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NOMBRE: LEHI WICHT DE LA CRUZ

1-. ¿A que movimiento o escuela pertenece


el autor?
Cursó sus estudios primarios en diversos planteles de Piura, y los secundarios en Lima,
primero en el Liceo Preparatorio Marticorena (1886-1888), y luego en el Colegio Nacional
Nuestra Señora de Guadalupe (1889-1890). Ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, donde cursó Derecho.

2-. Breve Biografía del autor


Nació en Chiclayo en el año 1872, y por decisión propia es un piurano a carta cabal, por eso él
siempre se consideró un piurano: "Soy de Piura, de una ciudad pomposamente radiante"
(Memorias de 1963). Se consideraba el “más piurano de todos los piuranos” y Piura, la tierra
grausina (de Grau) como él la motejara, también lo ha reconocido como dilecto hijo suyo.

Sus padres fuero Manuel López Vilela y Manuela Albújar y Bravo. Estudió en el Colegio
Nacional Nuestra Sra. de Guadalupe y se recibió de abogado en la Universidad de San Marcos,
se desempeñó como juez.

Desde joven pudo alternar su afición por el periodismo, la literatura y su condición de hombre
de leyes.
Escribe en el periódico "La Tunda", donde escribe artículos contra el presidente de ese
entonces, el general Avel Avelino Cáceres, por lo que sufre prisión. Posteriormente realiza una
campaña periodística en Piura en "El Amigo del Pueblo”

Ocupó diversos cargos en la carrera judicial .Ejerciendo la magistratura en Huánuco, Piura,


Lambayeque y Tacna, lo que le permitió conocer el alma indígena. Vivió de cerca su dolor,
miseria, angustia y desesperación.

Obtiene, en 1950, el premio nacional de novela, en reconocimiento a su labor, se le otorgó en


vida la Orden del Sol y las Palmas Magisteriales. En sus obras utilizó los seudónimos de
Sansón Carrasco y León Cobos. Se le considera como el iniciador del indigenismo literario.

En 1966 falleció en la ciudad de Lima. Fue miembro del Ateneo de Lima, club Unión de Lima y
Tacna; presidente del club Grau de Piura y miembro correspondiente de la Sociedad
Geográfica de Lima. Ha dejado varios estudios como “Los caballeros del delito”, que lo
configuran como uno de los representantes de la Sociología Jurídica en el Perú.

NARRATIVA
- Cuentos andinos (1920)
- De mi casona (1924), memorias
- Matalaché (1928) novela ambientada en la época colonial.
- Nuevos cuentos andinos (1937)
- El hechizo de Tomayquichua (1943), novela.
- Las caridades de la señora Tordoya (1955), cuentos realistas de temática urbana. Premio
Nacional de Narrativa 1950.

Póstumamente Raúl Estuardo Cornejo recopiló diversos cuentos y crónicas aparecidas en la


prensa escrita: La mujer Diógenes; Cuentos de arena y sol; Palos al viento (1972). Cabe
destacar la labor investigadora y de exégesis de Raúl Estuardo Cornejo, biógrafo del escritor.

Otra recopilación de cuentos fue editada por José Jiménez Borja con el título de La diestra de
don Juan (1973).
3-. Editorial y Año de Obra
La historia de la literatura peruana del siglo XX está hecha con nombres de intelectuales que
provienen de diversas canteras. Una de estas es el derecho. Enrique López Albújar fue un
juez cuya actividad intelectual no se restringió solo al mundo de las leyes que organizan y
regulan la interacción de los hombres en sociedad, también creó mundos literarios donde se
ponen en escena, a través de la vida y del drama de múltiples personajes, el germen de la
actitud delictiva y los problemas de la administración de justicia. Por el modo en que fueron
representados los personajes indígenas en su narrativa, los especialistas señalaron que se
trataba de una percepción «criminalizante» del indio. Acaso no podía ser de otra manera, ya
que su propuesta narrativa no buscaba otro motivo literario que no fuera el presentar
historias en las cuales los personajes se resisten y transgreden la ley. Con la publicación de
la obra completa de Enrique López Albújar, el Poder Judicial no solo rinde homenaje a un
ejemplar hombre de leyes y notable literato, sino que a través de su mirada judicial y literaria
invita a reflexionar sobre los problemas históricos que aquejan a nuestra sociedad. Leerlo
será asumir el reto de pensar el Perú como problema y posibilidad (Duberlí Rodríguez
Tineo).

4-. Leer primeros capítulos hasta 4 o 5


5-. Análisis de cada capítulo
CAPÍTULO I

UN FAVOR SIGNO DE LOS TIEMPOS

En este primer capítulo empieza toda la trama de la historia.

A eso de las cinco de la tarde se acercó a la hacienda de Juan Francisco don


Baltasar Rejón de Meneses, este era conocido por traer noticias desde la
ciudad de Lima hasta Piura, pero como don Juan Francisco era el último en
enterarse de las noticias, realizo la conversación con una noticia acerca de un
pirata que había llegado desde Buenos Aires hasta el Callao, ya hacía varios
meses atrás, pero don Baltasar le respondió que la actitud de su visita no fue
tal sino un favor que su mujer le había pedido que este realice para una criada
suya llamada Rita, don Juan no entendiendo el pedido, pidió la explicación del
caso, este le dijo que en su Hacienda había un esclavo el cual es capaz de
soportar a todas las criadas de la ciudad. Don Juan sorprendido por el pedido y
por la noticia, respondió que tenía entre sus esclavos un semental llamado
José Manuel, pero que este era más reposado que inquieto. Pero don Baltasar
respondió que este esclavo gozaba de su famita de macho fuerte que muchos
quisieran tenerlo para sí. Bueno respondiendo don Juan Francisco, accedió al
pedido de don Baltasar, diciéndole que sus criados se encargarían de lo
pedido.
CAPÍTULO II

LA TINA

La Tina era una hacienda, construida de adobe ladrillo y paja, en 1816 no


parecía una casa para hecha para habitar, por más que en ella vivía gente de
buena condición. Los que construyeron no lo vieron con fines de vivienda sino
con fines de industria. Posiblemente este fue lo que pensó su fundador, el
licenciado don Cosme Ríos. De allí su fama de caserón sombrío, desmesurado,
recio, que se encontraba alejado de la ciudad, solitario algo así como una
interrogación para los que venían de afuera como un guardián para los que
venían de adentro.

Este era un caserón al cual la industria había tomado para fabricar jabones y
curtir pieles como para la venta de cuero, se dice que era un exilio porque para
trabajar ahí se tenía que alejar de la cuidad, donde el trato feudal era más
acentuado donde el obrero era explotado, del que solo se sentía libre fuera de
estos lugares que abundaban en Piura.

Don Juan Francisco recibió de su abuelo una fábrica maltrecha y desacreditada


debido a que este no le había prestado la atención que merecía este negocio.
Así pues, solo llego a recibir una fábrica encerrada entre cuatro paredes, y
entre el traspaso que se le dio, recibió una docena y media de esclavos, viejos
en su mayor parte, dos de ellos medio inexpertas y sin cristianizar, pero al
frente de todo este rebaño había un mulato de veintiocho años, ejemplo notorio
de belleza juvenil, con vigor y flexibilidad de pantera javanesa y mirada
soberbia y firme.

Don Juan Francisco se vio en la necesidad de sacar provecho por este


deteriorado capital negro y hacerlo todo un evento productivo. Mas a pesar de
los dilemas en que se puso don Juan Francisco, este ya había aceptado a don
Baltasar que le traiga su criada y si su capataz la aceptaba por mujer, dejarla a
esta al servicio de su hija, que pensaba traer a su lado muy pronto
CAPÍTULO III

UNA LLEGADA INTEMPESTIVA

Una noche casi de improviso llego una persona con una noticia acerca de sus
familiares limeños donde le informaban sobre la próxima llegada de su hija
llamada María Luz, la cual llegaba con una caravana bulliciosa como la de una
procesión, no había pasado mucho rato cuando llego María Luz a la hacienda
portando una carta, que su cuñada le escribiera, comunicándole que debido a
la presencia de piratas en el Callao y la causa independista, hacían de Lima
una ciudad caótica por la cual vieron conveniente enviarlo más lejos de la
ciudad.

Don Juan no quería que su hija se quedara en la hacienda, pero tuvo que
hacerla porque el lugar a donde este quería llevarlo se encontraba un poco
destartalada. Solo días antes a la llegada de María Luz, Rita había sido
mandada al yogamiento con todas las recomendaciones y formalidades del
caso. Pero debido a la llegada de la hija del patrón este prohibió los
apareamientos dentro de la casa.

Al día siguiente de lo ocurrido entre Rita y José Manuel, don Juan al cruzar el
patio de la fábrica, notaba que los esclavos olvidados por un momento del
respeto que le debían a su amo, parecían decirle solo con la mirada:

“¡Como se ha olvidado su merced de nosotros!, ¿Qué solo ese maldito de José


Manuel es hombre?”. Solo días después llego la hija del patrón. Don Francisco
había resuelto que no ocurriese más apareamientos por lo cual mando a uno
de sus criados Antuco que le dijera a la negra Casilda que guardara a Rita
hasta que el determinara otra cosa.

Pero con la llegada de su hija todo cambio, sus sentimientos paternales. De ahí
en adelante solo tuvo dos pensamientos el de su hija y el trabajo. Su vida
giraba en torno a estos dos ideales, que le trasmitía la belleza de su hija.
CAPÍTULO IV

EL SOL PIURANO

La tranquilidad del sol piurano no era más que un asolador para todos, este se
elevaba en la mañana como un himno triunfal, al medio día cae como plomo
sobre los seres y se prende de ellos como en un abrazo lujuriante y enervador,
y en las tardes, se retira con la pompa y la majestad de un Rey, bajo un palio
de celajes esplendentes, dejando tras de sí, mucho después de haberse
ocultado un halón de polvo de oro

La tranquilidad que presentaba María Luz a la llegada no era más que


aparente, ella no estaba acostumbrada al encierro y enclaustramiento, como lo
era aquel lugar, ella era una niña de cuidad acostumbrada al bullicio que en ella
había, pero ahora en el caserón para ella parecía más un secuestro. Solo el
atardecer alegraba su espíritu, y así podía ocultarle su pesadumbre a su padre
por esta especie de encierro.

Un día María Luz se encontraba asomada en su balcón sorprendió a un


esclavo que la miraba con ojos negros ofídicos que la saludaron, esta no
respondió el saludo y se retiró. Le preguntó a Casilda sobre quién era ese
hombre, ella le respondió que era el capataz, que en la fábrica no se hacía
cosa sin que se le consultase a ese negro chalá. Ella le respondió que es eso
de chalá, la criada le respondió que los blancos de la hacienda lo preferían
para sus esclavas. Que dices le increpo María Luz, lo que oye le respondió la
criada, que su amo las mandaba para que

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