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Colombia es un país que ha tenido que vivir la movilidad humana forzada desde sus

diferentes dimensiones, experimentando la migración, el desplazamiento interno, el


confinamiento y/o otros tipos de movilidad humana forzada. A su vez, este país se
caracteriza por ser sumamente llamativo para la migración internacional, al respecto, cifras
de Migración Colombia reportan que, durante el 2023, se registró un flujo total de 18.476.332
personas que cruzaron fronteras internacionales de Colombia, de las cuales un 46% fue
realizado por entradas y salidas de extranjeros y un 54% realizado por colombianos.

Sobre el comportamiento del flujo migratorio regular, “la mayor cantidad de


ciudadanas(os) que ingresaron a Colombia provienen de Estados Unidos con el 25% del
total de entradas de extranjeros, seguido de Venezuela (11%), Ecuador (8%), México (7%),
Perú (4%) y Panamá (4%), entre otros” (Migración Colombia, 2024, p. 4). No obstante,
Colombia también se caracteriza por la presencia de un flujo migratorio irregular constante
y persistente, del cual se divide en población en tránsito y con vocación de permanencia.

Frente a las personas que se encuentran en tránsito de manera irregular, Migración


Colombia reportó que, el flujo aumentó más de un 250%, representado en 539.959 personas
en dicha situación. De dicho flujo, 339,997 son venezolanos (aumentando en un 169% frente
al 2022), 66.313 son haitianos(aumentando en un 137%), de los que 4,359 poseen documento
de identificación válido en Chile y 2,978 poseen documento de identificación válido en
Brasil; 61.695 son ecuatorianos (aumentando en un 190%), 32,787 son chinos (aumentando
en un 1.869%) y el número restante de personas son de Perú, Cuba, Bangladesh, Nepal,
Angola, Vietnam, Camerún y República Dominicana (Migración Colombia, 2024)

Asimismo, se han identificado dinámicas asociadas al tránsito de migrantes en el


territorio.Por ejemplo, la región del Eje Cafetero ha operado como plataforma para quienes
deciden continuar con su recorrido hacía terceros países (Ecuador, Perú, Chile, Panamá) o
retornan hacía su país de origen Venezuela. Dentro de esta dinámica, cabe destacar que el
flujo migratorio ha experimentado un aumento en el tránsito de venezolanos hacia la
región del Darién desde países del sur del continente, con destino a los Estados Unidos.

La población en tránsito está expuesta a diversas situaciones de riesgo, tales como:la trata
de personas, violencias físicas, reclutamiento, VBG, situaciones de seguridad urbana,
inseguridad por temas de barrismo (barras bravas), los cuales han sido identificadas
mensualmente por el GIFMM. Es así como se destaca un aumento en los casos de mujeres
víctimas de VBG, quienes no logran recibir atención adecuada desde la institucionalidad.
Por otra parte, referente a situaciones de inseguridad, lo que menciona la población
acompañada, es haber sido víctima de hechos asociados principalmente al crimen urbano,
como robos, amenazas o extorsión.

Frente a las personas que tienen vocación de permanencia y se encuentran de manera


irregular, Migración Colombia reporta que existen 490.304 venezolanos en dicha situación
en el país. No obstante, no existen cifras ni reportes asociados a la presencia de otras
nacionalidades en el territorio.
A propósito de las experiencias de migración, una mujer acompañada por la oficina
territorial de Valle del Cauca rememora lo siguiente:
“Tener que salir de mi país, porque nada alcanza, ni para comer,
trabajas una semana para comer un día, eso es horrible....uno
no sabe si regresarse o quedarse y tener que iniciar de nuevo
en otra ciudad o irse a pasar su trabajo en su país, que al menos
está en su casa, pero piensa en lo otro, no tener para
comer....Me siento cansada, no quiero caminar más, mis hijos
se atrasan en el estudio, compartir que la migración es muy
dura, muy dura, nadie sabe lo que uno vive, todo mundo no nos
trata bien y eso es maluco”

Una de las nacionalidades con mayor presencia en el territorio es la venezolana, la cual,


según la radiografía realizada por Migración Colombia, a corte de 31 diciembre de 2023,
existen 2.864.796 personas de dicha nacionalidad, las que 1.981.877 poseen un estatus
migratorio regular, 392.615 se encuentran en proceso de regularización y 490.304 personas
mantienen un estatus migratorio irregular.

Actualmente, después de Bogotá, Suacha es la segunda ciudad de recepción de población


venezolana, el territorio con mayor presencia de población migrante y refugiados
venezolanos, y la primera dentro del departamento de Cundinamarca (Unidad
Administrativa Especial de Migración Colombia, 2023). De modo que, es uno de los
corredores principales de acogida y tránsito para el interior y sur del país.

Datos de Migración Colombia (2023) también determinan que Barrancabermeja es el


tercer territorio en Santander con mayor cantidad de población migrante, con casi 10.000
migrantes asentados en el Distrito, los que se ven enfrentados a un panorama de riesgo en
cuanto a la ocurrencia del delito de trata y tráfico de personas, con fines de explotación
sexual comercial o explotación de la prostitución ajena con especial afectación en mujeres
migrantes irregulares en varios municipios del sur de Bolívar, escenario de riesgo que crece
conforme la avanzada paramilitar se expande por la región (Alerta Temprana Temprana
025 de 2020 de la Defensoría del Pueblo.

No obstante, y aunque existe un número significativo de personas migrantes en los


territorios no se tiene conocimiento de alguna política pública territorial o programa con
enfoque diferencial para la atención a la población migrante en el municipio1. Dicho
panorama también está presente en Buenaventura, Soacha, Bucaramanga, Cartagena,
Ibagué y Pereira. Es por eso que, existe la necesidad de una caracterización y/o evaluación
de necesidades de la población refugiada y migrante en dichos territorios para realizar un
ejercicio diagnóstico.

Ahora bien, la situación en las fronteras de Colombia también son de sumo interés. En el
caso de Nariño, según Migración Colombia (a corte de octubre del 2023), existen más de 19
mil personas de nacionalidad venezolana. De este total, alrededor de 900 se han
establecido en municipios ubicados en la cordillera del departamento, mientras que otras
2.000 residen en Tumaco. Es importante destacar que tanto los municipios de la cordillera
como Tumaco son territorios afectados por el conflicto armado, lo que nos enfrenta a un

1
No se puede desconocer del todo la atención a la población migrante por parte de las instituciones
municipales, en especial en lo que tienen que ver con educación y salud para intentar cumplir con lo
expuesto en la normativa nacional
escenario de potencial doble afectación.. Además, después de la visita de la Procuraduría
General de la Nación a la zona de frontera colombo-ecuatoriana, se informó que más de
230 mil personas habían ingresado al país a través de esta frontera, que tiene alrededor de
393 kilómetros de extensión, con cerca de 150 mil en situación migratoria irregular.2.

En el caso de Norte de Santander, Norte de Santander en el 2023 ocupó el tercer lugar con
la mayor concentración de personas venezolanas en el territorio nacional, al albergar a
337,666 migrantes de esta nacionalidad. Estos migrantes residen mayoritariamente al
interior del departamento en las ciudades de Cúcuta (219415), Villa del Rosario (38.413), Tibú
(22.314) y los Patios (12.088).

Los migrantes de esta nacionalidad son los que predominantemente se encuentran en el


territorio, dado su posicionamiento fronterizo con su país de origen. No obstante, resulta
importante destacar que la oficina territorial del JRS ha identificado la presencia de otras
nacionalidades, entre las cuales se incluyen personas provenientes de Ecuador, Perú, Cuba
y el Medio Oriente. En este último caso, se refiere a individuos que inicialmente emigraron
a Venezuela desde sus países de origen y, debido a la situación económica en dicho país,
han emigrado hacia Colombia.

En cuanto a la población con vocación pendular, se ha observado un incremento en el


tránsito de estas personas, atribuible a la apertura de los pasos fronterizos y a la
flexibilización de las políticas migratorias de ambos países. En una encuesta realizada por
el GIFMM a grupos de viajeros entre Colombia y Venezuela, se reveló que el 48% de los
grupos encuestados viven en condición de pendularidad. En muchos casos, estas personas
trabajan o estudian en Colombia y tienen su residencia en Venezuela.

Sumado a lo anterior, durante el 2023 se identificó la continuidad en las violencias y


enfrentamientos asociados al conflicto armado colombiano. En efecto, las oficinas
territoriales del JRS/COL reportan el panorama de la movilidad humana forzada ha
representado un reto humanitario con especial relevancia en los eventos de
desplazamientos masivos, confinamiento y secuestro, derivados de la consecuente
reconfiguración del conflicto armado por la coexistencia de múltiples Grupos Armados no
Estatales –GANE-. A propósito de lo anterior, relatos de víctimas de desplazamiento
acompañadas por el equipo de la oficina territorial de Magdalena Medio rememoran lo
siguiente:

“Este año sucedieron varios eventos en la Serranía de San Lucas,


Mina Café específicamente, Mina Gallo (…) yo me encontraba en
mi casa, que es en Mina Café, cuando entraron grupos al
margen de la ley y combatieron en el caserío; fueron
enfrentamientos muy fuertes. Uno estaba con los niños, allá no
sabía uno que hacer, no tenía salida uno. A algunos les tocó
quedarse en la casa y esperar nuevas órdenes. Fue una
experiencia bastante delicada. Este año sucedió dos veces, el

2
https://www.procuraduria.gov.co/Pages/narino-punto-critico-migracion-irregular-colombia.aspx
año anterior había sucedido. Ya son varios los enfrentamientos
en la Serranía de San lucas”.

A lo largo del año, las violencias asociadas al conflicto armado se acrecentaron conforme se
consolida la presencia de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia -en adelante AGC- en
las comunidades de la Serranía de San Lucas pertenecientes a los municipios de
Montecristo, Morales, Arenal y Santa Rosa del Sur; situación que ha implicado el
desencadenamiento de múltiples enfrentamientos con el Ejército de Liberación Nacional
–ELN- y en ocasiones con las Fuerzas Militares –FFMM-; tal y como se ha venido advirtiendo
en reiteradas ocasiones por múltiples actores como la Defensoría del Pueblo (2023),
INDEPAZ (2023), CREDHOS (2023) o bien la misma Misión de Apoyo al Proceso de Paz en
Colombia de la Organización de los Estados Americanos– MAPP-OEA-.

Frente a la atención de la movilidad humana forzada en el municipio de Suacha, desde la


institucionalidad hay un lenguaje “negativista” sobre la presencia en el municipio de
Grupos Armados Organizados (GAO) y Grupos Delincuenciales Organizados (GDO), quienes
son los principales actores responsables de los fenómenos de confinamiento en el territorio
y de desplazamiento intraurbano, por lo que institucionalmente no se ha logrado abordar
para su transformación.

De otro lado, en Ibagué, llegan diferentes personas que viven el desplazamiento forzado
Según la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), habría en la
ciudad 77.327 víctimas del conflicto armado y en el único punto de atención para las
víctimas en la ciudad, se han logrado atender a 29.604 personas a corte de noviembre de
2023 (Unidad para las Víctimas, 2023).

El panorama en el Eje Cafetero no es distante a lo mencionado. Respecto al fenómeno de


desplazamiento y confinamiento según datos de la UARIV en dicha región existen 290.505
víctimas con declaración realizada por estos hechos victimizantes, datos que se encuentran
con corte al 31 de diciembre de 2023. Solo en este último año, se presentaron 828 víctimas
individuales de desplazamiento forzado en el territorio. Adicional a ello, existe una Alerta
Temprana Estructural No. 01-2023 desde la Defensoría del Pueblo, para el municipio de
Dosquebradas (Risaralda), por las acciones violentas realizadas por el grupo armado ilegal
“La Cordillera”, entre las que se destacan desapariciones forzadas, reclutamiento forzado,
desplazamientos y el cobro de extorsiones que afectan principalmente a niños, niñas,
adolescentes y jóvenes, migrantes, mujeres y población víctima y sobreviviente del
conflicto armado.

La situación en las fronteras también es alarmante: El recrudecimiento de los


enfrentamientos por parte de grupos armados en el departamento de Norte de Santander,
específicamente en el Catatumbo3, que concentra por lo menos el 81% de la población
afectada de manera directa (Infobae, 2023), por lo menos 1.638 personas han resultado
afectadas de manera directa por la violencia en esta zona del departamento. Aunque se

3
La captura de alias Otoniel, cabecilla del Clan del Golfo, dejó sin eslabón intermedio la cadena de
compra que existía entre el narcotraficante y el productor de hoja de coca. Este espacio que dejó la
captura del máximo cabecilla del grupo paramilitar fue ocupado por diferentes grupos guerrilleros
que prohibieron la venta de la hoja a narcotraficantes y con esto se gestó una de las crisis más grandes
de la historia porque simplemente la coca ya no es buen negocio en el Catatumbo (EL País , 2023 ). El
negocio ahora es el aceite de palma y la minería ilegal (carbón).
han implementado diálogos con las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el
Estado Mayor Central de las FARC (EMC – FARC)4 la inestabilidad gubernamental y la
complejidad de cada una de las guerrillas a nivel estructural han generado obstáculos en
estos procesos que han derivado en la finalización de las treguas o acuerdos de cese al
fuego, dejando a la población de zona rural en medio del fuego cruzado una y otra vez.

En el caso de Nariño, se registraron en el departamento 50 emergencias por


desplazamiento forzado, afectando a más de 30.000 personas y 15 confinamientos con un
aproximado de 10.000 personas afectadas5. Según información de la Oficina de las
Naciones Unidas para la Coordinación Humanitaria - OCHA, el 85% de la población afectada
cuenta con pertenencia étnica, así: 38% población afrocolombiana y 47% población
indígena.

Varias emergencias significaron la consumación de alertas emitidas por la Defensoría del


Pueblo Regional Nariño, tal como ocurrió con las Alertas Tempranas de Inminencia- ATI 027
y 033 de 2023, que incluyen a los municipios de Linares, Santacruz (Guachavés), La Llanada,
Los Andes (Sotomayor) y Samaniego, evidenciando su característica como “puntos
estratégicos de actuación territorial entre dos GANE con presencia en la zona”.

A pesar del tiempo de implementación de los marcos de protección a la población víctima


del conflicto en el país, persisten barreras de acceso y garantía de derechos para la
población afectada por el conflicto armado interno vinculadas principalmente a las
limitaciones en la capacidad técnica institucional, local y regional, para dar respuesta a
situaciones de emergencia por desplazamiento forzado y confinamiento principalmente.
Las situaciones de restricciones a la movilidad y confinamientos ameritan una reflexión
adicional y un ejercicio diferenciado de análisis, pues en dichos eventos por su naturaleza y
consecuente limitación del acceso humanitario, existe gran dificultad para acceder a
información que posibilite la construcción de un censo de población afectada y
caracterización de sus necesidades desde un enfoque interseccional, así como la
consecuente atención en garantía de su seguridad y satisfacción de necesidades básicas.

Ahora bien, en la región de Costa Caribe, también se evidencia el recrudecimiento del


conflicto armado, pero con una diferencia que reconocen las personas que acompaña la
oficina territorial de Costa Caribe es que, cada vez es más complejo la diferenciación de
quien produjo el hecho victimizante, esto derivado de la multiplicidad de actores armados
organizados no estatales que están disputando el territorio. Sobre esto, las personas han
informado que perciben la subcontratación de los grupos armados no estatales en grupos
de delincuencia común para la ejecución de acciones delictivas, de la que se resalta con
mayor ocurrencia la extorsión. Dicha situación también se presenta en Valle del Cauca,
Norte de Santander y Nariño.

De otro lado, la economía ilícita asociada a la trata y tráfico de personas es preponderante


en la región de Costa Caribe debido a diferentes fenómenos multicausales, por ejemplo, en

4
Sobre el particular, es importante mencionar que, dichos ceses se han realizado de manera bilateral, lo que no
ha impedido los enfrentamientos entre grupos, manteniendo a la población civil atrapada en medio del fuego
cruzado
5
ERT - Emergency Response Tracker. Fecha de corte: diciembre 26 de 2023
Cartagena, al ser un destino turístico, existe una alta vulnerabilidad asociada a la captación
para el turismo sexual; en Montes de María, al ser un territorio ubicado estratégicamente
para el control y operatividad de grupos armados, las personas son captadas como forma
de comercialización de sus cuerpos, para el cumplimiento de acciones delictivas. Dichas
situaciones derivan en riesgos de protección como lo es la apatridia, pues estas personas
pierden sus documentos, así como también la posibilidad de hacer efectiva una protección
nacional, la que en diferentes ocasiones es producida por la misma ineficacia y
desconocimiento de las entidades encargadas del registro. Al respecto, una persona
acompañada por el equipo territorial de Costa Caribe menciona:

“Después de que yo logro salir de ahí, donde quiera que yo


llegaba me pasaba lo mismo, siempre sufría abusos. Mi vida no
fue fácil, siempre me agarraban para que fuera la cachifa de la
casa. Viví tantas cosas que hasta mi hijo mayor fue producto de
una violación. Estuve presa en Venezuela varias veces porque no
tenía documentos de identificación y me cambiaba hasta el
nombre cada vez que salía. También llegué a trabajar en la
prostitución porque ya no conocía más nada, no tenía cómo
mantenerme y prácticamente estaba en la calle, viviendo sola,
sin familia, sin nadie. (…) La falta de documentos me afectó tanto
que todavía uno de mis hijos no ha sido presentado porque no
tenía documento con qué identificarme. Viví muchas
dificultades por no tener documento, no podía conseguir un
empleo, no podía acceder a nada. Tuve a mis demás hijos y solo
dos fueron presentados porque los presentaron sus papás, por
lo que tengo tres que están sin ningún documento”. (Informe
Nacionalidad y superación de la apatridia: Escenarios y vacíos de
protección en la Costa Caribe colombiana)

Finalmente en el departamento de Valle del Cauca, la violencia asociada al conflicto


armado persiste, a lo que la oficina territorial pudo identificar que se presentaron
enfrentamientos entre dos grupos armados ilegales, lo que provocó el desplazamiento de
aproximadamente 100 familias (400 personas) pertenecientes a un consejo comunitario.
Adicional a ello, se registraron dos eventos de confinamiento debido a los enfrentamientos
entre dos grupos armados ilegales. Dada la intensidad de estos enfrentamientos, la
comunidad de San Antonio quedó confinada, con una afectación de 77 familias (308
personas), y la comunidad de Caimito también se confinó, con una afectación de 40
familias (120 personas). Frente a la continuidad y recrudecimiento del conflicto armado,
una persona que acompaña la oficina territorial de Valle del Cauca menciona:

“Yo estaba acostada al pie de la ventana, cuando escucho que


afilan plan de machete aquí al pie de la calle y dicen 'vamos a
entrar a darles'. Desde ese día duermo acá más adentro, porque
si les da por entrar a matarnos, no da tiempo ni de correr”

Cabe anotar, que, a lo largo del año, el municipio de Buenaventura experimentó un


promedio de 10 eventos de confinamiento, que han afectado a aproximadamente 3.153
personas. Estos eventos han sido producto de la constante disputa territorial entre los
grupos armados ilegales (Defensoría Del Pueblo, 2023). Ante la persistencia del conflicto
armado el gobierno no ha logrado atender satisfactoriamente las necesidades de las
víctimas , llegando al punto de hablar de retornos de las comunidades sin garantías de
seguridad. Al respecto, una persona que acompaña el equipo territorial de Valle del Cauca,
menciona:

“La verdad es que la angustia que tenemos, es demasiada. Nos


queremos ir de acá, pero la verdad es que regresar en este
momento es imposible. El gobierno nos habla de un retorno,
pero no reconocen que los actores siguen en el territorio y que
han dejado artefactos y allá no han hecho procesos de
desminado. Hoy uno no puede ir a sembrar porque no sabe si
allá se va a encontrar a alguien o si hay minas enterradas. No sé
si la respuesta es volver y acostumbrarnos a vivir con esa gente
o morir en el intento”

1. Políticas presentes en la gestión de la movilidad humana forzada en el país.

Colombia cuenta con un marco normativo amplio para el reconocimiento de la movilidad


humana forzada, como lo es la Ley 2136 de 2021, el Decreto 216 de 2021, el Decreto 1067 de
2015, la Ley 1448 de 2012, entre otros. No obstante, la implementación en los territorios es
completamente distinta, pues las mismas se refuerzan, o debilitan por la misma gestión
que los gobiernos territoriales realizan. Al respecto una persona acompañada por la oficina
de Norte de Santander menciona:

“Algunas familias se fueron de los caseríos. Algunas retornaron


a Venezuela. Las cosas han mejorado un poco porque con el
PPT tenemos acceso a salud, pero seguimos sin conseguir un
trabajo estable o un crédito para desarrollar un negocio.”

A nivel nacional, se han identificado algunos de los retos y desafíos respecto a la


regularización, estos se pueden asociar en dos escenarios en específico: en primer lugar, se
advierte que la reglamentación en torno al Permiso por Protección Temporal – PPT-
representa una barrera de acceso para la población adulta venezolana que sigue llegando
al país, misma que debe optar por otros mecanismos tales como la solicitud de refugio la
cual, en el corto plazo, no permite el acceso a una oferta institucional consecuente a sus
necesidades de protección. En cuanto, a la infancia y la adolescencia, sigue siendo
preocupante la falta de apropiación de la política migratoria por parte de las y los
funcionarios públicos, lo que conduce a escenarios que dificultan o impiden el acceso a los
derechos de educación y salud.

Durante el 2023 también se identificó que el PPT al no tener un enfoque familiar, constituye
una barrera y hasta podría generar procesos de separación familiar, pues se encuentra
cerrado para la población adulta, dificultando que núcleos familiares que siguen llegando
de Venezuela no se puedan regularizar, aun cuando existan mayores de edad matriculados
en instituciones educativas. Dichas situaciones se han identificado principalmente en la
Costa Caribe de Colombia y el centro del país.
También, llama la atención como el gobierno “no ha priorizado la figura de Refugio a la hora
de atender la movilidad humana de las personas que vienen de Venezuela hacia Colombia
con necesidad de protección internacional” (Jesuitas, 2023). En efecto, los cambios
propuestos por la Cancillería Colombiana que realizó en el 2023 incluyendo nuevos
formularios para la solicitud de refugio, limitaron el acceso efectivo a la fase inicial del
proceso para el reconocimiento de refugiado en Colombia, ya que estos formularios han
resultado ser complejos, la respuesta de la Cancillería es más tardía y no establece un
término para su resolución. La valoración de estos formularios da prioridad a las formas y
no a las situaciones particulares de las personas. Desconociendo con ello a sujetos de
especial protección, barreras de idioma entre otros.

Ahora bien, la autorización y entrega del salvoconducto SC-2 ha sido una limitante para el
goce efectivo de derechos debido a la demora en los trámites de los procesos de refugio
pero también las limitaciones que conlleva tener un salvoconducto de permanencia que
no permite trabajar, y produce reprocesos a los que las personas en movilidad humana
forzada se enfrentan. Por ejemplo, en algunas de las instituciones educativas del municipio
de Suacha no se reconoce este documento como válido para el acceso a matrícula, la
continuidad de su proceso educativo y para la obtención de su diploma de grado de básica
primaria y secundaria. Por último, en relación a la necesidad de regulación de la figura del
refugio, es importante mencionar la constante demora en la expedición del visado tipo M
para personas refugiadas, lo que implica una barrera para el acceso a derechos
fundamentales como lo es el trabajo, educación, entre otros.

A pesar de lo anterior, conviene realizar seguimiento a lo dispuesto por la sentencia SU 543


de 2023 – aún sin publicar-, en la cual la Corte Constitucional ordenó al Gobierno Nacional
de Colombia que en un término de 6 meses elabore un proyecto de política pública que
aborde las barreras administrativas en las solicitudes de refugio, estableciendo plazos
máximos y priorización de valoración y decisión según riesgos, vulnerabilidad y pertenencia
a grupos de especial protección constitucional.

Ahora bien durante el 2023 existieron transformaciones en el entendimiento de la


migración, lo anterior ocasionado por decisiones como la reapertura de la frontera con
Venezuela. Sobre el particular, si bien está la esperanza de miles de familias que viven en
zona de frontera pues este mero acto representa la reactivación de cientos de actividades
comerciales que estaban “suspendidas”, también ha traído consigo efectos a considerar
que el equipo del JRS/COL ha logrado identificar: (a) Los “trocheros” quedaron sin trabajo y
fueron reemplazados por las motos. (b) miles de personas ahora se dedican a “arrastrar” a
pasajeros que se dirigen hacia territorio venezolano con la venta de tiquetes o boletos de
viaje. (c) Los grupos armados, al ver la disminución de actividades comerciales en la trocha
y un golpe directo a sus finanzas, decidieron salir al casco urbano a extorsionar
comerciantes y (d) Las trochas siguen funcionando y en ella se siguen cometiendo todo
tipo de crímenes de lesa humanidad.

Si bien, Migración Colombia ha ejercido un esfuerzo significativo para la implementación


de los Centros Nacionales Fronterizos (CENAF) y de los Centros Binacionales Fronterizos
(CEBAF), para el correcto funcionamiento de la frontera y la implementación de la Ley 2135
de 2021 (Ley de Fronteras), estas acciones también se han traducido en control migratorio
como patrullaje de los mismos. Dichas dinámicas también estuvieron presentes en
Santander, es así como la alcaldía de Floridablanca junto con Migración Colombia y la
Policía Nacional, realizaron un control “sorpresa” el 12 de mayo del 2023, en el que
manifestaron encontrar en 2 buses, 17 personas migrantes, de las cuáles 3, eran menores
no acompañados, siendo acogidos por Bienestar Familiar para la restitución de sus
derechos. Sumado a lo anterior, uno candidato a la Gobernación de Santander, tenía como
propuesta bandera, fijar un puesto de control migratorio en el municipio de Berlín, vía única
de entrada desde Norte de Santander al área metropolitana de Bucaramanga.

Como se vio anteriormente, el creciente flujo ecuatoriano, haitiano y venezolano,


caracterizado por ser un flujo sur-norte ha llevado que el departamento de Nariño tome
medidas de política pública para la gestión de la migración. En efecto, tanto Colombia
como Ecuador a nivel de frontera han buscado construir herramientas para la gestión
migratoria como los mecanismos de articulación institucional6, la implementación de
mecanismos de intercambio de datos estadísticos migratorios, negociación y suscripción
de instrumentos internacionales7, estrategias de divulgación de la cartilla para el control
migratorio, implementación del Plan de Acción para los colombianos refugiados en el
Ecuador y el Plan Retorno (Gobernación de Nariño, Plan de Desarrollo 2020 – 2023);

Funcionarios de Migración Colombia afirman que en el último trimestre del año (octubre a
diciembre de 2023), no se han realizado deportaciones, expulsiones o inadmisiones de
población migrante, debido al proceso de flexibilización y regularización migratoria, a
través de la aplicación “Tránsito seguro”8, la cuál permite la expedición de un acta de salida
voluntaria, facilitando así el tránsito regular en Colombia por 10 días. La estrategia busca
entre otras cosas, según mencionado por los funcionarios, prevenir que la población acuda
a redes de trata y tráfico de personas.

Finalmente, durante el 2023 se implementaron las Oficinas de Movilidad Segura, las cuales
abrieron al público el 30 de octubre de 2023. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha podido
acceder a un sistema de información transparente que permita evidenciar la operatividad
de las mismas oficinas. No obstante, se ha podido identificar que aproximadamente 61.000
personas han presentado solicitudes en Colombia, Costa Rica y Guatemala, de las que
43.600 se han presentado en Colombia, y de las mismas, solamente 1.150 personas han sido
remitidas para reasentamiento en los Estados Unidos, así como también se han evaluado
2.050 personas para otras vías legales a los Estados Unidos

Ahora bien, respecto al desplazamiento interno que todavía se vive en el país, actualmente
está en curso el Proyecto de Ley 001 de 2023 que busca modificar la Ley 1448 de 2011,
conocida como la Ley de Víctimas, tiene como objetivo incorporar un enfoque
interseccional y amplio para el reconocimiento de los derechos de quienes han sido
víctimas de diferentes formas de victimización.e.

6
Tales como Comisiones de Seguridad Fronteriza, Comités Técnicos Binacionales de la Comisión de Vecindad y
ejercicios binacionales que han permitido obtener logros como la Cartilla Migratoria Binacional y la inspección
conjunta de pasos informales en frontera, para mitigar el impacto de los fenómenos que afectan la seguridad en
la misma (DNP y Senplades, 2014)
7
Memorando de Entendimiento sobre Trata de Personas; los protocolos de intercambio de información en el
momento del control migratorio en los Centros de Atención en Frontera; la implementación del Memorando de
Entendimiento para la Prevención e Investigación del Delito de la Trata de Personas; la actualización del Convenio
de Cooperación y Asistencia Mutua;
8
A la fecha, se reporta el uso de la aplicación por parte de población de las siguientes nacionalidades: Venezuela
13.790, Haití 8.477, China 5.975, Vietnam 1.002 y Bangladesh 524 registros.
En esa misma sinergia se encuentra el plan de desarrollo Bolívar primero 2020 - 2023, el
cual implementó un enfoque de reconciliación que fomentaba las iniciativas territoriales
de paz en la sociedad civil. No obstante, se han identificado en el territorio los siguientes
desafíos:
1. El desconocimiento por parte de las propias personas afectadas y de las
comunidades de acogida de las garantías legales para el restablecimiento de los
derechos de las personas que han vivido desplazamiento forzado y/o confinamiento.
2. La ausencia del Estado en zonas vulnerables de difícil acceso, que no son priorizadas
por este, así como por las organizaciones de cooperación internacional en la
provisión de ayudas humanitarias.
3. La ausencia de documentación de los casos de doble afectación, que permitan
dimensionar la magnitud de este fenómeno en el territorio.
4. La ausencia de reconocimiento de algunos migrantes como víctimas de doble
afectación, lo que obstaculiza el restablecimiento de sus derechos por parte del
Estado.

2. Sobre las rutas migratorias y los principales riesgos que se encuentran en las mismas
dentro del país.

La población en tránsito generalmente está expuesta a diferentes factores de riesgo que


pueden afectar su integridad, además de aumentar la vulneración de sus derechos a un
nivel exponencial. Uno de los fenómenos más visibles relacionados con esto, son los
accidentes, en donde las personas han sufrido caídas que tienen como consecuencia
golpes, fracturas, entre otras afectaciones graves de salud, así como la muerte. No obstante,
existen unos riesgos específicos que el equipo del JRS/COL ha identificado en sus labores
cotidianas.

1. Trata de personas.

Según el GIFFM, para el año 2023 se registraron 31 casos de trata de personas, de los cuales
el 71% de las víctimas es de nacionalidad venezolana. No obstante, de acuerdo a lo
informado por las comunidades acompañadas, se cree que existe un subregistro debido a
la falta de denuncia por parte de la población víctima, entre otras cosas, por el temor de ser
expulsados de Colombia al no contar con un estatus migratorio regular. Una evidencia de
lo anterior, fue un caso atendido por el JRS, junto a otras organizaciones, desde donde se
realizó la activación de ruta para un ciudadano ecuatoriano víctima de este delito en la
ciudad de Pereira.

Tal y como se mencionó en el apartado inicial del presente informe, el equipo de la oficina
territorial de Magdalena Medio es quien más interés le ha puesto al fenómeno de trata,
pues está bastante presente en el territorio. Es por eso que el mismo, le hace seguimiento
a la Alerta Temprana 025 del año 2020, emitida por la Defensoría del Pueblo ante la
existencia de una red transnacional de trata de personas con fines de explotación sexual
comercial o explotación de la prostitución ajena con especial afectación en mujeres
migrantes irregulares en los municipios que componen el corredor minero cocalero en la
Serranía de San Lucas.

El concurso entre grupos de delincuencia transnacional y las AGC en el territorio, se


concreta en un escenario propicio que vulnera la dignidad humana de mujeres migrantes
irregulares que son captadas desde Venezuela o en la frontera Colombiana para ser
explotadas en bares que son de dominio del grupo paramilitar. Siendo así que, según lo
comentado en párrafos anteriores respecto a la concurrencia de múltiples GANE en la
región y la consecuente agudización de la violencia armada, se atribuye un escalamiento
en el riesgo de ocurrencia de este delito. Así:

(...)se puede inferir que la situación de riesgo advertida persiste


y se agudiza en los municipios, con la presencia de los grupos
armados organizados que históricamente han consolidado su
control y con la entrada desde febrero de 2021 de las
disidencias de las extintas FARC a varios municipios del sur de
Bolívar, tales como las disidencias del frente 37 y la
consolidación del Bloque disidente del Magdalena Medio.
Defensoría del Pueblo (2021:4)

El acompañamiento realizado a la Alcaldía de Santa Rosa del Sur a través del Comité
Municipal de Lucha Contra la trata de Personas, ha permitido identificar buenas prácticas
en cuanto a estrategias de prevención a través de medios locales. Asimismo, se ha podido
evidenciar una articulación fortalecida por parte de las entidades que le componen.
Finalmente, es menester mencionar que, si bien no se han identificado casos recientes por
parte de la institucionalidad puesto que la misma dinámica del delito le hace casi
imperceptible, con la agudización de las violencias asociadas al conflicto armado el riesgo
de ocurrencia sigue vigente en el territorio.

Ahora bien, el JRS-COLOMBIA quiere hacer un llamado respecto a las personas LGBTIQ+,
las que suelen estar altamente expuestas a la ocurrencia de este delito. En efecto, existen
múltiples formas de discriminación y marginación que viven las personas de la comunidad
LGBTIQ+ que hace que sea una población más susceptible de ser víctima de trata de
personas. En conversaciones con otras organizaciones, la oficina territorial de Costa Caribe
pudo identificar quela comunidad LGBTIQ+ migrante en muchos casos, depende
exclusivamente del trabajo sexual como fuente de ingresos. Sin embargo, dada su
vulnerabilidad, es probable que sean víctimas de trata de personas con fines sexuales, ya
que transitan por fronteras simbolicas muy poco definidas.

2. Tráfico ilícito de migrantes

La mayoría de la población migrante en el paso fronterizo entre Colombia y Ecuador es


abordada por traficantes conocidos como “coyotes” vinculados a estructuras delictivas
transnacionales como El Tren de Aragua que controlan el negocio ilegal y conducen a la
población en distintos tramos del camino, incluso hasta llegar al Tapón del Darién.

Asimismo, el desconocimiento de rutas, tiempos y costos de desplazamiento, condiciones


de clima y seguridad, agudizan la exposición de la población a situaciones ya descritas,
además de una falsa creencia de las facilidades de la vía para llegar a sus destinos,
especialmente en pasos fronterizos donde las personas se ven estancadas por el difícil
acceso a transporte (se incluye eventos naturales de deslizamientos que obstruyen vías
principales en el caso Nariño - Cauca), así como situaciones específicas de entrada a
diversos países que incluyen temas legales de documentación, situaciones de violencia.
De otro lado, debido a los procesos de criminalización y discriminación de algunas
instituciones de Venezuela, se ha podido identificar que durante el 2023, aquellos grupos
minoritarios como la población LGBTIQ+, desertores políticos, NNAJ no acompañados,
entre otros, optan por utilizar los pasos irregulares para el cruce de frontera, pues la
persecución que viven en Venezuela los hace tomar dicha decisión. Dicha situación hace
que sean víctimas de las redes de tráfico de personas que operan en la frontera.

Esta realidad no es ajena a las personas víctimas del conflicto armado, las que también
utilizan las redes de tráfico de personas para materializar su proyecto de vida de migrar a
otros países - especialmente Estados Unidos - utilizando rutas como el Darién, la que es la
más opcionada debido a que las personas viven un continuum de violencias, que no cesan
con el primer hecho victimizante, lo que dificulta en situaciones de alta vulnerabilidad
tener las condiciones para migrar de manera regular. La decisión de abandonar el país a
través de estas rutas se da debido a la imposibilidad del Estado de efectivamente otorgar
las medidas de reparación integral y restitución de derechos, lo que hace que las personas
tomen la decisión de salir lo más pronto posible

3. Desaparición forzada

Aunque se evidencia que la oferta institucional es amplia, las personas con intención
migratoria pendular corren riesgos de desatención, pues la mayor parte de las
organizaciones brinda asistencia humanitaria por única vez, lo que conlleva a las personas
a optar por otros medios de transporte y mecanismos que les ponen en mayor riesgo, del
mismo modo, el perfil de hombre solo sigue siendo desatendido en un 95%, por lo que estas
personas pueden estar siendo más vulnerables ante las tipificaciones de violencias antes
descritas.

Por otra parte, durante el tránsito, las mujeres, adolescentes y niñas hacen uso de rutas
inseguras, desoladas, o altamente militarizadas en donde sus derechos se ven
condicionados y vulnerados por la falta de presencia institucional y el acceso a atención en
servicios básicos como salud, salud sexual y reproductiva, educación y cuidado. Lo
anteriormente mencionado hacen a las mujeres, adolescentes y niñas más vulnerables a
estar expuestas a la trata de personas con fines de explotación sexual, a violencia y a la
desaparición forzada.

De otro lado, en Norte de Santander se evidenció la existencia de 3 peajes en las trochas,


sobre todo en las que están ubicadas en La Parada, Villa del Rosario. En la trocha “LAS
PAMPAS” se pagaba a la guardia venezolana, a mitad de camino se le pagaba al grupo
guerrillero y al final se tenía que pagar por el paso a la autoridad colombiana que estuviera
de guardia (relato que se puede encontrar una y otra vez entre los residentes de La Parada).
Así, cualquier incidente que ocurra en la trocha queda confinado a ese entorno. Por
ejemplo, si alguien fallece en la trocha después de las 5 de la tarde, su cuerpo se recoge al
día siguiente, ya que las autoridades no realizan intervenciones nocturnas. Desde el año
2019, la ONU ha informado sobre la desaparición de más de 1000 personas que transitaban
por estas trochas, mientras que la Fundación Progresar ha brindado apoyo a los familiares
de las víctimas de desaparición forzada en la frontera durante más de 10 años.

4. Violencia de género
Frente a la violencia de género, encontramos que según el Informe “Violencia de Género e
Intrafamiliar y Ataques con Agentes Químicos 2023”, presentado por el Instituto Nacional
de Salud, indica que “al periodo VI de 2023 se notificaron al Sistema de Vigilancia en Salud
Pública (Sivigila) 66.742 casos sospechosos de violencia de género e intrafamiliar incluidos
los casos de ataques con agentes químicos, con un promedio semanal de 2.781 casos.
Comparado con 2022 la variación en la notificación presentó aumento de 8,3 % (5.117) y con
2021 el aumento fue de 38,1 % (18.412). Lo que refleja que en el territorio las diferentes
violencias aportan un porcentaje alto para la población y que a pesar de las
sensibilizaciones y las reglamentaciones del gobierno y de las entidades territoriales, aún
se presentan en un alto número de violencias basadas en género, lo que requiere mayor
seguimiento y control.

Otros riesgos importantes que se han invisibilizado son las adolescentes no acompañadas
o adolescentes en gestación, quienes prefieren ir en tránsito con sus parejas que son
mayores de edad, aspectos que son de gran importancia pues son una población que se
enfrenta a mayor vulneración de sus derechos corriendo riesgo de VBG, trata,
complicaciones en su gestación, barreras de atención médica, riesgo de apatridia de los
bebés, entre otros. Estas situaciones son preocupantes puesto que estas adolescentes
dependen emocional y económicamente de sus parejas, lo que aumenta el riesgo de ser
víctimas de violencia. De igual manera, niñas, adolescentes y mujeres están expuestas a
diferentes violencias como la física, sexual, psicológica y trata, además de complicaciones
de salud y robos que se producen a lo largo de la vía. En el caso dey las madres cuidadoras
solas con varios NNA, se ven expuestas a accidentes en la vía, además del robo de los NNA.

5. Continuidad de desplazamientos

Si bien Colombia es un país que se ha vuelto receptor, la realidad es que sigue siendo
expulsor por la continuidad del conflicto armado, así como el auge de la violencia
generalizada y la vulneración de derechos humanos. Esta situación ha resultado en la
persistencia de desplazamientos intraurbanos durante el año 2023, la falta de garantías
laborales para los adultos, situaciones de violencia que ponen en riesgo la vida de las
personas que habitan el hogar, inseguridad en los barrios por presencia de Grupos
Armados Organizados (GAO), Grupos Delincuenciales Organizados (GDO) y microtráfico,
además de la falta de condiciones dignas para la habitabilidad de las familias en los
predios, entre otros factores que amenazan con la posibilidad de alcanzar una estabilidad
en el territorio.

Dichos desplazamientos se dan de forma constante entre barrios de estratos 1 y 2. Estos se


agudizan cuando la temporada laboral no es alta y la mayoría de las personas se trasladan
a lugares donde la familia extensa se encuentra o encontraba. El desplazamiento
intraurbano pone en riesgo el seguimiento de las familias en programas gubernamentales
y privados, esto evidencia la necesidad de hacer un mapeo de las zonas con mayor
movimiento de las familias por falta de condiciones, y de implementar intervenciones que
favorezcan la integración y sostenibilidad comunitaria

6. Reclutamiento forzado
La situación de reclutamiento forzado sigue siendo alarmante para el país. Al respecto, El
EAI- Equipo de Acción Inmediata para la prevención del reclutamiento forzado de Nariño,
reporta que entre enero y diciembre de 2023 se activaron 9 rutas de prevención en
protección, 10 rutas de prevención urgente, 13 rutas de desvinculación, 1 de ellos además
del reclutamiento configuró violencia sexual. Sumado a lo anterior, se identificaron 2 casos
de accidentes con Minas Antipersonal (MAP) que afectaron a NNA. Las cifras reportadas no
dan cuenta del incremento de la presencia y control de los GANE en los territorios y las
afectaciones reales a las comunidades y en particular a NNA.

Finalmente, la oficina territorial de Costa Caribe pudo identificar nuevas modalidades de


reclutamiento en el casco urbano de las ciudades. Dicho hecho victimizante es ocasionado
por la frustración que sienten los NNAJ por la ausencia de acceso a la educación, trabajo y
mínimo vital. Debido a lo anterior, son susceptibles a ser llamados por grupos armados
organizados, así como también por bandas criminales que aprovechan la desesperanza de
los NNAJ. Es importante señalar que los grupos armados organizados han demostrado una
preferencia por el género masculino para involucrarlos en actividades delictivas.

3. Sobre los niños, niñas y adolescentes que viven la movilidad humana forzada en el
país.

Con respecto a la garantía de derechos de niñas, niños y adolescentes, se encuentran


diversas situaciones que ponen en riesgo su integridad, como, el trabajo infantil asociado a
la mendicidad y cuidado de adultos mayores, personas con discapacidad o niños y niñas
más pequeños, principalmente en contextos rurales. También se destaca que en ocasiones
tienen una doble jornada: estudian de día y trabajan de noche, en muchos casos se
presentan casos de abandono, ante lo cual los espacios protectores para la niñez son
indispensables (GIFMM, 2023).

Los NNA migrantes y desplazados enfrentan obstáculos significativos si se habla desde el


derecho a la educación, ya que experimentan diversas dificultades como lo es la
interrupción de la escolarización, barreras para entender las nuevas dinámicas del territorio;
así mismo se enfrentan a la discriminación y falta de recursos; la adaptación a nuevos
sistemas educativos y la ausencia de documentos académicos, entre otros que dificulta el
acceso y proceso educativo.

Se ha observado, por ejemplo, que la escolarización de NNA sigue estando condicionada a


la situación migratoria, siendo que con la reglamentación actual en torno al Estatuto
Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV) se reconoce el interés superior
del menor. De manera similar ocurre en el caso del derecho a la salud, pues, la atención en
urgencias para población migrante irregular es negada a pesar de contar con un amparo
jurisprudencial en Colombia que prioriza la primacía del derecho a la salud. En ambos
casos, la poca interacción entre Migración Colombia con la institucionalidad en los
territorios es un factor que limita la apropiación de estas rutas y mecanismos de acceso y
garantía de derechos9.

9
Por resaltar algunos ejemplos con especial incidencia en los perfiles acompañados en la oficina se mencionan
las sentencias SU 677 de 2017 (amplía el alcance de la atención en urgencias para la población migrante irregular
en Colombia) T-074 de 2019 (Reconocimiento y amparo del derecho a la atención materno perinatal en mujeres
migrantes) de la Corte Constitucional.
A su vez, si bien en el marco normativo desde el Ministerio de Educación Nacional (MEN) se
han dado a conocer lineamientos y rutas para atender a este grupo poblacional, persisten
vacíos y brechas de protección en cuanto a permanencia, servicios complementarios en
educación, cobertura y modelos de educación flexibles que respondan a las demandas
presentes de NNA en extra-edad.

En lo referente a NNA en tránsito, uno de los principales obstáculos en la protección de sus


derechos está vinculada a la constante movilidad de la población, lo que no permite un
seguimiento a sus situaciones particulares. Dicha movilidad se encuentra asociada a la
débil respuesta institucional a las necesidades urgentes de la población y a la garantía de
condiciones que permitan permanencia digna y segura en los territorios, por lo que la
población se ve forzada a continuar en tránsito de manera prolongada. Este tránsito
constante profundiza los riesgos de la población, especialmente NNA, aumentando las
probabilidades de rezago escolar, la vulnerabilidad ante el maltrato físico o psicológico, el
riesgo de reclutamiento forzado o la trata de personas. Al respecto, el equipo de Norte de
Santander identificó el siguiente testimonio:

“Muchos niños fueron abandonados por los adultos que los


acompañaban y los dejaron solos acá (...) esos niños duermen en
andenes y viven del diario, de lo que de la gente”. La alarma está
en la trocha. Según la líder, niños que están solos se han
dedicado a trabajar en la trocha y allí grupos armados los están
reclutando o sometiendo a tratos inhumanos.”

En efecto, en materia de protección infantil, el equipo del JRS/COL observa con


preocupación que la respuesta institucional en el territorio se ve obstaculizada en gran
medida debido a la prevalencia de prácticas de desarticulación intersectorial, la poca
apropiación normativa y jurisprudencial, además del desconocimiento del contexto de la
movilidad humana forzada – en especial de la migración económica- en el territorio.

Según cifras de la UARIV, en territorios como Buenaventura, un 40% de la población


afectada por desplazamientos son niñas, niños y adolescentes, quienes se ven
desprotegidos los derechos en educación, salud, vivienda y acceso a servicios. Los
obstáculos que enfrenta está población son : (i) La deserción escolar, que alcanzó el 40 %
entre los jóvenes de 15 a 19 años, (ii) el confinamiento forzoso y las fronteras invisibles, (iii) la
situación de extrema pobreza que obliga a muchos jóvenes a abandonar la escuela para
trabajar desde los 14 años. (iv) el desempleo entre los jóvenes, que alcanza el 47% debido a
la falta de oportunidades laborales, lo que les impulsa a unirse a los grupos armados, (v)
ausencia de espacios de recreación, lo que favorece el reclutamiento de menores, (vi) El
57% de los homicidios las víctimas son jóvenes y al menos el 50% de estos, hacen parte de
un grupo armado y (vii) deterioro de la salud mental, lo cual ha favorecido el aumento de
los suicidios, los infartos y el abuso de sustancias, principalmente entre los jóvenes de 14 a
25 años.

De acuerdo a las situaciones por las que han pasado las NNA no acompañados, han tenido
que abandonar sus hogares por conflictos y/o temas de migración,lo que los expone a
numerosas dificultades. Estas incluyen arrestos, discriminación durante el viaje, en el lugar
de destino o al regresar a su lugar de origen.Las NNA no acompañados, no pueden hacer
valer sus derechos fácilmente frente a obstáculos como lo son: la falta de acceso a la
educación, enfrentando barreras que limitan su acceso a este derecho, lo que a su vez
restringe su desarrollo cognitivo y las oportunidades futuras.

De igual forma también se encuentra la falta de acceso a servicios de salud adecuados,


exponiéndose a enfermedades prevenibles y afectando su bienestar general. Otro de los
grandes riesgos es la explotación laboral, la cual los priva de una infancia saludable, así
como del del derecho a aprender y a jugar. De igual forma también, la falta de apoyo
incrementa el riesgo de sufrir abusos físicos, emocionales, comprometiendo su seguridad
y desarrollo emocional, sin contar la latente amenaza que pueden enfrentar algunas NNA
en el departamento de poder ser utilizados por grupos delincuenciales o armados (El
Irreverente, 2023).

En línea a lo anterior, se ha identificado una limitada capacidad de respuesta en las rutas


de protección en procesos de verificación de derechos consecuentes al restablecimiento
de estos. La activación de rutas a través del ICBF o actores del sector salud, ha implicado
un seguimiento permanente por parte del equipo toda vez que, a pesar de la urgencia de
los casos referidos, la respuesta resulta tardía por parte de las instituciones.

Si bien, en el marco normativo desde el MEN se han dado a conocer lineamientos y rutas
para atender a este grupo poblacional, persisten vacíos y brechas de protección en cuanto
a permanencia, servicios complementarios en educación, cobertura y modelos de
educación flexibles que respondan a las demandas presentes de NNA en extra-edad.

Por su parte, en contextos de conflicto armado interno, los NNA se ven afectados de manera
desproporcionada incrementando sus riesgos frente a hechos como reclutamiento forzado
y violencia sexual. Al respecto, el equipo territorial de Norte de Santander identificó el
siguiente testimonio: “tuvo que pagar 350.000 pesos para que la guerrilla no matara un
niño que trabajaba en la trocha y que fue acusado de hurto. “Ese es el diario vivir de por
acá”

Adicionalmente, se evidencia la débil respuesta del Estado a través de programas de


educación en emergencia, lo que especialmente en emergencias prolongadas como las
que se han presentado en el departamento en 2023, impacta seriamente en protección de
derechos de este grupo poblacional. El seguimiento a la garantía del derecho a la
educación por parte de las entidades es precario y se delegan gran parte de las
responsabilidades en rectores y personal docente, incluso decisiones que ameritan
diálogos más detallados pues comprometen la seguridad e integridad de NNA, así como
del personal docente y administrativo10. Al respecto una persona acompañada por la oficina
territorial de Bucaramanga relata:

“En varias jornadas pude evidenciar que el personal


administrativo y docente no tienen información relevante del
permiso ... Solo que si no lo tienen no lo inscriben y no sabían que
algunos su PPT está en proceso pero tienen más del año
esperando y otros no reconocen que pueden inscribir al niño y

10
Al respecto, se identificó en Nariño que La entidad departamental de educación (Secretaría de Educación
Departamental – SED) emite circulares recordando la autonomía de los docentes para elegir la modalidad de
educación en contextos de emergencia, y se abstrae a su obligación de acompañar técnicamente y analizar las
implicaciones de dichas medidas.
dándole una carta de inscripción puede el padre ir a migración
para que puedan tramitar el PPT”

Continúa preocupando, de igual manera, los niveles de subregistro de situaciones de riesgo


o materialización de reclutamiento forzado. Por ejemplo, el EAI- Equipo de Acción
Inmediata para la prevención del reclutamiento forzado de Nariño, reporta que entre enero
y diciembre de 2023 se activaron 9 rutas de prevención en protección, 10 rutas de
prevención urgente, 13 rutas de desvinculación, 1 de ellos además del reclutamiento
configuró violencia sexual. Sumado a lo anterior, se identificaron 2 casos de accidentes con
MAP que afectaron a NNA. Las cifras reportadas no dan cuenta del incremento de la
presencia y control de los GANE en los territorios11 y las afectaciones reales a las
comunidades y en particular a NNA.

Finalmente, llama la atención del JRS/COL que el aislaro no incluir a los niños y niñas en
espacios seguros pueden generar riesgos significativos12, como lo evidencia el informe de
ICBF del 2023, donde 37 niños y niñas de origen migrante entraron a procesos de
restablecimiento de derechos principalmente por negligencia en el cuidado, abuso sexual
y abandono13, manifestando que es una población cuyos derechos no están bajo la
protección del sistema público actual y hace un llamado a las instituciones estatales como
no estatales a revisar las acciones de acompañamiento que se ejercen actualmente.

4. Sobre la garantía de derechos humanos a pueblos étnicos.

En el territorio de Colombia existen más de 40 grupos étnicos distintos, no obstante y


aunque se han generado avances para la garantía de sus derechos, sigue siendo un camino
para recorrer. De las principales problemáticas identificadas por el equipo del JRS/COL se
encuentra la falta de reconocimiento de la presencia de este grupo poblacional, es decir, se
presenta la ausencia de un censo que permita la identificación y caracterización de
personas pertenecientes a algún pueblo étnico y que se encuentre asentada en el territorio.
A su vez, persiste la dilación en los procedimientos administrativos relativos a la expedición
de documentos de identidad, así como la implementación del principio de prevalencia e
interés superior de los derechos de la niñez en la gestión y oferta de las instituciones
presentes en los diferentes territorios.

En contextos de conflicto armado, continúan la vulneración de los derechos


fundamentales de pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes; se destacan las
afectaciones al pueblo Awá y Pastos, así como a la población afrodescendiente que reside
en las subregiones del Telembí, Sanquianga y Cordillera. Este impacto se mide
principalmente en el daño ocasionado en cuanto al uso y disfrute de sus derechos

11
Se resalta que sólo 14 de los 64 municipios del departamento han creado formalmente los EAI y han avanzado
en construcción de sus planes de trabajo, aunque es aún deficiente su respuesta efectiva a los eventos, por lo que
se concentran las acciones en lo que logre tramitarse desde el nivel departamental principalmente, lo que
constituye barrera importante para la identificación de casos y situaciones de riesgo.
12
Ya que esto trae como consecuencia, que los NNA aumenten sus niveles de exposición a contextos de venta y
consumo de sustancias psicoactivas, a ser captados y utilizados por diversos grupos para múltiples actividades
como la venta de estupefacientes, extorsiones o ser víctimas de redes de trata con el fin de ser explotados
sexualmente. A su vez, la falta de asistencias a espacios educativos formales incrementa la posibilidad de que los
niños realicen actividades catalogadas como trabajo infantil.
13
Sistema de información Misional (SIM) – PARD Corte: noviembre 30 2023 Tomado de Pagina Estadísticas ICBF
2023.
territoriales, en sus estructuras de gobierno y en su cultura, generando rupturas en su
identidad colectiva.

En promedio en Nariño, Valle del Cauca, Chocó y Cauca la proporción de víctimas étnicas
supera el 48% del total de víctimas incluidas en el RUV, siendo Nariño el departamento
con un total de 613,473 víctimas. Además, se destaca que 7 de cada 10 víctimas
tienen pertenencia étnica y fueron confinadas en departamentos de la región
pacífica, como Chocó, Nariño, Cauca y Valle del Cauca (Boletín 9 Datos para la Paz –
Unidad de Victimas, diciembre 2023).

La presencia de actores armados, sus acciones violentas en territorios colectivos y la


contaminación de los territorios con MAP, MSE y AEI constituyen vulneración directa a los
derechos territoriales de los grupos étnicos. Esto debido a que, en algunos casos han
asumido el rol de “reguladores del orden”, lo que ha llevado a imponer reglas a las
comunidades sobre cómo comportarse, qué sitios frecuentar, horarios para movilizarse en
las calles, etc.

Las amenazas, coacción y constreñimiento a sus autoridades, representantes y/o


liderazgos, significa una vulneración directa a sus mecanismos de gobierno propio. El
desarraigo producido por el desplazamiento forzado golpea seriamente la identidad
cultural de los pueblos. Esta situación se traduce en un aumento de los flujos migratorios
de personas en hogares cuyas jefas de hogar son mujeres. Sin embargo, esto no debe
confundirse con una feminización de la jefatura de los hogares, sino más bien como
resultado de los efectos del conflicto armado y el narcotráfico.Estos factores han seguido
influyendo como motivos de expulsión desde áreas rurales y cabeceras urbanas hacia
cascos urbanos, como Buenaventura, Barrancabermeja, Pereira, Cúcuta, así como hacia
grandes ciudades como Bogotá, o hacia el exterior (donde los principales destinos son
Chile, España, Estados Unidos).

Lastimosamente, en ciudades del centro de Colombia, como Soacha, esta


llegada de personas migrantes es invisibilizada. Esto se debe a la ausencia
de un registro o protocolo para su atención y recopilación de información,
lo que impide brindar una respuesta con enfoque étnico.Adicionalmente, se ha
evidenciado que esta población está expuesta a escenarios de discriminación a raíz de sus
prácticas culturales que no son propias del municipio de Suacha, las cuales puedengenerar
choques culturales con la comunidad de acogida, generando asi una restricción a la
práctica de sus costumbres como lo puede ser el uso de su lengua nativa, vestimenta y
formas de convivencia.

Para el JRS- COLOMBIA sigue siendo preocupante las barreras para el acceso a derechos
de dicha población. Allí, es importante destacar, el acompañamiento brindado a la
comunidad Yukpa, ubicada en Barrancabermeja y Bucaramanga, el cual ha representado
un desafío en la gestión de las rutas de protección debido a la condición de apatridia que
enfrentan los niños y niñas de la familia. Este escenario se ha traducido en una barrera para
el acceso y goce efectivo de derechos fundamentales como la salud y la educación.
También se evidencia a falta de respuesta institucional a nivel local y nacional a los pueblos
étnicos en movilidad humana forzada como sujetos de especial protección para el
reconocimiento de su nacionalidad Colombiana (aquellos que cumplan requisitos), o en su
defecto su regularización en el territorio Colombiano, esto teniendo en cuenta que la
población indígena se vio obligada a acceder al ETPV en condiciones de desigualdad frente
al uso de herramientas tecnológicas, lingüísticas y barreras económicas.

Dichas barreras se traducen en el asentamiento de las personas en situación de movilidad


en zonas de alta conflictividad y de difícil acceso, lo que los pone en riesgo de sufrir nuevos
hechos victimizantes y limita la posibilidad de acercarse a las instituciones públicas y sus
servicios. En estos contextos de inseguridad y violencia generalizada donde se sitúa está
población, en algunos casos se presenta la separación de los núcleos familiares, en especial
en aquellos compuestos mayoritariamente por hombres, ya que tienen mayor riesgo de
ser reclutados, asesinados o desaparecidos en el marco del conflicto. Lo cual, en términos
de respuesta institucional, genera desafíos para la atención material y simbólica del
desplazamiento para las comunidades étnicas.

5. Iniciativas de hospitalidad y reconciliación

El JRS - COLOMBIA, como parte del cuerpo apostólico de la Provincia colombiana de la


Compañía de Jesús, acompaña, sirve y defiende a las personas en situación de refugio,
migración, desplazamiento, confinamiento, a aquellas en riesgo de afrontar otras formas
de movilidad humana forzada y a las comunidades receptoras, por medio de procesos de
protección, educación, integración comunitaria e incidencia en una apuesta sostenible por
la protección, la reconciliación y la hospitalidad, para la construcción de una civilización del
amor. En ese sentido, desde los diferentes territorios se han desarrollado las siguientes
acciones .

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