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Título: "El Portal de los Sueños Perdidos"

Había una vez un pequeño pueblo llamado Eldenham, enclavado en una pintoresca colina rodeada
de bosques y campos de flores silvestres. El pueblo era conocido por sus habitantes amigables y su
tranquilidad, pero también por una peculiaridad: cada noche, al caer la oscuridad, un portal se
abría en el centro del pueblo, llevando a aquellos que se atrevían a cruzarlo a un mundo de
ensueño.

Este mundo onírico era un lugar extraño y maravilloso, lleno de paisajes increíbles, criaturas
fantásticas y ciudades flotantes en el cielo. Sin embargo, también había un lado oscuro en este
mundo. Aquellos que se aventuraban demasiado lejos y perdían su camino podían quedar
atrapados allí para siempre, transformándose en parte del paisaje onírico.

Un día, un joven llamado Samuel decidió explorar el mundo onírico. Era un soñador empedernido,
siempre con la cabeza en las nubes, y estaba fascinado por las historias que había escuchado sobre
el portal. Así que, cuando cayó la noche, se dirigió al centro del pueblo y cruzó el umbral.

Una vez dentro, Samuel quedó maravillado por la belleza del mundo onírico. Caminó por campos
de flores que cambiaban de color con cada paso, navegó por ríos de luz líquida y voló en el lomo
de criaturas aladas. Pero a medida que avanzaba, comenzó a darse cuenta de que algo no estaba
bien.

El camino de regreso al portal se volvía cada vez más confuso y difícil de encontrar. Samuel intentó
recordar el camino que había tomado, pero sus recuerdos se desvanecían como sueños al
despertar. Pronto se dio cuenta de que estaba perdido, y un miedo creciente comenzó a
apoderarse de él.

Mientras deambulaba por el mundo onírico, Samuel encontró a otros que, como él, se habían
perdido. Algunos habían cambiado, transformándose en criaturas extrañas y fantásticas. Otros
vagaban sin rumbo, atrapados en un ciclo eterno de sueños y pesadillas.

Desesperado por encontrar una salida, Samuel buscó la ayuda de un ser antiguo y sabio que
habitaba en el corazón del mundo onírico. Este ser le dijo que el portal se cerraba con el
amanecer, y que si no encontraba la salida antes de que el sol saliera, quedaría atrapado allí para
siempre.
Con el tiempo corriendo en su contra, Samuel corrió a través del mundo onírico, enfrentándose a
peligros y desafíos en su búsqueda desesperada del portal. A medida que el cielo comenzaba a
clarear, sintió que la esperanza se desvanecía.

Pero justo cuando estaba a punto de rendirse, Samuel encontró el portal. Con el último aliento de
energía, cruzó el umbral y regresó al mundo real, justo cuando el sol comenzaba a asomar en el
horizonte.

Aunque estaba a salvo, Samuel nunca olvidó su experiencia en el mundo onírico. Aprendió a
respetar el portal y a tener cuidado con los sueños que perseguía. Y aunque todavía soñaba con
aventuras y maravillas, siempre se aseguraba de mantener un pie en la realidad, para no perderse
en el fascinante pero peligroso mundo de los sueños perdidos.

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