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No.

9 Junio 2022
INTRODUCCIÓN

Cadáver predilecto Ensayo


Me caigo a pedazos 02 Los Zombies en la Historia 45 Todo empezó con una mordida.
La versión de los muertos En el Cine l mundo entero empezó cuando nos go-
Beso pútrido 07 bernó el caos y sí, fue cuando un humano
Los Zombies en el Cine 49 perdió su humanidad y se dejó llevar por
Ella 13
Monstruos: 17 la locura, decidiendo así morder a otro. El
Fauces abiertas 19 La Muerte ilustrada virus se expandió como un grito de deses-
La peste 22 peración haciéndose paso entre una multitud, así
Más que la sangre Relación Zombie
26 05
fue: fuerte y doloroso.
Cambia rostros El Reportaje
30 13
Refugio Romper en Caso de Zombies
33 21
Amor Muerto Zenobia 36 25 La mordida llegó hasta el cerebro de la población
Casi humana Xodó Sempiterno
39 29 y nos infectó con ideas de anarquía, nos abrió
They Won’t stay Dead 32 los ojos al mundo justo cuando este ya estaba a
Zombies Modernos punto de morir, así que aprendimos a vivir en la
Versos Pútridos 40
desolación, nos volvimos muertos vivientes que
Estar Muerto no es una
Cadáver mal sepultado 41 Justificación Médica 49 aguantan radiación, químicos tóxicos en el aire y
En putrefacción 43 que bailan con los huesos contaminados.

Una mordida nos llevó a una transformación, a


ser monstruos que se niegan a morir del todo,
monstruos que se comen entre sí para sobrevivir
y que sienten, pero prefieren fingir que no.

Hoy, en la Morgue, le damos un espacio a todos


los zombies que deambulan por la tierra en bús-
queda de un descanso, o al menos de una mordi-
da más fresca.

Consejo editorial Portada www.rigormortisrevista.com Recorre las páginas con cuidado, no nos hace-
La Chica llamada Cuervo Axel Contreras rigormortisrevista@gmail.com
mos responsables de infecciones, gangrena y
María Jagan eventual pérdida de miembros.
Ilustración
Diseño editorial Ana Argüelles /RigorMortisRevista
Nekane LQD Anne DSK /RigorMortisRevista
Idu Julián Axel Contreras
Idu Julián /El_Rigor_Mortis
03
02
CADÁVER PREDILECTO

Autor: ALDEBARÁN DE CANIS


Ilustradora: ANA ARGUELLES

l fin del mundo ha llegado sin apenas yo por la ventana, cuando me di cuenta de que esos
darme cuenta. Desperté, después de una no- sonidos no provenían de mi cabeza, ni de mi cuer-
che agitada, víctima de los efectos del licor, po, sino del caos que se desenvolvía en la ciudad
derrumbado en medio de un charco espeso bajo un cielo color ceniza, ese sonido que tonta-
de orina y vómito, en la tercera planta de mente asemejaba al de unas maracas, era el motor
un edificio que me es desconocido. Mi ropa de las avionetas del ejército, y esos gruñidos, que
estaba hecha jirones. Mi olor es pestilente, y estoy tontamente creí que eran mis tripas reprochándo-
tan pegajoso, tan lleno de suciedad, que apenas si me por el exceso de alcohol, eran los gruñidos de
me daban ánimos de moverme de donde estaba. Me los miles de muertos vivientes que caminan por la
sentía terriblemente adolorido. Tengo en el cuerpo ciudad sin objetivo alguno más allá de saciar su
unas heridas que se observan demasiado profusas, hambre por la carne humana.
más no sé si graves o delicadas, que, curiosamente, A lo contrario de lo que podría pensarse al ima-
no sangran, sino que están embadurnadas en costra ginarme en tal situación, no sentí miedo ni pánico
y sangre coagulada. El palpitar de mi cabeza no alguno. Cuando miré ese escenario de muerte, es-
ayuda en nada para mejorar la situación. Al princi- taba perplejo por al cambio abrupto que dio lugar
pio, estaba desorientado, intentando buscar en mis en esa aburrida ciudad donde los burócratas y la
caóticos pensamientos el cómo llegué a este lugar, muchedumbre arrogante antes se paseaba en un
mirando a mi alrededor para encontrar respuesta a flujo continuo que creí que nunca se desvanecería.
mis interrogantes. El mundo había cambiado de canal, y vi asombra-
No sabía si aún era de noche o si ya había ama- do que había algo nuevo que ver en la gran pantalla Como he dicho ya, no tenía miedo. La situación me hacía gracia.
necido. La habitación estaba desolada, casi en pe- del mundo. Porque esa mañana solo caminaban los Pero el acto de reír no despertó en mí en ningún momento. Solo que-
numbra. Aquí dentro creí escuchar los gruñidos de muertos. ¡Y cómo caminaban! Sus pies se arrastra- ría que el dolor de cabeza cesara. Creo que aún me encuentro bajo
mi cuerpo adolorido y los gritos que daba mi ca- ban por sí solos, como burlándose del andar des- los efectos del alcohol, o bajos los efectos de alguna droga alucinó-
beza, gritos que retumbaban dentro de mi cráneo pavorido de los seres humanos, en una comedia gena que ingerí sin darme cuenta; una idea que se sustenta por mis
como si alguien agitara unas maracas, burlándose del más divertido humor negro que se haya visto sentidos al percibir el olor químico que de mi cuerpo emana. Incluso
de mi situación. Pero no fue sino hasta que miré jamás. esperaba el momento en el que un unicornio descarnado apareciera
en escena.
04 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA MUERTE ILUSTRADA 05

Cuando me levanté del suelo, el dolor se convirtió en un entume-


cimiento del que apenas ahora me acuerdo. Al levantarme, el senti-
do de propiocepción me abandonó. No sentía mis articulaciones. Mi
propia anatomía parecía moverse por sí sola. Después, como ya he
recalcado, fui a la ventana, y luego de largas horas de contemplación,
me aparté de ella, estando más confuso de lo que estaba en un prin-
cipio. No sé cuántas horas pasaron mientras miraba el apocalipsis
a través de la ventana, pues el cielo ennegrecido es tan espeso, que
no se puede ver la luz del día, ni la luminiscencia de la noche. Aun
así, estaba seguro de que ya era el día siguiente, porque un hambre
enorme se apoderó de mí, y el gruñir de mis tripas ahora me exigía
alimento.
Sabía que tenía que buscar comida. Pero decidí primero intentar
quitarme la suciedad en mí embadurnada, así que fui al cuarto de
baño ubicado dentro de la habitación. Me dirigí a ese lugar con pasos
bamboleantes; aunque lo parecía, no sabría decir si estaba mareado;
no sentía nada; ni siquiera sentía mi respiración o el palpitar de mi
corazón.
Abrí la puerta y entré. Si de ese baño emanó fragancia alguna, yo
no la percibí. La oscuridad de adentro conjugaba perfectamente con
la penumbra cincelada que todo lo envuelve. Tanteé la pared hasta
encontrar el interruptor, y encendí la luz. Dentro había una tina de
baño, un váter limpio que se me hizo gracioso, un lavabo y... un es-
pejo. Mi reflejo es lo que ahora me tiene escribiendo esto. Porque,
cuando me vi en ese espejo, la alegría de vivir me resultó patética; y
ni aun así comprendo lo que acabo de ver hace unos momentos.
Soy un muerto viviente que escribe su testimonio mientras aún
puede usar la razón, si es que en verdad soy un zombi y no un loco
drogado que está alucinando. No sé si mis heridas, mi olor, mi as-
pecto y mi ausencia de sensaciones concluyan que soy un zombi o
un hombre bajo los efectos de alguna droga. Ya no importa. ¿Qué
diferencia hay entre ambas cosas? He decidido salir de aquí y que
el mundo decida a qué bando permanezco, si a los hombres locos
o a los muertos andantes. He de hacer una tertulia con aquellos que
puedan comprenderme, porque yo no me comprendo. Al menos, en
este momento, tengo algo en común con el mundo y sus habitantes:
yo también me caigo a pedazos. Mi piel se desprende y deja sobre la
hoja una mancha negruzca ¿O es la tinta de mi bolígrafo? Escucho
gritos afuera. He de salir.

RELACIÓN ZOMBIE I
-Mónica A. Montoya
06
07
LA MUERTE ILUSTRADA

Autor: JAVIER LOBO

engo una profesión un poco rara: mi nego- cada vez que el fiambre se tira un sonoro pedo tal y
cio es la muerte. como lo hiciera aún en vida.
A ver, me explico: vengo de una larga Los velatorios pueden ser lugares donde se pue-
estirpe de enterradores y, cuando los había, den ver cosas muy desagradables. Recuerdo una
verdugos. ocasión en la que el muerto comenzó a vomitar por
No sé cómo se las han apañado mis an- la boca una sustancia oscura y densa que se le res-
tepasados, pero el que no se dedicaba a echar pala- baló por la comisura de los labios hasta la almo-
das de sucia tierra sobre los muertos, se dedicaba hada, donde se comenzó a formar un charco de lo
a quitarle la vida a los vivos para poder enterrarlos más nauseabundo. A la viuda le dio un síncope de
luego. ver así a su difunto marido, montándose acto se-
De hecho, yo me he criado en un cementerio, guido la consiguiente tangana entre los familiares
entre ángeles de mármol, lápidas cubiertas de mus- para asistir a la mujer mientras servidor entraba en
go, hedores insoportables emanados de las entra- silencio en la cámara mortuoria y bajaba con disi-
ñas de la tierra, y las cenitales luces de los fuegos mulo la cortina para ocultar al expuesto.
fatuos iluminando el camposanto en lo más oscuro Al inclinarme sobre la cara me percaté que no
de la noche. había echado suficiente pegamento para sellar los
Luego, como no se me daban bien los estudios, labios, por lo que la acumulación de gases que se
hice una serie de cursos sobre taxidermia y necrop- comenzaba a formar en su interior estaba empuja-
sias, así como sobre necro-maquillaje. Es un arte do todo cuanto encontrase a su paso, y eso incluía
muy delicado. Manejar las brochas con gran peri- la sangre a medio digerir que aún quedaba en su
cia sobre esa piel que ya no está tan tersa, sino que estómago y que daba explicación al motivo del de-
más bien se ha tensado sobre los huesos toda vez ceso, a saber, un accidente vascular masivo en su
que el último aliento nos ha robado esos veintiocho aparato digestivo.
gramos que se pierden en el momento del deceso, Hablando en plata, le había estallado uno de los
para volver a dotar de vida a un montón de mate- vasos mayores del vientre y se había filtrado en
ria que se está descomponiendo con rapidez y que la cavidad abdominal hasta causar la muerte por
puede emitir tufos extremadamente desagradables exanguinación.

RELACIÓN ZOMBIE II
-Mónica A. Montoya
08 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 09

Fui al trastero, donde cogí la aspiradora y, tras cope en su domicilio, sola y casi olvidada por los caída al vacío hicieron el resto. Para cuando qui- da por encima de la mascarilla y parpadeo un par
separar con cuidado los marmóreos labios de mi suyos. Una mala caída por las escaleras del metro so gritar, su cuerpo ya se había convertido en una de veces para enfocar bien la mirada, pero no veo
cliente, le introduje el tubo por la boca hasta donde al manejar con torpeza las muletas tras una inopor- papilla sanguinolenta sobre la sucia acera que la nada. Solo el sudario de plástico asegurado en la
me dejó su gaznate y pulsé el botón de inicio con tuna fractura de fémur. Un yonky que se ha equi- aguardaba abajo para darle su beso de cemento. camilla con tiras resistentes, y el resto del vetusto
suavidad. Se escuchó un suave zumbido mientras vocado al mezclar los elementos que componen su Antes de irme, imprimí la cuartilla de despedida mobiliario de una joven nueva rica que vivió su
hilos de aquella materia oscura se filtraban en el dosis y, al fumarla, resultan ser un tóxico mortal en la que hacía una clara alusión al daño moral y vida demasiado deprisa.
interior del tubo corrugado, terminando de va- para su ya maltrecha salud. Un suicidio repentino, psicológico irreparable que el estallido de la mama Me encojo de hombros y sigo a lo mío. Mis dos
ciarlo. Cuando hubo finalizado, limpié los labios sin nota de despedida, o con unas rápidas líneas en había tenido en ella, y en la que se despedía de un ayudantes aparecen por las escaleras resollando
con mimo y traje todo lo necesario para volver a las que explica la negrura de su existencia. mundo cruel que nunca le permitió alcanzar toda la como búfalos. Martín es una mole de ciento veinte
maquillarlo y que se presentara en plena apoteosis Recuerdo a una chica a la que se le reventó uno perfección a la que aspiraba en vida. kilos de peso que juega a rugby con un rostro más
ante los suyos. de sus implantes mamarios. Lo mostró por sus re- Incluso me he permitido placeres indescripti- propio de un neanderthal que de un hombre de hoy
des sociales. Yo ya la venía siguiendo desde hacía bles como hacérmelo con un cadáver. Eso sí, fres- en día, y Paolo en un rollizo signore de la parte sur
Al igual que los artistas del Renacimiento o los algún tiempo, por aquello de que me daba un mor- co y bien desinfectado. Una cosa es querer pro- de la isla de Siracusa que habla con un delicado
pintores flamencos, los mejores pigmentos a la bo brutal. Pero el morbo se esfumó al ver un pecho bar y disfrutar la necrofilia, y otra muy distinta es acento italiano que ni de lejos haría pensar que es
hora de efectuar un necromaquillaje son los que lleno como una pelota de baloncesto y el otro esta- querer cogerme una infección por estafilococos, o el heredero de una de las familias mafiosas más
uno mismo se hace. ¿Cómo? Investigando, como llado, con el pellejo laso y sanguinolento, y la in- de cualquier otro tipo por o observar las mínimas poderosas de Italia. Sudan a mares al haber tenido
no. mezclando polvos minerales, vegetales, y otros fluencer con el rostro hinchado por las lágrimas. Se normas de seguridad higiénica. Pero es morboso y que subir tantos escalones transportando sus pesa-
elementos con los aceites necesarios para dotar de había operado recientemente los labios, y habría excitante, casi adictivo, diría yo, la sensación de dos cuerpos. Ahora van a tener que sudar el doble,
una textura única a mis materiales. En otras oca- obtenido los mismos resultados de haber aplicado esa piel fría, marmórea contra el calor de mi car- porque tendrán que sumar el peso de la camilla y
siones, por increíble que pueda parecer, basta con los labios a la boquilla de un aspirador. ne, y sentir cómo se va endureciendo poco a poco de la muerta.
coger un simple bote de pintura y comenzar a mez- El mundo de las redes sociales es sorprendente, mientras me froto en busca de mi placer. Estoy enfrascado en sacar la materia viscosa y
clar tonos hasta conseguir el resultado deseado. y más aún si se combina con la fuente de ilimitado Evidentemente, a la hora de entregar los cuer- gelatinosa que se ha filtrado entre los huecos que
Ahora con la pandemia mi profesión se ha dota- conocimiento que resulta ser Internet. Yo ya sabía pos a las familias siempre lo hacía con la mayor de quedan entre las tablas cuando les escucho murmu-
do de un cierto auge, lo que me ha permitido obte- dónde vivía la chica de la teta explotada y quiénes los esmeros y tras una impecable labor profesional, rar algo con inquietud. Levanto la mirada y Martín
ner unas ganancias que hacía años que no obtenía. eran sus amigos, qué mascota tenía, en qué clínica de modo que nadie ha notado nada nunca. me pregunta dónde está el cuerpo. La mirada de
No soy una persona derrochadora, pero me gusta se había operado, y hasta la cafetería a la que iba Ahora estoy ataviado con mi traje blanco lim- Paolo está desencajada, y la sombra de una inquie-
vivir bien, sin excesos pero con comodidad. Y las a diario a desayunar. Tenía incluso hasta su verda- piando el suelo con unos productos especiales. tud vela sus ojos.
familiar agradecen sumamente ver de nuevo a sus dero nombre. Estoy en una vieja casa señorial, de esas con Refunfuño que ahí, en la camilla que está sos-
seres queridos con la misma estampa que si aún Lo sabía todo de ella. Todo. suelo de madera que hay que pulir cada cierto tiem- teniendo en el aire, cada uno por una punta, sin
estuvieran vivos. De ese modo, no tardé ni veinte minutos en lle- po y que absorben cualquier fluido que les caiga que se hayan movido ni un palmo más. Martín nie-
Espero que esto dure. Sí, lo digo con todo el gar a su casa. Llevaba todo lo necesario para mi encima con profundo y morboso agradecimiento. ga con la cabeza y me dice que no pesa nada, que
egoísmo del mundo. La muerte es mi negocio y, labor. Lo curioso es que todo el mundo piensa que Tengo un cuerpo metido dentro de un sudario de si la muerta es de aire, o qué. Malhumorado, me
cuantos más trabajos me entren, mejor para mí. eres médico en cuanto te ven luciendo una bata plástico que ha duplicado su tamaño por la acumu- levanto y abro el sudario. La cremallera emite un
Aunque sí que es verdad que echo de menos cier- blanca. lación de gases debido al calor del estío. lamento prolongado mientras los labios de la funda
tos hobbies a los que me dedicaba antes de que Me presenté como un fan, y le dije que podía Puedo percibir su hediondez a través de la se separan, mostrándome su oscuro interior.
todo este fregado del coronavirus empezase. arreglarle aquel desastre. La examiné con rapidez mascarilla. He tenido que ponerme los guantes de Allí no hay nada.
Mi negocio es la muerte. Recogida de cadáve- sin tener ni idea de lo que tenía que hacer, obvia- goma gruesa para poder manipularla. Por fortuna Escucho a Paolo jadear un mio Dio mientras
res. Necromaquillaje y todo lo referido al entierro. mente. Mientras mi idol caída se deshacía en un para mí, me encuentro en una cierta buena forma suelta apresuradamente los manerales, dejando caer
Limpieza de los domicilios de los finados en los mar de lágrimas de agradecimiento, preparé el por- y estoy acostumbrado a manipular pesos muertos, la parihuela metálica, mientras se persigna a toda
casos en los que se hubiera producido una descom- tátil y escribí una apresurada despedida que impri- pero he tenido que bregar lo indecible para poder velocidad. Algunos surtidores de un líquido oscuro
posición de los mismos que impidiera la habitabi- miría en un terminal portátil que llevaba conmigo. subirla a la camilla. El transporte funerario espe- y hediondo salpican fuera de la bolsa, pero allí den-
lidad del inmueble. Cosas de ese estilo. La influencer se había recompuesto para emitir ra abajo para trasladarla a mi funeraria, donde me tro no hay nada más. Hago el amago de rascarme la
Pero, evidentemente, no tengo trabajo todos los un directo cuando la golpeé en las orejas, hacién- haré cargo de volver a dejar el cuerpo lo más ade- cabeza sin llegar a comprender nada, pero me deten-
días, y estar tras el mostrador esperando una lla- dole perder momentáneamente el equilibrio y la centado posible de cara al sepelio. go al recordar que llevo un guante y que está recu-
mada de teléfono que de inicio a mi labor resulta consciencia. Su cabeza rebotó un par de veces con Estoy restregando las tablas del suelo con un bierto de deshechos biológicos. Yo mismo he meti-
especialmente tedioso, por lo que salgo a buscar ruido sordo sobre las baldosas del suelo y su mira- cepillo de cerdas duras en un pertinaz intento por do el cuerpo allí dentro. Me ha costado meterlo en el
trabajo. da bizqueó, mareada, sin saber a ciencia cierta qué extraer todos los fluidos que se han adherido a la sudario, he sudado la gota gorda bajo este traje que
Siempre hay una anciana desvalida que necesita le había pasado. madera cuando escucho un crujido plástico a un no deja transpirar lo más mínimo, y ahora no está.
ayuda con las bolsas y que puede fallecer de un sín- Abrí una ventana próxima. Las diez plantas de metro en diagonal a mi izquierda. Levanto la mira- ¿Dónde coño ha ido?
10 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 11

Los muertos no se levantan. Los muertos están Con mano temblorosa, agarro el picaporte y Comienzo a drenar los fluidos, que caen espesos Pero de eso hace semanas. El cuerpo se incine-
muertos. Llevo viéndolos toda la puta vida, y esta giro el pomo. La lámina de madera se hace a un dentro de un contenedor de cristal que se va tiñen- ró. Yo mismo me encargué. Puedo reconocer las
es la primera vez que me pasa una cosa así. Pudiera lado con un prolongado chirrido mientras un bulto do poco a poco de un color negro muy desagra- pecas que se dibujan sobre la piel oscurecida de las
ser un caso de catalepsia. No son pocas las historias se dibuja con suavidad al contacto con la luz que se dable. El cuerpo parece desinflarse, recuperando mejillas, el tatuaje del duende rojo sobre la cadera,
de vampiros y resucitados en el viejo continente que filtra desde el pasillo, a mis espaldas. de manera paulatina lo que había sido su tamaño el lunar en el pecho izquierdo, hasta cómo se le
tienen su origen en algún episodio de esa enferme- Reconozco ese bulto. Es el que se supone que normal en vida. Se trata de una chica muy menuda, dibujaban las costillas y el esternón bajo la piel, de
dad. Yo mismo me encontré en una ocasión con un tendría que estar dentro del sudario de plástico no llega al metro sesenta, y muy delgada. Se le di- un blanco casi perfecto en aquel momento.
fiambre que se me levantó porque se encontraba en negro que Martín y Paolo iban a transportar hasta buja el sistema vascular bajo la macilenta piel que No ha podido pudrirse. Yo mismo fui quien se
el letargo inducido por la catalepsia, pero lo arreglé esta misma sala. Pero ahora está aquí, goteando el ya ha adquirido el característico tono verdoso de encargó, en persona, de todo: de maquillarla y arre-
enseguida: nada que no se pueda sofocar con un pa- repugnante fluido que le recubre sobre las baldosas los cadáveres. El pelo está enredado y sucio, y ya glarla con la ropa que me proporcionó la familia,
ñuelo en las vías respiratorias y un poco de pacien- de linóleo desde la mesa de disecciones de acero no observo la presencia de huevos o gusanos por de introducirla en el ataúd, y de meterla dentro del
cia, vaya. inoxidable que preside la estancia desde su mismo el cuerpo. horno crematorio. Estuve un rato viendo cómo las
Pero este no era el caso. centro. Escucho un chirrido a mis espaldas. Me giro llamas lamían la superficie de la caja hasta el mo-
Ese cuerpo estaba putrefacto. Se había hincha- Entro en la sala y me encierro bajo llave. Tengo sobresaltado, sin comprender nada mientras una mento en que cedían por el calor, cayendo a plomo
do una barbaridad por la acumulación de gases. que resolver este misterio. Estudio el cuerpo mien- ráfaga de aire helado me besa la nuca. Sostengo sobre el cuerpo que se calcinaba con ella.
Este verano está resultando especialmente tórri- tras lo manipulo con cuidado. Puedo escuchar los una gruesa aguja de drenaje en mi trémula mano al Me agarra con fuerza de la cabeza y me atrae
do, y el calor acelera los procesos de putrefacción. fluidos resonando húmedos en la oquedad de su tiempo que busco el origen del sonido y la proce- hasta ella, uniendo sus labios a los míos. Me da
Además, los escuadrones de la muerte se habían ce- cuerpo. Tomo una aguja de drenaje y la introduz- dencia del aire, pero no hay nadie, y la puerta sigue un beso pútrido. Está viva. ¡Está viva! Y, mientras
bado con ella. Las moscas habían desovado en sus ojos co con cuidado de que no me estalle en la cara, y cerrada a cal y canto. siento toda la repugnante fauna que alberga en su
y en las mucosas de la nariz. Las cucarachas campa- cuando digo estallar me refiero a ello de manera Un crujido plástico. Un chapoteo. Un quejido corrompido organismo pasar a mi cuerpo, adueñar-
ban a sus anchas sobre su cuerpo. Tenía unos extraños muy literal. Ya me pasó en una ocasión, y no me lejano brotando desde las profundidades de la gar- se de mi interior, de mis entrañas, noto cómo los
gusanos pululando por su boca y saliendo de sus ore- apetece tener que volver a limpiar y desinfectar las ganta de un muerto. Me giro aún más sobresalta- fluidos pasan de mí hacia ella, nutriéndola, hidra-
jas, describiendo unos extraños círculos en una danza salpicaduras resultantes, porque te encuentras pro- do. La muerta se ha sentado, ha abierto los ojos tando todo su ser hasta devolverla al estado que de-
macabra. La habitación estaba llena de moscas y mos- yecciones hasta donde no eres capaz de imaginarte. y me mira directamente con unos globos oculares bía tener antes de que la encontraran pudriéndose
quitos zumbando con un frenesí homicida, excitados infestados de huevos y larvas que se agitan bajo la en el interior de aquella casa.
hasta el hartazgo por el festín que se estaban dando. amarillenta esclerótica. Ha vuelto. De alguna manera, logró regresar del
Es imposible que se haya levantado y se haya Su boca se abre, dejando caer los gusanos que otro lado para castigarme… o para amarme una
ido delante de mis narices y que yo no me haya alberga en su interior, que rebotan sobre sus pe- vez más, dándome ese beso putrefacto con el que
dado cuenta de ello. Me pongo a buscar el cuer- chos lasos y sobre el sexo antes de continuar pre- extingue mi vida y renueva su cuerpo. Pero, si no
po, absolutamente confundido, cuando me vibra cipitándose al vacío y rebotar contra las baldosas estaba viva cuando la conocí, cuando vino a mí,
el móvil. Me quito con gesto furioso el guante y del suelo, emitiendo un extraño repicar similar al ¿cómo ha logrado regresar? Volvió para morir una
descuelgo. La chica de recepción me informa que del granizo golpeando los cristales durante una tor- vez más y encontrarnos en el umbral de paso de un
está subiendo un olor muy desagradable de la sala menta cuando toman tierra. lado a otro…
de limpieza, y me pregunta si me he dejado algún Reconozco la cara. Es uno de los cuerpos que Lo único que se me ocurre es que sea un zombi,
bote con productos químicos abierto. disfruté durante mis escarceos con la necrofilia un ser que siempre ha estado muerto y con la ca-
Evidentemente, no. más deliciosa, y no fue hace mucho, además. Re- pacidad de revivir una y otra vez, en eterno pere-
Dejo a Martín y a Paolo ahí, frotando y limpian- conozco la curva delicada de la cara, la sensualidad grinar por este mundo maldito. ¿Una bruja? ¿O tan
do la suciedad, mientras me desplazo hasta la fu- de sus labios, hasta el ángulo en el que asciende la solo un zombi que no tiene capacidad para morir,
neraria. El hedor flota en el ambiente, y se ven las punta de la nariz, alzándose graciosamente hacia el capaz de revivir una y otra vez como un ave fénix,
caras torcidas de algunos usuarios. Incluso Silvia, techo de la estancia como lo haría hacia el cielo en alzándose de sus cenizas por entre las llamas?
la chica que tengo para la recepción y administra- un día soleado.
ción del negocio, tiene el gesto torcido pese a su
habitual compostura.
Un escalofrío me recorre la espalda. Es el mismo Mientras caigo al suelo, me percato antes de desvanecerme que
pestazo que he estado aspirando en la casa señorial en ahora el zombi soy yo, y que nos hemos unido en la muerte para
la que acabo de estar. Inquieto, bajo a la sala que ten- disfrutar de nuestro pútrido amor caníbal por medio de este beso
go en los sótanos preparada para la limpieza y prepa- pútrido con el que me ha convertido.
ración de los cuerpos antes de meterlos en los ataúdes
y ponerlos a la vista de las familias por última vez.
12 LA MUERTE ILUSTRADA LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 13

Autora: SAMANTHA IVANA LAMAS RAMÍREZ

Ilustrador: IDU

veces, cuando encaro al espejo y contemplo madre estuviese medio viva (¿o medio muerta?) en
el ojo que se llevó ella consigo, me estre- su propio funeral, o si nos atormentaba más el he-
mezco. cho de haber sido malos organizadores. Mi madre
Entonces me coloco un parche para inten- nos dijo que no se terminaría de morir hasta que le
tar ocultar ese agujero negro horroroso que diéramos un entierro y una despedida decente, con
siempre está mirando las llamas infernales y todo lo que ella quería, y como nosotros éramos
la acompaña durante su eternidad. El recuerdo del incapaces a sus ojos de hacer eso, ella estaría al
día en que sucedió todo sigue muy fresco. mando.
—Sabía que harían todo mal —dijo mi madre Llegamos a casa tras una travesía en auto in-
de pie junto a su féretro. olvidable. Los transeúntes y otros conductores
Mis hermanos y yo la mirábamos, pasmados. El aceleraban de inmediato al ver a una mujer de piel
resto de los asistentes del funeral salieron despa- pútrida, ojos hundidos y secos, y carne carcomida.
voridos apenas la vieron entrar, algunos incluso se Leticia insistió en mantener los vidrios arriba para
marcharon antes, al percibir el hedor nauseabundo no llamar más la atención, por lo tanto tuvimos
que despedía su cuerpo en descomposición. Quizá que hacer un esfuerzo sobrehumano para no vomi-
para cualquier otra familia aquel encuentro hubie- tar allí mismo al tener que soportar el aroma que
ra sido una última oportunidad, un último abrazo, provenía de mi madre. Le pedimos que no hablara
un último adiós, pero para nosotros significaba una mucho, puesto que su aliento era lo peor de todo,
reprimenda más. además de que consigo expulsaba una estela ama-
Miré de reojo a Leticia, quien se mordía los la- rillenta que sólo lograba empeorar las cosas. Mi
bios y alzaba la ceja izquierda a modo de rebelión. madre nos maldijo en su mutismo iracundo. Para
Recordé el alivio en el rostro de mi hermana cuan- evitar enfrentar la situación, comencé a distraerme
do mi madre murió, su suspiro sosegado, y su ex- con mis pensamientos y, en una de mis cavilacio-
halación de desahogo, como si por fin todo lo malo nes, me pregunté si la mujer zombie situada junto
del mundo descansara bajo tierra. La encontramos a mí aún tendría su alma.
tendida sobre su lecho, con las manos en su regazo, Mi madre subió a su habitación y se encerró con
tan pulcra y decente que, en un inicio, creímos que llave, solo entonces mis hermanos y yo pudimos
solo estaba dormida, pero después de zarandear- hablar con más calma.
la de manera burda nos dimos cuenta que había —¡¿Qué es esa cosa?! —exclamó Leticia— ¡Es
muerto, o eso pensábamos hasta ese momento. un monstruo!
—¡Lavandas! ¡Yo quería lavandas en mi fune- —Sí, eso parece —prosiguió Marco— Tal vez
ral! ¿Por qué pusieron rosas blancas? deberíamos incinerarla… ya saben, para evitar que
—cuestionó mi madre con las manos extendi- vuelva.

EL REPORTAJE
das. Retrocedí al notar cómo la piel se le despren- —¡No! Estamos hablando de nuestra madre —
día y poco a poco daba paso al hueso— ¡Son unos argumenté.
inútiles! ¿Y así quieren que descanse en paz? —Nuestra madre está muerta, Aurelio —sen-
Marco, Leticia y yo negamos con la cabeza, ate- tenció Leticia— Lo que sea que está allá arriba no
-Beh Sam rrados. No sé con certeza si nos horrorizaba que mi es humano, y no es nuestra madre.
14 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue

—¿Y entonces qué hacemos? —cuestioné. pero logré convencerlos tras argumentar que in-
—Bueno, dicen que cuando un espíritu se que- cinerarla podría no acabar con ella y, de hacerle
da entre los vivos es porque no se cumplió lo que saber que ya conocíamos su maldad, esta podría
quería. Yo sé que ella no es un espíritu como tal, tomar medidas drásticas. Durante un par de días
pero podríamos intentar cumplir lo que quiere y la observamos sigilosamente, a veces la seguíamos
así devolverla a donde pertenece —sugirió Leticia. sin que se percatara de ello y, cuando salía de casa
Y así lo hicimos, durante los días posteriores a hacer compras para el funeral, yo revisaba su ha-
nos dedicamos a cumplir las demandas de la madre bitación, donde encontré un pergamino muy añejo
zombie quien, a las seis en punto se refugiaba en en el que se establecía un trato.
su habitación y no volvía a salir hasta el amanecer. Al parecer ella era un espíritu que, al morir
O eso pensaba yo hasta que una noche la descubrí mi madre, absorbió su cuerpo. Entonces despertó
deslizándose cual serpiente moribunda al cuarto y volvió a la vida con la finalidad de pagar una
de Leticia. Me quedé anclado en el umbral de mi deuda con una deidad desconocida. La deuda era
puerta y la observé desde la distancia. una cantidad impresionante de almas y, para nues-
Mi hermana dormía con una vela prendida por tra mala suerte, solo le faltaban tres. Se trataba de
algunas creencias que no alcanzaba a compren- una madre zombie que no consumía cerebros sino
der, así que pude vislumbrar la silueta de la mujer almas.
muerta acercándose al cuerpo de mi hermana. Mis hermanos quedaron estupefactos cuando
La contemplé inhalando muy cerca de sus la- les compartí esta información. Acordamos que la
bios y, en un bisbiseo apenas audible, recitar algu- quemaríamos esa noche y, en caso de que sobrevi-
nas palabras que escapaban de mi conocimiento. viera, buscaríamos cualquier forma de asesinarla.
La madre zombie terminó su ritual y se pasó al La tomaríamos desprevenida cuando intentara ata-
cuarto de mi hermano, lo que insinuaba que seguía car a mi hermana durante la madrugada. Ella se
yo. Fui a despertar a Leticia, pero esta estaba sumi- recostó en su cama como si nada mientras Marco
da en un letargo alarmante, corrí con Marco, pero y yo nos refugiábamos en el armario con un en-
él tuvo la misma suerte que mi hermana. cendedor y un spray. Apenas apareció la madre
Durante la estadía de ella nos habíamos sentido zombie, saltamos a ella y le prendimos fuego. La
muy cansados, mas todo ese tiempo lo atribuimos criatura soltó un alarido bestial y se revolcó en el
al hecho de estar cumpliendo demandas de una piso al tiempo que ardía en llamas.
muerta. Jamás imaginamos que nos estaba chupan- —¡Estúpidos! ¡Estúpidos! ¡Son unos estúpidos!
do el alma. —rugía— ¡Los cuatro estaremos condenados!
Sin más remedio, salí de la casa y me refugié En la humareda que desprendía su cuerpo vis-
con mis vecinos. No les conté nada, solo les pedí lumbramos las siluetas tenues de nuestras almas,
asilo y ellos, aunque muy desconcertados, accedie- las que sollozaban, condenadas. Mis hermanos y
ron. A la mañana siguiente volví a casa, busqué a yo compartimos una mirada de desconsuelo y ho-
mis hermanos y los encontré más macilentos que rror. Cuando ella terminó de calcinarse nuestras
de costumbre. Yo me seguía sintiendo exhausto, almas la acompañaron en las cenizas. Unos instan-
pero mantenía mi color natural. Les conté lo suce- tes después el ojo izquierdo de cada uno de noso-
dido y estos me acusaron de cobarde. tros se volvió un agujero negro, y con él pudimos
—¿Y qué habrían hecho ustedes? acompañar a nuestra madre muerta hasta el infier-
—¡Incinerarla! —espetó Marco— Como debi- no, velando su martirio por toda la eternidad.
mos hacer desde un principio.
—Tal vez primero deberíamos averiguar qué es
lo que hace y por qué —dije.
Leticia y Marco se rehusaron en un principio,
LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 17

Autor: L.P. DUKE:

Ilustrador: AXEL C

os toques eléctricos lo enfurecían. Los dien- vertidos no son capaces de tener sentimientos. ¿O
tes se le tornaban rojizos de sangre con cada sí?
dentellada que daba al aire. La pesada cade- Cuando el dolor hubo remitido un poco el hom-
na alrededor del cuello tiraba de él hacia la bre volvió a rugir con un fuerte alarido. Esa era su
pared cortándole la respiración. Los brazos forma de comunicación. Según dijeron las autori-
tensos extendidos hacia adelante, los dedos ar- dades no había que tratar de entrar en razón con
queados en potentes garras procuraban asirse con esas bestias, era prudente mantener la distancia y
uno de los torturadores. Nada de lo que intentara huir eran en caso se encontrara con ellos. En últi-
podía librarlo de su prisión. mo caso recomendaban enfrentarlos con cualquier
Un grupo de hombres, mujeres y niños forma- cosa que les sirviera como arma.
ban una medialuna alrededor del no vivo. Timmy sintió mucho miedo, pero su padre lo
—Papá, papá, déjame intentarlo. —pedía a gri- tomó del brazo y volvió a toparlo con la vara, una y
tos un niño en brazos de su madre. otra vez, unos toques por aquí y por alla hasta que
—Estas muy pequeño todavía. el hombre cayó rendido frente a todos.
—Vamos, cariño. Déjalo intentarlo. Tiene que La multitud reía en una especie de histeria co-
aprender a defenderse y cuanto antes lo haga me- lectiva, vitoreaban. El sufrimiento ajeno les daba
jor. placer, se regocijaban en ello. La única persona
—Si, si, que lo intente. Que lo intente. —gritó que parecía no disfrutar de la escena era la hija
una mujer eufórica desde atrás. mayor Lucy, que se mantenía apartada del resto en
—Está bien, pero solo un par de toques. su silla de ruedas.
La madre lo bajó de los brazos y el niño corrió Lucy tenía los puños blancos de apretarlos con
hacia su padre. fuerza. No creía en la violencia, la odiaba y por
—Presta atención —le dijo pasándole el bastón más que aquella cosa amarrada a la pared fuese pe-
eléctrico— y no te le acerques demasiado. Justo ligrosa, no se merecía aquel horrible trato. Alguna
aquí, en medio del pecho. —señaló el padre—. vez tuvo que ser humano, padre de familia, hijo,
¿Lo ves? Empuja con fuerza y no lo sueltes. ¿En- hermano de alguien y aunque nada quedara de esa
tendido? vida pasada, al menos merecía algo de respeto.
El pequeño Timmy tomó el bastón con dos ter- La horda de civilizados aullaba satisfecha cuan-
minales metálicos en el extremo y empujó el apa- do el pequeño Timmy arremetía contra el mons-
rato donde su padre le había mostrado. Al pulsar truo. Un hombre se acercó de pronto y le propinó
el botón del mango el hombre dio un brinco en el una patada en los genitales, otro lo golpeó en el
mismo lugar, las extremidades se le sacudieron rostro con un hierro arrancándole parte de la quija-
violentamente y una baba espesa comenzó a bro- da. La mujer que había estado hostigándolo con sus
tarle por la boca. Balbuceaba en una lengua que insinuaciones sintió la necesidad de actuar también
nadie era capaz de comprender. A pesar de la ira y de un fuerte golpe con su machete le cercenó tres
que sentía por aquellos humanos sus ojos parecían dedos de la mano derecha.
clamar piedad. Pero, eso no era posible. Los con-
18 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 19

Lucy cerró los ojos para no ver. Sus parpados se apretaron evitan-
do las lágrimas, pero fue inútil. Eran lágrimas de dolor, de impoten-
cia. ¿Es que acaso no ven que sus actos son involuntarios? ¿No se
dan cuenta que ya no es alguien capaz de razonar, que su cerebro es
tan inservible como una nuez?
Lucy pensó que los alaridos del hombre la perseguirían por siem-
pre, incluso después que hayan acabado con él.
Los opresores se ensañaron con el despojo de hombre amarrado Autora: KARLA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
a la pared, unos le dieron patadas y escupitajos mientras otros utili-
zaban garrotes y objetos cortantes. Todos eran presas de sus propios Ilustradora: ANA ARGUELLES
miedos. Para que el acto pareciera justificable se decían a si mismo
que estaban haciendo lo correcto. u instinto lo dijo que tenía que acercarse a Desde el día en el que aquel virus acabó infec-
¡Monstruo! ¡Acabemos con él! aquella casa, aunque en esos momento poco tando y matando a más de la mitad de la población,
Tendido en el suelo envuelto en un charco de sangre el hombre importaba el motivo que lo había llevado has- la situación se había descontrolado por completo,
agoniza. Sus ojos son amables a pesar de que no queda mucha vida ta allí. Estaba hambriento y la puerta perma- todos los días llegaban noticias y rumores acerca
en ellos. La miran como diciendo que he hecho para merecer una necía abierta. de actos de inexplicable canibalismo entre los in-
muerte tan injusta. Las lágrimas se deslizan por las mejillas de Lucy. El rostro helado de inexpresiva mirada se fijó en fectados.
Se siente conmovida y muy frustrada por ser una cobarde. ¿Qué hay la silueta que reposaba entre las sábanas. Por ins- Las noticias eran caóticas y contradictorias, na-
de humano en un acto de salvajismo como ese? ¿Quién es el verda- tinto, la boca se llenó de saliva y los dientes ama- die estaba seguro de las medidas que se podrían
dero monstruo ahora? Pero, ¿que podía hacer ella para remediar la rillentos se asomaron entre los labios carcomidos. tomar ante este incidente catastrófico.
situación si solo era una invalida en silla de ruedas? De un momento a otro, las manos se posaron en El ruido de la carne al destrozarse entre los
La cabeza del hombre caía de lado, la sangre brotaba de las heri- los tobillos mientras los dientes se hincaban en la dientes se convirtió en algo usual, sembrando el
das y de su boca. Era demasiado tarde. Sin tan solo… carne hasta desgarrar de forma lenta la piel y parte caos entre los supervivientes que aún no habían
Un momento… Todavía quedaba algo por hacer. Tenía su riesgo y de los músculos. Pronto, la sangre espesa comenzó sido atacados por el virus. Se decidió aislar a los
no estaba del todo convencida, sentía miedo, pero sus padres siempre a brotar de la herida infligida, sólo era cuestión de infectados, pero aún había brotes de violencia que
le habían dicho que a los miedos se los enfrenta. Si el nuevo orden tiempo para que todo el cuerpo fuera devorado. eran coronados por continuas lluvias de tripas que
que surgía era peor que el que dejaba atrás entonces no quería formar Miri se despertó en medio de la oscuridad con llenaban las calles con sus huellas sangrientas.
parte de ello. una insoportable sensación dolorosa que se exten- Aunque tenía conciencia de todo eso, Miri no
Lucy acercó la silla al bulto encadenado al suelo y en un acto de día por toda la mitad inferior de su cuerpo, como si estaba preparada para la visión de su marido infec-
liberación extendió su mano. Un simple mordisco y terminaría con- alguien intentara arrancar su carne. tado devorado su carne.
vertida en uno de ellos en cuestión de horas. Ya no había vuelta atrás, Al levantar la sábana que la cubría, se topó de La mirada de su esposo era inexistente, eminen-
estaba decidida. El moribundo abrió los ojos cautivado por una aro- frente con el rostro de su marido cubierto de sangre temente turbia por la muerte, mientras le arrancaba
ma incontrolable y por un segundo Lucy creyó ver algo de humano que chorreaba por todo su mentón. pedazos de la carne que se hallaba entre los mus-
en él. Luego el hombre cerró la boca, los dientes mordieron la carne ¿Cómo era posible?, su esposo llevaba muerto los. La sangre se derramaba en las sábanas blancas
y saborearon la sangre. varios días, el informe oficial decía que había caí- como un recordatorio sanguinolento de lo que ha-
En la madrugada, mientras todos duermen tranquilamente, algo se do durante el combate en una zona peligrosa. Con bían llegado a compartir mientras él estaba vivo.
arrastra en silencio por las habitaciones de la casa. excepción de la sangre veía más o menos como él, De repente, Miri se acordó de un tiempo no
pero su comportamiento era peligrosamente extra- muy lejano en el que esa misma boca fue usada
ño. para esparcir besos en toda su piel durante las tar-
Gritó, pero nadie vino en su auxilio. El ruido des lluviosas.
quedó ahogado por las gruesas paredes. Ahora, ese recuerdo se tornaba cruel mientras
¿Por qué todo había terminado así?, ninguno de los rasguños de los dientes se acercaban a la zona
los altos cargos le informó del contagio. del vientre. Los dientes comenzaron a moverse
Ella jamás hubiera podido imaginar que aquella para devorarla.
misión peligrosa en la tierra de la locura culmina- Quería quitárselo de encima, pero la pérdida de
ría cuando recibió el cadáver con la garganta des- sangre la había dejado demasiado débil para pelear
trozada. por su vida. El festín de carne y sangre continúo
20 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA MUERTE ILUSTRADA 21

sin ningún percance aparente, la había atacado en Aquel cuerpo podrido y babeante se abalanzaba
el momento en que se sentía más vulnerable. sobre ella sin el menor atisbo de recordar los días
Un último flashback llegó a su cabeza con la pasados antes de que se desatara la locura que los
imagen de la gente de la funeraria sugiriéndole un había destruido.
funeral preventivo completo en caso de que su ma- Miró aquel rostro que en otros tiempos había
rido se hubiera infectado durante la misión. sido amable y no pudo hacer otra cosa más que
Ni siquiera consideró la posibilidad, pensó que llorar por la impotencia.
sería muy poco amoroso de su parte someter el “¡Carajo!, ojalá hubiera pagado por el funeral
cuerpo a un proceso como ese. Ahora se arrepentía donde separaban la cabeza del cuerpo”, pensó an-
de haber tomado la decisión errónea por su estúpi- tes de que aquella criatura feroz que alguna vez ha-
da piedad y sentimentalismo que no le habían ser- bía sido su marido terminara de devorar sus tripas
vido en lo absoluto. mientras la sangre salía a borbotones por su boca y
sus ojos se desvanecían entre sus cuencas.

ROMPER EN CASO DE ZOMBIES


-Manuel Sauceverde
22 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 23

verdad fue que no pudieron hacer nada. viajar por medio desierto hasta un laboratorio olvi-
De los ocho soldados sobrevivieron dos. El no- dado en las arenas del tiempo. ¿A quién se le ocu-
vato no estaba armado y le tocó esconderse debajo rre levantar un laboratorio militar a menos de cien
de un hummer para salvar su pellejo. Permaneció kilómetros de La Ciudad del Pecado?
oculto bajo el vehículo escuchando como los in- Noventa para ser exactos.
fectados engullían con uñas y dientes la carne de Una de las razones principales era que le hacía
sus compañeros. mucha ilusión poder reencontrarse con su prome-
Al cabo de unas pocas horas todos estuvieron tida. Los últimos meses habían sido muy difíciles
muertos. No fue sino hasta el anochecer que el para ambos, solo habían sido capaces de verse
Autor: L.P. DUKE soldado inició la retirada. Sabía que arriesgarse a por videollamada algunos minutos al día. Helen
abordar uno de los vehículos sería un suicidio. era una de las mejores estudiantes de bioquími-
l hombre camina con dificultad. Arrastra la Los enfermos encontraban la manera de salirse con Apenas esas cosas sintieran la vibración del ca y microbiología del país, siendo asignada a la
pierna herida como un recordatorio de su la suya. En cuestión de apenas unos meses la mitad motor se abalanzarían contra él siendo carne de base de investigación encargada de encontrar una
inexperiencia. Se ha causado un gran corte de la población se contagió. En un intento deses- cañón. vacuna efectiva contra lo que estaba ocurriendo.
en el muslo derecho al saltar una alambrada perado por controlar la situación que se iba de las El joven novato había aceptado encantado la Descubrieron que las células madres deformaban
de púas mientras intentaba escapar. No tuvo manos, el gobierno creó puestos seguros para no misión. Se ofreció como voluntario a pesar que no la estructura ósea de los infectados estropeando las
otra opción. Era eso o morir devorado. infectados, reunieron científicos de todo el mundo le correspondía la zona. Era su primera vez en el capacidades motrices.
La sangre le empapa el pantalón, se desliza por con intención de encontrar una cura a este extermi- desierto de Nevada, su primera misión lejos de la Debía suceder algo en el proceso que contami-
la pierna y desciende dejando un rastro de gotas nio masivo. Helen fue asignada a Nevada, mien- base segura. Al novato no le importaba, tenía sus naba la sangre, algo que se les escapaba de las ma-
brillantes por el camino. La arena ardiente las ab- tras que el novato estaba destinado a unir fuerzas razones, dos muy buenas razones de hecho, para nos. Una vez que esta llegaba al cerebro, estaban
sorbe y las cristaliza de inmediato. El novato aprie- en las fronteras con México.
ta el paso todo lo que su pierna le permite. A estas Podríamos decir que tuvo mucha suerte o solo
alturas el dolor y la sed que siente se vuelve in- fue cosa del destino o la divina providencia, da
soportable. Los labios están rajados por el intenso igual. El hecho es que el novato se las ingenió para
calor y apenas le queda saliva que tragar. Si no en- que lo asignaran a Nevada.
cuentra una fuente de agua próxima no sabe cuánto Ahora, en el vasto desierto donde se encuentra,
podrá resistirlo. Detenerse a descansar, aunque sea la suerte juega en su contra. ¿En qué momento se
solo unos minutos, puede costarle la vida. torció todo?
La cosa que sigue sus pasos huele su sangre. Es Recordaba perfectamente la tarea encomendada
como si la muerte cabalgara muy cerca, su marcha por sus superiores. A simple vista parecía sencillo.
es lenta, pero no le pierde pisada. El hombre herido Una misión de reconocimiento en el laboratorio de
es un soldado del ejército, acababa de dejar la aca- una base militar en las afueras de Las Vegas. «En-
demia para unirse al ejército. Lleva varios días sin trar y salir en cosa de una hora, dijeron.» La única
probar alimento alguno y va desarmado. La cosa esperanza para la humanidad de encontrar una cura
que camina detrás debería estar muerta, de hecho a la peste camina detrás de él esperando el momen-
lo está, sin embargo, no deja de perseguirlo. to de flaqueza para morderlo.
La realidad es que hay miles de ellos deambu- Cuando su equipo arribó al sitio se encontró
lando por las calles. Caminan sin rumbo en busca con una verdadera masacre. Todo el personal mé-
de un humano con el que alimentarse. Muchos pe- dico estaba muerto, había sido devorado por los
recerán de hambre en corto tiempo, serán devora- no muertos. La realidad fue mucho peor. La situa-
dos salvajemente y otros tantos se convertirán en ción empeoró cuando pensaron que el área estaba
una nueva especie de muertos vivos. asegurada. Ellos vinieron de todas partes, atraídos
Parece sacado de la película Resident Evil, pero por el sonido de los motores, se abalanzaron sobre
no lo es, es la realidad. Apenas comenzaron a infec- las rejas y fueron emboscados sin darles tiempo a
tarse se propagaron como ratas, nadie sabía cómo nada. De los ocho miembros del equipo solo tres
ni porqué sucedía. El nuevo caos reinante tenía an- estaban armados. Fue horrendo.
sia de carne. Cualquiera fuera. Se crearon equipos Los proyectiles solo empeoraron las cosas. La
de contención, se cerraron las fronteras deteniendo confusión los inmovilizó completamente, no su-
a todo el que intentara escapar. Nada fue suficiente. pieron quiénes eran los buenos y quiénes no. La
24 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA MUERTE ILUSTRADA 25

acabados, no se podía hacer nada por el paciente. Se convertían en


verdaderos zombies. Parecía cosa de locos, pero lo cierto era que la
humanidad se estaba extinguiendo a pasos agigantados a causa de lo
que los científicos no tardaron en llamar; la peste.
La otra razón era el hijo que crecía en el vientre de ella. Quería
ser parte de su crecimiento, estaba dispuesto a todo por enmendar las
cosas con Helen haciendo que su relación volviese a funcionar. Las
malas decisiones, sus devociones por dichas profesiones y el exceso
de trabajo terminaron desgastando la relación. Pero, ¿un hijo? ¿Ser
padre? Un hijo lo cambiaba todo…
Él volteó a verla una vez más, buscando en ella una pizca de hu-
manidad. No pudo encontrarlo. Ella no lo reconocía, ya no había
nada humano en sus ojos turbados, solo hambre y desolación.
El vientre abultado parecía moverse con fruición, ansioso por
querer salir. El vástago parecía llamarlo desde las entrañas de su ma-
dre. Un fuerte gruñido surgió de pronto del interior de la mujer, pero
ella no fue capaz de sentirlo. La cosa dentro de su vientre tenía vida
propia, se retorcía, gemía, moría de hambre. Una lágrima rodó por la
mejilla del novato secándose de inmediato, dejando un rastro brillan-
te en su piel. El sueño de formar una familia se extinguía a medida
que la mujer se acercaba. Solo había una cosa por hacer. El tiempo
vale oro cuando no se tiene. Increíblemente la pierna ya no le dolía
tanto, a lo lejos vio algo reflejando en la línea del horizonte, era un
oasis. Agua, piensa el novato. Sus sentidos ya no eran los mismos.
Sabe que la ligadura en la herida no es suficiente, de sufrir una in-
fección podría formarse una gangrena. Se siente tan cansado que po-
dría desfallecer. Helen se retuerce desarticulada, unos pasos detrás,
el abultado vientre parece haber crecido el doble desde la última vez
que volteó a verla. ¡Dios, que cansado estaba.
Para qué engañarse, no llegaría vivo a Las Vegas. Era imposi-
ble caminar noventa kilómetros en sus condiciones. La misión había
sido un fiasco. La única manera de salir de allí era convirtiéndose en
uno de ellos y la única persona capaz de encontrar una cura llevaba
a su hijo en el vientre.
El soldado se detuvo, ya no pensaba avanzar. Se dio la vuelta y
abrió los brazos esperando recibir a su amada y a su hijo.

ZENOBIA
-Boro
26 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 27

hecho. En sus sueños, era como si la maldita cura


jamás hubiera sido descubierta, como si continua-
ra en su infierno personal. Su cuerpo se movía,
pero él no tenía palabra en eso, él sólo observaba,
cautivo en su cerebro, mientras su cadáver reani-
mado destruía todo a su paso.
Los gritos de su hermana estaban grabados a
fuego en su memoria. Nunca los podría olvidar.
La facilidad con la que su abdomen se abrió ante
Autor: NAMELESS524 sus manos, lo frágil que era la piel humana. De su
Ilustrador: IDU garganta salían gruñidos que no podían ser huma-
nos y ella no podía hacer más que gritar y llorar.
Recordaba el brillo de la traición, su hermana mu-
— ¿Cómo has estado? con agua del escritorio. El agua bajó por su gargan-
rió sabiendo que la persona que debía protegerla
ta y eso le dio tiempo para reflexionar.
la estaba dañando. Y él no pudo hacer nada para
os azules ojos de la psiquiatra se clavaron en — No creo que puedan empeorar— Confesó.
evitarlo.
él. Inclusive detrás de sus lentes, parecían La mujer asintió, anotando otra cosa.
De sólo pensar en eso comenzaba a salivar,
penetrar su alma. Se removió incómodo, Era la verdad. ¿Cómo podría empeorar algo que
como el monstruo que era. Los gritos siempre ve-
mordiendo la piel alrededor de la uña de su nació de la muerte? ¿Qué tanto mal podría sopor-
nían con la sensación cálida de la sangre viva en
pulgar. El leve raspar del lápiz sobre el papel tar antes de perder la cabeza por completo? Las
su boca, bajando por su garganta. Sus brazos es-
lo obligó a parar. Sabía que ella estaba haciendo su noches eran difíciles, casi imposibles, pero llevaba
taban cubiertos con las cicatrices que su hermana
trabajo, pero por un momento la odió por no perder meses sobreviviéndolas. Ella lo llamaba un triun-
dejó en su pelea, su último intento de seguir vi-
detalle. fo; él no sabía si esa era la palabra correcta.
viendo en un infierno que parecía no tener final.
Pasó su mirada por el pequeño consultorio. No Apenas la noche anterior despertó cubierto de
Ella quería vivir, ella fue una superviviente hasta
había más muebles que el escritorio que los sepa- sudor y con la respiración agitada. Su boca estaba
el final y el único responsable de que ella ya no
raba y un sofá de una plaza, otra opción de asiento. llena de saliva, lista para tomar el bocado que sus
estuviera aquí era él.
Dejó que sus ojos vagaran por los adornos misce- sueños le prometieron. Lo primero que escuchó al
Aclaró su garganta de nuevo, disimulando el
láneos sobre el escritorio, prolongando lo más po- recobrar la consciencia fue un gruñido bajo, gutu-
bajo gruñido que estuvo a punto de escapar. No
sible el tiempo antes de dar su respuesta. ral, que rasgó su garganta y le heló la sangre. Lo
fue suficiente para engañar a la mujer que lo exa-
¿Qué debería responder? Mil ideas se apeloto- último que oyó en su pesadilla fueron los gritos de
minaba, la vio tensarse, lista para atacar en caso de
naban en su mente, cada una peor que la anterior. pánico y dolor que su hermana soltaba.
ser necesario. Vaya, ni siquiera ella lo había supe-
Tenía que ser honesto, esos oscuros ojos azules Tardó un par de minutos para dejar de sentir la
rado del todo.
eran un detector de mentiras, habían nacido para cálida sangre de la pequeña en sus manos, mucho
— ¿Qué sabes de las reuniones de recupe-
eso. No quería darle cosas que anotar, sin embargo. más tiempo para que el hambre se alejara de él. El
rados?— Comentó recomponiéndose. Estiró su
Si era demasiado honesto, terminaría con el resto. único recordatorio de que era real fueron las lá-
saco, eliminando las inexistentes arrugas. Era sor-
— Bien— Fue todo lo que dijo, encogiéndose grimas que caían por su rostro, de no ser por eso
prendente la velocidad en la que volvía a aparentar
de hombros. Quizá, si le restaba suficiente impor- se hubiera perdido en la oscuridad. El eco de los
calma— ¿Has asistido a alguna?
tancia, ella también lo haría. gritos permaneció con él toda la noche, salvándolo
— No— Mintió.
— ¿Quieres hablar de tus pesadillas?— Se ten- de volver a dormir. Las pastillas dejaron de hacer
«Reuniones de recuperados». El nombre lo ha-
só al escuchar esa palabra. Ella había dado en el efecto hace tanto, ya ni siquiera le importaba to-
cía reír y lo llenaba de ira al mismo tiempo. ¿Por
clavo. El cuerpo de la mujer se inclinó hacia de- marlas.
qué ellos no lo llamaban por lo que era? Ella no lo
lante en su silla, la determinación brillaba en sus Por un par de minutos intentó poner en práctica
entendería. Ni ella ni nadie que un hubiera pasado
ojos. Ella era como un cazador tras el rastro de su lo que la mujer del otro lado del escritorio le había
por lo mismo. Los únicos que lo entendían eran
premio— ¿Han empeorado? propuesto, pero era inútil: Un par de ejercicios de
los que lo vivieron, por supuesto que buscaría esos
Se hizo pequeño en su lugar, volviendo a mor- respiración no harían nada por su perturbada men-
lugares. Ese era el peligro de pretender.
disquear sus dedos. No quería hablar de eso, ni te.
¿Y qué si esas reuniones no eran más que un
siquiera se permitía pensar. Estaba demasiado an- De vuelta en el silencio de la noche, sus pensa-
grupo de desconocidos parados en una bodega
sioso, tenía que relajarse. Se aclaró la garganta, ex- mientos vagaban sin rumbo fijo, siempre llegando
apenas moviéndose? Era todo lo que conocían. El
tendiendo su temblorosa mano para tomar el vaso al mismo lugar, siempre recordándole lo que había
mundo pretendía que dejaran lo que fue su modo
28 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue 29 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA MUERTE ILUSTRADA 29

de vivir en el pasado, que le dieran vuelta a la pági- Los helicópteros sobrevolaron cabezas y deja-
na y aparentaran calma y que las arrugas en su ropa ron caer la cura sobre miles que ya estaban perdi-
los preocupaban. Prefería pasar las noches actuan- dos. La nube de polvo blanca se metió en su na-
do como una horda a regresar a sus sueños. riz y en su boca, los cegó, acabó con ellos. Miles
Los residuos de la enfermedad lo hacían añorar cayeron muertos por la gravedad de sus heridas,
un grupo. A veces se encontraba vagando por las aquellas que la infección no curó, pero que sí pudo
calles, sin saber a dónde iba, gruñendo por lo bajo. contener. Miles más despertaron en charcos de
A veces se limitaba a morder sus dedos hasta que el sangre coagulada junto al cadáver de alguien más
sabor metálico lo regresara a la realidad. y las manos llenas de sangre por un crimen que su
El sentimiento de seguridad que una panda de cuerpo cometió. Y luego estaban los que llegaron
desconocidos gruñendo le daba era más que el de hasta aquí.
las pastillas y la terapia. Eso era lo único familiar Algunos optaron por desfilar por los tejados, ca-
que le quedaba. Podía verlo en los ojos de aquellos yendo desde la cima de las ruinas de los edificios
que, como él, tuvieron la mala suerte de sobrevivir de oficinas que ya no existían. Ellos fueron absor-
la cura. Ellos también tenían miedo, ellos también bidos por la oscuridad y no encontraron un punto
estaban perdidos. Pero, cuando estaban juntos, no de apoyo en un mundo que intentaba con todas sus
se sentía así. fuerzas negar lo que había pasado durante casi tres
Escuchar el arrastrar de los pies ajenos rodeán- años. La cura había acabado con los zombis, dejan-
dolo era reconfortante. Algunos gruñían, otros se do humanos rotos en su lugar.
limitaban a avanzar en silencio. Así pasaba sus no- Ellos no podían negarlo, sin embargo. Cada
ches, encerrado en una bodega con cientos de ex- sueño, cada cicatriz, cada manía se los recordaba.
traños, la mayoría con las ropas que tenían cuando ¿Cómo millones podrían seguir adelante con la
la cura llegó. La peste a podrido era su olor favo- memoria llena de escenas en las que eran los asesi-
rito. Si no lo habían vivido, no lo comprenderían. nos de aquellos a los que amaban?
Había algo en los jirones de ropa sucia sobre su Él la había tenido fácil, apenas pasaron unas se-
cadáver reanimado que no se podía comparar con manas desde que se convirtió cuando los helicóp-
nada de este mundo. Caminar por las calles con su teros cubrieron al mundo con la cura. Él apenas
traje nuevo y su cabello peinado se sentía como un empezaba a perderse, él no había sido consumido
disfraz. Tan siquiera por las noches no fingía. por completo. No quería pensar en los que estuvie-
A veces, él también gruñía. Eran jadeos bajos, ron observando a sus cuerpos alimentarse de otros
guturales, el llamado de la muerte. Había pasado humanos desde el inicio.
tanto tiempo en la oscuridad que ahora no sabía si También estaba el hambre. Ninguno de ellos lo
podría acostumbrarse a la luz. Después de ver en admitiría en voz alta, no querían darle más poder
primera fila las cosas que hizo su cuerpo, sabía que del que ya tenía sobre ellos, pero tampoco lo nega-
su única salvación era volver al cálido abrazo de la ban. Eran las miradas las que no mentían, aquellas
oscuridad. que se perdían en las vitrinas de las carnicerías,
En sus sueños, cuando la sangre de su hermana
cubría sus manos y su calidez bajaba grumosa por
su garganta, podía escuchar a los malditos helicóp-
aquellas que añoraban la sensación de algo cálido
y vivo en sus lenguas…
— Dudo que alguno de nosotros pueda ser sal-
XODÓ SEMPITERNO
teros sobrevolando.
— Tú eres de los salvables, no te hagas esto—
Habló una vez más la psiquiatra.
vado— Murmuró, más para él que para ella. Sabía
que era inútil, no podría mentirles a esos ojos azu-
les.
-Estefania Rosales
Recordó las horas que había pasado junto al te-
léfono esperando por una llamada que nunca llegó,
cómo sutilmente desaparecían a aquellos «cura-
dos» que no podían pretender bienestar. Ellos no
podían actuar raro porque debían considerar el
trauma de los que no fueron infectados, pero quién
pensaba en ellos.
30 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 31

ella fue al baño enseguida y se miró, como tratan- —¡¿No te gusta?! —lloró, lloró y lloró.—
do de convencerse que no estaba tan mal. ¡¿Por qué no te gusta si ahora tengo esos estúpidos
—¿Y ahora qué, Octavio? —espetó— ojos azules?!
¡¿Qué es lo que no te gusta?! La historia se repite. Yolanda está molesta,
Los labios con los que me gritaba, y los fumando en la cama, contemplándome con un par
ojos con los que se anclaba a mí como una des- de ojos azules que están por demudar a unos ver-
quiciada, no eran los de Yolanda. El rostro que me des.
miraba y me exigía una respuesta, no era el de mi
novia.
Autora: SAMANTHA IVANA LAMAS RAMÍREZ

Ilustrador IDU

l humo ascendía en florituras e inundaba el blé. Ahora sí me va a matar, pensé. Pero no. Yo-
recinto. Yolanda descansaba tendida sobre landa salió de la habitación y cerró la puerta de un
la cama de sábanas revueltas mientras, ca- portazo tras de sí.
lada tras calada, me fulminaba con un par Corrí a la ventana y la vi subir al carro, en-
de ojos henchidos de resentimiento. Yo, por furecida. Supe a dónde iba. Buscaría a la chica del
otra parte, me había arrellanado en el sillón centro comercial y la absorbería. Siempre hacía eso
junto a la puerta, allí donde sentía que debía estar cuando estaba celosa, se convertía en una muerta
cuando ella se molestaba por algo que mi cabeza viviente y tomaba venganza de inocentes mujeres
no alcanzaba a comprender. a las que yo jamás había mirado. Sin saber qué ha-
—¿Es porque era rubia? —cuestionó en un cer, bajé a la sala y esperé. Nunca tardaba mucho.
tono gélido. Yolanda las encontraba por su aroma y después se
—¿De qué estás hablando? —respondí a su las tragaba. Absorbía sus almas al inspirar cerca de
vez. Mi voz rozaba el ruego, casi como si quisiera ellas, y estas terminaban por volverse otras muer-
contenerla. Sabía que cuando sus celos eran obse- tas vivientes.
sivos se convertía en el monstruo. Miré el reloj y cavilé en que su comporta-
-- Amor, te juro que ni siquiera la miré. miento era excesivo, que lo mejor sería ya no sa-
—Eres un maldito mentiroso, yo vi cómo lir jamás. Quizá quedarnos en casa sería la mejor
volteaste el rostro y seguiste su camino hasta que opción. Recuerdo que la primera vez que lo hizo
subió a su auto —dejó el cigarro sobre el cenicero, apenas habíamos cumplido dos meses. Yo no sabía
se incorporó y se acercó. El hedor a muerto co- nada acerca de su condición, pero en ese momento
menzó emanar de sus labios aun rosados—. Fue estaba tan enamorado que creí poder sobrellevarlo
su cintura diminuta ¿no? No, no, no, claro que no. con el tiempo, después el amor se marchitó al igual
Fueron sus ojos azules. que el alma de todas sus víctimas, y yo me quedé
—Ni siquiera sé si tenía ojos azules. Yolan- por miedo.
da, por favor —farfulló—. De verdad, no sé de qué El tiempo discurrió de manera morosa. Es-
me hablas. peré, esperé, esperé. Yolanda llegó entrada la ma-
—Apenas ayer me dijiste que te encanta- drugada. Entró, olía diferente. Las luces estaban
ban mis ojos negros… ¿Ahora prefieres los azules? apagadas, excepto por la pequeña lámpara situada
¿Es eso? —elevó la voz y después se echó a llorar. en la mesa junto al sofá. Contemplé su silueta y me
Se puso de pie y se deslizó hasta mi posi- dio la impresión de que estaba riendo, después me
ción. Al tenerla de frente atisbé las primeras se- di cuenta de que no, que estaba llorando. Su cuerpo
ñales de su transformación. Las mejillas se fueron hacía movimientos convulsos.
hundiendo en su piel y mostraron sus huesos. Los —A-Amor… —solté, temeroso— ¿Qué
ojos se convirtieron en dos cuencas vacías y los sucedió?
labios se despellejaron hasta terminar en una masa Yolanda encendió la luz. Mi expresión de-
amorfa. Aproximó su semblante al mío y yo tem- bió ser grotesca, pasmada por el terror, puesto que
32 LA MUERTE ILUSTRADA LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 33

Autor: L.P. DUKE

Ilustradora: ANA ARGUELLES

e cuento que hoy ha pateado como nunca. El destino nunca es como lo imaginamos. Por
Tengo los sentidos a flor de piel y la barriga eso sueño que sigues a mi lado. Hablarte hace más
hinchada a punto de explotar. Para que ne- llevadera la estadía, me reconforta contarte mi día
garte que reí como una loca de alegría. Fue a día, quiero que no te pierdas ningún momento
un grato momento que disfruté al máximo, importante de nuestro pequeño embrión.
las paredes sin ventanas me devolvieron las Tu no compartías tu vida, pero un trozo a mi me
risas. diste. Un vástago que no llegaras a conocer y que
Te cuento que crece a pasos agigantados. Se sin embargo es parte de ti. Tu sangre corrompida
nota que ya quiere salir y descubrir el mundo ex- corre por sus venas, lo presiento. Temo que al final
terior por sus propios ojos. Tiene tus ganas de ex- del camino lo que salga de mi ser no sea humano.
plorar, tu voluntad aventurera, tus ganas de vivir… Y si ese fuera el caso, ¿que debo hacer?
No sé que nos espera al final del día, pero debo Sé que mientras permanezca aquí abajo nada
admitir que me siento feliz, sé que estoy ansiosa y puede pasarnos. Pero, ¿es esta la vida que quiero
un poco nerviosa, pero confió en mi Dios. Lo que para él? Debo admitir que cada día que pasa es un
sea que pase, pasará. Es el destino. calvario, tengo miles de preguntas que no encon-
Miles de preguntas rondan mi cabeza, las espan- traran respuesta, morirán conmigo en este refugio.
to, no quiero juzgar, prefiero que las cosas caigan Estamos bien, no te preocupes, tenemos alimen-
por su propio peso. Si estuvieras aquí todo sería tos suficientes para varios años y lo necesario para
más fácil, creo. sobrevivir. Lo que me pasa es otra cosa, lo siento,
Después de todo eres tú el culpable de nuestro son estas hormonas que me alborotan toda y me
engendro. Es también tuya la mitad en mi vientre. hacen pensar estupideces. Hoy me desperté con-
Como privarte del privilegio de un ser tan frágil e tenta al sentir sus patadas, eso significa que hay
inocente como lo es nuestro hijo. esperanza, que sigue vivo. Llevaba días sin mover-
Si estuvieras aquí todo sería diferente. Tendría se en mi interior, una madre conoce de estas cosas,
las fuerzas suficientes para seguir adelante con te juro que pensé lo peor. Mi hijo se había muerto
nuestras vidas. No es que tenga miedo a enfrentar- dentro de mí y yo sin poder hacer nada. Y si eso
me sola al destino, ya lo he hecho antes, es lo que llegara a ocurrir, Diosito no lo quiera, ¿como pa-

THEY WONT STAY DEAD hay afuera lo que me atemoriza…


La realidad es fría y cruel. Te fuiste en el peor
momento. Me dejaste sola cuando más te necesi-
rirlo sin ayuda?
¿Dejaría que se pudra en mi interior y yo con
él? ¡Oh, Dios! Te dije que estoy sensible. La espera

-Manuel Sauceverde taba, pero quiero que sepas que no te culpo. Si no


fuera por ti hoy no estaríamos vivos.
me consume. Si tan solo estuvieras aquí…
¿Recuerdas la puerta de hierro de la entrada?
34 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 35

Y que hice, te preguntaras. Me quedé arrinco- habías contagiado? ¿Cuándo te enteraste? ¿Yo
nada en la cama, muerta de miedo acunando a mi ya estaba embarazada? Ahora soy capaz de en-
niño con los brazos. No, no me olvide del arma. tender ciertas cosas que antes ignoraba. Tu cre-
Sabes que siempre sigo tus sabios consejos a ra- ciente urgencia por acabar el bunker, la necesidad
jatabla. La tenia conmigo lista para disparar a lo imperiosa de cubrir nuestras necesidades, pensar
primero que entrara por esa puerta. Por suerte todo en todos los pros y los contras de vivir bajo tierra
acabo allí. No he vuelto a escucharlos, pero eso no mientras mi barriga iba en aumento. ¿Lo supiste
quita que vuelvan a intentarlo. desde el principio? De una cosa estoy segura, no
En ocasiones me pregunto si los que habitan en podías saber si el pequeño Billy, así es como decidí
el exterior son seres tan crueles como dices. Más llamarlo, se había infectado también. ¿Por eso op-
de una vez se me cruzó por la cabeza subir a echar taste por dejarnos a salvo aquí abajo y alejarte para
una miradita. Quizás haya alguien que se apiada de no hacernos daño? No te culpo.
nosotros y nos tienda una mano, ¿no crees? Yo te hubiera seguido a cualquier parte de ha-
No pueden ser tan malos. ¿Quien sería capaz de bérmelo propuesto, no me importaría morir inci-
prenderle fuego a una mujer embarazada? Porque nerada si era a tu lado. Me gustaría saber que fue
eso es lo que nos hacen, según me has dicho. Que de ti. ¿Aun sigues con vida? Tengo la esperanza
para controlar la pandemia, dicen las autoridades. de que así sea, me niego a pensar lo contrario. Al
De solo pensar esa manera tan horrenda de morir menos déjame esa ilusión. Recuerdo perfectamen-
se me hiela la sangre. ¡Qué horror! te aquella ultima vez, llevabas puesta una sonrisa
¿Cómo pueden los seres humanos ser capaces que yo nunca olvidaré.
de tal crueldad? Debe ser el miedo que los lleva a Esta mañana volví a escuchar los golpes en la
eso. No quiero ni pensarlo. Si la cosa se pone fea, puerta. Se oían cerca, a pesar de que mi cabeza si-
ya veré que hacer. Por lo tanto, no quiero que te gue embotada por la fiebre. El pequeño Billy no se
enfades conmigo es solo un pensamiento en gesta- ha movido. Duerme…
ción. No quiero que nuestro hijo muera aquí abajo. Ya no recuerdo la última vez que dio brincos.
Si existe aunque sea solo una oportunidad de sal- Es un bonito nombre, ¿no crees? Apuesto a que te
varnos, entonces pienso tomarla. gustaría tanto como a mí.
Llevaba dos días sin escribirte. Lo siento. Es Me despido por hoy, amado mío. Ya te contaré
que no me siento muy bien. No, no, él está bien, mañana como me siento. Espero tener más ener-
no té preocupes. Patalea y da berrinche, que ni te gías para escribirte. Te causará gracia lo que voy
imaginas. O sale futbolista, o por los brincos que a decirte, pero las paredes ya no me parecen tan
da seguro practique Parkour. grises, ni frías, por ridículo que suene, van vestidas
No quiero alarmarte pero creo que he cogi- con un tono multicolor, como los del arcoíris. Que
do gripe. Ando súper congestionada, no paran de loco, ¿no?
caerme los mocos y la cabeza me estalla. Sí, he Incluso tengo la leve impresión de sentir los cá-
tomado las medicinas que dejaste en el botiquín. lidos rayos del sol sobre mi rostro.
Aun están vigentes. Es la fiebre lo que me preo- Si tan solo estuvieras aquí conmigo…
cupa, no quiero que le pase nada a nuestro peque-
ño.
Ahora que lo pienso nunca pensamos en un
nombre para él. ¿Lo pensaste tú?
Cuando me sienta con energías prepararé el
refugio para su llegada. Ya sabes, que se vea más
Claro, que tonta soy, como no hacerlo si tú la construiste. No es por bonito. Quería darle unos toques de color a estas
alarmarte, pero anoche me llevé un susto de muerte, desperté aterra- frías paredes grises, pero no encontré pintura por
da por fuertes golpes que provenían de allí. Alguien o algo lograron ninguna parte. ¿Se te habrá pasado? No puedes es-
encontrarla, los escuché un buen rato forcejeando con la cerradura. tar en todas, ¿cierto?
Fueron los minutos más largos de mi vida. El corazón por poco me Hay días como hoy, en los que me pongo a pen-
explota en el pecho. Pensaras que exagero, pero es la verdad. sar cuando fue qué todo comenzó. ¿Sabías que te
36 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue LA VERSIÓN DE LOS MUERTOS 37

Autora: LA CHICA LLAMADA CUERVO

Ilustrador: AXEL C

ace tres meses que Ofelia había recibido el encontró la causa: había otro ser dentro de su ce-
diagnóstico de Alzheimer y su cerebro ya rebro anidando ahí. El dolor que sentía era cuando
comenzaba a borrar cachos de su memoria. ese ser comía un pedazo de ella para tener más es-
El dolor de cabeza era indescriptible, al- pacio, ella podía sentir las diminutas mordidas con
gunas veces la despertaba en la madrugada esos dientes filosos como si fueran agujas que se
gritando y otras hasta provocaba manchas enterraban dentro de su cráneo. La gran pregunta
de sangre sobre la almohada. En consecuencia de ahora era ¿cómo había entrado a su cuerpo?
su actitud exaltada, su familia había decidido mu- Los médicos examinaron sus oídos, ojos y na-
darla a otra habitación de la casa donde no convi- riz, pero no había ningún indicio de que un animal
viera con nadie, y por ende, donde no la pudieran hubiera habitado ahí primero, así que recurrieron a
escuchar gritar. cortar todo su cabello para poder investigar mejor.
- ¿Es así como se siente? - Le preguntaba a su Ofelia ahora era una bella durmiente sin ca-
esposo cada que él entraba a la habitación con una bello, su pálido cuerpo seguía tranquilo sobre la
charola de comida. - No recuerdo ninguna enfer- cama blanca del hospital, la cubrían sólo sábanas
medad que causara este dolor de cabeza. esterilizadas y sus ojos continuaban cerrados. Pa-
- Es porque tu memoria se está desvaneciendo, recía una princesa con una incisión en la cabeza ya
pero así es. - respondía él todas las veces que cuando cortaron todo su cabello encontraron
alejándose cada vez más de ella. una herida abierta. Tenía todas las características
Él, quien había conocido a Ofelia en sus quince de una mordida, pero nadie quería decirlo en voz
años, no podía soportar ahora ver en lo que se es- alta, se podían ver las marcas de los dientes y la
taba convirtiendo. saliva escurriendo hacia el interior del hueso, pero
Un año antes, Ofelia disfrutaba de buena salud, ¿quién? ¿cómo?
de ese tipo de bienestar que nunca se cuestiona y
siempre se da por hecho, sus hijos habían crecido Los médicos la mantuvieron encerrada unas ho-
igual de sanos y ahora tenían 12 y 13 años de edad ras más dentro del quirófano antes de salir a darle
respectivamente, pero nada de su pasado los podía la noticia a sus familiares.Su esposo insistió en vez
preparar para el futuro que les esperaba, la mordida antes de que esta fuera curada.
Una mañana Ofelia despertó con un fuerte dolor Una vez advertido de que esto podía represen-
de cabeza, el malestar era tal que no había cómo tar un shock muy grande, se le dirigió al quirófano
controlarlo, así que se llenó el estómago de pasti- donde pudo verla a través de un vidrio.
llas hasta que cayó desmayada en la cocina de su - Ella no es mi esposa, eso que tienen ahí no es
casa y fue trasladada a la sala de urgencias en el ella…es su cuerpo pero no es ella…
hospital. Repetía él afligido mientras negaba con su ca-
Una vez que despertó, comenzaron los gritos, beza. Se necesitaron varias enfermeras para sos-
ella gritaba como si estuviera siendo quemada en tenerlo y poder tranquilizarlo. Posterior a esto, el
vida, se rasguñaba la piel y jalaba de su cabello; el hombre exigió hablar con el médico que había rea-
dolor era inconcebible. Así fue como comenzaron lizado la cirugía.
los analgésicos, primero inyectados hasta lograr - Eso que está ahí dentro, no es ella, no sé qué
sedarla completamente. es pero…no.
Ofelia sólo podía ser transportada mientras dor- - Es normal esta reacción- explicó el médico -
mía, así que de esa forma se realizaron los estudios nosotros tampoco habíamos visto algo así antes,
pertinentes para poder diagnosticar su enfermedad. sin embargo, lo más importante ahora es saber
Pasó por radiografías y tomografías hasta que se cómo manejaremos la situación.
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39
Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue

Hay algo creciendo dentro de su esposa, en unos días, tal vez me-
ses, ella perderá toda su conciencia y obtendrá la de alguien más y
será ahí cuando deje de ser Ofelia. ¿Mi recomendación? Manejemos
un diagnóstico distinto con ella, que no sepa qué fue lo que pasó en
este hospital y así dejémosla disfrutar los últimos momentos que le
queden con su conciencia; ya cuando sea el momento de transición,
sabremos qué hacer.
Tras la recomendación del médico, se siguieron esas instruccio-
nes y se manejó el diagnóstico de Alzheimer. Ofelia lo escuchó aten-
tamente y tomó nota suponiendo que pronto lo olvidaría. Toda su
familia acordó cuidarla en casa y así fue trasladada con un régimen
de analgésicos que debían de consumirse diario.
- La pérdida de memoria duele, es la sensación de la vida aferrán-
dose a no morir lo que sientes, por eso debes de tomar las medicinas-
le repetía su esposo cuando ella lo cuestionaba.
Los gritos y el dolor anunciaban que el momento de transición co-
menzaba. Los hijos de Ofelia fueron alejados de la casa y se les pidió
no comentar nada sobre su madre, ya que quien estaba encerrada en
esa habitación no era ella.
Su esposo fue el último en huir, él continuaba fuera de la puerta
tomando su mano por un orificio de la misma, creyendo que ese con-
tacto la ayudaría a sopesar el dolor.
- Es la vida negándose a ser olvidada, recuerda…recuerda Pero
en el fondo él sabía que era otra cosa, cuando la transición terminara
y la puerta se abriera, ya no sería ella quien estuviera ahí y él no se
sentía preparado para recibir al ser que ahora habitaría el cuerpo de
su gran amor.
Pasaron horas pero él se negaba a irse, seguía sosteniendo la
mano, misma que ahora estaba
abierta y se veían los tendones estirándose. La transición estaba Autora: LAURA V. MEDEL
acabando con su cuerpo, o tal
vez le estaba generando uno nuevo. espertó con una sensación de aturdimiento en la cabeza, no re-
- ¿Ofelia? - preguntó con la esperanza de volver a escuchar su cordaba nada. Un extraño olor, bastante familiar, merodeaba los
voz, aunque sea una última aires y eso la animaba.
vez. “¿A qué huele?; ¿qué me pasa?”, se preguntaba por unos se-
- ¿Sí? - respondió ella con un suspiro. gundos y luego la duda se le olvidaba. No podía formular pensamien-
- Cuando tú no estés aquí nuestro amor se habrá muerto, eso sig- tos o ideas más complejas, pero realmente eso a ella no le importaba.
nifica que será eterno. Sólo quiero que sepas eso, que no morirá en Se incorporó con dificultad en andanza, el cuerpo le pesaba tanto
un olvido. que apenas se desplazaba. Los vitrales de los edificios a su paso deja-
Ofelia no respondió, sólo soltó su mano y él vio cómo se alejó ban entrever de su reflejo retazos de piel colgante, verde, roja y muy
mostrando pedazos de piel escurriéndose de ella. morada.
Ya no había gritos, sólo se escuchaba la respiración pesada dentro De pronto en su lenta marcha, aquel extraño olor de nuevo se ma-
de la habitación y rasguños en la puerta: Ofelia se había ido. nifestaba: con un grito agudo invadiendo sus tímpanos, y entre sus
¿Sería él capaz de amar a aquél ser que había tomado su vida? fauces pedazos grandes de carne humana.
Sólo había una forma de averiguarlo, se acercó y con una mano qui- El instinto del hambre, al final, fue la única peculiaridad que de su
tó el seguro que detenía la puerta cerrada, era hora de conocer su pasado misterioso aún conservaba.
destino.
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LA MUERTE ILUSTRADA

(Lady Lazarus)
Autora: VICTORIA MORRISON

Ilustrador: EDUARDO LUNA

I logré levantarme. Caminé sobre mis pies de


Sus manos en mi garganta, me quería oscurecer, barro
anochecer; apagar mi débil luz de vela los trozos de mi alma arrebatada quedaban en
soplando mis ojos, asfixiando mi cerebro. el camino
Su rodilla en mi pecho; sola, colmada de incertidumbre y miedo,
¡Te voy a matar! —gritaba— recordaba su rostro en cámara lenta.
entre dientes, babas Logré llegar a ese hogar de falsos recuerdos;
con los mocos colgando —lloraba—. -él no estaba-.
Me quería oscurecer Mi irreconocible reflejo en el espejo del pasillo
mi rostro púrpura, se volvió negro. era grotesco y horrible. Mis ojos inyectados en
La noche se detuvo sangre,
dejé de amarlo, -él me dio por muerta-. sus manos tatuadas en mi cuello,
Tomó mi cuerpo inmóvil, me arrojó como cadáver llorando frente a mi misma.
carnada. ¿Qué haré con este dolor?
Riachuelo llorón, tumba de agua y tierra, He vuelto a ser el llanto desconsolado
fui la semilla imperfecta de su odio, de una niña huérfana.
asesino y cobarde esposo; arrancó de raíz mi
alegría. II
Cerré mis ojos, me entregué a la muerte. Abriré su boca mentirosa, arrancaré todos sus
El aullido de un perro junto a mí me despertó dientes

ZOMBIES MODERNOS
de golpe, en nombre de la traición.
el lejano sonido del agua que entraba por mi ¡Él apagó la luz de mis ojos, ha hecho de mi un
boca zombi viviente!

-Peter Samwell sació mi lastimada garganta.


Inmóvil, traté de moverme,
mis manos atadas, (fui la perfecta tragedia).
un cadáver mal sepultado.
Sus pasos en la escalera, cerradura puñal de
Judas;
El susurro de la solitaria muerte me arrastré como serpiente,
con su aliento amarillo me regresó a la vida. me enrollé bajo la cama colchón de violencia.
¡Levántate de los muertos Lady Lazarus! Terrorífica noche, animal de tierra, olía a
La luna de sangre fue mi aliada, muerte y traición,
me arrastré bajo su luz, terrorífico desenlace, a ese que las mujeres
me intrigaba su rostro deforme que era el mío, llamamos amor,
mi propia muerte me intrigaba, lo único cierto aquí; sus embusteras promesas,
42 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue VERSOS PÚTRIDOS 43

ardo; como pez en agua hirviendo, que jamás florecen, se secan y mueren una y
este dolor, susurro desesperado de vida, otra vez
no lo perdonaré jamás. como su oscurecido recuerdo.
Muerta casi viva en medianoche, lo oí bostezar, Soy la esposa caníbal que cultiva rosas, y adora
roncar. el recuerdo
Sigilosamente salí, lo observé, clave mi puñal de su tibia sangre en mi rostro,
en su corazón de piedra, soy la luz de la luna que alumbró mi crimen,
una y otra vez; su sangre adorno la pared, la soy el ojo mágico de la puerta que me recibió
cual lamí con mi lengua. moribunda,
Herví su corazón y lo comí. soy el ultimo reflejo en sus ojos al asesinarlo, Autora: VANIA LÓPEZ SÁNCHEZ
A fuego lento cociné el órgano del esperpento soy mi lagrima por él, que derramé en su pecho
Ilustrador: RIBS
que amé, y se extravió en su sangre.
mi copa de vino fue su sangre coagulada Oí su último respiro que olía a nada. Las páginas se miran blancas,
tan fría como el riachuelo al que me lanzó. Su rostro dramático escupiendo rubíes de
Imposibles de leerse,
Enterré sus huesos en mi jardín, bajo el rosal dientes,
de espinas; hombre muerto, mujer viva muerta. El reloj en la pared ha dejado de sonar,
de la semilla de su calavera, emergen botones Ni un ruido cruza la calle,
negros Ni el aire hace a los árboles sonar,
La obscuridad se asoma,
No veo horizonte,
El silencio aprisiona,
Es el reinado de la noche.
No hay rayo de sol que caliente,
No hay textura que se sienta,
Mi memoria está rota,
Ya no lloro, ya no rio, ya no sé qué es vivir,
Jodido y podrido,
Todo el mundo es gris.
De pronto un color,
El rojo carmesí invade mi cuerpo,
Devoro y no hay moral que me detenga,
Y el placer no llega.
Mis pupilas pierden curso,
Mis venas se ahogan y se secan,
Mi cuerpo cual marioneta.
No hay memoria, no hay amanecer, ya no hay Tierra,
No tengo instinto ni razón,
No tengo pensamientos ni emoción,
Solo estoy en putrefacción.
44
45
Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue

Brisbane Zombie Walk 2011 de AndrewMercer


Autor: RIGOR MORTIS

n monstruo sin conciencia propia, ham- En estas historias, los zombies son una ame-
briento por cerebros y carne fresca que naza para la sociedad, ya sea por salir de las tumbas
morirá si haces explotar su cabeza… Su- o por ser una enfermedad altamente contagiosa y
pongo es la imagen que la mayoría de las mortal, siempre debemos afrontarlos por el bien co-
personas tienen al pensar en la palabra mún. ¿Pero de dónde vienen? ¿Estamos seguros de
“zombie”. No puedo culparlos, son ya casi conocer sus orígenes? ¿Cómo llegamos a la imagen
100 años los que han contado las historias de estos del zombie actual y por qué no tiene nada que ver
monstruos y han ido evolucionando junto con sus con su imagen original?
distribuciones en novelas, películas, series televisi-
vas, cómics y aún más reciente en videojuegos.
África, el origen de todo
Aunque su origen exacto es desconocido, la etimo-
logía de la palabra “zombi” nos coloca en África
Central y Occidental:

● Las personas de Gabón usaban la palabra


“ndzumbi” para cadáver.
● La palabra Kikongo “nzambi” era usada para
referirse al espíritu de un ancestro
● En bantú la palabra “zumbi” era para un objeto
poseido por algun espiritu o un muerto
vuelto a la vida
● En Angola, “nvumbi” para referirse al cuerpo
sin alma

“Zombie” de Jean-noël Lafargue


46 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue ENSAYO 47

En este continente, las creencias de la vida des- los Estados Unidos, según los relatos que varios de
pués de la muerte son muy variadas, pero existen ellos me dieron en conversaciones casuales, no se
comunidades que desde hace mucho confían en que han molestado en investigar el número de muertos y
los espíritus y dioses pueden poseer objetos o per- heridos.”, se pudo leer en el periódico.
sonas con intención de buena fortuna, buenas cose-
chas, riqueza y abundancia. Las tropas se retiraron en 1934, dejando un país
desmembrado y en ruinas. Con ellos, se llevaron
Entre 1517 y 1804, Francia y España escla- más que recursos políticos, económicos y naturales,
vizaron a miles de personas para sus colonias, lle- se llevaron relatos y SU parte de la historia, pues
vándolas primero a la isla caribeña que hoy en día “The Zombies” de Hector Hyppolite algunos de los que lograron entrar a la isla gracias “Night of the Living Dead” de George A. Romero, 1968
conocemos como Haití y República Dominicana. a la ocupación pudieron registrar parte de las creen-
Una vez instalados los esclavos en la isla, eran obli-
gados a convertirse al catolicismo. De esta manera El zombi era un reflejo terrible de la realidad en
cias, magia y vida de los lugareños. Así, desde 1920
comenzaría a surgir un género literario de ficción
De Romero al apocalipsis
su religión se vió mezclada y nacería esta fusión que Haití. El trato hacia los esclavos era tan sádico que lleno de cadáveres vivientes con sed de venganza La segunda gran ola de la fiebre por los zombies fue
conocemos como vudú y con ella un “zombi” dis- la mitad de los que eran traídos a la isla morían en que reemplazaría los cuentos de fantasmas. claramente con La noche de los muertos vivientes de
tinto al de África. menos de un par de años, causando que se pidieran
George Romero, pero todos estamos de acuerdo en
más y más esclavos. La isla fue el punto de compra William Seabrook, historiador y autoproclama- que fue un antes y un después en cómo se contaban
de más del 80% de los esclavos que fueron traídos do ocultista, publicaría su diario de viajes “La isla las historias de estos monstruos. Aunque Romero no
a América. Sumado a esto, el vudú tomaba fuerza mágica” en 1929, describiendo lo que vió en Haití había utilizado directamente la palabra zombi, la au-
pues ellos se aferraban a sus orígenes llenos de ma- y jurando que formó parte de sus rituales y ser po- diencia inmediatamente los relaciono y la manera en
gia pero sentían el temor católico ya impuesto por seído por sus dioses. En el libro, también afirma ha- la que se siguió hablando de los zombies ya no fue la
sus captores. Dentro de estas creencias se incluía la ber visto zombis trabajando, describiendolos como misma. Claro, hay algunas en variaciones en el cómo
vida después de la muerte , muerte que los liberaría terroríficos pero torpes. Este capítulo inspiraría a la se originan y erradican pero la idea general como vi-
de la esclavitud y los guiaría a Lan Guineé, un paraí- película de 1932 “Zombie Blanco”. llano casi siempre está presente.
so. Pero las condiciones para entrar eran meramen-
te católicas, si la persona se suicidaba no entraría a
Desde entonces, innumerables películas crearon
Lan Guineé, una situación problemática pues mu-
fanáticos alrededor del mundo, pero poco se sabía de
chísimos esclavos preferían el suicidio que seguir
sus orígenes. Incluso hubo polémicas como la palabra
“Louisiana Voodoo” de Greg Willis sufriendo los tratos inhumanos que recibían siendo
“zombie” siendo registrada como marca por Marvel
sus almas condenadas a vagar por la isla y no poder
Comics. También, aprovechando la popularidad, se
dar sepultura decente al cuerpo sin vida, facilitando
La verdadera víctima
relacionaron con publicaciones científicas de cómo
la malevola tarea del bokor. Era sin duda el peor de
podrá la humanidad alcanzar un hipotético “apoca-
los destinos, pues significaba una esclavitud de la
lipsis zombie” ya sea gracias a la naturaleza (la más
Según el vudú, si no se atiende correctamente el que ni siquiera la muerte los liberaría. popular, del hongo Ophiocordyceps) o la ciencia

“White Zombie” de Garnett Weston, 1932


cuerpo después de la muerte, el hechicero llamado
“bokor” puede usar al difunto como un zombie para ¿Transformación o borrado? (comparando el efecto zombie con la transmisión de
virus reales como la rabia).
su propio beneficio, ya sea esclavizándolo, rentán-
dolo o causando mal a otras personas. Existen dos En 1804, Haití logró su independencia y la abolición Las historias de zombies están lejos de desaparecer,
tipos de “zombi” pues existen dos tipos de alma: de la esclavitud, siendo el primer país del Caribe y siguen siendo muy populares gracias a series recien-
una relacionada al espíritu y la otra relacionada a América Latina que lo logra. Para 1915, Estados tes (como The Walking Dead o iZombie) y la industria
la conciencia y el cuerpo. Si el bokor solo llama al Unidos invadió Haití con fines de control económi- de los videojuegos (con títulos de géneros variados
fantasma o espíritu del cadáver se le llamaría zombi co pues notaron que estaban teniendo un crecimien- como Left 4 Dead, The Last of Us, Dead Rising o mis
incorpóreo, en cambio si lo que usa es la concien- to que podría favorecerlos. Pero esto fue cambiado favoritos personales, los zombies de Call of Duty).
cia del cuerpo del cadáver sería un zombi corpóreo. en su discurso patriótico y reflejo del racismo de Pero aunque nos parezca simple entretenimiento, no
Una vez con el zombi en su poder, lo llevaría a las la época lo presentaron como una manera de esta- debemos olvidar que el mayor miedo que tenían en
plantaciones a trabajar sin descanso ni comida para blecer la paz y el orden de un país que ellos creían sus orígenes era seguir siendo objetos de consumo
obtener riquezas y favores de los “dueños” de las primitivo: “Se disparó con ametralladora contra después de su muerte. Quizá eso nos hace más mons-
tierras. multitudes de nativos desarmados, y los Marines de truos a nosotros, quienes los seguimos consumiendo.
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LA MUERTE ILUSTRADA

Cine y el fin del mundo


Autor: Lunuar “Return of the Living Dead” de Dan O’Bannon, 1985

is queridxs lectores, yo sé que ustedes son y que desemboque en un destino fatal es el punto de
muy ávidos y ávidas para ver todo tipo de partida para el artículo que analizaremos el día de
cine de horror y terror, por lo que estoy se- hoy.
guro que se han dado cuenta de que uno de Las narrativas apocalípticas han estado presentes
los elementos más recurrentes en estos géne- para nosotros desde los inicios primigenios del cine,
ros es el planteamiento de escenarios apocalípticos incluso durante la época del cine silente.
o amenazas del fin del mundo tal y como lo cono-
cemos. La primera que la humanidad pudo apreciar fue la
Este número estará dedicado a conocer la percep- que llevó por título: El fin del mundo (1916). Acer-
ción del final de los tiempos a través de la historia tadamente llamada así, se trata de una cinta danesa
del séptimo arte. Para esto es necesario viajar en el que nos muestra una cadena de desastres naturales
tiempo para dar un repaso casi académico del origen cuando un cometa pasa demasiado cerca de la Tierra.
y la influencia que ha tenido la sociedad (principal-
mente estadounidense) en como se representa el fin La inspiración para realizar la película nació del
del mundo en la pantalla. pánico que había estallado seis años antes cuando el
cometa Halley rozó el planeta. The End of the World
El apocalipsis es uno de los miedos a nivel mun- se convirtió en un éxito de taquilla inmediato: una de
dial más presentes dentro de la humanidad en su fol- las primeras pruebas de que los cinéfilos acudían en
clor, cultura y avasallante en el consciente colectivo; masa para ver qué los asustaba muchísimo. Impor-
y es que no sólo existe una sola versión de él, si no tante para las bases en el cine de terror
que las posibilidades unidas a la creatividad de que
el día del juicio final puede llegar en cualquier mo-
mento, nos permite ahondar en circunstancias ficti-
cias que sorpresivamente no parecen ser tan alejadas
de la realidad. A pesar de que en su mayoría se tratan
ESTAR MUERTO NO ES UNA de películas de ciencia ficción entintadas solamente
con partículas del género de terror y horror, el factor
JUSTIFICACIÓN MÉDICA miedo y la ansiedad que provoca en el espectador
ilustrarle un escenario en el que no tiene el control

-Kyeo Park en lo absoluto de lo que pasa o pueda llegar a pasar


“Verdens Undergang” de August Blom, 1916
50 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue ZOMBIES EN EL CINE 51

Desde entonces durante todo el siglo, cientos de Aún más oscura fue Godzilla (1954), una película de tema real era la paranoia. De repente, no se podía
películas han imaginado y expuesto la destrucción monstruos nacida en Tokio al recordar a los estadou- confiar en las figuras de autoridad y “los expertos”,
de nuestro planeta. Aunque a menudo sus narrativas nidenses del posible precio de arrasar dos ciudades un estado de ánimo que encontraría su apoteosis en
se encuentran en escenarios futuristas, estos espectá- japonesas hasta convertirlas en polvo radiactivo. el encubrimiento de Watergate. Este fue el apocalip-
culos tienden a abordar los demonios subconscientes sis hecho a medida para la época de Woodward y
con los que estamos lidiando en este mismo momen- Bernstein.
to. Los fantasmas cataclísmicos pueden arremolinar-
se en torno a nuestros miedos al Armagedón nuclear,
la invasión alienígena, la profecía bíblica, la tecnolo- “Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and
gía desbocada, la sobrepoblación, las epidemias de Love the Bomb” de Stanley Kubrick, 1964
zombis e incluso extraños habitantes subterráneos
caníbales (C.H.U.D. de 1984). Pero independiente- Cuatro años más tarde, Hollywood ofreció un
mente de la forma que tomen estas películas apo- mensaje diferente con Planet of the Apes y Night
calípticas, el fin del mundo tal como lo conocemos of the living dead (1968) (Si aún no has revisitado
nunca ha estado lejos de nuestros pensamientos. nuestro artículo de La evolución de los zombis en el
cine, te invitamos a hacerlo aquí en Rigor Mortis).
Para la década de 1930, veinte años después de “Invasion of the Body Snatchers” de Don Siegel, 1956
que The end of the world, Hollywood ya se había
constituido como la fábrica de sueños, produciendo Una de mis películas favoritas de la década que
visiones azucaradas de glamour y escapismo. Pero bien mezclaba la ciencia ficción con terrores fuera
también era perfectamente capaz de crear pesadillas, del espacio es The blob (1958) en la que un asteroide
en películas como la épica Diluvio de terremotos e cae sobre la tierra, incrementando su masa mientras
inundaciones (1933). Luego, en la década de 1940, devoraba toda criatura a su paso.
las metáforas cinematográficas del fin del mundo
dieron paso a los terrores del mundo real de la Se-
gunda Guerra Mundial y el Holocausto, y las pelícu-
las apocalípticas se tomaron unas largas vacaciones.
Las noticias que se daban en la televisión resultaba
para la audiencia mucho más terrorífico que cual- “Night of the Living Dead” de George A. Romero, 1968
quier ficción. “The Ωmega Man” de Boris Sagal, 1971
Apes presenta quizás el mejor final del género y
Siempre tendemos a pensar en la década de los 50 su imagen más icónica, la Estatua de la Libertad en En los años 80, el fin del mundo ya no parecía
como un romántico idilio del optimismo de la era de ruinas, pero es el enfriador de bajo presupuesto de ser algo que simplemente nos estaba pasando a no-
Eisenhower, pero en realidad esta década marcó la George A. Romero el que sorprendentemente tuvo sotros, sino algo causado en realidad por nosotros.
“The Blob” de Irvin Yeaworth, 1958 la sombra más larga como un cambio de juego meta-
primera edad de oro del cine apocalíptico. La bomba Nuestras películas nos obligaron a mirarnos en el es-
atómica, la carrera armamentista de la Guerra Fría Si el arsenal de amenazas al estilo de vida esta- fórico, calzador. en todo, desde los derechos civiles pejo y obtener una visión más personal.
y el lanzamiento del satélite ruso Sputnik se ente- dounidense permaneció abstracto en los años 50, en hasta la carnicería en Vietnam entre ráfagas de san-
rraron en nuestros sueños febriles. Ya nada parecía los años 60 se volvieron terriblemente concretos: la gre sangrienta. La única pregunta que quedó flotan- En Escape From New York(1981), Manhattan se
seguro excepto, quizás, la incertidumbre. La década crisis de los misiles en Cuba; la guerra de metástasis do en el aire: después de haber visto a una niña de transformó en una prisión de máxima seguridad, un
comenzó con El día que la Tierra se detuvo (1951), en Vietnam; y el sonido indeleble de los disparos en rostro dulce convertirse en un zombi y comerse a su infierno que cualquiera que viviera en la ciudad pla-
una metáfora pacifista sobre un extraterrestre que Dealey Plaza, el Ambassador Hotel en Los Ángeles y padre, ¿Qué sigue? gada de crimen y graffiti en ese momento habría re-
aterriza en Washington, D.C., con un ultimátum es- el Lorraine Motel en Memphis. Todo este caos social Charlton Heston, al menos, parecía el hombre in- conocido. En The Terminator(1984), el futuro es un
calofriante para la humanidad: busca la paz o la tie- encontró su lugar en la pantalla, a principios de ese dicado para responder a la pregunta. Se saltó las úl- páramo invadido por máquinas asesinas conscientes
rra se hará añicos. Aguas más oscuras se avecinaban año, Stanley Kubrick imaginó un escenario similar timas tres secuelas cada vez más cursis de Apes y se que resultan de la arrogancia tecnológica de la hu-
con la adaptación de 1953 de La guerra de los mun- filtrado a través del humor negro en Dr. Strangelove ocupó en cambio de un par de películas de palomitas manidad. El director de la película, James Cameron,
dos de H.G. Wells, la alegoría del macartismo La or: How I Learned to Stop Worrying and Love the de maíz postapocalípticas: The Omega Man (1971) nos decía:
invasión de los ladrones de cuerpos (1956) y En la Bomb. Estas películas hicieron sus puntos de aga- y Soylent Green (1973). Las causas del desastre en “no tenemos a nadie a quien culpar
playa (1959), un drama de Gregory Peck empapado charse y cubrirse de manera diferente, pero entrega- estas películas eran ostensiblemente la guerra bioló- sino a nosotros mismos.”
de fatalidad sobre las secuelas de la guerra nuclear. ron la misma advertencia: el mundo se ha vuelto loco. gica, la superpoblación y la contaminación, pero el
52 Rigor Mortis 9: El Despertar de la Morgue

En los 15 años entre The Matrix y el próximo


Mad Max: Fury Road, Hollywood ha producido más
de 85 películas apocalípticas. Tal vez ese número no
sea tan sorprendente considerando que después del
11 de septiembre, todos buscábamos consuelo y ca-
tarsis en la oscuridad de las salas de cine, donde in-
cluso las películas más sombrías tienden a terminar
con una nota de esperanza, reconfortándonos como
“The Terminator” de James Cameron, 1984 humanidad.

Los 90 tomaron tropos apocalípticos familiares


y los sobredimensionaron en monstruos como Wa-
terworld (1995), Día de la Independencia(1996) y
Deep Impact(1998) que fue probablemente la pelí-
cula más popular en su campo. No fue hasta el acer-
camiento del milenio que obtuvimos nuestra prime-
ra distopía de un nuevo mundo valiente: The Matrix www.rigormortisrevista.com
(1999). La llegada del mesías digital de Keanu Re- “Mad Max: Fury Road” de George Miller, 2015
eves, Neo, dio inicio a la segunda edad de oro del Hoy, nuestra sombría fascinación con nuestra
cine apocalíptico: una era incómoda de conmoción y propia extinción parece haberse desplazado a histo-
asombro existencial. rias sobre el calentamiento global y la catástrofe eco-
lógica. Mientras los científicos hacen sonar alarmas
cada vez más urgentes sobre el cambio climático y
la reducción de los casquetes polares, los cineastas
se han apresurado a leer tanto los titulares como las
hojas de té psicológicas en un intento de reflejar esas
ansiedades en nosotros y transportarlas a nuestras
pantallas ya no únicamente en los cines, también
dentro de nuestros propios hogares. /RigorMortisRevista
Independientemente de si estas películas vienen
empaquetadas como deslumbrante porno de desas-
tres como en The Day After Tomorrow (2004), do-
/RigorMortisRevista
cumentales aleccionadores An Inconvenient Truth
de (2006), películas animadas para niños como lo
vimos en WALLE de (2008) el mensaje principal /El_Rigor_Mortis
perdura y continúa diciéndonos que la causa de la
extinción de nuestro mundo somos y seremos siem-
pre nosotros mismos, y no podría existir algo más
terrorífico que eso.

rigormortisrevista@gmail.com
“Deep Impact” de Mimi Leder, 1998

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