Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Enfatiza en este texto que el A.T. debe recibir una formación especial y
remarca:
…la experiencia del A.T. transita por múltiples canales, entre los que
adquieren privilegio los no verbales y paraverbales, en
contraposición a la labor del terapeuta que es eminentemente
verbal. El prestar al paciente una atención sostenida y hacer de él el
centro de interés del A.T. provee una base firme para la apertura del
canal desde el que el A.T. podrá intervenir. La relación humana a
nivel cuasi-simétrico forma parte de una metodología de trabajo
diferente a la del terapeuta y apunta, además a aspectos diferentes
del paciente y de la transferencia (Lerner, 1984)
Los A.T. deben tener una seria formación clínica y conocer
exhaustivamente las técnicas de interacción con sujetos profundamente
perturbados. Necesitan entrenarse en el manejo de situaciones puntuales
que les permitan superar situaciones conflictivas y dilemáticas, contar con
recursos y técnicas de trabajo corporal que les permitan intervenir desde
la acción cuando se producen desbordes que ponen en riesgo al paciente.
Los psicólogos están entrenados para trabajar con el relato de la crisis, no
con la acción y la crisis puesta en escena.
En menos de una década hubo una demanda masiva desde diversos
ámbitos (salud, educación, justicia) solicitando A.T. para acompañar
sujetos siempre vulnerables: discapacidades motoras, sensoriales,
simbólicas y sociales; se convirtió además en una táctica fundamental para
llevar adelante procesos de transformación institucional y
desinstitucionalización de pacientes crónicos en instituciones de
características manicomiales.
El rol y la función crecieron desmesuradamente. Algunos autores postulan
que este crecimiento y demanda del A.T. está vinculado con el
desfondamiento de las instituciones y la ruptura del lazo social, que han
obligado a la emergencia de un nuevo actor en el campo de la Salud
Mental.
A partir de la inclusión del A.T. en los tratamientos, los profesionales
ampliaron la mirada sobre los sujetos atendidos y su entorno; estas
intervenciones hacen posible detectar, registrar y comprender qué está
perturbando al sujeto en su vida cotidiana y cómo esto incide en su
subjetividad; su tarea es apuntalar y sostener al paciente en el momento
de mayor desestructuración o de crisis y potenciar los recursos con que
cuenta para transformar ese sufrimiento.
El Acompañamiento Terapéutico es una práctica muy particular. Algunos
autores como Maximiliano Peverelli sostienen:
Bibliología:
Kalina E. (2003) Entrevista al Dr. Eduardo Kalina. En Kuras y Resnizky,
Acompañantes Terapéuticos. Buenos Aires. Letra Viva.