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Divo Sole por Mejnour

Hablar del origen de la Alquimia nos llevaría tiempo. Deberíamos empezar por categorizar las
diferentes vías en que el artista intenta la
“elevación de las vibraciones” —en palabras de Frater Albertus, — de la Materia Primera. Sin duda,
en la enumeración no podrían faltar la vía animal, vegetal y mineral, ordenadas por dificultad
creciente: el trabajo con minerales siempre es el más complicado y eso es porque su medicina está
más custodiada y es más difícil de extraer. ¿Pero estarán explicitadas todas las vías posibles?

En la brillante y erudita obra Divo Sole: La teurgia solare dell’alchimia, sus autores: Alessandro
Boella y Antonella Galli, repasan la rica bibliografía alquímica y descubren una vía más oculta, arcana
y secreta que embona perfectamente con aquellas concisas palabras de
Fulcanelli en Las Moradas Filosofales:

“Los antiguos designaban a menudo la alquimia con el nombre de agricultura celeste, porque
ofrece, en sus leyes, en sus circunstancias y en sus condiciones la más estrecha relación con
la agricultura terrestre.”
Así entonces nos saltearemos graciosamente los capítulos iniciales del Divo Sole, cuya temática
redunda en convencer al lector que la Teurgia Solar está emparentada a la vía arcana solar del
Hermetismo (1), con la que arriesgó su carrera el tonsurado renacentista Marsilio Ficino —merced
a la indulgencia y poder de su protector: Cosme de Médici, — sabiendo que académicamente se da
por sentado que el Corpus Hermeticum fue un fraguado de monjes cristianos (2):

Los estudiosos modernos, al examinar los textos herméticos como un documento del
gnosticismo helenístico, sólo han encontrado en ellos unas pocas, o nulas, trazas de influencia
cristiana. Para los entusiastas religiosos del siglo XVI, el sacerdote egipcio parecía escribir casi
como un cristiano, como si hubiera tenido una visión anticipada del cristianismo desde su
remota posición cronológica. Es un hecho muy significativo que, cuando Isaac Casaubon
puntualizó, en 1614, por primera vez desde hacía doce siglos (los que habían transcurrido
entre Lactantius y Casaubon) que, aunque era perfectamente posible que hubiera existido un
hombre llamado Hermes Trismegisto en tiempos muy remotos, los textos herméticos no
podían haber sido escritos por él, avanzara la suposición de que todas las obras atribuidas a
Trismegisto, o al menos una buena parte de ellas, habían sido falsificadas por los cristianos.

Enfocándonos en la médula de la obra, vemos que se acerca más a una experimentación metafísica
aunada a procesos biológicos con cultivos bacterianos anaeróbicos: “Sin embargo, estas alusiones e
indicaciones relativas a la vía más antigua y secreta son incompletas. En realidad, al pulvis solaris, a
recoger con el espejo ardiente, que los alquimistas llaman sal naturae, término muy significativo,
hay que añadir el aqua philosophica, que se obtiene de un modo similar, no menos singular, y que al
dejarla evaporar abandona en el fondo una sal roja. La preparación del Gran Elixir presupone
precisamente la unión de estos dos ingredientes secretos.”

¿Estaremos proveyendo de un sustrato alimenticio a la flos coeli (Flor del Cielo, lat.), los
microorganismos que se desarrollan en los cielos y descienden durante los primeros días
primaverales en el dulce rocío? El aqua philosophica surge de los trabajos lunares, mientras que,
lógicamente, el pulvis solaris proviene de la Deidad Solar. Así que cierto es aquel viejo dicho,
musitado en la cursiva gótica en la que descansa la clave del arcano: “Azoth et ignis tibi sufficiunt.”

Dejamos al lector completar las dos piezas restantes del rompecabezas, pues si bien “Su padre es el
Sol y su madre la Luna,” queda por resolver “El Viento lo lleva en su vientre. Su nodriza es la Tierra.”
Pero no querríamos ser caratulados como filósofos mezquinos, así que brindamos este extracto
provisto desde una extraña fuente (3): Dolores: Dijiste que también les enseñaron cómo usar el
poder de la Luna y las estrellas. ¿Cómo fue eso posible?
Linda: La Luna también tiene mucha energía. Los seres humanos nunca han entendido esto.
Es una forma de energía muy pasiva, totalmente diferente al Sol, que es muy activo y fuerte.
Sin embargo, la energía pasiva de la Luna es tan fuerte como la del sol. P: Pensamos que es
fría.
L: Sí. Es un tipo completamente diferente. Y es por eso que los humanos piensan que es fría,
pero no lo es.
P: ¿Qué tipo de dispositivo usaron para capturar la energía de la Luna?
L: Era metalizada y brillante como un pedazo de vidrio. P: ¿Podrías ver a través de él como si
fuera un cristal?
L: No. Era plateado y brillante, y estaba asentado sobre un pedestal en forma de arco. Era
cóncavo en el centro y giraba en muchas direcciones. Era mucho más grande que el
instrumento usado para el Sol, debido a la naturaleza de la energía. Tenía cincuenta pies
[~15 metros] de diámetro y veinte pies [~60 centímetros] de altura. Era muy, muy grande.
D: Probablemente por eso tenía que tener un pedestal: para girarlo.
L: Sí. Se necesitaron muchos hombres para moverlo. P: ¿Para qué se utilizó la energía de la Luna?
L: La energía de la Luna puede usarse para alterar los efectos del tiempo en el organismo
humano. Podría ser utilizado para curar el cuerpo humano. Podría servir para muchas cosas.
P: ¿Cómo alteraría el efecto del tiempo en el cuerpo humano?
L: A medida que una persona envejece, hay una falla en la comunicación celular en todo el
sistema. Y debido a esta desarmonía, hace que los órganos del cuerpo envejezcan y no
funcionen de manera eficiente, lo que priva de funciones vitales al cuerpo. Este dispositivo
rejuvenece la estructura celular, permitiéndole funcionar normalmente, como en una edad
más joven. Solo a aquellos que fueron elegidos se les permitió este conocimiento, y esto se
les dio para que pudieran permanecer en la Tierra por períodos de tiempo más largos para
dirigir a los terrícolas. [...]
P: Entonces, ¿la energía del Sol y la Luna se almacenaron en este tipo de lugares?
L: Sí. En cámaras separadas [del Templo], porque la energía del Sol sería destructiva para la de
la Luna. D: También dijiste que usaban la energía de las estrellas. ¿Cómo se hizo eso?
L: Capturaron fragmentos de luz de ciertas configuraciones estelares.
Pierre Dujols, uno de los escritores templarios cobijados tras el pseudónimo plural, se atrevió aún
más en su opúsculo Hipotiposis:

“Ciertos autores, y no de los menores, han pretendido que el mayor artificio operatorio
consiste en capturar un rayo de sol y en aprisionarlo en un frasco cerrado con el sello de
Hermes.”

No quisiéramos desviar la atención del lector, pero consideramos de una importancia clave la
conexión, si bien sutil y a priori incongruente y hasta quizá hecha a ciegas, que hacen los autores
sobre la Alquimia y el Odyle:

“Esto se debe a las diferentes polarizaciones en que se encuentra ubicado el cuerpo astral del

hombre por una vibración análoga al éter y llamada Ódica, ligada a los diferentes colores.”

Y más tarde agrega la siguiente nota a pie de página:

“[El Odyle] es la energía omnipresente que anima todas las cosas, ‘descubierta’ por el barón
Karl von Reichenbach (1788-1869). Eugène Canseliet habla de la «radiación astral que
aparentemente obedece a las mismas leyes de propagación que regulan las vibraciones
magnéticas y sonoras... Sea lo que sea, esta corriente verdaderamente mágica sigue siendo
para nosotros la misma corriente que hace descender la estrella que guió a los Reyes Magos
hasta la cueva del Niño-Rey (4).»”
Al final y al cabo, la Alquimia ha sido definida como “metafísica experimental.” Sin embargo, la parte
más rica del libro se desarrolla en los capítulos finales, cuando la pareja polar suelta su munición
más enriquecida de opúsculos rosacruces: textos que lamentablemente son custodiados por
coleccionistas privados y que los autores han hecho un dadivoso trabajo en transcribir y recopilar.

Empecemos desmitificando la latomórica piedra cúbica (5):

Un año después vi aparecer un pequeño cristal transparente en el remanente, que luego se


agrandó, se volvió blanco y finalmente adquirió la forma de un cubo perfecto. Más tarde se
formaron otros. El líquido aceitoso se había vuelto más marrón y las sales se habían separado
de él. El líquido era acre, alcalino y ardiente (inflamaba la boca, y esto después de la
cristalización). [...]

El punto fundamental de atracción es el fuego interno y natural de las cosas. Esto lo sostienen
las cortezas terrestres. Ha guardado una gran afinidad con la luz de la que es vehículo en la
tierra que habitamos. Aparece a nuestros ojos libre de estas ataduras sólo a través del
resplandor de la luz y del aire que sirve de alimento al fuego. Ese pequeño pedazo de polvo,
por lo tanto, contenía dentro de sí este punto ardiente, el imán que había atraído hacia sí al
Espíritu Universal, la luz o el fuego etéreo; como el agua celestial que no moja las manos, no
es fácilmente perceptible, al ser tan sutil y diluida. Pero ese imán unió esos tres principios, los
hizo manifiestos […]

La división de estos principios muestra que aquel líquido, que parece


homogéneo, contenía tres principios evidentes: • un agua sutil;
• una sal brillante;
• un azufre ígneo rojo.

Estos tres son los bloques constitutivos de todos los seres. El líquido marrón rojizo restante
solo puede ser agua y fuego, materia y forma, mercurio y azufre. Hay un principio intermedio
entre estos dos, y es la sal, que se adapta a los otros dos. Es su vínculo cuando están unidos,
pero también es la causa (cristalización) de su separación (el azufre tiene partes blancas,
rojas y negras que se manifiestan en las diferentes fases).

¿Hemos retornado a una Química Precámbica? ¿Acaso la doctrina de los tres principios: ¿mercurio,
sal y azufre no dio por tierra a fines del siglo XVII? Quienes deseen profundizar en este delicado
proceso por el que se transformó la vilipendiada Alquimia hacia la respetable Química, encontrarán
en el doctor Lawrence Principe un racconto sorprendente de cómo se dieron los hechos(6): desde
la sospechosa y reveladora autopsia de Wilhelm Homberg, cabeza rectora de la Académie Royale
des Sciences, las muertes prematuras de los delfines franceses involucrados en las artes crisopeicas,
la tortura y el aparente suicidio del adepto Delisle, el actuar totalitario de la “Stasi” francesa con
sede en la Bastilla contra todos los alquimistas, incluso aquellos contratados por Homberg y la
Corona, con un detrás de escena donde una burbuja financiera y bancaria hacia estallar la economía
popular.

En aquel remolino institucional, las academias inglesa y francesa “decretaban” la inexistencia de la


Crisopeia y se gestaban las revoluciones “democráticas” y “parlamentarias” en ambos países...qui
habet aures audiendi audiat.
Friedrich Herbort (1764-1833), hermetista y discípulo de Eckartshausen, declara en el tratado
Compendium Hermeticum:

“El agua de la sal de la materia prima es el imán que atrae abundantemente los rayos del sol;
gracias a su acción pueden coagular tan fuertemente, que se forma como un carbón
incandescente. Si esta primera agua salada se mantiene encerrada en una esfera de vidrio y
en ella se concentran los rayos del sol, se vuelve roja gradualmente y se puede obtener el
polvo solar rojo o azufre Aphar(7), la tierra seca. [...] La tierra pura necesaria para nuestra
Obra debe ser realmente tan clara como el cristal; no tiene nada en común con nada excepto
el puro éter de vida; ella lo atrae hacia ella y su acción la impregna. Los Antiguos llamaban a
esta tierra magnética y cristalina nitrum y uitrum. Para Pitágoras, esa era la fijación de los
rayos del Sol. Los Herméticos llaman a esta fijación de los rayos del Sol como el Sello de
Hermes, porque la luz en extensión se concentraba en la Obra y la sellaba, por así decir.”

Los autores luego sintetizan: “Los rayos que descienden del Sol llevan consigo el azufre solar, el
Fuego Divino. Al contacto con los rayos lunares estos rayos cristalizan. Los rayos del Sol son así
tocados por las emanaciones que se elevan desde la superficie de la tierra y luego se cristalizan
en una sustancia todavía parcialmente tangible, soluble en agua pura. La cristalización de los
rayos solares y lunares en agua (rocío) produce la tierra virgen: una sustancia pura, invisible,
no contaminada por sustancias materiales. Cuando los cristales de tierra virgen están húmedos,
aparecen verdes; cuando están secos, blancos.”
Y una nota a pie de página enfatiza: “Lo que da el nombre de Medicina Universal a este digno
azufre es la gran penetración gracias a la cual ingresa y accede al corazón de la enfermedad
antes de sufrir alteraciones en la digestión, lo que hace que lleve intactas sus virtudes al origen
del padecimiente, y como este azufre es tomado del mismo fuego que se encuentra en los rayos
del sol, multiplica la vida aumentando su espíritu vital y la hace dueña de su propia acción.” (8)

Gracias al elixir, los Filósofos pueden fabricar varios espejos, por decirlo así, milagrosos, en los que
pueden ver lo que escriben y deciden los hombres en lugares remotos; a través del elixir se pueden
ver aparecer objetos terrestres, u objetos transparentes y aireados como los espíritus elementales,
invisibles al hombre común; también es posible la comunicación remota y la visualización remota
entre personas. Concluimos entonces con lo que enseña el Cosmopolita cuando, hablando del
Azufre, nos dice(9):

En su reino, hay un espejo en el cual se ve todo el mundo. Quienquiera que mire en este espejo
puede ver y aprender las tres partes de la Sapiencia de todo el mundo, y, de esta manera,
será sapientísimo en estos tres reinos, como lo fueron Aristóteles, Avicena y otros varios, los
cuales, al igual que sus predecesores, vieron en este espejo cómo fue creado el mundo.

Mejnour

Fuentes:

(1) El sacerdote católico Marsilio Ficino fue traductor al latín del Corpus Hermeticum, de los códices

originales recuperados de un monasterio bizantino. Además de bibliófilo y filólogo fue autor de varias

obras que más tarde influyeron en Pico de la Mirándola y Giordano Bruno, estableciendo los andamios

esotéricos sobre los que el Renacimiento floreció.

(2) Yates, Frances: Giordano Bruno y la Tradición Hermética, Editorial Ariel, S.A., cap. X: El hermetismo

religioso en el siglo XVI


(3)Cannon, Dolores: The Convoluted Universe, Book One, Ozark Mountain Publishers, USA, 2001, ch. The

Energy Devices, pp. 53-54.

(4):Eugène Causeliet, “Alchimie et magie,” en La Tour Saint-Jacques, julio-diciembre de 1957, ns. 11-12.

(5)Pierre De Saulx [DeSault]: Nouvelle Découvertes, Veuve de Florentin Delaulne, 1727, pp. 12-44

(6) Principe, Lawrence M.: The Transmutations of Chymistry, The University of Chicago Press, 2020.

(7) El Aphar min Adamah es el “polvo de la tierra,” la base o materia de la formación de Adán. Estas líneas

del texto de Herbort contienen una clave explicativa del famoso pasaje de El Conde de Gabalis sobre el

uso de los espejos en la alquimia.

(8) T. F. Geron: Clavicule de la Philosophie Hermétique: Où les mystères les plus cachés des Anciens et

Modernes sont mis au jour en faveur des Enfants de l'Art et à la gloire de Dieu, 1753; Bailly, Paris, 1986.

(9)Le Cosmopolite: Nouvelle Lumiére Chymique: Traité du Soufre, Paris, D'Houry, 1649, p. 78
La sal marina preparada como medicina y sal filosófica
Es necesario recolectar primero el rocío de primavera (30-40 litros) y resguardarlo
en tinajas de barro, preferiblemente guardadas en bodega, para asegurar una mejor
conservación. Luego toma sal marina pura. Derrítala en un crisol (la sal marina se
derrite a unos 802 °C) para eliminar cualquier materia extraña y volátil.

Una vez derretida, viértela en un jarrón de terracota para que el enfriamiento se


haga de forma imperceptible. Cubra el recipiente para evitar fugas. Luego, disolver
la Sal con rocío hasta que no queden más rastros visibles de sal.

La preparación se filtra y se deja evaporar a 40°C hasta que aparecen cristales. El


proceso (disolución y cristalización) se repite hasta que esta sal se derrita a 40°C.

Esto requiere tres meses de constante disolución y evaporación, en una habitación


muy limpia, para que las impurezas no lleguen a ensuciar la preparación. Guarda
esta sal en un recipiente de cristal porque disuelve el sílice. Será de un color blanco
plateado con pequeños cristales refractarios. Es la tierra frondosa de los sabios.
Entonces has obtenido la Sal Filosófica
Los diarios privados de laboratorio de George Starkey

Enorme tarea nos hemos propuesto, traducir la obra completa(sus diarios


privadísimos) de George Starkey al español, gracias a la ayuda fabulosa de nuestro
querido amigo Balti que los obtuvo.

Una obra donde conoceremos el corazón del adepto y mayor alquimista del siglo.
Para el que no lo conoce: George Starkey fue el maestro del “padre” de la química
moderna: Robert Boyle; también del Indiana Jones de los quimistas Wilhelm
Homberg, y por si faltará poco, de nada menos que Isaac Newton, cuyos cuadernos
que ahora tomamos el desafío de traducir fueron parte fundamental del físico y
matemático. En el libro Al-quimera podrán encontrar muchísima más información
al respecto.

George Starkey enseña, según el trabajo de Lawrence Príncipe, la preparación


eficaz de la Piedra Filosofal. Y aquí conviene que maticemos. Para Starkey la piedra
se elaboraba del mercurio vulgar. Su base estaba inspirada en los tempranos
trabajos de Alexander Von Suchten, que combinaba Regulo de Antimonio, Plata y
Mercurio, en lo que era una transferencia del fuego oculto hacia la materia del
mercurio.

Y parece que inspiró esta idea en los quimistas que lo precedieron quienes por
muchísimos años, algunos más de 30 años, se dedicaron a tal vía alquímica, con
éxitos notables en el campo de la transmutación.

Esta idea de usar el mercurio como materia prima la pueden encontrar también en
otro hombre, anterior a todos ellos: nada menos que Juan de Rocatallada. Este
fraile estaba convencido de que el anticristo vendría y que la Piedra se elaboraba
con Mercurio y vitriolo. Paralelamente, para Rocatallada, el Elixir de vida o
Medicina Universal se elaboraba desde al alcohol, algo que un alquimista de larga
data que hemos conocido nos confirmó.

Les dejamos un video al respecto elaborado por un queridísimo amigo que lo retiró
de Internet, no sé aún por qué. Cosas de la vida.
El Ultimo Testamento de Basilio Valentin
Este libro empecé a traducirlo, pero me detuve al examinar que complementa los
anteriores y en realidad, para un servidor que penetró en los misterios de los otros
trabajos, era redundancia. Pero puesto que el capítulo sobre la Piedra Filosofal
puede interesar a más de uno, algo que ya había avanzado en un pequeño artículo,
decido ponerlo aquí traducido para beneficio de los lectores de esta casa.

UNA DECLARACION DE LAS 12 LLAVES

Aquí sigue la tercera parte de mis pretendidos escritos, en donde verdaderamente


se muestra la materia original y prima de nuestra Piedra Filosofal, que es perfecta
instrucción a la parte práctica, que muestra el camino directo a la fuente
inagotable de la salud, y de la abundancia, de riquezas para satisfacer las
necesidades del hombre; y esta es una Declaración de mis escritos anteriores, que
queda por prenda de amor a todos los que son amantes de la Filosofía.

Amigo mío, debes notar que por este trabajo intencionado tocante a los Minerales,
tenía razón para prefijar las dos partes de Minerales y Metales, y sus menas,
considerando que era necesario mostrar una luz a los ignorantes, cómo eso un
espíritu desde arriba enmarca todos esos minerales, metales y minerales, tomando
su subsuelo original para generarlos de ese modo. Porque la tierra siempre está
lista y codiciosa para atraer y retener ese espíritu, que procedió de los poderes del
Cielo, que presenta en el transcurso del tiempo en una formalidad y perfección.

Se ha hablado suficientemente de su forma en mis escritos anteriores, razón por la


cual solo doy indicios de ellos en este lugar. Nótese, que todas las cosas proceden
de una influencia celestial, operación elemental, sustancia terrenal, de esta mezcla
surgen los cuatro Elementos, Agua, Aire, Tierra, que engendran con la ayuda del
fuego escondido en ellos, en una digestión caliente, produciendo un Alma, Espíritu
y Cuerpo. Estos son los tres primeros principios, que en una coagulación se
convierten en Mercurio, Azufre y Sal, estando estos tres en conjunción, según la
naturaleza de la semilla, producen un cuerpo perfecto; ya sea en el Reino, ya sea
de Minerales, Animales o Vegetales.

Todas las cosas en el mundo, que son visibles y palpables se dividen en estos tres
Reinos; el Animal que contiene a los que tienen un aliento vivo, compuestos de
carne y sangre, como hombres, bestias, gusanos, peces, inmundicias. Los Vegetales
que contienen árboles, hierbas, semillas, raíces, frutos y todas esas cosas que son
de una calidad creciente, los Minerales contienen todo tipo de menas, Metales,
Minerales, Marcasitas, Calxes, Zincs, Lobols, todo tipo de pedernales, cantos
rodados, bismutos, piedras preciosas y otras.

Los animales tienen su simiente especial, una sustancia espermática, que después
de la cópula engendran carne y sangre, cuya simiente es su PRIMA MATERIA, de
una influencia celestial, creada por Dios de los cuatro Elementos, obrada por la
naturaleza, que antiguamente fueron citados en mis escritos. Los vegetales también
tienen su semilla propia que Dios les ha otorgado, según sus diversas cualidades y
formas por una influencia celestial y sideral, y reciben su crecimiento fructífero
elemental de la tierra, con el fin de generar y aumentar. Los Minerales y los Metales
tienen también su simiente original de Dios, por influencia del cielo en una
sustancia líquida aérea, por Espíritu Mineral, Alma Sulfurosa y Sal Terrena en un
solo cuerpo unidos; de éstos he hablado en mis escritos anteriores. Nótese además
que si alguno de estos tipos de Metales y Minerales se lleva a una mayor
propagación y aumento, debe reducirse a su primera semilla y PRIMA MATERIA.

Si quieres transmutar los Metales, aumentarlos, convertirlos en una tintura o


Piedra Filosofal, primero debes comprender cómo puedes destruir mediante un Arte
Espagírico la forma Metálica y Mineral y separarla en Mercurio, Azufre y Sal, estos
tres deben ser puramente separados y llevados a sus primeros principios. Esta
separación se hace en y por un Espíritu Mercurial, Alma Sulfurosa y Sal blanca.
Estos tres en la debida ordenación de un verdadero manual deben volver a unirse,
para que sean llevados a la más alta y perfecta pureza. En qué conjunción debe
observarse exactamente la cantidad; después de esta coyuntura, toda la sustancia
es simplemente una sustancia líquida y agua filosófica, en la que todos los
Elementos, primero los celestiales, luego los elementales y finalmente los
terrenales, están encerrados y escondidos en ellos. Porque el Espíritu Mercurial es
frío y húmedo, el Alma Sulfurosa es cálida y seca, y este licor es la verdadera PRIMA
MATERIA, y primera semilla de Metales y Minerales, que por el Arte Vulcano es l
evada a una PERFECCIÓN PLUSQUAM, a una medicina fija trascendente, a partir
de la cual se genera la verdadera Piedra Filosofal, y así debe ser producida.

Por lo tanto, observe y tome nota, que todos los Metales y Minerales tienen una
sola RAÍZ, de la cual generalmente es su descendencia, el que sabe eso
correctamente, no necesita destruir los metales, para extraer el Espíritu de uno, el
Azufre de un segundo, y la Sal de un tercero, porque hay un lugar más cercano
aún, en el cual estos tres, Espíritu, Alma y Cuerpo yacen escondidos en una sola
cosa; bien conocida, y que con gran elogio se consiga, será nombrada después en
varios términos. El que aprende a conocer exactamente esta semilla dorada, o este
IMÁN, y busca a fondo sus propiedades, entonces tiene la verdadera raíz de la vida,
y puede alcanzar aquel o que su corazón anhela.

En mis escritos anteriores, como también en las XII Claves, desde la primera hasta
la última, ordené así mi estilo, en la escritura, en la que presenté a la posteridad la
PRÁCTICA, cómo la gran Piedra de los Filósofos, o el mejor oro purificado puede
ser hecho de Azufre y Sal, con la ayuda del Espíritu de Mercurio, que debe ser
extraído de una MINERA cruda sin fundir, según el tenor de mi quinta clave puesta
en forma parabólica. Por qué hice el trabajo de la Piedra Filosofal sobre Metal
de Oro, por eso los simples laboratoristas, a quienes les es desconocido el otro
cuerpo, o SUBJECTUM, que contiene todos los tres principios; aunque sea una
cosa bien conocida, sin embargo, es un extraño para sus cerebros, pueden
aprender de este modo más ingenio y conocimiento.

Muchos de los antiguos Filósofos, que vivieron mucho antes que yo, han obtenido
de la misma manera conmigo la verdadera piedra universal de todos los misterios
y la salud, como sus libros, que se conservan, dan testimonio del mismo. La
primera vez me esforcé mucho y estuve en grandes gastos, y consumí mucho
tiempo en el Oro purificado, alegado en la primera Clave, esta piedra celestial que
preparé en el Claustro. Viví al í y lo obtuve felizmente.

El más alto en el cielo me otorgó su gracia y bendición adicionales, de modo que


tomé en consideración adicional los espíritus animados tintineantes colocados y
plantados en sus diversos cuerpos. Que nadie se avergüence de aprender, de añadir
más a su saber, y de sumergirse más en lo que le estaba oculto, a pesar de sus
caminos sabios.

La naturaleza reserva muchas cosas en su secreto, a las que no pueden llegar los
hombres que entienden y la brevedad de la vida. Considerando que Dios en su gran
bondad me ha otorgado este gran don, para una mejora de ese talento, lo he
impartido a mis hermanos cristianos en dichas XII Claves. Aquel os que están
dotados de un ingenio y un conocimiento más profundos, y en sus sinceros y
cuidadosos esfuerzos se esfuerzan aún más por sumergirse en el Arte, se
encontrarán en el mismo lugar con un asunto más fácil y más conocido, que casi
fue nombrado y establecido, de una cualidad eficaz, a partir de la cual, de la misma
manera, como los antiguos antes que yo, en su exacta especulación y práctica, al
final han conocido mejor el único alcance y deriva, que también he practicado
varias veces por mí, en un tiempo más corto, y con menos trabajo, tanto ellos
como yo hemos obtenido salud y riquezas; en esta conocida y despreciable
materia y sustancia Mineral se encuentra un Azufre y tintura más eficaz, y
más digna, que el mejor Oro que puede dar, que es fluido y abierto, y también su
Mercurial Espíritu, y su mística Sal es libre y abierta, cuyas virtudes pueden
extraerse de el a con menos dolor de manera visible.

El que ha considerado exactamente mis XII Claves, examinando frecuentemente


las mismas más necesita concebir, y que en el as se manifiesta toda la preparación
de nuestra piedra, desde el principio hasta el final, sin ningún defecto, pero de
modo que sólo debe estar preparado de oro adecuado para él. Pero nosotros, de
acuerdo con la ordenanza de Dios en la naturaleza, hemos señalado un Oro, que
es mucho mejor, y requiere ser tomado en una consideración profunda, que siendo
desconocido y extraño para los novicios, por algunas razones me abstengo de darles
ninguna dirección al respecto, con la resolución de escribir y señalar tales asuntos,
ya que ellos mismos están inclinados a buscar su semilla en ellos.

Al

principio de mis XII Claves, a la manera de los Filósofos, en forma parabólica


hice relación de la propiedad y obra de nuestra piedra y bálsamo, cómo la hacían
los Artistas, que como por una casualidad me llegó también, en el que hablé tanto
como fue necesario del gobierno del fuego, apariencia responsable, y de los
principales colores planetarios, y el final de los mismos.

Después de la realización de estos propuse bien las XII Claves, por cada uno
contiene una obra EN PARTICULAR.

La primera Clave os informa, que si buscáis la semilla en un Cuerpo Metálico, como


en el Oro, entonces ante todas las cosas debe ser muy exactamente purgado de
toda su lepra impura, y que nada debe mezclarse con nuestra fuente, sino tal, que
es de pura cualidad espermática. Esta purificación se hace con Antimonio, que está
en estrecha relación y afinidad con el Oro, razón por la cual el Azufre antimonial
purga el Alma de Oro, graduándola en grado muy alto.

Por otro lado, el Oro puede mejorar en poco tiempo el Alma de Antimonio, y puede
llevarla a una fijación firme, exaltando el Antimonio y el oro a una dignidad y virtud,
y puede convertirse no solo en un metal blanco de LUNA, sino también en una
medicina trascendente para la salud del hombre, de la cual tendrá una dirección
adicional más adelante, que trataré en particular del Antimonio. Aunque Antimonio
le ha prometido a SATURNO una fraternidad sociable, porque la cualificación de
Antimonio se basa en cierto modo en la cualidad de SATURNO en una concordancia
igualitaria, sin embargo, después de la fijación del exaltado Azufre de Antimonio,
su próximo amigo SATURNO no puede obtener ninguna presa de él, porque el Rey
lo recibió en su Palacio de oro, y hacer él partícipe de su Trimphing Kingdom.

Esta es la razón por la que ahora puede soportar el calor y las heladas, y los vence,
y permanece con el Rey como un conquistador en una gloria grande y trascendente.
La putrefacción del oro se realiza así: laminar el oro finamente, de la manera
debida, colarlo tres veces a través de antimonio, luego el REGULUS que se coloca
en la colada total, debe fundirse antes de la explosión en un fuego fuerte y
expulsarse con SATURNO, entonces encontrarás el Oro más puro, más hermoso,
más lustroso, agradable a la vista, tanto como lo es el brillo de SOL.

Este Oro no está preparado para entregar su ser más interno, traído primero de su
inmovilidad a una forma destructiva, y pasa a través del Mar Salado de su
corrupción, se ahoga en él, escapa de nuevo y aparece visiblemente.

LA SEGUNDA CLAVE •

Mi amigo, tome nota, y tome eso en una consideración seria, porque el punto
principal yace aquí; hacer un Balneurn, que nada entre en él, que no debería estar
al í, que la noble semilla del Oro no caiga en una oposición destructiva e
irrecuperable después de su destrucción, y tomar una visión exacta y cuidadosa de
tales cosas, que mi segunda Clave os informa, a saber, qué asunto debéis llevar al
BAÑO DEL REY, por lo que el REY es destruido, y su forma externa rota, y su Alma
inmaculada puede salir, a este propósito servirán el DRAGÓN y el ÁGUILA, que es
NITER (Nitro) y SAL ARMONIACK (Sal amoniacal), ambos que después de su unión
se convierten en un AQUAFORT (Agua Regia), como se les informará más adelante
en mis Manuales, donde trataré en particular del Oro, de otros Metales y Minerales,
en el que BALNEUM el Rey es tirado, siendo primero, como en el lugar citado oiréis;
l evado a una AMALGAMA de Mercurio y de Azufre, que luego se apodera de él,
corroe todos sus miembros, y se disuelve, y luego es mortificado de su Agua Salada,
en un aceite transparente muy resplandeciente.

Debe tener en cuenta que este la disolución no es suficiente, y el Rey no tiene


intención todavía de soltar su Alma fuera de su cuerpo fijo, lo cual podéis ver
cuando separáis el agua del cuerpo disuelto del Rey, donde encontraréis polvo fijo
de Oro, del cual difícilmente sacarás su Alma que está en él.

Po

r lo tanto, sigue mi consejo y lleva el yugo que yo llevé delante de ti, y aprende a
saber exactamente con esfuerzo, además de lo que te informaré. Habiendo disuelto
todo vuestro Oro en dicha agua, y llevándolo a un agradable aceite amarillo, luego
déjalo reposar bien untado por un día y una noche en un BALNEUM MARIA muy
suave, las HECES
que estén sedimentadas, deben ser separadas de él, luego tome esta disolución
pura, póngala en un cuerpo bien revestido, o Retorta, aplíquele un Casco, con un
Recibidor, de la mejor manera unido a él, colóquelo en un Sand Cupel, lleve el oro
con el agua sobre el casco, repita esto por tercera vez, extraiga el agua en BALNEUM
MARIE, encontrará un polvo de oro justo, manténgalo en un vaso durante una hora
al fuego, dejar que se extraiga de él la humedad restante.

Las demás l aves hablan exactamente del proceso con ácidos para abrir el oro,
volatilizarlo, etcétera. Tengan en consideración, y como precaución, que la
combinación de nitro y de sal amonical para disolver el oro conduce al oro
fulminante, que es peligroso, explosivo, inestable, y no recomiendo ir por ahí como
el propio Valentín declara, y eso que era muy experto, al indicar que hay un camino
más fácil y con un mineral denostado.

De nada.
LAS CLAVES DEL GABINETE HERMETICO

LAS CLAVES DEL GABINETE HERMETICO

Traducción al español: Roark Rhoend


PREFACIO

MUCHAS PERSONAS ME ACUSARÁN DE TEMERIDAD Y presunción cuando vean que me atrevo a


emprender aquí la instrucción de hombres muy doctos en las artes químicas, enseñándoles cosas
que hasta ahora han ignorado, señalándoles lo que han entendido mal. Digo que estoy muy lejos
del perfecto conocimiento de este arte, sin embargo, para ver que soy útil al público, y si los
estudiosos encuentran algunas cosas que no son de su agrado, la sinceridad con que escribo
debe mucho menos. inducir su indignación como para que les sirva de excusa, y o que el error
me ha cegado, como a muchos otros, o que cierta obra me ha llevado a la verdad. Siempre es
muy seguro que muchas personas tendrán esta ventaja, que en el futuro se librarán de los gastos
innecesarios que hacen por el trabajo infructuoso y de la pérdida de tiempo que debe ser tan
precioso para ellos, y tan caro en relación con su salvación, y que debe ser la principal ocupación
de los cristianos, buscar primero el reino de Dios, y todo os sucederá. Así dijo el Señor, en el
Evangelio.

El método que he propuesto para hacer tan excelente trabajo es muy diferente al que otros han
seguido en este camino, que es tan resbaladizo y lleva a tanta gente al precipicio. Tengo como
fiador a los grandes hombres que han escrito en esta ciencia, y sobre todo el famoso Hermes,
sin embargo, él nos ha escrito pocas cosas, habiendo [dejado] muy pocos de sus escritos. Pero
en este pequeño discurso nos enseña sin embargo todo el secreto de esta gran obra, y puede
decirse que esto es, el presente tratado no es más que una explicación o comentario de su Tabla
Esmeralda, en la que están contenidos todos los misterios de esta admirable obra. arte. Por eso
lo titulé La llave del santuario hermético*

Este tratado también te enseña una manera de entender a los filósofos que han ocultado este
arte divino bajo parábolas y signos, y bajo nombres tan diferentes como para ocultarlo de los
ignorantes y los indignos.

PRIMER CAPITULO

DE LA MATERIA EN GENERAL

QUE HAY POCAS PERSONAS QUE HAN COMPRENDIDO cómo está hecha la piedra de los filósofos,
y nunca la entenderán, si Dios, por una gracia singular, no se la revela a ellos por algunos
filósofos. Porque quién podría imaginar que lo que los hombres buscan con tanto afán durante
tanto tiempo, esté sin embargo encerrado en una materia que pisotean, y que tiran por las calles,
que tienen siempre ante los ojos, que se encuentra en la basura y en el estiércol. . Esto es lo que
debe confundir el orgullo de los hombres que desprecian las cosas que deberían estimar, y que
honran y respetan lo que es nada en su origen.

El oro que brilla en sus ojos los deslumbra, hacen de él su ídolo, lo que muchas veces les cuesta
gran preocupación y gran ansiedad para adquirirlo, aun a costa de su eterna salvación; si
supieran la materia de que está hecho, no tendrían una opinión tan elevada y se verían obligados
a admitir que la figura y todo el brillo de este mundo pasa, y que no es nada comparado con el
sentimiento del mundo. Rey profeta, toda la carne es solo estiércol.

La Escritura compara el vidrio con el oro, aunque sólo está hecho de ceniza. Recuerda hombre,
solo eres cenizas. Los filósofos, por tanto, han hecho bien en ocultar este misterio a los ojos de
los que valoran las cosas sólo por los usos que les han dado, porque si supieran o descubrieran
abiertamente la materia que Dios se complacía en ocultar en las cosas que parecen útiles a ellos,
no tendrían más estima.

La materia es única en su principio, actuando la naturaleza sólo por los mismos principios, sólo
es diferente en especie y forma; por ejemplo, el alimento que toma el hombre, se transforma a
sí mismo y lo convierte en la sustancia del hombre. El mismo alimento que sirve de alimento al
hombre puede transformarse en la sustancia del animal y en una sustancia mucho más noble
que la materia de la que se nutre. Lo mismo sucede con la piedra filosofal, aunque la materia es
vil, es cambiada por el arte en una perfección mucho más noble que el sujeto del que toma la
materia.

Los filósofos han utilizado dos caminos para lograr este gran secreto. El primero se refiere al arte,
y la naturaleza tiene poca parte en él. En el segundo, es la naturaleza la que lo hace, y el arte
solo ayuda. El primero es difícil y caro, y el segundo es cómodo y de poco gasto. Es de esto último
de lo que trato y que han seguido casi todos los antiguos.

La mayoría de los que han escrito han seguido este último camino, entre ellos Artephius, Zacaire,
Trevisan, Flamel, y tantos otros. El primero les era desconocido, o al menos si lo sabían,
publicaron el último bajo el nombre de la primera, que es muy difícil de desarrollar en la lectura
de los filósofos, [quienes] a menudo juntan estas dos formas para confundir a los lectores.
Filaleteo, que ha escrito sobre la última, nos advierte que no aceptemos el intercambio. Estas
formas, aunque diferentes en su operación, considerando el tema que usaron, el asunto es
siempre único y el mismo principio, y habiéndolos purificado, el alma vegetativa puede unirse a
ella por un solo camino conocido solo por los [verdaderos] filósofos, y no por ese (camino) que
imaginan los filósofos vulgares, y de la que muchas veces abusan muchas personas que no
conocen su ignorancia.

Nuestra materia está encerrada en cuerpos impuros. Debemos corromper estos cuerpos, no por
una corrupción leprosa que todo lo destruye, sino por una corrupción que pasa a la generación
de muerte a vida, y que por una resurrección gloriosa da abedul a este hijo del sol, que debe ser
dado a su padre, y hecho volver al vientre de su madre; es decir, unirlo a este cuerpo fijo y
permanente, [para que] los vivos resuciten a los muertos, y estos dos cuerpos, animados por el
mismo espíritu, produzcan hijos semejantes a su padre y madre. Eso es todo lo que se puede
decir de la materia en general.

La ciencia de la alquimia ha encontrado otros caminos aún más diferentes. Porque los filósofos
han inventado otros medios más abreviados que los que la naturaleza podía dar para la
perfección y transmutación de los metales. El Cosmopolita nos señala algunas. Dice que hay
algunos que saben cambiar el hierro en cobre, que de Júpiter hacen mercurio, que de Saturno
han hecho plata, y dice que si supieran unir a estas transmutaciones la naturaleza del sol, haría
algo más precioso que el oro mismo. Hay árboles, aunque salvajes, sobre los cuales se pueden
colocar injertos de árboles solares y lunares, y por este medio se pueden hacer mejoras y
transmutaciones, árboles que dan frutos conformes a las especies solares y lunares. Es decir, los
metales imperfectos, después de haberlos reducido a su primera materia.

SEGUNDO CAPITULO

DE LA MATERIA EN PARTICULAR

ES UNA HUMEDAD, LLAMADA UNTUOSA, QUE ESTÁ CONTENIDA en todos los seres de la
naturaleza, materia viscosa y gomosa, se esconde profundamente en el centro de los Elementos
que los une tan estrechamente que es imposible separarlos sin un solo medio, conocido por los
filósofos. Se cubre con el manto de los elementos y éstos no tienen poder sobre ella; ni siquiera
el fuego, por violento que sea, [la materia| siendo fija e inalterable en su naturaleza.

Por eso los filósofos dicen que es permanente en el fuego, es la materia próxima de su piedra,
que es lo que hizo decir a Basilio Valentín estas admirables palabras: "Buscad", dijo, "en las
entrañas de la tierra, encontraréis encuentra allí nuestra piedra escondida y la verdadera
medicina”
Es la primera materia de los metales, que son más o menos perfectos según se une a materias
más o menos perfectas. Si se une a una materia pura, forma oro, si es menos pura, forma plata,
si es aún más impura, forma plomo. Del mismo modo, los demás. Es la humedad seca de Geber
que no moja las manos.

Ahora bien, esta materia, aunque muy fija en su naturaleza, se volatiliza fácilmente por medio
de los elementos que le sirven de vehículo, se desarrolla y se une a ellos sin por ello alterar su
naturaleza a la manera del fuego que se mezcla en todos los seres y que es siempre fuego,
cuando se reduce de potencia a acción; así como el sol que esparce sus influencias por toda la
tierra, y que siempre es sol. Por eso es susceptible a las impresiones de los elementos y a las
influencias de los astros que atrae y retiene. Es el imán y el acero de los sabios.

Asciende de la tierra al cielo y desciende del cielo a la tierra y se llena de las influencias del cielo.
principalmente de la gran luminaria, y sirve a la multiplicación y generación de todas las Estrellas.
Es por su medio que reciben sus acciones y su movimiento. Los animales reciben vida por él, y
todo lo que está animado en la naturaleza; el hombre mismo no puede prescindir de él, mantiene
su vida y su movimiento, cumple la función de una naturaleza femenina al recibir la acción y el
movimiento del cielo y de las estrellas, y principalmente del sol, que es el masculino.

Es como el esperma; la matriz que recibe la semilla masculina; realiza el matrimonio entre el
cielo y la tierra. Es aquello que contiene el fuego oculto de los sabios, sin el cual el artista no
puede llegar al final, del que nos ocuparemos en un capítulo específico. De estos dos
espermatozoides se forma la materia del mercurio de los filósofos. Por eso el gran Hermes nos
dijo estas admirables palabras: "El sol es el padre, y la luna la madre, el aire lo lleva en su vientre
que es la matriz y el receptáculo.

El Cosmopolita dice que es encontrado en el vientre de Aries, significando por Aries el comienzo
de la primavera, cuando el sol entra en ese signo celestial que es la renovación de ese espíritu
que anima toda la naturaleza en ese momento. Es esta semilla, arrojada al mar de los sabios,
que es nuestro aire que da toda la fertilidad a nuestra piedra.

Es esta semilla la que saben extraer por medios desconocidos para los químicos vulgares, y [que
ellos] saben unir con un azufre puro. A esta semilla la llaman argent vive [azogue] Por eso dicen
que su piedra está compuesta de argent vive y azufre puro, dan a la primera el nombre de la
luna, y al segundo el del sol. Estas son las dos grandes luminarias que debéis extraer de la
piedra.
El comercio del cielo y la tierra está perfectamente bien descrito en el Cosmopolita mediante
una comparación. Os indica lo que debe hacer el filósofo, que ha de ser el imitador de la
naturaleza que así formó Dios, habiendo unido el cielo con la tierra, que tiene sus estrellas, que
son el sol y la luna, y nuestro Maestro nos dice que todas lo que está arriba, es como todo lo
que está abajo.
Del mismo modo, el filósofo debe unir el cielo con la tierra, debe tomar del caos, es decir, de su
tema, las luminarias, para separar la luz de las tinieblas, y por la unión del espíritu hacer un todo
perfecto, imitando por este [acto] a Dios en la Creación del mundo.

Es de acuerdo con esta última perspectiva que nuestro arte se llama un arte Divino. Habiendo
sacado estas luminarias y estos elementos después de haberlos despojado de su inmundicia y su
apariencia, hacen de ellos un todo homogéneo, un compuesto que llaman Elixir, que contiene el
poder del Cielo y la Tierra, que Hermes llama el poder de los poderes, que reduce todo, desde la
potencia a la acción, y toda esta potencia se reduce a una pequeña cantidad de polvo.

Por eso no es de extrañar que tenga efectos tan grandes, tanto para la salud como para la
perfección de los metales imperfectos. Porque este polvo divino tiene la virtud de purificar los
elementos del hombre y llevarlos a su equilibrio natural, cuya perturbación es la causa próxima
de destrucción. De sus virtudes, que son innumerables, trataremos en un capítulo especial. No
tiene menos efecto sobre los metales. De los imperfectos, los hace perfectos.

El Propósito de la Naturaleza es hacerlos perfectos y convertirlos en oro. Pero habiendo sido


impedida en su operación, y no pudiendo llegar a su fin, hace metales imperfectos, no oro, y lo
que la naturaleza logra en un gran número de años, el filósofo lo hace en pocas horas. Así que
nada hay más digno de la ocupación del hombre que trabajar en esta obra divina o buscar, ya
que puede adquirir salud y riqueza por esta ciencia, que debe ser preferida a todas las demás
ciencias excepto la de la salvación de su alma, que debe ser su ocupación principal.

Buscad primero, dice el Señor en su Evangelio, el Reino de los Cielos, y a vosotros también se os
dará todo. También se puede decir que esta ciencia es Divina, porque sólo Dios la da, y la enseña
a Moisés, a su hermano Aarón, a los patriarcas y a sus descendientes, a Salomón que tenía un
conocimiento perfecto [de ella] y que se conservó hasta el tiempo de Esdras, quien reedificó el
templo después del cautiverio de
Babilonia.
Sem, uno de los hijos de Noé, lo hizo pintar en las columnas que se encontraron después del
diluvio. Sem lo había aprendido de Adán. Fue por su medio que vivieron tanto tiempo. Fue
preservado y comunicado cabalísticamente a algunos de los judíos. Por lo tanto, solo Dios o un
amigo que Dios haya inspirado puede comunicártelo. Si tenéis este privilegio, conservadlo como
un tesoro precioso, pero sobre todo, no lo comuniquéis a los indignos. Porque atraerás sobre ti
la maldición de Dios, quien te castigará con nada menos que una muerte súbita, o te pondrá en
manos de poderes que harán mueras en una prisión.

En cuanto a la posesión de la Piedra Filosofal, no es tan difícil como la mayoría lo imagina. Es la


Naturaleza la que actúa, y ciertamente actúa siempre según ciertos principios, a menos que
encuentre ciertos obstáculos en su camino. Pero si sabes cómo remover estos obstáculos,
infaliblemente llegarás a su fin, y a la conclusión que Dios ha mandado.

Es verdad que, en cuanto a la materia particular, es imposible que el hombre la determine. Dios
por su poder ha determinado que todos los seres de la naturaleza hagan tal forma. Así el hombre
no puede crear nada, y Salomón dice que no hay nada nuevo bajo el Cielo. Dios ha impuesto esta
ley a toda la naturaleza, para hacer y multiplicar a cada uno según su especie por su gran palabra.

Esta ley está encerrada en cada semilla que inviolablemente la sigue, y todo ser obedece a esta
ley, como decimos todos los días en nuestro Padre, hágase tu voluntad como en el cielo y en la
tierra, El filósofo no pretende hacer nada por sí mismo, y no puede determinar que ningún ser
haga tal especie, pues sería una especie de creación reservada al soberano Creador del universo.
Pero se sirve de la materia general que pasa de la potencia a la actualidad, que sabe sacar de las
cosas imperfectas separándola de las materias imperfectas, de las inmundicias e impurezas que
la incapacitan para actuar, para que, por su imperfección anterior se vuelve más que perfecta, y
de una perfección capaz de perfeccionar todo según su especie.

En las plantas, por ejemplo, las hace crecer en menos tiempo; dan sus frutos en mayor
abundancia. En los minerales transmuta los metales en oro de color más fuerte que el oro
común. En el hombre, purifica sus humores, los pone en perfecto equilibrio, mantiene y conserva
ese fuego celestial que hace su vida, su movimiento y su acción. Comunica este aceite
incombustible y este humor radical al corazón donde reside la vida y el movimiento. Así que no
es difícil entender que proporciona una larga vida.

En cuanto al tema, les diré como filósofos, que está en todas partes, ya que la naturaleza
misma| es el tema y el asunto general. Pero tienen, sin embargo, un [tema] en particular que
contiene todo lo necesario para lograr este gran trabajo. Para quien trabajara indistintamente
en todos los temas de la naturaleza, la vida no sería lo suficientemente larga para lograrlo. Toda
mezcla exige trabajos diferentes. Algunos están demasiado alejados de la materia de la que
componen su piedra y de la materia particular que es la materia próxima. Y su fuego, sin el cual
no pueden hacer nada, sería aún más difícil de encontrar. Las mezclas y los pesos de la naturaleza
les son desconocidos; y debido a los largos trabajos que estarían obligados a realizar, y los gastos,
él [el alquimista] se vería obligado a abandonar el trabajo.

Por lo que concierne a nuestra materia, el gasto es moderado, y el Triunfo Hermético dice que
no pasa de la suma de diez soles para tener la materia para hacer la obra. Este tema aparece en
una forma muy vil, que lo hace despreciable a los ojos de los hombres, aunque contiene un
tesoro precioso, está cubierto con algunos trapos. Pero bajo estos trapos, pronto verás con tus
propios ojos el oro resplandeciente, el color celestial del arcoíris, señales que te harán saber lo
que contiene y de lo que es capaz. Verás allí en la segunda operación, la luz salir de la oscuridad
y su caos. Veréis allí las dos lumbreras que os aparecerán secas, y Saturno ataviado con un
manto negro, el Dragón negro.

En pocos días veréis el espíritu convertirse en cuerpo, veréis a Diana, veréis las dos montañas,
de las que brota el precioso arroyo que brota de la piedra más brillante que el cristal, y
finalmente los primeros elementos de los que forman los filósofos su mercurio y su plata viva.
Verás todas estas operaciones sin poner tus manos encima. Este es el tema que el padre oculta
a su hijo, y el hijo a su padre. Sólo Dios y un amigo pueden revelarlo.

De la preparación de los elementos y su separación en general

LES DIRÉ PRIMERO EN GENERAL, QUE LA preparación de nuestros elementos no es propiamente


una separación, sino una depuración de los principios espirituales que componen nuestra piedra;
del que la naturaleza tiene más parte que el Artista.

¿No os dicen los filósofos que su piedra se sublima, se disuelve, crece, se coagula y se fija? ¿No
vemos en los animales y en los hombres que [en cuanto al alimento que desciende al estómago,
no hay separación de sustancia, y todo se reduce a una sustancia homogénea, y a una forma que
llamamos chyle (hyle), con excepción de algunos excrementos que se separan de ella? Lo mismo
sucede en nuestra piedra, no separamos nada de las sustancias y principios de la piedra: y lo que
parece imperfecto, grosero e inmundo, lo cambiamos en una materia más sutil, más perfecta y
más capaz de poder recibir los principios espirituales, lo cual se hace por medio de nuestro fuego,
que sabemos introducir en nuestra materia; es este fuego el que no se extrae de la materia,
como Pontanus dice, que cambia todo lo que es grosero, imperfecto e impuro, en ser y en una
sustancia más pura, más sutil y más perfecta.

Cierto es que en esta depuración se separan unas cuantas heces, que son excrementos
accidentales a la materia, y que no son parte de su naturaleza. Por lo tanto, no se llama una
verdadera separación, permaneciendo los principios siempre unidos. Los posos que se separan
del vino, no son parte del vino, aunque sale de la materia que forma el vino. Durante el
crecimiento de los metales no vemos separación perceptible, por lo que la naturaleza se sutiliza,
se transforma en otras formas más perfectas, se aclara gradualmente, se purifica cada vez más
por la acción de su fuego interno, hasta llegar al fin de la perfección

Hacemos lo mismo en nuestro trabajo; es cierto, sin embargo, que separamos unas pocas
sustancias principalmente en las obras primera y segunda, pero esta separación de sustancia no
es una verdadera separación de principios, como imaginan los químicos vulgares, que no
entienden el sentido de los filósofos; porque cada sustancia que separan contiene a las otras, el
agua que se destila de una planta contiene toda la virtud de la planta, y aunque lo que queda en
el fondo de la vasija se separa del agua destilada y aparece bajo otra forma, contiene las mismas
virtudes y principios del agua destilada: cuando los filósofos hablan de la separación de los
elementos, no es una separación esencial de principios, sino una separación de las sustancias
que llaman con el nombre de una elemento, o las más sutiles y libres primeras sustancias de la
materia, y que llaman aire y fuego; y los más bastos, la tierra y el agua, en comparación con la
naturaleza de los clementes, lo que significa separar propiamente lo sutil de lo denso, como dice
Hermes.

Es por tanto falsamente que muchos imaginan que por los términos de los elementos
entendemos los elementos comunes, porque sería una especie de creación, si el hombre por la
mezcla que haría pudiera formar algunas cosas. Dios creó todo en número, en peso y en medida.
Así, el filósofo nada añade a la perfección de lo que Dios ha hecho, no hay nada que formar y
nada que crear.

En la primera obra, es cierto que se separan algunas sustancias para reunirlas después de su
desprendimiento; pero en cuanto a los principios y las luminarias, se separan de sí mismos. Es la
naturaleza la que hace esto sin que el Artista le aplique la mano para hacer de él un compuesto
que sea una mezcla, un ensamblaje, o más bien una unión de estos mismos principios bajo una
forma, bajo cuya forma están contenidas dos sustancias espirituales que ellos llaman [por] el
nombre de aire y fuego que son invisibles; y dos corporales que son agua y tierra que son visibles,
y llaman a este compuesto, piedra.

En la segunda obra, o en la segunda depuración, es el artista quien hace esta separación, y es en


esta obra, donde debe aplicarse todo lo que dicen de las operaciones, y todos los términos de
destilación, sublimación, coagulación y los términos semejantes que usan, que no marcan sino
una sublimación más perfecta y más libre de materia; lo cual no se hace diferente de lo que se
hace en la química ordinaria, que nos enseña que para purificar una materia, se debe extraer de
ella sal, azufre y mercurio, y separar las heces y los tres principios se unieron para convertirlo en
un licor y una sustancia más perfecta.

Lo mismo hacemos en la segunda obra, que son siempre los mismos principios y las mismas
sustancias. Estas sustancias unidas aparecen bajo la forma de un agua que llaman argent vive;
ya la tierra, la llaman azufre. Así dicen que su piedra está compuesta de azufre y plata vive
(Mercurio). Otros dan al agua el nombre de la luna, ya la tierra el nombre de azufre, y bajo varios
otros términos, que explicaremos en un capítulo particular, pero no debemos apegarnos a la
diversidad de nombres.

El Cosmopolita dice que la composición de esta agua es muy oculta, los filósofos casi nunca
hablan de ella, y si hablan de ella, es sólo para describir el poder y las virtudes. Por eso vuelve a
decir que es raro, ya que hace todo el compuesto de la obra; hablaremos más particularmente
de él en su lugar. Dicen que esta agua tiene su origen en el aire, según dice el gran Hermes, que
el aire la lleva en su vientre, y [también] el autor de la Escalera de los Sabios:" Nuestro Niño
Filosófico, dice, nace en el aire".

Por eso nuestra agua tiene la fuerza de dar vida a la tierra, es de volver a poner el alma en su
cuerpo, lo cual se hace al final de la primera obra (pero esto se hace en la segunda, que
confunden con la primero). Otros filósofos dicen que debe tomarse en el momento de su
nacimiento. Es decir, en el lugar de su nacimiento.

Este aire es el que aspiramos, del que componemos nuestra agua y nuestro fuego. No es el aire
y el fuego lo que sentimos y respiramos. Es en esta agua que introducimos este fuego: hacemos
las paces entre los enemigos, hacemos que el agua y el fuego se vuelvan amigos. Esto es lo que
el mismo autor cita hasta el tercer grado. (Es, dice, que nuestra agua es la llave de la obra,
contiene el Espíritu y el alma de la piedra).
La tierra, o el cuerpo, o el azufre, es nuestro bronce, y nuestro bronce es nuestro oro. Pero no
todo el azufre es nuestro bronce, ni el oro vulgar es nuestro oro, aunque son hermanos uterinos,
de la misma madre y del mismo padre.

De los elementos en particular y su preparación

EN CUANTO A LA MATERIA DE LA QUE EXTRAEMOS nuestros elementos; ya os he dicho que se


encontraba en todas partes, pero que los filósofos tenían un tema particular del que las extraían;
los encontrarás indefectiblemente y más próximamente en los metales, y muchos filósofos los
han encontrado allí, y han hecho el trabajo; pero el método es más difícil porque hay que abrir
las barreras por un medio conocido por pocos, escribiremos esta obra en otro tratado: sobre los
semiminerales y plantas; es casi imposible, siendo la materia demasiado remota y siempre habría
que reducirla y unirla a la naturaleza metálica, lo que sería un trabajo demasiado largo.

Habiendo encontrado al sujeto libre de la materia que lo rodea y que lo oculta a la vista de los
hombres, tómalo en el momento de su nacimiento, es decir, en el lugar de su nacimiento; y si,
como dice Virgilio, los dioses te son favorables cuando hayas descubierto uno, el otro pronto
aparecerá. Búscalo en el sol y en la luna, donde están vivas, búscalas en el aire que las contiene,
y cuando las encuentres; es decir, por medio de la meditación, como dice el gran Hermes, hazlos
aparecer a los ojos: dales ropas de acuerdo a su naturaleza.

Pónganlos en la matriz, porque si los vuelven a poner en las materias impuras, los corromperán
y sólo producirán abortos inútiles y perniciosos. Por lo tanto, debemos despojarlos de los
cuerpos impuros que los rodean, y es para ayudarlos en esta práctica que estamos dispuestos a
darles los medios (para hacerlo); reservando sin embargo, lo que no se permite decir, que solo
escribir.

Sin embargo, te hablaré más claro que cualquier filósofo, siempre que tengas conocimiento de
este trabajo y que sepas el tema. El resto lo encontrarás y lo compartirás con algunos amigos
que se saben capaces de trabajando en esta obra Es por eso que explico más claramente lo que
podría [decir] de manera más oscura si tuviera que escribir para el público, especialmente
cuando se trata de entrar en la práctica. Podría usar metáforas, jeroglíficos, figuras enigmáticas,
parábolas, similitudes, comparaciones, suposiciones y otras que hubiera podido inventar, como
lo hicieron mis hermanos los filósofos, bajo cuyos velos han escondido los misterios de este gran
obra de la naturaleza a los ojos de los indignos, y que los de los verdaderos filósofos perciben
muy bien a través de estos velos.
Por eso dicen que es necesario tener ojos de lince para ver, que hay que descorrer el telón, que
no hay que detenerse en la letra, sino en el sentido de la cosa. no al sonido de las palabras, sino
a lo que significan. Lo mismo ocurre con el conocimiento de los principios, no debemos
apegarnos a su exterior, debemos penetrar en el interior, debemos despojarlos de sus andrajos,
debemos separar los corteza, para darles vestiduras reales, es decir, para hacerlos tan blancos
como la luna y tan resplandecientes como el sol; quitarles toda oscuridad, sacar de las tinieblas
la luz para reconciliar lo más opuesto, juntar lo húmedo con lo seco, el fuego con el agua, lo
caliente con lo frío, sacar el aire de la agua, y agua del aire; para hacer agua la tierra, y agua otra
vez la tierra; hacer de la tierra aire y del aire tierra; los fijos volátiles y los volátiles fijos; disolver
y coagular; todas estas cosas aparecen como paradojas y antítesis a quienes no las conocen:
palabras que, sin embargo, son muy ciertas, como se persuadirá después de leer este tratado,
que explico en particular en este capítulo.

Evitaría todos aquellos términos bajo los cuales los filósofos han ocultado esta obra admirable;
haberlo escrito para sirva de memorial y orden del día para mi solicitud, cuando Dios por su
misericordia me ha dado la oportunidad de instruir a aquel a quien dejaré esta escritura por
testamento. Es el único bien que poseo; sin haber tenido hasta ahora los medios para trabajar
en él y dedicarme por completo a él.

Para este trabajo se requiere toda una aplicación: los pleitos, los asuntos domésticos, siempre
me lo han impedido (1); porque en cuanto al gasto es muy modesto, y esto no debe impedir la
aplicación que uno pueda tener, es un trabajo natural del hombre, que no gasta sus fuerzas; no
es contraria a la salvación, porque su fin principal es aliviar a los pobres, librarlos de sus miserias,
de sus enfermedades, y glorificar a Dios por fundando casas religiosas y hospitales, construyendo
templos en honor de Dios, estableciendo sacrificios y oraciones para el alivio de su alma: es útil
al estado, a la patria dando medios a los Poderes para levantar Ejércitos para la defensa de el
estado.

Es, por tanto, un gran mal perseguir a los que se dedican a este arte, y los que no tienen oficio
en la república, que no son comerciantes ni artesanos, que están razonablemente bien, deben
dedicarse a él antes que llevar una vida blanda y vida ociosa divirtiéndose con trivialidades y
cosas indignas de la atención de un buen hombre.
De las operaciones en general

HAY DOCE OPERACIONES QUE SON TANTAS [como] llaves para abrir las puertas de nuestro
Santuario Hermético y de nuestro sujeto filosófico. Estas operaciones son calcinación,
trituración, disolución, sublimación, inhumación, ablución, conjunción, fijación y nutrición. .

La calcinación, para nuestro trabajo, no es una operación violenta que se hace por la violencia
del fuego, como creen los químicos vulgares. Es propiamente un secado de la materia, a la que
queremos despojar de su flemática humedad, que hace un mediocre.

Hay una calcinación física de la naturaleza, donde el Artista no usa sus manos; la materia se
calcina a sí misma, lo cual ocurre en el medio y al final de la obra. En el medio, cuando la negrura
comienza a aparecer, el sol desaparece y el cuerpo del sol va detrás de la luna.

Los filósofos me oyen bien, o en su vida, cuando la coagulación y fijación [comienza a ocurrir).
Por calcinación se entiende la rubificación, que es una especie de sublimación del cuerpo blanco
de la luna, que por esta operación, al aumentar el fuego en un grado, se vuelve rojo.

La trituración es una operación que casi siempre precede a la calcinación, debemos triturar
nuestra materia. Cuando hablo aquí de nuestra materia en las operaciones (debemos entender
siempre el cuerpo de la piedra, o el sujeto del que se forma el cuerpo, se puede decir, por las
operaciones).

Moler nuestra materia no es triturarla en un mortero, es decir, reducir la materia en partes


pequeñas, la naturaleza lo hace en la obra sin las manos del Artista. Es cuando la tierra comienza
a sublimarse y mezclarse con los demás elementos; esto todavía se hace en la disolución de la
materia filosófica, cuando se derrite en agua y se divide como el hielo se derrite en agua caliente,
o más bien como un trozo de cal viva arrojado al agua que se muele y se divide casi en átomos.

Esta es la tercera preparación que le damos a nuestro tema. La disolución es lo mismo que
comúnmente se entiende, que es la reducción de un cuerpo en agua, excepto que se hace algo
diferente en nuestro magisterio y en nuestro trabajo no se hace todo a la vez; pero por loción
repetida.

Toda la materia se reduce a agua, a excepción de algunas heces y residuos, cuando dicho
solvente está bastante lleno de las partes terrestres. Es en esta operación que las partes ígneas
se mezclan con el agua, que el fuego se hace agua y se junta con el aire, que el aire se hace agua;
que propiamente llaman una conversión de los Elementos, que es una mezcla de las partes ígnea,
acuosa, aérea y terrestre, que conservan siempre sus naturalezas de aire, fuego, agua y tierra
que ocupan uno de los mayores espacios entre ellas, por la interposición de agua y aire, que
hacen que se extiendan y formen un volumen mayor. Es esta conversión la que hace el comercio
entre el cielo y la tierra en el macrocosmos como en nuestra obra divina.

La mano del Artista es necesaria en esta operación. La naturaleza hace esta disolución cuando la
tierra se transforma en agua; es en esta operación, dicen los filósofos, que la piedra se disuelve.
Es esta operación, propiamente, la que es la llave que abre las siete puertas de nuestro Santuario
Hermético", pues en cada disolución se abre una puerta; esta puerta abierta da entrada a la
segunda, de la segunda a la tercera, y así sucesivamente. a la séptima puerta que os da las dos
lumbreras que son el principio, como decimos más abajo, y esto se hace a través de repetidas
disoluciones.

Pero esta disolución no se hace sin haber sido precedida de la calcinación; esta operación es la
más esencial de la obra, pues, como dice Bernardo, todo depende de disolver y coagular, pues
la calcinación de los filósofos es propiamente una coagulación; esto es lo que dice Filaleteo, para
unir nuestras naturalezas, necesitamos un agua homogénea a la que preparemos el camino a
través de la calcinación que ha precedido, y que previamente se ha convertido en una desecación

Esta disolución, dice, es propiamente sólo una reducción en átomos del agua con la tierra por el
tamiz de la naturaleza, que es el aire, y los átomos son más penetrantes y más sutiles. La
sublimación es una operación por la cual purificamos cada vez más a nuestro sujeto,
desprendiendo los elementos de sus cuerpos terrestres y de sus impurezas maternas, haciendo
subir las partes terrestres a la parte superior de la vasija por la acción de nuestro fuego, ayudados
por el fuego. de la naturaleza, y por este medio la tierra recibe la virtud de los elementos
superiores.

Esto es lo que llamamos sublimación, porque la tierra adquiere una virtud más poderosa y
sublime. A esto también se le llama dar alas al cartón y volatilizar lo fijo. Philalethes nos describe
admirablemente esta sublimación, porque, dice, en la sublimación que resulta, el cuerpo
comunica su fijeza al agua, y el agua comparte su volatilidad con el cuerpo. Pero no toda el agua
sube, y una parte queda con el cuerpo en el fondo de la vasija: si consideras esta operación a
menudo y con cuidado, notarás que el cuerpo hierve y se tamiza en el agua que queda debajo, y
que por medio de esta misma agua que atraviesa y abre el resto del cuerpo, y por esta
circulación, el agua, haciéndose más sutil, atrae finalmente el alma del sol suavemente y sin
violencia.

Ahora bien, esta sublimación es completamente contraria a la de los químicos, quienes, por la
violencia del fuego, vuelven sutil una materia haciéndola subir en aludeles; nuestros aludeles y
vasijas son los elementos Por eso no necesitamos tantos recipientes y tantos alambiques.
Hablamos de ellos [más adelante] en un capítulo específico. Esto es lo que entendemos por
sublimación. Muchas veces se confunde la destilación con el término sublimación, porque el
cuerpo o la tierra, en su sublimación, se destila al pasar por el filtro de la naturaleza que es el
aire, y el aire se coagula, forma gotas, y estas gotas se reducen a agua que llega en nuestra
destilación. El aire es la cabeza" del alambique de la naturaleza.

El receptor es el agua y la cucurbitácea es la tierra. Entonces, ya ves que no necesitamos tantos


alambiques y tantas vasijas; nos falta todavía una especie de alambique para separar el espíritu
del agua y desflemarlo, que es el espíritu blanco, y sacar de nuestros cuerpos el espíritu solar,
que son nuestras dos primeras lumbreras y el mercurio blanco, y el mercurio citrino , que
apartamos [y] de los que hablamos en la práctica y en las operaciones particulares. La
inhumación es una operación muy esencial en la obra.

Es devolver a la tierra su humedad; hacer corpóreo lo espiritual; hacer lo volátil fijo y de una
fijeza tanto más perfecto cuando esta operación se repite con frecuencia. Es la que se hace por
imbibición repetida, por humedecer la tierra hasta que haya bebido toda su agua. Es
nuevamente por esta operación que se blanquea el negro y se corta la cabeza del cuervo; es
también a través de [esta operación] que se sublima el carth y se le dan alas, ayudados por la
sublimación y la destilación. Debido a que las operaciones se realizan entre sí, tienen una
conexión muy grande. Por eso los filósofos tienen razón al decir que todas estas operaciones se
suceden y, sin embargo, se realizan por la misma operación y en el mismo recipiente.

Esta operación se realiza principalmente al final de la obra y Filaleteo habla de ella en estos
términos. Cuece la materia continuamente con su propio fuego, de modo que en tu vasija verás
subir un rocío, y una especie de niebla que caerá incesantemente gota a gota día y noche; por
esta circulación el mercurio sube cada sal, tal como es en su primera naturaleza, y el cuerpo
queda abajo en el fondo del recipiente, todavía completamente en su primera naturaleza, hasta
que después de bastante tiempo el cuerpo comienza a retener algo de la agua; así el cuerpo y el
agua están hechos el uno del otro participando de los grados de cualidad que cada uno tiene por
separado.
Es decir, el cuerpo comunica su fijeza al agua y el agua imparte su volatilidad al cuerpo. Luego
agrega, por medio del alma, el espíritu se reconcilia así con el cuerpo, y ambos se unen en el
color negro La ablución (lavado) es una operación por la cual blanqueamos el cuerpo negro de
oro mediante la imbibición repetida del agua de la que fue extraído. A medida que blanqueamos
este negro, lo llamamos lavado o loción.

Es por eso que algunos filósofos han dicho que su trabajo era obra de mujer, porque blanquean:"
se usa solo cuando la piedra es negra en la primera y segunda obra, porque en la tercera (el
blanqueamiento se hace diferentemente no hay que confundir lo que dicen los autores que sólo
dividen la piedra en dos obras. Te lo dejamos mucho más claro. Consulte el capítulo donde
tratamos esto.

La conjunción es la unión de dos sustancias, que mezclamos. Las sustancias son el mercurio
blanco y el mercurio rojo que unimos para hacer el mercurio animado y el mercurio citrino de la
primera preparación de la que extraemos nuestras dos luminarias, el sol y la luna, que uniéndose
por sí mismos sin la mano del artista, aparecen bajo un cuerpo blanco que es el oro blanco de
Philalethes, y la luna de los filósofos de que algunos de ellos escriben cuando dicen que cuando
la hembra monta al macho. Estos dos cuerpos putrefactos se transforman en un cuerpo negro;
pues cuando el eclipse de sol lo hacen los filósofos, semejante al del sol del macrocosmos que
sucede por la interposición de la luna sobre el sol, lo mismo sucede en nuestro microcosmos
filosófico. la luna al cuerpo del sol, cuando es necesario cortar la cabeza del cuervo y blanquear
el negro cuerpo de oro.

Es el primer matrimonio y la primera conjunción de lo masculino y lo femenino en la última obra


de la primera parte. Esta conjunción se hace aún más perfectamente; pero la naturaleza lo hace
sin la ayuda del Artista. En cuanto a] putrefacción, no queremos decir en esta operación una
putrefacción leprosa que todo lo destruye, sino sólo una putrefacción que procede a la
generación, y es más bien la amortización de las sustancias lunares y solares, de cuya
mortificación formamos nuestras luminarias, después de una debida digestión. por un fuego
adecuado.

Las luminarias comienzan a emerger de su caos y su eclipse, el cuerpo del sol comienza a
coagularse en átomos negros en la superficie del agua. Así lo entiende Filaleteo por los cuervos
que salen de sus nidos, y hay que tener mucho cuidado de que no vuelvan a entrar, cuidando de
recogerlos sutilmente. Es en este sentido que los filósofos dicen tomar nuestras luminarias
durante sus nacimientos. Y es entonces, dice Filaleteo, que es necesario gobernar bien el fuego,
y no empujarlo de tal manera que agotes el agua, y que la carth que se ha derrumbado no tenga
nada.

Y encendido es necesario para evitar que los cuervos jóvenes regresen a sus nidos una vez que
se han ido; pues son los diminutos átomos negros que aparecen en la superficie del agua; [es]
también [necesario hacer esto] para que, por falta de calor, la tierra sea sofocada y ahogada por
el exceso de agua. Coagulación, Fijación y Nutrición son particularmente relevantes para la
segunda parte del trabajo, que es la multiplicación que tratamos en otro capítulo.

Notas:
(1)- Con esta declaración nos dice que jamás puso manos a la obra, por tanto, todo lo que repite es
mera teoría que sin la práctica es inservible. Nota del traductor.
La esencia de la Piedra Filosofal

Volvamos un momento al misterioso monje Basilio Valentin. Queda por demás claro que tanto
para Basilius como para Kerckring, que replicó sus procesos al detalle, la Piedra de Fuego (o de
estibina) no es la misma que la Piedra Filosofal. Para más detalles nos lo dice el propio Basilius:
"Pero la Piedra de Fuego no es una Tintura universal, como la Piedra Filosofal, que se prepara
a partir de la esencia de oro"

Por supuesto, en su Carro Triunfal del Antimonio no nos explica nada absolutamente de la
elaboración de la Piedra Filosofal, sí lo hace en sus 12 llaves de la filosofía y en su Último
Testamento, donde da habida cuenta del proceso con el oro común.

Este proceso ha sido comentado en detalle en los libros de Lawrence Príncipe y en español y con
mayor profundidad por nuestro amigo de la casa Sebastián Jarré en su obra Al-Quimera. ¿En qué
consiste? En purificar muy bien el oro vulgar por el antimonio, luego disolverlo en un agua ácida
conformada por el nitro y la sal de amonio, y posteriormente destilarlo, hacerlo volar por el
destilador, un proceso extenso, complicado, tan enrevesado que hasta el propio Lawrence Príncipe
con los modernos equipos que dispone, le costó muchísimo llevarlo adelante. Pero lo logró (sin
embargo, no llegó a la instancia final de Piedra, si a una sal de oro volátil)
Por tanto, podemos concluir que el proceso que considera Basilio Valentín que conduce a la Piedra
Filosofal, cuya diferencia con la otra también la declara Kerckring con este comentario:

"Tan lejos como está el cielo de la tierra, así está la verdadera Piedra Filosofal de esta Piedra
del Fuego. Confieso que aunque he encontrado la Piedra de Fuego, todavía tengo mucho que
aprender acerca de la tintura más potente."

Es a través del oro metálico común. Una materia que, dicho sea de paso, también la menciona
Cosmopolita, Nicolas Valois, Cyliani, entre otros muchos adeptos. El único que la denosta es
Limojon de Sain Didier, que rechaza al oro común terminantemente, en su diálogo con el Mercurio,
el Oro y la Piedra. Sin embargo, en la 5 Llave nos habla de fermentar la Piedra con …oro.

Parece que es difícil de salir de la encrucijada. Pero el propio Basilius nos da las pistas para salir,
porque confiesa esto del proceso con oro:

La primera vez me esforcé mucho y estuve en grandes gastos, y consumí mucho tiempo en el
Oro purificado"
Esto nos lo dice en su Ultimo Testamento. Y a continuación declara:

"También he practicado varias veces por mí, en un tiempo más corto, y con menos trabajo,
tanto ellos como yo hemos obtenido salud y riquezas; en esta conocida y despreciable
materia y sustancia Mineral se encuentra un Azufre y tintura más eficaz, y más digna, que el
mejor Oro que puede dar"

Repitámoslo de nuevo: con menos trabajo, de una sustancia mineral, más digna que el mejor
oro. En otras palabras, y por si tuviera dudas, el oro está en el antimonio. Al menos el oro de los
filósofos.

No por nada se titula El Carro Triunfal del Antimonio, y no el Carro Triunfal del Oro. Entonces, si en
este mineral “se encuentra un Azufre y tintura más eficaz, y más digna, que el mejor Oro que puede
dar” ¿Para qué trabajar con el metal noble cuya dificultad ya nos las dice el propio Basilius?

Existe un único modo de trabajar con el oro vulgar, sentenciado por Cosmopolita, Valois, etcétera:
con el agua que es capaz de pudrirlo. El verdadero disolvente universal. Nada más sirve si trabajamos
con el oro: o fracasar con los ácidos como parece que el propio monje Valentín le sucedió.
Pero ¿Quién trabajaría con el oro si después de todo tenemos un mineral donde yace en su interior
el oro oculto de los filósofos? Tal es así, que se vuelve dorado cuando se manifiesta cómo podemos
apreciar:

Insisto: ¿Quién entraría en gastos con el oro común habiendo un mineral


mucho más fácil de acceder?. No por nada, Valentin le llamó : "
las siete maravillas del mundo " "no hay debajo del sol Medicina más
eficaz, o pilar más fuerte de la salud, que este mismo Antimonio".
Esta última afirmación nos lleva a plantearnos la pregunta fundamental: Si no
hay bajo el sol nada mejor, ¿por qué la Piedra Filosofal fabricada de la esencia
del oro común sería algo mejor que
lo que ya se declara como lo mejor?

Finalizo con la sentencia de Kerckring y la tintura medicinal de Antimonio preparada por mi buen
amigo Simón el Mago.

Lee atentamente todo lo que dice nuestro amigo Basilio en elogio del
Antimonio. No encontrarás aquí vana jactancia ni tonta exageración,
porque hasta ahora ningún hombre ha sido capaz de sondear las
maravillosas profundidades de esta maravillosa Medicina. Vemos muchas
cosas, diariamente se descubren cosas nuevas, y aún quedan muchas por
descubrir. Los recursos del Antimonio son tan inagotables e infinitamente
variados como los del fuego, que no disminuyen quitándoselos. Por lo tanto,
Basilio juzgó con razón a quien debía hacer sonar el misterio de Antimonio
digno de un carro triunfal.
Foto cortesía de Simon El Mago
La verdadera tintura espagirica solar

Se dice que la luz del Sol trae consigo espíritus puros que tienen la mayor afinidad con las partes
sustanciales del alma humana. Por tal motivo, en el pasado, cuando los seres humanos se sentían
débiles o afectados por alguna enfermedad, recurrían a la lluvia de luz solar en sus cuerpos, para
restaurar la salud.

Este es el motivo por el cual, para la tintura que ahora voy a explicar, conviene seguir el consejo
solar. Obtener el Pulvis Solaris es siempre complejo, pero se puede abrevar del sol de esta manera
con resultados extraordinarios.

Fue el médico inglés conocido como Lionel Lockyer (1600-1672) quien fabricó una píldora que decía
era extraída de los rayos del sol, a la que llamó “medicina de naturaleza solar” que lograba vivificar
los espíritus vitales de la persona, y en cuya composición, entraba, cuando no, el nitro y el antimonio.
Simplemente lo que hacía era calcinar desde un lente de aumento tal producto para volverlo apto
para el consumo.

Esto nos deja, como sabemos, una sustancia diaforética. Otro especialista llamado Lorber intentó
algo parecido, utilizando el factor curativo de la luz solar al vincularlo con la materia a la que se la
expone. Lo que hace es solarizar las materias que posteriormente serán ingeridas por el paciente.
Su truco, digámoslo así, consiste en colocar la materia en frascos de vidrio azul-violeta que captarían
mejor lo buscado del sol.

LA TINTURA REAL ESPAGIRICA

Hacer una tintura no es algo tan simple como poner alcohol y la planta y esperar que macere todo. Es conveniente
siempre utilizar la planta fresca, porque tiene agua en su sistema y por lo tanto, hay energía de la luz solar concentrada.

La clave es poner la planta fresca con alcohol al 70 u 80% (si es seca, al 60 o 70%) y dejar 9 semanas en maceración agitando
todos los días periódicamente. Si es el caso que no tienes una planta fresca la puedes dejar al sol todo este tiempo a que se
vaya cargando de la energía de nuestro astro.
Una vez transcurridas las semanas, se separa el líquido que tendrá un color oscuro penetrante, y las heces restantes se las
calcina filosóficamente: a través de un dardo solar poderoso y un espejo cóncavo. Esto permitirá que las heces se vuelvan
blancas y en el proceso absorban la energía del sol.

Una vez blancas las introducimos de nuevo en nuestra tintura, de ser posible, calientes. La sal de las cenizas blancas se
disolverá en el líquido (en la parte acuosa del mismo). Lo dejamos al sol una semana más.

Transcurrido este tiempo, separamos, calcinamos de nuevo lo que queda de más grueso, y volvemos a reunir en caliente las
cenizas con el líquido. Lo repetimos este proceso 3 veces en total hasta tener una solución bien saturada.

Se deja la tintura en calor febril de 37 grados que podría ser el del sol mismo, para que precipite lo más grosero. Luego se

decanta, se filtra cuidadosamente, y se guarda para conservar esta tintura con todas sus virtudes solares impregnadas. De

nada.
La historia completa y real del anciano del Mendoza y
su Piedra Filosofal
Roark Rhoend6 Days Ago

Piedra Filosofal del anciano de Mendoza

En un viejo blog relaté hace más de 15 años cómo fue mi encuentro con este hombre
que afirmó estar en posesión de la mitica Piedra filosofal, la misma que estás viendo
en la fotografía aquí arriba, y que gentilmente me permitió fotografiar.

Hoy quiero contarles todos los pormenores al respecto de este encuentro en Mendoza,
donde también me enteré de la historia del vagabundo anónimo, cuyo relato lo
expuso un gran amigo en un video que ahora también compartiré aquí debajo (lo
retiró del canal de Youtube):

Click aquí para ver esta historia

Esta supuesta Piedra Filosofal la sopesé entre mis manos y dedos, y junto a un amigo
con el que investigaba, que más de uno sabrá quién es, le tomamos varias fotografías.
No se aprecia bien en las fotos, era la época donde no existían los celulares que existen
hoy día, y nuestras cámaras eran precarias. Pero la materia estaba conformada por
pequeños cubos, cual rubíes, todos unidos entre si, y arropados bajo una suerte de
tierra roja desde donde nacieron. Y todo esto dentro del matraz (*). Era extraño, una
belleza de cristalización, digno para tener de adorno más allá de que fuera cierto lo
que nos contaba aquel anciano.

Por muchos días nuestro amigo nos acompañó por las calles de Mendoza revisando
con nosotros la arquitectura de la ciudad y revelándonos lo que para él constituía el
reflejo de la simbología hermética. En la última noche, me llevó aparte y me dijo que
volviera a Mendoza y quizá me revelaría el secreto. La historia completa y la
entrevista que mantuve con él, y con otro alquimista de Mendoza, la encuentran en
mi libro Aspirantes a Inmortales, que únicamente lo comercializo por esta web.

Hoy día, tras tantos años, creo conveniente que lo llame como se llamaba realmente:
Enrique. Recuerdo pasear por su jardín, repleto de felinos, y seguirlo hasta su
rudimentario laboratorio donde me enseñó una bandeja con un líquido viscoso y me
dijo muy serio que era el Fuego Secreto. Con tono sosegado, sin dejarme de ver a los
ojos, me explicó cómo se elaboraba. Y me enseñó por qué estaba relacionado con
el León Verde al sumergir una hoja de papel en el líquido y sacarlo de color verde:
"porque todos buscan el verdor, pero ese no se revela si no quiere el sabio. Como ve usted, es
un líquido transparente pero es vegetable y vivo, eso representa el verde"

Muchísimos años después traduciendo el emblema más clásico del León Verde le di
la razón y comprendí que cuando me contó la elaboración del Fuego Secreto no me
había mentido. Pueden leer la traducción al dibujo del León Verde tradicional aquí
mismo.

La fórmula para fabricar la Piedra, sin embargo, nunca me funcionó.

En un antiguo grupo de Yahoo manejado por Rubellus Petrinus, unicamente para


pocos alquimistas avezados, compartí la operatoria, pero nadie la reprodujo. Hoy
decido darla a conocer.

LA OPERATORIA DEL ANCIANO

(Nota aclaratoria: no aliento a nadie que la reproduzca, se trabaja con ácidos y no es mi responsabilidad
si usted, querido lector, decide ponerla en práctica, me limito a narrar la operatoria como la hacía este
alquimista y nada más)
Para esta vía utilizamos Plomo vulgar. Lo cortamos en láminas o lo fundimos en
una cacerola y con una cuchara tiramos gotas sobre mármol que formarán cascaras
de plomo fácil de cortar. Tras esto, lo colocamos en un frasco de vidrio y le echamos
ácido Nítrico no más de 100 mlts.

La proporción exacta es: 100 grms de plomo con 100 mlts de ácido Nítrico. El fuego
apenas debe estar, o incluso, si es verano, bastará colocar el recipiente cerrado bajo
el sol, con un pequeño orificio para que despida los gases. Se tornará de color
marrón el vapor y se empañará el frasco.

Cuando precipita, agrego ácido sulfúrico hasta que no precipite más. Lo agrego con
un vertedor. Sólo un poco. Al instante notarán que el plomo ha quedado disuelto y
de color blanco. Lo lavamos con agua de lluvia o del grifo y lo dejamos secar tras
esta operación.

Quedará algo así, como enseña la foto.

La idea que tenía el anciano consistía en que tanto el mercurio como


el azufre (filosóficos, claro) debían de sacarse de cuerpos imperfectos y que, unidos,
podrían llevarse a la perfección de la piedra.

Ahora bien, tras tener el sulfato de plomo empieza la preparación del mercurio.

Una aclaración que recuerdo me hizo es que en lugar de preparar así el plomo,
mediante ácidos, puedo usar galena que es sulfuro de plomo natural. La galena, por
otro lado, está mencionada en muchos tratados, desde Fulcanelli hasta el Collectanea
Chemica y Jean Dubuis la trata a igual que yo en el libro Los Frutos de la Montaña
de los Filósofos.

EL MERCURIO FILOSOFICO

Tomo un recipiente de vidrio grande y dentro coloco el polvo blanco obtenido del
plomo, unos 200 grms. Añado agua 1/4. Añado 15 grms de sal de amonio. Añado 100
gramos de Fuego Secreto.

Una vez que se disuelven las materias reitero 3 veces la añadidura del Fuego Secreto y
el amonio. Si pongo mucho Fuego Secreto el compuesto se tornará amarillento casi
marrón, y estará arruinado. Debe permanecer color blanco-amarillento.

Tras esto, lo filtro y añado tanto salitre como haya hecho de compuesto. Para filtrar
puedes emplear los sobres de café. Según consejo del anciano, el nitrato de chile es
mejor para la experiencia.

Esta operación, hasta aquí, es sin fuego. Porque el Fuego Secreto es suficiente por si
mismo. No se requiere otra reacción de fuego externo.

Pero una vez coloco el Nitrato de chile (o salitre) pongo un fuego de vela, no más de
70ºC. Y bató durante 12 a 24 hs. Para esto deberas preparar con un motor o batidora
a no mucha velocidad, un aparato encima del frasco con los compuestos. Yo usé un
motor de un coche a control remoto. Y puse todo el compuesto en un frasco sobre un
nido de arena para no excederme con la temperatura. Un agitador magnético es la
solución por supuesto.

Es aquí donde he fracasado muchas veces. Pues debe formarse un cristal blanco por
la superficie. Y recoger ese cristal que es nuestro Mercurio.

Una vez lo recoges lo guardas en la heladera, al abrigo de la luz. Como nace del
plomo, un planeta frio y oscuro, es conveniente esta prudencia.

EL AZUFRE FILOSOFICO

El azufre filosófico se obtiene de forma muy sencilla, aunque cansadora. Tomo sulfato
de hierro y agua de grifo. Lo pongo en una cacerola de acero bajo fuego hasta
evaporar por completo el agua. La cacerola debe estar tapada, no más de 70ºC.

Quedará una formación primero verde, luego, marrón, y finalmente rojiza como
sangre.

Pero llegar al rojo sangre es un proceso largo y tedioso, de varios "lavados", unos 21
lavados más o menos. No es tarea sencilla. Pero una vez en poder de ese compuesto
rojo sangre, lo dejo secar hasta convertirlo en un polvo rojo. Lo puedo dejar secar bajo
el sol.

Ya secó, según mi amigo, le añado un poquito de ácido sulfúrico para limpiar posibles
impurezas.
CONJUNCION

En un matraz grande, añado azufre y mercurio filosóficos preparados como expliqué


arriba. Y uso de mediador la sal de amonio. Según mi amigo, se forma primero la
negrura, el compuesto se tornará como dicen los tratados:

1. Negro.
2 Blanco.
3 Amarillo.
4 Rojo.

La proporción exacta es: 100 grms de Azufre + 100 grms de Mercurio + 15 grms de
Amonio.

Lo encierro herméticamente en el Matraz, sobre un fuego de arena muy bajo.

Primero se formará, como digo, el negro. Luego, dejo enfriar el compuesto, abro el
matraz y vuelvo a echar el Mercurio y amonio. Entonces el compuesto, de nuevo bajo
el fuego, se tornará blanco. Tras esto, dejo enfriar, vuelvo a abrir y colocar Mercurio
y amonio. Lo coloco bajo el fuego y se tornará amarillento. Lo saco del fuego, vuelvo
a abrir y colocar una vez más Mercurio y amonio. Así se llegará el rojo de la piedra y
se formarán cubos agrupados entre sí, tal y como describe Fulcanelli en sus tratados.
Para lograr esta cristalización evaporo abriendo el matraz. (o según mi amigo: puedo
echarle una gota de ácido clorhídrico.)

Lo que se efectuó aquí es el famoso RERERE hasta la piedra. Según palabras de mi


amigo, su consumo le dio una percepción distinta y claridad mental.

ALGUNOS CONSEJOS:

El Fuego Secreto debe tratarlo porque es el que forma el "agua de nuestro rocío", según
el anciano Enrique.

Pero es una materia viva, como pueden apreciar en la imagen al costado. Aun en un
recipiente cerrado, brotó hacía afuera, creciendo y huyendo del recipiente.

Según el anciano esto ocurre porque el agua o Fuego Secreto tiene vida. Según me
explicó, esto demuestra una vez más que es el fuego secreto o agua que no moja las manos.

Otro consejo que me dio es que sin necesidad del fuego puede hacerse la conjunción.
Durante el día, en un frasco sellado y protegido del sol, basta el poder de un sol fuerte
para que se cocinen las sustancias.

Ahora bien. Fue en la última comunicación con mi amigo Enrique, el 31/12/2004, en


una de mis improvisadas visitas a Mendoza, que me dijo que al llegar al amarillo,
debo echar ácido clorhídrico, una gota, y dejar reposar. También me dijo que no hace
falta fuego, sólo la luz solar.
ALGUNOS TEXTOS QUE CONCUERDAN CON ESTA VIA

"El toro y la vaca, el sol y la luna, el azufre y el mercurio, son, pues, jeroglificos de
idéntico y designan las naturalezas primitivas contrarias, antes de su conjunción,
naturaleza que el arte extrae de cuerpos mixtos imperfectos"
Fulcanelli , El misterio de las Catedrales, pg 143.

"Se encuentra en Saturno una gran proporción de Mercurio, no fijo sin embargo y
volátil, una pequeñísima proporción de Azufre y, debido a esta pequeñísima cantidad
de cuerpo frígido, no puede engendrar ningún calor"
Basilio Valentin, Sobre las Cosas Naturales y Sobrenaturales, pg 33

"En resumen digo que Saturno nació de poco Azufre, de poca sal, y de un abundante
mercurio crudo y no maduro, que hay que considerar como una espuma que flota en
el agua."
Basilio Valentín, Sobre las Cosas Naturales y Sobrenaturales, pg 34

" Así pues la tintura del oro no existe en nada con más abundancia que en Marte y
Venus...la tintura en la cual participa Venus puede igualmente ser descubierta en
Marte, y ciertamente con una virtud más grande y más eficaz"
Basilio Valentín, Sobre las Cosas Naturales y Sobrenaturales, pg 16

"Por esto no rechazarás enteramente a Saturno...pues la piedra de los filosofos tiene


en efecto en este metal el primer origen de su color resplandeciente, y la llave de su
fijeza viene del influjo de este planeta por la putrefacción, porque no es posible
producir el color negro partiendo del amarillo, si antes el color blanco no ha sido
engendrado del negro"
Basilio Valentin, Sobre las Cosas Naturales y Sobrenaturales, pg 35.

LA FUENTE REAL DE LA OPERATORIA DE ENRIQUE, EL ANCIANO


ALQUIMISTA DE MENDOZA

De todo esto que narré han pasado ya 15 años. Lo publiqué por primera vez en el blog
Lapisphilosophorum1.blogspot.com y hoy día decidí transferirlo a este espacio, para
que los lectores de esta casa lo tengan por primera vez completo.

Por entonces, años atrás, creía que los alquimistas, o los que perseguían esta ciencia
secreta, eran todos bondadosos, que, a fin de cuentas, éramos todos hermanos. Me
costó aceptar las palabras de Cyliani que descree en esto mismo.
Por eso, la elaboración del Fuego Secreto, no la brindo de manera pública para el lector
ocasional que de golpe para sus ojos en esta página. Lo haré con los hermanos que
desde hace años buscaron este secreto que, como cuenta Limojón De Saint Didier, le
robó el sueño por muchísimos años hasta dar con el mismo.

Pero ahora es justo que cierre esta historia narrando la persona que descubrió la
operatoria, se la transfirió a Enrique y él luego a mí. Y como este hombre obtuvo
conocimiento de la misma o por qué razón la encaró de esta manera.

Hace años atrás, tuve una entrevista inquietante con una persona de nombre F. Me
contó muchas historias de su vida, que realmente me parecieron increíbles ronzando
lo fantástico.

En un café del centro de Buenos Aires, Argentina, me relató con estas palabras (perdí
la grabación que tenía y recurro a mi memoria) la siguiente historia:

- ¿Usted sabe cómo hacer la piedra?

- Sí. Lo sé.

- ¿Y cómo descubrió este secreto, porque no es nada sencillo?

- Pues hace tiempo atrás, en un bar de cierta región, una persona ingresó buscándome
a mi. Tenía aspecto como de alemán, y me dio un recipiente con unas instrucciones.
Al principio lo guardé todo y no le di importancia. ¿Quién era yo para que me diera
eso? Pensé que se habría confundido, aunque igual lo guardé todo. Esta persona me
dijo que volvería a verme más adelante. Pero todavía no lo hizo.

- ¿Qué le dio?

- Un frasco con un polvo rojizo, pesadísimo, y un papel con unas instrucciones que
decían que debía fundir plomo o mercurio y luego, añadir este polvo en una cantidad
específica envuelto en cera.

- ¿Lo hizo?

- Al principio no le di importancia, lo dejé ahí archivado con otras cosas. Pero un día,
aburrido, lo probé. Y cuando lo hice se despertó mi fiebre por el oro. Porque pude
convertir un pedazo de mercurio en oro de la mejor calidad, según pude constatar
con un especialista.

- ¿Así como así?

- Sí, se produjo como un leve y suave estallido en el crisol, y todo se tornó dorado.
Pensé que era un teñido o algo parecido, incluso un truco, pero al analizarlo con un
orfebre me di cuenta que tenía oro en mis manos. Lo gasté todo intentando revelar
cómo era que se hacía la piedra. Finalmente, luego de muchos años, de gastarme
mucho dinero, descubrí el fuego secreto para hacerla.

- ¿Cuál es?

- Pues se hace con ....

A continuación me explicó una “receta” del todo parecida a la vía del anciano de
Mendoza, aquella que relaté arriba. Luego, también me enteré, porque en este
mundilllo todo es pequeño, que era conocido del anciano Enrique.

Me dijo que no podía ponerla en práctica esa “fórmula” porque no tenía el espacio y
el tiempo, y andaba medio mal de salud (había sido operado recientemente). No
obstante, en su descripción, concordó con todos los detalles de la operatoria que me
había contado, años atrás, Enrique.

¿Prueba que Enrique posiblemente haya tenido la piedra autentica? No lo sé. Pero sí
es probable que la formula haya sido pasada hacia él por F. Algunos dirán que es un
particular, como si transmutar tan simplemente se pudiera hacer con particulares.

Esta es la historia completa. Y al escribirla, cumplo lo que un día me pidió Enrique,


tomándome del hombro y mirándome muy serio cuando le dije por qué me contaba
todo esto: "para que me recuerde".

Hoy 7 de enero de 2023, a muchos años de todo aquello, cumplo su petición.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
(*)Fulcanelli dice: "Sea como fuere, prosiguiendo la acción del cuarto grado del fuego, el
compuesto se disolverá por sí mismo y se sucederán nuevos colores hasta que un rojo débil
calificado de flor de melocotonero, que se vuelve poco a poco más intenso a medida que se
extiende la sequedad, anuncia el éxito y la perfección de la obra. Enfriada, la materia ofrece
una textura cristalina hecha, al parecer, de pequeños rubíes aglomerados, raras veces libres,
siempre de elevada densidad y de fuerte brillo, con frecuencia arropados en una masa amorfa,
opaca y roja llamada por los antiguos la tierra condenada de la piedra." El parecido con lo
que vi, es más que llamativo.
Dialogo entre dos alquimistas
Roark Rhoend6 Days Ago

Esta entrevista a mi querido amigo Mejnour viene a cuenta de que me ayudó a


traducir recientemente un libro inmejorable, y escarbando en sus trabajos, que
muchos me han preguntado desde los días de mi antiguo foro, decidimos que sería
una buena oportunidad para dialogar, como amigo, no como periodista, sobre los
aspectos de su trabajo, debido a que abordó innumerables vías alquímicas y conoce a
la perfección como realizar la Gran Obra.

Así pues, iniciamos con esta pregunta:

R: ¿Hace cuánto tiempo estás interesado en la alquimia?

M: Oh, eso viene de mis tiempos de juventud, hace muchísimos años, cuando vivía
en Europa del este, y esas cosas que pasan que hacen que a uno le despierte el gusto
por eso que nuestros antepasados hicieron y descubrieron, pero que los siglos han
ocultado para la posteridad. Siempre supe que en el pasado habían hallado la forma
de prolongar la vida y curar las irremediables enfermedades que a día de hoy nos
azotan. Entonces empecé una búsqueda que al principio fue teórica y luego se
convirtió en práctica.

R: Como alquimista practicante ¿Cuántos años llevas trabajando en la Gran Obra?

M: Más de media vida. He sorteado precipicios, abismos que conducían a ningún


lado. Pasé enteros años absorbido pensando que todo estaba en una sal, que la obra
se hacía con un trozo de tierra, con rocío y nada más. Todas las producciones que se
pueden hacer con innumerables materias son posibles pero cada materia dispone de
una complejidad extraña que la naturaleza le ha dotado para que nos cueste revelar
su tesoro.

R: ¿De las sales se puede hacer la Piedra?

M: Definitivamente no. Las sales, a propósito de Kerckring y parafraseándolo: abren


el cofre de los tesoros, pero no son nuestro tesoro. Pasé al menos 2 años trabajando
con los carbonatos, los hidróxidos, convencido de que quizá la sal del roble, que quizá
el KOH, que quizá la sosa caustica, pero no. Estas materias en si, como dice Basilio
Valentín, sirven para la Obra pero no son la Obra misma. Es necesario que algo más
se les incorpore en todo caso, para que sirvan a nuestro propósito que se trata de la
fijación.

R: ¿Con cuál materia trabajas?

M: Trabajé. Una vez alcanzas al secreto se acaba el trabajo con esa materia y empieza
con otra materia. El camino es infinito. Los que dicen que alcanzaron el misterio pero
que no continúan en la persecución de los secretos de la naturaleza son, o bien, muy
arrogantes para creer que ya lo saben todo, o bien, se han resignado a la poca cosa
que hayan obtenido considerando que lo es todo, lo cual demuestra de nuevo
arrogancia. La arrogancia, como la vanidad, no conduce a ningún lado saludable. Esas
personas suelen ensimismarse consigo mismas y desconocer el mundo que les rodea
creyendo que lograron revelarlo todo. Y hay una Piedra que da salud y prosperidad,
pero hay otra que da revelaciones para nuestro espíritu. Pero volviendo a tu pregunta,
la materia con la que trabajé fue siempre – y se engañan los que utilicen otra – la
estibina.

R: Gracias por tu respuesta. ¿Y los trabajos con rocío?

M: Ofrecen, para el que sabe disponer de esta manera, un excelente disolvente de la


naturaleza, un Alkahest en toda la regla, pero no son la Piedra. Al respecto de esto
nos lo dice el propio Cosmopolita (que trabajó con la estibina) que el Agua blanca de
su isla sin el oro no sirve para gran cosa. Esa agua blanca se fabrica con rocío
principalmente.

R: Y ahora un tema controvertido, sobre todo, porque, como sabrás, pasé muchos
meses reunido con un adepto que trabajó con esta materia ¿qué piensas de los trabajos
con orina?

M: ¿Me permites ser sincero y transparente?

R: Por supuesto, este es un diálogo de amigos, no significa que debamos coincidir en


todo.

M: Los trabajos con orina jamás te darán la Piedra de los Filósofos. Pasé unos 3 años
dedicado, absorbido por completo, a destilar, cohobar, y pudrir orina. El resultado ha
sido un extraordinario Alkahest capaz de abrir absolutamente todos los metales y
extraer su tintura desde su forma metálica (no desde sus sales u óxidos). A la larga se
puede elaborar una tintura poderosa del oro, que lleva unos 6 meses de arduo trabajo.
Pero esta tintura no se aproxima ni un poco al auténtico Oro Potable, solo loable en
virtud de cierta sal que tiene el Alkahest del rocío.

R: ¿Te refieres del nitrito de amonio?

M: No precisa y exactamente.

R: ¿Por qué piensas que no se puede formar la Piedra de la orina?

M: No me apoyo solo en mis trabajos y de otros alquimistas que conoces tan bien
como yo, sino en que la Piedra, según relatan las crónicas, es principalmente, más allá
del color que puede variar, un materia vítrea y pesada. El peso solo lo dan pocos
minerales (o metales) en esta tierra. Y sin el peso, lo mismo que el Oro Potable que
debe tener notable peso, no tenemos la auténtica Piedra. El peso lo es todo. Al menos
en mi experiencia.

R: Hay muchos lectores de este espacio que trabajan con mercurio, que tiene el peso
¿qué opinas al respecto de estos trabajos?

M: El mercurio es un neurotóxico, sus vapores son invisibles, pero te matan. En la


historia hubo centenares de alquimistas que murieron víctimas de sus inhalaciones.
He visto en Youtube un muchacho que sin tomar precauciones trabajó con mercurio
para alcanzar su forma maleable, muy probablemente esté contaminado y sus efectos
se hagan notar a posteriori. Si hay una materia donde no debemos trabajar es el
mercurio. Sin embargo, yo trabajé en mi juventud mucho tiempo, siguiendo la ayuda
que me brindaba Rubellus Petrinus y la guía de Kamala Jnana, que me hicieron
prestar atención al Dragón Rojo, esto es, el cinabrio, la mena del mercurio.

R: ¿Y entonces?

M: No conduce a nada absolutamente. Pero si lo trabajas como corresponde, puedes


tener una buena medicina. Pero es muy difícil, los beneficios no superan los riesgos
implicados. La Piedra no se elabora con esta materia.

R: ¿Cuál sería el proceso usual?

M: Actualmente las corrientes de seguidores de Roger Caro aplican la utilización de


azufre vivo, mercurio vulgar, y los mezclan hasta formar un lodo negro. Ese lodo
negro se asperja con hidróxido de Potasio, al que consideran su Fuego Secreto. Esto
produce un colorido y una materia rojiza con destellos dorados, que asocian con la
Piedra. Pero es un producto sumamente tóxico. Un veneno mortal. Porque la
separación de un veneno de un mineral o metal siempre es por Vulcano. No por
fuegos líquidos secretos. En todo caso por, como sugiere Limojón de Saint Didier,
fuegos de la naturaleza de la cal. Pero allí ellos, sólo brindo mi opinión que puede
estar errada o acertada. Solo tengamos de referencia que Wilhelm Homberg pasó
más de media vida trabajando con el mercurio y jamás obtuvo la Piedra. Starkey le
sucedió lo mismo. Los pocos éxitos que tuvieron no se dieron cuenta que se debían a
el mercurio vulgar se había aleado escasamente con nuestro dragón. Esto es todo lo
que tengo para decir.

R: Muchas gracias. ¿Y qué opinas de la Medicina Universal a través de vegetales como


propone Sir Gosset?

M: Es lo mismo que con la orina o el rocío, nos ofrecen disolventes extraordinarios


para extraer las esencias más ocultas de los metales o minerales, pero por si mismas
no son la Piedra, ni pueden llegar a serlo. Carecen del peso mi estimado. Los colores,
negro, blanco y rojo, los podemos ver con innumerables sustancias, y no son prueba
de nada. Además, como dice Fulcanelli, los colores son un invento.

R: Muy bien, pero de aquí surge la pregunta que plantea Basilio en su obra traducida,
¿se puede preparar la Piedra sin sustancia? A lo que nos responde que no, y que todas
las cosas, animales, vegetales y minerales tienen su primera sustancia particular, y
que esas sustancias sirven para la Piedra siempre que se fermenten.

M: Es verdad, ahora que hago memoria, lo dice.

R: Tan es así, que el propio Kerckring no puede creer que Basilius esté declarando la
obra para fabricar la Piedra en unos pocos renglones. Entonces ¿por qué de la orina,
el vino, no podría fabricarse la Piedra siendo que pasan por procesos fermentativos
donde se libera lo que llama Valentín, “la entidad espiritual”.?.

M: Porque para mi, esa "entidad espiritual" es un disolvente y solo actúa con el oro,
por si misma no haría nada sin el metal. Eso también lo dice Basilius, que la Piedra se
hace de la esencia del oro. Algo que confirma Nicolás Valois, Cyliani, Cosmopolita,
entre otros muchos adeptos del pasado. En mi humilde experiencia, y no quiero
contradecirte solo decir lo que hice a lo largo de los años, aquellas materias sólo nos
proveen llaves para abrir metales, o minerales, pero no tienen la capacidad de ser ellas
mismas la Piedra, porque no disponen del peso que se necesita. La Piedra tiene una
base en el reino mineral o metálico, aunque su agua pueda provenir del reino
universal.

R: Es verdad lo del peso, pero en algunas crónicas que describen la Piedra, no aluden
al peso, incluso enseñan líquidos donde sumergen metales que salen dorados
(aunque esto puede ser un burdo truco, lo sé). Mayormente hablan de su
transparencia como el cristal. Bueno, la Piedra de orina es así.

M: Sí, lo sé. Me enseñaste las fotografías. De nuevo, no busco contradecir, solo contar
mi experiencia y lo que pienso al respecto.

R: Ya lo sé querido amigo, solo que como este es un diálogo informal, no periodístico,


me involucro con las preguntas algo que un periodista no haría. Mis disculpas por el
atropello.

M: Te conozco hace años, y lo sé. También sé que el Parergon fue el gran hallazgo que
diste a conocer a cientos de alquimistas, aquella agua rara que pudre al oro. Busqué
por mucho tiempo obtener Parergon de calidad, pero me fue imposible lograrlo, por
eso desistí de las aguas y me enfoqué en vulcano, no sin antes pasar por esas
operaciones con tierras, vitriolos, acetatos, carbonatos, ácidos, orinas, rocíos, nitros
solares, y tantas cosas más. Y es que estos caminos presentaban una forma
relativamente sencilla de operar y llegar a la meta, pero no me permitieron hacerlo
por más esfuerzo que le puse, y creo que es como asegura Cyliani que no se valora el
éxito sin atravesar ciertos peligros.

R: La pregunta de rigor ahora es ¿y en cuánto tiempo se hace la Gran Obra.

M: Es una pregunta a la que apelaré a mi experiencia nada más. En 5 días de trabajo


tranquilo y relajado se puede elaborar sin problemas. Pero con experiencia y sabiendo
lo que se busca, se puede hacer en menos tiempo, no digo cuanto, porque no me lo
creerías.

R: ¿Y utilizas nuestro dragón y el caballero para llevarlo adelante verdad?

M: Oh, mi estimado, sobre este punto debo guardar un enorme silencio y solo
referenciar a los interesados en tal operatoria al Becerro de Oro de Helvetitus, donde
encontré, después de muchos años de estudiarlo, todas las pistas. Pero no habría
valido de nada sin los generosos aportes de Basilio Valentín que me reveló el secreto.
R: Por eso creo que la obra que se tradujo es el más noble regalo que se pudo hacer en
esta época. Gracias enormemente.

M: Ha sido un placer.

R: Una última pregunta ¿el oro entra en la ecuación?

M: Si utilizas el Agua Filosófica sí, y de esta forma elaboras también la Piedra que ya
es universal y de mayor alcance que la que tengo. Pero necesitas oro puro. El oro
metálico y un poco de este agua. Eso forma la Medicina Universal y el auténtico Oro
Potable. Y sabrás que es la auténtica agua porque lo fermentará al oro dejándolo negro
y liberando su alma.

R: Muchas gracias querido amigo.


El Kermes mineral
Roark Rhoend15 Days Ago

Dispuesto a sacrificar mi estibina pura de Rumania, decidí que iba a preparar de


todas las medicinas propuestas por Basilio Valentin , el Kermes. Aunque como sabrá
el lector que haya cotejado su obra, hay un sutil engaño en la preparación que explica
Valentín, cuando es muy explícito en todas las demás, en esta sin embargo omite
varias cosas importantes a tener en consideración, pero no seré yo quien las ordene
ahora y aquí.

Me gustaría hablar un poco de este Polvo Rojo, o Kermes mineral. El nombre se


deriva de la palabra kermes que denota el color rojo del compuesto. Los orígenes del
término provienen del francés kermès, que es la abreviatura de alkermès, del árabe al-
qirmiz, una referencia al tinte carmesí hecho con los cuerpos de los insectos. También
fue conocido como poudre des Chartreux por una historia de cómo salvó la vida de un
monje cartujo en 1714.

Debido a su reputación como medicamento y curativo (o panacea), la fórmula y el


proceso de producción del Kermes mineral fue comprado por el gobierno francés en
1720. Utilizado durante siglos en la medicina como tratamiento de salud, diaforético
(causante de sudor), antiinflamatorio y emético, se utilizó hasta el siglo XIX y su uso
se extendió al tratamiento de la epilepsia además de la fiebre agitada.

Lo que no se dice mucho fue su inventor original, nada menos que Glauber cuyo
sucesor vendió el secreto de su preparación al rey francés y se publicó formalmente
por el gobierno en 1720. Hasta entonces, era algo totalmente oculto y misterioso cómo
se manifestaba aquel polvo rojo, y si vemos su aparición realmente es maravilloso.
Lo interesante es que según la dosis, puede convertirse en emético, purgante,
diaforético o expectorante porque es igualmente atenuante y resolutivo,
especialmente en los trastornos del seno, que proceden de obstrucciones. Las dosis
particulares de este polvo se mencionan en las referencias de los diferentes
desórdenes en que se recomienda; pero en general; sólo se prescribe un grano para
adultos, para tomar cada tres o cuatro horas.

En el texto conocido como La Química aplicada a las Artes, su autor lo llama el


producto más heroico de la medicina. Pero lo que encontré de interesante al ver las
muchas recetas de su preparación, es que la mayoría están incompletas o le falta el
punto esencial para la manifestación, digamos, el truco para que aparezca el Kermes.
Únicamente se apiada del lector Kerckring en sus comentarios desvelando el secreto.
Incluso me llamó poderosamente la atención que Nicolas Lemery no expliqué su
preparación, cuando ahonda en muchas preparaciones antimoniales, incluidas: el
hígado de antimonio, la manteca de antimonio, el vidrio, etcétera. Pero del Kermes
no menciona absolutamente nada.

Si me fuera permitido ahora hablar de todas las virtudes de esta medicina y el alcance
que tiene creo que debería escribir todo un libro, cosa que no haré por el momento.
Pero puesto que el método para preparar el Kermes no abunda en la literatura, y los
que existen, no están por completo explicados, o lo están pesimamente, lo cual es
mucho peor, voy a brindar el único que vi que lo explica con lujo de detalles, que
es Robert Bartlett, basado por supuesto en la ayuda que brinda Kerckring en la obra
de Basilio Valentín. Porque sin Kerckring el secreto se habría oscurecido por los
textos de quimistas modernos.
Traducido del El libro del Antimonio, de dicho autor.

“Stibnite es fácilmente soluble en soluciones alcalinas fuertes, formando antimoniatos


alcalinos. Aprovechando esta propiedad es posible purificar estibina, incluso
minerales de baja ley, con un proceso químico. El resultado de esta purificación es un
polvo de color marrón rojizo llamado "Kermes Mineral", llamado así por un tinte de
este color hecho de insectos. Químicamente se conoce como oxisulfuro de antimonio.
La preparación es fácil, pero implica el uso de una solución cáustica fuerte y produce
un olor fétido como el de huevos podridos (sulfuro de hidrógeno), que es bastante
tóxico para respirar, por lo que es mejor hacerlo al aire libre o en una campana
extractora. Comience moliendo el mineral o el residuo del proceso de licuación hasta
obtener un polvo fino y luego déjelo a un lado hasta que lo necesitemos.

Ahora prepare una solución alcalina fuerte disolviendo lejía (hidróxido de sodio) en
agua de lluvia. Una solución del 20 al 30 % funciona bien; esto se calentará mucho a
medida que la lejía se disuelva, así que agréguelo lentamente para evitar que hierva;
también use protección para los ojos y las manos. Puedes encontrar lejía en la mayoría
de las ferreterías o incluso en los supermercados; se utiliza para destapar cañerías.
Asegúrese de comprar copos o gránulos de lejía sólida y no las mezclas líquidas que
contienen otros jabones y tensioactivos.

Comience a agregar la estibina en polvo a la solución de lejía aún caliente agitando


con una varilla no metálica. La cantidad de mineral añadido depende de su calidad,
pero es mejor añadirlo en exceso al peso de la lejía utilizada; podemos hacer esta
lixiviación alcalina varias veces para extraer todo el antimonio. La solución puede
incluso calentarse hasta casi hervir para acelerar la disolución de la estibina.

Después de una hora de digestión, deje que la solución se asiente un poco, luego
decante la solución clara o fíltrela a través de una bola de lana de vidrio. Esta solución
es muy cáustica y corroerá los filtros de papel. Puedes encontrar lana de vidrio en los
proveedores de acuarios. Verás la roca y la arena sin disolver como un residuo
despojado de su antimonio. La solución resultante será de un color amarillo dorado
intenso (arriba a la izquierda y a la derecha). Vierta lentamente en una solución de
ácido acético del 10 al 30 % hasta que el pH de la solución sea 7 o neutro.

El vinagre blanco destilado que se ha concentrado congelando y descongelando una


o dos veces funciona bien. Tenga cuidado en este punto se libera una gran cantidad
de sulfuro de hidrógeno. Recuerde, esto es tóxico, así que definitivamente esté afuera
y contra el viento, si no usa una campana extractora. A medida que se agrega el ácido
acético, comenzará a ver una forma sólida de color marrón rojizo y caerá al fondo;
este es el Kermes Mineral.

Permita que los sólidos se asienten y luego decante el líquido claro de la parte
superior y guárdelo a un lado. Este líquido contiene principalmente acetato de sodio
que puede recuperarse para su uso en el trabajo de acetato. Su asociación previa con
el antimonio lo hace aún más valioso.
¿Quien se ocultaba tras el pseudonimo de Basilio
Valentín, autor de El Carro Triunfal del Antimonio?
Roark RhoendMonth Ago

La primera mención de Basilio Valentín parecería estar en un antiguo manuscrito


de Johannes Macari, Monachi, con el título Descriptio Lapidis Ignis. Aquí se lee que
este Macario fue discípulo de Frater Basilius Valentinus, quien vivió en 1386, curó a
tres mil personas de “grandes enfermedades” y vivió hasta los 136 años.

En opinión de los especialistas Fritz y Loth, este manuscrito es una


falsificación. Partington considera un manuscrito de 1582 como el texto genuino más
antiguo de Basilio Valentín. Lleva el título: Goldenes los aller meiner geheimen
arzneien.

El primer texto publicado con el nombre de Basilio Valentín, sin embargo, apareció
en 1599. Johan Thölden fue su editor y se sospechó siempre que en realidad era el
mítico Basilio Valentín.

Ahora bien, en sus Obras Completas, comienza con la declaración:

“En el año 1417 yo, Basilius Valentinus, tomé cuatro libras de buena agua fuerte”.

Pero para el experto, Koop, aquella declaración es una falsificación. En el Carro


Triunfal, sin embargo, hay detalles que nos sugieren un año, por ejemplo, cuando
dice “el antimonio se puede usar para muchas cosas: como las letras que se usan en las
imprentas”. Ahora bien, el arte de la imprenta data de mediados del siglo XV. Otro
detalle es la alusión de Valentín al Tabaco y América. El nombre América apareció
en un mapa de Martin Waldseemuller por primera vez en el año 1507. Y el tabaco se
introdujo en Europa en 1560 por Nicot.

Por tanto, suponemos que la fecha de su publicación nos lleva a la fecha de la


existencia del misterioso Valentinus. Por otro lado, en 1663 un tal Andreas
Mollenbrock cuenta en su “Tractatus de varis sea arthritide vaga scrobutica” que el
mismo conversó con el abad del monasterio donde se supone
estuvo Basilio Valentín, y pero nadie sabía nada de él, y su nombre ni siquiera se
encontraba en los registros. Lo peor es que ningún monje con el nombre de Basilius
Valentinus se encontraba en los registros generales de los Benedictinos en Roma.
No obstante esto, se sabe que los benedictinos no poseían tal registro en la época de
Basilius.

Pues bien, en la “Epistola ad Langelottum (1673)” Morhof afirma que en 1515 el


emperador Maximiliano I solicitó una investigación para dar con el paradero del
monje misterioso, sin dar muchos frutos. Para el investigador Motschmann, detrás
de la identidad de Basilius Valentinus se ocultaba el nombre de Johann
Eschenreuter.

Pero Schelenz (1904) nos dice otra cosa:

“Se puede establecer con certeza casi inquebrantable que las obras de Basilius Valentinus son
simplemente hábiles compilaciones de este tesorero de la
ciudad, Johann Thölden de Frankenhausen."
Lippmann escribe algo parecido en 1919:

“El uso del antimonio recibió un impulso considerable a través de la obra del llamado Basilius
Valentinus, que no fue, sin embargo, como se creyó durante tanto tiempo, compuesta en 1450
en Erfurt por este supuesto monje benedictino, sino que fue falsamente atribuible por el editor
Tholde la fecha del siglo XVII”

En lo que respecta al especialista Fritz, se ha demostrado sin lugar a dudas que los
escritos de Basilius Valentinus fueron compuestos por muchas personas – una
opinión ya adoptada por Sprengel – y que Tholden simplemente inventó el nombre,
pero no fue él mismo el autor.

Fritz afirma que un tal Andreas Soleas fue el autor de la primera parte
del Testamento de Letztes, y quizá también de la segunda parte. Pero al contrario
de Fritz , los especialistas Sudhoff y Hommel consideran a Johann Thölden como el
propio autor.

Ciertamente que Thölden haya escrito las obras es altamente improbable, aunque
solo sea en parte. Como bien es sabido publicó libros de alquimia con su propio
nombre, de manera que no hay una razón clara de por qué de repente haya asumido
otra identidad. De hecho, parecería que es al revés: Thölden tomó material
de Valentín para sus propias obras.
Finalmente, debemos mencionar a Partington, cuya obra de cuatro volúmenes, A
History of Chemistry, contiene en su segundo volumen de 1961 un capítulo dedicado
enteramente a Basilio Valentin, y dice:

“Después de Geber, Basilius Valentinus, representa probablemente la falsificación literaria que


ha engañado y dejado perplejos a los químicos durante más tiempo”

Para este autor, Joachim Tankius es la persona oculta tras el seudónimo del monje.
La duda sobre la identidad, como vemos, se mantendrá. Pero algo es cierto. En 1599
se publicó una serie de obras atribuidas a un monje benedictino, la más famosa, El
Carro Triunfal del Antimonio, bajo el nombre de Basilius Valentinus. Su primer
editor fue Johann Thölden , ministro del Tesoro de Franckenhausen en Thuringen y
director de la mina de sal local. Los propios escritos respaldan la afirmación de que
se compuso alrededor del Siglo XVI.

Thölden , por otro lado, disponía de los manuscritos del monje Valentinus, y los
transcribió y compuso en la edición que lanzó al público. Ahora bien, esos
manuscritos, atribuidos a Basilius Valentinus, podrían bien tratarse de la orden
Rosacruz, ya que Thölden tenía deberes de secretario dentro de dicha hermandad. Y
como todos sabemos, los rosacruces se dedicaban a la alquimia y estaban en poder
del secreto buscado por todos los alquimistas, no es improbable que los textos
de Basilius Valentín los hubieran compuesto en la orden o bien derivaran de su
círculo privado.
El azufre del oro, extrayendo el alma de un metal

El azufre del oro no es otro que el aceite del oro. Lo primero que hay que hacer para
fabricar un aceite metálico es tener el oro puro de 24 kilates el cual deberá ser
retrogradado hasta convertirse en un mineral.

Retrogradar es lo que nos sugiere la Cadena Dorada de Homero, no importa con el


menstruo que se haga, con tal de volver el metal a su estado primigenio. Es la forma
en que le quitamos las capas y llegamos al núcleo del metal. Mientras más desnudo
lo dejemos más sencillo será llegar a su centro, de manera tal que pueda morir y
podamos sacar su alma.

El alma no es otra cosa que el aceite, nos dice el Corpus Alquímico. Cuando se lo
arrebatas le sacas la vida que subyace en sus profundidades.

Pues bien, dijimos que es importante convertir el metal en mineral, o sea,


retrogradarlo, para ello asegúrate que el oro sea de 99.99% de pureza.
Nuestro Rey (oro) se sumerge en su baño, que no es otro que el formado por ácido
nítrico y ácido clorhídrico, es decir, Agua Regia. El oro se disuelve lentamente en
el Agua Regia, coloreándola de amarillo ámbar.

En apariencia, el metal desaparece en las aguas y no se ve más. Pero mediante el uso


del aceite de tártaro por deliquium, uno es capaz de volver a verlo.

Este aceite de tártaro se obtiene exponiendo las sales de las cenizas al aire, o el tártaro
de los viñedos, próximo al plenilunio y dejando que se forme un aceite denso y
pesado. Cuando se echa este aceite se precipitará el oro en polvos que caen en el
fondo.

Tras esta precipitación, se decanta el Agua Regia, se recolecta el oro y se lo lava con
agua dulce o destilada. El polvo precipitado tiene un color pardo, y está lejos de ser
el oro metálico que conocíamos. Este precipitado, una vez lavado, se vuelve a echar
en una solución de nueva Agua Regia y se disuelve de nuevo para dividirlo todavía
más. Una vez disuelto, de nuevo se precipita como antes, se recolecta, se lava, y se
desecha el Agua Regia. Este proceso lo debemos repetir varias veces. 3 o 4 estaría
bien.

En cada disolución y precipitación nuestro oro cambia molecularmente y sus


partículas se vuelven más pequeñas, lo mismo que el color del precipitado cambia.
Debemos llegar a que el precipitado sea de un color blanco, una Calx de oro fino,
como algunos suelen llamarlo. O los huesos del Rey.

Una vez tenemos ese polvo blanco de oro, se le añade Agua Regia y la solución se
teñirá de verde. Este líquido se hierve y se calienta a reflujo y luego se deja enfriar. Al
enfriarse lentamente sucede algo fabuloso y es que en el matraz emergerán brillantes
cristales verdes de oro mineralizado. Este es el famoso León Verde, el Rey de los
metales coloreado de verde.
Una vez tenemos este León Verde debemos unirlo a un espíritu de un metal para
extraer definitivamente el alma, su aceite. Usted se preguntará que es esto del espíritu
de un metal. De la misma manera que en el reino vegetal el espíritu del vino por
ejemplo es el alcohol, su mercurio vegetal, lo mismo sucede en el reino metálico. Solo
que es más engorroso y debemos enfocarnos en la vía de los acetatos para hacerlo y
obtener nuestro Alcohol metálico.

Este camino del acetato lo pueden ver explicado en mi libro Los Frutos de la montaña de
los Filósofos, y fue originalmente difundido por Isaac Hollandus, George Ripley, entre
otros muchos. Algunos pasaron años intentando llegar a la Piedra a través de esta vía,
como Jean Dubuis, entre otros, pero no conduce a eso.

Cuando se trabaja con un metal no debemos olvidar que estos procesos se crearon
bajo la base de que los metales, así como los vegetales o animales, tenían un alma y
un espíritu. Aquí les dejo la forma de elaborar este alcohol metálico, necesario para lo
que sigue: click aqui.
EL ALMA DEL REY

Una vez tenemos este León Verde y el Espíritu Metálico puro todo lo que resta hacer
es unirlos. El alcohol metálico se vierte en un matraz repleto de los cristales verdes y
se sella y se deja en digestión. Apenas entra en contacto con el espíritu, los cristales se
disuelven y se vuelven efervescentes.

La solución se tiñe de un rojo intenso enseguida. Si no sucede, es que algo no fue bien
hecho. Tras unos días en digestión se puede comenzar a ver polvo de oro, de color
dorado y brillante, que se va precipitando en la solución y cae al fondo del matraz.

Después de unas semanas, todo el oro se habrá caído y la tintura de color rojo oscuro
del aceite de oro estará flotando sobre su cuerpo resucitado.
EL ACEITE Y SU LAVADO

La tintura roja del oro se decanta de su cuerpo precipitado dentro de un tren de


destilación para destilar el alcohol metálico, que se recolectará y se podrá guardar
para usarlo para futuras extracciones. En el matraz de calentamiento quedará el aceite
puro de oro.

Se le echa espíritu de vino rectificado para eliminar cualquier espíritu metálico


residual y quitarle la acidez. Luego, se destila suavemente el aguardiente vegetal y se
reserva para futuras extracciones. Luego se vuelve a añadir más espíritu de vino
fresco, el cual se teñirá y el espíritu de vino se destilará hasta el final.

Esto se lleva a cabo en tres ocasiones, hasta tener el aceite de oro espeso y resinoso en
el fondo de nuestro matraz de calentamiento. Por última vez se mezcla con espíritu
rectificado de miel, se embotella y se sella herméticamente. Ya está listo para su uso.
ORO POTABLE

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