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El acto administrativo requiere de presupuestos que lo revistan de validez, estos elementos de validez son

indispensables para su formación, sin vicios o ausencias. Así mismo, el profesor Morón nos menciona que, «La existencia
del acto administrativo depende del cumplimiento correcto de sus elementos esenciales de validez» [6]; por su parte la
LPAG, menciona los requisitos de validez en su artículo 3°, éstos son: Competencia; Objeto o contenido; Finalidad
Pública; Motivación; y Procedimiento regular. A continuación, se explicará cada uno de ellos.

3.1. Competencia

La competencia está referida a las atribuciones o prerrogativas que ostenta una entidad parte de la administración, bajo
determinados parámetros; Morón refiere también que en la definición existen dos factores: «La potestad atribuida al
órgano u organismo a cargo de la función administrativa y el régimen de la persona o conjunto de personas que,
revestidos de funciones administrativas, representan al órgano u organismo titular de la competencia». [7] Es decir, que
la entidad y el funcionario que suscribe el acto administrativo estén en la condición de emitir un acto válido.

El profesor Morón hace hincapié en señalar que, a diferencia del derecho civil, donde la capacidad del agente se
presume; en el derecho administrativo, la incapacidad es la regla general mientras no haya una norma en contrario. [8]

Los criterios con los que se determina la competencia señalados por la LPAG [9], son:

Por la materia: Son aquellas actividades que por ley puede realizar un órgano administrativo.

Por el territorio: Está referido al espacio en donde es legal el ejercicio de la función pública, o por una demarcación
territorial.

Por el grado: El nivel dentro de la entidad que ocupa el órgano que emite el acto.

Por el tiempo: Momento en que el acto emitido por un órgano es válido de acuerdo a sus facultades administrativas.

Otro señalamiento sobre la competencia está referido a la aptitud del funcionario, es decir que, quien ejerce un cargo y
por ello las potestades, debe de haber sido designado regularmente y estar en funciones al momento de emitir el acto
administrativo. De igual manera ocurre con un órgano colegiado, se exige que el acto administrativo se haya dictado
respetando el quorum mínimo para tal fin. [10]

que el acto emitido por un órgano es válido de acuerdo a sus facultades administrativas.

Otro señalamiento sobre la competencia está referido a la aptitud del funcionario, es decir que, quien ejerce un cargo y
por ello las potestades, debe de haber sido designado regularmente y estar en funciones al momento de emitir el acto
administrativo. De igual manera ocurre con un órgano colegiado, se exige que el acto administrativo se haya dictado
respetando el quorum mínimo para tal fin. [10]

De la misma manera el Tribunal Constitucional ha señalado a través de diversas sentencias que la administración pública
tiene el deber de motivar sus decisiones, por ejemplo, en el Expediente Nº 684-97-AA/TC se menciona sobre la
motivación y relevancia dentro del debido procedimiento «el motivar debidamente las resoluciones emitidas por las
autoridades competentes para ello». [14]

Cuando el acto administrativo no reviste la motivación adecuada, existen dos efectos para el acto que no fue motivado;
el primero es la nulidad del mismo, cuando se haya omitido la motivación o hubiere infracción normativa; y el segundo
efecto es, la emisión de un nuevo acto para enmendar el anterior, siempre y cuando exista una motivación
incongruente, imprecisa, insuficiente o parcial. Adicionalmente a ello, el funcionario que cometió la infracción del deber
de motivar, será responsable administrativo. [15]

3.5. Procedimiento regular


Para que el acto administrativo sea válido; finalmente deberá de cumplir con el procedimiento predeterminado por la
ley o las propias prácticas administrativas; [16] es decir deben de concurrir el procedimiento administrativo como tal, la
forma en la que se dictó el acto, y las formalidades propias durante y después de la emisión del acto administrativo.

El procedimiento regular tiene su fundamento en la certeza de la propia administración pública al momento de emitir el
acto, otorgando seguridad jurídica a los administrados y a los intereses públicos. [17]

3.4 Motivación

El presupuesto de motivación del acto administrativo tiene su fundamento en el principio general del deber de motivar
las decisiones, es decir fundar la decisión que adopte la administración en razones de derecho; este principio fue
recogido por la LPAG, en el artículo 3°, numeral 4, y también en el artículo 6°.

La motivación de las decisiones administrativas permite que el administrado conozca las razones que ha tomado la
administración al momento de resolver un asunto que le compete, a nivel jurídico y fáctico; de manera clara y precisa.

Con ello se otorga seguridad jurídica al administrado y predictibilidad en la administración cuando en el futuro se
diriman controversias similares; en respeto también del principio de debido procedimiento administrativo; en esa línea
Marcial Rubio indica lo siguiente: «La motivación de las resoluciones es esencial para el principio de defensa. Cuando
ella no aparece, se produce indefensión en las resoluciones respectivas». [13]

3.2. Objeto o contenido ajustado a derecho

El objeto del acto administrativo está referido a la decisión tomada, al sentido que se le da al acto; pudiendo ser dicha
decisión positiva o negativa; así lo menciona la LPAG, en el numeral 2 de su artículo 3°; y también en el artículo 5° del
mismo; mencionando que el objeto debe ser «lícito, preciso, posible física y jurídicamente, y comprender las cuestiones
surgidas de la motivación».

Finalmente se dice que el contenido debe estar ajustado a derecho, es decir que la decisión que se tome en el acto
administrativo debe estar en concordancia con las leyes y la constitución.

3.3. Finalidad Pública

La actividad administrativa debe de procurar satisfacer el interés general, si bien se sabe que el acto administrativo
emitido gira ante un caso en particular, este acto será válido, siempre y cuando salvaguarde el interés público y no de
algún beneficio propio o de terceros.

En consecuencia, se debe dejar de lado la posibilidad de emitir actos administrativos para satisfacer intereses privados
de los funcionarios públicos de manera directa o indirecta; por lo tanto, entendamos que el acto administrativo ha sido
emitido en virtud de la competencia otorgada al funcionario o a la entidad. [11]

El profesor Morón Urbina indica que se vulnera dicha finalidad pública en tres supuestos: Se persigue un fin personal del
funcionario; se persigue una finalidad distinta de la administración; y, cuando se persigue una finalidad en favor de un
tercero. [12

CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS

La doctrina atiende a múltiples clasificaciones para diferenciar los tipos de actos administrativos,

entre las que destacan:

EN FUNCIÓN DE LA POSICIÓN QUE OCUPA EL ACTO EN EL PROCEDIMIENTO: ACTOS

RESOLUTORIOS Y DE TRÁMITE

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- Los actos resolutorios son los que contienen una resolución, decisión o acuerdo de la

Administración que los dicta. Se producen al término de la tramitación de un

procedimiento administrativo, que siempre es un precedente necesario del acto, sea

para producir la decisión, sea para resolver los recursos administrativos que puedan

plantearse contra ella.

- Los actos de trámite son actos de instrucción o impulso del procedimiento,

preparatorios de una decisión final, como, por ejemplo, el acuerdo de incoación de un

expediente, los actos de instrucción como la evacuación de un informe o los de

ordenación del procedimiento como las comunicaciones y notificaciones.

- El ordenamiento jurídico establece un régimen diferente para los actos definitivos y los

de trámite, sobre todo a efectos de su impugnación: tanto los recursos administrativos

(artículo 112.1 LPACAP) como los recursos contencioso-administrativos (artículo 25

LJCA) se plantean ordinariamente contra los actos definitivos, y solo excepcionalmente

son admisibles contra actos de trámite. Mientras que «la oposición a los restantes actos

de trámite deberá alegarse por los interesados, para su consideración en la resolución

que ponga fin al procedimiento y para la impugnación de tales actos en el recurso

administrativo que, en su caso, se interponga contra la misma».

EN FUNCIÓN DE LA IMPUGNABILIDAD DEL ACTO: ACTOS QUE CAUSAN ESTADO (O QUE AGOTAN

LA VÍA ADMINISTRATIVA) Y ACTOS QUE NO CAUSAN ESTADO (NO PONEN FIN A LA VÍA

ADMINISTRATIVA)

- Un acto ha causado estado cuando ya no es susceptible de ningún recurso ordinario en

vía administrativa. El artículo 114 LPACAP señala los actos que ponen fin a la vía

administrativa.

EN FUNCIÓN DE LA IMPUGNACIÓN ABSOLUTA DEL ACTO: ACTOS FIRMES Y NO FIRMES

- El acto será firme cuando hayan transcurrido los plazos establecidos para recurrir, en

vía administrativa o en vía judicial, sin haberse interpuesto el correspondiente recurso.

- El acto será no firme cuando no hayan transcurrido dichos plazos.

EN FUNCIÓN DE SU CONTENIDO: ACTOS FAVORABLES Y ACTOS DE GRAVAMEN

- Los actos favorables son los que amplían de cualquier forma o favorecen los intereses

de sus destinatarios, al otorgar una ventaja jurídica o crear o reconocer derechos de

cualquier clase. En la categoría de actos favorables pueden incluirse decisiones

administrativas como la admisión o el nombramiento para el desempeño de la


titularidad de un órgano en una determinada institución, el otorgamiento de una

concesión o una autorización, la aprobación de un determinado plan o proyecto, o el

reconocimiento de una dispensa o de una ventaja de carácter económico.

- Los actos de gravamen tienen el efecto contrario de restringir o limitar los derechos o

las ventajas jurídicas de que disfruta un particular. De gravamen son las resoluciones

administrativas que imponen obligaciones, o prohíben, o sancionan, o revocan

decisiones favorables, o, en fin, privan a los particulares total o parcialmente de sus

derechos.

- La distinción entre actos favorables y de gravamen es relevante jurídicamente porque

repercute en los procedimientos que tienen que seguirse tanto para su producción

como para su revisión.

EN FUNCIÓN DE SU MODO DE EXPRESIÓN: ACTOS EXPRESOS, TÁCITOS Y PRESUNTOS

- Los actos expresos son aquellos en los que una Administración Pública manifiesta

expresamente su voluntad.

- Los actos tácitos se producen cuando la voluntad de la Administración se deduce

inequívocamente de una resolución adoptada por la misma.

- Los actos presuntos son los que tienen su origen en el silencio de la Administración, tras

vencer el plazo de resolución, pudiendo tener efectos negativos o positivos, según se

regula en los artículos 24 y 25 de la LPACAP.

ACTOS GENERALES Y ESPECIALES

- Actos generales son los que van dirigidos a una pluralidad de personas o casos

indeterminados.

- Actos especiales son aquellos cuyos destinatarios son personas determinadas o

determinables.

- Normalmente, los actos generales se publican y los especiales se notifican.

ACTOS SIMPLES Y COMPLEJOS

- Actos simples son aquellos en cuya emisión interviene un solo órgano administrativo, ya

sea individual o colectivo.

- Actos complejos son aquellos en los que en su producción intervienen dos o más

órganos administrativos.

ACTOS REGLADOS Y DISCRECIONALES

- Son actos reglados o discrecionales según si la potestad atribuida a la Administración


tiene exhaustivamente determinadas todas y cada una de las condiciones de su

ejercicio, o no.

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