Está en la página 1de 206

DERECHO PROCESAL PENAL

Y CONTRAVENCIONAL
Jefe de Gobierno
Horacio Rodríguez Larreta

Jefe de Gabinete
Felipe Miguel

Director
Gabriel Unrein

Ciclo Lectivo 2023


ÍNDICE

UNIDAD 1: PÁG. 5
DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.
UNIDAD 2: PÁG. 25
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.
UNIDAD 3: PÁG. 37
LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.
UNIDAD 4: PÁG. 65
ACTUACIONES DE LA POLICÍA.
UNIDAD 5: PÁG. 83
ACTOS PROCESALES.
UNIDAD 6: PÁG. 93
MEDIOS DE PRUEBA.
UNIDAD 7: PÁG. 111
EL IMPUTADO.
UNIDAD 8: PÁG. 121
FINALIZACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN - ETAPA INTERMEDIA.
UNIDAD 9: PÁG. 133
FORMAS ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN.
UNIDAD 10: PÁG. 143
EL JUICIO
UNIDAD 11: PÁG. 151
JUICIO POR JURADOS EN LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES.
UNIDAD 12: PÁG. 161
RÉGIMEN PROCESAL PENAL JUVENIL.
UNIDAD 13: PÁG. 169
LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.
UNIDAD 14: PÁG. 197
ESTRUCTURA DEL MINISTERIO PÚBLICO FISCAL DE LA CABA.
4 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA
UNIDAD 1
DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 5


UNIDAD 1
DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

1.- Fuentes del Derecho Procesal:

Constitución Nacional y constituciones provinciales; leyes procesales nacionales y provinciales; tratados inter-
nacionales e interprovinciales; reglamentos y acordadas judiciales; jurisprudencia; doctrina y costumbre.
El Derecho Procesal es la rama del Derecho Público que establece los principios y regulaciones tanto
de los órganos jurisdiccionales del Estado para la administración de justicia, como del proceso como
medio para la concreción del derecho sustancial en cada caso particular. Por ende, es también una rama
del Derecho Procesal General.
Siendo así, en esta materia vamos a estudiar concretamente las normas que regulan el proceso penal y
sus órganos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; lo que determina que profundicemos el análisis
tanto del Código Procesal Penal de la Nación como el Código Procesal Penal de la CABA.
Es importante distinguir que el derecho procesal estudia la “forma” en que se desarrolla un proceso;
mientras que el derecho material o de fondo son las normas que establecen derechos y obligaciones para
las personas y que prevén las consecuencias o sanciones que deben aplicarse a éstas cuando las incumplen,
conforme los principios y garantías previstos en la Constitución Nacional y en los códigos nacionales.
Ello importa que, para poder hacer valer esos derechos y recurrir a la justicia, hay que seguir las formas
establecidas en la normativa procesal, de manera tal que el desarrollo del proceso sea legal y válido.
Ahora bien, hay que recordar que el derecho material se aplica en todo el país, mientras que la nor-
mativa procesal es propia de cada provincia, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o de la Nación,
producto del sistema federal de gobierno que tiene nuestro país. Por ejemplo, lo que es delito en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, también lo es en Jujuy y en Santa Cruz; pero la forma en que se
lleva adelante el proceso variará según cada lugar.
Las fuentes del derecho procesal penal son todos aquéllos criterios de objetividad que, en razón de expre-
sar la valoración de la comunidad o de sus órganos, acerca de una determinada conducta, pueden ser
invocados por los jueces para esclarecer el sentido jurídico de las conductas que deben juzgar en el proceso.
También estas fuentes, sirven para orientar la actuación de las partes del proceso e incluso ser invoca-
das por éstas para reforzar sus pretensiones.
Podemos distinguir dos clases de fuentes, las primarias que son las que incluyen a la ley –en sentido
amplio– y a la costumbre; y a las secundarias que abarcan a la jurisprudencia y doctrina. En escala
decreciente de obligatoriedad, primero está la ley, la costumbre y la jurisprudencia obligatoria, en
segundo término la jurisprudencia no obligatoria y por último la doctrina.

6 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

„„
La ley.

Esta es la fuente más importante del derecho procesal penal y es utilizada aquí en sentido amplio,
es decir, como toda norma general formulada en forma expresa por los órganos competentes.
Por lo tanto, dentro de la ley veremos que hay un orden jerárquico que va desde la Constitución
Nacional hasta los reglamentos.
La de mayor jerarquía es la Constitución Nacional, siendo que el principio de “supremacía constitucio-
nal” consagrado expresamente en el artículo 31, se compone otorgándole a las cláusulas de aquélla una
superioridad tal que, si el resto de las normas y actos de carácter inferior se contraponen, resultarán
inconstitucionales y por ende inválidas.
Sin embargo, la superioridad de las normas de derecho interno estipuladas en la ley suprema, sufrieron
un cimbronazo con la reforma constitucional del año 1994, dado que operó un cambio fundamental a
partir de lo establecido en el artículo 75 inciso 22, que otorgó igual rango a ciertos pactos internacio-
nales1; lo cual a su vez trajo aparejado que la Corte Suprema de Justicia de la Nación frente a la posible
colisión de normas, le diera preeminencia a las del derecho internacional.
Por lo tanto, el principio de supremacía constitucional se ha ampliado hacia otras normas fundamen-
tales, conformando lo que hoy se denomina “bloque de constitucionalidad”; además de contemplar dicha
normativa la posibilidad que mediante una ley expresa se agreguen a la lista otros, tal como ocurrió con
la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas; todo ello en consonancia con
los artículos 31 y 75 incisos 22 y 24 de la Constitución Nacional.
Luego le siguen las constituciones locales, entre las que se encuentra la carta magna de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Si bien no hacía falta que una norma aclarara que la Constitución de la CABA debía seguir los
lineamientos de nacional –ya que la jerarquía normativa y el propio artículo 31 de la CN2 así lo esta-
blecen–; el artículo 10 de la CCABA estipula que: “Rigen todos los derechos, declaraciones y garantías de
la Constitución Nacional, las leyes de la Nación y los tratados internacionales ratificados y que se ratifiquen.
Estos y la presente Constitución se interpretan de buena fe”.
En la escala mencionada, le siguen las leyes nacionales que dicta el Congreso y promulga el Poder
Ejecutivo conforme a las atribuciones constitucionales, y seguidamente las leyes provinciales realizadas
por las legislaturas locales.

1
Son diez Documentos Internacionales sobre Derechos Humanos, que se incorporaron mediante el inciso 22 del artículo 75 CN. “...La Declaración
Americana de los Derechos y deberes del Hombre; la Declaración Universal de los derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos
Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo
Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la
Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los derechos del Niño”. Se ha agregado la Convención Intera-
mericana sobre Desaparición Forzada de Personas del 9 de junio de 1994, aprobada por la Ley N° 24.556 del 18-10-1995 y con jerarquía constitucio-
nal por La Ley N° 24.820 del 29-5-1997.
2
Artículo 31 de la Constitución Nacional: Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con
las potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación; y las autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella, no obstante cual-
quiera disposición en contrario que contengan las leyes o Constituciones provinciales, salvo para la Provincia de Buenos Aires, los tratados ratificados
después del pacto del 11 de noviembre de 1859.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 7


Vale señalar que se han dictado numerosas leyes relativas a la organización y a la competencia de la
justicia, siendo las más importantes para nuestro objeto de estudio el Código Procesal Penal de la
CABA y el Código Procesal Penal de la Nación (sin perjuicio que este último será reemplazado por el
Código Procesal Penal Federal, sancionado pero que aún no rige en el ámbito de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires).
Después encontramos los decretos y reglamentos dictados por los distintos organismos, mediante los
cuales también se regulan las formas de los procedimientos.

„„
La costumbre.

La costumbre es una norma que resulta de la constante uniformidad de cierto modo de actuar o de no
actuar y de la convicción de que tal comportamiento es jurídicamente obligatorio.
Se trata de un ordenamiento de hecho, que no emana de un órgano jurídico estatal, sino que es una
norma que surge del comportamiento reiterado de los miembros de una sociedad para una época o en
un momento determinada y que por ello puede ser tenido en cuenta tanto a la hora de legislar como
al momento de aplicar el derecho por parte de los tribunales.

„„
La jurisprudencia.

Es la reiterada y coincidente interpretación que de la norma hacen los tribunales de justicia, a través
de las sentencias que dictan. Es lo que conocemos habitualmente como los fallos judiciales y que son
utilizados habitualmente para dar sustento y apoyo a otras decisiones judiciales.
Esta fuente del derecho no es obligatoria, a excepción de los fallos plenarios que son los dictados por la
Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, la Cámara Federal
de Casación Penal y en la Ciudad por la Cámara de Apelaciones. Estos se tratan de resoluciones dicta-
das en pleno, es decir, por todos los integrantes de las cámaras que se reúnen a fijar un criterio común
a todas las salas cuando hay un tema muy discutido y que por su importancia merece unificarse.

„„
La doctrina.

Es la interpretación que los grandes juristas o estudiosos del derecho realizan de las normas penales, y
que pueden servir de fuente para la resolución de los casos judiciales. Esta fuente si bien no es obligatoria,
es utilizada frecuentemente como apoyo de las resoluciones judiciales e interpretaciones jurídicas.

8 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

2.- Sistemas de enjuiciamiento penal. Inquisitivo, mixto y acusatorio. El CPPN y el CPPCABA.

Como sabemos, a través de la historia, existieron diversos sistemas de enjuiciamiento penal, que han
ido de la mano de los modelos políticos de cada época. Dentro de ellos, podemos encontrar al acusa-
torio, inquisitivo y formal o mixto.
Así, observamos que el sistema acusatorio fue utilizado en el mundo antiguo, tanto en el derecho
romano, como en el germánico.
La característica fundamental del enjuiciamiento acusatorio reside en la división de los poderes que se
ejercen en el proceso, por un lado el acusador, quien persigue penalmente y por el otro el imputado, quien
resiste la imputación ejerciendo su derecho de defenderse. Luego está el tribunal, que tiene en sus manos
el poder de decidir, siendo que el límite de su decisión está condicionado al reclamo del acusador.
Algunos caracteres del sistema acusatorio, pueden resumirse de la siguiente manera:
> La persecución penal está en manos de una persona, el acusador, y no en manos de un órgano
del Estado, quien es el encargado de dirigir la imputación contra otra persona. A su vez, si dicha
imputación no existe no habrá posibilidad de que nazca el proceso.
> La jurisdicción penal reside en tribunales populares, ya sea que estén integrados por un gran
número de ciudadanos o por jueces. Así, el tribunal será un árbitro entre acusador y acusado;
constituyendo el límite de sus decisiones la acusación realizada.
> El procedimiento tiene como característica principal la realización de un debate público, oral,
continuo y contradictorio.
> El acusado, considerado como sujeto de derecho, se encuentra en una posición de igualdad res-
pecto del acusador.
> En la valoración de la prueba rige el sistema de la íntima convicción.
> La sentencia surge del resultado del escrutinio de los votos del jurado o de los jueces.
Este sistema que se correspondía con una concepción privada del derecho penal, fue en un primer
momento tutelado; pero con el paso de los años y con el objeto de evitar la venganza privada se pasó
a otra forma de juzgamiento.
De esta manera, fueron apareciendo en forma progresiva los delitos públicos, y se permitió, además de
la acción privada propia de la víctima, la acción popular, por medio de la cual el ciudadano adquirió la
posibilidad de ejercitar la acción en nombre de todos.
Sin embargo, la apropiación de la acción por parte del Estado y los cambios políticos surgidos en el
siglo XIII de la Edad Media, dicho modelo fue reemplazado por un sistema de corte inquisitivo.
Vélez Mariconde refiere que “Desde entonces (inquisitivo significa pesquisa que se cumple por escrito y secre-
tamente, y al término de la cual se dicta la sentencia), el proceso cambia fundamentalmente de fisonomía: lo
que era un duelo leal y franco entre acusador y acusado, armado de iguales poderes, se torna en lucha desigual
entre juez y acusado. El primero abandona su posición de árbitro y asume la activa de inquisidor, actuando

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 9


desde el primer momento también como acusador, es decir, se confunden las actividades del juez y del acusador;
por su parte, el acusado pierde la condición de verdadero sujeto procesal y se convierte en objeto de una dura
persecución.” (“Derecho Procesal Penal”, Tomo I, pág. 99, Editorial Lerner, 1986).
Se visualiza en este sistema, una cierta desvalorización de la vida humana frente al orden social, que
conlleva considerar al imputado como un objeto y no como “sujeto de derechos” y la posibilidad de uti-
lizar cualquier medio para poder reprimir a quien perturbara ese orden social.
Dos principios fundamentales que identifican este sistema son la persecución penal pública de todos
los delitos y la exigencia de buscar la verdad real como finalidad del proceso. Las características de este
sistema de enjuiciamiento son:
> Responde a una concepción absoluta del poder central, a la idea extrema sobre el valor de la autoridad.
> El poder para decidir, investigar y juzgar, se haya concentrado en una única mano, por lo tanto
es el monarca el que tiene toda la jurisdicción penal. De existir una gran cantidad de casos, los
delega en funcionarios de menor jerarquía, y los reasume cuando es necesario la revisión de los
fallos dictados por sus inferiores (apelación y estructura jerárquica).
> La acción es promovida ex officio.
> La investigación es secreta, escrita y discontinua.
> En algunos casos se utiliza la tortura para lograr la confesión del imputado.
> El acusado es considerado como un objeto de persecución y no como un sujeto de derecho con
posibilidad de defenderse.
> Rige la valoración probatoria según la prueba tasada, lo que implica que a la hora de dictar sen-
tencia la misma debe motivarse en pruebas o condiciones que estipula la ley.
En definitiva, en este modelo es el órgano jurisdiccional quien tiene funciones investigadoras, acusa-
doras y juzgadoras con el objetivo de buscar la verdad material. Fue aplicado en Europa continental,
desde el siglo XIII al siglo XVIII, hasta la Revolución Francesa.
A partir de la aparición del Estado de Derecho, la concepción de república, la división de poderes, los
controles recíprocos, la nueva concepción del hombre y de la sociedad, fueron principios incorporados
en las constituciones con el objeto de resguardar los derechos del hombre y del ciudadano frente a los
posibles abusos del poder del Estado; lo cual determinó la aparición de un nuevo modelo.
Surge entonces, un sistema de enjuiciamiento mixto que provoca el resurgimiento de principios del
modelo acusatorio, pero que también está integrado por principios propios del sistema inquisitivo; todo
con la idea de poder conciliar la pena estatal y la persecución oficial en la búsqueda de la verdad con la
vigencia de los derechos del hombre, destinados a impedir el abuso y la arbitrariedad del poder estatal.
Así, el nuevo modelo conserva –del sistema inquisitivo– dos máximas fundamentales: la persecución
penal pública de los delitos, que está a cargo de un órgano del mismo Estado, y la averiguación de la
verdad histórica como fin del procedimiento penal.

10 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

Sin embargo, estos dos principios fundamentales se encontraron relativizados frente a la relevancia
otorgada a la dignidad de la persona humana. Los atributos de ésta se tradujeron en reglas de garantías
y derechos individuales, como por ejemplo, el tratamiento del acusado como inocente hasta tanto no
recaiga sobre él una condena, mediante la realización de un juicio previo y de conformidad con las leyes.
Como características del sistema mixto, podemos señalar:
> La persecución penal está en manos de un órgano estatal, el Ministerio Público Fiscal, el cual a
veces es considerado como un órgano sui generis3 y otras como un órgano judicial. Las excep-
ciones a este principio son aquellos pocos delitos que son sólo perseguibles por el ofendido. Sin
embargo, los jueces también poseen facultades para investigar y llevar adelante la acción.
> La jurisdicción penal puede ser ejercida por tribunales con fuerte participación popular, ya sea
con jurados o con tribunales conformados por abogados y legos.
> El procedimiento está integrado por varias fases. Primero, la instrucción o investigación prelimi-
nar que puede estar a cargo del Ministerio público fiscal o de un juez de instrucción; y segundo
una etapa oral y pública donde se desarrolla el debate.
> Rige el principio de la íntima convicción o de la sana crítica en la valoración de la prueba, sin
perjuicio de lo cual las sentencias deben ser debidamente fundadas.
> El imputado es sujeto de derechos. Durante el proceso es considerado inocente hasta tanto una
sentencia firme lo declare culpable, y la carga de probar su culpabilidad recae sobre el acusador
público. De esta forma el acusado tiene posibilidad de defensa y tan importante es esto que el
propio Estado asume ese interés como público nombrándole un defensor técnico, si es que no
tiene posibilidad o no quiere tener uno de forma particular.
En síntesis, si bien este modelo toma del inquisitivo la función pública de investigación y persecución de
los delitos, procura desdoblar las funciones de acusar y juzgar. Por lo tanto, para coordinar la separación
de esas funciones y asegurar la persecución, se crea un nuevo órgano, el Ministerio Público Fiscal, como
representante de los intereses de la sociedad, que tenga la función de excitar la actividad jurisdiccional.

„„
Sistemas procesales adoptados por el CPPN y por el CPPCABA.

I) La adopción de un sistema penal tiene vital importancia ya que ello va a determinar cómo se inicia
y se desarrolla el proceso, las etapas con las que cuenta, quien puede ser el director del mismo, qué
rol tiene el juez, qué facultades tiene el fiscal, etc.
Así, el sistema acogido por el Código Procesal Penal de la Nación a partir del año 1992 es de tipo
mixto, toda vez que la investigación de la causa puede quedar en manos del juez o del fiscal y porque
básicamente prevé un proceso dividido en dos partes.

3
Sui generis es una expresión del latín que significa, literalmente, “de su género” o “de su especie”. En este sentido, como sui generis designamos a
una cosa que es singular o excepcional.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 11


Una, la instrucción que se caracteriza por ser secreta para las partes, escrita y provisoria; con pos-
terioridad hay un procedimiento intermedio en el cual se controlan los actos de la instrucción y se
decide si la causa se eleva a juicio o allí finaliza (sobreseimiento). Por último, se desarrolla el debate
oral y público con características acusatorias, donde estarán presentes las partes y el tribunal, que
culminará con el dictado de sentencia.
No obstante que en este sistema se impone la necesidad del requerimiento del Ministerio Público Fiscal
para iniciar el procedimiento sin el cual el juez no puede avanzar, contempla también que la investigación
la pueda llevar adelante el órgano jurisdiccional, implicando en la práctica que quien decide sea juez y parte.
Sin perjuicio de ello, han existido varias incorporaciones de institutos procesales que tienden al sis-
tema acusatorio, como lo son el trámite previsto en el artículo 353 bis (con su reforma de la Ley N°
27.272) y el estipulado en el artículo 196 bis del Código Procesal Penal de la Nación, que imponen
que la investigación desde el inicio y sin opción quede en manos del acusador público.
II)El sistema procesal adoptado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es claramente acusatorio y
ello resulta ser uno de los principios fundamentales que taxativamente la Constitución de Buenos
Aires se encargó de enunciar en su artículo 13, ya que responde a una estructura moderna y más
respetuosa de los derechos fundamentales.
En este proceso se diferencian claramente las funciones del juez con la del fiscal; donde el segundo
como titular de la acción pública lleva adelante la investigación y decide qué casos lleva o no a juicio.
Esto se hace en una primera etapa que tiene por objeto ya no la verdad real sino la búsqueda de solu-
ción del conflicto que se trate y a través de la recolección de evidencias. El proceso en esta instancia es
oral toda vez que todas las incidencias y la mayoría de las peticiones (por ejemplo, prisión preventiva)
se resuelven también en audiencia oral. Aquí el juez sólo interviene haciendo un control de garantías.
Luego hay una etapa intermedia donde se resuelve sobre la admisibilidad de la prueba para el debate y
algún tipo de excepción y/o nulidad. Finalmente viene la etapa del juicio oral, público y contradictorio
donde el juez dicta sentencia. Otro distintivo de este procedimiento es la utilización y aplicación de sali-
das alternativas como la mediación y/o, composición, suspensión del proceso a prueba y avenimiento.

3.- Jurisdicción y competencia.

„„
a) Jurisdicción.

La jurisdicción es la potestad atribuida por la Constitución Nacional a un órgano específico del Estado
y disciplinada por el derecho procesal, de investigar la verdad y actuar en concreto la ley sustantiva,
que se ejerce definitivamente cuando el Tribunal decide el caso singular sometido a proceso y ejecuta
la sentencia firme.

12 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

La potestad jurisdiccional se manifiesta en distintas formas según los fines que persigue su ejercicio en
el sistema procesal vigente. Comprende la potestad de cognición, coercitiva, decisoria y de ejecución,
que se ejercen en distintos momentos de la actividad propia de cada Tribunal.
> Potestad de cognición: El tribunal competente asume el conocimiento del hecho imputado y valora los
elementos de prueba necesarios para resolver los problemas -formales o sustanciales- que se suscitan en
el proceso, interpreta las normas jurídicas pertinentes y efectúa el diagnóstico jurídico del caso propuesto.
> Potestad coercitiva: El juzgador asegura la actuación efectiva de la ley sustantiva y procesal, hacien-
do cumplir sus decisiones. Por ejemplo, cuando éste limita la libertad personal de imputado o res-
tringe la disponibilidad de efectos secuestrados.
> Potestad decisoria: que es constante, compleja y la de mayor trascendencia por los efectos jurídicos
que produce. Se ejerce cuando el tribunal se pronuncia sobre alguna cuestión formal o incidental o
sobre el fundamento de las pretensiones deducidas.
> Potestad de ejecución: El tribunal hace efectiva la decisión adoptada una vez adquirida firmeza.
En sentido estricto -ejecución penal o de sentencia condenatoria-, ella compete normalmente al
tribunal o al juez de juicio.
Ahora bien, como surge de lo dicho anteriormente, el ejercicio de la potestad jurisdiccional está condicio-
nado al impulso de la acción por parte del Ministerio Público Fiscal, ya que el Tribunal no puede proceder
legítimamente de oficio. Ello obedece a la necesidad de no reunir en un mismo órgano las funciones de acu-
sar y de juzgar -como ocurre en el sistema inquisitivo- a fin de asegurar la máxima objetividad o imparcia-
lidad del Tribunal y a la necesidad de hacer efectivo, realmente, el principio de inviolabilidad de la defensa.
La Jurisdicción esta prevista en la Constitución, reglada por el derecho procesal en su integridad y
basada en los principios de juez natural, del juicio previo y de la inviolabilidad de la defensa, lo cual
constituye una garantía de justicia.
El órgano jurisdiccional no puede sustraerse al ejercicio de su actividad una vez que ha sido investido
del conocimiento del hecho en que se basa la pretensión penal, sin perjuicio de que luego declare la
incompetencia y remita el proceso al Tribunal que tiene el deber de actuar o bien se aparte del caso por
alguna de las causales de excusación.
Las normas constitucionales que consagran la jurisdicción y las legales que prescriben la competencia no
pueden ser modificadas por el Tribunal ni por los otros sujetos procesales –regla de improrrogabilidad–.
En síntesis, la función esencial del juez es el ejercicio de la Jurisdicción o sea de la potestad estatal de
aplicar el derecho objetivo con relación a casos concretos.

„„
b) Competencia.

La extensión del territorio, la diversidad e importancia de las cuestiones que se ventilan en las causas
y la posibilidad de que los asuntos sean examinados en sucesivas instancias, imponen la necesidad de

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 13


distribuir el ejercicio de la función judicial de manera tal que cada órgano o grupo de órganos cumpla
aquella función en forma compatible con la existencia de tales circunstancias.
Así la competencia cumple una función limitadora del ejercicio de la jurisdicción ya que establece qué,
dónde y cuándo aquélla puede desarrollarse.
Tal necesidad de repartir la labor judicial determina la aparición del concepto de competencia, a la que
cabe definir como la capacidad o aptitud que la ley reconoce a un juez o tribunal para ejercer sus funcio-
nes con respecto a una determinada categoría de asuntos o durante una determinada etapa del proceso.
De allí que se exprese corrientemente que la competencia es la medida de la jurisdicción.

■ Criterios de determinación de la competencia:


La ley le asigna competencia a los jueces en base a diferentes criterios, que pueden clasificarse como:
territorial, objetivo y el funcional.
Sin embargo, antes debemos recordar que nuestro sistema constitucional impone que haya un doble orden
judicial, conforme la autonomía de las provincias y la soberanía de la Nación. Así, nace la competencia
federal, que es la facultad reconocida a los órganos judiciales para ejercer respecto de lugares y/o personas
de acuerdo a lo establecido por la Constitución Nacional que después analizaremos, y la justicia local.
> Competencia en razón del territorio: el criterio territorial se vincula con la circunscripción terri-
torial asignada por la ley a la actividad de cada órgano judicial. La atribución de la competencia
territorial contempla fundamentalmente la proximidad del órgano judicial con el lugar en que se
encuentra ubicado alguno de los elementos de la pretensión o petición, o lugar de ejecución del
hecho, que constituye el objeto del proceso.
> Competencia en razón de la materia: este criterio tiene que ver con la naturaleza y el monto de
la causa y a él corresponden, respectivamente la competencia por razón de la materia y el valor.
Así en materia penal a nivel nacional encontramos los Juzgados Nacionales en lo Criminal y
Correccional (que antes de la Ley N° 27.308, del 26 de octubre de 2016, estaban divididos en
Juzgados Correccionales y Juzgados de Instrucción, de acuerdo al monto de la pena), Juzgados en
lo Penal Económico, Juzgados de Menores y los Juzgados de Ejecución Penal.
En cambio, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que por el momento tiene a su cargo el juzga-
miento de algunos delitos que fueron transferidos, no existe aún una división que atienda al monto de la
pena y tampoco se ha fijado un criterio en función de la naturaleza del conflicto ya que todos los jueces
intervienen en materia penal, contravencional y de faltas, y en la consecuente ejecución de las penas
impuestas. No obstante, al igual que en nación, sí existen tres juzgados y una fiscalía especializados en
materia de menores.
> Competencia en razón del grado: el criterio funcional, finalmente, toma en cuenta la diversa índo-
le de las funciones que deben cumplir los jueces que intervienen en las distintas instancias de un
mismo proceso. Así podemos decir que a nivel nacional hay Jueces de Primera Instancia y Jueces

14 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

de Segunda Instancia (Cámara de Apelaciones, las Cámaras de Casación Penal y la Corte Suprema
de Justicia –que puede intervenir como única instancia a nivel nacional [en casos de competencia
originaria y exclusiva], segunda instancia [en determinados conflictos de competencia] o tercera
instancia [en recursos extraordinarios]–). A nivel local, hay Jueces de primera instancia, de segunda
instancia ( Jueces de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas) y de ter-
cera instancia ( Jueces del Tribunal Superior de Justicia).
> Competencia en razón de la persona: esta es excepcional y está fijada en el artículo 117 de la Constitución
Nacional que determina que “La Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las reglas y excep-
ciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a embajadores, ministros y cónsules
extranjeros, y en los que alguna provincia fuese parte, la ejercerá originaria y exclusivamente”. De ahí que surja
este criterio en función de las partes que componen el proceso.
> Competencia en razón del turno: según este criterio el trabajo de los jueces que comparten una
misma competencia material y territorial se distribuye mediante turnos, que son espacios de tiempo
en los cuales dichos magistrados asumen la intervención en las causas iniciadas en ese lapso. Por
esta razón normalmente las Cámaras confeccionan una grilla en la que dividen la circunscripción
territorial en varias secciones a las que le asignan un juez de turno por determinado tiempo.

■ Determinación de la competencia.
Para establecer en un caso concreto a qué juez o tribunal corresponde el conocimiento de un asunto,
debe comenzarse por examinar:
> Si es de la competencia federal o de la justicia ordinaria.
> Determinar la circunscripción territorial en función de la comisión del hecho.
> En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires determinar si el delito ordinario fue transferido o no a
la Justicia de la Ciudad.

4.- Organización del Poder Judicial de la Nación

„„
Competencia Federal

Se trata de la facultad reconocida a los órganos que integran el poder judicial para ejercer sus funciones en
los casos, respecto a personas y en los lugares especialmente determinados por la Constitución Nacional.
Ello encuentra fundamento en la coexistencia de un Estado Nacional con las Provincias, en los posibles
conflictos entre ambos que no pueden ser resueltos por una justicia local, en la defensa de cuestiones inter-
nacionales, en las vinculadas con el honor y la seguridad de la nación, las rentas fiscales, en la navegación.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 15


Las características primordiales de la competencia federal son las de ser: limitada, ya que sólo puede
ejercerse en los casos expresamente enumerados en la ley; privativa, dado que excluye la intervención
de otros tribunales, que deben si o sí declararse incompetentes en caso de haber un delito federal aún
de oficio e improrrogable, dada la materia que se trata.
En concreto, en el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la competencia se encuentra estable-
cida en el artículo 33 del Código Procesal Penal de la Nación y en otras leyes que le asignan expresa
competencia, por ejemplo, la Ley de estupefacientes N° 23.737, artículo 34, etc. Cabe aclarar que los
Juzgados Federales también conocen respecto a los delitos federales cometidos por menores.
El fuero federal, está organizado de la misma forma que el fuero ordinario, toda vez que en la inves-
tigación interviene un juez de primera instancia con competencia en las materias antes señaladas y
luego en la segunda etapa del proceso un tribunal unipersonal o colegiado, según las circunstancias
del caso (cfr. Ley N° 27.307 de Fortalecimiento de los Tribunales Orales en lo Criminal Federal). En
estos casos también se puede recurrir, según lo previsto en la ley procesal y cuando corresponda, a la
Cámara Federal de Casación Penal (art. 30 bis del CPPN).
En este sentido, el artículo 30 bis del CPPN (conforme la reforma introducida por el art. 3 de la Ley
26.371) estipula que la Cámara Federal de Casación Penal juzga de los recursos de inconstituciona-
lidad, casación y revisión interpuestos contra la sentencia y resoluciones dictadas por los Tribunales
Orales en lo Criminal Federal con asiento en la Capital Federal y en las provincias, la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal y las cámaras federales
de apelaciones con asiento en las provincias, jueces nacionales en lo criminal y correccional federal de
la Capital Federal y jueces federales de primera instancia con asiento en las provincias y tribunales
orales y Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico, respectivamente. Tiene compe-
tencia territorial en toda la República considerada a este efecto como una sola jurisdicción judicial.
Asimismo, entiende en los casos previstos en el artículo 72 bis de la Ley N° 24.121.

„„
Competencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La competencia originaria y exclusiva de la Corte Suprema proviene del artículo 116 de la Constitución
Nacional, por lo que es susceptible de ampliación o restricción, como así tampoco la ley puede modi-
ficarla, y está legislada en el inciso 1 del artículo 24 del Decreto Ley N° 1.285/58.
Como se dijo, la Carta Magna fija la competencia federal y así en su artículo 116 estipula: “Corresponde
a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el conocimiento y decisión de todas las causas que
versen sobre puntos regidos por la Constitución, y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inciso 12
del Artículo 75 y por los tratados con las naciones extranjeras; de las causas concernientes a embajadores, minis-
tros públicos y cónsules extranjeros; de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima; de los asuntos en que
la Nación sea parte; de las causas que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos de
otra; entre los vecinos de diferentes provincias; y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o ciudadano
extranjero”. Y el artículo 117 reza “La Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las reglas y

16 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a embajadores, ministros y cónsules
extranjeros, y en los que alguna provincia fuese parte, la ejercerá originaria y exclusivamente”.
La Corte conoce originaria y exclusivamente:
a) En todos los asuntos que versan entre dos o más provincias, entre una provincia y los vecinos de
otra, entre los vecinos de diferentes provincias y entre una provincia o sus vecinos contra un Estado
o ciudadano extranjero;
b) En los asuntos que versen entre una provincia y un Estado extranjero;
c) En las causas concernientes a embajadores u otros ministros diplomáticos extranjeros, a las personas
que compongan la delegación y a los individuos de su familia, del modo que una Corte de Justicia
puede proceder con arreglo al derecho de gentes; y
d) En las causas que versen sobre privilegios y exenciones de los cónsules extranjeros en su carácter
público (conforme artículo 1 de la Ley 48).
Pero también, la Corte tiene competencia apelada extraordinaria cuando conoce en las causas por vía del
recurso extraordinario de acuerdo a la Ley N° 48 que en su artículo 14 estipula que “Una vez radicado un juicio
ante los tribunales de provincia, será sentenciado y fenecido en la jurisdicción provincial, y sólo podrá apelarse a la Corte
Suprema de las sentencias definitivas pronunciadas por los tribunales superiores de la provincia en los casos siguientes:
1) Cuando en el pleito se haya puesto en cuestión la validez de un tratado, de una ley del Congreso, o de una
autoridad ejercida en nombre de la Nación, y la decisión haya sido contra su validez;
2) Cuando la validez de una ley, decreto de autoridad de provincia se haya puesto en cuestión bajo la preten-
sión de ser repugnante a la Constitución Nacional, a los tratados o leyes del Congreso, y la decisión haya
sido a favor de la validez de la ley o autoridad de provincia.
3) Cuando la inteligencia de alguna cláusula de la Constitución, o de un tratado o ley del Congreso, o una comi-
sión ejercida en nombre de la autoridad nacional haya sido cuestionada y la decisión sea contra la validez del
título, derecho, privilegio o exención que se funda en dicha cláusula y sea materia de litigio”.
La Corte Suprema ha extendido su competencia al interpretarse que el resguardo de la garantía de la
defensa en juicio y el debido proceso le permiten intervenir para exigir que las sentencias sean fun-
dadas y constituyan una derivación razonada del derecho vigente, con aplicación de las circunstancias
comprobadas de la causa. Es decir, en los supuestos de sentencias arbitrarias.
Por su parte, el artículo 22 del CPPN dispone que “La Corte Suprema de Justicia de la Nación conoce en
los casos y formas establecidos por la Constitución Nacional y leyes vigentes”.

„„
Competencia Penal Económico.

Son competentes los Juzgados en lo Penal Económico para conocer en las causas en que se investigan
los hechos que encuentran adecuación en los delitos tipificados en los artículos 300 y 302 del Código

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 17


Penal –cheques sin fondos– atribuida por el Decreto Ley N° 4.933/63. También su competencia está
dada por diversas leyes como por ejemplo Identificación de Mercaderías –Ley N° 11.275–, contraban-
do, falsificación de comprobantes de pagos de impuestos, Régimen Penal Tributario –Ley N° 24.769–
en esta legislación cuando fuera cometido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el perjuicio fuera
contra el fisco nacional (ya que si fuera el fisco de la Ciudad, lo investiga la justicia local), ya que si es
en el interior no es competente la Justicia Penal Económico, sino la Justicia Federal –artículo 221–.

„„
Competencia de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional.

El artículo 23 del CPPN (conforme la reforma introducida por la Ley N° 27.384) estipula que la
Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal juzga de los recur-
sos de inconstitucionalidad, casación y revisión. Los jueces de la Cámara de Casación actuarán de
manera unipersonal únicamente en el conocimiento y decisión: 1°) De las cuestiones de competencia.
2°) De los recursos interpuestos contra las resoluciones adoptadas en los supuestos del Libro II, Título
IV, Capítulo III de este Código. 3°) De los delitos reprimidos con pena no privativa de la libertad y
aquellos de acción privada. 4°) De las cuestiones de excusación o recusación. 5°) De los supuestos del
Libro III, Título II, Capítulo IV, de este Código. Para el caso de corresponder la integración uniper-
sonal, el Presidente del Tribunal procederá al sorteo de la causa entre los tres (3) magistrados, según el
ingreso de las causas y bajo un sistema de compensación, de forma tal que la adjudicación sea equita-
tiva. Para los restantes casos, intervendrán tres (3) jueces, no obstante lo cual podrá dictar resolución
válida mediante el voto coincidente de dos (2) de ellos.

„„
Competencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional.

Las Cámaras de Apelaciones de la Justicia Nacional, están obviamente por encima de los juzgados de
primera instancia y según el artículo 24 del CPPN conocen 1°) De los recursos interpuestos contra las
resoluciones de los jueces criminales y correccionales, de menores y de ejecución, cuando corresponda,
en los casos de la suspensión del proceso a prueba. 2°) De los recursos de queja por petición retardada
o denegada por los mismos jueces. 3°) De las cuestiones de competencia que se planteen entre ellos.

„„
Competencia de los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional.

Mediante el dictado de la Ley N° 27.308 de Unificación de Fueros (BO: 16/11/2016) se dejó de lado
la antigua división entre Juzgados de Instrucción y Juzgados en lo Correccional, impactando ese cam-
bio en la etapa oral del proceso penal.
Por tal motivo, se estableció que los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional juzgan en única
instancia de los delitos cuya competencia no se atribuya a otro tribunal.

18 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

Los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional se integrarán con un (1) solo juez:
1°) En los supuestos del Libro II, Título IV, Capítulo III, del CPPN (suspensión del proceso a prueba).
2°) En los supuestos del Libro III, Título II, Capítulo IV, del CPPN (juicio abreviado).
3°) Si se tratare de delitos reprimidos con pena no privativa de la libertad y aquellos de acción privada.
4°) Si se tratare de delitos cuya pena máxima privativa de la libertad en abstracto no exceda de seis (6) años.
5°) Si se tratare de delitos cuya pena máxima privativa de la libertad en abstracto supere los seis (6)
años y no exceda de quince (15) años, o, en caso de concurso de delitos, ninguno de ellos se encuen-
tre reprimido con pena privativa de la libertad que supere dicho monto, salvo cuando el imputado y
su defensor requirieran la integración colegiada, opción que deberá ejercerse indefectiblemente en
la oportunidad prevista por el artículo 349 de este Código.
La sustanciación del juicio para los casos previstos por los incisos 3° y 4° en los supuestos en los que
la pena máxima privativa de la libertad en abstracto no exceda de los tres (3) años, se regirá por las
normas del Libro III, Título II, Capítulos I y III, según corresponda, de este Código.
Los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional se integrarán con tres (3) jueces si se tratare de
delitos cuya pena máxima privativa de la libertad en abstracto exceda de quince (15) años.
En caso de existir dos (2) o más imputados con pluralidad de defensores, la elección por uno (1) de
ellos del juzgamiento colegiado obligará en igual sentido a los restantes.
Se encargan del juzgamiento en juicio oral y público de todos aquéllos delitos que tengan una pena
superior, en abstracto, de tres años de prisión.

„„
Competencia de los Juzgados Nacionales en lo Criminal y Correccional.

Como se dijo más arriba, mediante el dictado de la Ley N° 27.308 de Unificación de Fueros
(BO: 16/11/2016) se dejó de lado la antigua división entre Juzgados de Instrucción y Juzgados
en lo Correccional, siendo denominados a partir de ahora “Juzgados Nacionales en lo Criminal
y Correccional”, cuya competencia es delimitada por el art. 26 del CPPN. Se unificaron los anti-
guos Juzgados Nacionales en lo Criminal de Instrucción –que intervenían para los delitos con
pena superior a 3 años de prisión– con los Juzgados Correccionales –que entendían respecto de
los delitos con pena privativa de la libertad hasta 3 años de prisión, multa o inhabilitación–. Así,
estos Juzgados se encargan de la primera parte del proceso para todos los delitos ordinarios, a
excepción de los casos en los que intervienen menores.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 19


„„
Competencia de los Tribunales de Menores.

Los Tribunales Orales de Menores juzgarán en única instancia en los delitos cometidos por menores
que no hayan cumplido dieciocho (18) años al tiempo de la comisión del hecho, aunque hubiese exce-
dido dicha edad al tiempo del juzgamiento, y que estén reprimidos con pena privativa de la libertad
mayor de dos (2) años. Asimismo, debe destacarse que no es punible el menor que no haya cumplido
dieciséis (16) años de edad. Tampoco lo es el que no haya cumplido dieciocho (18) años, respecto de
delitos de acción privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda de dos (2) años,
con multa o con inhabilitación (Ley N° 22.278).
Los Tribunales Orales de Menores se integrarán con un (1) solo juez:
1°) En los supuestos del Libro II, Título IV, Capítulo III, del CPPN (suspensión del proceso a prueba).
2°) En los supuestos del Libro III, Título II, Capítulo IV, del CPPN (juicio abreviado).
3°) Si se tratare de delitos cuya pena privativa de la libertad en abstracto sea superior a tres (3) años y
no exceda de seis (6) años.
4°) Si se tratare de delitos cuya pena máxima privativa de la libertad en abstracto supere los seis (6)
años y no exceda de quince (15) años o, en caso de concurso de delitos, ninguno de ellos se encuen-
tre reprimido con pena privativa de la libertad que supere dicho monto, salvo cuando el imputado
y su defensor requirieran la intervención colegiada, opción que deberá ejercerse indefectiblemente
en la oportunidad prevista por el artículo 349 de este Código.
Los Tribunales Orales de Menores se integrarán con tres (3) jueces si se tratare de delitos cuya pena
máxima privativa de la libertad en abstracto exceda de quince (15) años.
En caso de existir dos (2) o más imputados con pluralidad de defensores, la elección por uno (1) de
ellos del juzgamiento colegiado obligará en igual sentido a los restantes.

„„
Competencia de los Juzgados de Menores.

El juez de menores intervendrá, conforme lo establece el art. 29 del CPPN, en los siguientes casos:
El juez de menores conocerá:
1) En la investigación de los delitos de acción pública cometidos por menores que no hayan cumplido
dieciocho (18) años al tiempo de la comisión del hecho.
2) En el juzgamiento en única instancia en los delitos cometidos por menores que no hayan cumplido
dieciocho (18) años al tiempo de la comisión del hecho y que estén reprimidos con pena no priva-
tiva de la libertad o pena privativa de la libertad que no exceda de tres (3) años.
3) En los casos de simple inconducta, abandono material o peligro moral de menores que no hayan
cumplido dieciocho (18) años al tiempo de encontrarse en esa situación, conforme lo establecen
las leyes especiales.

20 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

„„
Competencia de los Juzgados de Ejecución Penal .

Estos magistrados son los encargados de:


a) Controlar que se respeten todas las garantías constitucionales y tratados internacionales ratificados
por la República Argentina en el trato otorgado a los condenados, presos y personas sometidas a
medidas de seguridad;
b) Controlar el cumplimiento por parte del imputado de las instrucciones e imposiciones establecidas
en los casos de suspensión del procedimiento a prueba;
c) Controlar el cumplimiento efectivo de las sentencias de condena dictadas por el Poder Judicial de la Nación;
d) Resolver todos los incidentes que se susciten en dicho periodo; y
e) Colaborar en la reinserción social de los liberados condicionalmente.
Según, el artículo 30 del CPPN el Tribunal de Ejecución conocerá de los asuntos establecidos en el
Libro V del Código Procesal Penal.

5.- Organización de la Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como sabemos, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hace pocos años que organizó la Justicia Penal
y puede ser por ello que aún no haya una división en función de las materias a tratar, como ocurre en
la Nación, salvo –como se dijo– con el tema de los menores, donde solamente tres juzgados especiali-
zados se ocupan de la materia.
El artículo 8 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, expre-
sa que “Los Tribunales, Jueces y Juezas son competentes en el territorio de la Ciudad de Buenos Aires según
los límites que declara el artículo 8 de la Constitución de la Ciudad, y en las materias que les atribuyen la
Constitución Nacional, la Constitución de la Ciudad y la presente Ley”. Esto se advierte, cuando los jueces
de la CABA tienen una competencia amplia ya que juzgan delitos, contravenciones y faltas. También
se encargan de la ejecución de las sentencias.
Por otro lado, y recordando siempre que la justicia local intervendrá en los delitos que fueron trans-
feridos por ley y sean cometidos en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; si existe la
división de las diferentes instancias.

„„
Tribunal Superior de Justicia.

El Tribunal Superior de Justicia está integrado por cinco (5) jueces y juezas que en ningún caso pue-
den ser todos del mismo sexo resolverlo (artículo 22 de la Ley N° 7).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 21


Según el art. 27 de la Ley Nº 7 el Tribunal Superior de Justicia posee las siguientes competencias:
> Originaria y exclusivamente en los conflictos entre los Poderes de la Ciudad y en las demandas que
promueva la Auditoría General de la Ciudad de acuerdo con lo que autoriza la Constitución.
> Originaria y exclusivamente en las acciones declaratorias contra la validez de leyes, decretos y
cualquier otra norma de carácter general emanada de las autoridades de la Ciudad, contrarias a la
Constitución Nacional o a la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
> En instancia ordinaria de apelación ante el Tribunal Electoral de la CABA, en temas de materia
electoral y de partidos políticos (artículo 2 de la Acordada N° 1/2022 del Tribunal Electoral de
la CABA).
> Por vía de recursos de inconstitucionalidad, en todos los casos que versen sobre la interpretación o
aplicación de normas contenidas en la Constitución Nacional o en la Constitución de la Ciudad.
> En los casos de privación, denegación o retardo injustificado de justicia y en los recursos de queja
por denegación de recurso ante el Tribunal Superior.
> En instancia ordinaria de apelación, en las causas en que la Ciudad sea parte, cuando el monto
reclamado sea superior al que establezca la ley.
> De las cuestiones de competencia y los conflictos que en juicio se planteen entre jueces y juezas y
tribunales de la Ciudad que no tengan un órgano superior jerárquico común que deba resolverlo.

„„
Competencia de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas.

La Cámara de Apelaciones como ya se dijo, es un órgano colegiado ya que está compuesto por un
presidente y cuatro salas integradas por tres magistrados, los que se encargan de revisar, cuando corres-
ponda según la ley, las decisiones de los jueces inferiores. Tienen aquí una competencia amplia en
función de la materia ya que tratan los delitos transferidos a la CABA, las contravenciones y las faltas.

„„
Competencia de los Juzgados de Primera Instancia.

Los juzgados de primera instancia están a cargo de un solo magistrado, quien también tiene compe-
tencia en las tres materias antes mencionadas. En este procedimiento acusatorio, el juez no investiga
sino que lo hace directamente el fiscal, razón por la cual sólo va a intervenir por algún tipo de medida
probatoria que los fiscales no puedan realizar autónomamente, porque tenga que revisar algún acto
procesal controlando el cumplimiento de las garantías constitucionales, por la presentación de algún
tipo de excepción o para realizar la audiencia de ofrecimiento de prueba.
Es de destacar que estos jueces también intervienen en debate oral y público y dictan sentencia; pero
es importante saber que lo hacen en la medida en que no hayan actuado previamente como juez de
garantías. Es decir, un magistrado puede actuar como juez de garantías en la primera etapa de un

22 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 1. DERECHO PROCESAL PENAL. GENERALIDADES.

proceso y a la vez, aunque en otro caso distinto, salir sorteado para llevar adelante el juicio oral y
dictar sentencia.
Por lo general, durante la etapa de juicio interviene un solo juez, es decir, tribunales unipersonales, pero
para los casos que se juzguen delitos cuya pena supere los tres años de prisión o reclusión, el legislador
de la Ciudad ha previsto que el imputado pueda escoger un tribunal conformado por el juez sorteado
para dicha etapa (en el rol de Presidente), más otros dos Jueces (en el rol de vocales) a sortear entre los
juzgados que no hayan tenido intervención durante la etapa de investigación (art. 43 de la Ley N° 7,
Ley orgánica del Poder Judicial).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 23


24 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA
UNIDAD 2
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 25


UNIDAD 2
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.

Principios y garantías constitucionales del derecho procesal penal.

Los principios y garantías constitucionales que orientan el sistema de enjuiciamiento penal, sirven de
guía para establecer cómo debe ser un proceso penal habilitan la declaración de culpabilidad de una
persona y permiten al Estado adquirir el derecho subjetivo de aplicar una pena. Se hallan contempla-
dos en la Constitución Nacional y en los Pactos Internacionales (artículo 75, inc. 22, CN). También
en ellos encontramos los derechos que le asisten a las víctimas de los delitos y la posibilidad de éstas
de acceder a la justicia y obtener un pronunciamiento dentro de un plazo razonable.
Por su parte, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el artículo 10 de la CCABA además de establecer
el seguimiento a la ley suprema y su interpretación de buena fe, estipula que “Los derechos y garantías no
pueden ser negados ni limitados por la omisión o insuficiencia de su reglamentación y ésta no puede cercenarlos”;
mientras que en su artículo 12 detalla taxativamente los derechos que la ciudad garantiza a las personas.
Asimismo, la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sienta claramente los principios
que deben regir en materia penal y procesal penal, los cuales indefectiblemente deben estar presentes
en el Código de forma, de manera de garantizar los derechos de todo aquel que es sometido a proceso.
Enumera pautas muy precisas respecto al procedimiento al establecer que debe ser acusatorio, respetar
los principios de determinación del hecho, inmediatez, publicidad y doble instancia, además de las
tradicionales garantías procesales para el imputado y el derecho de defensa en juicio, la inadmisibilidad
de las pruebas viciadas por vulnerarlos, la prohibición de la recepción de declaración a detenidos ante
la autoridad policial, la obligación que la orden de allanamiento, intervención de comunicaciones y
correspondencia deben provenir exclusivamente del juez competente.
Recordemos que para aplicar el derecho penal tenemos que utilizar el derecho procesal y seguir las
formas establecidas legalmente para el desarrollo del proceso; las cuales deben respetar, como se dijo,
los principios, derechos y garantías de las leyes de mayor jerarquía. Es por eso que los propios códigos
procesales contemplan estas garantías.
Veremos a continuación cuáles son los principales y en qué normativa se encuentran contemplados
cada una de ellas.

„„
a) Juez natural.
A partir de este principio lo que se prohíbe es que una persona imputada de un delito sea juzgada por
un tribunal especial, por uno designado a propósito y que no tiene jurisdicción y/o competencia para
decidir sobre ese caso concreto.

26 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 2. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.

En el anterior capítulo se estudió que los jueces ejercen su jurisdicción en el ámbito de la competencia
que les fue asignada por ley, de acuerdo al grado, la materia y el territorio; y que esa asignación debe
ser realizada previo conocer los hechos que va a investigar.
Ello implica que los magistrados ya tengan asignada su función y que tengan que conocer en todas las
causas que recaigan en su tribunal, sin poder elegir si un proceso lo lleva adelante o no; salvo los casos
de excusación y recusación especialmente previstos.
De esta manera se garantiza a los justiciables que en su proceso no va a intervenir un juez elegido deli-
beradamente para perjudicarlo o beneficiarlo, ni se va a crear un tribunal especial con posterioridad al
hecho; lo cual también asegura la imparcialidad e independencia del órgano jurisdiccional.
La exigencia de independencia e imparcialidad del órgano jurisdiccional, resultan ser dos principios
íntimamente ligados entre sí, dado que para que un juez pueda ser imparcial debe tener la posibilidad
de determinar libremente su voluntad.
Su regulación legal la encontramos primero en la Constitución Nacional en el artículo 18, cuando expre-
sa que “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa”.
Ello es reafirmado por el artículo XXVI de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre, que reza: “...toda persona acusada de delito tiene derecho a ser oída en forma imparcial y pública, a
ser juzgada por tribunales anteriormente establecidos de acuerdo con leyes preexistentes...”.
También se halla contenido en el inciso 3 del artículo 13 de la CCABA, cuando dice “Rigen los prin-
cipios de … juez designado por la ley antes del hecho de la causa…”.
El CPPN en su artículo 1 consagra expresamente que “Nadie puede ser juzgado por otros jueces que los
designados de acuerdo a la Constitución y competentes según sus leyes reglamentarias”.
En el ámbito local, el artículo 17 del CPPCABA establece que “Entenderá en el hecho el órgano jurisdic-
cional competente al tiempo en que se hubiere cometido el delito según lo determinen las leyes reglamentarias
y reglamentos pertinentes…”.

„„
b) Juicio previo.

Toda persona para ser declarada culpable de un delito tiene que haber atravesado un juicio legal que
cumpla con todas las garantías y que ese juicio se base en una conducta que ya con anterioridad a su
comisión es considerada delito.
Para poder declarar la culpabilidad, el hecho que se reprocha y que es motivo de la condena, tiene
que estar ya tipificado como tal en la ley penal y tiene que estar estipulado también el tipo y monto
de la sanción. Esa regulación es la que hace el poder legislativo, quien como representante de la
sociedad determina cuáles son los intereses que deben ser protegidos y sus alcances (por ejemplo,
qué tipo de pena).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 27


Así, se parte de la base que todos tenemos libertad y que podemos hacer todo lo que no está prohibido,
de modo que sólo después de que una ley estipule qué es delito y cómo está penado, el Estado está
habilitado para la aplicación de una sanción penal. Para ello debe desarrollarse un proceso, un juicio
previo de acuerdo a lo estipulado en la ley procesal, que garantice la posibilidad de defensa del impu-
tado y el resto de los derechos que tiene todo aquél que es sometido a la justicia penal.
La Constitución Nacional en el artículo 18 prevé que “Ningún habitante de la Nación puede ser penado
sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso” y la Constitución local en el artículo 13 con-
templa el principio de legalidad.
La Declaración Universal de Derechos Humanos recepta este principio en el artículo 11.2, mientras
que el Pacto de San José de Costa Rica lo hace en el artículo 9.
Finalmente, el CPPN, en su artículo 1 también contempla que “Nadie podrá ser juzgado... ni penado sin
juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso...”.

„„
c) Defensa en Juicio.

Esta garantía tiene como finalidad asegurar que toda persona sometida a proceso tenga la posibilidad
efectiva de ejercer su defensa y que ello se haga dentro de un debido proceso que proteja sus derechos
y cumpla con los pasos que establece la ley. Por eso el artículo 18 de la CN estipula que “… es inviolable
la defensa en juicio de la persona y sus derechos”.
Igualmente, el inciso 3 del artículo 13 de la CCABA declara la inviolabilidad de la defensa en juicio
de la persona y de los derechos de manera aún más detallada, motivo por el cual el Estado debe ase-
gurar esa atribución.
De aquí, se deduce el principio de la irrenunciabilidad de la defensa técnica que consiste en el deber
del Estado de proveer un defensor técnico a aquella persona acusada que no quiera o no pueda defen-
derse de forma particular. Asimismo, implica que el imputado intervenga en el proceso, de que declare
cuantas veces quiera, la elección de su defensor, la posibilidad de introducir pruebas y alegar sobre ellas.
Además, el ejercicio de la defensa se afirma con reglas que aseguren la igualdad de condiciones entre
acusador y acusado (principio incorporado en el art. 3 bis del CPPCABA), en un juicio basado en una
acusación, una sentencia basada en un debate contradictorio y con facultades de impugnación.
En definitiva, la materialización de la defensa consiste por un lado en el derecho a ser oído, que determina
que se debe brindar al imputado la posibilidad que de su explicación sobre los hechos que se le atribuyen.
Por otro, en la obligación del juzgador de hacerle conocer los cargos que se le imputan de manera deta-
llada, describiéndole las circunstancias de tiempo, modo y lugar. Ello ofrece la posibilidad al encausado
de defenderse correcta y concretamente, y que pueda preparar su defensa.
En tal sentido, la legislación internacional también garantiza que el acusado debe tener tiempo para
ser oído y preparar la defensa. El artículo 10 de la D.U.D.H. prescribe que “Toda persona tiene dere-

28 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 2. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.

cho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e
imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra
ella en materia penal”.
Obviamente aquí se abarca el principio de contradicción (también contemplado en el art. 3 bis del
CPPCABA), ya que los presupuestos del juicio motivan necesariamente la realización del debate con-
tradictorio, que debe recaer sobre los hechos considerados punibles, así como sobre la calificación jurídica
de esos hechos, de manera que el acusado tenga la oportunidad de defenderse, pronunciándose no solo
sobre la realidad de los hechos aducidos por la acusación, sino también sobre su ilicitud y punibilidad.
A su vez, debe respetarse en el camino del proceso el principio de congruencia, que se traduce en que
todos los actos del proceso contengan los mismos hechos desde el inicio del proceso hasta el final. Así, el
imputado puede construir su defensa y no es sorprendido con modificaciones que pueden perjudicarlo.
En consecuencia, debe existir congruencia entre el reproche final que se le hace al imputado y los
hechos concretos que motivaron la acusación, sin introducir elementos nuevos sobre los cuales no
haya podido defenderse. El imputado debe tener siempre a su alcance la posibilidad de alegar y probar
todo aquello por lo que antes no fue acusado y determine su responsabilidad; por lo que no se puede
condenar por un hecho distinto.
Otro componente que hace efectiva esta garantía es el hecho que el imputado puede ofrecer prueba y
también controlar la que se realiza. Esto se ve, por ejemplo, cuando el encargado de llevar la investi-
gación ordena una pericia y se la notifica a la defensa para que pueda proponer peritos de parte, con el
objeto que controle la prueba. Esto claramente asegura la igualdad de armas entre las partes.
Por último, es importante saber que los artículos 8 y 25 de la C.A.D.H., reafirman el derecho de
una defensa técnica, la cual, para ser eficaz, se impone como irrenunciable y como una obligación del
Estado. Incorporan literalmente el derecho de hallarse presente durante el proceso, la comunicación
previa, tiempo para preparar la defensa, la facultad de interrogar a los testigos, el no ser obligado a
declarar contra sí mismo y la posibilidad de recurrir el fallo.

„„
d) Prohibición de persecución penal múltiple (ne bis in idem).

Es este el principio por el cual el Estado está imposibilitado de perseguir a una persona por un hecho
ilícito más de una vez, ya que ello implicaría una múltiple persecución penal. Entonces, no puede
haber dos tribunales investigando el mismo hecho, y mucho menos puede abrirse una causa por un
hecho por el cual una persona ya fue juzgada.
Si bien nuestra CN no reguló expresamente la garantía de la prohibición de la doble persecución
penal, la Corte Suprema de Justicia de la Nación –como último intérprete– entendió que constituía
una de las garantías expresamente no enumeradas pero que deriva del derecho de la inviolabilidad de
defensa en juicio. No obstante, a partir de la reforma constitucional esta garantía está contemplada en
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 14 inc. 7 “Nadie podrá ser juzgado

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 29


ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la
ley y el procedimiento penal de cada país”, y en la Convención Americana en su artículo 8 inc. 4 que estable-
ce que “el inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos”.

„„
e) Principio de inocencia.

El principio de inocencia lo constituye el estado que reviste toda persona hasta que una sentencia
condenatoria firme lo declare culpable, luego de un proceso regular y legal. Funciona como garantía y
constituye uno de los límites de la potestad represiva del poder penal estatal.
El derecho del Estado de aplicar una pena solo puede materializarse a través de una sentencia conde-
natoria que eche por tierra ese estado de inocencia de la persona y la transforme en culpable, merece-
dora de una sanción.
Es esta la primera y elemental garantía que el procedimiento asegura a todos los ciudadanos, “presun-
ción juris” (hasta prueba en contrario), toda vez que es la culpa y no la inocencia la que debe ser demos-
trada. Por ello es el Fiscal, representante del Estado, quien tiene el deber de demostrar la culpabilidad
y no el imputado demostrar su inocencia.
El principio de inocencia, si bien tradicionalmente se deriva de una interpretación doctrinaria y juris-
prudencial del artículo 18 de la Constitución Nacional, hoy ha quedado expresamente afirmado con la
incorporación de la legislación internacional.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en su artículo XXVI, establece que
“… se presume que todo acusado es inocente, hasta que se pruebe que es culpable”.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 8.2, estipula que “Toda persona incul-
pada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”.
Por su parte, toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia “...mien-
tras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley” (P.I.D.C.P., artículo 14. 2).
El artículo 11.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos sienta que: “Toda persona acusada
de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la
ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”.
Con todo lo dicho, ha quedado claro que universalmente reconocida la presunción de inocencia, como
garantía frente al poder del Estado de juzgar y penar, nos protege durante toda nuestra existencia e
incluso durante un posible proceso penal en nuestra contra, y sólo cambiaremos de condición una vez
dictada una sentencia que nos considere culpables.
No obstante ello, los códigos procesales que se están estudiando la receptan. Así el artículo 1 del
CPPN dice “… ni considerado culpable mientras una sentencia firme no desvirtúe la presunción de
inocencia de que todo imputado goza”, mientras que el artículo 2 del CPPCABA dice “Toda persona
imputada es inocente hasta que se establezca legalmente su culpabilidad”.

30 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 2. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.

Sin perjuicio de todo lo explicado, no podemos desconocer que a pesar de encontrarse vigente la pre-
sunción señalada, el Estado tiene la facultad de privar a un imputado de la libertad debido a que el
proceso penal persigue, por un lado el castigo de los culpables, y por el otro la protección y tutela de
los inocentes.
Esa restricción de la libertad puede efectuarse a través del dictado de la prisión preventiva (que se
analizará en otro capítulo), instituto que ha sido objeto de serias críticas por enfrentarse, precisamente,
con principios universalmente reconocidos como el de inocencia; aunque es cierto que resulta una
herramienta necesaria para la investigación y realización del proceso penal.
En lo que aquí importa, ha de señalarse que debe regir un criterio restrictivo para la aplicación de una
medida tan gravosa y que aquélla debe encontrarse debidamente fundada no sólo en función de la
penalidad establecida para el delito que se investigue, sino sobre todo en dos supuestos fundamentales:
el peligro de fuga y/o el entorpecimiento de la investigación.
Por otra parte, esta garantía tiene estrecha relación con el principio “in dubio pro reo”, que significa
que ante la duda debe estarse a la inocencia del imputado. Es decir, que si a la hora de decidir si
una persona es culpable o inocente, el tribunal tiene duda, debe absolver al imputado, ya que para
aplicar un castigo penal debe haber certeza de que existió el delito y que esa persona es la respon-
sable del mismo.
Al respecto, el artículo 3 del CPPN dispone que “En caso de duda deberá estarse a lo que sea más favorable
al imputado” y el artículo 2 del CPPCABA determina que “En caso de duda sobre cómo ocurrieron los hechos
investigados deberá estarse a lo que sea más favorable al/la imputado/a. En todos los casos incumbirá a la
acusación probar la culpabilidad del / la imputado/a”.

„„
f) Garantía a no declarar contra sí mismo (autoincriminación).

Esta es la garantía por la cual se asegura a quien está sometido a proceso que nadie puede obligarlo a
declarar contra sí mismo. La no autoincriminación constituye un derecho, que permite que el imputa-
do no pueda ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable.
Se halla contemplada expresamente en el artículo 18 de la Constitución Nacional cuando dispone que
“…. nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo” y en los Tratados Internacionales de Derechos
Humanos incorporados a nuestra ley máxima conforme el artículo 75 inc. 22 de la CN. Basta recor-
dar la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 8.2.g), el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (artículo 14.3.g), como también la prohibición de los tratos crueles e
inhumanos que fue objeto de una Convención específica.
Por ello, el imputado conserva la facultad de negarse a declarar respecto de los hechos que se le atri-
buyen y la de no responder, sin que pueda emplearse ningún medio coactivo ni intimidatorio contra
éste; ya que el estado sólo puede tolerar aquella declaración prestada en forma voluntaria y libre. Vale
señalar que el hecho de negarse a declarar no puede constituir presunción de culpabilidad en su con-

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 31


tra. Al respecto, debe destacarse que la confesión de un delito es plenamente válida, en la medida que
quien la haga no haya sido coercionado (por ejemplo, lograr la confesión por medio de la tortura).

„„
g) Duración del proceso en tiempo razonable.

Una derivación de la garantía de la defensa en juicio es el derecho de quien está sometido a proceso
y goza del estado de inocencia, a obtener un pronunciamiento rápido que defina su situación; lo que
implica que la persecución penal no puede durar más allá de un cierto término.
Esa es la garantía del plazo razonable a la duración del proceso penal, que se encuentra hoy taxativa-
mente legislada en las normas de derecho internacional en:
El Pacto Internacional de Derechos Civiles Políticos, en su artículo 3, establece: “Toda persona detenida o
presa a causa de una infracción penal será llevada sin demora ante un juez u otro funcionario autorizado por la
ley para ejercer funciones judiciales, y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta
en libertad”. Y en su artículo 14 inc. 3 dispone: “Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá
derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: … c) A ser juzgado sin dilaciones indebidas”.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, dispone en el artículo 5 que: “Toda persona
detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para
ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en liber-
tad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio”.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, estipula en su artículo 25: “Todo
individuo que haya sido privado de su libertad tiene derecho a que el juez verifique sin demora la legalidad de
la medida y a ser juzgado sin dilación injustificada o de lo contrario, a ser puesto en libertad”.
La Convención sobre los Derechos del Niño, establece en su artículo 40.2, punto III, que: “Todo niño del
que se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse de haber infringido esas leyes, se le garantice,
por lo menos…” “Que la causa será dirimida sin demora por una autoridad u órgano judicial competente…”.
Ahora bien, más allá de que generalmente se hace hincapié en la persona sometida a proceso, es dable
destacar que la garantía en cuestión abarca también el derecho a que un juicio penal dure un tiempo
prudencial a favor de las víctimas.
En cuanto al primero de ellos, comprende “… el derecho de toda persona sometida a proceso penal a que el
mismo se realice con celeridad, lo que importa que dentro de un plazo razonable el órgano jurisdiccional debe
decidir en forma definitiva su posición frente a la ley y la sociedad; y por otro, el derecho a que si dentro de
ese lapso no es posible por razones seriamente justificadas terminar con el proceso y el imputado estuviere en
prisión preventiva, debe otorgársele la libertad sin perjuicio de la prosecución de la causa, la que a su vez no
puede, por el primer motivo ya señalado, prolongarse más allá de lo razonable”.4

Eduardo M. Jauchen. “Derechos del Imputado”. Editores Rubinzal-Culzoni. Pág. 317.


4

32 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 2. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.

Debe señalarse que antes de la reforma constitucional no estaba esta garantía prevista expresamente,
pero con posterioridad –como se vio– fue contemplada, bastando simplemente con remitirse al nuevo
texto constitucional para reafirmarla, sin necesidad de realizar grandes interpretaciones jurispruden-
ciales tal como venía sucediendo.
Por otra parte, la garantía a un juicio sin dilaciones injustificadas o plazo razonable, también se extien-
de a las víctimas, en consonancia con la preponderancia que a éstas les han otorgado los pactos firma-
dos entre naciones.
Al respecto, la Corte Interamericana se ha expedido aludiendo que “Esta manera de ejercer los medios
que la ley pone al servicio de la defensa, ha sido tolerada y permitida por los órganos judiciales intervinientes,
con olvido de que su función no se agota en posibilitar un debido proceso que garantice la defensa en juicio, sino
que debe además asegurar en tiempo razonable, el derecho de la víctima o sus familiares a saber la verdad de lo
sucedido y que se sancione a los eventuales responsables …El derecho a la tutela judicial efectiva exige entonces
a los jueces que dirijan el proceso de modo de evitar que dilaciones y entorpecimientos indebidos, que conduzcan
a la impunidad, frustrando así la debida protección judicial de los derechos humanos”.5
Por lo tanto, la consideración de estos parámetros sumada a la mención de la imposibilidad de traducir
en un número o medida concreta el plazo razonable de los pactos internacionales de derechos huma-
nos, conforma el estándar dominante para los tribunales locales; desde el momento que sus decisiones
también resultan ser el camino a seguir en el orden nacional.

„„
h) Derecho al recurso (doble instancia).

El principio de la doble instancia acertadamente receptado por el inciso 3 del artículo 13 de la


CCABA, se desprende del artículo 8 inciso 2 del Pacto de San José de Costa Rica y de la Convención
Americana, que supone la revisión de sentencia y doble conforme.
Es otro principio integrador del debido proceso, muy ligado a los derechos de defensa y contradicción,
en la medida en que posibilita el ejercicio de la defensa contra las decisiones judiciales y la posibilidad
de impugnar la sentencia.
Su contenido consiste en el derecho a que la sentencia judicial pueda ser revisada por el superior del juez
que la emitió, garantizando con ello que el punto que es objeto de decisión judicial pueda ser examinado
por funcionarios diferentes y de mayor jerarquía; siendo éstos los que previo análisis revisan y corrigen los
defectos, vicios o errores jurídicos del procedimiento o la sentencia en que hubiere podido incurrir el juez.
Este principio fue reconocido en varios precedentes internacionales entre los que podemos destacar
la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso “Herrera Ulloa”, dictada en
julio de 2004, donde el tribunal estableció que el artículo 8.2 de la CADH –que reconoce el derecho
del condenado a recurrir su condena ante un tribunal superior– garantiza el derecho a contar con un
recurso accesible y sencillo para obtener una revisión integral de la sentencia condenatoria.
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Bulacio vs. Argentina. Sentencia de 18 de septiembre de 2003.
5

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 33


A su vez, dicho fallo fue el antecedente para que en el caso “Casal” la Corte Suprema de Justicia en de
la Nación en el año 2005 estableciera que todo condenado tiene derecho a recurrir la sentencia para
que un tribunal superior revise los fundamentos del fallo, incluidos los que hacen a la prueba del hecho
con el único límite de los que están ligados a la inmediación.

„„
i) Principio de sistema acusatorio.

Es uno de los principios fundamentales para el proceso penal que taxativamente la Constitución de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encargó de enunciar, ya que responde a una estructura moderna
y más respetuosa de los derechos fundamentales.
Así, el principio acusatorio, contemplado en los artículos 60 última parte y 115 segundo párrafo “in
fine” de la Constitución Nacional, estipula la separación entre acusación y juicio. Esta diferenciación
también se desprende del artículo 116 cuando prescribe que a los jueces les corresponde el conoci-
miento y decisión de los procesos.
A su vez, el artículo 8.2.b del Pacto de San José de Costa Rica, señala la garantía de la “…comunicación
previa y detallada al inculpado de la acusación formulada.”, y el artículo 9.2. “…toda persona detenida será
informada, en el momento de su detención, de las razones de la misma, y notificada, sin demora, de la acusa-
ción formulada contra ella”.
Este sistema además de estar contemplado en la normativa constitucional nacional, se encuentra
receptado en la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ya que en el artículo 13 inciso
3 declaró vigente el sistema acusatorio y la garantía de la inviolabilidad de la defensa en juicio.
La importancia de este principio radica en diferenciar claramente las funciones del juez con la del
fiscal; donde el primero actúe con imparcialidad, mientras que el segundo se encargue como parte del
proceso, de llevar adelante la investigación y la acusación.
Según el Dr. Julio Maier “La característica fundamental del enjuiciamiento acusatorio reside en la división
de los poderes que se ejercen en el proceso, por un lado el acusador, quien persigue penalmente y ejerce el poder
requirente, por el otro el imputado, quien puede resistir la imputación, ejerciendo el derecho de defenderse, y,
finalmente, el tribunal, que tiene en sus manos el poder de decidir. Todos estos poderes se vinculan y condicio-
nan unos a otros: su principio fundamental, que le da nombre al sistema, se afirma en la exigencia de que la
actuación del tribunal para decidir el pleito y los límites de su decisión están condicionados al reclamo (acción)
de un acusador y el contenido de ese reclamo (nemo iudex sine actore y ne procedat iudex ex officio) y, por otra
parte, a la posibilidad de resistencia del imputado frente a la imputación que se le atribuye”. 6
En consecuencia, sin acusación previa y válida no hay juicio oral ya que el órgano jurisdiccional no
puede iniciar de oficio el juzgamiento. Se reconoce nítidamente la separación de funciones para el
desarrollo del proceso penal: al Ministerio Público Fiscal le corresponde la función requirente, la fun-
ción persecutoria del delito, por ello es el titular del ejercicio de la acción penal pública y de la carga
MAIER, Julio B. J. “El Derecho Procesal Penal Argentino”. Editorial Hammurabi S.R.L. Buenos Aires. Pág. 207.
6

34 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 2. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES.

de la prueba. Asume la conducción de la investigación desde su inicio y está obligado a actuar


con objetividad, indagando los hechos constitutivos de delito, los que determinen y acrediten la
responsabilidad o inocencia del imputado; formulando la acusación ante el órgano jurisdiccional
penal, con fundamentos razonados y basados en las fuentes de prueba válidas, contra el sujeto
agente del delito debidamente identificado. En tanto que al órgano jurisdiccional le corresponde
la función decisoria, la función de fallo; dirige la etapa intermedia y la etapa de juzgamiento; le
corresponde resolver los conflictos de contenido penal, expidiendo las sentencias y demás resolu-
ciones previstas en la ley.

„„
j) Acceso a la justicia.

Las garantías establecidas en la Constitución Nacional y en Pactos Internacionales, no sólo están rela-
cionadas con las personas que son sometidas a proceso, sino también con aquéllos derechos protectores
de las víctimas.
Así, lo que se resguarda es la posibilidad de que la víctima pueda pedir la defensa de sus intereses; esta
defensa activa le da derecho a reclamar la intervención de un órgano jurisdiccional y la tutela efectiva
de sus derechos.
La protección judicial de los derechos de las víctimas, se encuentra en la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre, cuando en el artículo 5 prescribe que: “Toda persona tiene derecho
a la protección de la ley contra los ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada y familiar”
y en el artículo 28 dice que: “Toda persona puede concurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos.
Asimismo, debe disponer de un procedimiento sencillo y breve...”.
La D.U.D.H. en su artículo 8 reza que: “Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribuna-
les nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por
la constitución o por la ley”.
El artículo 25 C.A.D.H. sienta que: “Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cual-
quier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales...”.
Por su parte la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en su artículo 12, inciso 6,
reconoce este derecho.
A su vez, en el marco de la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, se confeccionó un docu-
mento denominado “Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de
Vulnerabilidad”. Estas normas reflejan un progreso en la materia, toda vez que anteriormente
sólo se contaba con declaraciones formales y de este modo se avanzó en la estipulación de reglas
autoimpuestas por los operadores.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 35


„„
k) Inviolabilidad del domicilio, correspondencia epistolar y papeles privados.

Esta es una de las garantías vinculadas al proceso penal, que se encuentra prevista en el art. 18 de la
Constitución Nacional: “El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles pri-
vados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación”.
Esa norma a la que se alude en la Constitución Nacional se encuentra incorporada en los códigos proce-
sales de todas las jurisdicciones del país, que regulan exhaustivamente los recaudos que deben cumplirse
para poder ingresar por la fuerza a un domicilio ajeno y que pone en cabeza de los jueces la tarea de con-
trolar la pertinencia de los allanamientos, como el respeto de todos los derechos durante su efectivización.
Esta protección constitucional no impide que las fuerzas de seguridad puedan ingresar sin orden judi-
cial a domicilios que se encuentren cerrados, ya que ello también se encuentra expresamente previsto
o se infiere de otras normas previstas en los códigos procesales o en otras leyes (por ejemplo, la Ley
de Seguridad Pública N° 5.688). Sin embargo, dicho acto debe ser comunicado inmediatamente al
órgano judicial.
Con relación a la correspondencia, a los papeles privados o a los soportes de almacenamiento informáti-
cos (celulares, tabletas electrónicas, computadoras, pendrives, etc.), los códigos procesales también admi-
ten que puedan ser secuestrados con previa orden judicial o por actuación autónoma urgente de las fuer-
zas de seguridad; pero una vez asegurada la prueba no pueden ser revisada más que por personal judicial.

„„
l) Principio de reserva.

Entre las garantías establecidas en la CN resta señalar una de las más importantes para limitar la
intervención del Estado en la vida privada de las personas.
Se trata del principio de reserva, y se encuentra contemplada en el art. 19 de la CN, que refiere “Las
acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a
un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados”.
Y para mayor claridad en el mismo párrafo agrega “Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer
lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.

36 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3
LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 37


UNIDAD 3
LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

1.- La investigación penal preparatoria.

La investigación penal preparatoria, es la primera etapa del proceso y está orientada a la recolección de
pruebas que permitan acreditar si el hecho que se investiga constituye delito y quiénes son sus autores.
En los Códigos procesales que se aplican en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el CPPN y
el CPPCABA, se establece expresamente cuál es la finalidad de la instrucción o la investigación
preparatoria.
En ese sentido, el artículo 193 del CPPN estipula que: “La instrucción tendrá por objeto:
1°) Comprobar si existe un hecho delictuoso mediante las diligencias conducentes al descubrimiento de la verdad.
2°) Establecer las circunstancias que calif iquen el hecho, lo agraven, atenúen o justif iquen, o influyan
en la punibilidad.
3°) Individualizar a los partícipes.
4°) Verificar la edad, educación, costumbres, condiciones de vida, medios de subsistencia y antecedentes del
imputado; el estado y desarrollo de sus facultades mentales, las condiciones en que actuó, los motivos que
han podido determinarlo a delinquir y las demás circunstancias que revelen su mayor o menor peligrosidad.
5°) Comprobar la extensión del daño causado por el delito, aunque el damnificado no se hubiera constituido
en actor civil.”
Por su parte, el artículo 98 del CPPCABA, establece que “El Ministerio Público Fiscal practicará la
investigación preparatoria con la finalidad de arribar a la solución del conflicto por cualquiera de las vías
legalmente previstas o promover o desechar la realización del juicio. A tal fin, el/la Fiscal deberá disponer la
investigación para:
1) comprobar si existe un hecho típico, mediante las diligencias y averiguaciones conducentes al descubri-
miento de la verdad;
2) establecer las circunstancias que califiquen el hecho, lo agraven, atenúen o justifiquen o influyan en la punibilidad;
3) individualizar a los autores, partícipes y/o encubridores;
4) propiciar la utilización de los medios alternativos de resolución de conflictos legalmente previstos.Las
actuaciones de la investigación preparatoria que no se incorporen al debate en la forma prevista en este
Código no tendrán valor probatorio para fundar la condena del acusado, excepto los actos definitivos e
irreproducibles cuya incorporación al debate sea admitida.”

38 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

Es de destacar que el código de procedimiento nacional pone su eje en la búsqueda de la verdad real,
en determinar lo realmente sucedido; mientras que el Código Procesal de la Ciudad hace hincapié en
la resolución del conflicto y por ello como se verá en otras unidades, se aplican con mucha frecuencia
institutos alternativos, como mediación, autocomposición, suspensión del juicio a prueba y juicio abre-
viado. En este proceso se le da suma importancia a la opinión de la víctima y a tratar de solucionar el
conflicto generado con la comisión de un delito que ha vulnerado sus derechos.
Ahora bien, debe recordarse que el sistema adoptado por cada ley procesal va a definir qué órgano judicial
será el encargado de llevar adelante la recolección de pruebas y cumplir con las finalidades señaladas.
Así, el CPPN que adoptó un sistema mixto prevé que la investigación pueda quedar en manos del juez
o el fiscal, dándole la opción al primero de decidir qué causas delega en el acusador público y cuáles no;
según el artículo 196 de esa ley. Otra característica de este procedimiento, es que esta primera etapa
es totalmente escrita y que su duración, según el artículo 207 debe ser de cuatro meses a partir de la
declaración indagatoria del imputado, tiempo que puede ser eventualmente prorrogado.
Sin perjuicio de ello, se hace una excepción cuando se investigan los delitos previstos en el artículo 142
bis y 170 del Código Penal, ya que en esos casos los plazos se reducen a la mitad, de acuerdo al artículo
207 bis del CPPN.
No obstante lo dicho, debe señalarse que se han introducido normas de tipo acusatorio en el trámite
del proceso, como lo es la investigación directa por parte del fiscal en los casos en los que los autores
del ilícito no están identificados (art. 196 CPPN) y un procedimiento con audiencias orales en los
supuestos de flagrancia (Ley N° 27.272).
Por su parte, el CPPCABA está caracterizado por una etapa de investigación donde se recolectan
evidencias para poder solucionar el conflicto planteado por algún método alternativo a la prisión o
llegar al juicio oral y público. En esta instancia, y como sistema acusatorio, las incidencias y otras
cuestiones establecidas en la ley (prisión preventiva, excepciones, nulidades, suspensión de proce-
so a prueba) se resuelven en audiencias orales, de acuerdo a los principios del proceso regulados
en el art. 3, que pueden realizarse de manera presencial, virtual o mixta (art. 83 del CPPCABA).
Aquí, la investigación la lleva adelante siempre el Fiscal quien realiza todas las medidas de prueba,
salvo las que por ley le están vedadas, en cuyo caso se las solicita al juez de garantías (allanamientos,
intervenciones de correspondencia, telefónicas entre otras).
La duración de esta fase del proceso también está estipulada ya que los artículos 111 y 112 prevén un
tiempo de noventa (90) días a contar desde la intimación del hecho al imputado, lapso que también en
determinados casos se puede prorrogar.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 39


2.- Las partes del proceso.

„„
El imputado.

El imputado, es el sujeto esencial del proceso penal ya que es a quien se le atribuye la posible comisión
de un delito y contra quien está dirigida la investigación.
Debe ser una persona humana, dado que nuestro sistema penal está basado en un derecho penal de
acto, lo cual quiere decir que lo que se reprocha es la acción de un sujeto que constituye un delito, que
lesiona algún bien jurídico y que por ello se le va a poder aplicar una pena. No obstante, a partir de la
sanción de la Ley N° 27.401 es posible que una persona jurídica resulte imputada en una determinada
constelación de delitos (arts. 258, 258 bis, 265, 268, 268 (1), 268 (2) y 300 del Código Penal).
También la persona que está sometida a proceso debe encontrarse viva, ya que cuando muere la acción
penal se extingue, y además debe tener capacidad para poder afrontar un juicio.
En relación a la edad, a partir de los 18 años son imputables. En cuanto a los menores que cometen delitos,
debe señalarse que los que tengan menos de 16 años no son punibles, como tampoco lo son los de 16 a 18
años no cumplidos por delitos de acción privada o con prisión inferior a dos años, multa o inhabilitación
(Ley N° 22.278). Con los delitos graves y que sean perpetrados por niños de entre 16 a 18 años, rige un
procedimiento específico para los menores, quienes pueden ser declarados penalmente responsables.
La calidad genérica del imputado puede revestir diversas modalidades según sea la situación en el pro-
ceso: se denomina “imputado” en sentido estricto, a quien se le atribuye la responsabilidad de un delito,
quien tiene derecho a presentarse al tribunal aclarando los hechos, proponiendo pruebas y diligencias.
Es “procesado” quien fue legitimado por auto de procesamiento en su contra (sólo se da en el proce-
dimiento del CPPN); es “acusado” aquel respecto de quien la parte acusadora requirió la elevación a
juicio y “condenado” cuando se le ha dictado una sentencia condenatoria firme que lo declara culpable.
El imputado siempre debe ser asistido por un defensor, pudiendo elegir uno de su confianza y si eso
no sucede el Estado debe brindarle un defensor oficial que pueda asesorarlo y defender sus intereses.
Tan importante resulta ser, que el Defensor no puede abandonar materialmente la defensa hasta que
no sea designado otro en su reemplazo.
Como se dijo, el Estado debe garantizar el derecho de defensa y para ello se ha creado el Ministerio
Público de la Defensa, órgano compuesto por defensores oficiales. Este se encarga de la representación
y defensa de los pobres y ausentes, y concretamente en el proceso penal de quienes no tienen o no
quieran ser asistidos por un abogado particular.

■ Derechos y deberes del imputado.


Sin perjuicio de recomendar la lectura de los arts. 72, 73, 76, 77, 199, 279, 303 del CPPN y 29, 30, 173
del CPPCABA, para mayor claridad, se enumerarán los derechos y deberes que tiene toda persona
sometida a proceso.

40 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

• Derechos:
> Es sujeto de derechos y tiene la facultad de defenderse a lo largo de todo el proceso, desde el inicio
hasta el final.
> Tiene derecho a ser asistido por un defensor de su confianza o por él personalmente.
> Si no tiene defensor de confianza el Estado debe proveerle uno.
> Tiene derecho a ser oído.
> Tiene derecho a declarar cuantas veces estime necesario.
> Tiene derecho a negarse a declarar sin que ello pueda ser usado en su contra.
> Tiene derecho a ser informado de los hechos y pruebas en su contra.
> Tiene derecho a presentarse en el proceso, aclarando los hechos e indicando las pruebas que, a su
juicio, puedan ser útiles y a producir prueba.
> Tiene derecho a recurrir.
• Deberes:
> Mientras no cese su calidad de imputado, debe soportar el peso de la imputación durante el proceso,
y en caso de un fallo definitivo desfavorable debe someterse a la condena.
> Constituir domicilio especial dentro del radio de la jurisdicción del tribunal.
> Acatar las decisiones coercitivas que el Tribunal le imponga, como la citación, detención, prisión
preventiva, incomunicación o embargo de bienes.

„„
El defensor.

La defensa técnica del imputado es obligatoria, por eso la voluntad del imputado es legítima cuando
tiende a su defensa eficaz y es irrelevante cuando se orienta en sentido contrario. Su inercia o indife-
rencia, lo mismo que una expresa renuncia a defenderse, son inadmisibles, y por eso, deben ser suplidas
de oficio mediante el nombramiento de un defensor oficial, que le provee el Estado. Desde el punto de
vista técnico, es evidente la necesidad de asegurar, mediante la intervención de un abogado que ponga
sus conocimientos al servicio de la causa del imputado, el equilibrio entre éste y el órgano acusador.
Es preciso, para lograrlo, que ambos puedan hacer llegar ante el Tribunal, con la misma eficacia, a
exponer y probar las razones susceptibles de provocar una decisión justa, ya sea para procurar una
aplicación correcta de la ley sustantiva, ya sea para hacer valer los poderes jurídicos e intereses que
acuerda o reconoce la ley procesal. Es que, por regla general, el imputado no poseerá los conocimientos
técnicos necesarios para que su defensa sea eficaz.
El defensor es un protector autónomo de los derechos e intereses del imputado, que integra necesa-
riamente su personalidad –salvo el caso de autodefensa–, en virtud de un interés individual y social. El

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 41


derecho impone esta protección técnica, porque considera bien que el imputado es incapaz (normal-
mente) de defenderse con la eficacia necesaria para administrar justicia. En este sentido puede anotar-
se que el defensor es un auxiliar de la justicia, pero no como órgano imparcial que procura el triunfo
de la verdad aunque traicione a su cliente, sino como engranaje ineludible del marco instrumental que
el Derecho predispone para garantía del individuo y de la sociedad.
La regla tiene una excepción: la autodefensa, cuando el propio interesado quiere defenderse, sólo convie-
ne exigir garantías de eficacia y corrección, tanto para evitar que se convierta en un modo de renunciar a
la defensa, como para asegurar que su ejercicio no ha de perturbar el desarrollo normal del proceso.

„„
El fiscal.

Otra de las partes fundamentales de un proceso penal, es el Ministerio Público Fiscal, que tiene por
función intervenir en todos los asuntos en los que se encuentren involucrados el interés de la sociedad
y el orden público, como así también debe promover la actuación de la justicia en defensa de la legali-
dad y de los intereses generales de la sociedad.
Así, en todos los casos en que se investiguen delitos de acción pública o de instancia privada (siempre
que la víctima inste la acción), el fiscal es el que debe impulsar la acción, dado que sin ese impulso el
juez no puede avanzar con el proceso.
Por ello, el fiscal es el que ejerce la persecución penal y por lo tanto puede intervenir en todos los actos
que se desarrollen a lo largo del trámite de la causa, dirigir la investigación, dirigir a las fuerzas de
seguridad, realizar y proponer medidas de prueba, dictaminar, acusar al imputado; siempre velando por
la legalidad del procedimiento y garantizando los derechos del imputado.
Vale resaltar que el Ministerio Público Fiscal si bien es una parte, como representante no solo de la
víctima sino de toda la sociedad y miembro del Estado, debe actuar con objetividad e incluso si es
necesario a favor del imputado.
Al respecto, el artículo 6 del CPPCABA, establece que: “En el ejercicio de su función el Ministerio Público
Fiscal adecuará sus actos a un criterio objetivo y velará por el cumplimiento efectivo de las garantías que
reconocen la Constitución Nacional, la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los tratados
internacionales de derechos humanos ratificados por nuestro país y la ley. Investigará las circunstancias que
permitan comprobar la acusación y las que sirvan para eximir de responsabilidad al/la imputado/a y formu-
lar los requerimientos e instancias conforme a ese criterio de objetividad”.

„„
El querellante.

Además del Fiscal, la persecución penal también puede ser ejercida por un acusador particular o que-
rellante, que tiene la posibilidad de impulsar el procedimiento y participar activamente en el proceso,
ya sea alegando sobre los hechos, ofreciendo prueba, presentando recursos y acusando. Esta parte no

42 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

es esencial en un proceso donde se investiguen delitos de acción pública o dependientes de instancia


privada –siempre que el damnificado haya decidido seguir adelante con la acción– y sí es imprescindi-
ble en los ilícitos de acción privada.
Desde la óptica del CPPCABA, puede ser querellante toda víctima de un delito. En el caso de ser
incapaz y ser a la vez particularmente ofendido, la persona puede actuar por sus representantes legales.
Por lo tanto, podemos establecer los requisitos para poder ser parte querellante que resultan comunes
en los procesos que estamos estudiando establecidos en el CPPN y en el CPPCABA. Su regulación se
encuentra en los artículos 82, 82 bis y 83 del CPPN y en los artículos 11 y 12 del CPPCABA. Ellos son:
> Ser una persona capaz de estar en juicio personalmente.
> En el caso de ser una persona incapaz o una persona jurídica puede ser querellante el representante
legal (por ejemplo, en el caso de los menores).
> Haber sufrido en forma directa la afectación de un bien jurídico tutelado por la ley.
> Hacer la presentación de forma escrita con patrocinio letrado.
> La presentación solicitando ser querellante debe contener los datos personales del querellante y
todos los posibles de los imputados; los hechos que lo damnificaron, la calificación legal, el pedido
de ser querellante, la acreditación legal (ej. representantes) y firma.
> En el supuesto que el particular damnificado haya muerto o desaparecido como resultado del deli-
to, la posibilidad de constituirse en parte querellante la tienen los cónyuges, el conviviente, padres,
hijos, hermanos; si se tratare de un menor, sus tutores o guardadores, y en el caso de un incapaz, su
representante legal, según lo establecido en el CPPN.
Ahora bien, una vez admitido el ofendido como parte querellante por darse cumplimiento a todos los
requisitos mencionados, esa calidad se mantiene a lo largo de todo el proceso, sin perjuicio que puede
ser voluntariamente desistida o abandonada.
En el caso de existir varios querellantes, cuando hay identidad de intereses, debe unificarse la repre-
sentación, lo cual puede hacerse a pedido de parte o de oficio.
Como se dijo, siempre requiere el patrocinio letrado y el querellante tiene actividad persecutoria, y al
igual que el fiscal puede ofrecer prueba, dictaminar, acusar y recurrir.
Debe recordarse entonces, que toda persona que denuncia un delito aun siendo la propia víctima no
tiene la posibilidad de participar activamente en el proceso, ya que para poder hacerlo necesariamente
debe constituirse en parte querellante, siempre que cumpla con los requisitos establecidos. Ello no
obsta a que a la víctima se la pueda informar de los avances y el estado de la investigación, ya que la
tendencia actual fundada en lo que estipulan los pactos internacionales, exige una revalorización de la
víctima y sus derechos. Esto conlleva a que se le otorguen medidas de protección, se garantice su dere-
cho de acceso a la justicia, se la mantenga al tanto de lo que ocurre en el proceso e incluso se la noti-
fique del cierre de la causa para que pueda solicitar la revisión de esa decisión (conforme lo establece
el CPPCABA). En esa línea, se dictó a nivel nacional la Ley N° 27.372, “Ley de derechos y garantías de

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 43


las personas víctimas de delitos”, y en el plano local se incorporó al CPPCABA el art. 39, por el cual se
crea el patrocinio jurídico de las víctimas.
Resta agregar que la ley procesal nacional prevé la posibilidad que otros organismos que no son afec-
tados directamente por el delito, puedan igualmente adquirir el rol de acusador particular, por repre-
sentar intereses colectivos.
Así, el artículo 82 bis del CPPN da la posibilidad de ser querellantes a las asociaciones y fundaciones
registradas por ley, cuando se investigan delitos de lesa humanidad o graves violaciones a los derechos
humanos, siempre que el estatuto de aquéllas tenga vinculación con los hechos.
Por su parte, el art. 11 del CPPCABA estipula que los organismos del Estado no pueden ser quere-
llantes cuando el Ministerio Público Fiscal ejerza la acción, aunque les permite actuar como terceros
coadyuvantes. Esto no les otorga las mismas facultades de participación que a la querella, pero pueden
colaborar con la investigación.

„„
El actor civil.

En el proceso penal también se puede ejercer la acción civil tendiente a lograr del tribunal una con-
dena resarcitoria por los daños y perjuicios causados por el delito. El actor civil entonces, ejerce la
acción resarcitoria del daño material y moral sufrido y constituye una parte eventual, dado que no es
imprescindible su presencia durante el desarrollo del proceso.
Para ello tiene que tener capacidad para estar en juicio o en su defecto actuar por medio de sus repre-
sentantes, hacerlo mediante una demanda indicando los hechos, los datos personales, si está indivi-
dualizada la persona contra quien se interpone dar sus datos, puede pedir pruebas, medidas cautelares
y consignar el reclamo y el monto del mismo. Puede presentarse aún sin que estén individualizados
los imputados e incluso si hay varios en el proceso puede dirigir su demanda contra uno o todos ellos.
Su regulación legal se encuentra en los artículos 87 al 96 del CPPN y en los artículos 13 al 16 del CPPCABA.

„„
El demandado civil.

Otra de las partes eventuales es el demandado civil, que es el sujeto pasivo de la acción civil dentro del
proceso penal, ya que es a quien se le efectúa el reclamo resarcitorio.
Es importante saber que el actor civil puede dirigir su reclamo al imputado del delito y además a un
tercero civilmente responsable (por ejemplo, en un caso de robo, a la compañía de seguros).
Por supuesto tiene que tener capacidad para ser demandado y se le debe notificar de la demanda para
que tenga la posibilidad de oponer excepciones y defensas respecto del reclamo que se le efectúa, sien-
do que también puede ofrecer prueba.
Su participación está contemplada en los arts. 88 y 97 a 103 del CPPN y art. 13 del CPPCABA.

44 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

3.- Auxiliares de la justicia y su actuación.

Son profesionales (peritos, intérpretes, mediadores, fuerzas de seguridad, técnicos, psicólogos, soció-
logos, etc.) que en el marco de su competencia colaboran en el proceso penal con los órganos jurisdic-
cionales para lograr la obtención de la verdad y la solución del conflicto. Por ejemplo, la realización de
una pericia caligráfica para determinar quién ha confeccionado un documento. La confección de una
pericia contable para determinar la situación patrimonial de una persona. La realización de una pericia
psiquiátrica para determinar las facultades mentales y volitivas del imputado para que decida el juez
sobre su imputabilidad o inimputabilidad.
Igual que en materia penal, pueden aplicarse métodos alternativos de solución del conflicto, por lo que
los mediadores también son auxiliares de la justicia cuando el fiscal les da intervención para que las
partes puedan arribar a un acuerdo. La Oficina de Control de la Suspensión del Proceso a Prueba es
auxiliar de la justicia en la medida que tiene a su cargo controlar si el imputado cumple o no con las
reglas de conducta que le han sido impuestas, a partir de lo cual se puede evaluar si corresponde o no
tener por cumplida la suspensión del proceso a prueba (y disponer el sobreseimiento) o incumplida y
continuar con el avance del proceso hacia la realización del juicio.
No podemos olvidarnos de las fuerzas de seguridad, que son los principales colaboradores de la justi-
cia, ya que tienen a su cargo no sólo la prevención de ese tipo de conductas sino también son quienes
confeccionan las actas de prevención, investigan bajo la dirección del juez o fiscal y pueden realizar
en casos de flagrancia -o por instrucciones del órgano judicial a cargo de la investigación- requisas,
secuestros de efectos, clausuras, inspecciones, interrogar testigos, entre otras medidas.

4.- Acciones que nacen de los delitos: delitos de acción pública, de instancia privada y de acción privada.

La acción es el derecho al proceso, el derecho a requerir la intervención a la justicia. Ahora bien, el


ejercicio de las acciones, es decir, quién puede provocar la investigación de un determinado delito por
parte de los órganos judiciales, se encuentra regulada en el Código Penal en los artículos 71 a 73. La
regla general es que la mayoría de las acciones resultan públicas y pueden ser promovidas de oficio (art.
71), sin perjuicio de las reglas de disponibilidad de la acción penal previstas en la legislación procesal,
y las excepciones estipuladas en los artículos 72 y 73.
Todos los otros delitos que no están detallados en las dos últimas normas mencionadas y que luego
se estudiarán, son de acción pública, lo cual significa que cualquier persona puede denunciarlos y el
organismo que insta o impulsa la acción penal es el Ministerio Público Fiscal.
Es indistinto, por lo tanto, la persona que ponga en conocimiento a la justicia de la comisión de esos
ilícitos, ya que una vez que se tiene la noticia que el hecho ilícito se perpetró se tiene la obligación de
seguir adelante con la investigación, sin perjuicio del resultado final.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 45


Al respecto establece el artículo 71 del Código Penal: “Sin perjuicio de las reglas de disponibilidad de
la acción penal previstas en la legislación procesal, deberán iniciarse de oficio todas las acciones penales, con
excepción de las siguientes: 1. Las que dependieren de instancia privada; 2. Las acciones privadas”.
Como se dijo, existen dos excepciones a esta regla general. Por un lado, hallamos los delitos que si bien
son de acción pública, tienen como requisito para su persecución que la víctima de ellos indique de
forma voluntaria y expresa que quiere avanzar con el proceso, siendo que su negativa determina a los
órganos judiciales a cerrar provisoriamente el caso.
Ahora bien, una vez instada la acción por quien fue damnificado, el Fiscal se encuentra en condiciones
de promover la investigación ajustándose el proceso al régimen de persecución común.
Por eso, son llamadas acciones de instancia privada y los ilícitos de este tipo se hallan numerados en el artí-
culo 72 del Código Penal: “Son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de los siguientes delitos:
1. Los previstos en los artículos 119, 120 y 130 del Código Penal cuando no resultare la muerte de la persona
ofendida o lesiones de las mencionadas en el artículo 91.
2. Lesiones leves, sean dolosas o culposas.
3. Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes.
En los casos de este artículo, no se procederá a formar causa sino por acusación o denuncia del agraviado, de
su tutor, guardador o representantes legales. Sin embargo, se procederá de oficio:
a) En los casos del inciso 1, cuando la víctima fuere menor de 18 años de edad o haya sido declarada incapaz;
b) En los casos del inciso 2, cuando mediaren razones de seguridad o interés público;
c) En los casos de los incisos 2 y 3, cuando el delito fuere cometido contra un menor que no tenga padres, tutor ni
guardador, o que lo fuere por uno de sus ascendientes, tutor o guardador, o cuando existieren intereses gravemen-
te contrapuestos entre éstos y el menor, siempre que resultare más conveniente para el interés superior de aquel”.
Por último, la ley prevé que en determinados delitos la acción sea privada. Ello trae como consecuencia
sólo se pueda promover la acción mediante una querella quien ha sido agraviado por el ilícito o su
representante legal.
Aquí es el propio damnificado quien debe constantemente impulsar el proceso, ya que no existe un
interés estatal comprometido y por ende el Fiscal no intervendrá ni haciendo prueba, ni ofreciéndola,
ni acusando. En el único momento que el Ministerio Público Fiscal debe intervenir es cuando se diri-
men cuestiones de orden público en el proceso, como por ejemplo, en los supuestos de incompetencia
o prescripción de la acción penal.
Debe tenerse en cuenta que es el propio ofendido quien decide si quiere o no iniciar la querella y dar
comienzo al procedimiento que está regulado expresamente para este tipo de delitos; que si quiere puede
desistir de la acción en cualquier momento; que puede elegir si va contra uno o todos los posibles imputados.
En este sentido, el art. 73 del Código Penal establece: “Son acciones privadas las que nacen de los siguien-
tes delitos:

46 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

1) Calumnias e injurias;
2) Violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 154 y 157;
3) Concurrencia desleal, prevista en el artículo 159;
4) Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge.
Asimismo, son acciones privadas las que de conformidad con lo dispuesto por las leyes procesales correspondientes,
surgen de la conversión de la acción pública en privada o de la prosecución de la acción penal por parte de la víctima.
La acción por calumnia e injuria, podrá ser ejercitada sólo por el ofendido y después de su muerte por el cónyu-
ge, hijos, nietos o padres sobrevivientes.
En los demás casos, se procederá únicamente por querella del agraviado o de sus guardadores o representantes legales”.

5.- Formas de iniciación del proceso. Su regulación en el CPPCABA y en el CPPN.

„„
1) Formas de iniciación del proceso:

La investigación penal preparatoria, la primera etapa del proceso, se inicia una vez que se tiene cono-
cimiento de la comisión de un delito. Ese anoticiamiento puede darse de varias maneras; aunque hay
tres modos por los cuales puede iniciarse un proceso penal, los cuales resultan ser promotores de la
investigación: por denuncia, por prevención y de oficio. Las primeras dos formas están expresamente
estipuladas en el CPPN y en el CPPCABA, aunque este último también da la posibilidad de forma
expresa de que se inicien investigaciones de oficio por parte del Ministerio Público Fiscal.
■ a) Denuncia.
La denuncia es aquel acto por el cual una persona, que puede o no ser la damnificada, pone en conoci-
miento de la justicia la posible comisión de un hecho ilícito perseguible de oficio. Vale aclarar que en
los delitos de instancia privada se necesita indefectiblemente que el damnificado inste la acción y en
los de acción privada solamente puede iniciarse por medio de una querella.
Así, en los delitos de acción pública cualquier persona, vinculada o no con el hecho, que tenga conocimiento
directo o indirecto de aquél, que sepa o no quienes son los imputados, puede promover la actuación de los
órganos judiciales mediante una denuncia. El hecho de denunciar un delito no le da la calidad de parte.
Esta denuncia puede efectuarse ante el juez, las fuerzas de seguridad o el fiscal, ya sea de modo ver-
bal –lo que se materializa a través de una declaración testimonial–, o mediante la presentación de un
escrito –el cual deberá ser ratificado–.
Para ello, el Ministerio Público Fiscal de la CABA ha creado oficinas especiales de recepción de
denuncias que se encuentran distribuidas por varios puntos de la Ciudad, con la idea de que los vecinos

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 47


puedan tener acceso fácilmente a la justicia; y también una Oficina Central Receptora de Denuncias
(OCRD) que tiene un centro de atención telefónico permanente, donde se puede llamar para denun-
ciar o enviar un correo electrónico.
Asimismo, a nivel de la Procuración General de la Nación, se ha desarrollado el programa ATAJO, que
tiene por fin instalar y gestionar Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia (ATAJ*S) en las prin-
cipales villas de emergencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que se encargarán de recibir y
derivar denuncias, evacuar consultas, brindar acceso a información judicial, facilitar la resolución alter-
nativa de conflictos, generar mecanismos de prevención de delitos y desarrollar acciones de promoción
de derechos para fortalecer los vínculos comunitarios y consolidar los canales de comunicación entre
el MPF y la comunidad.
Este acto promotor de la actuación judicial reviste de gran importancia ya que va a servir como medio
para fijar el objeto procesal, que constituye la materia o el núcleo de la investigación fáctica (lo suce-
dido) y su repercusión jurídica y se diferencia de la finalidad del proceso, que es la forma de aplicar el
derecho de fondo (el Código Penal) en el caso concreto.
Ahora bien, la denuncia para ser considerada tal, tiene que contener los datos personales del denun-
ciante, la relación del hecho, las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrió, la indicación
de los autores si es posible, la indicación de testigos, elementos de prueba y la calificación legal.
Sentado lo anterior, es dable señalar que si bien el principio es que cualquier persona puede denunciar un
delito de acción pública, las leyes procesales establecen ciertas limitaciones u obligaciones para hacerlo.
En primer término, encontramos tanto en el CPPCABA como en el CPPN que determinadas personas
tienen el obstáculo o la prohibición de declarar contra un miembro de la familia, siempre que el hecho
no haya sido ejecutado en perjuicio de él mismo o de otro familiar de un grado igual o más próximo; o
contra un menor de edad. Ello encuentra su fundamento en la necesidad de preservar los lazos familiares,
en mantener la solidaridad y el respeto entre los miembros cercanos o integrantes de la familia.
Al respecto, el CPPCABA en el artículo 87 hace referencia a “obstáculos” para denunciar; mientras que
el CPPN en el artículo 178 hace alusión directa a la “prohibición” de denunciar. No obstante ello, de su
simple lectura se observan que son normas que contienen los mismos supuestos.
Concretamente, el artículo 87 del CPPCABA establece: “Nadie podrá denunciar a su cónyuge, a quien
esté unido civilmente, conviviente, ascendiente, descendiente o hermano, a menos que el hecho aparezca ejecu-
tado en perjuicio del denunciante o de un pariente suyo de grado igual o más próximo que el que lo ligue con
el/la denunciado/a, o cuando la víctima fuera menor de edad o incapaz de valerse por sí misma.”
El artículo 178 del CPPN estipula que: “Nadie podrá denunciar a su cónyuge, ascendiente, descendiente o
hermano a menos que el delito aparezca ejecutado en perjuicio del denunciante o de un pariente suyo de grado
igual o más próximo que el que lo liga con el denunciado.”
Por otra parte, si bien la norma general es que cualquier persona puede denunciar un delito de acción
pública, la normativa procesal impone esa obligación a ciertas personas en función del carácter del
sujeto y la forma en que toma conocimiento del hecho presuntamente delictivo.

48 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

Así, esta obligación tanto en el CPPCABA como en el CPPN les alcanza a los funcionarios
públicos que conozcan un delito en el ejercicio de sus funciones, y también en la ley nacional a
los integrantes de la salud.
El artículo 88 del CPPCABA, es más genérico y sólo indica que: “Tendrán obligación de denunciar los
delitos de acción pública los funcionarios públicos que los conozcan en el ejercicio de sus funciones.”
Por su parte, el artículo 177 del CPPN, especifica que “Tendrán obligación de denunciar los delitos perse-
guibles de oficio: 1°) Los funcionarios o empleados públicos que los conozcan en el ejercicio de sus funciones. 2°)
Los médicos, parteras, farmacéuticos y demás personas que ejerzan cualquier rama del arte de curar, en cuanto
a los delitos contra la vida y la integridad física que conozcan al prestar los auxilios de su profesión, salvo que
los hechos conocidos estén bajo el amparo del secreto profesional.”

> Denuncia anónima.


Pese a lo expuesto, lo cierto es que en la práctica aparecen casos en los que se toma conocimiento de la
comisión de un hecho presuntamente ilícito, pero no de la forma expresamente establecida por la ley,
motivo por el cual tenemos que considerar si aquellos constituyen actos promotores de la instrucción,
como por ejemplo una llamada anónima, una carta, un correo electrónico, etc.
¿Cuáles son algunos de los problemas o cuestionamientos a los que nos enfrentamos?
› Que las leyes procesales estipulan de modo taxativo las formas de iniciación del proceso.
› Que en los supuestos mencionados, no se cuenta con una persona individualizada que se respon-
sabilice por una eventual falsa denuncia o calumnias.
› Que al no tener identificado al denunciante, no se puedan evaluar los impedimentos, inhabilida-
des y prohibiciones entre éstos y los imputados (ejemplo denuncia madre del hijo).
› Que no obstante la forma en que se toma conocimiento de un posible hecho ilícito, los funcio-
narios públicos –fuerzas seguridad, fiscal, juez– que se anoticiaran de la denuncia anónima en el
ejercicio de sus funciones tienen la obligación de actuar, ya que en caso de no hacerlo podrían
incurrir en el delito de incumplimiento de sus deberes.
Ello ha sido resuelto por la jurisprudencia, aceptando y dando validez a la notitia criminis (noticia
criminal), partiendo siempre de la base que los datos aportados no hayan sido obtenidos ilícitamente
(por ejemplo, escuchas ilegales, torturas, un procedimiento policial sin validez, etc.). Si son ilegales, al
igual que sucede con los elementos de prueba, no pueden ser fuente de una actividad judicial, y en su
caso acarrean la nulidad de todo lo actuado como consecuencia de dicho acto.
De este modo, se ha entendido que en casos en los que las fuerzas policiales tienen un anoticiamiento
de un delito (por ejemplo, a través de un llamado telefónico), éstas se encuentran habilitadas a actuar;
por lo cual la actividad judicial estará debidamente encaminada siempre que haya existido la debida
consulta con el juez o el fiscal.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 49


En el mismo sentido, en los casos que esa información la recibe directamente el juez o el fiscal, se ha
considerado que dicha notitia criminis también autoriza la realización de la investigación tendiente a
comprobar la veracidad de los hechos denunciados.

■ b) De oficio.
Diferente es el caso cuando la información de un posible hecho delictual proviene de una persona
identificada o individualizable que utiliza un canal informal de denuncia, como puede ser un medio de
comunicación masivo, una red social, un foro de Internet, una reunión de vecinos con personal judicial
o de alguna fuerza de seguridad o, incluso, durante una declaración en la audiencia de debate, entre
otras múltiples variables.
En esos casos, el funcionario público que tome conocimiento directo de la presunta comisión de un
delito de acción pública y se encuentre dentro del ámbito de su competencia (territorio, materia, grado,
turno), podrá iniciar de oficio la investigación o solicitar autorización al órgano judicial pertinente.
En igual sentido, también se podrá iniciar de oficio la investigación penal preparatoria como resultado
de una actuación de prevención que se encuentre justificada. Por ejemplo, la Ley de Seguridad Pública
(que se trata en la unidad siguiente) tiene un título específico referido a la función de prevención de
ilícitos y peligros; es decir, impedir violaciones de las leyes y evitar todo tipo de riesgos que puedan
resultar en daños para las cosas o las personas, así como también poner fin a los ilícitos que ya hayan
sido cometidos pero que aún continúen (tal como podría ser detectar un automóvil con pedido de
secuestro mientras se lleva a cabo un control vehicular de rutina).
Precisamente los dos supuestos descriptos en los párrafos anteriores se encuentran contemplados en el
art. 84, incs. 1° y 2°, del CPPCABA, que pone en cabeza del Ministerio Público Fiscal la decisión de
iniciar la investigación de oficio.

■ c) Prevención policial.
Otra de las formas previstas en la ley para iniciar un proceso penal, está dada cuando el personal policial
interviene directamente y por urgencia, ante el conocimiento que se está cometiendo un delito o que alguna
persona lo está por cometer o ante la denuncia de algún particular ante un hecho delictivo inminente.
De este modo, una vez que se tiene conocimiento de la probable comisión de un hecho ilícito, comienza la
investigación y específicamente en los casos en que personal policial se anotició (sea porque la fuerza de seguri-
dad previno o porque recibió una denuncia) el paso que sigue es la consulta al órgano judicial correspondiente.
Así, la policía tiene la obligación de comunicar inmediatamente al fiscal y/o al juez todo conocimien-
to que tenga de un delito, haciéndole saber todas las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que
ocurrió, para que de esta manera el magistrado que intervenga pueda disponer directivas relacionadas
con la recolección de elementos probatorios, como también –en el caso de haber autor identificado– el
temperamento y las diligencias a realizar a su respecto.

50 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

Es importante que el personal policial esté capacitado en relación a la competencia de los delitos,
ya que ello determinará el magistrado con el que debe hacer la consulta, la cual debe efectuarse
lo más rápido posible no sólo para poder adoptar medidas urgentes en caso de ser necesario sino
también para evitar posibles nulidades y cuestionamientos futuros (por ejemplo si son delitos
de competencia de la Justicia de la Ciudad o de la Nación, y en este último caso si son del fuero
federal u ordinario).
Es necesario que a la hora de evacuar la consulta vía telefónica obtenga la mayor cantidad de datos
posibles sobre los hechos, la prueba y los posibles autores, ya que a través de la misma se deberán
tomar decisiones de trascendencia como determinar el trámite a imprimir en las actuaciones; proponer
medidas y directivas urgentes; resolver sobre la libertad de los detenidos, etc.
En caso que las autoridades policiales prevengan por delitos que fueron transferidos a la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, siempre deben efectuar consulta con el fiscal que se encuentre de turno,
de acuerdo a la zona en que se cometió, ya que en este sistema es el acusador público quien toma direc-
tamente a su cargo todas las investigaciones e incluso las que hayan detenidos.
En los delitos de competencia nacional a los que le son aplicables las disposiciones del CPPN, se
estableció mediante la Ley N° 27.272 la intervención directa del fiscal para los casos de detenidos en
flagrancia y la implementación de una audiencia oral dentro de las 24 hs. para que el fiscal realice la
imputación, se resuelva lo atinente a la libertad del detenido y cualquier otro planteo.
Asimismo, en los sumarios con autor no individualizado la consulta también la evacuará directamente
el Fiscal y se dará un simple anoticiamiento al juez, de acuerdo al art. 196 bis del CPPN.

> Flagrancia. Aprehensión y detención del imputado.


Claro ha quedado que las fuerzas de seguridad deben actuar directamente en los casos en que tengan
conocimiento de un delito, y uno de los supuestos más habituales que los obliga es cuando están en
presencia de la comisión de un ilícito.
Tanto la ley nacional en su art. 285 –según Ley N° 27.272– como el código procesal de la Ciudad en
el art. 85 fijan el concepto de flagrancia y prevén tres supuestos que habilitan al personal policial y aún
a los particulares, a intervenir directamente en la aprehensión de los imputados en ese momento.
El artículo 85 del CPPCABA establece: “Se considerará que hay flagrancia cuando el autor del hecho sea
sorprendido en el momento de cometerlo o inmediatamente después o mientras es perseguido por la fuerza
pública, por la víctima o el clamor público. Estará equiparada a la situación de flagrancia, a los fines previstos
en este Código, la persona que objetiva y ostensiblemente tenga objetos o presente rastros que hagan presumir
que acaba de participar en un delito.”
El artículo 285 del CPPN reza “Habrá flagrancia si el autor del delito fuera sorprendido en el momento de
intentarlo, cometerlo, inmediatamente después, si fuera perseguido o tuviera objetos o presentase rastros que
permitieran sostener razonablemente que acaba de participar de un delito”.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 51


Como se observa, ambas leyes estipulan lo que en doctrina se denomina flagrancia, cuasi flagrancia y
flagrancia presunta. La flagrancia propiamente dicha se da en el instante mismo en que el acto ilícito se
produce, es decir, cuando el sujeto es observado cometiendo, ejecutando el delito, independientemente
que lo consume o no; por ello también se da cuando el imputado es advertido mientras intenta el delito.
La flagrancia requiere percepción directa, la situación fáctica en la que el delincuente es “sorprendido,
visto directamente o percibido de otro modo, en el momento de delinquir”.
La cuasi flagrancia se da cuando el imputado es sorprendido momentos después de cometer la
conducta ilícita, ya sea porque se inició una persecución policial o de particulares, que indican que
esa persona acaba de delinquir; sin que sea necesario que el policía haya visto de forma directa la
comisión del delito. Esta se verifica en el supuesto que el inculpado es perseguido material e inme-
diatamente después de ejecutado el hecho. Para su existencia se requiere de la realización de una
persecución inmediata y material.
Es importante aquí el factor tiempo, ya que si esa misma persona es identificada como autor de un
delito que cometió dos semanas antes, se necesitará para su detención el libramiento de una orden por
el juez competente; en cambio si la aprehensión es inmediata los policías están facultados y obligados
para proceder de esa manera.
El último supuesto es quizás el más conflictivo ya que la norma autoriza a la aprehensión en los casos
en que se presuma que el sujeto tenga rastros u objeto que provengan de un delito o que acaba de
cometerlo. Si bien parece per se simple, es necesario saber que esas son las detenciones más cuestio-
nadas porque muchas veces se ponen en juego apreciaciones subjetivas (color de piel, vestimenta, cara
sospechosa, etc.) que no sirven para justificar el accionar policial.
En consecuencia, es indispensable para que la detención sea legal, que los integrantes de las fuerzas de
seguridad puedan brindar los motivos, las circunstancias objetivas para poder concluir que esa persona
pudo haber cometido un ilícito y tenga rastros de él, de forma tal que se encuentren habilitados a su
detención e incluso a su requisa.
Esos motivos deben ser advertidos antes de identificar al presunto imputado, ya que si no se han
dado razones válidas por parte de la policía, el secuestro que por ejemplo se realice de un arma de
fuego o droga etc., no convalidará de ninguna manera una detención previa infundada ni la incau-
tación del material.
Analizados estos requisitos, debe recordarse que son los únicos casos en los que se puede aprehender a
una persona sin orden judicial, ya que constituyen una excepción a la garantía constitucional prevista
en el artículo 18 de la Constitución Nacional, cuando refiere: “Ningún habitante de la Nación puede …
ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente”.
Esto encuentra también fundamento en el hecho que las fuerzas de seguridad tienen la obligación de
impedir que los hechos ilícitos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores, de individualizar a
los culpables y reunir las pruebas necesarias.

52 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

Por lo tanto, los preventores no necesitan una orden previa del fiscal o el juez, dado que la propia ley les
otorga facultades autónomas de prevención y adopción de medidas urgentes, ya que según el artículo
93 del CPPCABA dispone que: “Será obligatorio para la policía o las fuerzas de seguridad actuar cuando
lleguen a su conocimiento hechos delictivos en forma directa, por denuncia o por orden de autoridad competen-
te. Bajo la dirección del Ministerio Público Fiscal deberán:
1) impedir que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores;
2) individualizar a los culpables;
3) reunir las pruebas para dar base a la acusación.
Actuarán en forma autónoma, dando cuenta al/la Fiscal inmediatamente, o en el menor tiempo posible para
que asuma la dirección de la pesquisa, en casos de urgencia, siempre que sea necesario para preservar la inte-
gridad física, la libertad o los bienes de las personas o la prueba de los hechos y en casos de flagrancia”.
Y el artículo 95 en lo que aquí interesa, pauta: “Los integrantes de la policía o de las fuerzas de seguridad
tendrán los siguientes deberes: … 5) Aprehender a los presuntos/as autores / as en los casos y formas que este
Código autoriza, con inmediata noticia al/la Fiscal competente.”
En igual sentido el artículo 284 del CPPN, establece que: “Los funcionarios y auxiliares de la policía
tienen el deber de detener, aún sin orden judicial:
1°) Al que intentare un delito de acción pública reprimido con pena privativa de libertad, en el momento de
disponerse a cometerlo.
2°) Al que fugare, estando legalmente detenido.
3°) Excepcionalmente a la persona contra la cual hubiere indicios vehementes de culpabilidad, y exista peligro
inminente de fuga o de serio entorpecimiento de la investigación y al solo efecto de conducirlo ante el juez
competente de inmediato para que resuelva su detención, y
4°) A quien sea sorprendido en flagrancia en la comisión de un delito de acción pública reprimido con pena
privativa de libertad.
Tratándose de un delito cuya acción dependa de instancia privada, inmediatamente será informado quien
pueda promoverla, y si éste no presentare la denuncia en el mismo acto, el detenido será puesto en libertad”.
Sin perjuicio de ello, sí tienen la obligación de poner de forma inmediata el detenido a disposición de la justicia.
Por eso el artículo 164 del CPPCABA indica que: “En los casos de flagrancia la autoridad de prevención
procederá a la detención de/la imputado/a y consultará sin demora al/la Fiscal, quien deberá ratificarla o
hacerla cesar si en principio el hecho fuera atípico. Si éste/a la ratificara, dará aviso al/la Juez/a. procediendo
según lo establecido en el art. 184 y si considerara que debe cesar, el/la imputado/a será puesto en libertad, desde
la sede del Ministerio Público Fiscal, sin perjuicio de la continuación del proceso”.
El artículo 286 del CPPN, estipula que: “El funcionario o auxiliar de la policía que haya practicado una
detención sin orden judicial, deberá presentar al detenido inmediatamente en un plazo que no exceda de seis
(6) horas, ante la autoridad judicial competente”.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 53


Por supuesto, que la actuación judicial debe ser fundamentada y por eso es importante para que el
procedimiento realizado no pierda validez, que los preventores indiquen todas las circunstancias de
tiempo modo y lugar que habilitaron su actuación, que se expliquen y consten en las actas y en sus
testimonios.
Junto con ello, es fundamental que se recolecten las evidencias necesarias para probar el supuesto
delito y que las diligencias practicadas queden asentadas en las actas que deben labrar los preventores,
con adecuación a lo dispuesto en los artículos 165 del CPPCABA y 280 del CPPN y concordantes,
requisitos que deben ser cumplidos en todas las detenciones que se practiquen.
Artículo 165. “Reglas sobre la detención. La detención se ejecutará de modo que perjudique en el menor grado
posible a la persona y reputación del/la aprehendido/a. Al momento de la aprehensión, se labrará un acta que
será firmada por el/la aprehendido/a en la que se le hará saber: a) la causa de la detención; b) los cargos que se le
formulen; c) el derecho de comunicarse con una persona de su confianza y los otros derechos que le asisten según
su situación procesal; d) el lugar donde será conducido; e) el/la Juez/a y el/la Fiscal intervinientes”.
Artículo 280 CPPN. “Restricción de la libertad. La libertad personal sólo podrá ser restringida, de acuerdo con
las disposiciones de este Código, en los límites absolutamente indispensables para asegurar el descubrimiento de la
verdad y la aplicación de la ley. El arresto o la detención se ejecutarán de modo que perjudiquen lo menos posible
a la persona y reputación de los afectados y labrándose un acta que éstos firmarán, si fueren capaces, en la que se
les comunicará la razón del procedimiento, el lugar donde serán conducidos y el juez que intervendrá”.
Por otra parte, y como se adelantó al comienzo del tema, los particulares pueden en estos
supuestos, proceder a la aprehensión de los imputados. A diferencia del personal policial que se
encuentra en servicio, para los particulares resulta ser una facultad y no una obligación detener
a los sospechosos.
Además, en caso de actuar proactivamente, la persona tiene que poner al aprehendido lo más rápido
posible a disposición del personal policial para que éste se haga cargo del procedimiento, de inmediato
aviso a las autoridades judiciales, labre las actas, recolecte evidencias, etc.
Así, el CPPN en su artículo 287 contempla expresamente esta posibilidad al sostener que: “En los casos
previstos en los incisos 1°, 2° y 4° del artículo 284; los particulares serán facultados para practicar la detención,
debiendo entregar inmediatamente el detenido a la autoridad judicial o policial”.
En relación a los menores de edad imputados deben seguirse las mismas reglas, agregando en los casos
de delitos transferidos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la comunicación inmediata al Consejo
de Niñas, Niños y Adolescentes y a la Asesoría Tutelar (artículo 166 CPPCABA).
Por último, es importante destacar que antes de la Ley N° 5.688, los funcionarios policiales al encon-
trarse en “estado policial” según lo dispuesto en la Ley N° 2.894 de Seguridad Pública, tenían la obli-
gación de actuar ante la comisión de un delito flagrante aún encontrándose fuera de servicio; pero ello
cambió parcialmente con la sanción de la Ley N° 5.688 mencionada.
En efecto, el art. 88 en su segundo párrafo, prevé que “Cuando el personal se encuentre fuera del horario
de trabajo y tome conocimiento de situaciones que requieran intervención policial tiene el deber de dar aviso a

54 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

personal policial en servicio o al servicio de atención telefónica de emergencia. No está obligado a identificarse
como tal ni a intervenir, pero si lo hiciera actuará en calidad de órgano del estado y se regirá según las facultades
y obligaciones que corresponden al personal en servicio”.

„„
2) Inicio del proceso y trámite del caso según su regulación en el CPPN y el CPPCABA:

De acuerdo a lo estudiado en esta y en las anteriores unidades, sabemos que una vez iniciado el proceso
por alguna de las formas antes descriptas, el trámite de la causa va a seguir un camino determinado
que está establecido en la ley procesal y que tendrá algunas variaciones de acuerdo al código de pro-
cedimientos que deba aplicarse, en función de si se tratan de los delitos transferidos a la órbita de la
justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, caso en el que se utiliza el CPPCABA; o si son los
que se investigan en la justicia nacional ordinaria o federal y por ende se aplica el CPPN.
Previo a ello, debemos identificar cuáles son las principales etapas de los procesos penales: arranca con
la investigación penal preparatoria, según la jurisdicción puede distinguirse otra etapa intermedia don-
de se resuelve la admisión de las evidencias para el debate y la última, que es la del juicio oral y público.
A fin de clarificar los conceptos, cómo el fiscal debe impulsar la acción y cuáles son los pasos desde
el inicio hasta la intimación del hecho o indagatoria del imputado, que se dan en la primera fase del
proceso, se elaboraron los siguientes cuadros sinópticos.
Antes, vale la aclaración que el cuadro que corresponde a la justicia nacional, está hecho en función
de causas con autores identificados, dado que cuando los imputados no están individualizados, las
actuaciones pasan directamente a cargo del fiscal en función del artículo 196 bis del CPPN. También
se tratará a continuación el trámite de la causa en los casos en que haya detenidos en flagrancia y se
cumplan los requisitos impuestos por el artículo 353 bis y siguientes del mismo cuerpo legal (cfr. Ley
N° 27.272 de Procedimiento de Casos de Flagrancia).
Según ilustra el cuadro sinóptico –de la siguiente página– en el sistema procesal de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, de carácter acusatorio, hay tres modos de iniciación del proceso, uno es a través de
una denuncia la cual puede efectuarse en sede policial o en el Ministerio Público Fiscal.
Al respecto, la Ciudad cuenta con oficinas receptoras de denuncias instaladas en distintos puntos de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las que luego de tomar el testimonio correspondiente lo remi-
ten a la fiscalía de la zona donde se cometió el hecho ilícito (salvo algunas materias específicas, como
delitos informáticos, discriminación, medio ambiente y espectáculos masivos). Es importante saber
que la justicia de la Ciudad está dividida por zonas que abarcan varias comunas y comisarías y que la
asignación de los casos, por regla general, va a estar dada según este criterio territorial.
Esto también influye en la posibilidad que los fiscales de cada zona puedan iniciar investigaciones de
oficio por delitos de acción pública, es decir, sin existir una denuncia formal previa. Del mismo modo, las
fuerzas policiales pueden hacerlo, pero siempre deben dar intervención al fiscal que corresponda para que
convalide lo realizado, dirija la pesquisa, evitando además con ello la superposición de investigaciones.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 55


Por supuesto, otra de las formas que el CPPCABA prevé para la iniciación es la prevención policial, es
decir, los casos en que las fuerzas de seguridad actúan ante el conocimiento de un delito en flagrancia
o cuasi flagrancia o flagrancia presunta. Aquí también, inmediatamente deben poner en conocimiento
del fiscal su actuación.
CPPCABA

Como se estudió, en este sistema por ser acusatorio, la investigación queda directamente y en todos
los casos en manos del acusador público, quien debe desarrollar la investigación y realizar todas las
medidas de pruebas necesarias para comprobar la existencia del delito y sus responsables. Cabe aclarar
una vez más, que conforme el artículo 100 del CPPCABA el fiscal puede ordenar directamente todos
los actos de investigación, a excepción de los allanamientos, requisas o interceptaciones de comunica-
ciones o correspondencia para las cuales necesita la orden de un juez.

56 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

Luego de ello, el fiscal puede decidir si hay mérito suficiente para que el imputado sea formalmente
imputado del hecho que se investiga y brindarle la oportunidad de dar explicaciones sobre los hechos
que se le atribuyen, en cuyo caso va a ser el propio fiscal quien tome la audiencia de intimación de los
hechos, salvo que le delegue el acto al secretario (art. 101, último párrafo, del CPPCABA).
Cuando las evidencias colectadas no resulten suficientes para avanzar contra el imputado, el fiscal pue-
de archivar el caso de acuerdo a las causales del artículo 212 del mismo cuerpo legal. También podrá
solicitar la incompetencia o aplicar una salida alternativa al conflicto.
CPPN
(inicio por denuncia) *

* El esquema está hecho en función


de causas con autores identificados,
dado que cuando los imputados no
están individualizados o mencionados,
las actuaciones pasan directamente a
cargo del fiscal en función del artículo
196 bis del CPPN. Tampoco se incluyen
los casos en que haya detenidos en
flagrancia y se cumplan los requisitos
impuestos por el artículo 353 bis y
siguientes del CPPN (cfr. Ley 27.272).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 57


En el sistema procesal federal, regulado por el Código Procesal Penal de la Nación, las causas penales
pueden iniciarse por la denuncia o la prevención.
Así, en el supuesto que el sumario se haya iniciado a través de una denuncia, y siempre que el imputado
esté identificado, el juez tiene que optar entre dos caminos. Esto es, puede delegar la investigación en
el Ministerio Público Fiscal, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 196 del mismo cuerpo legal; o
en su defecto decidir hacerse cargo de la instrucción.
De escoger la primera alternativa, el órgano jurisdiccional, simplemente enviará a la fiscalía las actua-
ciones para que ésta realice las medidas de prueba pertinentes –a excepción de las mencionadas en el
artículo 213 del CPPN–, luego de lo cual decidirá y peticionará al juez, si con las constancias colecta-
das existe mérito suficiente para convocar al imputado a prestar declaración indagatoria, para desvin-
cularlo definitivamente del proceso o para archivar la causa.
Así, el fiscal deberá efectuar todas las diligencias necesarias para cumplir con las finalidades de la ins-
trucción, previstas expresamente en el artículo 193 del CPPN; utilizando para ello los medios de prueba
mencionados en el Título III del código procesal aludido. Aquí el director del proceso va a ser el Ministerio
Público Fiscal y, como tal, tiene el poder de decisión respecto a la pertinencia y utilidad de las medidas de
prueba que deben practicarse; y por ende, la facultad de decidir respecto de las proposiciones de las partes.
Cumplida la tarea investigativa, el representante de la acusación pública puede solicitar al juez la
incompetencia, el archivo, el sobreseimiento, la declaración indagatoria del imputado, siempre median-
te un dictamen fundado que además circunscriba detalladamente los hechos, con el propósito de fijar
el objeto procesal y dar al órgano jurisdiccional el impulso necesario para la continuación del proceso.
Siendo así, no podemos obviar el hecho que el juez no esté de acuerdo con lo peticionado por el fiscal.
De este modo, y recordando que es éste quien, según la ley procesal, puede ordenar la convocatoria
del imputado a declaración indagatoria en los términos del artículo 294 del CPPN, es lógico que
tenga la facultad de evaluación sobre si se encuentran reunidos los extremos para disponer el llamado
a indagatoria, o por el contrario si los elementos existentes resultan convincentes para desvincular
definitivamente al imputado.
En esa inteligencia, se discute si el juez puede sugerir medidas probatorias al fiscal, para que éste final-
mente logre su convencimiento, o si debe reasumir la investigación.
La otra opción, es decir cuando el juez elije hacerse cargo de la investigación, debe obligatoriamente
correr vista al Ministerio Público Fiscal –y en su caso a la querella– con el objeto de que éstos mani-
fiesten si impulsan o no la acción.
Es en esa ocasión –la vista estipulada en el artículo 180 del Código Procesal Penal de la Nación– cuan-
do el fiscal tiene que decidir si solicitará la incompetencia, la desestimación o si efectuará el requeri-
miento de instrucción en el que establecerá cuál es el hecho que se investiga y requerirá las medidas
probatorias que estime conducentes.
Es el representante de la vindicta pública quien debe instar la instrucción, toda vez que ese modo se garan-
tiza que el tribunal no proceda de oficio (principios ne procedat iudex ex officio y nemo iudex sin actore).

58 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

Además, mediante aquél se fija el objeto procesal, que es el hecho supuestamente delictivo sobre el que
va a versar la investigación y el que va a servir de límite a la jurisdicción del tribunal. Tanto es así, que
su ausencia acarrea la nulidad.
Dicho requerimiento, debe efectuarse según las formas y requisitos detallados en el código de forma,
que en el artículo 188 establece que aquél contendrá: “1) Las condiciones personales del imputado o, si se
ignoraren, las señas o datos que mejor puedan darlo a conocer. 2) La relación circunstanciada del hecho con
indicación, si fuera posible, del lugar, tiempo y modo de ejecución. 3) La indicación de las diligencias útiles a
la averiguación de la verdad”.
Así, luego de ello, el sumario vuelve al órgano jurisdiccional para que –como director de la pesquisa– rea-
lice las medidas de prueba, siendo que el Ministerio Público o la parte querellante, sólo pueden proponer
diligencias y básicamente intervenir a través de las notificaciones, impugnaciones y futuras vistas.
Como se dijo, aparte de impulsar la investigación o de solicitar la incompetencia de las actuaciones (ya
sea en razón de la materia, territorio o por conexidad), el fiscal puede peticionar la desestimación de la
denuncia por entender que no se puede proceder o que el hecho no constituye delito.
Es en este último supuesto donde aparecen los mayores inconvenientes, toda vez que debemos pensar
qué sucede si el juez de instrucción está en desacuerdo con esa opinión.
Por último, resta decir que la resolución del juez que dispone la desestimación o la remisión de la causa
a otra jurisdicción puede ser cuestionada por medio de un recurso de apelación por las partes, como
también por el pretenso querellante, de acuerdo a lo que surge del propio artículo 189 del CPPN.
Tras la investigación, resolverá también si llama a indagatoria al imputado, si lo sobresee o si cierra
provisoriamente el proceso.
Por otro lado, si el sumario tiene su inicio por la prevención que efectuaron las fuerzas de seguridad y
siempre que no se dé el procedimiento de flagrancia, el juez también tendrá dos posibilidades, una es
delegar la instrucción al Ministerio Público Fiscal y otra es llevar adelante él mismo el proceso, sin que
sea necesario el impulso expreso del fiscal.
La excepción a estos casos, está dada por los supuestos con autores no identificados (art. 196 bis del
CPPN), en los cuales la investigación queda directamente a cargo del Fiscal hasta su individualización,
en cuyo caso se remitirá al juez, para que éste decida si asume la instrucción o si se la devuelve al fiscal
por delegación de la investigación (por art. 196 del CPPN).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 59


CPPN
(inicio por prevención. Casos de flagrancia. Ley N° 27.272. Art. 353 bis).

60 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

Sin embargo, en casos de prevención policial con detenidos, el personal interviniente debe llamar
inmediatamente al fiscal, quien va a decidir si le otorga trámite de delito flagrante o no. Luego de ello
el preventor comunicará al juez de la decisión del fiscal y los hechos. Si el fiscal determina que el hecho
no debe ser tomado como flagrante se aplicará el procedimiento ordinario.
En cambio, si se considera el delito cometido en flagrancia el juez fija una audiencia multipropósito
donde va a intimar al imputado del hecho y se la darán a conocer las pruebas en su contra. También se
resolverá sobre su libertad y de corresponder, sobre las medidas de coerción a aplicar y la procedencia
de salidas alternativas, tales como la suspensión del proceso a prueba o el juicio abreviado.
Asimismo, y por ser una audiencia multipropósito, las partes pueden solicitar medidas de pruebas y efec-
tuar planteos como por ejemplo nulidades, excepciones, requerir la elevación a juicio o el sobreseimiento.
Finalmente, la Ley N° 27.272 estipula que en esa audiencia puede estar presente la víctima y que el
juez debe resolver todas las cuestiones de forma oral y en el momento. Una vez resueltas todas las
peticiones planteadas, y de corresponder, se fija audiencia de clausura.
El nuevo procedimiento de flagrancia que prevé la Ley N° 27.272 (BO: 01/12/2016) es el siguiente:
Artículo 353 bis: El procedimiento para casos de flagrancia que se establece en este título es de apli-
cación a todos los hechos dolosos en los que se verificasen las circunstancias del artículo 285 y cuya
pena máxima no supere los quince (15) años de prisión o veinte (20) años de prisión en los supuestos
del artículo 119, cuarto párrafo, y del artículo 166, penúltimo párrafo, del Código Penal, o tratándose
de un concurso de delitos, ninguno de ellos supere dicho monto.
Las decisiones jurisdiccionales a las que se refiere el presente título se adoptarán en forma oral en
audiencia pública y contradictoria, respetándose los principios de inmediación, bilateralidad, conti-
nuidad y concentración.
Las resoluciones se notificarán oralmente en la misma audiencia y los recursos de reposición y apela-
ción se interpondrán y concederán del mismo modo.
Se labrará un acta sucinta de la audiencia, la que será grabada en forma total mediante soporte de
audio y, en la medida de las posibilidades del tribunal, video.
Las disposiciones previstas en el presente título no se aplicarán cuando el o los hechos de que se traten
tuvieran lugar en ocasión del ejercicio de derechos humanos y/o sociales, o de cualquier otro derecho
constitucional. Si con motivo u ocasión de la protesta social se cometieren delitos comunes en flagran-
cia, podrán ser sometidos a las disposiciones del presente título.
Artículo 353 ter: Al momento de tomar conocimiento de la aprehensión, el fiscal deberá declarar, de
corresponder, el caso como flagrancia, sometiendo el mismo al trámite establecido en este título.
El detenido será trasladado ante el juez a fin de participar de una audiencia oral inicial de flagrancia
que deberá llevarse a cabo dentro de las veinticuatro (24) horas desde la detención, prorrogable por
otras veinticuatro (24) horas, cuando no hubiere podido realizarse por motivos de organización del tri-
bunal, del fiscal o de la defensa, o cuando el imputado lo solicitare para designar un defensor particular.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 61


A esa audiencia deberán asistir el Ministerio Público Fiscal, el imputado y su defensor.
La víctima tiene derecho a asistir a todas las audiencias y deberá ser notificada de la realización de
las mismas a fin de ser escuchada y eventualmente ser tenida por parte querellante. La víctima, con el
control de la defensa, podrá solicitar declarar sin la presencia del imputado.
En esta audiencia el juez deberá expedirse sobre la libertad o detención del imputado. La decisión será
notificada a las partes oralmente en la misma audiencia.
Artículo 353 quáter: Carácter multipropósito de la audiencia. Todas las audiencias en el marco del
procedimiento establecido en el presente título, tienen carácter multipropósito, pudiendo someterse a
decisión jurisdiccional cuestiones diferentes a las que pudieran haber motivado su designación.
Practicado por el juez el interrogatorio de identificación previsto en el artículo 297, el fiscal informará
al imputado el hecho que se le atribuye y las pruebas obrantes en su contra.
El imputado o su defensor podrán objetar fundadamente la aplicabilidad del procedimiento para casos
de flagrancia cuando consideren que no se verifican los presupuestos del artículo 285 o que la com-
plejidad de la investigación no hará posible la aplicación del procedimiento previsto en la presente.
Dichas objeciones deberán ser resueltas por el juez en ese momento.
Esta decisión será apelable y el recurso tendrá efecto suspensivo. Deberá intervenir en el recurso uno
de los jueces del tribunal de alzada, conforme la reglamentación interna que se dicte al respecto y ser
resuelto dentro de los tres (3) días contados a partir de la fecha de recibido el expediente por dicho
tribunal. La resolución de cámara tendrá carácter de definitiva y será irrecurrible.
Asimismo, el fiscal solicitará al juez la realización de todas las medidas necesarias a los efectos de la
correcta identificación del imputado, la constatación fehaciente de su domicilio, la certificación de sus
antecedentes, la realización del informe ambiental, el examen mental previsto en el artículo 78 del
presente Código -en caso de corresponder-, y la realización de todas las pruebas que se estimen per-
tinentes para completar la instrucción y que aún no se hubieren producido. Dichas medidas deberán
llevarse a cabo en un plazo máximo de diez (10) o veinte (20) días, si se resolviere mantener la deten-
ción u otorgar la libertad al imputado, respectivamente.
Para los casos en que fuera indispensable para el correcto ejercicio del derecho de defensa, el plazo de
producción de prueba para el imputado detenido podrá extenderse por veinte (20) días.
La audiencia de clausura deberá ser fijada en este mismo acto teniendo en cuenta el plazo establecido
en el párrafo anterior.
La defensa podrá solicitar las medidas de prueba que considere pertinentes, como así también la
declaración del imputado, en cuyo caso se lo invitará a manifestar cuanto tenga por conveniente, y
podrá ser interrogado por las partes.
Rigen las reglas previstas para la declaración indagatoria en el procedimiento común en todo lo que no
se contradigan con lo dispuesto en el presente título. Si el imputado solicitare la excarcelación deberá
hacerlo en forma oral y el juez resolverá en la misma audiencia.

62 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 3. LA INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA.

Todas las cuestiones introducidas en la audiencia oral inicial de flagrancia deberán ser resueltas por el
juez en forma oral, inmediata y de manera fundada.
La verificación de un caso de conexidad con otro hecho que no tramitase bajo esta modalidad, no impide
la aplicación o continuación del procedimiento para casos de flagrancia, siempre y cuando sea posible la
investigación separada de los hechos. Caso contrario, deberá desistirse del juzgamiento bajo este régimen.
De todo lo actuado labrará acta sucinta el secretario.
Artículo 353 quinquies: Audiencia de clausura del procedimiento para casos de flagrancia. El juez
otorgará la palabra a la querella y al agente fiscal a fin de que soliciten el sobreseimiento o bien la
elevación de la causa a juicio, a cuyo efecto deberán acompañar por escrito la descripción del hecho y
su calificación legal.
En tal oportunidad solicitarán, si correspondiere, a su juicio, el dictado de la prisión preventiva. La
defensa formulará sus oposiciones en forma oral en los términos del artículo 349.
El juez resolverá de conformidad con lo dispuesto en el artículo 351 y, en el mismo acto, decidirá sobre el
pedido de la prisión preventiva. Podrá diferir la lectura de los fundamentos hasta un plazo de tres (3) días.
Las apelaciones que se hubieren presentado desde el inicio del proceso hasta la finalización de esta
audiencia, serán elevadas a la alzada en forma conjunta en este acto, con excepción de aquellos planteos
vinculados con la libertad del imputado.
Artículo 353 sexies: Desde la audiencia oral inicial de flagrancia hasta la audiencia de clausura inclu-
sive, las partes podrán, bajo pena de caducidad, solicitar al juez la suspensión del juicio a prueba, o la
realización de un acuerdo de juicio abreviado. En esos casos, si mediara conformidad del fiscal y de
la defensa, el juez deberá dictar un pronunciamiento al respecto en forma inmediata pudiéndose dar
a conocer los fundamentos dentro de los tres (3) días posteriores. Si hubiera querellante, previo a la
adopción de cualquiera de estas decisiones, se requerirá su opinión, la que no será vinculante.
Deberán introducirse también en esta oportunidad, los pedidos de nulidad y las excepciones que se
consideren pertinentes, que serán resueltos en la misma audiencia.
Artículo 353 septies: Constitución del tribunal. Ofrecimiento de prueba. Audiencia. Fijación de fecha
de debate. Dentro de un término no superior a las cuarenta y ocho (48) horas de recibido el caso en el
órgano de debate, se notificará a las partes la constitución del tribunal y en el mismo acto se las citará
a una audiencia oral en un plazo que no podrá ser superior a cinco (5) días para ofrecer la prueba para
el debate. En dicha audiencia se resolverá sobre la procedencia de la misma. Si el imputado estuviese
en prisión preventiva, se debatirá sobre la necesidad de su vigencia. Además, podrán introducirse las
nulidades y excepciones que no hubieren sido planteadas con anterioridad.
Resueltas oralmente las incidencias, el tribunal fijará la fecha de debate en un plazo que no podrá
exceder de veinte (20) días desde la radicación.
En todos los casos sometidos al procedimiento para casos de flagrancia, cuya pena máxima prevista no
sea mayor a quince (15) años, el juzgamiento lo realizará un único magistrado.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 63


64 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA
UNIDAD 4
ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 65


UNIDAD 4
ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

1. Actuación de las fuerzas de seguridad. Marco general. Funciones de prevención y de conjuración.

Las fuerzas de seguridad cumplen dos funciones diferentes: por un lado, prevención de ilícitos y peli-
gros; por otro lado, conjuración (también llamada represión) de ilícitos. La función preventiva consiste en
las acciones tendientes a impedir, evitar, obstaculizar o limitar aquellos hechos que, dadas determinadas
circunstancias y elementos objetivos y concurrentes, pudieran resultar delictivos o pudieran configurar
actos atentatorios de la seguridad pública, así como las acciones consistentes en la planificación, imple-
mentación, coordinación o evaluación de las operaciones policiales, en el nivel estratégico y táctico, orien-
tadas a prevenirlos. La función de conjuración consiste en neutralizar, hacer cesar o contrarrestar en forma
inmediata los delitos, contravenciones o faltas en ejecución, utilizando cuando sea necesario el poder coer-
citivo que la ley autorice y evitando consecuencias ulteriores (artículo 89, incisos 1° y 2°, de la Ley Nº 5688).
Esta diferencia es fundamental, porque en la prevención la policía depende del Ministerio de Justicia
y Seguridad, en cambio en la conjuración la policía es auxiliar de la justicia y depende principalmente
del Ministerio Público Fiscal (es decir, responde a las órdenes de los fiscales) y también de los jueces.
La función de prevención está regulada básicamente en la Ley del Sistema Integral de Seguridad Pública
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (sancionada por la Ley N°5.688) y la función de conjuración está
regulada básicamente en los códigos de procedimientos penales (CPPCABA y CPPN, dentro del ámbito
de la Ciudad de Buenos Aires). Sin embargo, muchas veces estas dos funciones se superponen. Por ejemplo:
si un policía que está de consigna en una dirección advierte que en el interior se está cometiendo un delito
e interviene de inmediato para evitarlo, su intervención obedece tanto a la función la prevención encomen-
dada (resguardar la seguridad del lugar y sus habitantes) como la de conjuración (impedir o interrumpir la
comisión del delito y proceder a la detención de la persona que lo intentó o logró llevarlo a cabo).
Dado que ambas funciones se superponen con frecuencia, la Ley N°5.688 (dedicada principalmente
a la función preventiva) también hace varias referencias a la función de conjuración y, a la inversa, los
códigos procesales penales (en los que se regula principalmente la función de conjuración) también
hacen varias referencias a la función de prevención.
El Libro II de la Ley de Seguridad Pública crea la Policía de la Ciudad de Buenos Aires y determina
sus funciones. La Ley abarca muchos aspectos que no están vinculados con la unidad que estamos
estudiando (esta unidad se refiere a las actuaciones de la policía frente a la comisión de delitos). Pero
también en la función preventiva (que sí se refiere a esta unidad), la Ley es mucho más amplia, porque
incluye la prevención de delitos, faltas, contravenciones y cualquier peligro (provenga o no de una
persona) que pueda resultar en daños para personas o cosas. En cambio, el Código Procesal Penal es
mucho más limitado: sólo se refiere a la persecución e investigación de los delitos.

66 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 4. ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

Además de las dos funciones fundamentales de prevención y conjuración, la Ley de Seguridad Pública
menciona la función de investigación. Esta función está prevista en el art. 89, inc. 3, de la Ley. En
realidad, no se trata de una tercera función, además de las dos principales, sino que es una función que
tiene dos aspectos: uno preventivo y otro de conjuración. Cuando la policía recaba información para
conocer y analizar todos los ilícitos y hechos que vulneran en general la seguridad pública, sus modali-
dades y manifestaciones, o un grupo de esos ilícitos y hechos, está haciendo investigación dentro de la
función de prevención. Por ejemplo, cuando la policía recaba datos de delitos para realizar estadísticas
de criminalidad en la Ciudad de Buenos Aires. Aquí su actuación no depende del Ministerio Público
Fiscal, sino del Ministerio de Justicia y Seguridad. Por supuesto que esto no quiere decir que, en esa
actividad, la policía no pueda trabajar en conjunto con el Ministerio Público Fiscal.
En cambio, cuando la policía investiga un delito en particular para constatar su comisión y sus cir-
cunstancias de tiempo, lugar y modo de ejecución, individualizar a los responsables y reunir las pruebas
para acusarlos, está haciendo investigación dentro de la función de conjuración. Es decir, actúa bajo la
dirección del Ministerio Público Fiscal.
Repasando: La Ley de Seguridad Pública (Ley N°5.688) tiene un título específico referido a la función
de prevención de ilícitos y peligros (es decir, impedir violaciones de las leyes y evitar todo tipo de ries-
gos que puedan resultar en daños para las cosas o las personas, así como también poner fin a los ilícitos
que ya hayan sido cometidos pero que aún continúen). El Código Procesal Penal de la CABA tiene
un capítulo específico referido a la función de conjuración de delitos penales (es decir, persecución e
investigación de delitos para acusar y responsabilizar a los culpables).
Pero la Ley de Seguridad Pública no se refiere sólo a estas cuestiones. Es mucho más amplia: esta-
blece las bases jurídicas e institucionales fundamentales del Sistema Integral de Seguridad Pública de
la CABA en lo referente a su composición, misión, función, organización, dirección, coordinación y
funcionamiento, así como las bases jurídicas e institucionales para la formulación, implementación y
control de las políticas y estrategias de seguridad pública.
Por otro lado, cuando la policía actúa en el marco de un delito (para prevenirlo o para conjurarlo), pue-
de ser que se aplique el Código Procesal Penal de la Nación, y no el de la CABA. Ese código también
prevé funciones policiales de conjuración que veremos en esta unidad y las compararemos con las del
Código Procesal Penal de la CABA.
Además, existen normas internacionales que rigen para la actuación policial. Por un lado, la Ley de
Seguridad Pública hace referencia a ellas. Esto quiere decir que la Ley establece que en la actuación poli-
cial regirán esas normas. Pero además, algunas partes de esas normas han sido incorporadas directamente
a la Ley de Seguridad Pública (es decir, la Ley copió algunas partes de esas normas internacionales en sus
propios artículos). Estas normas son los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de
Fuego por los Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley (ONU) y el Código de Conducta para
Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley, por mencionar las más importantes.
Es de suma trascendencia el cumplimiento de todas estas disposiciones, ya que de ello va a depender
la validez de los procedimientos que realicen los policías, la convalidación de medidas cautelares, ade-

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 67


más de la propia responsabilidad del funcionario que actúa (es decir, el policía puede ser gravemente
sancionado si no cumple con estas normas).
Analizaremos ahora las normas aplicables. En primer lugar, las del derecho procesal (CPPCABA y
CPPN) y luego la Ley de Seguridad Pública, junto con los instrumentos internacionales.

2. Normas de procedimiento que regulan la actuación policial en el CPPCABA y en el CPPN. Consulta


policial al órgano judicial.

„„
a) Normas de procedimiento que regulan la actuación policial en el CPPCABA y en el CPPN.

Para comenzar debemos recordar que las leyes procesales prevén principalmente la función de con-
juración del delito. Pero, como dijimos, también hacen referencias a la función de prevención del
delito. Los códigos procesales establecen un deber general de actuar (en el caso de la CABA, art. 93,
CPPCABA) y luego establecen deberes más específicos, que explican ese deber general.
Con respecto al deber general de actuar, los códigos procesales prevén la siguiente obligación de la policía:
> Actuar cuando estén en conocimiento de un delito e investigar. Este es el deber general de actuar de la
policía, es decir, ante el conocimiento de un delito, la policía debe actuar (intervenir) e investigarlo (escla-
recerlo). El deber general de actuar se descompone en los códigos procesales de la siguiente manera:
> Impedir que los hechos lleguen a consecuencias ulteriores. La policía deberá interrumpir la
actividad delictiva que se esté desarrollando. Esto consiste en impedir que la tentativa de un
delito llegue a su consumación y que los delitos permanentes o continuados –por ejemplo, vio-
lación de domicilio, portación y tenencia de armas de fuego, privación ilegal de la libertad, etcé-
tera– sigan consumándose. Pese a que se trata de una función de prevención, está mencionada
en los códigos procesales.
> Individualizar a los culpables. La policía debe procurar determinar a los que resulten prima facie
sospechosos de haber cometido o participado en la ejecución del hecho delictivo, y se dirige a obte-
ner o recabar datos que permitan su posterior identificación y localización. Esto forma parte de la
tarea de investigación en la función policial de conjuración.
> Reunir pruebas. La policía debe realizar todas las medidas necesarias para el aseguramiento y
preservación de la prueba, como para el esclarecimiento del hecho (testigos, secuestros, planos,
peritajes, etc.). Esto forma parte de la tarea de investigación en la función policial de conjuración.
Esas actividades pueden ser realizadas por orden del fiscal o en forma autónoma. Sólo podrán actuar
en forma autónoma en casos de urgencia que conlleven la necesidad de preservar la integridad física,
la libertad y/o los bienes o para resguardar la prueba, y en casos de flagrancia.
El deber general de actuar puede surgir de tres maneras: cuando la policía toma conocimiento “en
forma directa” del delito (por ejemplo, ve por la calle que se está cometiendo un delito), “por denuncia”
(por ejemplo, cuando una persona se le acerca para denunciar un delito en curso) o “por orden de auto-
ridad competente” (en general, en el caso de la CABA, por orden de un fiscal).

68 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 4. ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

Además de este deber general de actuar, ambos códigos procesales (CPPCABA y CPPN) prevén
deberes específicos. Es decir, se trata de especificaciones de ese deber general de actuar. El deber gene-
ral de actuar le dice al policía: “Actúe en caso de delito”. Los deberes específicos (art. 95, CPPCABA) le
dicen al policía cómo tiene que actuar en concreto. Estos deberes específicos son:
1) Cuidar los rastros materiales para que se conserve el estado de las cosas y del hecho; es decir conservar
la escena del crimen. Consiste en conservar los elementos que van a permitir la reconstrucción del
hecho en su faz material. Si el delito hubiera dejado huellas materiales de su realización, éstas deben
ser conservadas, al tiempo que el estado de cosas producto de aquél debe permanecer, en lo posible,
inmutable hasta que así lo disponga el fiscal interviniente. Incluye entre otras, las operaciones de la
Policía Científica y las aplicaciones técnicas de datos científicos para la investigación del hecho y sus
circunstancias, como así también la facultad de producir secuestros de cosas relacionadas con el delito,
sujetas a decomiso o que puedan servir como medios de prueba.
2) Disponer, de ser necesario, que ninguna de las personas que se hallan en el lugar del hecho se
aparten, hasta que se lleven a cabo las diligencias que correspondan para aclarar la situación.
Deben dar aviso al fiscal y/o juez. La policía puede ordenar que no se alejen del lugar del hecho
determinadas personas que pudieren ser testigos o responsables de la comisión del delito. Es una
medida de coerción real de muy breve duración. Constituye una simple demora que permite dar
tiempo para aclarar la situación y el rol de cada uno y que puede derivar en un arresto o detención
de aquellos que puedan ser individualizados como sospechosos.
3) Si hay peligro de que cualquier demora perjudique o ponga en juego la investigación, dejar cons-
tancia del estado de las cosas, lugar, y personas; esto puede realizarse con distintas medidas como
la toma de fotografías, pericias, informes, planos, etc. Es la realización de un conjunto de actos
o actividades probatorias de urgencia, a consecuencia de la necesidad de evitar la dispersión de
la prueba. Los exámenes técnicos no guardan equivalencia con la prueba pericial y a ellos no les
caben las normas que regulan esta última.
4) Interrogar a los testigos. La policía deberá confeccionar un acta dando cuenta de las manifestacio-
nes vertidas por los testigos y adoptando los recaudos en torno a recabar los datos que permitan
su posterior citación. La finalidad radica en orientar la pesquisa desde los primeros momentos.
5) Aprehender a los presuntos culpables según los casos y las formas establecidas en ley, dando
inmediato aviso al fiscal y/o al juez. Pueden hacerlo por orden judicial o de forma autónoma en
los casos de flagrancia.
6) Recibir denuncias. Con las formas de la ley.
7) Ordenar la clausura del lugar si hay indicios de que se cometió un delito grave, dando aviso al fiscal y/o
juez. La clausura es una alternativa de excepción que impone la inmediata comunicación al Fiscal, a los
fines de su ratificación. Se trata de una medida cautelar destinada a evitar un daño inminente o bien, al
aseguramiento de cosas que pudieran ser útiles para la reconstrucción histórica del suceso o servir como
prueba del delito. Desaparecidas las posibilidades de daño o aseguramiento, debe cesar la clausura.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 69


8) Realizar requisas, conforme a la ley. Es la inspección de las personas y constituye una medida de
coerción irrepetible, que restringe la libertad ambulatoria. Procede exclusivamente cuando hubie-
re motivos urgentes o situaciones de flagrancia que hicieran presumir que una persona porta entre
sus efectos personales, adheridas a su cuerpo o en el vehículo en el que circula, cosas constitutivas
de un delito o que pudieran haber sido usadas para cometer el delito.
9) Realizar allanamientos, conforme a la ley. Es cuando se necesita ingresar a un domicilio para la
detención de un imputado o para el secuestro de cosas o rastros de interés para la investigación.
Se necesita orden judicial, salvo casos de urgencia previstos en la ley.
10) Usar la fuerza mínima indispensable. Son facultades coercitivas propias de la policía y demás
fuerzas de seguridad que tienen por finalidad coadyuvar al cumplimiento de sus funciones y espe-
cíficamente de los deberes previstos en los incisos precedentes.
Todo ello surge de la normativa del CPPCABA como del CPPN. Veamos:

CPPCABA CPPN
Artículo 93. Relación funcional. Facultades en Artículo 183. La policía o las fuerzas de seguridad deberán
circunstancias urgentes. Será obligatorio para la policía o investigar, por iniciativa propia, en virtud de denuncia o por
las fuerzas de seguridad actuar cuando llegue a su orden de autoridad competente, los delitos de acción pública,
conocimiento, hechos delictivos en forma directa, por impedir que los hechos cometidos sean llevados a
denuncia o por orden de autoridad competente. consecuencias ulteriores, individualizar a los culpables reunir
Bajo la dirección del Ministerio Público Fiscal deberán: las pruebas para dar base a la acusación.
1) impedir que los hechos cometidos sean llevados a
consecuencias ulteriores; Artículo184. Los funcionarios de la policía o de las fuerzas de
2) individualizar a los culpables; seguridad tendrán las siguientes atribuciones:
3) reunir las pruebas para dar base a la acusación. 1) Recibir denuncias.
Actuarán en forma autónoma, dando cuenta al/la 2) Cuidar que los rastros materiales que hubiere dejado el
Fiscal inmediatamente, o en el menor tiempo posible para delito sean conservados y que el estado de las cosas no se
que asuma la dirección de la pesquisa, en casos de modifique hasta que lo disponga la autoridad competente.
urgencia, siempre que sea necesario para preservar la 3) Disponer, en caso necesario, que ninguna de las personas
integridad física, la libertad o los bienes de las personas o que se hallaren en el lugar del hecho o sus adyacencias, se
la prueba de los hechos y en casos de flagrancia. aparten de aquél ni se comuniquen entre sí mientras se llevan
a cabo las diligencias que correspondan, de lo que deberá
Artículo 95. Deberes Específicos. darse cuenta inmediatamente al juez.
Los integrantes de la policía o de las fuerzas de 4) Si hubiera peligro de que cualquier demora comprometa el
seguridad tendrán los siguientes deberes: éxito de la investigación, hacer constar el estado de las
1) Cuidar que los rastros materiales del hecho sean personas, de las cosas y de los lugares, mediante
conservados y que el estado de las cosas no se modifique. inspecciones, fotografías, exámenes técnicos y demás
2) En caso necesario y cuando la naturaleza del hecho lo operaciones que aconseje la policía científica.
justifique, disponer que ninguna de las personas que se 5) Disponer con arreglo al artículo 230, los allanamientos del
hallaren en el lugar del hecho o sus adyacencias, se artículo 227, las requisas e inspecciones del artículo 230 bis
aparten de aquél mientras se lleven a cabo las diligencias y los secuestros del artículo 231, dando inmediato aviso al
que correspondan. órgano judicial competente.
De lo actuado se deberá dar cuenta de inmediato al/la Fiscal. 6) Si fuere indispensable, ordenar la clausura del local en el
3) Si hubiera peligro de que cualquier demora comprometa que se suponga, por vehementes indicios que se ha cometido
el éxito de la investigación, hacer constar el estado de las un delito grave, o proceder conforme el artículo 281 dando
personas, de las cosas y de los lugares, mediante inmediato aviso al órgano judicial competente.
inspecciones, planos, fotografías, filmaciones, exámenes 7) Interrogar a los testigos.
técnicos y demás operaciones que aconseje la policía 8) Aprehender a los presuntos culpables en los casos y formas
científica. que ese Código autoriza y disponer su incomunicación cuando
4) Interrogar a los testigos, asentando sus dichos en simple concurran los requisitos del artículo 205, por un término
acta al solo efecto de orientar la pesquisa. máximo de diez (10) horas, que no podría prolongarse por
5) Aprehender a los presuntos/as autores / as en los casos ningún motivo sin orden judicial. En tal supuesto deberá
y formas que este Código autoriza, con inmediata noticia practicarse un informe médico a efectos de verificar el estado
al/la Fiscal competente. psicofísico de la persona al momento de la aprehensión.
6) Disponer las requisas con arreglo a lo dispuesto en este 9) En los delitos de acción pública y únicamente en los
Código con inmediata noticia al/la Fiscal competente. supuestos del artículo 285, requerir del sospechoso y en el
7) Disponer la clausura preventiva del lugar en los casos y lugar del hecho noticias e indicaciones sumarias sobre
formas que este Código autoriza, con inmediata noticia circunstancias relevantes para orientar la inmediata
70 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA
al/la Fiscal competente. continuación de las investigaciones. Esta información no
8) Hacer uso de la fuerza pública en la medida podrá ser documentada ni tendrá valor alguno en el proceso.
estrictamente necesaria, adecuada a la resistencia y 10) No podrán recibir declaración al imputado. Sólo podrán
proporcional con el mal que se quiere hacer cesar. dirigirle preguntas para constatar su identidad, previa lectura
que en ese caso se le dará en alta voz de los derechos y
que correspondan. órgano judicial competente.
De lo actuado se deberá dar cuenta de inmediato al/la Fiscal. 6) Si fuere indispensable, ordenar la clausura del local en el
3) Si hubiera peligro de que cualquier demora comprometa que se suponga, por vehementes indicios que se ha cometido
el éxito de la investigación, hacer constar el estado de las un delito grave, o proceder conforme el artículo 281 dando
personas, de las cosas y de los lugares, mediante inmediato aviso al órgano judicial competente.
inspecciones, planos, fotografías, filmaciones, exámenes 7) Interrogar a los testigos.
técnicos y demás operaciones que aconseje la policía 8) Aprehender a los presuntosUNIDAD
culpables en los casos yDE
4. ACTUACIONES formas
LA POLICÍA.
científica. que ese Código autoriza y disponer su incomunicación cuando
4) Interrogar a los testigos, asentando sus dichos en simple concurran los requisitos del artículo 205, por un término
acta al solo efecto de orientar la pesquisa. máximo de diez (10) horas, que no podría prolongarse por
5) Aprehender a los presuntos/as autores / as en los casos ningún motivo sin orden judicial. En tal supuesto deberá
y formas que este Código autoriza, con inmediata noticia practicarse un informe médico a efectos de verificar el estado
al/la Fiscal competente. psicofísico de la persona al momento de la aprehensión.
6) Disponer las requisas con arreglo a lo dispuesto en este 9) En los delitos de acción pública y únicamente en los
Código con inmediata noticia al/la Fiscal competente. supuestos del artículo 285, requerir del sospechoso y en el
7) Disponer la clausura preventiva del lugar en los casos y lugar del hecho noticias e indicaciones sumarias sobre
formas que este Código autoriza, con inmediata noticia circunstancias relevantes para orientar la inmediata
al/la Fiscal competente. continuación de las investigaciones. Esta información no
8) Hacer uso de la fuerza pública en la medida podrá ser documentada ni tendrá valor alguno en el proceso.
estrictamente necesaria, adecuada a la resistencia y 10) No podrán recibir declaración al imputado. Sólo podrán
proporcional con el mal que se quiere hacer cesar. dirigirle preguntas para constatar su identidad, previa lectura
que en ese caso se le dará en alta voz de los derechos y
garantías contenidos en los arts. 104 párrafo 1° y último,
197, 295, 296 y 298 de este Código, de aplicación analógica
al caso, todo ello bajo pena de nulidad en caso de así no
hacerse, sin perjuicio de la comunicación que hará el juez a la
autoridad superior del funcionario a los efectos de la debida
sanción administrativa por el incumplimiento. Si hubiese
razones de urgencia para que el imputado declare, o éste
manifestara su deseo de hacerlo, y el juez a quien
corresponda intervenir en el asunto no estuviere próximo, se
arbitrarán los medios para que su declaración sea recibida por
cualquier juez que posea su misma competencia y materia.
11) Usar de la fuerza pública en la medida de la necesidad.
Los auxiliares de la policía y de las fuerzas de seguridad
tendrán las mismas atribuciones, deberes y limitaciones que
los funcionarios para los casos urgentes o cuando cumplan
órdenes del tribunal.

Cuando la policía intervenga o realice un procedimiento en la vía pública deberá labrar un acta para
dejar debida constancia de las tareas realizadas, las que deben cumplir con determinados requisitos.
Éstas se denominan “actas de prevención” e integran el período inicial de la investigación preparatoria.
Deberán contener:
1. La identificación del imputado: o sea, de la persona sospechada de haber cometido el delito, debien-
do recabarse los datos necesarios para proceder a su individualización lo más completa posible.
2. La descripción circunstanciada del hecho que motivó la actuación: se refiere al suceso que generó
la intervención del funcionario policial. Debe contener la mayor cantidad de elementos fácticos
posibles a efectos de precisar la calificación legal que habrá de aplicarse y que permitirá dirigir y
encauzar la investigación que dirige el fiscal. Asimismo, tal descripción incide en forma directa en
la dilucidación de la competencia de los órganos judiciales que habrán de conocer en el suceso.
3. Los informes que se hubieren producido, el resultado de todas las diligencias practicadas y toda otra
prueba del hecho: se trata de documentar la actividad realizada brindando el mayor detalle de todo
lo ocurrido en el procedimiento.
Asimismo, debe tenerse muy en cuenta que la ley establece la obligatoriedad de la inmediata remisión al
fiscal, o en la justicia nacional al juez interviniente, cuando hubiere personas privadas de su libertad, en
virtud de que la aprehensión constituye el punto de partida de plazos relacionados con la resolución de
la situación procesal del detenido. Idéntica situación ocurre cuando se hubiera adoptado otras medidas
precautorias (por ejemplo, secuestro de objetos, clausura preventiva del lugar). Por último, la remisión
también debe efectuarse inmediatamente cuando así lo requiera el fiscal a cargo de la investigación.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 71


Así, la actuación de la policía debe ser supervisada por quien dirige la investigación penal. Esto signi-
fica: cuando haya intervención de la justicia de la CABA, va a ser bajo la supervisión del fiscal, mien-
tras que en los casos en que actúa la justicia nacional, va a ser bajo el control del fiscal o el juez según
corresponda. Si la actuación se inició de forma autónoma (es decir, sin una orden previa del fiscal o del
juez), se deberá dar aviso inmediato al fiscal o el juez para que efectúen el control pertinente y conva-
liden o no las medidas adoptadas.
En resumen, todas las enumeradas son atribuciones y deberes que tienen las fuerzas de seguridad y
todas las medidas que adopten deben ser documentadas, es decir, plasmadas en actas que deben cum-
plir con las exigencias legales, de acuerdo con la medida que se haya implementado.
Ahora bien, además de estos deberes formulados de manera positiva (“el policía debe…”), los códigos
procesales establecen deberes formulados de manera negativa, es decir, prohibiciones (“el policía no debe…”, o
bien “está prohibido a las fuerzas policiales…”). Sin perjuicio de recordar que la policía no puede ejecutar
ninguna medida que no sea legal y que debe respetar las formas para que sean válidas, se establecen
dos prohibiciones expresas, sancionadas con pena de nulidad:
> No podrán recibir declaración al imputado respecto del hecho que se le atribuye. Sólo pueden las
fuerzas de seguridad efectuar preguntas para su identificación. A su vez, si el imputado quisiera
declarar de forma urgente, debe ser llevado ante el juez o fiscal de la causa, o al de turno, o al más
próximo (arts. 96 CPPCABA y 184 inc. 10 del CPPN).
> No pueden abrir la correspondencia. Cuando se secuestra debe ser remitida al juez o al fiscal para
que proceda a su apertura y examine qué es pertinente para la investigación. Luego de ello –si son
autorizados pueden realizar peritajes y analizar su contenido. En el supuesto de que sea imprescin-
dible analizarla de forma urgente, se debe igualmente requerir autorización al juez competente más
cercano (arts. 97 CPPCABA y 185 CPPN). Debe aclararse que cuando se habla de corresponden-
cia, se incluyen los soportes informáticos (art. 97 CPPCABA).

„„
b) Consulta policial al órgano judicial.

Como vimos, una de las formas de iniciar un proceso penal que establecen el Código Procesal Penal de
la Nación y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se da cuando el personal policial u otra fuerza
de seguridad interviene directamente y por urgencia, ante el conocimiento de que se está cometiendo
un delito o que alguna persona lo está por cometer, como son los supuestos de fragancia.
Así, cuando los agentes actúan de forma directa y ya tenemos por lo tanto el conocimiento cierto de
la probable comisión del hecho ilícito, comienza la investigación y específicamente en estos casos, el
paso que sigue es la consulta judicial.
Siendo así, la policía tiene la obligación de comunicar al órgano judicial todo conocimiento que tenga
de un delito con el objetivo de que aquél convalide su actuación y disponga las diligencias necesarias
para la investigación, lo que habitualmente se hace a través de una consulta telefónica.

72 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 4. ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

Por eso es necesario que a la hora de evacuar la consulta telefónica el órgano judicial reciba la mayor
cantidad de datos posibles sobre los hechos, imputados, prueba etc., ya que con esa información deberá
tomar decisiones de trascendencia, como determinar el trámite a imprimir en las actuaciones, disponer
medidas de prueba, dar directivas urgentes, resolver sobre la afectación a la causa de presuntos impu-
tados, decidir respecto de la libertad de los detenidos, etc.
Debemos recordar que cuando se trate de delitos transferidos a la justicia local, en todos los casos la
consulta debe ser realizada con el Ministerio Público Fiscal.
En el resto de los ilícitos que aún son investigados por la justicia nacional, en todos los casos con autor
identificado y en la medida en que haya flagrancia, a partir de la Ley N° 27.272 la comunicación se
efectúa primero al fiscal y si éste considera que hay flagrancia debe solicitar que se avise al juez, quien
dentro de las 24 hs. fijará audiencia. Para el caso en que el fiscal estime que no se verifica un caso
de flagrancia, será el juez quien dará los lineamientos a seguir respecto del sospechoso, así como las
diligencias que deben practicarse. No obstante, el fiscal puede sugerir medidas, evitando superponer o
contradecir las del órgano jurisdiccional.
De este modo, una vez hecha la consulta y materializadas las primeras diligencias, las actuaciones se
remiten a sede judicial, donde se continúa con el trámite. No es necesario para ello el impulso del fiscal
por medio del requerimiento de instrucción del artículo 180 del CPPN, a diferencia de lo que ocurre
cuando hay una denuncia, toda vez que la actividad policial previa, según lo que se desprende de la
normativa procesal, suple ese requisito.
Por otro lado, en los supuestos de los sumarios con autor no individualizado y de acuerdo con lo pre-
visto en el artículo 196 bis del CPPN, al quedar la investigación directamente en manos del Ministerio
Público Fiscal, la consulta la evacuará directamente el fiscal y se dará simple anoticiamiento al juez.
Luego de ello, las actuaciones serán enviadas a la fiscalía, que continuará con el desarrollo del proceso.

3. Ley de Seguridad Pública N° 5.688. Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas
de Fuego por los Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley (ONU). Código de Conducta
para Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley (ONU).

„„
a) Ley de Seguridad Pública

■ a.1. Sistema de seguridad.


La Ley de Seguridad Pública, publicada en el Boletín Oficial del 21 de diciembre de 2016, fue la
encargada de crear la Policía de la Ciudad de Buenos Aires (producto de la fusión entre, por un lado,
la Policía Metropolitana y, por otro lado, la Superintendencia Metropolitana de la Policía Federal),
además de sentar las bases jurídicas e institucionales del sistema de seguridad de la Ciudad Autónoma

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 73


de Buenos Aires. Este sistema está integrado no sólo por la Policía de la Ciudad (Libro II de la ley),
sino también por otras instituciones descriptas en el art. 8.
La ley define la “seguridad pública” como la situación de hecho basada en el derecho en la cual se
encuentran resguardadas la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías
y la plena vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano y federal que establecen
la Constitución Nacional y la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Asimismo, la ley determina que la “seguridad pública” es un deber propio e irrenunciable del Estado
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que debe arbitrar los medios para salvaguardar la libertad,
la integridad y derechos de las personas, así como preservar el orden público, implementando políti-
cas públicas tendientes a asegurar la convivencia y fortalecer la cohesión social, dentro del estado de
derecho, posibilitando el goce y pleno ejercicio, por parte de las personas, de las libertades, derechos y
garantías constitucionalmente consagrados.
Los objetivos del Sistema Integral de Seguridad Pública previstos en el artículo 7 de la Ley, son los siguientes:
1. Facilitar las condiciones que posibiliten el pleno ejercicio de las libertades, derechos y garantías
constitucionales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
2. Mantener el orden y la tranquilidad pública en todo el territorio de la Ciudad, con excepción de
los lugares sujetos a jurisdicción federal.
3. Proteger la integridad física de las personas, así como sus derechos y bienes.
4. Promover y coordinar los programas de disuasión y prevención de delitos, contravenciones y faltas.
5. Establecer los mecanismos de coordinación y colaboración para evitar la comisión de delitos, con-
travenciones y faltas.
6. Promover la investigación de delitos, contravenciones y faltas, así como la persecución y sanción de
sus autores.
7. Promover el intercambio de información en los términos de esta Ley.
8. Dirigir y coordinar los organismos de ejecución de pena a los fines de lograr la reinserción social
del condenado, en cumplimiento de la legislación vigente.
9. Establecer los mecanismos de coordinación entre las diversas autoridades para apoyo y auxilio a la
población en casos de siniestros o desastres, conforme a los ordenamientos legales vigentes en la materia.
10. Garantizar la seguridad en el tránsito a través de la prevención del riesgo vial y el control de la
seguridad vial.
11. Regular y controlar la prestación de los servicios de seguridad privada.
Es importante mencionar que esta normativa también reconoce como derecho de los ciudadanos su participa-
ción activa en los temas relacionados con la seguridad y a tal fin crea los Foros de Seguridad Pública (FOSEP),
que según el art. 20 se constituyen como ámbitos de participación y colaboración entre la sociedad civil y las
autoridades, para la canalización de demandas y la formulación de propuestas en materia de seguridad pública.

74 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 4. ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

A su vez, también contempla que los vecinos que no integren ninguna organización pueden participar
en dichos foros pero a título individual, haciendo peticiones ante el Foro o las Comunas, participando
de talleres y/o reuniones.

■ a.2. Mapa del delito. SIPREC. Encuesta de victimización.


Además, con relación a la tarea de investigación dentro de la función policial preventiva, se creó “el
Mapa del Delito”, “el Sistema de Información para la Prevención del Delito y la Violencia (SIPREC)” y “la
Encuesta de Victimización”. Los tres integran el sistema de gestión de información de seguridad públi-
ca, incorporados en el Título X del Libro I.
El mapa del delito constituye una herramienta de gestión dirigida a la recopilación, procesamiento y
análisis de la información concerniente a las actividades delictivas que se desarrollan en el territorio
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (art. 54), que tiene como finalidad realizar un diagnóstico
certero de los hechos delictivos que se producen en distintas zonas de la Ciudad, para poder efectuar
una mejor prevención y asignar los recursos humanos y logísticos de mejor forma.
Por su parte, el SIPREC es el encargado de recabar información cuantitativa y cualitativa sobre deli-
tos y situaciones de violencia y conflicto ocurridos en el territorio de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, proporcionada directamente por los vecinos, hayan o no puesto en conocimiento del hecho a
las fuerzas de seguridad o al Ministerio Público. Entre las funciones que tiene, que están enumeradas
en el art. 62, se puede resaltar la identificación de situaciones conflictivas locales en los barrios de la
Ciudad, especialmente aquellas que preocupan en forma prioritaria a la población.
También se regula que el Ministerio de Justicia y Seguridad realice anualmente una encuesta de victi-
mización en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

■ a.3. Funciones. Principios básicos de actuación. Preceptos generales. Prohibiciones.


Más específicamente respecto de las funciones de la Policía de la Ciudad, la ley enumera las siguien-
tes: seguridad general, prevención, conjuración, investigación de los delitos, protección y resguardo de
personas y bienes, y auxiliar de la justicia (art. 68).
A su vez, el art. 83 establece los principios que deben regir la actuación del personal policial:
1. El principio de sujeción a la ley, por medio del cual el personal policial debe adecuar sus conductas
y prácticas a las normas constitucionales, legales y reglamentarias vigentes, así como a los instru-
mentos internacionales en materia de derechos humanos ratificados por la República Argentina, el
Código de Conducta para Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley y los Principios de las
Naciones Unidas sobre el Uso de la Fuerza y Armas de Fuego.
2. El principio de oportunidad, según el cual el personal policial cuenta con discrecionalidad
conforme a deber para prescindir de la actuación funcional cuando, de acuerdo con las cir-
cunstancias del caso, la injerencia resulte inapropiada o inidónea para su fin. La discreciona-

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 75


lidad lleva ínsito el deber de evaluar previamente el riesgo, bajo propia responsabilidad del
funcionario actuante.
3. El principio de proporcionalidad, según el cual toda injerencia en los derechos de las personas debe
ser idónea y necesaria para evitar el peligro que se pretende repeler y no puede ser excesiva. Por
medida idónea se entiende aquella que sea apta para evitar el peligro; por necesaria, aquella que,
entre las medidas idóneas, sea la menos lesiva para el individuo y para la generalidad; por no exce-
siva, aquella que no implique una lesión desproporcionada respecto del resultado perseguido.
4. El principio de gradualidad, por medio del cual el personal policial debe privilegiar las tareas y el
proceder preventivo y disuasivo antes que el uso efectivo de la fuerza, procurando siempre preservar
la vida y la libertad de las personas en resguardo de la seguridad pública. En el uso de armas serán
de preferencia las incapacitantes no letales siempre que fuera apropiado, con miras a restringir cada
vez más el empleo de medios que puedan ocasionar lesiones o muertes.
5. El principio de responsabilidad, según el cual el personal policial responde personal y directamente
por los hechos que en su actuación profesional realizare en infracción de las disposiciones de esta
ley, sin perjuicio de la responsabilidad civil que pueda corresponder a la administración pública.
Según el art. 84 durante el desempeño de sus funciones el personal policial debe adecuar su conducta
a los siguientes preceptos generales:
1. Actuar con responsabilidad, respeto a la comunidad, imparcialidad e igualdad en el cumplimiento
de la ley.
2. No infligir, instigar o tolerar ningún acto de tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradan-
tes, ni invocar ilegítimamente la orden de un superior o cualquier tipo de circunstancias especiales
o situación de emergencia pública para justificar la comisión de delitos contra la vida, la libertad o
la integridad de las personas.
3. Asegurar la plena protección de la integridad física, psíquica y moral de las personas bajo su cuida-
do o custodia.
4. No cometer, instigar o tolerar ningún acto de corrupción que suponga abuso de autoridad o exceso
en el desempeño de sus funciones y labores, persiga o no fines lucrativos, o cualquier acto que con-
sista en uso indebido o excesivo de la fuerza, abuso verbal o mera descortesía.
5. Impedir la violación de normas constitucionales, legales y reglamentarias durante su accionar o el
de otras fuerzas, organismos o agencias con la que se desarrollen labores conjuntas o combinadas,
o en las conductas de personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, con las que se relacione. De
la inconducta o del hecho de corrupción deberá dar inmediata noticia a la autoridad superior u
organismo de control competente.
6. Mantener en reserva las cuestiones de carácter confidencial, particularmente las referidas al honor,
la vida y los intereses privados de las personas, de que tuvieran conocimiento, a menos que el cum-
plimiento de sus funciones o las necesidades de la justicia exijan estrictamente lo contrario.

76 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 4. ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

Junto a estos deberes positivos, la ley establece en el art. 85 deberes negativos, es decir, prohibiciones.
En ningún caso el personal de la Policía de la Ciudad, en el marco de las acciones y actividades propias
de sus misiones y funciones, puede:
1. Inducir a terceros a la comisión de actos delictivos o que afecten a la intimidad y privacidad de
las personas.
2. Influir indebidamente en la situación institucional, política, militar, policial, social y económica del
país, en su política exterior, en la vida interna de los partidos políticos legalmente constituidos, en
la opinión pública, en personas, en medios de difusión o en asociaciones o agrupaciones legales de
cualquier tipo.
3. Obtener información, producir inteligencia o almacenar datos sobre personas por el solo hecho de
su raza, fe religiosa, orientación sexual o identidad de género, acciones privadas u opinión política,
o de adhesión o pertenencia a organizaciones partidarias, sociales, sindicales, comunitarias, coo-
perativas, asistenciales, culturales o laborales, así como por la actividad lícita que desarrollen en
cualquier esfera de acción.
4. Alojar niños y adolescentes, menores de dieciocho años, en comisarías. El Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires debe organizar y mantener instituciones específicas y especializadas como dis-
positivo de alojamiento para personas menores de dieciocho años de edad que resultaren privadas
de la libertad por la presunta comisión de delitos. Se establece el plazo de doce (12) horas como
límite para el alojamiento de personas menores de edad en dependencias asentadas en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. En todos los casos de detención de niños y adolescentes se dará
inmediata intervención al Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
5. Exponer públicamente la detención de niños y adolescentes.

■ a.4. Limitación del deber de actuar al horario de servicio.


La nueva ley deja en claro, en el art. 88, que la policía está obligada a actuar durante el horario de ser-
vicio, ya sea ordinario o complementario.
En cambio, cuando el personal se encuentra fuera del horario de trabajo y toma conocimiento de
situaciones que requieran intervención policial tiene el deber de dar aviso a personal policial en ser-
vicio o comunicarse con atención telefónica de emergencia. No está obligado a identificarse como tal
ni a intervenir, pero si lo hiciera actúa en calidad de órgano del estado y se rige según las facultades y
obligaciones que corresponden al personal en servicio.
De acuerdo con el art. 87, en general, el personal policial debe comunicar inmediatamente a la auto-
ridad judicial competente los delitos y contravenciones que llegaren a su conocimiento durante el
desempeño de sus funciones.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 77


■ a.5. Facultades específicas de prevención.
Según se explicó antes, en lo que nos interesa para esta unidad, la Ley de Seguridad Pública regula la
función policial preventiva, mientras que los códigos procesales regulan la función policial de conjra-
ción (o represiva).
En este marco de funciones preventivas, la ley establece facultades específicas que tienen por obje-
to evitar peligros inminentes para terceros, para las autoridades o incluso para el propio autor del
delito. Existen situaciones en las que no se dan los presupuestos de una actuación de conjuración de
delitos, es decir, que no se dan los presupuestos exigidos por los códigos procesales. Así, por ejemplo,
cuando una persona tiene que ser transportada en un patrullero, en general deberá ser requisada
previamente para asegurar que no porte armas ni elementos peligrosos. En ese caso, no es que exista
la sospecha de que esa persona cometerá un delito dentro del patrullero (presupuesto necesario para
actuar según el código procesal), sino que se trata de una requisa netamente preventiva y necesaria
para la correcta actuación de los funcionarios policiales. Lo mismo sucede si un policía escucha
voces pidiendo auxilio desde el interior de una vivienda (p. ej. porque se produjo un derrumbe, o por
algún incendio) y no existiese ningún otro medio más idóneo para socorrer a la víctima que ingresar
en la vivienda. Este “allanamiento” no podría estar justificado por los códigos procesales porque no
se dan los requisitos exigidos allí.
Para solucionar esta clase de conflictos, la Ley de Seguridad prevé facultades específicas de prevención,
entre las que cuentan la detención de personas (art. 91), la requisa (art. 92), el secuestro de cosas (art.
93) y el allanamiento (art. 94). Todas ellas sólo proceden cuando sea necesario para evitar un peligro
inmediato para terceros o para los propios funcionarios. En todos los casos, se debe dar noticia inme-
diata al fiscal. Para el caso de la detención (art. 91), a diferencia de la detención del código procesal, los
plazos son más estrictos y no se podrá exceder de cuatro horas. Si antes de esas cuatro horas se obtiene
la información de identidad de la persona que creó el peligro, esta persona aprehendida debe ser puesta
en libertad o, cuando corresponda, a disposición de la autoridad judicial competente. Pero, como se
dijo, nunca podrá excederse de esas cuatro horas. En cambio, si se trata de un caso de flagrancia, rigen
las normas del derecho procesal penal.

■ a.6. Uso de la fuerza directa. Uso de armas de fuego.


La ley establece que la fuerza directa sólo podrá ser utilizada en estricto cumplimiento del principio
de proporcionalidad, lo que implica que se cumplan tres requisitos:
> que la fuerza sea idónea, es decir, que sea apta para alcanzar el fin que busca;
> que la fuerza sea necesaria, es decir, que de todos los medios idóneos disponibles, sea el menos lesi-
vo para el agresor (o sea, el autor del delito);
> que la fuerza sea proporcional en sentido estricto, es decir que, no le cause al infractor un daño
excesivamente superior al que se quiere hacer cesar.

78 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 4. ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

Esto se aplica a cualquier uso de fuerza directa, lo que implica la fuerza corporal o física (por ejemplo,
usar las manos), la fuerza de medios (por ejemplo, usar la tonfa) y la fuerza de armas (incluidas las
armas de fuego).
Con respecto a las armas de fuego, sólo está permitido su uso para incapacitar al agresor para el ataque. Esto
significa que no se le puede disparar a partes vitales del cuerpo. Sin embargo, está permitido un disparo con
altas probabilidades de tener efectos mortales, cuando sea el único medio para repeler un peligro grave e
inminente para la vida. Sólo en este último supuesto se puede poner en peligro la vida del agresor.
Tampoco está permitido disparar contra personas que parecen menores de dieciocho años ni cuando
se ponga en peligro a personas que manifiestamente no estén involucradas en la creación del riesgo.

■ a.7. Uso de la fuerza directa en concentraciones públicas.


En las concentraciones públicas de personas (incluidas las manifestaciones y protestas, etc.), el perso-
nal policial debe portar una identificación clara.
El personal policial que por su función en el operativo esté destinado a entrar en contacto físico directo
con los manifestantes tiene prohibido portar armas de fuego y municiones de poder letal.

„„
b) Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios encargados
de hacer cumplir la Ley.
Para aplicar la ley y resguardar la seguridad pública, es siempre preferible que las fuerzas de seguridad
acudan a métodos no violentos, como lo son la negociación, la mediación, la persuasión y la resolución
pacífica del conflicto.
Sin embargo, existen situaciones que no pueden resolverse con sólo la comunicación y se hace necesa-
ria la utilización de la fuerza por parte de los policías.
Por eso las leyes y en especial estos Principios Básicos –adoptados en el Octavo Congreso de las Naciones
Unidas sobre la Prevención del Delitos y Tratamiento del Delincuente, celebrado en La Habana, Cuba,
el 28 de agosto al 7 de septiembre de 1990– facultan a los encargados de hacer cumplir la ley a hacer uso
de la fuerza y a la utilización de armas de fuego, sólo en la medida de lo estrictamente necesario.
Así, podemos observar que se establecen cuatro principios fundamentales para el uso de la fuerza y las
armas que deben servir como guía para los funcionarios. Ellos son: legalidad, necesidad, proporciona-
lidad y ética.
Estas limitaciones están reguladas con el objeto de proteger la vida y dignidad de las personas, evitan-
do consecuencias o lesiones más graves de las que se producen con el propio hecho ilícito.
De tal modo, que hay consenso en determinar que el uso de la fuerza debe ser “progresivo”, lo cual
implica que los encargados de hacer cumplir la ley:

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 79


1) recurran a medios no violentos;
2) si utilizan armas, se lo haga de las más leves a las más perjudiciales teniendo en cuenta el tipo de
armamento y su poder ofensivo;
3) si se utilizan armas que sigan los criterios rectores:
a) que se usen en lo estrictamente necesario,
b) que sea proporcional al delito o situación que se pretende resguardar,
c) que se usen cuando otros métodos no hayan funcionado y sea inevitable,
d) que se procure reducir los daños lo máximo posible,
e) que se utilice el armamento sólo para fines lícitos,
f ) que antes de la utilización de armas se dé aviso que son policías, salvo que haya peligro para la vida.
4) que adopten las medidas para su propia seguridad, como lo son el uso de auto-protectores, chalecos,
autos blindados, etc.
Finalmente, debe destacarse que a través de esta normativa los Estados tienen la obligación de adop-
tar sus normas internas y reglamentaciones, controlar, entrenar a las fuerzas de seguridad, establecer
procedimientos, confeccionar informes, detectar responsabilidades por el mal uso y aplicar sanciones.
Esto se ha previsto en la nueva Ley N° 5.688.

„„
c) Código de Conducta para Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley.

Este Código de Conducta fue adoptado por la Asamblea General de ONU con anterioridad, en su
Resolución N° 34/169 del 17 de diciembre de 1979.
Aquí se define que los encargados de hacer cumplir la ley deben respetar los deberes que les imponen
las leyes, sirviendo a su comunidad, protegiendo a todas las personas contra actos ilegales y la dignidad
humana (artículo 1).
También, establece que aquéllos deben mantener la confidencialidad, ya que el artículo 4 estipula que
las cuestiones de carácter confidencial que tengan conocimiento los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley se mantendrán en secreto, a menos que el cumplimiento del deber o las necesidades de
la justicia exijan estrictamente lo contrario.
Dentro de esta regulación y más allá de la ilegalidad de estos actos, encontramos que expresamente se pro-
híbe a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley infligir, instigar o tolerar ningún acto de tortura
u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, ni invocar la orden de un superior o circunstancias
especiales, como estado de guerra o peligro de guerra, amenaza a la seguridad nacional, inestabilidad política
interna, o cualquier otra emergencia pública, como justificación de la tortura u otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes (artículo 6). Por su lado, el artículo 7 estipula no sólo que no cometan ningún acto
de corrupción; sino la obligación de oponerse rigurosamente a todos los actos de esa índole y combatirlos.

80 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 4. ACTUACIONES DE LA POLICÍA.

Otro tema de suma importancia que prevé este Código es lo relativo a la utilización de la fuerza y
armas de fuego, ya que al igual que lo que establecen “Los Principios Básicos”, se encomienda a los fun-
cionarios la utilización de la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requie-
ra el desempeño de sus tareas; ya sea para cumplir la ley en general como contra personas sometidas a
custodia o detención. De allí que se hace hincapié en que los gobiernos y los organismos encargados de
hacer cumplir la ley procurarán que todos los funcionarios sean examinados de conformidad con normas
de evaluación adecuadas en lo que respecta al empleo de la fuerza y seleccionados luego de la misma.
Al respecto, resulta ilustrativo el artículo 9 toda vez que dispone que los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley no emplearán armas de fuego contra las personas salvo en defensa propia o de
otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con el propósito de evitar
la comisión de un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para la vida o con el
objeto de detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a su autoridad, o para
impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para lograr
dichos objetivos. En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea
estrictamente inevitable para proteger una vida.
Por su parte, la disposición 15 cuando establece que los funcionarios encargados de hacer cumplir la
ley, en sus relaciones con las personas bajo custodia o detenidas, no emplearán la fuerza, salvo cuando
sea estrictamente necesario para mantener la seguridad y el orden en los establecimientos, por razones
de defensa propia o cuando corra peligro la integridad física de las personas.
El principio 16 regula un empleo más limitado de las armas de fuego. De conformidad con esta dis-
posición, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en sus relaciones con las personas bajo
custodia o detenidas, no emplearán armas de fuego, salvo en defensa propia o en defensa de terceros
cuando haya peligro inminente de muerte o lesiones graves, o cuando sea estrictamente necesario para
impedir la fuga de una persona sometida a custodia o detención que represente el peligro de cometer
un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para la vida.
También, recomienda la utilización de la fuerza de modo progresivo, es decir, que cuando falla la
comunicación en cualquiera de sus formas (la solución pacífica de los conflictos, el estudio del com-
portamiento de las multitudes y las técnicas de persuasión, negociación y mediación), se puede recurrir
a la fuerza pero teniendo en cuenta que siempre se debe emplear el medio menos violento.
Así, la Disposición 4 estipula que utilizarán en la medida de lo posible medios no violentos antes
de recurrir al empleo de la fuerza y de armas de fuego. Podrán emplear la fuerza y armas de fuego
solamente cuando otros medios resulten ineficaces o no garanticen de ninguna manera el logro del
resultado previsto.
Por eso, el artículo 5 sienta precedentes sobre las contemplaciones que deberán hacer los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley cuando el empleo de las armas de fuego sea inevitable:
a) Ejercerán moderación y actuarán en proporción a la gravedad del delito y al objetivo legítimo que
se persiga;

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 81


b) Reducirán al mínimo los daños y lesiones y respetarán y protegerán la vida humana;
c) Procederán de modo que se presten lo antes posible asistencia y servicios médicos a las personas
heridas o afectadas;
d) Procurarán notificar lo sucedido, a la menor brevedad posible, a los parientes o amigos íntimos de
las personas heridas o afectadas.

82 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 5
ACTOS PROCESALES.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 83


UNIDAD 5
ACTOS PROCESALES.

1.- Actos procesales.

Los actos procesales son las acciones que van desarrollando las partes, los órganos judiciales y los
auxiliares de la justicia en el marco de un proceso, de acuerdo con las formas establecidas en la ley.
Concretamente, son acciones voluntarias destinadas a una finalidad específica que tanto las partes
como los órganos jurisdiccionales y sus auxiliares realizan en el marco de un proceso determinado
cuya ejecución debe desarrollarse, por regla, dentro de los límites y bajo las formalidades previstas en
el código procesal local.
Es en la ley donde se encuentran las formas, los tiempos, el lugar en el que aquéllos deben realizarse para
que tengan validez. Así, por ejemplo, los códigos procesales indican cuándo se ordena una declaración
indagatoria, qué requisitos tiene una declaración testimonial, qué contenido deben tener las actas, etc.
Más allá de volver a recordar que en la Ciudad de Buenos Aires se aplican dos leyes de procedimiento,
el CPPCABA y el CPPN, ambas establecen formas comunes para el trámite del proceso.
No obstante, vale aclarar que si bien es cierto que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el legis-
lador diseñó un sistema de enjuiciamiento penal con base, por un lado, en una fuerte desformalización
del expediente y, por el otro, en el principio de oralidad como eje central para la toma de decisiones
por parte de los jueces, igualmente establece las formas que deben reunir algunos actos procesales
imprescindibles para su validez.

2.- Idioma.

El idioma en el que tiene que estar escrito el proceso y el que debe utilizarse en todas las audiencias
orales es el nacional; ello con el objetivo de resguardar la comprensión de los actos ejecutados durante
el proceso por todos los sujetos que intervienen.
Por ello, todos los documentos que se incorporen en otro idioma deben ser traducidos al castellano.
Además, cuando se necesite el testimonio de una persona que hable en otra lengua o cuando el impu-
tado sea extranjero y no comprenda el nacional, la ley obliga a nombrar un traductor o un intérprete.
Igualmente, si las necesidades especiales del imputado lo imponen (sordos, mudos o sordomudos que no
supieren leer o escribir), entonces deberá designarse un intérprete en el marco del respectivo proceso penal.

84 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 5. ACTOS PROCESALES.

Al respecto, se ha dicho de manera reiterada en la jurisprudencia que la intervención del traductor no


puede ser sustituida por el juez o funcionario del organismo judicial, aun cuando estos conozcan el
idioma o dialecto. Ahondando aún más, suele afirmarse que esta norma intenta garantizar el derecho
constitucional del imputado a ser asistido gratuitamente por un traductor o intérprete (arts. 8.2.a
CADH y 14.f PIDCyP), por lo que su designación resulta obligatoria para el organismo judicial.
El incumplimiento de estas exigencias conducirá, llegado el caso, a la nulidad absoluta del acto siempre
que ello implique la violación de una norma constitucional.
Al respecto, el artículo 45 del CPPCABA estipula que “En los actos procesales se usará idioma nacional
bajo consecuencia de nulidad. Se designará un intérprete cuando el/la imputado/a no pueda o no sepa expre-
sarse en castellano o cuando lo impongan sus necesidades especiales”.
Por su parte el artículo 114 del CPPN reza “En los actos procesales deberá usarse el idioma nacional bajo
pena de nulidad”.
Sin embargo, hay que aclarar que esta regla no impide la utilización de alguna expresión o frases en
idioma extranjero de carácter técnico (tales como in fraganti, prima facie, etc.) arraigadas en el mundo
del derecho en tanto sean de uso excepcional y no dificulten o impidan su comprensión.

3.- Plazos.

Como se anticipó, para que los actos que realicen las partes o el propio órgano judicial tengan validez, deben
hacerse en los plazos, en el tiempo que la ley fija, ya que de lo contrario pueden no tener validez. Estos tiempos
van a estar presentes a lo largo de todo el trámite de la causa, es decir, desde la investigación hasta la sentencia.
En lo posible, los actos deben llevarse a cabo en días y horas hábiles, es decir, en los días de la semana
de lunes a viernes y en el horario de atención al público.
El resto de los días, que son los fines de semana y los feriados o aquellos declarados inhábiles por la
Corte Suprema o el Consejo de la Magistratura en principio no deberían realizarse actos procesales.
Pero se dijo en principio, porque en materia penal hay plazos que son perentorios y medidas que deben
efectivizarse de forma urgente (declaración indagatoria, prisiones preventivas, detenciones, medidas
coercitivas, recolección de prueba), que no pueden esperar y por ende, igualmente pueden practicarse.
Por ello, en la etapa de la investigación preparatoria se establecen excepciones a esta regla general para
los actos que no demanden la presencia de las partes o resulte necesario para el resultado de la pesquisa
(casos urgentes), y si el órgano encargado de la investigación lo considera necesario, podrá realizarlos
sin necesidad de disponer en cada oportunidad habilitación de día y hora mediante un decreto. Tal
autorización constituye un modo de habilitación automática o legal de su actividad.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 85


Del mismo modo, los actos de la etapa de juicio se celebrarán en días y horas hábiles, sin perjuicio de
que el Tribunal habilite, durante el desarrollo del debate, los días y horas que estime necesarios.
Es más, en materia de excarcelaciones, exenciones de prisión y cautelares para la justicia local, todos
los días son hábiles.
Este principio por el cual los actos procesales deben efectuarse en horarios y días hábiles, permite una
mejor organización judicial y a su vez sirve para que las partes planeen, decidan, organicen de forma ade-
cuada los tiempos para sus presentaciones y peticiones, evitando vencimientos que los puedan perjudicar.
Por ello, debemos recordar que en todos los actos que se realicen deben constar la fecha, el día y la hora
de su producción; lo cual contribuirá para determinar cuándo se llevó a cabo, si se realizó en el tiempo
oportuno o si está vencido, y de ahí su validez.
Así los actos que deben plasmarse mediante un acta (ej. declaraciones, allanamientos, inspecciones,
etc.), que constituyen instrumentos públicos que dan fe de las tareas que se realizan y no se pueden
alterar ni modificar; deben contener el lugar, el día y la hora.
Si en cambio se trata de presentaciones, éstas deben ser selladas por el secretario quien pondrá el “car-
go”, es decir la constancia de la fecha y hora en que la recibió.
Al respecto el artículo 46 del CPPCABA dispone que “Los actos de la investigación preparatoria se
realizarán en lo posible en días y horas hábiles. Se podrán realizar en días y horas inhábiles cuando no deban
intervenir las partes o resulte necesario para el resultado de la pesquisa. Los actos procesales ante los órganos
jurisdiccionales en la etapa de juicio se celebrarán en días y horas hábiles, sin perjuicio de que durante el debate
el Tribunal habilite los días y horas que estime necesarios. Todos los días se consideran hábiles para la trami-
tación de solicitudes de medidas cautelares urgentes, excarcelaciones y exenciones de prisión.”
El artículo 115 del CPPN, prescribe que “Para fechar un acto deberá indicarse el lugar, día, mes y año en
que se cumple. La hora será consignada sólo cuando especialmente se lo exija. Cuando la fecha fuere requerida
bajo pena de nulidad, ésta sólo podrá ser declarada cuando aquélla no pueda establecerse con certeza en virtud
de los elementos del acto o de otros conexos con él. El secretario o auxiliar autorizado del tribunal deberá poner
cargo a todos los escritos, oficios o notas que reciba, expresando la fecha y hora de presentación.
El artículo 116 norma que “Los actos procesales deberán cumplirse en días y horas hábiles, salvo los de instruc-
ción. Para los de debate, el tribunal podrá habilitar los días y horas que estime necesarios.”

4.- Testigos de actuación.

Se ha incluido en esta unidad a los testigos de actuación porque más allá de que ellos deban declarar a
través de una entrevista bajo juramento, son imprescindibles cuando las fuerzas de seguridad realizan
un acta con motivo de su actuación.

86 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 5. ACTOS PROCESALES.

En efecto, cuando la policía desarrolla alguna actividad (detención, secuestro, requisa etc.), tiene la
obligación de realizar un acta circunstanciada donde surja la fecha, hora, lugar, la individualización del
imputado y la tarea que realizó.
Para ello, deben ser asistidos por dos testigos de actuación, que se recomienda sean distintos a los tes-
tigos presenciales del hecho (para darle mayor objetividad al acto procesal realizado), y que a diferencia
de estos últimos se limitan a dar fe sobre el desempeño de los preventores cumpliendo las formalida-
des requeridas por la ley.
Al respecto, debemos tener en cuenta que colaborar en este tipo de procedimientos es una carga pública
para los ciudadanos, por lo que si son convocados como testigos de actuación no pueden negarse. Ellos
deben tener capacidad y por lo tanto no podrán ser testigos de actuación los menores de dieciocho (18)
años, los dementes y los que en el momento del acto posean de algún modo alterada o limitada su capa-
cidad para comprender el procedimiento que se lleva a cabo (ej. embriaguez, estado psicótico, etc.).
Se puede afirmar, entonces, que las actas están conformadas por un relato escrito de una determinada
actividad procesal penal, que consigna la fecha, el lugar de la actuación, los sujetos intervinientes, el obje-
to de su realización, las diligencias dispuestas, las exposiciones verbales, descripciones y observaciones
que serán introducidas en el expediente en forma definitiva y con sentido genérico para su utilización.
Los hechos y las circunstancias acaecidos deben ser detallados, así como también las diligencias orde-
nas y sus resultados. Deben consignarse las personas que participaron del acto y si alguna de ellas no
pudo concurrir, se debe dejar expresamente consignada la razón.
Las actas deben ser firmadas por todos sus participantes y si alguno de ellos se negara a firmarla, tal
actitud no les restará validez. Las personas que tengan impedimentos, como ser las no videntes o anal-
fabetas, pueden ser asistidas por aquellas de su confianza.
Si los testigos no concurrieran a ratificar el acta –hecho frecuente en la práctica–, siempre que no se
dude de su existencia ni de su presencia real en el acto, el acta se dará por eficaz. Por su parte, en el
caso de los debates orales, las actas exigen cierta especificidad, como ser la lectura de sentencias, inda-
gatorias u otros recaudos.
El CPPCABA también autoriza la utilización de grabaciones de imagen y sonido, siempre que estas
no vayan en desmedro “de la dignidad individual, como de la privacidad”.
Estos registros de imagen y sonido deberán ser preservados para ser utilizados posteriormente en las
instancias procesales. Quedarán a salvo de posteriores ediciones y el original será preservado en con-
diciones de inviolabilidad, aunque sí se podrán realizar copias del mismo.
Vale entonces recordar lo prescripto en el artículo 56 del CPPCABA: “Cuando el/la funcionario/a
público/a que interviene en el proceso deba dar fe de los actos realizados por él o cumplidos en su presencia,
labrará un acta o lo documentará mediante grabaciones de imagen y/o sonido en la forma prescripta por las
disposiciones de este capítulo. A tal efecto, los/as funcionarios/as de policía o fuerzas de seguridad serán asis-
tidos por dos (2) testigos. Cuando se trate de actos definitivos e irreproducibles, secuestro, inspección ocular o
requisa personal, los testigos no podrán pertenecer al mismo organismo del cual forme parte el/la funcionario/a

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 87


actuante. Si por las especiales circunstancias de tiempo y lugar debidamente justificadas no fuera posible obte-
ner la presencia de testigos, el acto se practicará igual y será valorado conforme las reglas de la sana crítica. La
función de testigo del acto de documentación es carga pública”.
El artículo 57 se refiere al contenido y formalidades de las actas y otros actos de documentación, esta-
bleciendo que “Las actas escritas deberán contener:
1) Lugar, fecha y hora en que se labre.
2) El nombre y apellido de las personas que intervengan y el motivo que haya impedido, en su caso, la inter-
vención de las personas obligadas a asistir;
3) La indicación de las diligencias realizadas y de su resultado;
4) Las manifestaciones verbales recibidas y las realizadas a requerimiento del / la funcionario/a interviniente.
5) La firma, previa lectura, de todos los intervinientes. Cuando alguno no puede o no quiere firmar, se hace
mención de ello. Si tiene que firmar una persona que por cualquier circunstancia se encuentra impedida de
leer, se le informa que el acta puede ser leída y, en su caso, suscrita por una persona de su confianza, lo que
se hace constar.
Cuando se utilicen imágenes y sonidos para documentar total o parcialmente actos de prueba o audien-
cias, deberán cumplirse los requisitos precedentemente previstos en la medida que la naturaleza del acto lo
permita. Queda prohibida toda forma de edición, tratamiento o modificación de los registros y se deberá
asegurar su autenticidad e inalterabilidad.
Cuando se utilicen registros de imágenes o sonidos, se deberá reservar el original en condiciones que ase-
guren su inviolabilidad hasta el debate, sin perjuicio de la obtención de copias que podrán utilizarse para
otros fines del proceso. Las formalidades esenciales de los actos deberán surgir del mismo registro y, en caso
de no ser posible, de un acta complementaria.”
Similar regulación la encontramos en el CPPN, cuando en su artículo 138 establece como regla gene-
ral que: “Cuando el funcionario público que intervenga en el proceso deba dar fe de los actos realizados por él
o cumplidos en su presencia, labrará un acta en la forma prescripta por las disposiciones de este Capítulo. A tal
efecto, el juez y el fiscal serán asistidos por un Secretario, y los funcionarios de policía o fuerzas de seguridad por
dos testigos, que en ningún caso podrán pertenecer a la repartición cuando se trate de las actas que acrediten los
actos irreproducibles y definitivos, tales como el secuestro, inspecciones oculares, requisa personal”.
Por su parte, el artículo 139 dice que: “Las actas deberán contener: la fecha; el nombre y apellido de las
personas que intervengan; el motivo que haya impedido, en su caso, la intervención de las personas obligadas
a asistir; la indicación de las diligencias realizadas y de su resultado; las declaraciones recibidas; si éstas fueron
hechas espontáneamente o a requerimiento; si las dictaron los declarantes. Concluida o suspendida la diligen-
cia, el acta será firmada, previa lectura, por todos los intervinientes que deban hacerlo. Cuando alguno no
pudiere o no quisiere firmar, se hará mención de ello. Si tuviere que firmar un ciego o un analfabeto, se le infor-
mará que el acta puede ser leída y, en su caso, suscrita por una persona de su confianza, lo que se hará constar”.

88 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 5. ACTOS PROCESALES.

5.- Prueba.

La prueba es el conjunto de actos procesales cumplidos con el auxilio de los medios previstos o implí-
citamente autorizados por la ley y encaminados a generar la convicción judicial acerca de la existencia
o inexistencia, la veracidad o la falsedad de los hechos sobre los cuales versa la imputación.
Así, una vez iniciada la investigación se deberá proceder a la recolección de toda la evidencia necesaria
para demostrar que el hecho que se analiza es un delito y que la persona imputada es el autor de aquél.
Para recopilar entonces toda esa información necesaria, la ley establece distintas clases de prueba (tes-
timonial, pericial, requisas, allanamientos, reconstrucciones, etc.), determinando la forma, los tiempos
y el órgano que la puede ordenar según su naturaleza.
No obstante, cuando tratamos este tema debemos distinguir tres conceptos principales: objeto de
prueba, sujeto de prueba y medios de prueba.
• Objeto de la prueba: El objeto o finalidad de la prueba no es otro que formar la convicción del Juez o
Tribunal en lo que respecta a la verdadera existencia de los hechos imputados por el fiscal o la querella,
así como en lo referente a la participación del acusado en tales hechos.
• Sujeto de prueba u órgano de prueba: se entiende por tal a toda persona que dentro del proceso penal
colabora con el juez suministrándole el conocimiento del objeto de la prueba, el imputado queda com-
prendido dentro de éste concepto, siempre que medie su libre decisión de voluntad, ya que por imperio
del principio de incoercibilidad se requerirá el consentimiento libremente prestado para practicar la
medida de prueba de que se trate. Aquí, el individuo no es el portador físico de la prueba, sino que es
sujeto informante de la misma por cuanto se requiere su participación activa a los efectos de obtenerla.
Es el testigo mismo, el imputado que confiesa.
• Medios de prueba: concebidos como los modos u operaciones referidos a cosas o personas que son
susceptibles de proporcionar un dato demostrativo de la existencia o inexistencia de los hechos. Ellos
están establecidos en las leyes procesales y constituyen la regulación legal que permite el ingreso de un
elemento al proceso. Ejemplo de ello es la declaración testimonial, ya que ésta es el medio por el cual
se puede incorporar al proceso la información que tiene una persona sobre el hecho.

6.- Valoración probatoria.

Una vez recogida la prueba ésta debe ser merituada primero por el fiscal para determinar si es suficien-
te para formular su acusación, también por la defensa para ejercer sus derechos y por último por el juez
para decidir sobre la responsabilidad penal de una persona y en definitiva si puede o no ser condenada.
Para ello existen tres sistemas principales de valoración probatoria: la prueba tasada, las íntimas con-
vicciones y la sana crítica; siendo este último el que rige en nuestros ordenamientos procesales y que

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 89


determina que para imponer una sanción el juez no puede hacerlo simplemente por lo que piensa
(creo que es culpable o inocente); sino que necesita fundar su decisión a partir de la valoración de cada
una de las pruebas incorporadas.
En ese camino, es evidente que no todas las pruebas recolectadas van a tener el mismo valor, pudiendo
clasificarse en directas que son las relacionadas con el hecho mismo o los indicios que son aquellas
circunstancias que permiten formular un argumento capaz de llevarnos a la prueba de otro hecho.
Los indicios para ser utilizados como base de una imputación deben ser ciertos –es decir que deriven
de pruebas directas o inmediatas que acrediten el hecho–; varios –no sirve un indicio único–; precisos
–tienen que tener conexión, una coordinación lógica entre ellos–; y concordantes –es decir que con-
formen un conjunto coherente y homogéneo–.
La prueba es aceptada en el proceso cuando es pertinente y útil. Así, la pertinencia tiene que ver con
su relación a los hechos que se investigan y con lo que se quiere demostrar, mientras que la utilidad o
idoneidad hace referencia a su aptitud para generar convicción en al Tribunal.
A través de esa valoración, podemos llegar a tres posibilidades que tendrán diferentes efectos en la
primera etapa del proceso. Una es la certeza que es cuando se llega a la plena convicción sobre la exis-
tencia o inexistencia del hecho incriminado y de la participación o no del imputado en su producción.
Otra es la probabilidad que consiste en una suficiente aproximación a un estado, que excede a la posi-
bilidad. La tercera es la duda que se da cuando no se encuentra en condiciones de realizarse un juicio
de certeza ni de probabilidad.
Al respecto, debe destacarse que en la etapa de investigación del proceso para poder citar a un impu-
tado a prestar declaración indagatoria –o la audiencia de intimación, según el código procesal que se
aplique– debe tenerse la sospecha fundada, es decir, una probabilidad suficiente para considerar que
participó en el delito que se investiga; mientras que para desvincularlo definitivamente del proceso
se necesita la certeza de que no fue. En cambio, si nos encontramos ya en el juicio, la certeza va a ser
requerida para condenar, mientras que si hay duda los jueces están obligados a absolver.

7.- Legalidad de la prueba. Teoría del fruto del árbol venenoso.

Como se estudió, todo proceso penal supone primero una etapa de instrucción de investigación y des-
pués una de juicio. Ambas etapas están compuestas de actos procesales, entre los cuales se encuentran
las pruebas que son las que van a servir de fundamento para comprobar la responsabilidad penal que
tiene una persona.
Ahora bien, todos los elementos probatorios que se recolecten y que van a servir de base de la impu-
tación, deben ser realizados de acuerdo a lo que establece la normativa procesal, es decir, deben ser
legales, ya que el Estado no puede llegar a condenar a una persona utilizando medios ilegítimos.

90 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 5. ACTOS PROCESALES.

Sin embargo, hay casos donde la prueba no es recolectada del modo debido, dado que es obtenida en
violación a las garantías constitucionales y es la que llamamos ilegal. A modo de ejemplo podemos
citar un allanamiento sin orden, la obtención de una confesión bajo amenazas, una requisa infundada,
una escucha telefónica sin orden del juez, etc.
Entonces, una vez que se demostró que una prueba es ilegal, la misma será declarada nula y no podrá
utilizarse como base de ninguna acusación ni de la sentencia. En definitiva, si es declarada inválida, es
como si la misma no existiera.
Pero cuando ocurre esto, se debe tener en cuenta que todo el resto de las evidencias que dependan
de esa prueba nula, tampoco tendrán valor y por ende no podrán ser invocadas como fundamento de
ninguna decisión jurisdiccional. Por ejemplo, se realiza un allanamiento y se secuestra droga, esa droga
es fotografiada y se efectúa una pericia para determinar su pureza. Si ese allanamiento es declarado
nulo, el resto de las pruebas mencionadas que se llevaron a cabo como consecuencia de aquél, también
deben descartarse. Por lo tanto, tampoco se podrán utilizar como pruebas las fotos ni la pericia.
Todo ello ha dado lugar a la famosa teoría del Fruto del árbol venenoso, que hace referencia a una
metáfora legal para describir pruebas recolectadas con ayuda de información obtenida ilegalmente. La
lógica de la frase es que si la fuente de la prueba (el “árbol”) se corrompe, entonces cualquier cosa que
se gana de él (el “fruto”) también lo está. Esa prueba no es admisible, se invalida por la íntima conexión
con la prueba ilegal.
En cambio, esa teoría no se aplica cuando se advierte la existencia de un cauce de investigación distin-
to al del procedimiento irregular y de allí puede obtenerse la prueba de una fuente autónoma y dife-
rente. A tal fin, es decir, para determinar si existe o no una vía independiente, se utiliza el método de
supresión mental hipotética, que consiste en eliminar mentalmente el vicio y ver si así, se puede llegar
por otra fuente a obtener la misma prueba derivada de aquél acto viciado.

8.- Facultades para la investigación y obtención de la prueba por parte del fiscal, la defensa y el juez.

La actividad probatoria la lleva adelante el fiscal, ya que es el encargado de su producción y recolección


y a su vez es quien tiene a su cargo probar la culpabilidad del imputado.
Debe recordarse que el CPPCABA establece que en todos los casos la investigación (la recolección
de pruebas) la debe realizar el fiscal; mientras que el CPPN por prever un sistema de enjuiciamiento
mixto, le otorga al juez la posibilidad de producir la prueba o delegar esa tarea en el fiscal.
Consideramos, que lo óptimo es que sea el representante del Ministerio Público Fiscal el que lleve
adelante la actividad probatoria y no el juez, toda vez que éste debe funcionar como control de garan-
tías y finalmente valorar los elementos probatorios.
Es importante tener en cuenta que la defensa puede proponer y ofrecer prueba, pero no tiene ninguna

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 91


obligación de hacerlo ya que, en virtud del principio de inocencia, el que tiene que demostrar que la
persona es culpable es el acusador público. Sin embargo, será quien dirija la investigación (el fiscal o el
juez), quien decida sobre la pertinencia y utilidad de esa solicitud que haga la defensa.
La prueba ofrecida y producida tiene que ser admitida en la medida que sea legal, útil y pertinente.
Legal es que sea una prueba que no esté vedada por la ley; útil es que sirva para probar los hechos y
circunstancias que sostienen cada una de las partes; y pertinente es que esté relacionada con el objeto
procesal, con lo que se quiere demostrar.
Finalmente, y si bien se estudiará luego cada medio de prueba en particular, hay que advertir que el
fiscal puede realizar toda la actividad probatoria, a excepción de las diligencias que expresamente la ley
pone en cabeza del juez, por afectar garantías constitucionales. A modo de ejemplo podemos mencio-
nar los allanamientos, las intervenciones telefónicas, la interceptación de la correspondencia.

92 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6
MEDIOS DE PRUEBA.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 93


UNIDAD 6
MEDIOS DE PRUEBA.

1.- Medios de prueba en particular y su regulación en el CPPCABA y en el CPPN.

En este tramo temático toca ocuparnos de las principales particularidades y regulación específica de
aquellos actos procesales que permiten la posible determinación de la existencia del hecho delictivo y
las características de la eventual intervención de él o los imputados en aquél.
En efecto, los medios de prueba son los distintos caminos a los que, de un modo selectivo y siguiendo
reglas precisas, se acude para demostrar las diferentes tesis que las partes desarrollan durante el proceso.
Por consiguiente, el desenlace del caso dependerá de si aquellos parámetros relativos a la presencia o
no de un suceso presuntamente delictivo han podido ser comprobados y según se tenga o no seguridad
al respecto, la o las resoluciones que se adopten deberán tener correspondencia con el cuadro proba-
torio reunido.
Tanto en el Código Procesal Penal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como en el Código
Procesal Penal de la Nación se prevén similares medios probatorios siendo igualmente, en líneas gene-
rales, afín el tratamiento que se les otorga y las reglas que se establecen en relación a cada uno, no
obstante lo cual nos detendremos en señalar las sensibles diferencias que pueden advertirse en uno y
otro instrumento legal.

2.- Allanamiento y registro domiciliario.

En el derecho procesal se entiende por “allanamiento” al acto de ingresar a un domicilio con fines de
investigación y por “registro domiciliario” al acto de búsqueda de objetos o personas relacionadas con un
delito o con el propósito de realizar algún acto procesal (por ejemplo, trabar un embargo, tomar foto-
grafías, levantar rastros, etc.). Sin embargo, como ambos actos procesales suelen realizarse en forma
simultánea, es usual que ambos términos se utilicen como sinónimos.
En virtud de las implicancias constitucionales que envuelve la decisión de explorar el domicilio de otra
persona, el juez es quien tiene a su cargo la supervisión del objeto y finalidad de la medida de prueba
requerida, y en caso de considerar verificados los recaudos que exige la ley, autoriza el allanamiento y
registro del domicilio mediante una resolución debidamente fundada (en la jurisdicción local es por
mandato constitucional: art. 13 inc. 8°).

94 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6. MEDIOS DE PRUEBA.

Ya mencionamos en otra oportunidad cómo la Constitución Nacional en el artículo 18 y la Constitución


de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en su artículo 12, inc. 3°, aseguran a los ciudadanos el dere-
cho a la privacidad. Esto es así porque no se concibe que el ser humano pueda desarrollar libremente
su existencia si no se le garantiza un espacio íntimo en el que tiene derecho a no ser molestado por
nadie, empezando por supuesto por el Estado. Sólo si existen fundadas razones el domicilio podrá ser
pasible de una intromisión estatal.
El artículo 18 de la C.N. señala: “…el domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y
los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allana-
miento y ocupación...”.
Como se ve, la Constitución declara la inviolabilidad del domicilio, aunque admite el allanamiento
condicionado a que sea una ley la que diga en qué casos y justificativos aquello puede ser aceptado.
La ley a la que hace referencia la Constitución, no es otra que el Código Procesal Penal, que cada
Legislatura local tiene facultad para dictar en el marco de su jurisdicción.
Más allá de que como ya dijimos, cada Legislatura local puede dictar su propio código procesal y fijar
en él los casos y justificativos por los que procede el allanamiento, aquéllos resultan similares en la gran
mayoría de las legislaciones.
Así, existe acuerdo en que para que proceda al registro domiciliario es necesario la existencia de una investi-
gación penal, cuyo objeto concreto esté definido (es decir que haya un hecho punible investigado); un cierto
grado de conocimiento sobre él, la probabilidad de que nos hallemos frente a un delito y la necesidad de
realizar tal medida de prueba para impedir su resultado, su aprovechamiento, las consecuencias ulteriores o
bien para asegurar los elementos de prueba del delito, o la detención del autor o de algún partícipe.
Por ello la orden debe estar fundada, o sea debe establecer el hecho punible probable que se trata de
verificar o prevenir y determinar concretamente su finalidad de modo preciso, constando en ella, por
ejemplo, el lugar que debe ser allanado, los papeles o las cosas a secuestrar, si se necesita requisar, etc.
Ello se encuentra regulado de un modo semejante en el art. 115 del CPPCABA y en el art. 224 del CPPN.
En síntesis, iniciada una investigación penal, puede ser ordenado un allanamiento si existen motivos
como para sospechar que en un domicilio se pueden encontrar cosas o pruebas vinculadas al delito
investigado; se puede lograr la aprehensión del imputado o bien resulta necesario el ingreso para impo-
ner alguna medida cautelar.
Por ejemplo: Una mujer denuncia a su esposo por amenazarla valiéndose para ello de un arma de fue-
go. En el caso, si se logra establecer que el relato tiene cierta base de realidad podría ordenarse un alla-
namiento para obtener el secuestro del arma. Adicionalmente si el imputado no es legítimo usuario de
armas de fuego, ante la comisión de un hecho flagrante (el hallazgo del arma en el domicilio), podría
ordenarse su aprehensión. También podría ocurrir que la mujer denuncie una situación de extremo
peligro por padecer cotidianamente situaciones de violencia de parte de su esposo, en cuyo caso podría
ordenarse el allanamiento para lograr su aprehensión y posteriormente imponerle una medida restric-
tiva consistente en el abandono inmediato del domicilio (artículo 186, inc. 5, del CPPCABA).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 95


Por su lado, es de destacar que en sistemas procesales que responden al modelo acusatorio (como se
encuentra previsto en el CPPCABA), es decir, aquel en donde el Ministerio Público Fiscal representa
a la sociedad en el ejercicio de la acción penal pública, uno de los requisitos establecidos para que pro-
ceda el allanamiento es la existencia de un pedido fundamentado del fiscal. En este caso el juez que
interviene podrá ordenar el ingreso y/o el registro del lugar.
Para conceder o denegar un allanamiento el juez debe realizar una resolución fundada, dado que se
trata de una medida que limita o restringe garantías constitucionales, al constituir una intromisión en
el derecho a la privacidad de las personas y por eso su autorización debe estar fundamentada en muy
buenas razones, que no pueden ser otras que las que ya han sido enunciadas.
En casos graves y/o urgentes el auto se podrá adelantar por cualquier medio a los autorizados para el
registro, con constancia del secretario/a del Juzgado sobre el modo de comunicación usado y quién
fue el receptor. Pero se debe tratar siempre de casos urgentes y excepcionales pues la regla general es
la emisión de una orden escrita precedida de un auto fundamentado, en los términos en que ya fue
explicado. Por ejemplo, piénsese en el caso en que la demora en la recepción del auto fundado podría
hacer peligrar el objetivo que se pretende conseguir con la orden de allanamiento que podría ser o bien
la obtención de una prueba importante o la propia detención del imputado.
Para el cumplimiento de la orden de allanamiento el fiscal, autorizado por el juez, puede disponer del
uso de la fuerza pública en la medida de lo estrictamente necesario y puede proceder personalmente o
encomendar la diligencia en el funcionario debidamente individualizado del Ministerio Público Fiscal
o de las fuerzas de seguridad que estime pertinente. En este caso la orden deberá realizarse por escrito
y contener el lugar, día y hora en que la medida debe efectuarse y el nombre del preventor.
Una situación que puede considerarse divergente entre los dos ordenamientos que estamos conside-
rando es el denominado “allanamiento sin orden” que el CPPCABA no contempla, a diferencia del
CPPN que lo regula en el artículo 227 en tanto expresamente establece que:
“No obstante lo dispuesto en los artículos anteriores, la policía podrá proceder al allanamiento de morada sin
previa orden judicial cuando:
1°) Por incendio, explosión, inundación u otro estrago se hallare amenazada la vida de los habitantes o la
propiedad.
2°) Se denunciare que personas extrañas han sido vistas mientras se introducían en una casa o local, con indi-
cios manifiestos de ir a cometer un delito.
3°) Se introduzca en una casa o local algún imputado de delito a quien se persigue para su aprehensión.
4°) Voces provenientes de una casa o local anunciaren que allí se está cometiendo un delito o pidan socorro.
5°) Se tenga sospechas fundadas de que en una casa o local se encuentra la víctima de una privación ilegal de
la libertad y corra peligro inminente su vida o integridad física (artículo 34 inciso 7 del Código Penal de
la Nación). El representante del Ministerio Público Fiscal deberá autorizar la diligencia y será necesaria
su presencia en el lugar.”

96 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6. MEDIOS DE PRUEBA.

Ahora bien, la ausencia de una norma similar en la Legislación procesal de la CABA, ha generado la
discusión de si su procedimiento penal lo autoriza. En general existe consenso en sostener que estos
registros domiciliarios se encuentran validados si se dan en circunstancias de urgencia aun cuando se
carezca de la respectiva orden judicial, y existen diversas normas que dan soporte legal a esa conclusión.
Al respecto es menester poner en consideración que el artículo 93, inc. 1º, del CPPCABA establece no ya la
facultad sino el deber de los integrantes de las fuerzas de seguridad de impedir que los hechos delictivos que
lleguen a su conocimiento sean llevados a consecuencias ulteriores. En estos casos están habilitados a actuar
en forma autónoma, dando cuenta al fiscal inmediatamente o en el menor tiempo posible para que asuma la
dirección de la pesquisa, en casos de urgencia, siempre que sea necesario para preservar la integridad física,
la libertad o los bienes de las personas o la prueba de los hechos y en casos de flagrancia.
Esta regla resulta a la vez compatible con el deber que les impone a los integrantes de la Policía de la
Ciudad la Ley N° 5.688 que establece como deber el hacer cesar la comisión de delitos poniendo en
conocimiento inmediato de los mismos a la autoridad judicial competente y debiendo actuar confor-
me a las disposiciones procesales vigentes en el orden nacional o local, según corresponda al hecho en
el cual se haya actuado (arts. 91 a 94).
Pero además se puede arribar a la misma conclusión a partir del estado de necesidad justificante y
la legítima defensa de terceros que establece el mismo Código Penal en el artículo 34 incisos 3 y 7,
supuestos en los que los ciudadanos en general, y con mayor razón el personal policial en el caso del
último inciso, pueden actuar en salvaguarda de los demás ante situaciones de necesidad.
Finalmente, el artículo 152 del mismo cuerpo legal, contempla el allanamiento de morada en casos de
necesidad o urgencia. En efecto, el Código Penal en el artículo 150 castiga el delito de violación de domi-
cilio y en el artículo 151 el allanamiento ilegal protagonizado por el funcionario público o agente de la
autoridad. Sin embargo, en el artículo 152 el código establece: “Las disposiciones de los artículos anteriores
no se aplicarán al que entrare en los sitios expresados, para evitar un mal grave a sí mismo, a los moradores o a
un tercero, ni al que lo hiciere para cumplir un deber de humanidad o prestar auxilio a la justicia”.
Es así que puede considerarse que aun cuando en el CPPCABA no se hayan previsto los allanamien-
tos urgentes sin orden (tal como si lo hizo el CPPN en el artículo 227) existen razones normativas
para asegurar que estos también se encuentran autorizados en el procedimiento penal de la Ciudad en
el supuesto que se presenten las circunstancias antes mencionadas.
Toda esta discusión ha sido resuelta mediante el art. 94 de la nueva Ley de Seguridad Pública (N°
5.688) que establece: “El policial puede ingresar a morada o casa de negocio únicamente en los casos en que la
demora en recabar la debida autorización judicial implique un grave riesgo para su vida o integridad física,
la de los moradores o de un tercero, o cuando ponga en peligro el cumplimiento de humanidad. De lo actuado
se da inmediata noticia a la autoridad judicial competente”.
En cuanto a sus formalidades, como en todo procedimiento en el que participa el personal policial,
el funcionario actuante deberá labrar un acta de acuerdo a lo que establecen los arts. 56 y 57 del
CPPCABA y 138 y 139 del CPPN.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 97


Como el allanamiento es un acto que por su naturaleza es definitivo e irreproducible, el funcionario
policial deberá estar asistido por dos testigos de actuación que no pueden pertenecer al mismo orga-
nismo del cual forma parte el personal actuante. De todos modos si por las especiales circunstancias
de tiempo y lugar debidamente justificadas no fuera posible obtener la presencia de testigos, el acto
se practicará igual. El valor probatorio de la diligencia en este caso queda sujeto a las reglas de la sana
crítica, es decir, el juez deberá fundadamente dar las razones del grado de convicción que el procedi-
miento tiene para la prueba de los hechos.
Por ejemplo, podría resultar complejo conseguir testigos en un allanamiento que debe practicarse en
horario nocturno en un lugar poco transitado de la Ciudad y en el que existen razones de urgencia para
proceder con premura. Lo que la regla indica es que el allanamiento efectuado sin testigos en estas
condiciones no es nulo, más allá de que su valor probatorio el juez lo deberá establecer razonadamente
en su resolución.
Otra cuestión a considerar es el horario en que puede desarrollarse la diligencia y las distintas situa-
ciones que pueden presentarse en torno a ello.
Resulta indudable que el legislador es consciente de la molestia que irroga el registro domiciliario en
la privacidad de un ciudadano y por ello procura que al autorizar el allanamiento, este se haga en las
condiciones que menos lo perjudique.
Las costumbres sociales indican que la noche es el momento propicio para que la familia se reúna y
también para conciliar el descanso tras la jornada laboral. Por lo tanto es que cuando se trata de lugar
habitado o dependencias cerradas, el CPPCABA (artículo 116) y el CPPN (artículo 225) establecen
que el allanamiento sólo podrá realizarse desde que salga hasta que se ponga el sol, salvo cuando el
interesado o su representante consienta que se realice en cualquier horario, lo que es coherente con el
espíritu de la norma, que reiteramos, tiene como objetivo procurar alivianar las molestias que de por sí
el allanamiento causa en el titular de la morada, inconvenientes que desaparecen cuando es el propio
morador quien presta su expresa conformidad.
Ciertamente la legislación procesal habilita a que en casos excepcionales en los que concurren razones
de gravedad y/o urgencia el juez puede autorizar el ingreso nocturno, lo que deberá aclararse expresa-
mente en la resolución que ordena el registro. Así, por ejemplo, si se pretende ingresar a un domicilio
para desbaratar un secuestro extorsivo, el horario nocturno no será un límite para que la diligencia se
cumpla válidamente.
En cambio, lo dispuesto en los artículos mencionados no se aplica cuando se trata de edificios públicos
y oficinas administrativas, establecimientos de reunión o de recreo, sede de asociaciones y cualquier
otro lugar cerrado que no esté destinado a habitación o residencia particular. En estos casos deberá
darse aviso a las personas a cuyo cargo estuvieren los locales, salvo que ello fuere perjudicial a la inves-
tigación, de acuerdo al art. 226 del CPPN y 117 del CPPCABA.
Por otra parte, si el lugar fuera la sede de la Legislatura o del Congreso Nacional, deberá requerirse la
autorización al presidente de la Legislatura o de la Cámara del Congreso Nacional donde deba practi-

98 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6. MEDIOS DE PRUEBA.

carse el allanamiento. Esta previsión tiene que ver con razones de respeto por las instituciones de gobier-
no, en particular, el de independencia de este poder del Estado (arts. 117 CPPCABA y 226 CPPN).
Finalmente, los arts. 118 del CPPCABA y 288 del CPPN establecen el modo en que el allanamiento
debe ser practicado por los encargados del procedimiento. Así la orden de allanamiento deberá ser
notificada en el momento de realizarse a quien habite o posea el lugar donde deba efectuarse. Cuando
esté ausente deberá notificarse al/la encargado/a y a falta de éste, a sus familiares o cualquier persona
mayor de edad que se hallare en el lugar; a la vez que se invitará al notificado a presenciar el registro.
Si no se encontrare a nadie, se hará constar en el acta y el registro se llevará a cabo de todas maneras.
Practicada la diligencia se consignará en el acta su resultado, con expresión de las circunstancias útiles
para la investigación y de todo esto se labrará un acta que será firmada por los concurrentes, siendo que
si alguien no lo hiciere, deberá constar el motivo.
Una cuestión importante que regula el artículo 118 del CPPCABA es el modo de proceder en caso
de que se encuentren elementos probatorios que no formaban parte del objeto establecido en la orden
judicial. La pregunta es si es posible proceder a su secuestro.
La CSJN inspirada en una doctrina desarrollada por la Corte Suprema de EEUU ha validado el
secuestro de cosas o elementos probatorios no contenidos en el objeto de la orden de allanamiento
a condición de que tales efectos aparezcan en los lugares donde resulta razonable y natural efectuar
el proceso de búsqueda. Así, por ejemplo, si lo que la orden encarga es el secuestro de un automotor,
parece poco razonable inspeccionar el dormitorio de la vivienda a allanar o el cajón de la mesa de luz.
Si en tales circunstancias se incautara un arma, este secuestro resultaría nulo pues resulta a todas luces
irrazonable buscar un automotor en esos sitios.
Distinto es si en el proceso de búsqueda el funcionario se tropieza con efectos ajenos al objeto de la
orden, pero ubicados en sitios o espacios donde es natural pretender encontrar aquellos efectos que sí
la diligencia de allanamiento tiene por objeto. Por ejemplo, si la orden de registro es para incautar un
arma de fuego y el personal policial encuentra estupefacientes en la mesa de luz es razonable en este
caso proceder a su secuestro, dando inmediata noticia a quien delegó la ejecución del allanamiento en
la fuerza de seguridad.
Como queda expuesto, el CPPCABA contempló expresamente esta situación en el art. 118, a dife-
rencia del CPPN, y en estos casos ordena que el personal a cargo de la diligencia deberá requerir la
conformidad judicial para la incautación de los efectos de que se trate, sin perjuicio de adoptarse los
recaudos para preservarlos.
Por último, cuando exista evidente riesgo para la seguridad de los intervinientes en el procedimiento,
la autoridad ingresará directamente, dejando constancia de los motivos en el acta bajo consecuencia
de nulidad.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 99


3.- Requisa personal y secuestro.

La requisa personal es el procedimiento mediante el cual se procede a examinar el cuerpo de una persona o
sus pertenencias y vehículo en el que circula con el fin de incautar cosas ocultas entre sus ropas que resulten
relacionadas con el delito objeto de sospecha o investigación. Constituye una medida de coerción de aplica-
ción restrictiva (artículo 1 del CPPCABA) y su adopción está limitada por el derecho a la intimidad de la
persona (artículo 18 de la CN; artículo 11, nº 2, de la CADDH; y artículo 17 del PIDCyP).
De tal modo, solamente cuando existan motivos urgentes o situaciones de flagrancia que hicieran pre-
sumir que una persona porta entre sus efectos personales o adheridas a su cuerpo o en el vehículo en
que circula, cosas constitutivas de un delito o que pudieran haber sido usadas para cometer un delito,
las autoridades de prevención podrán disponer que se efectúen requisas personales (arts. 85 y 119 del
CPPCABA y 230, 230 bis y 285 del CPPN).
Así, los funcionarios de policía se encuentran facultados a actuar de modo autónomo siempre que sea
necesario para preservar la integridad física, libertad o los bienes de las personas, o la prueba de los
hechos (arts. 93 del CPPCABA y 183 del CPPN).
La urgencia debe ser evaluada sobre pautas objetivas y razonables que justifiquen el accionar policial.
Deberá procederse respetando el pudor de las personas a quienes se revisará, en el caso que se
nieguen a mostrar los objetos que guardan en su esfera de intimidad, a lo cual deben ser invi-
tados previamente.
La actuación prevencional debe ser debidamente documentada, haciéndose constar en el acta corres-
pondiente los motivos que justificaron la actuación bajo consecuencia de inadmisibilidad de la prueba
obtenida, siempre en presencia de dos testigos de actuación.

4.- Intercepción de correspondencia.

Consiste en la posibilidad de impedir que la correspondencia postal (cartas o encomiendas que con-
tengan cartas) o telegráfica, documento, escrito o paquete enviado por cualquier medio al imputado o
bien por parte de éste último a un tercero, sea recibida por cualquiera de ellos ante la eventualidad que
tales elementos puedan tener vinculación con la investigación de un hecho ilícito penal.
En tal caso, el juez es quien debe ordenar tal disposición justificante mediante auto fundado y, en caso
que se estableciese su utilidad probatoria, se ordenará su secuestro.
Debe precisarse que la ley procesal estipula los requisitos de procedencia y la determinación precisa de
los supuestos en que puede desarrollarse una actividad de semejante particularidad, habida cuenta que
configura una excepción a la garantía constitucional que consagra la inviolabilidad de la corresponden-
cia epistolar y los papeles privados (artículo 18 de la CN).

100 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6. MEDIOS DE PRUEBA.

No obstante, debe advertirse que está prohibida la interceptación de la correspondencia que el impu-
tado intercambia con su defensor.
Referencia normativa: artículo 13 inciso 8 de la CCABA; artículo 234 y 235 del CPPN; artículos 122,
123 y 125 del CPPCABA.

5.- Intervención de comunicaciones telefónicas.

En similar sentido al observado en cuanto a la interceptación de la correspondencia, la intervención


de comunicaciones puede justificarse ante la posibilidad cierta de presentarse un hecho en el que pue-
da resultar indispensable interiorizarse de las conversaciones que por ese medio o cualquier otro (vía
informática, por ejemplo) pueda mantener el imputado. Igual que con la correspondencia, la única
autoridad competente para autorizar esta medida es el juez, quien en caso de autorizarlo deberá fun-
damentar su decisión.
De allí que, al igual que lo advertido en relación al supuesto analizado en el acápite anterior, deben
estipularse con precisión los motivos, datos exactos y lapso en que tal actividad probatoria tendrá lugar.
De establecerse su beneficio para la investigación, adicionalmente, podrá disponerse la conservación
de la comunicación que ha sido interceptada por el medio técnico o tecnológico que resulte más con-
veniente (soporte papel o digital).
Referencia normativa: artículo 18 de la CN; artículo 13 inc. 8 de la CCABA; artículo 236 del CPPN;
artículos 124 y 125 del CPPCABA.

6.- Reconocimientos.

El reconocimiento de personas es una diligencia procesal que se realiza con el objeto de indi-
vidualizar, o bien determinar si son conocidas o han sido vistas aquellas personas que fueron
mencionadas durante la investigación. El reconocimiento lo podrá efectuar tanto un testigo
como otro imputado.
Hay dos tipos de reconocimiento, uno por medio de fotografías y otro a través de una “rueda de
reconocimiento”. En este último supuesto, se conforma una fila compuesta por personas que deben
presentar similares características externas (fisonomía y vestimenta), entre las que se encuentra el
sujeto sospechoso. Así, quien tiene que proceder a su individualización se ubica en otro sector fuera
del alcance y contacto visual de quienes componen la “rueda”, a fin de no ser visto por el presunto
imputado. Previo a ello, se le solicitará que describa la persona que se procura distinguir y que diga

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 101


si antes de ese acto la ha conocido o visto personalmente o en imágenes. Luego, se lo invita a efec-
tuar el “reconocimiento” y a indicar si entre esas personas se encuentra el autor del hecho. De todo
el procedimiento debe labrarse un acta.
En el reconocimiento fotográfico, después de efectuarle las mismas preguntas antes mencionadas, se
le exhiben varias fotografías de sujetos de similares características físicas, entre las que se halla la del
sospechoso, y después se lo invita a reconocerlo.
Además del reconocimiento de personas y por fotografías también es posible el reconocimiento de
cosas, que tiene una dinámica similar. Consiste en solicitarle a la persona citada que describa el docu-
mento, objeto o elemento que se procura reconocer y, tras ello, se le exhibe y se le pregunta si es el que
acaba de describir y por qué razón lo reconoce o no.
Referencia normativa: arts. 270, 271, 272, 273, 274 y 275 del CPPN y arts. 145, 146, 147, 148, 149 y
150 del CPPCABA.

7.- Prueba testimonial.

Testigo es la persona humana, distinta del imputado y el fiscal, que brinda una información sobre el
hecho objeto del proceso basándose en lo que ha percibido a través de sus sentidos o bien en lo que
ha conocido, y, a tal efecto, dicha información le será requerida por la prevención, el juez, el fiscal, el
investigador o auxiliar a quien el fiscal delegue la medida, o las partes durante el juicio. No se dejan de
lado ni son inválidos los denominados “testigos de oídas”, aunque al momento de valorar sus dichos,
su aporte tendrá menos relevancia que el de quienes han percibido directamente el suceso.
Carecen de la calidad requerida para ser testigos:
a) las personas de existencia ideal (sociedades, asociaciones civiles, etc.),
b) el fiscal,
c) el imputado y el defensor,
c) el juez; y
d) el coimputado (es cuando existen en el proceso penal más de una persona a las que se les atribuye
la comisión de un delito).
En cuanto a su capacidad, debe destacarse que toda persona mayor o menor de edad, capaz o incapaz
de hecho o derecho, podrá declarar sin perjuicio de la evaluación que se haga de su testimonio en el
momento que corresponda.
Las excepciones a ello están previstas a favor de la convivencia, la protección y preservación fami-
liar, por lo que se les permite a los parientes del imputado abstenerse de declarar, facultad otorgada

102 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6. MEDIOS DE PRUEBA.

al cónyuge, a la persona que esté unida civilmente, a sus ascendientes, descendientes o hermanos,
parientes colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, sus tutores
curadores y pupilos.
En este punto el código procesal de la Ciudad se diferencia del nacional, ya que en este último se esta-
blece la prohibición de declarar contra el imputado por parte del cónyuge, ascendientes, descendientes
o hermanos bajo pena de nulidad, salvo que fueran víctimas directamente del delito o lo fuera algún
pariente del mismo o mayor grado de parentesco con el autor (art. 242 del CPPN); mientras que en el
de la Ciudad no hay prohibición sino la posibilidad de abstención (art. 129 del CPPCABA). Previo a
tomarse declaración se le debe informar a este tipo de testigos sobre esta facultad que otorga el código,
dejando expresa constancia de ello.
Deben abstenerse de declarar sobre los secretos obtenidos por su profesión, oficio o estado, los minis-
tros de un culto admitido, los abogados, procuradores o escribanos, los médicos y demás auxiliares del
arte de curar, los militares y los funcionarios públicos sobre los secretos de estado. Se entiende que rige
el secreto profesional para los médicos y demás profesionales del arte de curar cuando una persona
involucrada en un delito hubiera recurrido a sus servicios para preservar su integridad física o la del
ofendido. De esta manera en el art. 130 del CPPCABA se recepta un criterio jurisprudencial que no
fue incluido en el art. 244 del CPPN, en cuanto a que debe prevalecer siempre el derecho a la vida
y/o integridad física sobre el deber de declarar del médico, ya que de lo contrario por temor al proceso
los involucrados en delitos prescindirían de solicitar atención médica. Sin embargo, deberán prestar
declaración cuando fueran liberados del secreto profesional por el interesado.
Salvo las excepciones señaladas, el deber de declarar como testigo y decir toda la verdad es una carga
pública. Se trata de un indelegable deber cívico. La negativa, reticencia o falsedad del testimonio, más
allá de constituir un delito (falso testimonio o desobediencia, depende el caso) puede producir además
que se pueda ordenar la detención de un testigo cuando exista temor fundado de que se fugue, oculte
o ausente, medida que en el proceso local no puede superar las 24 horas necesarias para producir la
declaración (art. 134 del CPPCABA) y llega a 48 horas en el proceso nacional (art. 248 del CPPN).
Están obligados a declarar pero no a comparecer ante el Juzgado o por ante la Fiscalía, los siguientes
funcionarios: Presidente, Vicepresidente, Ministros, Legisladores, Gobernadores, Jefe de Gobierno de
la Ciudad y Magistrados. Declaran por escrito (por oficio) bajo juramento de decir verdad salvo que
renuncien a esta posibilidad (arts. 128 del CPPCABA y 250 del CPPN).
Podrán declarar en su domicilio, lugar de internación o de alojamiento, las personas que por su estado
de salud no puedan trasladarse a la fiscalía o tribunal (arts. 132 del CPPCABA y 251 del CPPN).
La información testimonial requerida deberá plasmarse en actas en las que se dejará expresa constan-
cia de la fecha, hora y lugar en el que tal acto acontece, sumado a que al testigo se le recibe juramento
o promesa de decir verdad (excepto a los menores de 18 años, personas incapaces y aquellos que fueran
imputados de un hecho conexo), y se le hace saber de la eventual sanción penal que puede recibir en
caso de comprobarse que su declaración no es auténtica, según el art. 275 del Código Penal. Tras ello
se vuelcan sus datos personales y las circunstancias que pudieren demostrar si tiene o no interés en la

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 103


causa y sus vínculos con las partes para apreciar su veracidad, y se refleja su declaración. Es el sistema
por el que opta el procedimiento nacional, previsto en el art. 249 del CPPN.
Por su parte el CPPCABA establece la posibilidad de cumplir el acto de un modo formal con las
características antes consignadas y también informalmente por parte del fiscal o por un investigador
delegado expresamente al efecto (arts. 101 y 127).
Así, sólo se volcarán en actas aquellas declaraciones que revistan el carácter de definitivas o no repro-
ducibles, o sea cuando los testigos no serán convocados a la audiencia del juicio oral (por ejemplo,
testigos muy enfermos o que se ausentarán del país) o bien aquellas imprescindibles para el caso de
que sea necesario dictar sentencia por avenimiento -juicio abreviado- (art. 127). En cuanto a las decla-
raciones informales, estas pueden ser meras entrevistas efectuadas por el fiscal o por el investigador,
auxiliar o miembro de las fuerzas de seguridad al que se le delegue el acto (art. 101), quien deberá
elaborar un informe, documento, o un archivo de audio o video. El mismo deberá ser remitido al fiscal.
Se puede reservar el domicilio de los testigos sobre los cuales pudiese considerarse que existen riesgos
personales y la identidad sólo de aquellos que estén incluidos en programas de protección de testigos.
La reserva de la identidad solo podrá mantenerse hasta el juicio (art. 135 del CPPCABA).
Por último, debe precisarse que las declaraciones de testigos prestadas durante la etapa de instrucción,
constituyen elementos o evidencias que serán valoradas por el juez y el fiscal y servirán para el avance
del caso a juicio o bien para desestimar su prosecución.
En lo que respecta a los menores, sus testimonios también pueden ser recabados por la justicia, sólo
que de una manera especial. Así los niños y adolescentes deben declarar en una “Cámara Gesell” que
consiste en una entrevista con el menor por parte de un psicólogo o especialista en niños, niñas o ado-
lescentes, en un gabinete acondicionado a la edad y etapa evolutiva del menor, siendo que en ningún
caso puede ser interrogado en forma directa por el tribunal o las partes (art. 43 del Régimen Procesal
Penal Juvenil y arts. 250 bis y ter del CPPN).
Referencia normativa: arts. 239 a 252 del CPPN, arts. 126 a 135 del CPPCABA y art. 43 del RPPJ.

8.- Prueba Pericial.

El perito es un especialista en algún arte, ciencia o técnica cuyo conocimiento excede la prepara-
ción jurídica del juez o el fiscal y que, por consiguiente, es convocado para que, a través de las ope-
raciones técnicas y científicas correspondientes, brinde su conclusión sobre aquello sometido a su
discernimiento.
Quien resulte designado deberá aceptar el cargo y desempeñar fielmente el cometido al que es convo-
cado, salvo que no esté en condiciones de cumplirlo por una causa grave y justificada que deberá poner

104 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6. MEDIOS DE PRUEBA.

en conocimiento al ser notificado de su elección. Es claro que el perito debe tener la calidad profesio-
nal requerida para desempeñarse como tal y acreditarla debidamente al momento de aceptar el cargo.
Vale resaltar que los peritos oficiales no aceptan el cargo en cada caso, ya que cuando fueron nombra-
dos prestaron juramento de desempañarse fielmente y acreditaron su experticia.
Un estudio de la naturaleza de la que le es encomendado, determina la confianza que se deposita en
sus conclusiones y, a la vez, que les resulte exigible su imparcialidad con el asunto en torno al cual le
es solicitada su intervención, razón por la que cualquier aspecto o situación que, de presentarse, pueda
tener influencia en la calidad del perito o en la rectitud de su cumplimiento conducirá a su incompa-
tibilidad para cumplir con su destino.
Antes del inicio de las operaciones periciales, el juez o el fiscal deberán hacer saber a las partes de ello
con el objeto que puedan, si es su deseo, proponer peritos de parte y/o puntos de pericia.
El juez (en el CPPN) o el fiscal (en el CPPCABA) regirán el estudio pericial indicando los interro-
gantes que el o los peritos deberán evacuar y requerir, en su caso, las explicaciones que correspondan.
El o los peritos deberán conservar la materia o los objetos sometidos a pericia y, una vez finalizados los
pasos operativos, emitir un dictamen que puede constar en un informe escrito o en un acta en el que
se deberá detallar lo relativo a las condiciones en que fueron hallados o subordinados a estudio tales
instrumentos o cosas, los pasos cumplidos durante el estudio, las conclusiones a las que han arribado y
su firma, añadiéndose en el artículo 140 del CPPCABA que en caso que por sus características se trate
de un estudio no reproducible, todo el desarrollo del peritaje debe ser grabado o filmado.
Referencia normativa: arts. 253 a 267 del CPPN y arts. 136 a 144 del CPPCABA.

9.- Careo.

Siempre que al menos dos personas realicen afirmaciones rotundamente contradictorias acerca del
mismo hecho o circunstancia importante relativa a aquél, puede desarrollarse un acto que recibe la
denominación de “careo” con el objetivo de confrontarlas.
Puede realizarse entre testigos, entre un testigo y un imputado o entre imputados, pero en el caso que
intervengan imputados su intervención en el acto resultará facultativa, habida cuenta los resguardos
constitucionales por lo que corresponde que se cumpla con las formalidades previstas para cada decla-
ración con anterioridad a la materialización del acto (por caso, los testigos deberán prestar juramento o
promesa de decir verdad y, como se concluye de lo expresado, los imputados podrán negarse a realizar
cualquier manifestación).
Referencia normativa: arts. 276 a 278 del CPPN y arts. 151 y 152 del CPPCABA.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 105


10.- Inspecciones oculares.

Si bien el término corriente y así es conocido es el de “inspección ocular” en realidad, tal inspección
no se limita a la percepción “ocular” de los objetos que constituyen el motivo y fundamento de tal
actividad probatoria sino que comprende también la utilización por parte de quien inspecciona del o
de los sentidos que resulten adecuados a las características del caso a los efectos de explorar debida-
mente personas, lugares y cosas en tanto se observe que dicha acción puede reportar beneficios para
la investigación.
Es un método que permite el contacto directo de la prueba con quien dispone la realización de la dili-
gencia y puede tener lugar, conforme lo asentamos previamente, tanto sobre objetos o lugares cuanto
sobre personas, supuesto este último que debe desarrollarse respetando el pudor de quien lo soporta y
que cabe diferenciar de la requisa personal, habida cuenta que sólo involucra el examen perceptivo de
aquélla en su exterioridad. A diferencia de la requisa, no involucra una revisación profunda y la posible
incautación de objetos vinculados al ilícito.
Referencias normativas: arts. 216 a 220 del CPPN y arts. 56, 95 inc. 3°, 100, 157 y 255 del CPPCABA.

11.- Reconstrucción del hecho

Tiene lugar siempre que se evalúe que su concreción pueda resultar útil para establecer la forma en que
el hecho que se investiga ha tenido lugar, así como la caracterización de la intervención del imputado,
partícipes y testigos. Así, lo que se procura es reproducir la forma en que sucedió un hecho (por ejem-
plo, tratar de establecer si un disparo pudo haberse efectuado en legítima defensa o no).
Para ello, se reconstruye la escena y se solicita la colaboración de testigos, médicos, peritos e incluso
del imputado, aclarándole a éste que su participación no resulta obligatoria y que el defensor debe
ser anoticiado debidamente de su realización, ya que por sus particularidades se trata de un acto
irreproducible.
Referencia normativa: arts. 221 a 223 del CPPN.

12.- Prueba documental e instrumental.

La observación jurídica que cabe desarrollar sobre ambos es tratarlos como medios de prueba
relacionados.

106 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6. MEDIOS DE PRUEBA.

Para algunos media una relación de género (documento) y especie (instrumento), y de tal suerte vin-
culan estrictamente al documento con la escritura o la prueba escrita que confirma o justifica algún
propósito probatorio y al instrumento no sólo con ello sino también con algún objeto o cosa que no
posee las características gráficas antedichas.
En cambio, hay quienes entienden que no existen distinciones y resultan conceptos análogos.
Sea como fuere queda claro que, en tanto “documento” o “instrumento”, ambos implican, en definitiva,
cualquier objeto que sirva para probar algo y constituya prueba indirecta (en tanto su calidad y validez
como prueba de la existencia del hecho se adquiere por inferencia, esto es, resulta ineludible una acti-
vidad intelectual por parte de quien lo percibe que no es necesaria en una prueba directa) y preconsti-
tuida, en tanto su existencia es anterior al inicio del proceso.

13.- Ley N°27.319: Investigación, prevención y lucha de los delitos complejos.

Por medio de la sanción de la Ley N° 27.319 se brindaron a las fuerzas de seguridad y al Poder Judicial
las herramientas y facultades necesarias para ser aplicadas a la investigación, prevención y lucha de los
delitos complejos, regulando las figuras del agente encubierto, el agente revelador, el informante, la
entrega vigilada y la prórroga de jurisdicción (art. 1).
Estas técnicas especiales de investigación son procedentes en los siguientes casos:
a) Delitos de producción, tráfico, transporte, siembra, almacenamiento y comercialización de estupe-
facientes, precursores químicos o materias primas para su producción o fabricación previstos en la
Ley 23.737 o la que en el futuro la reemplace, y la organización y financiación de dichos delitos;
b) Delitos previstos en la sección XII, título I del Código Aduanero;
c) Todos los casos en que sea aplicable el artículo 41 quinquies del Código Penal;
d) Delitos previstos en los artículos 125, 125 bis, 126, 127 y 128 del Código Penal;
e) Delitos previstos en los artículos 142 bis, 142 ter y 170 del Código Penal;
f ) Delitos previstos en los artículos 145 bis y ter del Código Penal;
g) Delitos cometidos por asociaciones ilícitas en los términos de los artículos 210 y 210 bis del Código Penal;
h) Delitos previstos en el libro segundo, título XIII del Código Penal (art. 2 de la Ley N° 27.319).

El “agente encubierto” es un integrante de la fuerza de seguridad que se infiltra o introduce en una


organización criminal con el fin de identificar o detener a los autores, partícipes o instigadores, de
impedir la consumación de un delito o para reunir información y elementos de prueba necesarios para
la investigación, con autorización judicial.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 107


El “agente revelador” es el agente de las fuerzas de seguridad designado a fin de simular interés y/o
ejecutar el trasporte, compra o consumo, para sí o para terceros de dinero, bienes, personas, servicios,
armas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas o participar de cualquier otra actividad de un grupo
criminal, con la finalidad de identificar a las personas implicadas en un delito, detenerlas, incautar los
bienes, liberar a las víctimas o de recolectar material probatorio. El accionar del agente revelador no es
de ejecución continuada ni se perpetúa en el tiempo, es decir, no está destinado a infiltrarse dentro de
la organización como parte de ella, tal como lo hace el agente encubierto.
Como aspectos regulados en común para los agentes encubiertos y reveladores encontramos:
• La medida la ordena el juez de oficio o a pedido del fiscal.
• Su designación y la instrumentación necesaria para su protección estarán a cargo del Ministerio de
Seguridad, con control judicial.
• La información obtenida se debe ir poniendo de inmediato en conocimiento del juez y fiscal.
• El agente encubierto o revelador serán convocados al juicio únicamente cuando su testimonio
resulte imprescindible.
• No será punible el agente encubierto o revelador que se hubiese visto compelido a incurrir en un
delito, siempre que éste no implique poner en peligro la vida de otra persona o la imposición de
grave sufrimiento físico o moral a otro.
• Cuando el agente encubierto o revelador resultare imputado en un delito se lo harán saber confi-
dencialmente al juez. El juez podrá no imputárselo sin develar su verdadera identidad.
• La adopción del agente encubierto o revelador debe estar supeditada a un examen de razonabili-
dad, con criterio restrictivo, en el que juez deberá evaluar la imposibilidad de adoptar una medida
más idónea para la investigación.
El “informante” se trata de la persona que, bajo reserva de identidad, a cambio de un beneficio eco-
nómico, aporte a las fuerzas de seguridad y policiales datos, informes, testimonios, documentación o
cualquier otro elemento o referencia pertinente y útil que permita inicial o guiar la investigación para
la detección de los individuos u organizaciones dedicados a la planificación, preparación, comisión,
apoyo o financiamiento de los delitos contemplados en la ley.
A diferencia de los dos anteriores, el informante no es funcionario del Estado. Debe ser notificado que
colaborará en la investigación. Se le garantiza la reserva de su identidad.
La “entrega vigilada” consiste en que el juez, de oficio o a pedido del fiscal, podrá autorizar que se
postergue la detención de personas o secuestro de bienes cuando estime que la ejecución inmediata de
dicha medida puede comprometer el éxito de una investigación.
El juez puede suspender la interceptación en el territorio argentino de una remesa ilícita y permitir
que entren, circulen o salgan del territorio nacional, sin interferencia de la autoridad competente y
bajo su control y vigilancia, con el fin de identificar a los partícipes, reunir información y elementos de
convicción necesarios para la investigación, siempre que tuviere la seguridad que será vigilada por las

108 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 6. MEDIOS DE PRUEBA.

autoridades judiciales del país de destino. Lo debe ordenar mediante una resolución fundamentada.
No obstante, el juez puede ordenar la suspensión de la entrega vigilada y ordenar la detención de los
partícipes y el secuestro de los elementos vinculados al delito, si las diligencias pusieran en peligro la
integridad de las personas o la aprehensión posterior de los partícipes.
La “prórroga de jurisdicción” consiste en que al encontrase en peligro la vida o integridad física de la
víctima o la demora en el procedimiento pueda comprometer el éxito de la investigación, el juez y el
fiscal podrán actuar en ajena jurisdicción territorial, ordenando a las autoridades de prevención las
diligencias que entienda pertinentes, debiendo comunicar las medidas dispuestas al juez del lugar
dentro de un plazo no mayor a 24 horas.

14.- Medidas especiales de investigación en el CPPCABA.

Sobre la base de la normativa de la ley comentada en el punto anterior, la Ciudad de Buenos Aires
mediante la sanción de la Ley 6020 incorporó al CPPCABA los capítulos Medidas especiales de la
investigación (arts. 153 a 156) y Otros medios de prueba (art. 157).
A diferencia de la Ley 27.319, su ámbito de aplicación se extiende a los delitos previstos en la Ley N°
23.737 y modificatorias, en los artículos 125, 125 bis, 126, 127, 128 y 131 del Código Penal, y aquellos
delitos cuyas penas fueran superiores a tres (3) años de prisión en abstracto y que se justifiquen en la
complejidad de la investigación del hecho; con la aclaración de que su aplicación debe regirse sobre
la base de los principios de necesidad, razonabilidad, subsidiariedad y proporcionalidad, con criterio
restrictivo, debiendo ponderar en todo momento la gravedad del delito investigado y su complejidad
(art. 153 del CPPCABA).
En coincidencia con la ley nacional, contempla las medidas especiales de agente encubierto, agente reve-
lador, informante y entrega vigilada, no así en cambio la de prórroga de la jurisdicción (art. 154).
Por otra parte, en el art. 155 se detallan las reglas de actuación de las fuerzas de seguridad o policías
que decidan voluntariamente actuar como agentes encubiertos o reveladores, entre ellas las de pro-
curan evitar revelar sus identidades (al igual que la del informante) y la eximición de responsabilidad
en delitos a consecuencia necesaria del desarrollo de la actuación encomendada, en la medida que no
hubieran puesto en peligro la vida o integridad física o psíquica de una persona o la imposición de un
grave sufrimiento físico o moral a otro.
En el art. 156 se establece cómo debe ser el registro, duración y confidencialidad de las medidas y la
destrucción del material.
Por último, el art. 157 prevé la posibilidad de ordenar la obtención de ADN del imputado u otra per-
sona si ello fuere necesario para su identificación o para la constatación de circunstancias de impor-
tancia para la investigación.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 109


110 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA
UNIDAD 7
EL IMPUTADO.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 111


UNIDAD 7
EL IMPUTADO.

1.- Derechos del imputado en el proceso penal.

En primer lugar corresponde tener presente que el proceso penal tiene como finalidad, además de
la resolución del conflicto (expresamente establecida en el CPPCABA), establecer la existencia del
hecho delictivo y el grado de participación que tuvieron quienes intervinieron en él. De ello se deduce
una primera regla de importancia, que consiste en que la secuencia hecho-imputado no resulta capri-
chosa sino que responde al orden establecido en el artículo 18 de la CN, esto es, que la finalidad del
proceso no es la de investigar personas sino los episodios imputados a personas.
Hecha dicha introducción, estamos en condiciones de puntualizar entonces que el imputado es la
persona respecto de quien se deduce la pretensión jurídico penal y lo es desde el momento que se lo
indica como partícipe en cualquier acto inicial de la investigación y adquiriendo desde ese momento
el derecho de defenderse; aunque formalmente “imputado” será cuando se lo cita a la audiencia de inti-
mación del hecho (art. 173 del CPPCABA) o a prestar declaración indagatoria (art. 294 del CPPN).
Cabe aclarar que tanto una “persona humana” como una “persona jurídica” pueden ser imputadas en un
proceso penal, aunque esta última sólo en determinados delitos (art. 1 de la Ley N° 27.401).
Su intervención es esencial en el juicio propiamente dicho, de conformidad con la norma constitucio-
nal que impone la defensa (artículo 18 CN).
El reconocimiento como imputado a toda persona que soporta la persecución penal desde el momento
que se lo indica como partícipe de un hecho delictivo, también implica efectivizar la garantía de inviola-
bilidad de la defensa en juicio y por ello, aquél cuenta con la posibilidad de arbitrar los medios necesarios
para presentarse y plantear las defensas que corresponda en favor de sus intereses desde el momento en
que conozca de la imputación que se le dirige o bien desde que esté anoticiado de la existencia de un
proceso en su contra, sin que resulte necesario una convocatoria compulsiva para que lo haga.
En este sentido la legislación procesal es reglamentaria de dicha garantía por lo que debe asegurarse al
imputado la completa información sobre el hecho que se le imputa y las pruebas de cargo; en su caso,
la causa o motivo de la detención y el funcionario que la ordenó, pudiendo acceder a toda la infor-
mación existente en el proceso o legajo confeccionado; la libertad y voluntad de declarar y de hacerlo
cuantas veces lo desee; su derecho de hacer saber su situación de detención a personas de su confianza
y de ser asistido por un defensor desde el primer acto del procedimiento, debiéndose documentar el
cumplimiento del deber de información de estos derechos.
Además, el imputado tiene derecho de designar defensor de su confianza o defensor público. Puede
designarlo aun estando privado de su libertad y por cualquier medio. Si no lo hace y pretende defen-

112 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 7. EL IMPUTADO.

derse personalmente, el fiscal o el juez pueden disponer que sea asistido por un defensor público y ello
con el fin que no se perjudique la eficacia de la defensa o el normal desarrollo del proceso.
Debe tenerse presente que el ejercicio del derecho de defensa material se encuentra en cabeza del
imputado y que la defensa técnica generalmente es ejercida por un abogado y solo excepcionalmente
por el imputado, y ello porque justamente la defensa técnica implica realizar en las diferentes instan-
cias del procedimiento, argumentaciones o alegatos basados en fundamentos jurídicos que el imputado
generalmente desconoce lo que le impediría defenderse eficazmente y que se cumpla con la garantía
consagrada en el artículo 18 de la Constitución Nacional.
Ambos procedimientos admiten la posibilidad que durante el curso del proceso sobrevenga la incapacidad
mental del imputado lo cual provocará la suspensión del proceso hasta que la misma desaparezca, pero
no paraliza la investigación del hecho ni la continuación del procedimiento respecto de otros imputados.
Por su lado, de modo específico, los arts. 34 y 168 del CPPCABA regulan la obligación para el perso-
nal policial que tome intervención en un hecho flagrante en el cual el imputado se encuentra en estado
de embriaguez alcohólica o bajo los efectos de cualquier tóxico, de resguardar su integridad física y que
una vez constatado ese estado sea conducido directa e inmediatamente a un establecimiento asistencial.
Asimismo, en este orden de ideas, el art. 36 del CPPCABA establece la obligación de efectuar una
revisación física y psíquica a toda persona detenida formalizándose mediante un examen técnico rea-
lizado por el médico legista en el primer momento de la detención, para dejar constancia del estado
psíquico y físico del imputado, dando cuenta de la existencia de lesiones y capacidad para comprender
el acto y los hechos que lo motivaron, sin perjuicio de lo provisorio de esa revisación.
Para el supuesto de tratarse de un imputado en libertad, el examen será dispuesto por el juez a pedido de parte.
El art. 78 del CPPN determina la obligación para el juez de llevar a cabo un examen mental obliga-
torio en los casos en que el delito que se atribuya tenga prevista una pena de diez (10) o más años de
prisión, el imputado fuere sordomudo, menor de dieciocho (18) años o mayor de setenta (70) o si fuese
posible la aplicación de una medida de seguridad.
Referencia normativa: artículo 18 CN, artículo 13 CCABA, arts. 72 a 78 y 104 a 113 del CPPN y arts.
29 a 36, 158 a 160 y 168 del CPPCABA.

2.- Declaración e incomunicación del imputado.

La declaración del imputado es aquel acto procesal en el que se formaliza la imputación y se le dan a
conocer las pruebas de cargo existentes hasta dicho momento, que requiere como presupuesto la veri-
ficación por parte de quien toma la decisión de convocarlo, de que exista fundamento bastante o una
situación probatoria que lo amerite.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 113


En ella se da a conocer al imputado el hecho atribuido y los elementos de prueba que se han reunido
durante el curso de la encuesta y que en principio acreditan la existencia del suceso y su participación.
Consta de un segmento formal ineludible y un segmento material que puede o no tener lugar. El
primero de ellos se vincula con la información que debe serle proporcionada indefectiblemente al
imputado y que debe constar en el acta que documenta el evento; mientras que el segundo tiene que
ver con la manifestación que quiera hacer.
Así, debe dejarse expresa constancia e informarse de la fecha y lugar en que tiene lugar el acto; quién es
la autoridad que lo recibe; que puede ser asistido por un asistente técnico; las circunstancias de modo,
tiempo y lugar del hecho imputado y un detalle de las pruebas reunidas hasta ese momento; sus datos
personales (o interrogatorio de identificación) y su derecho de abstenerse de prestar declaración con la
indicación que en caso de optar por ello, tal abstención no podrá ser considerada en su contra. Hasta
allí, el segmento formal e ineludible de su “declaración”.
En caso que el imputado opte por guardar silencio se deberá dejar constancia de ello finalizando el acto;
y por el contrario, si opta por declarar sus dichos deben consignarse en el acta. Al respecto, el imputado
no declara bajo juramento de decir verdad e incluso tiene la facultad de no contestar preguntas.
De tal modo, resulta claro que se trata de un típico acto de defensa, por lo que constituye el primer
momento procesal en el que formalmente el imputado conoce la imputación y aquello que lo prueba.
Hasta aquí, los sistemas procesales previstos en el CPPN y en el CPPCABA no divergen en cuanto
a las características que debe reunir tan trascendente acto procesal, aunque sí se oponen en cuanto a
la autoridad que recibe la declaración. En el proceso de la CABA siempre lo hace el fiscal y en el del
CPPN lo hace el juez, aún en los casos del procedimiento de flagrancia previsto en el art. 353 bis, en
los que el detenido debe ser trasladado ante el tribunal, a fin participar de una audiencia oral inicial
de flagrancia, a la que deberán asistir el Ministerio Público Fiscal, el imputado y su defensor (art. 353
ter), que es dirigida por el juez, más allá que el fiscal es quien le informa al imputado el hecho que se
le atribuye y las pruebas reunidas en su contra (art. 353 quater).
Por su lado, el CPPCABA –en caso de encontrarse detenido– prescribe que el fiscal debe recibirle
declaración en el menor tiempo posible, del mismo modo que lo establece el CPPN, previendo ambos
procedimientos que sea dentro de las 24 horas de la comisión del hecho, sin perjuicio de que, según las
particularidades del caso, ese plazo admite prórrogas.
Otra cuestión en la que uno y otro instrumento legal se separan se vincula con el distinto enfoque con
el que tratan lo relativo a la incomunicación.
La incomunicación es una medida cautelar que sucede a la privación de la libertad adoptada respecto
de un imputado y que tiene por finalidad la de imposibilitar el contacto de aquél con otras personas
en caso que se evalúe que tal comunicación puede influir sobre la prueba, la eventual aprehensión de
otros intervinientes y sobre el trámite del caso.
En efecto, el art. 184, inc. 8° del CPPN lo establece, en primer lugar, como una facultad que puede
ejercer la autoridad prevencional tras la aprehensión del imputado, por el lapso máximo de diez (10)

114 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 7. EL IMPUTADO.

horas y siempre que existan motivos que conduzcan a sostener fundadamente que el contacto de aquél
con terceras personas pueda dificultar la investigación o, llegado el caso, frustrar la posibilidad de apre-
hender a los que restantes partícipes del hecho.
A su vez, el art. 205 del prevé la posibilidad que el juez pueda establecerla por un término no mayor de
cuarenta y ocho (48) horas, prorrogables por otras veinticuatro (24) fundado en los mismos motivos
consignados en el párrafo anterior.
Finalmente y sin perjuicio que el artículo 13, inciso 6 de la Constitución de la CABA prevé que nin-
gún detenido puede ser privado de comunicarse inmediatamente con quien considere, el art. 166 del
CPPCABA admite de modo excepcional y motivado en similares circunstancias a las previstas por el
CPPN que la autoridad prevencional restrinja la comunicación del aprehendido para lo cual deberá
dar inmediata noticia al fiscal quien convalidará o no dicha medida, siendo que, en caso que la ratifique
deberá poner su decisión en conocimiento del juez.
Referencia normativa: arts. 184 inc. 8°, 279 a 292 y 294 a 304 del CPPN y arts. 164 a 180 del
CPPCABA.

3.- Medidas restrictivas.

Las medidas restrictivas son limitaciones a la libertad ambulatoria de todo imputado tendientes a que,
sin que impliquen encarcelamiento, se asegure la presencia de aquél en el proceso.
El CPPCABA admite que el fiscal o la querella soliciten la imposición de medidas de tal naturaleza
al tribunal, detallando las posibles en el artículo 186, las que podrán ser establecidas por el juez en
forma individual o combinada en la medida que las circunstancias del caso permitan considerar que la
aplicación de las obligaciones a las que el imputado deberá someterse configura una directriz suficiente
para evitar el peligro de fuga o el entorpecimiento del proceso.
En tal sentido, el art. 186 del CPPCABA establece: “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 184, el/
la Fiscal o la querella podrán solicitar al Tribunal la imposición de cualquiera de las medidas que se indican
a continuación:
1) La obligación de someterse al cuidado o vigilancia de una persona o institución determinada, en las con-
diciones que le fije.
2) La obligación de presentarse ante el Tribunal o ante la autoridad que él/ella designe.
3) La prohibición de salir del ámbito territorial que se determine.
4) La prohibición de concurrir a determinadas reuniones o de visitar ciertos lugares o de comunicarse con
personas determinadas siempre que no se afecte el derecho a la defensa.
5) El abandono inmediato del domicilio, cuando se trate de agresiones y la víctima conviva con el/la imputado/a.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 115


6) La suspensión en el ejercicio del cargo público o privado cuando se le atribuya un delito cometido en su ejercicio.
7) El arresto en su propio domicilio o en el de otra persona, sin vigilancia o con la que el Tribunal disponga.
8) La inhabilitación provisoria para conducir, cuando como consecuencia del uso de automotores se produzcan
lesiones, reteniéndose a tal efecto la licencia habilitante y comunicando la resolución al Registro Nacional
de Antecedentes del Tránsito y a la Secretaria de Transporte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta medida cautelar durará como mínimo tres (3) meses y puede ser prorrogada por periodos no inferiores
al mes, hasta el dictado de la sentencia. La medida y sus prórrogas pueden ser revocadas o apeladas. El
período efectivo de inhabilitación provisoria puede ser computado para el cumplimiento de la sanción de
inhabilitación sólo si el imputado aprobare un curso de los contemplados en el artículo 83, inciso d) de la
Ley de Tránsito y Seguridad Vial.
Para el cumplimiento de las medidas restrictivas previstas se podrán utilizar los medios tecnológicos ade-
cuados a cada caso”.
A ellas se agregan las contempladas en el art. 187 CPPCABA, sobre los delitos cometidos en un
contexto de violencia contra la mujer: “Si los hechos denunciados se dieran en un contexto de violencia
contra la mujer y, además, existieren razones objetivas para suponer que se encuentra en riesgo la salud o la
integridad física o psíquica de la mujer víctima, el Fiscal, fundadamente podrá solicitar al/la Juez/a ordenar
las medidas dispuestas en el artículo 186 o las medidas preventivas urgentes previstas en el art. 26, inc. a)
y b) en la Ley 26485”.
A tal efecto, el tratamiento de tal solicitud se desarrolla en una audiencia especialmente designada, la
que corresponde que tenga lugar dentro de las cuarenta y ocho (48) horas que pueden ser prorrogadas
por otras veinticuatro (24) en caso que no se pueda concretar en aquel lapso, en base a la existencia de
algún impedimento grave y fundado.
Cuando el imputado sea detenido en flagrancia o por orden judicial, el fiscal debe intimarlo del hecho
en el menor tiempo posible, dentro de las 24 horas de privada la libertad –prorrogables excepcional-
mente por otras 24 horas– y, salvo que le solicite al juez la prisión preventiva de aquél, dispondrá su
libertad desde la sede de la fiscalía, en forma irrestricta o bajo caución u otra de las medidas restrictivas
aludidas. Si la defensa presta conformidad con la medida restrictiva propuesta por el fiscal o la querella
no resulta necesaria la convalidación judicial; caso contrario, la defensa puede solicitar la celebración
de la audiencia aludida en el párrafo anterior, para que el juez deje sin efecto o convalide la modalidad
restrictiva de libertad dispuesta por la fiscalía (art. 184 del CPPCABA).
Con un tratamiento bastante más escueto, el CPPN en sus artículos 310 y 311 bis brinda oportunidad al
juez de disponer el procesamiento del imputado sin imposición del encierro preventivo, pero con la facultad
de fijarle medidas restrictivas. Por ejemplo: que no se ausente de determinado sitio o que se presente ante la
autoridad periódicamente, que no salga del país y, en algunos supuestos específicos, la exclusión del hogar
siempre que trate de delitos cometidos dentro de un grupo familiar conviviente, si las circunstancias del caso
hicieren presumir con fundamento que la conducta imputada puede llegar a repetirse y la inhabilitación
provisoria para conducir en el caso de muerte culposa como consecuencia del uso de automotor.

116 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 7. EL IMPUTADO.

4.- Prisión preventiva.

La prisión preventiva es una medida cautelar de carácter personal que involucra en los hechos el
efectivo encarcelamiento del imputado que, de cumplirse los presupuestos que la hacen viable, deter-
minará la privación provisoria de su libertad durante el curso del proceso a los fines de asegurar su
presencia en el juicio.
En primer lugar, para poder adoptar una decisión de tal magnitud es requisito indispensable tener
elementos de prueba suficientes que permitan acreditar provisoriamente la materialidad del hecho
delictivo que se imputa y que el imputado participó en él.
Sin embargo, los requisitos del párrafo anterior no alcanzan si al mismo tiempo no se logra acreditar,
sobre la base de precisos parámetros objetivos, que en el caso se verifica alguno de los dos riesgos pro-
cesales establecidos como condición ineludible para el dictado de la prisión preventiva, esto es, que el
imputado en estado de libertad habrá de eludir la acción de la justicia o entorpecerá la investigación.
En el CPPN es una medida que se dicta al decidir el procesamiento del encausado, siempre que no
confirme la libertad provisoria efectivizada previamente y a la existencia de alguno de los dos riesgos
procesales antes mencionados le agrega que el delito que se atribuye al imputado prevea pena privativa
de libertad y que no resulte posible dejar la pena de prisión en suspenso ante una eventual condena
(art. 312 del CPPN).
El CPPCABA es bastante más minucioso en el tratamiento de los requisitos que fundamentan su
dictado, pues, si bien coincide con el otro instrumento legal mencionado en que debe efectuarse una
confrontación de los riesgos procesales antes mencionados (eludir la acción de la justicia -peligro de
fuga- o entorpecer la investigación), se detiene en detalle a conceptualizar qué implica cada uno a
partir de la previsión legal de las circunstancias que allí se menciona.
De tal modo, el art. 182 del CPPCABA establece que “la presunción de fuga” se encontrará conformada
cuando la objetiva valoración de las circunstancias del caso permita sospechar fundadamente que el
imputado intentará eludir las obligaciones procesales, teniendo en cuenta para ello especialmente las
siguientes circunstancias: 1) la falsedad o la falta de información sobre la residencia actual o habitual
del imputado; 2) la magnitud de la pena que eventualmente pueda imponérsele; 3) la conducta del
imputado en el proceso que se le sigue o en otros tramitados con anterioridad; 4) el pedido de aplica-
ción de pena de prisión o reclusión de efectivo cumplimiento por parte de la Fiscalía en los alegatos del
debate; 5) el dictado de sentencia condenatoria, en primera o segunda instancia, a una pena privativa
de libertad de efectivo cumplimiento; 6) el rechazo del recurso de inconstitucionalidad que fuera
planteado contra la sentencia condenatoria que dispone una pena privativa de libertad de efectivo
cumplimiento por la Cámara de Apelaciones o por el Tribunal Superior de Justicia.
En cuanto al “riesgo de entorpecimiento del proceso”, el art. 183 del CPPCABA determina que se verifi-
cará cuando la objetiva valoración de las circunstancias del caso permita sospechar fundadamente que
el imputado pondrá en peligro la recolección de los elementos de prueba, o bien, la individualización
y/o aprehensión de otros partícipes, o bien, el normal desenvolvimiento del proceso.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 117


En uno y otro sistema procesal resulta una decisión de estricto resorte del juez, sólo que el CPPCABA
prevé que a tal efecto es el fiscal quien formaliza la solicitud cuyo análisis y tratamiento debe realizarse
en una audiencia a fijar por el juez dentro de las cuarenta y ocho (48) horas de efectuada la petición
(art. 185), requisitos éstos no previstos por la legislación nacional.
Referencia normativa: arts. 310 a 312 del CPPN y arts. 181 a 185 del CPPCABA.

5.- Exención de prisión y excarcelación.

La exención de prisión y la excarcelación son institutos que en caso de comprobarse los requisitos que
autorizan su otorgamiento, evitará la detención del imputado (exención) o bien concluirá el estado de
encierro (excarcelación).
Al igual que sucede con las medidas cautelares y con la prisión preventiva, es requisito indispensable
tener elementos de prueba suficientes que permitan acreditar provisoriamente la materialidad del
hecho delictivo que se imputa y que el imputado participó en él.
Como requisitos de procedencia de la exención de prisión, el art. 316 del CPPN establece la necesi-
dad de demostrar que en virtud de la calificación legal provisoria otorgada al hecho imputado podría
aplicarse al encausado una pena privativa de libertad no superior a los ocho años o bien que de la esti-
mación practicada se concluyera que, en principio, de resultar aquél condenado, la sanción a imponer
será de prisión en suspenso. En cuanto a la excarcelación, el art. 317 del CPPN evalúa su procedencia
con mayor amplitud al permitir tomar en cuenta al evaluar su procedencia otras circunstancias que se
relacionan con el tiempo cumplido en detención. La decisión a adoptar le corresponde en ambos casos
al juez. La decisión a adoptar en ambos casos le corresponde al juez.
El CPPCABA realiza un tratamiento diferenciado de ambos supuestos. Así, en lo que atañe a la exención
de prisión, el art. 204 del CPPCABA supedita su otorgamiento a la inexistencia de motivos que hagan pre-
sumir que el imputado incurrirá en alguno de los riesgos procesales (peligro de fuga o de entorpecimiento
de la investigación); mientras que respecto a la excarcelación, el art. 200 del CPPCABA admite, al igual que
lo hace el CPPN, otras circunstancias que se relacionan con el tiempo cumplido en detención.
Este orden procesal determina, en cuanto a su trámite, que la solicitud de exención de prisión es realizada
al fiscal quien podrá concederla de forma irrestricta o bajo caución o con la aplicación de una medida res-
trictiva que no implique encierro, siendo necesario para la procedencia de esto último la conformidad de la
defensa. La denegatoria del fiscal abre la posibilidad que la petición sea analizada por el juez en audiencia
oral y pública y el auto que la conceda o deniegue es posible de ser apelado dentro del tercer día.
En el supuesto que resulte concedida, debe consignarse que el incumplimiento de las obligaciones impues-
tas, la incomparecencia a las citaciones, los preparativos de fuga o bien cualquier otra nueva circunstancia
que exija su detención conduce a la posibilidad que se revoque el auto que permitió la evitación del encierro.

118 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 7. EL IMPUTADO.

Respecto al instituto de la excarcelación, el CPPCABA prevé que la solicitud será considerada por
el juez en audiencia a desarrollarse dentro de las veinticuatro (24) horas con citación del fiscal y la
decisión que se adopte es susceptible de ser recurrida mediante apelación dentro del tercer día. A su
vez, el art. 202 del CPPCABA determina que en caso de incomparecencia del imputado o bien si se
sustrajese al cumplimiento de la pena privativa de libertad, el juez o el fiscal lo intimará a regularizar
su situación en un lapso no mayor a los diez (10) días, vencido el cual, sin perjuicio del libramiento de
la orden de captura, se procederá a la ejecución de la fianza impuesta.
Ambos procedimientos admiten que la libertad que se disponga, ya sea al momento de resolver la
exención de prisión o la excarcelación, sea garantizada mediante la imposición de cauciones para ase-
gurar que el imputado no infringirá sus obligaciones procesales.
Las cauciones pueden consistir en una promesa juramentada efectuada por el imputado en la que
se compromete a respetar el cumplimiento de sus deberes durante el proceso (caución juratoria); o
bien, la asunción por parte de éste y uno o más fiadores solidarios, del compromiso de pagar –ante su
inobservancia de presentarse en el proceso– la suma que se fije al momento de hacerse lugar al pedido
liberatorio (caución personal) o, por último, la entrega de la suma de dinero, efectos públicos o valores
cotizables que se determinen a los mismos fines, que quedarán depositados como garantía del com-
promiso asumido hasta que finalice el proceso en su contra (caución real).
El CPPN establece que se trata de una resolución de estricta incumbencia del juez mientras que el
CPPCABA permite que la decisión sobre la caución a imponer pueda quedar también en cabeza del fiscal.
Referencia normativa: arts. 316 a 333 del CPPN y arts. 191 a 207 del CPPCABA.

Fin de la Unidad- Casos Prácticos.

1) Analizar el siguiente caso desde la perspectiva de los derechos de los imputados; identificar si existe
alguna cuestión problemática y sus consecuencias.
La policía entabla vigilancia sobre un domicilio en la calle San Martín N° 1128, en que se presume que opera
una o más personas que se dedican al alquiler de armas de fuego a sujetos que cometen delitos con ellas.
La información había surgido días atrás, cuando la policía detuvo a Juan Aldorraín en la vía pública, tras
sospechar fundadamente que llevaba un arma de fuego en su poder. La policía le había dicho a Aldorraín que
si el arma no era de él y la había alquilado, debía decir quién se la había dado, pues de lo contrario iba a ser
responsabilizado de los delitos que se hayan cometido con ella, aunque él no hubiese intervenido en los mismos.
Aldorraín, entonces indicó que había llamado a un celular (cuyo número aportó) y que la persona con la que se
comunicó le dijo, tras acordar un alquiler de $ 100 por día por una pistola marca Bersa calibre 22, que pasara
a retirarla por el domicilio antes mencionado.
Entablada la vigilancia por la policía en la dirección aludida, se prefirió no pedir una orden de allanamiento

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 119


hasta contar con más información acerca de cómo operaba la persona o banda en cuestión. Entonces, algunos
policías se disfrazaron haciéndose pasar por empleados de una empresa de videocable, pidieron permiso en el
domicilio para poder subir a la terraza y, allí, instalaron en la entrada de la línea telefónica un dispositivo
que pasaba desapercibido y servía para determinar cuáles eran los números a los que llamaban o desde los que
se recibían llamados.
Con más información disponible, entonces se solicitó al fiscal que pidiera una orden de allanamiento sobre el
domicilio de San Martín 1128 y otros 3 domicilios de los que surgían llamados a ese lugar. El fiscal así lo hizo,
y el Juez autorizó los registros domiciliarios.
El día de los allanamientos, simultáneamente se ingresó a los cuatro domicilios. En el de San Martín 1128 se
detuvo a una persona que estaba en el lugar y se secuestraron 7 pistolas y revólveres. En otro de los domicilios,
se secuestraron más de 30 armas de fuego y también se detuvo a dos personas que vivían allí.

120 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 8
FINALIZACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN - ETAPA INTERMEDIA.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 121


UNIDAD 8
FINALIZACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN - ETAPA INTERMEDIA.

1.- Valoración del mérito de la prueba.

Una vez recogidos los elementos de prueba necesarios que permitieron obtener la sospecha suficiente
para convocar a la persona imputada a la audiencia de “declaración indagatoria” (art. 294 del CPPN) o
de “intimación del hecho” (art. 173 del CPPCABA), debe resolverse la situación procesal de aquél.
Por supuesto, que si el encausado ofreció medidas de prueba en su descargo, quien lleva a cabo la inves-
tigación debe efectuarla en la medida que resulten útiles y pertinentes o que no sean sobreabundantes.
Ejemplo de ello pueden ser declaraciones de testigos, pericias, reconstrucciones, careos, etc.
Culminada dicha tarea o si el imputado no solicitó diligencias, debe adoptarse una decisión sobre
su situación procesal, la cual va a diferir de acuerdo al Código de forma que se utilice. Hay una gran
diferencia entre la legislación local y nacional.
Así, en el CPPCABA no está previsto que el juez adopte una decisión sobre el mérito de la prueba,
sino que es el fiscal quien intima del hecho al imputado y luego decide si hay mérito suficiente para
que el proceso avance, siendo que en ese caso requerirá ir a juicio oral, o si optará por aplicar una salida
alternativa. Si ello no ocurriere, el fiscal deberá disponer el archivo de las actuaciones, conforme los
supuestos previstos en el artículo 212 de la normativa mencionada.
En cambio, si se ha utilizado el CPPN, después de la recepción de la declaración indagatoria que
efectúa el juez, la ley le otorga a éste un término de diez días a partir de la fecha de aquélla para que
resuelva la situación procesal del encausado; teniendo tres posibilidades: la falta de mérito, el sobresei-
miento o el procesamiento.
Luego de ello si se dicta el procesamiento, el fiscal nacional requiere la elevación a juicio de la causa,
es decir que pase a un tribunal oral para la realización del debate.
Es con el requerimiento de elevación mencionado cuando se termina la primera etapa del proceso, y
comienza la intermedia en la cual lo que se decide es qué probanzas son admitidas para el juicio.
Toda vez que a partir de la declaración del imputado las leyes analizadas prevén diferentes pasos hasta
llegar a la instancia del juicio propiamente dicho, se procederá a describir en esta unidad y por separa-
do lo que establece la normativa local y nacional.

122 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 8. FINALIZACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN - ETAPA INTERMEDIA.

2.- Resolución de la situación procesal del imputado en el CPPCABA.

Como se adelantó, el fiscal tras haber intimado el hecho al imputado, resuelto lo concerniente a la
libertad en caso de estar detenido y de haber realizado –en caso de ser necesario– algunas medidas
probatorias, debe tomar la decisión de efectuar el requerimiento de juicio, lo que implica que el caso
pasará a la etapa intermedia y finalmente se hará el juicio oral; siempre que no se haya aplicado una
solución alternativa al juicio oral, o bien, cierra el trámite de la investigación por alguno de los supues-
tos de archivo previstos en la ley.
En efecto, una de las opciones con la que cuenta el acusador público es propiciar un método alternativo
de solución del conflicto, tal como la mediación y/o composición, la suspensión del proceso a prueba
o un avenimiento; supuestos todos que se tratarán en extenso más adelante.
De lo contrario, podrá disponer el archivo de las actuaciones fundado en razones que se vinculan con
el objeto (atipicidad, prescripción de la acción, persecución injustificada, imposibilidad de promover-
la, carencia probatoria) o el sujeto (inimputabilidad, existencia de justificantes, desconocimiento del
autor, mediación) o bien atendiendo a criterios de conveniencia (cuando fuera indispensable respecto
de algún imputado para asegurar el esclarecimiento del hecho y/o el éxito de la pesquisa respecto de
otros autores, coautores y/o partícipes necesarios que se consideren más relevantes y aquél hubiera
dado datos o indicaciones conducentes al efecto).
Debe destacarse que sólo se podrá reabrir el proceso luego de decidido su archivo en el supuesto en que
se individualice a un posible autor, cómplice o encubridor del hecho, o aparecieran pruebas determi-
nantes para realizar la imputación o circunstancias que fundadamente permitieran modificar el criterio
por el que se estimó injustificada la persecución y cuando se frustrara por actividad u omisión maliciosa
del imputado el acuerdo de mediación.
Ahora bien, como surge de lo explicado, de acuerdo al sistema establecido en la legislación procesal
de la CABA la actividad que desarrolla el fiscal durante la etapa de investigación tiene por finalidad
arribar a la resolución del conflicto o bien promover o desechar la realización del juicio.
Bajo tales parámetros, en caso que el órgano requirente estime que la investigación se ha agotado y que
también no habrá de atender a la posibilidad de resolver el conflicto por alguna de las vías previstas,
formulará el requerimiento de juicio, el cual tiene que cumplir con varios requisitos, contemplados en
el art. 219:
“Cuando el/la Fiscal considere que se encuentra agotada la investigación preparatoria y que no va a proponer
otra forma de resolución del conflicto o ésta hubiera fracasado, formulará el requerimiento de juicio que con-
tendrá la identificación del/la imputado/a y, bajo consecuencia de nulidad:
a) La descripción clara, precisa y circunstanciada del hecho y de la específica intervención del/la imputa-
do/a, concordante con el decreto que motivara la investigación preparatoria y hubiera sido informado al/la
imputado/a.
b) Los fundamentos que justifiquen la remisión a juicio.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 123


c) La calificación legal del hecho.
En el mismo acto ofrecerá las pruebas para el debate.
El/la Fiscal no podrá ocultar a la defensa la existencia de pruebas en contra o a favor del/la imputado/a. Las
pruebas conocidas no ofrecidas no podrán incorporarse al debate.
El requerimiento de juicio de la Fiscalía interrumpe el curso de la prescripción de la acción penal de conformi-
dad con el art. 67, inc. c), del Código Penal.”
Cumplido este acto procesal, las actuaciones se envían al juez de turno en la zona donde se cometió
el delito. Vale destacar que, si existe parte querellante, el fiscal previo remitir las actuaciones al juez, le
corre vista a dicha parte para que efectúe su requerimiento de juicio.
Con la llegada del o de los requerimientos de juicio al juzgado, se abre la etapa intermedia en la
que el juez confiere traslado a la defensa con el objeto que ofrezca su prueba y efectúe el plantea-
miento de todas las cuestiones que correspondan que sean despejadas con anterioridad al inicio
del debate, las que serán analizadas y decididas por el juez en audiencia junto con la admisibilidad
de las pruebas ofrecidas por las partes de acuerdo al art. 223 del CPPCABA (por ejemplo, nuli-
dades, incompetencias y excepciones).
Se trata de una audiencia oral y pública donde las partes ofrecen sus pruebas para el debate y el
juez analiza su incorporación al mismo, bajo los criterios de pertinencia y utilidad. También con
la idea de economizar tiempos, en esta audiencia se resuelven conjuntamente otros planteos como
los señalados.
Es importante tener en consideración que la pertinencia guarda relación con el objeto procesal y por
lo tanto será rechazada toda prueba que no se vincule directamente con los hechos del caso o con
aspectos acerca de los cuales el juez tenga que decidir (por ejemplo, testigos de concepto para estimar
el monto adecuado de la pena).
La utilidad, en cambio, se relaciona con la aptitud para generar convicción al tribunal, es decir, que
la prueba debe ser idónea para ello. De este modo, el magistrado puede rechazar, por auto, la prueba
ofrecida que evidentemente sea impertinente o superabundante.
Concluida dicha etapa queda expedita la posibilidad de dar inicio al juicio; razón por la cual el caso se
envía a otro juez a los fines de realizar el debate.

124 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 8. FINALIZACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN - ETAPA INTERMEDIA.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 125


3.- Resolución de la situación procesal del imputado en el CPPN: falta de mérito, sobreseimiento
o procesamiento.

El procedimiento a seguir establecido en el CPPN luego de la declaración indagatoria, difiere del


contemplado en la Ciudad de Buenos Aires, ya que dentro de los 10 días de haberse realizado dicho
acto el juez debe resolver la situación procesal del imputado, para lo cual la ley prevé tres posibilidades:
la falta de mérito, el sobreseimiento y el procesamiento, que se explicarán a continuación.

„„
Falta de mérito.

Una de las opciones que tiene el juez luego de transcurridos los diez días de la recepción de la decla-
ración indagatoria es dictar la falta de mérito, temperamento que adopta cuando considera que no hay
pruebas suficientes para ordenar el procesamiento, pero tampoco para sobreseer (art. 309 del Código
Procesal Penal de la Nación).
Por ello, puede afirmarse que se trata de un pronunciamiento intermedio, toda vez que se debe proseguir
la investigación mediante la realización de nuevas medidas de prueba que arrojen mayores precisiones, que
pueden ser ejecutadas por el propio juez o por el fiscal, según cuál de los dos esté a cargo de la investigación.
Así, se continúa con la pesquisa hasta que finalmente se afecta de modo directo al imputado procesán-
dolo o se lo desvincula a través de un sobreseimiento, teniendo en cuenta que el plazo para culminar la
instrucción es de cuatro meses contados desde la declaración indagatoria (art. 207 CPPN).
Debemos recordar que si se ha declarado la falta de mérito, no se puede mantener en prisión preven-
tiva al imputado (preso mientras dura la investigación), pues este pronunciamiento implica la ausencia
de elementos probatorios suficientes para avanzar a la etapa oral y ello es incompatible con tal restric-
ción a su libertad. Dicha resolución es apelable.

„„
Sobreseimiento.

El sobreseimiento es la resolución dictada por el juez que pone fin al proceso, por lo que una vez firme
lo cierra de modo definitivo e irrevocable al adquirir calidad de cosa juzgada.
Si bien el sobreseimiento es una de las resoluciones que puede tomar el juez dentro de los diez días de
materializada la declaración indagatoria, la ley procesal prescribe que también puede ser dictado en
cualquier momento de la instrucción, ya sea de oficio o a pedido de parte.
Es de carácter personal, es decir, se dispone en relación a cada imputado y puede efectuarse de forma
total (respecto de todos los hechos atribuidos a una persona) o de modo parcial (en relación sólo a
algunos hechos de todos los imputados o atribuidos).
Conforme el artículo 336 del Código Procesal Penal de la Nación, corresponde dictar el sobreseimiento:

126 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 8. FINALIZACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN - ETAPA INTERMEDIA.

1- Cuando la acción penal se ha extinguido.


2- Cuando el hecho investigado no se cometió.
3- Cuando el hecho investigado no encuadra en una figura legal.
4- Cuando el delito no fue cometido por el imputado.
5- Cuando media una causa de justificación, inimputabilidad, inculpabilidad o excusa absolutoria.
A su vez, la ley procesal establece que debe hacerse por un auto fundado que analice las causales antes
descriptas por orden; agregando que en el caso en que se resuelva por algunas de las causales enume-
radas en los puntos 2, 3, 4 y 5, se declarará además que el proceso no afecta el buen nombre y honor
de que hubiere gozado la persona sometida al proceso.
Obviamente, la naturaleza de este instituto exige que se ordene inmediatamente la libertad de quien
está detenido.
Esta resolución es apelable por el fiscal y la querella, y por el imputado o su defensor cuando no se
respete el orden de las causales o junto a dicha resolución se aplique una medida de seguridad.

„„
Procesamiento.

El procesamiento es el auto de mérito que dicta el juez cuando hay elementos de convicción suficientes
para estimar que existe un hecho delictivo y que la persona imputada es la presunta culpable del mismo.
En esa inteligencia y a diferencia de la sentencia condenatoria, para el dictado del auto de pro-
cesamiento basta con la valoración de elementos probatorios suficientes para producir la mera
probabilidad, con el objeto que sirvan para orientar el proceso hacia la etapa oral, donde serán
definitivamente confrontados.
Este instituto está regido por los arts. 306 al 311 bis del Código Procesal Penal de la Nación, donde se
establecen bajo pena de nulidad los requisitos de forma y contenido, y donde se estipula como condi-
ción indispensable para su dictado que el imputado haya prestado declaración indagatoria.
El procesamiento para ser válido deberá contener:
> Los datos personales del imputado.
> Si se ignoraren los datos, los que sirvan para identificarlo.
> Una somera enunciación de los hechos que se atribuyen.
> Los motivos en que se funda la decisión.
> La calificación legal, con cita de las disposiciones legales.
> Resolución respecto de la libertad.
> Opcionalmente, el dictado de medidas cautelares.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 127


En esa resolución netamente jurisdiccional, el juez deberá detallar el hecho atribuido –que debe ser el
mismo descripto al imputado al ser indagado, para mantener el principio de congruencia que rige todo
proceso penal–, enumerará y valorará las pruebas recolectadas, calificará el hecho ilícito y por último
resolverá sobre la libertad del imputado, además de trabar embargo o inhibición de bienes y/o aplicar
alguna otra medida de tipo cautelar.
Es dable señalar que la defensa se encuentra habilitada para apelar el auto de procesamiento dictado
contra el imputado, y el fiscal tiene similares derechos con respecto a la decisión de mérito que se
adopte en contra de sus pretensiones punitivas que le causen agravio, como sería el caso en que esté en
juego el dictado de la prisión preventiva y por ende la libertad del procesado.
Es sumamente importante tener en consideración que, en esta instancia, el juez está obligado a expe-
dirse respecto a la libertad de la persona sometida a proceso. Es decir, justificar si la mantiene o conce-
de la excarcelación para que el procesado esté en libertad mientras dura el proceso, o si por el contrario,
existe mérito suficiente para el dictado de la prisión preventiva.
Así, en el caso que el juez fundadamente decida mantener la libertad que viene gozando el impu-
tado o disponga su excarcelación, podrá establecer también, tal como lo estipulan los arts. 310 y
311 bis, que aquél:
> No se ausente de determinado lugar.
> Que no concurra a determinado sitio.
> Que se presente a determinada autoridad en las fechas periódicas que se señalen.
> Si es aplicable al hecho alguna inhabilitación especial, que se abstenga de esa actividad.
> En los delitos del libro segundo, título I, II, III, V Y VI y título V capítulo I del CP, que tengan
lugar dentro del ámbito familiar conviviente, la exclusión del hogar del procesado si hay peligro que
los hechos se repitan y la intervención del asesor de menores.
> En causas de infracción al art. 84 bis del CP, cuando las lesiones o muerte sean consecuencia del
uso de automotores, podrá inhabilitar provisoriamente al procesado para conducir, reteniendo su
licencia por tres meses, prorrogables.
Es evidente que las primeras de las reglas señaladas tienen por finalidad la sujeción del imputado al
proceso cuando el sólo compromiso del mismo no sea suficiente; mientras que el caso de la exclusión
del hogar tiene por fin hacer cesar el delito y evitar un daño mayor en el entorno familiar.
Sin embargo, varias de esas cláusulas fueron cuestionadas y, en especial, la que prevé la inhabi-
litación para conducir y la que exige al procesado abstenerse de concurrir a algún sitio a la vez
que lo obliga a acudir a otro (por ejemplo, no ir a un espectáculo deportivo y en ese horario pre-
sentarse en una comisaria), considerando una parte de la doctrina y jurisprudencia que aquéllas
son inconstitucionales. Ello, en virtud de entender que dichas disposiciones no cumplen con la
finalidad que debe tener toda medida cautelar, que es la de asegurar la averiguación de la verdad
y el cumplimiento del derecho procesal mediante la neutralización de los peligros procesales res-

128 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 8. FINALIZACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN - ETAPA INTERMEDIA.

pectivos (entorpecimiento de la investigación y fuga) y porque su aplicación constituye un ade-


lanto de pena que afecta el principio de inocencia que goza toda persona sometida a proceso, de
acuerdo a lo previsto en el artículo 18 de la Constitución Nacional y en los pactos internacionales
incorporados.

4.- Elevación a juicio en el CPPN .

Una vez cumplida la declaración indagatoria y firme el auto de procesamiento, el juez debe correr vista
en forma sucesiva a la querella y al fiscal por el término de seis días con el fin que manifiesten si la
instrucción se halla completa, si es necesaria la realización de medidas probatorias o si por el contrario
solicitan el sobreseimiento del imputado o elevar la causa a juicio.
Esta última petición debe efectuarse mediante un requerimiento de elevación a juicio, que al igual que
lo exige el código procesal de la CABA, debe contener bajo pena de nulidad:
> los datos personales de los imputados,
> una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos,
> la calificación legal,
> una exposición sucinta de los motivos en que se funda,
Todos esos datos resultan imprescindibles, ya que ese requerimiento es el que va a constituir la base
sobre la cual se desarrollará el debate.
Es importante tener en cuenta que siempre debe existir coincidencia en los hechos y circunstancias impu-
tados tanto en el requerimiento de elevación a juicio, como en la declaración indagatoria y en el auto de
procesamiento, para de ese modo garantizar de modo efectivo el derecho de defensa en juicio del imputado.
Sin embargo, la congruencia que debe existir a lo largo del proceso –en especial respecto de los hechos
que se atribuyen a quien es procesado–, no implica una igualdad taxativa o una redacción idéntica; sino
una correlación en los aspectos sustanciales de la imputación.
En este sentido, se ha sostenido que el hecho fijado en la sentencia deberá ser idéntico en sus aspectos
esenciales al descripto en la acusación, y por ende éstos a los que se detallaron en el requerimiento
de elevación a juicio, el procesamiento y la indagatoria; pero podrán ser completados con detalles y
circunstancias obtenidas durante el proceso.
Distinta suerte corre la calificación legal del delito que se investiga, toda vez que el cambio de aquélla
no configura agravio constitucional alguno siempre que los actos imputados versen sobre los mismos
hechos. Finalmente, debemos recordar que el requerimiento de elevación a juicio no resulta apelable,
pues no se trata de una resolución jurisdiccional.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 129


Si hay parte querellante, ésta también debe efectuar, si lo desea, el requerimiento de elevación a juicio,
ya que si no lo hace no podrá participar del debate.
Luego de ello, es el turno de la defensa y conforme el art. 349 del CPPN, tendrá a la vista el reque-
rimiento y la posibilidad de oponer excepciones, de plantear el sobreseimiento del imputado o sim-
plemente consentir dicha requisitoria, de modo que la causa pase a un tribunal oral, que es el órgano
judicial encargado de llevar a cabo el juicio.
Escuchadas las partes, el juez podrá dictar un sobreseimiento o decretar la clausura de la instrucción,
culminando de ese modo con la primera parte del proceso penal mixto que rige en la Nación.
Como se ilustra en el cuadro principal –de la página siguiente–, la etapa instructora culmina
cuando se resuelve el sobreseimiento del imputado, o por el contrario cuando el juez decreta la
clausura de la instrucción, auto por medio del cual envía las actuaciones a la segunda fase, que es
la del juicio oral.
Ya se adelantó, al ver las opciones que tiene la defensa en el artículo 349 del CPPN, que la clausura
debe efectuarse por un simple decreto –en el caso que la parte defensora no se oponga a la elevación a
juicio–, o por medio de una resolución fundada –en el supuesto que aquélla se oponga al requerimien-
to fiscal e inste el sobreseimiento–.
Luego se sortea un tribunal oral, que es el que va a tener a cargo la etapa de juicio.
Las recientes Leyes N° 27.307 y 27.308, dispusieron que los tribunales orales que aún funcionan
en la órbita de la Justicia nacional (Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional; Tribunales
Orales de Menores, Tribunales Orales en lo Penal Económico) y los Tribunales Orales Federales
lleven adelante juicios unipersonales (con un solo juez). Se trata de aquellos casos más leves, como
los que no tienen prevista pena de prisión, o cuya pena de prisión no supere en abstracto los 6
años, entre otros.
Para aquellos casos intermedios, de penas mayores de 6 años y hasta 15 años de prisión, se le da la
facultad al imputado de elegir si quiere ser juzgado por uno o tres jueces. En tanto que, para los res-
tantes casos –con penas superiores a 15 años de prisión– se deben llevar a cabo por el tribunal en pleno
(es decir, con los tres jueces).
Por esa razón, una vez elevada la causa al tribunal oral, se procede al sorteo de la causa entre los tres
(3) magistrados que lo integran, de forma tal que la adjudicación sea equitativa tanto de los juicios
unipersonales, como el de los juicios colegiados (constituyéndose en presidente del juicio quien resulte
sorteado). A partir de ese sorteo, el magistrado designado es quien preside el juicio y tiene a su cargo
todas las decisiones previas a la audiencia de debate.
Definida la composición del tribunal, el juez sorteado citará a las partes para que examinen las actua-
ciones, los documentos y las cosas secuestradas, y ofrezcan las pruebas para el juicio (art. 354), oportu-
nidad en la que incluso podrán solicitar la realización de nuevas diligencias.

130 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 8. FINALIZACIÓN DE LA INSTRUCCIÓN - ETAPA INTERMEDIA.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 131


Una vez que las partes ofrecen la prueba, el presidente del tribunal debe decidir si la acepta o no, para
lo cual evaluará la pertinencia y utilidad de la misma; como también si es necesaria la producción
de alguna otra no ofrecida. En caso que la prueba sea admitida, sólo se requiere que esa decisión sea
tomada por el presidente, mientras que el rechazo exige una decisión del tribunal en su conjunto.
A diferencia del sistema acusatorio que rige en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el proceso
mixto de nación, si nadie ofreciere prueba el presidente del tribunal puede disponer la recepción de
aquélla pertinente y útil que se hubiera producido en la instrucción (art. 356 del CPPN). Sin embargo,
esta atribución del tribunal pareciera entrar en conflicto con el principio de contradicción que gobier-
na esta etapa del proceso y con la propia imparcialidad del tribunal, dado que si el fiscal no ofrece
prueba, no resulta razonable que el tribunal lo reemplace y la ofrezca por él. De todas maneras, esta
facultad excepcional sólo podría aplicarse cuando “ninguna” de las partes ofrece prueba, de manera que
si la defensa lo hace, únicamente podrán incorporarse las pruebas ofrecidas por esta parte.
Luego de que el tribunal admite o rechaza la prueba y antes del debate, pueden llevarse a cabo las medi-
das que se propusieron como “instrucción suplementaria”, conforme el artículo 357 del CPPN, siempre
que resulten imprescindibles y que sean ordenadas para reemplazar aquéllas hechas en la instrucción, ya
que la idea no es su reproducción, toda vez que ello implicaría reeditar una etapa ya concluida.
Aquí también se ve como la ley procesal le otorga al órgano jurisdiccional la posibilidad de ordenar de
oficio la producción de prueba, lo que desvirtúa el contradictorio y los roles de cada una de las partes
del proceso, al poner en manos del que tiene que decidir, actividades persecutorias.
También la ley prevé que antes de fijada la audiencia para el debate, las partes pueden deducir las
excepciones que no hayan planteado con anterioridad; siendo que el tribunal puede rechazar sin más
trámite las que fueren manifiestamente improcedentes (artículo 358 del CPPN).
Cumplido ello, se fija fecha de juicio oral y público (arts. 359 y 359 bis).

132 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 9
FORMAS ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 133


UNIDAD 9
FORMAS ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN.

1.- Beneficios de la resolución alternativa de conflictos.

Si bien la comisión de todo delito se encuentra amenazada bajo la imposición de una determinada pena y para
aplicarla resulta necesario –de modo general– la realización de un juicio en el que se determine que el imputado
es culpable (toda vez que existe un derecho fundamental a no ser castigado sin juicio previo, según el art. 18 de
la Constitución Nacional), no todo conflicto penal necesita resolverse mediante la imposición de una sanción.
Por lo tanto, las leyes de fondo y las procesales contemplan otras salidas alternativas que, en principio,
no hacen necesario el juicio, como ocurre en los casos en que celebra la suspensión del juicio a prueba
o en los que las partes llegan a un acuerdo a través de una mediación o composición del conflicto (esta
posibilidad no existe a nivel nacional, pero muchas provincias han incorporado la mediación o com-
posición como un mecanismo alternativo a la resolución del conflicto penal).
Incluso en determinados casos también se podría prescindir de la celebración del juicio y, no obstante,
imponer un castigo al imputado sin que resulte afectado el derecho a la realización de un juicio previo
como en el supuesto de avenimiento (también conocido juicio abreviado a nivel a nacional).
Es sabido que el derecho penal ha de limitarse a ofrecer el último recurso –ultima ratio–, para cuando
los demás medios de control social, jurídicos o no, resultan insuficientes.
Y es por eso que el CPPCABA refiere en el art. 98 que “El Ministerio Público Fiscal practicará la investiga-
ción preparatoria con la finalidad de arribar a la solución del conflicto por cualquiera de las vías legalmente pre-
vistas o promover o desechar la realización del juicio”. Dentro de esas vías legales se encuentran la posibilidad
de propiciar la utilización de los medios alternativos de resolución de conflictos legalmente previstos
como ser la suspensión del proceso a prueba, la mediación y la composición.
Por lo tanto, y teniendo en cuenta que estas soluciones alternativas están previstas para ilícitos de
menor cuantía, se analizarán cada uno de los institutos mencionados, dado que para su aplicación los
requisitos legales son diferentes.

2.- Mediación y composición.

Los sistemas autocompositivos se caracterizan porque son las propias partes contendientes las que de
forma voluntaria alcanzan un acuerdo para resolver su conflicto. Estos sistemas, gestionan mejor los

134 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 9. FORMAS ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN.

intereses de las partes en conflicto, al ser ellas mismas las que resuelven su litigio a través del diálogo
(solas o con la ayuda de un tercero), llegando a un acuerdo.
En este sistema de gestión de controversias voluntario, las partes en conflicto, ya sea por sí mismas
(“composición”) o con la ayuda de un tercero neutral (“mediación”), resuelven sus diferencias alcanzando
un acuerdo en forma privada, sin la necesidad de que el juez sea quien decida en torno al conflicto.
Cuando interviene el mediador, actúa como canal de comunicación creando el espacio de diálogo
necesario para que las partes puedan expresar su versión de la situación, fijar los puntos del conflicto,
expresar sus opiniones y puntos de vista, sus intereses y necesidades, de modo que entre ellas se vayan
acercando las posiciones para poder llegar a un acuerdo.
Los institutos de la mediación y de la composición se encuentran regulados en el art. 217 del
CPPCABA y constituyen una salida alternativa a la realización del juicio e imposición de una pena.
Son un instrumento novedoso en la CABA que implica el desistimiento de la acción penal a partir de
la composición del conflicto.
La norma referida señala: “En cualquier momento de la investigación preparatoria el/la Fiscal podrá: …
Proponer al/la imputado/a y/o al/la ofendido/a otras alternativas para la solución de conflictos en las acciones
dependientes de instancia privada o en los casos de acción pública en que pueda arribarse a una mejor solución
para las partes invitándolos a recurrir a una instancia oficial de mediación o composición. El/la Fiscal remi-
tirá el caso a la oficina de mediación correspondiente.
No procederá la mediación cuando se trate de causas dolosas relativas a los delitos previstos en el Libro II del
Código Penal Título I (Capítulo I Delitos contra la vida) y Titulo III (Delitos contra la Integridad Sexual),
en los casos de las Lesiones establecidas en el artículo 91 del Código Penal, cuando se efectuaren dentro de un
grupo familiar conviviente, aunque estuvieren constituidos por uniones de hecho (artículo 8° de la Ley N°
24.417 de Protección contra la Violencia Familiar) y en los casos en donde el máximo de la pena del delito
excediese los seis años en abstracto de reclusión o prisión.
El acuerdo de mediación o composición implicará la resolución definitiva del conflicto y no podrá estar sometido
a plazo ni regla de comportamiento alguna.
No procederá la mediación si el imputado registrase antecedente penal condenatorio.
No se admitirá una nueva mediación penal respecto de quien hubiese incumplido un acuerdo en trámite ante-
rior, o no haya transcurrido un mínimo de dos (2) años de la firma de un acuerdo de resolución alternativa de
conflicto penal en otra investigación.
En caso de acuerdo el/la Fiscal dispondrá el archivo de las actuaciones sin más trámite”.
El recurso a esta salida alternativa constituye una facultad discrecional exclusiva del fiscal que es el
titular de la acción penal y, en consecuencia, quien puede decidir si en el caso particular la composición
del conflicto entre el imputado y la víctima es suficiente para desistir de la pretensión de castigo. Ello
surge claramente del texto de la norma que señala que es el fiscal quien podrá proponer al imputado y
al ofendido recurrir a una instancia oficial de mediación o composición para resolver el conflicto penal.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 135


Por lo tanto, el imputado no tiene un derecho a resolver el conflicto penal en el que se encuentra invo-
lucrado a través de una mediación, evitando de esa manera la realización de un juicio y la imposición
de una pena. Si bien los defensores suelen sostener esta última postura y algunos jueces también, lo
cierto es que el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires considera que
la posibilidad de proponer a las partes el recurso a una audiencia de mediación constituye una facultad
discrecional del fiscal.
Es importante resaltar que la participación de las partes resulta voluntaria, pudiendo éstas aceptar o
no someterse a conciliar sus diferencias a través del mecanismo ofrecido. Por lo tanto, la negativa de
cualquiera de ellas bloqueará la solución del conflicto por esta vía.
La oportunidad que tiene el fiscal para proponerla es durante cualquier momento de la investigación
penal preparatoria, hasta su clausura con el requerimiento de juicio (art. 219 del CPPCABA). Por lo
tanto, si la investigación fue clausurada el fiscal ya no debería hacer uso de esta facultad discrecional.
Si el fiscal decide proponer a las partes realizar una mediación o composición, éstas concurrirán en
caso de estar dispuestas a ello, a una audiencia en la que podrán concurrir acompañados por sus
abogados. Los imputados siempre con un defensor y las víctimas pueden hacerlo con personal de la
Oficina de Atención a la Víctima y Testigo del Ministerio Público Fiscal (OFAVyT) o con abogados
de su confianza. La mediación, será presidida por un mediador oficial –perteneciente al cuerpo de
mediadores del Consejo de la Magistratura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires– quien interce-
derá ante sus pretensiones para intentar que las partes en igualdad de armas (esto es, garantizando un
obrar con absoluta libertad sin ningún tipo de condicionamiento ni bajo ningún tipo de coacción) y
sin reconocer –al menos por escrito– la existencia de los hechos ni de derechos arriben a un acuerdo
para la solución del conflicto.
En síntesis, se puede decir que el ámbito en el que se lleva a cabo la audiencia de mediación es oficial y no
extrajudicial y que los mediadores prestan un servicio público con la finalidad de garantizar que las partes
se encuentren en igualdad de condiciones y que despejen cualquier duda sobre la imparcialidad del servicio.
De lograrse un acuerdo, el fiscal dispondrá sin más trámite el archivo del caso. En consecuencia, el
efecto que tiene la mediación es que el acuerdo de las partes comporta el desistimiento de la acción
penal por parte de su titular pues debe archivar el caso. En caso contrario, continuará con el impulso
de la acción penal.
Es importante considerar que la mediación es un beneficio para el imputado (aunque debemos saber
que hay un sector de la doctrina y jurisprudencia que la considera un derecho) y que el fiscal podrá
reabrir el archivo por mediación cuando el acuerdo se frustrara por actividad u omisión maliciosa del
imputado, siendo que si el incumplimiento no le fuera imputable se mantendrá el archivo dispuesto
(art. 216 in fine del CPPCABA). En caso de reapertura por incumplimiento atribuible al denunciado
o imputado, el fiscal deberá evaluar qué medidas cautelares debe solicitar nuevamente.
El art. 217 del CPPCABA también señala que no se admitirá una nueva mediación penal respecto de
quien hubiese incumplido un acuerdo en trámite anterior, o no haya transcurrido un mínimo de dos

136 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 9. FORMAS ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN.

(2) años desde la firma de un acuerdo de resolución alternativa de conflicto penal en otra investigación.
El legislador local previó una serie de restricciones al instituto de la mediación. En ese sentido, el art.
217 del CPPCABA señala que no procederá cuando se trate de causas dolosas relativas a los delitos
contra la vida, delitos la integridad sexual y en los casos de las lesiones gravísimas, cuando se efectuaren
dentro de un grupo familiar conviviente, aunque estuvieren constituidos por uniones de hecho (art. 8°
de la Ley N° 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar) y en los casos en donde el máximo
de la pena del delito excediese los seis años en abstracto de prisión o reclusión. Además, en función de
la Ley Nº 26.485 y la Ley Nº 4.203, tampoco procede en casos de violencia de género. Tampoco es
procedente si el imputado registra un antecedente penal condenatorio.
A ello debe sumarse que el Ministerio Público Fiscal por cuestiones de política criminal, puede deci-
dir qué casos no serían pasibles de mediar. De hecho, el Fiscal General emitió un criterio general
de actuación, que es obligatorio para los fiscales, por medio del cual dispuso no imprimir el trámite
de la mediación a los supuestos de violencia de género. Por su puesto, esta decisión es cuestionada y
hay diferentes posiciones sobre su validez, ya que los que no están de acuerdo consideran que es una
solución genérica que no tiene en cuenta cada caso en particular y que es una resolución que no puede
prevalecer sobre la ley procesal que no establece ningún obstáculo en ese sentido (sin ingresar en el
análisis de la limitación impuesta en el art. 28 de la Ley Nacional N° 26.485, a la que adhirió la CABA
por la Ley N° 4.203).

3.- Suspensión del juicio o proceso a prueba.

Otra salida alternativa al juicio y a la imposición de una pena es la suspensión del proceso a prueba.
Este instituto se encuentra regulado en los arts. 76 bis a 76 quater del Código Penal y en el ámbito
local se halla complementado con el art. 218 del CPPCABA. Es uno de los modos de extinción de
la acción penal que tiene lugar cuando se le paraliza el avance del proceso al imputado poniéndolo a
prueba, con la conformidad del fiscal.
Es decir, el imputado solicita su aplicación ofreciendo la reparación del perjuicio que hubiere causado
el delito investigado y se somete al cumplimiento de una serie de reglas de comportamiento impuestas
en los términos de los arts. 76 bis y 27 bis del CP por un lapso de hasta tres años, cuyo cumplimiento
comporta la extinción de la acción penal a su respecto.
En cuanto a su naturaleza jurídica en la doctrina se discute si este instituto es un derecho o un benefi-
cio para el imputado. A nuestro criterio, la ley es clara en determinar que resulta ser una facultad para
el Ministerio Público Fiscal opinar sobre su concesión y no una obligación acceder a la probation. No
está demás señalar que en la medida que el fiscal se oponga a este beneficio debe hacerlo de modo
fundado, sino el juez tendría la facultar de anular su dictamen.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 137


Al respecto, la CSJN ha entendido en el fallo “ACOSTA” que cuando el imputado de un delito de acción
pública cuya pena puede ser dejada en suspenso (conforme las reglas previstas en el art. 26 del CP), ofrez-
ca hacerse cargo de la reparación del daño en la medida de lo posible (sin que ello implique confesión
ni reconocimiento de la responsabilidad civil) y, además, hubiere consentimiento del fiscal (arts. 76 bis,
cuarto párrafo, del CP y 218 del CPPCABA), el juez podrá conceder la suspensión del proceso a prueba.
El art. 218 del CPPCABA señala que “… la oposición del Ministerio Público Fiscal, fundamentada en
razones de política criminal o en la necesidad de que el caso se resuelva en juicio, será vinculante para el tri-
bunal. Contra la decisión de rechazo no habrá recurso alguno...”.
Como puede observarse tanto el legislador nacional como el local se han expedido con claridad en
cuanto a que se trata de una facultad del fiscal, enmarcada en la disponibilidad de la acción.
El Código Penal establece también en el art. 76 bis que si el delito o alguno de los delitos que integran
el concurso estuviera reprimido con pena de multa aplicable en forma conjunta o alternativa con la de
prisión, será condición, además, que se pague el mínimo de la multa correspondiente. Asimismo, seña-
la que el imputado deberá abandonar en favor del Estado, los bienes que presumiblemente resultarían
decomisados en caso que recayera condena.
Además, estipula que no procederá la suspensión del juicio cuando un funcionario público, en el ejer-
cicio de sus funciones, hubiese participado en el delito. Tampoco procederá la suspensión del juicio
a prueba respecto de los delitos reprimidos con pena de inhabilitación, aunque hay interpretaciones
contrarias al respecto. Asimismo, tampoco procederá la suspensión del juicio a prueba respecto de los
ilícitos reprimidos por las Leyes N° 22.415 y 24.769 y sus respectivas modificaciones.
En cuanto a la duración de la suspensión del proceso a prueba el art. 76 ter del CP establece que el tiem-
po de la suspensión del juicio será fijado por el juez entre uno y tres años, según la gravedad del delito,
quien establecerá las reglas de conducta que deberá cumplir el imputado, conforme las previsiones del art.
27 bis del CP.7 Estas reglas de conducta constituyen restricciones de derechos y, si bien no son penas en
sentido estricto, toda vez que el juicio se suspende y no se puede establecer la culpabilidad del imputado
ni implica una aceptación por parte de éste, las mismas deben ser proporcionales al hecho atribuido.
Además, las pautas de conducta que se fijen deben tener en miras los fines de prevención especial, lo
cual quiere decir que deben imponerse con el objetivo de evitar que se cometan otros delitos; aunque
hay que tener presente que el imputado que se somete a la probation no acepta su responsabilidad ni
se reconoce culpable del hecho que constituye la imputación.

7
“ARTICULO 27 bis del CP: … 1. Fijar residencia y someterse al cuidado de un patronato. 2. Abstenerse de concurrir a determinados lugares o de rela-
cionarse con determinadas personas. 3. Abstenerse de usar estupefacientes o de abusar de bebidas alcohólicas. 4. Asistir a la escolaridad primaria, si
no la tuviere cumplida. 5. Realizar estudios o prácticas necesarios para su capacitación laboral o profesional. 6. Someterse a un tratamiento médico
o psicológico, previo informe que acredite su necesidad y eficacia. 7. Adoptar oficio, arte, industria o profesión, adecuado a su capacidad.8. Realizar
trabajos no remunerados en favor del estado o de instituciones de bien público, fuera de sus horarios habituales de trabajo.
Las reglas podrán ser modificadas por el Tribunal según resulte conveniente al caso.
Si el condenado no cumpliere con alguna regla, el Tribunal podrá disponer que no se compute como plazo de cumplimiento todo o parte del tiempo
transcurrido hasta ese momento. Si el condenado persistiere o reiterare el incumplimiento, el Tribunal podrá revocar la condicionalidad de la conde-
na. El condenado deberá entonces cumplir la totalidad de la pena de prisión impuesta en la sentencia”.

138 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 9. FORMAS ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN.

Uno de los efectos importantes que tiene este instituto, a diferencia de la mediación penal, es que durante
el tiempo que dure su ejecución se suspende el curso de la prescripción de la acción penal (art. 76 ter del
CP); quedando el caso a la espera del cumplimiento de las reglas a las que el imputado se comprometió.
Asimismo, si durante el tiempo fijado por el juez el imputado no comete un delito, repara los daños
en la medida ofrecida y cumple con las reglas de conducta establecidas, se extinguirá la acción penal
cerrándose el proceso. En caso contrario, lo que en el ámbito de la justicia de la CABA se determinará
en la audiencia de control prevista en el art. 324 del CPPCABA, se continuará el trámite del proceso
hacia la etapa del juicio, en el que eventualmente resultará condenado o absuelto. Si el imputado fuere
absuelto se le devolverán los bienes abandonados en favor del Estado y la multa pagada al concedérsele
la probation, pero no podrá pretender el reintegro de las reparaciones cumplidas.
Cuando la realización del juicio fuese determinada por la comisión de un nuevo delito, la pena que
se imponga no podrá ser dejada en suspenso y sólo podrá ser concedida por segunda vez si el nuevo
delito se hubiera cometido después de haber transcurrido ocho años a partir de la fecha de expiración
del plazo por el cual hubiera sido suspendido el juicio en el proceso anterior.
Tampoco se admitirá una nueva suspensión de juicio respecto de quien hubiese incumplido las reglas
impuestas en una probation anterior.
Con respecto a la oportunidad procesal para solicitar la aplicación del instituto de la suspensión del
proceso a prueba, el art. 218 del CPPCABA establece que se puede plantear en cualquier momento de
la investigación penal preparatoria y hasta el momento de la audiencia de etapa intermedia (art. 223
del CPPCABA). Incluso, contempla que se pueda plantear durante el curso del debate si las circuns-
tancias emergentes de su desarrollo permitieran un cambio de calificación legal que tornare posible la
aplicación del instituto (art. 218 del CPPCABA); por ejemplo, como ocurre cuando luego de iniciado
el juicio y como consecuencia de la prueba producida en el debate se modifica la calificación del hecho
imputado de manera que permita una condena en suspenso y queden habilitadas las condiciones para
solicitar la suspensión del proceso a prueba.
En el ámbito nacional el art. 293 del CPPN viene a complementar la operatividad de esta salida
alternativa al señalar que “En la oportunidad que la ley penal permita la suspensión de la persecución, el
órgano judicial competente podrá conceder el beneficio, en audiencia única, donde las partes tendrán derecho a
expresarse. Cuando así ocurra, el órgano judicial competente en la misma audiencia especificará concretamente
las instrucciones e imposiciones a que deba someterse el imputado y deberá comunicar inmediatamente al juez
de ejecución la resolución que somete al imputado a prueba”. Si fuera planteada durante la etapa de instruc-
ción, será resuelta por el juez de instrucción y si ello tuviera lugar en la etapa de juicio, el tribunal oral
será el encargado de decidir la cuestión.
Finalmente, en todos los casos la admisión o rechazo de la suspensión del proceso a prueba debe ser
resuelto en una audiencia oral y pública.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 139


4.- Juicio abreviado o avenimiento.

El juicio abreviado es una alternativa a la realización del juicio oral, que fue introducido en el ámbito
nacional con la Ley N° 24.825 que lo incorporó en el art. 431 bis del CPPN. Consiste en un mecanis-
mo tendiente a evitar el debate oral y público, cuando se presente como innecesario, ante la composi-
ción del conflicto entre el fiscal y el imputado, pero en el ámbito nacional quedó limitado a casos en
los que la pena resulte inferior a los seis años de prisión.
En el ordenamiento procesal penal local esa figura legal recibió el nombre de avenimiento y se encuen-
tra regulado en el art. 279 del CPPCABA. Consiste en el allanamiento del imputado a la pretensión
del fiscal. En efecto, se compone de un acuerdo entre el fiscal con el imputado y su defensor sobre
los hechos atribuidos, la calificación legal y la pena. Ello permite poner fin al conflicto en tanto el
imputado al aceptar la existencia del hecho, su participación, su calificación legal y la pena solicitada
por el fiscal se ajustan a la pretensión del titular de la acción penal. En ese sentido, se puede decir que
constituye un modo alternativo de terminación del proceso en tanto se evita el juicio, pero se impone
un castigo penal. Por lo tanto, no importa un desistimiento de la acción penal.
En todos los supuestos, es el fiscal quien debe plantear formalmente la realización de un juicio abre-
viado de acuerdo con la letra del art. 279 del CPPCABA.
En cuanto a la oportunidad procesal para ello, viene pautada por el propio CPPCABA al establecer
que el acuerdo puede plantearse desde la intimación del hecho al imputado y hasta los cinco (5) días
posteriores a la notificación de la radicación del caso en el juzgado de juicio.
Los requerimientos que exige el CPPCABA para la viabilidad del acuerdo es que contenga los requi-
sitos del requerimiento de juicio (establecidos en el art. 219 del CPPCABA, a saber: A. La descripción
clara, precisa y circunstanciada del hecho y de la específica intervención del/la imputado/a, concor-
dante con el decreto que motivara la investigación preparatoria y hubiera sido informado al/la impu-
tado/a. B. Los fundamentos que justifiquen la remisión a juicio y C. La calificación legal del hecho),
o remitirse a ese acto si ya se hubiera formulado y la conformidad del imputado, con asistencia de su
defensor, la que importará la aceptación sobre la existencia del hecho o de los hechos reprochados y su
participación, la calificación legal adoptada y la pena solicitada.
El juez citará al imputado a una audiencia de conocimiento personal, lo interrogará sobre sus circuns-
tancias personales y sobre si comprende los alcances del acuerdo.
Luego, el juez deberá homologar el acuerdo o rechazarlo y disponer que continúe el proceso, por auto,
si considerase que la conformidad del imputado no fue voluntaria.
El juez al homologar el acuerdo podrá adoptar una calificación legal o una pena más favorable al imputado
y tendrá todos los efectos de la sentencia definitiva. Contra el rechazo habrá recurso de apelación.
Podríamos preguntarnos cuál sería la conveniencia para el imputado de aceptar su culpabilidad y la
imposición de una pena por medio de un acuerdo con el fiscal; y cuál sería la ventaja para el acusador

140 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 9. FORMAS ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN.

público de bajar el monto de la sanción.


La respuesta es que el avenimiento puede traer beneficios para ambas partes, toda vez que por un lado
el imputado se evita el juicio, al aceptar su culpabilidad la pena a imponer es menor (es justamente lo
que se acuerda con el fiscal), ello en algunas ocasiones incide en la obtención de su libertad si estuviera
preso y a su vez se garantiza que el juez no lo pueda condenar a una pena mayor a la acordada por el
Ministerio Público Fiscal.
Para el fiscal también es conveniente esta alternativa, dado que obtiene una condena segura evitándose
los riesgos que apareja un juicio donde la persona puede ser condenada o absuelta, se ahorran recursos
del Estado tanto a nivel personal como económicos habida cuenta el esfuerzo, diligencias y gastos que
ocasiona el trámite de un proceso hasta llegar al debate y obtiene una solución de calidad de forma
rápida, lo cual es una respuesta para el imputado al decidirse definitivamente su situación procesal,
pero también para las víctimas que encuentran una respuesta punitiva en un tiempo razonable.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 141


142 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA
UNIDAD 10
EL JUICIO.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 143


UNIDAD 10
EL JUICIO.

1.- Audiencia de debate.

Si bien el debate tiene muchas características comunes en ambas leyes procesales que estudiamos, para
poder tener mayor claridad y advertir las diferencias sustanciales se analizaran por separado.

„„
Audiencia de debate en el CPPN.

Tal como se adelantó en la otra Unidad IX, a partir de la Leyes N° 27.307 y 27.308, estos tribunales
juzgan de forma unipersonal o colegiada los delitos ordinarios. En tal sentido, es obligatorio que el
juzgamiento de los delitos cuya pena máxima privativa de la libertad en abstracto supere los 15 años,
sea por parte de 3 jueces (tribunal colegiado); siendo optativo del imputado escoger un tribunal uni-
personal o colegiado en los delitos cuya pena en abstracto sea mayor de 6 años y llegue hasta 15 años
de prisión; y unipersonal en los casos que la pena de prisión en abstracto sea hasta 6 años de prisión.
También se dijo que vencido el término fijado por el art. 354 del CPPN, cumplida la instrucción
suplementaria y resueltas las excepciones; el tribunal oral debe fijar la fecha del debate, dejando pasar
el tiempo previsto por el art. 359 del mismo cuerpo legal, es decir, en un plazo no menor a 10 días;
a excepción de los procesos en los que se investiguen los delitos del art. 142 bis y 170 bis, en las que
podrían fijar el inicio del juicio oral a partir del quinto día, conforme lo establece el art. 359 bis.
Por supuesto, en esa oportunidad el tribunal notificará a las partes –fiscal, defensa, y eventualmente
querella, actor civil y civilmente demandado–; quienes pueden de conformidad acortar el plazo de 10
días toda vez que el mismo se encuentra establecido a su favor y al sólo efecto de que las partes tengan
tiempo suficiente para la preparación del debate, por lo que si ellas manifiestan que se encuentran
preparadas para hacerlo con anterioridad, pueden renunciar al plazo prestando conformidad para que
la audiencia se fije en uno menor. Luego, también dejarán citados a los testigos, peritos e intérpretes
y el o los imputados.
> Rigen para el debate los principios de oralidad, publicidad, continuidad y contradicción.
> No hay posibilidad de llevar a cabo el debate sin que el imputado se encuentre a derecho (su
incomparecencia o fuga hace que el debate se postergue). Una vez presente, podrá optar por asistir
personalmente a la audiencia o bien ser representado por su asistente técnico en aquellos actos que
su presencia no resulte necesaria.
> Del mismo modo, la asistencia del fiscal y el defensor resulta obligatoria.

144 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 10. EL JUICIO

• La dirección del debate se encuentra a cargo del juez quien ejerce el poder disciplinario durante la audien-
cia y toma todas las decisiones tendientes a que el juicio se desarrolle sin tropiezos de ninguna índole.
> El comienzo del debate se formaliza a través de la lectura del requerimiento de elevación a juicio por
parte del secretario del tribunal para informar al imputado qué es lo que se le imputa.
> Una vez resueltas específicas cuestiones previas, en caso que éstas sean introducidas y admitido su
tratamiento por el juez, se invita al imputado a prestar declaración indagatoria.
> Luego, se desarrolla el núcleo del debate con la presentación de las distintas pruebas y el examen que
de ellas realizan las partes durante la audiencia.
> Las partes son las encargadas de interrogar a los testigos y presentar evidencias, aunque no hay nin-
guna prohibición expresa para que el juez pueda preguntar.
> Concluida la recepción de pruebas, ambas partes formulan su correspondiente alegato sobre la
prueba producida.
> El juez cerrará el debate y dictará su sentencia.
> Lo acontecido durante el debate es documentado en un acta la que debe reflejar lo ocurrido durante
su desarrollo y lo que las partes solicitan que expresamente se deje constancia.

„„
Audiencia de debate en el CPPCABA.

Como también se describió en la Unidad IX, una vez concluida la denominada “etapa intermedia” en el
que se ha debatido sobre la prueba ofrecida por las partes y despejadas todas las cuestiones que debían
ser examinadas con anterioridad al debate, el juez que recibe el caso lleva a cabo la citación a juicio, el que
deberá tener lugar dentro de los tres (3) meses de recibidas las actuaciones, siendo que la citación a las
partes, deberá ocurrir en un lapso no inferior a los diez (10) de la fecha prevista para el inicio del debate.
Sin embargo, y por tratarse de un sistema acusatorio, son las partes quienes deben encargarse de la cita-
ción al juicio de los testigos y los peritos que propuso y llevar todas las evidencias que fueran admitidas
(por ejemplo, los elementos secuestrados).
A diferencia del procedimiento nacional, la regla general es que tribunales unipersonales sean los
encargados de llevar a cabo los juicios orales, salvo en los casos de delitos cuya pena en abstracto supere
los tres años de prisión (como por ejemplo, la portación ilegítima de un arma de fuego de uso civil o de
guerra), donde los imputados pueden escoger ser juzgados por un tribunal colegiado de tres jueces (art.
43, último párrafo, de la Ley 7), donde el primer juez que resulta sorteado oficia de presidente y los dos
restantes de vocales. Debe recordarse que nunca el juez de juicio puede ser el mismo que intervino en
las dos primeras etapas del proceso.
Las principales características del debate en este procedimiento son:
> Rigen para el debate los principios de oralidad, inmediación, publicidad, continuidad y contradicción.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 145


> No hay posibilidad de llevar a cabo el debate sin que el imputado se encuentre a derecho (su
incomparecencia o fuga hace que el debate se postergue). Una vez presente, podrá optar por asistir
personalmente a la audiencia o bien ser representado por su asistente técnico en aquellos actos que
su presencia no resulte necesaria.
> Del mismo modo, la asistencia del fiscal y el defensor resulta obligatoria.
> La dirección del debate se encuentra a cargo del juez quien ejerce el poder disciplinario durante la
audiencia y toma todas las decisiones tendientes a que el juicio se desarrolle sin tropiezos de nin-
guna índole.
> El comienzo del debate se formaliza a través del alegato de apertura que lleva a cabo el fiscal y, en
su caso, la querella, quienes tendrán a su cargo la formulación de la imputación y la información
probatoria correspondiente con la que sostendrán la tesis edificada en el requerimiento de juicio.
> La defensa realiza su alegato de apertura, planteando su teoría del caso.
> Una vez resueltas específicas cuestiones previas, en caso que éstas sean introducidas y admitido su
tratamiento por el juez, se invita al imputado a prestar declaración, siempre que ello hubiese sido
solicitado por alguna de las partes.
> Luego, se desarrolla el núcleo del debate con la presentación de las distintas pruebas y el examen
que de ellas realizan las partes durante la audiencia.
> Las partes son las encargadas de examinar a los testigos y presentar evidencias. El juez no puede
hacer preguntas relativas a los hechos, supliendo la actividad de las partes.
> Concluida la recepción de pruebas, todas las partes formulan su correspondiente alegato sobre >
El juez cerrará el debate y dictará la sentencia, de ser posible en forma oral.
> Lo acontecido durante el debate es documentado en un acta la que debe reflejar de modo sucinto
lo ocurrido durante su desarrollo y lo que las partes solicitan que se deje constancia expresamente.
> La legislación de la CABA prevé también que se registre mediante un medio fílmico el proceso del debate.

2.- Sentencia.

Luego de los alegatos de las partes, el tribunal se encuentra habilitado para dictar sentencia condena-
toria o absolutoria.
En efecto, tras haber concluido el debate, los jueces intervinientes –en caso de tratarse de tribunales
colegiados– pasan a deliberar en sesión secreta, a la que sólo puede asistir el secretario, bajo pena de
nulidad. En esta deliberación se consideran y debaten las causas de acuerdo a los medios recibidos en
el debate y a las conclusiones emitidas por los interesados en ella.

146 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 10. EL JUICIO

„„
Sentencia en el CPPN.

Sin perjuicio de haberse cerrado el debate, el artículo 397 contempla la posibilidad de reabrirlo cuando
el tribunal estimare la absoluta necesidad de la recepción o la ampliación de una prueba, limitándose
la reapertura al tratamiento de esa sola cuestión.
El art. 398, establece que el tribunal decidirá todas las cuestiones planteadas, y da un orden para su
resolución:
> las cuestiones incidentales que hubieren sido diferidas,
> las relativas a la existencia del hecho delictuoso,
> las relacionadas con la participación del imputado,
> la calificación legal que corresponda,
> la sanción aplicable, restitución, reparación o indemnización más demandas y costas.
Los jueces emitirán su voto motivado sobre cada una de ellas en forma conjunta o en el orden que
resulte de un sorteo que se hará en cada caso; y se dictará sentencia por mayoría de votos, haciéndose
mención de las disidencias producidas.
Cuando en la votación se emitan más de dos opiniones sobre las sanciones que correspondan, se apli-
cará el término medio.
La sentencia es el medio por el cual el tribunal hace saber fundadamente las razones por las cuales
dicta la absolución del imputado o su condena.
Si bien a esta altura ya es sabido, resulta prudente recordar que el órgano jurisdiccional sólo puede
condenar si existe una acusación previa (doctrina fijada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación
a partir del precedente “Tarifeño”), ya sea por parte del Ministerio Público Fiscal, ya sea por la querella.
Respecto de este último supuesto, de nuevo traeremos a colación lo resuelto por la Corte en el caso
“Santillán” (en el que el TOC había dictado la absolución del imputado sobre la base que el fiscal no
había acusado y pese a que el querellante sí lo había hecho), que se expidió diciendo que no puede
negarse al acusador privado su calidad y su capacidad para alegar pidiendo la condena.
En efecto, en esos precedentes la Corte Suprema ratificó la exigencia constitucional de que no puede
haber condena sin acusación, sin que quepa hacer el distingo respecto del carácter público o privado
de quien la formula, ya que de igual manera se está respetando la bilateralidad.
En el artículo 399 se estipulan los requisitos que debe contener la sentencia:
> la fecha y el lugar en que se dicta,
> la mención del tribunal que la pronuncia,
> el nombre y apellido del fiscal y de las otras partes,
> las condiciones personales del imputado o los datos que sirvan para identificarlo,
> la enunciación del hecho y las circunstancias que hayan sido materia de acusación,

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 147


> la exposición sucinta de los motivos de hecho y de derecho en que se fundamente,
> las disposiciones legales que se apliquen,
> la parte dispositiva,
> la firma de los jueces y del secretario.
Además, cuando la sentencia fuera absolutoria se ordenará, cuando fuere el caso, la libertad del impu-
tado y la cesación de las restricciones impuestas provisionalmente, o la aplicación de medidas de segu-
ridad, o la restitución o indemnización demandadas.
Si en cambio, la misma es condenatoria se fijarán las penas y medidas de seguridad que correspon-
dan y se resolverá sobre el pago de las costas. Dispondrá también, cuando la acción civil hubiere sido
ejercida, la restitución del objeto materia del delito, la indemnización del daño causado y la forma en
que deberán ser atendidas las respectivas obligaciones. Sin embargo, también podrá ordenarse dicha
restitución aunque la acción no hubiese sido intentada.
Una vez redactada la sentencia, el tribunal se constituirá nuevamente en sala de audiencias, luego de
ser convocadas las partes y los defensores, y se la leerá, bajo pena de nulidad, ante los que comparezcan.
Si la complejidad del asunto o lo avanzado de la hora hicieran necesario diferir la redacción de la sen-
tencia, en dicha oportunidad se leerá tan solo su parte dispositiva, fijándose audiencia para la lectura
integral –con fundamentos– dentro del quinto día del cierre del debate.
Es importante recordar que más allá de las personas que asistan, la lectura de la sentencia valdrá como
notificación para los que hubieran intervenido en el debate.

„„
Sentencia en el CPPCABA.

Similares consideraciones caben efectuar, en líneas generales, en relación al procedimiento que rige
en el ámbito de la CABA respecto a este acápite, por lo que, en gran medida, aquello que se ha desa-
rrollado en cuanto al sistema del CPPN, encuentra aquí plena correspondencia, con las excepciones a
considerar a continuación.
En tal camino, debe destacarse que salvo que ocurra la particularidad señalada del artículo 43, párrafo
final, de la Ley 7, el juicio oral se llevará a cabo con un único magistrado, de lo que cabe concluir que
no habrá “deliberación” posible luego de presentados los alegatos de las partes.
Por último, el artículo 260 del CPPCABA determina que la sentencia debe contener:
1) la identificación del imputado;
2) la descripción del hecho imputado y su tipificación;
3) la prueba valorada conforme a las reglas de la sana crítica racional,
4) las consideraciones de derecho que correspondan;

148 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 10. EL JUICIO

5) la absolución o condena;
6) la individualización de la pena y las circunstancias valoradas para ello, así como también los medios
tecnológicos fijados para controlar el cumplimiento de las reglas de conducta impuestas en casos
de condena condicional.
7) la reparación civil pertinente o el rechazo de la demanda;
8) la imposición o exención de costas.
Una vez redactada la sentencia, el juez –o el tribunal colegiado– se constituirá nuevamente en sala de
audiencias, luego de ser convocadas las partes, y la leerá ante los que comparezcan, bajo pena de nulidad.
Si la complejidad del asunto o lo avanzado de la hora hicieran necesario diferir la redacción de la
sentencia, dentro de las 24 horas deberá leerse tan sólo su parte dispositiva, fijándose audiencia para
la lectura integral. Ésta debe efectuarse, bajo consecuencia de nulidad del debate, en las condiciones
antes señaladas y en el plazo máximo de 5 días a contar del cierre del debate.
La lectura de la sentencia valdrá como notificación para los que hubieran intervenido en el debate,
hayan comparecido o no a la lectura de fundamentos.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 149


150 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA
UNIDAD 11
JUICIO POR JURADOS EN LA CIUDAD AUTÓNOMA
DE BUENOS AIRES

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 151


UNIDAD 11
JUICIO POR JURADOS EN LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES.

El 30 de septiembre de 2021 la Legislatura de la Ciudad sancionó la Ley 6451 que habilitó el juicio
por Jurados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El objeto de la sanción de esta ley fue cumplir con lo previsto en los arts. 5, 118, 122, 123 y 126 de la
Constitución Nacional y en los arts. 81, inc. 2°, y 106 de la Constitución de la CABA.
Es obligatoria la celebración del juicio por Jurados en todos los casos que se alcance la audiencia de
debate que se deban juzgar delitos con pena máxima en abstracto igual o superior a 20 años, aún si se
cometiera en forma tentada, junto con los delitos conexos que concurran con aquél.
Existen dos excepciones:
> Que el imputado tuviera menos de 18 años al momento del hecho.
> Que se haya alcanzado una forma alternativa de resolución del conflicto previo a la fijación de la
audiencia de Voir Dire para seleccionar al Jurado.

Etapa preparatoria del debate

La etapa preparatoria del debate y el debate propiamente dicho se rigen por las reglas previstas para el
juicio común en el CPPCABA.
La audiencia preparatoria del debate la dirige el mismo Juez que intervendrá en el juicio.
En esta audiencia se tratan los posibles acuerdos probatorios (hechos y circunstancias en los que las
partes coinciden que acontecieron y que no hace falta discutir durante el debate porque no existen
controversias). Se pueden celebrar incluso durante el desarrollo del debate, y el Juez los autoriza en la
medida que no impliquen renuncia de los derechos constitucionales.
Estos acuerdos luego son puestos en conocimiento del Jurado en la forma que las partes lo consideren
más conveniente.

Función del Jurado

• Deliberar sobre la prueba.


• Pronunciarse en relación a los hechos y delitos por los cuales debe responder el acusado.
• Dar su veredicto según su leal saber y entender, sin expresar los motivos de su decisión.

152 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 11. JUICIO POR JURADOS EN LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES

Función del Juez

> Dirige el debate con todas las facultades de dirección, policía y disciplina.
> Imparte las instrucciones generales al Jurado en lenguaje claro y sencillo.
> Instruye al Jurado sobre el derecho sustantivo aplicable, acerca de la calificación jurídica principal y
de los delitos menores incluidos en ella.
> También enseña al Jurado sobre la presunción de inocencia y cómo opera jurídicamente la duda
razonable, ya sea acerca de la culpabilidad (absolución) o bien entre grados de un delito (condena
por el de menor grado) o entre delitos de distinta gravedad (condena por el delito más leve).
> Dictar la absolución (tras un veredicto de no culpabilidad del Jurado) o bien individualizar la pena
(ante un veredicto de culpabilidad) o la medida de seguridad (en algún supuesto de veredicto de no
culpabilidad en razón de inimputabilidad).

Requisitos para ser Jurado

> Ser argentino/a, con 2 años de ejercicio de la ciudadanía en el caso de los naturalizados, y tener entre
18 y 75 años.
> Saber leer, escribir, hablar y entender plenamente el idioma nacional.
> Gozar del pleno ejercicio de los derechos políticos.
> Tener domicilio conocido y residencia inmediata no inferior a 4 años en la CABA.

Incompatibilidades para ser Jurado

> El Presidente y Vicepresidente de la Nación, los Gobernadores y Vicegobernadores de Provincias y


el Jefe y Vicejefe de Gobierno de la CABA.
> Los Ministros o equivalentes de los Poderes Ejecutivos de la Nación, las Provincias y la CABA.
> Los miembros de los Poderes Legislativos de la Nación, las Provincias y de la CABA.
> Los Magistrados y los funcionarios del Poder Judicial y del Ministerio Público de la Nación, de las
Provincias y de la CABA.
> Quienes ocupen cargos directivos en un partido político reconocido.
> El Defensor del Pueblo Titular y los Defensores Adjuntos.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 153


Inhabilidades para ser Jurado

> Quienes no tengan aptitud física o psíquica suficiente o presenten una disminución sensorial que
les impida el desempeño de la función.
> Los abogados, escribanos y procuradores matriculados y los profesores universitarios de disciplinas
jurídicas o de medicina legal.
> Los fallidos no rehabilitados.
> Los imputados en causa penal dolosa contra quienes se hubiera requerido juicio.
> Los condenados a una pena privativa de libertad, hasta 10 años después de agotada la pena, los con-
denados a pena de multa o inhabilitación, hasta 2 años después de agotada la pena y los condenados
por delitos que exijan para su realización la calidad de funcionario público como sujeto activo o que
lo fueran en orden a los delitos previstos en los artículos 245 y 275 del Código Penal de la Nación,
hasta 2 años después de agotada la pena.
> Los incluidos en el Registro de Deudores Alimentarios Morosos.
> Los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en actividad.
> Los ministros de un culto reconocido.
> Los que hayan servido como Jurado durante los 3 años inmediatamente anteriores a la designación.

Excusación del Jurado

La función de miembro del Jurado es una carga pública y ningún ciudadano puede negarse a desempe-
ñarla, salvo que tenga algún impedimento o motivo legítimo de excusación, los cuales serán valorados
por el Juez con criterio restrictivo.
Serán entendidas como causales legítimas de excusación:
> Los que se hayan desempeñado como Jurados titulares en los 3 años anteriores al día de su nueva
designación.
> Los que invoquen y acrediten muy graves problemas en razón de sus cargas familiares.
> Las personas que tengan funciones o trabajos de relevante interés comunitario, cuyo reemplazo
origine en los mismos trastornos importantes.
> Los que se encuentren residiendo en el extranjero.
> Los que invoquen y acrediten satisfactoriamente causas o motivos que les produzcan dificultades
graves para cumplir con la función de Jurados.
> Los mayores de 70 años que invoquen y acrediten satisfactoriamente motivos de salud.

154 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 11. JUICIO POR JURADOS EN LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES

Integración del Jurado

Se compone por 12 miembros titulares y, como mínimo, 2 miembros suplentes.


El panel de Jurados titulares debe estar compuesto como mínimo con 5 mujeres y 5 hombres, y como
máximo por 6 mujeres y 6 hombres, lo que habilita la posibilidad de que se integre con hasta 2 per-
sonas trans (es decir, aquellas cuya identidad de género y/o expresión de género es diferente de las
expectativas culturales basadas en el sexo masculino o femenino que se les asignó al nacer).

Padrón de Jurados

La Oficina de Jurados del Consejo de la Magistratura es el órgano encargado de elaborar el Padrón de


Jurados el primer día hábil del mes de octubre de cada año, el que debe exhibirse durante 30 días para
control de la lista por parte del público.
Antes del 20 de noviembre se deberá notificar a todos los ciudadanos que integran el listado provisorio que
han sido designados para ser eventualmente convocados como Jurados durante el año calendario siguiente.
Las observaciones y reclamaciones al Padrón de Jurados provisorio se podrán realizar desde el inicio
del plazo de exhibición y hasta los 5 días posteriores a su vencimiento.
El Padrón de Jurados definitivo debe quedar depurado y confeccionado antes del 15 de diciembre de
cada año y publicarse luego en la página de Internet del Consejo de la Magistratura de la CABA y en
el Boletín Oficial de la CABA.
El Padrón de Jurados tiene una vigencia de un año calendario (del 1° de enero al 31 de diciembre),
aunque por razones de mérito puede llegar a prolongarse por otro año calendario.

Sorteo de los Jurados

Dentro de los 15 días hábiles anteriores al inicio del juicio, la Oficina de Jurados hace el sorteo de los
Jurados en un acto público, en el que las partes pueden asistir.
Se sortean el triple de los jurados necesarios.
Los ciudadanos sorteados son convocados a la audiencia obligatoria de Voir Dire en la que se selec-
ciona la lista que van a participar del juicio para el cual fueron citados.
La lista se integrará con los 14 primeros que surjan del sorteo (12 titulares y 2 suplentes).
El resto de los Jurados sorteados permanece afectado al proceso, según orden del sorteo, hasta que
termina la etapa de recusaciones y excusaciones.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 155


Audiencia de Voir Dire

La audiencia de selección del Jurado se realiza el primer día del debate, aunque excepcionalmente el
Juez puede celebrar esta audiencia dentro de los 3 días previos al inicio del juicio.
Obligatoriamente deben estar presentes el Juez y las partes.
En primer lugar, el Juez verifica que no existan impedimentos entre los sorteados y que los ciudadanos
no tengan motivos para excusarse.
Luego continúa la etapa de recusaciones (con y sin causa) de las partes:
> Recusaciones con causa: Cada parte examinará a los candidatos a Jurados para verificar si se encuen-
tra afectada su imparcialidad o independencia. La contraparte podrá objetar la recusación con causa
planteada y, en todos los casos, serán resueltas por el Juez.
> Recusaciones sin causa. Cada parte podrá recusar sin causa a 4 potenciales Jurados. Se realizan
alternadamente, comenzando por la acusación.
Resueltas las recusaciones se establecerá la integración definitiva de los Jurados, conforme el orden del
sorteo inicial.

Derechos y deberes del Jurado

> Establecida la integración definitiva del Jurado, quedan afectados al juicio, comunicándose esta
condición a sus respectivos empleadores, quienes no podrán alterar sus cargos, privilegios y dere-
chos laborales mientras dure esa función.
> Los gastos de movilidad, alojamiento y viáticos del Jurado serán cubiertos y aquellos que se encuen-
tren desempleados podrán solicitar ser remuneradas por su desempeño como Jurados, tanto en la
audiencia de selección como en el juicio.
> Se los advierte sobre la importancia y deberes a su cargo, en particular, que no pueden emitir crite-
rios sobre la causa, ni tomar contacto con las partes.
> A partir de ese momento ya no podrán excusarse.
> Las eventuales recusaciones o planteos de impedimentos sobrevinientes serán resueltas inmediata-
mente por el Juez, y en caso de hacer lugar, ingresa como titular el primer Jurado suplente.
> Se les toma promesa de juzgar con imparcialidad, máxima atención, lealtad, conforme la prueba
producida en el debate y respetando las Constituciones y leyes vigentes.
> Los Jurados suplentes deberán estar presentes hasta las deliberaciones.
> El Juez, de oficio o a pedido de parte, podrá incomunicar a los integrantes del Jurado.
> Ningún integrante del Jurado puede ser molestado durante el desempeño de su función ni privado
de su libertad, salvo flagrante delito.

156 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 11. JUICIO POR JURADOS EN LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES

Instrucciones iniciales

Inmediatamente después del juramento de Ley, el Juez imparte al Jurado las instrucciones iniciales
que consisten en describirles:
> Cómo se desarrolla un juicio.
> Qué es prueba y qué no lo es.
> Por cuáles delitos se juzga al acusado.
> Los principios constitucionales fundamentales que deben observar, especialmente el estándar pro-
batorio de más allá de duda razonable.
> Anticiparles que al final del debate les impartirá las instrucciones finales, con la explicación precisa
de los delitos y las cuestiones jurídicas que deberán resolver.

Reglas del debate

> Las partes sólo podrán argumentar respecto de la prueba admitida y producida en el juicio, espe-
cialmente durante los alegatos de apertura y de clausura.
> Las partes no pueden dar fe por ellas mismas de la credibilidad de los testigos, ni dar sus opiniones
personales sobre el caso, veredicto o el impacto de éste en la sociedad.
> El Juez y el Jurado no pueden formular preguntas a quienes declaren en el juicio. La violación aca-
rrea la nulidad del debate.
> El Jurado no puede conocer las constancias del legajo de investigación, salvo las que se incorporen
por las reglas del anticipo jurisdiccional de prueba en su formato de video. Tampoco puede conocer
los antecedentes del acusado. La violación acarrea la nulidad del debate.
> Controversias sobre la prueba en el juicio. Si son de sencilla resolución el Juez ordena a las partes
que se acerquen al estrado y resuelve sin que escuche el Jurado. En caso contrario, el Juez ordenará
el retiro del Jurado de la sala hasta que se resuelva la incidencia.
> La prueba debe producirse íntegramente en el debate (oralidad). Sólo puede incorporarse al juicio
por lectura, exhibición o reproducción la prueba anticipada.
> Las audiencias de debate se realizarán con estricta continuidad, en jornada completa y en días con-
secutivos, inclusive en los que fueran inhábiles.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 157


Instrucciones finales

Clausurado el debate, el Jurado se retira de la sala y el Juez celebra una audiencia privada con las partes,
para que éstas propongan las instrucciones finales para el Jurado y las distintas propuestas de veredicto
(en lenguaje claro y sencillo).
Luego de escucharlos, el Juez decide en forma definitiva cuáles serán las instrucciones finales a impar-
tir al Jurado y confecciona los formularios con las distintas propuestas de veredicto (un formulario de
veredicto por cada hecho y por cada acusado).
El Juez hace volver a la Sala al Jurado, les imparte verbalmente las instrucciones finales y, además, les
entrega una copia. En ellas les explica:
> Las reglas que rigen la deliberación.
> Cómo completar los formularios con las propuestas de veredicto.
> El deber de pronunciar un veredicto unánime en sesión secreta y continua.
> Los alcances de la presunción de inocencia, de la garantía del in dubio pro reo, del derecho a negarse
a declarar, de valorar sólo la prueba producida en el juicio y que la carga de demostrar la culpabili-
dad le corresponde a la acusación.
> Los posibles delitos principales y menores aplicables al caso, las causas de justificación y las cues-
tiones atinentes a la valoración de la prueba.
> Por último, les recuerda las funciones del Jurado.

Deliberación del Jurado

Impartidas las instrucciones, el Jurado se retira a deliberar llevándose consigo todo objeto o escrito
admitido en evidencia. Solamente pueden ingresar al recinto de deliberaciones los Jurados titulares
bajo pena de nulidad.
Si se suscita algún desacuerdo o duda entre los miembros con respecto a las instrucciones, la prueba
testimonial o algún punto de derecho, el Jurado retornará a la Sala y el Juez le dará la información
requerida previa notificación a las partes.
La deliberación durará como mínimo dos horas y como máximo dos días, prorrogables por otros dos.
Existiendo un acuerdo sobre el veredicto, el formulario será completado, firmado y datado por el Presidente
del Jurado, en presencia de todos los miembros. Luego, el jurado retorna a la Sala para su anuncio.
Si durante la deliberación se hiciese imposible la continuación del proceso (por enfermedad o muerte
de hasta 2 Jurados o sobreviniere alguna circunstancia que les impidiera permanecer reunidos), el Juez
ordenará la disolución del Jurado y la causa podrá ser juzgada nuevamente.

158 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 11. JUICIO POR JURADOS EN LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES

Veredicto del Jurado

Se realiza en la sala de audiencias en presencia de todas las partes y el jurado. El juez pregunta en voz alta
al Presidente del jurado si se arribó a un veredicto. En caso afirmativo, le ordena que lo lea en voz alta.
El jurado admitirá una sola de las propuestas de veredicto por el voto unánime de sus 12 miembros.
El veredicto declarará al acusado:
> No culpable.
> No culpable por razón de inimputabilidad.
> Culpable. En este supuesto, se debe indicar el delito por el cual debe responder el acusado (posibi-
lidad de veredicto de culpabilidad por un delito o grado inferior).
Puede darse un veredicto parcial, ya sea por múltiples acusados o hechos, es decir, cuando no hay
acuerdo unánime respecto de todos los acusados y/o hechos juzgados.
El veredicto no culpable hará cosa juzgada material y la sentencia absolutoria será irrecurrible.

Jurado estancado

Cuando el Jurado no alcanza la unanimidad en el plazo establecido para la deliberación, el juicio será
declarado estancado y podrá juzgarse nuevamente ante otro Jurado.
Previamente, el Juez y las partes procurarán acordar las medidas necesarias para asistir al Jurado para
superar el estancamiento (como por ejemplo, reapertura de cierto punto de prueba, nuevos alegatos de
las partes o una nueva instrucción del Juez).
Si continuara estancado, el Juez le preguntará al acusador si continúa con el ejercicio de la acusación:
> En caso afirmativo: el Juez disolverá al Jurado y dispondrá la realización de un nuevo juicio con otro Jurado.
> En caso negativo: el juez absolverá al acusado.
En caso de realizarse un nuevo juicio y que se declare también estancado al Jurado, el Juez deberá
absolver al acusado y esta decisión será irrecurrible.

Disolución y liberación del Jurado

Leído y comprobado el veredicto, el Juez declara disuelto al Jurado y libera de sus funciones a sus miembros.
> Si el veredicto fuere de no culpabilidad, el juez dicta de inmediato y oralmente la absolución del
acusado.
> Si el veredicto fuere de culpabilidad o de no culpabilidad por razones de inimputabilidad, el debate

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 159


se postergará (no más de 10 días) para la recepción de la prueba que permitirá individualizar la pena
o la medida de seguridad.
Los miembros del Jurado están obligados a mantener para siempre en absoluta reserva su opinión y la
forma en la que han votado. Sólo podrían ser llamados a testificar sobre si se presentó a la considera-
ción del Jurado materia impropia y ajena a la deliberación de éste, si hubo alguna influencia o presión
externa o si existió algún error al anotar el veredicto en el formulario.
La audiencia preparatoria del debate y el juicio íntegro (salvo la deliberación del Jurado) serán regis-
trados en audio y video o taquigrafía, bajo pena de nulidad. También se labrará un acta donde consta-
rán los integrantes del Jurado y el veredicto.

Sentencia y recursos

Rigen las reglas generales del CPPCABA, con la única modificación que, en lugar de los fundamentos
de la decisión sobre los hechos probados, la culpabilidad del imputado y la calificación legal, la senten-
cia contendrá la transcripción de las instrucciones dadas al Jurado sobre las disposiciones aplicables y
el veredicto del Jurado.
Rigen las mismas causales de nulidad e impugnación previstas para las sentencias en procedi-
mientos sin Jurados y se incorporan como causales específicas (cuando hubieran hecho protesta
en el momento oportuno):
> La inobservancia o errónea aplicación de las reglas referidas a la constitución y recusación del
Jurado o a la capacidad de sus integrantes.
> Las instrucciones al Jurado que pudieran haber condicionado su decisión.
> La arbitrariedad de la decisión que rechace o admita medidas de prueba.
> Cuando el veredicto fuera arbitrario o se apartara manifiestamente de la prueba producida en
el debate.
Para las formas, efectos, trámites y plazos de los recursos se aplica supletoriamente el CPPCABA.

160 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 12
RÉGIMEN PROCESAL PENAL JUVENIL.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 161


UNIDAD 12
RÉGIMEN PROCESAL PENAL JUVENIL.

1.- Nociones generales.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es pionera en legislación y prácticas institucionales respe-


tuosas de los estándares internacionales de promoción y protección de los derechos de niñas, niños y
adolescentes, lo que viene de la mano con la reforma constitucional de 1994 que le concedió jerarquía
constitucional a la Convención de los Derechos del Niño, y con lo regulado por la Constitución de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En tal sentido, en el año 1998, la Ley local N° 114, reconoce a los niños, niñas y adolescentes como
sujetos plenos de derechos, y se crean organismos para su protección integral y la promoción de sus
derechos, como por ejemplo, el Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que tiene a
cargo las funciones que le incumben a la Ciudad en materia de promoción y protección integral de los
derechos de niños, niñas y adolescentes.
Asimismo, en el año 2005, la Ley nacional N° 26.061, deroga la Ley N° 10.903 (conocida como “Ley
de Patronato”) y reconoce a los niños, niñas y adolescentes como sujetos plenos de derechos, desjudi-
cializando cuestiones sociales y estableciendo en cabeza de la administración pública la ejecución de
políticas públicas respetuosas de los derechos de niños, niñas y adolescentes. Ambas leyes, la Ley local
N° 114 y la Ley nacional N° 26.061, recogieron internamente los preceptos de la Convención de los
Derechos del Niño (entre ellos, el interés superior del niño, el sistema de plus de derechos, el derecho
a ser oído, el derecho de opinión, la no discriminación, etcétera), que deben ser leídos como un punto
de partida en la protección y promoción de los derechos de la infancia, dado que éste debe ser comple-
tado con políticas públicas transversales, respetuosas de los estándares internacionales incorporados.
En ese marco, son guías para el desarrollo del sistema normativo argentino las siguientes regulaciones
internacionales: Convención sobre los Derechos del Niño (norma marco sobre niños, niñas y adoles-
centes), las Reglas de Beijing (sistema judicial para jóvenes), Directrices de Riad (prevención del delito
de los jóvenes), Reglas sobre Menores Privados de la Libertad (reinserción de los jóvenes privados de
la libertad) y las Reglas de Tokio (sistema de medidas no privativas de la libertad)

2.- El Régimen Procesal Penal Juvenil.

En el contexto referenciado, la Ciudad de Buenos Aires, en el año 2007, aprobó la Ley N° 2.451, que
contiene el Régimen Procesal Penal Juvenil, que se aplica a todas las personas que tengan entre dieci-

162 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 12 RÉGIMEN PROCESAL PENAL JUVENIL.

séis y dieciocho años de edad no cumplidos al momento de ocurrir los hechos objeto de una investi-
gación preparatoria (art. 1).
Dentro de esa franja etaria se debe proceder conforme las disposiciones del Código Procesal Penal de la
CABA en cuanto no se encuentren modificadas por el Régimen Procesal Penal Juvenil y en la medida
que no se restrinjan derechos reconocidos por la Ley local N° 114 –Ley Integral de los Derechos de los
Niños, Niñas y Adolescentes– (art. 2). Por tal motivo, mientras no exista una acreditación fehaciente de
la edad real del niño, se presume que la persona tiene menos de dieciocho años de edad y quedará sujeto
a las disposiciones del Régimen Procesal Penal Juvenil (art. 3). Si se acredita que es mayor de edad, las
actuaciones deben ser remitidas a la justicia de adultos (art. 4). Ahora bien, si en el caso penal participan
en forma conjunta personas mayores y menores de dieciocho años de edad, resulta competente la justicia
penal juvenil (art. 6), y el hecho de que el menor de edad adquiere la mayoría de edad durante el trans-
curso del proceso no conlleva la declinatoria de competencia en favor de la justicia de adultos (art. 7).
El proceso penal juvenil contempla las mismas garantías que el proceso de adultos, potenciadas por
el sistema de plus de derechos (arts. 8 a 29: juicio previo, discreción y confidencialidad, juez natural,
prohibición de la persecución a no punibles, principio de inocencia, derecho a la integridad, derecho
de no autoincriminación, derecho de defensa, persecución única, etcétera).
Los sujetos procesales y demás intervinientes son el juez penal juvenil; el imputado; los padres, tutores
o responsables; la víctima u ofendido; los defensores; el Fiscal penal juvenil; la querella; el asesor tutelar
y testigos (arts. 30 a 43).
El procedimiento penal tiene una primera etapa llamada investigación preparatoria (arts. 44 a 48), den-
tro de la cual se pueden adoptar medidas cautelares, entre ellas la prisión preventiva (arts. 49 a 52). Cabe
tener presente que el objeto del proceso penal juvenil es la solución del conflicto y no la imposición del
castigo penal (art. 25), razón por la cual el Régimen Procesal Penal Juvenil contempla vías alternativas de
resolución del conflicto: mediación y remisión (art. 53 a 75), como así también la suspensión del proceso a
prueba (arts. 76 a 77). Si estos medios alternativos fracasan en el caso judicial, se abre otra etapa procesal, la
instancia del debate (art. 78), con el consecuente juicio de cesura (art. 79) y el sistema de recursos (art. 80).
Por último, el Régimen Procesal Penal Juvenil contiene un riguroso sistema normativo de control de
las medidas privativas de la libertad, debido a su aplicación excepcional (arts. 81 a 91).

3.- Diferencias con el proceso penal de adultos previsto en el CPPCABA.

„„
Disposiciones generales.

• Ámbito de aplicación: Se aplica a todas las personas que tengan entre 16 y 18 años de edad no
cumplidos al momento de ocurrir los hechos objeto de una investigación penal preparatoria (art. 1).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 163


• Normas de procedimiento: Se debe proceder conforme las disposiciones del Código Procesal Penal
de la CABA en cuanto no se encuentren modificadas por el Régimen Procesal Penal Juvenil y en
la medida que no se restrinjan derechos reconocidos por la Ley Integral de Derechos de los Niños,
Niñas y Adolescentes (art. 2).
• Presunción: Mientras no exista una acreditación fehaciente de la edad real del niño se presume que
la persona tiene menos de 18 años de edad y quedará sujeto a las disposiciones del Régimen Procesal
Penal Juvenil (art. 3).
• Competencia: Si se acredita que era mayor de edad al momento del hecho las actuaciones deben
ser remitidas a la justicia de adultos (art. 4). En caso de coincidir en un caso imputados mayores y
menores de edad debe intervenir la Justicia penal juvenil (art. 6). El hecho de que el menor de edad
adquiera la mayoría de edad durante el transcurso del proceso no conlleva la declinatoria de compe-
tencia en favor de la justicia de adultos (art. 7).
• Inimputabilidad: Si el imputado es menor de 16 años al momento del hecho se archiva el proce-
dimiento penal seguido contra él (art. 4). No es punible el menor que no haya cumplido 16 años
de edad. Tampoco lo es el que no haya cumplido 18 años respecto de delitos de acción privada o
reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda de 2 años, con multa o con inhabilitación
(art. 1 de la Ley N° 22.278).
• Validez de las actuaciones: Las actuaciones remitidas por incompetencia son válidas en la medida que los
actos cumplidos no contradigan derechos fundamentales reconocidos a los menores de 18 años (art. 5).

„„
Principios y garantías procesales.

El proceso penal juvenil contempla las mismas garantías que el proceso de adultos, potenciadas por el
plus de derechos previstos para menores de 18 años. Entre ellos destacan los siguientes:
• Juicio previo: El juicio previo debe respetar los derechos y garantías de las normas nacionales e
internacionales en materia de adolescentes. En el párrafo segundo, reconoce fuerza normativa a las
Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores (Reglas
de Beijing), las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de
Libertad (Resolución 45/13) y las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la
Delincuencia Juvenil (Directrices de Riad) (art. 8).
• Confidencialidad: Está prohibido dar a publicidad información del proceso que permita identificar a los
menores de 18 años o a su familia, salvo que aquél se evada y exista peligro para las víctimas o terceros (art. 9).
• Juez natural: Le corresponde entender en esta materia únicamente a los jueces y tribunales especia-
lizados en materia penal juvenil (art. 11).
• Derecho a la integridad: Las acciones tendientes a identificar o detener a un menor de edad deben procurar
evitar afectar su dignidad, por lo que el personal policial destinado a tal fin debe estar capacitado (art. 14).

164 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 12 RÉGIMEN PROCESAL PENAL JUVENIL.

• No autoincriminación: Rige la regla de la no autoincriminación forzada, pero si el menor deseara


admitir su responsabilidad en los hechos deberá realizarlo ante el juez penal juvenil, con interven-
ción del fiscal y asistencia previa del defensor especializado en la materia, con el objeto de garantizar
la libertad y expreso consentimiento (art. 15). Para el resto de las declaraciones del imputado menor
de edad –en las que no admita su culpabilidad– se prevé como regla general que declare ante el fiscal,
a menos que el adolescente solicite hacerlo ante el juez penal juvenil (art. 45).
• Igualdad de trato: Los jueces no pueden mantener ninguna clase de comunicación con las partes,
sobre los asuntos sometidos a su conocimiento, sin dar previo aviso a todas ellas (art. 20).
• Solución del conflicto: La imposición de una pena a la persona menor de 18 años se impone como
último recurso, esto es, únicamente cuando fracasan todas las soluciones alternativas previstas (art. 25).
• Restricción de la libertad: Las medidas restrictivas de la libertad tienen carácter excepcional, como
último recurso y por el menor tiempo posible (art. 27). La privación de libertad sólo puede cumplir-
se en los centros y bajo el régimen previsto en los artículos 81 a 91 del RPPJ (art. 28).

„„
Sujetos procesales y demás intervinientes.

• Padres, tutores o responsables a cargo de la persona menor de 18 años de edad: Tienen acceso a
la causa sin que por ello deban ser considerados parte, salvo solicitud en contrario del adolescente
imputado, pues debe ser considerado como sujeto de derecho y no como objeto de tutela. La posibi-
lidad de someter a los adolescentes a la justicia penal juvenil implica que se reconozca su capacidad
como sujetos del proceso (art. 35).
• Víctimas: No son parte y en ningún caso pueden requerir la revisión del archivo dispuesto por la
fiscalía (art. 36).
• Defensores: Desde el inicio de la investigación y durante todo el proceso, la persona menor de
18 años de edad debe ser asistida por un defensor técnico. Hasta que designe defensor particular,
deberá intervenir el defensor oficial juvenil en turno, quien deberá entrevistarse con el imputado, se
encontrara o no detenido, y participará en todos los actos del proceso (art. 37).
• Fiscales penales juveniles8: Tienen las siguientes atribuciones: a) Procurar la mediación. b) Proceder
al archivo de las denuncias y de las actuaciones de prevención, cuando la naturaleza del hecho no
justifique la persecución, o cuando considere que ello resulta conveniente para la mejor solución del
conflicto jurídico penal o para el futuro del imputado. c) Realizar las funciones que esta y otras leyes
le asignen al Ministerio Público Fiscal (art. 38).
• Querella: El ofendido o víctima de un delito tiene derecho a ser representado por un abogado, y
que se lo considere parte en el proceso (art. 39).

8
En el MPF de la CABA, a partir del 01/03/2021 una fiscalía concentra la competencia especial de menores, salvo el tramo de la gestión inicial de la
flagrancia que por el momento continúa a cargo de las fiscalías de primera instancia en lo penal, contravencional y de faltas en turno (cfr. Resolución
FG 129/2020).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 165


• Asesor tutelar: Es un órgano jurídico especializado. Vela por la aplicación efectiva del cuerpo jurí-
dico de protección de los derechos de la infancia. Complementa la labor del defensor técnico, sin
desplazarlo. En caso de conflicto, prevalece la estrategia del defensor pues es la que refleja la volun-
tad del menor imputado. No tiene funciones asistenciales, ya que éstas son propias de la ideología
tutelar. No interviene en el proceso para suplir la supuesta incapacidad del joven imputado (si fuera
incapaz no podría ser sometido a un proceso penal), sino que procura proteger integralmente todos
los derechos del menor (art. 40).

„„
Declaración de víctimas o testigos menores de edad (art. 43).

• Lugar: en una Cámara Gesell que es una habitación especialmente acondicionada a la etapa evo-
lutiva del menor, que permite al juez y a las partes seguir las alternativas del acto desde el exterior
(vidrio espejado, equipos de video, micrófonos, etc.).
• Entrevistador: un psicólogo especialista en niños, niñas y/o adolescentes, que canaliza las inquietu-
des de las partes (previo control del juez a cargo del acto), teniendo en cuenta las características del
hecho y el estado emocional del menor.
• Informe: en el plazo estipulado por el juez el psicólogo elabora un informe detallado del acto pro-
cesal con las conclusiones a las que arriba conforme su experticia.
• Preservación: a efectos de evitar volver a revictimizar a los menores que declaran, se realizan regis-
tros audiovisuales del acto, otorgándole el carácter de prueba definitiva e irreproducible.
• Reconocimientos: Cuando la víctima o testigo menor de edad deba reconocer lugares y/o cosas,
será acompañado por el profesional que designe el juez y no podrá estar presente el imputado.

„„
Investigación preparatoria.

• Acreditación de la edad: Se certifica la edad a través de cualquier documento que confirme feha-
cientemente los datos filiatorios del menor y los de sus padres, tutores o responsables a cargo. Si no
fuera posible, se realizará una pericia dentro del plazo de 6 horas de requerida (art. 44).
• Duración de la investigación: La regla general es 90 días, prorrogables por otros 60, pero en caso
de flagrancia se reduce a 15 días, con prórroga de 15. Si bien la norma no lo establece, se entiende
que el plazo fijado es en días corridos (art. 47).

„„
Medidas cautelares durante el proceso.

• Prisión preventiva: No podrá exceder los 60 días corridos y sólo podrá dictarse en caso de que el
peligro de fuga o entorpecimiento de la investigación no pudiera neutralizarse mediante otras medi-

166 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 12 RÉGIMEN PROCESAL PENAL JUVENIL.

das restrictivas, y siempre que el delito imputado prevea pena privativa de la libertad y el juez penal
juvenil estime que no procederá condena de ejecución condicional (art. 50).
• Centros especializados de detención: Deben cumplir como mínimo con las Reglas de
Naciones Unidas para la protección de menores privados de la libertad (art. 83). Son estable-
cimientos creados a los fines de esta ley, de capacidad reducida, para tratamientos de carácter
individual (art. 84).

„„
Soluciones alternativas al juicio oral.

• Mediación: Mecanismo por el cual se procura pacificar el conflicto, reconciliar a las partes y
reparar el daño causado alcanzando un acuerdo en forma privada, con la ayuda de un tercero
neutral (arts. 54 a 74).
• Remisión: Implica la extinción del proceso penal y la reorientación del menor imputado a un pro-
grama comunitario, con el apoyo de su familia y bajo el control de la institución que se le designe
para realizarlo. La finalidad del instituto es evitar los daños emergentes de la intervención judicial y
asegurar el principio de mínima intervención penal y de la imposición de la pena de prisión como
último recurso (arts. 37 inc. b y 40 ap. 3 inc. b y 4 de la Convención de los Derechos del Niño),
en la medida que la gravedad del delito, el grado de responsabilidad, el daño causado y su eventual
reparación hagan posible dicha solución (art. 75).
• Suspensión del proceso a prueba: Paralización del ejercicio de la acción en el que se lo pone a prue-
ba al menor imputado durante un período, en el cual debe cumplir determinadas reglas de conducta.
A diferencia de los mayores, también podrá concederse en casos en que el delito imputado merezca
pena privativa de libertad en centro especializado (arts. 76 y 77).

„„
Debate.

El debate se realiza a puerta cerrada, donde sólo se admitirá la presencia de las siguientes personas:
juez penal juvenil, fiscal, imputado, defensor, asesor tutelar, padres, tutores o responsables del menor,
víctima y personas que tuvieran legítimo interés en presenciarlo.
No es admisible la omisión de pruebas. Son partes legitimadas para manifestar oposiciones en nombre
del menor la defensa y la asesoría tutelar (art. 78).

„„
Juicio de cesura.

El juicio de cesura consiste en dividir el debate en dos partes, una dedicada al análisis de la existencia
del hecho y el discernimiento de la culpabilidad y la otra a la determinación de la pena.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 167


Si en la primera audiencia se dictara veredicto de culpabilidad, corresponde realizar una segunda en la
que se determinará la sanción a imponer, su modalidad y lugar de cumplimiento.
En esta audiencia el juez penal juvenil escucha la lectura de los informes producidos acerca del menor
y los requerimientos que hacen el fiscal, el defensor, el declarado penalmente responsable, sus padres,
tutores o responsables a cargo y el asesor tutelar.
Luego de ello, el juez debe resolver si corresponde condenar, absolver o aplicar pena reduciéndola en
la forma prevista para la tentativa (art. 79).

168 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13
LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 169


UNIDAD 13
LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

1.- Similitudes y diferencias con el proceso penal.

El proceso contravencional de la CABA se encuentra regulado en la Ley N° 12 (Ley de Procedimiento


Contravencional, en adelante, LPC) y constituye un medio para poder realizar la pretensión punitiva
del Estado local. En líneas generales el procedimiento contravencional no posee grandes diferencias
con el penal, ya que si bien se trata de casos de menor cuantía tienen naturaleza penal.
Es por ello también que el artículo 6 LPC permite la aplicación supletoria del CPPCABA en todo
cuanto no se oponga a la Ley de Procedimiento Contravencional.
Por lo tanto, todas aquellas cuestiones que no han sido reguladas en la LPC terminan siendo regidas
por el CPPCABA y, en consecuencia, el procedimiento contravencional es similar al penal, rigiéndose
por los mismos principios, derechos y garantías.
Cómo diferencias sustanciales se pueden señalar que en el proceso contravencional:
1) No se encuentra previsto un plazo para la duración de la investigación preparatoria;
2) Se halla prohibida la prisión preventiva (artículo 13, inc. 11, de la CCABA);
3) Los archivos que adopta el Fiscal no tienen que ser revisados por el juez en ningún caso a dife-
rencia de algunos supuestos regulados en el código procesal (arts. 212, incs. b –por prescripción
o extinción de la acción penal–, y c –inimputabilidad, causas de justificación o de exclusión de la
pena–, del CPPCABA). Distinto es el caso de la conciliación o mediación, que la función del juez
es la de homologar el acuerdo y declarar extinguida la acción.
4) En casos flagrantes donde hubo aprehensión por coacción directa confirmada por el fiscal y man-
tenida por el juez se encuentra prevista la realización del juicio rápido (artículo 28 de la LPC);
5) Está prohibido incomunicar al imputado (artículo 29 de la LPC);
6) Se ha permitido a las personas físicas determinadas que resultaren directamente afectadas por una
contravención de acción dependiente de instancia privada constituirse en querellantes (artículo 16
de la LPC);
7) El plazo máximo para identificar a un contraventor que carece de documentación que acredite su
identidad es de 10 horas y se realiza bajo la supervisión del MPF (artículo 42 de la LPC);
8) En contravenciones de tránsito no se admite el secuestro de vehículos motorizados; pero sí su
inmovilización y depósito, en la medida que constituya un peligro para terceros o que obstaculice
el normal uso del espacio público (artículo 19, inc. d, de la LPC);

170 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

9) Cuando el fiscal requiere el caso a juicio debe incluir la pena que considera adecuada al caso (artí-
culo 50 de la LPC);
10) En caso de incomparecencia del imputado al juicio oral y público se admite recibir la prueba tes-
timonial por escrito, previo a suspender la audiencia y ordenar el comparendo del presunto con-
traventor por la fuerza pública. Traído el supuesto contraventor, se realiza nueva audiencia dentro
de las cuarenta y ocho horas siguientes, se incorporan a ella los testimonios recogidos por escrito,
se produce la pertinente prueba y el juez dicta sentencia con la prueba disponible, después de oír
al presunto contraventor (artículo 52 de la LPC).
Al igual que el proceso penal, se caracteriza por ser un sistema desformalizado, oral y acusatorio en el
que el titular de la acción contravencional es el fiscal.
El proceso consta de una investigación preparatoria, donde el Ministerio Público Fiscal debe recabar
todas aquellas evidencias que le permitan llevar su caso a juicio y que finaliza con el requerimiento de
juicio, siempre que no se archive el caso por falta de prueba, inimputabilidad, falta de individualización
de los autores, etc.
También se regulan mecanismos de solución alternativa al juicio oral, que son la conciliación, la media-
ción, la suspensión del proceso a prueba y el juicio abreviado.
Tiene igualmente una etapa intermedia en la que el juez de garantías que intervino durante la inves-
tigación preparatoria, luego de haber recibido el requerimiento de juicio y notificado a las partes de su
contenido, convoca a una audiencia para resolver la admisibilidad de la prueba ofrecida por las partes
y la remisión de las actuaciones para que se designe el juez de juicio.
Finalmente, consta de una etapa de juicio oral, plenamente contradictoria, donde las partes expondrán
ante el juez de juicio el caso imputado, se producirán las pruebas existentes y se debatirá sobre la culpa-
bilidad o inocencia del imputado en base a la acusación formulada por el fiscal, cuestión que terminará
siendo decidida por dicho juez.
Luego de todo ello, hay una etapa de ejecución de la sentencia recaída.

2.- Garantías aplicables al proceso contravencional .

En el ámbito contravencional de la CABA rigen, por regla, las mismas garantías que en el proceso
penal, toda vez que, si bien las contravenciones no son delitos, constituyen una respuesta punitiva del
Estado que puede comportar la privación de la libertad y otras sanciones. Por ende, nos remitimos al
tratamiento realizado en la lección relativa a las garantías constitucionales en el derecho penal.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 171


3.- Formas de iniciación.

El proceso contravencional puede iniciarse por denuncia de un particular recibida por el Ministerio
Público Fiscal (ya sea personalmente al fiscal o en las Unidades de Orientación y Denuncias, o a
través de los canales de cabinas de video conferencia, 080033FISCAL, correo electrónico o página
web) y por las autoridades de prevención –éstos, sólo en casos de flagrancia o cuando sea necesaria su
inmediata intervención para evitar las consecuencias de una contravención– (artículo 18 de la LPC).
A su vez, puede dar comienzo por la interposición de una querella de la persona física que resultare
directamente afectada por una contravención de acción dependiente de instancia privada (artículo 16
de la LPC).
También por prevención de las fuerzas de seguridad (Policía de la Ciudad, Policía Federal, Gendarmería
Nacional o Prefectura Naval) o auxiliares de la Justicia de la CABA (el Cuerpo de Agentes de Control
de Tránsito y Transporte en materia de contravenciones contra la seguridad vial, cuidado de coches y
limpieza de vidrios; inspectores de la Dirección de Fiscalización y Control en materia de violaciones
de clausura; etc.) en casos de flagrante contravención (artículo 17 de la LPC), que deberán instrumen-
tar por medio de un acta contravencional (artículo 40 de la LPC).
Inclusive, aplicando supletoriamente el art. 83, incs. 1° y 2°, del CPPCABA, en función del art. 6 LPC,
el proceso puede llegar a iniciarlo de oficio el Ministerio Público Fiscal, ya sea cuando tome conoci-
miento directo de la presunta comisión de una contravención de acción de oficio dentro del ámbito de
su competencia o bien como resultado de una actuación de prevención que lo justifique.
En consecuencia, toda investigación contravencional debe originarse en una denuncia en los términos
del artículo 18 de la LPC, con la interposición de una querella en los términos del artículo 16 de la LPC,
a pedido del MPF en los supuestos de los incs. 1° y 2° del art. 84 del CPPCABA o por un acta contra-
vencional, conforme lo prescripto en el presente artículo 40, que será labrada por la autoridad preventora.
En tal sentido, el art. 40 de la LPC establece que:
“Cuando la autoridad preventora compruebe prima facie la posible comisión de una contravención, debe ase-
gurar la prueba y labrar un acta en soporte físico o digital que contenga:
1) El lugar, fecha y hora del acta.
2) El lugar, fecha y hora en que presuntamente ocurrió el hecho.
3) La descripción circunstanciada del hecho y su calificación legal contravencional en forma indicativa, o su
denominación corriente.
4) Los datos identificatorios conocidos del presunto contraventor o contraventora.
5) El nombre y domicilio de los/las testigos y del/de la denunciante, si los hubiere.
6) La mención de toda otra prueba del hecho.
7) La firma de la autoridad.

172 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 12. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

El acta contravencional que reúna los requisitos antes expuestos, ante la ausencia de prueba en contrario, se
tendrá como prueba suficiente de los hechos, y se podrá incorporar por lectura y/o exhibición al debate”.
Obsérvese, que el art. 40 alude a la situación de la autoridad preventora cuando comprueba prima facie
la posible comisión de una contravención. Por ende, se requiere del funcionario que labra el acta una
inmediatez personal con respecto al hecho ilegítimo, percibida a través de sus sentidos, de manera tal
que le permita comprobar la existencia de la contravención con carácter provisorio. Si así no fuere y
la autoridad preventora obrare por noticia de un tercero, deberá actuar conforme el art. 18 de la LPC
(denuncia). Entonces, si hay flagrancia deberá labrarse el acta contravencional y asegurar la prueba.
También se relaciona esta norma con el art. 17 de la LPC de este cuerpo normativo que establece el
inicio del procedimiento por una actuación de prevención; y con el art. 19 del Código Contravencional,
en tanto dispone que la acción contravencional deba iniciarse de oficio.
El modelo de acta contravencional a que alude esta norma ha sido diseñado por la Fiscalía General
CABA y está comprendido en el Anexo I de la Resolución FG N° 72/08.
Es imprescindible que el acta cuente con los datos referidos a la fiscalía y defensoría intervinientes
–con indicación de los nombres de sus titulares, el domicilio de esas dependencias y el número de
teléfono de sus oficinas–, ya que sólo de esa forma se satisface el deber de la autoridad de prevención
de intimar al contraventor a presentarse dentro del quinto día en la sede de la fiscalía con un defen-
sor de su confianza y que de no hacerlo será asistido por la defensa oficial (arts. 41 y 43 de la LPC).
Asimismo, debe incluirse el juzgado en lo penal, contravencional y de faltas en turno.
Resulta necesario que se releven todos los datos personales del presunto contraventor, testigos, denun-
ciantes y víctimas, haciéndose hincapié en la utilidad de asentar los datos referentes al teléfono y celu-
lar donde pueden ser localizados, sea que se trate de los teléfonos particulares, laborales o de personas
de contacto. Inclusive, en el art. 4 de la Resolución FG N° 61/2020, se le encomienda a las fuerzas de
seguridad asentar los datos relativos a su correo electrónico, teléfono fijo o móvil y/o cualquier herra-
mienta o medio informático que permita su contacto de manera digital o virtual.
Debe indicarse si la persona –imputado, testigo, víctima o denunciante– exhibió documento de iden-
tidad, indicando el organismo emisor del mismo. Este dato es esencial cuando alguna de esas personas
sea menor de edad –por las consecuencias procesales que acarrea–, debiéndose identificar de manera
fehaciente al menor. Se debe tener en cuenta que el art. 13, inc. 2, de la Constitución de la CABA
prohíbe retener los documentos que acrediten identidad personal.
Sin perjuicio de ello, si el contraventor no puede ser individualizado correctamente por no contar
con documentos, el mismo debe ser trasladado –previa consulta con el fiscal– a la Oficina Central de
Identificación del Ministerio Público Fiscal, donde se le extraerán juegos de fichas dactilares y se reque-
rirán sus antecedentes, justamente con el propósito de establecer fehacientemente quién es la persona.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 173


4.- Contravenciones de acción de oficio y dependientes de instancia privada.

El contenido de la acción contravencional es una pretensión punitiva dirigida contra una persona con-
siderada autor de una infracción. Es actividad procesal, pues se ejerce concretamente ante la existencia
de una contravención y contra quien se pretende que es su autor.
El impulso para promover la investigación de estas conductas ilícitas puede quedar en manos de los parti-
culares –cuando sean contravenciones dependientes de instancia privada– o ser producido por el Ministerio
Público Fiscal –contravenciones de oficio (lo que se denomina en materia penal, como de “acción pública”–).
Por ello el Código Contravencional distingue las acciones por su disposición, en acción de oficio y
acción dependiente de instancia privada, siendo que la regla general está constituida por las acciones
promovibles de oficio.
Las acciones dependientes de instancia privada son aquellas que afectan a las personas de existencia
ideal, consorcios de propiedad horizontal o personas físicas determinadas. Expresamente el Código
Contravencional establece que también son las previstas en las siguientes conductas:
> Hostigar e intimidar, excepto el caso que la víctima sea menor de 18 años (arts. 54 y 56).
> Maltratar, excepto el caso que la víctima sea menor de 18 años (arts. 55 y 56).
> Discriminar (art. 71).
> Difusión no autorizada de imágenes o grabaciones íntimas, excepto el caso que la víctima sea menor
de 18 años (art. 75 y 77).
> Hostigamiento digital, excepto el caso que la víctima sea menor de 18 años (art. 76 y 77).
> Suplantación digital de la identidad, excepto el caso que la víctima sea menor de 18 años (art. 78).
> Ensuciar bienes de propiedad privada, excepto en el caso de templos religiosos (art. 94).
> Ruidos molestos, excepto en el caso donde el origen de los ruidos molestos provenga de la vía pública
(art. 98).
Por tanto es la naturaleza de la contravención (acción contravencional) lo que determina la clasifi-
cación de las acciones procesales, disponiendo quién es el legitimado para su ejercicio. Al establecer
acciones dependientes de instancia privada, la ley consagra derechos subjetivos individuales que con-
dicionan el ejercicio de la potestad represiva del Estado, ya que para poder avanzar en la investigación
de las contravenciones enumeradas se requiere sí o sí que la persona damnificada exprese la voluntad
de seguir adelante con el proceso.

„„
I. Las contravenciones de oficio –acción pública–.

La acción es pública tanto por el objeto al cual se refiere, cuanto por la finalidad que persigue. En tal
sentido, en materia de persecución rige el principio de “oficialidad” que se manifiesta en el ejercicio de

174 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

las acciones públicas cuando la iniciación y desarrollo de la acción se concede al fiscal, funcionario del
Estado, como único autorizado para deducir una pretensión punitiva.
Por ello, en las contravenciones de acción pública –que son todas aquellas que no resultan abarcadas
como dependientes de instancia privada– el titular del ejercicio de la acción es el Ministerio Público
Fiscal y no depende el avance del proceso de la voluntad del agraviado.
Nos hallamos frente a una característica de la acción pública, que exige el inicio y posterior impulso de
la acción, con total prescindencia de la voluntad del damnificado por la contravención. El titular del
ejercicio de la acción debe ser un órgano público dotado de la función específica de ejercer, obligatoria
y espontáneamente, la acusación por cualquier hecho que prima facie presente las características de
una contravención. La intervención del Ministerio Fiscal es aquí ineludible.

„„
II. Las contravenciones dependientes de instancia privada.

En estos supuestos debe tenerse presente que el inicio del proceso se condiciona al impulso del agra-
viado, pero luego se investiga como el resto de las contravenciones de acción de oficio. En lo demás,
presenta los mismos caracteres que la anterior. Es que, como excepción al principio de oficialidad de la
acción pública, la ley admite que en determinados casos la iniciativa quede en manos del agraviado o
de sus representantes, quienes deben acreditar su respectiva calidad y formular denuncia para legitimar
la actuación de los órganos habilitados para investigar y perseguir la eventual aplicación de una sanción
al culpable o a los presuntos culpables del hecho reputado como contravención. Se trata de supuestos
en los cuales el legislador, ha privilegiado por sobre su represión, el daño que la trascendencia pública
importaría para la víctima del hecho, o bien, el interés de ésta en judicializar determinados conflictos.
La instancia no es ejercicio ni promoción de la acción, sino incitación. El ofendido juzga sobre la convenien-
cia y oportunidad de provocar el proceso; la ley deja a su arbitrio la apreciación de los intereses personales,
familiares y sociales que pueden estar en pugna y por ende le acuerda la facultad de instar la promoción de la
acción. El Estado condiciona así su potestad represiva; el silencio del ofendido se interpreta como renuncia
al derecho de instar la acción. Es una petición formulada por el agraviado a la autoridad competente –o
por las personas que lo representen– para que investigue el hecho que lo afecta, provocando de ese modo la
intervención de la justicia que corresponda y dando, en su caso, inicio al proceso.

5.- Los sujetos procesales.

Como sujetos de la relación procesal deben o pueden actuar diversas personas, ya sea en virtud de la
función pública que ejercen, ya sea porque son titulares de derechos subjetivos o de intereses tutelados
por el derecho procesal, ya sea porque éste les impone deberes que deben cumplir.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 175


Estos sujetos pueden ser esenciales o eventuales según que su intervención sea indispensable o no.
Sujetos esenciales son el juez, el fiscal, el imputado y el defensor.
Son esenciales porque su legítima y regular intervención es indispensable para que se constituya per-
fectamente la relación procesal, tanto que ésta es nula si ellos no actúan del modo práctico que el
Derecho establece; pero ya cabe anotar que la relación se puede constituir imperfectamente, sin inter-
vención del imputado, en el momento de la prevención.
El juez es quien ejerce la función jurisdiccional: actúa como juez de garantías durante la etapa prepara-
toria en la que la fiscalía investiga la existencia del hecho ilícito, procura individualizar a sus partícipes
(autores, cómplices, instigadores), establece las circunstancias objetivas de comisión, las condiciones
psíquicas de los imputados y el daño causado por el ilícito, a fin de dar base a la acusación del reque-
rimiento de juicio o al archivo.
Pero en la investigación preparatoria el juez interviene sólo a pedido de las partes, concede o no las
medidas precautorias o restrictivas de derechos fundamentales solicitadas por el fiscal o la querella, y es
también quien controla la convalidación fiscal a las medidas precautorias adoptadas por la prevención
en supuestos de flagrancia (arts. 22, 23 y 24 de la LPC).
También interviene en la etapa intermedia en la realización de la audiencia sobre la resolución de la
prueba para decidir su admisibilidad o inadmisibilidad y la remisión de las actuaciones a la Cámara
del fuero para que designe al juez que llevará a cabo el juicio oral y público (el juez de juicio), que es
distinto del que intervino en la fase de investigación, a fin de garantizar su imparcialidad.
El juez de juicio es quien realiza la audiencia de debate, en la que luego de interiorizarse de la prueba
–admitida en la etapa intermedia– que le exhiban las partes y escuchar los alegatos de la acusación y la
defensa, decide sobre la culpabilidad o inocencia del imputado por medio de una sentencia.
El fiscal es el sujeto que ejerce la acción penal, haciendo valer la pretensión jurídico penal que se basa en
la contravención, actúa como órgano específico del Estado (Ministerio Público Fiscal); debiendo iniciar
de oficio todas las acciones contravencionales, salvo las dependientes de instancia privada. El fiscal es el
titular de la acción contravencional y tiene su ejercicio en forma exclusiva en virtud del principio acusa-
torio consagrado en el artículo 13, inc. 3, CCABA, aunque respecto de las contravenciones dependientes
de instancia privada el artículo 16 de la LPC ha admitido a la persona física directamente afectada ejercer
la acción e incluso continuarla bajo las formalidades de la acción privada cuando el Ministerio Público
Fiscal dispusiera el archivo de las actuaciones por alguno de los supuestos previstos en la ley.
El juez no puede impulsar el proceso de oficio, en virtud del principio acusatorio. El fiscal tiene a su
cargo la investigación y puede disponer de la acción del modo y en la forma que estime conveniente
de manera discrecional conforme las facultades que las leyes le otorgan.
El imputado es el sujeto contra el cual se deduce la pretensión jurídico-contravencional. Una persona
asume la condición de imputado y adquiere el derecho de defenderse, desde el momento que se lo
indica como partícipe en cualquier acto inicial de la investigación.

176 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

Asume esa condición toda persona que fuere denunciada o que le fuere labrada un acta contraven-
cional o aprehendida por la autoridad preventora mediante acción directa tendiente a hacer cesar la
conducta de flagrante contravención (art. 20 de la LPC). La intervención del imputado es esencial
en el juicio propiamente dicho, por imperio de la norma constitucional que impone la defensa (arts.
18 de la CN y 13 de la CCABA), no sólo como un derecho subjetivo individual, sino también como
actividad procesal indispensable, consagrada por fuerza de un interés público que no puede vulnerar ni
el propio titular de tal derecho. Por eso no puede haber juicio en rebeldía.
En este aspecto, cobra relevancia el defensor del imputado pues su defensa técnica es obligatoria. La
voluntad del imputado es legítima cuando tiende a su defensa eficaz y es irrelevante cuando se orienta
en sentido contrario.
Su inercia o indiferencia, lo mismo que una expresa renuncia a defenderse, son inadmisibles, y por eso,
deben ser suplidas de oficio mediante el nombramiento de un defensor oficial, que le provee el Estado.
Desde el punto de vista técnico, es evidente la necesidad de asegurar, mediante la intervención de un
jurista que ponga sus conocimientos al servicio del proceso del imputado, el equilibrio entre éste y el
órgano acusador.
Es preciso, para lograrlo, que ambos puedan hacer llegar ante el tribunal, con la misma eficacia, a expo-
ner y probar las razones susceptibles de provocar una decisión justa, ya sea para procurar una aplica-
ción correcta de la ley sustantiva, ya sea para hacer valer los poderes jurídicos e intereses que acuerda o
reconoce la ley procesal. Es que, por regla general, el imputado no poseerá los conocimientos técnicos
necesarios para que su defensa sea eficaz.
El defensor es un protector autónomo de los derechos e intereses del imputado, que integra necesa-
riamente su personalidad –salvo el caso de autodefensa–, en virtud de un interés individual y social. El
derecho impone esta protección técnica, porque considera bien que el imputado es incapaz (normal-
mente) de defenderse con la eficacia necesaria para administrar justicia. En este sentido puede anotar-
se que el defensor es un auxiliar de la justicia, pero no como órgano imparcial que procura el triunfo
de la verdad aunque traicione a su cliente, sino como engranaje ineludible del marco instrumental que
el Derecho predispone para garantía del individuo y de la sociedad.
La regla tiene una excepción: la autodefensa, cuando el propio interesado quiere defenderse, sólo convie-
ne exigir garantías de eficacia y corrección, tanto para evitar que se convierta en un modo de renunciar a
la defensa, como para asegurar que su ejercicio no ha de perturbar el desarrollo normal del proceso.
El querellante no es un sujeto necesario, sino eventual en las contravenciones dependientes de instan-
cia privada y no reemplaza al fiscal en el ejercicio de la acción (a menos que el fiscal haya archivado
el caso y el querellante decidido continuar el impulso de la acción conforme las reglas de la acción
privada). Es parte para todos los actos del proceso.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 177


6.- Auxiliares de la justicia.

Son profesionales (peritos, intérpretes, mediadores, fuerzas de seguridad, técnicos, psicólogos, soció-
logos, etc.) que en el marco de su competencia colaboran en el proceso penal con los órganos jurisdic-
cionales para lograr la obtención de la verdad y la solución del conflicto. Por ejemplo, la realización de
una pericia caligráfica para determinar quién ha confeccionado un documento. La elaboración de una
pericia contable para determinar la situación patrimonial de una persona. La realización de una pericia
psiquiátrica para determinar las facultades mentales y volitivas del imputado para que decida el juez
sobre su imputabilidad o inimputabilidad.
Igual que en materia penal, pueden aplicarse métodos alternativos de solución del conflicto, por lo que
los mediadores también son auxiliares de la justicia cuando el fiscal le da intervención para que las
partes puedan arribar a un acuerdo. Los supervisores de la Oficina de Control de la Suspensión del
Proceso a Prueba son auxiliares de la justicia en la medida que tienen a su cargo controlar la ejecución
de la suspensión del proceso a prueba si el imputado cumple o no con las reglas de conducta que le han
sido impuestas, a partir de lo cual se puede evaluar si corresponde o no tener por cumplida la probation
(y disponer la extinción de la acción) o incumplida y continuar con el trámite del proceso suspendido.
No podemos olvidarnos de las fuerzas de seguridad, que son los principales colaboradores de la justi-
cia, ya que tienen a su cargo no sólo la prevención de ese tipo de conductas sino también son quienes
confeccionan las actas contravencionales, investigan bajo la dirección del fiscal y pueden adoptar en
casos de flagrancia medidas cautelares como la aprehensión, el secuestro, la clausura y la inmoviliza-
ción de rodados.

7.- El imputado.

Como ya se explicó, el imputado es el sujeto contra el cual se deduce la pretensión contravencional.


Una persona asume la condición de imputado y adquiere el derecho de defenderse, desde el momen-
to que se lo indica como partícipe en cualquier acto inicial de la investigación. También asume esa
condición toda persona que fuere aprehendida por la autoridad preventora mediante acción directa
tendiente a hacer cesar la conducta de flagrante contravención (artículo 20 de la LPC).
Quien es perseguido por la comisión de una contravención, tiene los mismos derechos y garantías que
aquél imputado por un delito, razón por la cual tiene derecho a contar con un abogado de su confianza
y si no el Estado debe asignarle uno; derecho a no declarar sin que esa circunstancia pueda ser usada
en su contra y si declara no lo hace bajo juramento de decir verdad.
Así, el artículo 1 de la LPC establece que: “Toda persona imputada como responsable de una contraven-
ción, puede ejercer los derechos que este código le acuerda, desde los actos iniciales y hasta la terminación de la
causa”. El artículo 3 dice que: “El imputado o imputada puede hacerse defender por abogado/a inscripto en

178 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

la matrícula. Si no eligiere defensor o defensora de confianza el juez o Jueza o el fiscal según el caso, deberá
dar inmediata intervención al defensor o defensora que por turno corresponda”. El artículo 4 señala que: “Se
debe designar un intérprete cuando el imputado o imputada no pudiere o no supiere expresarse en español, o
cuando lo impusiere una necesidad especial del imputado o imputada”.
Por otro lado, debemos tener en consideración que hay contravenciones que son advertidas en flagrancia,
es decir cuando se están cometiendo, y en esos casos si el contraventor no acata la intimación al cese que le
realiza el preventor –o bien, una vez que ha cesado, reitera la misma conducta dentro de las 72 horas–, las
fuerzas de seguridad están habilitadas a proceder a la aprehensión de la persona (art. 20 de la LPC). En esa
oportunidad, la ley establece que debe ser informada de sus derechos y labrarse un acta en consecuencia.
En efecto, según el artículo 23 de la LPC “Confirmada la aprehensión por el/la representante del Ministerio
Público Fiscal, se dará noticia al/a la Juez/a que corresponda. El/la imputado/a quedará a disposición del/
de la representante del Ministerio Público Fiscal y será conducido/a sin demora dentro de las 24 horas de su
aprehensión al establecimiento correspondiente donde se celebrará eventualmente la audiencia del art. 23. El/
la representante del Ministerio Público Fiscal dispondrá la obtención de fichas dactilares del/de la aprehendi-
do/a para su correcta identificación y solicitará los informes de antecedentes contravencionales y penales. De ser
necesario, también podrá hacer constatar el estado físico y/o mental del/de la imputado/a, mediante examen de
un/a profesional de la salud. Al momento de su aprehensión el/la imputado/a deberá ser informado/a de las
causas de ésta, del/de la Juez/a y del/de la representante del Ministerio Público Fiscal intervinientes y de los
demás derechos que le asisten. El/la imputado/a mantendrá una entrevista con el/la abogado/a de la matrícula
que hubiera designado o, en su defecto, con el/la defensor/a oficial. En esas primeras 24 horas el/la representante
del Ministerio Público Fiscal contactará al/a la imputado/a y su defensor/a, a fin de analizar la posibilidad de
arribar de manera temprana a la solución del conflicto por cualquiera de las vías establecidas procesalmente”.
Y para el caso de aprehensión de extranjeros, el art. 27 de la LPC aclara “Si se tratare de un extranjero
que no comprende o que no hable adecuadamente el idioma español, debe sin demora ponerse a su disposición
un intérprete a fin de comunicarle las causas de su detención. Si el aprehendido fuere un extranjero/a sin resi-
dencia en el país, debe informársele además, de su derecho a ponerse en comunicación con la Oficina Consular
o la Misión Diplomática del Estado del que sea nacional. Si fuere refugiado, se le pone en comunicación con la
oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)”.
Tiene derecho a no ser incomunicado (art. 29 de la LPC) ni puesto en prisión preventiva (art. 13, inc.
11, de la CCABA).
Asimismo, de conformidad con lo establecido en el art. 6 de la LPC se aplican los derechos estable-
cidos en los artículos 29 y 30 CPPCABA y los derechos y garantías contemplados en la CN, en la
CCABA y en los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional. Veamos:
Artículo 29 del CPPCABA. “Derecho de defensa: A todo imputado se le asegurarán las garantías necesarias
para su defensa, debiendo las fuerzas de seguridad, el fiscal y el juez, según la circunstancia, informarle de
inmediato y de modo comprensible los derechos de:
1) Conocer la causa o motivo de su detención y el funcionario que la ordenó.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 179


2) Guardar silencio, sin que ello implique presunción de culpabilidad.
3) Designar la persona, asociación o entidad a la que debe comunicarse su detención y que el aviso se haga en
forma inmediata. Si el imputado ejerciere este derecho, se dejará constancia de la producción del aviso y del
resultado obtenido.
4) Proponer para ser asistido por un defensor técnico público o privado designado por sí o por persona de su
confianza, desde el primer acto del procedimiento judicial, con quien deberá entrevistarse en condiciones que
aseguren confidencialidad en forma previa a la realización del acto de que se trate, en los términos del art. 30.
5) Presentarse ante el fiscal o el juez, para que se le informe y escuche sobre los hechos que se le imputan, dentro
de las veinticuatro horas si estuviera detenido y declarar cuantas veces quiera. Cada vez que manifieste su
deseo de declarar, se le hará saber que podrá hacerlo con la presencia de su defensor.
6) No ser sometido a técnicas o métodos que induzcan o alteren su libre voluntad o a medidas contrarias a su
dignidad.
7) Que no se empleen medios que impidan el libre movimiento de su persona en el lugar y durante la reali-
zación de un acto procesal, sin perjuicio de las medidas de vigilancia que en casos especiales y a su prudente
arbitrio estime ordenar el juez o el fiscal.
8) Acceder a toda la información disponible desde el momento en que tenga noticia sobre la existencia del
proceso, según las previsiones de este Código.
En todos los casos deberá dejarse constancia del cumplimiento del deber de información de los derechos estable-
cidos en este artículo”.
Artículo 30 del CPPCABA. “Derecho de designar defensor. Designación de oficio. Representación: El impu-
tado tendrá derecho a hacerse defender por abogado de la matrícula de su confianza o por un defensor público.
Podrá designar defensor aun estando privado de libertad y por cualquier medio.
Si el imputado que estuviera a derecho no designara defensor o pretendiera defenderse personalmente, el fiscal
o el juez podrán disponer que sea asistido por el defensor público para evitar que se perjudique la eficacia de la
defensa o la normal sustanciación del proceso.
El Fiscal al momento de notificarlo del decreto de determinación de los hechos o cuando fuere necesario para la
realización de un acto definitivo o irreproducible, lo invitará a que elija defensor dentro de un plazo no mayor
a tres días, bajo apercibimiento de designarle de oficio un defensor oficial.
El defensor oficial sólo intervendrá en la causa cuando sea designado expresamente por el imputado o en las
circunstancias previstas en este artículo.
Cuando intervengan dos o más defensores de una persona, la notificación hecha a uno de ellos resultará válida
para los demás y la sustitución de uno por otro no alterará trámites ni plazos”.
Finalmente vale resaltar que, conforme el artículo 21 de la LPC “Cuando la persona incursa en una
presunta contravención se hallare en estado de embriaguez alcohólica o bajo los efectos de cualquier tóxico, la
autoridad debe conducirla, directa e inmediatamente, a un establecimiento asistencial”.

180 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

Ahora bien, luego de iniciado el sumario por una presunta infracción al Código Contravencional, el
Fiscal se encarga de recolectar los elementos probatorios y una vez que tiene sospecha suficiente que
el imputado es el autor del ilícito, lo convoca a una audiencia de intimación del hecho, conforme el
artículo 47 de la LPC.
Ese es el momento donde el imputado, junto con su defensa, puede defenderse después que el
Ministerio Público Fiscal le haga saber los derechos, el hecho atribuido y las pruebas en su contra, tal
como sucede en la audiencia de intimación del hecho o la declaración indagatoria que estudiamos en
el proceso penal.

8.- Medidas precautorias.

Conforme el art. 19 de la LPC las autoridades preventoras sólo pueden adoptar medidas precautorias
o cautelares en los casos que se verifique una situación de urgencia o flagrancia. Así, las medidas pre-
cautorias adoptadas deben ser comunicadas de inmediato al fiscal. Si éste entendiera que fueron mal
adoptadas, ordenará que se dejen sin efecto. En caso contrario, se las comunicará al juez dentro de las
dos horas siguientes (art. 22 de la LPC).
La Ley de Procedimiento Contravencional, prevé cuatro medidas cautelares:
1. Clausura preventiva. La autoridad prevencional puede proceder al cierre de un lugar, siempre que
se advierta un grave e inminente peligro para la salud o seguridad públicas. Esta clausura implica
que a partir de su imposición el sitio no pueda seguir funcionando hasta que no haya una autoriza-
ción para hacerlo. Es habitual adoptar este tipo de medida cautelar en los casos de venta de alcohol
a menores, en violaciones de clausuras de boliches bailables o comercios de venta de alimentos, etc.
2. Secuestro de bienes susceptibles de comiso. Las fuerzas de seguridad pueden proceder a la incauta-
ción de los bienes que fueron utilizados para cometer la contravención, justamente para que la infrac-
ción no se siga perpetuando y siempre que los elementos hayan sido usados para infringir la ley. Un
caso muy usual es el secuestro de la mercadería que se vende sin autorización en el espacio público.
3. Inmovilización y depósito de vehículos motorizados. Esta medida sólo puede adoptarse en caso
de contravenciones de tránsito, siempre que haya un peligro para terceros o que obstaculice el nor-
mal uso del espacio público. Se trata de una simple inmovilización del rodado y no de su secuestro,
ya que la misma dura mientras se encuentre presente el riesgo. Luego el vehículo es devuelto. Es
frecuente la inmovilización cuando se hay conductores manejando superando los límites permiti-
dos de alcohol en sangre o bajo los efectos de sustancias que disminuyan la aptitud para hacerlo.
4. Aprehensión. Esta es la medida cautelar más extrema porque significa una restricción efectiva a la
libertad ambulatoria y por eso la ley es más rigurosa en cuanto a los requisitos para su adopción y el
trámite a seguir. Así, puede llevarse a cabo cuando la prevención intima al contraventor a cesar su

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 181


conducta ilícita y pese a ello hace caso omiso persistiendo en su accionar o bien una vez que ha cesado
reitera la misma conducta dentro de las 72 horas. Habrá aprehensión solo cuando sea necesario para
hacer cesar el daño o peligro que surge de la conducta contravencional. Conforme el artículo 20 de la
LPC, la autoridad preventora ejerce la coacción directa utilizando la fuerza en la medida estrictamen-
te necesaria, adecuada a la resistencia y proporcional con el mal que se quiere hacer cesar.
Los pasos a seguir entonces son: contravención flagrante; advertencia e intimación al cese; omisión
por parte del infractor de acatar la orden (o bien, reincidencia de la misma conducta dentro de las 72
horas), con uso proporcional de la fuerza, aprehensión y labrado de acta.
Debemos recordar, que en ningún caso el acatamiento al cese por parte del presunto contraventor puede
implicar la omisión de labrar el acta contravencional respectiva, porque si bien termina con la conducta ilí-
cita la contravención ya fue cometida. En caso de flagrancia, siempre hay que labrar acta contravencional.
Implementada la aprehensión la autoridad preventora le deberá informar:
1. Las causas de su aprehensión: ello implica anoticiarlo de la actividad ilícita que se le atribuye, que
la misma constituye una contravención y el grado de participación que ha tenido en el suceso;
2. El juez y el fiscal intervinientes: son los sujetos esenciales que habrán de entender y resolver en el
trámite del proceso que se inicia;
Las disposiciones relativas a la privación de libertad de las personas, deben ser interpretadas siempre
de modo restrictivo. El Anexo II de la Resolución FG 72/08 expresamente alude a que rige en materia
contravencional la prohibición a las fuerzas de seguridad de recibirle declaración al imputado (con-
forme lo establece el art. 96 CPPCABA), por lo que la autoridad de prevención sólo podrá dirigirle
preguntas para constatar su identidad, informando previamente al imputado en alta voz sus derechos
de guardar silencio y designar letrado, como asimismo, que en caso de no identificarse puede ser tras-
ladado y demorado hasta por diez horas (art. 42 de la LPC).

„„
La aprehensión de extranjeros.

El art. 27 de la LPC trata la aprehensión de extranjeros y dice: “Si se tratare de un extranjero que no com-
prende o que no hable adecuadamente el idioma español, debe sin demora ponerse a su disposición un intérprete
a fin de comunicarle las causas de su detención. Si el aprehendido fuere un extranjero/a sin residencia en el
país, debe informársele además, de su derecho a ponerse en comunicación con la Oficina Consular o la Misión
Diplomática del Estado del que sea nacional. Si fuere refugiado, se le pone en comunicación con la Oficina del
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)”.
El artículo anterior no distingue si el extranjero tiene residencia o no en el país, basta que no compren-
da lo suficiente el idioma español para tener que proveerle un intérprete de su lengua en el momento
para que le transmita el motivo de su aprehensión y las demás cuestiones relacionadas con el trámite
del proceso y los derechos que le asisten. Una alternativa para garantizar este derecho, es solicitarle el
intérprete al Consulado o Embajada del país correspondiente.

182 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

En el supuesto de que el extranjero no tenga residencia en este país, además de las cuestiones y dere-
chos aludidos deberá ser informado expresamente sobre el derecho que le asiste de entablar comu-
nicación con la oficina consular o misión diplomática del Estado del que sea nacional. Y si se tratare
de un refugiado deberán arbitrarse los medios para ponerlo en comunicación con el ACNUR. En tal
sentido son expresas las indicaciones vertidas por la Fiscalía General en la Resolución FG 31/09, en la
que ha efectuado recomendaciones para estos supuestos, estableciendo que, al margen de la obligación
de notificar el derecho de asistencia consular, la aprehensión debe ser comunicada a los cónsules res-
pectivos, por intermedio de la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones
Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
En tal sentido, en cuanto al derecho a la información sobre asistencia consular, se establece:
1. Procurar que se le haga saber a los detenidos que puedan resultar extranjeros que tiene derecho a
solicitar y obtener que se informe a la oficina consular competente sobre su arresto, detención o
puesta en prisión preventiva y que tiene derecho a dirigir a la oficina consular competente cualquier
comunicación, para que ésta sea transmitida sin demora.
2. Recomendar a las autoridades policiales y fiscales que dejen la constancia de tal comunicación.
3. Proceder de tal manera tanto en casos de hechos contravencionales como de hechos penales y ya
sea que los extranjeros tengan o no residencia en el país.
4. Procurar que preferentemente se haga al momento de privar de libertad al imputado por interme-
dio del personal policial que llevare adelante el acto, tanto en casos de los arts. 19 inc. a), 23 y 42 de
la LPC; 164 y 165 del CPPCABA; y 91 de la Ley de Seguridad Pública.

„„
Consulta al Ministerio Público e intervención del juez en casos de aprehensión.

El art. 28 de la LPC trata la consulta al Ministerio Público e intervención del juez “Consultado sin
demora el o la Fiscal, si éste considera que debe cesar la aprehensión, se deja en libertad inmediatamente al
imputado notificándole el día y hora en que debe comparecer ante el o la Fiscal.
En caso contrario, la persona debe ser conducida directa e inmediatamente ante el juez o jueza. Cuando el
juez o jueza decide mantener la aprehensión, debe realizar la audiencia del artículo 52 y dictar sentencia en
las cuarenta y ocho horas siguientes.”
Es decir que producida la aprehensión por autoridad prevencional ésta deberá comunicar sin dilación
alguna –inmediatamente– la situación del aprehendido al fiscal de la causa. La noticia que se le hace
llegar al fiscal en carácter de consulta se refiere al temperamento futuro, por lo cual indefectiblemente
debe ser realizada con posterioridad e inmediatamente después de labrar el acta y adoptar la cautelar
que se comunica.
Si el fiscal considera que la medida restrictiva de libertad debe cesar, se pondrá inmediatamente al
imputado en libertad, previa notificación del día y hora en que habrá de concurrir ante el fiscal, que

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 183


salvo indicación en contrario es dentro del quinto día de notificado (arts. 41 y 43 de la LPC).
Si el fiscal aprobara lo actuado y mantuviera la aprehensión, se dará inmediata noticia al juez en tur-
no en la zona donde aconteció el hecho. En el nuevo procedimiento de flagrancia (instaurado por la
Ley 6284) se estableció que el imputado queda a disposición del fiscal hasta 24 horas para constatar
fehacientemente su identidad, antecedentes (contravencionales y penales) y, de considerarlo necesario,
estado físico y/o mental; período durante el cual éste mantendrá una entrevista con su abogado defen-
sor (público o privado) y el fiscal podrá proponerles alguna de las soluciones tempranas del conflicto
que ofrece la LPC (art. 24 de la LPC).
De alcanzar las partes algún acuerdo, lo expondrán frente al juez en una audiencia multipropósito a
celebrarse dentro de las siguientes 24 horas. Caso contrario, en esa misma audiencia el fiscal formulará
su acusación contra el imputado, describirá y calificará las conductas contravencionales, ofrecerá las
pruebas en que se basa y solicitará la pena que considere adecuada. Por su parte, la defensa contestará
la acusación y ofrecerá sus pruebas. El juez admitirá las que considere pertinentes e inmediatamente
las partes producirán las pruebas autorizadas, dando luego sus alegatos finales, y tras ello el magistrado
dictará sentencia en forma oral. Recién concluido el juicio, el imputado podrá recobrar la libertad (art.
24 de la LPC).

9.- Medidas de prueba.

Las medidas de pruebas que pueden utilizarse para demostrar los hechos contravencionales, son esen-
cialmente similares a las que están previstas para el proceso penal. No obstante, hay alguna de ellas que
la Ley de Procedimiento Contravencional contempla expresamente.

„„
Allanamiento.

El art. 34 de la Ley de Procedimiento Contravencional, establece que “El juez o jueza, a instancia del o
la Fiscal, puede ordenar allanar domicilios, cuando presuma que pueden hallarse elementos probatorios útiles.”
Cabe señalar en primer término que si bien la norma limita esta medida a los efectos de incautar
elementos probatorios útiles, devienen de aplicación las previsiones del art. 115 del CPPCABA, con
la salvedad apuntada precedentemente, en punto a que sólo podrá realizarse el allanamiento con la
finalidad de aprehender al imputado o persona requerida en caso de verificarse los supuestos de com-
parecencia forzosa (arts. 30, 46 y 52 de la LPC).
Recordemos, que el allanamiento o registro es una búsqueda material dentro de un ámbito domici-
liario constitucionalmente protegido que persigue el hallazgo de cosas pertinentes al ilícito, para su
incautación (secuestro), o conservación con fines procesales y que se fundamenta en la existencia de

184 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

motivos para presumir que se encuentran en un determinado lugar. Implica la entrada al lugar habita-
do ajeno o a sus dependencias cerradas sin el consentimiento de quien tiene potestad para oponerse.
Es uno de los actos llamados irreproducibles que procede sólo si se dan los supuestos de presunción
que establece la norma analizada, los que siempre deben vincularse con la existencia hipotética de
un hecho ilícito. Se trata de una medida de coerción real y accesoria respecto de otra principal en la
que finca el objetivo de su realización, esto es, el secuestro de una cosa. Por tal razón es importante
la validez del registro, toda vez que de ella depende también la consecuente validez del secuestro que
constituye su resultado.
Dadas las hipótesis previstas por la norma, y en función de que se restringen ámbitos constitucional-
mente protegidos, la medida sólo puede ser ordenada por auto motivado del juez ante el requerimiento
fundado del fiscal. Se requiere orden escrita y su realización puede ser delegada en la policía y fuerzas de
seguridad, con expresa mención del día y horario y lugar, y la identificación del funcionario interviniente.
En relación con el acta de registro, cabe recordar que la diligencia deberá ser documentada conforme
las prescripciones generales del artículo 40 de la LPC.
Por su parte, el artículo 35 de la LPC prescribe que: “No pueden hacerse registros domiciliarios sino desde
que sale el sol y hasta que se ponga, salvo que:
a) Los registros deban practicarse en edificios o lugares públicos.
b) En el lugar se presten tareas en horarios nocturnos.
c) Existiere peligro en la demora.”
Con respecto al límite temporal para realizar la diligencia, la norma señala el momento para llevarla
a cabo, estableciendo como regla para el allanamiento de los domicilios, desde que salga hasta que se
ponga el sol, por lo cual el acta debe contener la expresa indicación de la hora en que se ha llevado a
cabo el registro.
La primera excepción se refiere a los edificios o lugares públicos. Para el ingreso a lugares que no estén
destinados a habitación o residencia, vivienda permanente u ocasional, no regirá la veda horaria esta-
blecida en este artículo. El fundamento es que estos sitios no están protegidos con igual intensidad por
la garantía constitucional de la inviolabilidad del domicilio (art. 18 de la CN), salvo que, parcialmente,
estuvieren destinados también a la intimidad de determinado sujeto o autoridad o que fuere el acceso
a alguna de sus dependencias restringido a particulares.
Se trata de edificios públicos, oficinas administrativas, establecimientos de reunión o de recreo, sede de
asociaciones y cualquier otro lugar cerrado que no esté destinado a habitación o residencia particular.
La segunda excepción se refiere a lugares en que se presten tareas en horario nocturno. Su fundamento
radica en la índole de determinadas contravenciones que se encuentran vinculadas al ejercicio de actividades
comerciales que se desarrollan en dichos horarios, tales como locales bailables, restaurantes, etcétera.
La tercera excepción consiste en aquellos supuestos de suma gravedad y urgencia que importan peligro
en la demora. En estos casos se podrá practicar la diligencia más allá de los límites temporales que

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 185


marca el dispositivo. Resulta aconsejable que en estos casos la orden de allanamiento y registro con-
tenga la autorización de ingreso nocturno.
En cuanto a las formalidades, el art. 36 de la LPC establece que: “El o la Fiscal puede disponer de la fuer-
za pública. Puede proceder personalmente, o delegar la diligencia en el funcionario o funcionaria que estimare
pertinente. En este caso debe confeccionar una orden haciendo constar el día en que se habrá de llevar a cabo
la medida, el nombre del funcionario a cargo y la finalidad del registro. Debe fundamentar la orden en todos
los casos, bajo pena de nulidad”.
Conforme la regulación que surge del texto de la norma, de requerirse la realización de un allana-
miento, el fiscal debe solicitar fundadamente al juez interviniente que autorice por auto también
motivado la realización de la diligencia. Una vez hecho esto, el fiscal puede proceder personalmen-
te al cumplimiento de la medida o delegarla en el funcionario que estime pertinente, pudiendo
requerir en ambos casos el auxilio de la fuerza pública. Para el caso de delegación, el fiscal deberá
expedir una orden escrita en la que conste el día, el nombre del funcionario que realizará la dili-
gencia, y la finalidad del registro.
El art. 37 de la LPC hace referencia al deber de información en relación a la orden de allanamiento
que debe ser puesta en conocimiento “… en el momento de su realización, al propietario, o poseedor, o en
su defecto, a cualquier persona mayor de edad, que se hallare en el lugar, prefiriendo los familiares del primero,
invitándolo a presenciar el registro”.
No obstante, en el caso de que no se encontrara persona alguna en la vivienda a allanar, debe aplicarse
lo estipulado en el art. 118 del CPPCABA que indica las formalidades que deben cumplirse en la
práctica de todo allanamiento. Así la orden habrá de ser notificada en primer término “a quien habite
o posea el lugar” donde deba ser efectuada; si está ausente, al encargado. A falta de este último, a sus
familiares o persona mayor de edad que se encontrare en dicho lugar. La exigencia de la notificación
constituye un presupuesto del control del acto. Si es realizado por la policía, debe exhibir la orden
escrita, fechada y firmada que autorice la diligencia, con la individualización del funcionario en quien
se ha delegado su cumplimiento, quien deberá recabar la presencia de dos testigos de actuación que
no pueden pertenecer a la misma repartición atento la naturaleza de acto irreproducible, conforme lo
establece el art. 56, segundo párrafo, del CPPCABA.
Se invitará al notificado a presenciar también el registro. En caso de no hallarse a nadie en el lugar, el
registro de practicará igual dejándose de ello constancia en el acta. De producirse un hallazgo casual
o fortuito, vale decir, elementos probatorios no previstos en la orden o rastros que indicaren la posible
comisión de un ilícito distinto al que motivó la expedición de la orden que se está implementado,
deberá recabarse autorización judicial previa para su incautación adoptándose las medidas pertinentes
para preservarlos, hasta tanto aquella sea concedida.
Por último, la norma autoriza el ingreso directo de la fuerza de seguridad cuando exista evidente riesgo
para la seguridad de los intervinientes en el procedimiento con expresa indicación en el acta de los
motivos que justifican dicho proceder, bajo consecuencia de nulidad.

186 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

Finalmente, el art. 38 de la LPC establece que de la diligencia deberá labrarse acta donde conste la
identificación y descripción de los lugares registrados, la mención de la totalidad de las personas que se
encontraren en el lugar, de los efectos objeto de secuestro conforme lo dispuesto en la orden, y demás
circunstancias que pudieren haberse producido durante el desarrollo de la diligencia. Dicha acta será
firmada por los concurrentes y si alguno no lo hiciere deberá dejarse constancia de ello consignándose
el motivo de la negativa. Esto rige tanto para el caso en que la diligencia sea efectuada en forma per-
sonal por el fiscal como cuando la realiza por delegación un funcionario policial.

„„
Los elementos secuestrados.

El art. 39 de la LPC bajo el título “Elementos secuestrados” dice que: “El o la Fiscal o el funcionario que practi-
que el registro recoge los instrumentos, efectos de la contravención, libros, papeles y demás cosas que hubiere encon-
trado y que resulten necesarios para la investigación, elementos que deben quedar a resguardo en lugar seguro”.
En el acta mencionada en los párrafos precedentes deberá constar el detalle y la descripción de todos
los elementos secuestrados de manera tal que estos puedan ser individualizados.
Sólo deben incautarse los efectos que indique la orden de allanamiento y que resulten necesarios para la
investigación, sin perjuicio de los hallazgos fortuitos a los que ya se aludió. Será la persona que conduzca
la diligencia, la encargada de evaluar la procedencia del secuestro, en el marco de lo consignado en la
orden respectiva, pudiendo realizar consulta telefónica con el fiscal ante cualquier circunstancia dudosa.
Los elementos secuestrados deben resguardarse en un lugar que asegure su conservación y a disposi-
ción de la autoridad judicial correspondiente, salvo que excepcionalmente, se disponga que alguno de
ellos permanezca en el lugar de la diligencia, una vez que ha sido acreditada su existencia, por resultar
necesario para el propietario o para la explotación de la actividad comercial.
Las cosas relacionadas con el hecho son todos aquellos vestigios materiales que permitan verificar su
realidad como acontecimiento histórico. Se trata de todo tipo de objetos y documentos en tanto guar-
den vinculación con la contravención. Cabe aquí recordar la prohibición de secuestro que pesa sobre
las cartas o documentos que se envíen o entreguen a defensores para el desempeño de su cargo, según
expresamente veda el art. 125 del CPPCABA.
El art. 13 de la Constitución de la CABA dice: “La Ciudad garantiza la libertad de sus habitantes como
parte de la inviolable dignidad de las personas. Los funcionarios se atienen estrictamente a las siguientes
reglas: ... 8º.- El allanamiento de domicilio, las escuchas telefónicas, el secuestro de papeles y correspondencia o
información personal almacenada, sólo pueden ser ordenados por el juez competente”.
En relación con el secuestro de documentos, equipos de computación o soporte informático, deberán
adoptarse los recaudos pertinentes conforme a la naturaleza de cada uno de ellos, a efectos de res-
guardar el contenido con los mismos, estando prohibido a los funcionarios policiales interiorizarse del
contenido (cfr. arts. 122 a 125 del CPPCABA, de aplicación supletoria), salvo que exista una expresa
autorización del juez.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 187


„„
Otras medidas de prueba.

Los hechos ilícitos contravencionales también pueden probarse por otros medios distintos del allana-
miento, expresamente previsto en la LPC.
Ellos son los contemplados en el CPPCABA, que se aplica supletoriamente conforme el art. 6 de la
LPC, y que ya fueron desarrollados (testimoniales, informes, documentos, inspecciones oculares, etc).

10.- Finalización de la investigación.

La investigación puede finalizar porque el fiscal archiva el caso, recurre a alguna salida alternativa o
requiere la remisión a juicio.
Respecto a las causales de archivo, son las contempladas en el art. 45 de la LPC:
a) Cuando el hecho no constituye contravención (y, por ende, es atípico) o no se puede probar su
existencia (no existen pruebas que permitan comprobarlo);
b) Cuando no se puede probar que el hecho fue cometido por el denunciado/a (no se puede probar la
autoría o participación del imputado en el hecho investigado); y
c) Cuando está extinguida la acción (las causales de extinción de la acción se encuentra reguladas en
el artículo 41 del CC)9.
Además, a estas causales se podrían añadir, por aplicación supletoria del CPPCABA en virtud de lo
establecido en el artículo 6 de la LPC, las previstas en el artículo 212 de dicho código de forma. A
saber: la del inc. c), que es el archivo por la existencia de causas de justificación, de inimputabilidad o
exención de pena–; la del inc. e), que es el archivo por insignificancia (cuando la naturaleza e impor-
tancia del hecho no justifiquen la persecución, cuando la decisión no contraríe un criterio general de
actuación); la del inc. f ), que es el archivo que se aplica con la conformidad del fiscal de cámara, cuando
fuera indispensable respecto de algún imputado para asegurar el esclarecimiento del hecho y/o el éxito
de la pesquisa respecto de otros autores, coautores y/o partícipes necesarios que se consideren más
relevantes y aquél hubiera dado datos o indicaciones conducentes al efecto. En esta última hipótesis, el
imputado beneficiado quedará obligado a prestar declaración como testigo en caso de ser convocado y
deberá ser informado fehacientemente de esta obligación antes de disponerse el archivo.
En el supuesto que el fiscal considere que se encuentre agotada la investigación preparatoria y no va a
proponer otra forma de resolución del conflicto o ésta hubiera fracasado, formulará el requerimiento
de juicio (art. 50 de la LPC) que deberá contener: la identificación del imputado o imputada, la des-
9
Artículo 41 del CC - Extinción. La acción se extingue por: 1. Conciliación o autocomposición homologada judicialmente. 2. Muerte del imputado o
condenado. 3. Prescripción. 4. Cumplimiento de la sanción o del compromiso establecido en el artículo 47. 5. La renuncia del damnificado respecto
de las contravenciones de acción dependiente de instancia privada. En el caso del inciso 5 es necesario el consentimiento del imputado, sin perjuicio
de la facultad del Juez de revisar el acto cuando tuviere fundados motivos para estimar que la denuncia fue falsa o que algunos de los intervinientes
ha actuado bajo coacción o amenaza. La sanción se extingue en los supuestos establecidos en los incisos 2), 3) y 4) estipulados precedentemente.

188 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

cripción y tipificación del hecho, la exposición de la prueba en que se funda, el ofrecimiento de prueba,
la solicitud de la pena que considera adecuada al caso y la explicación de las circunstancias tenidas en
cuenta para ello.
Recibido el requerimiento de juicio, el juez fija audiencia para resolver sobre la admisión de la prueba
y la remisión del caso a juicio y la notifica a las partes con diez (10) días de anticipación. La defensa
puede ofrecer prueba dentro de los cinco (5) días de notificada la audiencia. Con la presencia de las
partes que concurran, el juez resuelve sobre la procedencia de las pruebas ofrecidas y remite las actua-
ciones a la Oficina de Sorteos de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas
para que se designe otro juez que entenderá en el juicio (art. 51 de la LPC).

11.- Soluciones alternativas al juicio oral.

En el proceso contravencional también están permitidas las mismas vías alternativas de resolución del
conflicto que en el CPPCABA.
Por ello, si bien el proceso contravencional encuentra su solución normal en la imposición de un casti-
go al que se arriba previa celebración de un juicio, existen otras formas alternativas a la resolución del
conflicto que no necesiten para ello de la realización de un debate, ni la imposición de una sanción.
Los beneficios que se obtienen a través de las salidas alternativas, además de descomprimir el sistema
de justicia, son una solución rápida y eficaz del conflicto para la víctima que puede encontrar una repa-
ración pronta y efectiva de los daños causados por el ilícito contravencional (no sólo monetaria, sino
también moral y evitándose de esa manera la victimización secundaria que comporta transitar por el
proceso) y a la sociedad que puede encontrar en dicha composición del conflicto entre la víctima y el
autor el restablecimiento del orden jurídico infringido.

„„
Mediación y la conciliación o autocomposición.

El art. 42 del Código Contravencional establece que existe conciliación o autocomposición cuando
el imputado y la víctima llegan a un acuerdo sobre la reparación del daño o resuelven el conflicto
que generó la contravención y siempre que no resulte afectado el interés público o de terceros. En el
ámbito contravencional, puede concretarse en cualquier estado del proceso, debiendo el fiscal pro-
curar que las partes manifiesten cuáles son las condiciones en que aceptarían conciliarse o llegar a la
autocomposición.
En caso de llegar a un acuerdo, el juez debe homologarlo y declarar extinguida la acción contravencio-
nal. Sin embargo, el juez puede no aprobar la conciliación o autocomposición cuando tenga fundados
motivos para estimar que alguno de los intervinientes no está en condiciones de igualdad para nego-

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 189


ciar o ha actuado bajo coacción o amenaza.
Con relación a la mediación, la misma norma aclara que el fiscal puede solicitar el asesoramiento y el
auxilio de personas o entidades especializadas para procurar el acuerdo de las partes en conflicto. En
estos casos se aplica por supletoriedad el artículo 217, inc. 2, del CPPCABA dándosele intervención
al cuerpo de mediadores del Consejo de la Magistratura (por lo que nos remitimos a lo explicado en la
Unidad X no sólo con relación a su procedimiento, oportunidad y consecuencia –el archivo del caso–
sino también a su posibilidad de reapertura por incumplimiento malicioso –artículo 216 in fine del
CPPCABA–), o instar a los interesados para que designen un mediador.
El juez y/o el fiscal deben poner en conocimiento de la víctima la existencia de estos mecanismos
alternativos de resolución de conflictos.

„„
Suspensión del proceso a prueba.

El instituto de la suspensión del proceso a prueba se encuentra regulado en el art. 47 del Código
Contravencional que reza:
“El imputado/a de una contravención que no registre condena Contravencional en los dos (2) años anteriores
al hecho, puede acordar con el Ministerio Público Fiscal la suspensión del proceso a prueba sin que ello implique
admitir su responsabilidad.
El Juez resuelve sobre el acuerdo, teniendo la facultad de no aprobarlo cuando tuviere fundados motivos para
estimar que alguno de los intervinientes no estuvo en igualdad de condiciones para negociar o que ha actuado
bajo coacción o amenaza.
El imputado/a debe abandonar a favor del Estado los bienes que necesariamente resultarían decomisados en
caso que recayere condena.
El acuerdo debe contemplar el compromiso de cumplir, por un lapso que no excederá de un año, una o más de
las siguientes reglas de conducta:
1. Fijar residencia y comunicar a la Fiscalía el cambio de ésta.
2. Cumplir con las citaciones o requerimientos que la Fiscalía o el Juzgado hiciere.
3. Realizar tareas comunitarias.
4. Abstenerse de concurrir a determinados lugares o de tomar contacto con determinadas personas.
5. Abstenerse de realizar alguna actividad.
6. Abstenerse de ingerir bebidas alcohólicas.
7. Cumplir instrucciones especiales que se le impartan.
Cumplido el compromiso sin que el imputado/a cometa alguna contravención, se extinguirá la acción. En caso
contrario, se continuará con el proceso.

190 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

La suspensión del proceso a prueba suspende el curso de la prescripción. También lo suspende la iniciación de
un nuevo proceso contravencional, si en éste se dicta sentencia condenatoria.
La concesión de este instituto, no obstará a que en los casos previstos en los artículos 131, 132 y 133 del Título
IV, Capítulo III de este Código el Juez Contravencional notifique al Poder Ejecutivo para que se adopten las
medidas administrativas previstas en el Título Undécimo del Código de Tránsito y Transporte, que resulta-
rían aplicables en el caso que recayera condena”.
Los requisitos que establece la ley para conceder este beneficio: que la persona no registre condena con-
travencional en los dos años anteriores al hecho, que el imputado y el fiscal hayan llegado a un acuerdo
–sin que ello importe un reconocimiento de responsabilidad– sobre su duración, que no puede exceder
de un año, y la imposición de una serie de reglas de conducta a las que se somete libremente el imputado.
Reiteramos, que respecto de ese acuerdo, el juez sólo tiene la facultad de no aprobarlo cuando tuviere
fundados motivos para estimar que alguno de los intervinientes no estuvo en igualdad de condiciones
para negociar o que ha actuado bajo coacción o amenaza.
Ello es compatible con el sistema constitucional local que consagra el principio acusatorio y pone en
manos del Ministerio Público Fiscal el ejercicio exclusivo de la acción contravencional (arts. 19 y 41
del CC; artículo 45 de la LPC y artículo 13, inc. 3, de la Constitución de la CABA).
En ese orden de ideas, resulta difícil afirmar que el imputado pueda gozar de un derecho constitucio-
nal a suspender el proceso dirigido en su contra y a exigir la celebración del acuerdo.
En ese sentido, el Tribunal Superior de Justicia señaló in re “Lucía” que: «…ningún precepto consti-
tucional confiere al presunto contraventor “un derecho” a la suspensión del proceso a prueba, sino que
solamente le garantiza “un derecho” a que su situación se decida en un “juicio previo fundado en ley (arts.
17 y 18 CN y 13 CCABA)” 10.
Continúa el fallo referido señalado que: «…(e)llo así, pues la eventualidad de que infraconstitucional-
mente se haya previsto la posibilidad de prescindir de la realización del juicio cuya celebración, insisto,
sí garantiza y resguarda la Constitución local, en ciertos supuestos y/o bajo ciertas condiciones, no
pone en cabeza del imputado por una contravención “un derecho” a que ello efectivamente suceda. A lo
sumo, el presunto contraventor cuenta -si se quiere- con un derecho a solicitar y proponer la celebra-
ción del “acuerdo” con la Fiscalía, mas no puede exigirlo, pues dicho “acuerdo” voluntario entre las partes
se vincula directamente con los principios de oportunidad, objetividad y razonabilidad que han de
guiar la actuación del representante del Ministerio Público Fiscal. Afirmar lo contrario importa tanto
como desatender los claros términos del artículo 4511, Ley Nº 1472».
Resulta innegable que al requerir la ley la existencia un “acuerdo” de partes (que supone concertar las
condiciones de la viabilidad del instituto, de las reglas que podrían dar lugar a la utilización de una salida
10
Del voto de la Dra. Conde in re “Ministerio Público —Defensoría General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires— s/ queja por recurso de incons-
titucionalidad denegado en: ‘Lucía, Juan Pedro s/ infr. artículo 111, conducir en estado de ebriedad o bajo los efectos de estupefacientes —CC—’”,
expte. n° 6292/08, rta. el 18/05/2009. Recientemente sostenido esa misma magistrada en autos “Ministerio Público —Fiscalía ante la Cámara con
competencia en lo Penal, Contravencional y de Faltas nº 1— s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: ‘Jiménez, Juan Alberto s/ infr.
artículo (s) 111 CC, conducir en estado de ebriedad o bajo los efectos de estupefacientes’”, expte. nº 7238/10, del 11/06/10.
11
Actual artículo 47 del Código Contravencional.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 191


alternativa a la sanción y del lapso al que debería estar sometido el imputado al cumplimiento de dichas
pautas de conducta) éste no tiene un derecho subjetivo a que le otorguen la suspensión del proceso a
prueba con su simple petición, sino que la concesión del beneficio depende de la concurrencia de una
serie de circunstancias y condiciones, pero, sobre todo, de la conformidad del Ministerio Público Fiscal.
Por lo tanto, mientras las partes actúen con plena libertad y su actuación respete las reglas que regulan
dicha institución, el acuerdo arribado no puede ser revisado, sustituido o modificado por la voluntad
del órgano jurisdiccional.
En efecto, en dichos supuestos el juez estaría asumiendo, de un lado, el rol que compete exclusiva-
mente al fiscal en cuanto a la forma en que debe impulsarse la acción o dejar de hacerlo y, por el otro,
dejando de lado la elección voluntaria del interesado de someterse a una vía alternativa de solución
del conflicto de índole contravencional, la que no importa un reconocimiento de responsabilidad, que
debe ser naturalmente respetada en el marco de un Estado liberal de Derecho.
Si el imputado cumple con el compromiso asumido sin cometer alguna contravención, se extingue la
acción y el fiscal debe archivar el caso. En caso contrario, el proceso continuará según el impulso que
el fiscal le dé a la acción. La suspensión del proceso a prueba tiene efectos suspensivos respecto de la
acción contravencional.
El Legislador local en virtud del sistema de scoring que rige en materia de tránsito estableció que
en los casos en que se conceda una suspensión del proceso a prueba en contravenciones contra la
seguridad y ordenamiento del tránsito (arts. 131, 132 y 133 del Código Contravencional) el juez con-
travencional deberá igualmente notificar al Poder Ejecutivo Local para que se adopten las medidas
administrativas previstas en el Título Undécimo del Código de Tránsito y Transporte, que resultarían
aplicables en el caso que recayera condena (el famoso descuento de puntos).
Con respecto a esta comunicación al Poder Ejecutivo algunos jueces han declarado la inconstitu-
cionalidad del art. 47, in fine, del CC que le impuso el Legislador local, argumentando que cons-
tituye la aplicación de una sanción (de inhabilitación para conducir) sin la existencia de un juicio
previo. Sin embargo, la validez constitucional de dicha norma ha sido afirmada por el TSJ en los casos
“HUIDOBRO” 12, “THOMPSON” 13 y “SANTAMBROGIO” 14.
Por otro lado, art. 65, último párrafo, del CC que regula la contravención de suministrar alcohol a
personas menores de edad, prohíbe la aplicación de la suspensión del proceso a prueba en estos casos
a sus imputados y también que se les deje en suspenso la condena que eventualmente les impongan.

12
TSJ, sentencia en autos “Ministerio Público —Fiscalía ante la Cámara de Apelaciones con competencia en lo Penal, Contravencional y de Faltas nº
2— s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: ‘HUIDOBRO, Cristian Roberto s/infr. Artículo 111, conducir en estado de ebriedad o
bajo los efectos de estupefacientes —CC—’”, expte. nº 7387/10, rta. el 22/06/2011.
13
TSJ, fallo in re “Ministerio Público —Fiscalía ante la Cámara de Apelaciones con competencia en lo Penal, Contravencional y de Faltas n° 2— s/ que-
ja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: ‘THOMPSON TABENI, María de las Mercedes s/ infr. art(s) 111, conducir en estado de ebriedad o
bajo los efectos de estupefacientes, CC’”, expte. nº 8470/11, del 19/09/2012.
14
TSJ, resolución en “SANTAMBROGIO, Roberto Oscar s/infr. art (s) 111, conducir en estado de ebriedad o bajo los efectos de estupefacientes, CC s/
recurso de inconstitucionalidad concedido”, expte n° 9253/12, rta.: 08/05/2013.

192 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

„„
Juicio abreviado.

El procedimiento contravencional también prevé el juicio abreviado (artículo 49 de la LPC). Éste tiene
lugar cuando el presunto contraventor, con asistencia de su defensor, celebra un acuerdo con el fiscal
aceptando la imputación que se le formula. Para formalizar el acuerdo se labra un acta que debe contener
el requerimiento de juicio, a menos que ya haya sido realizado en cuyo caso cabe remitirse al mismo.
El acta se envía al juez para su homologación. Si el juez considera que para dictar sentencia se requiere
un mejor conocimiento de los hechos, llamará a las partes para realizar la audiencia de juicio. Si así no
fuere, previa citación al imputado para tener una entrevista personal con él donde lo interrogará sobre
sus circunstancias personales y sobre si comprende los alcances del acuerdo, lo homologará dictando
sentencia y notificando al contraventor, a menos que considere que su conformidad no fue voluntaria.
En caso de homologarlo, el juez no puede imponer una pena más gravosa que la pedida por el fiscal,
pero tiene la facultad de otorgarle una calificación diferente a la del requerimiento de juicio y, even-
tualmente, imponer una pena inferior a la pedida por el fiscal (arts. 279 del CPPCABA y 6 de la LPC).
Contra el rechazo de la homologación del acuerdo de juicio abreviado, cabe recurso de apelación (arts.
279 del CPPCABA y 6 de la LPC).
Si bien la LPC no establece la oportunidad procesal para su celebración, corresponde recurrir por suple-
toriedad a su regulación en el CPPCABA (arts. 279 del CPPCABA y 6 de la LPC) que señala que: “(e)
n el momento de la intimación al/la imputado/a por el hecho o a partir de ese momento en cualquier etapa del
proceso hasta los cinco (5) días posteriores a la notificación de la radicación del caso en el Juzgado de Juicio, el/la
Fiscal podrá formalizar con el/la imputado/a y su defensor/a, un acuerdo sobre la pena y las costas”.

12.- El juicio.

Con relación al juicio oral, etapa en el que el fiscal efectuará su imputación, se producirá la prueba, se
harán los alegatos por las partes (fiscal y defensa) y el juez decidirá el caso a través de su sentencia pro-
clamando la absolución o condena del imputado. Se aplican supletoriamente las reglas del juicio oral
establecidas en el CPPCABA (art. 6 de la LPC y Libro III del CPPCABA) por lo que nos remitimos
a la Unidad respectiva.
Sin perjuicio de ello cabe señalar que el art. 52 de la LPC establece una particularidad para los casos en
que el imputado no comparece a la audiencia de juicio, toda vez que permite que los testigos presentes
depongan por escrito, que se suspenda la audiencia de debate y se ordene el comparendo del presunto
contraventor por la fuerza pública. Una vez traído el imputado, se realiza nueva audiencia dentro de
las cuarenta y ocho horas siguientes, se incorporarán a ella los testimonios recogidos por escrito, se
producirá la pertinente prueba, los alegatos y el juez dictará sentencia con la prueba disponible, des-
pués de oír al encausado.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 193


El art. 53 de la LPC establece que el acta de la audiencia de juicio debe contener las partes sustanciales
de las pruebas producidas durante el debate y de la intervención que tuvieron las partes. Asimismo,
que la sentencia se dicta de inmediato.
Con relación a la sentencia, el art. 54 de la LPC exige que contenga: la identificación del imputado;
la descripción del hecho y su tipificación contravencional; la prueba valorada conforme a las reglas de
la sana crítica racional; las consideraciones de derecho que correspondan; la absolución o condena; la
individualización de la pena y las circunstancias valoradas para ello.
En cuanto a la notificación de la sentencia el art. 55 de la LPC establece que se notifica en el acta de
la audiencia.
No se puede dejar de señalar que en casos flagrantes donde hubo aprehensión por coacción directa
confirmada por el fiscal y mantenida por el juez se encuentra prevista la realización de juicio rápido
(arts. 24, 25, 26 y 28 de la LPC), ya descripto al explicar la medida precautoria de aprehensión en el
final del apartado 2 de esta unidad.
Sólo restaría agregar algunos detalles importantes regulados con relación a la incorporación por lectu-
ra y/o por exhibición de determinadas pruebas en el debate, como sí también de la comunicación de la
sentencia y de posibles acuerdos de reserva en los informes que solicite el condenado en estos juicios
exprés, que nada impediría aplicarlos también en los juicios contravencionales ordinarios.
En torno a la prueba, el art. 25 ter de la LPC establece que: “El acta que documenta la contravención y la
aprehensión, ya sea en versión digital y/o en papel, podrá incorporarse por lectura y/o por exhibición. También
podrán exhibirse las fotografías y/o incorporarse de la misma manera, las fotografías y filmaciones que se
hubieran obtenido durante el procedimiento de los hechos cuestionados, y ante la ausencia de prueba en con-
trario, el acta, las fotografías y las filmaciones se tendrán como prueba suficiente de los hechos objeto de juicio”.
Con respecto a la sentencia, el art. 26 quater de la LPC refiere que: “La sentencia deberá contener los
requisitos del art. 54. Las partes quedarán notificadas de su contenido en el mismo acto de su dictado oral por
parte del/de la juez/a. Cuando la sentencia cobre firmeza el/la juez/a efectuará comunicaciones a los organis-
mos que correspondan incluido el Registro Judicial de Contravenciones. Sin perjuicio de ello, cuando las partes
así lo hubieran acordado, el/la juez/a dispondrá que la sentencia condenatoria no sea incluida en los informes
que el/la propio/a interesado/a solicite a dicho organismo Dicha reserva de información no impedirá que el
antecedente sea computado como agravante a los fines previstos en el art. 17 de la Ley 1472”.

13.- Sanciones contravencionales.

Una vez que el juez considera culpable a quien fue sometido a proceso, las sanciones que puede impo-
ner son la previstas en el Código Contravencional.
Así el art. 22 del CC dispone que son sanciones “principales”: los trabajos de utilidad pública, la multa

194 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 13. LEY DE PROCEDIMIENTO CONTRAVENCIONAL.

y el arresto; mientras que el art. 23 establece cuales son las sanciones accesorias que sólo pueden impo-
nerse juntamente con alguna de las antes referidas. Las “accesorias” son: clausura, inhabilitación, comiso,
prohibición de concurrencia, reparación del daño, interdicción de cercanía e instrucciones especiales.
El juez podrá aplicar una sanción principal y hasta dos accesorias, de acuerdo al límite de acumulación de
sanciones previsto en el art. 27 del Código Contravencional y para ello el art. 26 del CC exige tener en cuenta:
> las circunstancias que rodean al hecho;
> la extensión del daño causado;
> la gravedad de la infracción de deber de cuidado (sólo cuando sean acciones culposas);
> los motivos, las circunstancias sociales, económicas y culturales del contraventor;
> el comportamiento anterior y posterior al hecho (especialmente la disposición para reparar el daño,
resolver el conflicto, mitigar sus efectos);
> los antecedentes condenatorios en los dos años anteriores al hecho juzgado.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 195


196 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA
UNIDAD 14
ESTRUCTURA DEL MINISTERIO PÚBLICO FISCAL DE LA CABA.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 197


UNIDAD 14
ESTRUCTURA DEL MINISTERIO PÚBLICO FISCAL DE LA CABA.

Breve reseña acerca de cómo se distribuye el trabajo dentro del Ministerio Público Fiscal de la CABA
en función del territorio, la materia o forma de inicio del proceso (flagrancia o denuncia), para enten-
der con qué fiscalías, unidades o áreas debe comunicarse e interactuar el personal policial.

Fiscal General

Es la máxima autoridad y desempeña funciones jurisdiccionales y administrativas.

Fiscales Generales Adjuntos

En la actualidad existen 4 Fiscales Generales Adjuntos que asisten al Fiscal General en distintas materias:
> Fiscalía General Adjunta de Gestión.
> Fiscalía General Adjunta en lo Penal y Contravencional.
> Fiscalía General Adjunta de Faltas.
> Fiscalía General Adjunta en lo Contencioso Administrativo y Tributario.

Zonas, Fiscalías y Comunas

Para una mejor distribución del trabajo del MPF, se dividió


la Ciudad en 4 zonas, que fueron identificadas como zonas
NORTE, SUR, ESTE y OESTE.
En cada una de las estas zonas funciona una Unidad Fiscal
compuesta por una Fiscalía de Cámara, 3 Fiscalías especia-
lizadas en Violencia de Género y 6 o 7 Fiscalías de primera
instancia de competencia general.
Las fiscalías de competencia general trabajan en turnos quin-
cenales con las fuerzas de seguridad, sin perjuicio que a partir
del segundo semestre de 2021 se incorporaron 4 Unidades de
Flagrancia (una en cada zona) que concentran todas las con-

198 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 14. ESTRUCTURA DEL MINISTERIO PÚBLICO FISCAL DE LA CABA.

sultas telefónicas que se efectúan por delitos o contravenciones detectados en flagrancia (que pueden
derivar en una detención o aprehensión) o por situaciones de calle en las que se le debe dar inmediata
intervención al Ministerio Público Fiscal de la CABA, dentro del horario de 8 a 22, ya que desde las
22 hasta las 8 el Área de Atención de Casos de Flagrancia se ocupa de atender las consultas vinculadas
a delitos en flagrancia o episodios penales o contravencionales que ameritan disponer alguna medida
de seguridad o cautelar urgente.
■ Zona Norte: comprende las Fiscalías 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 18, la Unidad de Flagrancia Norte y las
Comunas 12, 13, 14 y 15.
■ Zona Sur: comprende las Fiscalías 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 39 y 40, la Unidad de Flagrancia Sur
y las Comunas 4, 8 y 9.
■ Zona Este: comprende las Fiscalías 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17 y 21, la Unidad de Flagrancia Este
y las Comunas 1, 2 y 3.
■ Zona Oeste: comprende las Fiscalías 19, 20, 22, 23, 24, 25, 26, 27 y 28, la Unidad de Flagrancia
Oeste y las Comunas 5, 6, 7, 10 y 11.

„„
Unidades y Fiscalías especializadas

La Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Ley 1.903 (Ley Orgánica del Ministerio
Público) establecen que el Ministerio Público Fiscal, tiene entre sus funciones velar por la normal
prestación del servicio de justicia y promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad y de
los intereses generales de la sociedad (conf. artículo 125 de la Constitución de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y artículo 17, inciso 2, de la Ley 1.903).
Que, consecuentemente con ello, y en ejercicio de las facultades que le son propias como titular de uno
de los ámbitos del Ministerio Público, corresponde al Fiscal General organizar la estructura interna,
realizar las reasignaciones del personal de acuerdo a las necesidades del servicio y fijar normas de
carácter general tendientes a regular la distribución del trabajo (artículo 22, inciso 6 y artículo 31,
inciso 4, de la Ley 1.903).
También es importante destacar que la creación de algunas de las unidades o fiscalías especializa-
das encuentran su fundamento en compromisos internacionales asumidos previamente (por ejemplo,
Convención Belem do Pará –género–, Convenio de Budapest -ciberdelito-, etc).
La especialización de las Fiscalías en orden a las distintas temáticas resulta útil en determinados casos, don-
de centralizar la investigación en un sólo Fiscal implica brindar un tratamiento especial y diferenciado, en
función de la política criminal que pretende imprimir el Fiscal General a determinados conflictos sociales.
El tratamiento específico de algunos casos exige también una adecuada organización de las Fiscalías
que facilite el contacto de los fiscales con profesionales, peritos y expertos. También es importante la
intervención del sector privado y su interacción con las Fiscalías especializadas.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 199


A partir de la Resolución FG N° 100/2011 el Ministerio Público Fiscal comenzó a conformar equi-
pos especializados para la investigación de hechos ilícitos contextualizados dentro de determinadas
problemáticas sociales.

„„
Fiscalías especializadas en violencia de género.

Todo comenzó mediante la Resolución FG N° 16/2010 de fecha 15 de enero del año 2010, en la que
se instruyó a los Fiscales sobre la manera de abordar aquellos casos de violencia de doméstica, donde
en su gran mayoría las víctimas son mujeres. Respondió a la necesidad de abordar este flagelo que
atraviesa todas las clases sociales.
La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Belem do Pará), señala en su art. 1, que la violencia contra la mujer comprende: “cualquier acción o
conducta, basada en su género, que cause su muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico de la mujer,
tanto en el ámbito público como privado”.
Luego llevar a cabo distintas organizaciones dentro del ámbito del Ministerio Público Fiscal y tenien-
do en cuenta la experiencia colectada a lo largo de los años, el 13 de junio de 2017 el Fiscal General
firmó la Resolución FG N° 168/2017, que es la base de la actual organización.
En total son 12 Fiscalías, repartidas 3 en cada zona: en la Norte se encuentran las Fiscalías de VG 1, 3
y 18; en la Sur las Fiscalías de VG 32, 33 y 36; en la Este las Fiscalías de VG 9, 10 y 16; y en la Oeste
las Fiscalías de VG 23, 27 y 28.
Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas (UFEDyCI)
El 15 de noviembre de 2012, mediante la Resolución FG N° 501/2012, se creó como prueba piloto el
equipo fiscal especializado en delitos y contravenciones informáticas, que se convirtió en definitiva al
cumplirse un año.
A través de la Resolución FG N° 20/2020 se decidió concentrar el trabajo de las 3 secretarías especializadas
en dicha materia que funcionaban hasta entonces, en la Unidad Especializada en Delitos y Contravenciones
Informáticas, a la que a partir del 1° de marzo de 2020, le otorgó la competencia exclusiva para intervenir
en los delitos previstos en los artículos 128 (producción, financiación, ofrecimiento, comercio, facilitación,
divulgación y/o distribución de pornografía infantil), 131 (contacto por medios tecnológicos con un con
una persona menor de edad con el propósito de cometer delitos contra su integridad sexual -grooming-),
153 bis (acceso sin autorización a un sistema o dato informático de acceso restringido), 183 segundo párrafo
(daño informático), 184 incisos 5 y 6 (daño informático agravado) del Código Penal; y en las contraven-
ciones previstas en los artículos 67 (suministro de material pornográfico), 75 (difusión no autorizada de
imágenes o grabaciones íntimas) y 78 (suplantación digital de la identidad) del Código Contravencional.
Por último, a partir de la Resolución FG N° 48/2021 se la instruyó para intervenir en los delitos de
defraudación mediante cualquier técnica de manipulación informática (artículo 173, inciso 16, del
Código Penal).

200 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 14. ESTRUCTURA DEL MINISTERIO PÚBLICO FISCAL DE LA CABA.

Unidad Fiscal Especializada en la Investigación de Delitos vinculados con Estupefacientes (UFEIDE)


Con la creación del Área de Gestión de Casos de Tenencia de Estupefacientes para Consumo Personal,
puesta en funciones a partir del 1º de enero de 2019 (Resolución FG N° 530/2018), se procuró ins-
taurar una metodología de trabajo inteligente a efectos de alcanzar los objetivos político-criminales
fijados en materia de conflictos vinculados al Narcomenudeo.
El último hito alcanzado en dicha materia es la creación de la Unidad Fiscal Especializada en la
Investigación de Delitos vinculados con Estupefacientes que empezó a funcionar a partir del 1º de
enero de 2021 (de acuerdo a lo ordenado en la Resolución FG N° 109/2020), absorbiendo toda la
competencia exclusiva en los delitos previstos en la Ley 23.737, que fueron transferidos de la Justicia
Federal a la Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (cfr. artículo 34, modificado por la Ley
26.052); a excepción de los supuestos iniciados en un contexto de flagrancia que, sólo en su etapa ini-
cial, se encuentran a cargo de la Unidad de Flagrancia que corresponda en función de la jurisdicción
en la que acontece el hecho.

„„
Unidad Fiscal de Delitos, Contravenciones y Faltas Específicas (UFDCyFE)

Otro de los diques que se diseñó en la Resolución FG N° 530/2018, fue el de la Unidad Fiscal de
Delitos, Contravenciones y Faltas Específicas -que entró en funciones el 1° de enero de 2019-, conce-
bida con la idea de concentrar en áreas de trabajo específicas las investigaciones vinculadas a los delitos
y contravenciones, originados en el escenario del conglomerado de conflictos que se desarrollan en el
tránsito vehicular de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (artículos 94 y 94 bis del Código Penal y
131, 132 y 133 del Código Contravencional), en la necesidad de adoptar criterios uniformes de actua-
ción a nivel institucional, para garantizar la implementación de una política criminal dotada de mayor
coherencia y eficiencia.
Con el paso del tiempo fue incorporando nuevas materias, como lo fue a partir del 1° de julio de 2019
(Resolución FG N° 276/2019) la tramitación de todos los casos tipificados como violación de clausu-
ra (artículo 83 del Código Contravencional), y a partir del 1° de agosto de 2020 (Resolución FG N°
73/2020) la competencia exclusiva para intervenir en las infracciones al régimen penal tributario (Ley
24.769).

„„
Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA).

Fue creada mediante Resolución FG N° 6/2016, de fecha 15 de febrero del 2016 y surgió como res-
puesta a una política criminal tendiente a garantizar a todos los ciudadanos un medio ambiente sano y
equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las nece-
sidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras, tal como lo establece el artículo 41
de nuestra Constitución Nacional.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 201


Se le asignó competencia para investigar la contravención aludida en el artículo 57 (colocar o arrojar
sustancias insalubres o cosas dañinas en lugares públicos) y los delitos previstos en los artículos 55 pri-
mer párrafo, 56 primer párrafo y 57 de la Ley 24.051 (Ley de residuos peligrosos) y en la Ley 14.346
(Ley de maltrato animal).
A partir del 18 de agosto de 2020, con el dictado de la Resolución FG N° 86/2020, la Fiscalía de
primera instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas Nº 31 es la que se encuentra a cargo de
la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental, y tiene la competencia exclusiva en los casos
que importan un riesgo o afectación al medio ambiente acontecidos en todas las jurisdicciones de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

„„
Unidades de Flagrancia Norte, Sur, Este y Oeste.

Con el dictado de las Resoluciones FG N° 49, 79, 83, 92 y 101/2021, durante el segundo semestre del
año 2021 se pusieron en marcha las cuatro Unidades de Flagrancia que funcionan en cada una de las
zonas judiciales en las que se encuentra dividida la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El propósito de la creación de estas unidades fue desdoblar el trabajo de las fiscalías de primera instan-
cia, ocupándose las unidades de flagrancia de manera exclusiva y permanente de la tramitación inicial
y primigenia de los casos que se inician en flagrancia delictiva y/o contravencional (esto es, atender las
consultas a las fuerzas de seguridad, convalidar o no la detención o aprehensión realizada por personal
de las fuerzas de manera autónoma, intimar los hechos a las personas detenidas y asistir a las audien-
cias de prisión preventiva u otras medidas cautelares iniciales) y asignarle a las fiscalías la continuidad
de la investigación y la tramitación hasta su finalización tanto de estos casos como ocuparse desde el
inicio de aquellos otros que ingresan por denuncias en las sedes de las fuerzas de seguridad, en otros
organismos receptores de denuncias autorizados o a través de los canales habilitados del Ministerio
Público Fiscal de la CABA (ya sean por medio de las Unidades de Orientación y Denuncias, la
página de Internet https://www.mpfciudad.gob.ar/denuncias o por llamados a la central telefónica
0800-33-FISCAL).

„„
Competencia especial por conductas discriminatorias.

La Resolución FG N° 215/2015 dispuso el inicio de la prueba piloto que estableció la competencia


especial de la Fiscalía de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 22 para inter-
venir de manera exclusiva en todas aquellas conductas discriminatorias previstas en el art. 3 de la Ley
23.592 y en el artículo 71 del Código Contravencional, que hayan tenido lugar en cualquier punto del
ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Con posterioridad, tras el dictado de la Resolución FG N° 132/2016, se profundizaron las políticas
adoptadas en torno a dicha problemática y, en consecuencia, no sólo se ratificó la asignación definitiva

202 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


UNIDAD 14. ESTRUCTURA DEL MINISTERIO PÚBLICO FISCAL DE LA CABA.

de los casos de discriminación a la mencionada Fiscalía, sino que también se pusieron en marcha áreas
destinadas a complementar el abordaje de estos casos desde una mirada integral.

„„
Competencia especial en espectáculos masivos artísticos y/o deportivos.

Esta competencia especial fue asignada a la Fiscalía en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 35 a


partir del 1° de marzo de 2020, mediante Resolución FG N° 15/2020.
Su creación responde a la creciente conflictividad asociada a la realización de espectáculos masivos y
tiene como finalidad promover una mayor eficacia y rigurosidad en las investigaciones que atañen a los
delitos y/o contravenciones cometidos en el contexto de espectáculos artísticos y/o deportivos de carác-
ter masivo. Si bien incluye a los delitos previstos en la Ley 24.192 (Ley de espectáculos deportivos) y a
las contravenciones aludidas en los artículos 62 (derecho de admisión), 92 (trapitos en eventos masivos)
y 107 a 130 (que integran el capítulo Espectáculos artísticos y deportivos), puede llegar a intervenir
ante cualquier otro delito o contravención cuya realización esté vinculado a dicho universo temático.
Por regla general, la Fiscalía N° 35 no atiende la gestión inicial de los hechos de esta materia detecta-
dos en flagrancia (que, salvo indicación en contrario, queda reservada a las Unidades de Flagrancia);
sin perjuicio que prosigue el trámite de los casos iniciados por éstas (una vez resuelta la situación de
detención o aprehensión de los imputados) y puede iniciar de oficio investigaciones en los términos
del artículo 84, inciso 2°, del CPPCABA.

„„
Competencia especial de menores imputados.

En aras de adecuar la organización del Ministerio Público Fiscal y contribuir al desarrollo progresivo
de un sistema de justicia penal diferenciado en materia penal juvenil en el ámbito del Poder Judicial
de la Ciudad, el Fiscal General emitió la Resolución FG N° 129/2020, por la que le asignó a la Fiscalía
en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 4 la competencia especial exclusiva en todo el ámbito de
la Ciudad de Buenos Aires para intervenir en casos en los que resulten imputados niños, niñas y ado-
lescentes que no hayan alcanzado los 18 años al momento de cometer el delito.
El propósito perseguido con la creación de esta Fiscalía especializada es la de ajustar su desempeño a
los principios consolidados del derecho internacional de los derechos humanos en esta materia y pro-
mover un uso extendido de las soluciones alternativas previstas en el Régimen Procesal Penal Juvenil,
propiciando una política criminal basada en evidencia, que tome en cuenta las investigaciones más
recientes en materia de justicia restaurativa, procedimental y terapéutica.

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 203


ANEXO
Delitos que son competencia de la Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

1. Primer Convenio de transferencia progresiva de competencias penales de la Justicia Nacional


al Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires [Leyes N° 25.752 y 597].
- Tenencia y portación de armas de uso civil y su suministro a quien no fuera legítimo usuario
(artículo 189 bis, incisos 2 y 4 del Código Penal) y artículos 3 y 4 de la Ley N° 24.192.

2. Segundo Convenio de transferencia progresiva de competencias penales de la Justicia Nacional


al Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires [Leyes N° 26.357 y 2.257].
-Lesiones en riña (artículos 95 y 96 del Código Penal).
-Abandono de personas (artículos 106 y 107 del Código Penal).
-Omisión de auxilio (artículo 108 del Código Penal).
-Exhibiciones obscenas (artículos 128 y 129 del Código Penal).
-Matrimonios ilegales (artículos 134 a 137 del Código Penal).
- Amenazas (artículo 149 bis, primer párrafo, del Código Penal).
-Violación de domicilio (artículo 150 del Código Penal).
-Usurpación (artículo 181 del Código Penal).
-Daños (artículos 183 y 184 del Código Penal).
-Ejercicio ilegal de la medicina (artículo 208 del Código Penal).
-Los tipificados en las Leyes N° 13.944, 14.346 y artículo 3° de la Ley N° 23.592.

3. Tercer transferencia progresiva de competencias penales de la Justicia Nacional al Poder


Judicial de la Ciudad de Buenos Aires [Leyes N° 26.702 y 5.935].
> Se transfiere a la Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el listado de delitos que se
transcribe a continuación.
> Se establece que la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires tiene competencia para investigar y
juzgar los nuevos delitos de competencia penal ordinaria, aplicables en su ámbito territorial, que
se establezcan con posterioridad a la Ley N° 26.702 [BO: 06/10/2011], salvo que expresamente se
disponga lo contrario.

204 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA


A. Delitos complementarios de las competencias transferidas por Leyes N° 25.752 y 26.357.
- Lesiones (artículos 89 al 94 del Código Penal).
- Duelo (artículos 97 al 103 del Código Penal).
- Abuso de armas (artículos 104 y 105 del Código Penal).
- Violación de domicilio (Título V, Capítulo II, artículos 150 al 152 del Código Penal). Sobre
el delito del artículo 151 (allanamiento ilegal), la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires inter-
vendrá siempre que el hecho lo cometiere un funcionario público o agente de la autoridad de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
- Incendio y otros estragos (artículos 186 al 189 del Código Penal).
- Tenencia, portación y provisión de armas de guerra de uso civil condicional, previstos en el
artículo 189 bis, acápites 2 y 4, del Código Penal, con excepción de los casos en que el delito
aparezca cometido por un funcionario público federal o sea conexo con un delito federal.
- Impedimento u obstrucción de contacto, tipificado por Ley N° 24.270.
- Penalización de actos discriminatorios, conforme lo dispuesto en la Ley N° 23.592.
- Delitos y contravenciones en el deporte y en espectáculos deportivos, conforme lo dispuesto en
las Leyes N° 20.655 y 23.184 y sus modificatorias, en los aspectos que resulten aplicables a la
jurisdicción local.

B. Delitos contra la administración pública, ocurridos exclusivamente en el ámbito de la Ciudad


Autónoma de Buenos Aires, cuando se tratare de actos cometidos por sus funcionarios públicos, o
contra sus funcionarios públicos, que atenten contra el funcionamiento de sus poderes públicos u
ocurran en el marco de un proceso judicial que tramite ante los tribunales locales.
- Atentado y resistencia contra la autoridad (artículos 237, 238, 239, 240, 241, 242 y 243 del
Código Penal).
- Falsa denuncia de delitos cuya competencia se encuentre transferida a la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (artículo 245 del Código Penal).
- Usurpación de autoridad, títulos u honores (artículos 246 incisos 1, 2 y 3, y 247 del Código Penal).
- Abuso de autoridad y violación de los deberes de los funcionarios públicos (artículos 248, 248
bis, 249, 250, 251, 252 primer párrafo y 253 del Código Penal).
- Violación de sellos y documentos (artículos 254 y 255 del Código Penal).
- Cohecho y tráfico de influencias (artículos 256, 256 bis, 257, 258, 258 bis y 259 del Código Penal).
- Malversación de caudales públicos (artículos 260 al 264 del Código Penal).
- Negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas (artículo 265 del Código Penal).

DERECHO PROCESAL PENAL Y CONTRAVENCIONAL. 205


- Exacciones ilegales (artículos 266 al 268 del Código Penal).
- Enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados (artículos 268 (1), 268 (2) y 268 (3) del
Código Penal).
- Prevaricato (artículos 269 al 272 del Código Penal).
- Denegación y retardo de justicia (artículos 273 y 274 del Código Penal).
- Falso testimonio (artículos 275 y 276 del Código Penal).
- Evasión y quebrantamiento de pena (artículos 280, 281 y 281 bis del Código Penal).

C. Delitos contra la fe pública, siempre que se trate de instrumentos emitidos, o cuya competencia
para emitirlos sea de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
- Falsificación de sellos, timbres y marcas (artículos 288, 289 inciso 1, 290 y 291 del Código Penal).
- Falsificación de documentos (artículos 292 al 298 del Código Penal).

D. Delitos vinculados a materia de competencia pública local.


- Delitos de los funcionarios públicos contra la libertad individual (artículos 143 al 144 quinto
del Código Penal), siempre que fuera cometido por un miembro de los poderes públicos de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
- Delitos contra la libertad de trabajo y asociación (artículos 158 y 159 del Código Penal).
- Estafa procesal acaecida en procesos judiciales tramitados ante los tribunales de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, (artículo 172 del Código Penal).
- Defraudación (artículo 174 inciso 5 del Código Penal), siempre que el hecho se cometiere con-
tra la Administración Pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
- Delito contra la seguridad del tránsito (artículo 193 bis del Código Penal).
- Desarmado de autos sin autorización, conforme lo prescripto en el artículo 13 de la Ley N° 25.761.
- Profilaxis, en relación a los delitos tipificados por la Ley N° 12.331.
- Estupefacientes, con ajuste a lo previsto en el artículo 34 de la Ley N° 23.737 conforme la
redacción de la Ley N° 26.052 (artículos 5º incisos c, e y párrafos penúltimo y último, 14 y 29,
Ley N° 23.737 y suministro infiel e irregular de medicamentos, artículos 204, 204 bis, 204 ter y
204 quáter del Código Penal).

206 INSTITUTO SUPERIOR DE SEGURIDAD PÚBLICA

También podría gustarte