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¿El Ejército Peruano debe intervenir en la lucha contra la inseguridad ciudadana?

Autores: Cárdenas Antezana, Karol Noemy y Quintanilla Peña, Jhanilu Cielo

Un día fui a comer con un amigo y me contó lo que le pasó una noche cuando iba de
regreso a su casa. Esa noche salió tarde de la universidad y al tener hambre tuvo que bajar
al centro de la ciudad de Huancayo para poder comer, pero después de hacerlo se le
complicó encontrar colectivo para ir a su casa porque ya era muy tarde, así que tuvo que
subir a un taxi, todo iba bien hasta llegar cerca a su casa porque en ese momento la
situación se puso de terror, ya que subieron otros 3 hombres al taxi y lo amenazaron con
arma blanca, diciéndole que si no cooperaba le iban a lastimar y por miedo a que lo
hicieran, solo se quedó callado y permitió que le quitaran todo lo que tenía, la billetera,
mochila e incluso las zapatillas que llevaba; luego de ese trágico día a quedado con el
temor de subir a los taxis de noche por miedo a que vuelva a pasarle lo mismo. El 44% de la
población peruana considera que la criminalidad es uno de los principales desafíos que
enfrenta el país en estos momentos, reveló un estudio reciente llevado a cabo por Ipsos.
Según Instituto Nacional de Estadística e Informática (2023), afirma que:

Un 27,8% de la población de 15 años a más, en áreas urbanas a nivel nacional fue


afectada por algún incidente delictivo. En relación con los periodos de mayo a
octubre de 2021 y mayo a octubre de 2022, esta tasa experimentó incrementos de
10,3 y 4,7 puntos porcentuales, respectivamente. Durante el último año, se
contabilizaron aproximadamente 700.000 víctimas adicionales de delitos en entornos
urbanos. (p. 2)

Esto quiere decir que, la proporción de personas que han experimentado algún hecho
delictivo ha aumentado en esos períodos específicos en comparación con los años
anteriores. Al respecto, un grupo considerable de personas piensan que sería beneficioso
recibir el apoyo del ejército peruano para poder reducir la tasa de delitos en nuestro país, ya
que la colaboración entre el ejército y la policía puede mejorar la habilidad para reaccionar
ante diferentes circunstancias de emergencia o delitos graves, y se aprovecharán las
habilidades, coordinación de los recursos y estrategias de ambas instituciones, lo que
puede llevar a una distribución más eficiente de personal, equipo y tecnología para abordar
la inseguridad ciudadana; mientras que otros, piensan que el Ejército Peruano no está
preparado para combatir la delincuencia en el país, por el abuso de poder y autoridad que
se podría cometer contra los ciudadanos, tal como lo hicieron en el pasado. Entonces,
¿debemos aceptar que el Ejército intervenga en la lucha contra la inseguridad ciudadana?
¿El Ejército Peruano tendrá la preparación adecuada? Consideramos, que el Ejército
Peruano no debe intervenir en la lucha contra la delincuencia porque no está preparado en
diversos aspectos para hacer frente a este problema social; es más, no será efectivo a largo
plazo; a parte de ello, generará gastos extra al Estado. A continuación, presentaremos los
argumentos correspondientes respaldando nuestra posición, utilizando fuentes confiables
para otorgar fiabilidad a nuestro ensayo.

En primer lugar, el entrenamiento que recibe el Ejército Peruano no es el adecuado para


tratar con los problemas de la ciudadanía. Este entrenamiento se trata de un método
dirigido a potenciar la aptitud del cuerpo para llevar a cabo tareas que requieren
modificaciones en la fuerza física y la energía. Este tipo de ejercicio físico se enfoca en
fortalecer la fuerza, la resistencia muscular, la capacidad cardiorrespiratoria y la flexibilidad
física de los soldados, adaptándose a las habilidades específicas correspondientes a sus
respectivas especialidades y roles. Dicha formación es más rigurosa, no los entrenan para
dialogar, los entrenan para accionar, con la mentalidad de primero disparas y después
preguntas. Teniendo dos vías de acción, tanto la vía pacífica como la violenta. Segura
(1990), afirma que:

La vía no violenta abarca el conjunto de estrategias que utilizan medios pacíficos


para resolver un conflicto, mientras que la vía violenta surge cuando las acciones en
la vía pacífica son ineficaces o insuficientes para prevenir que un adversario, ya sea
interno o externo, amenace los intereses fundamentales de la nación o se oponga al
logro de sus objetivos. (p. 43)

Esto sirve para enfrentar a aquellos agentes que ponen en riesgo o amenazan la soberanía
e independencia territorial del estado. Por ejemplo, las torturas en la prisión de Abu Ghraib.
Lecumberri (2023), argumentó que las tácticas abusivas que fueron empleadas por
personal militar estadounidense en dicha prisión, como la tortura y los malos tratos a
prisioneros, se derivaron de técnicas de interrogatorio militar más agresivas y degradantes
que les fueron instruidas. Otro ejemplo, según Ibarra (2021), lo que sucedió:

A inicios de diciembre de 2006 hasta el 30 de junio de 2019, la Comisión Mexicana


de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPH) examinó 268
sugerencias emitidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)
en relación con el Ejército. A través de este análisis se identificaron un total de 301
incidentes que involucraron a mil 712 víctimas de violaciones graves a los derechos
humanos, como tortura, desaparición y ejecuciones extrajudiciales. (p. 3)
Esto concluye que el Ejército suele cometer abuso de poder y violaciones graves contra la
población civil.

En segundo lugar, el Ejército Peruano no está preparado para cumplir los principios básicos
de un estado democrático en relación con los Derechos Humanos, consiguiendo el rechazo
y miedo de la ciudadanía, provocando más violencia y conflictos sociales. Según Muñoz
(2023), el involucramiento del Ejército ha incrementado las denuncias de abusos y
violaciones de los Derechos Humanos en el ámbito de la seguridad en América Latina.
Como el empleo desmedido de la fuerza por parte del Ejército Peruano, infracciones al
debido proceso, maltrato a personas detenidas y falencias en las pesquisas penales, junto
con una profunda crisis política y social que socava el Estado de derecho y los derechos
humanos en el Perú. Por ejemplo, el daño a la integridad sexual causado por un militar,
según Livingston (2023), un tribunal penal en El Salvador sentenció a un cabo del Ejército
salvadoreño a 16 años de prisión por cargos de violación contra una menor de edad. En El
Salvador, miles de soldados, en colaboración con miembros de la Policía Nacional Civil,
realizan patrullajes, y las autoridades han arrestado a dos grupos de soldados. Uno de
estos grupos, compuesto por seis individuos, está siendo investigado y procesado
judicialmente por el delito de violación de una niña en una comunidad rural en el centro del
país.

En tercer lugar, sí el Ejército se involucra en la lucha contra la inseguridad ciudadana podrá


ser más efectiva en el corto plazo pero no abordará las causas subyacentes de la
inseguridad ciudadana, como la desigualdad socioeconómica, la falta de oportunidades y
otros problemas estructurales que requieren soluciones a largo plazo. Por corto plazo,
entendemos que, según Rodríguez (2017), es la medida más reducida, ya que abarca un
lapso de tiempo de hasta un año como máximo. Al referirnos al corto plazo, estamos
anticipando que la ejecución de la operación se completará en el periodo de tiempo más
breve posible. Según esta definición, en el corto plazo, puede ser efectiva para restablecer
el orden y la seguridad, ya que el Ejército tiene la capacidad de tomar medidas inmediatas y
contundentes. Sin embargo, la crítica a la intervención del Ejército radica en que, a pesar de
su eficacia a corto plazo, no aborda las causas subyacentes de la inseguridad ciudadana.
Problemas como la desigualdad socioeconómica, la falta de oportunidades y otros
problemas estructurales que suelen ser factores que contribuyen a la inestabilidad y la
violencia en una sociedad. Estos problemas estructurales requieren soluciones a largo plazo
que van más allá de la acción militar. Por ejemplo, según Roa (2022), el "Plan Colombia",
fue una intervención militar respaldada por Estados Unidos en la década de 2000 al 2016,
se crearon estrategias para combatir el narcotráfico y las guerrillas en Colombia, este
suceso ejemplifica la efectividad a corto plazo pero la falta de abordaje de las causas
subyacentes de la inseguridad ciudadana. Aunque logró reducir la producción de drogas
ilícitas y debilitar a las guerrillas, no abordó las raíces del conflicto, como la desigualdad
socioeconómica y la exclusión social. A pesar de los avances tácticos, la intervención militar
no logró una paz sostenible ni una solución integral al conflicto.

En cuarto lugar, la intervención del Ejército en funciones de seguridad ciudadana generará


gastos al Estado Peruano. Es decir, los principales gastos y costos asociados que surgirán
será la adquisición y mantenimiento de armamento, vehículos blindados, comunicaciones y
otro equipo especializado. También, la preparación del personal militar para enfrentar
situaciones específicas relacionadas con la seguridad ciudadana, implica gastos en
programas de entrenamiento adicionales. Asimismo, el personal destinado a estas
operaciones, conlleva costos asociados con salarios, beneficios y atención médica.
Además, del gasto de su transporte, el suministro de alimentos, combustible y otros
recursos necesarios. Según Storr (2022), lo señalado por los secretarios Sandoval y Ojeda
Dúran, la implicación de los militares en actividades no relacionadas con su misión principal
de defender la soberanía ha generado diversos costos y gastos, tanto en términos de
agotamiento para su personal como en otros aspectos. Por otro lado, evidenciamos
diversos casos los cuales se llevaron a cabo en países de latinoamérica; a continuación,
según INFOBAE (2022), el Instituto Internacional para la Paz de Estocolmo (SIPRI) en
2021, Colombia asignó una suma de 10.2 billones de dólares para los gastos militares. La
más reciente investigación de esta entidad, publicada el 25 de abril de 2022, indica que este
monto experimentó un notable incremento, situando a Colombia como la segunda nación de
América Latina que más invirtió en el presupuesto del Ejército durante ese año; del mismo
modo, según Tapia (2023) afirma que, el profesor de economía de la Universidad SEK,
Andrés Albuja, critica la asignación de recursos para seguridad ciudadana en Ecuador,
considerando insuficiente la cifra de USD 2.140,7 millones destinada entre enero y agosto
de 2023. Asegura que la gestión del presupuesto por parte del Gobierno de Guillermo Lasso
ha sido lenta y poco eficiente, señalando que, a pesar de un aumento en los gastos, los
implementos necesarios para el Ejército, como balas, chalecos, armas y vehículos, no son
adecuados. Además, destaca que el Ministerio de Interior solo ha gastado USD 12 millones
de los USD 96 millones asignados para adquirir estos implementos; seguidamente, según
el Instituto para la Economía y la Paz (2023), el gasto del gobierno mexicano en contener
y combatir la violencia representó el 12.8% del impacto económico de la violencia en 2021,
alcanzando 633.1 mil millones de pesos. Este gasto incluye inversiones en seguridad
pública y del Ejército. A pesar de un aumento del 127% en sus gastos desde 2007, recortes
recientes en fondos para seguridad pública y ciudadana han sido evidentes, explicando la
inflación. Destaca la importancia de evaluar la eficiencia del gasto, ya que invertir más allá
de un nivel óptimo limita el desarrollo económico al desviar fondos de sectores como
educación y salud, estos gastos se financian a través de impuestos o reasignación de
fondos. Como se observa, existe una tendencia común en América Latina en relación con el
gasto del Ejército y la asignación de recursos para la seguridad ciudadana. Los tres países
(Colombia, Ecuador y México), nos muestran un panorama desafiante y negativo en cuanto
a la asignación de recursos para los gastos del Ejército en América Latina. Estos destacan
la necesidad urgente de una gestión más eficaz y estratégica de los recursos destinados a
la seguridad ciudadana, ya que existe el riesgo de impactar negativamente al desarrollo
económico del país y a la eficacia en la lucha contra la delincuencia.

En síntesis, a lo largo de este ensayo hemos podido comprobar que la participación del
Ejército Peruano en la lucha contra la inseguridad ciudadana no debe llevarse a cabo, ya
que no cuenta con la preparación adecuada para abordar este problema. Además, no será
eficaz a largo plazo y provocará gastos adicionales al Estado. En el primer argumento, se
sostiene que el entrenamiento proporcionado al Ejército Peruano no es adecuado para
abordar los problemas de la ciudadanía, ya que se centra en mejorar las capacidades
físicas de los soldados, haciendo énfasis en la fuerza y la resistencia, y no los prepara para
el diálogo, sino para la acción inmediata. En el segundo argumento, se precisa que el
Ejército Peruano carece de preparación para cumplir con los principios fundamentales de un
estado democrático, incluido el respeto a los Derechos Humanos. Esta falta de preparación
resulta en el rechazo y miedo por parte de la ciudadanía, lo que contribuye a aumentar la
violencia y los conflictos sociales. En el tercer argumento, se demuestra que la intervención
del Ejército en la lucha contra la inseguridad ciudadana puede ser efectiva a corto plazo
para restablecer el orden y la seguridad, pero no aborda las causas fundamentales como la
desigualdad socioeconómica y la falta de oportunidades. Aunque la acción militar puede
tener resultados inmediatos, como se evidenció en el "Plan Colombia", históricamente ha
demostrado no ser suficiente para solucionar de manera integral los problemas
estructurales que contribuyen a la inseguridad. En el último argumento, se evidencia que la
participación del Ejército en labores de seguridad ciudadana ocasionará desembolsos para
el Estado Peruano., abarcando la adquisición y mantenimiento de su equipamiento militar,
así como los costos asociados a salarios y viáticos. Esta tendencia se observa en varios
países latinoamericanos, como Colombia, Ecuador y México, donde los altos gastos en el
Ejército plantean desafíos económicos sobre los recursos de un país, ya que tanto la
inversión excesiva como la insuficiente pueden tener consecuencias negativas para el
desarrollo económico y la seguridad ciudadana. Por ello, en consideración a las
conclusiones presentadas en este ensayo, sugerimos reflexionar sobre la necesidad de
buscar alternativas más efectivas y sostenibles para abordar la inseguridad ciudadana en
lugar de depender de la participación del Ejército Peruano. Sería valioso considerar
enfoques que prioricen el diálogo, la formación adecuada y el respeto a los principios
democráticos, evitando así los riesgos asociados con una intervención militar que podría
generar rechazo y miedo en la ciudadanía. Además, es esencial enfrentar las raíces de la
inseguridad, como la desigualdad socioeconómica y la falta de oportunidades, destacando
la importancia de planes a largo plazo que vayan más allá de soluciones inmediatas,
reconociendo la necesidad de políticas públicas integrales que impulsen un desarrollo
equitativo y sostenible; en el ámbito económico, se sugiere evaluar con cuidado la inversión
y explorar alternativas más eficientes y menos costosas para la seguridad ciudadana. Con
este análisis crítico se busca evitar posibles consecuencias negativas para el desarrollo
económico y la seguridad de la sociedad en su totalidad.

Referencias:

Carhuavilca et al (06 Diciembre 2023). ESTADÍSTICAS de Seguridad Ciudadana.


INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA.
https://m.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/boletin_seguridad_1.pdf

Colombia tiene el segundo gasto militar más alto de Latinoamérica. (25 de abril de 2022).
INFOBAE.https://www.infobae.com/america/colombia/2022/04/26/colombia-tiene-el-s
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Ibarra, F. (Marzo de 2021). La militarización: causando la violación de derechos humanos.


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Índice de Paz México 2023: identificación y medición de los factores que impulsan la paz.
(mayo de 2023). IEP Instituto para la Economía y la Paz.
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Lecumberri, B. (24 de septiembre de 2023) “Nos robaron nuestro futuro”: los expresos de
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https://elpais.com/planeta-futuro/2023-09-25/nos-robaron-nuestro-futuro-los-expreso
s-de-abu-ghraib-esperan-una-compensacion-de-estados-unidos-20-anos-despues.ht
ml

Livingston, M. (06 de octubre del 2023). Corte de El Salvador condena a militar salvadoreño
a 16 años de cárcel por abusar de niña. SWISSINFO.CH .
https://www.swissinfo.ch/spa/hablemos-de-nosotros/nuestro-equipo/37994086

Muñoz, C. (26 de abril de 2023). Perú: Abusos brutales cometidos por las fuerzas de
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Roa, S. (08 de junio de 2022). ¿Qué fue el Plan Colombia y cuáles fueron sus resultados?.
GK. https://gk.city/2021/11/05/plan-colombia-resultados/

Rodriguez, S. (06 de octubre del 2023). Diferencia Fundamental entre Corto Plazo y Largo
Plazo en Economía. BLOG DE ECONOMÍA .
https://labes-unizar.es/diferencia-fundamental-entre-corto-plazo-y-largo-plazo-en-eco
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Sánchez, E. (2021). Intervención de las FFAA en el control del orden interno en Lima
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Storr, S. (28 de febrero de 2022). ¿Por qué se militariza un país? Los costos y beneficios
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Tapia, E. (04 de septiembre de 2023). Seguridad: gasto estatal no alcanza para enfrentar la
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