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Luisa: la decisión de hacer algo que le gustara

Luisa es una joven que estudió en el colegio Villa María y que al terminar siguió la carrera de
publicidad. Eventualmente realizaba viajes al extranjero acompañada por su familia. Al finalizar
sus estudios, llegó a trabajar durante dos años en una compañía de publicidad; sin embargo, el
sueldo no satisfacía sus expectativas y los horarios eran muy rígidos. Luisa, terminaría por
constituir una empresa.

El abuelo materno de Luisa, nacido en Italia, era médico, pero tenía una afición muy especial
por la cocina; era muy exquisito en la preparación de sus platos. En casa, se preparaban diversos
platos, pero lo que siempre había era un paté, de receta francesa, que su abuelo aprendió en
Europa.

Este paté era un producto que se hacía en casa, delicioso y a todos los familiares y amigos
gustaba de modo especial. Luisa, en determinado momento, piensa en la posibilidad de
comercializarlo: no había calidad semejante en el mercado y no había competencia; pensó que
podría abrir un mercado donde pudiera entrar. Fue una idea que simplemente se le ocurrió.
Además, se sentía presionada por el trabajo. Dijo: "mejor hago algo mío, que yo tenga mis
horarios y que no me sienta presionada".

El inicio

Luisa plantea la posibilidad de comercializar el paté y su familia la apoya. Tiene presente que
cerca de su casa se encuentra un establecimiento de la cadena Wong; la familia conocía desde
hacía mucho tiempo a los dueños; incluso tenían cuenta allí. Pensó en ellos para la
comercialización. Propuso la idea en boceto al encargado de compras: un nuevo paté sin grasa,
casero. A éste le gustó la idea y le pidió que disponga una degustación. Luisa inmediatamente
mandó a hacer un stand donde un carpintero, y lo hizo pintar con los colores de la etiqueta que
había mandado a diseñar, donde hasta ese momento trabajaba. Preparó cincuenta cajitas de
patés para degustación y venta. Esto supuso preparar una receta, que equivale a 8 kg que
preparó ella misma. Pagó a una degustadora. Los cincuenta patés se vendieron en una mañana.
Lo que había calculado para viernes, sábado y domingo, se vendió en la mañana del viernes. El
sábado debió conseguir suficiente hígado y preparar más. Las etiquetas no eran plastificadas,
sino hechas en papel cuché y barnizadas para evitar que se mojen. El envase era de PVC. Esto
fue hacia octubre de 1992.

El capital inicial

No había mayor dificultad en iniciar la empresa, pues no habían problemas de solvencia en la


familia. Luisa calcula que para el inicio de la empresa se habría dispuesto de algo más de
US$3,000; esto supone las primeras recetas, los envases, las etiquetas, el stand, el pago a la
degustadora, la constitución de la empresa y los gastos que no se pudieron contabilizar, como
energía eléctrica, uso de los implementos de la cocina de la familia, etc. Al poco tiempo, sin
embargo, se dispuso de una cocina de gas y de una licuadora industrial. Luisa afirma que parte
de este préstamo del padre ya se lo ha cancelado, aunque puede percibirse que nunca se supuso
un préstamo en el sentido formal del término. Esto quizá, en parte, por no haber necesidad de
devolución o de distinción entre dinero prestado y dinero familiar.
El desarrollo

Al observar Luisa este éxito, pidió a la empleada doméstica de su casa que la ayudara con
determinada frecuencia. Empezó a distribuir y a ofrecer degustaciones a los cuatro locales de
Wong que habían, lo cual suponía hacer varias recetas por semana. Al principio, Luisa no tenía
ayuda de nadie; sólo de la empleada doméstica. Ella se encargaba de comprar los ingredientes,
los envases, de envasar, repartir, facturar y cobrar, lo cual suponía un gran esfuerzo. Cuando tiene
una venta regular, logra perfeccionar los envases. Manda a hacer unos transparentes, para que
se vea el producto y para que los eventuales clientes no intenten levantar la tapa; plastifica la
etiqueta, que hace de tapa y que sella el envase herméticamente, con un instrumento traído de
EE.UU. A esto agregó la variedad del producto: paté de champiñones, de aceitunas y de jamón.
Tenía todos los implementos para diversificarse. El abuelo la ayudó a sacar estas nuevas
variedades. Para champiñones y aceitunas, contactó rápidamente con sendas empresas
comercializadoras. Pero en el caso del paté de jamón, los costos eran muy altos, motivo por el
cual deja la producción de esta variedad.

(Del Libro Los Grandes Pequeños Negocios – Empresarios y Finanzas de David Wong Cam)

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