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Había un lugar mágico y secreto conocido como el Jardín de las Mariposas, un reino
de colores y fragancias donde las mariposas danzaban entre las flores más
hermosas. Este jardín estaba oculto en lo más profundo del bosque, solo accesible
para aquellos con corazones puros y espíritus aventureros.
Un día, una joven llamada Elena, cuyo corazón anhelaba la belleza y la libertad,
descubrió un antiguo mapa en el ático de su casa. El mapa mostraba el camino
hacia el legendario Jardín de las Mariposas, un lugar del que había escuchado
cuentos de hadas en su infancia. Con determinación y emoción, Elena decidió
emprender el viaje hacia este lugar mágico.
Al cruzar el umbral, Elena quedó maravillada por la belleza que la rodeaba. Flores de
todos los colores imaginables se alzaban en esplendor, y las mariposas
revoloteaban con gracia y ligereza. Cada paso de Elena hacía que las flores
florecieran aún más y las mariposas se acercaran con curiosidad.
Pero lo más extraordinario de todo fue cuando descubrió una mariposa herida,
atrapada en una red de hilos oscuros. Sin dudarlo, Elena liberó a la mariposa y la
sostuvo con cuidado en sus manos. La mariposa, agradecida, le susurró al oído:
"Gracias por tu bondad, querida amiga. Ahora, te mostraré el mayor tesoro del
jardín".
La mariposa dorada llevó a Elena a un lugar especial en el jardín, donde había una
fuente de agua cristalina. En el centro de la fuente, flotaba una mariposa de luz
brillante, radiante y llena de magia. La mariposa dorada le dijo a Elena que esta era la
Mariposa de los Deseos, y que podía conceder un deseo a aquellos con corazones
puros.
Con lágrimas de gratitud en los ojos, Elena cerró los ojos y deseó con todo su
corazón: "Deseo que todos los corazones rotos sean sanados, que todos los sueños
sean realizados y que la belleza y la magia perduren para siempre en este jardín y en
el mundo".