuendo
también es diferente, pero no de una manera que parezca tonta, y más de
una manera que muestre cuánto da por todos.
Cero, por cierto.
—Pude olerla en ti.
—¿Oh? —bromeo, sonriéndole. Me acerca hasta que nuestras narices
se tocan y mis labios están cerca de los suyos—. ¿Puedes olerla mejor ahora?
—Busco sus ojos a pesar de que están tan cerca que no puedo distinguir el
color—. Apuesto a que puedes —le digo, mirando sus labios.
Su boca se curva en una sonrisa oscura.
—¿Puedo mirar la próxima vez?
Me deslizo hacia atrás para poner algo de distancia entre nosotros. Una
que dice seguro, ¿por qué no? De hecho, estoy casi segura de que te dejaría
unirte. Pero antes de que las palabras puedan salir de mi boca, una mano
está alrededor de la parte delantera de mi garganta, tirando de mi cabeza
hacia atrás hasta que veo a Kyrin que está detrás de mí.
Kyrin mira a Kohen.
—Seguro que te gusta jugar con mi dedo en el gatillo, Ko.
La boca de Kohen se curva terriblemente similar a la del Joker.
—Qué puedo decir, todos lo ponen demasiado fácil.
—Necesitamos un plan. Los Brothers pueden reunirse conmigo en la
tienda en dos horas. Necesito tener sexo con mi esposa —anuncia Kauis,
levantándose del sofá y caminando por la entrada. Kyrin suelta mi garganta,
rodeando la mesa de café y tomando el lugar en el que estaba Kohen.
Observa a todos salir de la sala de estar, dejando a Keaton, Killian y Sass
aquí con Eli. Una vez que todos están fuera del alcance del oído, me ve
fijamente. Juro que sus ojos se dilatan—. No entrarás allí con ella. Ni
siquiera sabemos de lo que es capaz.
Me río entre dientes, cruzando mi pierna sobre la otra.
—Lo haré, y no soy frágil, Kyrin. Puedo pelear contra diez tipos con los
ojos cerrados.
—¿Sí? —Aprieta la mandíbula—. Sin embargo, no puedes pelear contra
una bala, Lilith, y estoy bastante seguro de que eso es lo que pretende hacer. 236
—No —digo, sacudiendo la cabeza y mirando a Eli mientras se sienta
en el sofá individual en la esquina de la habitación. No ha dicho una palabra
desde que Benny llamó, como si estuviera calculando lo que hará a
continuación, o mirando demasiado de cerca...—. Ella no hará eso. Esa
mujer tenía más posibilidades que nadie de matarme. Si eso fuera lo que
quería hacer, habría muerto hace años.
—A la mierda los cambios, Lil. —Eli finalmente rompe su silencio—. La
gente cambia con las circunstancias. Estar viva en ese entonces no habría
sido un problema. Que estés viva ahora, para ella, podría ser un problema.
Todas las veces que estuve a su disposición. Mi vida ha estado en sus
manos en más de una ocasión, ¿cómo no iba a ver quién era todo el tiempo?
Lo que más me molesta de saber quién es, es que sabía lo que nos estaban
haciendo. A todas las personas que traficaron, pero no hizo nada. Vio cómo
nos violaban y lo clasificaba como entrenamiento. Por mucho que Kosta y
Kij tengan la culpa de todo, ella también necesita sufrir.
—Dado que Kohen no procesará el hecho de que Dove todavía está viva,
haré la pregunta que nadie más parece hacer. —La voz de Keaton se filtra a
través de mis pensamientos de venganza—. ¿Hubo un método para tu
locura, una razón por la que mataste a quien mataste?
—Sí —respondo con sinceridad, porque no hay razón para ocultarlo
ahora—. Dove no quería mancharse las manos de sangre. No es la chica que
probablemente todos están asumiendo que es, gracias a la narrativa de
Perse. Ella repartió las cartas, eligió a nuestra víctima y yo pude jugar un
juego de venganza. Si no quería repartir las cartas, se apegaba a los hombres
que lo merecían. Violación, asesinato... siempre encontraba una razón, y
estando en Patience, no era tan difícil encontrar objetivos viles.
—¿Entonces odias a los hombres? —pregunta Keaton, no en forma de
enojo, sino más comprensivo.
—Tengo a dos, así que diré que no... —Pongo los ojos en blanco,
alcanzando el bolsillo de Kyrin en busca de sus cigarrillos. Necesito uno. Lo
llevo a mis labios y enciendo el final, inhalando y exhalando—. A los
hombres que elegíamos, Dove los conocía. Los conocía a todos. —Mis
pestañas revolotean, sin duda mi piel palidece.
—¿Cómo? —añade Kyrin.
Niego.
—Esa no es mi historia para contar, pero se lo merecían. Cada uno de
237
ellos.
Saskia se sienta a mi lado, su brazo alrededor de mi espalda baja.
—Si entras, yo también lo haré.
—Vete a la mierda, Saskia —gruñe Killian—. No tienes nada que ver
con esta mierda.
—¡Incorrecto! —espeta Sass, mirando a Killian desde el otro lado de la
habitación—. Olvidas que también pasé tiempo allí. A mí también me
hicieron cosas. Si hay alguien que debería ir con Lilith, ¡soy yo!
—No —dice una voz desde la entrada—. Iré yo.
—Cállate la boca y vuelve a tu habitación. —Kyrin despide a Cartier sin
siquiera verla, ignorándola mientras se inclina hacia mí—. Iré a ver lo que
dice Kauis y resolveré esto. Yo iré contigo.
—Y yo. —Eli rompe su silencio desde el otro lado de la habitación—.
Entrarás con los dos.
—¿Qué hay de mi parte en esto? —Cartier se cruza de brazos. La hace
lucir linda, que es exactamente lo que es. Es la princesa de Kiznitch, y nadie
de su calibre debería caminar hacia la línea de fuego del enemigo. No
importa quién sea su papá. Sin embargo, no me molesto en decirles eso,
porque Kyrin no dejaría volar esa mierda. La chica ha sido resguardada toda
su vida. Ni siquiera la pondría en un ring de boxeo, y mucho menos contra
asesinos y luchadores entrenados.
El teléfono de Eli comienza a sonar y se pone de pie, saliendo por la
puerta corrediza al patio. Observo cómo sus ojos se conectan con los míos
una vez que la puerta está cerrada, su boca se abre y cierra mientras habla
con quienquiera que esté al otro lado.
—Está escondiendo algo —le susurro a Kyrin.
Kyrin inclina lentamente la cabeza hacia un lado, mirando a Eli
caminar de un lado a otro por el patio, con la mano en el bolsillo.
—Lo sé.
Envuelvo mis dedos alrededor de la barbilla de Kyrin, forzando sus ojos
a los míos.
—Si descubro que ambos me están ocultando algo, no seré responsable
de lo que les haga a sus dos bonitas caras.
Kyrin golpea mi mano.
—Linda nena. Realmente linda. —Se levanta del sofá y señala a
238
Cartier—. No irás a ninguna parte. Te quedarás aquí si tengo que encerrarte
en el dormitorio hasta que todo este dilema termine. De hecho, ¿por qué
diablos estás aquí?
El cabello rubio vuela por la habitación cuando una chica pequeña
entra, sus ojos buscan frenéticamente alrededor de la habitación hasta que
aterrizan en Keaton. Sus hombros se relajan mientras se dirige hacia él.
—¿Cuándo regresaste a Nueva York?
Keaton le toma la mano, tirándola hacia su regazo mientras aleja su
largo cabello de su hombro y le da un suave beso.
—Apenas hoy. Te extrañé.
—Yo también cariño. —Ella apoya la cabeza en el hueco de su cuello.
Me aclaro la garganta. Extraño. No pensé que Keaton tuviera a alguien
sentado sobre su pene. Levanto una ceja hacia Cartier, quien está haciendo
obvio que está haciendo todo lo posible para no mirar a Keaton.
—… Palmer. Qué bueno que estés aquí... —El tono de Killian es tan
confuso como todos nosotros—. Creo.
—¿Cuándo diablos pasó esto? —Kyrin señala entre los dos—. Pensé
que era casual.
Keaton pasa el lado romo de su navaja arriba y abajo del muslo de
Palmer.
—Aproximadamente una semana antes de que Cartier llegara.
La lengua de Kyrin humedece su labio inferior. Sacudiendo la cabeza,
sale de la habitación, dejándonos a todos aquí con Palmer y Keaton
incómodos.
Me vuelvo hacia ella.
—¡Hola! ¡Soy Lilith!
—No necesitas ser amable con ella, Lil. Es una maldita plebeya. No es
Kiznitch. —La mano de Sass está en la mía cuando me paro, mis ojos en
Cartier. Está haciendo todo lo posible por no ver a Keaton ni a Palmer
todavía, y ahí es cuando me doy cuenta de todo.
Keaton y Cartier tienen algo. Kyrin definitivamente los asesinará a
ambos.
Por ahora, mirándola retorcerse en su lugar con demasiado orgullo
para salir corriendo, le doy un pequeño apretón a la mano de Sass mientras 239
le sonrío.
—Estaré bien. ¿Recuerdas quién diablos soy?
Su rostro se relaja.
—Nunca podría olvidarlo, Lilith.
Dirigiéndome a Cartier, hago una pausa cuando nuestros hombros se
tocan, mi espalda está ahora hacia todos en la habitación.
—Ven. Necesitamos charlar.
Sus hombros se suavizan y una sonrisa se dibuja en su rostro.
—Sí. —Subo las escaleras, aunque no tengo ni idea de qué diablos estoy
haciendo ni a dónde voy. Tan pronto como estamos fuera de la vista y del
alcance del oído, Cartier da unos pasos por delante de mí, sonriendo por
encima del hombro—. Gracias por eso, por cierto. Por favor, no se lo digas a
mi hermano.
—Tu secreto está a salvo. —La sigo mientras me conduce por un pasillo
bordeado de puertas. Abre una, señalando una habitación—. Realmente no
quiero ser un daño colateral cuando explote, si sabes a qué me refiero.
—Gracias —responde suavemente. La habitación está llena de pasteles
turquesas y adornos blancos. Hay carteles de motos en la pared y collages
de fotos.
—¿Cuántos años tienes? —pregunto, mirando una de las fotos Polaroid
que está grapada en la pared.
Ella cae sobre su cama y la manta se enrolla a su alrededor.
—Veinte. Aunque por la forma en que me tratan todos los Brothers,
pensarías que tendría doce.
Me detengo en una foto de Kyrin, Keaton, Killian y King, todos
sosteniendo a Cartier mientras se estira sobre sus brazos. Lleva un vestido
blanco sin tirantes ni tacones. Cartier con tacones, supongo que fue un
evento.
Viene detrás de mí.
—Baile de graduación. Todos tuvieron que escoltarme, a pesar de que
toda mi secundaria sabía quién era y quién era mi hermano. La mayoría de
la gente sabía de Kiznitch por los espectáculos y aprendieron bastante
rápido a no molestarme.
—Ah —digo, colocando la foto de nuevo en el tocador—. ¿Debido a tu
hermano mayor, aterrador y psicópata? 240
—Bastante. —Se vuelve hacia mí mientras me bajo a la cama. La forma
en que la cubierta se amolda a mi alrededor me hace sentir como si estuviera
sentada en una nube—. Hubo un incidente hace años. Estaba en una fiesta
y un tipo trató de violarme con su novia en la habitación. Cometí el error de
no ocultarle mis lágrimas a mi hermano, y bueno…
—¿Bien? —pregunto, aunque ya sé la respuesta. De ninguna manera
en el infierno Kyrin permitiría que alguien que había lastimado
intencionalmente a su hermana pequeña deambulara libremente por el
mundo, robándole oxígeno a la gente.
—Él y la chica desaparecieron. —Pone los ojos en blanco—. Aún es un
caso sin resolver. Como todos… —Se desliza hacia su escritorio y la veo
mientras me escanea de arriba abajo—. Creo que lo que más me gusta de ti
es que no sabes lo hermosa que eres.
—¿Cómo sabes que no lo sé? Podría saberlo, pero no me importa.
—Bueno, ya sabes a lo que me refiero. No te pavoneas como si fueras
la perra más atractiva que existe. Simplemente, no te importa.
—No lo hace. —Niego—. Pero escucha, no puedes venir conmigo a ver
a Doc. Esto tiene que hacerse solo conmigo, a solas.
Sus ojos se posan en los míos. Casi tan azules como su cabello.
—Buena suerte tratando de escapar de Kyrin y Eli. Algo me dice que
estás más jodida que yo.
—Ahí es donde voy a necesitar tu ayuda.
Al instante.
—Estoy dentro.
H
a habido un puñado de veces en mi vida en las que supe que
la había cagado. Una de ellas fue cuando tenía doce años y
empujé a Cartier por una de las rampas de tierra en el
bosque que se encuentra detrás de nuestro valle, y la otra
vez cuando devolví a Lilith a Patience, pero ahora me acabo de dar cuenta
de que son tres.
Y eso los deja a los dos jodidamente desatendidos.
245
Tomo las llaves de la entrada a la casa principal de Nero, que se
encuentra ruidosamente en la cima de la montaña más alta de nuestro
pueblo, y abro la puerta detrás de mí. Las Cuatro Familias tienen su hogar
estable esparcido por todo el valle en forma de estrella Kiznitch, con la
mansión Axton en la punta, en la misma entrada del valle.
Estoy corriendo por la gran escalera de mármol cuando el Dodge de
Keaton sube por el camino circular y se detiene cerca de mí.
—Supongo que no querrás ensuciar ninguno de tus bonitos juguetes,
así que podemos sacar la Charger.
Agarro la manija y me deslizo en el asiento del pasajero.
—A mis autos no les importa ensuciarse.
—¿Incluso el Lambo?
—Incluso el Lambo. Conduce.
Keaton nos dirige alrededor del camino de entrada y salimos por la
puerta delantera con cables, por el camino que conduce a la casa de Killian.
Nadie está fuera de casa porque estamos bajo ataque. King y Perse
convocaron un cierre antes de que volviéramos a aterrizar en suelo
estadounidense desde Kiznitch, por lo que las calles están muertas.
—¿Sabes dónde están? —pregunta Keaton, mirándome por encima del
brazo. Keaton siempre ha sido mi viaje o muerte, igual que todos. Solo que,
con él, la mierda siempre ha sido diferente. En este momento, lo llevo
conmigo porque King y Kill tienen personas que los aman. Que los necesitan.
No quiere decir que Keaton no lo haga, pero estoy bastante seguro de que
Palmer no cuenta. Recibiría una bala por él antes de dejarlo caer.
—Estoy bastante seguro de que se desviaron. —Tomo el asiento trasero,
abro la cremallera de las dos bolsas de lona y compruebo si trajo lo que se
suponía que debía—. ¿Las cargaron?
—Sí. —Keaton pone el auto en marcha y lo guía hacia adelante, la
fuerza me arroja de vuelta a mi asiento—. Hay suficiente munición para
explotar.
—Bien. —Abro Instagram, haciendo una pausa cuando veo la foto que
Eli publicó solo once minutos antes. Su mano sobre el muslo de Lilith—.
Tontos hijos de puta.
—No creo que sean tontos —agrega Keaton—. Creo que Lilith es audaz
como la mierda, con razón, puede serlo. Puede pelear muy bien, y el otro 246
está, bueno... enamorado.
Golpeo mi muslo con mi teléfono, mis palmas pican por llegar allí.
Cuanto más tiempo estoy lejos de ambos, más siento que se me escapa el
control. Mi teléfono empieza a sonar cuando llegamos a la rampa de salida.
Al ver la foto de Lilith aparecer en mi pantalla de inicio, mi mandíbula
se aprieta. Deslizo el dedo para desbloquearlo y su cara en vivo está en mi
pantalla. Un maldito FaceTime. A esta chica le gusta bromear.
—Lilith —le digo con calma, mirando por la ventana a nada en
particular. Es más para calmarme—. Los mataré a los dos, joder.
—¿Cómo te enteraste? —dice, y juro por Dios que escucho que mi
teléfono se rompe en la palma de mi mano.
—¿Eso importa? —Mis ojos se mueven hacia su cuadrado—. ¡Los dos
hicieron esto a mis espaldas porque sabían que diría que no y que
esperaran!
—Exactamente, Ky, pero no podemos esperar.
—¿Oh? —chasqueo, mostrando mis dientes—. ¿Y por qué es eso
exactamente?
—Porque cuanto más tardemos, más tiempo tiene ella para planificar
algo. —Lilith suspira, y es la primera vez que veo una mirada de calma en
sus rasgos. Sus ojos se suavizan alrededor de los bordes—. No quería que
ninguno de ustedes entrara en esto. Es mi trabajo terminarlo, no el suyo.
—Ahí es donde te equivocas —le digo, viéndola mientras Keaton
continúa acercándonos—. ¿Dónde estás?
Gira la cámara para que vea a ella y a Eli, quien conduce.
—Nos está llevando a donde está ella. Tuvimos que conseguir algunos
refuerzos.
—¿King? —pregunto con ojos entrecerrados—. Sí, mira, esto todavía no
tiene sentido. ¿Por qué están involucrados los King en esto?
Eli debe arrebatarle el teléfono a Lilith porque ahora su rostro llena mi
pantalla.
—Deja de ser tan jodidamente mandón. Nos dirigimos hacia donde está.
Te enviaré la dirección.
Cuelga el teléfono, pero reviso mis contactos, sabiendo muy bien que
no me devolverá la llamada.
—¿Por qué están involucrados los King? —La voz de Keaton se escucha.
247
—No lo sé —digo, mi pulgar flota sobre el nombre de Killian—. Pero no
se involucran en una mierda que no les pertenece.
—Ese es precisamente el problema. Algo está mal.
Killian contesta el teléfono y lo pongo en altavoz para que Keaton pueda
hablar también.
—¿No podrías esperar diez malditos minutos? Mierda. Estamos en
camino.
—¡No! —grito, molesto de que incluso esperaran que hiciera eso—. ¿Lo
harías si fuera Sass?
Hay una larga pausa y casi pierdo lo que acaba de decir. No es hasta
que Keaton se aclara la garganta y aprieta el volante cuando me doy cuenta
de lo que acabo de admitir.
Cuando mis ojos se desvían de nuevo a la pantalla de mi teléfono,
encuentro la engreída sonrisa como una mierda de Killian mirándome.
—¿Qué? —chasqueo.
—Oh, nada, solo que sabes exactamente lo que acabas de admitir.
—¿Y qué? —digo, arqueando las cejas—. ¿No es obvio? Como si me
importara un carajo un polvo.
—Cierto. —Kill se ríe—. Le informaré a Kingston.
Se echa a reír y le doy la vuelta. Keaton todavía no ha dicho nada, pero
yo empiezo a enviar mensajes de texto con los detalles de la dirección de
Kennedy.
—Te estoy enviando a dónde vamos. ¿King está ahí?
—No. —Kill cambia de manos, caminando por la tienda—. Está con
Perse, pero nos iremos ahora. ¿Qué pasa?
—Eli se desvió hacia Riverside y recogió a los King. ¿Alguna idea de por
qué podría ser eso? Killian tiene más historia con ellos que cualquiera de
nosotros. No tanta historia, pero se llevaba muy bien con ellos y tenía una
extraña amistad con Nate Malum-Riverside. Sí, como en la ciudad.
La sonrisa de Kill desaparece.
—Eso es raro.
—Lo sé.
—¿Confías en él?
248
—¿En Eli? —pregunto, mirando a Keaton quien está esperando mi
respuesta. Paso mi dedo por mi labio superior—. Sí. Lo hago.
—Entonces estoy seguro de que es solo por refuerzos... —asegura
Keaton, pero la cara de Killian me dice que no lo compra.
Kill cierra una puerta al fondo.
—No, hombre. Los King no joden una mierda a menos que alguien haya
jodido a uno de los suyos. Nadie más valdría su tiempo.
—Sí —agrega Keaton sobre su brazo—. Y tienen... a Lilith. Lilith es
básicamente una de los suyos ahora si Eli la reclamó.
—En primer lugar —dice Killian, tomando asiento en un sofá de cuero—
. Lo llaman “la llamada roja”, un poco de sangre rara derramando mierda
sobre ser dueño de sus mujeres, y, en segundo lugar, no. Esto es otra cosa.
—Parece reflexionar—. Eli está ahí para otra cosa que no sea Lilith.
Garantizado.
Ignoro su teoría.
—Hijo de puta, saca tu trasero de ese asiento y encuéntranos allí.
—Tsk, tsk, sabes que nuestros padres perderán su mierda cuando se
enteren de que estamos haciendo esto.
Lo veo a través de la lente del teléfono.
—Me importa una mierda.
Confío en Eli. Creo que lo hice cuando lo conocí por primera vez. Son
sus ojos. No creo que nos hubiera traicionado. Joder, espero que no lo haya
hecho. Manejar a Lilith es bastante difícil, y mucho más a dos.
249
31
Eli
C
onfianza.
La mentira de nueve letras.
La herramienta definitiva para manipular.
Confían en mí. Ambos. Mientras yo... pero esto es mucho más profundo
de lo que incluso ellos pueden cavar. Podría enterrar mi todo en el
cementerio de Vitiosis y aun así no sería lo suficientemente profundo para
explicar lo que les oculté. Porque hay algo. Algo grande. Lo pensé durante 250
mucho tiempo, averiguando cómo decírselos, o incluso si debía hacerlo.
Lo cual no debería, había decidido. Pensé en enviarles a los dos
acertijos para dejar migas de pan detrás de mí, pero gracias a Bishop y a la
totalidad de Elite King en general, todos sabrían que era yo jugando.
Así que, en cambio, lo mantuve en silencio. Ahogué el ruido de los
secretos dentro de mi cabeza con sus espectáculos. Lilith. Kyrin. Me ahogué
en ambos y fingí que lo que sabía no destruiría todo ni a todos los que
pensaban conocer, incluidos unos a otros.
Así que aquí estoy. Llevando a mis hermanos a una guerra de la que
saben todo. Kyrin es inteligente, demasiado jodidamente inteligente. Se dará
cuenta de que hay más en esto por el hecho de que los King vendrán.
Ya sabrá que le oculté algo.
Pero más importante, de ella. Ella me lo agradecerá algún día. Aunque
supongo que hoy no será ese día.
Cierro la puerta del auto y me giro para ver los faros que están detrás
de mí. El sonido de pulidas importaciones europeas se detiene en el lugar,
cuando se abre la puerta del automóvil del Maserati de Bishop. Todos los
King viajan en vehículos negros con etiquetas, que tienen una calavera
coronada oculta detrás de los números que solo puedes ver bajo una luz
ultravioleta.
Las largas piernas de Lilith se estiran desde el lado del pasajero, botas
de cuero hasta los muslos, pantalones cortos de cuero blanco y un top corto
negro que se ata donde chocan sus pechos. Se ve pecaminosa como la
mierda, con su largo cabello cayendo por su espalda mientras se desliza en
su chaqueta de cuero y se la esponja por detrás. Lilith no es el sueño
húmedo de todo hombre; es la peor pesadilla de todo hombre con grandes
senos y botín asesino.
—¿Entramos por la parte de atrás? —pregunta, sus tacones hacen
ruido sobre el cemento. Escucho puertas abrirse y cerrarse en el fondo, pero
las ignoro porque en serio… esta jodida chica.
—Como que quiero comerte ahora mismo... —Muevo mi dedo por los
lazos de su blusa.
—Más tarde. —Se inclina sobre los dedos de los pies, sus labios rozan
los míos. Sonríe contra ellos—. Pero quiero jugar primero.
—¿Qué, como aquí? ¿O jugar como en más tarde? Porque tengo que
decir, y creo que hablo tanto por Kyrin como por mí, que ninguno está
realmente interesado en todo el asunto de la necrofilia... 251
Sus ojos se ponen en blanco y veo destellos de su rostro cuando tiene
un orgasmo.
—Quiero jugar aquí.
—Está bien, sí, veo el bombo... —Nate se ríe en el fondo, y finalmente
me doy la vuelta para encontrar a Bishop, Nate, Brantley y Abel mirando el
intercambio de Lilith y mío.
—Esto no es nada... deberías ver lo que hace...
—... jodido infierno —gruñe Brantley, interrumpiéndome—.
¿Jodidamente terminaste? Tengo que estar en casa a las diez porque Saint
está preparando este extraño postre para probar.
—Hermano… —murmuro.
—No me jodas, hermano —bromea, metiendo la mano en el bolsillo y
sacando su arma. Revisa la recámara antes de quitar el clip de seguridad—
. No conoces a las chicas y sus hormonas de embarazo.
Todos guardan silencio.
—De cualllllquier forma. —Lilith se aparta el largo cabello de la cara y
lo deja caer sobre el resto de su cabello como seda—. ¿Podemos ir a dejar
algunos cuerpos, o qué?
—Seremos amigos. —Nate engancha su brazo en el de Lilith,
dirigiéndola hacia adelante y tengo que contener un posesivo gruñido que
se quiere desatar.
Mientras vamos hacia la parte trasera de un muelle de pesca y a un
edificio viejo, destartalado y abandonado con grafitis de colores sobre el
cemento, Brantley se pone a caminar a mi lado.
—Sabes que será un trabajo de tiempo completo, ¿verdad?
—Sí —le digo, sonriendo—. Es por eso que ella es nuestro problema.
—Maldito infierno. ¿Estás listo para eso? —El sol se puso hace mucho
tiempo, así que me encuentro observando el suelo para asegurarme de no
pisar o subirme a nada que tenga sombra.
—¿Qué, la vida triple? —Pienso en los dos y en lo mucho que ya han
cambiado mi vida en tan poco tiempo—. Nunca podría imaginarme con uno
sin la otra. Entonces, sea lo que sea que eso signifique, seguiré adelante y
diré que sí, hermano. Sí, estoy listo para ello.
La mano de Bishop está en mi otro hombro. 252
—Estoy orgulloso de ti, pero quién carajos lo hubiera pensado. No solo
estás con un novio, sino también con una novia.
—¡Qué quieres decir! —Hago una pausa y Bishop sigue riendo mientras
continúa—. Soy el puto jugador de este grupo. ¿Cómo no están todos
sorprendidos?
—¡Eh! ¡Incorrecto! —grita Nate por encima del hombro como si hubiera
estado escuchando todo el tiempo. Lo que significa que estaba lo
suficientemente cerca para que Lilith lo oyera, pero no es algo que no le haya
dicho antes—. Yo era el jugador del grupo.
—¡Marcó su boleto de jugador en el momento en que Tillie puso su pene
en una correa, y lo sabe muy bien! —Estamos siendo demasiado ruidosos
para personas que se acercan a emboscar a alguien.
—Es divertido que no creas que tu pene también está atado, ¿Eli...? —
Lilith lanza hacia atrás. Casi puedo escuchar la risa de Nate burlándose de
mí.
—¿Sí? —Le devuelvo el fuego, con una sonrisa de suficiencia en mi
rostro a pesar de que sé que no puede verme—. Pero es lo que haces
mientras sostienes esa correa lo que a mi pene le gusta mucho.
Malditamente. Mucho.
—Sigue siendo repugnante. Es bueno saberlo. —Bishop niega, pero
todos nos congelamos en nuestro lugar cuando Nate y Lilith se detienen
inesperadamente, con las manos levantadas a un lado.
Una puerta de metal que se abre y se cierra de golpe pega con fuerza
en el aire. Saco mi arma de la funda de mi chaqueta, abro el seguro mientras
empujo a Bishop hacia atrás por el brazo.
—Sabes qué hacer si pasa algo...
—Hermano, sí.
—Bien. —Muevo mi brazo hacia arriba y troto hacia adelante,
asegurándome de estar frente a Lilith mientras continuamos caminando
entre las sombras. El sonido se vuelve cada vez más fuerte a medida que
rodeamos una pared de hierro fundido. Presiono mi espalda contra los
bordes.
—¿Me dirán por qué están todos aquí? —susurra Lilith con dureza,
sujetándose algo alrededor de los nudillos. Agarro su mano en la mía y la
acerco a mi cara.
253
—Brass Knuckles. ¿En serio? ¿Dónde está tu maldita pistola, Lil?
Saca su mano de mi agarre para atarse la otra.
—Yo soy mi arma. ¿Y por qué diablos están aquí los chicos de CEK?
Sin ofender. No me importa el atractivo visual...
Aparto la mirada de ella y veo hacia el edificio al que apuntamos,
escondido detrás del cobertizo abandonado contra el que nos empujamos.
—Porque necesitaremos refuerzos.
—¿Y por qué? —investiga, y sé que no dejará pasar esto.
—Porque hay más hombres en este edificio de con los que puedes pelear
sola.
Su rostro cae, como si no entendiera lo que estoy diciendo, así que
continúo.
—Kennedy, también conocida como tu madre, llamó a Bishop para
pedir protección mientras estaba aquí. Así es como nos enteramos de que
tiene más gente aquí, debido a que la rechazó.
—Bueno, ¡podrías haber dicho que sí, y luego podríamos haber podido
simplemente entrar! —Su gruñido es jodidamente lindo, así que me acerco
a su mejilla y acerco sus labios a los míos.
—No —le digo, apretando la parte de atrás de su cuello—. Porque
estamos casi seguros de que eso es lo que quería.
Lilith chupa mi labio en su boca y se frota contra mí.
—Entonces, ¿a quién tiene?
Estoy buscando sus ojos cuando las balas salen disparadas. La empujo
detrás de mi cuerpo, volviéndome para colocar un auricular en su oído.
—Si te pierdo, necesito poder seguir hablando contigo. Está conectado
con todos nosotros.
Presiona un beso en mis labios, pero antes de que pueda agarrarla de
nuevo, se suelta de mi agarre y comienza a correr hacia la puerta de entrada
con una fuerte risa, esquivando balas.
—¡Mierda!
—¡Te lo dije! —gruñe Brantley—. No estás jodidamente listo para eso.
Comenzamos a caminar hacia la puerta, disparando hacia donde
vienen las balas cuando un Dodge Charger derrapa al frente, bloqueando
nuestra vista. La puerta del lado del pasajero se abre y Kyrin sale con dos
254
AK atados a cada mano.
Me señala con uno, ignorando las balas que vuelan por todas partes.
—No he terminado con ustedes dos, pero ¿dónde diablos está ella?
—Oh… —Nate se ríe, empujando la pared y levantando una pistola
hacia la ventana del edificio, entrecerrando los ojos y apretando el gatillo—.
Te comerá jodidamente vivo. Una vez más, veo el bombo...
Lo callo y señalo el edificio, trotando adelante.
—Ella jodidamente entró.
32
Lilith
E
l sonido es ensordecedor, como explosiones en medio de una
guerra, atravesando mis oídos. Una punzada de culpa me
golpea el estómago por huir de ellos, pero sé que tengo que
estar sola para esto. La perra me quiere, para poder
tenerme... siempre y cuando mis chicos estén a salvo.
—Lilith… —grita Eli en mi oído. Mierda. Me olvidé de esta maldita
cosa—. Juro por Dios, que, si no esperas, papá Kyrin te azotará...
—¿Cómo estás hablando con ella? —Suenan más balas y me doy
255
cuenta de que vienen de mi auricular más que dirigidas a mí. Empujo una
puerta oculta una vez que llego al final del oscuro túnel, pero me detengo
cuando me encuentro en una habitación cerrada sin salida.
Me doy la vuelta para ver a dónde ir, pero la puerta no está.
Empujo mi dedo sobre el auricular para hablar.
—No sé dónde estoy.
—Ja, ja, muy jodidamente divertido. —Eli de nuevo. Pop. Pop—.
Inténtalo otra vez.
Doy un paso hacia adelante, tocando la pared con la palma de mi mano.
Fría y húmeda, como mi corazón.
—¿Eli?
—Sí, nena…
—Te amo. ¿También podrías decírselo a Kyrin?
Silencio.
Conozco este truco. Lo recuerdo de mi entrenamiento, y ni una sola vez
salí.
—Podrás decírselo cuando lleguemos a ti. —Eli está en una habitación
cerrada, sin más disparos de fondo. Su tono es tranquilo, sereno, como si
supiera que me volverá a ver.
No lo hará.
Fallé en esto cada vez. Fue un truco de la mente, y ahora que lo pienso
y sé lo que hace Kiznitch, está aquí para que alguien como ellos lo resuelva,
no yo.
Suena estática en un altavoz y dejo de moverme.
“Concéntrate en tu respiración, Lilith. Tienes esto”. Volví a mirar a Bear.
Por supuesto que diría eso… esto era fácil… para ella. Por alguna maldita
razón, superaba este desafío cada vez. “Tienes que concentrarte en tu
respiración. Tu mente es tu mejor herramienta aquí”. Le diría que mi mente
no es mi mejor herramienta en absoluto, pero me ignorará.
—Ah, tan predecible, hija mía… —Su voz es como un vómito que llega
desde el fondo de mi garganta—. Si sales de esta habitación, te permitiré
venir y hablar. Pero como sabes… —Se detiene, y cada segundo que pasa,
siento que mi ira hierve—. Siempre hay costos ocultos en esa habitación.
256
—Estoy lista —grito, amontonando mi cabello en la parte superior de
mi cabeza—. Olvidaste que creaste este monstruo. Dame lo mejor que
tengas.
“Lilith” de Ellise comienza a sonar y hago una pausa, perdiendo el
equilibrio ligeramente. ¿Cómo supo de esa canción? La risa resuena a través
de los altavoces y me doy la vuelta para enfrentar la puerta por la que entré,
esperando a que aparezca y se abra de nuevo. Me acerco, necesitando ver la
delgada grieta como el papel que delinea la salida. Justo cuando mi pie
aterriza frente a mí, el aire sale de mi pecho y me arrojan hacia atrás,
golpeando contra la pared al otro lado de la habitación.
Pasan los segundos cuando presiono las palmas de mi mano contra el
suelo y me pongo de pie. No tengo un minuto para evaluar la situación antes
de que un puño vuele hacia mi cara. Lo esquivo golpeándolo con el dorso de
mi brazo. Cuando su cuerpo cae hacia un lado, lo agarro por la nuca y golpeo
su cara contra mi rodilla antes de empujarlo y patearlo de nuevo en el pecho
con un grito. Cae al suelo lentamente, inclinando la cabeza hacia un lado.
Con su rostro completamente cubierto con una máscara táctica, se pone de
pie cuando otra puerta secreta se abre detrás de mí y las luces se apagan.
—Ah, me encanta esta parte. —Kennedy se está divirtiendo con esto,
como de costumbre.
—¡Te odio! —Siento la forma en que cualquier tipo de brisa roza mi
expuesta piel, cualquier sonido o movimiento. La canción se repite y la odio
aún más por eso.
—Ahora, sabemos que eso no es cierto. ¿Recuerdas? Eres Lilith
Patience. No sientes nada. —Esta habitación en Patience se usaba para
aumentar nuestros otros sentidos cuando uno era cortado. Uno es el aire de
sorpresa, el otro la vista, el último el oído. Bear navegaría a través de esto
porque si tiene la habilidad de la telepatía o cualquiera de las otras
habilidades que tienen Killian y los Brothers, podría manipular fácilmente
su salida—. Dime, Pequeño Diablo, ¿dónde están tus novios, hmmm?
Un mango se desliza en la palma de mi mano antes de que me empujen
hacia la nada de la habitación y un puño vuele hacia mi cara. Estoy cayendo
hacia atrás de nuevo. No es hasta que reconozco el peso de lo que estoy
sosteniendo que sé que es una espada. La agito alrededor de mi cuerpo,
moviéndola sobre mis brazos antes de cerrar los ojos y exhalar lentamente.
Lanzo mi brazo frente a mí hasta que siento que el filo de la espada conecta
con alguien. Las luces se encienden y abro los ojos, pateando el cuerpo con
la punta de la espada y mirando cómo el soldado cae al suelo. Me inclino, le
257
quito la máscara de la cara y suspiro de alivio cuando veo que no es alguien
que conozco.
—Bien —dice Kennedy, y siento el reloj dentro de mi cabeza girando,
haciendo tictac, contando los minutos hasta que consiga tener mi mano
alrededor de su garganta. Me doy la vuelta para enfrentar a quien sea que
pasó y me dio la espada, lamiendo sangre de entre mis dedos cuando veo
que es Bear.
Me sonríe, pero no llega a sus ojos.
—¿Estamos en guerra?
—Ah, nuestra pequeña Bear Grizzly. ¿Quién te dejó entrar aquí? —Bear
mueve su espada alrededor de su brazo, bailando y haciendo clic en su
cuello.
—Yo, perra. Me dejé entrar aquí.
—¿Qué pasó con tu voto de no asesinar? —le susurro, esperando el
próximo movimiento de Kennedy.
Bear se encoge de hombros.
—Estás en problemas, yo vengo corriendo.
—¿Traidora también, Bear? —murmura Kennedy—. Mmm. No puedo
decir que esté sorprendida. Ustedes dos siempre fueron demasiado
cercanas. Fui una tonta al pensar que fue platónico. —Bear tiene dos largas
trenzas de cola de pez a cada lado de su cabeza, que se arrastran sobre su
hombro. Está vestida de negro: pantalones cortos de cuero y su
característico crucifijo de ónix en el cuello.
—Cállate la boca, Ken. Envíalos a todos. —Paso mi lengua sobre mis
dientes, agarrando la espada en mi mano. Se abre una puerta y “My Own
Summer” de Deftones comienza a sonar fuerte. Sonido. Más hombres
vestidos con lo que llevaba el otro entran corriendo por la puerta, con el
rostro cubierto.
—¡Bear! Esto podría ser una trampa.
—¡Cómo! —grita de regreso. Tenemos alrededor de tres segundos antes
de que nos maten.
—¿Y si son los King o los Brothers?
Bear se encoge de hombros.
258
—Estás perdiendo tu ventaja, Pequeño Diablo. —Lanza su espada,
cortando a alguien en la garganta. Observo cómo su cabeza rueda por
encima de sus hombros y cae al suelo—. Entonces merecen morir.
Está en lo correcto. Aterrizo mi espada en otro, mientras alguien viene
detrás, pateándome en la espalda. Me doy la vuelta, el filo de la espada
atraviesa la habitación. La sangre se esparce por mi cara mientras corta la
carne. Dejando la espada sobresaliendo de mi última víctima, la coloco
frente a mí para usarla como escudo mientras otro dispara una ronda de
balas en su cadáver.
Lo arrojo a un lado y me volteo hacia adelante, balanceando mi pierna
hacia arriba y pateando al otro soldado debajo de la mandíbula, su cabeza
gira hacia atrás con un chasquido. Cae al suelo y me muevo para ayudar a
Bear, quien tiene a dos contra una. Saltando sobre un par de hombros,
aprieto mis muslos con fuerza alrededor de su cuello mientras me estiro por
encima de mi cabeza para balancearme de una barra de metal, girando mis
caderas hacia un lado hasta que siento la vibración de su cuello golpeando
mi muslo interno.
La euforia impulsa mi risa mientras la sangre se desliza por mi rostro,
cayendo entre mis senos. Libero su cuerpo hacia adelante justo cuando la
canción deja de sonar y mis ojos se posan en la puerta, donde todos los
Kiznitch y King están parados, mirándome con ojos muy abiertos. Mis ojos
giran sobre todos sus cuerpos.
—Oh, vamos... —Me balanceo abajo desde el poste, gracias, viejo
edificio de mierda, por tener algunos antiguos extintores construidos en el
techo, aterrizando en el suelo con un ruido sordo. No me doy cuenta de lo
que están mirando hasta que lo noto.
Bear.
—Jesús. —King da un paso atrás, agarrándose a la pared para
estabilizarse—. Kohen perderá la cabeza cuando te vea.
—No me verá —dice Bear, colocando la espada de nuevo en la funda de
su espalda—. No quiero verlo.
—Dove, está jodido de la cabeza. Tienes que verlo.
—¡Y ese no es mi problema, Kingston! —chasquea Bear, empujándolos
a todos—. Todos hemos peleado guerras que el otro no ha visto. Al menos
todos podemos estar de acuerdo en eso.
—¡Bear! —la llamo—. Ve y mira a dónde fue esa perra. 259
—En eso.
Kyrin y Eli se están acercando a mí. Uno con una orgullosa sonrisa, el
otro luciendo como si fuera a destrozarme con sus dientes desnudos.
Ambos me emocionan.
—¿Juegos previos? —Le levanto las pestañas a Kyrin, ya que siempre
es el gruñón y sé que necesito animarlo.
—Ni siquiera es jodidamente gracioso. —Empuja mi boca hacia la suya
por la parte de atrás de mi cabeza, antes de agarrar a Eli por la barbilla con
la otra. En este momento, solo somos dos niños pequeños regañados—.
Ambos tendrán suerte si pueden caminar durante el resto de la semana.
—¿Cómo me encontraron? —pregunto, rodeando los cuerpos, mientras
veo a los otros dos chicos que están junto a la puerta—. Supongo que aún
no nos hemos conocido formalmente. Hola, soy Lilith. —Les extiendo la
mano a ambos, solo para reírme, porque de ninguna manera me tocarán.
Solo que ambos deslizan su mano en la mía, estrechándola con fuerza
y empujando su cabeza.
—Soy Nate, este es Bishop, y el melancólico que se fue para asegurarse
de que la pelirroja no muera es Brantley.
—Los notorios Elite King. He oído mucho sobre ustedes.
El que tiene el cabello más oscuro mira por encima de mi hombro,
trazando la línea de cuerpos que dejé.
—Sí, algo me dice que nada de lo que escuchaste te sorprendió.
—Ni un poco. —Le toco el hombro y lo rodeo con una sonrisa en el
rostro.
Tan pronto como paso sobre el último cuerpo, me detengo en seco
cuando veo a Kennedy de pie cerca de la puerta que se abre y lo que sea que
haya detrás. A simple vista, este lugar parece cambiante y ruinoso, pero
para alguien como yo, que está acostumbrada a todas las migas de pan que
deja Patience, lo veo todo completamente vestido.
—Me querías. —Volteo el cuello, caminando directamente hacia ella—.
Me tienes.
—¡Ah! —Levanta un dedo y cinco familiares cuerpos la rodean. Las
Dolls me ven fijamente con una mezcla de miradas. Principalmente
confusión. Las conozco a todas y hubiera hecho cualquier cosa por ellas. Lo
que sea que Kennedy les dijo debe ser una buena mentira para tenerlas
defendiéndola contra mí. En todo caso, pensé que estaban conmigo—. Te
260
estás olvidando de una cosita.
—Te puedo asegurar que no. —Doy otro paso lento y siento a Eli y Kyrin
a mi lado.
—No. Tú sí. —Curva su dedo hacia otra persona—.Ven. Sabes lo que
tienes que hacer.
—Qué demonios… —Eli se pone frente a mí, volviéndose sobre su
hombro hacia Kyrin y hacia mí—. ¿Qué estás haciendo? Regresa aquí.
—No puedo, Lil. Hay algo que tengo que hacer. Lo siento. —Sus ojos
caen al suelo, antes de cuadrar los hombros.
—Oh, lo olvidaste. —Kennedy comienza a levantar un dedo con cada
palabra—. Sorpresa, vista, sonido, engaño. —Comienza a reír y, por primera
vez, me pregunto cómo diablos esta mujer podría ser mi madre.
… No, lo puedo ver ahora.
Tomo el brazo de Eli, tirando de él hacia mí mientras Kyrin dice:
—¿Qué diablos estás haciendo?
Eli se vuelve hacia nosotros dos, con una mano en mi barbilla y otra
en la nuca de Kyrin.
—Algún día, tendrá sentido para ustedes. Lo prometo.
—No. —Doy un paso adelante—. No tienes que hacer esto. —Me empujo
frente a él, con los ojos puestos en Kennedy—. Tómame a mí. Yo iré. Déjalo
aquí.
Soy jodidamente arrastrada hacia atrás hasta que choco contra el duro
pecho de Kyrin, con el dedo de Eli apuntando en medio de mi garganta.
—Joder, no lo harás. Esta fue mi elección, Lil. ¿Ves a esas chicas? Eso
es lo que ella quiere que veas. Hay un maldito ejército esperando abajo para
escoltarnos. Nunca hubo un plan para que ninguno de nosotros saliéramos
de aquí con nuestras vidas, a menos que se hiciera este intercambio.
—¿Pero por qué? —solté, viendo entre los dos—. ¿Qué tiene Eli que
puedas querer...?
La piel alrededor de los bordes de sus ojos se suaviza y lleva mi palma
a sus labios. Me aprieta tres veces para obligarme a mirar a los suyos, y lo
hago, a regañadientes.
—Solo ten paciencia, ¿de acuerdo? —Sus dedos se doblan detrás de la
parte de atrás de mi cuello, acercándonos a Kyrin y a mí. Su pulgar se
desliza en mi boca—. Y te amo también. —Mi corazón se rompe en pedazos
261
y estoy bastante segura de que aterrizan en su bolsillo.
Las lágrimas se deslizan por mis ojos. He llorado solo dos veces en mi
vida. Esta es la segunda. Sé que nunca lo volveremos a ver. Una vez que se
haya ido con ella, lo matará cuando termine con él, y no habrá una cosa que
pueda hacer para detenerlo. Doy un paso adelante de nuevo, pero Kyrin me
agarra con su brazo. Alguien está gritando y mis ojos están borrosos. No
puedo ver lo que está pasando, y no es hasta que me arde la garganta que
me doy cuenta de que la que está gritando... soy yo.
Kyrin envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, sosteniéndome en
mi lugar mientras Bear aparece frente a mí.
—Las Dolls los escoltarán abajo. Ahora necesito preguntarte algo serio,
Lilith. ¡Oye! —Me da una bofetada y todo vuelve a la vista. Como si me
arrojaran un balde de agua helada, me mantengo erguida.
—¿Qué?
—Las Dolls están aquí por la seguridad de Eli. Te sirven, lo sabes. Los
acompañarán a ambos al auto y luego volverán aquí. Por ti.
—Bear, no puedo. Esto es demasiado. ¿Por qué se lo llevó? Lo matará.
—Doy vueltas, mirando entre todos los King—. ¿Es por eso que están aquí?
¿Para ver a su maldito amigo ir hacia la muerte?
Bishop es el primero en acercarse, con los hombros hacia atrás y los
ojos fijos en mí. Es todo negocios, lo cual es sorprendente para su edad.
—En tres días, iré a verte. En tres días, esto tendrá sentido. Hasta
entonces, necesito que ninguno haga nada imprudente. No lo busques. No
pelees contra Kennedy. Eli tiene razón. Nunca saldríamos de aquí con vida
sin su intercambio. Debes confiar en lo que te estoy diciendo, en lo que
acaba de hacer. Al menos durante tres días.
Aprieto el brazo de Kyrin, pero mis ojos se quedan en Bishop.
—No puedo vivir sin él, Bishop. ¿Entiendes eso? —Empiezo a
hiperventilar, mi respiración es corta y en pánico.
Por primera vez desde que conoció a Kyrin, su boca se suavizó lo
suficiente como para sonreír.
—Hablando históricamente, seguro que sí. Sin embargo, todavía estoy
tratando de hacer que el mío funcione conmigo, así que déjame un poco de
holgura también.
—¿Nada imprudente? —digo en voz alta, aunque ni siquiera confío en 262
las palabras que salen de mi boca—. Pero no he pasado ningún tiempo lejos
de él desde que estuvo aquí.
—Te volviste dependiente de él para ciertos aspectos que Kyrin no
puede darte, y Kyrin te da elementos que Eli tampoco puede, y estoy seguro
de que también sientes lo mismo por ellos. Lo entiendo. —Nate señala con
el dedo entre nosotros dos—. Es casi como...
—... hijo de puta, si intentas agregar el nombre de Madison a esta
ecuación, el próximo cuerpo que caiga será el tuyo —dice Bishop con calma
mientras todavía me sonríe.
—Todavía tema delicado. —Nate me guiña un ojo—. Pero lo entiendo.
Los próximos tres días serán difíciles. Solo trata de mantener las cosas
claras.
—Una pregunta más… —digo, aunque la bilis que sube por mi
obstruida garganta sabe mucho a ira—. Eli una vez me dijo que los King
tienen juegos y acertijos. ¿Este es uno de ellos?
Bishop se pasa la lengua por el labio y lo veo. Veo un destello del caos
que puede ofrecer.
—Tres días.
33
Kyrin
C
uando te has acostado con tus demonios toda tu vida, la
muerte siempre parece ser la mejor opción. Eli no es muy
diferente a mí en ese aspecto, y eso es lo único en lo que
puedo pensar de por qué haría las cosas de la manera que las
hizo. Está listo para la muerte. Maldita esperanza, porque la próxima vez
que lo vea, me aseguraré de acercarlo lo suficiente para oler su puto veneno.
Tres días no es nada, puedo manejarlo bien. Son los secretos con los que no 263
puedo lidiar. Maldito CEK y su mierda. Sabía que estaban detrás de algo.
No había forma de que Eli estuviera merodeando por Mayhem solo por mi
pene y la vagina de Lilith.
Bueno, quizás sí de Lilith...
Justo cuando regresamos al valle, Cartier sale corriendo de la casa,
saludando a sus espaldas.
—Para que lo sepan, un par de padres están en el búnker esperándolos
a todos. —El búnker está justo entre la casa del lago y la casa de Killian,
enterrado bajo tierra y solo se puede acceder a él por una trampilla de acero.
Su espacio es tan grande como dos campos de fútbol y es donde hacemos…
mierda más cuestionable. Quiero decir, hay un maldito horno ahí abajo...
solo digo.
—Genial —murmuro, viendo que Lilith continúa pasando las puertas
del lado de King y Perse, sin duda regresando a la casa del lago.
—¿Sabe que es como una caminata de tres horas hasta la casa del lago?
¿Y está herida? Tiene mucha sangre. —Las preguntas de Cartier no hacen
nada para calmar mi ira. Agarro el cuello de mi camiseta y me la quito,
envolviéndola alrededor de mis nudillos que todavía están sangrando.
Los ojos de Cartier se posan en ellos.
—¿Qué diablos pasó y dónde está Eli?
Me aparto de ella, me subo a mi moto que está estacionada en el camino
y la enciendo. No me preocupo por las preguntas de Cartier, porque sin duda
solo habrá más. Necesito llegar a ese maldito búnker, y necesito llegar allí
ahora. Obviamente, nuestros padres saben algo que nosotros no, y cuanto
más tiempo esté aquí esperando, más tiempo tienen para decidir que no nos
lo dirán.
—¡Te enviaré al Doc!
Aprieto el acelerador y me lanzo hacia adelante, molesto por la cantidad
de espacio que ocupa todo en mi cabeza. Necesito ir a hablar con nuestros
padres y luego salir a la pista para aclarar mi mente. Escucho el resto de
las motocicletas de los Brothers gritar detrás de mí, pero no me molesto en
ver. Todos nos dirigimos al mismo lugar, y sé que, si se le da el tiempo
suficiente, uno de ellos me hará enojar.
Levantando el soporte de mi moto, comienzo a caminar hacia la
escotilla que conduce al búnker cuando una mano llega a mi brazo.
—Ky…
264
Me vuelvo hacia King.
—¿Qué?
—¿Vamos a hablar de todo lo que pasó?
—No. —Me doy la vuelta, pero me detiene de nuevo.
—Necesito decirte algo…
—No quiero escucharlo, King. —Aprieto el pestillo de metal para
levantar el sello hermético, sus siguientes palabras me golpean como una
tonelada de ladrillos.
—Él se fue, hermano. Le dio diez años.
—¿Qué? —Entrecierro los ojos—. ¿Qué quieres decir con diez años? ¿Y
quién diablos es esa persona Kennedy en realidad si tiene suficiente fuerza
para joder no solo con nosotros, sino también con los King? —Doy otro paso
hacia él, inclinando la cabeza—. ¿A menos que sepas algo que yo no?
—No lo hago —dice King, sus ojos clavados en los míos. King es un
maldito mentiroso, pero no lo es ahora. Es un hombre de orden y estructura,
y mentirá si fuera necesario, pero esto no entra en esa categoría.
—Pero entiendo lo que estás diciendo. Lo único es que conocemos a
Kennedy y Patience, Ky. Ya terminaron. Lilith tiene a las Dolls a su
disposición. Ella mató a Kij, el último corredor en pie, y ahora Kennedy está
huyendo y desesperada. Tenemos al último de sus soldados, mira ahí abajo.
—Señala a la entrada del búnker—. Así que no, no creo que sea alguien a
quien no conozcamos.
—¿Y qué? —pregunta Killian, apoyándose en su moto—. Entonces ella
tiene algo que queremos.
—Sí. —Miro a Keaton y a sus pequeños dos centavos—. Tiene al puto
Eli.
Killian niega.
—No, hombre. Es otra cosa. Tiene algo sobre Eli o los King. Lo está
usando como una forma de mantenerse con vida.
Abro la escotilla y la tapa.
—Estoy a unos tres segundos de matar a alguien y prefiero hacerlo sin
que nuestros padres esperen.
Engancho mi pie en la escalera y me muevo hacia abajo, dejándome
caer sobre el piso de concreto una vez que toco el fondo. El búnker está 265
diseñado en una gran línea, con habitaciones separadas por diferentes
razones. Me dirijo por el pasillo, las luces se encienden sobre nosotros
cuando pasamos. Tener a los Cuatro Padres aquí debería ser alarmante,
pero debido a todos los eventos actuales, no tengo ninguna duda de que
están aquí más para hablar de negocios y menos sobre lo que ha estado
sucediendo con Patience.
Una vez que llego a la sala de conferencias, abro la puerta a todos. Una
mesa rectangular se encuentra en medio, con sillas de cuero escondidas
debajo. Una sola luz cuelga del techo, flotando justo encima de la mesa, y
un solo televisor cuelga en la pared opuesta a donde está sentado Kauis.
—Qué bueno que todos estén aquí. —Nuestras madres no están aquí,
así que eso es una ventaja, ya que la mayoría de ellas son las que manejan
el estrecho barco—. Tomen asiento. —Kauis señala las sillas vacías—.
Probablemente todos se estén preguntando por qué los llamé aquí hoy, y
apuesto a que están equivocados.
Saco mis cigarrillos, esperando a que dé una charla sobre cómo
tenemos que volver a la carretera o que haremos una gira internacional para
recuperar el dinero perdido, como si lo necesitáramos. No lo hacemos.
Midnight Mayhem es una empresa comercial de mil millones de dólares, y
las familias de los Brothers de Kiznitch están todas en la lista de Forbes.
Pero como siempre dice mi papá, la razón por la que somos como somos es
porque todos trabajamos para llegar allí. Los multimillonarios no se vuelven
perezosos; se vuelven más ricos.
—Sé lo que Patience tiene sobre Eli Rebellis, pero cuando les diga la
siguiente información, debo tener su palabra de que no saldrá de esta
habitación. —Hago una pausa, el cigarrillo cuelga entre mis dientes. Kauis
curva su dedo y una mujer sale de las sombras, su rostro completamente
vestido con un velo de seda negro. Lleva una bandeja de plata, una que he
visto muchas veces antes.
La señalo con mi cigarrillo.
—¿Nuestra palabra no es suficiente? ¿Quieres un juramento de sangre?
Kallisto, el padre de Killian, se gira en su silla para vernos a todos.
—Esto es más profundo que tú, Kyrin. Más profundo que cualquier
cosa que todos pudieran haber hecho. Todos entraron imprudentemente en
lo que podrían haber sido sus propias muertes, ¿todo para qué? —Nos mira
a todos, y de repente soy un niño otra vez y el tío Kal no pudo mojar su
galleta en el tarro de galletas—. ¿Por tu orgullo?
266
—Escucharás esta vez. —Kauis de nuevo, mientras enrolla la caña de
un grueso cigarro entre sus dedos. Le hace un gesto a la joven y ella
comienza su recorrido alrededor de la mesa mientras cada persona se corta
el dedo y deja caer su parte de sangre en la taza—. Eli se fue. No lo busques.
Aprieto la mandíbula. Joder, no lo haré.
—¡Kyrin! —rompe mi padre y mis ojos vuelan hacia los suyos—. Esto
es serio.
Tomo el antiguo cuchillo, presiono la punta contra mi dedo y dejo caer
mi sangre sobre el papel que está extendido. Vuelvo a colocar el cuchillo en
la bandeja y miro a mi padre y a Kauis.
—Lo sé, pero te estás engañando si crees que no voy a encontrar a Eli
y a montar el infierno mientras lo hago.
—Hijo. —El tono de Kauis se suaviza. Es extraño en él, ya que siempre
usa la fuerza. Incluso con sus palabras—. Te garantizo que no lo buscarás.
34
Lilith
C
uando entré por primera vez en esta casa, pensé que era
demasiado grande. Demasiado enorme, al menos para solo
dos dormitorios. Me equivoqué. Ahora, teniendo a las seis
Dolls dentro, sin incluir a Bear, podría ser más grande.
Siempre me han admirado. Lo sabía. Fuimos criadas juntas en su mayoría,
o al menos todas excepto Wolf.
—Todas tenemos que hablar. —No es mi mejor comienzo para el
discurso que he estado recitando desde que llegué aquí, pero lo aceptaré. 267
Me aferro al hecho de que en tres días obtendré información sobre Eli. En
tres días, incluso podría verlo.
Las seis están sentadas alrededor del salón. Dos en el suelo, tres en el
sofá más largo, una en el sillón. Wolf es la única con la que realmente
hablaba que no fuera Bear. Está Bee, quien tiene el cabello color miel que
le cae por la espalda, con ojos a juego. Es más alta que todas, mide alrededor
de uno cincuenta y cinco. Luego está Siren, quien tiene el cabello largo y
oscuro y extraños ojos almendrados. No parece normal. De hecho, es
extraña en general. Aunque... han dicho cosas peores de mí. Lamb es joven,
con cabello oscuro y rizado y piel oscura. Es la que atrae a todas las demás
chicas. Tiene una bondad sobre ella que ninguna de nosotras llevamos. La
necesitamos mucho, al menos lo hacían. Solo confiaba en su comodidad
para el resto de ellas. También ve a través de la mierda, así que no puedo
quedarme a su alrededor. Y luego está Puppy. Con ojos de cierva y cara en
forma de corazón, es la fantasía húmeda de todo hombre cuando se trata de
tener sexo con las amigas de sus hijas. Todas las Dolls están creadas para
la perfección. Sin embargo, sus personalidades, bueno...
Wolf, con sus ojos grises y cabello rubio, vi mucho de mí en ella cuando
se convirtió, que fue justo después de conocer a Eli. Fue arrancada de un
lugar en Suiza y rota, quebrada y moldeada para ser lo que es ahora.
Da golpecitos con los dedos en el mango.
—Estamos a tu disposición, Lilith. Sabes que no nos inclinamos ante
nadie más que tú.
—Ya no estamos en Patience. —Las miro a todas, estudiando sus
rostros—. Pueden ser libre ahora. Vivir la vida que quieran vivir.
El silencio es fuerte. Todos sus cerebros intentan trabajar con las
palabras que acabo de decir.
Lamb es la primera.
—No queremos hacerlo. Queremos quedarnos contigo. —Están
condicionadas para esta vida, a tener dueño y amo.
Cerrando los ojos, me masajeo las sienes. Pero cada vez que los cierro,
Eli me está mirando.
—Muy bien. Denme un segundo, ¿de acuerdo? —Todas pestañan hacia
mí. Tomo el teléfono de la mesa y me dirijo a la cocina, marcando el número
de Perse. Ella y yo no hemos hablado desde su hostilidad.
Responde.
—¿Lilith? —Su tono es diferente, pero no me importa. Necesito un plan
268
y no creo conseguirlo sin ella. Tengo que respetar que dirige este programa
y que todo tiene que pasar por ella antes de que se asiente en mi cabeza.
—Soy yo. ¿Podemos hablar?
—Espera. —La escucho arrastrando los pies en el fondo, y apoyo mi
teléfono contra mi oreja, volviéndome para ver qué están haciendo las Dolls.
Wolf encendió la televisión, el volumen de los altavoces subió a un nivel lo
suficientemente alto como para ahogar la conversación que estoy a punto
de tener—. Está bien, soy toda oídos. Habría ido allí, pero comencé un ritual
en el que no salgo una vez que se pone el sol. Me baño, me pongo mi
mascarilla, escucho música trap y hago la cena. Estoy intentando todo el
asunto de la maternidad, en lo que probablemente todavía fallaré —divaga,
y mi ojo se mueve. No sé cómo la maneja alguien como King, pero, de nuevo,
si se parece en algo a Bear, que supongo que tendrían que tener algunas
similitudes, tiene toda una caja secreta de personalidades que solo abre
para las personas que ama—. Lo siento, estoy divagando. El embarazo me
ha vuelto rara.
Sí, estoy seguro de que eso es...
—Está bien. Si significa algo para ti, lo cual estoy segura de que no es
así, ya que me odias y todo eso, creo que serás una gran madre.
Hace una pausa y escucho un gemido antes de una pesada exhalación.
—No te odio. Te odié, pero eso fue porque pensé que estabas aquí para
lastimar a mi familia. Kyrin es mi familia, para que quede claro. Estos chicos
actúan con dureza y rudeza, pero en el fondo, todos necesitan que alguien
los cuide, y hasta que tengan la suya, yo soy esa persona. Cuando apareciste
en escena, no me agradaste al instante porque lo supe. Sabía que estabas
con Patience y tenía razón. Aunque me alegro de que todos los de allí estén
muertos.
Me congelo, mi dedo que estaba golpeando el mostrador de mármol se
detuvo en el aire.
—¿Todos muertos? ¿Eso es lo que te dijeron?
—Bueno, aparte de los que tenían en el búnker, y las Dolls como las
llaman, sí. —No sabe que Dove está viva.
King está tan jodidamente muerto.
No es mi secreto para contar, y Perse y yo no somos lo suficientemente
amigas como para sentirme obligada a contárselo, así que paso a la razón
por la que la llamé.
269
—Sí, en realidad es por eso que llamo.
—Quieres que se queden.
—Bueno, para ser honesta. —Me levanto del taburete y me dirijo a la
nevera en busca de una bebida. Algo sin alcohol. Me decanto por la leche—
. No estaba segura si quisiera quedarme.
—No —dice Perse, mordiendo algo—. Tienes que hacerlo. Eres Kiznitch,
y, además, sabes demasiado... —Entonces le dijeron algo, porque sabe que
mi madre es originaria de Kiznitch. Odio las mentiras y los secretos. Son
solo minas terrestres verbales. Nunca se sabe cuándo te pararás sobre una.
—Bueno, me quedaré, lo decidí. Necesito actuar. Necesito ser libre, lejos
de todo y de todos, aunque sea solo por unos minutos.
—De hecho, te daré más de unos minutos.
—Déjame decir lo que necesito decirte primero. —Tomo un sorbo de
leche, deseando tener un porro para calmar mis nervios. Malditos Kyrin y
Eli. Me gustaba más cuando no me importaba—. Las Dolls, necesito que se
queden. Puedo administrarlas para asegurarme de que tengan un conjunto
diferente cada vez, pero creo que pueden ser útiles para el espectáculo.
Hacer algo diferente.
—Hmmm —murmura Perse—. ¿Qué harán?
—Es más lo que no pueden hacer. Todas, obviamente, bailan, actúan,
cantan. Pero pueden hacer cualquier cosa siempre que estén juntas. Estaba
pensando en tubos. Una escena sexy con ellas haría que la gente se
entusiasmara, y me di cuenta de que no tenías bailarinas de tubo.
—Cierto. Era algo que estaba buscando hacer, pero por la forma en que
todos se están queriendo últimamente, la probabilidad de que alguna de las
chicas esté en el tubo es pequeña, considerando que los Brothers parecen
tener una racha psicópata una vez que orinan en su lugar. —Parpadeo.
Cuanto más hablo con Perse, más me siento a gusto con ella. Su ruidosa
naturaleza es refrescante después de ser mordida con su rencoroso
mordisco cuando la conocí por primera vez. Todo está cayendo lentamente
en el fondo de mi mente.
—¿Entonces qué dices?
—Digo que sí —está de acuerdo, y escuchar la respuesta de ella me
tranquiliza instantáneamente. Ahora puedo pensar en formas en las que
puedo trabajar con ellas—. Siempre que entiendas que cualquier cosa que
hagan, tú serás la responsable. Puedo descansar sabiendo que Patience está 270
muerto ahora, y por lo que King me ha dicho, esas chicas te ven como a una
diosa, así que cuento solo con esas dos cosas para permitir esto. Mantenlas
en línea.
—Lo haré. —Alejo mi vaso, apretando mi teléfono en mi mano. Esto
debería darme algo que hacer durante tres días.
Tres malditos días.
—Tengo que irme. King regresará pronto de la conferencia con los
Padres, y cada vez que está con ellos, necesita al menos cuatro horas para
relajarse.
—Suena tedioso.
—Estoy siendo una buena esposa.
—Alguien tiene que hacerlo...
Se ríe, finalmente una risa de verdad.
—No eres mala, Lilith.
—Igual. —Cuelgo y me vuelvo para ver a las Dolls, que están viendo un
extraño documental en la televisión. ¿Qué diablos haré con ellas y dónde
diablos está Kyrin? Entro en el salón y, como robots, todos sus ojos me
siguen—. Buenas noticias. Todas permanecerán en Midnight Mayhem. Me
responderán a mí, pero respetarán a todos aquí y las tratarán como a mí.
—No podemos hacer eso y lo sabes. —Wolf y su ágil boca.
Suspiro.
—Lo sé, pero ¿podrían intentarlo?
Todas asienten.
—Lo siguiente que necesito decirles es que se quedarán aquí esta
noche, pero solo hay otro dormitorio y este salón. Tres pueden dormir en la
habitación y tres aquí, o pueden sacar los colchones y dormir todas en ellos.
No me molesta. Mañana, después de que todas hayamos dormido lo
suficiente, encontraré algo más permanente. —El dinero no es un problema
para mí. Tengo acceso a las cuentas a las que tuvo acceso Kosta cuando
estaba vivo. Legalmente, todo se me pasó a mí. No soy rica en Kiznitch,
obviamente, porque casi nadie lo es, pero estoy bastante bien—. Les
conseguiremos algo de ropa y también lo resolveremos.
Todas me ven sin comprender. Oh, Dios. Será como intentar contener
a gatos callejeros. Cruzo los dedos frente a mí.
—Midnight Mayhem es diferente. Supongo que no tengo que decirles 271
todo eso porque la mayoría de ustedes ya lo saben. Aquí, ganarán su propio
dinero y tendrán su propia vida. Estoy aquí para guiarlas y ser lo que
necesiten que sea, pero mi esperanza para todas es que eventualmente no
me necesiten tanto como ahora. Sin embargo, espero que se queden en el
espectáculo, sea lo que sea que elijan hacer.
—Lilith —susurra Lamb, acercándose para tocar mi mano—. No somos
tan malas como crees. No somos robots, tenemos esto. Algunas —miró de
reojo a Bee y a Puppy—, podríamos necesitar un poco más de tiempo para
adaptarnos, si sabes a qué me refiero.
Aprieto su mano en la mía.
—Gracias, Lamb. —Pongo los ojos en blanco—. Otra cosa, por favor
comiencen a usar sus nombres originales nuevamente. No puedo
recordarlos, así que comencemos con eso y luego podremos ver una película.
—Me inclino y le tiendo la mano a Lamb—. Soy Lilith.
Lamb mira mi mano antes de deslizar la suya en la mía.
—Jesenia.
Bee es la siguiente.
—Devney.
Siren asiente.
—Goldie. —Luego aparta la mirada tímidamente—. No preguntes.
Puppy me sonríe.
—Victoria. —Tiene sentido. Parece una Victoria.
Finalmente, me muevo hacia Wolf, quien me sonríe con llamas
hirviendo detrás de sus ojos.
—Me quedo con Wolf.
277
35
Eli
Hace años.
M
i teléfono sonó en mi bolsillo. Miré a Bishop y a Nate con
una ceja levantada.
—Número desconocido.
Bishop se lamió la muñeca, atravesando mi casa y hacia la puerta de
entrada. 278
—Contesta. Somos los que enviamos los mensajes de texto y hacemos
las llamadas telefónicas desconocidas, no al revés.
—¿Qué, como una libélula? —Sostuve su mirada—. ¿Podemos brillar
para ellos, pero ellos no pueden brillar para nosotros?
—Exactamente. —Dio un movimiento de cabeza—. Lideramos el camino,
y ellos lo siguen. Como una libélula.
Esperé hasta que cerró la puerta detrás de él y de Nate antes de sacar
mi teléfono, desbloquearlo y llevarlo a mi oreja.
—¿Qué?
—¿Habla un Rebellis? —La voz al otro lado del teléfono no era
reconocible. Estaba seguro de que no lo conocía.
—¿Por qué? —Empecé a ver alrededor de mi casa. Solo unas pocas
personas conocían este número, pero supuse que, si lo querías lo suficiente,
sería fácil averiguarlo.
—Necesito un favor —dijo simplemente, y los pelos de la parte de atrás
de mi cuello se erizaron.
—Ahora, ¿por qué haría eso? ¿No quieres calentarme un poco primero?
¿Quizás darle un poco de lubricante?
La línea se quedó en silencio. Puse los ojos en blanco.
—¿Quién habla y qué quieres? —Estábamos en lo más profundo de la
mierda con la chica nueva en la escuela; no tenía tiempo para esto.
—Te enviaré algunas fotos. Si no quieres que esto salga, querrás
escucharme y querrás hacerlo muy atentamente. —Mi teléfono sonó y lo bajé,
haciendo clic en el enlace que envió. Eran fotos de mi hermano Brantley y otra
chica cuando era niño. Fotos feas.
Apreté los dientes.
—¿Quién diablos habla?
—Necesito un favor, y debe ser entre tú y yo.
Me reí entre dientes, subí las escaleras y regresé a mi habitación.
—No acepto órdenes de nadie, y si sabes quién soy, entonces sabes que
tampoco guardo secretos de mis hermanos.
—Lo harás esta vez, porque esa foto puede dañar a tu mejor amigo, y
además de eso, sabes que no quieres ser quien le diga lo vil que es su propio
padre. —Estaba en lo correcto. No lo deseaba. Lucan Vitiosis era un monstruo.
Uno con el que nadie quería tener un problema. Sin embargo, entrenó a su hijo 279
monstruo perfectamente. Estaba casi seguro de que Brantley estaba tan
jodido como su padre, pero cuando pensé en la foto que acababa de ver, tal
vez había una razón por la que era como era. Pero ¿quién era la chica de la
foto con él? Parecía joven. Ingenua. Inocente.
—Habla. —Agité la cortina fuera del camino para ver hacia el camino de
entrada, verificando cualquier movimiento.
—¿Alguna vez has oído hablar de los hermanos de Kiznitch? —Palidecí.
—¿Cual eres?
—Kyrin. Neron.
—Ahhh —chasqueé la lengua, moviéndome a través de la habitación
para sentarme en el sofá que estaba escondido en la esquina. Apoyé mi tobillo
sobre mi rodilla. Ese whisky se veía bien ahora mismo. Verifiqué la hora en
mi Rolex. Mierda. Eran solo las diez de la mañana—. ¿Por qué me llamas?
—Tengo una hermana.
—Lo siento por ti. Debe ser horrible. —Las palabras rebotaron por las
paredes de mi fría y muerta casa. Ser el hermano menor de uno era divertido
hasta que nuestros padres morían y solo éramos él y yo. La única razón por
la que se nos permitía seguir viviendo sin guardianes era porque, bueno,
éramos Elite King. Teníamos tanto dinero como poder. Intocables.
—Acabo de golpear a un tipo que la violó esta noche.
—Felicitaciones. ¿Cómo lo hiciste? ¿Fue interesante?
—Vete a la mierda.
—Mmmm, ¿no te gustaría...? —Alcancé el whisky de todos modos porque
esta conversación podría volverse interesante rápidamente.
—No, no lo haría. Mira, me dijeron que eras la persona a la cual llamar
si necesitaba protección adicional en Nueva York.
Miré a la distancia.
—No puedo imaginar a un Brother Kiznitch, hijo de los Cuatro Padres,
necesitando protección.
—No... ni yo. Es para mi hermana.
—¿Es atractiva?
—Hijo de puta, si pones un solo maldito dedo encima te lo cortaré. King
o no.
Volví a poner los ojos en blanco y sorbí mi bebida. Esperé hasta que el 280
líquido quemó los vellos de mi garganta antes de responder.
—Bien. Envíame los datos de su escuela. ¿Algo que deba saber? ¿Algo
que quieras que haga?
—Sí —agregó Kyrin—. Quiero que te asegures de que no sepa que la
estás vigilando. Como sabes, no puedo estar en suelo estadounidense todo el
tiempo. Necesito a alguien aquí para vigilarla.
—Hecho.
Me recosté en mi silla después de colgar con él, con una sonrisa en mi
rostro.
—Mmm, esto podría ser divertido. —Pero incluso mientras los
pensamientos pasaban por mi mente, supe que no lo haría.
No me metería con ella, y no era solo por el secreto de Brantley que
estaba escondiendo en su casa que no nos había contado. Era porque bueno,
carajos, ni siquiera sabía por qué...
36
Lilith
L
a música suena a través del sistema de sonido y pulsa
directamente en mi sangre, como una vía intravenosa que me
conecta con el artista. Le quito la botella de Grey Goose a
Cartier y voy al escenario.
—¡Muy bien! —La agito, señalando a todas las Dolls que nos están
mirando a Cartier, Saskia, Maya y a mí.
Dejo la botella en el suelo.
281
—Perse aceptó que bailen en el tubo.
—¡Bien! —agrega Wolf—. Eso es algo que todas podemos hacer.
—Y disfrutar —dice Jesenia, moviendo su cuerpo con el sonido. El
alcohol me está calentando de adentro hacia afuera y, de repente, dos días
no parecen tan lejanos. Para nada. Esta fue una gran idea.
El teléfono comienza a vibrar en mi mano y le hago señas para que
salten al escenario.
—Inventen un poco de mierda sobre la marcha. Yo me ocuparé del
resto. —Doy un paso atrás hacia las chicas, caigo en una de las sillas y abro
mis notificaciones. Aparece Instagram y deslizo el dedo para ver mi perfil.
No lo he visto mucho últimamente. Con todo lo que ha estado sucediendo,
me ha costado mucho encontrar alguna mierda que dar por esa aplicación.
Seguidores 734.8k Siguiendo 11
Suspiro, masajeando mi cabeza.
—¿Qué significa Instagram?
—Significa que les gustas —dice Maya, entregándome un porro a medio
fumar.
Tomo el humo marrón de ella y lo llevo a mis labios.
—Bueno, son terribles jueces de carácter.
—Chica, tu personaje no es la razón por la que te siguen… —Saskia se
ríe, sosteniendo su vientre.
—¿Quién le dio marihuana? —pregunta Cartier, poniendo los ojos en
blanco—. La vuelve estúpida.
—Mmmm —canta Sass, con un brazo sobre su vientre y el otro sobre
sus ojos—. No sé. Me siento realmente bien en este momento.
Maya está en su teléfono, revisando su página de inicio cuando se
detiene, se mueve hacia atrás y hace una pausa.
Miro hacia lo que ella está viendo y desearía no haberlo hecho. Se siente
como si un puño de hierro hubiera atravesado mi pecho y me hubiera
arrancado el corazón y lo hubiera arrojado al suelo.
—¿Qué carajos?
—Mira, he visto este patrón —Maya ve a Saskia—… sin decir nombres.
Está haciendo esto para llamar la atención.
Cartier observa por encima del hombro de Maya, haciendo una pausa
en su solitario baile de fondo. 282
—Ahhh. —Su tono es tímido, como si estuviera aburrida o hubiera visto
la misma mierda varias veces antes. Probablemente lo ha hecho—. Ni
siquiera lo tomes en serio. Ese es mi hermano alejándote. Está desesperado.
Claramente. —Cartier retrocede, salta a una silla y hace rodar su cuerpo al
ritmo de la música. La voz de Ed Sheeran se filtra por el espacio. Amo la
música de Ed, pero no está tan loco como para sacarme de este pánico.
—Sí, bueno, estoy demasiado jodida para esto. —Tomo un trago largo
de alcohol, abro la aplicación en mi teléfono y hago clic en Instagram—
¿Dónde están?
—Esta noche hay una fogata en medio del valle. Mira, en cualquier otro
caso diría que sí, enloquece. Que se jodan los dos, ¡pero! —Maya toma mis
manos, alejando la botella de mis labios—. Tengo una mejor idea. ¿Quieres
jugar?
Busco en sus ojos verde oscuro con una mezcla de azul.
—Depende. ¿Qué sugieres que haga?
Maya chupa el porro, expulsando una espesa nube de anillos de humo.
—Hay una casa rodante en la que estoy casi segura de que no querrás
ingresar. —Se inclina—. Y resulta que uno de los hombres allí es el marido
de nuestra pequeña doctora. Y digo marido a la ligera.
Me levanto de mi silla, rozando su mano con la mía.
—Iremos.
—¡Adiós! —Saskia nos saluda, sin moverse de su lugar. Es una extraña
sensación, saber que cualquiera y todos pueden existir y vivir dentro de esta
pueblo y nunca tener que preocuparse por su seguridad.
Maya nos dirige fuera de la carpa, donde saludo a las Dolls que ya están
tomando forma con su baile. El clima fresco de noviembre me golpea en la
cara y me abrocho aún más la cremallera de la chaqueta de cuero, deseando
haberme puesto pantalones de verdad esta noche en lugar de la falda corta
y las botas hasta los muslos. Al menos están forradas de piel, supongo.
Las luces solares se alinean en la salida y la entrada de la tienda, así
como en los caminos que conducen a las casas. Maya nos dirige alrededor
del frente de la tienda y hacia un claro en un bosque.
Hago una pausa.
—Maya…
—Oh, vamos… —bromea, caminando hacia atrás mientras mantiene 283
sus ojos en mí—. ¿Asustada?
Poniendo un pie delante del otro, paso a empujones por delante de ella
y entro en el claro. Las ramitas se parten bajo mi tacón y las hojas se juntan
mientras el frío viento muerde el aire. Hay un camino por el que Maya nos
dirige, solo que esta vez, sin luces.
—¿Se quedan en el bosque? —pregunto, arqueando la ceja.
—Sí y no. Prefieren el estilo de vida de una casa rodante y una cabaña,
así que se quedan en el bosque, sí. Cuando lo piensas, es más tranquilo.
—Supongo —agrego, moviéndome a través de las ramas caídas que
necesitan ser removidas—. Siempre me ha gustado el bosque, pero no sé si
podría comprometerme a vivir en uno. Sin embargo, sé que es ahí donde
Bear siempre se ha sentido más en casa.
Las llamas se encienden y la música me lleva hasta donde hay un grupo
de hombres y algunas mujeres alrededor de una fogata. Sin embargo, no es
la fogata lo que me distrae, y si soy honesta, lo cual soy, no puedo contarles
ningún detalle sobre la mayoría de las personas aquí en este momento,
porque todos están desnudos y teniendo sexo, todos menos uno.
Él está en una silla, con los vaqueros desabotonados y sin camisa. El
cabello oscuro se esparce por su ancho pecho y una barba le llega hasta el
cuello. Grueso, oscuro y varonil.
Mierda.
Tiene una cabellera llena, aunque en este momento tiene un
desordenado peinado. Nos encuentra a Maya y a mí al instante, justo
cuando se lleva la botella de cerveza a los labios.
Pateando su pierna, empuja su cabeza.
—Maya, esta ya no es tu escena, boo. Date la vuelta ahora.
—Oh, lo sé. —Maya toma mi mano entre las suyas, acercándome a la
escena. Hay algunas cabañas en la distancia, autos caros y una casa
rodante. Es agradable estar aquí, casi como si estuvieras a un mundo de
distancia de The Village—. ¿Pero has oído hablar de Lilith?
Sus ojos encuentran los míos, su rodilla se agita mientras encierra los
labios debajo de los dientes. Cuanto más me acerco a él, más veo su edad.
No parecía tan viejo desde la distancia, pero ahora lo veo alrededor del borde
de sus ojos, ojos que son tan oscuros como todas las pesadillas que he
tenido.
—Lo hice. Lo último que supe es que tampoco pertenece aquí. 284
—Ah. —Maya se golpea la sien—. Pero ahí es donde te equivocas.
¿Verdad, Lil? —Ambos me ven, pero estoy demasiado ocupada estudiando
lo que sucede a mi alrededor para responder. Antes de que pueda decir algo,
estoy caminando hacia las personas más cercanas. Dos chicas y un chico.
Una chica monta la cara del hombre, mientras la otra rebota en su pene
como si fuera su juguete favorito.
Pongo mis dedos sobre su espalda desnuda. De un hombro al otro, los
paso antes de detenerme en su cabello. El cabello largo, limpio, rubio
decolorado le cae por la espalda, y lo envuelvo alrededor de mi puño con
fuerza, tirando de su cabeza hacia atrás. Ella me ve con ojos azul celeste.
Sonríe y un hoyuelo se hunde en su mejilla izquierda.
Manteniendo mis ojos fijos en el hombre barbudo, quien ahora está
apoyado en sus muslos con un interés despertado en sus ojos, paso mi
lengua por el borde de los labios hinchados de la chica, antes de besarla con
fuerza. Ella continúa montando el pene en el que está mientras mi lengua
juega con la suya. Pasando mi dedo por el costado de su cuello, aprieto su
pezón y lo muevo mientras muerdo su labio inferior.
No es hasta que veo hacia arriba y atrapo a Maya que me doy cuenta
de que está filmándome.
—No te asustes. Solo mis amigos cercanos tienen mi Snapchat.
Me encojo de hombros, continuando mi paseo alrededor de la pareja,
inspeccionándolos mientras actúo intrigada, pero la verdad es que no lo
estoy. El sexo es un arma para mí, y es la única que aprendí a usar durante
la mayor parte de mi vida. Sé cómo utilizarlo cuando es necesario y sé
cuándo manipularlo. Esto de aquí no es más que yo acariciando mi arma
como un gran juguete brillante. Amo los juguetes casi tanto como Kyrin,
solo que no rompo los míos. Les doy todo lo que siempre quisieron antes de
hacerlos inclinarse en mi presencia. Los hago depender de mí hasta que no
pueden respirar sin estar cerca de mí.
Y ahí es donde Kyrin y yo somos diferentes.
Pero también donde chocamos él y yo.
El sonido de los cuerpos golpeando se mezcla con el bajo intenso de
The Weeknd, y antes de que me dé cuenta, vuelvo al hombre barbudo.
—¿Frío? —pregunta, señalando mi chaqueta.
—Solo donde importa —respondo, desabrochando mi chaqueta y
dejándola en el suelo, quedándome en nada más que un pequeño bralette
que tiene lazos negros alrededor de mi caja torácica. Paso mis dedos por mi
285
cabello, arrastrándolo fuera de mi cara. No tengo ninguna duda de que Maya
está tomando fotos o enviando Snapchats, pero ya no me importa. Aquí es
donde necesito estar ahora mismo, porque si Kyrin quiere alejarme,
entonces tendrá que hacerlo más duro de lo que puedo tirar.
Mi largo cabello cae sobre un hombro mientras me apoyo en sus
gruesos muslos. Sus ojos se oscurecen cuanto más me acerco.
—Tus ojos realmente son de color lila.
—Lo son... —susurro, inclinándome mientras paso mi nariz por su
mandíbula.
—Jesucristo... —maldice en voz baja—. Eres diferente.
—Me han dicho eso. Pero aquí está la cuestión, tenemos un tipo de
interés común.
La comisura de su boca se mueve, pero no lo suficiente como para
llamarlo una sonrisa.
—Parece que sí.
—Entonces, ¿qué quieres hacer al respecto?
Su mano está en la parte de atrás de mi trasero antes de tirarme
directamente sobre su regazo. Mis piernas se abren y cuelgan a los lados
mientras clavo mis manos en su largo cabello, tirando de su cabeza hacia
atrás.
—No me toques a menos que diga que puedes hacerlo.
Ahora él sonríe y veo como su lengua se escapa y humedece su labio.
—Entiendo. ¿Problemas de límites?
—No. —Paso la palma de mi mano por su garganta y aprieto—.
Problemas de hombres.
—Qué tal esto… —dice, golpeando mi mano. Lo suelto hasta que inhala
profundamente. Tomando un trago de su cerveza, señala la casa rodante
detrás de él—. Mi amigo hace todos nuestros tatuajes. ¿Qué tal si entras
allí, y te haces algo? Esta piel desnuda me está poniendo ansioso y luego
podemos hablar de lo apretada que se sentirá tu dulce y pequeña vagina
envuelta alrededor de mi pene.
—Hmmm… —Ya no estoy interesada en el gran y aburrido hombre
debajo de mí, me levanto de la silla y me giro para mirar a Maya, quien
todavía sostiene su teléfono, pero sonríe—. Maya, vuelvo enseguida. 286
Me despide.
—Ve a buscar la cosa, chica. Estaré aquí para el espectáculo. —Antes
de abrir la puerta de la casa rodante, la escucho decir—: Y no estoy hablando
de sexo...
37
Kyrin
S
iempre me he considerado inteligente. Quiero decir, todos
también lo hacen. Nunca tomé decisiones tontas y siempre me
aseguré de atarme el pene, pero últimamente, desde que Lilith,
Eli y yo, principalmente Lilith, entramos, me he encontrado
jodido en la cabeza en más de un sentido. Estoy seguro de que el superpoder
de Lilith está extendiendo su oscuridad a las personas que la rodean, por lo
que no tiene que vivir sola en ella. Ya saben, en lugar de simplemente 287
moverse hacia la luz.
Kylie se frota sobre mi entrepierna, justo cuando mi teléfono comienza
a bailar contra mi pierna. Kylie, o como la mayoría de la gente la conoce
como Doc, ha sido una de mis preferidas durante un par de años. Ella y yo
tenemos un acuerdo, aunque las líneas entre ella y yo se difuminaron en
otra ocasión. La enderezo y está bien para ella. La saco de mi regazo, alcanzo
mi teléfono y veo un Snapchat de Maya. Por lo general, la ignoraría, sabiendo
que probablemente sea un vínculo a una organización benéfica en la que
quiere que todos invirtamos dinero, lo que hacemos, a menudo, o alguna
nueva rama de hierba que encontró, pero hago clic en ese molesto fantasma
amarillo porque sé que está con Lilith esta noche y conozco a las mujeres
Kiznitch.
Suelen tocarnos como un violín.
Kylie se inclina y presiona sus labios contra mi cuello.
—Iré a tomar una copa, entonces, ¿estás listo para llevarme a casa?
—Sí —murmuro, mi desinterés en ella es casi vergonzoso.
Abro Snapchat justo a tiempo para escuchar a Keaton estallar en
carcajadas. Malditos. Por supuesto que se transmitió en vivo para que todos
puedan verlo, porque ¿por qué no se conformaría con atormentarme con
fotos? Tenía que hacer una declaración.
Miro cómo Lilith comienza a caminar alrededor de la fogata de The
Woods, interesada en el sexo que ocurre a su alrededor.
Me recuesto en mi silla, con una sonrisa en mi boca. Esta es Lilith en
su campo de juego. Sé lo que está haciendo. Puede estar en este juego todo
lo que quiera, pero no cambiará la verdad, que es mía.
Toda jodidamente mía.
Incluso si ahora mismo, estoy siendo un idiota.
Besa a Angelica, agarrándole los pechos antes de continuar caminando
alrededor de la pareja y cerca de Luce.
Al instante, me siento con la espalda recta en mi silla. Malditamente no
lo haría. ¿Estar con otra mujer? Lo que sea. Sabe bien. Soy un caballero, no
voy a privar a otras mujeres de al menos probar la mejor comida que alguna
vez tendrían, pero ¿otro hombre? Diablos no. Rodarán cabezas.
Mi sonrisa se va y estoy frunciendo el ceño a mi teléfono.
—Maldita Maya. Es todo nuestro karma, creo —grita Killian en el
fondo—. Sin embargo, solo digo, joder, Lilith es otra cosa. No es una mujer 288
para cruzarse.
Cuando tira de su cabeza hacia atrás y le dice que solo la toque con su
permiso, me pongo de pie de un salto y mantengo mi teléfono bloqueado
mientras me dirijo a The Woods. No está lejos de aquí, a unos veinte minutos
a pie, así que, si me voy ahora, tendré tiempo para calmarme y no matarlos
a los dos. Y arrojar a Maya allí también, por si acaso.
—¡Tranquilo! —grita Keaton, trotando detrás de mí—. Yo iré. Asegúrate
de no matar a nadie.
—¿No deberías estar ocupada haciendo que tu pequeña novia civil te
atienda el pene?
Él no responde, no es que me importe porque todo lo que sigo viendo
es lo que está sucediendo en mi teléfono. Lilith comienza a caminar hacia la
casa rodante de Fallon. Fallon es nuestro artista, no solo de tatuajes, sino
también de producción. Hace todos los fondos y el trabajo de los medios
para la promoción.
Me enfrío, reduciendo el paso mientras nos dirigimos hacia el claro.
—Ella está en casa esperando. Necesito contarte algo sobre ella.
—¿Qué? —grito, volviéndome hacia él—. ¿No la tomas en serio y solo la
estás usando?
—No. Mierda.
—¿Bien, qué? —Llegamos al claro y sigo por el camino que conozco
como la palma de mi mano.
—No importa. —Niega. Siempre trato de tener más paciencia cuando se
trata de Keaton, por su pasado, pero el imbécil me pone a prueba—. ¿Le
constaste a Lilith sobre Eli?
La verdad de repente me pesa.
—¿Qué? ¿Parece que se lo he dicho?
—Hechos —afirma Keaton, y me detengo cuando llegamos a la fogata y
los ojos de Luce encuentran los míos. Maya, la pequeña mierda, está al otro
lado bailando al son de la música, perdida en su aturdimiento. Ignoro el
programa de sexo a mi lado.
—¿Dónde está? —pregunto, aunque sé que está en la casa rodante.
—La envié a hacerse un tatuaje. Pensé que te daría tiempo suficiente
para traer tu trasero aquí y reclamar el que es, con mucho, el trasero más
atractivo que he visto en mi vida. —Luce inclina la cabeza—. Sabes que me 289
gustan locas, Ky. Es como salsa picante para mí, todo lo demás sabe
insípido.
—¿Sí? —solté, pasando junto a él—. Bueno, tu salsa picante querrá
gotear en mis bolas si no vas a buscarla.
Abro la puerta de la casa rodante, justo a tiempo para que Lilith se
siente después de acostarse.
Me ignora, moviendo dedos.
—Ahora quiero las letras KING sobre mis dedos y REBEL sobre mi dedo
índice en una fuente diferente. Pensaré en el último tatuaje que me haré.
Fallon me mira desde detrás de sus lentes.
—¡Qué pasa hermano! ¿Es tuya?
—¡Ah! —Lilith levanta el dedo—. Sin hablar. —Aparta su cabello de su
cuello cuando atrapo el tatuaje recién entintado. La pequeña escritura es
como un collar alrededor de su cuello en pequeña letra cursiva. No puedo
ver lo que dice desde donde estoy parado, y sé que se quedará aquí hasta
que esté satisfecha, así que tomo asiento en una de las sillas y veo que
Fallon continúa con sus dedos. Pienso en gritarle. Estrangularla. Gritarle
mientras la estrangulo. Pero todos los escenarios terminan con mis bolas en
el fondo. No puedo tenerla. Ella no me querrá. Él. Ninguno de los dos. Solo
estoy haciendo el viaje más rápido.
Tan pronto como el zumbido de la pistola de tatuajes se detiene, me
doy cuenta de que no sé cuánto tiempo he estado sentado aquí, con la
cabeza movida hacia atrás y perdido en mis pensamientos. Pero tuve
suficiente tiempo para pensar. La amo. Lo amo a él. Al diablo con lo que
ambos quieran, les daré lo que necesitan.
Me levanto de mi silla, alcanzando a Lilith.
—¿Terminaste?
—Sí. —Me muestra una sonrisa que tiene una línea directa con cada
emoción que enterré—. ¡Mira!
Mueve sus manos hacia arriba, y efectivamente, Fallon tatuó King en
sus dedos en una mano, con Rebel en su dedo medio, pero por otra parte,
también tiene a Kyrin tatuado en cada dedo, con la estrella de Kiznitch sobre
el mismo dedo medio.
—Sé que estás ocultando algo, Ky. —Se acerca a mí y siento que me 290
sudan las palmas de las manos.
—Lo hago.
—Entonces me lo dirás. Esta noche.
Niego.
—Vamos. Vamos a casa.
Me sigue por la puerta, y cuando comenzamos a ir de regreso, dejando
a Maya bailando con su propia melodía con Keaton, espero hasta que
estemos solo ella y yo y nada más. El camino de regreso a la casa del lago
es un poco más largo, pero en todo caso, lo necesitamos.
—Para que quede claro, si intentas huir de mí, te atraparé.
—No soy de las que huye. Prefiero simplemente matar lo que esté en mi
camino. —Me sonríe, y si no fuera por la luna llena, no habría podido
atraparla—. Kyrin, ¿qué sucede? Ambos vienen a toda velocidad a mi vida y
derriban todos los muros que alguna vez se construyeron alrededor de mi
humanidad, y ahora me dejan expuesta y lidiando con sentimientos con los
que nunca antes había tenido que lidiar.
—¿Como los celos? —bromeo, aunque sé que no debería. No es mi estilo
jugar así, principalmente porque no me interesa, y cuando sé que quiero
algo, es mío. No jodo después de eso. Pero cometí un error. Por
desesperación, tomé una decisión, pero en el fondo sabía que era la
equivocada. La verdad es que, aunque nunca le diría esto, ella y yo tenemos
sentido. Cree que nunca funcionaríamos sin Eli, pero se equivoca. Prefiero
tener a uno que no tener a ninguno.
Su puño vuela hacia mi brazo y me río, envolviendo mi brazo alrededor
de su cuello y atrayéndola hacia mí. Beso la parte superior de su cabeza.
—Necesito decirte algo, pero me costará, para que lo sepas.
—¿Te costará? ¿Cómo?
—Hice un juramento de sangre. Nos lo tomamos un poco en serio
aquí... —Estoy siendo generoso. La gente ha muerto por menos. No necesita
el estrés de eso además de lo que voy a decirle, así que lo dejo fuera. Lo
manejaré como lo hago, con suerte sin que esté allí para verlo.
Busca en mis ojos.
—¿Qué pasa, Kyrin?
—Cuando te diga esto, necesito que no te salgas de control. Tengo un
plan y Kill está de camino a la casa del lago en este momento. ¿Está bien? 291
—Está bien, pero ¿qué sucede?
Mierda.
—Kennedy no solo tiene información que está usando para chantajear
a Eli. Tiene a alguien con quien está chantajeando a Eli.
—¿Quién? —pregunta Lilith, y sé que una vez que diga las siguientes
palabras, todo lo que le pedí que hiciera saldrá volando por la ventana.
—Su hijo.
Hace una pausa y frunce el ceño con la boca.
—¿Qué? No sabía que tenía un hijo.
Envuelvo mis dedos alrededor de los suyos.
—Es interesante que digas eso, pero reconfortante, no obstante.
—¿Por qué? —Me mira de la forma en que he llegado a desear. La
necesito. Estar a su alrededor, debajo de ella, dentro de ella. Lilith es peor
que el veneno. Es veneno directamente de la mordedura de una serpiente.
—Porque, nena... —Envuelvo mi brazo alrededor de su espalda baja—.
Tú eres la madre.
38
Eli
L
as tres cosas que tiene todo King son su voluntad de morir
por las personas que ama, la voluntad de matar por las
personas que ama y la voluntad de hacer absolutamente todo
lo que sea necesario cuando se trata de las personas que ama.
Incluso se ha transmitido a las chicas del CEK. Madison, la mujer de Bishop,
por ejemplo. Le escondió todo tipo de estupideces, huyó de él, causó mucho
drama, todo por amor. Ahora lo entiendo. Incluso cuando Kennedy llamó a
mi puerta hace todos esos meses, dándome esa carpeta, no lo creí. 292
Entonces, entré en Midnight Mayhem, con el pretexto de trabajar para los
King, sabiendo que no lo cuestionarían en absoluto, todo para volver a verla.
Encontrar a nuestra hija y matarla por ocultármelo, solo que lo que encontré
fue aún más alarmante.
Ella no sabía nada.
Al principio, pensé que solo lo estaba ocultando. No tenía emociones
cuando llegué, descuidada y llena de tanto caos que goteaba entre sus
muslos. Justo hasta que Ky y yo le jodimos todo.
Pero poco a poco me encontré conociéndola. Me refiero a conocerla de
verdad y, lo que es peor, a confiar en ella.
Fue fácil ver que no me estaba ocultando el embarazo. Ni siquiera sabía
que había sucedido. Empecé a juntar las cosas.
—¿Un centavo por tus pensamientos? —pregunta Kennedy desde el
lado opuesto de la habitación, y me doy la vuelta para verla. Se encuentra
en el umbral de la entrada, apoyada contra él con los brazos cruzados—. No
tienes que preocuparte, Eli. Cumpliré mi palabra. Tan pronto como Bishop
haya cumplido con lo que prometió, le devolveré a tu hijo.
—¿Dónde está mi hijo? —espeto, volviéndome hacia ella—. ¡Ni siquiera
sé si es un chico o una puta chica! —grito, aunque sé que necesito
calmarme, ya que todas mis malditas cartas están en sus manos, al menos
hasta que Benny y los King lleguen con la luz verde de que tienen a mi hijo.
Kennedy quiere que Bishop financie su camino de regreso a una nueva
organización. Una peligrosamente similar a Patience. No sucederá.
—A salvo —es todo lo que responde, dándome la espalda—. Y no
intentes nada estúpido. Puede que solo tenga cinco meses, pero no tengo
ningún problema en hacerle daño a una niña.
La puerta se cierra de golpe y caigo al suelo, con las manos en la cara.
Ella.
Tenemos una hija.
293
39
Lilith
M
i corazón se acelera, la gente habla de fondo.
—Bebé. Eli. Se ha ido. —Salgo volando de lo que sea
sobre lo que estoy acostada tan rápido que mi cabello me
azota en mi cara.
—Oye. —Kyrin está en el extremo del sofá cerca de mis pies, sus manos
en mis brazos para estabilizarme—. Mírame. Está bien.
Las lágrimas amenazan con salir a la superficie, pero las trago, incapaz 294
de soportar alguna debilidad.
—¿Estaba soñando? ¿Me desmayé? ¿Qué pasó? —Siento ojos sobre mí
desde todos los ángulos, pero sigo concentrada en Kyrin.
Me aparta el cabello de la cara con una caricia.
—No, no estabas soñando.
Cartier está al otro lado de mí ahora, sus ojos azules buscan los míos
nerviosamente.
—Lo siento. Sabía sobre el hijo de Eli, pero no sabía que tenía algo que
ver contigo.
—¿Lo sabías? —Kyrin ve a su hermana—. ¿Quieres decirme cómo lo
supiste?
Cartier se muerde el labio, levantando las manos en el aire.
—Bien. Lo sabía porque Eli y yo hemos sido amigos cercanos desde que
me lo pegaste como una puta niñera.
Parpadeo, perdiendo el enfoque. No me importa por qué estén peleando
en este momento.
Tengo un hijo.
Killian se aclara la garganta, arrastrando la mesa de café más cerca del
sofá mientras toma asiento en la parte superior y junta sus dedos para
cubrir su boca.
—Joder, lo siento, Lilith.
—No lo hagas. —Mi tono es suave, de mal gusto, sin emociones—. No
es lo primero que me quitaron, pero será lo último.
Killian asiente, acercando sus manos a las mías y acercándose a mí.
—Quiero ayudarte a hacer eso. Todos lo queremos. Pero ahora mismo,
cariño, tienes que acostarte para poder ver con qué parte de tu mente jodió.
—¿Espera, qué? —Hago una pausa, alejándome de su toque mientras
miro a Kyrin, quien todavía ve a su hermana—. No podría haber hecho eso,
¿verdad? Quiero decir, ¿habría surgido la última vez que ustedes jugaron
con mi cabeza?
Kyrin niega, toda su ira se desvanece cuando se posa en mí.
—No. Si es tan buena, lo cual estoy deduciendo que obviamente es,
puede poner recuerdos dentro de tu cabeza que crees que son reales pero 295
que no lo son. Es una forma de hipnosis. Una muy extrema.
—¿Pero no lo habría visto la última vez, cuando tú… —moví mi mano
alrededor de mi cabeza—… hiciste lo que hiciste? Quiero decir, lo sabría,
¿verdad? ¿Qué edad tiene el niño? —Miro entre él y Kyrin, cuando King se
coloca detrás de Killian, sentándose a un lado de la mesa.
—Tiene cinco meses. Lo que significa que hay casi todo un año de
recuerdos que te quitaron. —Trago más allá de la hinchazón que se forma
en mi garganta. Cinco meses de edad.
Niego.
—Tiene que haber un error. Ella no pudo haber hecho eso, ¡y mírame!
¿Parece que he tenido un bebé?
—Lil, no todas las chicas parecen haber tenido un bebé. Especialmente
con la forma en que Patience se trata de perfección y de sus perfectas Dolls,
no me sorprendería que te hubieran hecho... —Perse hace una pausa—...
cosas para que no engordes, aunque espero que no.
Me recuesto contra el sofá, pero Ky pone mi cabeza en su regazo,
mirándome desde arriba.
—Kill necesita hacer lo que hizo antes, pero profundizar un poco más,
¿de acuerdo?
Apretando su brazo, asiento.
—Muy bien.
—Cierra los ojos —susurra Killian. Los cierro y estoy envuelta por la
oscuridad—. Escuchas los sonidos que oyen en la habitación. Los pájaros
afuera, la suave música de fondo. El sonido de cada tecla del piano
presionada. —Hace una pausa por unos segundos, permitiéndome asimilar
los sonidos—. Ahora quiero que respires hondo y lo aguantes siete
segundos. —Ejerce presión sobre la coronilla de mi cabeza. ¿Dedos? ¿Una
palma? No duele, pero es incómodo—. En dos segundos, quiero que exhales.
Uno. Dos…
Caminé de un lado a otro de mi habitación, masajeando mis sienes
mientras Bear golpeaba el pequeño dispositivo blanco contra mi tocador.
—Estará bien. Tú no. ¿Cuáles serían las posibilidades de eso? Son muy
cuidadosos y te ponen la inyección cada tres meses como un reloj. —Incluso
mientras decía las palabras, no ayudaba a mi pánico, porque cuando me
arrojó el pequeño dispositivo blanco y yo lo volteé para encontrar dos líneas
rosadas perfectas, mi corazón se desplomó. 296
—Mierda.
—No... —susurró Bear, levantándose del escritorio y arrebatándomelo—
. ¿Cómo? ¿Quién? No has tenido sexo con nadie, ¿verdad?
Negué.
—No, bueno, no por el espectáculo...
—¿Entonces quién? —Su rostro palideció—. Oh.
Exhalé fuerte.
—Necesito averiguar cómo salir de aquí y hacer que se encarguen de eso.
—Está bien, haremos eso —dijo Bear, pero mi puerta se estaba abriendo
y mi papá y Kennedy, la doctora, estaban parados del otro lado, mirándome.
De repente, ella estaba fuera de su infierno de oficina. Extraño.
—Dame la prueba, Lilith, y sígueme hasta mi oficina.
Di un paso atrás, negando.
—No, está bien. —Mis ojos se dirigieron a mi padre—. Me encargaré de
esto.
Movió su dedo por encima del hombro, haciéndoles un gesto a los
soldados.
—Llévensela.
—¡No! —grité, alcanzando a Bear.
Bear dejó escapar un chillido, sus brazos se movieron alrededor del lugar
para oponerse a los soldados. Observé impotente cómo los cuerpos caían al
suelo, pero finalmente fui inmovilizada. Su llanto se volvió desesperado, pero
de repente...
Nada de eso importó.
Mis ojos se abren, y estoy de vuelta en el ahora, en el sofá con Kyrin
debajo de mí y con Cartier al otro lado.
—Ellos... —Parpadeo ante los primeros recuerdos de descubrir que
estaba embarazada—. Se enteraron. Bear y yo queríamos ocuparnos de ello
en privado, pero por alguna razón, Kij, Kennedy y mi padre querían que
llegara a término.
—Quiero que pienses en el día en que te enteraste de que estabas
embarazada. ¿Que estabas haciendo? —Escucho pasos en el fondo de mi
mente. Primero un eco, luego un fuerte golpe contra el suelo.
—Estoy en mi Dollhouse. De pie cerca de mi cama. Bear está enfrente, 297
sosteniendo la prueba. —Es como si estuviera viéndome a mí misma. Estoy
observando lo que sucedió frente a mí como una película.
—Bien. ¿Te acuerdas de todo eso? —La voz de Killian suena más
cercana, los pasos hacia atrás otra vez, pero ahora una pesada respiración
sobre mis labios.
Mis ojos se mueven de un lado a otro, pero cada vez que trato de
abrirlos, se vuelven cada vez más pesados.
—Háblame, Lilith. ¿Qué está pasando ahora?
Es difícil respirar, como si hubiera una tonelada de ladrillos encima de
mi pecho.
—Yo… —Se le agrega otro kilo—. Fui tomada por Kij y mi padre, Kosta.
Kennedy también está allí. La odio. La utilizan como terapeuta de las Dolls
y como doctora. Las chicas dañadas dan mejores espectáculos, pero las rotas
no pueden tener sexo.
Mi sangre se calienta en mis venas, mi respiración se vuelve
desesperada. Miro mientras me arrojan al Corral, el mismo en el que siempre
estoy cuando tengo entrenamiento, o alguna otra mierda extraña
sucediendo...
—Estoy en una celda llamada el Corral. Llorando. Confundida. Estoy
embarazada. ¿Qué diablos haré...?
—¿Sabes quién es el padre?
—Es Eli —respondo al instante—. No había estado con nadie más desde
él. Ellos tenían un nuevo aprendiz y estaban demasiado ocupados para
asegurarse de que tuviera sexo en el escenario. No me habían tocado en más
de seis meses.
Kennedy entra, vestida con una bata de laboratorio blanca. Siempre la
usaba. No sabía por qué.
—Kennedy volvió. Realmente no sabíamos que era una doctora de
verdad. Nos daba nuestro método anticonceptivo y se aseguraba de que
estuviéramos limpias.
Empiezo a caminar alrededor del lugar, mirando mientras me siento
indefensa en medio del piso mientras la doctora se inclina, rizando mi
cabello alrededor de su dedo.
Abre la boca.
—Llevarás a término a este bebé. Cumplirás. Y luego, cuando hayas
terminado, limpiaré todo a partir de este momento. ¿Quieres saber por qué 298
te permitiremos llevar a este bebé a término? —Se inclina más cerca, sus
labios rojo cereza brillan contra la luz que cuelga—. Te diré un secreto. Los
Elite King son la organización más temida y poderosa de Estados Unidos.
Los necesitamos. ¿Tendrás a este hijo? —Se pone de pie con una risita,
dando un paso hacia atrás y viéndome como basura eliminada—. Prometerá
que Patience nunca morirá. Verás, Kiznitch viene a destruir a Patience de
una vez por todas. Lo sabemos y estamos preparados para ello. La última
parte de este rompecabezas fue que te embarazaras del hijo de Eli. —Sus
pasos comienzan a desvanecerse mientras se dirige a la salida—. ¿No te
encantan la ciencia y la fertilidad?
—Ky… —susurro, mi ritmo cardíaco se acelera—. Yo...
—Mantente concentrada, nena. Estamos aquí.
Siento algo frío tocar mi brazo e instantáneamente mi sangre se enfría,
un tembloroso aliento sale de mis labios.
La voz suave de Killian se filtra.
—Seguiré adelante ahora, ¿de acuerdo? Puso una barrera alrededor de
estos recuerdos dentro de tu cabeza, por eso estás mitad aquí y mitad allá.
Es buena.
El fuego explota alrededor de mi cráneo.
—Pero yo soy mejor.
No me dejaron en el Corral, afortunadamente. Me permitieron regresar a
mi habitación para continuar hasta el término completo, pero no se permitió
que nadie entrara a verme. Ni siquiera Bear. Me sentaba en el mismo lugar
casi todos los días y comía la misma comida, escuchaba la misma música y
veía los mismos programas. Era casi como un reloj en marcha trabajando en
modo rápido. Vi cómo mi vida se desangraba y no había nada que pudiera
hacer para detenerla.
Fue alrededor de los siete meses cuando todo empezó a suceder. A mitad
del episodio de Peaky Blinders, la parte inferior de mi vientre se contrajo como
un golpe de hierro alrededor de mis ovarios, lista para arrancarlos de
inmediato.
Grité, arqueando la espalda de la cama mientras me agarraba a las
mantas. Kennedy llegó apresuradamente en algún momento después, tirando
mis sábanas hacia abajo de mi cuerpo. No fue hasta que sentí sus dedos en
mi entrada que me di cuenta de lo que estaba haciendo.
—Es demasiado pronto —me lamenté, apartando mi cabello de mi rostro.
Se había vuelto de opaco a un gris sucio ahora en lugar de mi acero plateado. 299
Intenté alcanzar el calendario de mi mesita de noche, derramando todos
los aceites y cremas que me había puesto la doctora para no tener estrías. La
broma estaba sobre ellos porque todavía tenía algunas rayas en mis nalgas.
—No importa. Ya viene —dijo ella, quitando la manta de mis piernas.
—¡No! —grité, y ella hizo una pausa marcando los números en su
teléfono levemente, el tiempo suficiente para despedirme con una simple
mirada. Se llevó el teléfono a la oreja y moví el pie hasta que lo saqué de una
patada de su agarre—. Perra, es demasiado pronto. Este bebé no sobrevivirá.
Bajó de la cama para levantar su teléfono, manteniendo sus ojos en los
míos.
—Lo hará. Tú no.
—¿Que planeas hacer? —pregunté, cuando me di cuenta de que no había
forma de que esta gente quisiera algo bueno o a un bebé. Mis manos se
colocan protectoras sobre mi bulto mientras lentamente me siento.
—No tienes que preocuparte por eso. —Finalmente habló por su teléfono,
y me di cuenta allí mismo de que, pasara lo que pasara hoy, tendrían que
matarme antes de poder quitarme a mi hijo. Lo cultivé desde cero. Era mío.
No sabía una mierda sobre este mundo, y no era una buena persona, pero
sería una gran madre, o al menos moriría en el intento. Le di vida a este bebé.
Daría la mía para protegerlo. Necesitaba un plan.
Lentamente comencé a gatear para salir de mi cama, pero era demasiado
tarde. Mi puerta se abrió y entraron otras tres enfermeras, empujando carritos
plateados esterilizados con utensilios de aspecto extraño en la parte superior.
—¿Qué estás haciendo, perra loca? —le grité a Kennedy, justo cuando
otra contracción me atravesó tan brutalmente que caí al suelo, deslizando
todos esos aceites y cremas de mi mesita de noche.
—Inyéctenla —exigió Kennedy, y me giré hasta que mis nudillos
chocaron con la mejilla de una enfermera, luego levanté la parte posterior de
mi codo hacia la cara de la otra.
—¡Vete a la mierda! —grité, corriendo directo hacia la doctora mientras
tomaba un bisturí de la bandeja y lo hundía en su muslo.
Un lamento de dolor de Dios se escapó de ella mientras se agarraba la
parte exterior del muslo y la puerta se abrió una vez más con un par de
soldados entrando.
—Mi pequeña psicópata. —El primero se dirigió directamente a mi cara
antes de que todo se volviera negro.
300
—No, yo no. No. No más… —murmuro. Esta vez, estoy segura de que
es en voz alta.
—¡Sáquenlo de una puta vez! —grita alguien de fondo.
La mano se va. Kyrin no está debajo de mí. ¿Dónde está Eli? Mi
respiración se acelera de nuevo, esta vez mi sangre estalla en llamas.
—¡No!
Mi mente es absorbida por un vórtice de recuerdos que ahora desearía
no haber pedido nunca de vuelta...
Mi cerebro se movió rápido hacia adelante, ya que simplemente le
recordé a mi cuerpo exactamente por lo que había pasado durante todo el
tiempo que mis recuerdos habían sido alterados. Esta vez caí, entrando en mi
cuerpo en la cama y viendo cosas de primera mano en lugar de ver.
Me desperté con los ojos borrosos por las lágrimas.
—¿Qué estás haciendo?
Había una sola luz que colgaba sobre mi cuerpo, y tres personas más me
rodeaban con batas blancas, usando nada más que máscaras quirúrgicas.
—Le hicimos una punción lumbar. Sentirá algo, aunque no todo. Ella
entrará y saldrá de conciencia.
Mis ojos se cerraron con un parpadeo cuando una ráfaga de aire frío
pasó por mi abdomen inferior. Hice una mueca, girando de izquierda a
derecha. No podía tener cicatrices, lo sabía. Entonces, o me mataría de todos
modos, o...
Me di cuenta de que estaban entre mis piernas. Pausa, silencio, luego un
suave lamento de un bebé llorando. Alguien entró por detrás de la doctora, y
le supliqué, le supliqué a mi cuerpo que se moviera.
—¡Dame a mi bebé!
—Dale más. No puedo trabajar con ella despierta.
—Voy a matarte algún día, Kennedy, y voy a pensar en mi hijo mientras
lo hago.
Me ignoró, y me recosté en la cama con lágrimas rodando por las
comisuras de mis ojos, mojando mi almohada. Trabajaron en silencio, y de
vez en cuando movía los dedos de los pies para ver si podía mover alguna
cosa. La frustración se apoderó de mí cada vez que nada funcionaba. Juré
que la mataría. Lo haría.
301
—¿Qué harás con el niño? —Mi tono era llano y las puertas se abrían y
cerraban. Los llantos de mi recién nacido continuaron desapareciendo, y con
cada llanto, me di cuenta de que mi esperanza se desvanecía. Para cuando
pudiera moverme, podrían haberlo llevado a cualquier parte.
—Estará sana… por ahora. Es valiosa para nosotros. Ahora tú no lo eres.
Se me escapó un sollozo y dejé que todo el dolor y la pérdida me
aplastaran.
—Por favor, no te lleves a mi bebé, Kennedy. ¿Como pudiste?
—Tranquila —murmuró, y luego las herramientas cayeron sobre un plato
estéril—. Porque, a diferencia de ti, sé lo que quiero. Y lo que quiero es poder.
Todo.
Mis labios se partieron alrededor de mis siguientes palabras.
—Ella es tu nieta.
No respondió, y supe que debía estar sorprendida de que supiera eso,
ya que nunca lo había insinuado o dicho.
—Eso no significa nada para mí, Lilith. —Quitándose los guantes, vino
al lado de mi cama cerca de mi cabeza, descansando su palma sobre mi
cabeza. Sangre y líquido manchaban su bata, pero no me importó. Quería a
mi hija—. Diste a luz y luego realicé tu histerectomía.
No me importaba la histerectomía. Solo quería a mi hija.
—Hay una tasa de supervivencia de alrededor del treinta por ciento
cuando se hace esto directamente después del parto. De hecho, es tan
peligroso que nadie lo hace.
Mis hombros temblaron mientras las lágrimas continuaban rodando.
—Tu castigo comienza ahora, Lilith, y que Dios te ayude. Porque seguro
que nosotros no lo haremos.
Tan pronto como la puerta se abrió y se cerró, Kij y mi padre entraron.
Ambos vestidos con trajes, viendo mi cuerpo desnudo y destrozado.
Kij silbó.
—Bueno, lo siento, Doll. Los próximos siete días serán dolorosos para ti,
pero no te preocupes. —Me dio unas palmaditas en el hombro y mis lágrimas
se detuvieron. El sudor se acumuló alrededor de los pliegues de mi cuello,
pero lo único que pasaba por mi mente ahora era cómo iba a matarlo. Y a mi
padre. Y más teatralmente a ella. Kij vio a Kosta y asintió—. Levántela.
Ambos brazos estaban debajo de mí a cada lado, todo mi peso chocó con 302
mis axilas. Me subieron hasta que me sostuve a cada lado, y fue entonces
cuando lo escuché. Sonidos de salpicaduras. Como globos de agua lanzados
contra el cemento. Sollocé, mirando hacia abajo entre mis piernas y viendo los
coágulos de sangre que se deslizaban hacia afuera, golpeando el piso con
aplastantes explosiones.
—Piénsalo de esta manera. —Kosta se rio entre dientes a mi lado—.
Conseguirás que todo ese sangrado sea solucionado rápido.
No sabía de qué estaba hablando ni a dónde iba, pero cerré los ojos con
fuerza y dejé que me llevaran a donde quiera que fueran. Pasaron los minutos,
mis lágrimas se secaron. Había perdido a mi hija en ese momento, pero la
recuperaría. Lo haría. Si sobrevivía, eso es todo lo que haría.
Alguien me agarró de la muñeca y abrí los ojos. Estaba en medio del bar.
Gente que conocía me rodeaba.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté, encontrando a Kosta para
suplicarle—. ¡Sácame de aquí!
—No.
Me subió a un improvisado escenario, cuando me di cuenta de que
estaba siendo atada a un largo trozo de madera. Tiró de mis brazos por
encima de mi cabeza y envolvió la cuerda alrededor de mis muñecas y la
madera, atándola con fuerza.
—Por favor, no… —No volvería a llorar.
Dejaron de hablar. Kij se inclinó e hizo el mismo nudo alrededor de un
tobillo, abriendo mis piernas y envolviendo la cuerda alrededor de otro trozo
de madera que parecía estar tendido verticalmente cerca de mi pie como una
cruz al revés. Kosta hizo lo mismo con el otro. Nadie dijo una palabra. Mis ojos
recorrieron la habitación, pero las Dolls no estaban allí. Bear se había ido.
Nadie en quien confiaba estaba en esta habitación, aunque sabía que no
podían hacer nada para ayudarme. Este era mi castigo y estaba segura de
que no sobreviviría. El dolor ni siquiera se había manifestado todavía.
Kosta se inclinó y acercó unas tijeras a la bata blanca que llevaba,
cortándola por la mitad.
—Por favor —supliqué—. No.
Pero mis gritos cayeron en oídos sordos. Nadie quiso escuchar. A nadie
le importaba. Decidí que, si sobrevivía, huiría. Buscaría una manera de salir,
encontrar a mi hija y mataría a todas y cada una de las personas en esta
303
isla. Nos habían entrenado desde pequeñas. Sexual, físicamente, de todas
las formas posibles. Las Dolls eran su arma, su máxima seguridad contra las
fuerzas que intentaban acabar con ellos.
Pero la principal se había convertido.
Los ojos de Kosta se posaron en los míos mientras más sangre salpicaba
el suelo.
—Siete días. Te quedarás aquí. Sin comer. Sin baño. Desangrándote.
Una vez que hayan transcurrido tus siete días, tus recuerdos serán borrados
y reemplazados, y no tendrás esa mirada de venganza en tu rostro y harás
lo que te digan. —Se alejó de mí.
Más sangre y como un clic de dedos, un insoportable dolor explotó dentro
de mi vientre y entre mis piernas mientras aún más sangre fluyó.
No sobreviviría hoy, y mucho menos siete.
—¡Lilith!
Mi cuerpo está empapado cuando me levanto del sofá, sosteniendo mi
vientre.
—¡Ay, Dios mío! —grito, cerrando los ojos y enterrando la cara entre
mis manos. Todas las emociones que se eliminaron vienen chocando
conmigo como un maremoto—. Lo recuerdo todo. —Es un susurro, más
suave de lo que siento. Me limpio el sudor de la frente—. Lo recuerdo todo.
—Lo escuchamos todo, Lil. —Perse se enjuga las lágrimas de las
mejillas mientras se sienta donde estaba Kyrin. Apoya su mano en mi muslo
mientras Cartier toma la otra—. Estamos aquí.
Saskia está callada. De hecho, toda la habitación lo está.
—Lamento que todos hayan tenido que presenciar eso. —Parpadeo a
través de mis lágrimas y no me molesto en evitar que caigan—. Necesito
matarla.
Kyrin entra por la puerta, aparta a Cartier del camino y me empuja
hacia su pecho, con los brazos apretados alrededor de mi cuerpo. Todo el
dolor y el sentimiento que estaba sintiendo hace unos momentos se disuelve
con su toque.
—Esta noche. Terminamos con esto esta noche.
304
40
Eli
M
i teléfono suena mientras estoy en la habitación de
Kennedy. Nos tiene acomodados en un maldito
apartamento de tres habitaciones en la ciudad de Nueva
York.
—Sabemos dónde está ella, E. Pero escucha... —Bishop se aclara la
garganta al otro lado de la línea—. No puedes matar a Kennedy. Incluso
cuando tengamos al bebé. Necesitas esperar.
—¿Esperar? —Le sonrío a Kennedy mientras me ve desde detrás de su
305
computadora. Un guardia está a su lado, parado con una semi automática,
y sé que hay otro dentro de la puerta principal de la cocina. La jodida sabe
cuántos más tiene, pero sabemos que no son muchos debido a que Kiznitch
se los llevó a todos.
—Lilith, hermano. Acabo de hablar con Kyrin, y la mierda por la que la
hicieron pasar en ese lugar es mucho peor de lo que puedes imaginar.
Mucho de eso tiene que ver con Kennedy. Ella necesita esta matanza. —
Escaneo su rostro antes de evaluar al guardia.
—Lo entiendo. Lo hago. Envíame un mensaje de texto cuando tengas
más información. —Cuelgo mi teléfono y lo meto en mi bolsillo, manteniendo
mis ojos fijos en Kennedy—. Está hecho. Viene con el contrato. Acaba de
hablar con los Cuatro Padres. Todos estuvieron de acuerdo en que puedes
recuperar Patience, pero la mierda tendrá que ser diferente si está bajo los
King. ¿Me entiendes?
Kennedy se recuesta en su silla. Tiene cabello rubio y ojos grises. No se
parece en nada a Lilith.
—Sabía que todos vendrían. Si hay algo en lo que tú y yo podríamos
estar de acuerdo, es en el poder y en el dinero. Planeo traerte mucho de eso.
—¿Dónde está mi hija? —Empiezo a acercarme a ella con ojos
entrecerrados.
—Ah, no soy estúpida. La tendrás cuando vuelva a Patience con todo
mi equipo de regreso, excepto esas molestas Dolls. Quédatelas.
Dirijo mis ojos hacia el guardia. Sus hombros no están tan rectos como
ayer, y hay profundos círculos debajo de sus ojos. Está jodidamente
cansado. De hecho, no he visto a ningún otro excepto a los dos que están
aquí. ¿Eso es todo lo que consiguió?
—Ese tiroteo. ¿A dónde fue toda tu gente?
—Fueron contratados —dice descaradamente—. Y todavía lo están.
Me encojo de hombros, alcanzando mi teléfono cuando suena en mi
bolsillo.
B: La tenemos, E. La tenemos. Lil y la pandilla en camino.
Leí las palabras cuatro veces antes de bajar el teléfono y volver a
meterlo en el bolsillo. La rabia que arde por mis venas es como acero
derretido. Incluso cuando se endurece, está ahí para quedarse.
Kennedy mantiene sus ojos en los míos, pero sé el momento exacto en
que se da cuenta de lo que estoy pensando, porque su rostro cae y sus ojos 306
se vuelven frenéticos.
—¡Mátalo!
El guardia se mueve hacia adelante, levantando la pistola para apuntar
a mi pecho, pero la aparto con el dorso de la mano y levanto el codo hacia
atrás, dándole un puñetazo directo en la nariz. Los huesos se rompen bajo
mi puño y retrocedo de nuevo, golpeándolo dos veces más mientras la sangre
salpica mi rostro. Tomo el cuchillo que está en su funda y lo balanceo,
metiéndolo en su cuello y observando cómo su piel se abre y la sangre se
derrama sobre su pecho como una cascada.
—¡Graf! —grita ella tan fuerte que me perfora los oídos, y justo cuando
la puerta se abre detrás de nosotros, me doy la vuelta y le lanzo el cuchillo
directamente a la frente. Deja de moverse mientras la sangre brota de la
incisión antes de caer al suelo.
Me paro, recuperando el aliento mientras maldigo los cigarrillos que
siempre me encuentro fumando, a pesar del peso que levanto.
—Ahora, tienes mucha suerte de que ame a Lilith, o estaría haciendo
un bonito collar con tus intestinos en este momento.
Las mejillas de Kennedy se ponen rojas y sus hombros se cuadran. Se
deja caer de nuevo en su silla, alcanzando su paquete de cigarrillos sobre la
mesa.
—¿De verdad crees que esto funcionará? ¿Que estés con ella? Lilith es
mi hija. El mismo mal que me atraviesa está en ella.
Inclinándome, tomo la AK y lentamente me pongo erguido.
—Lilith no se parece en nada a ti.
Ella inclina la cabeza, sacudiendo la ceniza de la punta de su cigarrillo.
—No, tienes razón. Es peor.
La puerta principal se abre de golpe y hago una pausa mientras Lilith,
Kyrin, Keaton, King y Kohen entran y se dirigen directamente hacia mí.
Lilith se detiene en la puerta, sus ojos fijos en Kennedy.
—¿Por qué?
Kennedy se ríe, echando la cabeza hacia atrás mientras mueve las
piernas sobre el escritorio. No caerá fácilmente, eso es obvio.
—No te empujamos en el pene de Eli, Lilith. Tú te subiste a él por tu
cuenta.
—Pero sabías que me embarazaría… me diste medicamentos para la 307
fertilidad. Sabías lo que estabas haciendo.
—Ahhh... —Sus ojos brillan con reconocimiento—. Veo que alguien
rompió las barreras que construí dentro de tu cabeza.
—Ese sería yo, y no eres tan buena... —Killian merodea lentamente
detrás de ellos.
Kennedy saca las piernas del escritorio, inclinándose hacia adelante.
—Sí, lo sabíamos. Entrar en los libros de favores de los King habría sido
algo muy importante para nosotros. Nos habría protegido de Mayhem.
Podríamos haber progresado. Por supuesto, no tomé en cuenta que todo el
asunto del equipo entrara en juego. Que solo… —Agita sus manos
alrededor—. Lo arruinara todo.
Entro más en la habitación, sintiendo a Lilith y a Kyrin detrás de mí.
Lilith continúa, caminando hacia su lado del escritorio. Me congelo, mirando
cada movimiento de Kennedy.
—¿Tienes algo más que decir antes de que juegue a ser Edward
Scissorhands? —Mataré a esta maldita perra.
Kennedy le sonríe a Lilith.
—Sí.
41
Lilith
D
icen que cuando sucede algo colosal en tu vida, todo lo
demás deja de existir. Como los muros del castillo que
pasaste toda tu vida construyendo cayendo al suelo.
Obviamente, nunca pensé que podría experimentar eso,
porque sinceramente, nunca me preocupé lo suficiente por nadie como para
tener mis emociones con las cuales jugar.
Eso fue, hasta que conocí a Kyrin y a Eli.
Lo primero que sucede es que escucho a alguien gritar mi nombre. No
308
reconozco la voz porque todo lo que puedo pensar es que mi maldito brazo
arde con fuego líquido. Me doblo mientras el mismo fuego atraviesa las
paredes de mi estómago. Empiezo a caer, el suelo gana en claridad a medida
que me acerco más y más. Espero el fuerte golpe, pero aterrizo sobre algo
blando. Brazos están alrededor de mi cuerpo, y no es hasta que miro hacia
arriba para ver quién es, que me doy cuenta de que Eli está debajo de mí,
con sangre saliendo de su boca.
—¿Eli? —Toso, pero me quema más, y cada vez que intento moverme,
mi cuerpo grita en protesta. No sé nada de lo que está sucediendo en
segundo plano porque mi garganta se está obstruyendo y todo lo que quiero
hacer es arrastrarme más alto para asegurarme que Eli está bien—. ¡Oye! —
Cada palabra duele, pero es soportable. Solo. La puerta se abre de nuevo en
la distancia y estallan más gritos.
Qué diablos.
Eli tose de nuevo mientras me aprieta más contra él.
—Oh no. —Siento que mi cabeza gira de un lado a otro, y de repente el
dolor que sentí es insignificante porque Eli, está—. ¿Quién te disparó?
—También te dispararon, Pequeño Diablo. —Se ríe y le sale sangre por
la boca. No detengo las lágrimas de rodar por mis ojos porque todo me
duele—. Me alegro de haber logrado llegar a ti antes de que te golpeara
cualquier otra cosa dañina.
—¡Eli! —Golpeo su brazo—. ¡No! ¡Lo hubiera tomado! ¿Por qué lo
harías? —Mi hombro comienza a temblar cuando coloco mi mano sobre la
herida en su pecho. La sangre se derrama entre mis dedos, una sustancia
pegajosa de color rojo brillante. Alguien está gritando. Sus gritos son tan
fuertes que resultan ensordecedores. No es hasta que mi garganta arde
como si hubiera tragado ácido que me doy cuenta de que la persona que
está gritando... soy yo.
—Ky… Ky… —Mis dedos se pegan como pegamento, la sangre se
asienta entre las articulaciones. Kyrin está al lado de Eli, poniendo su
cabeza en su regazo mientras le grita a alguien detrás de mí. No me importa
ahora mismo. No me importa si alguien más está herido o incluso de dónde
vino, porque en este momento, estoy perdiendo toda una parte de mi alma
que no sabía que estaba allí hasta que él entró en mi vida.
Eli se inclina, su mano en mi mejilla.
—Detente. Necesito decirte algo, es… necesito. —Su rostro se pone 309
pálido, la sangre fluye más rápido—. Yo... ella necesita ir a Riverside. Tomar
mi lugar como King. Prométemelo.
Ya no puedo verlo, borroso por mis lágrimas y dejando una extraña
mezcla de colores mezclados, asiento frenéticamente.
—Sí, lo prometo, pero te sacaremos de aquí.
Obtiene una repentina oleada de poder, agarrándome por el cuello y
tirando de mí hacia él. Sus labios rozan los míos y sollozo en su abrazo, las
lágrimas caen en su boca.
—Yo también te amo, Lilith. —Sus ojos están apenas abiertos, pero se
las arregla para dirigirlos hacia Kyrin—. Te amo. Cuida de ella y de nuestra
hija.
—No. —Un dolor tan violento atraviesa todas las fachadas de las que
me he escondido toda mi vida, clavando sus venenosas garras en mi alma
para insertar una toxina tan venenosa que es lo único que podría matarme.
Agarro a Eli por la parte de atrás de su cuello para sacudirlo y
despertarlo.
—¡Eli! —Sus ojos se ponen en blanco justo cuando un siseo salvaje
abandona a Kyrin. Observo como sus palmas rozan los párpados de Eli para
cerrarlos.
Mi corazón estalla en mi pecho. Lo siento. El chasquido. No solo perdí
una espina, me marchité. Pudriéndome de adentro hacia afuera, el mundo
que me rodea ya no existe. Me arrastro hacia atrás mientras dejo lentamente
a Eli en el suelo y las lágrimas continúan rodando silenciosamente por mis
mejillas.
—Estaba caminando. Todo estuvo bien. Estaba justo ahí y...
—Una trampa. —El ronco susurro se escapa de mi garganta—. Esta fue
su trampa desde el principio. —Mis ojos vuelan hacia donde está sentada,
ahora sobre su escritorio con salpicaduras de sangre y materia cerebral
pintada en las paredes traseras. Ella planeó esto—. Debería haber sido yo.
¡Ella me quería a mí! —Mantengo los ojos fijos en una esquina de la
habitación, esperando. Necesitando mi característico hielo sin emociones
para deslizarlo sobre mi despreciada alma.
Keaton se agacha frente a mí, su mano en mi muslo.
—Tenía un asesino pagado esperando a una cuadra. Nunca planeó salir
viva de aquí y quería llevarte con ella.
Lo ignoro, porque en este momento, eso es insignificante. No me
310
importa lo que quisiera la perra.
Volviéndome levemente, mis ojos se posan en Kyrin, quien todavía no
se ha movido de Eli. Mi corazón se rompe aún más, el último pedacito que
necesitaba romperse antes de finalmente salir, descansando en el pecho de
Eli para siempre. Puede quedárselo. Le pertenecía a él, a nadie más.
Capto movimiento por el rabillo del ojo de personas que se acercan a
Eli. Gruño, mis puños tensos, lista para saltar, pero me detengo cuando veo
que son los King. Mi rostro vuelve a caer, mis hombros encorvados. Era su
hermano. Lo conocían de toda la vida. Nuevas lágrimas brotan cuando
Bishop se arrodilla junto a Eli, con Nate, quien tiene el rostro enterrado
entre las manos. Es Brantley quien se queda sin aliento, la forma en que ve
a Eli con una expresión angustiosa que se quedará grabada en el fondo de
mi mente para siempre.
—Tanta muerte —susurra Brantley, cerrando los ojos con fuerza—.
Tanta maldita muerte.
Bishop se levanta del suelo, su mano descansa sobre el hombro de
Kyrin antes de mirar hacia mí.
—Llamaré a nuestro depósito de cadáveres para que venga a buscarlo.
Hay un proceso que debe suceder debido a que es un King. Hay... rituales...
—Bishop se atraganta con sus palabras—. ¡Mierda! —ruge, girando y
respirando pesadamente, sus hombros suben y bajan.
—Esto no es tu culpa, B —dice Brantley—. La pequeña mierda siempre
se apresura a salvar a las personas que ama. Nunca piensa antes de hacer
algo, mucho menos eso. —Me arrastro hacia atrás hasta que la pared se
conecta con mi espalda. No quiero hablar. No quiero estar aquí.
Eli fue la razón por la que me convertí en quien era. Mi seguridad, mi
mejor amigo, la persona en la que siempre confiaba.
Ahora no tengo a nadie. A nadie. La tengo a ella.
Cierro los ojos justo cuando alguien me levanta del suelo.
311
42
Kyrin
O
bservo cómo se mueve la manecilla del antiguo reloj de pie.
Odio estar aquí, pero es el único lugar donde puedo escuchar
mis propios pensamientos. Hay un fuego que arde en el fondo
de mi estómago y, a medida que pasa el día, siento que cada
vez hace más calor. Casi tan caliente como el horno que quema lo que queda
del cuerpo de Kennedy. No puedo decir que a ninguno de nosotros nos
sorprendiera lo mucho que Lilith se perdió justo después. Todos nos 312
sentamos y miramos como fascinadas ratas de laboratorio en una jaula
abierta. El dolor de perder a Eli todavía es demasiado crudo para tocarlo.
Demasiado. Cuando cierro los ojos por la noche, es quien me encuentra al
otro lado. Lo suficientemente cerca para verlo, demasiado lejos para tocarlo.
Estoy atrapado con los recuerdos de él que están incrustados en mi cerebro
para siempre. Nunca más lo veré. Ni lo tocaré. Su voz una melodía dolorosa
que se niega a adormecerme por la noche.
Se abre una puerta, pero no me muevo. Paralizado por el dolor en mi
pecho, parece que no puedo reunir suficientes maldiciones en este momento
para ver quién es. Con un vaso lleno de whisky en una mano y un cigarrillo
en la otra, me siento más cómodo aquí. Solo con mi agonía, sangrando
silenciosamente por mi cuenta.
—Ky, tenemos que irnos. —Cartier. Por supuesto. Nadie más tiene las
pelotas de venir e interrumpirme. Cierra la puerta con suavidad—. Sé que
estás pasando por muchas cosas en este momento, pero tenemos que irnos.
—Levanto el vaso a mis labios y tomo un pequeño sorbo hasta que el líquido
me quema la garganta.
—¿Ella está bien? —No reconozco mi propia voz. Alcanzo la corbata que
está alrededor de mi cuello y tiro de ella con fuerza hasta que apenas me
cuelga.
—Sí. La bala le dio en el brazo y le rozó el vientre, pero si no fuera por…
—responde Cartier en voz baja, arrodillándose frente a mí con sus manos
en mis rodillas—. Ky, me estás asustando.
Me alejo de ella.
—¿Por qué?
—Nunca has…
—¿Nunca he qué Cartier? ¿Qué? ¿Perdido a alguien que amara? No, no
puedo decir que lo haya hecho. —Dando una calada a mi cigarrillo, soplo
una nube de humo mientras me muevo hacia atrás para ver hacia el techo—
. ¿Sabes que ni siquiera le dije eso? ¿Que lo amo? Estaba demasiado
ocupado estando jodidamente enojado con él, todavía estoy jodidamente
enojado, por estar allí, y no haberlo hecho. —Mi garganta se hincha,
estrangulando las palabras que quieren salir. La opresión sube por mi
garganta hasta que paraliza mi mandíbula.
—Lo sabía, Ky. Sabía que ambos lo amaban. Pero tenemos que irnos
ahora mismo, ¿de acuerdo? Nos están esperando.
313
Hoy es el día en que dejamos descansar a Eli, y todavía parece que no
puedo hacer que mi mente se mueva. Los gritos que perforan mi cerebro no
parecen escapar, pero las respuestas que ahora finalmente tenemos no
parecen ir con el castigo. Se merecía más que eso. Más que un puto tiro
barato de una perra en un viaje de poder.
Cierro la puerta detrás de mí para dejarla fuera, llevándome la botella
a los labios mientras me dirijo a trompicones hacia el auto de la ciudad que
me espera. Mis dos padres están adentro cuando entro, pero es mi mamá
quien habla primero.
—Somos los últimos en irnos. —La puerta se abre de nuevo, Cartier
está sentada al lado de mí.
Mamá se inclina.
—Hijo, lamento mucho tu pérdida.
—Déjalo —espeto, viendo por la ventana.
—... mira, sé que estás sufriendo. —El auto se aleja, y con cada uno de
los neumáticos girando, devorando el asfalto hacia Riverside, siento que se
me revuelve el estómago—. Ella no está bien, Kyrin. Te necesita tanto como
la necesitas a ella. Ambos te necesitan. Ella está actuando fuerte, por la
niña, pero Kyrin... —Estoy tan atrapado en el desorden de mis propios
pensamientos que pierdo lo que sea que esté diciendo. La veo.
—Lilith, hijo. Tu mamá está hablando de Lilith. —Mi papá llena la
respuesta que estoy buscando.
Hago una mueca de dolor, llevo la botella a mis labios y trago más hasta
que el dolor en mi garganta es un bálsamo para el de mi corazón. De ninguna
manera. Ni siquiera toca los lados del dolor que siento.
—Podemos resolver eso más tarde —dice Cartier, su mano en mi
muslo—. Ambas están con Kill y Sass en este momento. Creo que tuvieron
que llevarla al auto... —Cierro los ojos, necesitando esa misma paz venir.
Nunca llega. El auto se detiene y estamos fuera de un cementerio,
enterrados en medio de un bosque.
—Jesús, ¿qué carajos? —Alcanzo la manija de la puerta, cuando
Cartier me detiene de nuevo.
—Esta es la cripta CEK. Todos los King descansan aquí.
—Sabes muchísimo sobre los King, Car. ¿Quieres decirme algo?
—Hijo… —advierte mi madre, pero pongo los ojos en blanco y abro la
puerta. Las hojas y las ramitas secas crujen bajo la suela de mi mocasín. 314
Solo quiero enterrarlo. Podemos joder con el resto en una fecha posterior.
S
i me hubieran dicho hace meses que algún día sería madre, me
habría reído en su cara. Sin vergüenza. La idea de que esté
cerca de un bebé es aterradora. Pero algo sucede cuando te
conviertes en madre. Casi como si cada obstáculo que
enfrentaste en tu vida para llegar a donde estás hoy fuera insignificante.
Amas esto, tanto a esta persona que se siente como si tu corazón estuviera
caminando fuera de tu pecho. La vulnerabilidad nunca ha sido algo que
haya sentido, hasta que supe de ella. Ahora es como una constante herida 317
abierta que no quiero que nadie toque.
Estoy en el asiento del pasajero del auto de Kyrin mientras nos lleva de
regreso a The Village en silencio después del funeral de Eli. Ver a todos los
King y sus familias juntos me hizo sentir como si estuviera más cerca de Eli.
Intercambié números con Madison, Tillie y Saint, y todos prometimos
mantenernos en contacto todos los días. Me dijeron que no fue hace mucho
tiempo que Eli perdió a su hermano Cash, y que la muerte que han vivido
se ha vuelto demasiado grande, por lo que se llevarían a los niños y a todos
de vacaciones. Nos invitaron a Kyrin, al bebé y a mí. Creo que aceptaré. Eso
es siempre que averigüe dónde está la cabeza de Kyrin.
—¿Los tres días? —pregunto distraídamente mientras nos acercamos
cada vez más a The Village.
—Ese es el tiempo que CEK necesitó para asegurarse de que estaba a
salvo.
—¿Qué hay de Eli? —respondo, volviéndome hacia Kyrin—. ¿Qué tal si
nos aseguramos de que esté a salvo?
La mandíbula de Kyrin se tensa con los músculos de su brazo mientras
aprieta alrededor del volante.
—Supongo que no era su prioridad. La niña sí. No podríamos haber
sabido que haría lo que hizo, ni podríamos haber sabido que él saltaría
frente a una bala.
Hago una pausa, frotando mis sudorosas palmas por mis muslos.
—¿Me odias por eso?
Kyrin me mira por encima del hombro, sus ojos en los míos.
—No, Lilith. Odio que esté muerto, pero entiendo lo que hizo. —
Parpadea, mirando entre la carretera y yo—. Yo hubiera hecho lo mismo. —
Kyrin pasa una mano por su cabello, apartándolo de su frente—. Hablé con
Dominic Stranger.
Me quedo visiblemente quieta.
Kyrin continúa.
—Es el tío de Eli. No de sangre, pero era un amigo cercano del padre
de Eli antes de morir. Prácticamente ayudó a criar a Eli. Hace unos meses,
se enteraron de que estaba ayudando a Patience dándoles su club.
Asiento, viendo los árboles pasar mientras regresamos a un terreno
318
familiar.
—Lo sé. También regresó con algunos de mis recuerdos.
Kyrin continúa explicando la situación con Stranger.
—Hace poco, los King descubrieron que era uno de los centros de
Patience. No estaban en la cama con Patience ni con ninguna de las mierdas
que hicieron, pero nos ofrecieron un “centro”. Patience no llevaba a los
extraños a la parte realmente valiente del negocio. Los centros eran
básicamente coartadas y casas en las que podíamos entrar en cualquier
momento que estuviéramos en un área extraña. Eli estaba enojado porque
Stranger le había ofrecido su club como un centro porque lo tenía en un
estándar. Lo busqué durante tanto tiempo. Independientemente de si sabía
lo que estaba haciendo Patience o no, se lo ocultó a los King para que
cortaran los lazos con él. Esa noche en el club, supo la verdadera razón por
la que Eli estaba con nosotros. Sabía sobre el bebé y todo. Explicaba por
qué Eli estaba tan tenso.
Dejo atrás los crudos recuerdos de tenerlo todavía a mi lado, incapaz
de tocarlos.
—Muy bien. —Trago más allá de la bilis que sube por mi garganta—.
¿Y qué pasa con el juramento de sangre?
—Kiznitch es dramático. —Kyrin pone los ojos en blanco—. Los Cuatro
Padres no querían que saliera hasta que tuvieran el control y hubieran
hablado con los King. No te preocupes por eso...
—¿Qué? —Mis ojos se mueven entre él y el bebé que duerme
pacíficamente en la parte de atrás—. ¿Qué significa eso?
Kyrin gruñe, agarrando su volante de cuero con el puño.
—No te preocupes por eso.
—Kyrin —espeto—. Dímelo.
Arrastra los pies en su asiento, baja una marcha y sube a la rampa de
entrada.
—Sangre por sangre, Lilith. No te estreses por eso.
Me pongo pálida, volviendo a la carretera. No creo que tenga la
frecuencia cerebral para asimilar esa información.
—Resolveremos esto más tarde.
Cuando llegamos a The Village, mi mano llega al brazo de Kyrin, 319
impidiéndole seguir conduciendo.
—No puedo volver allí ahora, tal vez nunca.
Kyrin se vuelve hacia mí y sé que no tengo que decir nada más porque
lo capta. Lo entiende. Ambos perdimos a un amante, pero somos muy
afortunados de seguir teniéndonos uno al otro. Y a ella.
—¿Quieres finalmente mudarte a Nero Manor?
Trago y encuentro la puerta de hierro que secciona la vieja mansión.
Está a la izquierda de Axton Manor, frente a Cornelli Manor y al lado de
Ciceros Manor.
Devolviendo mi atención a lo que será nuestro nuevo hogar, estudio la
envejecida construcción, perdida en el carácter que cada generación ha ido
sumando. Las vidrieras y las oscuras estatuas que se encuentran a cada
lado de la gran escalera.
—Sí. Sí, quiero que vivamos aquí.
Lilith
Un mes después.
—¿Por qué tengo la sensación de que esto será malo? —No puedo
evitarlo, y si me muerdo las uñas más, estoy bastante segura de que no me
quedará ninguna.
—Es un juramento de sangre. Sabía lo que estaba haciendo cuando lo
tomé. —Kyrin me lleva hacia el centro de The Village, justo cerca de lo que
llaman “el búnker”.
Me vuelvo para ver a Cartier, quien acuna a su sobrina en sus brazos.
—¿Puedes decirle que no necesita hacer eso?
—Lo siento, mamá. —Cartier me da una palmada en el hombro—. Son 320
las reglas. Pero, quitaré a mi preciosa de toda esta mierda. Así que te veré
de vuelta en la casa. —La veo desaparecer por el mismo camino por donde
vinimos, soplando frambuesas en las mejillas de Luna mientras
continuamos hacia donde hay una pequeña multitud reunida. Todo
Kiznitch, obviamente.
Kyrin agarra mis dedos con los suyos, empujándome detrás de su
cuerpo mientras llegamos al círculo. Hay un pequeño fuego en el centro,
rodeado por los Cuatro Padres, en la ubicación de la estrella de los Brothers
de Kiznitch. Llevan túnicas largas con capuchas que cubren sus cabezas y
una máscara de hueso con una nariz puntiaguda que sobresale.
Llamas calientes lamen el aire, calentando mis mejillas pero no
haciendo absolutamente nada para calmar la ira y la protección que se
enciende en mi vientre.
—Terminemos con esto… —dice Kyrin, señalando a Kauis con un
movimiento de su mano—. No hay necesidad del teatro.
Kauis lo ignora, igual que los otros padres. Da un paso más cerca de
Kyrin, y encuentro que mis pies avanzan, alcanzando el brazo de Ky.
Kauis se da cuenta, sus ojos se mueven hacia donde mi mano se
encuentra con su brazo.
—Lilith, ¿tendremos un problema?
—¡Joder, sí, lo tendremos! —chasqueo al instante. Oh no. Parece que
no tengo ninguna restricción cuando se trata de ese lobo dormido que
acecha debajo de la superficie cada vez que alguien a quien amo está siendo
manipulado. También ignoraremos el desastre que hice con Kennedy
después de su muerte...
Kyrin gruñe, volviéndose hacia mí con su mano apretando mi barbilla.
—Nena.
Me aparto de su agarre, sin querer mirarlo a los ojos, principalmente
porque quiero tener un concurso de miradas con Kauis Axton. Los hombres
son tan buenos lanzando su peso, pero este en particular está
peligrosamente cerca de aterrizar en la punta de mi espada.
—¡Oye! —espeta Kyrin y lo veo de mala gana. Mi garganta se hincha
cuando encuentro su relajado rostro por primera vez, en la historia—. Estaré
bien. —No me diría eso si no fuera cierto. No me dejaría perderlo también,
no nos dejaría a Luna y a mí.
No termina la oración antes de que Killian me empuje hacia atrás, pero
lo empujo, manteniendo una distancia equilibrada entre él y Kyrin.
321
—Kyrin Nero, hiciste un juramento de sangre. ¿Consideras adecuado
tu castigo? —pregunta Kauis suavemente. Demasiado suavemente.
—¿Qué pasa si se rompe? —Empiezo a preguntarle a Kill, pero gruño
de dolor. Ocurre en cámara lenta. Me giro para enfrentar a Kyrin de nuevo
mientras su cuerpo cae al suelo en un montón.
—¡Kyrin! —grito, cayendo al suelo a su lado, ignorando las punzadas
de dolor en mis rodillas mientras las piedras perforan mi piel. El olor a
sangre y a tierra flota en el aire cuando encuentro mis manos presionando
directamente sobre la herida en la parte superior del muslo—. ¡Maldito
tonto! —La sangre se derrama entre mis dedos como no hace mucho tiempo,
pero me niego a tomar el cuchillo que está saliendo de él. Mi garganta
comienza a cerrarse mientras apago los recuerdos que salen rugiendo a la
superficie. Respira. Dentro. Fuera. Esto no es eso.
Me doy la vuelta para buscar a Kill, preguntándome por qué no me está
ayudando. Lo encuentro escondido detrás de su mano y...
—¿Te estás riendo?
Killian agita sus manos en señal de rendición.
—Vaya, oye, esto no fue idea mía, pero… —Se encoge de hombros,
lanzando una mirada entre los Cuatro Padres de los Idiotas y mi Idiota
personal que se está desangrándose en el suelo—… un juramento de sangre
es un juramento de sangre. Tenía que hacerlo. —Aprieto los dientes, mis
ojos se fijan en los de Kyrin cuando comienza a farfullar y a toser.
Llevo mi mano a su mejilla en pánico, solo lo encuentro sonriéndome,
mostrando sus dientes ahora empapados de sangre.
—Tranquila, Lil. Es solo una herida superficial.
—¿En serio? —gruño, apretando su herida. Grita de dolor, su espalda
se arquea en el suelo alrededor de su risa.
—Nena, está bien, ¡lo siento! ¡Muy bien, lo siento! —Se rinde ante su
risa, y me levanto de su pierna una vez más, poniéndome de pie.
Los Cuatro Padres se quedan de pie y continúan hablando entre ellos
mientras todos los que se reunieron regresan a lo que estaban haciendo.
Locura. Kiznitch es una locura.
Alguien se aclara la garganta y mi cabeza se levanta para encontrarme
con quien sea que acaba de llegar. Cabello castaño, ojos castaños y una cara
pequeña y redonda. Es linda. Para una mujer mayor. ¿Es mayor? 322
—Hola, soy…
—… la doctora. —Pongo los ojos en blanco y vuelvo a meter la mano en
el bolsillo de Kyrin para robar su paquete de cigarrillos y su Zippo. Muerdo
uno entre mis dientes y abro la tapa del Zippo, encendiendo el final.
Lanzando el paquete de cigarrillos y el Zippo sobre su torso, con un poco de
fuerza, la veo—. No te molestes con la anestesia. Estará bien sin ella.
44
Kyrin
Dos meses después.
S
i me hubieran dicho hace meses que estaríamos donde estamos
hoy, les habría cortado la lengua de la boca. No solo Lilith
siendo madre, sino yo siendo un maldito...
—... ahí está papá. —La voz de Lilith se filtra a través de 323
mis pensamientos mientras hace rebotar mi puto corazón en su cadera. Al
verlas a ambas, una sonrisa se extiende por mis labios.
Lilith cepilla su largo cabello plateado hasta un hombro, mostrando el
tatuaje de su cuello. Siempre una rebelde, siempre una soldado, uno como
amante, el otro para siempre. Continúa alrededor de toda la circunferencia
de su delgado cuello. A menudo pienso en esa época, cuando no sabía a qué
estaba jugando Lilith, o cómo lidiar con Eli y sus secretos. Probablemente
podría haberlo manejado mejor en retrospectiva. Pero el destino... el destino
es la realidad para las personas que se arriesgan. Algunos dirían que no
podían imaginarme enamorándome de alguien, así que no lo hice. Me
enamoré de dos. Puede que hayamos perdido a la otra mitad de nuestra
alma gemela, pero vive en cada uno de nosotros, y definitivamente vive en
Luna.
Tomo a Luna por debajo de los brazos, apartándola de Lilith y besando
su cabecita. Con una cabeza llena de cabello y pestañas oscuros, cada día
me recuerda más a su padre. La protegeré con mi vida, Eli. Es mía, como tú.
—¿Estamos listos? —Lilith todavía está juntando su mierda por la casa
mientras reboto a Luna arriba y abajo.
Luna-Nox Rebellis. Su nombre vino de forma natural. Queríamos
mantener el tema con el nombre de Lilith, sin dejar de ser fieles a King y a
su herencia familiar. Así que tenemos Luna, que significa diosa de la luna
en la antigua mitología romana, y Nox, en latín, diosa de la noche (su familia
King). Es un corte completo entre la Elite King y Midnight Mayhem. Sin
embargo, no había dudas sobre en qué campo de juego estaría. Es una King,
después de todo.
Lilith se agacha bajo mi brazo mientras nos dirigimos juntos hacia la
sala de estar, toma su teléfono y lo mete en su bolsillo trasero.
—¿Crees que siempre querrá tener un mes de cumpleaños?
—Si lo hace, lo tendrá.
Hoy es la fecha del nacimiento de Luna, pero no el mes, y decir que ha
sido fácil probablemente se quede corto. Primero, estábamos agradecidos de
que el lugar donde Kennedy había estado manteniendo a Luna no era un
agujero en la pared, una mierda para nada. Era un convento de monjas en
la ciudad, un lugar al que nunca hubiéramos visto, esencialmente. Gracias
a Dios que lo hizo Benny. Lilith bromea diciendo que deberíamos ponerla en
un internado católico para la secundaria y luego en Riverside para la
universidad. Si Satanás no la enciende en llamas por solo mencionarlo,
podría hacerlo. 324
Todo el mundo está esparcido por la sala de estar, la chimenea de gas
encendida contra la pared mientras una suave música suena
silenciosamente de fondo. Perse y King están acurrucados en un rincón, con
su mano sobre su hinchado vientre. Ella ha estado mejor desde que todo se
ha calmado, todavía me molesta cómo trató a Lilith.
Cartier se fue, lo que será mi problema mañana, considerando que
estoy casi seguro de que la chica se está portando mal a propósito. Si otro
tabloide publica una historia de “Influenciadora de Instagram/motociclista
acrobática que ha sido sorprendida en la cama con un príncipe real” yo mismo
volaré a Europa y la llevaré de regreso a casa, tal vez con un rastro de
duques reales muertos y príncipes detrás de mí.
Junto a King y Perse está Killian. Las arrugas que luce están a punto
de hacerle envejecer diez años si el bonito chico no aclara su mierda. Saskia
está en la cocina cocinando una tormenta. Obviamente, Killian no está
contento con ese hecho porque no está lo suficientemente cerca de él. Típico
bastardo pegajoso.
Cerca de la chimenea encendida están Keaton y Kohen. Kohen, quien
se está comportando bastante bien con alguien que ha estado persiguiendo
las cenizas de un examante para descubrir que ha estado viva todo este
tiempo. Este hecho debería perturbarme, pero junto con mi rebelde
hermana, será un problema para mañana.
A través de las puertas que se abren que conducen al patio, puedo ver
a Bishop y a Nate caminando con Brantley detrás.
Todos dejan de hablar, de repente la música está demasiado alta.
Lilith aprieta mi mano cuando la puerta se abre y los Elite King entran,
sacudiéndose la nieve del cabello.
—Entonces... —Bishop me sonríe, sus ojos en Luna—. ¿Está lista para
conocer a sus futuros mejores amigos?
—¡Oh! —Se escucha la voz de una chica, y veo a Madison Montgomery
empujar más allá de la pared de músculos frente a ella, cargando a los
mellizos de ella y de Bishop. Un chico y una chica. Aproximadamente de la
misma edad que Luna-Nox, pero más jóvenes, por meses, diría yo. Madison
viene directamente hacia mí, sosteniendo a sus dos pequeños niños King
uno al lado del otro—. ¡Priest! ¡Mira! ¿No es linda?
325
Después del
Espectáculo
E
sta vez me senté en la parte de atrás. Las luces eran más
oscuras de lo habitual, pero la multitud igual. Metí una mano
llena de palomitas de maíz en mi boca y chupé la mantecosa
sal de mis dedos cuando ella apareció en el escenario en un
flash, su sombrero de copa brillando contra la luz. Tuvo un bebé; eran felices.
Podría estar feliz por eso. Pero no lo estoy. No ahora mismo porque siempre la
tuve. Ella me hizo sentir bien, ver lo bueno, a pesar de que era demasiado
buena. Ahora que se fue, estaba sola con mis pensamientos, desesperado por
mantenerme a raya. Normalmente me encantaba esta parte. Donde me
quedaba atrás y esperaba el espectáculo, estudiando cada acto. Sin embargo,
dolió más esta vez hacer eso, así que antes de que pudiera detenerme me 326
levanté de mi silla y me volví hacia la salida. Mis ojos voltearon hacia la
misma forma en la que entré y me detuve en seco. Él no había cambiado
mucho, todavía tenía el mismo aspecto. Cabello oscuro, ojos verdes y
mandíbula dura. Sin embargo, ahora es más grande, obviamente, y creció.
Tenía delineador de ojos alrededor de los ojos y vestía un rasgado overol de
mezclilla con tirantes en la parte delantera. Empujó sus gafas por el puente
de su nariz, dándome una malvada sonrisa.
—Realmente no pensaste que podrías huir de mí alguna vez, ¿verdad?
No hablé. No quería que supiera que estaba viva, pero sabía que una vez
que lo supiera, estaría arruinada.
Dio un paso más hacia mí.
—Perse está lastimada de que no quisieras verla, pero yo solo…. —Miró
a lo lejos—. Estoy sorprendido.
Di un paso más cerca de él, atrapada en la historia que nuestras almas
habían explorado juntas.
—Kohen...
—Dove —respondió con una dulzura que estaba segura de que solo yo
veía—. ¿Qué dices, Pajarito? ¿Quieres huir conmigo y violar la ley?
—No lo sé —respondí con tristeza, la culpa desgarraba mi corazón—.
Hice algo malo. He causado mucho daño.
La sonrisa de Kohen se hizo más profunda.
—¿Qué sucede, Pajarito?
Levanté mis ojos hacia los suyos.
—Maté a Eli para salvar a Lilith.
327
Epílogo
Kyrin
Navidad.
S
e supone que las vacaciones son pacíficas. Ese momento de
tranquilidad entre tu rutina diaria y el sueño de estar lejos. Al
menos, ese es el caso cuando no estás rodeado por el CEK y
toda su maldita pandilla.
328
—Así que estaba pensando... —Madison baja de puntillas las escaleras
después de finalmente dejar a Priest y a Halen en el suelo—. Mira, soy todo
para los niños, pero ¿tener gemelos? A. La. Mierda. Eso. No me veo a mí
misma teniendo suficiente amor en mí por otro hijo, incluso si Lilith todavía
pudiera tenerlos.
—¡Oh! ¡Sí! ¡Quiero esquiar! —dice Saint debajo del brazo de Brantley.
Todas las chicas cocinaron estas vacaciones y han hecho un pacto de que
todos los años vayamos de vacaciones familiares. ¡Ding, ding! También
pueden elegir.
Me encanta eso para todos los chicos.
Al menos este año, estamos en Aspen. Bishop es el dueño de la casa en
la que nos hospedamos, con vidrio en lugar de paredes para brindarle una
vista completa de las montañas nevadas de trescientos sesenta grados.
Madison se acurruca contra Bishop.
—¿Correcto? Hagámoslo todo mañana. Luego podremos relajarnos en
el jacuzzi y emborracharnos.
Todas las chicas se ríen, sorbiendo sus chocolates calientes. No es
hasta que me inclino para oler a Lilith que me doy cuenta de que están
empezando a beber ahora.
Me río entre dientes, negando antes de besarla.
—Vuelvo enseguida.
Después de ver los ojos de Nate, Brantley y Bishop, todos nos dirigimos
a la cocina. Las ventanas de este lado dan al largo camino de entrada
bordeado de gruesos arbustos con nieve en forma de nube que cubre las
ramas y las hojas. Ya es tarde. Llegando a la medianoche y después del
vuelo, todos estamos cansados, por decir lo menos.
—Hombre, tenemos toda una vida con esta loca mierda. Siento que son
una pandilla muy pequeña y nos aman, pero también nos matarían si lo
necesitaran. —Las divagaciones de Nate me distraen lo suficiente.
Vierto whisky en vasos y todos toman uno para cada uno.
—¿Todo bien contigo y con Lilith? —pregunta Bishop después de tomar
un largo sorbo.
Me apoyo en el mostrador y aprieto el borde.
—Sí, siempre estamos bien. Hay algo...
—¿Como si él siempre estuviera ahí? —pegunta Brantley, pero sus ojos
están fijos en el exterior—. Sí. Juro que lo siento algunos días, 329
simplemente... allí. Existiendo con nosotros. Viendo. Probablemente
riéndose de que los dos lo jodimos todo. —Resoplé, negando mientras mi
risa se apaga cuando la tristeza se filtra de nuevo.
—Estaría orgulloso de ustedes dos, hermano. Tan jodidamente
orgulloso. —Nate me aprieta el hombro, antes de que todos regresen al salón
con las chicas.
Sacudiendo la cabeza, la muevo hacia atrás y trago el resto del líquido
ámbar, siseando cuando enciende un fuego que baja por mi garganta.
Cuando coloco mi vaso en el fregadero, el movimiento exterior me llama la
atención, como una sombra que sale de los arbustos.
Una sombra. Sudadera con capucha sobre su cabeza, un pañuelo
cubre la mitad inferior de su cara. Me congelo, cayendo hacia atrás mientras
me froto los ojos con el dorso de la mano.
—Como si siempre estuviera ahí… —susurra Brantley en voz baja
detrás de mí, y me doy la vuelta rápidamente para enfrentarlo.
—¿Qué?
Brantley empuja su cabeza hacia la puerta.
—Te cubriré, Mayhem. Tienes diez minutos como máximo. —Antes de
que pueda preguntar de qué diablos está hablando, empiezo a moverme
hacia la puerta principal. La risa de las chicas detiene mi movimiento, pero
antes de que pueda evitarlo o a Brantley, giro la manija y salgo.
Cuando cierro la puerta, la nieve me azota en la cara mientras bajo las
escaleras de madera.
Mi corazón deja de latir a medida que doy cada paso.
Uno.
Dos.
La sombra sale de detrás del árbol.
Tres.
Cuatro.
Sus dedos envuelven la curva de su sudadera con capucha.
Cinco.
Seis.
La sudadera con capucha cae alrededor de la parte posterior de su
cuello y mi corazón está jodidamente plano. Tropezando hacia atrás, alcanzo
330
la barandilla para detener mi caída cuando la jodida sonrisa por la que he
sangrado cada noche desde que él se fue parpadea frente a mí.
No en un recuerdo.
En el puto tiempo real.
Tira hacia abajo el pañuelo.
—Tienes razón. Me río de ustedes dos. A menudo. —Y así, quiero
golpearlo.
Lanzándome hacia adelante, lo agarro por el cuello y tiro de su pecho
hacia mí, mis ojos salvajes y la mandíbula apretada. Sobre todo, porque
estoy enojado, pero también porque quiero estar seguro de que es él. En la
puta vida real. En alguna enferma parte de mi mente, espero despertarme,
con Lilith de un lado y Luna del otro.
—¿Estás bromeando, Eli? —Las palabras salen entre apretados
dientes. Podría matarlo de nuevo—. ¿Qué diablos está pasando?
Sus dedos se enganchan en la hebilla de mi cinturón mientras me tira
más hacia él.
—No tenemos tiempo. Necesitas escuchar. Ni siquiera debería estar
aquí ahora mismo, y no tengo tiempo para explicarlo todo. Hay una razón
por la que eligieron Aspen para este viaje. Técnicamente no estoy en EE. UU.
En este momento, pero Aspen está lo suficientemente lejos como para no
llamar la atención.
Mis dedos se doblan alrededor de sus mejillas.
—Jodidamente te lloramos. Ella apenas lo logró. ¡Apenas lo logré yo! —
Lívido. La ira tan caliente me quema como ácido por las venas.
—Lo sé. Lo siento. Es... —Se vuelve sobre su sombra y se lleva un dedo
a la boca para callarme. Mis hombros se enderezan y las piernas se separan
mientras sigo su mirada, lista para destrozar a cualquiera que intente
tomarlo de mi otra vez. De nosotros.
Vuelve a mí, sus ojos buscan los míos.
—No puedo explicar eso ahora mismo, y ella no puede saberlo ahora.
Cuando sea el momento, te lo haré saber, ¿de acuerdo? Por ahora, toma
esto… —Saca un sobre blanco con las palabras Luna-Nox Rebellis—. Si no
me ves durante las vacaciones familiares todos los años, entonces estoy
muerto y me atraparon. —Sus palabras me golpean todas a la vez. Se está
yendo de nuevo.
331
Me duele la mejilla cuando me abofetea.
—Ky, no tengo jodido tiempo. Esta vez el año que viene, estaré aquí de
nuevo. Pero por ahora, ella no puede saber que estoy vivo. Esto... esto es
enorme. ¿Lo entiendes?
Parpadeo para contener la necesidad de estrangularlo.
—¿Es una mierda King o algo más?
Suspirando, se tapa la boca con la mano. Cuando sus ojos chocan con
los míos, todo lo demás desaparece. La casa detrás de nosotros, las
montañas nevadas en la distancia, la nieve que cae que se derrite tan pronto
como golpea mi piel.
Cerrando la distancia, alcanza la parte de atrás de mi cuello y me
acerca a sus labios. Rozan los míos con ternura, pero como el bastardo
codicioso que soy, lo acerco más por la parte de atrás y lo beso. Su lengua
se desliza en mi boca, lamiendo todas las heridas que infligió cuando se fue,
pero abriendo otras nuevas porque sé que está a punto de irse de nuevo.
Retrocede un poco, dejándonos a los dos sin aliento, pero apoyando su
frente contra la mía.
—¿Alguna otra cosa podría mantenerme alejado de todos ustedes? —
Sé la respuesta a eso. Eli es un King primero, incluso si no quiere que sea
así. Siempre nos protegerá a toda costa, así que haga lo que haga, lo hará
por nosotros, o por Luna, al menos. La idea de que Luna esté en peligro hace
que se me ericen los pelos de la nuca, y esa misma ira que corría
desenfrenada dentro de mí desde que vi a Eli acercarse está peligrosamente
a punto de explotar.
—No —digo, mis hombros se relajan.
—El próximo año. —Lentamente, se tapa la boca con el pañuelo.
—El año que viene… —susurro con voz ronca, ahogándome con las
palabras de adiós no dichas mientras desaparece entre las sombras. Pase lo
que pase, los King lo saben. Nada de esto tiene sentido, pero si he aprendido
algo cuando se trata de los CEK, es que hacen las cosas por una razón.
Siempre están tres pasos por delante, así que pase lo que pase, lo hará por
Luna.
Tiene que ser Luna. Sabe que mataría o me matarían por él.
Volviéndome hacia las escaleras que acabo de bajar, camino de regreso
a través de la puerta principal, sacudiendo la nieve de mi cabello.
Mientras doy la vuelta a la esquina hacia la sala de estar, Lilith me ve 332
desde detrás de una sonrisa, palmeando el lugar junto a ella en el sofá.
—Ven aquí. Acabo de contarles a todos sobre el pequeño juego Sixers
de Midnight Mayhem.
—Oh, ¿lo hiciste? —Alzo las cejas, caigo en el sofá y coloco mi brazo
sobre su hombro.
—¡Sí! —Tillie se retuerce aún más contra Nate—. Y queremos jugar. —
Lilith coloca una baraja de cartas en mi regazo. La baraja de cartas.
—Déjame adivinar... Cartier te dio estas... —Pongo los ojos en blanco y
empiezo a arrastrar los pies.
—Lo hizo. —Lilith asiente, inclinándose para colocar su taza vacía
sobre la mesa de café—. Así que vamos, entonces... veamos si soy tu As—.
La verdad es que nunca necesité este estúpido jodido juego con ninguno de
los dos para saber que eran mis almas gemelas. Nuestro amor no era el tipo
de amor que estaba escrito en las cartas...
Era el tipo de amor que las quemaba.
Próximo libro
(MIDNIGHT MAYHEM #4)
333
334
Amo Jones es una pequeña chica de campo que está en pleno desarrollo
como autora (probablemente lo está haciendo todo mal). Le gusta el pastel,
le encanta el vino y su religión es mágica. Es una gran trabajadora, pero
cuando no está escribiendo, puedes encontrarla relajándose con sus hijos y
compañeros en la playa más cercana, con un coctel en la mano. Nueva
Zelanda no es un estado de Australia y el rugby es el mejor deporte que ha
jugado.
335