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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Humanidades y Educación


Escuela de Historia
Profesora: Rocío Castellano
Estudiante: Juan Salvador González. C.I. 26975666

Reseña de la obra: La Historia y las fuentes digitales de Anaclet Pons.

Introducción.

Con la revolución informática y en un mundo cada día más digitalizado, la


disciplina de la historia no ha quedado exenta de cambios. El artículo "Guardar
como: La historia y las fuentes digitales", publicado por Anaclet Pons en la revista
Historia Crítica en 2011, explora las transformaciones que la digitalización ha traído
consigo para la historia, centrándose en la digitalización de las fuentes históricas.
Esta breve reseña pretenda desmenuzar algunas de esas transformaciones, las
alertas que muestran historiadores sobre el uso de los repositorios digitales y las
consideraciones de Pons que pretenden cambiar el foco

I. La digitalización: Una revolución con luces y sombras para la


historia

Uno de los primeros puntos que rescata Pons es la generalización del acceso a
la información, destaca que la digitalización ha facilitado el acceso a una gran
cantidad de información histórica que antes era difícil de encontrar o consultar y esto
ha permitido a los investigadores realizar estudios más amplios y profundos sobre
diversos temas históricos, al menos si lo analizamos superficialmente, pero al
ahondar en el tema observamos que un punto quizás más importante, es que la
digitalización ha derivado en la descentralización de la disciplina histórica.

Sin embargo, el autor también advierte sobre los peligros de la digitalización. El


proceso de conversión digital puede alterar o incluso eliminar información
importante de los documentos originales. Además, la gran cantidad de información
digital disponible puede dificultar a los historiadores la tarea de identificar y
seleccionar las fuentes más relevantes para su investigación.
II. Nuevos retos y oportunidades para los historiadores en la era digital:
preservación, producción y lectura de los textos.

Ante este panorama, Pons sostiene que los historiadores necesitan desarrollar
nuevas herramientas y métodos para trabajar con fuentes digitales. Es necesario
que los historiadores aprendan a evaluar críticamente la información digital y a
distinguir entre fuentes confiables y no confiables. También es importante que los
historiadores desarrollen nuevas formas de presentar y analizar la información
digital, para que sea accesible y útil para un público más amplio.

En cuanto a la conservación de los textos, son especialmente sensibles a la


dependencia tecnológica, es decir, la disponibilidad continua de hardware y
software compatibles, lo que presenta un riesgo de obsolescencia y las amenazas
externas, porque los textos digitales pueden ser vulnerables a virus, malware y
ataques cibernéticos.

Con respecto a la producción de los textos, Autenticidad y confiabilidad: La


facilidad de manipulación de los textos digitales dificulta la verificación de su
autenticidad y confiabilidad.

Derechos de autor y propiedad intelectual: La digitalización de textos históricos


puede generar problemas de derechos de autor y propiedad intelectual, limitando el
acceso a la información.

Sesgos algorítmicos: Los sistemas de búsqueda y recomendación digitales


pueden sesgar la forma en que se encuentran y consumen los textos históricos,
perpetuando narrativas o perspectivas dominantes.

Desarrollo de estándares y prácticas para la conservación digital a largo plazo.

Implementación de medidas para garantizar la autenticidad y confiabilidad de los


textos digitales.

Promoción de la alfabetización digital y el pensamiento crítico para que los


usuarios puedan evaluar y consumir textos históricos de manera responsable.
Fomento de la colaboración entre historiadores, bibliotecarios, tecnólogos y
otros profesionales para desarrollar soluciones sostenibles a los desafíos de la era
digital.

III. Hacia una historia en la era digital: Reflexiones finales


El fenómeno digital en la producción, conservación y lectura de los textos históricos.

Preservación: Como ha sucedido con otros soportes previos, no tenemos ninguna garantía
de que las copias ofrecidas por Google vayan a durar. El hardware y el software se desfasan
de continuo, con lo que los nuevos sistemas de almacenamiento pueden quedar obsoletos en
un futuro. Es decir, el libro ha resultado ser menos perecedero que todos los soportes
digitales.

Lectura de los textos: al modificarse la manera como accedemos al documento se altera también la
forma de leer

Producción: “La digitalización permite algo muy simple que tiene mayores consecuencias de las que
se advierten a simple vista: hace posible que convirtamos cualquier libro en una base de datos en la
que buscar”

I. Legitimidad de los textos digitalizados.

Puntos centrales observados


1. . Especialmente influyente en los historiadores del libro y de la lectura, quienes mayor
atención han prestado al fenómeno digital.

Cita Textual: Sea como fuere, cada vez son más los documentos a los que se puede acceder
desde cualquier terminal de ordenador y éste es un cambio que, como veremos, es bastante
significativo. De entrada, lo primero que advertimos es, por supuesto, lo mismo que ha sido
predicado para todo el entorno digital. Como ha señalado en reiteradas ocasiones el
historiador francés Roger Chartier, es evidente que la revolución informática está
modificando los hábitos de lectura, al tiempo que altera la técnica de transmisión de los
textos y el soporte en que se comunican.

La revolución del texto electrónico es un compendio nuevo y simultáneo de lo ocurrido en


el pasado, pues es “al mismo tiempo una revolución de la técnica de producción y de
reproducción de textos, una revolución del soporte de lo escrito y una revolución de las
prácticas de lectura”.
Éste es, pues, el contexto en el que nos movemos, con tres aspectos que necesariamente
han de suponer algún tipo de variación en las fuentes digitalizadas: al presentarlas de forma
diferente, al conservarlas de otra manera, al reproducirlas de un modo distinto y al variar la
manera como se dan a leer.

2. Ventajas y desventajas de las herramientas digitales. Críticas y aportes del historiador y


Director de la Biblioteca de Harvard, Robert Darnton.

El propio Darnton es consciente de eso último y reconoce las bondades de Google Book
Search, una herramienta que permitirá que el saber libresco sea accesible para todos de
forma nueva, a pesar de la brecha digital, y que abrirá posibilidades de investigación
desconocidas. Es decir, Google ofrecerá una ingente cantidad de datos, a los que jamás
podríamos acceder si no estuvieran digitalizados. En cambio, tiene razón al afirmar que ese
alud de datos e informaciones puede hacernos caer en la ingenuidad positivista, creyendo
que la verdad es simplemente ese todo que ahora ya tenemos a nuestra disposición y que,
en consecuencia, el pasado es recuperable por entero sin casi mediación. Y es paradójico
que así sea, porque lo que más abunda en esas bibliotecas de investigación son libros y
periódicos antiguos, artefactos que construyen textualmente la realidad, cada uno a su
modo, pero que en ningún caso la retratan, como tampoco lo hace ningún otro documento.

3. Errores en el proceso de reproducción técnica. Omisión de páginas o imágenes borrosas.


Alerta o crítica de Darnton, debatida por Anaclet Pons.

Otro problema que suscita la digitalización es el de los errores que se dan en el proceso de
reproducción técnica. Darnton señala que, a pesar de su preocupación por la calidad, el
resultado no será siempre satisfactorio. A juzgar por los resultados, sabemos que en
ocasiones la persona encargada se salta páginas o incluye imágenes borrosas. Es el mismo
juicio que han expresado otros muchos, como por ejemplo Anthony Grafton, otro estudioso
de la historia del libro. De todos modos, como señala este último historiador, los errores no
son ninguna novedad. Hace muchos siglos, cuando los amanuenses se sentaban “ante un
scriptorium iluminado por la luz solar, el copista podía transcribir una ‘u’ como una ‘n’, o
la inversa”. Entre los múltiples ejemplos posibles, Grafton nos propone uno significativo:
teclear la palabra qualitas —“un término importante si se trata de filosofía medieval”—
en el Google Book Search. Con esa búsqueda se obtiene un buen número de resultados,
pero también nos devuelve varias respuestas si lo que escribimos es el vocablo inexistente
“qnalitas”, fruto de un error en el reconocimiento óptico de los caracteres escaneados.

4. Problema de la preservación de esos textos.

Como decía Umberto Eco, el nuevo medio digital está más preocupado por difundir la
información que por preservarla.
5. Otros problemas técnicos. Copias con mayor peso que los originales. Distintas versiones
de los documentos en Google.

Hasta ahora, el error técnico se podía producir en una copia privada, la que uno solicitaba
en el archivo al que acudía. Ahora, cuando el proceso de digitalización sea masivo y quizá
sin otras alternativas con las que comparar, cualquier imprecisión pasa a formar parte del
texto que todos leen en las pantallas digitales, y así la copia adquiere más fuerza que el
original.

Al historiador norteamericano (Darnton) le preocupa que, dada la diversidad de versiones


que hay de cada obra, Google digitalice una copia al azar o que una de ellas salga beneficiada
en su lista de búsquedas. Eso significaría jerarquizar los volúmenes o sus distintas ediciones
según criterios que desconocemos, seguramente semejantes a los que ahora se utilizan para
otorgar mayor o menor relevancia a determinados resultados cuando buscamos cualquier
cosa en Internet.

Es decir, Darnton preferiría que la tarea fuera llevada a cabo no sólo por técnicos
informáticos, sino por bibliógrafos, asegurando así que se cumpliesen ciertos parámetros
académicos que facilitarían la labor del investigador.

Propuesta de Pons: Las copias digitalizadas remiten a volúmenes conservados en un


determinado lugar y cumplen las mismas funciones que tendrían, a grandes rasgos, para el
estudioso que acudiese a esa misma biblioteca o al archivo que los ha cedido.

Es evidente que disponer de una o pocas copias de libre acceso en Internet puede
representar ciertos problemas a largo plazo, pues la tendencia será posiblemente la de
reducir la multiplicidad de versiones a unas cuantas, las que podamos descargar en nuestro
monitor digital.

6. Comentario de Pons sobre alerta de Darnton: Características físicas de los libros (notas en
los márgenes, textura del documento, etc.)

En ese sentido, Darnton tiene toda la razón cuando expresa su inquietud por lo que
perderemos si solamente accedemos a las fuentes de manera indirecta, a través del
ordenador. El tacto, por ejemplo, es decir, el manoseo, la textura del papel, la calidad de la
impresión, la cubierta, las frases o comentarios que escribió el lector en un margen,
etcétera: todos los aspectos físicos del libro preservado en una biblioteca o del informe
conservado en un archivo proporcionan pistas importantes, que pueden llegar a ser
determinantes en algunos casos. Ahora bien, eso no es así en todos los casos, porque no es
lo mismo dedicarse a estudiar la historia del libro y el fenómeno de la lectura a finales del
siglo xviii en Francia, por poner un ejemplo al uso, que investigar otros aspectos en esos
mismos lugar y época

Las ventajas que procura la digitalización son infinitas en el segundo caso, pero casi
irrelevantes para el primero. La única temeridad sería que el estudioso sustituyera la visita
a la biblioteca por la copia disponible en Internet, algo que no tendría por qué suceder. Más
preocupante puede resultar quizá la digitalización de un archivo.

7. Alteración de la forma de leer (cuestión fundamental) Roger Chartier.

Hay, finalmente, otra cuestión que debe ser considerada, aunque Robert Darnton no se
detenga en ella. La mayor transformación no está realmente en lo señalado por Darnton
sino en Roger Chartier, el hecho de que el mundo telemático supone una revolución del
soporte de lo escrito y una revolución de las prácticas de lectura. En efecto,
Anaclet Pons consideraciones:

Es decir, el formato digital puede favorecer, por ejemplo, un acercamiento
cuantitativo a los textos, al hacer que podamos buscar mecánicamente en ellos
todo lo que deseemos.

 La digitalización generaliza el acceso al conocimiento. No se trata tan sólo de la


consabida democratización del saber en todos sus órdenes, porque la mayor parte
de los internautas tal vez no estén interesados en esos textos, y otros muchos, a
pesar de las facilidades, no podrán costeárselo. Se trata de abrir esos depósitos
documentales a todos los investigadores, permitir que puedan consultarlos aun
residiendo en lugares muy lejanos. Y eso significa, en última instancia,
descentralizar la disciplina, descentrarla incluso.

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