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Nicole Mayorga

23/04/2018
Facultad de Medicina
Paralelo 4
Ciencias Básicas de la Salud – Biología (Teoría)

TRABAJO 2
MICROBIOTA INTESTINAL
a. Se ha descrito a la microbiota intestinal como un órgano adicional del cuerpo

humano. En un Máximo de 500 palabras razone los motivos por los cuales este

concepto es correcto.

Reconociendo a una microbiota como una comunidad de microorganismos vivos

residentes en un nicho ecológico determinado, siendo este el concepto estándar utilizado por

los autores, podemos definir a la microbiota intestinal como el ecosistema microbiano del

intestino.

Contrario al pensamiento popular de que es mejor mantenerse libre de bacterias, la

teoría de la higiene plantea que esto impide el desarrollo correcto de los mecanismos

inmuno-reguladores (Chávez I., 2013). Es decir todos los individuos poseen bacterias

esenciales para su desarrollo.

Este es el caso de la microbiota intestinal, todos los seres humanos tienen microbiota, a

pesar de que dentro del útero esta es inexistente, en el momento del parto el tracto intestinal

se coloniza completamente, siendo este un momento crucial junto con el ambiente y

alimentación manejada durante los primeros años de vida. Pasado esto la microbiota en un ser

humano permanece estable en el tiempo.

Es válido también mencionar que la dispersión del ecosistema bacteriano varía desde el

ciego hasta el recto, el perfil bacteriano de cada sujeto es único. Sin embargo como menciona

Robles V., el perfil genético funcional expresado por la comunidad bacteriana es bastante

similar entre individuos sanos. Es decir cuanto más se parezca genéticamente al estándar más

“normal” es este.
Estudios y experimentos han permitido describir más específicamente la composición

bacteriana del ecosistema intestinal humano, por lo tanto conocer mejor sus funciones.

Backhed et al. experimentó con ratones, demostrando que los que estaban libres de

gérmenes presentaban anomalías en su sistema metabólico y que cuando se les somete al

trasplante de microbiota de ratones normales su metabolismo mejora.

Estos datos en conjunto permiten reconocer que las funciones que desarrolla la

microbiota intestinal le hicieron pasar de un comensal acompañante a ser un órgano

metabólico que cumple acciones específicas sobre el individuo, sabiendo que los mamíferos

que crecen en ausencia de gérmenes tienen un desarrollo corporal anormal.

Por ejemplo, la microbiota intestinal transforma por medio de enzimas a los

polisacáridos complejos que el intestino humano no puede digerir ni absorber. Se estima que

las calorías derivadas de esta digestión bacteriana constituyen alrededor del 10% de toda la

energía que absorbemos (Chávez I., 2013)

Después de darle ciertas caracterizaciones a la microbiota intestinal se puede analizar

fácilmente su función en la nutrición, regulación de la inmunidad y la inflamación sistémica.

A partir del reconocimiento de la importancia funcional que tienen se han desarrollado

procedimientos experimentales, como es el trasplante de microbiota fecal (TMF), el cual

consiste en la obtención de microbiota de heces fecales de donantes que luego serán

introducidas en el paciente, dependiendo hasta dónde se pueda llegar, desde el ciego hasta el

recto. Hasta el momento los resultados han sido favorables.

El análisis de la microbiota intestinal como un órgano permite entender la relación

cercana entre el microbioma y el desarrollo del ser humano, así como darle explicación a
ciertas enfermedades y un tratamiento efectivo y seguro para los pacientes que las padecen,

como es el caso del TMF.

BIBLIOGRAFÍA

1. Chávez I., (2013). Microbiota intestinal en la salud y la enfermedad. Revista de


Gastroenterología de México, 78(4), 240-248.
2. López A., Rodríguez E., Cobo J., Del Campo R., Foruny J., García S., … Albillos
A., (2016). Resultados de la implementación de un programa multidisciplinar de
trasplante de microbiota fecal por colonoscopia para el tratamiento de la infección
recurrente por Clostridium difficile. Gastroenterol Hepatol, 40(9), 605-614.
3. Robles V. y Guarner F., (2013). Progreso en el conocimiento de la microbiota
intestinal humana. Nutrición Hospitalaria, 28(3), 553-557.

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