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Derecho Penal I

Práctica 8
Caso A

Minoru K. e Iori K., inmigrantes carentes de permiso de residencia y, consiguientemente, en


situación administrativamente irregular, fueron parados en pleno centro de Sevilla por José F. y
por Luis R., agentes de la Policía Nacional, que actuaban de incógnito. Estos, sin identificarse
abiertamente como policías, intentaron hacer entrar a Minoru y a Iori en un coche (que
tampoco ostentaba ningún distintivo policial). Ante ello, Minoru e Iori, creyendo que eran
objeto de un secuestro, se revolvieron contra los agentes y, a resultas de la pelea, causaron a
José F. varias cortes y heridas superficiales, que precisaron de una primera asistencia
facultativa.

Determínese razonadamente si Minoru y de Iori tienen alguna responsabilidad penal por los
hechos referidos y, en caso de que sí, las penas que les corresponderían. Téngase en cuenta
para ello, entre otros, los arts. 147.2 y 152 CP. (Supuesto de hecho de la SAP de Sevilla de 3-3-
1999).

Debemos analizar las acciones realizadas por Minoru K. e Iori K. y determinar su calificación
jurídico-penal. Los sujetos previamente mencionados son inmigrantes sin permiso de
residencia en España, por tal motivo, José F. y Luis R. (dos agentes del Cuerpo de Policía
Nacional, que en el momento de los hechos no se habían identificado como tales ante Minoru
K. e Iori K., ni llevaban ningún distintivo que les permitiese saberlo) trataron de detenerlos,
intentado que se metieran en su coche. Minoru K. e Iori K. estar siendo secuestrados, por lo
que se defendieron, causando heridas y cortes superficiales en los agentes. Las acciones
realizadas son voluntarias y encajan en la descripción legal típica del delito de lesiones,
regulado en el artículo 147 del Código Penal. Se trata de un delito de resultado, por lo que se
castiga el resultado de las acciones, cuando éste se encuentre descrito en la ley, como sucede
en este caso.

Los sujetos creen que actúan en legítima defensa, ya que desconocen la profesión de las
personas que ellos creen que los intentan secuestrar. La legítima defensa se encuentra
regulada en el artículo 20.4 del Código Penal, junto con los requisitos para que esta se de y se
exima de responsabilidad criminal. Desde el punto de vista de los sujetos estos requisitos se
cumplen, ya que evitan ser secuestrados causando un daño menor (delito de lesiones) que el
que ellos hubieran sufrido. Sin embargo, este es un caso de error, ya que los sujetos no eran
conocedores de que los que ellos creían que eran secuestradores eran agentes, que se
disponían a detenerles.

Se trata de un error sobre las circunstancias de hecho del delito, en este caso el error es
invencible, ya que los sujetos no tenían forma de saber por su cuenta que las personas de las
que se estaban defendiendo eran agentes.

Por tanto, siguiendo el artículo 14.1 del Código Penal, Minoru K. e Iori K. no responderán
penalmente ante un delito de lesiones.
Caso B

El día 21 de octubre de 1996 sobre las 10.00 horas, Genaro P. S., mayor de edad, sin
antecedentes penales, se encontraba en el interior del bar "La Perla" sito en Madrid, habiendo
solicitado un café. Como quiera que había transcurrido cierto tiempo sin tomar la consumición,
el café se le enfrió y por este motivo increpó a uno de los camareros y co-propietario del local,
José Luis G. H., mayor de edad, sin antecedentes penales, insultándole. José Luis salió entonces
de la barra con intención de expulsar del local a Genaro y en ese momento Genaro propinó una
bofetada y un puñetazo en la cabeza a José Luis, ocasionándole quebranto físico del que curó
con la primera asistencia y sin secuelas a los tres días, habiendo renunciado a toda
indemnización. Seguidamente Genaro se lanzó sobre José Luis y le agarró fuertemente por el
cuello, atenazándole con su brazo y antebrazo alrededor del cuello de José Luis y llevándose la
mano al bolsillo, de donde sacó lo que parecía ser un cuchillo. Ante ello Angel P. M., mayor de
edad, sin antecedentes penales, camarero del local, co-propietario del mismo y cuñado de José
Luis, salió en defensa de éste y golpeó a Genaro en la cabeza con un bate de béisbol que tenían
oculto detrás de la barra, con la finalidad de conseguir que soltara la tenaza que había
formado alrededor del cuello de José Luis y que no le acuchillara. A resultas del golpe, Genaro
sufrió fractura craneal y estuvo a punto de morir, curando a los dos meses, previo tratamiento
quirúrgico. Posteriormente se demostró que, en realidad, el cuchillo que portaba Genaro era de
plástico, aunque una buena imitación de los cuchillos reales. Y se demostró igualmente que
Genaro P. padece psicosis paranoide con ideas delirantes, por lo que tenía abolidas totalmente
sus facultades volitivas y cognoscitivas.

Determínese razonadamente si existe alguna responsabilidad penal de Ángel P. M. por los


hechos relatados y, en el caso de que exista, la pena que le correspondería. Téngase en
cuenta para ello, entre otros, los arts. 138, 142, 147, 148 y 152 CP. (Sentencia, modificada, de
la Audiencia Provincial de Madrid de 22-6-1999)

En este caso se nos pide analizar si los actos realizados por Ángel P.M. contra Genaro P.S. en
defensa de José Luis G.H. suponen la existencia de responsabilidad penal de acuerdo con los
delitos de homicidio y lesiones.

El sujeto golpea con un bate a Genaro, tratando de salvar la vida de José Luis, ya que el agresor
portaba un cuchillo, el cual en el momento en el que sucedieron los hechos se creía que de
verdad y por tanto peligroso, pero más tarde se demostró que era de plástico. El golpe con el
bate casi le causa la muerte a Genaro.

La acción es voluntaria y encaja en la descripción legal típica de delito de lesiones, además es


un delito consumado, ya que se da el resultado previsto en los artículos correspondientes. No
se le podría condenar a un delito de homicidio ya que este no se llega a producir, por lo que en
todo caso se le podría condenar a un delito de tentativa de homicidio (además del delito de
lesiones). Sin embargo, en este caso no existiría dolo ya que el sujeto no sigue el objetivo de
matar al agresor de José Luis, sino que quiere causarle unas lesiones que permitan
neutralizarlo, existe dolo de daño, pero no de un daño tan grave como el que finalmente
sucede, por tanto, sería una imprudencia. En el Código Penal no se castigan las tentativas
imprudentes, por lo que queda descartada la posibilidad de condenar a Ángel P.M. a un delito
de homicidio.

Para defender a su cuñado y compañero de trabajo, Ángel realiza un delito. Actúa en legítima
defensa ajena, ya que el cuchillo se creía que era verdadero, por lo que era un peligro real y
presente en ese momento hacia la vida de José Luis, bien jurídico que se logra proteger
dañando uno menor, la integridad física del atacante. No obstante, este cuchillo se prueba
posteriormente que es falso, por lo que ningún momento había supuesto un peligro real. Por
tanto, existe un error sobre las circunstancias de hecho. El cuchillo era una imitación muy
buena de los cuchillos reales, por lo que no podemos determinar que Ángel fuera capaz de
distinguir que el arma no era un arma real. Por tanto, es un error invencible.

Como dispone el artículo 14.1 del Código Penal, “El error invencible sobre un hecho
constitutivo de la infracción penal excluye la responsabilidad criminal”, por lo que no podemos
condenar a Ángel a un delito de lesiones.
Caso C

La acusada Lourdes se encontraba en su domicilio desde el día 19 de Diciembre de 2012. Entre


las 18 y 19 horas del día siguiente 20 de Diciembre, entró en el cuarto de baño e inició un
proceso de parto, que finalizó dando a luz un bebé a término de sexo femenino, de
aproximadamente 9 meses de gestación, con un peso de 3.690 gramos y talla entre 51 y 52
centímetros, con perímetro torácico de 33 centímetros, que nació con vida, consiguiendo iniciar
la respiración de manera idónea para vivir. No obstante, la acusada pensando que el bebe
había muerto, provocó involuntariamente su muerte al arrojarle a un cubo de basura y no
dispensarle cuidado alguno ni solicitar auxilio para que fuera atendida.

Determínese razonadamente si existe alguna responsabilidad penal de Lourdes por los


hechos relatados y, en el caso de que exista, la pena que le correspondería. Téngase en
cuenta para ello, entre otros, los arts. 138 y 142 CP. (Supuesto de hecho de la Sentencia núm.
9/2015 de 21 septiembre del TSJ de Andalucía).

Debemos determinar si Lourdes, madre que arroja a su bebé recién nacida a la basura
creyendo que se hallaba sin vida, provocando así su muerte; debe responder ante un delito de
homicidio.

La acción que realiza Lourdes es voluntaria y se encuentra en sus plenas capacidades, además
encaja en la descripción legal típica del delito de homicidio, llegando a consumarse, ya que se
produce el resultado que se describe en la ley. Cumple los requisitos de previsibilidad del
resultado y de conexión causal entre la conducta que sigue la madre y este resultado (la
muerte de la hija), por lo que el delito seria objetivamente imputable.

Existe un error sobre las circunstancias del hecho, por lo que no existe dolo en la acción de
Lourdes, ya que ella no buscaba la muerte de su hija. Tras el nacimiento de su hija la madre
tuvo varias formas de comprobar si su hija estaba realmente muerta o no antes de arrojarla a
la basura dándola por muerta. Por ejemplo, pudo haber comprobado su respiración, pulso o
haber pedido asistencia médica. Por tanto, se le podía exigir a la madre mucho más de lo que
hizo, por lo que se trataría de un error vencible, puesto que es evitable.

Siguiendo el artículo 14.1 del Código Penal, Lourdes será castigada con el delito cometido, en
categoría de imprudente, es decir un delito de homicidio imprudente, regulado por el artículo
142 del Código Penal, con una pena de prisión de uno a cuatro años. Además, se le podría
aplicar uno de los agravantes descritos en el artículo 23 del Código Penal, ya que la persona
agraviada era la descendiente de Lourdes.

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