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1.1.

2 Lectura: "El futuro que no queremos"


Esta es una breve reseña del informe de la UCCRN titulado "El futuro que no queremos:
cómo podría afectar el cambio climático a las ciudades más grandes del mundo".1
El proyecto "El futuro que no queremos" es una colaboración entre Ciudades C40, el
Pacto Mundial de los Alcaldes, Acclimatize y la Red de Investigación sobre el Cambio
Climático Urbano (UCCRN) cuyo objetivo es comprender y comunicar los principales retos
a los que se enfrentan y seguirán enfrentándose las ciudades como consecuencia del
cambio climático.
Como hemos visto, las ciudades ya están experimentando los impactos del cambio
climático. A menos que se cumplan los objetivos de reducción de emisiones establecidos
en el Acuerdo de París y se aumente aún más la ambición climática, las ciudades se
enfrentarán a amenazas climáticas interconectadas mucho más graves. Y esto pondrá en
peligro su prosperidad económica y social.
Estos efectos se dejarán sentir con mayor intensidad entre quienes viven en la pobreza.
Casi 215 millones de pobres urbanos estarán expuestos al calor extremo a mediados de
siglo, ocho veces más que en 2020.
En este informe se destacan seis conclusiones clave para las ciudades de todo el mundo.
Se calcula que para 2050:

1. Más de 1.600 millones de personas, que viven en más de 970 ciudades, se


enfrentarán a condiciones de calor extremo sostenido de más de 35°C (95°F)
durante tres meses consecutivos.

.
Poblaciones urbanas en riesgo de calor extremo.
Crédito: UCCRN, "The Future We Don't Want: How Climate Change Could Impact the World's Greatest Cities".

2. Cerca de 215 millones de personas altamente vulnerables, que viven en la


pobreza en más de 230 ciudades, se enfrentarán a condiciones de calor extremo
sostenido de más de 35 °C durante tres meses consecutivos.

3. Más de 650 millones de personas, que viven en más de 500 ciudades, pueden
enfrentarse a una disminución de al menos un 10% en la disponibilidad de agua
dulce procedente de los caudales de los arroyos.
1 En línea en: https://uccrn.ei.columbia.edu/news/future-we-dont-want
Se prevé que en la década de 2050 las ciudades
experimenten un descenso del caudal de al menos un -
10% con respecto a los niveles actuales.

4. Más de 2.500 millones de personas, que viven en más de 1.600 ciudades,


pueden enfrentarse a las consecuencias de un descenso del 10% o más en el
rendimiento nacional de los principales cultivos.

Ciudades de países en los que se prevé que la producción


nacional de maíz, arroz, soja y/o trigo de secano disminuya
al menos un 10% por debajo de los niveles actuales en la
década de 2050.

5. Más de 800 millones de personas, que viven en más de 570 ciudades costeras,
correrán el riesgo de sufrir inundaciones costeras provocadas por una subida del
nivel del mar de 0,5 metros o más.

Ciudades en las que se prevé una subida del nivel del mar
de al menos 0,5 metros para la década de 2050.
6. Más de 450 millones de personas, que viven en más de 230 ciudades, estarán
expuestas a riesgos de suministro eléctrico por las inundaciones costeras
causadas por la subida del nivel del mar de 0,5 metros o más.

Ciudades cuyas centrales eléctricas cercanas son


vulnerables a inundaciones costeras como consecuencia
de una subida de 0,5 metros del nivel del mar en la década
de 2050.

Pero los escenarios más devastadores esbozados en este estudio no tienen por qué
hacerse realidad.
Las respuestas que den hoy las ciudades a estos retos determinarán su habitabilidad y
competitividad a largo plazo.
Muchas ciudades y áreas metropolitanas están tomando medidas enérgicas para reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los riesgos que plantea el
cambio climático.
Los dirigentes municipales están en una posición única para afrontar este reto climático por
dos razones fundamentales:
En primer lugar, las ciudades son grandes consumidoras de e n e r g í a : consumen dos
tercios de la energía mundial y generan más del 70% de los gases de efecto invernadero.
En segundo lugar, los alcaldes de muchos países son ahora elegidos y responsables
directamente ante sus electores de decisiones que afectan al desarrollo global y a la vida
cotidiana.

Los dirigentes de las ciudades deben redoblar sus esfuerzos para aumentar la
resistencia al cambio climático. Mediante una mayor concienciación y acciones
ambiciosas, los dirigentes urbanos pueden acelerar la mitigación del cambio climático y
la adaptación al mismo.

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