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GOBERNAVILIDAD Y CONSERTASION

En las últimas semanas hemos vivido una dinámica social en el país caracterizada por diversas formas de protesta social,
que al parecer sorprendió al gobierno por la amplitud de su vocación y su alcance nacional. El discurso del gobierno y la
mayoría de los medios tratan de explicar estos hechos con una supuesta conspiración radical. Se confirma que se trata de
un conjunto fragmentado de movilizaciones regionales que coincidieron con uno de dos hechos: el paro nacional del
SUTEP y el festejo nacional convocado por la CGTP el 11 de julio. Precisamente uno de los problemas de estas protestas, y
lo que explica en parte la existencia de hechos violentos en diversos sectores, es la falta de una fuerza política
democrática, que tenga representatividad y capacidad de dirigir sus demandas e intereses a la arena política y a los
órganos que deciden. . sobre la política nacional del país. El principal punto común de las diversas movilizaciones
regionales fue el reclamo de una mayor y mejor participación de las regiones en compartir los beneficios del crecimiento
económico, que duró 7 meses consecutivos sin que la mayoría notara una mejora significativa en sus condiciones. de vida
Los requisitos más importantes fueron el aumento de las inversiones y obras públicas del Estado, así como medios para
mejorar las condiciones de las actividades productivas, estas últimas principalmente de los productores agrícolas y
campesinos. Estos movimientos no pretenden acabar con el gobierno o la democracia. La mejor prueba de ello son los
acuerdos que resolvieron los conflictos, todos los cuales mostraron exigencias especiales y trataron de obtener mayores
recursos del gobierno, que no pudo trazar una estrategia de reforma y vive en la continuidad de la crisis. un modelo
económico que genera crecimiento económico, pero también desigualdad social y regional. Cuando este gobierno
empezó a funcionar, hizo propuestas que parecían entender a casi la mitad de la población, que indignada por el orden
político y económico, optó por correr sin organización y sin programa, cuya única fuerza era la actitud y el
enfrentamiento. con el sistema existente. No es casualidad que sean las regiones más pobres del país las que actualmente
buscan diferentes formas de expresar su descontento, cuando el gobierno del año mostró poca disposición para
implementar el cambio responsable propuesto. Ante este escenario, los principales grupos económicos muestran que no
pueden aceptar un equilibrio adecuado entre sus ganancias y el bienestar de la población. Sus ganancias aumentan, pero
persiste el empleo precario, los salarios se reducen y los salarios se estancan. Las ganancias están aumentando, pero las
empresas mineras se niegan a pagar impuestos sobre las ganancias excedentes sin nuevas inversiones, lo que permite
que las ganancias se distribuyan de manera más justa a la sociedad en su conjunto. La reacción de estos sectores a las
protestas es exigir una actitud inflexible y mano dura del gobierno, que confunde autoridad democrática con
autoritarismo. El gobierno reacciona rápidamente a esta presión y decide, con base en las facultades otorgadas por el
poder legislativo en materia de seguridad y prevención del delito, intensificar su discusión en el contexto de las
movilizaciones sociales. Modifican el código penal para sancionar a las autoridades y representantes electos que
participen o promuevan la movilización ciudadana, negándoles sus derechos y en algunos casos la obligación de
acompañarlos en la elección democrática de sus demandas e intereses. Es cierto que pequeños grupos violentos
aprovechan este contexto para intentar ganar posiciones, pero no se puede negar que la población ha salido a la calle en
muchos lugares. La caída en las encuestas de opinión del presidente, el gobierno y el congreso refleja la misma demanda
de cambio en una situación caracterizada por el auge económico de un pequeño sector de la sociedad. La respuesta que
demandan los sectores más conservadores y autoritarios es precisamente el mejor escenario para el crecimiento de los
discursos más radicales. La respuesta del gobierno ahora, cuando el escenario social y político parece calmarse
temporalmente, debe basarse en el rechazo a la arrogancia y en asumir que no se han realizado los cambios económicos,
políticos e institucionales necesarios. El país debe ser capaz de diseñar e implementar efectivamente políticas sectoriales
dirigidas a distribuir mejor los beneficios del crecimiento económico a las regiones con menor nivel de desarrollo y entre
los sectores más afectados por la pobreza y la exclusión. El Estado debe ser capaz de planificar mejor, invertir en calidad y
oportunidad, y brindar aún mejores servicios a la población, como educación, salud, vivienda y seguridad ciudadana. El
fracaso observado durante este primer año de gobierno no se debe a una cooperación clandestina, sino a la falta de
proyectos claros de reforma democrática, a la falta de un plan de acción de gobierno centrado en temas estratégicos ya la
falta de un paquete. inclusión, creación de empleo y mejora de la política social. La falta de decisión de implementar el
Centro de Planificación Estratégica, aprobado por ley y aún con los fondos previstos en el presupuesto de este año, es la
mejor prueba de la reticencia al cambio y de cómo son los sectores conservadores y permanentes los que fijan los
sectores. calendario y el ritmo de la acción gubernamental. La profundización de la descentralización es una vía
estratégica para enfrentar los problemas del desarrollo y responder estratégicamente a los intereses de las regiones. Para
eso, es importante pasar de las palabras a las acciones.

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