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1. ICONOS E HIPOICONOS
2.274 Un signo o representamen es un Primero que está en una relación triádica genuina tal con
un Segundo, llamado su Objeto, que es capaz de hacer que un Tercero, llamado su Interpretante,
asuma la misma relación triádica con su Objeto que aquella en la que está él mismo respecto al
mismo Objeto. La relación triádica es genuina, esto es, sus tres miembros están vinculados por
ella de una forma que no consiste en ningún complejo de relaciones diádicas. Esa es la razón por
la que el Interpretante, o Tercero, no puede estar en una mera relación diádica con el Objeto, sino
que debe estar con él en la misma relación él que aquella en la que está el Representamen
mismo. La relación triádica en la que está el Tercero tampoco puede ser meramente similar a
aquella en la que está el Primero, pues esto convertiría la relación del Tercero con el Primero en
una mera Segundidad degenerada. El Tercero debe en efecto estar en una relación tal, y de este
modo debe ser capaz de determinar un Tercero propio; pero, además de eso, debe tener una
segunda relación triádica en la que el Representamen, o más bien la relación de éste con su
Objeto, será su propio Objeto (del Tercero), y debe ser capaz de determinar a un Tercero
respecto a esa relación. Todo esto debe ser igualmente verdadero respecto a los Terceros de los
Terceros, y así indefinidamente; y esto, y más, está implicado en la idea común de Signo; y tal y
como se usa aquí el término Representamen, no está implicado nada más. Un Signo es un
Representamen con un Interpretante mental. Posiblemente puede haber Representamenes que no
sean Signos. De este modo si un girasol, al girar hacia el sol, llega a ser por ese mismo acto
completamente capaz, sin ninguna otra condición, de reproducir un girasol que gira hacia el sol
de una forma exactamente correspondiente, y de hacerlo con el mismo poder reproductivo, el
girasol llegaría a ser un Representamen del sol. Pero, aunque es el modo de representación
principal, no es el único.
2.275 La división más fundamental de los signos es en Iconos, Índices y Símbolos. A saber,
aunque ningún Representamen funciona realmente como tal hasta que determina efectivamente a
un Interpretante, sin embargo, llega a ser un Representamen tan pronto como es totalmente capaz
de hacerlo; y su Cualidad Representativa no es necesariamente dependiente de que alguna vez
determine efectivamente a un Interpretante, ni siquiera de que tenga realmente un Objeto.
2.276 Un icono es un Representamen cuya Cualidad Representativa es una Primeridad de él
como un Primero. Esto es, una cualidad que tiene qua cosa hace que se adecue a ser un
representamen. De este modo, cualquier cosa es adecuada para ser un Sustituto de algo a lo que
se parece. (La concepción de “sustituto” implica la de propósito, y de este modo la de Terceridad
genuina). Veremos si hay otras clases de sustitutos o no. Un Representamen por Primeridad sólo,
puede tener únicamente un Objeto similar. De este modo, un Signo por Contraste denota a su
objeto sólo en virtud de un contraste, o Segundidad, entre dos cualidades. Un signo por
Primeridad es una imagen de su objeto, y más estrictamente hablando, sólo puede ser una idea,
pues debe producir una idea Interpretante, y un objeto externo provoca una idea por una reacción
sobre el cerebro. Pero más estrictamente hablando, ni siquiera una idea, excepto en el sentido de
una posibilidad, o Primeridad, puede ser un Icono. Una posibilidad sola es un icono simplemente
en virtud de su cualidad, y su objeto sólo puede ser una Primeridad. Pero un signo puede ser
icónico, esto es, puede representar a su objeto principalmente por su semejanza, sin importar cuál
sea su modo de ser. Si se requiere un sustantivo, un representamen icónico puede denominarse
un hipoicono. Cualquier imagen material, como una pintura, es ampliamente convencional en su
modo de representación, pero en sí misma, sin ninguna leyenda o rótulo, puede denominarse un
hipoicono.
2.277 Los hipoiconos pueden dividirse de forma burda de acuerdo al modo de Primeridad del
que participan. Aquellos que participan de cualidades simples, o Primeridades Primeras, son
imágenes; aquellos que representan relaciones, principalmente diádicas, o consideradas así, de
las partes de una cosa mediante relaciones análogas en sus propias partes, son diagramas;
aquellos que representan el carácter representativo de un representamen representando un
paralelismo en algo distinto, son metáforas.
2.278 El único modo de comunicar directamente una idea es por medio de un icono, y cada
método indirecto de comunicar una idea debe depender, para ser establecido, del uso de un
icono. Por tanto, toda afirmación debe contener un icono o conjunto de iconos, o bien debe
contener signos cuyo significado sea explicable sólo mediante iconos. La idea que el conjunto de
iconos (o el equivalente a un conjunto de iconos) contenido en una afirmación significa puede
denominarse predicado de la afirmación.
2.279 Volviendo ahora a la evidencia retórica, es un hecho familiar que hay representaciones
tales como los iconos. Cada imagen (sin importar lo convencional que sea su método) es
esencialmente una representación de esa clase. También lo es todo diagrama, incluso aunque no
haya parecido sensorial entre él y su objeto, sino sólo una analogía entre las relaciones de las
partes de cada uno. Particularmente merecedores de atención son los iconos en los que el
parecido es ayudado por reglas convencionales. De este modo, una fórmula algebraica es un
icono, convertido en tal por las reglas de conmutación, asociación y distribución de los símbolos.
Puede parecer a primera vista que llamar icono a una expresión algebraica es una clasificación
arbitraria, que podría también, o mejor, considerarse como un signo convencional compuesto.
Pero no es así, pues una gran propiedad distintiva del icono es que por su observación directa
pueden descubrirse más verdades relativas a su objeto que aquellas que bastan para determinar su
construcción. De este modo, por medio de dos fotografías puede trazarse un mapa, etc. Dado un
signo convencional u otro signo general de un objeto, para deducir alguna verdad distinta a
aquella que significa explícitamente, es necesario, en todos los casos, reemplazar ese signo por
un icono. Esa capacidad de revelar la verdad inesperada es precisamente aquello en lo que
consiste la utilidad de las fórmulas algebraicas, de modo que el carácter icónico es el que
prevalece.
2.280 Que los iconos de clase algebraica, aunque normalmente muy simples, existen en todas las
proposiciones gramaticales ordinarias es una de las verdades filosóficas que la lógica booleana
saca a la luz. En toda escritura primitiva, como los jeroglíficos egipcios, hay iconos de clase no-
lógica, los ideogramas. En la forma de habla más temprana, había probablemente un gran
elemento de imitación. Pero en todas las lenguas conocidas, tales representaciones han sido
reemplazadas por signos auditivos convencionales. Estos, sin embargo, son tales que solo pueden
explicarse mediante iconos. Pero en la sintaxis de cada lengua hay iconos lógicos de los que son
ayudados por reglas convencionales.
2.281 Las fotografías, especialmente las fotografías instantáneas, son muy instructivas, porque
sabemos que en ciertos aspectos son exactamente como los objetos que representan. Pero este
parecido es debido a que las fotografías han sido producidas bajo circunstancias tales que estaban
físicamente forzadas a corresponder punto por punto con la naturaleza. En ese aspecto entonces
pertenecen a la segunda clase de signos, aquellos por conexión física. El caso es diferente si
supongo que las cebras son probablemente obstinadas, o animales desagradables de otra manera,
porque parecen tener una semejanza general con los burros, y los burros son tercos. Aquí el burro
sirve precisamente como una semejanza probable de la cebra. Es verdad que suponemos que la
semejanza tiene una causa física en la herencia; pero, entonces, esa afinidad hereditaria sólo es
en sí misma una inferencia a partir del parecido entre los dos animales, y no tenemos (como en el
caso de la fotografía) ningún conocimiento independiente acerca de las circunstancias de la
producción de las dos especies. Otro ejemplo del uso de un parecido es el diseño que hace un
artista de una estatua, composición pictórica, construcción arquitectónica o pieza decorativa,
mediante cuya contemplación puede averiguar si lo que se propone será bello y satisfactorio. La
cuestión planteada se responde de este modo casi con certeza, porque tiene que ver con cómo
será afectado el artista mismo. Se encontrará que el razonamiento de los matemáticos gira
principalmente sobre el uso de los parecidos, que son las bisagras mismas de las puertas de su
ciencia. La utilidad de los parecidos para los matemáticos consiste en que sugieren de una forma
muy precisa nuevos aspectos de supuestos estados de cosas…
2.282 Muchos diagramas no se parecen en absoluto a sus objetos en la apariencia; sus parecidos
consisten sólo en las relaciones de sus partes. De este modo, podemos mostrar la relación entre
las diferentes clases de signos mediante una llave:
Signos:
Iconos
Índices
Símbolos
Esto es un icono. Pero el único aspecto en el que se parece a su objeto es que la llave muestra
que las clases de iconos, índices y símbolos están relacionadas unas con otras y con la clase
general de signos, como realmente lo están, de una forma general. Cuando en álgebra escribimos
ecuaciones una debajo de otra en un orden regular, especialmente cuando ponemos letras
parecidas para coeficientes correspondientes, el orden es un icono. éste es un ejemplo:
a [1]x + b[1]y = n[1],
a[2]x + b[2]y = n[2].
Este es un icono en tanto que hace que parezcan semejantes las cantidades que están en
relaciones análogas con el problema. De hecho, toda ecuación algebraica es un icono en tanto
que exhibe por medio de los signos algebraicos (que en sí mismos no son iconos), las relaciones
de las cantidades implicadas.
Puede cuestionarse si todos los iconos son semejanzas o no. Por ejemplo, si se exhibe un hombre
bebido para mostrar, por contraste, la excelencia de la templaza, eso es ciertamente un icono,
pero puede dudarse si es o no una semejanza. La cuestión parece algo trivial.
4. SIGNO:
2.303 Algo que hace que alguna otra cosa (su interpretante) se refiera a un objeto al que él
mismo se refiere (su objeto) de la misma manera, el interpretante llegando a ser a su vez un
signo, y así hasta el infinito. Sin duda, la consciencia inteligente debe entrar en la serie. Si la
serie de interpretantes sucesivos llega a un final, el signo es por eso considerado al menos como
imperfecto. Si una idea interpretante, habiendo sido determinada en una consciencia individual,
no determina ningún signo exterior, sino que esa consciencia llega a ser aniquilada o pierde de
otra manera toda memoria u otro efecto significante del signo, llegará a ser absolutamente
imposible descubrir que alguna vez hubo tal idea en esa consciencia; y en ese caso es difícil ver
cómo podría tener algún significado decir que esa consciencia tuvo alguna vez la idea, puesto
que el decirlo sería un interpretante de esa idea.
2.304 Un signo es o bien un icono, un índice o un símbolo. Un icono es un signo que poseería el
carácter que le convierte en significante incluso aunque su objeto no existiera, así como una raya
de lápiz representa una línea geométrica. Un índice es un signo que perdería al instante el
carácter que le convierte en signo si su objeto desapareciera, pero no perdería esa carácter si no
hubiese interpretante. Tal, por ejemplo, es un trozo de madera con un orificio de bala en él como
señal de disparo, pues sin disparo no habría habido orificio. Pero hay un orificio ahí, tenga
alguien el buen sentido de atribuírselo a un disparo o no. Un símbolo es un signo que perdería el
carácter que lo convierte en signo si no hubiera interpretante. Tal es cualquier expresión de habla
que significa lo que significa sólo en virtud de que se comprende que tiene esa significación.
5. ÍNDICE:
2.305 Un signo, o representación que se refiere a su objeto no tanto a causa de alguna similaridad
o analogía con él, ni tampoco a causa de que esté asociado con caracteres generales que de hecho
ese objeto posee, sino porque está en conexión dinámica (incluida una conexión espacial) tanto
con el objeto individual, por una parte, como con los sentidos o memoria de la persona para la
que funciona como signo, por otra parte.
Ningún hecho concreto puede afirmarse sin el uso de algún signo que sirva como índice. Si A le
dice a B, "hay fuego", B preguntará, "¿dónde?". Por lo tanto A está obligado a recurrir a un
índice, incluso aunque sólo se esté refiriendo a algún lugar en el universo real, pasado y futuro.
De otro modo, sólo ha dicho que hay una idea tal como el fuego, lo que no proporcionaría
ninguna información, pues a menos que fuera ya conocida, la palabra "fuego" sería ininteligible.
Si A señala con su dedo el fuego, su dedo está conectado dinámicamente con el fuego, tanto
como si una alarma de incendios automática lo hubiera vuelto directamente en esa dirección,
mientras que también fuerza a los ojos de B a volverse en esa dirección, a que ponga su atención
en eso y a que su entendimiento reconozca que su pregunta ha sido respondida. Si la respuesta de
A es "a mil yardas de aquí", la palabra "aquí" es un índice, pues tiene exactamente la misma
fuerza que si hubiera señalado enérgicamente al suelo entre B y él. Más aún, la palabra "yarda",
aunque está por un objeto de clase general, es indirectamente indéxica, ya que los mismos palos
para medir una yarda son signos del modelo parlamentario, y eso no porque tengan cualidades
similares, pues todas las propiedades pertinentes de una barra pequeña son, hasta donde podemos
percibir, las mismas de una grande, sino porque cada una de ellas ha sido real o virtualmente
llevada hasta el prototipo y sujeta a ciertas operaciones dinámicas, mientras que la fuerza
asociativa trae a nuestras mentes, cuando vemos una de ellas, varias experiencias, y nos lleva a
considerarlas como relacionadas con una longitud fija, aunque puede que no hayamos
reflexionado acerca de que ese modelo es una barra material. Las consideraciones anteriores
pueden llevar al lector a suponer que los índices hacen referencia exclusiva a objetos de
experiencia, y que no habría uso para ellos en la matemática pura, tratando, como hacen, con
creaciones ideales, sin considerar si se realizan en algún lugar o no. Pero las construcciones
imaginarias del matemático, e incluso los sueños, se aproximan tanto a la realidad como para
tener un cierto grado de fijeza, y como consecuencia de él pueden ser reconocidos e identificados
como individuos. En resumen, hay una forma degenerada de observación que se dirige a las
creaciones de nuestras propias mentes, usando la palabra observación en su sentido pleno, es
decir, implicando algún grado de fijeza y quasi-realidad en el objeto al que tratan de
conformarse. En consecuencia, encontramos que los índices son absolutamente indispensables en
matemáticas, y hasta que se comprendió esta verdad todos los esfuerzos para reducir a una regla
la lógica de las relaciones triádicas y mayores falló, mientras que, tan pronto como fue
comprendida, el problema se solucionó. Las letras ordinarias del álgebra que no presentan
ninguna peculiaridad son índices. También lo son las letras A, B, C, etc. asociadas a figuras
geométricas. Los abogados y otras personas que tienen que explicar un asunto complicado con
precisión recurren a las letras para distinguir a los individuos. Las letras usadas así son meros
pronombres relativos mejorados. De este modo, mientras que los pronombres demostrativos y
personales son, tal y como se usan ordinariamente, "índices genuinos", los pronombres relativos
son "índices degenerados", pues aunque pueden referirse accidental e indirectamente a cosas
existentes, se refieren directamente, y sólo necesitan referirse, a las imágenes en la mente que las
palabras previas han creado.
2.306 Los índices pueden distinguirse de otros signos o representaciones por tres señales
características: primera, que no tienen ninguna semejanza significante con sus objetos; segunda,
que se refieren a individuos, a unidades singulares, a colecciones de unidades singulares, o a
continuos singulares; tercera, que dirigen la atención a sus objetos por fuerza ciega. Pero sería
difícil, si no imposible, tomar un caso de un índice absolutamente puro, o encontrar algún signo
absolutamente privado de cualidad indexical. Psicológicamente la acción de los índices depende
de la asociación por contigüidad, y no de la asociación por semejanza o de operaciones
intelectuales.
6. SÍMBOLO:
2.307 Un signo que se constituye como signo mera o principalmente por el hecho de que es
usado y comprendido como tal, ya sea el hábito natural o convencional, y sin considerar los
motivos que originalmente gobernaron su selección.
Symbolon se usa en este sentido por Aristóteles muchas veces en el Peri hermeneias, en el
Sophistici Elenchi y en otros lugares.
2.308 THEMA: una palabra propuesta en 1635 por Burgersdicius [Burgersdyk] en su Lógica (I,
ii, parágrafo 1) para aquello “quod intellectui cognoscendum proponi potest”, pero lo que parece
que él quiere decir es lo que Aristóteles en ocasiones expresa vagamente por logos, el objeto
inmediato de un pensamiento, un significado.
Es de la naturaleza de un signo, y en particular de un signo que llega a ser significante por un
carácter que reside en el hecho de que será interpretado como signo. Por supuesto nada es un
signo a menos que sea interpretado como signo, pero el carácter que hace que sea interpretado
como refiriéndose a su objeto puede ser uno que podría pertenecerle con independencia de su
objeto y aunque ese objeto no hubiera existido nunca, o puede estar en una relación respecto a su
objeto que sería exactamente la misma si fuera interpretado como signo o no. Pero el thema de
Burgersdicius parece ser un signo que, como una palabra, está conectado con su objeto por una
convención de que se entenderá así, o también por un instinto natural o acto intelectual que lo
toma como representativo de su objeto sin que tenga lugar necesariamente ninguna acción que
pudiera establecer una conexión fáctica entre signo y objeto. Si éste era el significado de
Burgersdicius, su thema es lo mismo que el "símbolo" del presente escritor.
Traducción de Sara F. Barrena (2005)
Fin de "El icono, el índice y el símbolo" (c. 1893-1902). Traducción castellana de Sara F.
Barrena. Fuente textual en CP 2.274-308.