El envejecimiento es un fenómeno presente a lo largo del ciclo vital desde el
mismo proceso de la concepción hasta la muerte. Sin embargo, a pesar de ser
un fenómeno natural conocido por todos los seres humanos, es difícil de aceptar como una realidad innata del ser humano.(1) Este proceso de la población de gran trascendencia social está suscitando la atención en sus diversos niveles (político, económico, sociológico, social y sanitario) por las consecuencias que ya se están empezando a notar y que se acentuarán en los años posteriores. Se han propuesto innumerables definiciones sobre el envejecimiento, por ejemplo la de Biner y Bourliére, que lo expresa como: “El conjunto de modificaciones morfológicas, psicológicas, bioquímicas y funcionales que aparecen como consecuencia de la acción del tiempo sobre los seres vivos”. Hoy la definición se amplia como: “El conjunto de transformaciones y cambios que aparecen en el individuo a lo largo de su vida: es la consecuencia de la acción del tiempo sobre los seres vivos. Estos cambios son: bioquímicos, fisiológicos, morfológicos, sociales, psicológicos y funcionales” La Organización de las Naciones Unidas (ONU), considera anciano o adulto mayor a toda persona mayor de 65 años en países desarrollados y de 60 años a personas en países en vías de desarrollo. El envejecimiento determina la presencia de procesos específicos de enfermedad de este segmento poblacional denominados síndromes geriátricos. Entre los cuales se encuentran: Deterioro cognitivo, Trastornos afectivos, Deprivación sensorial, Caídas, Úlceras por presión, Incontinencia urinaria, Malnutrición. El Diccionario de Trabajo Social (2012:377), define a la persona mayor como el individuo que se encuentra en la tercera edad o cuarta edad. Estas etapas del desarrollo corresponderían para la Organización Mundial de la Salud (OMS) a una edad cronológica de 60/65 años en adelante. La persona mayor es por definición el individuo que se encuentra en la última etapa del proceso de envejecimiento. El envejecimiento es un proceso universal muy heterogéneo que no afecta de la misma forma a los distintos miembros de una misma especie. Es decir, las características biológicas (cambios físicos y sensoriales), psicológicas (procesos cognitivos y emocionales) y sociales (interrelaciones con los demás miembros de una misma especie) no son las mismas comparado entre dos personas que tienen la misma edad cronológica. De este modo, la división de los individuos por edades responde más a una construcción social que a los propios cambios biopsicosociales que acontecen en el individuo durante su En la actualidad, cambios en el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, asi como el fenómeno de envejecimiento activo, han transformado la percepción negativa que giraba en torno al concepto de persona mayor para ir dando paso a una concepción más real y positiva, asociada a un conjunto de cambios relacionados con las ganancias y las pérdidas que en las distintas esferas de la vida (biológica, psicológica y social) se producen en las personas en esta última etapa. (Ballesteros, 2007)