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JOSEFINA MAYNADE EL HOROSCOPO DEL MUNDO LA CLAVE ASTRAL DE LA HISTORIA Y LA ERA DE ACUARIO QUE COMIENZA Couscerdx eAsmotocta. Cietica> Vowumex Ne 1 B. COSTA-AMIC, EDITOR MEXICO, DF @ - iy astmoLoots GIGLICA fan. aia gSTROLOGIS SCLC ana cro Taga Seas pes de Loti Se Sac fee i aa pares ‘Segin eta aguia, solar, se inaugura actual: ment pra up e208 i Ta, ms de eivlizacion, Fegido por el signo zodia~ fal-deAcuario. ‘AL comienzo de un gran Ciclo, de Rueda, cie"25{900 atonal zearcar, el Sol Jon siot age Leo'y Cincer (Padre y Madre del rupee en el mundo, para ry renacimento, terribles con: To puriteMologicas. La dltima, que. inaugur mocionet fn Ciclo © Abo Heliscal,acaecio ba; Resto F900 afis con el hundimiento det oeikehage Addanie. Eatonces tuvo lugar la fub~ Goren de Exipto. por los Macstros de ella ey Sate ee derpets ia de las siete erandes Giifeationer mediterréneas 'A partir de aquellas lejanas fechas, ban tr cube Enco clelos de signo zodiacal, pres gurTidg, Simo por aatares_o, Enearnaciones $e, ea6* cada una de tales civilizaciones, leva Divinat Gi'sello ideral de cada constelacién. verte una de esas obras que siquen. ata clay jnciovetatva La Clave Astral de 1a, Historia, interprraya, (El Gran Astrologo Atlante), Asuramaye cerdotias del Antiguo Matriareado Ferns Moises, uno de lor dos grandes Ava- Eine y Meaidicron el nacimiento de la civ faFEs ANC PiSental ex el Ciclo Ario o del Cor. Hzacién oo una experiencia nueva al lector ero, otra. Yeran poder formative, que aclt- consti cade de ta vida y 12 trayectoria Se Ta humanidad. ‘La obra v trayectoria de Josefina Maynadé con oer Sa ‘em muchos sectores de Améticn astrongenia,eieiea, ha viajado + fe a lon lugares de origen, Cuys al*,a sabido.plasmar en sus bio- ‘ambjenta srafias. ee B. COSTA-AMIC, EDITOR Mesones, 14 México 1, D. F. a 64 = EL HOROSCOPO DEL MUNDO — JOSEFINA MAYNADE. — EL HOROSCOPO DEL MUNDO (La Clave Astral de, In Historia y ia Bru de Atuario que — ASURAMAYA (El Gran Astrlogo Atlante) Con el hundimiento y tragedia dela Atlin- tide, — FARAONAS ¥ SACERDOTISAS DEL ANTI- GUO MATRIARCADO. EGIPCIO” (A partir sie gu fundacién por Tos grandes Reyes ‘Di — MOISES (Su adopeléa, con estudios e Inicis cldn en Heli acl. Avatar del mundo accidental JOSEFINA MAYNADE EL HOROSCOPO DEL MUNDO 1A CLAVE ASTRAL DE LA HISTORIA Y LA ERA DE ACUARIO QUE COMIENZA Contecisxe Vouwmen 1 B, COSTA-AMIC, Editor CALLE Musones, NGat. 14 MEXICO (1), D. F. mnecnos axscrvan0s ©) 1965 ron xt, avTOR ‘PUEERA EBICTON ARO DE 1965, IMPRESO EN MEXICO / PRINTED IN MEXICO TTALLERES DEB. cosTAAMIC, DITOR /atRSONES, 14 wéxreo (1), b. PROLOGO Y JUSTIFICACION fc A HISTORIA de los pueblos se describe, desde la més remota antigiiedad, en el Zodiaco. Todas las cronologias del mundo, la ténica de sus diversas civilizaciones y de sus razas, sus fundamen- tos, sus empalmes, sus auges, sus cimas y decaden- cias, sus definidas caracteristicas, en fin, se estudian profunda y maravillosamente a través de esa clave césmica de la “Precesién de los Equinoccios” el len- to movimiento del Sol, en sentido inverso al recorrido durante el aiio, por el gran disco zodiacal. iCudntas prodigiosas enseftanzas se derivan del estudio atento de esas fases zodiacales a la luz de la clave astronémico-astrolégica! Echaremos de ver el Proceso evolutivo de la humanidad y las numerosas sintonias entre épocas, pueblos y razas y el influjo y simbolismo del signo zodiacal dominante. Comprobar este hecho es una de las mayores com- pensaciones que se deparan al observador que imps cialmente, con dnimo consagrado a la investigacién se traslada a los lugares y @ las épocas, y se ine corpora el fruto de las pasadas, presentes ‘y aun fu- turas transformaciones del mundo y de la humani- dad. 8 JOSEPINA MAYNADE Esta forma de interpretacién no es ningtin secre- to para los astrélogos que no se limitan a una trivial lectura de circunstancias de los acontecimientos del mundo, a base de mapas en los que juegan las con figuraciones planetarias y zodiacales del momento eledo. Pero lo més importante para nosotros, lo més itil es alcanzar el secreto de lo inédito, ahondar otros significados, buscar las raices de la voluntad divina en la filosofta trascendente de la Historia, asi en lo negetivo como en los alcance de tipo positive. Y sobre todo, sin considerar los hechos como acontecimientos aisledos, temporales y concretos, sino como fruto ex. Perimental de la conciencia humana, como enrique- cimiento interior, como dato contribuyente a los altos destinos del mundo y del hombre. De acuerdo con esta clave astrolégica-astronémi- ca, el estudio en profundidad de nuestros tiempos de crisis y de traspaso cidlico que estamos viviendo, de encrucijada entre dos Eras zodiacales, la de Pix. eis que muere y la de Acwario que nace—, puede contribuir en gran medida a la superacién de las ca. racteristicas decadentes del signo que acaba y al es. fimulo de las vigorosas y prometedoras del que ama. nece. Porque es un hecho de todos comprobado que atravesamos momentos de gran peligro y responsa. bilided, de revulsién y de caos en los que es preciso tener conciencia del significado de la hora que vi. vimos. Y esto no se puede lograr si no levantamos Ja mirada al Universo del que formamos parte, cu. yas fuerzas confluyen ahora sobre nuestro plancta en tronce de muerte y resurreccién. Poco a poco, gradualmente y a medida que co- nozeanos el proceso, la humanidad iré superando el Periodo de crisis inherente siempre a la fusién de dos signos zodiacales cuya resultante a todos afecta. Todo consiste en discriminar alto, en liberarnos de un pa. PR6LOCGO 9 sado inoperante, lo que implica sintonizarnos a fon do con las predominantes zodiacales de la Era nueva que se inicia, A medida que el tiempo avance, iremos entran- do de leno en el cada vez més caudaloso fluir de Ja corriente astral acuariana, goxando de sus mayo. res dadivas. Se ind clarificando la envoltura mental del mundo y el Agua de Vida derramada del dnfo- ra del Aguador Celeste, transformaré nuestro com cepto de las cosas y advendré una mayor compren- sién de los atributos creadores del signo liberador en el que entramos. Ya que Acuario es signo de in- dependencia, de autodisciplina, de desenvolvimiento bajo el tema de le armonia y la integralidad de for. macién de las nuevas generaciones acuarianas. La apasionada biisqueda, la investigacién, los sensacion nales descubrimientos, requeririn un aporte indivi. dual de pareja envergadura. Y esa sintonizacién, esa Puesta en forma del hombre y de la mujer nuevos, no se puede lograr sin el conocimiento previo del Proceso y significado de esta hora ctclica de transi- cin, de esa etapa gloriosa y dificil del traspaso. La adquisiciin de la conciencia liberadora, la hondura, ‘la ecuanimidad, los valores incondiciona. dos del espiritu, el vencimiento del odio, la supera. cién del egotsmo individual y su extensién al de far milia, de clan; al. derrocamiento de las fronteras de clase, de raza, de pais, de creencia; la inhibicibn de ese pecado comin del trabajo embrutecedor, la necesidad del silencio, el ajuste de capacidades condiciones al medio, la inversién responsable del —el oro de Dios— el derecho, en fin, a la idad, serén las caracteristicas esenciales del ciclo ‘que comienza. En. cuanto a su naturaleza astrolégica, Acuario ¢ signo de aire, supermental. Sus pronésticos forma. tivos hacen vibrar, por la ley de las correspondencias 10 JOSEFINA MAYNADE zodiacales, los otros dos signos de aire: Géminis y Libra. Como resultado, experimentaremos ya, sin que dejemos de considerar sus posibles peligros, un pre- dominio de lo cientifico, un auge sensible en cuanto @ las conquistas espaciales, la astrondutica, la elec- trénica, la cibernética, las miiltiples, insospechadas derivaciones de las radiaciones fisico-quimicas, la ‘medicina psico-somética, de tan amplisimos dmbitos, los avances de la sociologia en otro orden, todo @ base de una norma, declarada 0 no, de progreso co- lectivo, de unidad, de universalidad. Y Uegaré un dia, a no tardar, en que esos mismos avances cien- tficos pondrén al aleance de'los hombres numerosos manantiales de energia solar, de dédivas planetarias. Los misterios del seno de la Tierra se abrirdn con sus riquezas y poderes innumerables. Mas sobre todo, por su afinidad con la ténica acuariana, cuanto se relacione con el aire y los poderes espaciales consti- tuird el fundamento de los sorprendentes inventos de los afios préximos. Los descubrimientos atémicos son 4a, aparentemente, la promesa maxima al respecto. Pero pensemos siempre que es significative que el propio Einstein, el gran cientifico que con sus teortas hizo posible el descubrimiento del poder atémico, diera al mundo, antes de morir, su postrer mensaje con estas proféticas palabras: “El poder desencade- nado del dtomo todo lo ha transformado, excepto nuestras maneras de pensar”. Expresién que aparece como un poderoso clamor subjetivo de toda la huma- nidad y a la par, como una lamada a la trans macién del pensamiento y del hombre interno, tinico modo de afrontar con éxito el aumento de conoci- mientos-y poderes inherentes al ciclo acuariano que iniciamos, La zozobra actual del mundo, la inadecuacién de sus instituciones, las torceduras de su moral, el des- equilibrio de los conglomerados sociales —Ia eletan- PR6LOGO n tiasis nociva, insostenible, de las ciudades— él mate- rialismo ambiente, las desorbitaciones, la descompo- sicién, la angustia y la tristeza, debidos son, en gran Parte, a la desvinculacién nuestra de los imperativos estelares. Hemos olvidado, en suma, que el tiempo debe servir a la eternidad. Segiin los antiguos sabios as- trélogos, sélo puede servir eficazmente a su tiempo el que se ha aduefiado del “circulo de la cternidad”, cuyo misterio y prerrogativas entratia al Zodiaco. De este modo nos hallaremos dispuestos a afrontar el gran cambio sintonizéindonos con los imperativos del ciclo que comienza. Cita el astrélogo Le Cour que un gran mistico ¥ astrélogo del siglo xv, Robert Fludd predijo para la hora presente de predominio espiritual de Leo, el Ledn Solar, “una renovacién total del mundo y la unién con el Universo bajo el reinado de la eterni- dad del que seré barrida la injusticia”. Aspiramas a que este librito sintesis, al otorgar las claves vivientes de la Astrologia Ciclica, estudio fundamental de las leyes césmicas de la Vida, pueda contribuir al advenimiento de un mundo mejor. IM. EL HOROSCOPO DEL MUNDO 1A CLAVE ASTRAL DE L.A HISTORIA ~ Y LA ERA DE ACUARIO QUE COMIENZA ; qh i: saa a | La PrecEsI6N DE Los Equinoccios | Sila astrologia judiciaria en sus modalidades individuales, de nacimiento y progresiones ir focct Fis, la mundana, ete— se fundamenta en el Hanmca, zodiaco fijo 0 arquetipico, In otra astrologia —in que Gos ocupa, denominada cfclies 0 histériea—— se basa en el zodiaco mévil 0 astronémieo, La marcha determinante en torno al zodiaco fijo y el mévil, es inversa. En el primero, los pies de la crus eardinal, sim- bolizada en Ia cruz andante o esvdstica, va de inquier- da a derecho, siguiendo el orden usual de Int sig- Hos del zodiaco y que recorre el Sol durante el aif, de doce meses, tardando, por tanto un mes en ane rrer cada signo. Esta cruz andante sefiala no able o] aso de los meses, sino las euatro oleadas de vide de las estaciones: Ia primavera, el verano, ol ones y el invierno. En el segundo, el movimiento del Sol es de retro- ceso y lentisimo, precesional, tardando el Sol en re: correr la rueda del zodiaco ¢asi 26,000 afios, Al na. corrido completo se le Hama Gran Afio Heliacal, La cruz esvistica 0 andante aparece aqui determinads Gon Tos pies vueltos en sentido contrario, hacia Ie derecha, siguiendo el movimiento de las agujos det reloj: 18 JOSEFINA MAYNADE Pero, si bien esta tltima modalidad aparece mas veridica o cientifiea por este hecho, por basarse en el zodiaco temporal © movible, algunos han objeta- do en contra su condicién de considerar Ja Tierra como centro del Universo. ‘ Este es el error. Es como si al considerar un mé- ico el Srganointresado a estudiar en un organs: mo humano, le achacaran su creencia de que aquel Grgano constitusa Ia poreién fundamental del cuer- Pe Caestansentes alee especificado, sea de un cuerpo humano’o telirieo, siempre tomaré por base Ia parte sensible y esencial en que fundamentarse, fl punto de apoyo en que tomar pie para el respec. tivo estudio. Ast, sium astrdlogo Tevanta| un mapa -eleste de un punto dado de nuestro planeta o de un individuo o un acontecimiento ocurrido en determi- nada lattud y Jongitud de la Tiera, forzosamente a ésta por centro y punto de referencia. EI Gdias todas oe ast aloo dcede Jaren remota antigiedad, hayan tomado por punto central del Uni- verso, la Tierra en que vivimos. Mas sélo para rea- lizar sus estudios de ereccién de temas estelares y de atroligies interpetaciones. Porque desde los exipeios hasta iparco'y Piégora, pasando por el Padre de Ta Asrologa’ moderns, el gran Tolomen alejandrino, todos sabian y enseiiaban que era el Sol EL MoR6scoPO DEL stuNDO 19 cl centro de nuestro Universo y que Ja Tierra, como los demés planetas, daban vueltas a su alrededon, Asi pues, sentaremos por principio de este estuc dio astrolégico que abordamos, que Ia Astrologia Ci. clica o Histdrica, se fundamenta en el Zodiaco Movil, gonsiderando siempre a la Tierra o la parte de la Tierra en que gravita el estudio especifico, el cen tro hipotético 0 convencional del Universo, EI denominado gran Afio Heliacal, que compren- de la vuelta completa del Sol en el Zodiaco de las constelaciones —en oposicién al de los signos fijos— determinado por la lenta retrogradacién del Sol, to- mando por hito el paso de los equinoccios primave. rales, es de cerca de 26,000 afios, exactamente 25,920. La fraccién de tal periodo de tiempo corres. Pondiente a cada una de las doce constelaciones o signos es de 2,160 afios. De acuerdo con tales ebm. putos de tiempo tarda el Sol en recorrer un solo grado de la circunferencia zodiacal de 360 grados, 72 aiios. De acuerdo con la cronologta del Zodiaco mé- vil, al iniciarse la primavera, el Sol, en realidad, no entra en el signo de Aries, sino que roza, en su len. tisimo movimiento de retrogradacicn, el signo 9 conn telacién de Acuario. &Por qué Ia determinacién cronolégica de los aiios siderales comienza en el equinoccio de la pri- mavera? Desde los orfgenes de las civilizaciones, el afio verdadero, asi del hombre como de Ia tierra, ha co. menzado con la oleada de vida renovadora de la pri- mavera, cuando los campos se cubren de verdor, los pajaros trinan de alegria en sus nuevos nidos, los in. sectos entonan sus melodias al Sol, los vientos vit Tizantes transportan las. simientes invisibles, hié chense Ios tallos tiernos de los arboles y las flores Jad 20 JOSEFINA MAYNADE exornan campos y montes, enjoyando la tierra con sus mil colores y aromas. Asimismo, al comenzar la primavera, los hom: hres participan de ese despertar misterioso de la vida terrestre. Sienten que se acelera su pulso, que la san- gre corre més fliida por sus venas, y miran con ale- gria el Sol alzado y se hafian en su luz, en tanto sus invisibles rayos le transmiten el doble significado de su influjo solar y zodiacal. Ese inicio del afio astrolégico —primero de los cuatro brazos de la cruz celeste inscrita en el circulo zodiacal— es un reflejo del significado biolégico y espiritual emanado de las vibraciones celestes del Sol a través del tamiz misterioso del Zodiaco y do sus doce representaciones simbélicas. En la lectura del paso en retrogradacién del Sol por los signos del Zodiaco movil se contiene la clave del pasado, del presente y del porvenir. Esa aguja inmensa es como el indice temporal, el compas del pulso de nuestro planeta que sefiala la imprimacién espiritual y material de la vida de las civilizaciones y la ténica de las humanidades que en 4 viven y evolucionan, desde el origen de los tiem. pos. Cada 25,920 afios, el ecuador terrestre, de acuers do con la inclinacién del eje de Ja Tierra, da una vuelta completa al inmenso disco del zodiaco, el gran reloj de las eternidades. Esta espina dorsal magné. tica de nuestro globo terriqueo es la que atrae los distintos influjos celestes y los desparrama por su gran cuerpo planetario, sensible a las corrientes wi versales, ya que todo se corresponde formando una unidad indisoluble en el Universo manifestado. Los griegos Mamaban a ese eje magnético el “Sello de Rea”, Ia diosa Abuela del Mundo. Ya que Rea nificaba, en mitosofia, el doble femenino de Cronos, el Tiempo Infinito. BL Hondscoro DEL atuNpo 21 Segiin esa determinante cronologia espacial, una otacion completa de la Tierra en torno al disco zo. dliacal de doce signos o constelaciones, determina on Gran Ciclo de vida sideral para la Tierra, lo que lon hindies Haman un manvantara, Ta explicacién filosdfica y esotérica de tales grandes ciclos o ruedas emana, segin Platén, del _Modelo Divino”, el “Césmico Arquetipo”. Die en su Didlogo “El Timeo”: “Asi como en ese Modelo se halla un Viviente Eterno, asi en la medida posible se esforzs, él, en otorgar esa eternidad a todo cuanto Participa de su naturaleza y se ha adaptado entera. mente al mundo engendrado. El ha hecho de la eles. nidad inmévil, esa imagen eterna que progress i guiendo la Ley de los Niimeros, eso que Ilamamos el Tiempo. Cuando los aplicamos fuera de ese sentido de la substancia eterna, es que ignoramos su natu, raleza”, Simbolo de esa rueda cfclica que participa de las esenclas del Césmico Arquetipo y de la eternidad devenida tiempo evolucionante, es la serpiente de sae biduria mordiéndose la cola. La continuidad de cea tueda, de esa serpiente enlazada en s{ misma denota que todo conserva sus caracteristicas esenciales, espe- cialmente las Hamadas “constantes cfclicas”, No se trata sin embargo del “etemo tetorno” nietzcheano, En realidad, nada se repite. Aunque la 6ptica fisica y mental, limitada a un punto de vi Tidad o referencia pueda ofrecer de cualquier mo tmiento estelar, una curva cerrada, una visiin supe: rior y amplisima abarcando el conjunto, dard a co. hocer un proceso en espiral, indice de la evalucism, Cada punto de retorno dentro del efreulo evolu. tivo se manifestard, por tanto, dentro de un éngulo de progresién distinto, ms abierto, mas hondos Es Ia Ley de Aquel que concibié la vida como un pro: ceso de crecimiento sin fin. ‘CAPITULO 11 ORIGENES DE NUESTRA ACTUAL RUEDA CICLICA La TRADICION Nos VIENE DE LA ATLANTIDA En el “Timeo”, el ms profundo y esotérico de los Didlogos platénicos, se cuenta que, en su estancia en el Templo de Sais, le dijo a Solén el viejo hiero- fante: “Los hombres (las humanidades) han sido destruidas y lo serén de miltiples maneras. Por el fuego y por el agua han tenido lugar las més graves destrucciones. Pero ha habido otras de menor impor- tancia, de diversas formas... Los dioses purifican a Tierra sumergiéndola en las aguas. Todo cuanto de ella se ha dicho entre vosotros, aqui y en otros lugares, doquiera, demuestra que ha tenido lugar algo grande, bello y excepcional. Todo ello se halla escrito aqui, desde la antigiiedad, en los Templos, para salvar su memoria. Por intervalos regulares, las ‘ondas celestes nos cubren.... As nos rejuvenecemos, aun ignorando lo que ocurrié en pasadas edades. Ta me hablas de un solo diluvio terrestre, cuando ha ha- ido muchos anteriormente ... Todo nace necesaria- mente por la accién de una causa”, A través de una expresién un poco velada, se re- fiere Platén en este Didlogo y en el “Critias” a Ia tradicién egipeia de la Atlantida, a su hundimiento en el periodo de traspaso de Ia iltima gran rueda cfclica, cuando el Sol, por precesién, atravesaba en vel equinoceio de primavera, los signos de Leo y Cén- 26 JOSEFINA MAYNADE cer, tronos respectivamente del Sol y la Luna, Pa- dre y Madre del zodiaco. EI sacerdote de Sais, en posesién de esa alta cien- cia de los astros, explica al visitante griego las leyes siderales de los grandes y pequefios ciclos histéricos, las oleadas de vida que crean las civilizaciones —su auge, su culminacién, su declive y su derrumba- miento—. La cola de la serpiente enroscada es el fin enla- zado con el inicio, la cabeza. Y siendo la Luna re- flejo de la luz del Sol y transmisora de su magnetis- mo y detector de todas las fuerzas siderales del Uni- verso, ambos forman el broche del gran cfreulo de doce signos 0 constelaciones zodiacales, las doce ho- ras de una eternidad manvantérica, Halléndonos en la actualidad, de acuerdo con esa cronologia, iniciando el signo de Acuario de la nue- va Fra, ello supone que hace aproximadamente once mil afios tuvo lugar Ia gran conmocién telirica que sella el fin de un gran ciclo de vida para las razas humanas y se inicia otro. Durante ese perfodo, pucs, tuvo lugar el hundimiento de la tiltima porcién del gran continente atlante, Ia Isla de Poseidonis, relata- da por Platén. En la parte més elevada de esa Isla de Poseidonis descrita por el filésofo griego, brilla- ba el Gran Templo del Sol, rutilante de metales pre- ciosos y a sus pies, Ia gran ciudad “de las Puertas de Oro”. La humanidad de esa iiltima Isla de Poseido- nis, constituida por 64,000,000 de almas, era muy inteligente, refinada y vivia en un estado de avanzada civilizacién. De ello da fe Platén no como leyenda, sino como verdad histérica. De cuyo acontecimiento da las concordantes fechas, confirmadas por otro lado por Manethon, el historiador egipcio de Ia época to- Jemaica y anteriormente por Herodoto, correlacio- n&ndose con tales acontecimientos y fechas otros fil6- sofos, historiadores y astrélogos. EL Wondscoro DEL MUNDO 2 A tales preciosos datos se ha sumado en la época moderna la arqueologia y ciertos descubrimientos efectuados por Heinrich Schlieman, el descubridor de Troya y de Micenas, que puso sobre la pista de la existencia de la Atlantida a su nieto, el también fa- moso arquedlogo Paul Schlieman quien, investigando por consejo de su abuelo las posibles confirmaciones de los datos conseguidos por su ilustre antecesor, hallé en una tumba egipcia de las primeras dinas- tias, una inseripcién en un raro metal y unas ceré- micas que atestiguaban proceder, como otras exacta- mente iguales encontradas por el abuelo en Micenas y en Troya, del “Rey Cronos de la Atlantida”. Sus ardientes pesquisas encontraron otra confir- macién en los archivos de un templo budista del Tibet, notabilisima inseripeién caldea, antigua de mis de 2,000 afios A.C. que decfa asi: “Cuando la estrella Bal cayé en el lugar donde ahora slo hay mar y cielo, las Siete Ciudades con sus Puertas de Oro y Templos transparentes temblaron y se estre- mecieron como las hojas de un érbol movidas por la tormenta. Y he aqui que una oleada de fuego y humo se elevé de los Palacios y los gritos de agonia de la multitud Henaban al aire... El sacerdote Ra-Mu se presenté y dijoles: “t;No os predije ya ésto? Y todos los habitantes, ornados de joyas y riquezas, excla- maban: “Mu, jsélvanos!...” Y la tierra se hizo pe- dazos y se sumergié con todos sus habitantes en el abismo...” Paul Schlieman coment6, a propésito de esos des- cubrimientos: “En México hallé medallas muy pare- cidas, del mismo metal que Ia de Issarlik (el monte donde se hallaba emplazada la antigua Troya, des- cubierta por su abuelo). En el Museo Briténico se halla la famosa coleccién de Le Plongeon sobre El Manuscrito Troano. Este papiro maya procedente del Yucatén, confirmado por otras tabletas e inscripcio- 2B JOSEPINA MAYNADE hes, reza asf: “En el afio de Kan del Mulue décimo primero del mes de Zac, hubo un espantoso temblor de tierra que durd, sin interrupeién, hasta el trece de Cheun. El “Pais de las colinas de Tierras del Pais de Mu, fue sacrificado. Alzado por dos veces, des- apareci6 en una noche tras haber estado sufriendo sacudidas constantes como consecuencia de los fue- gos subterréineos. Ello causé el alzamiento de las tie- tras varias veces. Hasta que por fin, la superficie eedié y diez pafses 0 tribus fueron tragadas por el mar y dispersadas. Se hundieron con sus 64,000,000 de habitantes ocho mil sesenta afios antes que este documento fuera escrito”. Este relato lo corroboré Hernan Cortés y sobre él interrog6 a los sacerdotes aztecas de Moctezuma. Ellos le dijeron que se referia a la Tierra Madre, Ja Allintida, situada al este, Es euriosisimo comprohar que esos dos relatos, originarios de puntos tan alejados de la tierra y de tan remotas épocas, coincidan con el relato de Platén, Como Megé a conocimiento del filésofo griego la raiz de la palabra Atléntida, atl, no griega, sino maya- tolteca? Este es uno de los misterios que sélo puede aclarar la Astrologia y ese enlace de los ciclos histé- ricos mencionado por el mismo Platén. Ello se halla confirmado por los paleontélogos cuando dicen que “una tercera parte del lenguaje ma- ya es puro griego (La Plongeon) y trece letras del maya son jeroglificos egipcios”, Parece inferirse de ese hecho que el mas antiguo idioma conocido era el egipcio-atlante, ya que Egipto fue en realidad una antigua colonia atlante y ello tuvo lugar en el perfodo de traspaso de Ja viltima gran Fra de ciclo zodiacal. Paul Schlieman lo confirma con estas palabras: “La religién de Egipto era la adoracién del Sol, Ra. Lo mismo los mayas centro-americanos que adora: EL HoR6ScoPO DEL MUNDO 29 ban al Sol, Ra-Na, como los peruanos. Mis estudios arqueolégicos en todas las naciones, acusan el pro- ceso naciente, ascendente, culminante, decadente, de las civilizaciones, menos en Egipto. No existe un Egipto antiguo, tosco y salvaje de una raza barbara, sino poder y alta sabiduria en los origenes egipeios ¥ americanos; construfan en forma parecida, habla grandes similitudes en simbolos y escrituras y la mo- ral y el gobierno eran semejantes”. EI nieto del gran Schlieman, junto con numero- 808, destacados gedlogos, averiguaron el fondo volcé. nico y acoplado a las costas este atlanticas, los st mergimientos, sus alturas y sus valles. Indudablemente, se aproxima el dia en que la ciencia podré no sélo confirmar todos esos curiosi- simos datos y descubrimientos efectuados ya sobre la existencia verdadera de la Atlantida y las fechas pre- eisas de su hundimiento, sino verificar a través de medios todavia ignotos pero ya previstos, multitud de curiosas aportaciones fidedignas al respecto, lo que abrira horizontes amplisimos a la historia de la humanidad y al acervo de sus experiencias, valiosi simas para el porvenir. CAPITULO II _ LOS SIETE RETONOS KEMITA-ATLANTES. Las civinizaciones MEDITERRANEAS: A orillas del Mediter remotas, desde Ja Megada de los nororiental, en torno a Ia lizaciones correspondientes. Tal era al mandato de fos Padres Celeste. A través de la Ciencie ae ae As- ona egcfiin marcaba la aguja precesional del Sel ty hora cfelica en el reloj universal del zodiaco, aque- Mos primitives colonizadores atlantes eerie asus por arades emisarios raciales a los lugares previstes ven naaiieneia aleccionéndolos con mitas ¢ sano, sin civilizadora futura, Una vez evada a feliz término la arriesgada y qieidentada aventura del éxodo de los atlaaces las Tierras Puras de Khemi,' su previsty objetivo, tuvo Iugar a poco la anunciada corme _ Aemitnos al lector al resto de Te misma autora (Eaivoriad GoeteAmic) bajo el tnlo Asaramiva, Et Gr Astrélogo Adante, 3 JOSEFINA SIAYNADE las orillas, se izaron islas, desaparecieron otras, se inclinaron las Hanuras, corrieron los mares aflorando sus sirtes y sus lechos, nacieron rios, torcieron otros sus habituales cauces ¢ invadié la mitad de la tierra un inmenso estremecedor diluvio que inundé, para un dilatado perfodo de tiempo, las tierras bajas, Ia- vancolas, fecundandolas para el futuro, transforman- do la vida toda del planeta. Los colonizadores egipeios, que habian instalado sus primeros nomos o niicleos habitados en las zonas mis clevadas de las Tierras de Khemi, préximas al mar Mediterréneo, se salvaron de la inundacién, Y al surgir al fin los primeros soles sobre la tierra pu- tificada y transformada, pensaron en Ia necesidad de Nevar més alld de aquella circunscripcién prevista en las tierras del desembarco, su efclica semilla. La conciencia de su alta misién se derivaba de su profundo conocimiento de los dictados siderales. Y de acuerdo con la técnica de los ciclos futuros, ini- ciado el gran afo heliacal de la resurreeeién del mun- do, pensaron sin duda en su obra de irradiacién ei- vilizadora. Prepararon al efecto a los mis aptos y regularon la dispersidn radial en torno a las orillas y tierras mediterréneas, Hamadas a desempefiar en cl futuro, la més destacada obra estructural del gran ciclo iniciado. Herederas directas de 1a colonia atlante de Egip- to, fueron cronolégicamente, las posteriores civiliza- ciones préximas al Mediterraneo, cuna de los esplen- dores del gran ciclo. Esas destacadas eivilizaciones mediterréneas fueron Creta, Etruria, Persia, Caldea, Tartesos, Judea y Grecia, que ofrecieron a la histo- ria eterna inmensos caudales de obras de belleza y de scbiduria, formas inéditas de matiz. racial, cos- tumbres y caracteristicas historicas que les alzaron, sucesivamente, a pueblos conquistadores, con objeto EL HOR6SCOPO DEL MUNDO 35 de que diseminaran todas sus conquistas y sus artes Por el mundo antiguo. Asi florecieron las semillas atlantes y recogié la experiencia del mundo la cosecha propicia en la hora ciclica prevista, Su vineulacién al decreto de los ciclos zodiaca- les, les imprimié ténieas originales que fueron enti. queciendo el acervo cultural de la humanidad hasta nuestros dfas, Toda experiencia ha quedado asimila- da en la memoria de Jos pueblos y en la gran con ciencia del mundo. Todas aquellas destacadas civilizaciones, origina- das.en el tronco comin —la Atlintida— dio a Ia historia ejemplos sinicos de perfeccién en los perfo- dos de crecimiento y de auge. Después, con el tiempo +s ley de la vida en todas sus manifestaciones-— las primeras oleadas de vida culminan y viene el de- erecer de las civilizaciones. La lenta relajacién mo. ral, el materialismo y Ia codicia ponen eu peligro Ia prosecucién del ejemplo histérico de los origenes. En- tonces viene otra oleada de vida ciclica que otorga la preeminencia a otro pueblo preparado para rea. lizar su histérica misién. Entre una y otra de tales civilizaciones ciclicas —entre el decrecer del ciclo cumplido y la manifes- tacién potente del que se inicia—, media un perfodo, mis o menos dilatado, de crisis, de caos. Una ver si, perado y trascendido por el imperative de la vida Tenovada, nace una nueva era presidida por el lema zodiacal propio del mismo modo que las que Ie prece- dieron animando y enriqueciendo ast los archivos ex: perimentales de Ia humanidad. Estudiar y seguir esas sucesivas oleadas de vida con la clave de Ia precesidn solar en los equinoccios, sus caracteristicas, el aporte de Jos signos comple. mentarios, su aportacién y sus sintonfas dentro del gran plan de Ta evolucién humana en nuestro plane- 36 JOSEFINA MAYNADE ta, es a nuestro ver una de las cosas més apasionan- tes e instructivas y que més enriquecen esa ténica actual tan acuariana, tan caracteristica de la era que nace: las facultades creadoras y Ia intuicién. Porque esas auténticas, repetidas primaveras del mundo y el espiritu que las anima, se hallan vinculadas a nues- tro presente y entroneadas con el porvenir. Cada uno de nosotros ¢s su vinculo viviente y al mismo tiempo, su puente, su conciencia rediviva. Y es una de las mis titiles formas de aprovechar la experiencia de las edades facilitando el desenvolvimiento de los indi- viduos y de los pueblos, ya que la ténica del inter- nacionalismo que predomina actualmente, hace que sean compartidas todas las experiencias y comunes sus dadivas. capiruLo 1 CANCER - CAPRICORNIO Y GEMINIS - SAGITARIO ‘Stcnos iniciaLes pe Dinastias Divinas Con el ciclo de Cancer se inaugura la nueva Gran Rueda Zodiacal después de la inmersién de la Atlan tida y del Gran Diluvio. Y aparece un mundo caético y conmovido, pero Meno de posibilidades, renovado y purifieado. Sobre Ja tierra harrida y hiimeda, pletérica de gérmeues, Ja atmésfera diéfana debia ofrecer gloriosas auroras y soles esplendorosos que invitaban a una promete- dora vida nueva. EI signo de Cancer que iniciaba la aguja de la precesién solar era el signo de la Madre, el trono de Ja Luna, mediadora vital del Sol sobre nuestro pla- neta, Siendo la Luna transmisora de los rayos as biol6gicos del Sol y su sistema, detector magnético del Universo, ambos Luminares constituyen, en As. trologia el broche que cierra y abre cada gran ciclo © afio heliacal, el enorme reloj constituido por los doce signos del Zodiaco, las doce horas de una eter. nidad manvantarica. La semilla de las anteriores civilizaciones nunca se pierde. El hado que preside la evolucién constante de la humanidad, las replanta en el lugar elegido por los padres espirituales de las razas y de las eiviliza- ciones. 40 JOSEFINA MAYNADE EI hito electo de ese primer trasplante desde la Atlantida fueron “las Tierras puras de Khemi”, ha- cia las que miraban los. sabios astrlogos conocedo- res de los infaustos destinos de la Isla Atléntida de Poseidonis. Y con una seleccién de familias, de ani- males, de productos y de enseres, navegaron, glorio- sa aventura, a través del Gran Verde —Océano Atlantico y sobre el que fuera Mar de Libia, Desier- to Libico y del Sahara— después de la transforma: cién efectuada por la gran hecatombe y los corri- mientos diluviales. Segiin la remota tradicién, el monumento conme: morativo de la fundacién de la primera colonia atlan- te en el Delta egipcio, fue la Esfinge, Harmakis o Sol Naciente. La Esfinge significa en verdad el sim. bolo de los dos signos de fin y de comienzo, Leo-Cin- cer, representados en una cabeza y busto de mujer de tipo andrégino, —Cincer— y un cuerpo de Leon —Lev—. Esa enorme, monstruosa figura simbélica se levant6 en el mismo lugar en que fundaran nues- tros padres atlantes el primer nomo o poblado den- tro de los cénones de la civilizacién atlante. En el seno de la Esfinge hubo el primer Templo rupestre o sub- terrdneo, ya que estaba excavado en la roca caledrea de una prominencia que en sus orfgenes se elevaba a la crilla del Mar de Libia, La faz de la Esfinge, como la entrada de su Templo-eripta se hallaban orientados al Sol naciente, en el punto de los equi- noccios, cuando son iguales los dias y las noches. ‘El enorme monumento exaltaba no sélo la fun- dacién de Egipto hace unos once mil afios, sino que era una glorificacién del Sol y de la Luna que pré- sidirian Ia vida y la religién de los egipcios, su he- redado ritual, su moral y sus costumbres. Ello justifica el adelanto asombroso, cientifico, filos6fico y material de los antiguos habitantes del EL Honéscoro DEL. Muspo 41 Pais del Nilo al que hace referencia Paul Schlie- mann, En aquella remota antigiiedad, la astronomia y 4a astrologia constitufan una sola ciencia, Mamady ‘ja Ciencia Madre”. Por ella, conocian los. sabios dirigentes espirituales y sociales, hierofantes y farac: nes; Ja t6nica del desenvolvimiento de aquella eivi, Tizacién inicial, asi como sus-derivaciones y lugares, a manera de brotes de su tronco bien plantado en la proximidad de un gran rio, el Nilo, y del Mar Mee diterraneo, EI signo de Cancer presidido por la Luna es fe- menino y esa t6nica se imprimié en los orfgenes del matriarcado por el que se rigié la antigua eivilizacién egipeia. Su simbolo fue el Escarabeo que ocupaba en el lugar del antiguo zodiaco hierogrifico el lugar re. Presentado més tarde por el Cangrejo, EI signo de Céincer —de Escaraheo— es germi- nal, de fecundacién, Su mandato zodiacal lo fatima # toda fundacién, especialmente del hogar, de la construccién, de todo establecimiento y consolidacion de una sociedad en un punto electo, siempre junto a un rio, a un lago o al mar. En ese signo inicial, primero de la cruz cardinal del zodiaco mévil, la ley establecida bajo sus ause picios otorga el derecho, la herencia y la preeminen. cia a la mujer, vinculada a la significacin de la Luna. Debido a esa ténica celeste, la fundacién de Ezipto se halla vinculada a la Luna que centraba, con el Sol, todo el ritual religioso. Es curioso estudiar la eficacia de esas primitivas eyes basadas en el matriarcado, en la mujer, en la madre, en los plenos derechos de las Faraonas y Sa- cerdotisas, ya que en ellas se basaba todo el derecho a la sucesién al trono y en todos los estamentos so. ciales, a la herencia, La mujer, amparada por Ia ley, representaba todas las etapas de la vida egipcia, ¥. 42 JOSEFINA MAYNADE es notable el profundo sentido, la proseeucién y las arraigadisimas raices de aquella tradicién lunar. Esas raices son equivalentes a un rbol colocado en senti- do inverso: 0 sea, originadas en el cielo, y vincula- das a su recio tronco, las ramas, se diseminaban por la tierra. Debido a ello, a través de los siglos y los milenios, apenas cambiaban en Egipto las costumbres, los indumentos, los ritos, los ideales, De ahi que ef Escarabajo representara la tradicién. El signo opuesto y complementario de Cancer es Capricornio, que en aquella época fundacional se re- presentaba mediante un cocodrilo, animal que pro- liferaba en el Nilo y que era el primero en aparecer con las primeras erecidas fluviales y periédicas. Eran los pequefios cocodrilos verdes de los altos lagos etié- picos que se derramaban al Iano envueltos en los ‘musgos, los lotos, las plantas arrancadas por las aguas en su furia descendida en torno al solsticio de vera- no, al derretirse la nieve de las altas cumbres del ica central. Exe signo, opuesto diametralmente al de la pre- cesién, forma una tiniea linea vibratoria al pasar por el punto central de la gran Rueda celeste. Presidida por el planeta Saturno, sefior de toda consolidacién, Tepresentaba toda actividad de signo espiritual, AIL gunos astrélogos opinan que ese signo que sellaba la” eligién se relacionaba con Anubis, el dios de cabe- za de perro, ya que en los origenes, Ia Estrella Po- lar era Sothis, Sirio, de la Constelacién del Can. Los griegos Hamaban a la era de Saturno “la Edad de Oro”. En un antiguo templo del Delta se hallé junto a una estatua de Isis una leyenda que decia: “Yo soy aquella (Isis) que se levanta en la Constelacién del Perro. jAlégrate, Egipto, ti que fuiste mi nodri- za!” EL HoROscoPo DEL MUNDO “3 Intérprete de la Gran Madre celeste era Isa 0 Isis, como la denominaron luego griegos y latinos, Parece ser que Isa fue, en sus origenes, una belli. sima y sabia princesa atlante, hija del Rey Kron quien, conocedor de sus destinos, prefirié perecer junto con su pueblo, en el terrible hundimiento, Isa, Princesa —Sacerdotisa fue la primera en- tonizada en aquella primitiva sociedad sabiamente estructurada—., FE] Faraén-Sacerdote encarnaba la di- vinidad de Osiris u Osir, investidura solar del hom. bre consagrado o iniciado en los misterios de su re- ligién soli-lunar, Dotada de los maximos poderes y atributos, fue Ia primera Faraona, la heredera de un continente, la ejecutora de los misteriosos antepasados y aun’ de aquellos més misteriosos Sefiores de Venus a los que Ja verdad transformada en leyenda, atribuye la pa: ternidad espiritual de la suhraza roja tolteca en la que culminé el saber y la majestad de los atlantes y cuyo saber fue més tarde corrompido, toreido y vule nerado ante la gran Ley que rige la evolucién de las humanidades. Isa fue la primera mujer, encamnacién de la Gran Madre, que dirigié los destinos del naciente pais de Egipto. Ella encabez6 aquella misteriosa velada je- rarquia sabia que rigid los destinos de Egipto durante dos ciclos zodiacales, el de Cancer y el de Gémi- nis, conocida como Dinastias Divinas. Esas remotas dinastias faradnicas herederas di- Tectas de los atlantes y cuyos espiritus protegian ‘como hijos espirituales del gran pueblo fenecido, han quedado envueltas en los ropajes del misterio legen- Gario. Los grandes historiadores griegos, como Ma- thet6n y el mismo Herodoto, amén de los estelios que hizo grabar en Abidos el gran Seti I y otras poste- riores pruebas y justificaciones, mencionan esas Di- nastias Divinas del remoto Egipto, con singular ad- “4 JOSEFINA MAYNADE miracién y respeto. Herodoto, el padre de Ia historia confiesa haber visto como un privilegio, en un lugar seereto de un santuario egipcio, las imagenes de 354 entre Reyes y Reinas divinos, cada uno con su histo- ria. Esos grandes Faraones —gigantescos de talla, de elevadisimo espiritu— de investidura andrégina, ocu- paron con gran sabidurfa el trono gobernante de Egipto, into tiempo como las dinastias Wamadas hu- manas, 0 sea, por un periodo de 4,320 afios. Las civilizaciones primitivas de alto signo, tienen la caracteristica, debido al poco desenvolvimiento de los pueblos o de la masa, de hallarse constituidas como sociedades jerarquizadas. Pero tales. jer quias eran auténticamente ejemplares, jerarcas sabios Y puros faraones —Hierofantes y Faraonas— Hiero- fantidas— que legaron a las dinastias humanas pos- teriores gran parte de su tradicién, pero no siempre, por desgracia, su sabidurfa, sus poderes y sus virtu- des. El largo perfodo de las Regencias Divinas fue la verdadera edad de oro de Egipto, expresada en la leyenda. EI ciclo prosiguiente de Céncer, el de Géminis nos lega la tradicién de los reyes-gemelos en pai dad de poderes. Acaso fuera esa medida una prepa- racién un a modo de férmula de traspaso para pre- parar el camino a las posteriores regencias bonda- dosas, yero humanas, o sea, desprovistas de las luces interiores, de la investidura espiritual que otorgaba a las primeras Dinastias la plena facultad del abso- luto y eficaz gobierno, tratando de desenvolver las capacidades de la fraccién selectiva de sus sibditos mis allegados. Esa tradicién de los Reyes-Hermanos intentaba sin duda suplir, en cierto modo, las caracteristicas del andzégino que encarnaban los primeros Reyes y Reinas di | EL HOROSCOPO DEL MUNDO 45, Asi, el ciclo de Géminis se caracterizé ble tronp, aunque siempre perduré la ley inicial del matriareado como una tradicién intangible, legada Por Jos astros en la fundacién de Egipto. Sin embargo, a medida que se aproximaba el pe- riodo en que, por mandato superior tenfan ya que desempefiar el papel de Faraones o regentes seres de condicién simplemente humana, del seno del secreto de los Santuarios surgié una especie de comunidad rigurosamente selectiva, que tenia por misién velar por Ia pureza de la tradicién. Se denominaban sus afiliados, los “Semsu-Hor”. sea, los “Servidores de Horus”. Horus represents siempre “la Enearnacién Divina”, el “hijo” en la Sagrada Trinidad de los egipeios, constituida por Isis, Osiris y Horus. Ese “hijo” sagrado era a modo del protector espiritual de los monareas y altos sacerdotes de ambos sexos. Los “Shemsu-Hor” tenian por distintivo el har. én, cuya grafie, en ‘el zodiaco, representaba al signo de Sagitario, —opuesto y complementario de Gémi- nis, su contraparte espiritual que se caracteriz6 mis tarde por una flecha. El harpén de los egipcios era semejante en todo a la flecha del centauro. Parece ser que en los inicios de ese ciclo de Gé minis, aparecié en Egipto el primer Hermes del que apenas queda mas mencién, que el rastro tradicio- nal de que fue el més grande sabio ¢ instructor del pais del Nilo. El enearné la misién espiritual del nuevo ciclo, por lo que tomé el nombre del regente planetario del trono zodiacal de Géminis, Mereurio © Hermes. Poco a poco —los principios de estabilidad de un ciclo son lentos y dehen ser ditigidos por altos seres aptos para la conduccién humana—, la “gran familia espiritual emigrada” de la desaparecida Atléntida siguié conduciendo, instruyendo, preparan- doa los seres mas allegados y mas aptos para de- 46 JOSEFINA MAYNADE jarles en su oportuno momento, el mando y la res- ponsabilidad del gobierno del pueblo elegido, depositario de las sagradas simientes de Ia sabidu- ria y de la civilizacién del gran ciclo anterior, y que no pueden morir, a pesar de la pausa obligada de las noches cfclicas. La tierra se va desvelando lentamente de su sue- fio y una gran inocencia planea sobre la faz lavada de nuestro planeta, que va resurgiendo del perfodo de inactividad y de revulsién prepardndose para otor- gar el esperado fruto de la nueva recreacién de la vida. Doguiera, debido a ese pujante poderio genesiaco y tehirico, la tierra reverdecta, ubérrima; los rfos definian sus cauces y aumentaban su Ifmpido cau- dal; los mares se estabilizaban sobre sus transform: dos lechos besando las orillas, depositando la arena en las playas dulces y modelando la morfologia de sus cantiles con sus olas encrespadas. De este modo devenia la Tierra morada propi- cia y amada por los escasos niicleos humanos que la habitaban en sus origenes. De este modo, de Ia civilizacién raiz iban brotan- do y extendiéndose los ramajes que mantenian, enla- zados, el fuego sagrado de la tradicién y el estimulo de su peculiar crecimiento, Es curioso que, siendo Géminis signo zodiacal regido por el planeta Mercurio o Hermes, tuviera el avater 0 maestro regente de ese ciclo el nombre del planeta y los griegos posteriores, conocedores de esa ley equinoccial y del significado de los ciclos, mantuvieran la tradicién mitoséfica del primer gran Hermes egipeio casi desconocido, que dio nombre a posteriores Hermes, como por ejemplo el gran Toth- Hermes o segundo Hermes, el “Tres Veces Grande” que imprimi6 el sello espiritual a la vida de Egipto y dio la oculta tradicién sagrada, el ritual y las cos- tence ct tt EL HonGSCOPO DEL. MUNDO a7 tumbres, ademas de —segiin nos han legado los grie- gos— el tesoro de 42 Libros Sagrados, entre los cua- les se hallaba El Libro de los Muertos 0 Libro de la salida de la Luz, segin su verdadero titulo.’ EI signo de Géminis se caracteriza por el desen- volvimiento de la mente, por el nivel cultural de un Pais, por la organizacién de sus ensefianzas, Y en verdad que en el periodo de los Gemelos, aun en su gran parte gobernado por Jerarquias Divinas o divi- nizadas, se organizaron las llamadas Escuelas de Sa- biduria anexas a los Santuarios mayores. En tales Escuelas se formaron —auténticos universitarios inte- grales— las més destacadas inteligencias del mundo antiguo, ya que el acervo cultural heredado era alti. simo y se hallaba intimamente vinculado con la for- macién religiosa e iniciética. En tales Colegios Ma- yores se ensefiaba medicina, astronomia y astrolo- ‘Bia, botnica, agricultura, geologia, ciencias naturales, matematicas, miisica, arquitectura, cscultura, pintu, ra. De este modo, la fama de Egipto crecié ante el mundo primitivo porque su sabiduria comenz6 a dar una ubérrima cosecha, La oculta correspondencia de los signos opuestos ¥ complementarios la descubrimos, por lo que se re- fiere al ciclo precesional Géminis-Sagitario, en ese ‘interesantisimo mito griego de neta tradicién astrolé- gica de Ixién, el penitente del mundo astral, el mas alla o mundo subterrdneo de las almas. Ixién, padre de los Centauros —sieno zodiacal de Sagitario— se hallaba atado a la rueda de fuego-so- lar, o sea, el Zodiaco— por haber fracasado en los doce trabajos zodiacales y haber faltado a sus jura- * Se ha mado Libro de los Muertos debido a haberse en ‘contrado 20s poomas sacros en Ia eabecera de distintas momiaa, ven el interior de los sareéfagos de sores notables. 48 JOSEFINA MAYNADE mentos. El mismo Zeus encargé a Hermes 0 Mercu- rio, planeta regente de Géminis, que atara al hom- brea la rueda alada para que “rodara sobre sf mis- mo” hasta su liberacién. O sea, que para alcanzar la liberacién tenia que quemarse en sus propias culpas y liberarse atado a la misma Rueda ciclica, pasando por cada una de las doce pruebas correspondientes a los doce signos zodiacales. Sus hijos, los Centauros, eran sabios. Conocfan todas las artes y ciencias. Mitad hombres y mitad caballos, posefan la doble naturaleza inferior y su- perior e iban armados con una flecha que apuntaba a lo alto, su meta, De entre ellos, el més sabio fue Quirén, maestro de héroes. Su misién era, no s6lo enseiiar® sino aliviar los males de la humanidad, la ignorancia y la enfermedad o desarmonfa, ya que sin- tonizarse con el zodiaco implica alcanzar la armo- nfa de las celestes esferas con el autodominio y ven- cimiento de las fuerzas teldricas y universalee. Ci- ‘gantescos como titanes, los Centauros se hallaban sin duda relacionados con las ideas y principios de los antiguos egipcios a partir de los tiempos fundaciona- les de las Dinastias Divinas. La existencia de tales dinastias, la hallamos en Ja antiquisima tradicién china. Segin ella los pri- meros Reyes fueron dos hermanos 0 gemelos —Gé- minis— FuHi y Niu-Kua. Se les representaba como dos serpientes enlazadas y que constituyen el origen del caduceo mercuriano. El segundo de tales reyes legendarios, corresponde ya al ciclo téurico. Fue Chen-Nong y se representaba con cabeza de buey. Dio gran impulso a la agricultura, como los antece- sores la dieron a la sabiduria y a los ritos divinos. El tercero de esos avatares efelicos fue Tchu-Jong al que concedian los atributos del Cordero, Ari Al iniciarse el perfodo de traspaso, al final del ciclo de Géminis, los grandes seres que ostentaban EL HoR6scoro Det. muNpo 49 a jerarquia rectora, dejaron paso a | Faraones humanos. Eigieron aloe mis beens mas capaces y les dejaron Ias riendas tencas det der, después de aleccionarlos debidamente ef ent ty rofano como en lo sagrado. Sin embargo, los Reyes Divinos siguieron velando por la prosecution dots gran civilizacién que comenzaba a dar sus fines Acaso permanecieran todavia al frente de la mney religiosa como sumos hierofantes, pero el cannon qlue, a fines de ese ciclo, aparecié el primer Faeada tumano conocido con el nombre de Menes, que en cabea6 la primera dinastia menor. A esa prinnia di nastia, apenas especificada y conocida, siguieren dr més en el mismo interregno o periodo de traspaso y zor fin amaness, Pujente y construtivo, el signa uacal de Tauro, el re lori onal de Tauro, el Toro, en una. gloria press

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