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TEMA:
ECONOMÍA DE CARBONO EN LOS ÁRBOLES FRUTALES.
- INTERCEPCIÓN DE LA LUZ.
- RELACIÓN ENTRE INTERCEPCIÓN DE LUZ, ÁREA FOLIAR Y
PRODUCCIÓN.
- CURVAS DE RESPUESTA A LA INTESIDAD LUMÍNICA.
- COMPETENCIA ENTRE ÓRGANOS POR FOTOSIMILADOS.
PRESENTADO POR:
DÁMARIS ACOSTA
ELIAS IVAN AQUINO
ELISON BRUNO HUBNER
PROFESOR:
ING. VICENTE OJEDA
El dióxido de carbono es la materia prima que las plantas requieren para el crecimiento
a través de un proceso impulsado por la luz llamado fotosíntesis.
interceptación de la luz
La cantidad de luz que una planta intercepta tiene importantes implicaciones para su
crecimiento y rendimiento. Una mayor interceptación de luz suele traducirse en una
mayor tasa de fotosíntesis y, por lo tanto, en una mayor producción de biomasa. Sin
embargo, en algunos casos, un exceso de luz puede provocar estrés en la planta debido
a la sobrecarga de energía lumínica, lo que puede resultar en daño oxidativo y una
disminución en la eficiencia fotosintética.
Monsi y Saeki (1953), dos investigadores japoneses, aplicaron el concepto del IAF de
Watson al estudio de la interceptación de la luz por parte de las plantas. Ellos hallaron
que la Ley de Lambert-Beer-Bouguer, propuesta para estimar la concentración de un
soluto disuelto en una solución que era atravesada por un haz de luz, también era útil
para describir el paso de la luz a través del dosel de los cultivos. En términos simples,
esta Ley establece que la luz proveniente de una fuente (Io) es atenuada,
exponencialmente, por la cantidad de soluto presente en la solución que atraviesa. La
luz remanente al otro lado de la solución (I) puede ser calculada si se conoce el espesor
recorrido por la luz (x) y el coeficiente de extinción de luz (k) de la solución. Monsi y
Saeki hallaron que para cualquier estrato dentro del dosel, se cumplía que: I = Io . exp
(-k . IAF) 8.2 10 O lo que es lo mismo: Ln (I/Io) = -k · IAF 8.3 Monsi y Saeki determinaron
que k, (con las unidades inversas del IAF, es decir, de m² de terreno por m² de área
foliar) tendía a valores bajos (de 0,2 a 0,5) en los cultivos con hojas angostas y a valores
altos (de 0,6 a 0,8) en los cultivos con hojas anchas. Un análisis cuidadoso reveló que,
más que con el ancho de las hojas, esta variación en los valores de k está relacionada
con el ángulo de inserción de las hojas, los cuales, tienden a ser más agudos en las
monocotiledóneas que en las dicotiledóneas. La relación I/Io, es decir, la proporción de
la radiación interceptada por el cultivo, disminuye más rápidamente con el aumento
del IAF, conforme el valor de k aumenta. El coeficiente de extinción constituye una
característica relevante de cualquier comunidad de plantas, porque determina la
proporción del FFF que es interceptada por unidad de IAF, es decir, indica la
transparencia del dosel al paso de la luz y determina con ello la densidad de siembra
óptima para cada tipo particular de estructura del dosel. Hagamos un ejercicio mental
para comprender mejor el concepto del coeficiente de extinción k. Supongamos que un
haz de luz incide, en forma totalmente normal, sobre una hoja horizontal ficticia de un
metro cuadrado de área colocada sobre un metro cuadrado de terreno. En este caso,
obtendríamos un valor de k igual a 1, es decir, la transparencia de esa hoja sería igual a
cero. Si, posteriormente, inclináramos esa hoja hipotética de un metro cuadrado hasta
colocarla a 45 grados con respecto a la normal, entonces, nuestra hoja ya no sería
capaz de “bloquear” o interceptar la totalidad de la luz incidente sobre el metro
cuadrado de terreno, pues parte del haz de luz lograría alcanzar el suelo que ahora no
logra cubrir la hoja inclinada. En este segundo caso, el valor de k habría disminuido. En
términos prácticos, lo anterior significa que una planta de maíz, por ejemplo, debido al
agudo ángulo de inserción de las hojas, atenúa menos luz 11 por unidad de IAF que
una planta de frijol, de foliolos relativamente horizontales. Por lo tanto, el maíz resulta
más “transparente” a la luz que el frijol, porque permite el paso de más luz a los
estratos de hojas inferiores. A los cultivos como el maíz, por poseer una orientación
vertical de las hojas, se les denomina erectofílicos, y a los que poseen un follaje con
orientación horizontal, como el frijol planofílicos.
En general, los cultivares con valor bajo de k, dentro de una misma especie, pueden
cultivarse a densidades de siembra más altas que los cultivares con valores de k más
altos, porque, a pesar del hacinamiento en que crecen estas plantas, las estructuras de
sus doseles de hojas logran distribuir la luz incidente en una mayor proporción de su
área foliar. En otros términos, las hojas superiores de las plantas erectofílicas dejan luz
remanente no interceptada que es aprovechada por los estratos inferiores de hojas.
Aplicando el concepto anterior de la curva de respuesta a la luz podríamos decir que
tanto las hojas superiores como inferiores de una planta erectofílica logran mantenerse
por debajo de la asíntota de saturación. Por el contrario, en una planta planofílica, la
poca transparencia de las 12 hojas superiores deja poca luz remanente para los
estratos inferiores. En este caso, la luz incidente resulta mal distribuida y estas plantas
demandan, por lo tanto, espaciamientos amplios que le permitan a los estratos
inferiores recibir luz por los costados. Podemos concluir que la ventaja de distribuir la
luz en una mayor proporción del área foliar solamente tiene sentido cuando el FFF es
alto. El ángulo de inserción de las hojas y el coeficiente k también poseen
repercusiones ecológicas interesantes. Las plantas erectofílicas suelen ser plantas de
sol obligadas, como la caña de azúcar y el maíz. Por el contrario, las plantas planofílicas
prosperan mejor en los ambientes de umbría parcial. Cuando la luz incidente es escasa,
por ejemplo en el sotobosque tropical, las hojas verticales no interceptan suficiente luz
como para superar el punto de compensación de luz. Por lo tanto, no pueden subsistir
bajo estas condiciones por razones termodinámicas; es decir, porque asimilarían
menos dióxido de carbono que el que llegarían a liberar al medio como producto de la
respiración. No es casual, entonces, que la mayor parte de las plantas adaptadas a los
hábitat sombríos posean hojas grandes y horizontales. Por otra parte, una planta
planofílica suele ser más competitiva por el recurso luz que una planta erectofílica,
como lo evidencian las malezas de hojas anchas que logran prosperar en los potreros
cubiertos por pastos de poca altura. La determinación de k puede realizarse a partir de
mediciones de Io e I en cultivos de IAF conocido. Para ello, se coloca un radiómetro de
punto por encima del dosel del cultivo (lectura de Io) y un radiómetro lineal por debajo
de este (lectura de I) sobre el suelo. Repitiendo esta operación en parcelas del mismo
cultivo sembradas a diferentes densidades, es decir, con diversos IAF, es posible
obtener puntos para regresionar el ln (I/Io) contra el IAF. La pendiente de la línea recta
así obtenida es igual al coeficiente de extinción k. Aplicando este método a plantas
sembradas en macetas fue posible obtener los valores de k de 0,29 y 0,55 para el maíz
y el frijol, respectivamente.
Relación entre intercepción de luz, área foliar y producción
2. Área foliar: El área foliar se refiere al total de superficie de las hojas de una
planta. El área foliar determina la cantidad de superficie disponible para la
captura de luz solar. Cuanto mayor sea el área foliar, mayor será la capacidad de
la planta para interceptar la luz solar y realizar la fotosíntesis.
• con bajos IAF, la altura y el diseño del canopeo tienen poca influencia en la
penetración de luz;
• con IAF mayores que 1,5, la altura y la forma de la copa del árbol tienen una gran
influencia en la penetración de luz.
En general:
• cuanto mayores sean los valores de lAF, menor es la penetración de luz en el interior
del canopeo de cultivares injertados sobre portainjertos vigorosos, en comparación con
los mismos cultivares injertados sobre portainjertos que controlan el crecimiento;
• en manzanos, el IAF varía entre 1,5 y 5 (Faust, 1989) y se considera que un lAF de
2,45 es muy denso para obtener altas producciones y fruta de calidad; en huertos
frutales modernos, el lAF es de aproximadamente 1,5 para manzanos injertados sobre
el portainjerto M9;
• en naranjos, el lAF basado en el área proyectada del canopeo puede ser tan alto
como 9 u 11, dependiendo del portainjerto; pero el lAF es normalmente menor en
respuesta a las limitaciones del ambiente y podría reducirse en un factor de 0,5 si se
expresa en relación al área del huerto frutal (Syvertsen y Lloyd, 1994);
Para evaluar los efectos del tamaño y forma de la planta en la extinción de la luz, es
esencial conocer el lAF y el índice de cosecha (IC) que es la relación entre la producción
de materia seca de los frutos y la producción total de materia seca de la parte aérea de
la planta (es decir, sin considerar las raíces).
En olivos, existe un efecto positivo de los IAF elevados sobre la productividad. Por
ejemplo, el cultivar 'Barnea', con su forma natural alta y de 'spindle', produce más
cantidad de frutos por área de suelo proyectada que otros cultivares (Lavee, 1990). La
floración de los oli-vos, está asociada al crecimiento. La producción en los años
subsiguientes tiende a reducirse ya que las flores se originan sólo de las axilas de las
hojas del año (Bongi y Palliotti, 1994).
Al aumentar el lAF, no sólo aumenta la fotosíntesis bruta sino también la respiración.
Las hojas tienen altos costos de respiración, por lo cual valores altos de IAF que
contribuyen poco a una mayor absorción de la luz pueden determinar una reducción
marcada en la fotosíntesis neta.
A partir de una extensa revisión bibliográfica realizada por Jackson (1980), la intercep-
ción de luz por el canopeo puede expresarse mediante la siguiente fórmula:
Hay varios tipos de curvas de respuesta a la intensidad lumínica, cada una enfocada en
un aspecto particular del crecimiento de las plantas. Algunos ejemplos comunes
incluyen:
En entornos como los dosel forestales, las hojas de los árboles más altos tienden a
recibir una mayor cantidad de luz solar directa que las hojas de los árboles más bajos.
Las hojas en la parte superior del dosel tienen acceso privilegiado a la luz y, por lo
tanto, pueden llevar a cabo la fotosíntesis de manera más eficiente, dejando menos luz
disponible para las hojas ubicadas en las capas inferiores. Esta situación genera una
competencia desigual por los recursos entre las diferentes capas del dosel, afectando
la capacidad de las plantas para capturar y utilizar la energía solar.
conclusión
El carbono en las plantas gracias al proceso fotosintético, los árboles son capaces de
absorber co2 de la atmosfera y expulsan como desecho el oxígeno que necesitamos
para vivir, podemos llegar a la conclusión de que la relación entre los árboles frutales y
el carbono es fundamental y esencial para los seres vivos especialmente a los seres
humanos ya que además de proporcionarnos oxigeno también nos provee alimentos
para nuestra dieta y supervivencia.
Anexo
BIOGRAFIA
http://listas.exa.unne.edu.ar/biologia/fisiologia.vegetal/
InterceptacinLuzfotosntesisdosel.pdf
https://www.researchgate.net/figure/Figura-1-Ciclo-del-carbono-Fuentes-de-
emision-y-sumideros-de-CO2_fig1_228395534
https://bibliotecavirtual.aragon.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?
path=3707991
https://www.pthorticulture.com/es/centro-de-formacion/la-influencia-de-la-
luz-en-el-crecimiento-del-cultivo/
https://be.green/es/blog/aprende-proporcionar-luz-agua-ideales-para-arbol-
frutal-manera-sencilla
https://www.redalyc.org/journal/5600/560070818006/html/
https://chat.openai.com/c/bc2b5cf2-cb63-4480-94a1-3bca5b7bdac7