Está en la página 1de 126

LIDERAZGO

INFLUYENTE
DILEMAS Q U E TODO LÍDER DEBE ENFRENTAR
Liderazgo influyente: dilemas que todo líder debe
enfrentar. - 1a ed.
Buenos Aires: Sembrar Ediciones Cristianas, 2011.
128 p.; 20x14cm.
ISBN 978-987-24864-5-7
1. Liderazgo Cristiano. I. Título.
CDD 262. 1
Fecha de catalogación: 19/09/2011

©2011 Pedro Fuentes


Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción parcial
o total de esta obra sin autorización previa de los editores.

Editorial
Sembrar Ediciones Cristianas
www. sembrarediciones. com. ar

Impreso en Argentina
Diseño de cubierta e interior: Lucas Fuentes
www. lucasfuentes. com

Impreso en Octubre de 2011


por Grancharoff impresores
Tapalqué 5868, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
impresores@grancharoff. com
Dedicado a la memoria de:
Don José Bongarrá, un líder indiscutido.
Don Agusto Todó, un enseñador magistral.
Don José Ciccone, un amoroso pastor.
Don Ricardo Zanino, formador de maestros.
Y de Harry Winter, un amigo y líder de influencia.

Y a quien merece toda la honra y el honor,


Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
Índice

00 Prólogo
01 Influencia en el Liderazgo
02 Condición de Jesús para liderar
03 Condición de la gente para liderar
04 Poder o Autoridad
05 Impactar o Influenciar
06 Mandar o Gobernar
07 Proyectos o Personas
08 Fama o Prestigio
09 Entusiasmar o Motivar
10 Discurso o Modelo
11 Carisma o Integridad
12 Líderes Influyentes

5
PRÓLOGO

Hablar de liderazgo en nuestro contexto no es fácil. El término se


puso de moda en la década del '50 para designar a los dirigentes pro-
letarios y sindicales. Era un anglicismo que importamos innecesaria-
mente porque en nuestro idioma castellano tenemos términos como
dirigente, jefe, cabeza, conductor y tantos otros que podían reempla-
zarlo con mayor precisión pero el uso constante obligó a la Real Aca-
demia Española a aceptar su castellanización e incluirlo en la edición
de 1970 de su diccionario con la acepción: Persona a la que un grupo
sigue, reconociéndola como jefe u orientadora.

Desde allí el vocablo se transformó en un comodín con el cual se de-


signa indistintamente al cabecilla de una banda de delincuentes, al
militante de un movimiento de derechos humanos, al caudillo auto-
ritario o al dirigente democrático. Esta utilización indiscriminada lo
convierte en ambiguo y la palabra "líder", en nuestra hablar diario,
se halla desprendida del concepto de servicio.

7
El gran vacío ético en el cual nos debatimos le dio una peligrosa au-
tonomía y el liderazgo se transformó en la meta de quienes codician
poder y fama.

Por eso es importante el enfoque que Pedro Fuentes hace en L i d e -


razgo Influyente, porque parte del vocablo de moda pero lo encuadra
en las Sagradas Escrituras donde los hombres llamados por el Señor
siempre están sujetos a su autoridad y ejercen un ministerio eficaz
cuando se subordinan a la voluntad divina convirtiendo su liderazgo
en una forma de servicio.

Muy interesante es la perspectiva con que el autor, luego de analizar


las condiciones que Jesús puso para servirle, presenta una serie de
antinomias valorando cada uno de los términos en su justa acepción
y mostrando cómo se complementan o excluyen.

La influencia del líder, un tema central muchas veces postergado,


está presente en el primer y último capítulo. Al concluir, en forma
magistral, Fuentes cede imaginariamente la palabra a Josué, el lí-
der de la conquista, quien refiere la influencia que tuvo en su vida
el ejemplo de Moisés. El libro finaliza permitiéndonos conocer una
tierna carta personal del escritor en la que expresa su admiración por
un siervo de Dios que dejó huellas en su vida.

Cada libro sale de la esperanzada pluma del autor buscando al lector


que sepa valorarlo. Esperamos que Liderazgo Influyente de Pedro
Fuentes encuentre la acogida que merece no solo por el esfuerzo de
su autor sino sobre todo por su edificante contenido.

Pastor Salvador Dellutri

8
LIDERAZGO
INFLUYENTE
DILEMAS Q U E TODO LÍDER DEBE ENFRENTAR
Capítulo 1

INFLUENCIA
EN EL LIDERAZGO

¿Es posible ejercer el liderazgo sin tener ninguna influencia sobre la


gente que lideramos? Lamentablemente la respuesta es sí. Porque
muchas personas están ubicadas en posiciones de liderazgo (algunas
de ellas sin siquiera desearlo), pero no son líderes, no tienen carácter
ni dones para hacerlo y como consecuencia no pueden ni quieren
ejercer influencia. Esta es una triste realidad que viven muchas or-
ganizaciones, ministerios e iglesias. Tienen "autoridades" formales,
legalmente bien constituidas, pero con un vacío de liderazgo real y
una escasez absoluta de influencia. Las consecuencias son tristes y en
algunos casos trágicas.

Para entender qué es un liderazgo que consigue buenos resultados


debemos reflexionar sobre la influencia y la manera de ejercerla, por-
que liderazgo es influencia. ¿Qué es entonces influencia?

Por influencia se entiende la conquista de la confianza de la gente


para que esta realice, voluntariamente, acciones que el líder sugiere.
11
Raúl Zaldivar nos dice que: "La influencia es el poder que un líder
ejerce sobre otra persona para modificar su conducta en su afán de
conseguir el éxito de una empresa".

Cuando las personas actúan por obligación, temor o sometidas a ma-


nipulación, no podemos hablar de un liderazgo bíblico, porque Dios
no puso líderes en su obra para que actuaran de esta manera.

La influencia que se ejerce en otras personas es en realidad el éxito


del buen liderazgo. Si repasamos la vida de los grandes líderes de la
Biblia nos daremos cuenta que fueron personas de gran influencia,
que lograron que otros los siguieran e imitaran sus conductas. La
pregunta que surge inmediatamente es: ¿Qué hace que un líder sea
influyente? Las respuestas pueden ser muchas, aunque no todas nos
hablarán de una influencia duradera y con criterio espiritual, es decir,
una influencia en la que Dios apruebe sus métodos.

Influencia por carisma


Una de las razones por las que un líder ejerce influencia es por su
carisma; esta es una cualidad importante en el liderazgo, pero no la
única. Los líderes con carisma ejercen un atractivo muy fuerte sobre
las personas. Alguien comentaba, refiriéndose a un líder con esta ca-
racterística lo siguiente: "Tiene como un imán en su personalidad,
donde va siempre está rodeado de personas". Esto realmente es ad-
mirable y hasta envidiado por muchos, pero si esta característica no
está acompañada por una conducta consecuente entre lo que dice y lo
que hace, su atractivo durará poco.

Influencia por conocimiento


Otra razón por la que un líder ejerce influencia puede ser su gran
conocimiento y preparación, suele ser muy valorado en la mayoría de
las organizaciones e inclusive dentro de las iglesias. El conocimiento
genera en la mayoría de las personas un gran atractivo, pero se re-
12
quiere que esa teoría bien sabida tenga su correlato con la capacidad
de aplicarla en la práctica es decir, en la realidad cotidiana.

Influencia por capacidad de comunicación


Una tercera razón por la que un líder ejerce influencia puede ser por
su gran capacidad de comunicación, los grandes oradores de la histo-
ria fueron líderes reconocidos y seguidos por miles. Esta característica
que suelen tener los líderes atrae y despierta un enamoramiento difí-
cil de explicar que arrastra a multitudes detrás de sí. Pero tampoco es
suficiente para lograr influencia permanente en los liderados.

La influencia puede ser positiva o negativa, dependerá de cómo es la


personalidad del líder. Hay un ejemplo muy interesante en el Anti-
guo Testamento que ilustra la forma como las personas pueden ser
influenciadas. Es el caso de los doce espías que fueron enviados por
Moisés a inspeccionar la tierra de Canaán. Todos ellos ocupaban car-
gos jerárquicos en el equipo del gran legislador, pero solo dos ejercie-
ron influencia positiva en el pueblo. Los diez restantes contagiaron
a casi toda la comunidad con su incredulidad y su desconfianza, tan
grande fue que el ánimo de todo el pueblo decayó y pusieron en ries-
go el proyecto de conquista. Esta fue una influencia negativa.

Hay algunas características que son comunes a los líderes que logran
influenciar positivamente en sus liderados, mencionaremos algunas:

SABEN ESCUCHAR
Escuchar significa dar un espacio al otro para que se exprese con
libertad. Escuchar es hacer sentir importante al otro y no significa
necesariamente estar de acuerdo con lo que dice. Escuchar es hacer lo
que hacía Jesús con sus seguidores. Su modelo es extraordinario mos-
trando cómo escuchar a las personas. Quiero mencionarte un ejemplo
de su forma de hacerlo:

13
" Jesús les preguntó: ¿De qué están hablando por el camino? Los dos
hombres se detuvieron; sus caras se veían tristes. " Lucas 24: 17

Vivimos en una sociedad y en una época en donde nadie quiere dedi-


car tiempo para escuchar al otro, todos estamos corriendo, atendiendo
nuestros asuntos. Lo nuestro parece ser tan importante que no pode-
mos detenernos a escuchar a los demás, no nos queda tiempo para
pensar en nadie más que en nosotros.

En el relato que estoy citando de Lucas 24: 13-35, podemos ver que,
aunque Jesús conocía perfectamente a sus discípulos y sabía muy bien
lo que estaban viviendo en ese momento, dedicó un tiempo a escu-
charlos. Él conocía de la confusión mental en la que se encontraban
como grupo, del estado de ánimo por el que atravesaban y cuánta
tristeza los embargaba. De todas maneras cuando se acercó a dos de
sus discípulos en el camino a Emaús quiso oírles hablar, dedicándoles
un tiempo para preguntarles y dejarlos expresarse.

Los dejó hablar. Dejar hablar al otro es saber guardar silencio, es escu-
char con atención, es permitirle expresarse con sus propias palabras.
¡Cuánto nos cuesta hacerlo! Pero Jesús dedicó el tiempo necesario
para permitir que estas personas se expresaran. Les dio lugar para
contar su versión de la realidad, que además era la versión "verdade-
ra" para ellos. Una versión teñida de tristeza y muy parcial, ya que
no habían tomado en cuenta ni la profecía sobre el Mesías, repetida
tantas veces por el Señor, ni la tumba que ya estaba vacía. Jesús esperó
hasta que ellos terminaran su relato. Sabía escuchar.

Los dejó expresar sus sentimientos. La desilusión y la carga de frus-


tración que estaban viviendo no los dejaba en paz. La tristeza llenaba
sus corazones y no podían ver otra cosa que un cielo muy oscuro y un
camino lleno de sombras. En ocasiones, cuando nos encontramos con
personas tristes, solemos llenarlos de palabras y de historias que nos

14
sucedieron a nosotros, de modo que hacemos que la persona cierre
su corazón y no logre sacar su tristeza de adentro. No fue esto lo que
hizo Jesús. El sí los dejó manifestar su estado de ánimo preguntándo-
les: ¿Por qué están tristes? Si dedicamos tiempo a escuchar a nuestros
liderados nos habremos ganado su confianza y podremos ejercer in-
fluencia real en sus vidas.

SON MODELOS DE VIDA


Las personas que nos siguen no lo harán por el atractivo de nuestro
discurso, sino por el ejemplo de vida que les demos. Ellos harán lo que
nosotros hacemos, no lo que les decimos. Jesús sabía perfectamente
esta exigencia de la gente que lo seguía y por eso les declaró: " P o r q u e
el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar
su vida en rescate por muchos. " Marcos 10: 45

Jesús es único como modelo de entrega y dedicación a los intereses


y necesidades de los demás. En cada acto de su vida estaba dejando
un ejemplo para que podamos tomar como modelo en el estilo de
liderazgo.

El Maestro les da una gran lección a sus discípulos acerca de la es-


trecha relación que hay entre liderazgo y servicio. El concepto de
liderazgo para los seguidores de Jesús no debe ser como en el sistema
de este mundo. Los parámetros son totalmente distintos porque la
economía de Dios es distinta a la nuestra. Bajo el criterio del mundo,
la grandeza del liderazgo está directamente relacionada con el poder,
mientras que en el reino de Dios, la grandeza está relacionada con
el servicio. El mayor entre los seguidores de Jesús es el número uno
en servir a los demás, es eso lo que habilita a una persona para el
liderazgo.

La búsqueda de mayor liderazgo no está mal. Jesús lo dio como algo


natural al declarar: "El que quiera hacerse grande entre vosotros... ".

15
No tiene nada de malo tener ese deseo. Lo que sucede es que debe
cumplirse la condición para lograrlo: "... será vuestro servidor".
Realmente pocos son los que están dispuestos a vivir como Jesús vivió.
Jesús marcó otra diferencia. Mientras aquí abajo una persona es importante
en la medida en que mayor cantidad de personas estén bajo
su mando, en su reino una persona será importante y tendrá un gran
liderazgo en la medida en que esté sirviendo a mayor cantidad de
personas.

La mejor manera de influenciar a otros es con el modelo de vida que


presentamos para que los liderados imiten. Nunca debiéramos pedir
nada que nosotros no estemos dispuesto a realizar.

GENERAN CONFIANZA
La confianza siempre es recíproca y la forma de relacionarnos sana-
mente es a través de la confianza que nos concedemos unos a otros.
Cuando el que lidera no confia realmente en sus liderados difícilmen-
te podrá influenciar en otros, porque ellos tampoco confiarán en él.
La forma de mostrar que confiamos en las personas es creer a su pala-
bra, es no reprochar cuando se equivocan, sino ayudarles a reflexionar
sobre lo ocurrido. Es señalar sus virtudes en lugar de sus defectos, es
hacerles ver los dones que poseen y lo útil que son cuando los ponen
en práctica. Es ayudarles a elevar su autoestima. Es confiarles tareas
importantes y dejarlos que las realicen a su manera. Es reconocer su
tarea públicamente y agradecerles por lo realizado. Es pedirles opi-
nión en relación a decisiones que debemos tomar, es hacerlos parte
del proyecto y de las acciones que realizamos.

La confianza genera una serie de consecuencias extraordinarias para


mantener una relación sana entre líderes y liderados, potenciando
a ambos para mejorar la capacidad de trabajo. Cuando confiamos en
las personas les estamos diciendo que valoramos sus capacidades, sus
talentos y sus posibilidades dentro del equipo. Aprender a depositar

16
confianza abre nuevas posibilidades y expande el concepto que los
integrantes tienen de sí mismos.
Cuando una persona vive desconfiando de sus líderes, no se sentirá
seguro y su producción será menor que la de quien se siente confiado.
Por ello debemos aprender a confiar y a generar confianza en nuestro
liderazgo.

AMAN A SUS LIDERADOS


Nada cautiva más a una persona que sentirse amado. Dios nos ha
creado con dos grandes necesidades: ser amados y tener alguien a
quien amar. Si realmente queremos influenciar a las personas que es-
tamos liderando debemos aprender a amarlas de verdad. El amor no
es solo un hermoso sentimiento, sino que debemos entenderlo como
lo enseña la Biblia: "De tal manera amó Dios al mundo que dio a su
Hijo... " Cuando decimos que amamos a alguien debemos mostrarlo
con nuestra conducta. Debemos expresarlo con nuestro interés en lo
que la persona amada necesita, desea y la hace feliz.

Los líderes que aman a sus liderados se preocupan por ellos, no solo
conocen lo que hacen, sino que se preocupan en conocer cómo viven,
cuál es su situación familiar, cómo es su historia, qué expectativas
tienen, qué proyectos personales y familiares los desafían. Cuando un
líder muestra interés verdadero y se preocupa en suplir la necesidad
de su liderado, está mostrando que ama de verdad, esto no se olvida
fácilmente.

DAN LIBERTAD
Dios nos ha creado en libertad y para vivir en libertad y nadie tiene
derecho a cercenarla de ninguna manera. La libertad es la capacidad
que Dios nos ha dado de poder pensar libremente, sentir libremente
y decidir libremente. Lo único que debe respetarse a la hora de pen-
sar, sentir y decidir es lo que piensa, siente y decide Dios, expresado
cu su Palabra.
17
Cuando las personas se sienten en libertad funcionan mejor, produ-
cen más, viven seguras y confiadas. En todo equipo se percibe con
facilidad el nivel de libertad con el que se mueve.

Una persona se maneja con libertad cundo no tiene miedo de expre-


sar su opinión, cuando puede preguntar y pedir explicación sobre las
razones por las que se ha tomado alguna decisión.

Cuando alguien se siente obligado, presionado o manipulado no acep-


tará ser influenciado y sentirá un rechazo hacia su líder.

SE MUESTRAN TAL COMO SON


Una de las cosas que genera mayor influencia en los liderados es la
autenticidad. Cuando la gente puede verte tal como sos, sin careta,
sin sobreactuación, enfrentando situaciones con naturalidad, tendrás
mejor repercusión que haciendo una puesta en escena, exagerando y
dando mayor relevancia de la que tiene. Porque al común de la gente
le interesa tener líderes auténticos y no actores.

Hay un ejemplo en el Nuevo Testamento que ilustra cómo los líderes


pueden ser tentados a simular una posición, sin medir los riesgos que
esto genera para su liderazgo:

"Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era
de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía
con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba,
porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación par-
ticipaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue
también arrastrado por la hipocresía de ellos. " Gálatas 2: 11-13

Pablo confronta a Pedro por la conducta incorrecta que está mostran-


do. Comía con los gentiles, pero con la llegada de los judíos de Jeru-
salén se apartó de ellos para no ser criticado o mal mirado por los
18
creyentes legalistas de Jerusalén. Pablo juzgó esta simulación como
una conducta hipócrita, esta forma de actuar de Pedro arrastró a otros
creyentes, entre ellos a Bernabé.

Pablo reprendió públicamente a Pedro haciéndole tomar conciencia


de su falta. Es importante que vivamos atentos a nuestra conducta
para no caer en la trampa en la que cayó el gran apóstol Pedro. Posi-
blemente comenzó creyendo que no alteraba ningún principio cuan-
do comía con los gentiles, pero luego frente a los prejuiciosos de los
creyentes de Jerusalén fue vencido por el miedo a ser mal visto por
estos. Fue vencido por la actitud legalista de aquellos que tenían su
mirada puesta en la formalidad y la tradición por encima del princi-
pio del amor al prójimo y a los hermanos.

Es importante tener presente que una inconducta nuestra puede lle-


var a otros a imitarnos y con ello desviar a quien estaba caminando
rectamente. La influencia que ejercen los líderes sobre sus liderados
es casi siempre algo natural. Aun cuando el líder no se proponga ser
modelo ni el liderado imitar conscientemente, de todas maneras siem-
pre hay imitación.

Pablo identificó esta mala forma de proceder de Pedro no solo como


una manera equivocada de actuar, sino también como un mal mo-
delo de liderazgo que impediría a los creyentes de Antioquía dejarse
influenciar por sus líderes. Antes de este suceso, Pedro comía con los
creyentes gentiles como uno más de ellos, luego asumió que era un
creyente judío que no se mezclaba con los demás. Esto alejaba a Pedro
de los liderados, y la influencia se ejerce desde la cercanía.

El dueño de una prestigiosa editorial le dijo a uno de sus escritores:


"tus libros son muy apreciados y leídos porque la gente se ve identifi-
cada con vos, te ve como una persona auténtica y siente que eres uno
de ellos diciendo lo que piensan y quisieran decir. "

19
SON IGUALES PERO DISTINTOS
Los líderes de influencia son personas muy identificadas con sus lide-
rados, por ello decimos que son iguales, porque viven las mismas ex-
periencias, actúan en el mismo medio y enfrentan las mismas adver-
sidades. Lo que les hace ser distintos es la forma de enfrentar la vida.

El famoso deportista Manu Ginobili es considerado el jugador ar-


gentino de básquet más importante de todos los tiempos. Juega ac-
tualmente en San Antonio Spurs de la NBA. Fue campeón en las
Olimpiadas de Básquet de 2004 con la Selección Argentina y está
considerado entre los 24 mejores jugadores de la NBA. En un video
publicado por Ingrid Toppelberg, Manu cuenta cómo llegó a ser un
jugador distinto a los demás y por ello un hombre de tanta influencia
en el básquet a nivel mundial. Quiero transcribirte sus conclusiones:

1. Ponerse un objetivo y no dejarse distraer. Buscarlo, identificarlo y


hacer todo lo posible a tu alcance para conseguirlo.
2. Saber qué pasa a tu alrededor, qué necesita tu equipo. Identificarlo
y ser capaz de proveerlo.
3. Saber relegar tu lucimiento personal para que tu equipo gane.
4. Disfrutar de jugar con tus compañeros. No estar siempre p e n d i e n -
te de lo que hacés vos, sino disfrutar los triunfos de los demás.
5. Entender tus limitaciones. Hay simplemente momentos donde no
se puede todo.

Manu Ginobili concluía diciendo: "Solo los que reúnen los 5 talentos
son los que marcan la diferencia, no se queden con la sensación de
que el talento es solo hacer la jugada linda, porque no lo es. "

Cuando Jesús estaba enseñando la forma en que sus seguidores de-


bían orar, les deja una oración modelo. Con el Padre Nuestro les es-
taba enseñando más que a orar. Les estaba enseñando cómo debían
vivir. Antes de dejarles la conocida oración modelo, les advirtió como
20
futuros líderes de la campaña evangelizadora más grande de todos los
tiempos, que debían cuidarse de ser distintos a los líderes religiosos
de su época, y les dijo: "No os hagáis semejantes a ellos. " Mateo 6: 8.

Liderar exige ser distintos, enfrentar la vida de manera diferente,


asumir conductas que suelen ir contra la corriente y estar dispuestos
a pagar el precio de no ir con la manada. Solo así se podrá ejercer
verdadera influencia en los liderados.
Capítulo 2

CONDICIÓN DE JESÚS
PARA LIDERAR

¿Qué características deben tener los líderes? Esta es una cuestión de


grandes discusiones que lleva a la mayoría a poner altos estándares
para quienes se postulan.

Cuando pensamos en reconocer nuevos líderes indiscutiblemente re-


gresamos a la lista de requisitos que nos deja el apóstol San Pablo en
su primera carta a Timoteo, en el capítulo 2. En ella señala una serie
de condiciones muy puntuales sobre el perfil que deben reunir quie-
nes deseen formar parte del liderazgo en la iglesia.

Si buscamos las condiciones del liderazgo en el discurso de Jesús estas


no son tantas, en realidad creo que el Maestro las resumió en una
sola. Y esta condición se la presentó al hombre que lideraría el naci-
miento de su Iglesia. Pedro fue indiscutido y reconocido líder de la
primera iglesia de Jerusalén, una congregación que a poco de comen-
zar llegó a contar con más de ocho mil miembros. Leamos juntos el
relato de Juan 21: 15-17.
23
"Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: 'Simón, hijo de Juan, ¿me
amas más que estos? 'El le respondió: 'Si, Señor, tú sabes que te q u i e r o ' .
Jesús le dijo: 'Apacienta mis corderos'. Le volvió a decir por segunda vez:
'Simón, hijo de Juan, ¿me amas?' El le respondió: 'Sí, Señor, sabes que
te quiero'. Jesús le dijo: 'Apacienta mis ovejas'. Le preguntó por tercera
vez: 'Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? 'Pedro se entristeció de que por
tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: 'Señor, tú lo sabes todo;
sabes que te quiero'. Jesús le dijo: 'Apacienta mis ovejas. ' "

¿Me amas?
Las personas pueden cumplir las condiciones de conducta, tener bue-
nos hábitos, buena preparación, una gran experiencia y no necesa-
riamente estar en condiciones de liderar personas y mucho menos
liderar a los seguidores de Jesús.

Cuando se contrata nuevo personal en una empresa se pide que pre-


senten un curriculum. Esto permite tener una primera aproximación
para saber quién es la persona y si cumple con las acreditaciones co-
rrespondientes que exige el cargo al que aspira. Jesús no le pidió a
Pedro su curriculum, no le solicitó sus títulos académicos (no estoy
sugiriendo que no sean importantes), tampoco le solicitó una cons-
tancia de sus antiguos puestos de trabajo. Es interesante que solo le
pidió que le contestara una pregunta: ¿Me amas? Esta pregunta se la
repitió tres veces. ¿Por qué insistió Jesús en preguntar tantas veces lo
mismo? Jesús sabía que de la respuesta que Pedro diera a esta pregun-
ta dependería el éxito de su liderazgo.

La única condición que puso el Maestro, que habilita a una persona


para acceder al liderazgo, es si ama verdaderamente a su Señor. Esto
no significa de ninguna manera, ni sugiere, que la persona no deba
tener carácter, ser disciplinada, tener los dones que correspondan, o
la preparación permanente que implica ejercer el liderazgo. Lo que
está haciendo Jesús con esta pregunta única y definitiva es poner en
24
la perspectiva correcta el fundamento del liderazgo cristiano. Es muy
importante que lo tengamos claro. El liderazgo debe estar basado y
sostenido por el amor al Señor. Todo lo demás es importante pero se-
cundario. Siempre para Dios el amor es lo más importante, lo central,
lo prioritario. "Si no tengo amor nada soy" y podríamos decir: "Si no
tengo amor nada soy en el liderazgo ".

¿Por que es importante el amor en el liderazgo? Porque sólo quienes


aman verdaderamente al Señor podrán liderar, porque liderar es ser-
vir, y servir es brindarse, es dar y darse. Pablo lo explica con mucha
claridad cuando dice en 2a Corintios 12: 15: "Y yo con el mayor placer
gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vues-
tras almas, aunque amándoos más, sea amado menos. "

Cuando una persona ama realmente es capaz de entregarlo todo y


no le importa otra cosa sino hacer todo lo que pueda, y mucho más,
para lograr que los demás sean felices, se desarrollen y en el camino
disfruten del proceso. Un líder que ama verdaderamente a su gente
podrá influenciar en ellos porque lo único que conquista el corazón
de las personas es el amor. Esto es lo que hizo Jesús con nosotros y
por eso le seguimos. Luego de conquistar el corazón se conquista la
voluntad. Enrique Rojas expresa: "La voluntad es el cauce por donde
se afirman los objetivos, los propósitos y las mejores esperanzas, y
sus dos ingredientes más importantes para ponerla en marcha son la
motivación y la ilusión. ( Prólogo a "La conquista de la voluntad",
Enrique Rojas).

Solo un líder que ame al Señor estará en condiciones de motivar y


generar verdadera ilusión en sus liderados. Por eso era importante oír
de los labios de Pedro decir: "Tú sabes que te amo ".

25
¿Me amas más que éstos?
La pregunta completa para Pedro no era si lo amaba solamente, la
pregunta era: ¿me amas más que estos? Un líder debe amar a su Se-
ñor más que los liderados. No es posible pretender guiar a los demás
a amar a Dios si nosotros no lo amamos por sobre todas las cosas. Si
Jesús no es lo más importante en mi vida, nunca podré llevar a otros
a que lo amen. Nunca llevamos a nadie más allá de donde nosotros
llegamos. Tus liderados te estarán siguiendo y si tu techo es bajo, si tu
visión es pobre y tu amor es poco para Jesús, nunca lograrás influen-
ciar demasiado en ellos.

¿Qué significa amarle más que los demás? Significa estar dispuesto
a dar más que los demás y a recibir menos, a sufrir más y disfrutar
menos, a brindar todo y no esperar nada. Significa hacer la tarea me-
nos deseada y a renunciar a los privilegios. Significa llegar primero
y retirarse último, felicitar a todos y estar dispuesto a recibir críticas.

Apacienta mis ovejas


Una de las grandes confusiones en las que podemos caer es pensar
que somos líderes de proyectos, programas, eventos u organizaciones.
Esto en realidad lo hacen los administradores, los gerentes, los que
tienen capacidad de gestionar, y no necesariamente son personas que
estén liderando ni ejerciendo ningún tipo de influencia en las perso-
nas. Hablaremos en otro capítulo de la diferencia entre desarrollar
proyectos y desarrollar personas, ahora solo mencionaremos el tema.
Jesús estaba pensando en la tarea más importante que el apóstol de-
bía desarrollar en su ministerio: cuidar las ovejas del Señor, es decir,
ocuparse de las personas.

Por esta razón el amor es prioritario en la tarea de cuidar personas,


porque solo lo hacen con pasión aquellos que aman verdaderamente.
Cuando alguien ama a Dios, tiene una sola manera de expresarlo y
esto es amando a los demás. Ese amor lleva al líder a realizar cosas

26
puntuales en ayuda de sus liderados, y esta manifestación de amor
genera cambios fantásticos en la vida de las personas.

EL AMOR ES PRIORITARIO
El amor cura heridas profundas
Muchas personas sufren de heridas muy profundas en sus vidas. Al-
gunas por tener un pasado trágico, otras porque no pudieron superar
situaciones puntuales y otras porque sencillamente no maduraron y
no han podido resolver cuestiones de su carácter. Esto les ocasiona
problemas en las relaciones interpersonales. Todas ellas necesitan ser
amadas y tratadas de manera especial. Las heridas del corazón no
se curan solo con el paso del tiempo, aun cuando necesitan de un
proceso que lo requiere. Las heridas se curan con amor expresado en
acciones concretas, esto hace que las personas se sientan atendidas,
abrazadas, cuidadas, amadas, y finalmente curadas.

La parábola que contó Jesús del buen samaritano en el evangelio de


Lucas capítulo 10 nos ilustra cómo se curan las heridas: el hombre de
esta parábola fue sorprendido por hombres malos y llenos de odio,
que nada les importaba de la vida ajena. Tomaron al hombre de la
historia, lo despojaron de sus pertenencias y lo lastimaron a tal punto
que no pudo levantarse del suelo. Varios líderes religiosos pasaron por
el camino, pero siguieron indiferentes sin detenerse a atenderlo. El
sacerdote y el levita que pasaron eran líderes nominales, solo tenían
un cargo en la jerarquía religiosa de la época, pero no tenían amor
por. personas, por eso no pudieron curar las heridas de este deses-
perado viajero. El samaritano que pasaba por allí, nos cuenta Jesús:
"fue movido a misericordia ", sintió amor por aquel hombre y curó sus
heridas. Luego lo colocó sobre su propia cabalgadura y posiblemente
él fué caminando, mientras el herido era llevado en su caballo. Al
llegar a la ciudad, el samaritano buscó un hospedaje y pagó la estadía
de su nuevo amigo y ofreció dinero para saldar futuras deudas por si
gastaba algo de más.

27
El verdadero amor siempre está dispuesto a curar heridas y para ello
paga un precio, pero lo hace con gozo.

El amor da sentido de valor a las personas


El amor valoriza a las personas, porque cuando alguien se siente ama-
do, siente también que vale, que su vida le importa a alguien. Esto
eleva su autoestima y lo ayuda a afianzar su identidad. Una persona
amada camina por el mundo segura de sí misma, al sentirse valorada
puede valorar a los demás.

Nos sentimos valorados cuando somos bien atendidos, cuando alguien


hace cosas para nosotros, cuando nos dedican tiempo, cuando nos es-
cuchan, cuando toman en cuenta nuestra opinión. Nos sentimos valo-
rados cuando nos hacen un llamado telefónico, cuando nos escriben,
cuando se acuerdan de nuestro cumpleaños, cuando nos llaman por
nuestro nombre, cuando se interesan en lo que nos pasa.

Los líderes de influencia saben esto y lo practican, aman a las perso-


nas y se lo demuestran a cada paso.

El amor motiva a la gente


Cuando amamos a Jesucristo por sobre todas las cosas y nuestro amor
a él es realmente la prioridad siempre, estaremos demostrándolo a
los demás. Las personas receptoras de ese amor se verán conquistadas
y se sentirán motivadas a dejarse influenciar. Las personas que no
se sienten amadas se desmotivan con facilidad y hasta suelen caer
en depresión. Lo que más motiva y desafia a la gente es la palabra
dicha por alguien que los ama. Pablo dice que él se sintió cautivado
por el amor de Jesucristo y esto lo motivó a entregarle su vida para
su servicio:

"Porque el amor de Cristo nos constriñe, al considerar que si uno solo


murió por todos, entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin

28
de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que
murió y resucitó por ellos. " 2a Corintios 5: 14

El apóstol presenta una razón muy seria por la que un cristiano sirve
a su Señor, y se refiere al amor que Cristo demostró por nosotros en
la cruz. La expresión "nos constriñe" quiere decir que nos pone en
estrecho, nos deja casi en la obligación voluntaria o más bien nos
conquista y motiva.

El amor acepta al otro tal como es


Lo más común es que aceptemos al otro bajo ciertas condiciones, que
ponemos nosotros. Los líderes que aman a Dios por sobre todas las
cosas no ponen condiciones para amar y aceptar a sus liderados, no es-
peran que cambien para aceptarlos. Los aceptan y les ayudan a cam-
biar aquellas cosas que les hacen daño a ellos y a los demás.

Aceptar al liderado no significa aprobar aquellas conductas que estén


mal, no significa justificar lo que Dios no aprueba, ni disimular las
faltas. Significa amar y aceptar a la persona aun cuando estamos en
desacuerdo con su manera de proceder. Los líderes influyentes saben
que cuando una persona se siente rechazada carga en su interior una
pesada cruz, vive una experiencia de soledad muy intensa y su autoes-
tima se viene a pique.

Jesucristo nos amó y por ello nos aceptó así como estábamos. Nos dice
Juán: "Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre"
Apocalipsis 1: 5. Esto es lo que hizo Jesús con nosotros, nos amó así
como estábamos, es decir sucios, por eso nos lavó. Imagina por un
momento que hubiera puesto como condición para amarnos que pri-
mero estuviéramos limpios, jamás nos hubiera podido amar.

" Recíbanse unos a los otros, como también Cristo los recibió para gloria
de Dios. " Romanos 15: 7
29
Capítulo 3

CONDICIÓN DE LA
GENTE PARA LIDERAR

El gran legislador, conductor, guía, pastor, líder y juez de Israel había


sido llevado por Dios a la patria eterna. Moisés había cumplido su la-
bor dejando huellas que nos desafian a quienes tenemos la responsa-
bilidad de guiar personas. Este gran líder fue un hombre único en la
historia. Sus ciento veinte años son una gran lección para cualquiera
que quiera ocupar un lugar en el liderazgo entre los mortales. Su vida
la podemos dividir en las tres etapas que debe atravesar cada uno de
los que lideran:

La formación teórica del liderazgo


Fue estando en Egipto como príncipe donde aprendió las leyes del
liderazgo, adquirió las habilidades para la guerra, las estrategias de la
administración y tantas otras asignaturas que lo calificarían como un
hombre preparado para dirigir.
Quienes aspiran a liderar tendrán que prepararse en la ciencia y el
arte de conducir personas. Tendrán que ser buenos lectores de la teo-
logía, la filosofía, y especialmente de la realidad que les toca vivir.
31
Quienes se consideren líderes no debiera ser un inculto. Se necesita
preparación y mucho más en estos tiempos que vivimos. Es impor-
tante aprovechar cada oportunidad para prepararse, asistir a centros
de estudios y adquirir conocimiento para realizar mejor la exigente
tarea de liderar. La acreditación académica nos habilita y nos po-
siciona en mejores condiciones frente a una sociedad cada día más
demandante.

La formación práctica del liderazgo


Fue obligado a ir al desierto a vivir como un forastero y transformar-
se en un pastor de ovejas ajenas. Fue allí donde aprendió cómo viven
quienes cuidan ovejas, para luego saber que cuidar personas tiene ca-
racterísticas semejantes.

El libro de Hebreos en el capítulo 11: 24-26 nos da cuenta de decisio-


nes importantes que tuvo que tomar Moisés antes de transformarse
en el líder que llegó a ser: "Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser
llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo
de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que
el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros
de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. "

Moisés debió renunciar a cosas lícitas y que le correspondían como


hijo de la hija del faraón. Quien desee liderar deberá aprender a re-
nunciar a muchos privilegios, de lo contrario jamás llegará a ser el
líder que Dios espera. Luego dice el texto que "prefirió" o como dice
la versión 1960, "escogió". Quien desee liderar deberá aprender a
tomar decisiones fuertes, que le cambiarán el rumbo de su vida y que
lo transformarán en el líder que debe ser.

La experiencia del liderazgo


A los ochenta años y luego de pasar por estas dos etapas, recién estaba
en condiciones de asumir la conducción de un verdadero liderazgo
32
influyente. Nadie como Moisés. Dios mismo lo llama "mi siervo" y
lo califica como el hombre más manso de la tierra. Vivió en sus últi-
mos cuarenta años de vida las experiencias más críticas que un líder
pudiera atravesar. Tuvo enemigos afuera, enemigos entre sus lidera-
dos, circunstancias adversas y la lucha constante contra sus propias
debilidades. Pero de todas ellas salió victorioso porque aplicó la única
fórmula que hace a un líder alcanzar el éxito completo en la obra
de Dios. Exodo capítulo 33 nos relata el gran secreto del éxito en el
liderazgo, que con tanta facilidad nos olvidamos los líderes cristianos.
Moisés le pidió una sola cosa a Dios, es lo único que nos transforma
en líderes de influencia y personas que dejarán huellas de bendición
para las futuras generaciones.

"Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: S


no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices:
Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis
ojos.

Jehová, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres


ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira
que esta gente es pueblo tuyo.

Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.


Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques
de aquí.

¿ Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu


pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos
apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?
Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto
has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. "
Éxodo 33: 15

33
Quiero pedirte que leas el capítulo 33 completo, porque allí encontra-
rás el secreto de cómo tener un liderazgo influyente.

Lo que le pidió Moisés a Dios fue su presencia con él. Este es el gran
secreto del éxito en el liderazgo. No importa cuánta preparación ten-
gamos, ni las capacidades con las que contamos, ni los recursos de
los que disponemos, si Dios no está con nosotros todo será inútil. Es
por eso que debemos buscar de todo corazón la presencia de Dios en
nuestras vidas y en el liderazgo. Esa debe ser no solo nuestra pasión,
sino nuestra única pasión. Porque cuando Dios está con nosotros ac-
túa a través nuestro. Él dirige, él abre puertas, él provee. Nosotros
nos transformamos en instrumentos que él utiliza para liderar a su
pueblo. Así fue la experiencia de Moisés, y por eso es que tuvo el éxito
que conocemos.

Cuando Moisés dejó su lugar la historia del pueblo de Israel continuó


con otro hombre, otro gran líder llamado Josué. Leamos el relato:

"Y aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Je-


hová habló á Josué hijo de Nun, ministro de Moisés, diciendo: Mi sier-
vo Moisés ha muerto: levántate pues ahora, y pasa este Jordán, tú y todo
este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. " Josué 1: 1-2

Moisés terminó sus días y Dios se lo llevó. Al finalizar este liderazgo


Dios levantó un nuevo líder, un hombre joven que había sido prepa-
rado por Moisés y que había visto de cerca un gran modelo. Josué era
un hombre con muchos dones, buena preparación y grandes posibi-
lidades.

Sin embargo no es esto lo que lo calificaba para continuar el trabajo


de Moisés. El pueblo sabía que el gran liderazgo de su antecesor tenía
un secreto y ellos lo exigirían para el nuevo conductor.
Josué comienza su liderazgo teniendo una reunión con el pueblo y

34
explicándoles cómo va a ser su liderazgo, cuál va a ser su perfil y cómo
van a funcionar las cosas a partir de ahora. El pueblo escuchó con
suma atención y luego alguien tomó la palabra en nombre de todos y
le expresó con sencillez, pero con mucha firmeza, la única condición
que le exigían para obedecerle, al igual que lo hicieron con Moisés.

Repasemos el relato en Josué 1: 10-17:


"Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: Pasad por en medio
del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, por-
que dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra
que Jehová vuestro Dios os da en posesión... Entonces respondieron a
Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado,
e iremos adondequiera que nos mandes. De la manera que obedecimos
a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Je-
hová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés. "

Cuando pensamos en la exigencia que puso Jesús a Simón el hijo de


Jonás, quien lideraría el comienzo del movimiento de fe mas impor-
tante de todos los tiempos, la podemos resumir en una sola palabra:
amor. Pero cuando pensamos en la condición que puso el pueblo de
Israel a quien sería el sucesor de Moisés, del líder más sobresaliente
de toda la historia, la podemos resumir también en una sola palabra:
presencia.

La única forma de realizar un buen liderazgo es dejando actuar a


Dios. Así sucedió en la historia de los grandes líderes de la Biblia y
también en los liderazgos de la historia de la iglesia. Basta con dar
una mirada al liderazgo de Abraham, José, David, Elias, Eliseo, Da-
niel, Pablo, Juan, y tantos otros en los que resalta de manera especial
la presencia de Dios en ellos.

La manifestación de la presencia de Dios en la vida de un líder da


sentido a su liderazgo y lo califica para ejercer verdadera influencia

35
en sus liderados. Los israelitas conocían bien el tema, habían visto
obrar a Dios a través de Moisés y querían asegurarse que sucedería
lo mismo con su nuevo líder. Cuando Dios está con el líder todo es
distinto:

Cuando Dios está con el líder las obras que hace muestran a Dios
Observemos cómo se mostraba Dios en el obrar de Moisés a través de
las plagas en Exodo 6 al 10:

" Y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que
yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesa-
das de Egipto. " Éxodo 6: 7

"Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a


mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con
grandes juicios. Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando ex-
tienda mi mano sobre Egipto, y saque a. los hijos de Israel de en medio
de ellos. " Éxodo 7: 4-5

"Así ha dicho Jehová: En esto conocerás que yo soy Jehová- he aquí,


yo golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río,
y se convertirá en sangre. " Éxodo 7: 17

"Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu pa-


labra, para que conozcas que no hay como Jehová nuestro Dios. "
Éxodo 8: 10

"Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pue-


blo, para que ninguna clase de moscas haya en ella, a fin de que sepas
que yo soy Jehová en medio de la tierra. " Éxodo 8: 22

"Ya la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que


mi nombre sea anunciado en toda la tierra. " Éxodo 9: 16
36
" Y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en
E g i p t o , y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy
Jehová. " Éxodo 10: 2

Cuando Dios está con el líder las dificultades adquieren otra


dimensión
Podemos ver que la situación con Moisés frente al Mar Rojo era a los
ojos del pueblo una tragedia, todo parecía terminar allí. Sin duda
si Dios no hubiera estado con Moisés la historia hubiera terminado
distinta. Pero leamos cómo cambió el resultado de lo que parecía un
camino sin salida. Todo cambió porque Dios estaba con el líder. Éxo-
do 14: 9-16:

"Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad


que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis
visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros,
y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué
clamas a mi? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y
extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel
por medio del mar, en seco. "

Cuando Dios está con el líder las necesidades son provistas


El pueblo comenzó a caminar por el desierto y allí no había super-
mercados para aprovisionarse de alimentos. De pronto el pueblo ob-
serva que no tenía comida y comenzó a preocuparse y a criticar a
Moisés. Es allí cuando Dios se hace presente una vez más en la vida
Moisés, observemos lo que dice el relato de Éxodo 16: 9-15:

"Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel:


Acercaos a la presencia de Jehová, porque él ha oído vuestras murmu-
raciones. Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Is-
rael miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció
en la nube. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Yo he oído las mur

37
muraciones de los hijos de Israel; habíales, diciendo: Al caer la tarde
comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo
soy Jehová vuestro Dios... (... ) Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron
unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés
les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer. "

Cuando Dios está con el líder las críticas no afectan demasiado


En el ejercicio del liderazgo siempre habrá críticas, algunas con fun-
damento y otras serán críticas hechas a la persona por el lugar que
ocupa. En algunas ocasiones estas críticas se tornan en murmuracio-
nes que intentan desprestigiar al líder y a su trabajo.

En el caso de Moisés sus críticos eran nada menos que sus propios
hermanos, por lo que podríamos decir que debe haber causado un
mayor dolor en Moisés. Sin embargo, este líder vive una relación muy
estrecha con su Dios y las críticas no alteran su forma de actuar. Lea-
mos el relato del libro de Números 12: 1-8:

"María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita


que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿So-
lamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por
nosotros? Y lo oyó Jehová. Y aquel varón Moisés era muy manso, más
que todos los hombres que había sobre la tierra.

Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al


tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres. Entonces Jehová descen-
dió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y
llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. Y él les dijo: Oíd ahora mis
palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le
apareceré en visión, en sueños hablaré con él.

No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara


hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de
38
Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo
Moisés?"

Hay por lo menos tres lecciones que debiéramos aprender de esta ex-
periencia de Moisés, tres actitudes y conductas que se deben asumir
frente a la crítica:

La primera es guardar silencio. Cuando oímos que alguien ha ha-


blado mal de nosotros reaccionamos con palabras que nos justifiquen
y agregamos algunas que ataquen a nuestro difamador. Nada de esto
hizo Moisés, él cerró su boca y Dios habló por él.

La segunda actitud es reflexionar. Es importante repensar lo que


la persona criticó. Quizás tenga razón o quizás no la tenga, pero es
mi responsabilidad mirar hacia adentro y revisar mis conductas. Aun
ruando la crítica sea con mala intención puede ayudarnos a mejorar
nuestro carácter y nuestra forma de actuar. Moisés sabía que lo que
criticaban era sobre una decisión que había tomado en el pasado y
que posiblemente debió ser distinta, por ello prefirió el camino de la
reflexión.

El tercer lugar frente a la crítica debemos dejar que sea Dios


el que se encargue del tema. Podemos cometer mayor injusticia
si actuamos reaccionando con ira frente a alguien que nos criticó, el
libro de Santiago 1: 20 nos dice: "La ira del hombre no obra la justicia
de Dios. " Moisés prefirió que sea Dios el que interviniera y se ocupe
de poner las cosas en su lugar.

Un líder muestra que Dios está con él cuando maneja correctamente


la crítica y no reacciona como solemos verlo tristemente en muchos
de nuestros ámbitos. Moisés no sintió que María y Aarón eran sus
enemigos. Creo que prefirió tener compasión de ellos y al final del
relato (que te invito a que leas completo) oró para que el castigo de la

39
lepra que Dios les había mandado como disciplina les fuera quitado.
Ese es un líder que muestra que Dios está con él.

Los israelitas conocían m u y bien cómo había vivido este gran líder
de Israel y es por eso que le exigían a Josué que viva esta misma ex-
periencia que su antecesor:

"De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obe-
deceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como
estuvo con Moisés. "

40
Capítulo 4

PODER O
AUTORIDAD

Es importante que tengamos claridad a la hora de definir estos dos


conceptos, que por momentos se entrecruzan. Reflexionaremos sobre
distintos aspectos de cada uno de ellos.

Un liderazgo influyente será un liderazgo que haciendo uso del poder


en forma correcta, y teniendo la autoridad dada por Dios, podrá lle-
var a sus liderados a la realización del proyecto de Dios para sus vidas.

¿QUÉ ES EL PODER?
Cada persona tiene voluntad propia y toma sus decisiones, pero cuan-
do estas se asocian formando una comunidad se genera un cúmulo de
voluntades. Para que las personas encuentren un bienestar común se
presenta la necesidad de la toma de decisiones que incluyan a toda
la comunidad. Aristóteles decía que hay por lo menos tres formas de
ejercer este poder de decisiones (llamado gobierno).

41
En la primera forma uno gobierna. Esto es la monarquía. En la se-
gunda forma algunos gobiernan. Esto se llama oligarquía. En la ter-
cera forma todos gobiernan. Esto es la democracia. Pero nos guste o
no, la democracia pura no es posible ya que todos no pueden decidir,
por ello decimos que utilizamos la representación de la mayoría para
que estos decidan por los demás. A la toma de decisiones por y para
los demás la llamamos decisión política o poder de mando. Esto es lo
que se entiende por "poder", que la mayoría de la gente confunde
con autoridad. Este poder es una delegación conferida por los pares
y en general es temporal, es lo que autoriza a una o varias personas a
tomar decisiones en nombre de la comunidad.

Cuando hablamos de poder de decisión nos estamos refiriendo a la


posibilidad que tiene una o varias personas de dirigir y en ocasiones
cambiar el rumbo de las decisiones. Esta es la razón mayor por la que
a las personas les encanta el "poder".

Hace algún tiempo, una maestra de la escuela en la que trabajo trajo


a la oficina de la Dirección a un alumno de tercer grado, el niño no
tenía más de ocho años. Luego de hablarle y hacerlo reflexionar so-
bre la mala conducta que había tenido en la clase, el clima se había
distendido y una vez que él aceptó pedir una disculpa a su señorita
quedamos de "buenos amigos". Fue interesante su ingenua, pero cer-
tera opinión, antes de retirarse de la oficina. Casi como expresando
un deseo hizo el siguiente comentario, que él daba por absolutamente
cierto: "¡Qué lindo es ser Director!". Yo, haciéndome el desentendi-
do, le pregunté: "¿Por qué creés que es lindo ser Director?" Me miró,
y con una sonrisa buscando complicidad dijo: "Y... Usted manda y
todos obedecen".

El niño no estaba en lo cierto en su apreciación, pero sí en la sin-


ceridad al expresar su deseo. Porque a todos los mortales nos gusta
mandar y que se nos obedezca. Quizás por la necesidad de sentirnos

42
importantes o sencillamente porque el poder tiene un atractivo de-
masiado grande y la mayoría de las personas harían cualquier cosa
por tenerlo.

En palabras de Max Weber: "Poder significa la probabilidad de im-


poner la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra
toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad".
La imposición de la voluntad de unos sobre otros es lo que más daño
ha causado en toda la historia de la raza humana. En todo grupo hu-
mano aparece el juego de dominación y dominados y este no escapa a
la comunidad de fe, sea en la iglesia, en instituciones cristianas o en
cualquier grupo ministerial, sin importar lo grande o pequeño que
sea.

El mismo Weber define el concepto: "Por dominación debe entender-


se la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determi-
nado contenido entre personas dadas".

Debemos entender que la dominación de la voluntad de los demás es


la manifestación más clara del ejercicio del poder y de allí se entiende
que esta necesidad de dominación llegue a adquirir cualquier forma
con tal de lograrse.

En el relato bíblico tenemos algunos ejemplos de personajes que ejer-


cieron el poder de manera equivocada y causaron gran daño a los
dirigidos y a consecuencia de esta forma de liderar fueron líderes
fracasados. Así podemos hablar de Saúl, Roboam, Absalón y en el
Nuevo Testamento el famoso, y nada apreciado, Diótrefes. Si el po-
der es hacer que las personas obedezcan una indicación dada, debe
ser ejercido con la autoridad de Dios. De esta forma la obediencia se
realizará de manera voluntaria, en un clima de armonía, con alegría
y será de bendición para quien obedezca y para todos los afectados.

43
No sucedía esto en el caso del liderazgo de Diótrefes del que nos habla
Juan en su tercera carta:

" Yo he escrito a La iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer


lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las
obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no
contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren
recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia. " 3a Juan 1: 9-10

¿QUÉ ES AUTORIDAD Y CÓMO SE DIFERENCIA DE PODER?


Cuando las personas hablan de puestos jerárquicos suelen referirse
a un lugar de autoridad y no está mal. Pero lo cierto es que se están
refiriendo a personas que, en virtud de su cargo, tienen poder de de-
cisión. Puede suceder que no tengan ninguna autoridad para ocupar
ese lugar y ejercer el cargo que se les ha conferido, porque la autori-
dad no está relacionada con el manejo de la voluntad de las personas,
sino con otra cosa.

La autoridad no demanda ni exige al otro, mas bien tiene que ver con
el carácter del que la posee. El poder sí, porque el poder tiene que ver
con decisiones sobre los demás, mientras que la autoridad se relacio-
na con el reconocimiento que los demás tienen del líder.

Hay algunos conceptos importantes que deben reconocerse en el po-


der para encontrar la diferencia con la autoridad:

Poder es lo que una persona hace. Autoridad lo que una persona es


Las decisiones son acciones que una persona realiza y una persona
con poder toma muchas decisiones y de alto significado para los de-
más. La autoridad está relacionada directamente con el ser de la per-
sona, sus convicciones, su filosofía de vida, sus creencias y fundamen-
talmente su relación lejana o cercana que mantenga con Dios.

44
Poder tiene que ver con una función. Autoridad tiene que ver con
el carácter
El poder es un rango jerárquico que habilita a una persona a ejer-
cer el poder político, es decir la toma de decisiones sobre los demás,
mientras que autoridad es una condición del carácter de la persona
que lo posiciona en un nivel de reconocimiento y respeto aun cuando
no tome ninguna decisión, siempre estará influenciando en ellas.

poder es limitado y debe repartirse. Autoridad es ilimitada y no


se reparte
El poder de decisión otorgado por los hombres tiene límites muy es-
Hechos, como lo es el hombre mismo. Quizás podríamos graficarlo
con una torta cortada en porciones; mientras más sean los comensales
monos porciones les tocará a cada uno. Esto nos permite ver con ma-
yor claridad por qué se da la pelea por el poder, todos quieren recibir
la mayor cantidad de porciones y si fuera posible quedarse con toda
la torta.

La autoridad deviene de Dios y por lo tanto es ilimitada como lo es


Dios mismo, y a él no lo podemos dividir en porciones. Dios llena con
su inagotable presencia a las personas y estas pueden reproducir su
carácter y disfrutar de la autoridad real sin límites.

Poder es una delegación temporal. Autoridad puede mantenerse


por toda la vida
El poder de decisión de una persona está limitado en el tiempo, dura
rá mientras dure su condición o lugar jerárquico que ocupe en la co-
munidad. Algunos se aferran al "sillón del jefe" y no quieren aban-
donar el poder por nada del mundo. La autoridad no termina cuando
dejamos una posición o un cargo jerárquico, porque no tiene que ver
con lo que hacemos sino con lo que somos.

45
Poder puede infundir miedo. Autoridad genera admiración
y respeto
Cuando el poder se ejerce sin autoridad provoca en la gente miedos
y falta de libertad, mientras que la autoridad genera un clima de
confianza y seguridad, generando en los liderados un gran respeto
por quien lidera.

Poder es dado por hombres. Autoridad viene de Dios


Esta es una de las verdades más claras del liderazgo cristiano y sin
embargo una de las más olvidadas. Cuando nos confieren poder po-
lítico debemos tener presente que es una decisión que tomaron los
hombres. Cuando tenemos autoridad es por la abundante gracia de
Dios que quiere manifestarse a través nuestro. Cuando un líder tiene
claro este concepto jamás estará buscando ni luchando por conseguir
poder, porque sabe que es un poder limitado, temporal y viene de
abajo. La mayor preocupación de un líder de influencia será buscar de
todo corazón la presencia de Dios y procurará siempre vivir en obe-
diencia a las demandas de su Señor, sin importarle nada más que eso.
La pasión de un líder de influencia es conocer cada día más a Dios
porque sabe que la autoridad está en él.

PODER Y AUTORIDAD NO SE EXCLUYEN,


SE COMPLEMENTAN

En muchas ocasiones las iglesias y las organizaciones cristianas su-


fren porque quienes ejercen el poder carecen de la autoridad de Dios.
Se puede tener mucha estrategia para liderar, abundantes dones, con-
tar con muchos recursos y tener grandes oportunidades, pero si no
se manifiesta la presencia de Dios en la vida de quienes lideran todo
esto servirá poco.

También se sufre cuando quienes tienen autoridad no ejercen poder


de decisión en beneficio de la comunidad. Los hombres suelen no

46
conceder este poder a quienes aparentemente no están en condiciones
de hacerlo, porque se mide la capacidad de liderazgo por sus acciones
y no por su carácter.

En 2 a Corintios 10: 8 el apóstol Pablo hace énfasis en su autoridad y


dice:

" No me avergonzaré de jactarme de nuestra autoridad más de la cuen-


ta, autoridad que el Señor nos ha dado para la edificación y no para
la destrucción de ustedes. No quiero dar la impresión de que trato de
asustarlos con mis cartas. "

Observemos que dice por lo menos cinco cosas en relación a la auto-


ridad que él tiene:

Fue dada por el Señor


Nunca se debe olvidar este punto, la autoridad ha sido delegada por
Dios. Esto fue lo que le dijo Jesús a Pilato: " N i n g u n a autoridad ten-
drías si no te hubiera sido dada de arriba. "

Fue dada con el propósito de edificar a la iglesia


Dios espera que las personas con autoridad delegada sean personas
que la utilicen en beneficio de los liderados y para su edificación.

No es para destrucción
Se debe tener mucho cuidado con la forma en que se utiliza la auto-
ridad, porque si el uso de ella deja personas heridas, un día se tendrá
que dar cuenta ante quien la delegó.

No le avergüenza el haber recibido tal autoridad, no lo incomoda


Nadie debe incomodarse por la autoridad que Dios le ha conferido,
sino que debe utilizarla en bendición de sus hermanos. El apóstol
aclara que tampoco desea asustar a los corintios con su carta.
47
Lo que Dios espera en un liderazgo influyente, es que ejerzan el po-
der de decisión aquellos que tienen su autoridad, porque ellos son
verdadera autoridad y tomarán las mejores decisiones.

Un liderazgo de influencia es aquél que teniendo autoridad en su


vida ejerce el poder bajo el control y dominio del Espíritu Santo.

48
Capítulo 5

IMPACTAR O
INFLUENCIAR

Definimos como impacto a la impresión que nos causa una persona


cuando la vemos por primera vez. Ese asombro y admiración que nos
despierta el escucharlo hablar o verlo actuar sobre un escenario.

Definimos como influencia a los cambios que provoca una persona


sobre otra de tal modo que logra modificar su conducta. Esta influen-
cia se logra por admiración, respeto o aprecio que se siente por la
persona que nos influencia.

La influencia que una persona ejerce sobre otra puede ser positiva
o negativa, dependerá del carácter del líder y de la capacidad de ab-
sorción que tenga el liderado, pero siempre se da en una relación de
cercanía.

Un líder tiene que SER para poder influenciar


Esto es lo que nos dijo Jesús cuando declaró: "Vosotros sois la sal de
la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será s a l a d a ? No sirve
49
más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. "
Mateo 5: 13

La influencia que genera la sal sobre los alimentos es tremenda. Hay


tres efectos que produce y que nos ayudan a entender qué nos quiso
decir Jesús cuando comparó a sus seguidores, quienes liderarían el
movimiento cristiano, con la sal:

CONSERVAR
En algunos lugares, ante la falta de heladera, aun hoy se utiliza la sal
para conservar la carne de modo que ésta no entre en el proceso de
descomposición. En la zona cordillerana de Argentina y Chile mu-
chos campesinos utilizan este elemento para conservar carne durante
varios meses que luego emplearán en sus comidas. Así como la sal
evita la corrupción en los alimentos, Jesús espera que los líderes cum-
plan una función semejante en un mundo donde la corrupción crece
día a día. Si nuestros liderados no pueden ser influenciados a una vida
de mayor santidad y a un desafío a apartarse del mal, no estaremos
haciendo el trabajo de liderar de la forma que espera Jesús.

DAR SABOR
La sal permite que los alimentos tengan realmente sabor y así se pue-
dan comer y disfrutar, Job expresa: "¿Se comerá lo desabrido sin sal?"
Job 6: 6. La vida de los líderes cristianos debe darle sabor a este mundo
tan desabrido y lleno de sin sabores. Solo pueden ejercer esta influen-
cia aquellos que disfrutan de la vida cristiana porque no se puede dar
lo que no se tiene, y nadie podrá dar sabor si no lo tiene. Cuando las
personas que lideran disfrutan la vida y lo que hacen podrán decir
que están influenciando realmente.

PROVOCAR SED
Un efecto más que produce la sal es despertar sed en quien la ingiere.
Los líderes cristianos deben ser personas que inquieten a los demás.

50
Los no cristianos deberían sentir deseos de tener lo que nosotros te-
nemos. Si realmente lo que tenemos nos hace ser personas verda-
deramente felices, nuestros liderados sentirán sed de esta auténtica
felicidad que solo puede venir de la cercanía del líder con Dios.

El apóstol Pablo de alguna manera describe el camino de la influen-


cia cuando dice: "Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en
mi. esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros ". Filipenses 4: 9
Una persona es influenciada cuando lo que aprende, lo que recibe, lo
que oye y lo que ve en el líder cautivan su corazón. Posiblemente, y
aunque no lo diga, pensará y sentirá deseos de seguir el mismo cami-
no que su líder.

Como dice John Maxwell, todo líder tiene dos características: va a


alguna parte y es capaz de persuadir a otros a acompañarlo. La in-
fluencia se ve en la medida en que el líder logra conquistar decisiones
para que lo acompañen en el camino que ha iniciado.
Reflexionemos sobre las formas que un líder tiene de influenciar a
los demás:

SE INFLUENCIA CON LAS PALABRAS


Como líderes nuestra manera de hablar genera una gran influen-
cia en las personas que nos rodean. La gente está escuchando lo que
decimos y cómo lo decimos, ellos perciben de manera muy clara el
mensaje que damos. En muchas ocasiones nos quedamos sorprendi-
dos cuando alguien nos recuerda: "yo nunca me voy a olvidar lo que
usted me dijo una vez... " y lo más probable es que no te acuerdes de
lo que le dijiste, ni siquiera en qué circunstancias fue. Es posible que
nunca hayas imaginado el efecto que tendrían tus palabras en esa
persona. Será por esta razón que San Pablo nos dice: "Sea vuestra pa-
labra siempre con gracia sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis
r e s p o n d e r a cada uno. " Colosenses 4: 6

51
SE INFLUENCIA CON LA CONDUCTA
Las conductas son las acciones que realizamos y que todos pueden ver.
Las conductas son la puesta en escena de las decisiones que tomamos,
son la muestra exterior de nuestro carácter. Podemos ocultar lo que
pensamos, los sentimientos se pueden disimular, pero la conducta es
la evidencia visible de nuestro carácter y es lo que la gente ve y puede
evaluar en nosotros y esto genera influencia. Decía un reconocido
político argentino: "La realidad es la única verdad".

SE INFLUENCIA CON EL CARÁCTER


Las palabras pueden ejercer mucha influencia, la conducta ejerce aun
más, pero las personas observan más nuestro carácter moral, nuestras
convicciones, nuestra filosofía de vida, nuestra manera de ver y eva-
luar la realidad, que nuestras palabras y conductas ocasionales. Eso es
lo que genera mayor influencia en los liderados.
Podemos arrepentirnos de lo que decimos o cambiar de opinión,
nuestra conducta puede ser circunstancial, pero nuestro carácter es
lo que llevamos con nosotros por toda la vida, es lo que nos identifica
como líderes. Esta es la razón por la que debemos cultivar permanen-
temente nuestro carácter. El carácter se forma en la suma de hábitos
buenos o malos que tengamos, y se desarrolla por conductas reitera-
das. Dicho de otra manera: las conductas reiteradas generan hábitos
que luego forman nuestro carácter.

SE INFLUENCIA CON LAS DECISIONES


Hace un tiempo escuché decir a una persona, hablando de uno de
sus líderes: "Este parece de otro planeta". Cuando le preguntaron
por qué, respondió algo así: "Tomó decisiones que eran increíbles y
ahora disfruta de los resultados". Creo que esta persona estaba con
una mirada correcta e incorrecta al mismo tiempo. Correcta porque
disfrutar de las consecuencias es lo normal, es lo natural; a decisiones
correctas resultados correctos. Pero estaba en lo incorrecto cuando
pensaba que su líder era de otro planeta. En un tiempo en el que la

52
mayoría quiere resultados sin esfuerzos, sin renuncias, sin sacrificios,
pareciera que quien está dispuesto a pagar el precio fuera de otro
planeta. Todos sabemos que no es así, pero es esta la razón por la que
las personas aceptarán ser influenciadas por la forma de tomar deci-
siones, viendo el resultado.

SE INFLUENCIA DESDE LA CERCANÍA


El pastor Rick Warren dice: "Una persona puede impactarnos a la
distancia, pero solo puede influenciarnos desde la cercanía. "
Por esta razón es que los predicadores de las grandes campañas o los
mediáticos generan tanto impacto en la gente y nos impresionan en
gran manera, pero prácticamente no ejercen ninguna influencia en
la conducta de nadie En cambio los pastores son personas de gran
influencia, porque viven y desarrollan su vida cerca de la gente. Son
personas conocidas, a quienes se les puede conocer sus familias, po-
demos saber de su trabajo, de su responsabilidad, de sus esfuerzos, de
sus luchas, de sus virtudes y de sus defectos. Como me decía un amigo
refiriéndose a ellos: "son personas normales, como nosotros".

56
Capítulo 6

MANDAR O
GOBERNAR

Hay dos formas distintas de ejercer el liderazgo: mandando o gober-


nando. Estos son dos conceptos aparentemente muy similares, que
mucha gente confunde, pero que esconden una clara diferencia entre
ellos en la forma de ejercer el liderazgo. Veamos algunas diferencias
entre ellos:

Mandar es una forma de ejercer el liderazgo con la fuerza de la


imposición, ignorando a los demás.
Gobernar es hacer acuerdos, fruto del diálogo y del consenso. Es escu-
char al que piensa distinto. Es asumir el compromiso de enfrentarse
a las decisiones que se han de tomar, siempre dentro de un espacio de
diálogo con los demás.

Mandar es una postura fácil y cómoda que está al alcance de


cualquiera que ostente el poder.
Gobernar es privilegio de pocos, solo de aquellos que tienen capaci-
dad para dialogar y compartir el ejercicio del liderazgo con los demás.
55
Hay algunas consecuencias que se derivan de cada una de estas for-
mas diferentes de ejercer el liderazgo.
Los que ejercen el liderazgo a base de mando suelen hacerlo en so-
litario, siguiendo únicamente sus criterios personales, sin aceptar las
opiniones ajenas.

Parafraseando a J. Maxwel podríamos decir que un verdadero líder


de influencia conoce la diferencia entre ser uno que manda y ser uno
que gobierna:

El que manda maneja a sus liderados. El que gobierna los capacita.


El que manda depende del poder. El que gobierna de la buena vo-
luntad.
El que manda inspira temor. El que gobierna inspira entusiasmo.
El que manda dice "yo". El que gobierna dice "nosotros".
El que manda cambia la culpa por el fracaso. El que gobierna arregla
el fracaso.
El que manda sabe cómo se hace. El que gobierna muestra cómo se
hace.
El que manda dice "vayan". El que gobierna dice "¡vamos!".

Cuando los liderados deben únicamente obedecer, sin poder partici-


par, ni dialogar, ni discutir lo acertado o equivocado de las decisiones
que se toman desde el liderazgo, entran en una crisis en la relación
con los líderes. Los que gobiernan, en cambio, presentan sus decisio-
nes y aceptan el criterio de los demás, generando la participación y
el diálogo, esto les permite a líderes y liderados cultivar un clima de
confianza y de aceptación natural frente a las decisiones tomadas.

Hay un ejemplo muy interesante en el Antiguo Testamento de al-


guien que eligió el camino fácil de mandar en lugar de gobernar que
quiero compartirte. Se trata de la historia de Roboam que quiso ini-
ciar su liderazgo haciendo sentir al pueblo quién era el que mandaba
56
en el reino, y se equivocó. El libro de 1a Reyes capítulo 12 nos cuenta
la triste historia de este rey.

Cuando el rey Salomón murió, quedó como heredero al trono su hijo


Roboam. Todo el pueblo vino a la ciudad de Siquem para hacerle
rey de Israel. Junto con la proclamación, el pueblo le pidió al nuevo
rey que tuviera una actitud un poco más blanda que la que su padre
había tenido con la nación. Las exigencias que Salomón había puesto
sobre ellos eran muy pesadas. El pueblo le pidió a Roboam que bajara
un poco los impuestos y contribuciones.

Es interesante la respuesta de Roboam: "Vayanse por ahora, respon-


dió Roboam, pero vuelvan a verme dentro de tres días. "1a Reyes 12: 5

Cuando uno lee el texto, piensa qué prudente fue el joven rey. El
texto siguiente nos dice: " C u a n d o el pueblo se fue, el r e y Roboam con-
sultó con los ancianos que en vida de su padre Salomón habían estado
a su servicio. ¿Qué me aconsejan ustedes que le responda a este pueblo?
Preguntó. "

El camino que estaba siguiendo el joven era excelente: primero, no se


apresuró a dar respuesta al pueblo. Se tomó tres días para reflexionar,
meditar y buscar consenso entre los ancianos. Buscó el consejo de los
ancianos, aquéllos que habían vivido cerca de su padre. Estas eran
personas que tenían mucha experiencia en la corte de Salomón. En
esto debemos felicitar a Roboam. Pero la historia no termina aquí, es
una verdadera pena. Roboam podía haber tenido tanto éxito como
Salomón, si hubiera escuchado el consejo de los ancianos.

La historia continúa en el texto 8 del capítulo 12 de 1 o Beyes:


Pero Roboam rechazó el consejo que le dieron los ancianos, y consultó
mas bien con los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su
servicio".
57
Roboam quería escuchar lo que ya había decidido, es decir, mostrar al
pueblo que él era quien mandaba.

Sus amigos le dijeron lo que él quería escuchar, lo hicieron sentir


importante, le hicieron sentir dueño y no gobernante. Como suele
decirse "lo inflaron" y lo más triste es que él se lo creyó. A los tres días
Roboam se presentó al pueblo para dar la respuesta.

En lugar de comenzar con éxito su reinado, ese mismo día firmó su


fracaso. El pueblo, luego de oír la arrogante respuesta de su nuevo rey,
dijo: "¿Qué parte tenemos nosotros con David? (... ) Israel, a tus tiendas
(... ) Asi se apartó Israel de la casa de David hasta hoy. "

Un hombre que estuvo en el umbral del éxito fracasó, sencillamente


por su necedad de querer mandar en lugar de gobernar.

Si deseamos ejercer un liderazgo utilizando la segunda opción, gober-


nando y no mandando, debemos tener presentes algunos conceptos
que se evidencian claramente en el ejercicio de un buen gobierno:
prioridades, consenso, estrategia, equipo y clima de trabajo. Reflexio-
nemos brevemente sobre estos asuntos:

PRIORIDADES
Los líderes que gobiernan saben utilizar correctamente una escala de
valores, saben definir prioridades. Son suficientemente lúcidos para
saber a qué cosas darle realmente importancia, en qué asuntos vale la
pena utilizar tiempo, invertir recursos y gastar fuerzas. Muchos líde-
res fracasan porque malgastan tiempo, recursos y fuerzas sin lograr
demasiado y llevan a su gente a un sentimiento de frustración.

La falta de prioridades claras en el liderazgo nos lleva a malgastar


mucho tiempo. En ocasiones perdemos preciosas oportunidades por
estar ocupados y entretenidos en asuntos en los que no vale la pena

58
dedicar más que un par de minutos o tal vez algunas horas, pero no
días enteros o meses.

Cuando concedo una entrevista en mi función de director, trato de


tener claro cuánto tiempo vamos a invertir en el asunto. Estoy con-
vencido de que muchas veces las personas comienzan a dar vueltas
sobre el mismo tema y podrían pasar medio día sin que arribemos a
ninguna conclusión. Cuando se ha escuchado sobre un asunto debe-
mos tener la claridad suficiente para buscar los caminos más adecua-
dos y una vez consensuados ponerlos en ejecución... y ya estamos en
condiciones de dedicar tiempo a otro asunto.

Como dicen los economistas: los recursos son escasos, es por ello que
debemos utilizarlos bajo un cuadro de prioridades. No debiéramos
utilizar los recursos sin un presupuesto y sin antes evaluar costo-be-
neficio, aun cuando este beneficio no sea en divisas. Sí debemos tener
claro que estamos invirtiendo bien los recursos de los que dispone-
mos.

Las fuerzas físicas y anímicas que disponemos nosotros y el equipo de


gente con la que trabajamos no es inagotable. Las personas se cansan
y quieren ver resultados de su trabajo, por esta razón debemos utilizar
de la mejor forma nuestro esfuerzo y el de los liderados. No podemos
trabajar con personas agotadas y esto suele provocarse por falta de
prioridades claras. Siempre debemos recordar que el descanso es un
principio creacional establecido por Dios en el Génesis. Debemos
esforzarnos y pedir esfuerzos para aquellas cosas que realmente valen
la pena.

Así como tener claras las prioridades en la vida permite vivir de for-
ma ordenada y sin tantos sobresaltos, quienes logran definir bien
las prioridades en su liderazgo alcanzan metas muchos más altas que
quienes no las tengan.
59
CONSENSO
Pretender gobernar desde el autoritarismo nos lleva derecho al fra-
caso. Las decisiones que se toman en el liderazgo deben ser consen-
suadas por el equipo de trabajo. No se puede esperar que la gente
responda a una convocatoria si no fue informada previamente de lo
que va a suceder.

Muchas veces hemos escuchado a líderes enojados porque la gente no


le responde y cuando se analiza el tema, la responsabilidad de la falta
de participación está en el liderazgo y no en los liderados. Se preten-
dió que todos vayan detrás de una propuesta que a los liderados no les
interesaba, o que los líderes no habían buscado el suficiente consenso
para su ejecución.
Uno de los grandes errores que se comenten a la hora de lanzar un
nuevo proyecto es la poca información de la que dispone la gente para
dar su opinión. Muchas veces no podrán todos discutir directamen-
te la propuesta, pero si fueron informados con el suficiente tiempo,
antes de ser lanzado el proyecto como algo consumado, cada uno se
sentirá que pudo dar su parecer, criticarlo, apoyarlo o cuestionarlo.
De esta forma se sentirá parte, porque cuando algo se hace público,
todos nos sentimos con libertad de opinar y el tema se transforma en
nuestro tema de discusión.

Informar es parte de la búsqueda del consenso. Es importante que


la información comience a ser distribuida teniendo en cuenta el ni-
vel de compromiso de quienes forman parte del equipo, así entonces
decimos que los primeros en ser informados serán los que tienen un
mayor grado de compromiso y responsabilidad en el liderazgo. Luego
la información deberá correr en todas las direcciones de modo que
todos tengan acceso a la información y discusión del tema. Eso es
parte del consenso, porque una idea impuesta tiene muy pocas posi-
bilidades de éxito.

60
ESTRATEGIA
Muchos fracasan en su liderazgo sencillamente porque no usan las es-
trategias correctas para la ocasión. A veces se pretende con las mismas
acciones obtener resultados diferentes y no es posible.

Hay una antigua historia en el libro de Samuel sobre la forma en


que un general del rey David logró liderar con éxito sobresaliente a
un grupo de guerreros. Para ello desarrolló una buena estrategia de
combate que le llevó a una gran victoria, como nos relata el texto de
Samuel:

"Joab se vio amenazado por el frente y por la retaguardia, así que es-
cogió a las mejores tropas israelitas para pelear contra los sirios, y el
resto de las tropas las puso al mando de su hermano Abisay, para que
enfrentaran a los amonitas. A Abisay le ordenó: Si los sirios pueden más
que yo, tú vendrás a rescatarme; y si los amonitas pueden más que tú,
yo iré a tu rescate. ¡Animo! ¡Luchemos con valor por nuestro pueblo
y por las ciudades de nuestro Dios! Y que el Señor haga lo que bien
le parezca. En seguida Joab y sus tropas avanzaron para atacar a los
sirios, y éstos huyeron de él. " 2a Samuel 10: 9-12

Observemos las cinco acciones estratégicas que realizó Joab y que


aparecen en el relato:

Seleccionar: "Escogió... "


Las personas tienen capacidades y dones diferentes unos de otros y
un buen líder sabe seleccionar a su gente y ubicarla en el lugar en el
que mejor pueda desarrollar sus habilidades. No hay peor frustración
para una persona que estar haciendo algo para lo que no está capaci-
tada ni se siente cómoda. Esto debe advertirlo el líder y reacomodar a
los liderados de modo que se sientan bien haciendo lo que hacen. Es
todo un trabajo de ingeniería.

61
Lo que hizo Joab fue escoger a los mejores hombres, a los más prepa-
rados para luchar en contra de los sirios, y le fue bien.

Delegar: "Las puso al mando... "


Otra virtud de un buen gobierno en el liderazgo es saber delegar las
tareas. Esto implica que aceptemos el modo y la forma que el respon-
sable del trabajo que delegamos decida utilizar. No siempre es fácil
aceptar una metodología distinta a la que imaginamos o pusimos en
ejecución cuando realizamos la misma tarea.

Delegar tareas incluye delegar el poder para tomar las decisiones que
correspondan, aun cuando la responsabilidad seguirá siendo nuestra.
Joab delegó en Abisay la responsabilidad de una parte de la tropa
que debía atacar a los amonitas. Este general reconocía capacidades
en las personas que lo rodeaban y estaba dispuesto a confiar en ellas
delegándoles tareas de alta responsabilidad.

Quien sepa gobernar no pensará que solamente él puede hacer las


tareas bien, será capaz de confiar en otros.

Cooperar: "Tu vendrás a rescatarme..., yo iré a tu rescate"


Un problema que suele aparecer con facilidad en el trabajo con per-
sonas es la competencia. Los seres humanos somos m u y propensos
a querer ser los mejores y llevarnos los créditos sin importar dema-
siado qué sucede con nuestros compañeros. En un buen gobierno es
de suma importancia crear conciencia de cooperación y no de com-
petencia. Esto es lo que entendió el general Joab y por eso estableció
como estrategia de batalla antes de comenzar que cada uno de los dos
grupos estaría atento para ayudar al otro en caso de necesidad.

Motivar: "¡Luchemos con valor!"


Cuando hablamos de motivación nos estamos refiriendo a los estí-
mulos que mueven a las personas a realizar determinadas acciones

62
V persistir en ellas para su culminación. El término está relacionado
con la voluntad y el interés.

La tarea de motivación que realizamos en el grupo será de vital im-


portancia para que las personas realicen su tarea con entusiasmo y
alegría. Una persona desmotivada pierde su deseo de hacer lo que
está haciendo y contagia a los demás de esa "mala onda".

Una de las responsabilidades del líder que gobierna en lugar de man-


dar, es trabajar sobre la motivación. Podemos decir que motivamos
Cuando despertamos en el interior de una persona un interés genuino
que pone en marcha la voluntad para realizar cosas,
Joab es un líder que sabe motivar a su gente, por eso les da dos razones
que despertarían un interés supremo por pelear la batalla: luchar por
el pueblo y por las ciudades de Dios. Esto generó una voluntad férrea
que les llevó a arriesgar sus vidas en la batalla y obtener una gran
victoria.

Cuando se lidera gobernando debe usarse la estrategia correcta como


lo hizo Joab y así obtendremos buenos resultados.

Depender de Dios: "El Señor haga lo que bien le parezca... "


Pero no alcanza con las estrategias solamente. Es necesario tener la
convicción que demostró Joab cuando dijo: "Y que el Señor haga lo
que bien le parezca ". El estaba dispuesto a dejar su suerte en las ma-
nos de Dios, no dependería de sus estrategias sino del Señor del cielo
V de la tierra. Esto es trascendente en el accionar de un buen gobierno
en el liderazgo, hacer todo lo que esté a nuestro alcance pero sabiendo
que no dependemos de eso, sino de Dios.

El resultado fue fantástico, se obtuvo una gran victoria y de alguna


manera Joab marcó un camino en el buen liderazgo.

63
EQUIPO
Un buen liderazgo necesariamente debe realizarse en equipo, no es
posible generar ni realizar proyectos desde la soledad. Los grandes
líderes de la historia siempre funcionaron con un equipo de personas.
No siempre es fácil funcionar en equipo, pero es la única forma de
ejercer un buen liderazgo.

Cuando hablamos de trabajo en equipo estamos diciendo que cada


uno tiene y cumple una función dentro de un grupo.
Un líder que sabe gobernar siempre estará formando equipos, ayu-
dándoles a sus integrantes a capacitarse, dando la posibilidad de que
estos sean promocionados, aun cuando tengan que salir de su entorno
para formar otros equipos.

Un amigo constructor me dijo en una ocasión: "Cuando trabajo solo


vivo más tranquilo, pero la producción es demasiado pobre. Cuando
trabajo en equipo debo vivir pendiente de la gente que trabaja, pero
la producción se multiplica". Tiene mucha razón, porque gobernar es
preocuparse y vivir pendiente de la gente, pero también la produc-
ción aumenta.

BUEN CLIMA
Nadie podrá gobernar bien en su liderazgo a menos que cuente con
un buen clima entre la gente que lidera. Decimos buen clima refi-
riéndonos a un ambiente sano, alegre, transparente, franco y respe-
tuoso, en el que sus miembros tengan un profundo respeto al Señor
y procuren por todos los medios que Dios sea honrado en sus vidas
personales y en la comunidad. Para ello es importante tener presente
algunas cosas:

El buen trato
Debe comenzar por quienes tienen la responsabilidad mayor, y debe
pasar por toda la red de relaciones que se dan en el equipo, porque

64
las personas normalmente responden bien cunado son tratadas bien.
Debemos recordar que una persona que no se siente bien físicamente
o está atravesando alguna crisis emocional, se encuentra en inferio-
ridad de condiciones para cumplir con tareas que, en estado normal,
las realizaría sin ninguna dificultad. Por esta razón se debe estar muy
atento a la realidad que cada uno de los miembros del equipo está
viviendo. El buen trato es el estilo de liderazgo que ejerce quien go-
bierna en lugar de mandar.

El ambiente de libertad
No se puede tener buen clima si las personas se sienten presionadas,
perseguidas, amordazadas o manipuladas. Cada uno debe sentirse con
toda la libertad para dar su opinión, su acuerdo o desacuerdo, en rela-
ción a cualquier tema que se trate en el equipo. De la misma manera
que estar siempre de acuerdo no es una virtud, tampoco cuestionarlo
todo es tener inteligencia superior. Pero debemos dar a las personas
toda la libertad para que expresen sus pensamientos y opiniones, es-
temos o no de acuerdo con lo que expresen. La libertad genera un
buen clima.

La valoración de las personas


Cuando cada uno de los miembros siente que tiene mucho valor y que
su tarea es importante, el liderado disfruta más lo que hace y trabaja
con mayor entusiasmo. Para que esto suceda debemos poner en pa-
labras y en acciones concretas nuestra valoración: felicitarlo cuando
alcanza logros y hacerlo públicamente. Ayudarle cuando se equivoca
y hacerle sentir que todos estamos aprendiendo y que los errores son
parte de nuestra formación. Nunca descalificar a la persona y cuando
haya que llamarle la atención siempre hacerlo en privado.

Ampliaremos estos conceptos en un próximo capítulo, por ahora re-


cordemos que el buen clima se genera con personas que se sienten
valoradas y queridas.
65
Nuestro tema es: ¿mandar o gobernar? Estas dos formas de ejercer
el liderazgo serán siempre nuestro dilema. Mandar es más fácil que
gobernar y los líderes cómodos y de poca visión suelen elegir este es-
tilo. Gobernar en cambio es un trabajo mucho más arduo y lleva más
tiempo pero produce mejores y perdurables resultados.

DEMOS UN REPASO
Debemos tener claras las prioridades y procurar por todos los medios
respetar y hacer cumplir el orden establecido para el equipo.

Busquemos siempre el consenso para que los liderados puedan sen-


tirse parte en cada uno de los proyectos y en el programa que estamos
llevando adelante.

Utilicemos las estrategias apropiadas, reconociendo que algunas que


ayer nos servían hoy no dan el mismo resultado y procuremos ubicar
a las personas en el lugar correcto de modo que se sientan realizadas
al utilizar sus capacidades.

Formemos equipos de trabajo y démosles la oportunidad para que se


capaciten y tengan tiempos sociales y no solo de trabajo, de modo que
puedan desarrollarse como personas.

Velemos siempre por el buen clima de trabajo, este nos permitirá


alcanzar grandes objetivos, porque cuando las personas viven en un
buen clima trabajan con mayor efectividad y lo hacen con alegría.

Empezamos el capítulo diciendo que mandar es una postura fácil y


cómoda al alcance de cualquiera que ostente el poder, mientras que
gobernar, es privilegio de pocos, de aquellos que tienen capacidad
para dialogar y compartir el ejercicio del liderazgo con los demás.
De alguna manera cada líder elige el estilo de liderazgo que seguirá.

66
Capítulo 7

PROYECTOS O
PERSONAS

Es muy común asociar liderazgo con alguien que conduce un pro-


yecto. Esta concepción es parte de una verdad, pero no toda, porque
el sentido más estricto de liderazgo cristiano tiene que ver con guiar
personas. Tenemos que entender y saber diferenciar lo que significa
dirigir proyectos de liderar personas.
Comencemos repasando algunas ideas que tienen que ver con el de-
sarrollo de proyectos para luego reflexionar sobre lo que significa li-
derar personas.

DESARROLLAR PROYECTOS
IT diccionario define el término proyecto como el conjunto de activi-
dades coordinadas e interrelacionadas que busca cumplir con un cier-
to objetivo específico. Este objetivo debe ser alcanzado en un período
de tiempo previamente definido y respetando un presupuesto.
Para definirlo en un lenguaje cotidiano podemos decir que la palabra
proyecto puede utilizarse como sinónimo de plan o idea a llevarse a
la práctica.
67
Los expertos nos dicen que cuando se formula un proyecto deben con-
siderarse varios aspectos:

1. Aspectos Técnicos: Debe saberse qué insumos se necesitarán, qué


instalaciones se tendrán que preparar. Se debe considerar la produc-
ción, los precios, los salarios, etc.

2. Aspectos Sociales: Debe tenerse presente el impacto que el pro-


yecto provocará en la comunidad, los beneficios y los perjuicios si los
hubiere.

3. Aspectos Institucionales: Casi siempre un proyecto está ligado a


una institución, por ello deben tenerse en cuenta las políticas, la filo-
sofía y los valores que guían a dicha institución.

4. Aspectos Financieros: Debe tenerse presente los montos de dinero


con los que se cuenta, la inversión que debe hacerse y todo lo que con-
cierne a un presupuesto bien pensado, con los plazos definidos para
cada compromiso que se asume. Debe evaluarse el costo-beneficio
antes de hacer las inversiones correspondientes.

5. Aspectos Económicos: Debe analizarse en detalle el beneficio eco-


nómico que dejará el proyecto.

Dentro de un proyecto, si esperamos que este alcance los objetivos


propuestos, deben atravesarse por lo menos cuatro etapas bien defini-
das: todo proyecto comienza con una idea que debe poder trasmitirse
con cierta claridad. Luego viene el diseño, es decir la idea toma for-
ma, tiene una estructura, debe poder ponerse por escrito, debe poder
leerse y comprenderse. En tercer lugar viene la ejecución, la puesta
en marcha, la idea llevada a la práctica. Finalmente, para que un
proyecto pueda retro-alimentarse y enriquecerse, necesita una buena
evaluación. Este es el momento en que el proyecto es revisado y juz-

68
gados sus resultados en relación a los objetivos que se plantearon al
comienzo.

Para desarrollar proyectos y ejecutarlos necesitamos personas, y es


allí donde aparece la discusión sobre la prioridad que se le asignará
a los proyectos y las personas. El desarrollo de proyectos y el desarro-
llo de personas son dos conceptos que deben complementarse y no
enfrentarse porque de esto dependerá el éxito de un buen liderazgo.
Lo que define un buen liderazgo es tener claro si como líderes lle-
vamos adelante solamente buenos proyectos o nuestra tarea es la de
desarrollar personas utilizando proyectos.

La diferencia entre líderes influyentes y líderes no influyentes es que


los influyentes utilizan proyectos para desarrollar personas, mien-
tras que los que no logran influenciar demasiado utilizan personas
para desarrollar proyectos. Podemos decir más aun, que para desa-
rrollar proyectos se necesitan buenos organizadores, administradores,
gerentes, y no necesariamente personas que sepan liderar, por ello
miremos lo que significa liderar personas y así podremos tener un
liderazgo verdaderamente influyente.

DESARROLLAR PERSONAS
Decimos que una persona se desarrolla cuando es ayudada a crecer
y madurar en su carácter y parecerse cada día más a Jesucristo. Una
persona se desarrolla cuando vive feliz y cumple con la asignación
para la cual fue creada por Dios, siendo de bendición para quienes
le rodean. Una persona se desarrolla cuando descubre sus capacida-
des y dones y encuentra un lugar donde ponerlas en práctica. Una
persona se desarrolla cundo se siente realizada, valorada, cuidada y
amada por sus compañeros de equipo. Alguien se desarrolla cuando
puede funcionar en un equipo y siente que cumple una misión. Una
persona se desarrolla cuando tiene líderes de quienes puede aprender
y a quienes puede imitar. Una persona se ha desarrollado bien en su

69
carácter y en sus capacidades cuando comienza a estar en condiciones
de trabajar en la vida de otras personas, ayudándoles a desarrollarse.
Para desarrollar personas debemos cumplir con ciertas reglas básicas
de trabajo de liderazgo en la vida de las personas:

Primera regla: VALORACIÓN


Sentirse valorado es una necesidad intrínseca de todo ser humano y
un buen liderazgo influyente siempre estará valorando a sus lidera-
dos, aun cuando no comparta algunas formas de actuar de ellos. El
relato de los evangelios nos da cuenta de las muchas veces en que
Jesús valoró a las personas públicamente.

La opinión de los demás sobre nosotros, de alguna manera, nos afec-


ta. De la misma forma, nuestra opinión, lo que decimos de otras per-
sonas, afectará también. Jesús sabía de la repercusión que puede tener
lo que se dice de una persona y cuán beneficioso o perjudicial puede
llegar a ser en la vida de alguien. Por eso habló bien de Natanael
cuando él se acercó con interés de conocerlo. Cuando las personas
se acercaban para pedir una intervención de Jesús, él solía dialogar
con ellos y luego daba alguna opinión. En el caso de una mujer que
pidió por su hija, Jesús la elogió diciendo: "Oh mujer, grande es tu f e . "
Mateo 15: 28. En otra oportunidad una viuda pobre puso una pequeña
ofrenda, pero lo hizo de todo corazón, dando todo lo que tenía y Jesús
dijo de ella: "Esta viuda pobre echó más que todos los que han echado
en el arca " Marcos 12: 43.

Elogiar a las personas resalta lo bueno que tienen o hacen y saca de


nosotros también algo bueno. Las personas valoradas avanzan en el
proceso de desarrollo de sus propias vidas y un líder de influencia
nunca olvida esto.

Segunda regla: PREMIOS


Es importante que hablemos bien de nuestros liderados y que los fe-

70
licitemos públicamente. Pero nunca debemos olvidar de premiarlos
con algún presente. Todos sabemos que las cosas materiales no son
muy importantes pero que sí tienen cierta importancia y que algunas
personas las valoran más que otras. Un presente materializa y pone
de manifiesto de manera visible el elogio dado con palabras. Cuan-
do las personas ven el objeto que recibieron como reconocimiento a
su labor sienten que tienen algo visible para exhibir ante los demás
como prueba de la estima que le tienen y de su desempeño y para la
mayoría esto es importante.

El premio es el fruto del trabajo. San Pablo nos dice en 2 a Timoteo:


"El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero " y a
todos nos agrada recibir el resultado de nuestro esfuerzo y dedicación.
En Isaías se profetiza respecto de Jesús y el profeta declara que el
Señor: "Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho"
Isaías 53: 11. Un premio entonces no es un regalo sino la consecuencia
del trabajo, del esfuerzo y de la dedicación que se le pone a la respon-
sabilidad recibida. Toda persona necesita saber que vale la pena lo
que está haciendo y que su esfuerzo traerá buenos resultados.

Un premio anima, estimula y produce una cuota de satisfacción en la


persona que lo recibe, pero además motiva a otros a esforzarse para
llegar a conseguirlo también. Debemos saber que el costo monetario
de un premio es una inversión en las personas y no un gasto. No
siempre un premio será algo material, en ocasiones puede ser la opor-
tunidad de estar en algún evento o participar de alguna actividad im-
portante. Quiero transcribirte el recorte de una noticia que leí a poco
de haber terminado el mundial de fútbol de Sudáfrica 2010:

"El defensor de Barcelona, de España, Gabriel Milito, aseguró hoy


que celebró la convocatoria al seleccionado argentino para el partido
del 7 de septiembre ante el campeón mundial España como un pre-
mio al esfuerzo. " (Agencia de Noticias Télam, 24 de Agosto de 2010).
71
Un líder influyente siempre estará premiando a sus liderados no
como un gesto de demagogia sino como una responsabilidad que ayu-
da a desarrollar personas.

Tercera regla: CONFRONTACIÓN


Los líderes suelen confundir la expresión "confrontar a una persona"
con la idea de confrontar con ella y pelearse.

Por ignorancia, por comodidad o por arrogancia suele pasar que no


asumimos cuando estamos haciendo algo mal y continuando con esta
conducta terminarnos perjudicándonos y generando consecuencias
negativas para los demás. Por esto es necesario que se nos confronte
con nuestra manera de proceder.

En estos tiempos se habla mucho de la confrontación de ideas y todo


líder debe estar abierto a aceptarla y a ser reflexivo sobre su forma de
pensar, pero poco se habla sobre la confrontación de las conductas. Lo
que sucede es que nadie se atreve a ponerse como modelo a seguir y
esto nos ha llevado a dejar que cada uno haga lo que bien le parece.
Como líderes cristianos tenemos que asumir que sí tenemos un mo-
delo y que nosotros estamos tras ese modelo. Además debe quedar
establecido que los líderes también aceptan esa confrontación. Con-
frontar nuestras conductas con las de Jesucristo nos permite vivir con
humildad y en un permanente crecimiento.

Para que podamos ser confrontados necesitamos que alguien nos ayu-
de, y un líder de influencia que trabaja en el desarrollo de personas
es el más indicado para hacerlo. Lo hará con amor y comprensión,
sin aceptar lo que Dios no acepta. La confrontación tendrá como fin
último ayudar a re-encaminar a quines estén equivocando el camino.

San Pablo tenía esta manera de actuar y la recomendaba a los líderes


de las iglesias. Así lo leemos en Gálatas 6: 1:

72
"Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que
sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerán-
dote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. "

El apóstol nos hace ver que la confrontación es importante en las


relaciones interpersonales y debemos ser cuidadosos en cómo la ma-
nejamos. Veamos cómo es el proceso de la confrontación:

"Hermanos", se debe hablar en un lenguaje familiar.


"Fuere sorprendido o es hallado ", no es la idea de andar buscando el
error o la equivocación del hermano, mas bien debemos basarnos en
la evidencia.
"Alguna falta", no importa qué tipo de falta, cualquier transgresión a
los principios de Dios.
"Vosotros que sois espirituales ", los que están llevando los frutos del
Espíritu, los que son maduros, los que tienen un corazón cerca de
Dios, es decir, los que están ejerciendo el liderazgo.
"Restauradle", repararlo, volverlo al camino, ubicarlo en el lugar
que corresponde dentro del equipo.
"Con espíritu de mansedumbre", no con altanería, no como tomando
señorío sobre el liderado.
"Considerándote a ti mismo ", revisando la propia vida, siendo cons-
ciente de la propia debilidad, mirando al que cometió la falta como si
fuera uno mismo el desviado.
"No sea que tú también seas tentado ", se debe recordar que ser líder
no nos inmuniza frente a las debilidades personales ni nos deja fuera
de la tentación.

Cuando la confrontación se hace bajo los parámetros bíblicos los re-


sultados están asegurados y un liderazgo influyente estará velando
sobre este asunto.

73
Cuarta regla: PROMOCIÓN
Las personas son promocionadas cuando son ascendidas en sus pues-
tos de trabajo, cuando son ubicadas en lugares de mayor responsabi-
lidad o cuando son trasladadas a nuevos ministerios u organizaciones.
Cuando alguno de nuestros liderados es invitado a realizar un nuevo
ministerio no debe preocuparnos, por el contrario debemos estar pre-
parados y preparándolos para eso. En ocasiones el miedo a que alguno
de nuestros liderados nos supere puede generarnos algún malestar,
pero esto solo muestra que necesitamos revisar aspectos de nuestro
carácter, porque los celos y la envidia generan reacciones negativas
ante estas situaciones.

En el desarrollo de personas estamos formando nuevos líderes. John


Maxwel expresa: "Los grandes líderes no solo encuentran nuevos lí-
deres sino que los transforman en otros grandes líderes". Este es un
punto importante si deseamos que nuestro liderazgo logre grandes
objetivos y trascienda en el tiempo.

La promoción de los líderes se da a partir de su formación, es por


esto que debemos estar atentos en la capacitación de las personas que
lideramos. Debemos recomendar libros (regalarlos a veces), organizar
cursos y seminarios, promocionar conferencias, congresos y carreras
cortas que permitan el desarrollo de las capacidades.

Cuando comenzaba mi ministerio, hace unos 28 años, mi esposa y


yo asistimos a un adiestramiento sobre liderazgo y el profesor Don
Fanning nos desafió a que estuviéramos preparados para organizar les
una fiesta a las personas que nos dejaran por involucrarse en otros
ministerios o iglesias. En ese momento me pareció atractiva su pro-
puesta. Pocos años después tuve la oportunidad de ver cómo personas
de gran valor nos dejaban para seguir nuevos rumbos y la sensación
que yo sentía era de desagrado, de enojo y desilusión. La verdad es
que no me sentí con ningún deseo de organizar les una fiesta. Al pa-

74
sar los años me fui dando cuenta que fui injusto con estas personas,
porque salieron para cumplir otras tareas y transitar por nuevos hori-
zontes. Debí haber celebrado con ellos estas decisiones. El sentido de
posesión de las personas suele jugarnos una mala pasada, impidién-
donos disfrutar de la promoción de nuestros liderados.

Si queremos desarrollar personas debemos estar dispuestos a pagar


el precio de la despedida. Debemos asumir el costo de invertir en
quienes probablemente una vez preparados trabajen en proyectos en
los que nosotros no tenemos mucho que ver. Debemos aceptar que
algunos de nuestros liderados inicien proyectos que aparentemente se
tornan en nuestra competencia. Pero como trabajamos para el reino
del Señor tendremos que entender que no son nuestros competidores
sino colaboradores desde otra trinchera en la misma empresa, la de
Dios.

La gran pregunta que todo líder cristiano debe hacerse es: ¿Estoy ha-
ciendo proyectos y usando a las personas para llevarlos adelante o
estoy desarrollando personas, beneficiándolas y para ello utilizo dife-
rentes proyectos?

75
Capítulo 8

FAMA O
PRESTIGIO

FAMA
La fama es el conocimiento popular que la gente tiene de alguien.
Muchos viven pensando que si son más conocidos entonces su vida
tendrá mayor valor y significado. Otros buscan la fama porque les
permite sacar mayores réditos en otras esferas de la vida, sea comer-
cial, económica, política o permitiéndoles una mejor posición social.
Lo cierto es que la forma de obtener fama puede lograrse de muchas
maneras. Puede ganarse, recibirse o negociarse y en general nadie
analiza demasiado cuál es el camino por el cual se la ha obtenido.

En el liderazgo la fama juega un papel importante a la hora de ejer-


cer influencia en las demás personas. El problema que surge al ana-
lizar el tema de la fama es que esta tiene ciertas características que
ponen en riesgo la verdadera influencia a la hora de liderar.

La fama puede lograrse en un instante pero también puede perderse


de la misma manera. La fama pocas veces se manifiesta como un pro-
77
ceso, suele ser una explosión y sencillamente aparece.

A muchos la fama los ha transformado en personas orgullosas, arro-


gantes, desconsiderados y con ausencia de toda racionalidad, hacién-
doles perder el sentido de su historia y del valor de quienes los ro-
dean. Llegar a la fama por los medios masivos de comunicación es la
manera más rápida de conseguirlo pero puede ser una trampa mortal
para un liderazgo que pretende ejercer auténtica influencia en sus
liderados. Porque no es lo mismo fama que prestigio.

El investigador y especialista en imagen, Roberto de Vries, hace una


diferencia entre prestigio y fama en su análisis sobre la actriz Pe-
nélope Cruz, y dice lo siguiente: "El análisis de la vida de la actriz
madrileña nos lleva a reflexionar un poco sobre el prestigio y la fama,
elementos que aunque tengan grandes parecidos se terminan dife-
renciando lo suficiente para que exista la presencia del uno sin el
otro. Ella, de acuerdo con esta clasificación es una personalidad que
tomó prestigio trabajando con Pedro Almodóvar y se lanzó a la fama
mundial con sus amores con Tom Cruise. "

Es claro que no es lo mismo fama que prestigio, aunque pueden cami-


nar juntos y será de gran ayuda que así suceda en el liderazgo. Por ello
citamos a de Vries en su forma de esquematizar estos dos conceptos:
Baja fama + bajo prestigio = anonimato que genera indiferencia.
Baja fama + alto prestigio = solidez que genera respeto.
Alta fama + bajo prestigio = visibilidad que genera comentarios.
Alta fama + alto prestigio = poder que genera admiración.

La fama puede generar un gran impacto en la sociedad pero solo el


prestigio es lo que le permite a una persona ejercer influencia du-
radera en quienes le rodean. Quiero ilustrar esta idea con lo que le
sucedió a un prestigioso y famoso predicador argentino.

78
Cuando el conocido evangelista internacional Luis Palau visitó la Ar-
gentina en el año 2008, fue requerido por muchos medios de comuni-
cación. Un renombrado periodista argentino le realizó una entrevista
para un canal abierto de televisión, en ella elogió mucho a Palau y le
manifestó su asombro por la tremenda convocatoria que había tenido
en una concentración de casi cuatrocientas mil personas en el Obe-
lisco, en la ciudad de Buenos Aires. Fue interesante la respuesta que
le dio el entrevistado al periodista cuando este le preguntó: "¿Cómo
hizo Palau para hacerse tan famoso, en tan poco tiempo, en una ciu-
dad tan grande?" Su respuesta no se hizo esperar: "Trabajé más de
30 años para hacerme famoso de la noche a la mañana". El prestigio
se construye mientras que la fama se puede obtener de la noche a la
mañana. Pero si es solo fama con la que cuenta un líder su influencia
durará muy poco.

El periodista Augusto Góngora dice: "El prestigio cuesta conseguirlo,


hay que esforzarse mucho para obtener respeto y el enorme placer
de la creación y el trabajo bien hecho. Mientras la fama la prestan, y
solo por un rato, el prestigio es de quien lo posee y habitualmente va
creciendo con el tiempo gracias al empeño y la superación".

Una persona puede estar en el anonimato para la gran mayoría, no


ser famosa, y sin embargo tener mucho prestigio en su comunidad,
que le permite ejercer gran influencia en su entorno.

PRESTIGIO
¿Qué es el prestigio? Es el reconocimiento elogioso que recibe una
persona de parte de los demás por lo que ven en su conducta, en su
forma de actuar, sea en su hogar o en su trabajo, en la sociedad o
en su profesión. Cuando la persona es aceptada y quienes lo obser-
van comentan abiertamente su estilo de vida como algo admirable,
va adquiriendo renombre, se va haciendo público, y adquiere mayor
autoridad en la comunidad, entonces estamos hablando de prestigio.
79
¿Cómo se obtiene prestigio?
El prestigio se consigue en el proceso mediante el cual se va forjando
un estilo de vida, una manera de hacer las cosas, teniendo una vida
consecuente con lo que se dice. Es el resultado de trabajar bien, de ser
responsable y serio en los compromisos asumidos.

Hay una serie de ejemplos en la Biblia y quisiera mencionarte al-


gunos de ellos. Son historias que hemos escuchado o leído una y mil
veces pero que siempre nos renuevan y nos refrescan viejas lecciones.

HACIENDO SIEMPRE LAS COSAS BIEN


El prestigio de José no comenzó cuando llegó a ocupar el segundo
lugar después del Faraón. Al repasar su historia observamos que fue
forjando un estilo de vida que despertaba interés y admiración en
quienes lo rodeaban.

En una ocasión fue enviado a visitar a sus hermanos al desierto. José


fue hasta el lugar que su padre le indicó, pero al llegar no los encon-
tró. Podría haber regresado, no lo hizo. Prefirió realizar un esfuerzo
más para localizarlos. Observemos algunas expresiones que aparecen
en el transcurrir de esta historia:

" Jacob continuó: Vete a ver cómo están tus hermanos y el rebaño, y tráe-
me noticias frescas. Y lo envió desde el valle de Hebrón. Cuando José
llegó a Siquém, un hombre lo encontró perdido en el campo y le pregun-
tó: —¿Qué andas buscando? Ando buscando a mis hermanos contestó
José. ¿Podría usted indicarme dónde están apacentando el rebaño? Ya
se han marchado de aquí le informó el hombre. Les oí decir que se diri-
gían a Dotán. José siguió buscando a sus hermanos, y los encontró cerca
de Dotán. " Génesis 37: 14-17

José no era de los que hacen las cosas por la mitad, su manera de ac-
tuar era la de una persona responsable y, conociendo el interés de su

80
padre por sus hermanos, los buscó con mucha dedicación: "José siguió
buscando a sus hermanos, y los encontró cerca de Dotán. "

José sabía del odio que le tenían sus hermanos pero eso no le impidió
hacer lo que tenía que hacer y cumplir con el encargo de su padre,
listo le ayudó a ser un hombre de carácter firme e ir forjando en él al
hombre de prestigio intachable que vemos cuando llega al palacio del
Faraón como primer ministro.

No fue de la noche a la mañana que llegó a la cima del liderazgo.


Tuvo que enfrentar varias pruebas más y muy difíciles para la edad
que tenía, pero de todas ellas salió airoso logrando ganarse el presti-
gio que mantuvo el resto de su vida.

Hasta los diecisiete años vivió con sus padres, pero por envidia sus
hermanos lo vendieron a una compañía de madianitas, quienes lo
volvieron a vender como esclavo a un oficial de Faraón, un capitán
de la guardia real. Ya en Egipto, en la casa de este oficial llamado
Potifar, José hizo las cosas como siempre, bien. Eso le fue dando tanto
prestigio que su amo lo puso como mayordomo, como encargado de
toda su casa. Observemos cómo lo registra el escritor bíblico:

" A h o r a bien, el Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien.
Mientras José vivía en la casa de su patrón egipcio, este se dio cuenta de
que el Señor estaba con José y lo hacía prosperar en todo. José se ganó la
confianza de Potifar, y este lo nombró mayordomo de toda su casa y le
confió la administración de todos sus bienes. Por causa de José, el Señor
bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a
José a cargo de su casa y de todos sus bienes. La bendición del Señor se
extendió sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa como en el
campo. Por esto Potifar dejó todo a cargo de José, y tan solo se preocu-
paba por lo que tenía que comer. José tenía muy buen físico y era muy
atractivo. " Génesis 39: 2-6

81
José se estaba preparando para llegar a ser uno de los líderes de ma-
yor influencia en el país más grande de su tiempo. Tuvo que seguir
sorteando situaciones bastante complicadas, que atentaban contra el
prestigio conseguido. Fue en la casa de Potifar donde la esposa de su
jefe se enamoró perdidamente de él, un siervo extranjero, y le pro-
puso mantener relaciones, a lo que el joven José rehusó. La mujer
fastidiada por el desprecio lo hizo poner en la cárcel. Cualquiera de
nosotros diría que no valió la pena hacer las cosas bien ya que el resul-
tado aparente era pésimo y el prestigio no le sirvió de mucho.

En la cárcel José siguió actuando como lo hacía siempre. Hacía bien


las cosas, porque sabía que Dios estaba con él. Es interesante cómo
su buena conducta y su forma de actuar le siguieron generando un
prestigio que lo llevaría finalmente al palacio del Faraón. Leamos el
relato bíblico:

"Pero aun en la cárcel el Señor estaba con él y no dejó de mostrarle su


amor. Hizo que se ganara la confianza del guardia de la cárcel, el cual
puso a José a cargo de todos los prisioneros y de todo lo que allí se hacía.
Como el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el
guardia de la cárcel no se preocupaba de nada de lo que dejaba en sus
manos. " Génesis 39: 21-23

Estando prisionero logró ser reconocido por sus compañeros y por el


mismo jefe de la cárcel. Pasado un tiempo arrestaron al panadero y
al copero del Faraón. En la cárcel ambos tuvieron un sueño y cono-
ciendo de las capacidades de José se lo contaron y él les dio la inter-
pretación correcta. Cuando el sueño se cumpliera uno de ellos sería
condenado a muerte y el otro restituido en su función. José le pidió al
copero que cuando fuera repuesto en su lugar de trabajo se acordara
de él delante del Faraón. La historia nos dice: "Sin embargo, el j e f e de
los coperos no se acordó de José, sino que se olvidó de él por completo. "
Génesis 40: 23

82
Pero el prestigio ganado en tantos años finalmente dio su fruto. Un
día el que tuvo un sueño perturbador fue el mismo Faraón, de tal
manera que exigió a sus sabios que se lo interpretaran, pero ninguno
pudo hacerlo. Fue entonces que el copero del rey se acordó de José y
relató a Faraón cómo era este hebreo:

"El faraón mandó llamar a José, y en seguida lo sacaron de la cárcel.


Luego de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante el faraón,
quien le dijo: Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me
he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretar-
lo. No soy yo quien puede hacerlo respondió José, sino que es Dios quien
le dará al faraón una respuesta favorable. " Génesis 41: 14-16

José interpretó el sueño al Faraón y dio su consejo en relación a la for-


ma en que debía actuar para salvar al país del hambre que se pronos-
ticó por el sueño interpretado. El hombre de prestigio, por momentos
casi en el anonimato, sale a brillar con todas las luces cumpliendo la
sentencia bíblica: "Dios honra a los que le honran". A consecuencia
del prestigio por hacer bien las cosas fue llevado al palacio de Faraón
con el reconocimiento de toda la corte egipcia:

"Al faraón y a sus servidores les pareció bueno el plan. Entonces el fa-
raón les preguntó a sus servidores: ¿Podremos encontrar una persona
así, en quien repose el espíritu de Dios? Luego le dijo a José: Puesto
que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sa-
bio que tú. Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá
tus órdenes. Solo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey. "
Génesis 41: 37-41.

Cuando las circunstancias son favorables es más fácil hacer bien las
cosas, pero cuando estamos rodeados de adversidades y de gente que
nos es contraria y nos perturba es donde se pone a prueba la clase de
líderes que estamos dispuestos a ser.
83
Muchas personas quieren obtener prestigio a bajo costo y no es posi-
ble, el prestigio tiene un precio y solo lo obtienen quienes están dis-
puestos a pagarlo. José demostró con su vida que vale la pena trabajar
por el prestigio y que este permite ejercer un liderazgo de influencia.

ARRIESGANDO LA VIDA POR LOS PRINCIPIOS


No es muy común ver a personas que estén dispuestas a pagar un alto
precio, y aun con sus vidas si fuera necesario, por defender un estilo
de vida o sus ideales. Pero a las personas de gran prestigio se las cono-
ce entre otras cosas por tener esta característica: no tratan de salvar su
pellejo a cualquier precio. Sus ideales, los principios que proclaman
y los valores en los que creen son más importantes que sus propias
vidas. Así viven los líderes de influencia.

Hay personas que viven pensando en cómo sacar de cada situación


el mayor provecho personal aun a costa de perjudicar a los demás. Y
otros que frente a la crisis o situación peligrosa, lo que les interesa es
salvarse a ellos mismos, sin importarles demasiado los principios que
puedan estar en juego ni las personas que pudieran sufrir las conse-
cuencias.

No es el caso del joven hebreo que fue llevado cautivo por el gran im-
perio babilónico en el siglo VI a. C. Todavía era un adolescente cuando
fue trasladado a la gran Babilonia, pero desde muy joven supo por
qué cosas valía la pena jugarse la vida.

El gran prestigio de Daniel, a quien conocemos más por el libro de la


Biblia que lleva su nombre que por su historia, es uno de los grandes
ejemplos acerca de un liderazgo influyente.

Varios reyes gobernaron Babilonia mientras Daniel vivió allí: Nabu-


codonosor, Belsasar, Darío de Media y Ciro el persa, pero su prestigio
se mantuvo intacto a través del paso de estos cuatro reyes por el im-

84
perio babilónico y su liderazgo fue realmente influyente en la corte
de estos monarcas.

Para ilustrar el precio que Daniel estuvo dispuesto a pagar por man-
tener su prestigio de hombre de Dios y dependiente de su voluntad,
veamos un hecho en su vida, que "lo pintan de cuerpo entero". El
relato se encuentra en el libro de Daniel capítulo 6 que te invito a
que leas completo.

El reino estaba dividido en ciento veinte provincias sobre las que


mandaban ciento veinte gobernadores. Tres hombres de suma con-
fianza del rey dirigían a los gobernadores. Daniel era uno de esos
tres dirigentes, pero sus compañeros se fastidiaron por el prestigio de
Daniel en la corte. Veamos parte de la historia:

" Y tanto se distinguió Daniel por sus extraordinarias cualidades admi-


nistrativas, que el r e y pensó en ponerlo al frente de todo el reino.

Entonces los administradores y los sátrapas empezaron a buscar algún


motivo para acusar a Daniel de malos manejos en los negocios del rei-
no. Sin embargo, no encontraron de qué acusarlo porque, lejos de ser
corrupto o negligente, Daniel era un hombre digno de confianza. Por
eso concluyeron: 'Nunca encontraremos nada de qué acusar a Daniel, a
no ser algo relacionado con la l e y de su Dios. '

Formaron entonces los administradores y sátrapas una comisión para


ir a hablar con el rey, y estando en su presencia le dijeron: ¡Que viva
para siempre Su Majestad, el r e y Darío! Nosotros los administrado-
res reales, junto con los prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores,
convenimos en que Su Majestad debiera emitir y confirmar un decreto
que exija que, durante los próximos treinta días, sea arrojado al foso
de los leones todo el que adore a cualquier dios u hombre que no sea Su
Majestad. Expida usted ahora ese decreto, y póngalo por escrito. Así,

85
conforme a la l e y de los medos y los persas, no podrá ser revocado. El
r e y Darío expidió el decreto y lo puso por escrito.

Cuando Daniel se enteró de la publicación del decreto, se fue a su casa


y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se abrían en dirección a Jeru-
salén. Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar a Dios, pues tenía por
costumbre orar tres veces al día. " Daniel 6: 3-10

El relato nos cuenta que los compañeros de trabajo de Daniel sintie-


ron mucha envidia del prestigio que tenia, de modo que tramaron su
muerte. Como no podían encontrar nada malo en su vida pensaron:

"... No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si


no la hallamos contra él en relación con la l e y de su Dios". El asunto
era hacer firmar un decreto al rey Darío para que nadie orase o pidie-
se a otro dios que no fuera el rey. Es decir que propusieron al rey que
fuese "dios por treinta días".

La soberbia de Darío le hizo acceder con rapidez. ¿Qué haría Daniel


ante este decreto? El castigo por desobedecer consistía en ser enviado
al foso de los leones.

Nos dice el relato que Daniel: "... se arrodillaba tres veces al día, y
oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes ". En
cumplimiento del decreto de Darío, Daniel fue enviado al foso de los
leones, pero salió triunfante porque Dios cuidó de él.

Son sorprendentes las palabras del rey Darío a Daniel antes de en-
viarlo al foso de los leones:

"El r e y dio entonces la orden, y Daniel fue arrojado al foso de los leo-
nes. Allí el r e y animaba a Daniel: ¡Que tu Dios, a quien siempre sirves,
se digne salvarte!" Daniel 6: 16

86
Una de las decisiones que Daniel podía haber tomado para salvar su
pellejo, podía haber sido el no orar durante esos treinta días, si de
todas maneras el Señor sabía que Daniel era un hombre de oración,
o podía haberlo hecho en secreto, Dios lo hubiera escuchado de todos
modos. Esta actitud hubiera socavado su prestigio, y Daniel no era de
los que renuncian al sacrificio por comodidades personales a la hora
de defender un principio.

Otra manera de evitar el sufrimiento del foso de los leones hubiera


sido que Daniel aprovechara la buena opinión del rey hacia él, por-
que en estos años se había ganado el prestigio delante del monarca.
Podía haber utilizado su confianza para salvarse de la condena, sin
embargo no lo hizo, porque un hombre de prestigio no negocia con el
poder para obtener beneficios personales, sino que está dispuesto a
pagar el precio que sea necesario, porque el verdadero prestigio tiene
un precio y Daniel lo sabía.

Quizás no nos demos cuenta de la importancia de mantener el presti-


gio, lo que llamamos el buen testimonio, pero esto agrada al Señor y
nos permite tener una influencia verdadera en los liderados.

NO DESLUMBRÁNDOSE CON EL PODER


Otro hombre de gran prestigio en la historia sagrada es el discípulo
directo del profeta Elias, un joven líder llamado Eliseo que tampoco
se hizo famoso de la noche a la mañana. Aunque fue un profeta de
grandes milagros, no lo vemos en las tapas de los diarios de la época.
Sí podemos afirmar que era un hombre de prestigio, porque fue esta
la razón por la que su nombre y ministerio llegaron a oídos del gene-
ral Naamán en el reino de Siria y también a la corte del rey de Israel.
Parte de su biografía se encuentra registrada en 2 o Reyes y quisiera
que nos detuviéramos en el capítulo 5 donde se relata un hecho muy
interesante e ilustrativo del prestigio que alcanzó el gran profeta.

87
Eliseo era de verdad un hombre con un corazón entregado a los in-
tereses de Dios, un hombre a quien conocemos por su prestigio inta-
chable. Sabía perfectamente qué quería, conocía muy bien los planes
de Dios para él y para el pueblo. Nunca trataría de sacar ventaja de su
posición para mejorar su situación económica. Tampoco le deslum-
braba el poder temporal de los reinos de abajo. Eliseo era lo que Dios
esperaba que fuera, y de esto constaba su prestigio.

El relato bíblico nos cuenta que el gran general del ejército de Siria
llamado Naamán, un aguerrido militar, era leproso y su enfermedad
lo hacía sentir vulnerable y necesitado de ayuda. Es por eso que tuvo
que recurrir al hombre de prestigio de Israel, al profeta Eliseo. En
realidad él no lo conocía, ni siquiera había oído hablar del profeta,
pero su prestigio era conocido por una muchacha hebrea que servía
como esclava en la casa del general. El prestigio de Eliseo tomó alas y
llegó hasta la misma casa del sirio y fue la esposa de Naamán quien
insistió que visitara al profeta.

Nos sorprende que cuando Naamán llegó a Israel se dirigió directa-


mente al palacio del rey de Israel quien al enterarse de las preten-
siones de sanidad del general se fastidió y no pensó en Eliseo, porque
posiblemente ni siquiera lo conocía. Eliseo no era famoso, pero tenía
suficiente prestigio como para llamar la atención e influenciar a su
entorno y fue así como el enfermo de lepra se contactó con el profeta.
Finalmente cuando el general llegó hasta la casa de Eliseo, detuvo su
comitiva, y bajó de su cabalgadura e imaginó que el profeta le rendi-
ría algunos honores y le diría algunas palabras de bienvenida. Tal vez
el general esperaba que Eliseo lo elogiara, pero nada de esto sucedió,
porque el prestigio no se consigue adulando a quienes ostentan el
poder.

Eliseo atendió el caso como lo hacía con los demás de su pueblo. Cual-
quiera de nosotros hubiera tratado de una manera muy especial al si-

88
rio. La oportunidad para sacar algunas ventajas se presentaba sin que
Eliseo la buscara, sin embargo, el profeta no utilizó ni su posición, ni
su don, ni la oportunidad para beneficiarse él. Lo que tenía que hacer
era actuar como profeta y lo hizo. Siempre será así, el prestigio se
gana haciendo lo que se tiene que hacer. Eliseo mandó a decir a Na-
amán, por medio de su siervo Giesi, lo que debía hacer para sanarse
de la lepra.

Es sorprendente cómo el altivo militar sirio, luego de ser animado por


sus soldados, accedió a obedecer. Se sumergió las siete veces en el río
Jordán como Eliseo le ordenó y su piel fue curada. La lepra, aquella
enfermedad tan terrible e incurable para su época, había desapare-
cido.

El sirio no salía de su asombro, aun cuando Eliseo no había rendi-


do honores al general, ahora era él quien quería honrar al profeta,
dejarle algunos presentes, reconocer sus dones y agradecer la gracia
concedida. Quería, de alguna manera, pagar el milagro de sanidad
que había recibido.

Lo que el general no sabía, era que de ninguna manera el profeta


aceptaría esos presentes. Eliseo no había hecho el milagro por interés,
no era un comerciante de la gracia divina, no usaba la piedad de la
gente para sacar provecho personal. Jamás negociaría con la igno-
rancia de las personas. Su prestigio quedó intacto ante la oferta de
"ganancia deshonesta", como diría San Pablo.

Eliseo tuvo una gran oportunidad de estar cerca del poder pero no se
dejó deslumbrar por las luces de colores que a tantos ha encandilado
y les ha hecho perder el prestigio logrado en años de conducta inta-
chable.

89
La forma de obtener prestigio de estos tres grandes líderes de la an-
tigüedad, José, Daniel y Eliseo, nos muestran el secreto de su gran
influencia:

• No dejaron de hacer bien las cosas nunca, sin importar las condi-
ciones ni las consecuencias que les acarrearía su conducta.
• No buscaron salvar su pellejo a cambio de entregar los principios
que rigieron sus vidas.
• No se dejaron deslumbrar por el poder temporal de los reinos de
abajo.

90
Capítulo 9

ENTUSIASMAR O
MOTIVAR

No es fácil hacer la diferencia entre entusiasmo y motivación. Di-


remos algunas cosas que podrían ayudarnos a marcar diferencias de
modo que como líderes de influencia seamos capaces de ser buenos
motivadores para nuestros liderados.

Para los griegos entusiasmo significaba: "tener un dios dentro de sí".


La persona entusiasmada era aquella guiada por la fuerza y sabiduría
de un dios, capaz de hacer que sucedieran cosas. Podemos decir que
el entusiasmo es una emoción interior que provee de ánimo a una
persona para que realice una acción determinada. Es falso pensar que
un "dios" en su interior está proveyendo ese ánimo. Posiblemente por
un tiempo alguien pueda sentir un empuje fantástico que le lleve a
realizar alguna proeza o iniciar algún proyecto, pero si no encuentra
verdadera motivación pronto decaerá su ánimo y se frustrará.

Veamos algunas diferencias que podemos apuntar y que nos ayuden


a clarificar nuestra idea:
91
El entusiasmo es temporal y pasajero, la motivación llega hasta el
final del camino iniciado.
El entusiasmo puede provenir de una impresión instantánea, la mo-
tivación requiere un mayor análisis de la situación.
El entusiasmo puede ser despertado por personas que recién cono-
cemos, la motivación la provocan personas que conocemos bien y a
quienes les tenemos confianza.
El entusiasmo puede ser provocado por personas que están lejos de
nosotros, la motivación solo es provocada desde la cercanía.
El entusiasmo suele aparecer al comienzo de una decisión o actividad,
la motivación es ese buen ánimo que se sostiene en el tiempo.
Los líderes influyentes no solo entusiasman a la gente sino que las
motivan para que actúen bajo convicciones firmes.
La motivación genera cambios duraderos en las personas, el entusias-
mo no.

Podríamos decir que el entusiasmo es lo que nos impulsa a realizar


acciones con alegría, pero se requiere de una gran motivación, es de-
cir tener motivos fuertes que nos mueven a continuar la acción y lle-
gar hasta el final del recorrido.

En su libro "Seamos personas de influencia" J. Maxwell dice que un


segundo nivel de influencia es la motivación: "Uno se convierte en
motivador influyente cuando anima a las personas y se comunica con
ellas a nivel emocional. El proceso hace dos cosas: Crea un puente
entre usted y ellos, y edifica su confianza y sentido de dignidad".

La definición más simple del término motivar es dar causa o razón


para que una persona procure lograr cierto objetivo.

Los términos motivación y motivo son términos estrechamente li-


gados, estas palabras derivan del verbo latino movere que significa
moverse, poner en movimiento, estar listo para la acción.
92
La motivación es la predisposición general que dirige el comporta-
miento hacia la obtención de lo que se desea.

Un líder es un motivador permanente que logra motivar a la gente


casi de manera natural, esto es posible porque sus liderados ven en él
convicciones firmes, un alto compromiso espiritual, claridad en re-
lación al propósito para su vida y capacidad de mostrarles cómo se
hacen las cosas. Reflexionemos sobre estas cuatro ideas:

CONVICCIONES FIRMES
Un motivador es alguien que cree en lo que dice, está convencido de
que sus creencias y su fe están basadas en verdades firmes y seguras.
De la misma manera cuando presenta un desafio está convencido de
que es lo correcto y está dispuesto a jugarse por lo que cree. Esta con-
vicción lo transforma en una persona creíble y digna de confianza,
proveyendo a los seguidores un importante motivo para seguirlo y
contagiando la motivación que se necesita para actuar.

Cuando el apóstol Pablo dice: "Yo sé en quién he creído " nos sentimos
motivados a creer en lo que él creyó y a seguir su ejemplo de fe.
Cuando Pablo habla de sus planes en el final de la carta a los Roma-
nos y en la primera a los Corintios se puede ver que tiene profun-
das convicciones sobre el rumbo que tomará su vida y hace planes
posibles de cumplir. Eso motiva a las iglesias a seguir apoyándolo y
sumándose al desafio evangelizador y a la tarea de fundar iglesias que
Pablo está proponiendo.

COMPROMISO ESPIRITUAL
Los grandes líderes del pueblo de Dios siempre fueron personas de
mucho compromiso espiritual, es decir que mantuvieron como prio-
ridad en sus vidas los intereses de Dios. Esto motivaba al apóstol a
continuar en medio de grandes dificultades.

93
El ministerio recibido es una motivación para Pablo, por ello puede
decir: "No desmayamos". Tantas veces habrá tenido ganas de aban-
donar todo. Las presiones que pasó, las luchas que enfrentó, las ne-
cesidades que debió sufrir por estar dedicado a predicar el evangelio,
podríamos decir que eran motivos suficientes para desanimarse. Sin
embargo le oímos exclamar "no desmayamos". El ministerio era para
Pablo una verdadera motivación, nosotros debiéramos tener esa mis-
ma perspectiva del ministerio.

Pablo es un líder motivador porque aunque las cosas no le iban muy


bien, está convencido de que puede seguir firme. Aun cuando su físico
se estaba desgastando por los sufrimientos, su ser interior estaba en
una continua renovación, por lo que vuelve a decir: "no desmaya-
mos ", es decir seguimos motivados.

Su forma de enfrentar la vida ministerial describe a un hombre com-


prometido espiritualmente, que lo hace un motivador para sus lide-
rados.

CONOCE EL PROPÓSITO DE SU VIDA


Las personas que tienen clara su asignación en la vida y saben con
seguridad qué propósito tienen, son personas que nos motivan y sus
vidas nos desafian. Admiramos a esta clase de personas y estamos
dispuestos a dejarnos influenciar por su estilo de vida. A nadie le gus-
ta ser dirigido por quien no tiene claro hacia dónde se dirige. Los
jóvenes suelen decir cuando quieren elogiar a alguien que admiran:
"este la tiene re clara". Lo que están tratando de decirnos es que esa
persona a quien se están refiriendo sabe muy bien lo que está hacien-
do y es digna de confianza.

San Pablo vivió un estilo de vida extraordinario, él dijo: "Para mí


el vivir es Cristo ". Cada detalle de su vida lo vivió para agradar a su
Señor, sabía lo que hacía. Luego agregó que toda su vida giraba al-

94
rededor de un gran propósito: "a fin de conocerle ", estaba dispuesto a
gastar su vida buscando conocer cada día más a Jesucristo.

Cuando transcurría la mitad de su ministerio dijo: " P r o s i g o a la meta,


al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús". Pablo
avanzaba en procura de lograr el premio del Señor y nada lo deten-
dría.

Al final de su carrera pudo decir con toda satisfacción: "He pelado


la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe ", significa
que daba por logrado el propósito de su vida. Esto sí que nos desafia,
personas como Pablo nos motivan a vivir como él.

CAPAZ DE MOSTRAR CÓMO SE HACEN LAS COSAS


Los grandes líderes no son aquellos que le dicen a la gente lo que
deben hacer, sino aquellos que les muestran que es posible y les mues-
tran cómo hacerlo. Así lideró Jesús a sus seguidores. El desafiar a los
liderados a realizar cosas sin mostrarles el cómo, deja a las personas
entusiasmadas y luego frustradas.

Tiene razón William R. Pardo cuando dice: "El líder no es solo una
persona que puede atraer e influir en otros; es aquel capaz de demos-
trar cómo se hacen las cosas. Esto llena de inmensa confianza a sus
seguidores y de fuerza inspiradora al líder".

Cuando Jesús motivaba a la gente para que aceptaran sus desafios y


asumieran el gran proyecto de la evangelización mundial también
les mostraba cómo llevarlo a cabo. Observemos que cuando les indicó
que dieran de comer a la multitud, los guió a ver con qué contaban
y luego produjo la multiplicación de panes y peces. Cuando quiso
darles la lección del servicio, lavó él los pies a todos los comensales
y luego les dijo: "Ustedes vieron lo que hice... háganlo de esta misma
manera ".

95
Concluimos el capítulo diciendo que un líder influyente es alguien
que logra motivar a sus liderados. Para lograrlo vive de tal manera
que la gente puede ver en él a una persona de convicciones firmes,
con un alto compromiso espiritual, con firmeza en relación al propó-
sito para su vida y con capacidad de mostrarle a sus liderados cómo se
hacen las cosas. Cuando el líder vive de esta manera la motivación se
da de forma natural.

96
Capítulo 10

DISCURSO O
MODELO

El discurso es lo que decimos, es el mensaje oral o escrito que trans-


mitimos. Es sumamente importante a la hora de liderar. Las personas
prestan mucha atención a lo que decimos y a cómo lo decimos. Los
grandes líderes siempre se valieron del poder de la palabra, de allí
que los mejores oradores de la historia llegaron a ejercer mucha in-
fluencia en la sociedad.

Recordemos que para las Ciencias Sociales el discurso es una forma


de transposición tanto del lenguaje escrito como verbal y se utiliza
para hacer referencia a la construcción de un mensaje por parte de
un interlocutor.

Los escribas y fariseos de la época de Jesús tenían un muy buen dis-


curso, sabían bien el contenido de la ley de Moisés, manejaban per-
fectamente las leyes ceremoniales del culto hebreo y conocían la tra-
dición de los ancianos. Pero su problema en el liderazgo no era el no
saber el discurso que tenían que trasmitir, ni cómo debían transmitir-
97
lo. Muchos de ellos eran muy buenos oradores, su problema era que
vivían muy distinto a lo que decían.

El modelo de vida que mostraban los escribas y fariseos en tiempos


de Jesús contradecía demasiado lo que enseñaban. Comenta el evan-
gelista Mateo cuando Jesús termino de dar el Sermón del Monte:
"Y cuando terminó Jesús estas palabras la gente se admiraba de su
doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los
escribas. " Mateo 7: 28

Cuando Jesús evalúa la forma de conducirse de estos líderes tan re-


nombrados en Israel, hace algunos comentarios que nos deben dejar
advertidos acerca del riesgo que también podemos correr:

"En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: En


la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced,
pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, por-
que dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas
de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras
las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las fi-
lacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en
los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude
en las plazas y que la gente les llame "Rabbí ". Vosotros, en cambio, no
os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y voso-
tros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tie-
rra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis
llamar "Guías", porque uno solo es vuestro Guía: el Cristo. El mayor
entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humi-
llado; y el que se humille, será e n s a l z a d o " . Mateo 23: 1-12

El discurso puede ser una teoría aprendida, memorizada y trasmitida,


pero no necesariamente aplicada a la vida de quienes la enseñan.
El discurso puede estar formado por ideas, esquemas de pensamien-

98
tos, paradigmas bien estructurados, por utopias e idealismos en oca-
siones imposibles de alcanzar. Suelen ser buenos razonamientos que
tienen una atractiva lógica que atrapa a grandes multitudes y que
podríamos calificar como excelente. El discurso puede ser expresado
tan bien que atrapa y cautiva a los oyentes y como líderes está bien
que tengamos un buen discurso.

Lo que todo líder influyente debe tener presente es que el discurso


puede tener algunas fallas y en lugar de ser el marco de la práctica
del liderazgo se puede tornar en un obstáculo o impedimento para
desarrollar un liderazgo influyente, como les sucedía a escribas y fa-
riseos.

Cuando el discurso no es posible aplicarlo en la práctica, entra en


descrédito y el liderazgo se vacía de contenido.
Cuando el discurso contradice la práctica del liderazgo, genera des-
confianza y rechazo en los liderados.
Cuando el discurso es uno y el modelo de vida del liderazgo no condi-
ce con la teoría expresada, sean principios o valores, la gente se siente
defraudada y el líder pierde credibilidad.

Don José Ciccone, un pastor muy querido a quien admiré toda mi


vida y cuya influencia perdura aun cuando él ya no está entre noso-
tros, solía recordar un antiguo comentario: "Hay algunos predicado-
res que cuando están dando su mensaje desde el pulpito lo expresan
tan bien que la gente dice: 'Ojalá que no termine nunca de hablar',
pero cuando dejan la plataforma la misma gente dice: 'Ojalá nunca
esté en la plataforma hablando'". Estos dichos solía comentar cuando
nos hablaba de la importancia de respaldar con la conducta la pre-
dicación, es decir el discurso dado desde el pulpito. La coherencia
entre el discurso y el modelo de vida da sustento a un liderazgo de
influencia.

99
De alguna manera todos seguimos a alguien o a varios. Seguimos a
aquellas personas que por su cercanía nos han influenciado y estamos
imitando su modelo de vida. Los seguimos porque nos atraen y nos
encantan con su estilo de vida. No es la atracción del discurso sino la
fuerza del modelo de vida lo que genera influencia en las demás per-
sonas. Jesús lo expresó de una manera muy contundente cuando dijo:
"Aprended de mí que soy manso y humilde de c o r a z ó n " . Mateo 11: 29

Toda la vida de Jesús fue un modelo ejemplar. Su forma de enseñar,


la manera de tratar a las personas, su preocupación por cada uno en
particular, la dedicación a la tarea que debía cumplir y aun en sus
oraciones dedicaba tiempo a interceder por sus seguidores. Solo a él
le caben las palabras de modelo ejemplar. Jesús pudo decir:
"Yo les he dado un ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo que yo les
he hecho. " Juan 13: 15

Imitar a alguien es hacer exactamente lo que él hace, hablar como él


habla, seguir el mismo camino que él caminó, es repetir el modelo.

LOS PADRES COMO MODELOS DE VIDA


Muchas veces los padres dicen: "Yo nunca le enseñé a mi hijo a decir
esas cosas o a responder de la manera que lo hace. Nunca le dije que
debía comportarse de esa forma". Lo cierto es que su hijo o hija hace
todo lo que estos padres dicen que no le enseñaron. Quizás no se die-
ron cuenta de que aunque nunca le dieron ese discurso a su hijo, sí
le mostraron un modelo a seguir con su conducta, con la manera en
que actuaban, y sin darse cuenta modelaron al niño e influenciaron
fuertemente en su vida. De alguna manera estaban influenciando a
su hijo con el modelo que le presentaban en la vida cotidiana.

El cuento de David Lagerfeld ilustra de una manera muy vivida la


fuerza del modelo influenciando las creencias y conductas de los ni-
ños:

100
El cuenco de madera
Un hombre anciano vivía con su hijo, su nuera y su nieto de 4 años.
Las manos del anciano temblaban, su vista estaba nublada y su paso
era inseguro. La familia solía sentarse unida a la mesa, pero las manos
temblorosas y la mala vista del anciano hacían difícil la comida. Los
guisantes se caían de la cuchara al suelo. Cuando agarraba el vaso, la
leche se derramaba en el mantel.
Esto era irritante para su nuera y su hijo, que dijo "Tenemos que
hacer algo con mi padre. Ya estoy cansado de esa leche derramada,
de su ruido al comer y de la comida en el suelo". Así pues, colocaron
una pequeña mesa en un rincón. Allí pusieron a comer al anciano solo
mientras el resto de la familia disfrutaba las cenas. Como el viejo había
roto ya un par de platos, le servían la comida en un cuenco de madera.
A veces podía verse una lágrima en el ojo del anciano mientras comía
solo. Aun así, las únicas palabras que la pareja tenía para él eran de
reprensión cuando se le caía el tenedor o la comida. El niño de 4 años
observaba todo en silencio.
Un día antes de la cena, el padre notó que su hijo estaba tratando
de tallar algo con un trozo de madera. "¿Qué haces hijo?" le pregun-
tó al chiquillo. El niño respondió sonriendo: "Oh, solo estoy haciendo
un pequeño cuenco para mamá y para tí, así podréis comer cuando yo
crezca ".

Aquella noche, el marido tomó al abuelo y lo volvió a sentar con ama-


bilidad a la mesa con el resto de la familia, donde siguió comiendo
cada día.

Los modelos que tomamos en la vida son los que tenemos más cerca-
nos. Esta es la razón por la que en la primera etapa de la vida, cuando
somos niños, tomamos a nuestros padres como modelos, luego a los
maestros, después a los líderes de la iglesia, a los pastores y a cada uno
de aquellos que ejercen alguna influencia desde la cercanía.

101
La Biblia está llena de modelos y de enseñanzas sobre la importancia
de imitar modelos de vida y de liderazgo. Citaremos algunos ejem-
plos que lo ilustrarán.

EL MAESTRO COMO MODELO


Nadie supo liderar más y mejor que nuestro Señor, él sí que conocía
bien la forma más efectiva de ejercer influencia en sus seguidores.
Hay un relato en la vida de Jesús en el que el mismo Maestro dice
cómo les quiere influenciar, y cuál es la reacción que espera de sus
seguidores. Leamos parte del relato del evangelio de Juan en el capí-
tulo 13:

"Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las ma-
nos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se
quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un
lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con
la toalla con que estaba ceñido. " Juan 13: 1-5

El Maestro dio una clase magistral de servicio, realizó la tarea que


nadie quería hacer porque estaba reservada para los esclavos de la
casa. Ninguno de sus seguidores estaba dispuesto a inclinarse ante
sus compañeros y lavarles los pies, pero Jesús, que era un líder con
mayúscula, sí. La tarea no era para nada atractiva, por el contrario
era despreciable pero necesaria para aliviar el cansancio de los cami-
nantes. Se necesitaba de alguien que lo hiciera y en esa oportunidad
en la casa no estaban los siervos a quienes se les exigía ese trabajo. En
ese contexto aparece la acción de un líder modelo que está formando
e influenciando a sus liderados. No había que dar un discurso, no era
necesaria la oratoria, solo se requería una acción concreta: lavar los
pies a los comensales. Y fue eso lo que Jesús hizo.

Es interesante cómo el Maestro utilizó esta acción para dejar grabado


en sus seguidores la gran lección del modelo de liderazgo que espera-
102
ba de sus liderados. Observemos el relato del evangelista Juan:

"Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió
a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis
Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el
Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los
pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo
os he hecho, vosotros también h a g á i s " . Juan 13: 12-15

Es importante la formación teórica que se pueda transmitir, es nece-


sario tener un discurso claro a la hora de explicar una verdad, pero
hay momentos en que las palabras no alcanzan para influenciar a los
liderados. Esto lo sabía el Maestro y por esa razón en muchas ocasio-
nes les mostró de una manera muy práctica, con su conducta, cómo
espera que se comporten quienes dicen ser sus seguidores.

Un líder de influencia debe saber que así como "una imagen vale más
que mil palabras", un ejemplo de conducta influencia mucho más
que mil discursos. Es muy fuerte cómo termina Jesús su enseñanza.
El no les dice "digan lo que yo digo", sino "Como yo lo hice, hagan
también ustedes". Así es como funciona la influencia con el modelo
del líder.

EL PASTOR COMO MODELO


Todo líder debe saber que el liderado está permanentemente siendo
influenciado por su estilo de vida y los pastores son de manera espe-
cial mirados por la congregación. El apóstol Pablo tenía muy claro
este concepto, de tal manera que se adelanta a la exigencia de sus
seguidores en la iglesia y les hace una tremenda declaración:
"Lo que ustedes aprendieron y recibieron de mí; lo que de mí vieron
y oyeron, pónganlo por obra, y el Dios de paz estará con u s t e d e s " .
Filipenses 4: 9

103
Pablo era un pastor altamente calificado y reconocido por todas las
iglesias del primer siglo por su formación hebrea y griega. Ninguno
como él para darse cuenta de lo mucho que influencia un líder y en
este caso él como pastor de su rebaño. Es por esto que se presenta
como un modelo a ser imitado en la congregación.

Un pastor no puede ser ignorante de la influencia que ejerce, debe


vivir y trabajar consciente de la gran responsabilidad que pesa sobre
sus espaldas.

El pastor en la iglesia está permanentemente mostrándose como un


modelo a seguir y el liderado o miembro de la iglesia está absorbién-
dolo de cuatro formas distintas su aprendizaje, según lo dice el apóstol
en el texto de Filipenses:

1. Aprendiendo del pastor: El hermano de la congregación se nu-


tre de su capacidad pedagógica y recibe la enseñanza sistemática de
parte del pastor a través del programa de discipulado y estudio de la
Palabra en la iglesia.

2. Recibiendo del pastor: El liderado recibe también la enseñanza


a-sistemática, es decir aquellos temas que no están programados pero
que van surgiendo y que el pastor aborda de una manera libre y sin
ajustarse a un programa establecido.

3. Oyendo al pastor: Todo liderado recibe la enseñanza ocasional


cuando escucha al pastor en sus conversaciones, cuando el pastor ex-
presa su parecer sobre algún tema.
El liderado tomará como válida la opinión de su pastor, quien debe
estar muy atento con lo que dice y saber que sus palabras pueden ser
de gran bendición o de gran tropiezo para quienes lo siguen.

104
4. Viendo al pastor: Finalmente Pablo nos dice que los hermanos
reciben de una manera muy nítida la enseñanza ejemplificada. Esta
forma de influencia es la que mayor peso tiene en los liderados, por-
que es la que no necesita ninguna explicación, es a la que todos los
que se relacionan con el pastor tiene acceso. Hablaremos más adelan-
te sobre el modelo de vida del líder.

Pablo es un gran pastor y se pone como modelo ante su congregación,


sin duda él es un modelo a seguir. Se espera que quienes ejercen el li-
derazgo como pastores sean también dignos de imitar y así ejercerán
verdadera influencia en los liderados.

105
Capítulo 11

CARISMA O
INTEGRIDAD

Dijimos en el primer capítulo que una de las razones por las que un
líder ejerce influencia sobre sus liderados es por su carisma; ésta es
una cualidad importante en el liderazgo, pero no la única.

El diccionario nos dice que la palabra carisma viene del griego Kris-
ma y de su análogo Kharis que significa gracia o don. En su sentido
etimológico e histórico carisma es el conjunto de dones o talentos
otorgados por una divinidad, según se creía, a una persona, que debía
ser ejercido para poder influir positivamente en el cumplimiento de
un fin común.

Para William R. Pardo una de las características del líder exitoso es


su carisma, pero que este término se ha malentendido al considerarse
como un halo de personalidad arrolladora de fuerza, belleza y hasta
de poder. La idea de Pardo nos lleva a pensar en tantos ejemplos que
podemos ver en nuestra sociedad y en ocasiones en la obra de Dios;
hay líderes con mucho carisma que suelen abusar de este don para
107
manipular y en ocasiones coaccionar a los liderados condicionándolos
para que actúen favoreciendo sus intereses mezquinos.

El carisma es el magnetismo personal que el líder posee para atraer a


muchos, especialmente en los momentos en que otros son incapaces
de convocar a la acción. Recuerdo que en una ocasión conversando
con un médico amigo sobre este tema, le manifestaba mi admiración
por un gran líder de nuestro país y cómo lograba convocar a tan-
ta gente. Mi amigo lo ilustró de la siguiente manera: "Así como los
fósforos apagados se mantendrán apagados hasta que algo o alguien
los haga encender, así los humanos necesitamos alguien con quien
encendernos" y agregó: "este tipo de líderes tienen esa capacidad de
encender corazones".

El líder con carisma logra ejercer una poderosa influencia en los de-
más, llevándoles a los más fértiles terrenos del compromiso. Los lí-
deres con carisma ejercen un atractivo muy fuerte sobre las personas.
Esto realmente es admirable y hasta envidiado por muchos, pero si
esta característica no está acompañada por una conducta consecuente
entre lo que dice y lo que hace, su atractivo durará poco.

La razón por la que creo definitivamente que el carisma solo no al-


canza para liderar y que muchos líderes han fracasado en su influen-
cia, es porque dejaron huérfano a su carisma por la ausencia de inte-
gridad.

Para muchos la pretensión de liderar, o mejor dicho de llegar al po-


der, les lleva a conductas nada transparentes y a pisotear su integri-
dad buscando alcanzar el objetivo de alguna manera, sin importar
cómo. Quiero transcribirte una antigua historia que podríamos re-
cordar para ilustrar el valor de la integridad en la vida de los líderes:

108
La semilla del emperador - anónimo
Un emperador del lejano oriente se volvía viejo y sabía que era hora
de buscar un sucesor. Como no tenía hijos, decidió hacer algo diferente
para elegir.

Mandó llamar a todos los jóvenes del reino y les dijo: "He decidido
nombrar a uno de vosotros como mi sucesor. Os daré a cada uno una
semilla hoy. Esta semilla es muy especial, y quiero que la plantéis, la
cuidéis y volváis dentro de un año con lo que haya crecido de la semi-
lla. Entonces juzgaré las plantas que me traigáis y elegiré al próximo
emperador del reino ".

Había un muchacho llamado Ling que recibió la semilla como los de-
más. Fue a su casa y excitado le contó a su madre la historia completa.
Ella le ayudó consiguiendo una maceta y algo de abono, y el chico
plantó la semilla y la regó con cuidado. Cada día la regaba y miraba
si había crecido.

Sobre las 3 semanas, algunos chicos comenzaron a hablar acerca de sus


semillas y las plantas que comenzaban a crecer. Ling seguía cuidando
y comprobando su semilla, pero nada había crecido aún. Las semanas
pasaban, y luego los meses. Nada crecía.

A los seis meses, los otros muchachos ya tenían plantas en sus macete-
ros. Pero aun no había crecido nada en el de Ling. Creyó que quizás
había matado su semilla, pero no dijo nada a sus amigos y siguió cui-
dándola y esperando a que creciese.

Por fin un año pasó y todos los jóvenes del reino llevaron sus plantas
al emperador. Ling le dijo a su madre que no podía llevar una maceta
vacía, pero ella lo animó a ser honesto y presentarse, explicando lo que
había pasado. Sabía que su madre tenía razón, así que fue.

109
Cuando llegó, quedó impresionado por la variedad de plantas que
traían los otros muchachos. Eran hermosas, de todos los tamaños y
formas. Ling puso su macetero vacío en el suelo y los otros jóvenes se
rieron de él.

Cuando el emperador llegó, pasó su mirada por todo el salón exami-


nando las plantas. Con una sonrisa extraña dijo: "¡Vaya, qué bonitas
plantas, árboles y flores habéis traído!". Ling intentó esconderse hacia
la parte de atrás, avergonzado. Pero de repente, la vista del emperador
se detuvo sobre él.

Haciendo un gesto, el emperador envió a los guardias para que trajeran


a Ling al frente. Ling estaba aterrado, pensando que quizás el empera-
dor se había dado cuenta de su fracaso e iba a castigarlo.

Cuando llegó al frente el emperador, con gesto amable le preguntó su


nombre. "Mi nombre es Ling" -respondió. Todos los demás estaban
riéndose y haciendo burla de él. Pero el emperador los mandó a ca-
llar. Entonces miró a Ling y anunció: "¡Contemplad a vuestro nuevo
emperador!, su nombre es Ling". Ling no podía creerlo... ¡si su planta ni
siquiera había nacido! Entonces el emperador dijo:

"Hace un año os di a cada uno una semilla cocida que no podía crecer.
Todos vosotros tratasteis de engañarme cambiando la semilla por otra
fértil. Sólo Ling tuvo la honestidad de presentarse con la semilla que yo
le di. Ahora tendréis a quien os gobierne con honestidad e integridad".

La Biblia tiene mucho para decirnos en relación a la integridad de


los líderes. A modo de ejemplo y esperando que sigas indagando en
el tema, voy a mencionarte algunos textos que marcan principios que
rigen la integridad del liderazgo:

110
La integridad es mirada por Dios
Todo líder debe saber que Dios está siempre observando su integridad
y no solo se alegra de tener seguidores de esta clase sino que además
disfruta en presentar el caso al mismo Satanás, como podemos leer
en Job 2: 3: "Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo
Job, que no hay otro como él en la tierra... que retiene su integridad
aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? "

Cuánta satisfacción debe haber sentido el Señor con la vida de este


gran patriarca y líder de la antigüedad, para ponerlo como un ejem-
plo ante cantidad de ángeles y el mismo Satanás. No podemos ima-
ginar ni por un momento lo que hubiera sucedido si Job hubiera re-
trocedido en su integridad ante el primer recorte que sufrió de parte
del tentador. Pero la historia nos recuerda que este gran líder marcó
para el resto de las generaciones el camino de la integridad y estuvo
dispuesto a pagar el precio y por ello fue bendecido y colocado como
un modelo a seguir.

La integridad trae consecuencias al liderazgo


La integridad trae consecuencias positivas a los líderes. Dios le pro-
metió a Salomón una bendición especial cuando iba a asumir el trono
sucediendo a David. Salomón debía mantener una conducta de obe-
diencia y conservar un corazón íntegro para que su reino sea prospe-
rado como el de su padre, así lo dice 1° Reyes 9: 4-5:

"Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en in-


tegridad de corazón y en equidad... yo afirmaré el trono de tu reino
sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No
faltará varón de tu descendencia en el trono de I s r a e l " . Esta promesa
se cumplió mientras Salomón mantuvo su integridad y obedeció los
mandatos del Señor.

111
Siempre nos quedaremos lamentando no recibir mayores bendicio-
nes por nuestra falta de integridad, pero la propuesta de Dios sigue
firme para quienes quieran tomarla.

La integridad es condición para vivir en comunión


La comunión con Dios le permite al líder conocer un poco más a su
Gran Líder y tomar fuerza y sabiduría de él. Ningún líder se sentirá
perdido en su liderazgo mientras se mantenga cerca del corazón de su
Señor. El líder que desee mantener una libre entrada a la presencia
de Dios y vivir en estrecha comunión con él deberá andar en integri-
dad como lo dice Salmos 15: 1 -2: "¿Quién morará en tu monte santo? El
que a n d a en integridad y hace justicia, y habla verdad en su c o r a z ó n " .
El éxito en el liderazgo y la autoridad para ejercerlo dependen de la
comunión que mantengamos con el Señor y solo podemos vivir en esa
comunión cuando estamos dispuestos a obedecerle y vivir buscando
hacer su voluntad como una prioridad en nuestra vida y liderazgo.

Cuando Jesús les explicó a sus seguidores lo que debían hacer para ser
cristianos exitosos les advirtió: " S e p a r a d o s de mí nada podrán h a c e r " .
Este principio está totalmente relacionado con el éxito en el lideraz-
go-

La integridad nos lleva al éxito en el liderazgo


El gran rey David fue uno de los mejores líderes que registra la Bi-
blia. Tuvo grandes capacidades y un carisma especial, pero la descrip-
ción que sobresale de su modo de liderar fue su integridad. Para tener
éxito en el liderazgo y lograr un buen trabajo conduciendo personas,
Dios exige un corazón íntegro como lo tenía David, según nos dice
Salmos 78: 72: "Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón,
los pastoreó con la pericia de sus m a n o s " .

No nos sorprende el tremendo despliegue de este pastorcito de Belén


que llegó al palacio y se mantuvo con éxito durante cuarenta años sin

112
perder ninguna batalla. Quizás te preguntes dónde estaba la clave.
Sin duda que no fue su capacidad, aunque la tenía. No fue su simpatía
que también la tenía. No fue su carisma sino su integridad lo que le
permitió mantenerse en el liderazgo por tantos años.

David cometió muchos errores y pecados en su vida, entonces nos


preguntamos qué clase de integridad tenía este rey. Es muy probable
que estemos confundiendo integridad con impecabilidad. No es lo
mismo no pecar que ser íntegro. La Biblia enseña que todos hemos
pecado y no conocemos a nadie que no peque. Cuando Dios exige que
seamos íntegros no nos está diciendo que nunca caeremos en algún
pecado, sea este público o privado. Lo que debemos entender es que
integridad tiene que ver con nuestra actitud frente al pecado, si nos
afecta o no cuando ofendemos la santidad de Dios. Si nos avergüenza
o solo es un detalle que tratamos de disimular y pasar por alto.

Quizás podríamos decir que la diferencia entre un hombre íntegro y


quien no lo es, no sea el pecado cometido sino qué hace con el pecado.
Un hombre íntegro mantiene una vigilancia y lucha continua sobre
sus debilidades. Y frente al pecado cometido se arrepiente y procura
apartarse por todos los medios posibles para no volver a cometerlo.

La integridad trae luz al camino del líder


Un último principio que quiero mencionarte, es en realidad una evi-
dencia sobre lo que sucede con el líder que camina en integridad de
corazón y mantiene una conducta alejada de la transgresión.

Nada es más detestable para los liderados que seguir a un líder in-
seguro, que no sabe hacia dónde se dirige o que vive dudando de su
manera de actuar. El líder está siempre en exposición y no puede
dirigir a otros si él mismo no tiene claridad sobre el rumbo que está
tomando.

113
La vida de un líder que vive en integridad es segura, como lo expresa
Proverbios 10: 9: "El que camina en integridad anda confiado, mas el
que pervierte sus caminos será q u e b r a n t a d o " .

Vivir confiado es vivir seguro, y solo quien viva seguro podrá liderar
hacia buen puerto a quienes lo siguen. Luego de todo lo que dijimos
podemos asegurar que los liderazgos influyentes son aquellos en los
que se presentan líderes íntegros y buscan honrar a Dios con sus vi-
das.

Concluimos diciendo que el carisma es importante y puede tener un


buen rol a la hora de liderar, pero nadie debiera apoyar su liderazgo
solo en su carisma. La integridad de corazón es la que da el apoyo
duradero a cualquier liderazgo. Como dijimos al comienzo de este ca-
pítulo, un liderazgo llevado adelante solo con carisma deja huérfano
a sus liderados si falta la integridad.

114
Capítulo 12

LÍDERES
INFLUYENTES

¿Qué clase de personas influenciaron nuestro liderazgo? Contestar


esta pregunta nos ayuda a encontrar algunos rasgos sobresalientes de
aquellas personas que realmente tienen influencia en la vida de sus
liderados. En el relato de la historia sagrada aparecen varios perso-
najes destacados del pueblo de Dios que nos dan algunas respuestas a
nuestro interrogante.

Te propongo que le preguntemos a un gran líder del pueblo de Israel


que se formó a la sobra de otro grande, llamado el gran legislador. Me
refiero a Moisés, de quien estuvimos comentando algunos aspectos de
su manera de enfrentar las dificultades y vemos cómo logró influen-
ciar tanto a quienes le rodearon.

Te invito a escuchar a Josué, un líder que desde joven estuvo muy


cerca de Moisés y pudo ser influenciado por su manera de hablar y de
actuar en momentos cruciales en la vida del pueblo de Israel.

115
Escuchemos lo que tiene para decirnos al recordar a Moisés, el hom-
bre que mayor influencia ejerció sobre su vida y su formación en el
liderazgo:

"Siempre me llamó la atención cómo la gente lo respetaba y seguía


sus instrucciones. También me asombraba cómo tenía personas que
lo criticaban y en varias ocasiones parecía que el liderazgo de Moisés
se desarmaba, gracias a Dios nunca sucedió. En tres oportunidades la
crítica fue tan fuerte que pensé que su liderazgo se venía a pique. Qué
bueno fue haberme equivocado en la apreciación porque si hubiera
estado en lo correcto no estaría contando esta parte de la historia.

La primera crítica fuerte a Moisés fue cuando salimos de Egipto. Si


no hubiera sido por su fe y su carácter nos hubiéramos vuelto a la
esclavitud nuevamente. Recuerdo que al llegar al Mar Rojo nos en-
contramos rodeados de colinas a los costados, el mar por delante y
todo el ejército de los egipcios por detrás persiguiéndonos. Muchos
levantaron la voz acusando a Moisés de su terquedad en insistir en
que lo siguiéramos. Algunos lo acusaron de habernos metido en una
trampa mortal. Las críticas fueron muy duras contra él:

"Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado
para que murarnos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros,
que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto,
diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a
los egipcios, que morir nosotros en el d e s i e r t o " . Éxodo 14: 11 -12

Cualquiera hubiera sucumbido a la crítica y hubiera cedido al recla-


mo de volvernos a Egipto, pero no él. Siempre mantuvo en alto el
objetivo, con toda calma y con voz firme nos animó a seguir adelante
y ver la salvación del Señor:

"Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación

116
que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis
visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y
vosotros estaréis t r a n q u i l o s " . Exodo 14: 13-14

Ese día sentí que podía confiar en alguien así, que las críticas, por más
fuertes que sean, no deben alterar los planes de Dios en el ministe-
rio y que lo único que un líder debe asegurarse es saber si está en la
voluntad de Dios. Esta manera de obrar influenció fuertemente mi
vida.

La segunda crítica fuerte a Moisés creo que fue la que más me dolió,
porque nunca imaginé que sus propios hermanos le tuvieran tantos
celos. María y Aarón eran muy unidos y siempre lo acompañaron en
todo el trayecto. Algo pasó, porque en un momento se los empezó a
notar un poco distanciados de su hermano. Sin duda que desde la apa-
rición de Moisés en Egipto Dios se valía de él para darnos mensajes
y directivas. Era muy evidente que Dios lo estaba utilizando mucho y
la palabra la recibía directamente de él.
Ellos buscaron alguna falta en Moisés de la cual agarrarse para ex-
presar su fastidio. Es verdad lo que decían de Moisés, pero en todo
caso ese era un asunto entre él y Dios. Ellos suponían que Dios debía
usarlos más a ellos que a Moisés y este fastidio generó los celos en
sus hermanos:

"María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita


que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿So-
lamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por
nosotros? Y lo oyó J e h o v á " . Números 12: 1-2

Recuerdo que ese día no los vimos mostrarse entre nosotros, hasta
que a la tardecita aparecieron María y Aarón llenos de lepra. Tan
grande fue la sorpresa, que la gente se amontonó para mirar desde
lejos, porque la orden era que no podíamos acercarnos. Finalmen-
117
te nos enteramos lo sucedido. Dios había oído la murmuración que
ambos habían hecho contra Moisés y no le había agradado. Por esta
razón los castigó con la tremenda enfermedad de la lepra. Durante
siete días estuvimos detenidos en el desierto porque Dios dispuso que
quedarían leprosos por una semana.

Una de las cosas que más marcó mi vida fue la forma de reaccionar
de nuestro líder. No solo que no se defendió ni argumentó nada a su
favor, sino que dejó actuar a Dios en el caso. Tenían que haber visto
nuestras caras llenas de sorpresa al oír la oración de Moisés a favor de
sus hermanos: "Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego,
oh Dios, que la sanes a h o r a " . Números 12: 13

La tercera crítica fuerte a Moisés que me acuerdo, fue cuando una


familia de apellido importante se reveló contra Moisés y quiso llevar
a todo el pueblo a desconocer su autoridad:

"Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de voso-


tros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de
ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congre-
gación de Jehová? Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro".
Números 16: 3-4

Todos pensamos que lo mejor que podía hacer Moisés era castigar a
estos atrevidos que no lo respetaban, sin embargo no fue el camino
que el gran líder eligió. Es interesante y muy desafiante para quienes
estábamos aprendiendo de él, la actitud que asumió. Lo primero que
hizo fue postrarse en oración ante su Dios.

Sin duda que en los momentos de mayor crisis y cuando se pone en


juego el prestigio del líder es cuando se ve la clase de líder que es.
Una vez más recurrió a su Señor para resolver este tipo de conflicto.

118
Dios tomó cartas en el asunto y destruyó de una manera trágica la
vida de toda esta familia y puso en alto el prestigio de Moisés.

En esta experiencia, Caleb y yo, discutimos largamente sobre cómo


hubiéramos actuado nosotros frente a una rebelión tan grande, en la
que mucha gente del pueblo estaba a favor de la posición de la familia
de Coré. Sin duda que ambos quedamos fuertemente influenciados
por el obrar de Dios en la vida Moisés y la gran calma con la que
superó este desafio. Muchas veces más este gran líder fue criticado,
pero estas tres experiencias marcaron mi vida y futuro ministerio en
el liderazgo.

En la primera gran crítica aprendí a confiar en el poder de Dios y a


descansar en su manera de obrar para salvar a su pueblo.
En la segunda gran crítica aprendí a callar y a aceptar que todos pue-
den traicionarme, aun los mas íntimos, pero nunca el Señor.
En la tercera gran crítica aprendí a dejarme en sus brazos sin impor-
tar cuántos estén a favor o en contra de mi liderazgo".

Josué fue un hombre que llegó a ejercer un gran liderazgo. No debe-


mos olvidar que se formó en la cercanía de Moisés, el líder que con su
conducta lo influenció de una manera tremenda. Al igual que Moisés,
Josué llegó al final de su vida teniendo un liderazgo aprobado por el
Señor.

Quiero cerrar este libro con una carta que envié al comienzo de este
año 2011 a un niño que cumplía su primer año de vida. Me refiero
a Joaquín Zurita Winter, un sobrino del corazón. Me pareció que el
mejor regalo que podía hacerle era un homenaje a su abuelo, mi ami-
go Harry Winter, quien fuera un médico reconocido, un gran líder,
un pastor extraordinario y un buen amigo. En su parte humana era
muy sensible, siempre pensaba en los demás. En su vida espiritual,
tenía una relación muy especial con el Señor, que yo siempre admiré.
119
Su vida fue una bendición para todos los que lo conocieron, pero para
quienes pudimos conocerlo un poquito más de cerca nos marcó el
resto de nuestros días.

Me permito transcribir la breve carta que escribí desde mi corazón,


honrando a este siervo de Dios que influenció a tantos, y a mí de
manera especial.

QUERIDO JOAQUÍN:
Como regalo de tu primer cumple quiero contarte cómo Harry in-
fluenció de manera muy fuerte mi vida y ministerio y espero que
estas lecciones te sirvan también a vos.

El viento sopla...
Un día me invitó a ir a Esquel a fundar una escuela evangélica, yo le
dije que iba a orar y agregó: "Me quedo tranquilo porque el Espíritu
Santo va a soplar y para donde te lleve será el mejor lugar... porque
el viento sopla de donde quiere... así es el obrar del Espíritu". Ese
día entendí la razón por la que su ministerio había sido tan bendeci-
do. Él se dejó llevar por el viento de Dios y no por su entusiasmo ni
conveniencia.

Primero la casa del Señor


Un día comenzó a recordar la historia de la casa en la que crió a sus
hijas y recordó cuando se goteaba el techo y necesitaba de arreglos.
Hizo una mención al pasar: "Cuando terminamos la construcción del
templo recién nos metimos a reparar nuestra casa".

Siempre creyó que el lugar donde se reunía la iglesia del Señor debía
estar en buenas condiciones y aun mejor que nuestras propias vivien-
das. Siempre tuvo los intereses del Señor como prioritarios, por eso le
fue bien en la vida y en el ministerio.

120
La necesidad del hermano es mía también
Los hermanos de la congregación de Esquel me dijeron esta frase:
"Para Harry la necesidad de los hermanos es como si fuera suya" Ese
es un verdadero pastor.

Los hermanos sencillos tienen mucho valor


Siempre se asoció con los humildes, los personajes de alto rango nun-
ca le atrajeron. Cuando me hablaba de sus hermanos por quienes se
desvelaba muchas noches, se refería a hombres y mujeres mayorita-
riamente araucanos, a quienes amaba y atendía con todo su corazón.

La alegría fue su estilo de vida


Disfrutaba de cada momento de la vida y a cada cosa que sucedía le
encontraba su parte linda para reírse y hacer reír a los demás.

La fama no tiene ninguna importancia


Cuando junto a Gisela comenzaron la obra en un viejo rancho al pie
de un cerro, a las afueras de la ciudad de Esquel, estaba convencido
que no le traería ninguna fama. En ese momento estaba renunciando
a la "iglesia grande, la del centro".

Pasaron los años y Dios no le dio fama, en su lugar le dio cientos de


personas que conocieron a Jesucristo como Salvador. Y cuando mar
chó a la patria celestial, lo esperaba su Señor para decirle: "Bien buen
siervo y fiel". Ese es el mayor premio que debe esperar un siervo de
Dios, y viendo su vida fui desafiado a buscar el mismo premio por el
resto de mis días aquí abajo.

La gloria siempre es para Dios


No buscó su propia gloria sino la de Jesús y eso le valió toda mi ad-
miración y respeto. No se cuán buen líder seré, pero sí se que tuve
personas a quienes pude admirar como Harry Winter.

121
Dios siempre usó esa clase de hombres para hacer su obra e influen-
ciar mi vida para seguir su ejemplo.

Joaquín, este es mi regalo de cumple para vos y mi homenaje a tu


abuelo. Un abrazo grande... como el que nos dábamos con mi amigo
Harry.

122

También podría gustarte