Está en la página 1de 3

Educación y Ciudadanía: Perspectivas en Colombia

La Formación Ciudadana y su estrecha relación con la educación son pilares fundamentales para el
desarrollo de una sociedad democrática y justa. A mí parecer, la formación ciudadana se refiere a la
educación y el aprendizaje de los valores, habilidades y conocimientos necesarios para ser un
ciudadano comprometido socialmente y defensor del bien común. La formación ciudadana no se puede
reducir a la enseñanza de valores y normas, sino que debe ser un proceso que involucre la reflexión
crítica sobre las prácticas ciudadanas de convivencia, consumo, mediatización y de la participación
responsable (Quiroz & Arango, 2006). Este proceso es fundamental para la construcción de una
sociedad justa y equitativa.

En Colombia, este propósito se ha integrado en los sistemas educativos desde la década de los años
noventa. A pesar de los avances, aún existen retos por superar para lograr una formación ciudadana
efectiva en el país. La educación se convierte en un factor esencial en la promoción de una ciudadanía
consciente y activa. En este sentido, es esencial destacar la importancia de una educación integral que
abarque no solo los aspectos académicos sino también los valores éticos y cívicos. Como sostienen
Quiroz & Arango (2006), "la formación de un ciudadano(a) plural, responsable y ético requiere la
apropiación de los saberes, la autonomía, las aptitudes y los valores necesarios para insertarse en la
sociedad según las características personales de cada cual" (1).

Por otra parte, la educación y la ciudadanía están intrínsecamente relacionadas. La educación es el


proceso que permite a los ciudadanos adquirir los conocimientos, habilidades y valores necesarios para
participar activamente en la sociedad y contribuir al bien común. En un contexto real, la educación
puede fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas, la promoción de los
derechos humanos y la justicia social, y la construcción de una sociedad más equitativa y sostenible.
Como se afirma, la educación institucional debería revalorar y delimitar simbólicamente el territorio de
la escuela y tomar en consideración la multiplicidad de los actores y de sus experiencias (Quiroz &
Arango, 2006).

La educación no se limita a la transmisión de información; también es una herramienta que empodera a


los ciudadanos para comprender y abordar los desafíos contemporáneos y participar en el cambio
social. Un ejemplo destacado de esta relación es el fomento de la educación cívica en las escuelas, que
prepara a los jóvenes para participar activamente en la vida política y tomar decisiones informadas.

Personalmente me identifico con el modelo de ciudadanía cosmopolita, debido a que este enfoque
trasciende las fronteras nacionales y se preocupa por los problemas globales, como el cambio climático,
la pobreza y la desigualdad. Como Quiroz & Arango, 2006 sostienen, "el concepto de ciudadanía que
la educación manejó hasta hace muy poco tiempo, y que subsiste aún en el imaginario de la mayoría
de los docentes, proviene de la modernidad" (1). La educación para la ciudadanía cosmopolita implica
la formación de ciudadanos capaces de analizar y aportar en procesos colectivos, que optan por el
acuerdo y el pacto para resolver los conflictos, con capacidad de vivir más participativamente y con
mayor apropiación de sí mismo y de sus circunstancias (Quiroz & Arango, 2006). Como ciudadano
cosmopolita, considero esencial reconocer la interdependencia entre los países y las personas.

Aunque no he tenido la oportunidad de participar directamente en iniciativas específicas de


sostenibilidad y justicia social a nivel global, mi elección se fundamenta en experiencias personales
significativas, como haber interactuado con personas de diversas culturas a través de intercambios
culturales. Estas experiencias han ampliado mi perspectiva y me han hecho apreciar la importancia de
la cooperación internacional y la comprensión intercultural. Creo firmemente que colaborar en la
solución de problemas globales es un deber ciudadano en el mundo interconectado de hoy. Asimismo,
participar en organizaciones internacionales y apoyar proyectos que abordan desafíos globales, como la
igualdad de género y el acceso a la educación, es fundamental para construir un mundo más equitativo
y sostenible.

Para finalizar, la formación ciudadana y la educación son pilares esenciales para el desarrollo de una
sociedad comprometida, justa y consciente. Colombia ha avanzado en la integración de la Formación
Ciudadana en su sistema educativo, aunque aún hay desafíos por superar. La educación es el vehículo
que capacita a los ciudadanos para participar en la toma de decisiones y promover el bien común.
Además, la ciudadanía cosmopolita destaca la importancia de abordar los desafíos globales y trabajar
en conjunto para un mundo mejor. En última instancia, es fundamental que los ciudadanos se eduquen
y se involucren activamente en la formación de una sociedad justa, equitativa y sostenible.
Referencias Bibliográficas

(1) Quiroz Posada, R. Arango Correa, L. (2006). La educación en la construcción de nuevas


ciudadanías. Grupo Comprender-Didáctica de las Ciencias Sociales y Nuevas Ciudadanías-
Universidad de Antioquia. Disponible en:
https://sicvi567.uniatlantico.edu.co/pluginfile.php/2961589/mod_resource/content/3/LA
%20EDUCACI%C3%93N%20EN%20LA%20CONSTRUCCI%C3%93N%20DE
%20NUEVAS%20CIUDADAN%C3%8DAS%20.pdf

También podría gustarte