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La libertad y la ilustración: ¿qué tienen para ofrecernos sus diversos exponentes?

La libertad se ha vuelto, inevitablemente, un material de estudio tremendamente

importante durante la historia, y honestamente, ¿cómo no, si es que el ser humano se vio
fuertemente limitado o incluso privado de esta durante un largo tiempo desde que el ser
humano decidió convivir en sociedades organizadas? Desde pensamientos que atribuían el
goce de este fenómeno sólo a los ricos o a las sociedades “superiores”, hasta posturas que
describen cómo hay sociedades que preferirían verse privadas voluntariamente de este bien,
priorizando la igualdad. Son muchos los puntos de vista que pueden extraerse de un tema
como este, y es que es un debate tan extenso, que incluso habiendo pasado algunos siglos,
sigue siendo un tema a discutir de una u otra forma.

El siguiente ensayo tiene por objetivo presentar el pensamiento que John Stuart Mill

que, en compañía de su cónyuge, Harriet Taylor, han construido para referirse a la libertad.
No obstante, durante este ensayo se hará mención particularmente de Mill, no en un intento
de pasar por alto ni mucho menos volver inválida la labor de su esposa a la que él mismo le
dio suma importancia, sino para efectos prácticos, considerando que sólo es el nombre de él
al que la autoría de Sobre la libertad es atribuida. Este ejercicio se verá acompañado del
pensamiento de un autor que ha formado parte de la época de la Ilustración y manifestado
sus posturas referentes a la libertad en favor de esta corriente, en esta oportunidad resulta
imprescindible mecionar a Alexis de Tocqueville y la Democracia en América, dado que
muchos puntos que expone Mill, se ven asimilados, o incluso pueden complementarse con
la obra del visitante hacia los Estados Unidos.
Para comenzar, es ideal señalar que la postura de John Stuart Mill alude a la libertad

como un principio que, más que en un ámbito político, predominaría en lo social. Esto se
debe a que, al menos en la calidad de las personas que no se encuentra centrada en los
aspectos políticos, mantener la expectativa de que cada individuo sea igual al otro en todo
aspecto, de modo que aparentemente no haya diferencias entre una persona u otra, sería
algo contrario a la autenticidad, lo que de alguna manera, interpreto, contravendría a la
libertad. Curiosamente Tocqueville señala que las sociedades están bastante bien con eso,
sobre todo cuando en su obra indica que las personas efectivamente preferirían disminuir o
directamente renunciar a sus libertades con el propósito de que seamos iguales. ¿Es esto
realmente tan positivo? La falta de autenticidad que alega Mill nos indicaría que no, pero
esta cualidad podrá verse resguarada en tanto existan las libertades para asociarnos con
quien queramos, para planear nuestro futuro como lo decidamos, y para pensar según
nuestra preferencia.

No obstante, en la libertad como la describiría nuestro autor, existen los límites.

Estos límites pueden aludir a la necesidad de que la sociedad no intente privar de sus
libertades a un individuo, o siquiera despojarlo de su cualidad de individuo, puesto que se
puede ser individuo y miembro de una sociedad simultáneamente, y que así sea protege la
diversidad y la originalidad, que son dos conceptos que nuestro autor concibe como
virtudes. La libertad de los individuos se vería limitada para el bien de sus pares , mientras
que la libertad de las sociedades debe acoger en ella a individuos como miembros de estas.

En siguiente lugar, nuestro autor parece notar un cierto peligro en la democracia

representativa, y esto habla de cómo en la limitación de los poderes de una autoridad no


pueden ser el único aspecto a tratar, si es que no se limita, a su vez, el poder de una
sociedad. Una interesante frase a destacar sobre ello es que “Como las demás tiranías, esta
de la mayoría fue al principio temida, y lo es todavía vulgarmente, cuando obra, sobre todo.
por medio de actos de las autoridades públicas”. Quedémonos con el concepto de la “tiranía
de las mayorías”, el cual en este momento habría de resultarnos sumamente familiar, y
efectivamente lo es, sobre todo si recordamos que aquel fue empleado hace unos años atrás
en la ya mencionada Democracia en América, donde la imposición de un grupo por sobre
otro, aún integrando la misma sociedad, podría contravenir las libertades de los grupos
minoritarios, dado que, al formar parte del “grupo reducido”, sus voluntades se volverían
más propensas a ser invisibilizadas, o directamente pasadas por alto, más aún si algo de
esto desata un aumento en las potestades de las autoridades, o en este caso, de un Estado,
dado que esto podría resultar no sólo en la consecuencia de ignorar a un grupo sólo por ser
minoritario, sino en la limitación de libertades que se ofrecerían a toda la sociedad que se
encuentra bajo el mando de este Estado.

Para concluir, habremos notado que la libertad es un concepto tan amplio y a la vez

complejo, de modo que puede ser revisado desde distintos ámbitos. En este caso, como una
cualidad que consistiría tanto en la capacidad de realizar distintas acciones, tomar
decisiones diversas o incluso presentar una variedad de formas de pensar sin vernos
limitados por alguna figura de poder, a la vez que las propias sociedades ejercen el poder de
restringir hasta un cierto punto las potestades de las autoridades por las que se han de ver
representados. Un tópico del que es interesante hablar, por las diferentes cosas que se
podrían aprender sobre el surgimiento y existencia de este suceso en el pasado, su presencia
en la actualidad, y de alguna manera hacer un intento por predecir qué le deparará a este
fenómeno en el futuro.

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