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LA MUERTE DEL FALO

Autor: Germán Beltrán Avilés


Tutor: Alex Mitrani
E-mail: gerbela3@gmail.com
TFM – Master Universitario de Investigación en Arte y Diseño
EINA, 1 de septiembre de 2017
Universidad Autónoma de Barcelona

LA MUERTE DEL FALO de Germán Beltrán Avilés está bajo una Licencia Creative Commons
Reconocimiento-CompartirIgual 4.0 Internacional

Resumen
La muerte del falo, la anunciación de la muerte del falo por el falo, el falo de
tiempos prehistóricos en franca decadencia, el falo flácido es un chiste o una tragedia. Es
la crónica de una muerte anunciada desde el mismo instante que se cuestiona al Dios de
los ejércitos, al castigador y terrible misógino de las montañas.

Palabras clave: FALO, MUERTE, GEOPOLÍTICA, CAPITALISMO, FEMINISMO,


SEXO.
La agonía del falo1

No falo
Una grandísima puta,
¡La verga no se levanta!
¿Qué le pasa?
Acaso ha muerto del todo…
Ya no estará dura como el bronce del cañón,
recta como una ojiva nuclear…
Erecta como una gran verga de colosales dimensiones.
Miles de años guerreando por el mundo,
y hoy flácida como un espagueti cosido,
Toneladas de viagra no bastan,
Para ponerla erecta y metálica.
Millones de coños hambrientos asechan al cadáver,
Oscuros anos ríen con dientes amarillos,
su festín embutido…
Bocas, bocas babeantes se apresuran…
a darle el último beso, el del adiós…
Que paso falo grandioso de colosales batalles,
De sangrientos festines de guerra,
De orgías caníbales…
Que te paso falo protector de mujeres, ancianos y niños…
Se acabó tu poder curador, tu santidad evangelizadora,
se acabó tu magia esotérica.
Se acabó tus habilidades desfloradas
Tus habilidades…
Tus facultades…
Ya no das placer: Das dolor….
Das pena…
El Dildo es mil veces mejor que tu…
El dildo te dio por el culo ¡falo de mierda!
Falo de poetas afeminaos de culitos suaves y golosos…
Falo ¿estás muerto o aún respiras?
Falito ya no eres lo que fuiste, ni la sombra te queda.
El Sol se ríe de ti por tu posición horizontal de cadáver de momia egipcia.
La vagina se ríe de ti, de tu ridícula pose de rey abdicado…
Que verga de verga, que vergüenza de polla muerta
Falo, ya, No eres más…

1
Caligrama fálico
EL FALO HA MUERTO

“Lo que ocurrió allí fue la mayor obra de arte


que jamás haya existido. Que unos espíritus
hayan conseguido realizar, en un solo acto, algo
con lo que en la música ni siquiera podemos
soñar; que unas personas ensayen como locos
durante diez años, totalmente fanatizados, para
dar un solo concierto y morir luego, es la mayor
obra de arte del universo”

Stockhausen 2

El filósofo Hegel postuló que “Dios ha muerto” y cobro nuevo sentido cuando
Nietzsche lo refirmo como concepto, de Dios sustentador del orden ontológico y ético del
mundo que se ha desmoronado, citando a Laplace Dios convertido en una “hipótesis
innecesaria” («Nietzsche y la muerte de dios.pdf», s. f.). Foucault anunció la muerte del
hombre a finales del siglo XX no como una negación del sujeto sino como su disolución
y nacimiento, como su muerte inacabada. Hoy el falo ha muerto y sus fragmentos se
esparcen por todo el mundo contaminando a neoliberales capitalistas, izquierdistas,
religiosos, proxenetas, políticos, banqueros y miserables asalariados de este planeta
globalizado; donde el individualismo marca nuestras relaciones, la decadencia física,
donde la muerte es una certidumbre que azota al ser humano en cada esquina. Donde lo
mejor es desvincularse rápidamente, ya que los sentimientos pueden crear dependencia y
perder libertad, donde la individualidad es el bien más preciado. Hay que cultivar el arte
de trucar las relaciones, de desconectarse, de anticipar la decrepitud, saber cancelar los
contratos a tiempo para no perderse (Vásquez , s. f.).
El falo ha muerto y sus propietarios buscan sustitutos y alternativas para
reconstruirlo de cualquier manera y a cualquier precio, fragmentos de falos en tránsito se
acoplan para resucitar al macho, en falo en su incesante voluntad de poder encuentra que
la mujer no es un macho incompleto, que tiene falo elástico, que lo lleva dentro de su
cuerpo oculto a las miradas misóginas de los hombres, la mujer es multifálica.
Con la muerte del falo se puede formular la hipótesis de que el único sexo vigente es el
femenino, y el masculino no existe más que por un esfuerzo sobrehumano de mantenerlo
vivo, está muerto de tanto usarlo (Baudillard, 1998).
Se sostenía que la mujer no tiene pene, que es incompleta, que envidia a los
hombres la posesión de un falo. Pero su vagina es como un agujero negro que lo devora
todo, otro tipo de falo en un nuevo paradigma, un falo elástico que devora penes y se
acomoda a ellos, los abraza, los cubre, los acoge cálida y húmedamente, falo desconocido
que como el ave fénix renace incesantemente en cada desfloración, con la negación del
único falo conocido se anunció su muerte.

2
Karlheinz Stockhausen, compositor Alemán
El poder de la mujer se dibuja en sus curvas peligrosas, en sus abismos húmedos,
en lo cóncavo y convexo de sus formas, en su voz seductora y agónica Esta empíricamente
demostrado que las mujeres de todas las sociedades conocidas poseen la predisposición
emocional necesaria para “convencer” a los hombres y para “salirse con la suya” a pesar
de la mayor agresividad del macho, de su aparente superioridad, de tener su falo urgente
(Goldberg, 1976, p. 26).
¿Quién ha matado al falo? todas y todos somos culpables de su muerte, murió de
tanto usarlo, por agotamiento, por inanición, por exceso de orgullo. El mismo hombre ha
cercenado su pene flácido de tantas luchas y derrotas continuadas en su afán de
mantenerlo firme, ha perdido su erección destructora, pero sus íconos han tomado su lugar
y hoy continúan explotando catedrales, aeropuertos, metros y mercados, nuevos
significantes fálicos asechan las vaginas reconstruidas, nuevos artefactos humillan la
existencia del falo en putrefacción.
Bauman afirma: “Las ciudades contemporáneas, son metrópolis del miedo a todo,
lo cual no deja de ser una paradoja, dado que los núcleos urbanos se construyeron
rodeados de murallas y fosos para protegerse de los peligros que venían del exterior”.
Ahora no hay lugar seguro, la muerte nos asecha en todos los rincones, el terror viaja en
autobús. Lo que Sloterdijk llamó “la ciudad amurallada” hoy ya no es un refugio, sino la
fuente esencial de todos los peligros posibles, desde un virus hasta una bomba explosiva
(Vásquez, s. f.). El falo ha muerto de miedo, de esquizofrenia existencial, de estrés, de
angustia depresiva, de tanto usarlo.
Cuando la guerra era un medio de saqueo de alimentos, de secuestro de mujeres,
de control demográfico y cuando la tecnología de la guerra consistía principalmente en
armas primitivas de mano, el patriarcado y los estilos de vida machista estaban
necesariamente en ascenso hasta su hegemonía. En la medida en que ninguna de estas
condiciones vale para el mundo actual, los movimientos de liberación de la mujer tienen
razón prediciendo el declive de los estilos de vida machista y el ocaso de la falocracia
(Harris, 2004).
En los tiempos feudales no se encontraba antinatural que las mujeres hiciesen la
guerra y dirigiesen la política, porque lo hacían muchas, con acierto y brío. Se encontraba
de lo más normal que las mujeres de las clases privilegiadas tuviesen carácter viril, que
gobernaban con cetro fálico (Mill, 2008), mujeres fálicas que evidencian que lo femenino
nunca ha sido dominado, que la mujer en diferente sentido siempre ha sido dominante.
“Lo femenino precisamente no como sexo, sino como forma transversal de todo sexo y
de todo poder, como forma secreta y virulenta de la insexualidad” (Baudillard, 1998).
Las revoluciones liberales implantaron formas de organización política basadas en la
libertad de todas las personas y en una primera propuesta de igualdad, que al principio no
abarcó a todo el mundo porque lo teorizó la burguesa, pero dio terreno al empoderamiento
femenino que comenzó a conspirar contra el reinado fálico e ir en camino hacia la
revolución que lo decapitara (Pérez, 2011).
El falo que antes lucía orgulloso en los matrimonios ahora está ausente en la
familia, no se habla de él porque es vergonzoso a pesar de su protagonismo coital en el
embarazo. El falo entra en crisis junto a la familia, se disuelven, porque tenemos miedo
a establecer relaciones duraderas, relaciones que se miden en términos de costo y
beneficio “de liquidez” en el estricto sentido financiero del sistema capitalista, sistema
que nos exprime hasta la muerte (Vásquez, s. f.). Tenemos miedo, vivimos con miedo,
miedo es el nombre que damos a nuestra incertidumbre, a nuestro desequilibrio, a nuestra
ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que no se puede hacer nada para detenerla o
para combatirla, y lo peor: “el miedo a nuestro miedo” (Bauman, 2007). Si estamos
trabajando tenemos miedo al despido, si estamos en el paro tenemos miedo su duración,
si estamos en la calle tenemos miedo del otro, tenemos miedo a la contaminación, a las
enfermedades, a las nuevas propuestas políticas.
En los puticlubs el falo del hombre no existe, es invisible, este falo está depreciado
y solo cuenta el dinero que paga el putero, aquí el dinero es el significante del falo. Lo
cotizado en una casa de lenocinio es la vagina de la mujer, es la protagonista, la que tiene
valor. “El falo del hombre es la inversión a fondo perdido y el joven sale de allí con la
convicción de que su falo es una piltrafa que no vale nada. Ignora en absoluto la
sacralización universal del falo, aun cuando haya leído en enciclopedias y otros textos lo
referente a las religiones del falo” (Umbral, 1983).
El falo de Dios es ausente, hace su irrupción como un falo con alas anunciado en
el génesis, el espíritu santo en forma de paloma fecunda a la virgen con su falo invisible
e inmaterial, dejando intacto el himen y colocando unos grandes cuernos a José. No se
habla del falo de Dios, no porque no lo tenga sino porque horroriza a los padres dela
Iglesia, a las puritanas y reprimidos sexuales por siglos de pecado. Tuvo su protagonismo
desde el anunciamiento del Arcángel Gabriel carente de falo, actuó como un carterista
profesional no porque le quitara nada a María, sino porque depositó su simiente en el
útero de la virgen sin que esta se enterara del momento orgiástico. Hay que recordar que
el pájaro-falo fue tal en el imaginario de la Grecia Clásica y Roma que a lo largo de los
siglos perdura su nombre de pajarito, gorrión, paloma. Son algunos de los nombres con
los que se conoce el órgano sexual masculino. “Como una tranquila y graciosa mascota
alada es transportada por mujeres desnudas, los tintinnabula” (Sánchez, 2005, p.56).
Las feministas iniciaron la liberación de la mujer y la persecución del falo en lucha
desigual, en esta guerra de guerrillas han ido ganando terreno. En la última emboscada y
cerrándole todas las vías de escape, han encontrado al falo en agonía bañado en sus flujos
viscosos.
El falo ha muerto, pero le sobreviven nuevos significantes, nuevos íconos, nuevas
metáforas, nuevas representaciones, nuevos artefactos tecnológicos, digitales. Son sus
fragmentos que toman nuevas existencias en nuevos espacios de disputa.
Su icono gobierna en cuerpo de mujer, en cuerpo de institución pública o privada, en
cuerpo de niña con carga explosiva, en cuerpo virtual, la apariencia nos engaña en
sustituciones constantes y progresivas. “En nuestra sociedad la mujer solo es apariencia,
el falo solo es apariencia, y es lo femenino como apariencia lo que hace fracasar la
profundidad de lo masculino” (Baudillard, 1998).
Los y las pacifistas pretendieron sepultar al falo-ojiva-nuclear y este se ha
reproducido calladamente en otras geografías como una mercancía para anos de generales
estraperlistas, que no pueden metérselas en sus culos callosos de ociosidad oficinista pero
son una amenaza, falos-proyectiles que matan en los institutos de jóvenes con proyectos
fálicos, falos ausentes que matan en las habitaciones de hogar a sus víctimas amadas,
hacen el amor hasta la muerte, ya que “el objeto sexual muerto es tan hermoso como una
mariposa de élitros fluorescentes” (Baudillard, 1998).
El falo ha muerto y su asesina se esconde en las bibliotecas y salas de partos,
asesina intelectual que no muestra su rostro, es culpable en los confesionarios y salas de
prensa. Asesina por imprudencia le espeta una madre ausente, asesina por ser asesinada
le gritan los nonatos reciclados en las industrias de la belleza, asesina inocente le dicen
solidariamente las activistas en las ágoras universitarias…
El falo ha dejado de ser falo y hoy es representación, símbolo, ícono que se
promociona en las campañas políticas, se venera en las iglesias, se idolatra en los cuarteles
militares, se vende en los sex-shops, se compra, se vende y se especula. En el mercado
inmenso y global, gobierna el falo-libre-mercado, en las economías estatales los falos-
tecnócratas realizan reingenierías que hacen de este mundo invivible.
El falo ha muerto, sí, pero su espíritu sigue vivo, es como un dios que sin estar, está en
las ceremonias donde se lo piensa y recuerda, por el poder que otorga, por los beneficios
que da a sus fieles que son esa minoría privilegiada que habitan en el Olimpo
postmoderno.
Si, Dos grandes e inmensos falos, símbolos del poder Capitalista que orgullosos
se mostraban al mundo amenazando con la doble penetración a los pueblos sometidos.
“Cayeron en un gran performance poético, horroroso y terrorífico, como la mayor obra
de arte que jamás haya existido” (Rocha, 2013), cayeron abatidos por otros falos menores,
tercer-mundistas, falos subdesarrollados menores, pero falos. El 11 de septiembre de 2001
marca un cambio de época en la historia del miedo (Vásquez, s. f.).
Falos contra falos, el gran falo hegemónico derrumbándose y emergiendo nuevos falos
renacidos, pueblos que hace medio solo siglo se postraban ante Europa, muestran una
nueva sensación de seguridad y autoestima, así como un crecimiento vertiginoso de la
conciencia de su propio valor y una creciente ambición para obtener y conservar un puesto
destacado en este nuevo mundo multicultural, globalizado y policéntrico (Vásquez, s. f.).
El miedo como negocio, el filón de oro de la industria de la seguridad, miedo creado y
difundido en los mass-media, miedos que empujan a las sociedades a obsesionarse con la
seguridad ya que los temores son muchos y variados, reales e imaginarios: un ataque
nuclear, un ataque terrorista, las plagas, la violencia callejera, el robo, desastres naturales,
enfermedades contagiosas, accidentes, el otro. “Gentes de muy diversas clases sociales,
sexo y edades, se sienten atrapados por sus miedos, personales, individuales e
intransferibles, pero también existen otros globales que nos afectan a todos, como el
miedo al miedo” (Vásquez, s. f.).
Los Falos-misiles continúan reventando las entrañas de niños y mujeres en las
ciudades ocupadas por los Falos-democracias, que llevan su libertad a golpe de proyectil
y bombardeo. Ya no es el falo clásico, ni el romántico, ni el moderno; es un falo ciborg,
falo zombi, un cuerpo sin órganos, y que aún muerto sigue matando.
Falos que se van endureciendo, sus dimensiones aumentan, pero ya están
contaminados por el virus de los biopolíticos, de las queer, de la deconstrucción, de la
tecnología, de la postmodernidad. Todos los Falos van muriendo en efecto dominó porque
no se encontró la vacuna para su mal, a pesar que Aristóteles, San Agustín, Descartes,
Kant y un largo etcétera que siguen dando por el culo, siglos después de su muerte.
Así el falo muerto sigue matando, ejerce su poder simbólico, su carácter icónico,
su espíritu místico; su materialidad escultórica y su tecnología bélica siguen vigentes. El
miedo que de alguna manera hizo al hombre, hoy mata al falo.
“El 23 de junio de 1993 Lorena Bobbit llegó a su límite: tras años de abusos y
malos tratos, atacó a su esposo mientras dormía y le cortó el pene” (Clarin.com, s. f.), la
mujer que cercenó al falo marine, la sudaca inocente y autora y promotora del exilio del
falo, se suma a las anónimas conspiradoras de la decapitación del falo, las pensadoras
histéricas que escribieron con lujo de detalles la decadencia fálica y describieron su
muerte. Ellas ahora iconos fálicos se muestran al mundo como vírgenes santas y asesinas,
devoradoras de falo. “Que con el gesto caníbal no solo se consuma la derrota del falo,
sino que se absorbe y se tomaba sus virtudes” (Rocha, 2013), la contradicción se presenta
cuando la liberación comienza y se convierten en lo que les oprimían, toman el lugar
dejado por el macho, emergen las hembras fálicas.
“La píldora liberó a la mujer socialmente y liberó al falo genitalmente, lo convirtió
en un objeto para jugar” (Umbral, 1985), el falo convertido en objeto de consumo, un
juguete lúdico para el placer producido en serie, intercambiable, desechable, depreciado
y despreciado. También tenemos los falos de museo que descansan en paz en vitrinas de
vidrio anti balas, falos de catálogo que promociona la industria del sexo, falos de
coleccionismo, falos de archivo, falos divinos como el Santo Prepucio, que es una de las
muchas presuntas reliquias asociadas con Jesús, en varios momentos de la historia
diferentes iglesias de Europa que han asegurado tenerlo en su poder, en ocasiones
simultáneamente. Durante años se le han atribuido milagros a este pedazo de falo-cadáver
momificado («Santo Prepucio», 2016).
El viagra vino a resucitar al falo y lo convirtió en zombi, con la medicina y la
psicología se ha inventado una nueva falacia: los cuidados intensivos del pene que
permanece en coma, no puede perder la capacidad de erección ni su dureza, debe
funcionar independientemente de los sentimientos amorosos, se debe optimizar su
funcionamiento para convertirlo en un objeto productivo (Barragán & Sánchez, s. f.)
“El Dildo es el otro malvado, es la muerte que asecha al pene vivo, toma el lugar
del falo destronándole de su reinado” (Preciado, 2002). El dildo emerge de las cenizas del
falo en el crematorio, se renuevan en multiplicidad de falos artificiales. Si el dildo es un
accesorio, un objeto, una cosa, se pregunta: ¿Acaso es el dildo el síntoma de una
construcción falocéntrica del sexo? (2002), Beatriz Preciado apunta que en el siglo III
a.C. fuentes escritas demuestran la alta producción de olisbos. Y así mismo señala que la
ciudad de Mileto era famosa por el índice de fabricación y exportación de olisbos de
madera o de cuero, que precisaban de abundante aceite de oliva para su buen uso.
La invención del dildo supone el final del pene como origen de la diferencia
sexual. Si el pene es a la sexualidad, lo que Dios es a la naturaleza, el dildo hace efectiva
en el dominio de la relación sexual la muerte de Dios anunciada por Nietzsche , el dildo
es el sustituto en la anunciada muerte del falo ( 2002).

PERFIL PSICOLÓGICO DE LA ASESINA DEL FALO.


Lilith, Judith, Dalila, Pandora, Salomé, la Esfinge, etc. personajes míticos,
bíblicos, históricos o literarios dejan claro el peligro de ser seducidos por una mujer. Su
cuerpo es una tumba. La fantasía paranoica masculina de control absoluto debe
resquebrajarse ante mujeres como estas. La belleza muestra al fin el sucio reverso de la
destrucción. Adiós a las vírgenes perfectas dispuestas a cualquier sacrificio. La verdadera
naturaleza carnal, y por tanto diabólica de la mujer acaba venciendo (Gómez (coord.),
1999).
Cabe preguntarnos ¿Cuánto tiempo ha gobernado el falo?, o es que toda historia
de dominación patriarcal, de falocracia, de privilegio inmemorial de lo masculino, quizá
no es sino una historia inverisímil, o ¿acaso el falo nunca gobernó? y su muerte es una
triste quimera que justifica su existencia (Baudillard, 1998).
“Los antropólogos han escrito extensamente sobre los aspectos en los cuales la
mujer es incuestionablemente superior al hombre” (Glldberg, 1976, p. 25).
La lucha de la mujer comienza a tener finalidades precisas a partir de la Revolución
Francesa, ligada a la ideología igualitaria y racionalista del Iluminismo, y a las nuevas
condiciones de trabajo surgidas a partir de la Revolución Industrial.(Gamba, s. f.)
La feminidad es siempre una de travestismo, especialmente en el caso de la mujer
culta, pues la mujer quiere ser hombre para mejor desarrollar sus designios de mujer,
adueñándose de los hombres con armas de mujer (Blanco, 2013). La mujer que sin
conciencia social ni de sexo, decide hacer la guerra por su cuenta. La terrorista sexual
que asalta la ciudadela del patriarcado mediante sus únicas armas: la fascinación erótica.
Existe un abanico de personas que luchan a contracorriente contra la falocracia, sus
adjetivos son: machona, feminista, librepensadora, bollera, lesbiana, travesti, transexual,
marica, gay, bisexual, sufragista, guerrillera, etc.
Flora Tristán guerrillera de vanguardia, vincula las reivindicaciones de la mujer
con las luchas obreras de su tiempo. Publica en 1842 La Unión Obrera, donde presenta
el primer proyecto de una Internacional de trabajadores, y expresa "la mujer es la
proletaria del proletariado [...] hasta el más oprimido de los hombres quiere oprimir a
otro ser: su mujer"(Gamba, s. f.).

BIOGRAFÍA DE UNA GUERRILLERA


FLORA TRISTÁN murió muy joven en 1844, con 41 años, tras experimentar una
biografía tan dramática y cambiante como de atractiva militancia contra las injusticias y
las miserias que padecían las clases populares y las mujeres.
Hija de un coronel hispano-peruano y de una mujer de la burguesía francesa, se
crio en Perú con todo tipo de comodidades, pero su padre que no la había reconocido
legalmente, murió cuando ella tenía 4 años, por lo que de pronto se encontró sin herencia
y en la pobreza. Malvivió en el campo hasta que a los 15 años se fue a París para trabajar
como obrera en un taller de litografía y casarse a los dos años con el dueño del taller.
Rompió con el marido por los malos tratos que le daba y huyó con sus hijos. El marido la
acosó hasta que logró judicialmente quitarle al hijo varón. Flora Tristán se quedó con su
hija Aline.
El hecho es que, al romper con el marido, suceso inusual y subversivo en ese
momento, se quedó en la condición que ella misma se dio de “paria”. Ni tenía padre legal
ni marido. Era una mujer sola sin referente masculino, algo inaudito, que la obligó a viajar
con identidad falsa como viuda o soltera porque no podía hacerlo como separada. De esta
experiencia alcanzó la conciencia de inferioridad en que se encontraba la mujer en su
relación con el hombre no solo por las leyes sino también por la educación recibida. Tuvo
que ser de forma autodidacta como pudo ampliar su formación para lograr la
independencia social con el oficio de escritora.
El hecho es que logró alguna ayuda de sus parientes peruanos y en 1833 viajó a
Perú para recuperar su herencia, pero, al no haber documentos oficiales, solo pudo lograr
una pensión mensual de su tío. Además, solo podría haber pactado la herencia con su
familia a cambio de renunciar a su independencia. Fue otro giro en su proceso de cambio
ideológico, pues prefirió la pobreza a su integración subordinada entre las clases altas
peruanas y, sobre todo, al vivir momentos revolucionarios en aquel país, optó por luchar
contra la explotación social que veía a su alrededor.
Sus vivencias en primera persona se convirtieron en argumento para denunciar los
males de la mujer esposa y de la mujer obrera.
De nuevo en Francia, logró al fin la separación legal y la custodia de sus hijos, pero su
exmarido intentó asesinarla y quedó mal herida para siempre. Ella misma se
autodenominó “mártir de la religión del progreso”.
En 1834 publicó un programa socialista, Unión Obrara, en el que propugnaba la “unidad
universal” y la necesidad de organizarse con la consigna “Proletarios del mundo,
uníos”. Flora Tristán falleció con 41 años a causa del tifus, mientras iba de mitin en mitin
explicando sus ideas. (Pérez, 2011).

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