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FRUTICULTURA

TEMA:
ECONOMÍA DE CARBONO EN LOS ÁRBOLES FRUTALES.
- INTERCEPCIÓN DE LA LUZ.
- RELACIÓN ENTRE INTERCEPCIÓN DE LUZ, ÁREA FOLIAR Y
PRODUCCIÓN.
- CURVAS DE RESPUESTA A LA INTESIDAD LUMÍNICA.
- COMPETENCIA ENTRE ÓRGANOS POR FOTOSIMILADOS.

PRESENTADO POR:
DÁMARIS ACOSTA
ELIAS IVAN AQUINO
ELISON BRUNO HUBNER

PROFESOR:
ING. VICENTE OJEDA

SAN JUAN NEPOMUCENO – CAAZAPÁ


2024
INDICE
Introducción:……………………………………………………………………………………………….PAG. 3
Economía de Carbono en los Árboles Frutales:…………………………………………….PAG. 4
Fotosíntesis y Almacenamiento de Carbono:……………………………………………….PAG. 4
Asignación de carbono:……………………………………………………………………………….PAG. 4
Almacenamiento de carbono en biomasa y suelo:……………………………………...PAG. 4
Cosecha y pérdida de carbono:…………………………………………………………………...PAG. 4
Gestión y prácticas agrícolas:…………………………………………………………………......PAG. 5
El Ciclo del Carbono:……………………………………………………………………………………PAG. 5
Intercepción de la Luz:………………………………………………………………………………..PAG. 5
Relación entre Intercepción de la luz, área foliar y producción:…………………..PAG. 11
Intercepción de luz:…………………..………………………………………………………………….PAG. 11
Área Foliar:………………………………………………………………………………………………...PAG. 11
Producción:…………………………………………………………………………………………………PAG. 12
Curvas de Respuesta a la Intensidad lumínica:…………………………………………….PAG. 15
Curvas de fotosíntesis-irradiación (PI):…………………………………………………………PAG. 16
Curvas de crecimiento-irradiación (GI):…………………………………………………………PAG. 16
Curvas de eficiencia en el uso de la luz:…………………………………………………………PAG. 16
Curvas de respuesta de cierre de estomas:………………………………...…………………PAG. 16
La importancia de la luz solar para el crecimiento de los arboles frutales:………PAG. 17
Competenccia entre órganos por fotoasimilados:…………………………………………..PAG. 18
Conclusión:…………………………………………………………………………………………………..PAG. 19
Anexo:………………………………………………………………………………………………………….PAG. 20
Biografía:……………………………………………………………………………………………………..PAG. 21
INTRODUCCIÓN
Durante la Fotosíntesis , a través de estos poros, se absorbe el dióxido de carbono que
necesitan para alimentarse y crecer.

El dióxido de carbono es la materia prima que las plantas requieren para el crecimiento
a través de un proceso impulsado por la luz llamado fotosíntesis.

Seguidamente estaremos hablando de la economía de carbono en los árboles frutales,


intercepción de la luz, relaciones entre intercepción de la luz, área foliar y producción.
Curvas de respuesta a la intensidad de lumínica. Competencia entre órganos por
fotosimilados.

ECONOMÍA DE CARBONO EN LOS ÁRBOLES FRUTALES


La economía de carbono en los árboles frutales se refiere al papel que desempeñan
estos árboles en el ciclo global del carbono y cómo este ciclo afecta tanto el
crecimiento y desarrollo de los árboles como la producción de frutas. Aquí hay algunos
aspectos clave de la economía de carbono en los árboles frutales:

1. Fotosíntesis y almacenamiento de carbono: Al igual que otras plantas, los


árboles frutales llevan a cabo la fotosíntesis, un proceso mediante el cual
capturan dióxido de carbono (CO2) del aire y lo convierten en azúcares y otros
compuestos orgánicos. Estos compuestos orgánicos, que contienen carbono, se
utilizan para el crecimiento y mantenimiento de la planta, así como para la
producción de frutas.

2. Asignación de carbono: Los árboles frutales asignan carbono de manera


diferencial a diferentes partes de la planta en función de las necesidades de
crecimiento y desarrollo. Durante la temporada de crecimiento, una parte del
carbono fijado se destina a la formación y crecimiento de nuevas hojas, ramas y
raíces, mientras que otra parte se utiliza para la producción y maduración de
frutas. Esta asignación de carbono puede variar a lo largo de la temporada y
según las condiciones ambientales y el estado de la planta.

3. Almacenamiento de carbono en biomasa y suelo: Los árboles frutales actúan


como sumideros de carbono, almacenando carbono en forma de biomasa en
sus troncos, ramas, hojas y raíces. Además, parte del carbono fijado por los
árboles se libera al suelo a través de la caída de hojas, ramas y raíces muertas,
donde puede ser almacenado y secuestrado durante períodos prolongados,
contribuyendo así a la mitigación del cambio climático.

4. Cosecha y pérdida de carbono: La producción de frutas implica la cosecha de


una parte significativa de la biomasa del árbol, lo que implica la extracción de
carbono del sistema. Sin embargo, la pérdida de carbono debido a la cosecha
puede compensarse en parte por la posterior caída de hojas, ramas y frutas no
cosechadas, así como por el crecimiento continuo del árbol y la acumulación de
biomasa en temporadas posteriores.

5. Gestión y prácticas agrícolas: La gestión adecuada de los árboles frutales puede


influir en la economía de carbono de varias maneras. Por ejemplo, prácticas
como la fertilización, el riego, la poda y la gestión de residuos pueden afectar la
fotosíntesis, el crecimiento de la biomasa y la producción de frutas, y por lo
tanto, la cantidad de carbono almacenado en el sistema.

En resumen, la economía de carbono en los árboles frutales es un aspecto importante


tanto para la producción agrícola como para la comprensión del ciclo global del
carbono y su papel en el cambio climático. Una gestión adecuada de los árboles
frutales puede contribuir al secuestro de carbono, mejorar la resiliencia del sistema
agrícola y mitigar los impactos del cambio climático.

EL CICLO DEL CARBONO


Es un ciclo de gran importancia para la regulación del clima de la Tierra, y en él se ven
implicadas actividades básicas para el sostenimiento de la vida, ya que de él depende la
producción de materia orgánica que es el alimento básico y fundamental de todo ser
vivo. El carbono es un componente esencial para los vegetales y animales. Forma parte
de compuestos como la glucosa, importante en la realización de procesos como la
respiración; también interviene en la fotosíntesis bajo la forma de CO2 (dióxido de
carbono) tal como se encuentra en la atmósfera. Las reservas fundamentales de
carbono, en moléculas de CO2 que los seres vivos pueden asimilar, se encuentran en la
atmósfera y la hidrosfera. Este gas está en la atmósfera en una concentración de más
del 0,03% y cada año aproximadamente un 5% de estas reservas de CO2 se consumen
en los procesos de fotosíntesis, es decir que todo el anhídrido carbónico se renueva en
la atmósfera cada 21 años. La vuelta de CO2 a la atmósfera se hace cuando en la
respiración, los seres vivos oxidan los alimentos produciendo CO2. En el conjunto de la
biosfera la mayor parte de la respiración la hacen las raíces de las plantas y los
organismos del suelo y no, como podría parecer, los animales más visibles. Los
productos finales de la combustión son CO2 y vapor de agua. El equilibrio en la
producción y consumo de cada uno de ellos por medio de la fotosíntesis hace posible la
vida. Los vegetales verdes que contienen clorofila toman el CO2 del aire y durante la
fotosíntesis liberan oxígeno, además producen el material nutritivo indispensable para
los seres vivos. Como todas las plantas verdes de la tierra ejecutan ese mismo proceso
diariamente, no es posible siquiera imaginar la cantidad de CO2 empleada en la
fotosíntesis. En la medida de que el CO2 es consumido por las plantas, también es
remplazado por medio de la respiración de los seres vivos, por la descomposición de la
materia orgánica y como producto final de combustión del petróleo, hulla, gasolina,
etc. En el ciclo del carbono participan los seres vivos y muchos fenómenos naturales
como los incendios. Los seres vivos acuáticos fotosintéticos toman el CO2 del agua. La
solubilidad de este gas en el agua es muy superior a la que tiene en el aire.

interceptación de la luz

La interceptación de la luz es un proceso fundamental en la fisiología de las plantas que


describe cómo las hojas de las plantas absorben la radiación solar incidente. Esta
radiación solar proporciona la energía necesaria para que las plantas realicen la
fotosíntesis, el proceso mediante el cual convierten la energía lumínica en energía
química que luego utilizan para su crecimiento y desarrollo.
Cuando la luz solar incide sobre una planta, parte de esta radiación es absorbida por las
hojas, mientras que otra parte puede ser reflejada o transmitida a través de ellas. La
cantidad de luz absorbida por las hojas se denomina interceptación de la luz y es
crucial para el rendimiento y la productividad de la planta.

La interceptación de la luz está influenciada por varios factores, como la arquitectura


de la planta, la densidad de la hoja, el tamaño y la forma de las hojas, así como la
orientación de la planta con respecto a la posición del sol. Por ejemplo, las plantas con
hojas más densas y una mayor área foliar interceptarán más luz que aquellas con hojas
menos densas o un área foliar menor.

La cantidad de luz que una planta intercepta tiene importantes implicaciones para su
crecimiento y rendimiento. Una mayor interceptación de luz suele traducirse en una
mayor tasa de fotosíntesis y, por lo tanto, en una mayor producción de biomasa. Sin
embargo, en algunos casos, un exceso de luz puede provocar estrés en la planta debido
a la sobrecarga de energía lumínica, lo que puede resultar en daño oxidativo y una
disminución en la eficiencia fotosintética.

Los agricultores y los científicos estudian la interceptación de la luz para comprender


mejor cómo maximizar la productividad de los cultivos. Estrategias como la densidad
de siembra, la poda, la selección de variedades de plantas y el manejo del dosel son
algunas de las formas en que se puede gestionar la interceptación de la luz para
mejorar el rendimiento de los cultivos. En resumen, la interceptación de la luz es un
concepto central en la fisiología vegetal y en la agricultura, que juega un papel crucial
en el éxito de las plantas cultivadas.

Monsi y Saeki (1953), dos investigadores japoneses, aplicaron el concepto del IAF de
Watson al estudio de la interceptación de la luz por parte de las plantas. Ellos hallaron
que la Ley de Lambert-Beer-Bouguer, propuesta para estimar la concentración de un
soluto disuelto en una solución que era atravesada por un haz de luz, también era útil
para describir el paso de la luz a través del dosel de los cultivos. En términos simples,
esta Ley establece que la luz proveniente de una fuente (Io) es atenuada,
exponencialmente, por la cantidad de soluto presente en la solución que atraviesa. La
luz remanente al otro lado de la solución (I) puede ser calculada si se conoce el espesor
recorrido por la luz (x) y el coeficiente de extinción de luz (k) de la solución. Monsi y
Saeki hallaron que para cualquier estrato dentro del dosel, se cumplía que: I = Io . exp
(-k . IAF) 8.2 10 O lo que es lo mismo: Ln (I/Io) = -k · IAF 8.3 Monsi y Saeki determinaron
que k, (con las unidades inversas del IAF, es decir, de m² de terreno por m² de área
foliar) tendía a valores bajos (de 0,2 a 0,5) en los cultivos con hojas angostas y a valores
altos (de 0,6 a 0,8) en los cultivos con hojas anchas. Un análisis cuidadoso reveló que,
más que con el ancho de las hojas, esta variación en los valores de k está relacionada
con el ángulo de inserción de las hojas, los cuales, tienden a ser más agudos en las
monocotiledóneas que en las dicotiledóneas. La relación I/Io, es decir, la proporción de
la radiación interceptada por el cultivo, disminuye más rápidamente con el aumento
del IAF, conforme el valor de k aumenta. El coeficiente de extinción constituye una
característica relevante de cualquier comunidad de plantas, porque determina la
proporción del FFF que es interceptada por unidad de IAF, es decir, indica la
transparencia del dosel al paso de la luz y determina con ello la densidad de siembra
óptima para cada tipo particular de estructura del dosel. Hagamos un ejercicio mental
para comprender mejor el concepto del coeficiente de extinción k. Supongamos que un
haz de luz incide, en forma totalmente normal, sobre una hoja horizontal ficticia de un
metro cuadrado de área colocada sobre un metro cuadrado de terreno. En este caso,
obtendríamos un valor de k igual a 1, es decir, la transparencia de esa hoja sería igual a
cero. Si, posteriormente, inclináramos esa hoja hipotética de un metro cuadrado hasta
colocarla a 45 grados con respecto a la normal, entonces, nuestra hoja ya no sería
capaz de “bloquear” o interceptar la totalidad de la luz incidente sobre el metro
cuadrado de terreno, pues parte del haz de luz lograría alcanzar el suelo que ahora no
logra cubrir la hoja inclinada. En este segundo caso, el valor de k habría disminuido. En
términos prácticos, lo anterior significa que una planta de maíz, por ejemplo, debido al
agudo ángulo de inserción de las hojas, atenúa menos luz 11 por unidad de IAF que
una planta de frijol, de foliolos relativamente horizontales. Por lo tanto, el maíz resulta
más “transparente” a la luz que el frijol, porque permite el paso de más luz a los
estratos de hojas inferiores. A los cultivos como el maíz, por poseer una orientación
vertical de las hojas, se les denomina erectofílicos, y a los que poseen un follaje con
orientación horizontal, como el frijol planofílicos.

En general, los cultivares con valor bajo de k, dentro de una misma especie, pueden
cultivarse a densidades de siembra más altas que los cultivares con valores de k más
altos, porque, a pesar del hacinamiento en que crecen estas plantas, las estructuras de
sus doseles de hojas logran distribuir la luz incidente en una mayor proporción de su
área foliar. En otros términos, las hojas superiores de las plantas erectofílicas dejan luz
remanente no interceptada que es aprovechada por los estratos inferiores de hojas.
Aplicando el concepto anterior de la curva de respuesta a la luz podríamos decir que
tanto las hojas superiores como inferiores de una planta erectofílica logran mantenerse
por debajo de la asíntota de saturación. Por el contrario, en una planta planofílica, la
poca transparencia de las 12 hojas superiores deja poca luz remanente para los
estratos inferiores. En este caso, la luz incidente resulta mal distribuida y estas plantas
demandan, por lo tanto, espaciamientos amplios que le permitan a los estratos
inferiores recibir luz por los costados. Podemos concluir que la ventaja de distribuir la
luz en una mayor proporción del área foliar solamente tiene sentido cuando el FFF es
alto. El ángulo de inserción de las hojas y el coeficiente k también poseen
repercusiones ecológicas interesantes. Las plantas erectofílicas suelen ser plantas de
sol obligadas, como la caña de azúcar y el maíz. Por el contrario, las plantas planofílicas
prosperan mejor en los ambientes de umbría parcial. Cuando la luz incidente es escasa,
por ejemplo en el sotobosque tropical, las hojas verticales no interceptan suficiente luz
como para superar el punto de compensación de luz. Por lo tanto, no pueden subsistir
bajo estas condiciones por razones termodinámicas; es decir, porque asimilarían
menos dióxido de carbono que el que llegarían a liberar al medio como producto de la
respiración. No es casual, entonces, que la mayor parte de las plantas adaptadas a los
hábitat sombríos posean hojas grandes y horizontales. Por otra parte, una planta
planofílica suele ser más competitiva por el recurso luz que una planta erectofílica,
como lo evidencian las malezas de hojas anchas que logran prosperar en los potreros
cubiertos por pastos de poca altura. La determinación de k puede realizarse a partir de
mediciones de Io e I en cultivos de IAF conocido. Para ello, se coloca un radiómetro de
punto por encima del dosel del cultivo (lectura de Io) y un radiómetro lineal por debajo
de este (lectura de I) sobre el suelo. Repitiendo esta operación en parcelas del mismo
cultivo sembradas a diferentes densidades, es decir, con diversos IAF, es posible
obtener puntos para regresionar el ln (I/Io) contra el IAF. La pendiente de la línea recta
así obtenida es igual al coeficiente de extinción k. Aplicando este método a plantas
sembradas en macetas fue posible obtener los valores de k de 0,29 y 0,55 para el maíz
y el frijol, respectivamente.
Relación entre intercepción de luz, área foliar y producción

La relación entre la intercepción de luz, el área foliar y la producción es fundamental


para comprender cómo las plantas utilizan la energía lumínica para su crecimiento y
desarrollo. Aquí hay una explicación detallada de esta relación:

1. Intercepción de luz: La intercepción de luz se refiere a la cantidad de luz solar


que es absorbida por la superficie de las hojas de las plantas. Cuanto mayor sea
la intercepción de luz, mayor será la cantidad de energía lumínica disponible
para la planta para llevar a cabo la fotosíntesis, que es el proceso mediante el
cual las plantas convierten la luz solar en energía química.

2. Área foliar: El área foliar se refiere al total de superficie de las hojas de una
planta. El área foliar determina la cantidad de superficie disponible para la
captura de luz solar. Cuanto mayor sea el área foliar, mayor será la capacidad de
la planta para interceptar la luz solar y realizar la fotosíntesis.

3. Producción: La producción se refiere al rendimiento de la planta, que puede


medirse en términos de biomasa, frutas, semillas u otros productos vegetales.
La producción de la planta está directamente relacionada con su capacidad para
capturar y utilizar la energía lumínica a través de la fotosíntesis. En general,
cuanto mayor sea la intercepción de luz y el área foliar de una planta, mayor
será su producción, siempre y cuando los otros factores limitantes como el
agua, los nutrientes y la temperatura estén disponibles en cantidades
adecuadas.

La relación entre la intercepción de luz, el área foliar y la producción puede describirse


mediante varios modelos y conceptos, como el modelo de Farquhar, que relaciona la
tasa de fotosíntesis con la intercepción de luz y otros factores ambientales, o el
concepto de "eficiencia en el uso de la luz", que se refiere a la cantidad de biomasa
producida por unidad de luz interceptada. En general, se espera que un aumento en la
intercepción de luz y el área foliar conduzca a un aumento en la producción de la
planta, siempre y cuando se mantengan otros factores limitantes bajo control.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta relación puede variar según la
especie de planta, las condiciones ambientales y la disponibilidad de otros recursos.
Además, en algunos casos, un exceso de intercepción de luz puede provocar
sombreado y competencia entre las hojas, lo que puede afectar negativamente la
eficiencia de la fotosíntesis y, por lo tanto, la producción de la planta. Por lo tanto, la
gestión adecuada de la intercepción de luz y el área foliar es fundamental para
maximizar la producción de cultivos y plantas en general.

La intercepción de luz depende de la distribución espacial de las hojas y del índice de


área foliar (IAF). El IAF es la relación entre el área de hojas y el área de suelo y es usado
en conjunción con la intercepción de luz y mediciones de transpiración como base para
el estudio de la eficiencia del canopeo en los cultivos.

Las hojas se exponen a la radiación solar en diferentes ángulos respecto al plano


horizontal y en orientación azimutal. Aunque la inclinación de las hojas se modifica con
la varie-dad, muchos cultivares de frutales tienen una estructura más o menos
planófila (Jackson, 1970).

En huertos frutales, no se desea alcanzar los valores máximos de intercepción lumínica


e lAF, ya que es necesario facilitar el acceso de máquinas y operarios para las diversas
prácticas culturales que deben realizarse durante el año. En cambio, es esencial una
buena penetración de luz en los estratos inferiores del canopeo.

Conviene considerar que:

• con bajos IAF, la altura y el diseño del canopeo tienen poca influencia en la
penetración de luz;

• con IAF mayores que 1,5, la altura y la forma de la copa del árbol tienen una gran
influencia en la penetración de luz.

ELlA depende de la especie, del portainjerto, de la variedad, de la poda y fertilización


realizadas y de otras prácticas culturales.

En general:
• cuanto mayores sean los valores de lAF, menor es la penetración de luz en el interior
del canopeo de cultivares injertados sobre portainjertos vigorosos, en comparación con
los mismos cultivares injertados sobre portainjertos que controlan el crecimiento;

• en manzanos, el IAF varía entre 1,5 y 5 (Faust, 1989) y se considera que un lAF de
2,45 es muy denso para obtener altas producciones y fruta de calidad; en huertos
frutales modernos, el lAF es de aproximadamente 1,5 para manzanos injertados sobre
el portainjerto M9;

• en durazneros, el lAF es mayor que en manzanos y varía de 7 a 10; en esta especie, la


mayor parte del área foliar se localiza en el sector superior del árbol: sólo el 5% del
área foliar se encuentra en el 10% del sector más bajo del árbol, y el 80% de las hojas
están en el 40% del sector superior del árbol (Faust, 1989);

• en naranjos, el lAF basado en el área proyectada del canopeo puede ser tan alto
como 9 u 11, dependiendo del portainjerto; pero el lAF es normalmente menor en
respuesta a las limitaciones del ambiente y podría reducirse en un factor de 0,5 si se
expresa en relación al área del huerto frutal (Syvertsen y Lloyd, 1994);

¿• en olivo, especie perennifolia, el canopeo es moderadamente denso y el lAF normal-

mente llega a 2,5.

Para evaluar los efectos del tamaño y forma de la planta en la extinción de la luz, es
esencial conocer el lAF y el índice de cosecha (IC) que es la relación entre la producción
de materia seca de los frutos y la producción total de materia seca de la parte aérea de
la planta (es decir, sin considerar las raíces).

En olivos, existe un efecto positivo de los IAF elevados sobre la productividad. Por
ejemplo, el cultivar 'Barnea', con su forma natural alta y de 'spindle', produce más
cantidad de frutos por área de suelo proyectada que otros cultivares (Lavee, 1990). La
floración de los oli-vos, está asociada al crecimiento. La producción en los años
subsiguientes tiende a reducirse ya que las flores se originan sólo de las axilas de las
hojas del año (Bongi y Palliotti, 1994).
Al aumentar el lAF, no sólo aumenta la fotosíntesis bruta sino también la respiración.

Las hojas tienen altos costos de respiración, por lo cual valores altos de IAF que
contribuyen poco a una mayor absorción de la luz pueden determinar una reducción
marcada en la fotosíntesis neta.

La penetración de la luz en el canopeo decrece logarítmicamente con el IAF desde la


parte superior de la copa a la inferior.

A partir de una extensa revisión bibliográfica realizada por Jackson (1980), la intercep-
ción de luz por el canopeo puede expresarse mediante la siguiente fórmula:

donde, lo, es la energía de luz incidente; ½, es la luz interceptada por un lAF de L, y K es


el coeficiente de extinción para la radiación visible. La intensidad de luz disminuye
logaritmicamente con el lAF y la intercepción total de luz es una función logarítmica del
IAF. En un cultivo cuyas hojas están expuestas a la fuente de luz en distintos ángulos,
aquéllas orientadas más cerca del plano horizontal interceptan más fotones. Si todas
las hojas estuvieran en un solo plano horizontal, el valor K sería máximo y, si se
dispusieran todas en posición vertical, sería mínimo (transmisión máxima). Con valores
de K pequeños, la irradiancia en el perfil es más uniforme que con valores altos; una
menor intercepción de luz de alta irradiancia en las hojas superiores resultará en un
mayor aprovechamiento en todos los estratos.

En manzanos, el valor de K puede variar de 0,33 en árboles maduros a 0,77 para


árboles jóvenes. En árboles maduros con un hábito de crecimiento de tipo dardífero,
con muy pocas reiteraciones o "chupones" (del inglés, 'water sprouts'), valores de K de
0,3-0,4 son razonables ya que se espera que el follaje tipo roseta de los dardos
intercepte menos luz por unidad de área de hoja que las ramas extendidas que poseen
una disposición de hojas más uniforme. Este coeficiente varía con la especie, pero un
valor de 0,60 es generalmente considerado aceptable (Jackson, 1978; Faust, 1989). Esta
variación en el K del canopeo debe tenerse en cuenta cuando se modelan los patrones
de intercepción y distribución lumínica en árboles frutales.

Curvas de respuesta a la intensidad lumínica

Las curvas de respuesta a la intensidad lumínica son representaciones gráficas que


muestran cómo diferentes aspectos del crecimiento y desarrollo de las plantas están
influenciados por la cantidad de luz que reciben. Estas curvas son herramientas
importantes para comprender cómo las plantas responden a la disponibilidad de luz y
cómo pueden ser optimizados los sistemas de cultivo o manejo para maximizar el
rendimiento de las plantas.

Hay varios tipos de curvas de respuesta a la intensidad lumínica, cada una enfocada en
un aspecto particular del crecimiento de las plantas. Algunos ejemplos comunes
incluyen:

1. Curvas de fotosíntesis-irradiación (PI): Estas curvas muestran cómo la tasa de


fotosíntesis de una planta varía en función de la intensidad de la luz. Por lo
general, estas curvas tienen una forma de campana, con una tasa de
fotosíntesis baja en condiciones de baja luz, un aumento rápido a medida que la
intensidad lumínica aumenta y luego una estabilización o disminución en la tasa
de fotosíntesis a niveles muy altos de luz.

2. Curvas de crecimiento-irradiación (GI): Estas curvas muestran cómo el


crecimiento de la planta, como la tasa de crecimiento de la biomasa o la altura
de la planta, varía en respuesta a la intensidad lumínica. Al igual que las curvas
de PI, suelen mostrar un aumento en el crecimiento con el aumento de la
intensidad lumínica, pero pueden tener diferentes formas dependiendo de la
especie y de otros factores ambientales.

3. Curvas de eficiencia en el uso de la luz: Estas curvas muestran cómo la


eficiencia con la que una planta utiliza la luz solar para la fotosíntesis cambia
con la intensidad lumínica. Esto puede ser importante para comprender cómo
las plantas maximizan su rendimiento bajo diferentes condiciones de luz.
4. Curvas de respuesta de cierre de estomas: Estas curvas muestran cómo la
apertura y cierre de los estomas, los pequeños poros en las hojas a través de los
cuales las plantas intercambian gases con el ambiente, están influenciadas por
la intensidad lumínica.

Estas curvas se utilizan en la investigación científica y en la práctica agrícola para


entender mejor cómo las plantas interactúan con su entorno lumínico y cómo pueden
ser optimizados los sistemas de cultivo para maximizar el rendimiento de los cultivos

Generalmente, mayor cantidad de luz equivale a mayores niveles de fotosíntesis. Sin


embargo, a medida que la intensidad de la luz aumenta, la velocidad de la fotosíntesis
finalmente alcanza un punto máximo. Este punto donde la intensidad de la luz no
aumenta la velocidad de la fotosíntesis se denomina punto de saturación de la luz.
Cuando se alcanza este punto, la curva de la velocidad de la fotosíntesis se vuelve
plana.

La importancia de la luz solar para el crecimiento de los árboles frutales


La luz solar es fundamental para el crecimiento de los árboles frutales. ¡Sin ella,
simplemente no pueden prosperar! La energía del sol es convertida por
las hojas en nutrientes vitales a través del proceso de fotosíntesis. Es como la comida
para nuestros árboles. Además, la luz solar también juega un papel importante en la
producción de frutas. Cuanta más luz reciban los árboles, mayor será su capacidad
para producir frutas jugosas y sabrosas. La luz solar también ayuda a fortalecer el
sistema inmunológico de los árboles, haciéndolos más resistentes a enfermedades y
plagas. Ver cómo los rayos del sol acarician las hojas y cómo estas se llenan de vida es
algo realmente emocionante. Por eso, es importante asegurarse de que tus árboles
frutales reciban suficiente luz solar durante el día. Colócalos en un lugar donde puedan
recibir al menos 6 horas de sol directo diariamente. Si tienes un jardín con sombra,
considera podar los árboles circundantes para permitir que la luz penetre hasta tus
árboles frutales. Recuerda que la luz solar es su fuente de energía y vitalidad, así que
dale a tus árboles todo el sol que necesitan para crecer y florecer en abundancia.

Competencia entre órganos por fotoasimilados


La competencia por fotoasimilados es un fenómeno crucial en la biología de las
plantas, que se refiere a la lucha entre diferentes órganos de la planta por los recursos
de luz solar necesarios para la fotosíntesis y, por ende, para la producción de energía.
Esta competencia se intensifica en situaciones donde la luz solar es limitada, como en
un dosel forestal denso o en cultivos agrícolas densamente plantados.

En entornos como los dosel forestales, las hojas de los árboles más altos tienden a
recibir una mayor cantidad de luz solar directa que las hojas de los árboles más bajos.
Las hojas en la parte superior del dosel tienen acceso privilegiado a la luz y, por lo
tanto, pueden llevar a cabo la fotosíntesis de manera más eficiente, dejando menos luz
disponible para las hojas ubicadas en las capas inferiores. Esta situación genera una
competencia desigual por los recursos entre las diferentes capas del dosel, afectando
la capacidad de las plantas para capturar y utilizar la energía solar.

En el caso de los cultivos agrícolas, la competencia por fotoasimilados se manifiesta


entre las hojas de las plantas individuales en un campo densamente plantado. Aquí, las
hojas ubicadas en la parte superior de la planta reciben más luz solar directa y, por
ende, pueden realizar una fotosíntesis más eficiente en comparación con las hojas que
se encuentran en la sombra de las capas inferiores. Esta competencia puede afectar
significativamente el rendimiento general de los cultivos si no se gestiona
adecuadamente.
Los agricultores y silvicultores consideran activamente la competencia por
fotoasimilados al diseñar sistemas de cultivo o manejo forestal. Estrategias como el
espaciamiento adecuado entre plantas o árboles, la poda selectiva para permitir una
mejor penetración de la luz y el manejo del dosel son algunas de las medidas utilizadas
para reducir esta competencia y mejorar así el rendimiento de los cultivos o la
productividad forestal. La comprensión y gestión de esta competencia son aspectos
clave en la optimización de la producción vegetal en diversos entornos agrícolas y
forestales.

conclusión
El carbono en las plantas gracias al proceso fotosintético, los árboles son capaces de
absorber co2 de la atmosfera y expulsan como desecho el oxígeno que necesitamos
para vivir, podemos llegar a la conclusión de que la relación entre los árboles frutales y
el carbono es fundamental y esencial para los seres vivos especialmente a los seres
humanos ya que además de proporcionarnos oxigeno también nos provee alimentos
para nuestra dieta y supervivencia.

Anexo
BIOGRAFIA
 http://listas.exa.unne.edu.ar/biologia/fisiologia.vegetal/
InterceptacinLuzfotosntesisdosel.pdf

 https://www.researchgate.net/figure/Figura-1-Ciclo-del-carbono-Fuentes-de-
emision-y-sumideros-de-CO2_fig1_228395534

 https://bibliotecavirtual.aragon.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?
path=3707991

 https://www.pthorticulture.com/es/centro-de-formacion/la-influencia-de-la-
luz-en-el-crecimiento-del-cultivo/

 https://be.green/es/blog/aprende-proporcionar-luz-agua-ideales-para-arbol-
frutal-manera-sencilla
 https://www.redalyc.org/journal/5600/560070818006/html/
 https://chat.openai.com/c/bc2b5cf2-cb63-4480-94a1-3bca5b7bdac7

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