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DISPARADOR DEL ENCUENTRO PROVINCIAL 12 DE

NOVIEMBRE DEL 2022

Situación general

La situación que viene por delante es muy difícil por varias


cuestiones, pero podríamos empezar por decir que estamos
viviendo la crisis sucesiva de otras crisis.

El agotamiento del sistema es cada vez más evidente y los


síntomas se ven en todos lados: Europa está al borde del abismo
por la guerra y la inestabilidad económica que se ve inclusive en
países que son potencia como lo es Alemania. Están en problemas,
cae la primera ministra británica y avanza la derecha en todas
partes. Al mismo tiempo Estados Unidos no sale de su crisis. Tiene
una inflación inédita y la sociedad dividida, en donde el
supremasismo, el racismo y la xenofobia se sigue potenciando a la
vez que surgen opciones de estados separatistas como en Texas.

Lo que emparenta estas dos situaciones es la inestabilidad de los


gobiernos occidentales y la crisis en todos los niveles que no les
permite alcanzar los consensos necesarios para avanzar. El
problema es de qué forma van a resolver esta situación. Ya que el
autoritarismo y la intolerancia terminan siendo las únicas opciones
de salida para el poder real, a causa de que la democracia no logró
resolver los problemas de la gente.

En esta situación América Latina vuelve a ser un faro debido a que


los gobiernos populares como nunca en la historia están alineados.
El último gran paso es el retorno de Lula, que aunque no es
garantía de nada porque va a asumir muy débil y con una coalición
similar a la que se dio en Argentina, que solo sirvió para ganar la
elección pero no para gobernar, tiene enfrente a un agazapado
Bolsonaro que perdió solo por dos puntos y mantiene un gran poder
de movilización social y militar.

Todos los gobiernos populares de la región tienen una oposición


fuerte en términos políticos, económicos y sociales,y si no logran
resolver las demandas populares por las que fueron votados, la
frustración puede ser muy fuerte y provocar una nueva oleada de
PLENPRAOVRINCIAI0L
“FLACO LEGARRETA”

derecha que sería catastrófica. Por esto es clave fortalecer el


Mercosur y reactivar Unasur (ahora con Brasil) para pensar políticas
regionales que son muy necesarias en esta etapa.

Situación nacional

Para analizar la realidad nacional tenemos que tener muy en cuenta


el alto grado de incidencia que tiene en ella el plano internacional, lo
cual no es una forma de justificar la situación actual para
conformarnos sino para hacer una mejor apreciación de todos los
factores que operan en lo interno.

Estamos llegando al último año de gobierno y en el balance de la


gestión tenemos resultados deficitarios. En el plano económico hay
tres factores que condicionan nuestra economía: la deuda, la
devaluación y la inflación.

La dependencia cada vez es mayor y no solo con la deuda y el FMI


sinó que también estamos condicionados por el ingreso de divisas.
El dólar soja fue un triunfo de los sectores devaluatorios, la inflación
es incontrolable al punto de que hasta los grandes productores no
tienen vergüenza en reírse públicamente por no cumplir con los
acuerdo de precios y el poder adquisitivo de la mayoría de las
trabajadoras y los trabajadores no solo que les impide proyectar
sobre el futuro, sinó que directamente no les permite llegar a fin de
mes.Lo positivo es que la economía crece y la actividad está casi a
pleno aunque lo hace de manera desigual y sin resolver los
problemas del pueblo.

En el plano político el proceso de atomización en el oficialismo y la


oposición se refleja en las posturas y el debate público con
discusiones que no le interesan a nadie, solo a los beneficiados y
afectados por determinados planteos. La carencia de conducción
política es evidente y cada figura pública fuerte solo se mueve en el
terreno fácil de los seguidores y los oportunistas de turno, pero
nadie quiere conducir la diversidad y sintetizar las aspiraciones de
cada sector. La unidad del frente de todos es frágil pero hasta ahora
nadie abandonó el barco.

Estamos entrando en el proceso electoral que arranca en marzo y el


proyecto de eliminar las pasos hasta hoy no avanzó, dejando en
evidencia que nadie tiene el poder y la fuerza suficiente para
imponer y condicionar a todos los sectores a las decisiones de una
parte.

Está claro que la situación de transición es difícil pero nosotros


debemos empezar a enunciar en términos concretos nuestro perfil
político, productivo y económico en el marco del Frente de Todos,
en la defensa de nuestro golpeado gobierno, porque nosotros no
abandonamos el barco a mitad de camino sinó que tratamos
siempre de llevarlo hasta la otra orilla. Pero debemos ser
conscientes de las dificultades que hay y eso significa poner mayor
firmeza, fortaleza e iniciativa y muchos más cuadros de nuestra
fuerza, primero en la consolidación de nuestra estructura orgánica,
segundo en la construcción de estrategias políticas que consoliden
las experiencias políticas que se han hecho y tercero, en sostener
algo que nos ha hecho crecer mucho en los últimos años: la
autonomía. Cuando más crecimos, fue cuando mayor autonomía
fuimos construyendo.

Somos parte de este Frente de Todos, somos parte del gobierno y


seremos parte de la alternativa peronista que más posibilidades
tenga, pero tenemos que sostener los niveles de autonomía, de
desarrollo y de consolidación de la conflictividad social como parte
del engranaje de construcción de poder para transformar la
Argentina. Sinó va a ser muy complejo.

El intento de magnicidio a Cristina abrió una posibilidad de transitar


un proceso de unidad en la calle y la política que se terminó de
desechar el 17 de octubre con tres actos que expresaron tres
agendas diferenciadas que abonan a la dispersión y a la
incertidumbre política.

La grieta se movió de lugar

Se viene hablando de “grieta” en la Argentina hace muchos años,


pero parece que en los últimos meses hubo una modificación
importante: hoy toda la “grieta” ocupa un espacio a la derecha del
mapa político. ¿En qué sentido? en que la grieta no es peronismo
vs. Neo-liberales o Movimiento nacional y popular vs. Derecha. Son
dos fuerzas que se oponen pero todas a la derecha. ¿Por qué?
porque hay una gran diferencia entre el proceso actual y lo que fue
el proceso de "grietizacion" en las primeras etapas del gobierno de
Cristina en particular. En su momento eligió confrontar con actores
de poder tradicional: el “campo” y “Clarín”.
Esa confrontación con actores hegemónicos, digamos tradicionales,
es una confrontación clásica en términos ideológicos que tiene dos
características: confronta contra la oligarquía pero a su vez es una
confrontación que siempre confronta hacia adelante, que mira hacia
delante que lanza los puños hacia delante.

En el caso del “campo” el conflicto tomaba la forma de la pelea


redistributiva (o sea pelear para que se reparta el excedente del
capital), en el caso del Clarín el conflicto tomaba la forma de la
pelea ideológica: “Clarín miente, nosotros decimos la verdad del
pueblo”. Ahora, la confrontación es con la justicia. En la misma
metodología, Cristina acumula políticamente en la pelea con un
actor de poder, un enemigo. Pero la justicia es otro tipo de enemigo
que el “campo” o “Clarin”. La justicia es un instrumento y no está
adelante, está atrás y lo que “está en juego” es la corrupción. Para
que se entienda ni bien se discute si hay o no hay corrupción, si el
macrismo también es corrupto o no, el eje de la discusión es la
corrupción. La pelea no es con los puños, es con los codos tirados
hacia atrás. Dicho de otra forma es una confrontación paranoica
que mira para atrás por eso hablamos todo el tiempo de lo que pasó
atrás. Cuando confrontamos con el campo o con Clarín, miramos
hacia adelante, se proponía la Ley de Medios, las retenciones
móviles. Hoy es una confrontación, de hecho, sin propuestas sobre
la mesa, una confrontación pura que gira la cabeza sobre los
hombros.

Esta recomposición de la polaridad en torno a una grieta, además


de derechizarnos, plantea un gran problema: ninguno de los dos
polos de esa grieta tienen capacidad de gobernar y eso debería
preocuparnos mucho.
Y eso tiene que ver con que la violencia está en la sociedad, no
está en uno de los dos lados. Y eso, si no asumimos que hay una
violencia que está en la sociedad que va creciendo, que va a ir
expresando distintas formas, algunas esperable y otras
sorprendentes, no terminamos en caracterizar el gran problema que
es la representación política, porque cuando nosotros decimos que
hay una crisis de representación política, significa que la política
perdió su capacidad de procesar la violencia social. Esa es la crisis
de la representación política.
La política perdió su capacidad de procesar la violencia social y por
eso la violencia se expresa en distintos lados, esperables o
sorprendentes. Esto nos permite entender la profundidad y la
necesidad de nuestro planteo como Movimiento Evita cuando
desafiamos la representación política y decimos "queremos que
haya expresión y no representación" es justamente porque
queremos conectar la vida política con los canales que permitan
transformar la realidad, porque es la mejor forma de emular la
violencia social y es la única forma de gobernar la sociedad y no
solamente gobernar la clase política que es lo que plantea los
distintos polos de la grieta.

La crisis de la política

Uno de los fenómenos más señalados de nuestra época es el


creciente distanciamiento entre la sociedad y una dirigencia política
que no logra conectarse con la cotidianidad de las personas, frente
a un panorama donde los problemas son acuciantes, y la
perspectiva generalizada es que continuarán agravándose.

La gente percibe de manera negativa a una dirigencia que no


reacciona y tampoco hace autocrítica sobre sus responsabilidades
ante las dificultades socioeconómicas, que fallan desde la gestión.

En lo simbólico, la sociedad tampoco observa señales de cambios.


Se trata de una disociación que se refleja, por ejemplo, en las
diferencias que tiene la agenda que prioriza la política en sus
discusiones (cuestiones judiciales; disputas electorales; etc.), en
comparación a las expectativas insatisfechas que demandan las
mayorías sociales. Está situación donde se discute “hacia adentro”
cuestiones de bajo interés e impacto para la sociedad contribuye a
aumentar el hartazgo de las personas hacia los políticos, que luego
se traduce en indiferencia, frustración, desencanto, u otros
sentimientos. Son señales que la política no advierte como
debería.
Y no es sólo un distanciamiento, sino también el desprestigio que se
acentuó. Tan sólo con prestar atención en las conversaciones
escuchamos alusiones tales como “los políticos no trabajan”; “son
vagos”; “hace 30 años trabajan del estado”; en referencia a la
imagen deteriorada que las personas han formulado con el
transcurso de los años. De hecho, no sería posible entender la
legitimidad que obtuvieron los discursos anti-políticas expresadas
recientemente por Javier Miller, sin considerar este proceso de
degradación. Al respecto, es curioso observar cómo la dirigencia
política reacciona rápido y con más fastidio a las provocaciones que
Millei señala en la Cámara de Diputados sobre “la casta”, que frente
a la impotencia que genera mes a mes la publicación del IPC contra
sueldos que no alcanzan.

Este fenómeno que estamos observando se expresa de manera


particular en relación con las generaciones jóvenes. Si la política no
logra representar lo que demanda y aspira la mayoría, menos aún
logra conectar con lo que buscan los segmentos juveniles,
específicamente, con el perfil de jóvenes profesionales que
comienzan o intentan desarrollarse en Argentina. Los pocos
intentos para vincularse se dan a través de interacciones en redes
sociales o medios alternativos (streamings, plataformas, revistas
digitales, entre otros), bajo propuestas que apelan más al
entretenimiento y a una simpatía que a generar un diálogo maduro
con personas que están buscando su primer trabajo; que tienen
dificultades para pagar un alquiler; que no tienen condiciones para
ahorrar; que están en situaciones de precariedad; entre otras
problemáticas actuales. Es, por supuesto, una
subestimación. Como si la persona joven no tuviera inquietudes o
necesidades más serias que distraerse un rato en Tik Tok.

La política no interpela a esta persona porque ni siquiera se


propone comprenderla, y parte de reduccionismos hacia sus
intereses, ignorando en el presente y excluyendo de una
construcción a futuro. Si bien hay minorías más politizadas, (lo
vemos en el movimiento feminista; en el ambientalismo; o por
motivos profesionales), son la excepción frente al nulo interés que
genera en la actualidad “lo que sucede en la política”.

Esta situación es ignorada por las principales fuerzas políticas, que


aún no evidencian el riesgo de profundizar el distanciamiento con
los votantes juveniles. Es su responsabilidad, la de evitar que estos
grupos se transformen en sujetos anti-política, y prefieran a
personajes que impulsan discursos radicalizados, y sólo destacan
por gritar en una entrevista. Es un proceso incipiente, pero con
señales claras de que el vínculo se está erosionando.

El valor de esperanza
PLENPRAOVRINCIAI0L
“FLACO LEGARRETA”

No existen triunfos ni derrotas definitivas. La esperanza es como el


agua en la superficie de la carretera o en el subsuelo. Por más que
se intente enterrar siempre sorprende y renace más adelante.

Hay un proverbio popular muy sabio que dice “nadie es capaz de


cercar el agua, mientras más lo intentan, los muros de la represas
están más abajo”. El pueblo es esta fuente de agua que jamás
consiguen cercar.

La clave de un proceso de lucha popular,de transformación


profundo de la sociedad además de otros factores también radica
en convertir la indignación, el malestar, la pobreza, la precariedad
en una fuerza colectiva movida en torno a una esperanza, a un
nuevo sentido común, a una posibilidad. No hay revolución que no
se haya movilizado a partir de una esperanza, de una posibilidad: la
esperanza del cambio, la esperanza de que se acabe lo injusto.

Nosotres como militantes debemos superar el derrotismo actual


confiando en el pueblo, escuchando y aprendiendo. Tenemos que
ser protagonistas en la organización y la construcción de la
esperanza de nuestro pueblo ahí donde el poder dominante
desmoraliza y quiere generar resignación y fatalismo. Sin
abandonar la reflexión sobre las condiciones que hacen posible los
grandes cambios, porque eso nos permite tener más aciertos en
nuestra lucha, pero sin dejar de impulsar procesos con toda la
fuerza de nuestra voluntad.

Somos conscientes de que la situación es complicada y que como


están las cosas es difícil pensar que podamos ganar las elecciones
del 2023 pero si solo nos enfocamos en las encuestas, focus grup y
demás herramienta de “percepción” social nos transformamos en
especuladores, analistas de la realidad pero no hacemos nada y
solo nos preocupamos en cuidar la quintita.

El Evita

Lo más importante del saldo de nuestros congresos es que


definimos un perfil político, ideológico, social, una perspectiva
productiva, una forma de organizar a la comunidad y la sociedad, de
pensar la construcción de un modelo de país distinto. El
posmodernismo que atraviesan todas las fuerzas políticas nos quiso
convencer de que si nos desideologizamos podemos agradar más
pero no, agrandamos al contrario, nos quitó esencia.

Sufrimos ataques permanentes del progresismo y la derecha. De


los primeros por nuestra autonomía política, porque somos un polo
de atracción de algunos, por nuestro planteo político económico y
por nuestro gran desarrollo territorial y social. Y de los segundos
porque ven a un enemigo claro para su proyecto neoliberal de poder
si llegan a ser gobierno. Estos embates nos unificaron más como
fuerza.

Cuidar el Evita

Nuestra organización es una gran expresión del pueblo, que


construye todo los días nuevos militantes para las unidades
productivas, para los espacios políticos internos, la Utep, los frentes
y las secretarías, el partido y las políticas que van surgiendo. Por
eso tenemos que cuidar el evita, pero que es cuidar? Creer que
somos fenómenos y hacemos todo bien? No, cuidar es dar
participación, sostener los ámbitos, democratizar las decisiones,
formalizar la fuerza, priorizar lo colectivo sobre lo individual,
practicar la crítica y la autocrítica, fortalecer los canales de
comunicación y darle perspectiva histórica.
Tenemos que tener en cuenta las tres condiciones para construir
una fuerza revolucionaria que son:

Un carácter revolucionario: nuestra organización lo tiene porque


se paró junto a los últimos de la fila que no tienen otra solución que
no sea la revolución.
La estructura: un elemento central que construye ideología dentro
de la organización, capacidad de análisis histórico, de entender la
realidad que pasa en un país desde Tierra del Fuego hasta La
Quiaca, meterse en distintos lugares de la sociedad. Eso te lo da la
estructura.
Un programa: nuestra organización empezó a decir cosas para
otros sectores, más profundas. Todo esto nos convierte en una
fuerza revolucionaria. Pero tenemos una ventana de tiempo, si no
hacemos lo que tenemos que hacer vamos a desaparecer.

Constructores
Una definición que tomó la organización es cambiar la forma de
definir a les compañeres que llevan a cabo una política de la
organización, antes eran definidos como referentes o responsables
y mucha veces determinada política se trasformaba en propiedad
privada y era imposible evaluar su tarea, en cambio, y sabiendo el
valor que tiene las palabras, la idea de definirlo constructor solo
puede medir, evaluar y verse en lo que construyen cotidianamente.

Otra definición que también tomó la organización es que cada


espacio político debe tener mesa de constructores provinciales que
funcione quincenalmente para analizar la coyuntura, procesar las
iniciativas, políticas y tareas de cada área. Para les constructores
provinciales de cada área su tarea principal tiene que ser esa área y
no el distrito donde vive, ni reuniones que no tengan que ver con el
frente/secretaría.

Su prioridad tiene que ser esa construcción sinó se pone a


consideración del colectivo, ya que, cada espacio no puede estar
atado a los tiempos de una persona que demore o dificulte su
crecimiento.

Constructores provinciales son les que construyen la provincia y


pueden tener a cargo una sección, región o zona según lo que
defina cada espacio. Constructores locales son les encagardes de
construir en sus distritos. Los espacios de construcción tienen como
objetivo la organización popular para transformar, para hacer la
revolución, no son espacios de contención, de gestión, de
soluciones individuales, de posicionamiento políticos interno. Es
importante que en cada ámbito de funcionamiento se haga análisis
de coyuntura, somos una organización política y nos ordena la
política no la tarea, tenemos que trasladar a toda la militancia que
nuestra finalidad en la práctica cotidiana persigue un fin
organizativo.

Tenemos como objetivo 5 políticas estratégicas para construir:

1.La utep la construcción del sindicato


2.El espacio de frentes y secretaria
3.Espacio de construcción de referencia institucional en los distritos
4.El partido La Patria de los Comunes
5.Espacio para la producción
Apuntes

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