Unidad Didáctica 5:

La tutoría. Procesos de
interacción en el aula

Procesos y contextos educativos

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ÍNDICE
Contenido
1. ¿SABÍAS QUÉ? ................................................................................................................... 3
2. INTRODUCCIÓN................................................................................................................. 3
3. LA ACCIÓN TUTORIAL ........................................................................................................ 4
3.1. CONCEPTUALIZACIÓN DE LA ACCIÓN TUTORIAL ................................................................... 4
3.2. MARCO LEGAL ............................................................................................................ 8
4. CONTEXTOS Y ÁREAS DE INTERVENCIÓN........................................................................ 10
4.1. CONTEXTOS DE ACCIÓN: EL SISTEMA EDUCATIVO, ORGANIZACIONES Y ENTORNO COMUNITARIO 10
4.2. ÁREAS DE INTERVENCIÓN DE LA ACCIÓN TUTORIAL EN LA ESCUELA ....................................... 12
5. ELABORACIÓN, DESARROLLO Y EVALUACIÓN DE LA ACCIÓN TUTORIAL ........................ 20
5.1. ELABORACIÓN ........................................................................................................... 20
5.2. EJECUCIÓN ............................................................................................................... 23
5.3. EVALUACIÓN............................................................................................................. 24
6. ESTRATEGIAS, TÉCNICAS E INSTRUMENTOS PARA LA TUTORÍA ..................................... 25
7. CONCLUSIÓN ................................................................................................................... 29
8. MAPA CONCEPTUAL ...................................................................................................... 29
9. CONECTA CON EL AULA ................................................................................................ 31
10. BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................... 33

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 1. ¿Sabías qué?
A la hora de pensar en la tutoría dentro del centro educativo, son muchas las áreas grises que
encontramos. La idea de tutoría trae diferentes evocaciones y experiencias de nuestra vida
cotidiana que pueden resultar más enrevesadoras que clarificadoras de lo que es una tutoría.
Por lo tanto, proponemos estas preguntas como inicio de la reflexión para afrontar el tema de
esta Unidad Didáctica:

 ¿Qué es un tutor?

 ¿Para qué sirve la tutoría?

 ¿Qué aporta al alumnado la tutoría?

 ¿Qué componentes que afectan en la tutoría?

 ¿Qué relación tiene la tutoría con la convivencia, las emociones, la motivación y el

desempeño académico?

 ¿Cómo se trabaja en tutoría?

¡Empezamos!

2. Introducción
Uno de los retos actuales del sistema educativo es formar ciudadanos y ciudadanas capaces de
desenvolverse en todos los niveles sociales, con lo que la escuela no sólo debe ocuparse del
aprendizaje de contenidos disciplinares y de formar profesionales eficientes, sino que debe
perseguir la formación integral de la persona en todas sus facetas para que se convierta en un
ciudadano activo, crítico y responsable, capaz de desarrollar su proyecto personal y contribuir a
crear una sociedad mejor.

Con este objetivo en mente, la tutoría es considerada una parte fundamental de la intervención
orientadora que se realiza en las escuelas, que requiere de profesionales cualificados que hagan
realidad el primer nivel de orientación: la acción tutorial. A su vez, la figura del tutor o tutora
cobra su sentido más pleno si se entiende como el principal responsable de velar por la
formación integral y el buen aprendizaje del alumnado de su grupo. Así, cada vez es más común
identificar la acción educativa con la acción tutorial como un todo en la práctica docente, siendo
la figura del tutor un núcleo de la institución educativa.

Desde la tutoría se trata de cumplir con una de las finalidades principales de orientación
educativa: el desarrollo integral del alumno. Por ello es importante conocer su organización en

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 el centro escolar, así como también las distintas funciones atribuidas al tutor para su correcto
desarrollo y los diferentes recursos, estrategias y herramientas con las que cuenta de manera
efectiva.

Con el objetivo de esta unidad se pretende que el alumno consiga:

 Conocer el concepto y las modalidades de tutoría.

 Conocer la figura del tutor como parte clave de la acción pedagógica.

 Identificar conceptos relacionados con los procesos de concreción de la acción tutorial.

 Conocer los elementos básicos para la elaboración del Plan de Acción Tutorial.

 Entender la tutoría como parte inseparable de la función docente.

3. La acción tutorial
3.1. Conceptualización de la acción tutorial

El tutor es el profesor o profesora a quien se le encomienda la tutoría de un grupo de alumnos

y alumnas. A través la tutoría se busca promover una educación personalizada e integral,
mediante la coordinación de la acción educativa y la ejecución de actuaciones específicas
(Escaño, 2010)

De esta manera, la acción tutorial forma parte de la acción educativa y es inseparable del
proceso de enseñanza aprendizaje. La concepción de acción tutorial que se proyecta en la
actualidad nos remite al modelo de educación personalizada. Es decir, a una “intervención
orientadora que propone dar respuesta a la necesidad de apoyar los procesos educativos
mediante el acompañamiento del estudiante en sus procesos de desarrollo y toma de decisiones
en las áreas personal, académica y profesional a lo largo de toda la vida” (Benito, 2018). Existen,
sin embargo, diferentes enfoques a la hora de abordar la tutoría:

 Acción orientadora llevada a cabo por el tutor y por el resto del profesorado que puede
desarrollarse de manera individual y grupal, y que es capaz de aglutinar lo instructivo-
académico y lo no académico (Álvarez & Bisquerra, 1996).

 Proceso de reflexión-acción-evaluación que se da a través de reuniones o entrevistas

con los demás profesores, con las familias y con el alumnado, tanto individualmente
como en grupo, con el fin de mejorar la marcha académica, personal y social del grupo
de alumnos (Angulo, 2003).

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  Acción sistemática, concretada en un tiempo y un espacio, que contribuye a favorecer
una educación integral; es decir, que ayuda a ajustar la respuesta educativa a
necesidades particulares detectadas, orientar los procesos de toma de decisiones,
favorecer las relaciones como elemento fundamental del aprendizaje cooperativo, y
adecuar las relaciones de los integrantes de la comunidad educativa (Comellas, 1999).

La tutoría
Es la actividad orientadora intencional llevada a cabo por el profesorado en
el ejercicio de su función docente, muy especialmente por el tutor,
realizando una labor de acompañamiento continuo y personalizado a cada
alumno y gripo de alumnos que garantice su desarrollo integral en todos
los ámbitos: académico, social, personal y profesional (Benito, 2018).

A partir de los rasgos de la tutoría expuestos, podemos deducir que los principios que
fundamentan la acción tutorial son los siguientes (Benito, 2018):

 Un proceso continuo: no se trata de una intervención aislada, sino que, lo ideal es que
esté presente a lo largo de todas las etapas educativas, desde Educación Infantil hasta
la Educación Superior. Puede intensificarse en momentos de transición, de cambios
significativos de cualquier índole o de toma de decisiones.

 Un proceso sistemático e intencional: debe estar debidamente planificada y

contextualizada, detallando los objetivos, contenidos, metodología, secuencia
temporal, organización de recursos humanos y materiales, así como los mecanismos de
evaluación para su mejora. Está integrada en las estructuras y organización del sistema
educativo.

 Una intervención intrínseca a los procesos de enseñanza-aprendizaje (se encuentra

integrada en toda acción educativa y en el desarrollo del currículo): requiere de espacios
y tiempos concretos para su desarrollo, así como de su integración transversal en todas
las áreas de conocimiento.

 Una acción integral: considera las dimensiones afectiva, personal y social de los
estudiantes, junto a los aspectos puramente instructivos. Se trata, por tanto, de una
intervención global para contribuir al completo desarrollo de su persona.

 Una intervención preventiva: se anticipa a las dificultades que pudieran aparecer

actuando antes de que surjan los problemas y disminuyendo los factores de riesgo tanto
de manera individual como grupal.

 Una intervención personal: atiende a la diversidad sustentándose en metodologías

diferenciales y personalizadas que den respuesta a la heterogeneidad del alumnado.

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  Un proceso colaborativo y abierto a todos los agentes educativos y que implica a toda
la comunidad educativa (equipo docente, familias, instituciones y asociaciones del
contexto del centro), sin que esto impida que sea una intervención coordinada y
sustentada fundamentalmente por el tutor.
Por tanto, la acción tutorial pretende principalmente contribuir a la personalización de los
procesos de enseñanza-aprendizaje, coordinar la actividad orientadora a nivel de alumno y aula,
así como potenciar la integración social en el contexto escolar. Además, trata de facilitar la
adecuada interacción entre toda la comunidad educativa, con el objeto de favorecer una
educación integral del alumnado, una práctica educativa coherente y un enfoque globalizador
de la acción educativa que le permita dar respuesta a las necesidades de carácter personal,
académico y profesional que el alumno va encontrando a lo largo de la vida (Blanchard y Muzás,
1999; García López, 2001; González-Benito y Vélaz-de-Medrano, 2014; Lara, 2008a; y Méndez,
2002; citado en Benito, 2018).

Reflexiona
Autores como Álvarez y Bisquerra (2012) distinguen entre los conceptos de
acción tutorial y tutoría. Por un lado, la acción tutorial implica a todo el
profesorado (no solo al tutor) al ser una labor intrínseca a la labor docente;
mientras que, por el otro lado, la tutoría es la acción tutorial que
específicamente realiza el tutor (sesiones de tutoría, entrevistas con
alumnos y padres, etc.). Se trata, por tanto, de dos acciones que se realizan
de manera complementaria y están interrelacionadas entre sí, con lo que
es común ver que ambos términos se utilizan indistintamente.

El documento Orientación y Tutoría, elaborado por el Ministerio de Educación y Ciencia (1992)

expone los siguientes objetivos de la acción tutorial y orientadora:

 Contribuir a la personalización de la educación, es decir, a su carácter integral,

favoreciendo el desarrollo de todos los aspectos de la persona y contribuyendo también
a una educación individualizada, referida a personas concretas, con sus aptitudes e
intereses diferenciados.

 Ajustar la respuesta educativa a las necesidades particulares de los alumnos y alumnas,

mediante las oportunas adaptaciones curriculares y metodológicas, adecuando la
escuela a los alumnos y no los alumnos a la escuela.

 Resaltar los aspectos orientadores de la educación-orientación en la vida y para la vida,

ateniendo al contexto real que viven los alumnos y alumnas, favoreciendo la adquisición
de aprendizajes más funcionales (es decir, mejor conectados con el entorno) de modo
que la escuela aporte realmente “educación para la vida”.
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  Favorecer los procesos de madurez personal, de desarrollo de la propia identidad y
sistema de valores, y de la progresiva toma de decisiones a medida que los alumnos y
alumnas han de ir adoptando opciones en su vida.

 Prevenir las dificultades de aprendizaje y solo asistirlas cuando han llegado a

producirse, anticipándose a ellas y evitando, en lo posible, fenómenos indeseables como
los del abandono, del fracaso o de la inadaptación escolar.

 Contribuir a la adecuada relación e interacción entre los distintos integrantes de la

comunidad educativa (profesores, alumnos y padres), así como entre la comunidad
educativa y el entorno social, asumiendo un papel de mediación y, si hace falta, de
negociación ante los conflictos o problemas que puedan plantearse entre esos distintos
integrantes.
En definitiva, la meta final de la acción tutorial es alcanzar un desarrollo integral y armónico del
alumno y alumna, que le permita afrontar las situaciones de tipo personal, educativo y
profesional que se puede ir encontrando a lo largo de su vida (Pantoja, 2013).

A partir de estos objetivos, podemos sintetizar en nueve las funciones de la acción tutorial que
se refieren a la intervención orientadora del tutor y del profesorado a nivel de aula, a partir de
una revisión de la normativa donde se concreta la función tutorial de las diferentes
Comunidades Autónomas:

 Contribuir a la orientación personal del alumnado: es fundamental el conocimiento del

mismo, de los intereses y competencias de cada alumnos y alumna con objeto de
orientarle en su proceso de aprendizaje y en la toma de decisiones personales.

 Contribuir a la orientación académica del alumnado, asesorando a los alumnos y

alumnas sobre su potencial, haciéndole tomar conciencia de sus intereses y valorando
las opciones académicas.

 Contribuir a la orientación profesional del alumnado, asesorándole sobre su potencial,

haciéndole tomar conciencia de sus intereses, facilitándole una introducción a las
profesiones, y valorando las opciones.

 Contribuir a ofrecer una respuesta individualizada a los procesos de enseñanza-

aprendizaje, atendiendo a las dificultades de aprendizaje de los alumnos y alumnas para
proceder a la adecuación personal del currículo.

 Coordinar el proceso de evaluación de los alumnos y alumnas de su grupo: realizar su

seguimiento y evaluación, coordinando el proceso de evaluación y las decisiones
respecto la promoción del alumnado de su grupo.

 Participar en el desarrollo del Plan de Acción Tutorial y en las actividades de orientación

llevando a cabo la planificación y evaluación de la acción tutorial.

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  Facilitar la integración de los alumnos y alumnas en el grupo y fomentar su participación
en las actividades del centro.

 Coordinar la intervención educativa del profesorado mediante la planificación y

coordinación de los procesos de enseñanza y evaluación con el profesorado, con la
finalidad de asegurar la coherencia educativa en el desarrollo de las programaciones.

 Favorecer la colaboración familia-escuela, facilitando la cooperación educativa entre los

maestros y los padres y madres del alumnado.

Asimismo, según Escaño (2010) la labor del tutor o tutora conlleva otras tareas:

 Explicitar los malos caminos: deben ser sometidos a un análisis donde se destaquen sus
aspectos negativos, pero sobre todo los positivos, ya que suelen responder a intereses
primarios y con efectos no valorados.

 Procurar situaciones educativas que capaciten al alumnado para encontrar su felicidad

y la de los demás: para ello se debe trabajar desde los valores (señalan la dirección
donde dirigirse) y los hábitos (son el tobogán a la acción que hace que no se inclinen por
otras alternativas que pueden resultar más fáciles y cómodas). Por lo tanto, hay que
procurar que tengan los conocimientos y la motivación para favorecer su felicidad y la
de los otros.

 Incorporar valores y hábitos de motivación y eficiencia en el trabajo escolar, de salud

física y mental, además de cuestiones sociales como la lucha contra la discriminación y
las desigualdades.

3.2. Marco legal

A lo largo de la historia, la acción tutorial, como la ayuda o tarea orientadora individual y grupal
que desarrollan los maestros de forma paralela a su función docente, se ha presentado con
diferentes denominaciones y competencias. En términos generales, la configuración de la
intervención orientadora en el sistema educativo español se realiza a través de un modelo
educativo preventivo y planificado, con estructuras ubicadas tanto dentro como fuera de los
centros en función de las etapas. Según Benito (2018), este modelo intenta favorecer los
siguientes aspectos:

 La coordinación entre los agentes encargados de la orientación.

 Ofrecer al profesorado un sistema de apoyo a su disposición que favorezca la formación

permanente.

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  Extender la atención a todo el alumnado y no solo a los que tienen necesidades más
específicas.

 Potenciar el carácter sistémico y comunitario de la intervención orientadora, al conectar

en mayor medida el centro con la comunidad en la que está inserta, orientando la
intervención hacia el contexto en el que se explican y se resuelven los problemas de
enseñanza, de aprendizaje y de convivencia.
La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE, 2006), al concebir la educación como
un instrumento de mejora de la condición humana y de la vida colectiva, entiende la tutoría y la
orientación como una herramienta imprescindible que debe guiar la práctica y la acción
educativa. Entre los aspectos más importantes que aborda la ley en relación a la tutoría,
destacamos:

 Concibe la función tutorial y orientadora como medio necesario para el logro de una
formación personalizada que propicie una educación integral en conocimientos,
destrezas y valores en todos los aspectos del desarrollo de la persona.

 Subraya el refuerzo de las tutorías y Departamentos de Orientación en los centros para

ofrecer una mejor atención a la diversidad y una prevención integral en todos los
aspectos necesarios para el adecuado desarrollo global y madurez de todos los
estudiantes.

 Determina el contenido del Proyecto de Educativo, e identifica el Plan de Acción Tutorial

como uno de los instrumentos de concreción de este principio.

 Entre las funciones del profesorado vinculadas especialmente con la función tutorial, el
art. 91 señala:
o Tutoría de los alumnos, la dirección y la orientación de su aprendizaje y el apoyo
en su proceso educativo, en colaboración con las familias.
o Orientación educativa, académica y profesional de los alumnos, en
colaboración, en su caso, con los servicios o departamentos especializados.
o Atención al desarrollo intelectual, afectivo, psicomotriz, social y moral del
alumnado.

 Reconoce a los profesores que ejerzan de tutores “mediante los oportunos incentivos
profesionales y económicos” (art. 105).
Con la aprobación de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad
educativa (LOMCE, 2013) no se sustituyen, sino que se modifican algunos puntos de la LOE.
Entre sus principales novedades destacamos. La única novedad relacionada con la acción tutorial
se encuentra en el art. 42 sobre el “Contenido y organización de la oferta” de la Formación
Profesional, en el que introduce que “la tutoría y la orientación educativa y profesional tendrán
una especial consideración”. Además, incide en las funciones del profesorado respecto a la
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 tutoría de los alumnos, la dirección y la orientación de su aprendizaje y el apoyo en su proceso
educativo, en colaboración con las familias (Título III, Profesorado, Capítulo I, Art. 91).

La ley que regula actualmente el sistema educativo español, la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de
diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación
(LOMLOE, 2020) recupera la importancia que históricamente ha tenido la figura del tutor o
tutora. Entre las principales novedades relacionadas con la acción tutorial destacamos:

 La orientación educativa y/o profesional debe introducir la perspectiva de género.

 A cada estudiante y a sus padres, madres o tutores legales se debe entregar un consejo
orientador que incluirá:
o Un informe sobre el grado de logro de los objetivos y de adquisición de las
competencias establecidas.
o Una propuesta de la opción más adecuada para continuar su formación, que
podrá incluir la incorporación a un Programa de diversificación curricular o a un
ciclo formativo de grado básico.

 Respecto a la Formación Profesional, la tutoría, la orientación educativa y profesional y

la colaboración con la familia y el entorno del alumnado serán actuaciones relevantes.

4. Contextos y áreas de intervención

4.1. Contextos de acción: El sistema educativo,
organizaciones y entorno comunitario

Al igual que en la orientación educativa general, en la tutoría podemos distinguir tres contextos
de intervención que no son excluyentes entre sí (Benito, 2018). Más adelante abordaremos con
mayor profundidad las diferentes líneas de acción que se dan en los centros escolares para llevar
a cabo una labor tutorial más enfocada en la relación tutor-alumnos. Sin embargo, ahora
abordaremos los tres contextos de acción de la labor tutorial y que son:

El sistema educativo
La acción tutorial se dirige al alumno dentro del sistema educativo formal. El ejercicio de la
función tutorial es parte de la función docente de todo profesor y de la institución educativa en
su conjunto, siendo por tanto el sistema educativo el contexto macro de intervención de la
tutoría (Benito, 2018). Sanz Oro (2010) defiende, dentro del sistema escolar, que los contextos
de intervención en los que se concretiza la acción tutorial se refieren a los “espacios didácticos”.
Estos contextos son:

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  El currículo: los contenidos de la acción tutorial (autoconcepto, autoestima, motivación,
compromiso con la comunidad, estrategias de aprendizaje, etc.) impregnan el currículo.

 La hora lectiva de tutoría.

 El equipo educativo: el profesorado que trabaja con un mismo grupo de alumnos y

alumnas comparte las tareas de orientación que se desarrollan con dicho grupo, estando
coordinadas por el tutor.

 La familia: la atención al ámbito familiar es inherente a la tutoría, procurando establecer

una relación fluida familia-escuela.

 El alumno en su dimensión individual: la atención individualizada de cada alumno y

alumna para personalizar el proceso educativo, concretándose en aspectos como los
casos de indisciplina, las técnicas de estudio deficitarias, alumnado con autoestima baja,
etc.
Es importante tener en cuenta que, para que la acción tutorial sea una realidad, es necesaria la
implicación coordinada de todos los agentes educativos del centro (profesorado, tutores/as,
equipo directivo, familias y alumnado). Por ello, aunque la tutoría es competencia de todo el
profesorado, el tutor cobra una especial importancia por su papel de coordinador de los
profesos tutoriales.

Las organizaciones
Dentro de las organizaciones (empresas, asociaciones, organizaciones no gubernamentales,
hospitales, centros penitenciarios, etc.) las personas pueden requerir algún tipo de ayuda para
su desarrollo personal, formativo y profesional a lo largo de su estancia en ese contexto. La
función de los tutores en este caso puede ser tutelar las prácticas, la inducción profesional
(orientar a las personas de reciente ingreso o con cambios parciales o totales en su situación
normal en una organización), la transición entre distintos puestos de trabajo, la formación en
habilidades sociales, la educación para la salud, entre otras (Benito, 2018).

El entorno comunitario
La acción tutorial también está presente en las labores que desempeñan diferentes servicios
comunitarios destinados a los ciudadanos y ciudadanas. Entre los servicios de la comunidad
están los centros de formación ocupacional, los servicios sociales, los centros de atención a las
familias, los centros de educación para personas adultas, el servicio público de empleo, los
servicios de información y orientación laboral, o los servicios de atención para mayores, entre
otros.

En definitiva, para que la tutoría sea un derecho efectivo de todo el alumnado, resulta crucial
establecer una coordinación eficaz entre todos los agentes implicados desde los primeros
análisis de necesidades del centro que puedan condicionar el documento de organización y
planificación de la tutoría, hasta la evaluación de la propia acción tutorial desarrollada, con la

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 consiguiente introducción de modificaciones y mejoras o la eliminación de determinados
aspectos de la práctica tutorial.

4.2. Áreas de intervención de la acción tutorial en la

escuela

La acción tutorial y orientadora se realiza a través de determinadas líneas de actuación que

discurren integradas en las diferentes áreas del currículo para contribuir al desarrollo de la
madurez del alumnado, a la prevención e intervención de dificultades personales y de grupo y,
en consecuencia, a ofrecer un enfoque globalizador y una educación verdaderamente integral.
Además, es objetivo de todos los profesores y profesoras, con lo que dicha responsabilidad no
puede recaer solamente en quien tiene el encargo de la tutoría de un grupo durante un curso.

Según Escaño (2010) existen cuatro áreas principales de trabajo con los alumnos y alumnas que
cubren campos de acción diferenciados, pero tienen estrechas relaciones:

Educación en la convivencia
Aprender a convivir es un aspecto esencial en el desarrollo de la persona y es un elemento clave
de satisfacción personal y de bienestar. El desarrollo de la capacidad o competencia para las
buenas relaciones con los demás constituye un aspecto básico de la educación integral del
alumno y del desarrollo de nuestra cultural.

La vida escolar supone una gran variedad y frecuencia de diferentes tipos de interacciones:
situaciones de poder, obediencia, competición, ayuda, juego…todas ellas requieren habilidades
sociales distintas.

A continuación, se desarrollan los objetivos prioritarios aportados por Escaño (2010) que se
deben alcanzar en la educación en la convivencia, junto con una serie de propuestas de
intervención para su cumplimiento:

Detectar y reconducir las conductas agresivas, de burla o de desprecio y, por tanto, fomentar
un clima de respeto en el aula:

 Enseñar comportamientos asertivos.

 Crear y organizar estructuras que permitan a los alumnos y alumnas gestionar su propia
convivencia.

 Aplicar consecuencias rápidas y contundentes ante comportamientos de falta de

respeto o agresivos.

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 Fomentar un nivel de sociabilidad adecuado que evite la falta de comunicación y el
aislamiento: aunque llamen más la atención los alumnos y alumnas con problemas de mal
comportamiento, también deben ser atendidos aquellos alumnos que pasan desapercibidos
para sus compañeros en clase y en el recreo. Para detectar y tratar alumnos rechazados o
aislados se debe:

 Observar al alumnado en situaciones de recreo u ocio.

 Realizar pruebas sociométricas.

 Posibilitar la expresión emocional a través de la plástica, las composiciones escritas o la

relajación.

 Cuidar la confianza y la actitud empática en las entrevistas individuales.

 Enseñar habilidades sociales.

Desarrollar conductas cívicas que lleven al cumplimiento de las normas básicas de convivencia
y la resolución de conflictos: en los IES son habituales y necesarios los momentos en que se
convive con poco control de los profesores (actividades extraescolares, recreos, pasillos,
entradas y salidas, entre otros) en donde se descubra la limitación de las habilidades sociales de
los alumnos y alumnas. Algunas intervenciones para:

 Evidenciar la necesidad de las normas y su cumplimiento: mostrar las consecuencias de

la ausencia de normas en un grupo social; dejar claras las consecuencias de saltárselas;
insistir en el aprendizaje que persiguen las medidas disciplinares; contemplar como
complementarios y relacionados los derechos y deberes.

 Enseñar a resolver conflictos: plantear con normalidad la aparición de un conflicto y

centrarse en enseñar procedimientos de resolución mediante escucha activa,
percepción de las necesidades del otro, reparación de daños, etc.

Promover comportamientos de ayuda y cooperación para favorecer la:

 Ayuda al compañero: explicar los beneficios de ayudar y ser ayudado; dejar tiempo para
trabajar con el compañero, dramatizar buenas y malas ayudas, etc.

 Cooperación: promover y dar importancia al conocimiento que se genera en grupo,

pidiendo información, opiniones, forma de hacer las cosas; enseñar estrategias para
mantener un buen clima, como, por ejemplo, relajar la tensión mediante una broma;
aparcar discusiones; repartir tareas, etc.

Ayudar a construir sentimiento de grupo:

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  Promover proyectos comunes ilusionantes y darles protagonismo para su realización
dejante un espacio y un tiempo para que se organicen.

 Elaborar trabajos conjuntos.

 Participar en competiciones deportivas.

Educación del equilibrio afectivo

Los problemas emocionales se van generando en distintos contextos, pero desde la labor tutorial
se pueden detectar en sus inicios y realizar una función educativa. Esta área de acción se refiere
principalmente a aprender a identificar y analizar las emociones, prevenir situaciones de
violencia, emplear estrategias para educar la autoestima, tomar decisiones, desarrollar su
propia identidad, aprender a dialogar, aprender a afrontar los problemas, enseñar a ser persona
y a convivir, es decir, a conocerse a uno mismo, empatizar con el otro, potenciar las propias
aptitudes, autorregularnos y saber actuar ante situaciones difíciles, buscar el equilibrio y la
armonía personal.

A continuación, volvemos a aportar cinco objetivos prioritarios con algunas intervenciones que
se pueden realizar:

Fomentar una autoestima ajustada y positiva: en estas edades los estudiantes realizan una
revisión de su cuerpo y un enriquecimiento del propio conocimiento. Existen diferentes
intervenciones para:

 Promover su autoestima: hacerle reparar en los progresos; saborear con ellos los buenos
resultados; tener buenas expectativas; esperar mucho; procurar no devaluar las
gratificaciones; reforzar los resultados cada vez mejores; no conformarse con poco, etc.

 Lograr una valoración ajustada: reparar tanto en las dificultades como en las fortalezas
personales; ofrecer encargos y responsabilidades que permitan dar un toque personal y
fomenten su singularidad, etc.

Ayudar a elaborar, progresivamente, valores para la autorrealización: los buenos valores

iniciales tienen repercusiones en otros valores que se irán construyendo más adelante con esta
base. Posibles iniciativas son las siguientes:

 Promover los valores como la lucha contra la discriminación y las desigualdades sociales,
la ecología, la solidaridad, la responsabilidad social, la integridad, etc. (estos valores se
encuentran recogidos en la legislación que regula el sistema educativo de nuestro país
así como en los propios proyectos de los centros). Su tratamiento requiere partir de
problemas que susciten en los alumnos y alumnas conflictos o necesidades y generar
compromisos concretos de acción.

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 Superar sentimientos negativos de miedo, tristeza, culpabilidad, timidez: el desarrollo
personal implica tener que pasar por situaciones de fracaso, pérdidas, renuncias, etc. que
generan distintos tipos de malestar. No se trata de evitar estas situaciones ya que estas suponen
un elemento clave de fortalecimiento personal. Algunas intervenciones para superar estados de
ánimo desagradables pueden ser:

 Desarrollar un comportamiento empático que transmita comprensión y

acompañamiento.

 Considerar el valor del esfuerzo por superarse en las dificultades.

 Acompañar y dirigir en situaciones complicadas.

 Mantener una expectativa fundada de una resolución positiva.

Educar en aspectos afectivo-sexuales: es necesario ofrecer una formación que ofrezca pautas y
orientaciones realistas y efectivas sobre la vivencia de la sexualidad. Algunas intervenciones para
promover una vivencia sana de la sexualidad son:

 Aportar una visión positiva que incluya el placer y el afecto.

 Presentar el papel del deseo y clarificar las confusiones en la identificación sexual.

 Barajar valores asociados al tema como libertad, responsabilidad y respeto.

 Hacer ver las actitudes sexistas.

 Dar información objetiva y veraz sobre las enfermedades de transmisión sexual y los
embarazos adolescentes.

Evitar las adicciones: están relacionadas con la autoestima negativa y la falta de proyectos.
Además, hay que considerar tanto las adicciones clásicas (drogas y alcohol) como aquellas cuyo
peligro viene dado por su mala utilización y abuso (por ejemplo, los sistemas de relación a través
de Internet). Para abordar las adicciones se recomiendan las siguientes intervenciones:

 Informar claramente de la realidad manejando datos objetivos.

 Exponer previamente los argumentos opuestos.

 Propiciar un diálogo implicativo donde manifiesten sus dudas, problemas,

inconvenientes…

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 Educación de la motivación y el esfuerzo
La falta de motivación y esfuerzo está relacionada directamente con los resultados escolares y
con muchos problemas que ocurren en el aula. Cuando el alumnado no se implica en las tareas
puede canalizar su energía hacia otro tipo de actividades que afectan al clima de trabajo y a la
convivencia; o, por el contrario, aunque no muestren problemas de disciplina, pueden generar
un sentimiento de insatisfacción en todos los responsables implicados.

Esta área está vinculada con la orientación en los procesos de enseñanza-aprendizaje, con el
desarrollo de técnicas y hábitos de estudio; es decir, con el perfeccionamiento de habilidades
para aprender a aprender que incrementan en los alumnos los conocimientos, procedimientos
y actitudes que contribuyen al éxito académico.

Como tutores, buscamos promover la motivación y el esfuerzo como una capacidad para
generar implicación ante diversas circunstancias. A continuación, se vuelven a plantear cinco
objetivos con sus posibles intervenciones:

Favorecer el sentimiento de competencia para aprender: la sensación de sentirse competente

es un factor decisivo en la motivación de muchos alumnos y alumnas por el estudio con lo que,
para enseñar a organizar el trabajo (tiempo, espacio, material) es recomendable:

 Disponer en el aula de calendario y horarios.

 Temporalizar el desarrollo de los temas.

 Favorecer el uso de la agenda.

 Controlar el estudio para que no lo dejen para el final.

 Favorecer que el proceso de estudio quede materializado en un cuaderno y reformularlo

como una tarea igual que los “deberes”.

Promover la actitud de interés y funcionalidad de los temas escolares: el alumnado tiene que
ser consciente de los aspectos que determinan su interés y de las estrategias o recursos que
puede utilizar para interesarse por los temas escolares y, para ello, el tutor puede:

 Organizar proyectos para intervenir en el barrio.

 Realizar campañas de concienciación.

 Organizar una exposición.

Favorecer una visión sobre los profesores como personas que les ayudan. Para ello se
recomienda:

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  Establecer canales para entablar una relación satisfactoria con los profesores y
profesoras y que se sientan cómodos pidiendo ayuda, que puedan reclamar cualquier
asunto con causa justificada y con respeto, así como demostrar interés.

 Para tener una buena relación personal: leer sus informes, expedientes, cuestionarios;
hablar con el alumnado individualmente; comentar informalmente cuestiones no
académicas; esperar buenas actuaciones; exigir no conformarse con poco.

Ayudar a tolerar la frustración, superar problemas y demorar recompensas: la vivencia de estas

emociones, con ayuda y dirección, constituye una buena experiencia de formación personal.
Para enseñar a superar dificultades se recomienda:

 Mostrar cómo nos enfrentamos nosotros mismos a un problema o dificultad.

 Hacer ver la capacidad que ellos tienen para realizar las cosas ante los bloqueos en el
estudio.

 Utilizar estrategias como dividir el trabajo en partes.

 Comenzar por lo más fácil.

Crear hábito de trabajo con dedicación estratégica inteligente mediante las siguientes
estrategias (en coordinación con los profesores de las materias):

 Realizar esquemas para algunos datos.

 Confeccionar resúmenes para dar una amplia información.

 Utilizar mapas conceptuales para relacionar ideas.

 Aportar palabras anclas para evocar el contenido de cada párrafo.

Orientación académica y profesional

Esta área de la acción tutorial persigue que el alumnado desarrolle conductas vocacionales y
capacidades sociales con la finalidad de prepararle para la definición de un proyecto de carrera
que desemboque en su inserción profesional. Esta área de intervención se relaciona
fundamentalmente con “enseñar a tomar decisiones” y, por tanto, “enseñar para afrontar
adecuadamente las transiciones”, especialmente durante la transición a la vida activa.

A medida que avanza en la educación secundaria, los alumnos y alumnas tienen que elegir entre
distintas alternativas. En los primeros cursos, se trata de alguna asignatura optativa, más delante
de algún grupo de materias y, al final, deben optar por los distintos tipos de estudio o trabajo.

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 Estas decisiones son importantes para ellos ya que cada opción supone la creación de nuevas
posibilidades y la exclusión de otras. Para poder decidir, es importante que el estudiante sepa
lo que quiere y lo que puede hacer en la vida. Por tanto, desde el comienzo de la educación
escolar, debe enseñarse al alumnado a realizar procesos de decisión cada vez más maduros y
comprometidos y, en este sentido, la función del tutor será trascendental en todo este proceso
al ser el que mejor conoce al alumnado y puede enseñarle a valorar la adecuación de sus
intereses, motivaciones, rendimiento y esfuerzo con las exigencias académicas y profesionales.

El plan de orientación académica profesional diseña actividades encaminadas a que, por un lado,
los alumnos y alumnas conozcan la oferta educativa y profesional; y, por otro lado, aprendan a
decidir. Es importante plantear el plan de orientación como un proyecto progresivo para
aprender a delimitar pequeños objetivos y a cumplirlos, y así desarrollar la motivación y la
responsabilidad. Esta progresión incluye varias actuaciones:

 Una pedagogía general del contrato donde se enseñe a los alumnos y alumnas a diseñar
y cumplir compromisos de diversa naturaleza, tanto para trabajar la disciplina (llegar
pronto, no molestar en clase) como para realizar tareas básicas (deberes, traer el
material…).

 Implicación de los alumnos y alumnas mayores en la presentación de las características

de las nuevas enseñanzas. Por ejemplo:
o Estudiantes de 1º de ESO que van a los colegios para dar a conocer a los alumnos
de 6º de Primaria cómo es la vida en los institutos.
o Alumnos de 4º de ESO que hablan a los de 3º sobre las asignaturas obligatorias
y las optativas.
o Alumnos de bachillerato que van a 4º de ESO para exponer cómo son las
exigencias académicas del nuevo ciclo y las distintas opciones que éste ofrece.
o Alumnos de formación profesional que van a 4º de Eso y bachillerato para
presentar los ciclos formativos, el tipo de enseñanza, sus expectativas, las
diferencias con la enseñanza obligatoria, etc.

 Implicación de padres, madres, profesionales y antiguos alumnos en la presentación de

distintas opciones de vida adulta.

Los objetivos prioritarios y sus consiguientes intervenciones son las siguientes:

Promover el autoconocimiento de sus intereses, valores y aptitudes, y que así puedan

reflexionar sobre sus motivaciones, su situación académica, aspectos familiares y relaciones
sociales. Para promover el autoconocimiento se recomienda:

 Realizar entrevistas y cuestionarios.

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  Estudiar el historial académico.

Enseñar a acceder a la información de las oportunidades académicas y profesionales mediante

las siguientes actuaciones:

 Mostrar las posibilidades de Internet y enseñar a contrastar la información.

 Conocer otros centros de formación.

 Visitar centros de trabajo.

 Mostrar las conexiones y la reversibilidad de los itinerarios (esto contribuye a reducir la

tensión e incertidumbre).

Tomar conciencia de la relevancia de las decisiones y de la necesidad de responder a las

mismas de un modo planificado. Para enseñar a seguir un proceso sistemático se puede:

 Mostrar guías y heurísticos para tomar decisiones.

 Practicar el procedimiento con distintas posibilidades.

Desenmascarar los estereotipos sociales que condicionan las decisiones profesionales (de
género, de estatus económico y social o de moda). Para concienciar sobre la manera en que
estamos mediatizados por los estereotipos sociales se recomienda:

 Plantear encuestas, cuestionarios o diálogos sobre la conveniencia de ciertos estudios

para chicos y otros para chicas.

 Conocer las profesiones mejor consideradas socialmente.

 Estar al corriente de las demandas de estudios que están de moda.

Promover la participación de los padres, madres y compañeros en el proceso y en la decisión

del alumnado. Para ello se puede:

 Plantear encuestas o entrevistas sobre valores en el trabajo.

 Determinar los condicionantes de decisiones tomadas.

 Dilucidar las expectativas que se tienen sobre las posibilidades de los estudiantes.

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 5. Elaboración, desarrollo y evaluación de la acción
tutorial
5.1. Elaboración

La tutoría y su sistematización a través del Plan de Acción Tutorial (PAT), debe ser planificada en
los diferentes niveles de actuación, que según Benito (2018) son los siguientes:

 Centro: en este primer nivel se diseñan las líneas generales de acción tutorial para un
centro educativo concreto a través del Proyecto Educativo del Centro y el Plan de Acción
Tutorial. El responsable en este nivel es el equipo directivo, y colaboran con él el
profesorado, la unidad o Departamento de Orientación, los tutores y tutoras, y las
familias.

 Etapa: en este segundo nivel se concretan las actuaciones relacionadas con la acción
tutorial en cada etapa educativa teniendo como referente los planteamientos y
principios generales del PAT. Los responsables de este nivel son los tutores de la etapa,
con la colaboración del profesorado de la etapa y la unidad o Departamento de
Orientación.

 Ciclo: en este tercer nivel se concreta la acción tutorial para cada ciclo educativo. Los
responsables son los tutores de cada ciclo, con la colaboración del profesorado del
grupo-clase y la unidad o Departamento de Orientación.

 Curso: en este cuarto nivel se lleva a cabo el ajuste y concreción de las actividades y
actuaciones de acción tutorial al curso y característica del grupo-clase. El responsable es
el tutor del grupo-clase, en colaboración con el profesorado del grupo-clase y la unidad
o Departamento de Orientación.

 Alumnado: en este quinto nivel se busca adaptar la acción tutorial a cada uno de los
alumnos y alumnas de un grupo-clase. El responsable es el tutor del grupo-clase, en
colaboración con el profesorado del grupo-clase y la unidad o Departamento de
Orientación.
Debido a la existencia de múltiples niveles, la acción tutorial requiere de un modelo organizativo
en el que se expliciten unos objetivos a partir del análisis del contexto y que se programen, para
su consecución, actuaciones concretas, se diseñen estrategias específicas y se organicen los
espacios y los tiempos en que se desarrollará lo planificado. Asimismo, según Río y Martínez
(2007), la planificación de la acción tutorial debe fundamentarse en los siguientes principios:

 Evaluativo: basada en las necesidades de los destinatarios.

 De prevención: atiende proactivamente al alumnado y contexto.

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  De desarrollo: dirigido a todo el alumnado y adecuándose a las características de su
etapa evolutiva.

 De intervención social.

Además, la acción tutorial debe partir de las siguientes premisas:

 Individualización de los propósitos educativos: cada alumno y alumna parte con

competencias personales diferentes y, por tanto, la ayuda que necesite cada uno
variará. Por ello, es importante ajustar la ayuda y el nivel de los objetivos de la tutoría
en función del alumno o alumna con el que estemos trabajando.

 Intervención para dar consecuencia al comportamiento: hacer vivir las consecuencias

naturales y adecuadas de los malos comportamientos es una postura muy educativa y,
además:
o El recurso básico que manejamos los educadores es dar curso a una
consecuencia. Cuando el mal comportamiento afecta a otras personas, la
consecuencia debe suponer una reparación del daño.
o Es imprescindible que las consecuencias sean conocidas de antemano por el
alumno y que no cambien en función del estado de ánimo de los educadores.
o Es importante que haya un traspaso progresivo del control al alumno y no que
se limite a pensar que su comportamiento es solo el resultado de la exigencia al
que está siendo sometido.

 Intervención en las ideas y sentimientos para promover su implicación: para que el

alumno vea la necesidad de un cambio o la conveniencia de incorporar nuevas
habilidades sociales, puede resultar imprescindible provocar un conflicto emocional
donde sienta como una incomodad la situación actual.
o Es necesario romper con la dinámica mal comportamiento-castigo-idea
negativa.
o El alumno o alumna tiene que ver que pensamos que puede cambiar porque
dispone de elementos positivos.
o Los comentarios positivos favorecer el compromiso personal y vinculan al
alumno y al profesor.
El Plan de Acción Tutorial (PAT) constituye, según Benito (2018) la respuesta que, de modo
sistemático e intencional, realiza un centro para definir el marco de actuación de la orientación
y la tutoría. Se trata de un documento en el que se planifica la organización y las líneas
prioritarias de funcionamiento de la acción tutorial y orientadora del centro. Es decir, es el
documento a través del cual se concreta la tarea que para cada grupo-clase y cada alumno y

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 alumna debe desarrollar el tutor, contando con la implicación del orientador, del equipo
educativo y las familias. El PAT debe reunir las siguientes características (Benito, 2018):

 Concreto y sistematizado, con una estructura y organización clara.

 Consensuado y basado en el trabajo en equipo: debe estar elaborado y ser

implementado conjuntamente por todos los agentes educativos implicados y facilitando
la participación y responsabilidad de toda la comunidad educativa.

 Contextualizado: debe adaptarse a una realidad concreta, a las características y

necesidades del alumnado, al ambiente sociocultural, a la idiosincrasia del profesorado,
a los recursos personales, materiales y organizativos disponibles.

 Integrado en el currículum.

 Flexible y abierto.

 Evaluable: se busca obtener información para mejorar la acción tutorial.

 Global e integral: debe incidir en todos los sectores de la comunidad educativa.

 Viable y práctico.

 Institucionalizado: debe ser asumido por el centro y ser tomado como algo propio.

Aunque cada centro educativo debe elaborar su propio Plan, el contenido mínimo debe
contemplar los siguientes contenidos:

 Justificación: razones que fundamentan el diseño y desarrollo de un programa en un

centro específico.

 Objetivos generales y específicos para cada una de las diferentes etapas y enseñanzas
que se imparten en el Centro. También se deben marcar objetivos generales en relación
con la orientación y acción tutorial; y específicos en relación con los alumnos
(individualmente y en grupo), al profesorado y a las familias.

 Criterios generales a los que se ajustarán las intervenciones relacionadas con la atención
grupal e individualizada al alumnado.

 Descripción de los procedimientos que utilizarán para recoger y organizar los datos
académicos y personales de cada alumno y la comunicación con las familias. Debe
contener las actividades programadas incluyendo la acogida del alumnado de nuevo
ingreso y alumnado con necesidades educativas especiales (NEE) y necesidades de
enseñanza y aprendizaje especiales, el cambio de etapas entre cursos.

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  Recursos: medios que estarán disponibles para llevar a la práctica las actividades y lograr
los objetivos.

 Organización de recursos, espacios y tiempos: incluye la organización interna y externa

de tutores, profesores y departamento de orientación, así como la periodicidad de las
reuniones.

 Sistema de coordinación entre los tutores de los distintos grupos.

 Distribución de responsabilidades de los distintos miembros del equipo en relación con

el desarrollo de la tutoría.

 Manera en que se realizará el seguimiento y la evaluación de la acción tutorial:

conductas a través de las cuales se observa el grado y modo de desarrollo de los
diferentes contenidos.
En cuanto a la atención a la atención a la diversidad, según Expósito (2014) en el PAT se debe
concretar cómo el tutor o tutora debe identificar las necesidades educativas del alumnado;
colaborar en la toma de decisiones sobre la modalidad de escolarización; organizar la respuesta
desde el punto de vista curricular; organizar los apoyos y los recursos especiales; fomentar la
coordinación y la colaboración de todos los implicados en la educación; llevar el seguimiento de
los alumnos y alumnas; y evaluar la respuesta educativa.

5.2. Ejecución

Los tutores pueden emplear diversas técnicas e instrumentos en la práctica tutorial, las cuales
pueden servir para promover la motivación, la mejora de las relaciones y la convivencia escolar,
la prevención de la conflictividad, el fomento de actitudes de cooperación y tolerancia dentro
del grupo, entre otros. Estas técnicas deben escogerse en función de los objetivos a alcanzar y
contemplando variables como la edad, la madurez, el tamaño del grupo o los espacios y recursos
disponibles.

Pese a que la diversidad de enfoques de la tutoría será enriquecedora para el alumnado, es

importante que el tutor o tutora cumpla y adopte las siguientes recomendaciones para la
planificación de la acción tutorial:

 Debe ser abierta y flexible: una planificación muy rígida puede apartar cuestiones que
van surgiendo en la dinámica del grupo o de lo que acontece en la sociedad.

 Los contenidos de la hora de tutoría requieren en gran medida implicación en el tema,

y esto es más fácil de abordar si partimos de conflictos actuales o problemas surgidos
que hagan necesaria la reflexión y la acción.

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  Las clásicas fichas de tutoría solo pueden tener utilidad si se incluyen dentro de un
desarrollo metodológico vivencial, dinámico y participativo.

 Cualquier actividad de tutoría debe adaptarse al grupo y a los alumnos y alumnas

particulares.

 Existen diferentes niveles de desarrollo de las competencias afectivas, sociales o

motivacionales, debido a que el alumnado ha tenido situaciones familiares distintas para
formarse o le es más fácil adquirirlas espontáneamente.

 El tutor o tutora debe seleccionar actividades en función de las características del grupo
y, sobre todo, de sus preferencias, valores y posibilidades personales.

5.3. Evaluación

La evaluación la coordina el orientador conforme a los objetivos establecidos en el proyecto de

acción tutorial, e implica a todo el profesorado. A su vez, Debe recoger los aspectos objetivos y
cuantitativos (número de reuniones, programas llevados a cabo, participación de agentes
educativos externos, etc.) y también los aspectos más subjetivos y cualitativos (satisfacción de
los implicados, percepción de participación, colaboración, formación adquirida, etc.).

En Educación Secundaria Obligatoria las propuestas de organización de la práctica tutorial son

elaboradas por el Departamento de Orientación (DO), de acuerdo con los criterios establecidos
por el Claustro, considerando las aportaciones de los tutores y equipo educativo, así como las
directrices establecidas por la Comisión de Coordinación Pedagógica (CCP). Esta propuesta se
eleva a la CCP para su discusión y posterior inclusión en la Programación Curricular, que será
aprobada por el Claustro y se integrará en el Proyecto Educativo. Por otra parte, el jefe de
estudios coordina y dirige la acción de los tutores, con la colaboración del DO y de acuerdo con
el Plan de Orientación Académica y Profesional y el PAT. Al final del curso, el DO eleva al consejo
escolar una memoria sobre el funcionamiento del PAT, tras haber sido evaluada por el claustro
la acción tutorial según el Plan de evaluación propuesto por la CCP (Benito, 2018).

En cuanto a los procedimientos que normalmente se utilizan en la evaluación, destacamos:

 Observación y análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje de los alumnos y

alumnas de manera individual y grupal.

 Cuestionarios: permiten una reflexión estructurada y la posibilidad de mantener el

anonimato.

 Reuniones: son más útiles para establecer el diálogo, la discusión y compartir al instante
las ideas.

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 En los distintos tipos de programas o en las diferentes dimensiones orientadoras es conveniente
reparar tanto en los aspectos positivos como en las cuestiones que han sido menos
satisfactorias, y procurar concretar propuestas de mejora.

6. Estrategias, técnicas e instrumentos para la tutoría

A continuación, exponemos algunas de las estrategias, técnicas e instrumentos más usuales en
la práctica tutorial. Cuando el alumnado es el destinatario principal de la tutoría (individual o
grupal) podemos recurrir a:

 La observación: es una de las técnicas más utilizadas para la recogida de datos de los
alumnos (actitudes, aptitudes, intereses, personalidad, etc.) en su entorno habitual.
Podemos distinguir entre observación directa e indirecta. A continuación, mencionamos
algunos de los instrumentos más habituales que se emplean en cada tipo de
observación.
o Observación directa:
 Registros anecdóticos o de incidencias: se anotan y describen hechos
significativos o comportamientos de los alumnos en determinadas
situaciones.
 Listas de control o check-list: muestran distintos componentes o
características de una conducta, habilidades, rasgos o dimensión del
aprendizaje.
 Escalas de estimación, calificación o de valoración (cuantitativa o
cualitativa) para valorar si el alumno posee los componentes de una
conducta, rasgos o dimensión de aprendizaje.
o Observación indirecta:
 Registros acumulativos o portafolios: reúne información, materiales y
documentación significativa de los alumnos y alumnas en relación a su
trayectoria escolar y personal.
 Cuadernos de clase: recopilación de información a través de la revisión
de los trabajos y actividades realizadas en el cuaderno del alumno.
 Cuadernos de tutoría: registra la evolución, dificultades, logros,
incidencias, etc. de cada alumno a lo largo del curso.
 Escalas de actitudes: ayudan a conocer el grado en que se da una actitud
en relación a cuestiones concretas de un alumno o alumna.

 La encuesta: es una técnica de recogida de información cuya finalidad es averiguar

estados de opinión u obtener diversas cuestiones de una muestra representativa de la
población (alumnos o familias de un grupo-clase o de todo el alumnado del centro). El
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 instrumento más utilizado es el cuestionario, los cuales pueden ser abiertos (las
respuestas pueden ser redactadas por el encuestado), cerrados (debiendo marcar una
respuesta entre varias predefinidas) o mixtos. Además, según la finalidad del
cuestionario, pueden ser descriptivos (tratan de definir una situación a estudiar) o
explicativos (analizan el origen de determinadas situaciones).

 La entrevista: técnica para obtener información en el ejercicio de la acción tutorial y

orientadora. Generalmente persigue recabar información, dar solución a algún
problema y/o aconsejar a los alumnos.

 El sociograma o test sociométrico: técnica que analiza las relaciones intergrupales

socioafectivas que existen en el grupo, utilizando las elecciones rechazos, expectativas
de elección y de rechazo de cada alumno en relación a sus compañeros y compañeras.
Esta técnica consiste, por tanto, en pedir a los miembros de un grupo que señalen a los
compañeros y compañeras que elegirían o no para determinadas cuestiones, con el
objetivo de describir la estructura interna del grupo.

 Tutoría por pares o entre iguales (peer tutoring): método de aprendizaje cooperativo
basado en la creación de parejas de alumnos en donde uno es el tutor y otro el tutorado.
Una de las principales ventajas es que ofrece la oportunidad del aprendizaje en las
dimensiones cognitiva, metacognitiva y psicoafectiva tanto para el que actúa de tutor
como para el tutorado.

 Técnicas de dinámica de grupo:

o Asamblea: reunión de todo el grupo para tratar un tema determinado mediando
el diálogo sobre el mismo y la toma de decisiones sobre alguna cuestión, o
reflexionar sobre esa cuestión concreta.
o Role-playing: representación de dos o más personas de una situación de la vida
real en la cual deben actuar asumiendo diferentes roles con la finalidad de que
puedan comprender un hecho.
o Torbellino de ideas: el grupo proporciona el mayor número posible de ideas
sobre un tema o problema indicado.
o Phillips 6x6: la clase se divide en grupos de 6 alumnos y éstos deben dar solución
a un problema planteado por el tutor y, posteriormente, tienen que llegar a una
conclusión final entre todo el grupo-clase.
o Tutoría en pequeños grupos: el tutor organiza grupos reducidos de alumnos
para trabajar conjuntamente sobre algún tema especialmente relacionado con
el desarrollo personal y académico de los integrantes. El tutor actúa como
facilitador de la interacción entre los estudiantes que se ayudan entre ellos,
escuchándose a sí mismos y a los demás, obteniendo una retroalimentación
formativa.
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 Por otro lado, es importante ser conscientes de que en la educación secundaria nos enfrentamos
a un alumnado cada vez más diverso, con dificultades de aprendizaje y lenguaje, con dificultades
de adaptación, con altas capacidades, con necesidades derivadas de situaciones socioculturales
desfavorecedoras y alumnado de nueva incorporación a los sistemas educativos o incorporación
tardía. Por ello, tal y como sostiene Justel (2017), la acción tutorial ha de atender y anticiparse
a las dificultades que pueda encontrarse el alumnado en su adaptación, en su aprendizaje, en
su vida como persona y como estudiante, a través de diferentes medidas de atención a la
diversidad como las siguientes que propone la autora:

 Solución cooperativa de conflictos/problemas: abordar el comportamiento inadecuado

en el aula a través de consensuar reglas claras en el aula para todos y aplicar refuerzos
positivos y negativos cooperativamente.

 Agrupamientos heterogéneos para respetar las diferencias y evitar la marginación a

través de una atención personalizada.

Cuando el profesorado es el destinatario principal de la acción tutoría lo que se persigue es

alcanzar una colaboración óptima entre el mismo. Para ello se recurren a las siguientes acciones:

 Reunión de coordinación entre tutores: se deben celebrar periódicamente con el

objetivo de poner en común las actividades y estrategias recogidas en el PAT y realizar
un seguimiento individual de cada alumno y alumna, y del grupo en general. Asimismo,
sirve para analizar cómo se han desarrollado las actividades realizadas en las sesiones
de tutoría de la semana anterior.

 Reunión de los tutores con órganos colegiados (Consejo y Claustro), de coordinación

docente (Equipos de ciclo, Comisión de Coordinación Pedagógica, tutores y Junta de
Profesores) y Equipo Directivo para abordar las decisiones organizativas sobre la tutoría.
En relación con las familias y el entorno, la acción tutorial buscar fomentar la interacción
escuela-padres-madres-sociedad. Para ello, en las dinámicas de interacción con las familias
contamos con las siguientes estrategias:

 Familias en el aula: consiste en que las familias observen qué hacen sus hijos, cómo se
relacionan con otros compañeros y compañeras, cómo participan en talleres, etc. y
posteriormente dialoguen conjuntamente con los tutores sobre la educación de sus
hijos e hijas.

 Talleres conjuntos familias-tutores: pueden servir para construir materiales para las
actividades escolares.

 Reuniones informales familias-tutores: su función esencial es la de comunicar las

diversas cuestiones tanto organizativas como pedagógicas y además, según Escaño
(2010) sirven para:

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 o Informar sobre el previsible desarrollo del curso, horarios y calendarios de
evaluaciones, sus funciones como tutor y los objetivos que prioriza para el curso
(relaciones entre compañeros, respeto al profesorado, organización del
estudio…).
o Insistir sobre la importancia de las normas de convivencia y los hábitos de
trabajo y estudio, tanto en clase como en casa, ya que los padres deben conocer
las normas generales del centro y las específicas para el grupo.
o Ofrecer pautas sobre la comunicación habitual: uso de la agenda, cómo justificar
las faltas, autorizaciones, etc. También informa sobre su horario de visitas y la
manera de concertar entrevistas personales. Es recomendable que cada tutor
ofrezca datos sobre la utilización y posibilidades de la agenda escolar,
adecuándola a los alumnos y a su disponibilidad.
o Abrir la comunicación a otros departamentos del centro (departamento de
orientación, jefatura de estudios y dirección del centro) e informa sobre las
funciones de cada uno y para qué cuestiones pueden solicitar una entrevista.
o Informar sobre las características del grupo clase, primeras impresiones sobre
la actitud del alumnado y se aportan sugerencias para retomar el tema en casa
(reforzando los aspectos positivos y promoviendo cambios en los negativos).

 Asamblea de madres y padres de aula o nivel: órgano de participación en donde las

familias se reúnen a principio de cursos y tantas veces como consideren necesario.

 Presencia de profesionales, no docentes, en las actividades de aula: podemos recurrir

a talleres multidisciplinares o instrumentales dentro o fuera del centro educativo.

 Reuniones con grupos de padres: encuentros organizados sobre temáticas concretas

que pueden dirigirse a ámbitos diversos.

 Entrevistas individuales: tienen diversos objetivos sobre el alumnado (valorar el

rendimiento académico o problemas de disciplina, intercambiar opiniones sobre el
desarrollo del estudiante…) y conviene tener en cuenta los siguientes aspectos:
o Son imprescindibles si existe un problema, pero también son una buena medida
educativa, aunque el alumnado vaya bien.
o Es responsabilidad del tutor o tutora convocar la entrevista en cuanto surja un
motivo (aunque es habitual que los padres y madres lo soliciten cuando el
problema se presente, como profesionales no podemos delegar esta iniciativa
en la familia).
o En tanto representantes del centro escolar, tenemos la responsabilidad de
tomar alguna medida de acuerdo con la institución a la que representamos.

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 o Debe cumplir unos requisitos mínimos para lograr sus objetivos:
 Plantearla como una colaboración: se trata de un proceso donde se van
a intercambiar información y opiniones (la perspectiva del tutor es un
valioso recurso, pero es importante que éste reconozca el
protagonismo de los padres y madres en el ámbito familiar).
 Orden y claridad en el diálogo: se debe clarificar el problema, valorar
opciones y establecer un plan de acción. Esto requiere un tiempo de
preparación, una reflexión previa y recabar información del equipo
docente.
 Evitar una actitud enjuiciadora y reprimir un afán de información
exagerado (estilo detectivesco) que transmita la sensación de que nos
consideramos los únicos capacitados para opinar y decidir.

7. Conclusión
En conclusión, en el nuevo escenario de la educación secundaria se debe garantizar al alumnado
una formación que le permita afrontar adecuadamente sus procesos de aprendizaje, su
diversidad e inclusión, las opciones educativas y laborales, sus tomas de decisiones; en
definitiva, que le ayude a concretar su proyecto personal y profesional y le facilite un desarrollo
integral que le prepare para la vida (Justel, 2017).

En esta compleja realidad es donde la orientación y la tutoría se convierten en un valor añadido

en el desarrollo integral del estudiante y en la mejora de la propia institución educativa, como
agentes de cambio y estimuladores de un entorno facilitador que ayuden a resolver cualquier
tipo de situación que pueda estar interfiriendo el proceso formativo del alumnado. Para ello, la
tutoría ha de ser un elemento nuclear de la práctica docente y asumida por los diferentes
agentes educativos, a través de una acción coordinada, continua y sistemática.

8. Mapa conceptual

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 La tutoría

Contextos y áreas de Estrategias, técnicas e

La acción tutorial Implementación
intervención instrumentos

Conceptualización de la
Contextos de acción Elaboración
acción tutorial

Marco legal Áreas de intervención Ejecución

Evaluación

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 9. Conecta con el aula
A la hora de plantearnos el espacio de tutoría como docentes, ya hemos visto algunas de los
principios rectores y herramientas que podemos utilizar en la construcción de este espacio. A
continuación, veremos algunas indicaciones generales que podrán ayudarnos a pensar en cada
una de las sesiones de tutoría.

 Es imprescindible empezar pensando en el objetivo de la tutoría en general y de cada

una de las sesiones en particular. Estos objetivos serán los que nos guiarán y
estructurarán cada una de las sesiones. Es importante que estos objetivos cumplan tres
requisitos:
o Ser medibles. Debes ser capaz de evaluar al final de la sesión si los alumnos lo
han conseguido. Un ejemplo de objetivo no medible es: “Los alumnos entienden
lo que es la convivencia”. Un ejemplo de objetivo medible es: “Los alumnos
trabajan en equipos heterogéneos y finalizan la actividad”. En el primer caso
será muy difícil saber qué entienden exactamente los alumnos. En el segundo,
en el propio objetivo queda claro lo que tienen que hacer para cumplir con el
objetivo.
o Ser claros. No debe caber ninguna duda sobre a qué se refiere el objetivo. Un
ejemplo de objetivo que no es claro es: “Los alumnos incorporan el valor de la
convivencia”. Un objetivo que es claro es “Los alumnos emplean las estrategias
de resolución de conflictos compartidas en clase”. En el primer caso habría que
resolver muchas preguntas para que se entienda el objetivo (¿qué es la
convivencia? ¿cómo sabemos si estamos conviviendo como se espera?). En el
segundo caso está claro qué hay que hacer para cumplir el objetivo.
o Ser comunicables. Los alumnos deben ser capaces de entender lo que se espera
de ellos leyendo el objetivo.

 Debemos tener en mente desde el principio cómo vamos a evaluar si los alumnos y
alumnas han cumplido con los objetivos previstos. En el caso de que los objetivos estén
bien planteados esto resultará sencillo. Por ejemplo, en el caso del objetivo que antes
planteábamos “Los alumnos emplean las estrategias de resolución de conflictos
compartidas en clase”, sería suficiente con contabilizar las veces que se han empleado
las herramientas de resolución de conflictos trabajadas en el aula para saber si se está
cumpliendo el objetivo.

 Las sesiones y las actividades que se planteen en cada sesión deben estar alineadas
tanto con el objetivo como con la evaluación de los mismos. Una vez que tenemos
claros los objetivos y la manera de medir el grado de consecución, no tendremos más
que plantear actividades que permitan al alumnado entender lo que queremos que
hagan y practicar para implementarlo. Si pensamos en las actividades como una manera

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 de llegar preparados a la evaluación, y por tanto a la consecución de los objetivos,
tendremos una sesión alineada.

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 10. Bibliografía
Álvarez, M., & Bisquerra, R. (1996). Manual de orientación y tutoría. Barcelona: Praxis.

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