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Cuento 15: El Libro de los Sueños

En un rincón olvidado de la biblioteca de un pequeño pueblo, entre polvorientos


tomos de historia y tratados antiguos, se encontraba un libro misterioso. Este libro,
conocido como el Libro de los Sueños, era un antiguo volumen encuadernado en
cuero con páginas de papel amarillento y letras doradas.

El guardian de la biblioteca era un anciano llamado Samuel, un hombre con barba


blanca y ojos brillantes de sabiduría. Samuel había sido el custodio del Libro de los
Sueños durante décadas, protegiendo su secreto y su magia de aquellos que no eran
dignos.

Una noche, una joven llamada Aria llegó a la biblioteca en busca de respuestas.
Había estado teniendo sueños extraños y perturbadores, y había escuchado las
historias sobre el Libro de los Sueños y su poder para revelar los secretos del
subconsciente.

Con una mezcla de miedo y curiosidad, Aria buscó entre los estantes polvorientos
hasta que finalmente encontró el Libro de los Sueños. Con manos temblorosas,
abrió el libro y comenzó a leer las palabras antiguas y enigmáticas que llenaban las
páginas.

Pronto, se vio transportada a un mundo de sueños y visiones, donde las imágenes


danzaban ante sus ojos y los secretos de su corazón se revelaban. Vio paisajes
oníricos y escenas de su pasado y futuro, todo capturado en las páginas del libro.

Pero justo cuando creía que había encontrado respuestas, una sombra oscura
comenzó a emerger de las páginas del libro. La sombra se extendió por la biblioteca,
llenando el aire de un aura fría y ominosa. Aria sintió el miedo apoderarse de su
corazón mientras la sombra se acercaba cada vez más.

Fue entonces cuando Samuel, el guardian de la biblioteca, intervino. Con voz firme y
autoridad, recitó palabras antiguas de protección y luz. Una luz dorada y brillante
llenó la habitación, disipando la sombra y devolviendo la calma a la biblioteca.

Aria miró a Samuel con gratitud y sorpresa, preguntándole qué había sucedido.
Samuel le explicó que el Libro de los Sueños era una herramienta poderosa, capaz
de mostrar tanto los sueños más hermosos como los más oscuros. La sombra que
había emergido era una manifestación de los miedos y las preocupaciones de Aria,
un reflejo de su propio subconsciente.

Con una nueva comprensión de sí misma y de sus sueños, Aria cerró el Libro de los
Sueños y lo devolvió a su lugar en la biblioteca. Agradeció a Samuel por su ayuda y
sabiduría, sabiendo que el libro siempre estaría allí para guiarla en su viaje por el
mundo de los sueños.

Desde ese día en adelante, Aria continuó visitando la biblioteca y consultando el


Libro de los Sueños cuando necesitaba orientación y claridad en su vida. Y Samuel,
el guardian de la biblioteca, continuó protegiendo el libro y compartiendo su
sabiduría con todos aquellos que buscaban respuestas en el mundo de los sueños.

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